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Estado Promotor
Dr. José Enrique Mendoza Méndez
Introducción
La configuración de un Estado Promotor del desarrollo que tenga una perspectiva de largo
plazo, y que tomé en cuenta los graves problemas socieconómicos y ambientales, requiere
de un diagnóstico adecuado sobre cuáles han sido las funciones que el Estado ha asumido
en la economía durante los últimos cuarenta años. Solamente teniendo un balance del
entorno económico en que ha operado, se pueden construir los objetivos, las grandes líneas
de acción, los programas gubernamentales, la política económica, las políticas públicas y
el marco institucional que conduzcan al desarrollo.
Por una parte la globalización, entendida por Dunning como la creciente interdependencia
de los países a escala mundial, a través del volumen creciente y variedad de transacciones
transfronterizas en bienes y servicios, flujos internacionales de capital y transferencia de
tecnología (Dunning, 2000:6, citado en Guillén, 2007), obliga al Estado a la promoción
de cadenas globales de valor y a integración con las distintas regiones económicas del
mundo. La globalización es una realidad insoslayable.
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movilidad internacional de capitales, reconfiguración del papel de Estado y la destrucción
del Estado de bienestar.
Este texto busca dilucidar cuál sería la dinámica y articulación de un Estado Promotor del
desarrollo, y para ello se realiza un diagnóstico de su papel en la economía dados los
procesos de globalización y financierización antes referidos. A partir de este balance se
establece dos puntos fundamentales de presente propuesta: recuperar el Estado de
Bienestar e impulsar la competitividad sistémica en México, como herramientas para
mejorar las condiciones de vida de la población.
En este documento se trabaja con la siguiente hipótesis: un Estado Promotor del desarrollo
en México, considerando la globalización, la financierización y las características de los
países en desarrollo, puede retomar los principios del Estado de Bienestar e impulsar la
competitividad sistémica, para promover un crecimiento económico sostenido y
sustentable, con estabilidad macroeconómica, con equilibrios en el sector externo, que
aspire a mayores niveles de empleo formal e impulse la recuperación del poder adquisitivo
de los salarios y que, a su vez, contribuya a la igualdad en la distribución del ingreso.
I. La transición en México
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En el modelo ISI, la participación del Estado mexicano buscaba que la expansión del
mercado interno permitiera superar la restricción externa al crecimiento. El impulso a la
industria manufacturera requirió de aranceles, licencias que restringían las importaciones,
exenciones y subsidios fiscales, el establecimiento de empresas públicas en sectores
estratégicos, así como la provisión de energía e infraestructura a precios subsidiados.
Desde la perspectiva de los economistas del FMI, la intervención del Estado en la economía
había propiciado la crisis de balanza de pagos en que había estado sumido el país desde
1976, en particular, para ellos, el crecimiento del déficit presupuestal y la reglamentación
del tipo de cambio fueron los principales elementos desestabilizadores. (Guillen, 1992: 35)
Álvarez afirma que a poco más de dos décadas del modelo de apertura y desregulación,
los resultados son poco satisfactorios y configuran “cambio estructural paradójico”, pues
las importaciones han crecido más rápido que las exportaciones; prevalece una elevadísima
concentración del comercio exterior con Estados Unidos; se presenta la ruptura de
numerosos encadenamientos industriales; crece el peso de las finanzas sobre el PIB y
disminuye la respectiva participación industrial, deformando la composición del producto
total. (Álvarez, 2007:14)
Bresser-Pereira afirma que con el arribo del neoliberalismo se buscó un Estado “mínimo”:
i) que abandonara la producción de bienes de infraestructura; ii) que desmontara al Estado
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de Bienestar; iii) que renunciara a la inversión productiva y el desarrollo tecnológico y
científico y iv) que renunciara la regulación de los mercados. (Bresser-Pereira, 2009: 86)
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Kaplan afirma que durante la globalización el Estado encuentra nuevos factores limitantes:
i) el nuevo orden internacional; ii) la tercera revolución industrial y científico tecnológica; iii)
la transnacionalización; iv) la nueva división mundial del trabajo; v) el proyecto político de
la globalización; y vi) el modelo de crecimiento neocapitalista periférico. (Kaplan, 2004: 213)
La globalización neoliberal ha sido activa y directamente impulsada por los Estados, tanto
en los centros como en la periferia. Aunque éstos han visto reducidos sus márgenes de
acción en cuanto a la definición de su política económica (monetaria, cambiaria y fiscal,
entre otras), están muy lejos de ser las “victimas” de los mercados financieros globales.
Más bien, el Estado ha sido uno de los principales instrumentos utilizados para defender
los intereses comprometidos con la financierización.
Guillén afirma que los estados nación aunque han mermado su capacidad para defender
los intereses nacionales, están lejos de ser un esqueleto vacío de poder. Por el contrario,
los intereses de los imperialismos, en particular el norteamericano, se expresan como
nunca antes, en lo que queda de las burguesías nativas. Los intereses de los capitales
globalizados se han internalizado mediante su asociación con los capitales nativos. Los
estados nación sólo expresan los intereses de esos bloques de poder globalizados (Guillén,
2007)
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Estos bloques de poder inciden directamente sobre la reconfiguración del Estado, y son los
beneficiarios de mayores espacios de control económico y social. Al respecto, Marcos
Kaplan argumenta1:
Sin embargo, este desgaste es resultado de perseguir los mismos intereses del bloque en
el poder, es decir, el Estado se transforma en un instrumento para recomponer la
acumulación y, dado el contexto de la financierización, sus actividades son encauzadas
hacia el rentismo financiero.
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Marcos Kaplan no utiliza la financiarización como marco de análisis, pero aporta importantes reflexiones
sobre el Estado, que pueden enriquecer este texto.
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gobernabilidad a los países, a los Estados y a las empresas, a las clases e instituciones
sociales, y al orden mundial. (Kaplan, 2004: 239)
En América Latina, se transitó de un modelo ISI con fuerte proteccionismo estatal, hacia
una industrialización orientada a la exportación y a la atracción de inversión extranjera, con
amplia apertura comercial y financiera. La denominada reforma del Estado, es utilizada
para “…garantizar la renegociación y el pago de la deuda, el saneamiento de las finanzas
públicas, el control de la inflación, la aplicación de rígidas políticas monetarias, crediticias y
fiscales”. (Kaplan, 2004: 228)
En América Latina, el tránsito hacia el modelo neoliberal permitió una recomposición del
”bloque de poder dominante” , en la que confluyeron los intereses del capital financiero
internacional, las ETN y los grupos internos que reconvirtieron sus empresas hacia el
mercado externo. El Consenso de Washington expresó un compromiso político entre el
capital financiero globalizado del centro estadounidense y las élites internas de América
Latina. Ambos buscaban salir de la crisis y recomponer la acumulación de sus capitales
(Guillén, 2007: 139).
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III. Contexto internacional
A una década de que estalló la Gran Crisis Financiera Mundial, la gran mayoría de los
países no han recuperado su trayectoria de crecimiento. El diagnóstico de la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés)
2017, es relevante:
“La falta de una recuperación en los países desarrollados y la renovada volatilidad de los
flujos mundiales de capitales han limitado el crecimiento en los países en desarrollo…, en
general la recuperación rápida de la crisis financiera de 2008, ha dado paso a una
desaceleración persistente desde 2011” (UNCTAD, 2017: 5)
Incluso en países como China e india continúan con cierto dinamismo, existen graves
riesgos de desaceleración, según ese informe.
Resulta importante mencionar los diagnósticos que se han realizado de la crisis en los
Estados Unidos, principalmente por ser la potencia hegemónica, cuya moneda es necesaria
para las transacciones financieras y comerciales a nivel internacional, por haber asumido
el papel de consumidor de última instancia global y por ser el principal socio comercial de
México.
Palley menciona tres perspectivas sobre la crisis financiera en los Estados Unidos: a) la
posición radical neoliberal “hipótesis del fracaso de gobierno”, la crisis es resultado de una
política monetaria excesivamente laxa y la intervención con fines políticos del gobierno en
el mercado inmobiliario; b) la visión neoliberal moderada “hipótesis del fracaso de mercado”,
la crisis es resultado de la inadecuada regulación del sistema financiero y c) la visión
keynesiana o “hipótesis de destrucción de la prosperidad compartida”, la cual afirma que la
crisis es resultado del paradigma económico neoliberal aplicado durante los últimos 30 años
( Palley, 2016: 104)
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Dadas las características de los países en desarrollo, estructuralmente heterogéneos, con
exportaciones con alto contenido importado, sin moneda hegemónica, con restricción
externa al crecimiento y dependientes de flujos mundiales de capital, la estrategia del
“paradigma estructural keynesiano” es relevante, pero debe tomarse con precaución.
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exportaciones bajo la base de una estructura industrial débil, los insumos importados
desplazan a la economía nacional.
En este contexto, la política fiscal articulada bajo el principio de las finanzas equilibradas,
se ha subordinado a los objetivos de la estabilidad macroeconómica. Durante esta etapa,
como se ha mencionado, el Estado disminuyó su participación en la economía, impulsó un
proceso de privatización de las empresas públicas; realizó importantes recortes en el gasto
primario; disminuyó los subsidios sobre los precios y tarifas de los bienes públicos; impulsó
una reforma fiscal basada en impuestos indirectos y transformó sus mecanismos de
financiamiento.
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Por último, es necesario mencionar el riesgo de la ruptura del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLCAN), enarbolado por el Gobierno Trump. El TLCAN se ha
consolidado como el motor del modelo de apertura y desregulación y a él están ligados una
parte importante de los empleos en México.
Los gobiernos de América del Sur, que han intentado implementar un modelo distinto al de
desregulación y apertura, deben de estar conscientes de las limitantes que tienen en cuanto
al control de variables fundamentales para su futuro económico, como las variaciones en
las tasas de interés de los Estados Unidos, los precios de las materias primas (los mercados
de commodities) y los movimientos de los fondos de cobertura. (UNCTAD, 2017)
Un modelo económico alternativo, que supere los rezagos antes referidos, sólo será posible
estableciendo un Estado Promotor del desarrollo, que retome los principios del Estado de
Bienestar y que impulse la promoción de las empresas utilizando el enfoque de la
competitividad sistémica. Ambas deben ser consideras como herramientas que permiten
un fin superior: mejorar los niveles de vida y reestablecer la paz social.
Encontrar la fórmula entre Estado y Mercado que permita mejorar las condiciones de vida
de la sociedad.
En primer lugar, Cordera afirma que: “El Estado de Bienestar supone un modelo de gobierno
que asume la protección de los ciudadanos con base en los principios de igualdad
económica, distribución equitativa de la riqueza y responsabilidad pública de suministrar los
bienes y servicios esenciales (educación, salud, vivienda y alimentos) esenciales para el
bienestar humano en general. (Cordera y Perrotini. 2016: 07)
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capitalistas y sus crisis y movimientos socialistas del siglo XIX.” (Atkinson, 2015:264-266
citado en Cordera y Perrotini, 2016: 07)
Como lo sostienen Cordera y Perrotini (2016): “La crisis fiscal del Estado es consecuencia
de la política monetaria antiinflacionaria que produjo la Gran Moderación, el rescate del
Estado como prestamista de última instancia para suministrar liquidez, rescatar y
recapitalizar al sistema bancario en quiebra, la adquisición de los activos tóxicos- con cargo
a los contribuyentes.“ (Cordera y Perrotini, 2016: 20)
Un Estado Promotor del desarrollo debe recuperar su capacidad de gasto, es decir debe
buscar que haya una sistema de pagos nacionales, que el Banco de México financie el
crecimiento económico y que se reestablezca la banca de desarrollo.
Bajo el principio de las finanzas públicas equilibradas y recortes del gasto público, el Estado
ha dejado de cumplir con su tarea de promover el desarrollo económico. La política fiscal
restrictiva ha contribuido al estancamiento económico, al no generar espacios de
rentabilidad para la inversión productiva y al contraer la demanda agregada. Por lo tanto,
es necesario que el gasto público reactive al mercado interno, y principalmente, que retome
su papel contracíclico.
Por otra parte, la competitividad es la capacidad que tienen las empresas para ganar o
conservar su participación en el mercado, que tan exitosas pueden ser las empresas
comercializando sus productos y alcanzado ciertos niveles de rentabilidad.
Michael Porter en su obra “La ventaja competitiva de las naciones”, sentó las bases para
analizar los componentes de la competitividad. Desde un enfoque a nivel empresa,
solamente se puede incursionar en los mercados internacionales cuando se cuenta con
ventajas en el desarrollo de sus productos y procesos, y por lo tanto de la productividad.
(Porter, 1991)
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ventas a un mejor precio. En este enfoque el gobierno puede incidir en las ventajas
competitivas, propiciando la eficiencia económica. (Porter, 1991)
El factor clave está en la presencia del Estado para generar condiciones de competitividad
y desarrollo humano. Los gobiernos deben tener en claro los objetivos, instrumentos e
impactos de las políticas públicas que deseen instrumentar, así como de las capacidades
productivas de las regiones.
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Chang afirma que el problema común de las todas las economías en proceso de
modernización aplicaron Políticas Industriales, Comerciales y Tecnológicas (PICT) para
promover el desarrollo económico. El problema común que enfrentaban estas economías
es que el tránsito hacia actividades de mayor valor agregado no se realizaba de manera
“natural”. Las PICT eran necesarias para socializar el riesgo de las industrias nacientes y
su éxito estaba basado en su capacidad de adaptación a condiciones cambiantes. (Chang,
2011: 196)
Esquema 1
Reflexiones finales
Los efectos de la Gran Crisis Financiera sobre el crecimiento económico mundial, pone en
duda la viabilidad de los modelos de desarrollo basados en el libre mercado. Algunos
países avanzados han apostado por la austeridad (recortes en el gasto público) y por
acumular superávits en la cuenta corriente, pero esto no abona a la recuperación de la
demanda mundial.
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Asimismo, la austeridad ha sido el camino de la mayoría de las economías emergentes,
que deben de hacer frente a desequilibrios fiscales y deudas crecientes.
Habría que preguntarse hasta qué punto las fuerzas del mercado producen por sí solas
crecimiento económico con eficiencia y equidad. Cordera y Perrotini aseveran que “… la
desregulación en los mercados de trabajo y capital sólo ha contribuido al desempleo masivo
y a la inestabilidad financiera, el comercio internacional basado en las ventajas
comparativas ha alentado desequilibrios en el balance comercial y auges insostenibles en
los commodities (soja, cobre, petróleo, etcétera),…”, entre otros impactos. (Cordera y
Perrotini, 2016: 22)
Pasar a una economía inclusiva requiere “… una agenda amplia y exigente que afronte las
asimetrías mundiales y nacionales en la movilización de recursos, los conocimientos
técnicos, el poder de mercado y la influencia política, causadas por la hiperglobalización,
que generan y perpetúan resultados excluyentes “ (UNCTAD, 2017: 28)
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Reestablecer el Estado de Bienestar, implica garantizar a la sociedad un conjunto bienes
y servicios públicos que permitan un mínimo de bienestar. Esto resulta primordial, después
de tres décadas de una mayor polarización en la distribución del ingreso y la riqueza, y la
falta de empleos formales para grandes segmentos de la población mexicana.
Esta competitividad debe ser vista como un medio para alcanzar un fin: una forma de
acceder a mayores niveles de productividad y garantizar mejoramiento de la calidad de vida
de la población mexicana.
Bibliografía
Chesnais, François y Plihon, Dominique (2003). Las trampas de las finanzas mundiales.
Diagnósticos y remedios. Ediciones Akal.
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Guillen, Arturo (2007), Mito y realidad de la globalización neoliberal, México, UAM, Unidad
Iztapalapa, M. A. Porrúa, 2007, 334 páginas.
UNCTAD (2017), informe sobre el comercio y el desarrollo, 2017. Un New Deal mundial
como alternativa a la austeridad, Panorama General, Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el comercio y el desarrollo, 33 págs.
Vernengo, Matías y Cámara, Alcino (2004), Fiscal Policy and the Washington Consensus:
A Post Keynesian Perspective. Working Paper No: 2004-09, University of Utah Department
of Economics. Pp. 1-20
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