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El dolor ha sido definido por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor
(IASP) como “una experiencia sensorial y emocional no placentera que se asocia con
daño tisular real o potencial, o que se describe desde el punto de vista de ese daño”.
Como se ve, el dolor no sólo es una sensación, es también una emoción. La mayoría
de las veces, el dolor se constituye en un mecanismo de defensa, en el síntoma de
que algo funciona mal en nuestro organismo; nos informa de la presencia de
infecciones, tumores, hemorragias, oclusiones vasculares, etc. Pero no siempre es así.
El dolor crónico, en muchas ocasiones, no demuestra esa patología que todos
quisiéramos ver y encontrar en nuestros pacientes; es cuando se convierte, por sí
mismo, en una enfermedad.
En el año 2001 la IASP propuso que se agregara, a la definición, “no se excluyen los
limitados mentales o por alteración de la conciencia, ni lo ancianos, sordomudos y
niños”. Fue necesario hacer énfasis en esta parte ya que es mucho el sufrimiento que
se vive, por ejemplo, en los servicios de urgencias (con el paciente politraumatizado e
inconsciente nos acordamos de canalizar una buena vena, pasar líquidos, reanimar,
tomar estudios paraclínicos, pero poco nos acordamos del alivio del dolor), en las
unidades de Geriatría (los ancianos poco se quejan) y en los servicios de Pediatría
(todavía hay quien pasa un tubo de tórax o realiza una punción lumbar sin ninguna
clase de anestesia, sobre todo en las salas de neonatos).
Por todo lo anterior, se viene trabajando en forma ardua y constante en dos sentidos.
1- Declarar el dolor como el quinto signo vital. Esta es una iniciativa emanada de la
Sociedad Americana para Alivio del Dolor que se viene tramitando como ley y ya pronto
saldrá a la luz en los Estados Unidos, hecho que obligará a que sea evaluada la
intensidad del dolor en todos los pacientes y se anote en todas las historias clínicas,
en las hojas de enfermería y evolución clínica, al igual que ocurre con la tensión
arterial, la frecuencia cardiaca, la temperatura y la frecuencia respiratoria. 2- Declarar
el alivio del dolor como un derecho humano fundamental. Ya hacia finales del año 2004
se hizo oficialmente esta propuesta en Ginebra (Suiza), en el seno de la Organización
de Naciones Unidas (ONU), con una muy buena acogida, sobre todo, por su Secretario
General Koffi Annan.
CLASIFICACIÓN
Según intensidad, el dolor se clasifica en leve, moderado o severo. Para esto nos
basamos en la Escala Análoga Visual (VAS), de la cual se hablará en forma suficiente
en el capítulo de evaluación del paciente con dolor.
ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS
Las condiciones médicas que con más frecuencia se asocian a dolor agudo son:
trauma, procedimientos quirúrgicos e invasivos en general, lesiones deportivas, dolor
lumbar y cefaleas. A dolor crónico: lesiones músculo-esqueléticas, cáncer, infecciones
crónicas, osteoartritis, artritis reumatoidea, dolor lumbar y cefalea.
También se tiende a pensar que el dolor es más frecuente a medida que se aumenta
en edad y que los jóvenes son más “aguantadores”. Los estudios de Bruce y
colaboradores han demostrado que la prevalencia del dolor, principalmente el agudo,
disminuye con el aumento de edad. Por encima de los 70 años esta prevalencia es del
35%, en cambio en menores de 60 años es del 55%.
Con respecto a grupos étnicos también hay diferencias. Es claro que los grupos
indígenas y negros, en general, requieren de mayor dosis de analgésicos con respecto
del grupo de caucásicos. El grupo de mulatos y mestizos se encuentra en posición
intermedia.
Mitos.
1- Todos los médicos saben aliviar el dolor. Es la más grande de las mentiras. Los
colegas piensan que todos los dolores son iguales, y sin ningún sentido analítico
formulan, habitualmente, lo mismo y a todo tipo de pacientes.
2- El dolor hace parte normal del acto médico. Los colegas se atreven a mencionar
que el dolor hace parte “normal” de los procedimientos que se realizan y que la persona
debe aguantar con estoicismo. Debemos recordar los hechos lamentables observados
en las Salas de Partos, en las Salas de Neonatos, en las Unidades de Cuidado
Intensivo.
Realidades.
Obstáculos Institucionales.
5- A los pacientes que responden a placebo se les considera simuladores. Este hecho
parte, también, de la ignorancia de la farmacología. El efecto placebo es una
manifestación esperada y útil en muchos pacientes. La adecuada relación médico
paciente funciona como efecto placebo y nadie la cuestiona.
6- A los pacientes que llevan registros escritos de su condición dolorosa se les suele
tachar de “obsesivos”. Una de las indicaciones frecuentes en Grupos importantes
de Dolor es solicitarle al enfermo que lleve un “Diario del Dolor”, que sirve para
conocer mejor la evolución, los momentos de exacerbación, y da la posibilidad de
hacer ajustes adecuados en la medicación.