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COMUNICACIÓN PADRES E HIJOS

Por: cristianos Unidos

Jesús dijo: ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O
si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar
buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará
buenas cosas a los que le pidan? (Mateo 7:9-11). Este pasaje alude al amor de padres,
quienes dentro de su posibilidad siempre tienden a dar lo mejor a sus hijos.
Pues bien, hoy día, millones de adolescentes sienten que sus padres no les aman, se sienten
incomprendidos y aun más algunos de ellos se sienten odiados por sus padres.
¿A que se debe esto?, Básicamente este sentimiento en los jóvenes esta ligado a la poca,
deficiente o nula comunicación entre padres e hijos. Muchos de ellos ven en sus padres a la
ley, al orden, a la disciplina, de quienes reciben mas instrucciones que aliento o amor.
Buena parte de los padres modernos consideran que su responsabilidad es la de proveer
vestido y sustento a sus hijos, en ese afán extenúan buena parte de sus fuerza de modo que
carecen de energía para convivir con sus hijos. Los padres que trabajan llegan cansados al
hogar y sin ánimos de escuchar a sus hijos y mucho menos de jugar con ellos en el caso de
los más pequeños. Las madres que están en casa, están cansadas de la dura faena que les
significa mantener el hogar limpio y en orden.
Si tomamos como modelo a seguir la relación Padre-Hijo de nuestro Señor Jesucristo,
notaremos que siempre se manifestó una relación muy estrecha y de absoluta confianza
entre ambos, “El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano” (Juan 3:35)
y es ese mismo tipo de relación el que necesitamos ejercitar para con nuestros hijos hoy en
día. Así pues, los adultos Padre y Madre, deben dedicar un tiempo a conversar con sus hijos
dejando a un lado el espíritu crítico, escucharles abiertamente sin juzgarlos, no chocar con
ellos tan solo por el desacuerdo que sienten por su forma de vestir, por ese peinado o
porque se piensa que su comportamiento es incorrecto.
El adulto debe rememorar sus tiempos de adolescencia, y revivir su propia experiencia
cuando se sentía incomprendido por sus padres. Hoy recuerdo aquellas largas noches en las
que esperaba que mi madre traspasara en cualquier momento el umbral de la puerta de mi
habitación con tijera en mano para cortarme el pelo, pues yo insistía en mantenerlo largo y
ella no le gustaba y aunque nunca cumplió su amenaza, con ello logró evitar el pelo largo en
su hijo.
Comprendo que la brecha generacional y los tantos perjuicios adoptados a lo largo de la
vida dificultan en muchos casos este ejercicio, muchos jóvenes se sienten incapaces de
manifestar confianza en sus padres. Sin embargo nunca es tarde, por lo que animo a los
adultos padres de familia (hombres y mujeres) a destinar un tiempo del día para charlar
con sus hijos, pregúntale como se siente, comparte sus sueños y sus ilusiones, dile que le
amas, y en cualquier discrepancia con él, no impongas tu voluntad, primero intenta
convencerlo en amor. “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.”
(Colosenses 3:21).
Hace poco escuché la exhortación que a los padres de familia hacia un hermano médico y
consejero de jóvenes, asegurándole a los hermanos adultos que no conocían en realidad a
sus propios hijos, ¿cuántas veces sucede que los jóvenes que han atravesado por problemas
sexuales, de drogadicción, o “simples” conflictos emocionales, sin que los padres se
enteren?, ¿Te has preguntado que necesidades emocionales y afectivas tiene tu hijo o tu hija
en este momento?.
Hermano y hermana en Cristo, a quien le ha sido conferido el honor, privilegio y
responsabilidad de contar con la bendición de ser padres, te invito ha reflexionar un
momento en el tema expuesto, y a que pienses que más importante que el sustento y el
vestido, es tu amor, comprensión y confianza en tu hijo que mucho lo necesita.

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