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DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA
ESTRCTURA Y ACCIÓN SOCIAL
DANIELA RAMIREZ ALVAREZ
De acuerdo a lo anterior, la autocoacción para Elias es una presión continua sobre la vida de
los individuos que se ha dado desde la niñez, esto se puede relacionar con Piaget en el criterio
moral en el niño, pues a través del juego se refleja como es el niño en cuanto a su respeto y
uso de normas pues al creer que el juego fue inventado por el padre, o Dios, también cree
estar jugando dentro de lo permitido por la autoridad de las reglas y esto en palabras de Elias
termina adhiriéndose como formas de regular su comportamiento a través de una coacción
interna que se percibe como natural “lo característico de esa transformación del aparato
psíquico en el proceso civilizatorio es que desde pequeños se va inculcando a los individuos
esta regulación cada vez más diferenciada y estable del comportamiento… como si fuera una
autocoacción de la que no pueden librarse” (Elias, 1987, pp. 538).
El proceso civilizatorio de Occidente resulta siendo de especial interés para el autor por su
complejidad en división de funciones, estabilidad en los monopolios de violencia física e
impuestos, interdependencias y competencias. De este modo hace referencia al ritmo del
tiempo y como este se forma a través de las interrelaciones en constante movimiento; y
mediante luchas de competencia y exclusión lo cual termina formando el tejido social. Así,
en el proceso civilizatorio de occidente la interdependencia generalizada se prolonga en las
clases trabajadoras porque estas también deben regular comportamientos y tener relaciones
de interdependencia más estables “Así es como el conjunto de occidente, clases bajas y altas
al mismo tiempo, tiende a convertirse en una especie de clase alta y centro de una red de
relaciones desde el que se expanden las estructuras civilizatorias sobre zonas pobladas y
despobladas cada vez más extensas del planeta” (Elias, 1987, pp. 555). En esta línea, las
clases sociales están en constante lucha por ascender en el proceso civilizatorio a través de
la división de funciones impuestas por las clases dominantes, por lo que se reduce el contraste
entre la conducta de las clases dominadas y dominantes a través de la difusión de
comportamientos propios de la clase superior (o de occidente) pues la sociedad occidental
difunde modos de comportamiento civilizados a otras sociedades pero no de una manera
planificada sino como resultado de las trasformaciones de comportamientos por la
integración a una red de interdependencias políticas y económicas, esto Elias lo ejemplifica
con el ascenso de la burguesía.
Ahora bien, para entender el proceso civilizatorio de occidente y de toda sociedad en general,
en el apartado El acortesanamiento de los guerreros el autor expresa como este fue un factor
importante para la pacificación de la sociedad, pues, a medida que el poder de las cortes
aumentaba la economía de los guerreros fue decayendo, por lo que la migraron por empleos
y protección a las nuevas cortes fueron moldeando comportamientos, según las dinámicas
propias de la nobleza “las pautas que se impone el caballero cortesano en la corte solo en
escasa medida se transforman en costumbres inconscientes, en mecanismos más o menos
automáticos que lo forman y lo reprimen” (Elias, 1987, pp. 565). Así, las clases sociales
(nobles y burgueses) y la actividad económica se ven impulsadas por el prestigio social en
un contexto de mayor interdependencia y las tensiones aumentan siendo necesario el
autocontrol.
Lo anterior es más claro, en las cortes donde la competencia por el prestigio es más compleja,
y la reflexión, el cálculo y la regulación de las emociones influyen fuertemente en el prestigio
social. De este modo, la vergüenza se manifiesta como el miedo a la desaprobación social
por lo que da cuenta de la superioridad de otros, a su vez, el desagrado se produce cuando
algo ajeno afecta el comportamiento, objetos o inclinaciones del individuo. Así, nos
remitimos nuevamente a las transformaciones de las sensibilidades del hombre por la
interrelación cada vez más diferenciada y como los miedos externos van disminuyendo en
dicha interrelación mientas que los miedos internos van aumentando. Por ejemplo, la clase
de la nobleza y la presión que ejerce la clase burguesa sobre ella al querer ascender,
intensifica la interdependencia, y los miedos en la nobleza se traducen en amenaza a su forma
de vida y rechazo hacía lo burgués por lo que ejerce un contra peso imponiendo normas de
comportamiento, modales y gustos. Sin embargo, con la caída de la sociedad cortesana la
burguesía impone coacciones sociales que se manifiestan en la acumulación de dinero y la
profesión, de este modo, el proceso civilizatorio va de las clases altas a las bajas en
ascendencia logrando mayor fortaleza social y mostrando una tendencia a la igualación de
pautas y comportamientos y la nivelación de contrastes entre clases (Elias, 1987).
Referencias bibliográficas