Sunteți pe pagina 1din 4

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA
ESTRCTURA Y ACCIÓN SOCIAL
DANIELA RAMIREZ ALVAREZ

RESEÑA EL PROCESO DE LA CIVILIZACIÓN

Nobert Elias nació el 22 de junio de 1897 en Breslau y murió el 1 de agosto de 1990 en


Ámsterdam a los 93 años de edad, fue un sociólogo judío-alemán y trabajo como asistente
de Karl Manheim en Fráncfort de Meno. Durante la posesión del nacismo en Francia escapó
hacía Inglaterra entre 1935 y 1975, donde dio clases en la universidad de Leicester. Se destaca
en su trabajo el estudio sobre la relación entre el poder, comportamiento, emoción y
conocimiento. En ese sentido, en esta reseña se abordará la obra El proceso de la civilización
(1987). En primer lugar, el autor da cuenta de que el proceso civilizatorio transforma el
comportamiento y la sensibilidad de los humanos en otros comportamientos y sensibilidades
determinados, pero, dicha transformación no se da de manera racional ni irracional. Si bien,
el cambio que implica el proceso civilizatorio no está planificado, tampoco es un cambio que
se da arbitrariamente. De este modo, Elias (1987) explica que existe una interrelación entre
las acciones emocionales y racionales de los hombres y que dicha interrelación puede
provocar cambios y configuraciones no planeadas e imprevistas, por lo que surge un nuevo
orden, ya que, ejerce un papel más coactivo que la voluntad y razón de individuos. Esto se
puede relacionar con la teoría histórico genética de Dux, pues, allí se evidenciaba que la
estructura mental y la estructura social tenías cierta autonomía, pero la relación entre ambas
estructuras son las que posibilitan la transformación por lo que las formas de vida o el proceso
civilizatorio al que alude Elias son formas construidas a través de la acumulación de
experiencias e interrelación de las estructuras emocionales y sociales.

De acuerdo con lo anterior, aunque el cambio no este planificado, se pueden ejercer


intervenciones planificadas en la red de interrelaciones y costumbres psíquicas, es decir, que
por medio de regulaciones externas orientadas a controlar el comportamiento de los
individuos se puede lograr una autocoacción para controlar el propio comportamiento del
individuo en relación con lo que demande el entramado social. Esto, el autor lo sustenta a
través del monopolio de la violencia física, pues quienes disponen de este ejercen vigilancia
y control del comportamiento del individuo y este a su vez “emana una presión continua,
homogénea, sobre la vida del individuo que éste apenas percibe porque se ha acostumbrado
a ella y porque tanto su comportamiento como sus sentimientos han venido ajustándose desde
la niñez a esta estructura de la sociedad” (Elias, 1987, pp. 544). Es decir, que en las
sociedades más diferenciadas y competitivas es necesaria la interdependencia entre
individuos y tanto las coacciones externas como internas, manifestadas en el monopolio de
la violencia física, hacen posible la cooperación, prevención y reflexión continua sobre las
acciones e intenciones de los demás. Esto se evidencia en Dux con el concepto de
reflexibilidad de la acción pues el individuo es consciente de cómo actuar frente a
determinada situación ya que la acción depende de las experiencias.

De acuerdo a lo anterior, la autocoacción para Elias es una presión continua sobre la vida de
los individuos que se ha dado desde la niñez, esto se puede relacionar con Piaget en el criterio
moral en el niño, pues a través del juego se refleja como es el niño en cuanto a su respeto y
uso de normas pues al creer que el juego fue inventado por el padre, o Dios, también cree
estar jugando dentro de lo permitido por la autoridad de las reglas y esto en palabras de Elias
termina adhiriéndose como formas de regular su comportamiento a través de una coacción
interna que se percibe como natural “lo característico de esa transformación del aparato
psíquico en el proceso civilizatorio es que desde pequeños se va inculcando a los individuos
esta regulación cada vez más diferenciada y estable del comportamiento… como si fuera una
autocoacción de la que no pueden librarse” (Elias, 1987, pp. 538).

El proceso civilizatorio de Occidente resulta siendo de especial interés para el autor por su
complejidad en división de funciones, estabilidad en los monopolios de violencia física e
impuestos, interdependencias y competencias. De este modo hace referencia al ritmo del
tiempo y como este se forma a través de las interrelaciones en constante movimiento; y
mediante luchas de competencia y exclusión lo cual termina formando el tejido social. Así,
en el proceso civilizatorio de occidente la interdependencia generalizada se prolonga en las
clases trabajadoras porque estas también deben regular comportamientos y tener relaciones
de interdependencia más estables “Así es como el conjunto de occidente, clases bajas y altas
al mismo tiempo, tiende a convertirse en una especie de clase alta y centro de una red de
relaciones desde el que se expanden las estructuras civilizatorias sobre zonas pobladas y
despobladas cada vez más extensas del planeta” (Elias, 1987, pp. 555). En esta línea, las
clases sociales están en constante lucha por ascender en el proceso civilizatorio a través de
la división de funciones impuestas por las clases dominantes, por lo que se reduce el contraste
entre la conducta de las clases dominadas y dominantes a través de la difusión de
comportamientos propios de la clase superior (o de occidente) pues la sociedad occidental
difunde modos de comportamiento civilizados a otras sociedades pero no de una manera
planificada sino como resultado de las trasformaciones de comportamientos por la
integración a una red de interdependencias políticas y económicas, esto Elias lo ejemplifica
con el ascenso de la burguesía.

Ahora bien, para entender el proceso civilizatorio de occidente y de toda sociedad en general,
en el apartado El acortesanamiento de los guerreros el autor expresa como este fue un factor
importante para la pacificación de la sociedad, pues, a medida que el poder de las cortes
aumentaba la economía de los guerreros fue decayendo, por lo que la migraron por empleos
y protección a las nuevas cortes fueron moldeando comportamientos, según las dinámicas
propias de la nobleza “las pautas que se impone el caballero cortesano en la corte solo en
escasa medida se transforman en costumbres inconscientes, en mecanismos más o menos
automáticos que lo forman y lo reprimen” (Elias, 1987, pp. 565). Así, las clases sociales
(nobles y burgueses) y la actividad económica se ven impulsadas por el prestigio social en
un contexto de mayor interdependencia y las tensiones aumentan siendo necesario el
autocontrol.

Lo anterior es más claro, en las cortes donde la competencia por el prestigio es más compleja,
y la reflexión, el cálculo y la regulación de las emociones influyen fuertemente en el prestigio
social. De este modo, la vergüenza se manifiesta como el miedo a la desaprobación social
por lo que da cuenta de la superioridad de otros, a su vez, el desagrado se produce cuando
algo ajeno afecta el comportamiento, objetos o inclinaciones del individuo. Así, nos
remitimos nuevamente a las transformaciones de las sensibilidades del hombre por la
interrelación cada vez más diferenciada y como los miedos externos van disminuyendo en
dicha interrelación mientas que los miedos internos van aumentando. Por ejemplo, la clase
de la nobleza y la presión que ejerce la clase burguesa sobre ella al querer ascender,
intensifica la interdependencia, y los miedos en la nobleza se traducen en amenaza a su forma
de vida y rechazo hacía lo burgués por lo que ejerce un contra peso imponiendo normas de
comportamiento, modales y gustos. Sin embargo, con la caída de la sociedad cortesana la
burguesía impone coacciones sociales que se manifiestan en la acumulación de dinero y la
profesión, de este modo, el proceso civilizatorio va de las clases altas a las bajas en
ascendencia logrando mayor fortaleza social y mostrando una tendencia a la igualación de
pautas y comportamientos y la nivelación de contrastes entre clases (Elias, 1987).

En conclusión, el proceso civilizatorio es un cambio social que es posible por la interrelación


entre las estructuras sociales y las estructuras mentales, esto se evidencia en otros autores
como Dux y Piaget ya que la forma en la que vemos nuestro mundo ha estado configurada
por un proceso constructivo que es posible por dicha interrelación. Sin embargo, Norbert
Elias cae en la tendencia de poner en el centro la sociedad occidental para explicar las
transformaciones en el proceso civilizatorio global y si bien, de cierto modo reconoce una
construcción del mundo desde la niñez, esto lo reduce a procesos de inculcación o enseñanza
consciente e inconsciente.

Referencias bibliográficas

Elías, N. 1987. Bosquejo de una Teoría de la Civilización. En: El Proceso de la Civilización.


Investigaciones Sociogenéticas y psicogenéticas. Fondo de Cultura Económica. México D.F.
México.

Dux, G. Teoría histórico-genética de la cultura. La lógica procesual en el cambio cultural.


Bogotá: Ediciones Aurora, 2012.
Piaget, J. (1983). El criterio moral en el niño. Barcelona: Editorial Fontanell.

S-ar putea să vă placă și