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Universidad Católica de Santa Fe

Seminario Final de Investigación Arquitectónica

Vivienda contemporánea argentina:


estrategias para concebir el espacio doméstico
desde una perspectiva de género.

Docentes
Chiappero, Rubén
Tessio, Luciana
Alumnos
Abdala, Florencia
Brandolini, Pablo
Brizuela, Atenas
PROBLEMA
La vivienda como dispositivo del patriarcado capitalista perpetúa roles de
género, a través de los espacios que la componen, alentando la conformación de
familias nucleares: pareja heterosexual con dos hijos, la mujer como cuidadora “al
servicio de” y el varón como jefe de familia.
Hoy en día reconocemos que existen diversas formas de habitar, de
conformar núcleos familiares y relaciones interpersonales, a partir de esto, es
necesario repensar la forma en que concebimos el espacio doméstico de modo que
ningún usuario se vea excluido u obligado a adaptarse a estructuras de vida
preconcebidas.

1
SITUACIÓN PROBLEMÁTICA
El sistema patriarcal capitalista condiciona a través de su discurso no sólo la
expresión de una cultura, sino la estructura espacial que lo rodea.
A partir de esto vemos la necesidad de definir el concepto de patriarcado,
entendiéndolo como el sistema donde se organizan, basándose en el sexo, las
relaciones de poder entre los géneros. Los hombres son los que ejercen el poder,
encargados de la toma de decisiones en la sociedad y los principales actores de las
actividades remuneradas, dejando a la mujer en un rol de inferioridad, relegada a
tareas domésticas y de manutención, siendo ésta un mero objeto al servicio del
hombre.1
Entonces, si el patriarcado es el sistema que organiza las relaciones entre
géneros, y las relaciones de género afectan la forma en que usamos y diseñamos
los espacios, podemos deducir que el patriarcado influye directamente en cómo
concebimos el espacio desde el diseño y en la forma que hacemos uso del mismo.
Si bien estas relaciones de poder se evidencian en toda la producción
arquitectónica, es en la vivienda, principal unidad espacial, donde se condensan. Así
lo manifiesta Caballero Galván:

Parto entonces de un nodo que, de ser un espacio de


transformación política, devino mercancía al servicio del patriarcado-
capitalista y que, de ser lugar de la intersubjetividad y del trabajo
reproductivo, ha devenido dispositivo de control en el que se han fijado
los códigos del comportamiento asignado para cada género.2

Antes de la revolución industrial, la estructura familiar se constituía de manera


diferente a la actual. Las familias se organizaban como pequeñas cooperativas que
se auto-sustentaban. Solían ser numerosas, con varios hijos donde todos trabajaban
por este fin.
Con el advenimiento del capitalismo, y la migración del campo a la ciudad,
esta estructura dejó de ser funcional, la mano de obra era necesaria en las fábricas y

1
CEVEDIO, Mónica. Arquitectura y Género. Espacio público/ espacio privado. Barcelona: Icaria ediciones, 2010.
p. 24
2
CABALLERO GALVÁN, Javier. “Los criterios de diseño arquitectónico de la vivienda moderna desde la
perspectiva de género. “ Universidad Nacional Autónoma de México, Programa Universitario de Estudios de
Género.
2
no en la vivienda. Allí se ve la necesidad de ajustar el orden social al económico a
través de una nueva estructura familiar, la de la familia nuclear, que no es solo una
asociación por parentesco sino una forma ideológico-política al servicio del
capitalismo (Caballero Galván), materializada en la vivienda unifamiliar.
En el caso de Argentina, esto comienza a manifestarse en la vivienda popular,
a partir de 1880, con la influencia del liberalismo europeo, la llegada de los
inmigrantes y el acelerado crecimiento de las ciudades. Así se presentan las
diferentes tipologías de habitación urbana y sus respectivas características
funcionales, que detallaremos a continuación.
La casa chorizo es la tipología de vivienda unifamiliar más desarrollada desde
mediados del siglo XVIII hasta las primeras décadas del XX. Ésta se vio
condicionada por el tamaño de los solares y por los modos tradicionales de habitar.
Reproducía el esquema habitacional patricio, con sala al frente, una serie de
habitaciones sucesivas conectadas entre sí y servicios al fondo. Se ingresaba a
través de un zaguán y todos los locales tenían acceso desde el espacio de
circulación de la galería que se conectaba con un patio de carácter social, mientras
que el segundo era destinado a los servicios.
Los espacios de recepción se desarrollaban mayormente sobre la calle,
mientras que los dormitorios lo hacían en relación directa con el patio. A estos le
sucedía el comedor que avanzaba sobre la galería pero permitía la continuidad de la
circulación. Esta organización, se veía reflejada en las dimensiones de los locales,
que variaban según su funcionalidad y jerarquía: dormitorios y espacios sociales
poseían mayores dimensiones que el baño y la cocina. (ver imagen 1 en Anexo)
Esta tipología, pocas veces lograba desarrollarse completamente como la
descripción antes mencionada ya que su flexibilidad permitía el crecimiento en el
tiempo. Posiblemente, esta cualidad sea la causa de la popularización de la casa
chorizo como modelo de vivienda urbana en esta época.
A pesar de su versatilidad y flexibilidad, la casa chorizo no sobrevivió a
la especulación urbana ni al inicio de la modernidad. Al mismo tiempo,
comenzaron a crearse instituciones que gradualmente absorbieron funciones
que antes se resolvían en la vivienda. Todas estas medidas, impulsaron la
constitución de la familia nuclear moderna que representó un importante
cambio en las formas de habitar, ya que planteaba la necesidad de un mayor
control y unidad en la vida familiar.
3
Estos cambios determinaron la modificación de la vivienda con el fin
de transformarla en un pequeño y simple dispositivo que podía ser atendido
por una mujer.
La casa cajón variaba totalmente de la casa chorizo, (era una adaptación del
cottage inglés y del worker cottage). Se distribuía de manera compacta, suprimiendo
el patio y la galería. Aparecen aquí locales con funciones específicas como porch,
living, cocina, lavadero, dormitorio de los padres y de los niños; se incorpora el baño
en el interior y se reducen las circulaciones internas. (ver imagen 2 en Anexo)
Los primeros antecedentes de estas tipologías fueron las viviendas
construidas por El Hogar Obrero entre 1913 y 1914. Así comienza a desarrollarse la
planta compacta, de origen nor-europeo, que resultaría en la “casa cajón”, adaptada
a las dimensiones y a las técnicas constructivas locales. El origen de estas deriva del
“cottage” inglés, que surge a finales del siglo XVIII para alojar a los trabajadores.
En la década del 40, esta vivienda sería promovida masivamente por el
Estado. Del modelo pintoresquista hispanoamericano y de la racionalización de la
estética de la casa cajón surge el chalet argentino como nueva tipología.
El conventillo fue el modelo más importante de vivienda colectiva: reflejaba la
desprotección social que sufrían los trabajadores pero al mismo tiempo resultaba un
espacio cultural integrativo, de alta sociabilidad, donde convivían inmigrantes
europeos con criollos del interior.
A finales del siglo XIX, con la fuerte oleada inmigratoria, comienza la
proliferación de esta tipología a partir de dos modelos. Algunos surgían de la
adaptación de las antiguas “casas chorizo”, ubicando en cada cuarto una familia y
otros de la máxima explotación del lote, organizando las habitaciones alrededor de
un patio central donde lavaderos y sanitarios se agrupaban en batería. En los de dos
plantas, las escaleras se ubicaban a mitad del patio. (ver imagen 3 en Anexo)

Luego de una breve reseña sobre estas tres tipologías que surgieron en
Argentina entre los siglos XIX y XX, concluimos que la casa chorizo, a pesar de estar
sectorizada por funciones, fue la tipología más flexible y, de alguna manera,
adaptable a los diferentes modos de habitar. No fue pensada para un “usuario tipo”,
sino para albergar a grandes familias o grupos de personas. Las dimensiones de sus
espacios eran muy amplias y permitían que cada local funcione como una unidad

4
independiente. El ejemplo de esto fueron los conventillos que aparecieron como
adaptaciones de estas viviendas.
La casa cajón, en cambio, fue proyectada con un objetivo más específico, el
de albergar a la “familia tipo”. Se desarrolló como un partido cerrado en sí mismo que
proponía medidas específicas para cada local, dependiendo de su función, sin
permitir variantes. Cada local tenía una función y cada función su protagonista o
encargado. Podríamos decir que aquí encontramos el principio de la problemática
actual entre arquitectura doméstica y género, ya que a partir de esta tipología de
vivienda que aún hoy se reproduce, cada espacio que es pensado con una función
específica y un encargado para realizarla, condicionando a los usuarios de la misma.
La “familia tipo” (padre, madre y hasta dos hijos) sigue siendo el parámetro de
referencia que usamos a la hora de diseñar viviendas, pero datos del Censo 2010,
afirman que el hogar tipo en el país es el “Hogar Multipersonal Familiar”, dado que
existen 9.901.235 que tienen esa composición. Otra tipología en aumento es la del
“Hogar Unipersonal”, ya que los lugares donde vive una sola persona han crecido un
5,5% respecto de los datos del año 2001.
Todos estos datos corroboran que la vivienda para la familia tipo no resuelve
las necesidades actuales de la población debido al surgimiento de nuevos modos de
agrupación de personas y estilos de vida que deben ser contemplados en nuevos
espacios.

5
ESTADO DE LA CUESTIÓN

Podemos decir que la primera que comienza a idear la noción de género es


Simone De Beauvoir cuando proclama “No se nace mujer: se llega a serlo”3, ella
nos plantea que es la sociedad, “la civilización” quien moldea al sujeto femenino,
ergo al masculino. Si bien, no habla de género específicamente se preocupa por
dejar en claro que no es nuestro sexo el que determina la forma en la que nos
desenvolvemos en el mundo: “a través de los ojos, de las manos, y no de las partes
sexuales, ellos (los niños) aprehenden el Universo”4.
En la actualidad, el concepto más extendido de género concuerda con aquel
que propone la Organización Mundial de la Salud, entendiéndolo como “conceptos
sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos que cada
sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres”5 normalizándolos en
el sistema binario de lo femenino-masculino, diferenciandola del sexo, siendo este
último una diferencia biológica entre los cuerpos -macho y hembra-.
Judith Butler, cuestiona esta última diferenciación binaria que distingue la
naturalidad del sexo y la culturalidad del género, ya que las diferencias de sexo son
también producidas por prácticas históricas y materiales. Para Butler el género se
reduce a una performatividad, un tipo de imitación para el cual no hay original 6. Lo
que queremos dejar ver, es que ya no podemos entender al género de las personas
como una categoría binaria entre hombre y mujer, sino que la construcción del
género es mucho más compleja. El género contempla muchas características
propias de los individuos, como raza, sexo, clase social, edad, personalidad, que
influyen en la manera en que nos relacionamos con el mundo.
Ya tenemos una mejor idea sobre el concepto de género pero ¿Cual es el
sentido de relacionar a los espacios de la arquitectura con el género? Para nuestra
fortuna varias pensadoras y pensadores ya se hicieron esta misma pregunta. Jane
Rendell hablando de las geógrafas feministas Liz Bondi, Doreen Massey, Linda
McDowell and Gillian Rose, nos dice que “estas feministas argumentan que si el
género hace la diferencia en la sociedad en la que vivimos, en cómo somos tratadas

3
BEAUVOIR, Simone de.El segundo sexo. La experiencia vivida. Buenos Aires: Siglo Veinte, 1983. p. 13.
4
BEAUVOIR, Simone de. Op.Cit
5
OMS. “Temas de salud. Género.” http://www.who.int/topics/gender/es/ [Consultado en fecha: 02/06/17]
6
BUTLER, Judith. El género en disputa.El feminismo y Ia subversión de Ia identidad, trad. Muñoz, M.Antonia.
Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, 2008.
6
y como nos consideramos a nosotros mismos, esta condición social tiene que tener
cierto impacto en los espacios que hacemos y usamos”7.
Se dirá entonces que el espacio es “producido-por” y “productor-de”
relaciones de género. Es decir, si el género influye en la forma en que construimos
nuestro ser como personas, es innegable que afecta la forma en la que usamos,
pensamos y hacemos el espacio.
Teresa del Valle nos dice que:
El hecho de que el entorno sea una creación humana
significa que a través de su contemplación y lectura, podemos
obtener un conocimiento de la historia de las personas, grupos,
sociedad, así como de la cultura. [...] La distribución de los espacios
dentro de una casa, servirá para indicarnos las relaciones dentro del
grupo que la ocupa.8

Estas relaciones de poder están dadas por el género de los que habitan el
espacio, y leerlo desde este enfoque nos permite ver cómo la forma en que las
personas se relacionan influye en la manera en que lo diseñamos.
Como antes mencionamos, el espacio también es productor de relaciones de
género, entonces, como plantea Marta Fonseca, “podemos leer y cuestionar su
influencia y motivar cambios que promuevan la equidad de género”9.
Hoy en día la práctica, enseñanza y producción teórica de la arquitectura
está dominada por la visión masculina, patriarcal y capitalista, “es por esto que
cuando las mujeres queremos identificarnos con el espacio, con la vivienda, con la
ciudad, nos encontramos que estamos huérfanas de un pasado, sin historia, sin
referencias, es decir, viviendo en un marco impuesto y del que no somos
conscientes que habitamos”10. A esta reflexión de Mónica Cevedio agregamos (y
esto será crítica para la mayoría de las autoras y autores siguientes), que no son

7
RENDELL, Jane. Gender Space Architecture. An interdisciplinary introduction. New York: Routledge. Taylor &
Francis Group, 2003.p.102 (traducción propia)
Texto orginal: These feminists argue that if gender makes a difference to the society we live in, to how we are
treated and how we consider ourselves, this social condition must make some impact on the spaces we make
and use.
8
DEL VALLE, Teresa. Andamios para una nueva ciudad. Lecturas desde Ia antropología. Madrid: Cátedra, 1997.
p. 33
9
FONSECA SALINAS, Marta.“Casa sin Género”. En MONTANER,J. M.;MUXI MARTÍNEZ, Z y otros: I Congreso
Internacional de Vivienda Colectiva Sostenible. Barcelona:Laboratorio de la Vivienda Sostenible,2014.p.84
10
CEVEDIO, Mónica. Arquitectura y Género. Espacio público/ espacio privado. Barcelona: Icaria ediciones,
2010. p. 48
7
solo las mujeres las que viven en un marco impuesto sin ser conscientes de que lo
habitan.
Hoy día entendemos que la palabra “mujer” no alcanza para hablar de todos
los oprimidos por el sistema patriarcal. Hay diversas formas de género que escapan
a la concepción tradicional y binaria de varón-mujer y son afectadas por el sistema
debido a su condición de “otro”, como por ejemplo gays, lesbianas, travas,
transgénero, intersex, genderfluid, que escapan de las relaciones de poder
“tradicionales”11.
Zaida Muxi resume de alguna manera, la idea de perspectiva de género
aplicada a la arquitectura y en especial a la ciudad:

Perspectiva de género, que significa incluir (...) la


experiencia, principalmente de las mujeres, en el entorno cotidiano.
No es una mirada excluyente sino todo lo contrario. (...) La ciudad se
construye desde una mirada supuestamente neutral pero que es una
mirada totalmente parcial de una parte de la sociedad que tiene una
determinada experiencia y que la convierte en absoluta y universal.
Entonces, la perspectiva de género, lo que quiere, precisamente, es
incorporar estas otras miradas que no han estado y no están
incluidas en la construcción urbana” 12
Entonces, el enfoque de género nos ayuda a leer y hacer visible las
diferentes formas de habitar los espacios, sacarlas de su condición de “otredad” y
pensar una arquitectura accesible e inclusiva para todas y todos.
Pero esta vivienda inclusiva, accesible, no se logra simplemente con la mera
enunciación de las intenciones. Nos vemos en la necesidad de encontrar cuáles

11
WITTIG, Monique.El pensamiento heterosexual, El pensamiento heterosexual y otros ensayos, trad. Javier
Sáez y Paco Vidarte, Egales, Madrid, 2006: “Rompemos el contrato heterosexual. Esto es lo que las
lesbianas estamos diciendo por todas partes, si no con teorías, mediante prácticas sociales, y aún no
sabemos cuáles podrán ser las repercusiones de esto en la cultura y en la sociedad hétero. Alguien que
se dedique a la antropología podrá decirnos que tenemos que esperar cincuenta años. Sí, si una quiere
universalizar el funcionamiento de estas sociedades y hacer aparecer sus rasgos invariantes. Mientras
tanto, los conceptos hétero se van socavando. ¿Qué es la mujer? Pánico, alarma general para una
defensa activa. Francamente, es un problema que las lesbianas no tenemos porque hemos hecho un
cambio de perspectiva, y sería incorrecto decir que las lesbianas nos relacionamos, hacemos el amor o
vivimos con mujeres, porque el término "mujer" tiene sentido sólo en los sistemas económicos y de
pensamiento heterosexuales. Las lesbianas no somos mujeres (como no lo es tampoco ninguna mujer
que no esté en relación de dependencia personal con un hombre).”
12
MUXI MARTINEZ, Zaida: "Barrios y viviendas para el siglo XXI". Conferencia en Buenos Aires Creativa 2013:
Ideas para la inclusión. Fuente: https://youtu.be/qwF9oNYr8cI [Consultado en fecha 08/04/17]

8
son los aspectos que a lo largo de la historia han determinado las condiciones
de dominación de un género sobre “los otros”, para que luego sea posible
pensar estrategias para revertirlos.
Jane Rendell explica:

La más penetrante representación del “gendered space” es el


paradigma de las “esferas separadas”, un sistema jerárquico y
por oposición que consiste en un reino dominante-público-
masculino de producción (la ciudad) y uno subordinado-privado-
femenino de la reproducción (el hogar). Los orígenes de esta
ideología que divide la ciudad del hogar, lo público de lo privado,
la producción de la reproducción, y a los hombres de las
mujeres es a la vez patriarcal y capitalista. Pero, como ideología,
no describe todo el espectro de las experiencias de vida de los
habitantes urbanos.13

Aquí la autora sintetiza varios de los aspectos clave para comenzar el


análisis del “gendered space”, siempre contenidos en un sistema binario y de
oposiciones, simplificador de las conductas humanas.
Aparecen entonces, dos categorías de análisis fundamentales. La primera,
de una índole más económica, la división de las tareas productivas y
reproductivas; y la segunda, más espacial, el paradigma de la división entre lo
público y lo privado.
A estas dos se agrega una tercera categoría, aquella que habla de la manera
en que dividimos los espacios de la vivienda, respondiendo a usuarios
universalizados, la función del espacio.

1) El trabajo reproductivo:
Entendemos como trabajo reproductivo a aquellas atenciones y cuidados
cuyo objetivo es garantizar la supervivencia y la calidad de vida de las personas.

13
RENDELL, Jane. Op.Cit. p.103 Traducción propia.
Texto original: “The most pervasive representation of gendered space is the paradigm of the ‘separate spheres’,
an oppositional and an hierarchical system consisting of a dominant public male realm of production (the city) and
a subordinate private female one of reproduction (the home). The origins of this ideology which divides city from
home, public from private, production from reproduction, and men from women is both patriarchal and
capitalist.But, as an ideology, it does not describe the full range of lived experience of all urban dwellers.”
9
Estas tareas suelen ser relegadas a la intimidad de la vivienda o al llamado espacio
doméstico. La socióloga feminista Soledad Murillo nos amplía al respecto:

Espacio doméstico es el nombre habitual de representación


utilizado para significar lugares, cometidos así como modos de
organización y cuidado. Ahora bien, el concepto espacio
restringe nuestra mirada a una órbita concreta, limitando su
significado a un entorno específico y perceptible: el hogar.
Ámbito identificable en virtud de las funciones reproductivas, así
como un tiempo sin límites en base a la multiplicidad de tareas
rutinarias e inaplazables propias de éste ámbito.14

Murillo nos presenta aquí a la vivienda como el punto espacial donde se


concentran las funciones reproductivas, el ámbito donde deben ser ineludiblemente
solucionadas y satisfechas. Según ella, la identidad de “la casa” se encuentra
directamente relacionada con estas funciones.
La arquitectura moderna se encargó de difundir la idea de la vivienda como
aquel dispositivo solucionador de todas las necesidades biológicas, cual si fuera una
máquina automática15.
La realidad es que esto no sucede de tal forma, y siempre es necesario que
alguien se encargue de que “la máquina funcione”, tarea reservada para los roles
femeninos, en especial las mujeres.
Como menciona Rendell, vivimos en el paradigma de las esferas separadas,
y el trabajo reproductivo, siempre estará en segundo plano, siendo el trabajo
productivo el que acapare la atención. Por esta razón “el espacio doméstico ha
sufrido un eficaz mecanismo de exclusión al quedar fuera del círculo de lo visible, en
la medida, que no era pagable ni medible lo que en este ámbito acontecía.”16
Aquí aparece uno de los primeros problemas, que es la invisibilización del
trabajo reproductivo. Incluso dentro de la vivienda, las tareas de cuidado se dan

14
MURILLO, Soledad. “Espacio doméstico: el uso del tiempo. Jornadas de la Universidad Carlos III.” Encontrado
en: http://www.soledadmurillo.es/articulo/espacio-domestico-el-uso-del-tiempo [Consultado en fecha 27/06/2017]
15
CABALLERO GALVÁN, Javier. “Los criterios de diseño arquitectónico de la vivienda moderna desde la
perspectiva de género. “ Universidad Nacional Autónoma de México, Programa Universitario de Estudios de
Género. 2016 p.45
16
MURILLO, Soledad Op.Cit.
10
por sentadas y toman un rol secundario o de menor importancia. Esto implica que
espacialmente no encuentran un lugar de referencia o que aquellos espacios
destinados a ellas no son los adecuados.
Los lavaderos y los espacios de guardado suelen ser los primeros en ser
eliminados al momento de reducir costos o metros cuadrados, pero eliminar el
espacio no elimina la necesidad.
Podemos acordar que la cocina es la principal representante de las tareas
reproductivas en la vivienda, Xavier Monteys dice que “el servicio doméstico pasa a
ocupar una parte específica de la casa que asiste, sin interferir, al resto de estancias
y que acabará por convertirse en una auténtica casa aparte.”17
Aún hoy, la cocina se asocia con una pieza de servicio, separada del resto
de los espacios, en tradición con la cocina Frankfurt, o incluso en la cocinas “post-
unidad de Marsella” donde la tarea de cocinar sigue desarrollándose de forma
aislada, enfrentándose a una pared.
El trabajo en la cocina sigue siendo llevado a cabo por “un otro”,en general
mujer, y es por esto que Jane Rendell la categoriza como espacio femenino, al
mismo tiempo que se pregunta qué género darle a las cocinas de los restaurantes,
dirigidas mayoritariamente por varones.18
Esta situación nos lleva a otra pregunta: si la tarea de la cocina en la vivienda
es realizada generalmente por mujeres, ¿por qué en los restaurantes son los
hombres los principales exponentes?
Esto se debe justamente a la división de esferas productiva-reproductiva. En
el segundo caso, cocinar se convierte en una tarea productiva, del mundo masculino
y esto tiene resultantes espaciales: mientras que en la vivienda la tarea de cocinar se
da aisladamente en oposición a una pared, cada vez son más los restaurantes que
cocinan de frente a los comensales o, sin ir más lejos, vemos como en la televisión
toda la actividad de cocinar está volcada a un público.
Anna Puigjaner y Mónica Cevedio, coinciden en que ahí yace una de las
claves para separar el rol reproductivo de ciertos cuerpos específicos:

17
MONTEYS, Xavier. Casa Collage. Un ensayo sobre la arquitectura de la casa. España. Gustavo Gili. 2001.
p.104-105
18
RENDELL, Jane Op.Cit. p. 101
11
Contratar personal especializado para que realizaran
estas tareas consideradas “improductivas” (las domésticas) para
que pasasen de esta forma a considerarse “trabajos” y darles así
un valor de productivas. Esto supondría un primer paso para
romper con la división del trabajo entre los sexos, para re valorar
a estas tareas y conferirles así el valor de “productivas”. 19

Analizándolo desde el lado económico, Puigjaner agrega que “(en el siglo


XIX) A ti te costaba lo mismo alquilar un apartamento con servicio doméstico que un
apartamento con cocina y equipamiento. ¿Por qué? Porque en la misma parcela
podías construir más metros cuadrados si tenías servicios domésticos colectivos.”
Dice Cevedio que “no podemos valorar a la arquitectura en sí o por sí misma,
sin «ver» su relación dialéctica con el modo de producción de cada época que la
determina”20.
De esta forma, si bien, convertir a las tareas reproductivas en productivas no
es oficio de la arquitectura, sí tendrá repercusión en ésta y será de su incumbencia
generar espacios que promuevan estos cambios, tanto en el espacio privado como
en el público.
Como dice Fonseca en entrevista con Isabel Arjona: la “cocina (y otros
espacios domésticos) ha de tener una forma y distribución que facilite el trabajo
compartido y que haga visibles las tareas - especialmente la preparación de la
comida y la limpieza - (...) Así se promueve la inclusión y la corresponsabilidad de
todos los habitantes de la casa en las tareas cotidianas”.21
Pero el análisis de las tareas reproductivas dentro de la vivienda no alcanzan
para explicar al espacio doméstico y la manera en que éste es concebido dentro del
patriarcado-capitalista. Como dice Murillo, “podemos afirmar que lo doméstico se
extiende más allá de las paredes del hogar”22, hacia el espacio público, pero esta
relación de lo doméstico con lo público, y con la ciudad en general, se encuentra
totalmente negada.

19
CEVEDIO, Mónica Op.Cit. p. 22
20
Ibid. p. 92
21
ARJONA, Isabel. La casa sin género:Una reflexión (diferente) sobre cómo
vivimos.”Fuente:https://www.houzz.es/ideabooks/70718783/list/la-casa-sin-genero-una-reflexion-diferente-sobre-
como-vivimos [Consultado en fecha 27/06/2017]
22
MURILLO, Soledad Op.Cit.
12
2) La división público-privado

“El discurso androcéntrico manifiesta como principal y lugar


exterior el espacio público otorgado al hombre y como
secundario y lugar interior el espacio privado de la vivienda
otorgado a la mujer. El lugar exterior, es el lugar donde se toman
decisiones importantes para la sociedad y el lugar interior, donde
sucede lo doméstico de la misma sociedad, quizá, bajo el
sometimiento y el sentido de dominación que hay en el
significado de la palabra.” (Marta Fonseca)23

En la cita anterior Marta Fonseca explica con simples palabras las dos
esferas a las que Rendell hace referencia. El lugar exterior es aquel que importa,
aquel que produce y el interior una mera apoyatura contenedora de las tareas
reproductivas. Pero como mencionamos en el punto anterior, esta división público-
privado niega la idea de que el espacio público, es también espacio doméstico.
La ciudad moderna, zonificada, monofuncional, está pensada en función de
las tareas productivas, en detrimento de la realización de las tareas reproductivas
dentro de la esfera pública.
Pensar sólo en movimientos punto a punto (casa-trabajo) y dejar de lado los
poligonales (casa-mercado-escuela-trabajo-almacén), complejiza la realización de
estas actividades, ya que generalmente se encuentran a grandes distancias entre sí
y el sistema de transporte público no contempla estos movimientos; tampoco es
seguro el acceso peatonal.
Mejorar el espacio público en las áreas residenciales, promover la mixtura de
usos de suelo, pensar en diversas formas de desplazamiento y accesibilidad según
el usuario, son algunos de los puntos que menciona Zaida Muxi, junto con el
Col.lectiu punt6, a la hora de pensar la ciudad desde una perspectiva de género. 24
Continuando con el análisis de esta división de esferas Caballero Galván
afirma que:

23
FONSECA SALINAS, Marta.“Casa sin Género”. En MONTANER,J. M.;MUXI MARTÍNEZ, Z y otros: I Congreso
Internacional de Vivienda Colectiva Sostenible. Barcelona:Laboratorio de la Vivienda Sostenible.2014.p.85

24
MUXI MARTINEZ, Zaida. Postsuburbia. Barcelona: Editorial Comanegra. 2013. p.81-83
13
Este es un binomio que por ningún motivo se pone en
consideración dentro de la formación arquitectónica, y mucho
menos entre la población que tiene acceso al diseño de una
vivienda; en primer lugar, porque es un rasgo de la ideología
dominante normalizado en la estructura de la vida cotidiana,
y en segundo lugar, porque las acotaciones disciplinares impiden
la intervención en temáticas ajenas a su campo…25

Esta división de lo público y lo privado, si bien se reforzó desde la


ilustración26, ha estado presente por milenios y tiene su origen en la división sexual
del trabajo, donde el espacio masculino es abierto, en relación a la caza, la guerra y
el poder y, el femenino es cerrado, en relación a la intimidad, el cuerpo, la
maternidad y el cuidado del otro.27
Tanto Caballero como Cevedio sostienen que el espacio privado y el espacio
público son ambos masculinos, puesto que ninguno de los dos fue pensado por el
otro-femenino.28
El otro-femenino está atado al espacio de la vivienda, ya que a él fueron
asignadas todas las tareas de cuidado.
Se confirma así, que la construcción del binomio público-privado es
inseparable del productivo-reproductivo.
Todos los autores consultados hasta el momento coinciden en que no
podremos vencer las desigualdades espaciales en la medida en que no
consideremos a las tareas de cuidado como productivas. En esta línea, el límite
público-privado perderá fuerza cuando empecemos a colectivizar las actividades.

25
CABALLERO GALVAN, Javier Op.Cit. p.40
26
Loc cit. “el proyecto político liberal emanado de la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano, en el que para construir a este “hombre” libre y acreedor a ciertos derechos será necesario
establecer esferas de acción que le permitan ejercerlos. Sin ser explícito, el documento se referirá a una
esfera pública en la que la libertad del individuo deberá garantizar la libertad de los demás, y una esfera
privada en la que se fundará el derecho natural a la propiedad y al ejercicio de la libre elección. La ley
será entonces el instrumento encargado de regular la relación entre ambas esferas y la interacción entre
la multiplicidad de libertades; pero en tanto que esta es ontológicamente prohibitiva, es decir, que lo que
no se señala en ella se permite, la esfera privada quedará exenta de tal regulación. Esta exención
obviamente no pasará inadvertida, sino que será precisamente la esencia de la teoría política liberal.”
27
CEVEDIO, Mónica Op.Cit. p.39
28
Ibid. p.51
14
Pensando en la vivienda unifamiliar, arquitectas como Muxi y Fonseca
plantean diseñar los espacios domésticos de forma abierta, con una distribución que
facilite el trabajo compartido.29
Caballero Galván, hace énfasis en entender a la vivienda como parte de
una red, como un “nodo de interacción” que no puede desentenderse del contexto
circundante. Se debe reconocer la proximidad a los recursos, promover la apertura
hacia ellos.30
Cevedio también habla de la socialización de las actividades -en especial de
las domésticas- pero ya no dentro la vivienda unifamiliar, sino en “conjuntos
privados” con viviendas plurifamiliares, donde los espacios más sociales puedan ser
compartidos.31
Ella hace hincapié en el ser humano como ente social y en que, bajo esta
condición, necesita de los demás para desarrollar su vida.
Con esta forma de concebir la vivienda, se busca romper con el
individualismo imperante en la sociedad y aumentar las posibilidades de encuentro,
sobre todo teniendo en cuenta el aumento de personas que viven solas (desde los
jóvenes, hasta los adultos mayores), y la cantidad de niños sin hermanos que
podrían beneficiarse al convivir con otros fuera de su núcleo familiar.
Cevedio argumenta que esto no es un planteamiento utópico, ya que podría
ser desarrollado desde organismos públicos o sindicatos32.
Podemos agregar, también, que estas no son ideas nuevas o
revolucionarias, la historia está plagada de ejemplos -construidos y no construidos-
que verifican este concepto, desde el Falansterio de Fourier y el Familisterio de
Godin, pasando por la Unidad de Marsella de Le Corbusier, o el Narkonfim de
Guinzburg, hasta el hotel Waldorf Astoria estudiado por Puigjaner en Ciudad sin
Cocina.33
En lo que respecta a la situación argentina cabe mencionar ciertas acciones
que, en general, surgen de necesidades sociales y que pueden ser tomadas como
ejemplo. Hablamos de organizaciones en barrios de bajos recursos, generalmente

29
FONSECA SALINAS, Marta. Op cit.
30
CABALLERO GALVÁN, Javier Op.Cit p.48.
31
CEVEDIO, Mónica Op.Cit. p.100-102
32
Ibid p.100-101
33
PUIGJANER, Anna. Ciudad sin cocina. Tesis Doctoral para la Universidad Politécnica de Catalunya. Publicada
en el sitio Tesis Doctorales en Red. 2014
15
lideradas por mujeres, que se encargan de la formación de copas de leche,
comedores, apoyos escolares, producción de alimentos, etc. Es decir, tareas
reproductivas, que se reconocen como necesidades comunes y se colectivizan.

3) División funcional del espacio.


Todos coincidimos en que la arquitectura es útil, ya que nace como
respuesta a necesidades de las personas. En este apartado, la intención es indagar
sobre el sentido que se le ha dado a esa utilidad, preguntarnos cuáles son las
necesidades a las que responde la vivienda, de dónde nace su programa
arquitectónico y qué plantean los autores a la hora de re-pensarlos desde la
diversidad.
Caballero Galván explica que desde comienzos del siglo XX la lógica
mecanicista instaurada por el positivismo contribuyó para entender a las personas
como una máquina con un fin: “trabajar y consumir”. Se comienza a entender a la
vivienda como un verdadero nodo de funciones específicas, resumidas en la triada
“cocina-dormitorio-baño”34

De la misma manera en que el hombre moderno ya no viste


indumentarias históricas, sino trajes modernos, también necesita
una casa moderna, apropiada para él y su tiempo, equipada con
todos los aparatos modernos de uso cotidiano. La naturaleza de un
objeto viene determinada por lo que hace. Para que una caja, una
silla o una casa funcionen correctamente tienen que haber sido
estudiadas previamente, de modo que puedan desarrollar su
función a la perfección; en otras palabras, el objeto debe cumplir su
función de manera práctica, debe ser barato, duradero y
bello.(Gropius, Cita en Roth 2008)35

Cuando Gropius compara la casa con una silla, o una caja, demuestra que la
entiende a ésta como un instrumento funcional, la función de la casa ya viene dada,
su fin es específico.

34
CABALLERO GALVÁN,Javier. Op.Cit. p.43.
35
ROTH, L. M. Entender la arquitectura. Barcelona: Editorial Gustavo Gili. 2008. p.510
16
En líneas generales, la mayor parte de la gente tiene las
mismas necesidades en la vida. El hogar y su mobiliario son
productos de consumo masivo y su diseño es más una cuestión
racional que pasional.(Gropius, Cita en Roth 2008)36

Galván afirma que “aquí asistimos a la gestación del arquetipo hoy difundido:
el de una vivienda que es una máquina para satisfacer necesidades biológicas
universales”37
Bajo el mismo criterio surgirá la “vivienda mínima” de Klein, o la “máquina de
habitar” de Le corbusier38, dos ideas que requerirían un estudio más profundo desde
el género, pero que son, según Galván, respuestas a un problema “multifactorial”, no
arquitectónico, sino, de orden político: la contención de la clase obrera.
El higienismo entra en cuestión aquí, para definir cuál es la medida del
confort en aquella vivienda mínima. Es así como la vivienda comienza a diseñarse
bajo normas establecidas por el saber médico: ventilación mínima, iluminación
mínima, suministro de agua, etc.
Para Galván, el criterio de diseño feminista o desde el género, deberá
contemplar no sólo los requerimientos materiales para mantenernos vivos, sino
también aquellos del cuidado, la socialización, la realización personal y “todas
aquellas actividades invisibilizadas por la idea de un espacio habitado por un sujeto
autosuficiente, invulnerable, autónomo y exclusivamente biológico.” 39
Darle más lugar al habitante en el proceso de construcción del espacio es
una de las claves que el autor plantea. Un espacio que sea susceptible a cambios
que expresan la individualidad, y que ampare sistemas constructivos donde el
usuario pueda participar para dejar de ser una tarea especializada.40

36
Loc cit.
37
CABALLERO GALVÁN, Javier. Op.Cit p.45.
38
“Estudiar la casa, para el hombre corriente, universal, es recuperar las bases humanas, la escala
humana, la necesidad-tipo, la función-tipo, la emoción-tipo (. . .) Todos los hombres tienen el mismo
organismo, las mismas funciones. Todos los hombres tienen las mismas necesidades. La casa es un
producto necesario al hombre”. Le Corbusier, cit. en Cevedio, Mónica. Arquitectura y Género. Espacio público/
espacio privado. Barcelona: Icaria ediciones, 2010. p. 52

39
CABALLERO GALVÁN, Javier. Op.Cit. p.48.
40
Loc. cit.
17
Hoy diseñamos viviendas “tipo”, con funciones “tipo”, para una familia “tipo”.
Construimos programas especulativos que tipifican las necesidades, basados en
costumbres de una “familia detenida en el tiempo”, como dice Mónica Cevedio.
Cevedio también plantea que “Interviniendo a través de la crítica y la
denuncia en estas últimas pautas (las costumbres), se puede tomar conciencia del
valor que encierra el programa de necesidades y usos de una vivienda, para generar
así nuevas propuestas programáticas.”41
Durante aproximadamente dos siglos se fue construyendo lo que es el
programa de la vivienda actual. Los dormitorios pasaron de ser los lugares de
reunión a la máxima expresión de la privacidad y la intimidad, (tal vez después que el
baño). Los locales húmedos ingresaron al interior de la casa, las cocinas se
convirtieron en muestrario de artefactos y aparatos.
Sin embargo, la construcción de ese programa, esa evolución histórica,
encontró su momento de pausa a mediados del siglo pasado. La vivienda dejó de
cambiar, pero no así los modos de habitar. Por el contrario, la globalización y los
avances tecnológicos han provocado, quizás, la mayor variación en los hábitos y
costumbres de las personas en los últimos tiempos.
Hoy la vivienda nos sigue hablando de los mismos roles y costumbres
machistas que hace al menos cincuenta años.
“Se trata entonces de repensar el espacio, para que no esté generado por
«roles» establecidos en función de los sexos, sino por opciones individuales.” 42
Pensar la vivienda desde lo indeterminado, desde la apertura al cambio. Pensarla
desde la capacidad de los usuarios de elegir cómo quieren habitar.
Anna Puigjaner sigue esta misma línea de basarse en opciones y no en
roles. Aquí vemos como la flexibilidad y la adaptación son características que
comienzan a repetirse a la hora de pensar a la vivienda desde la perspectiva de
género. Ella parte de la triada que antes mencionamos - cocina-baño-dormitorio -, y
se pregunta qué sucedería si quitamos la cocina.
Hoy en día, reproducimos los mismos espacios por costumbre, porque
llevamos incorporada una imagen de lo que es la vivienda.
En entrevista con Cati Bestard, Puigjaner dice: “A la cocina se la ha cargado
de valores ideológicos durante el siglo XX vinculados al papel de la mujer, a la

41
CEVEDIO, Mónica. Op.Cit. p.73
42
Ibid. p.100
18
política y a la construcción del ideal de familia.” 43 Espacios como la cocina o el estar
los repetimos automáticamente por cuestiones que tienen que ver más con la
representatividad que con el uso real.
Justamente, plantear la ausencia de la habitación-cocina nos obliga a pensar
el programa de la vivienda desde otra posición. Los locales húmedos se encuentran
anclados a la vivienda por las instalaciones que estos requieren. Plantear su
ausencia, o pensarlos como “plugins” supondría repensar la vivienda ya desde su
materialidad, para promover la capacidad de adaptación y la flexibilidad.
La vivienda podría devenir en una serie de habitaciones interconectadas sin
función específica, con cualidades de confort homogéneas, donde la actividad podría
agregarse o quitarse cual accesorio dependiendo la necesidad del habitante. 44
En la Argentina los estudios de género en relación a la arquitectura son tema
de reciente difusión, por lo que resulta difícil (o casi imposible) encontrar
publicaciones al respecto, pero no quita que en las últimas décadas no se haya
formado un movimiento crítico en torno a la vivienda contemporánea y en especial a
la construcción de su programa.
Jorge Sarquis, por ejemplo, no nos hablará sobre cómo la arquitectura
incentiva relaciones de dominación y jerarquía entre sus ocupantes, pero sí dirá que
la arquitectura condiciona las formas en que habitamos.
A la relación recíproca entre el espacio como productor de roles y de los
roles como productores de espacio, Sarquis la manifiesta en el “juego dialéctico
entre hábito y habitación”.45
Uno de los principales problemas que tenemos hoy en la disciplina, es que
seguimos diseñando repitiendo convenciones sin someterlas a la crítica. “Una familia
que no realiza reuniones sociales frecuentes no necesita un living comedor
representacional (...) si cocinas que se transforman en lugares de estar, baños de

43
BESTARD, Cati.”Anna Puigjaner: Vivir sin cocina.” Fuente: http://barcelones.com/actualidad/anna-puigjaner-
vivir-sin-cocina/2016/07/ . [Consultado en fecha: 01/07/2017]

44
“Por ejemplo, el Hotel Plaza abrió en 1907 con sus habitaciones ocupadas mayoritariamente por
residentes estables. Todas sus habitaciones disponían de tres accesos: uno de ellos conectaba la
habitación con el pasillo colectivo, mientras las otras dos puertas conectaban las habitaciones
contiguas, permitiendo de ese modo formar apartamentos cuya composición dependía de la demanda.”
PUIGJANER, Anna. “Ciudad sin cocina.” Tesis Doctoral para la Universidad Politécnica de Catalunya. Publicada
en el sitio Tesis Doctorales en Red. 2014
45
SARQUIS, Jorge. Arquitectura y Modos de Habitar. Buenos Aires. Nobuko. 2006. p.16.
19
múltiples usos por artefacto y lavaderos no necesariamente implantados en las
zonas de cocinar.”
Las superficies reducidas en los espacios destinados a dormitorios para los
hijos, el estar ligado al único acceso como filtro de control y las dobles alturas
actuando de panópticos son signos de la estructura patriarcal vigente en la casa
argentina.
Si bien, los planteos de Sarquis intentan ser superadores a la vivienda tipo
argentina, tomando a las actividades reales de los usuarios como premisa de diseño,
contemplando la flexibilidad y el crecimientos progresivo, no dejan de ser respuestas
cerradas tipificadoras de los habitantes. Crea respuestas a partir de nuevos tipos de
unidades de convivencia46, en lugar de buscar una vivienda susceptible de cambiar
dependiendo del modo de habitar de las personas.
Roberto Kuri es quizás el que más se acerca a las corrientes de
pensamiento feminista, ya que habla del rol femenino - no de la mujer- y de cómo
éste se volvió “menos doméstico y más público”.47
Kuri ya no intenta volver a tipificar a los usuarios sino que, entendiendo el
amplio espectro de modos de habitar, plantea dejar de hacer “confecciones a medida
para programas hoy dinámicos”,48 y que nos concentremos en entender a la vivienda
como un proceso, resaltando la versatilidad y la indeterminación. Cita a Amos
Rapaport diciendo que:

El mejor método, tanto desde el punto de vista pragmático


como humano, parece ser el descubrir cuales son las necesidades
mínimas y hacer el proyecto partiendo de aquí, en forma tan libre y,
poco ajustada que permita dar cabida a todas las diferencias,
preferencias y cambios posibles, incluso las accidentales e
imprevisibles. El diseñador debería renunciar a una parte de su
control absoluto y concentrar su capacidad en el diseño de marcos.49

46
Ibid. p. 25.
47
KURI, Roberto. “La vivienda Urbana Agrupada. Ante los nuevos cambios culturales: estrategias proyectuales”.
En SARQUIS, Jorge. Arquitectura y modos de habitar. Nobuko. 2006. p.75.
48
Loc. Cit.
49
KURI, Roberto. Op. Cit. p.78
20
La idea sería entonces, adelantarse a los cambios de modos de habitar con
una arquitectura ya preparada para absorberlos, donde pensar nuevamente el
sistema constructivo de manera inteligente será crucial.

Conclusión
Lo expuesto en este estado de la cuestión, sistematizado en estas tres
variables, nos habla de la riqueza del tema y de la cantidad de formas de abordarlo.
Sin embargo, es fácil advertir que las posturas de los diferentes autores y autoras
son bastante coincidentes y avanzan sobre líneas similares, inclusive las ideas de
aquellos que no se encuentran ubicados dentro de los estudios de género.
Tanto es así, que ya resulta posible identificar estrategias o premisas
comunes para responder a cada una de estas variables.
En lo que respecta a la esfera de las tareas reproductivas y a la forma en
que estas son dejadas en un segundo plano por el sistema - junto con los cuerpos
que las llevan a cabo - , podemos decir que el primer cometido de la arquitectura es
su VISIBILIZACIÓN. Darles la representación adecuada en el espacio, de manera
que las actividades que allí se realicen comiencen a adquirir presencia y valor.
Esto supondría un paso para que los trabajos de cuidado adquieran la
misma importancia que los trabajos productivos, y de esta forma pueda llevarse a
cabo el verdadero cambio.
En cuanto a la división de esferas público-privado, que divide al espacio en
dos como si los hábitos de las personas se desarrollaran de una manera tan
taxativa, la idea que prima es la de la COLECTIVIZACIÓN de las actividades.
Socializar diferentes actividades, tanto productivas como reproductivas, así
como sociales o de recreación, supondría romper con este binomio paradigmático y
crear nuevas instancias espaciales de lo “semi-público” o “semi-privado”. Pero no
desde una situación meramente espacial, como podría ser un porche de acceso o un
jardín frontal, sino desde los usos y las actividades comunes que solemos realizar en
la “intimidad” del hogar y que podrían ser socializadas para lograr mayores
beneficios.
La tercera variable, la división funcional del espacio, que presupone los
hábitos y formas de vida de los ocupantes, especialmente en aquellos
emprendimientos donde el usuario no es el comitente, podría encontrar su respuesta
en la idea de la INDETERMINACIÓN funcional.
21
El cambio de paradigma estaría en dejar de pensar que a cada “tipo” de
habitante le corresponde un “tipo” de vivienda y comenzar a pensar que la vivienda
debe ser susceptible a cambiar dependiendo de los usuarios que la habiten.
Claro que todas estas premisas plantean más interrogantes. ¿Cómo serían
las resultantes espaciales y programáticas de estas premisas? ¿Cómo repercuten
estas ideas en el plano tecnológico de la vivienda? ¿Contamos con la pericia técnica
y tecnológica para desarrollar una vivienda verdaderamente “adaptable”? ¿Cual
seria la forma de hacer llegar estas ideas a la sociedad?
Una pregunta muy importante, y sobre todo si consideramos que el tema aún
está en constante discusión seria si ¿Es posible resumir en las variables
mencionadas las formas en que espacio y género se influyen recíprocamente?
¿Existen otros elementos en la concepción del espacio doméstico que perpetúen
desigualdades y que aún no fueron visibilizados?
Si expandimos el espectro de análisis más allá del binario varón-mujer e
incorporamos a otros tipos de cuerpos e identidades ¿Que variables nuevas
aparecen? ¿Cómo cambian las ya mencionadas?
Ya enfocándonos en el contexto argentino, y teniendo en cuenta la novedad
del tema y la falta de teoría publicada respecto a la vivienda vista desde el género
nos preguntamos ¿Qué particularidades tiene el espacio doméstico argentino?
¿Cuales son las condiciones físico-espaciales de la vivienda argentina que funcionan
como perpetuadoras de roles de género? ¿Podrían surgir variables diferentes a las
antes mencionadas? ¿Qué estrategias surgen para romper con las desigualdades en
el espacio doméstico, pero pensando ya desde el contexto argentino?

22
OBJETIVOS

Objetivos generales:
- Explicar de qué manera el espacio doméstico es producido-por y productor-
de roles de género.

Objetivos particulares:
- Distinguir la diversidad de modos de habitar y la forma en la que se
relacionan con el espacio que las contiene.
- Detectar los aspectos, del espacio doméstico, que a lo largo de la historia han
determinado las condiciones de dominación de un género sobre “los otros”.
- Conocer estrategias que sirvan para desalentar el proceso de producción de
roles de género en el espacio.

23
HIPOTÉSIS

Podemos pensar estrategias para que la vivienda contemple los diversos modos de
habitar a través del reconocimiento y análisis de condiciones físico-espaciales que
perpetúan roles de género.

24
MARCO TEÓRICO

Género: características propias de los individuos (raza, sexo, clase social, edad,
personalidad, etc) que construyen el comportamiento y se expresan en las
relaciones con el otro.

Patriarcado capitalista: Sistema dominante de una sociedad que atribuye roles en


función del sexo. El sexo masculino es el que ejerce el poder, toma decisiones y
produce el capital, dejando al sexo femenino en un plano de inferioridad y
sometimiento, relegándolo al cuidado de los demás.

Modos de habitar: Habitar es la conciencia de ser en un espacio. Desarrollamos


nuestras vidas respondiendo a necesidades del ser, a través del razonamiento y el
poder de elección. Es así como surgen los distintos modos de habitar que derivan en
hábitos.
Habitar crea hábitos y estos hábitos son principio de habitación.

Espacio doméstico: Lugar encargado del cuidado y de los modos de organización.


Se define en cuanto a las tareas reproductivas que allí se realizan, no por las
paredes que las contienen. No debe confundirse con espacio privado, como muchas
tareas reproductivas se dan en el espacio público, este es dinámico, acompaña a la
persona doméstica.

Vivienda contemporánea: Vivienda que se reproduce en la actualidad.


Si entendemos que contemporáneo hace referencia a atender problemáticas
actuales, vemos que paradójicamente, la vivienda actual no contempla las
necesidades de los usuarios que hoy existen, ya que que es la reproducción de un
modelo detenido en el tiempo.

25
PLAN DE TRABAJO

PRIMERA PARTE. GÉNERO Y ARQUITECTURA.


Conceptos introductorios generales.
Género / patriarcado / capitalismo.
Esferas público - privado.
El espacio productor de roles de género.

SEGUNDA PARTE. MODOS DE HABITAR.


La construcción de la familia tipo.
La diversidad como paradigma.

TERCERA PARTE. VIVIENDA CONTEMPORÁNEA ARGENTINA.


Análisis histórico desde una perspectiva de género.
Respuestas fuera de la perspectiva de género.

CONCLUSIONES.

ESTRATEGIAS.

CRONOGRAMA

26
ANEXO

Imagen 1: Planta tipo “Casa Chorizo”.

Imagen 2: Planta tipo “Casa Cajón”.

27
Imagen 3: Planta vivienda colectiva. (Conventillo)

28
BIBLIOGRAFÍA

BEAUVOIR, Simone de. El segundo sexo. La experiencia vivida. Buenos Aires: Siglo
Veinte, 1983.

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identidad,trad. Muñoz, M. Antonia. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, 2008.

CEVEDIO, Mónica. Arquitectura y Género. Espacio público/ espacio privado.


Barcelona: Icaria ediciones, 2010.

DEL VALLE, Teresa. Andamios para una nueva ciudad. Lecturas desde Ia
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LIERNUR, Jorge Francisco y ALIATA, Fernando. Diccionario de Arquitectura en la


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2004.

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MUXI MARTINEZ, Zaida. Postsuburbia. Barcelona:Editorial Comanegra, 2013.

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ROTH, L. M. Entender la arquitectura. Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 2008.

SARQUIS, Jorge. Arquitectura y Modos de Habitar. Buenos Aires: Nobuko, 2006.

WITTIG, Monique. El pensamiento heterosexual, El pensamiento heterosexual y


otros ensayos, trad. Javier Sáez y Paco Vidarte, Egales. Madrid, 2006.

FUENTES
Publicaciones y tesis
CABALLERO GALVÁN, Javier. “Los criterios de diseño arquitectónico de la vivienda
moderna desde la perspectiva de género. “Universidad Nacional Autónoma de
México, Programa Universitario de Estudios de Género. 2016.

29
FONSECA SALINAS, Marta. “Casa sin Género”. En MONTANER, J. M.; MUXI
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Barcelona: Laboratorio de la Vivienda Sostenible,2014.

MURILLO, Soledad. “Espacio doméstico: el uso del tiempo. Jornadas de la


Universidad Carlos III.” Publicado en la web de la autora. [Consultado en fecha:
01/07/2017]
NOVAS, María. “Arquitectura y Género. Una reflexión teórica.” Trabajo fin de Máster
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PUIGJANER, Anna. “Ciudad sin cocina.” Tesis Doctoral para la Universidad


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RAMOS, Jorge. “La habitación popular urbana en Buenos Aires. 1880-1945. La


mirada tipológica”. Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. 1998

Artículos web

BESTARD, Cati. “Anna Puigjaner: Vivir sin cocina.”.


Fuente:http://barcelones.com/actualidad/anna-puigjaner-vivir-sin-cocina/2016/07/.
[Consultado en fecha: 01/07/2017]

ARJONA, Isabel. “La casa sin género:Una reflexión (diferente) sobre cómo vivimos.”
https://www.houzz.es/ideabooks/70718783/list/la-casa-sin-genero-una-reflexion-
diferente-sobre-como-vivimos [Consultado en fecha 27/06/2017]

RODRIGUEZ, Carlos. “La familia tipo sigue siendo típica”. Fuente:


https://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-197645-2012-07-01.html [Consultado
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en fecha: 02/06/17]

Audiovisuales

30
MUXI MARTINEZ, Zaida. Barrios y viviendas para el siglo XXI. Conferencia en
Buenos Aires Creativa 2013: Ideas para la inclusión. [video] Disponible en:
https://youtu.be/qwF9oNYr8cI [Consultado en fecha 08/04/17]

CEVEDIO, Mónica. Arquitectura y Género. Espacio público / espacio privado.


"Repensar los espacios que habitamos” Seminario de investigación Género y TICs
del IN3. Universidad abierta de Catalunia. [video] Disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=Q9s8j8EnfkI [Consultado en fecha 08/04/17]

31

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