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Nº 152 Agosto 2011 | 72 páginas | DISTRIBUCIÓN GRATUITA

Periódico mensual orientado a la difusión y el desarrollo del psicoanálisis


LETRA VIVA LIBROS | Av. Coronel Díaz 1837 | Ecuador 618 | Buenos Aires | Tel. 4825-9034

Constitución
Un psicoanalista…
fotograma por fotograma
Entrevista a Hugo Dvoskin
por Emilia Cueto, pág. 52

La naturaleza del “Je” (Segunda parte)


Juan Bautista Ritvo, pág. 56

La desaparición del Dr. Gabriel


Subjetiva
Castillo Cerna y la Asociación Ricardo Rodulfo, pág. 3 | Esteban Levin, pág. 18
Psicoanalítica Chilena
(Segunda entrega)
Elsa Coriat, pág. 24 | Norma Bruner, pág. 30
por Silvana Vetö, pág. 58 Silvia Tomas, pág. 38 | Ariel Pernicone, pág. 42
Introducción a El sexo y el espanto, Aurora Favre, pág. 48
de Pascal Quignard
por Pablo Peusner, pág. 59

Crepúsculos
por Mario Pujó, pág. 60

Formas de autismo (Segunda parte)


por Osvaldo F. Meira, pág. 62

Acerca de una Emet del texto


“Transmisión y Talmud”: el Lacan
judío [XXIV]
por Silvia Nora Lef, pág. 64

DOSSIER MARTIN HEIDEGGER


Lo Sagrado: (in)vocación y peligro
por Ricardo Álvarez, pág. 65

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STAFF Y PRODUCCIÓN Constitución subjetiva

Presentación
Director - Propietario:
Raimundo A. Salgado
Director ejecutivo: Leandro Salgado

E
Coord. de contenidos: Alberto Santiere
l viejo continente ha visto surgir y teórico de todas las problemáticas que
Coord. de contenidos Web: Eugenia Etcheverry
grandes teorizaciones acerca de la afectan al campo de la misma. La mira-
Publicidad: Mariana Coto
Diseños de publicidad: Cecilia Zugasti
constitución subjetiva. El andamia- da, el juego, y la interacción con los otros,
Colaboración: Leonardo Bacarin
je conceptual de Melanie Klein –por ejem- dan crédito al despliegue simbólico, sin el
Corrección: Patricia Yohai plo– ha sido uno de los más osados en si- cual el niño quedaría “pagando”.
tuar basamentos precoces del psiquismo. No deseamos que el territorio del niño
Imago Agenda N° 152 Luego cobró fuerza la idea de un sujeto y sus problemáticas encuentren su sino
Agosto 2011. Segunda época. Año XXX. “hablado” y construido desde antes de como mero confirmador de supuestos o
existir. El influjo de lo transgeneracional, como standarizado objeto de la ciencia.
Periódico gratuito orientado a la difusión el lugar del deseo de los padres que aloja Por eso es momento propicio para profun-
y el desarrollo del psicoanálisis. al embarazo, el nombre otorgado, la di- dizar y difundir los alcances de investiga-
Tirada: 12.000 ejemplares. mensión del Otro del lenguaje, las vicisi- ciones y de tratamientos combinados, de
tudes de las funciones paterna y materna, exponentes locales que pulsan conceptual
Imago Agenda es una publicación de etc., son todos indicadores que nos aproxi- y vigorosamente. Más allá de las visiones
man a qué características detentará el su- eurocéntricas –que gozan del resplandor
Letra Viva, librería-editorial jeto en su devenir. Solo que al momento de diferentes faros de pensamiento–, aquí
especializada en psicoanálisis desde 1967 de ser traído a consulta estas considera- sobra “piolín”.
Av. Coronel Díaz 1837  |  Ecuador 618 ciones e inferencias son aprés-coup, a ve- Freud en su Fort-da ponía en manos del
Ciudad de Buenos Aires, Argentina. ces cuando lo des-encadenado ya insta- pequeño –además del carretel– el comien-
Tel/Fax: (54-11) 4825-9034. ló sufrimiento. zo del manejo de la ausencia, mediante la
E-mail: letraviva@elsigma.com El estadio del espejo, es una de las for- presencia activa ligada a esbozos de pa-
Web: www.letraviva.elsigma.com mas de nominar diversos procesos que labras. Siguiendo ese hilo, proponemos
aluden a la separación y al significado que entonces autores y palabras destacados
Impreso en Talleres Gráficos “Planeta Offset”, adquieren para posibilitar lo simbólico. para, sirviéndonos de los maestros, soltar
Saavedra 565, Buenos Aires, Argentina. Meses previos operan tendencias para fa- el vuelo. Pretendemos que el “acá/aquí/
vorecer o no la instauración de la palabra, desde” (Da!) nos quede más cerca y que
Inscripta en el Registro de Propiedad
Intelectual bajo el N° 421.249.
y es quizás el desafío más extraordinario nuestra praxis llegue lejos (“Fort”).
que se nos presenta: el abordaje clínico Alberto Santiere
Impreso en Argentina.
I.S.S.N.: 1515-3398.
Constitución subjetiva
Las reseñas que acompañan las publicacio-
nes aquí destacadas fueron extractadas de
las mismas con el fin de brindar un mejor co-
nocimiento del material propuesto y facilitar
Separación y pérdida
su difusión. Declinamos, en consecuencia,
los textos: se hablará así de pérdida y
toda responsabilidad sobre las opiniones
vertidas. De la misma manera, el contenido Escribe duelo –pero como procesos normales
de artículos, dossiers y publicidades es res- o normalizados, éste es el punto– con
Ricardo Rodulfo la entrada de un chico a jardín (para
ponsabilidad exclusiva de los respectivos
autores, compiladores y/o anunciantes.
myrrodulfo@arnet.com.ar él y para su madre), para el pasaje del
primario al secundario, para fenóme-
nos de crecimiento en términos ge-
Suscríbase a
H
abía una vez… Desde hace mucho nerales, o bien para referirse al paso del
tiempo se constata una fuerte ten- tiempo: un cumpleaños, un año que fina-
Imago Agenda dencia del psicoanalista –en gene- liza…; también, claro, para separaciones
ral– a confundir separación con pérdida. entre personas que mantenían una rela-
y reciba todo el año Una asimilación que no trepida en igualar- ción estrecha. Y siempre como cosa gene-
las. Y dado que entre nosotros “pérdida” ral, no para hacer referencia a casos par-
su ejemplar equivale a duelo, se presupone un duelo ticulares o patológicos.
consecutivo a toda separación. Una paciente que está por terminar su
en la comodidad Hace ya unos cuantos años un colega secundario nos comenta de las ganas con
me lo ilustraba diciéndome, a la par que que espera ese momento, sin ninguna nos-
de su hogar me mostraba una cajita de fósforos vacía
que se disponía a tirar, “por esto, yo ten-
talgia por anticipado, su deseo de encarar
otra etapa de su vida –casi como si ésta
go que hacer un duelo, aunque sea pe-
o su consultorio. queño”. El colega en cuestión atravesó
ahora fuera verdaderamente a comenzar–
y también de su irritación porque sus pa-
por muy distintas corrientes teóricas, pero dres y otras personas –entre ellas, no po-
Más información esa concepción se mantuvo, porque es re- cas de su misma edad– le atribuyen un
telefónicamente al lativamente indiferente a ellas. Me inte- dolor por la pérdida que estaría negando
resa especialmente comprobar cómo fun- (un ejemplo, también, de cierto uso por
4825-9034 ciona esta asimilación en la vida cotidia- demás laxo de lo que tendría que ser un
na de la clínica antes que en el plano de concepto, distribuyendo “negación” a tro-
Tapa y contenido: © Letra Viva, Librería y Editorial, 2011.

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che y moche). Y no hay caso, hasta dando el beneficio de la duda, nunca ha logrado sentirlo
así. Ni un poquito. En otras palabras: sencillamente está contenta de terminar; entusiasmada
con ello y con lo abierto indeterminado que se le viene. Cosa que nadie puede aceptar.
Tampoco lo acepta sin esfuerzo un analista promedio o un psicólogo clínico vagamente
marcado por lo psicoanalítico. Se sentirían perdidos si no asociaran al hecho y a ese pasa-
je angustia, depresión, vivencias de pérdida, trabajos necesarios de duelo. Los adolescentes
en particular, muy, y los niños suelen ser las víctimas favoritas de estas atribuciones a priori
impuestas por un saber hegemónico, constantemente se los sumerge a viva fuerza en due-
los de los que nada quieren saber porque no los sienten en absoluto. Y el psicoanálisis, que
empezó sus días guiándose por lo que el paciente asociaba, hace rato que ya sabe y puede
prescindir de ese trámite.
Pero la lección que nos ofrece el material de la joven paciente es para aprovechar, pues
nos da a pensar hasta qué punto la no introducción de la alegría en la teorización –en todos
los planos que se quiera, también en la falta de alegría para pensar los analistas, inclinados
a la obediencia– distorsiona las escenas y retratos que se reconstruyen en el trabajo de to-
dos los días: la ansiedad, la angustia, la culpa, invaden irrestrictamente todo. De hacerles
caso, no entenderíamos como una persona se ríe, salvo que hagamos de ese acto una defen-
sa contra… lo que ciertamente se suele escuchar con frecuencia. Dificultad extrema para
aceptar y conceptualizar una articulación entre separación y alegría, la separación muchas
veces como una experiencia de la vivencia de la alegría y la alegría como motor impulsor de
tantos procesos de separación. En el pensamiento de Winnicott, sin llegar a desplegarlo por
completo, este movimiento se insinúa claramente cada vez que el autor insiste en que regu-
larmente los chicos van a mayor velocidad que sus padres en lo que concierne a crecimien-
to y separación, al crecimiento como separación, implicando separación. Por su parte, Jes-
sica Benjamin establece muy lúcidamente, al igual que Daniel Stern, que la separación no
necesariamente es el fin de una relación sino el indicador de un cambio en la modalidad de
ella, contribuyendo así a terminar con la confusión. En cambio, no parece que los seguido-
res de Lacan hayan aprovechado la manera en que su maestro trabajó el término en su po-
nencia de Bonneval y la tratan como si no supieran articularla al vínculo que dicha separa-
ción contribuye a sostener y hacer prosperar… todo por el lugar común de enseguida preci-
pitarse a los procesos de duelo. Sin duda, la categoría, de inspiración tan abiertamente me-
tafísica, de objeto perdido, de hacer resueltamente del objeto un objeto ontológicamente per-
dido es responsable de ello, salvo que alguien pudiera ser más sutil y conjugar y compatibi-
lizar la posibilidad de la alegría de la separación con ese registro de una pérdida no experi-
mentada en lo empírico como tal. Pero no es el caso o lo es solo en declaraciones que luego
no son acompañadas por políticas de intervención clínica concretas.
Entonces, a fin de poner remedio a tanta confusión y no discriminación, es necesario pro-
ceder a algunas puntuaciones en sí bien sencillas, pero que tengan efectos y alcance dife-
rencial.
En los procesos de separación, en principio, no se pierde nada ni es una pérdida lo que está
en juego; más bien, y a menudo, todo lo contrario, un paso de crecimiento (en un sentido
existencial antes que evolutivista). Suele presidirlos y regularlos un deseo. Por cierto, esto
no implica que no puedan doler y acarrear ansiedades multiformes, pero no está en juego en
ellos una pérdida como tal. Por lo tanto, en principio, no tienen nada que ver con el duelo y
sus trabajos. Regularmente los encontramos ritmados por estados de ambivalencia afectiva.
Un paciente cercano a los treinta años, profesional, en el que lentamente se ha ido incubando,
no sin la ayuda de su análisis, un deseo de viaje sobredeterminado (desde el costado de sus
ambiciones profesionales hasta en lo que hace a su posición en el mito familiar, pasando por
un antiguo deseo de viaje que ciertas inhibiciones bloquearon en su adolescencia tardía),
encara por fin integrar éste en el plano de lo que Freud bien llamó acción específica y realizarlo
en la realidad, sacándolo de sus escenarios en la fantasía. Finalmente la suerte lo acompaña
y consigue un puesto de trabajo en un país europeo, aquel en el que de entrada su deseo se
orientaba. Tras el estupor inicial –incredulidad porque un deseo tan postergado se demuestre
tan posible– y de un breve regocijo, lo acomete una fluctuación que pendula largamente
desde el entusiasmo, la expectativa de aventura, la curiosidad por lo desconocido hacia el
susto, el miedo a fracasar rotundamente, a no saber arreglárselas solo si su novia no puede
acudir enseguida al salvataje, cierto vago sentimiento de culpa por alejarse aún más de su
familia… Nada de esto alcanza la dimensión de la pérdida, es un conflicto desatado por la
concreción de un deseo previamente decretado como imposible por la represión. Separarse
es un esfuerzo, un trabajo, qué duda cabe, pero otro que el de duelo; fundamentalmente
es un trabajo del deseo, una categoría que quizás no estaría de más inaugurar, junto a la
de sueño y de duelo y a los trabajos del analista. Toda separación implica un trabajo del
deseo, cuya realización nunca es simple y lineal por múltiples razones. Lo que moviliza es
del orden de lo que Aulagnier bautizó como proyecto anticipatorio, también tarea desde el
punto de vista del “ego historiador” al que ella se refiere, asignando así un trabajo específico,
otro más, a esta instancia psíquica. Hace también al modo tan singular en (Cont. en pág. 16)

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Teoría psicoanalítica
No se vuelve loco el que quiere
Vicisitudes de las afecciones narcisistas
Alicia Hartmann, Letra Viva, 2011, 186 pág. / $ 62.-
Tratado psicoanalítico de la lo- En torno al sintagma laca- jo) y el de la última (el sintho- Asistencia
cura podríamos subtitular este niano “no se vuelve loco el me), lo que le permite propo- Supervisión
libro de Alicia Hartmann. Li- que quiere” la autora traza, ner que, la eficacia del análisis
bro esperado y necesario por con letra firme y munífica, la en la locura, es “inventar un
las tremendas controversias ruta a seguir en la obra laca- nuevo imaginario”. Más aún, Lic. Juan Carlos Toth
que provoca en psicoanálisis niana para distinguir locura de da cuenta de qué trata ese nue- Psicoanalista
–y sus vecindades “psi”– el tér- psicosis, arribar a su diagnós- vo imaginario y las tretas de la
mino locura. tico y trazar la dirección de la transferencia para lidiar con Tel. 4775-8038
Hartmann retoma esas con- cura. Despegando locura de él… desde lo simbólico y des- Cel. 15-5906-3320
troversias, recorre los laberin- psicosis, ubicándola como pa- de lo real. […] e-mail: imaginatoth@hotmail.com
tos que las formulaciones para- tología de borde ligada a la va- Marta Gerez Ambertín
dojales sobre la locura se plan- cilación fantasmática neuróti-
tearon y obtiene de eso un plus ca y a las afecciones narcisis-
que despeja el camino hacia la tas no psicóticas, su abordaje
formulación de la locura ubica- deja de ser un entresijo.
da, sin ambages, del lado de la Para sostener sus desarrollos
neurosis desde lo fenoménico, Hartmann recobra medular-
lo estructural y lo nodal. Rela- mente el concepto de lo ima-
ciona a la locura con la transfe- ginario desde todas sus formu-
rencia neurótica y plantea con laciones posibles, atraviesa los
agudeza la dirección de la cura desarrollos del Lacan de la pri-
en la locura. mera época (estadio del espe-

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Psicoanálisis y filosofía Documento de trabajo

Lo fundamental de Heidegger en Lacan Perspectivas


Segunda edición corregida y aumentada Aportes de la Teoría y la Clínica
Héctor López, Letra Viva, 2011, 192 pág. $59.- XIII Jornada de la Red - Documento de Trabajo
A pesar de no esperar rrido que va del Otro del Colegio de Psicólogos de la Pcia. de Bs. As. - Distrito XII,
demasiado de la filo- del lenguaje y de la Letra Viva, 2011, 220 pág. / $48-
sofía, Lacan descubrió ley a la escisión del
en Heidegger una re- sujeto? [...] Tratando de poder formalizar trabajo que permite a cada autor
sonancia muy potente Lacan descubrió algo más acerca de la diversi- desarrollar con eficiencia, sol-
para orientar su pro- tempranamente a Hei- dad que estos textos nos plan- vencia y rigurosidad su área.
pio pensamiento. La degger como herra- tean, este volumen se dividió en Es nuestro deseo que este li-
renovación de la on- mienta de su retorno tres secciones que son: bro los provoque a la lectura y
tología que significa a Freud, pero la amol- al intercambio.
la analítica del Dasein dó a las necesidades • Praxis Clínica
en El ser y el tiempo, del trabajo sobre su • Pensar el Psicoanálisis
la formulación de la pregunta objeto, que no era el “ser-ahí” • Psicología Jurídica y Educa-
por la palabra del ser a partir heideggeriano sino el incons- cional
de Aportes a la Filosofía (Acerca ciente en su estructura y en su
del evento) y el cuestionamiento práctica. No tantas veces Lacan Todos los textos escritos por
a la postura humanista del exis- habla de Heidegger, pero es su- profesionales especialistas, son
tencialismo, trazaron un cami- ficiente una mínima agudeza una invitación a compartir el
no muy seguro hacia ese vacío para percibir hasta qué punto profundo conocimiento de los
central del sujeto llamado por las ideas fundamentales del fi- temas abordados, una forma de
Freud: Kern unseres Wesens, nú- lósofo, “de los únicos hombres
cleo de nuestro ser. ¿Sería muy de la verdad que nos quedan”,
osado decir que a la pregunta operan íntimamente amalgama-
de Heidegger por la verdad del das en el trasfondo de su pen- Av. Coronel Díaz 1837 / Ecuador 618 - Ciudad de Buenos Aires.
ser Lacan responde con el reco- samiento. Tel. 4825-9034 / 4963-1985 (rotativas)

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en Episteme

“LA INFANCIA DE IVÁN”


(1962, RUSIA)
Una película dirigida por Andrei Tarkovski
y protagonizada por Nikolai Burlyayev y
Valentín Zubkov, entre otros.

SÁBADO 27 DE AGOSTO, 20 hs.

en Episteme

Coordinado por ARIEL DYZENCHAUZ


Informes e inscripción:
cafepsicoanalitico.blogspot.com
cafepsicoanalitico@gmail.com
NO ARANCELADO - VACANTES LIMITADAS

Informes e inscripción: Sánchez de Bustamante 624, Ciudad de Buenos Aires


Tel.: 4862-1119 4862-9316
info@centroepisteme.com.ar / www.centroepisteme.com.ar
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Educación especial

Relatos de prácticas con niños detenidos


en la estructuración subjetiva
Experiencias en el campo de la Educación Especial. Volumen 1
Gladys Ana Onetto (Compiladora), Editorial Relatos 2011, 160 pág. / $ 76.-
En el mes de agosto de 2010 se dos aquellos que, siguiendo a
llevó a cabo la Jornada Abierta Freud, consideran a la educa-
del C.E.N.T.E.S Nº 1 en la Fa- ción como una tarea imposible
culta de Psicología de la Uni- y que, animados por esa pre-
versidad de Buenos Aires. El misa, continúan reflexionando
título convocante: “Relatos de sobre su práctica.
prácticas con niños detenidos Relatar experiencias con ni-
en la estructuración subjetiva. ños que continuamente inter-
Experiencias en el campo de la pelan nuestros saberes y trans-
Educación Especial”. mitir esos relatos es un traba-
Primera e inaugural, en jo entre muchos. De los auto-
aquella Jornada escuchamos narracio- res de cada uno de los trabajos y de los
nes de una práctica docente pero orien- lectores que serán tales si de la lectura
tada con el discurso “psi”. salen transformados.
La empresa de imprimir las ponen- Inaugural, como el Uno que da co-
cias dio como resultado estas páginas mienzo a la serie, este Volumen 1 de la
que están dirigidas a docentes, a pro- Editorial Relatos, primer producto abier-
fesionales de la salud mental y a to- to, inconcluso y lugar de partida.

Niñez

El niño en análisis
y las intervencines del analista
Alba Flesler, Paidós 2011, 200 pág. /$75.-
Numerosas son las preguntas que se le ma la autora en el prólogo: “Inmersa en
plantean al analista de niños a la hora de el problema de nuestro tiempo, y por no
encarar su práctica: ¿cuándo tomar a un querer renunciar a él, me interesa reto-
niño en análisis?, ¿cómo delimitar el lu- mar las variantes de la cura que se apli-
gar de los padres, del juego, de los jugue- can al psicoanálisis de niños, a la luz de
tes, del dibujo en él?, ¿cuándo comenzar las intervenciones del analista. Ello su-
el análisis y cuándo darle fin?Desde una pone revisar la teoría del juego, los ju-
trayectoria en la enseñanza y una expe- guetes o el lugar de los padres, consi-
riencia clínica que la autorizan como un derando el perfil que ellos toman en la
referente ineludible en el campo, Alba perspectiva del analista, más que como
Flesler encara todas estas cuestiones, so- recurso técnico, como elementos revela-
metiéndolas a un análisis minucioso con dores de la complejidad de la estructu-
el objetivo de contribuir con el aprendi- ra humana y de los tiempos en que ella
zaje de una práctica de por sí ardua en configura su estructuración”.
Librería psicoanalítica desde 1967 lo técnico y especialmente compleja en
Av. Coronel Díaz 1837 / Ecuador 618 / Buenos Aires. su aspecto ético. Ante la proliferación de
Tel. 4825-9034 letraviva@elsigma.com
discursos que se disputan la verdad y efi-
ciencia a la hora de intervenir en el
padecimiento de los niños, Flesler se
posiciona en una teoría y una tradi-
ción, la del psicoanálisis, y desde allí
se hace cargo del deslinde necesario
entre la supuesta cientificidad y mo-
dernidad de algunos métodos y la res-
puesta histórica de la teoría freudia-
na. En este sentido, los interrogantes
planteados al comienzo de estas lí-
neas se resuelven gracias a un abor-
daje claro y preciso de los conceptos
y los casos presentados. Tal como afir-

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Psicoanálisis vincular Salud y Educación

Familias y parejas Invención de enfermedades


Psicoanálisis, vínvulos, subjetividad Traiciones a la salud y a la educación.
Daniel Waisbrot, Ricardo Gaspari (Comp.) La medicalización de la vida contemporánea
Psicolibros, 2011, 224 pág./ $ 75.- León Benasayag y Gabriela Dueñas (comps.),
Más de 30 años de psicoanálisis hetero- Novedades Educativas, 2011, 256 pág. / $ 75.-
pensamiento y tra- géneo, en diferencia.
bajo clínico con fa- Hoy, hacer ingresar Muchas enfermeda- necesidad de poner
milias, parejas y di- al consultorio a más des son creadas, in- las nociones de enfer-
versas configuracio- de un otro, se tornó ventadas o manipula- medad entre parénte-
nes vinculares, han bastante habitual en das. Se fundamentan sis, mientras se revisa
dejado una marca en la geografía psicoa- medicaciones a partir cómo se han construi-
nosotros, pero tam- nalítica. La consulta de un supuesto origen do y se siguen los ca-
bién en el psicoanáli- de pareja y la de fa- genético, se categori- minos por los que las
sis como conjunto, en milia, forma parte de za entonces la supues- personas llegan a su
su cuerpo teórico-clí- la caja de herramien- ta enfermedad exclu- ‘existencia-sufriente
nico. Dicha marca fue tas de quienes saben sivamente como orgá- consigo mismos y los
producto de la potencia de pen- que los vínculos, muchas veces nica, se crean doctri- demás’, encontrando
samiento que la perspectiva vin- sufren y hacen sufrir. Adquirió nas médicas que manipulan la que en esos caminos hubo mu-
cular en psicoanálisis desplegó legitimidad en nuestra comu- realidad y sus actores. En este chos pedidos desoídos, realida-
al abrigo de nuestras pertenen- nidad psicoanalítica como en libro se presentan indicios que des no incluidas ni indagadas
cias a la Asociación Argentina la de los consultantes, que se permitirán descubrir esta os- por la ‘urgencia’ de encontrar
de Psicología y Psicoterapia de acercan motivados a trabajar cura trama, de la que es ne- las enfermedades ya protocoli-
Grupo. Como efecto de la dise- esa dimensión del sufrimiento cesario salvar especialmente a zadas, pregonadas e inventadas
minación del psicoanálisis en la que padecen entre ellos. Este sus víctimas más vulnerables: como categorías estándar clasi-
Argentina, nuestra institución, libro reúne trabajos de autores los niños. ficatorias y etiquetadoras».
junto a tantas otras, alberga- comprometidos con la prácti- «Los autores logran un valio-
ron, formaron, instituyeron un ca vincular. so aporte, demostrativo de la Del prólogo de Vicente Galli

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Niñez

El sufrimiento psíquico en los niños


Psicopatología infantil y constitución subjetiva
Beatriz Janin, Novedades Educativas, 2011, 272 pág. / $ 75.-
En esta época, el psicoanáli- El psicoanálisis con niños es partir del aporte de diferentes
sis es una teoría y una prácti- un espacio privilegiado para la autores y de la propia clínica.
ca que subvierte lo ya dado en investigación, una encrucijada La articulación con el contexto
una sociedad en la que la coti- donde se pone en juego toda la social marca el recorrido.
dianidad está tomada por las teoría psicoanalítica. Esta obra
urgencias, la eficiencia y en la da cuenta de la articulación en-
que se suele recurrir a la vía tre los avatares de la constitu-
más corta para acallar los sín- ción subjetiva y la psicopatolo-
tomas. Escuchar el sufrimien- gía infantil, y asimismo se cen-
to de niños y padres, dejar que tra en temas específicos: difi-
se desplieguen historias, en- cultades de aprendizaje, pro-
tender los síntomas como un blemas de conducta, fobias,
llamado, un grito a decodifi- psicosis infantiles, enuresis y
car, es lo que el libro quiere encopresis, efectos de las cri-
transmitir. sis y de la violencia, pensados a

Ensayo psicoanalítico

El lenguaje corriente y la diferencia sexual


Moustapha Safouan, Amorrortu, 201, 144 pág. / $56.-
Lo importante, en materia de ficación? En cuanto a la fase ral sexual enteramente funda-
diferencia sexual, no es la rea- fálica, ¿no debe verse en ella, da en el desconocimiento de
lidad de los sexos, que está más que una teoría infan- lo que es central en todo ser
fuera de discusión, sino que til, una fantasía del lengua- humano: el deseo.
el sujeto elija un deseo con- je «corriente» entendido por
forme o no con su sexo pro- oposición a los lenguajes for-
pio. Ahora bien, ¿cómo se malizados?
hace esta elección? ¿Qué pa- Moustapha Safouan se inte-
pel cumplen, en particular, rroga sobre todos estos temas,
la función de la castración y los examina, y formula sus
la primera identificación con propuestas. Concluida la lec-
el padre? ¿Cuál es el sentido tura, es posible apreciar hasta
de esta función qué punto nuestra sociedad,
y cuál el alcan- interesada en la transmisión
ce de esta identi- de bienes, promueve una mo-

Teoría psicoanalítica

No hay relación sexual


Dos lecciones sobre «L’Étourdit» de Lacan
Alain Badiou y Barbara Cassin, Amorrortu, 2011, 128 pág. / $52.-
En «L’Étourdit» («El atolondradi- Cassin lo examina sobre la base
cho»), publicado en 1973 y con- de su relación íntima con las co-
siderado uno de sus textos más sas de la lengua, mientras que
oscuros e importantes, Lacan Badiou analiza lo que la filoso-
plantea algunos conceptos esen- fía se considera capaz de decir
ciales de su obra; entre ellos, la en cuanto a la verdad. Estos es-
famosa fórmula «no hay relación tudios de «El atolondradicho»,
sexual», que cuestiona la validez que se hacen eco entre sí, echan
de nuestra relación con lo real. nueva luz sobre el pensamiento
Alain Badiou y Barbara Cassin de Lacan y proponen una parti-
se apoderan de ese breve tex- ción que debe cuestionarse en-
to para pensar «con» él y proponen dos tre la masculinidad de Platón y la femi-
lecturas que toman por desafío el saber. nidad de la sofística.

12 | Imago Agenda | N° 152 | Agosto 2011


Fundación
espacio redes
atención integral en salud mental,
niñez, adolescencia y familia
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Teoría psicoanalítica Hemeroteca


El hombre de los lobos
Jacques-Alain Miller, UNSAM, 2011, 160 pág./ $ 65.-
Litoral /43
Trece clases sobre el Hombre de
Revista de la École Lacanienne de Psychanalyse
Una época que parece produ-
los Lobos. Jacques-Alain Miller cir ya no de manera excepcio- Litoral es una revista de la Éco- dramaturgia mexicana; es pu-
se avoca, durante un período de nal hombres semejantes a aquel le lacanienne de psychanalyse blicada en esta ocasión y dará
cuatro meses y en el marco de paciente de Freud de principios producida en México. lugar, en la presentación de la
un seminario de investigación del siglo XX cuyos rasgos Miller Este número 43 no es una revista, a un performance tea-
sobre la clínica diferencial de supo destacar. El lector decidi- excepción en lo que Litoral se tral que será dirigido por Morris
las psicosis, a estudiar el famoso rá si es mucho decir que el con- ha propuesto abordar en cada Savariego y actuado por Mario
caso de Freud. Miller comienza cepto de psicosis ordinaria en- publicación: alcanzar aquellas Zaragoza y Armando Ramírez,
presentando las distintas inter- cuentra su primer antecedente manifestaciones que llegan a quienes la pusieron en escena
pretaciones que se hicieron so- en estas trece clases que Miller problematizar la existencia co- en 1992.
bre el caso, y él mismo queda- dio entre diciembre de 1987 y tidiana y provocan transforma-
rá ubicado en la serie. Le resta- marzo de 1988. ciones subjetivas.
rá al lector, al final de la lectu- Esta vez reúne ensayos sobre
ra, evaluar si la suya es solo una expresiones plásticas, no aca-
interpretación más. En las últi- démicas, que plantean un ho-
mas clases Miller va dibujando rizonte aún no suficientemen-
un personaje nuevo, moderno te reconocido en México. Hay
–podríamos decir– contempo- en ella artículos psicoanalíticos,
ráneo; un personaje que, vein- literarios y filosóficos, pero no
te años después, él mismo no sólo esto, sino también la trans-
dudará en incluir dentro de la cripción de una conversación
psicosis ordinaria. Entre 1987 con Carlos Monsiváis a propósi-
y el momento actual, el pensa- to de Jorge Cuesta. Finalmente,
miento de Miller se ha compleji- una obra de teatro sobre Anto-
zado, posiblemente al ritmo de nin Artaud, de Juan Tovar, con-
la complejización de la época. siderada una pieza mayor de la

Esta obra aborda la cuestión de las fobias en la


infancia para el discurso del psicoanálisis.
El lector encontrará este libro dividido en dos partes,
que enlazan sus hilos al modo de una trama, que
busca conducirlo, en un trayecto de ida y vuelta
entre ambas.
La primera parte –a cargo de Ariel Pernicone–, está
íntegramente dedicada a la reconstrucción histórico
biográfica del caso “pequeño Hans” con la intención
Letra Viva Editorial tiene el agrado de anunciar de brindar el contexto en el cual surgió su escritura.
En base a documentos históricos recientemente
la segunda edición del libro: accesibles –al levantarse su restricción en los
Archivos Sigmund Freud–, se recorren los avatares
de la familia Graf: Max Graf, (padre) Olga Höenig,

FOBIAS
(madre) Herbert Graf (verdadero nombre del
“pequeño Hans”) y Hanna Graf (hermana).
En forma complementaria se incluye un “Anexo”

EN LA
con una serie de fotos, imágenes, cronología
detallada, y un árbol genealógico; con el objetivo de
ilustrar los diversos aspectos de la vida de los

INFANCIA
participantes del historial.
El lector encontrará aquí la mas completa biografía
de los integrantes de la familia que protagonizó el
historial freudiano de 1909 que aborda el síntoma
fóbico de ese niño de apenas cinco años, y que ha
De la historia biográfica sido considerado el caso fundante de la práctica
psicoanalítica con niños.
de la familia Graf a la En la segunda parte –a cargo de Mirtha Benítez–, la
autora avanza con el tratamiento de la fobia en el
fobia en el discurso del discurso del psicoanálisis, siguiendo el recorrido
psicoanálisis que va de la fobia en la estructura al síntoma fóbico.
Allí se realiza un cuidadoso relevo doctrinario sobre
el tema que ocupa a este libro enhebrando su
desarrollo con relatos clínicos extraídos de su
de Mirtha Benítez propia práctica, a través de los cuales dejará
sentada una posición respecto de cómo pensar la

y Ariel Pernicone
fobia en la estructura del ser hablante, tomando
como referencia las obras de Sigmund Freud y
Jacques Lacan.

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(Viene de pág. 4) que Winnicott acuña su propio e inconfundible concepto de


creación, pues el cumplimiento del deseo trae aparejado para el paciente nada
menos que crear entre otras cosas ese nuevo país que lo espera allá lejos, tan
hecho ya independientemente de él y tan a la espera de cómo él lo remodele y
lo singularice.
En cuanto a la pérdida, después de la equívoca depresión psicótica que dice
Winnicott –un nombre entendible por las circunstancias clínicas que presidie-
ron su gestación, pero desdichadamente despistador por su costado significan-
te; imposible arrancarle tal incidencia y que se deje entender prescindiendo de
la idea de “psicosis”, hay que poner otro nombre al asunto– y del profundo en-
sayo de Jean Allouch (nos referimos por supuesto a su excelente Erótica del due-
lo) ya no es posible mantenerse al nivel del Freud de Duelo y melancolía y se-
guir hablando de “pérdida de objeto”, se la contraste o no con la pérdida de self
que estaba en cuestión en aquella poco feliz denominación del psicoanalista in-
glés. En efecto, recordemos, el acierto de Allouch es establecer que toda pérdi-
da, toda verdadera pérdida, supone, conlleva, una pérdida de sí –una licencia
para un “lacaniano” que mereció el asombro levemente desaprobatorio de Sil-
via Fendrik: ¿podía un “lacaniano” echar mano al motivo del sí?–, y es ésto lo
que el duelo encuentra como su ardua tarea. Donde no hay nada de pérdida de
sí no debería hablarse con propiedad conceptual de pérdida. Por supuesto tal
cosa no siempre salta a la vista, puede ser causa de un trabajo, digamos diag-
nóstico, a fin de poder concluir si se trata de separación o del complejo pérdida-
duelo, si bien hay infinidad de situaciones en que la diferencia ya viene clara y
se nos viene encima en realidad.
Cabe recordar, como ayuda aclaratoria, que la idea clásica de una pura pérdi-
da de objeto sin pérdida de materia subjetiva propia implicada deriva del viejo
motivo metafísico del círculo que ingresa sin esfuerzo en el psicoanálisis desde
que éste ve la luz. Freud no puede dejar de imaginar un redondelito que sería
el sujeto y otro que sería el objeto. Si este modelo lo pasamos o lo traducimos a
banda de Moebius –siguiendo el derrotero de Lacan– se pone de relieve la im-
posibilidad –o más bien la indecibilidad–, de oponer esos dos términos que no
obstante continuamos oponiendo por mera inercia del significante. En el mode-
lo topológico y no tópico al que apela Lacan es impracticable un corte que ex-
traiga limpiamente “objeto” sin tocar ni lastimar “sujeto”.
Esto no debería inducirnos a rápidamente presuponer que lo dominante en
un duelo tenga que corresponder a pasiones tristes: Un otro que ha sido parte
esencial de un medio atacante y destructivo al par que entrelazado parasitaria-
mente a nuestra vida, ciertamente generará un proceso de difícil curso pero en
el cual puedan asomar emociones ligadas al alivio, a la liberación, a la esperan-
za, por poco que logremos deshacernos de lo de nosotros que se hizo cómplice
de aquel y nos acometió autodestructivamente.
De lo que se desprende otra posibilidad diagnóstica –y pronóstica–: todo un cri-
terio de reconocimiento de patología depresiva o de tendencias depresivas más
o menos en suspenso, donde es característico absolutamente que la separación
–casi hasta la de la cajita de fósforos– se experimente y se interprete y se nom-
bre como pérdida, caso nada raro. Nos viene a la cabeza enseguida lo de aque-
llas madres que se vienen abajo cuando transcurre la adolescencia y el paso a la
adultez joven de sus hijos, no sin dejar de influir en cómo estos
hijos a su vez conceptualizan el proceso, caso típico de aquellos
que viven culposamente, como si hicieran daño, todo separar-
se. No pocas dificultades e impasses en la vida de parejas adultas
tienen que ver con una asimilación y equiparación de este tipo.
Separarse es matar, es un acto agresivo malo.
Sólo que el analista no tendría por qué sumarse a ello ni hacer
suya tal teoría, que también es una teoría infantil, si no sexual.
Al contrario, es indispensable que él mantenga nítida la diferen-
cia y no tome una cosa por otra ni acepte sin más, naturalizán-
dolo, que la separación es una pérdida. Ni tampoco servirá que
no se sorprenda por la falta de alegría en un proceso de sepa-
ración puesto en marcha por el deseo del que ahora se tamba-
lea en medio de ella.
Asimismo será de lo más instructivo estudiar cómo en muchas
familias se encuentra fuertemente instituido un mito que pone
toda separación propia de la vida en la cuenta de una pérdida
irreparable y, no contenta con ello, lo presenta como si sentirlo
así fuera lo más natural del mundo.

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Constitución subjetiva

Plasticidad simbólica y experiencia corporal


en el origen del sujeto
y viene). Cuando tiene 16 meses, la mamá queda embaraza-
Escribe da y al nacer la beba, niega su presencia. Se mantiene total-
mente indiferente a ella, la ignora por completo. “Para Agus-
Esteban Levin
tín-afirma la mamá-la hermana no existe, él está peor desde
levinpsicom@elsitio.net
que ella nació”.

L
os que trabajamos en la clínica con niños estamos muy De la estereotipia al susurro del gesto: Cuando Agustín
preocupados. Nos encontramos con diagnósticos y pro- entra al consultorio junto a sus padres, reproduce las mismas
nósticos precoces que estigmatizan el desarrollo y la cons- acciones, se mueve de un lado para el otro por la sala, el escri-
titución subjetiva, por ejemplo: torio, el balcón, la cocina, el pasillo, el baño, parece no mirar
nada. Toca una pelota, luego un papel, un autito, un muñeco
Los padres de Martín, 2 años, concurren con su hijo a una y al instante lo suelta. Se mueve, busca otra cosa, agarra una
entrevista con una neuróloga especialista en problemas del pelotita y comienza a balancearse con ella en la mano. Ante
desarrollo infantil. A los diez minutos, Martín quiere agarrar esta actitud, intento frenar el movimiento para relacionarme
unas galletitas que la mamá de ex profeso había colocado en con él. Le pido la pelota, le tiro otra, lo llamo, intento compar-
el escritorio, entonces extiende la mano pero en ese momento tir ese movimiento alocado pero “indiferente” gira y sigue ca-
la doctora coloca la suya antes, evitando que la tome. Martín minando o balanceándose estereotipadamente. Toca una cosa,
sin mirarla se retrae y se acurruca claramente inhibido en los otra, mueve un sonajero, un lápiz, una cuerda y así, sin dete-
brazos de su madre. La doctora insiste con el gesto tomando nerse continúa moviéndose, aprieta su mano, la tensiona, se
las galletitas y pretende al mismo tiempo que Martín las aga- crispa y sigue sin pausa el movimiento.
rre, le demanda que busque nuevamente las galletitas que an- Frente a esta movilidad anónima intento demandarle un
tes quería. Ella insiste e insiste, el pequeño en un gesto clara- gesto, relacionarme con él, a partir de cada objeto que toca.
mente defensivo no le responde. Reitera su insistencia y final- Sin embargo, el toque es inconsistente y se pierde en el trajín
mente exclama: de cada movimiento. Al terminar la sesión, muchos juguetes y
—“Tenemos que hacer más estudios pero su hijo es un TGD. cosas del consultorio permanecen desparramados, dispersos.
¿Ve esta actitud? No vuelve a buscar las galletitas, no respon- En esa “realidad fragmentada”, sin escenario ni escena, termi-
de a mi pedido. Además el retardo en el lenguaje es signo del nan las primeras sesiones con Agustín sin encontrar todavía el
mismo problema. Sí, sí, es un niño TGD y tiene que hacer la modo de relacionarme con él.
terapéutica y el entrenamiento correspondiente. Tomaremos En esta intensidad e incertidumbre ¿de qué modo constituir
unas pruebas para ver cuál es el tratamiento conductual. Igual un gesto al estereotipar? ¿Cómo abrir una demanda frente a
no se preocupen, todo eso lo paga la obra social, con el certi- tanta fragmentación? ¿Es posible entrever un diálogo a través
ficado de discapacidad que van a obtener sin problemas con de la mirada, el rostro, la palabra y la gestualidad?
este diagnóstico”… Durante varias sesiones, deambulando con Agustín, procuro
relacionarme con él y comparto la desazón, el quehacer caótico
Agustín es un niño de 2 años que posee un diagnóstico de y la indiferencia que no deja de asediarme. Hasta que en una
Trastorno General del Desarrollo no especificado. Con anteriori- sesión, Agustín hace un movimiento para dirigirse a la cocina
dad habían recibido otro diagnóstico de espectro autista, según y le tomo la mano. “Qué linda mano”, exclamo con mi voz y la
ese criterio clínico tenía “trastornos cualitativos de la relación actitud postural que lo acompaña. La crispación y tensión pa-
social, de las funciones comunicativas, del lenguaje receptivo rece ceder, el tono baja y parece abrirse. Comienzo entonces
y expresivo, de las competencias de anticipación y freno inhi- a acariciarle la mano, hablándole, cantándole de este modo:
bitorio, de la imaginación y las capacidades de ficción y de la “Hola, hola, hola mano, hola, hola dedos”, y a medida que voy
flexibilidad comportamental”. Frente a este verdadero catálo- recorriendo los dedos, lentamente voy creando una canción que
go y clasificación de trastornos, que a su vez requiere diferen- nos cobija y habita pues al mismo tiempo que toco su mano y
tes programas de modificación de conducta, los padres angus- Agustín se acomoda a ese toque, soy tocado por él. Ese diálo-
tiados y desorientados deciden hacer otra consulta. go sensible y vivaz, se estructura entre toques, que se alejan
¿Qué efectos puede tener para los padres semejante diag- del tacto en sí mismo para acariciar palabras, imágenes, ges-
nóstico? ¿Pueden tantos trastornos abarcar la problemática y tos que en ese instante se producen. Surge lo intocable del to-
el sufrimiento de un niño de 2 años? ¿Qué se evalúa y espera que en la intimidad del encuentro.
de un niño pequeño que todavía no habla? Pensemos ese movimiento gestual ya que en ese momento le-
El papá comenta preocupado que él se apegó mucho a su hijo vanto la mirada que acariciaba la mano junto a la tonalidad de
ya que durante muchos años “era todo lo que quería tener”. La la voz, la melodía y la canción y me sorprendo con la mirada
madre ya tenía otra hija de un matrimonio anterior y cedió el y el rostro de Agustín que me mira… En ese umbral levanto el
protagonismo de la crianza al papá, quien se ocupa de alimen- rostro y allí estamos, juntos, en ese espacio “entre los dos” que
tar, cuidar y estar con Agustín. se produce en escena: “Hola, hola Agustín”. Me mira, lo miro.
Agustín cada vez se aísla más, no registra cuando lo llaman “Hola, hola Esteban”, enuncia desde la gestualidad de un ros-
o le piden algo. En esa soledad desolada comienza a tener con- tro que se empieza a abrir a un otro.
ductas repetitivas, como balanceos, estereotipias y movimien- Entreveo la postura relacionándose con la escena en el pla-
tos sensorio-motores descontrolados (salta, corre, se agita, va cer de las miradas y la tristeza de una historia que no alcan-

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za a descifrarse ni a traducirse en palabras, y sin embargo, en barba, hola barba, hola Agustín, hola Esteban”. El gesto crea
una pausa, en un silencio, son las palabras encarnadas en las la caricia y la caricia el gesto, la presencia y la ausencia, la dis-
melodías, en los timbres de voz y el gesto los que constituyen continuidad entre toque y toque se articula en la palabra me-
e instalan un puente entre esa sensación, ese afecto y la expe- lódica. De este modo adquiere fuerza y consistencia el escena-
riencia infantil que vamos descubriendo. rio que se encarna en el rostro, en lo corporal. Concomitante-
Esta experiencia del toque sutil en lo intocable, del rostro mente la postura, el tono y la sensibilidad propioceptiva se aco-
abierto al otro rostro, que mira la mirada del otro y se recono- modan a la escena y generan la experiencia infantil que pro-
ce en ese espacio-tiempo, irrumpe de repente, sin aviso previo duce plasticidad simbólica y anuda la neuroplasticidad entre-
y brota la extrañeza y el acontecimiento que nos estremece y lazada al campo del Otro.1
conmueve. La experiencia sensible del encuentro de los rostros Sostenemos una posición que lejos de esquivar o excluir el
es una gestualidad implanificable e improgramable. Surge de sufrimiento, la sensibilidad y lo inverosímil del azar, nos inclui-
la demanda y el deseo del otro. mos en él para rescatar la singularidad de cada gesto, de cada
En este sentido llama a una respuesta anudada a una relación rostro. En esa alteridad surge la ética como respuesta móvil,
evidentemente transferencial, “marcante”, que como efecto de plástica a la problemática que nos presenta cada niño y su fa-
ese acto provoca una huella que transforma de allí en más la milia. Agustín, mirándome, toca mi barba, al mismo tiempo
monotonía de la acción en la espesura de un gesto, el ver en la es tocado por ella, por la mirada y la palabra. Doble espejo de
riqueza de la mirada, el ruido en el sabor de la melodía, el to- fuerzas, miradas, toques y palabras que se sustentan en la ex-
que en la tenue caricia. periencia infantil, productora de subjetividad.
El acontecimiento sorprende por lo imprevisto de la reali- El rostro del Otro representa la humanidad de una demanda
zación, del acontecer que se desconoce a sí mismo, quiebra el y un interrogante que ni los ojos, ni la cara, ni el cuerpo alcanza
orden o el desorden imperante y obliga a una transformación, a responder y, sin embargo, no es sin ello que la experiencia de
a una nueva configuración del cuerpo, de la imagen corporal, rostro a rostro, de lo corporal abre las vías para el nacimiento
del espacio como lugar de relación, del tiempo como histori- de un sujeto. Por eso, la relación con la infancia, con la propia
cidad encarnada. y la del otro sin duda tiene que estar viva. Sólo de este modo,
En el origen, sin duda, el inconsciente es cuerpo, espacio y la punta de los dedos de Agustín tocan el rostro y lo intocable
tiempo que se entrelaza en la singularidad del acontecimien- se juega en la inminencia de esa imagen donde él puede reco-
to que realiza y crea cada sujeto. Agustín y Esteban se miran nocerse. La piel se configura entonces como superficie de aper-
los rostros, en esa perplejidad se encuentran por unos instan- tura pero los dedos como tales, como órganos, se pierden tan
tes, suficientes para habitar un espacio que no podría soste- pronto como aparece allí un sujeto. Éste hurta la organicidad y
nerse sólo; ocurre entre ambos. Allí se juega el deseo de donar crea la trama deseante que lo convoca a la novedad de lo nue-
al otro y el don del deseo, la intensidad que marca la diferen- vo, al origen que en tanto tal está perdido y a la vez no deja de
cia y la plasticidad. ser recuperado como memoria imperecedera, aquella que jamás
En ese espacio donde la mirada deviene gesto, el eje del cuer- se recordará del todo pero que nunca podrá olvidarse.
po se acomoda al rostro y éste acaricia el sentido. Lo intoca- ___________
ble del toque se hace sonoridad convocante y la voz se pliega 1. Véase Levin, Esteban: La experiencia de ser niño. Plasticidad simbólica,
en la sensibilidad. Nuestra función es dar lugar a que el acon- Nueva Visión, Buenos Aires, 2010
tecimiento suceda y como tal desaparezca ya que lo esencial
está en lo que sucede. Para que la experiencia se transforme en
acontecimiento, el don del deseo se transmite en el acto mis- Si Ud. vive en el Gran Buenos Aires o
mo de mirar y reconocerse en el rostro del otro sin esperar re-
ciprocidad. Se le ofrece un lugar deseante que lo cobije, lo ha- en el interior del país puede comprar
bite y lo aloje, al mismo tiempo que genere la intimidad nece-
saria para la emergencia de la subjetividad en escena.
sus libros en LETRA VIVA como
Nosotros consideramos que la condición corporal es condición
subjetiva y responde a una ética del deseo que se estructura des-
si visitara nuestro local
de la experiencia corporal de un sujeto. Desde una posición di- Utilice nuestro sistema de contra reembolso, la forma más
ferente a la de quienes piensan la conducta y lo metodológico rápida, económica y segura de recibir sus libros en su hogar
desde una perspectiva técnica y moralista que determina anti- en un máximo de 72 hs. hábiles y abonándole la factura
cipadamente cuál es la respuesta o la experiencia normal y cuál
es el déficit, según criterios estandarizados y clasificados siem-
al cartero del Correo Argentino. Además conserva todos
pre previamente a cualquier singularidad e historicidad. El niño los beneficios de comprar en nuestro local de Coronel Díaz
pasa a ser un instrumento, un apéndice del método. 1837, como el descuento acumulativo en su ficha de
En la intimidad de la escena con Agustín, del rostro de uno cliente y recibiendo junto a su pedido nuestra publicación
al rostro del otro, hay un pasaje único, una potencia, donde mensual Imago Agenda. Puede hacer su pedido mediante
se pierde la cara (como organismo) y aparece el rostro (como nuestra página web: www.imagoagenda.com donde
gesto). En él se asienta la plasticidad neuronal, las nuevas re- encontrará más de 23.000 títulos especializados de todas
des neuronales con el fulgor deseante, con el impulso afecti- las editoriales argentinas y extranjeras. O si lo prefiere por
vo, propios de la plasticidad simbólica. Los ruidos y sonidos se e-mail: letraviva@elsigma.com, teléfono o fax al (011)
metamorfosean en voz y la palabra cantada deviene melodía
infantil y se abre al vértigo de la curiosidad por lo que vendrá
4825-9034 (rotativas).
en un próximo encuentro.
Agustín me mira, nos miramos rostro a rostro. La cara se ha Av. Coronel Díaz 1837 / Ecuador 618
perdido como órgano y sucede el gesto. Agustín, sin dejar de Ciudad de Buenos Aires. Tel. (011) 4825-9034
mirarme, acerca la mano y toca la barba, es un toque curio- e-mail: letraviva@elsigma.com / www.imagoagenda.com
so, tierno, acompaño la gestualidad con palabras “sí, esta es la

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Constitución subjetiva

Apuntes acerca de los primeros tiempos


esquemas que les propongo y que están extraídos del jugo de
Escribe la experiencia, trato de establecer tiempos. No son por fuer-
za tiempos cronológicos, pero no importa, porque también los
Elsa Coriat tiempos lógicos pueden desarrollarse sólo en una determina-
elsa_coriat@fibertel.com.ar da sucesión”1.
El grafo 1 –de la edición de Paidós–, donde todavía no está
presente el moi, necesariamente corresponde al tiempo previo

L
a primer experiencia de satisfacción es algo así como el Big al estadio del espejo. Hay un sujeto barrado, pero ubicado en
Bang del psiquismo, por un doble motivo: 1) porque na- el lugar donde más adelante se instalará el Ideal del Yo (aba-
die puede dar testimonio de lo que allí acontece, pese a lo jo, a la izquierda). En el lugar donde más adelante se ubicará
cual es posible su reconstrucción lógica –y con bastante preci- el sujeto hay, por ahora, una Δ cargada de un misterioso silen-
sión– a partir de lo que sucede aprés coup; 2) porque cada uno cio. Podemos considerar a esta Δ como el organismo –es decir,
de los elementos de lo que podría llamarse el álgebra de la teo- el cuerpecito real del bebé– “el pez en su nado vivo”, que es
ría psicoanalítica (a partir de Freud y siguiendo a Lacan) –obje- enganchado por el anzuelo significante del Otro2. En el cacho-
to a, otro, Otro, sujeto, significante, letra, deseo, etc., etc.– sale rrito humano hay una prematurez que posibilita y casi exige la
disparado por primera vez, en impresionante eclosión, inician- alienación, pero no nace alienado. La alienación –la alienación
do el camino que los llevará a su ubicación más o menos defi- al Otro, se entiende– es una operación que depende de los ac-
nitiva en la estructura. tos del otro que ejerce función materna (ya sea éste la madre,
¿A qué estructura me refiero? A la estructura del sujeto, que el padre, algún vecino o una enfermera). Sólo aprés coup el su-
todavía no existe en lo real. El sujeto deberá advenir, y en ha- jeto podrá decir: “yo elegí instalarme en el Otro” –paradojal-
cerlo posible estará comprometida la ética del analista que sea mente sólo podrá decirlo con pertinencia recién una vez que ya
solicitado a intervenir en la clínica de los problemas de los pri- se haya decidido por la separación–. Mientras tanto, es decir,
meros tiempos. como mínimo durante esos primeros seis meses, conviene teo-
Si un analista interviene convendrá que tenga presente –valga rizar al bebé como un puro objetito sometido absolutamente a
la obviedad– que un bebé recién nacido no sólo no es igual a un la acción del otro –acción del Otro que lo escribe–.
adulto sino ni siquiera a un niño pequeño; es más, lo que acon- ¿Y el sujeto barrado de “abajo a la izquierda”? Me parece que
tece alrededor de los seis meses implica un bebé que no será el conviene considerarlo como el sujeto supuesto por los padres
mismo antes y después de su entrada al estadio del espejo. o por quienes del bebé se hacen cargo. Esto es coherente con
En cada uno de estos tiempos, tanto la situación de la estruc- que más adelante ese será el lugar del I(A), rasgo unario ins-
tura como el estatuto del sujeto son radicalmente diferentes a cripto por el otro3.
los de los tiempos que lo anteceden y lo continúan. En cada Aclaremos, por las dudas, que si bien conviene teorizar al bebé
tiempo, a su vez, se esbozan los elementos de lo que vendrá como objeto lo que no conviene en absoluto es tratarlo como tal.
después; pero que se esbocen sólo quiere decir eso, a saber, que Para que allí aparezca alguna vez un sujeto en lo real es impres-
lo que está son sus antecedentes, que sólo aprés coup se los po- cindible suponerlo como tal desde el principio. Además –valga
drá leer como ya estando. La aparición de estos esbozos pue- la obviedad– es necesario no sólo que el otro lo suponga sino
de ser incluso condición necesaria para que a posteriori acon- que el organismo “se entere” que el otro lo supone.
tezcan, pero eso no quiere decir que, en el tiempo presente, ya ¿Cómo “se entera” de esto el pequeño organismo vivo? Las
esté siendo lo que recién será en el futuro. acciones del otro dejan huella; huella mnémica dirá Freud; mar-
La temporalidad requerida para dar cuenta de lo que el psi- ca, trazo, incluso letra, dirá Lacan.
coanálisis descubre es lo suficientemente complicada como para En mi “Proyecto de neurología para psicoanalistas” decía: “Me
requerir un grafo con dos vectores temporales que incluso se interesa que reparemos en que el significante escrito, cualquie-
entrecruzan, pero en cada uno de los cuales el tiempo circula ra sea la condición particular de su escritura, desde el punto de
en sentido contrario: hacia adelante el uno, hacia atrás el otro. vista de su materialidad física, presenta una diferencia radical
Me estoy refiriendo, por supuesto, al grafo de “Subversión del con el significante hablado: mientras que a las ondas sonoras
sujeto”. Agreguemos que, en relación al grafo, hay una terce- se las lleva el viento –siempre y cuando no queden registradas,
ra instancia temporal que no acostumbra mencionarse, tal vez escritas, en un grabador o en un cerebro– la escritura se carac-
porque se la considere un capricho didáctico de Lacan, tal vez teriza por implicar una modificación permanente en la materia
porque no se valore su extrema importancia, tal vez porque en ‘tangible’. Cuando esa modificación en la materia deja de per-
nuestro medio son tantos los que consideran que una estructu- manecer, ya no queda nada escrito, se ha borrado”.
ra no tiene historia, que no tiene origen, que la diacronía no la “Me refiero a la materialidad concreta de la tinta que se dis-
afecta, y sin embargo… tribuye sobre el papel, a las concavidades que quedan en el gra-
La instancia temporal a la que me refiero es la de la construc- nito cuando en él se han tallado las letras, a las crestas y valles
ción del grafo, donde las cuatro versiones en las que el grafo del surco de la placa discográfica que lee la púa, al ordenamien-
se va completando no son ni arbitrarias ni elaboradas exclusi- to espacial en la secuencia de distribución del genoma, al hue-
vamente en función de la didáctica, sino que pueden conside- co que queda en la arena cuando un pie ha dejado su huella.
rarse, estrictamente, distintos tiempos en la construcción de la Ya sea discurso impreso por el hombre, ya sea marca en la lan-
estructura del sujeto. za del cazador, ya sea código impreso en lo real por la natura-
En el seminario sobre “Las formaciones del Inconsciente”, leza y leído como tal por el hombre, en la lengua no hay exten-
mientras comienza la presentación del grafo que terminará de sión posible del significante ‘escrito’ que no implique una mo-
formalizar en “Subversión del sujeto…”, dice Lacan: “En los dificación diferencial sobre alguna de las formas en que se pre-

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senta la materia física”.4 más elegante y literario “che vuoi?”, retomado por el analis-
Las huellas mnémicas de los primeros meses –previos al tiem- ta, que Lacan incluye en el tercer tiempo del grafo de “Subver-
po en que el significante se haya enseñoreado del cuerpecito, sión del Sujeto”6.
produciendo un sujeto en lo real– se inscriben sobre el papel del Apenas dos meses después de haber entrado al estadio del
sistema nervioso central (no podría ser de otra manera) pero espejo –es decir, alrededor de los ocho meses– el bebé comien-
en la medida en que las experiencias vividas por el bebé deter- za a enterarse de que tiene una madre, la imagina completa y
minan incluso el trazado de las conexiones de la red neuronal todopoderosa y se propone ser, él mismo, exactamente como
(las Bahnungen), son los significantes organizados desde el de- ella quiera que sea, para que, a su vez, ella esté favorablemen-
seo del otro (o su ausencia) los que determinen de qué manera te dispuesta a darle lo que él le solicita.
esas experiencias tendrán lugar y qué dejarán marcado (inclu- Es el tiempo de formación del Yo ideal.
yendo la posibilidad de una estructura neurótica, o psicótica, o El bebé le pregunta entonces: “¿Qué me quieres?”7, pero allí
autista, que comienza a jugarse en estos primeros tiempos). donde esperaba la respuesta precisa de quien para él era su
Lo que deja la marca es la experiencia tal como la vive el or- oráculo, finalmente se termina encontrando con la pregunta
ganismo, ya sea para el placer, ya sea para el displacer, pero anticipada que ya desde hacía mucho se le formulaba a diario:
las condiciones de la experiencia están organizadas por el otro “Bebé, ¿qué querés?”.
–por eso decimos que es el Otro el que escribe sobre el cuerpo Esa pregunta es el abridor del frasco del deseo8. Adquiere impor-
del infans, pero desde las acciones (o los actos) de un otro con tancia a posteriori del tiempo que nos ocupa –que es el tiempo
minúscula, presente en lo real–. previo a la entrada en el estadio del espejo– pero para que en ese
El primer movimiento de la primera experiencia de satisfac- momento opere con eficacia –es decir, para que el bebé encuen-
ción es la sensación de displacer que el flamante cuerpecito ex- tre como respuesta esa pregunta anticipada– la mamá tiene que
perimenta por primera vez. Este displacer dispara un llanto au- haberla estado formulando, dirigida a él, desde el comienzo.
tomático que, al ser escuchado por su madre, inmediatamente En la primera experiencia de satisfacción, para el bebé, la ma-
le genera la pregunta “¿Qué querés, bebé?”. Tal vez en la con- dre sabe cuál es el objeto que calmará su malestar antes de que
ciencia de la madre (y en especial ante el primer llanto) sólo él mismo sepa qué es lo que quiere. Por eso la madre, cuando
aparezca la respuesta –“tiene hambre, quiere la teta”– pero ló- sea reconocida como tal, en un comienzo, será poseedora de un
gicamente implica la pregunta anterior y, si es una “buena ma- saber absoluto y sin tacha; pero si ella (le) pregunta “¿qué que-
dre” (por usar sin empacho los términos de Winnicott) en los rés?” implica que hay algo que no sabe, y descubrir este no saber
meses que siguen habrá un sinfín de situaciones cotidianas en será condición para salir a buscar por su cuenta el objeto –obje-
que la madre, para calmar la inquietud de su bebé, tendrá que to que la madre no puede entregar– e inaugurar el deseo.
preguntarle(se): “¿Qué querés, bebé?”. Será ella en definitiva Cuando hay problemas del lado del bebé esto puede desba-
quien, en nombre de su bebé, terminará dando con la respues- ratar el saber materno y las marcas no pueden colocarse enton-
ta, pero esta respuesta sólo será eficaz si previamente se “lo pre- ces en la serie que normalmente ordena el deseo. Restablecer
guntó” al bebé, intentando descifrar qué era lo que el bebé podía ese deseo –me refiero al deseo de una madre en relación a su
querer: si comida, si abrigo, si mimo, si cambio de pañales, si ju- hijo– es condición para todo lo que sigue; pero para que resulte
guete, si… ¡tantas cosas y de tantas maneras!, pero sólo alguna eficaz, si un profesional interviene, no sólo deberá saber (des-
de entre tantas podrá calmar al bebé en ese momento. Cuando de la teoría psicoanalítica, por supuesto) de qué manera se ori-
el bebé obtiene la respuesta a su malestar recién allí “se entera” gina el sujeto deseante, sino también cómo se lee en el cuerpi-
que su lloriqueo o su gesto fue tenido en cuenta como supues- to y en las producciones de un bebé (que todavía no tiene pa-
ta palabra5 emitida por un supuesto sujeto (a saber: él); esa es labra propia) y de qué manera se le responde (aquí no queda
la lógica de cada momento sincrónico que, aprés coup, posibili- otra que recurrir a lo que ha sido investigado por otras disci-
tará la emergencia de un nuevo sujeto en lo real. plinas que también se ocupan de los primeros tiempos), para
Este “¿qué querés?”, formulado en un comienzo por la ma- posibilitar que sean los propios padres (según su propia moda-
dre, cotidiano y de entre casa, se corresponde con el mucho lidad de goce y deseo) quienes puedan darle a su bebé lectu-
ra y respuesta.
________________
1. Jacques Lacan: Seminario 5: “Las formaciones del inconsciente”, Cap.
XI, pág. 204. Paidós, Buenos Aires.
2. Jacques Lacan: “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el in-
consciente freudiano”, en Escritos 2, Siglo Veintiuno Editores, Buenos
Aires, 1985, pág. 784-8.
3. De aquí en adelante, cada vez que escribimos “otro” (o “madre”) es
para abreviar, entendiendo por tal a la persona que ejerce función ma-

Librería psicoanalítica
terna, suponiendo que todo lo que hace esa persona real está dirigido
desde Otro.
4. Elsa Coriat: “Proyecto de neurología para psicoanalistas”, en El psicoa-

desde 1967 nálisis en la clínica de bebés y niños pequeños, Editorial de la Campana,


Buenos Aires, 1996.
5. La madre transforma el grito o el gesto en demanda, hecha de pala-
bras; a una operación similar también podemos llamarla lectura.
6. Ha sido Jorge Fukelman quien, hacia comienzos de la década del ‘80,
Av. Coronel Díaz 1837 / Ecuador 618 formándome con él en un grupo de estudio, me ha enseñado a leerlo
Buenos Aires. Tel. 4825-9034 de esta manera. Vaya mi homenaje a su inapreciable recuerdo.
7. Un poco en chiste, un poco en serio, Fukelman decía que el bebé utili-
letraviva@imagoagenda.com zaba el “me” porque como sólo tenía un esbozo de “yo”, no habiendo
concluido su formación, sólo lo podía decir a medias…
www.imagoagenda.com 8. Jacques Lacan: Subversión del sujeto (…), op. cit., págs 794-5 (parafra-
seo, cita no textual).

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Constitución subjetiva

Los Bordes del Juego


jugar y la formación psíquica del juego no surgen de manera
Escribe espontánea, no son innatas, ni se heredan genéticamente y su
advenimiento no depende de la dotación orgánico-biológica con
Norma Bruner la que se nace. La construcción, constitución y desarrollo del
normabruner@gmail.com escenario del juego, o sea, llegar a tener infancia, no está ase-
gurado ni garantido para todos los niños y nos enfrenta con la

L
a clínica con bebés y niños con problemas en su consti- pregunta por las condiciones de posibilidad o imposibilidad para
tución subjetiva (y/o desarrollo), nos enseña que: la pre- el advenimiento y desarrollo del deseo de jugar en un niño.
sencia de los significantes primordiales en el Otro es con- d) Los niños deben aprehenderlo casi todo para llegar a ser gran-
dición necesaria, pero no suficiente, para que su inscripción y des y obrar como los mayores –sus mayores significativos– y
funcionamiento se llegue a producir de manera encarnada y no para ello deben incorporar las reglas y construir los instrumen-
anónima del lado del niño. tos de los que se van a valer.
La intervención psicoanalítica e interdisciplinaria temprana
es eficaz al posibilitar la afirmación primordial del significante En la infancia, “el trabajo del juego” –significante propuesto
y sus leyes cuando la inscripción ha sufrido tropiezos por causa por nosotros para denominar los caminos psíquicos para la for-
de condiciones que lo forcluyen, lo resisten, lo detienen, lo im- mación del juego y sus funciones–, tiene entre otras finalidades,
posibilitan o lo inhiben, favoreciendo que el organismo se tor- aprehender en un tiempo muy breve del resultado de un traba-
ne impermeable (cuando no lo es de antemano) a su entrada o jo que a la cultura le ha llevado milenios.
su funcionamiento. Los niños al jugar van preparándose para el futuro, practican
Los bebés y niños (y sus padres) que nos consultan testimo- incansablemente haciendo experiencias que aunque comparti-
nian sobre las dificultades, obstáculos, topes y límites a la ins- das o comunes son siempre singulares, “sus experiencias infan-
cripción de los significantes primordiales y sus leyes en sus con- tiles” y por serlo son “sus experiencias lúdicas”.
secuencias estructurales y clínicas. Esto constituye un fenómeno Los anudamientos a producirse entre lo real orgánico, el desa-
clínico a formalizar y un problema conceptual a dilucidar. Los rrollo y la estructura del lenguaje y sus leyes, dependen de una
problemas que se plantean son de orden etiológico-terapéuti- serie de juegos primordiales a jugarse en la infancia.
co-ético, constituyen una teoría del deseo y del sujeto, hacen a La posición del sujeto en la estructura no está decidida en la
la dirección de la cura con el fin de orientar los atravesamien- infancia –ni es definitiva–, pudiendo haber modificaciones que
tos y caminos necesarios para que el análisis produzca eficacia luego, efectivamente, ya no son posibles, es decir, no esta “con-
en los tiempos instituyentes y también a la ética sobre los fines figurada” sino que se va constituyendo y configurando casi de-
y fin del tratamiento analítico en los tiempos de la constitución finitivamente.
del sujeto en la infancia. Ya hemos ubicado al juego, como la formación psíquica cen-
Los significantes primordiales y sus leyes, en su sincronía re- tral y por excelencia de la infancia, formación que a la vez que
quieren en la infancia para su inscripción, de una serie diacróni- forma lo inconsciente es formada por el inconsciente y sus le-
ca, sucesiva y simultánea, de redoblamientos y repeticiones sim- yes, cada vez y otra vez de nuevo.
bólicas para que su encadenamiento, encarnadura y anudamien- Es en la formación psíquica del juego y solo al ser jugado que
to pueda ser admitido y afirmado del lado del niño. del lado del niño el complejo de castración, sus condiciones, vi-
Mi trabajo clínico y de investigación desde hace casi ya 25 años cisitudes y consecuencias, se inscriben y articulan.
como psicoanalista y supervisora de equipos e instituciones clí- El juego y el jugar infantil son una formación necesaria-no con-
nicas que trabajan con bebés y niños con problemas en el desa- tingente para que la infancia exista como un tiempo lógico y cro-
rrollo (los cuales pueden tener o no una base orgánica congénita nológico, decisivo y casi definitivo en el camino de la constitución
u adquirida sobregregada) da cuenta cotidianamente de la im- del sujeto del inconsciente, deseante, sexuado y hablante.
portancia que tienen “las condiciones”, para los actos de apertu-
ra de vías y caminos a recorrer en la infancia para “el nacimien- Planteamos: El juego –y el jugar– es aquello que anuda, en-
to del sujeto”, “la encarnadura de los significantes” y de objetos carna y articula la estructura con el desarrollo y lo real orgáni-
“en el funcionamiento de la función del deseo”. co para el sujeto en la infancia.
Podemos establecer que: Hemos investigado la relación que hallamos en la clínica en-
a) Hay condiciones de viabilidad para el viaje y/o viraje del de- tre la ausencia o dificultades en el jugar –frecuentes en los ni-
seo, o de imposibilidad; condiciones de prohibición y de pres- ños con problemas de desarrollo con base orgánica–, y aquellas
cripción; condiciones de permeabilidad y plasticidad (biológi- presentaciones clínicas en la temprana infancia que denomina-
ca y/o de sentido) y /o de resistencia, fijeza y dureza; condi- mos y reunimos como “Posición melancólica del niño y su cuer-
ciones de facilitación o de obstaculización para el significan- po respecto del Otro”, demostrando que esta posición si se ins-
te y sus funciones y funcionamiento. tala y perpetúa, es una de las puertas de entrada o bien en las
b) Es necesario que durante la infancia se produzcan encuentros psicosis o bien en el autismo, dos posiciones subjetivas que de-
sucesivos, simultáneos y sostenidos con el campo del Otro Pri- notan relaciones diferentes al significante.
mordial y los otros significativos, para que se lleguen a reali- Mi experiencia clínica me muestra hasta el momento que el
zar del lado del niño, los anudamientos primordiales entre la acto o la operación de admisión, de inscripción, y/o de entrada,
estructura del lenguaje y sus leyes, (S) lo real orgánico (R) y Bejahung o la Verwerfung, el rechazo, la expulsión, la No admi-
las funciones imaginarias del yo (I) que permitan que el de- sión, recae de manera diferencial según se trate de un caso de
sarrollo y sus instrumentos funcionen de manera encarnada psicosis o de autismo. Si en la psicosis se trata de la No Inscrip-
y acorde a un deseo no anónimo. ción del significante del Nombre del Padre, en el autismo se tra-
c) La clínica nos enfrentan con la evidencia de que el deseo de ta de la No inscripción del significante en cuanto tal y en su con-

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junto, de un rechazo y desconexión en un sentido radical. lengua se incorpora y llega a advenir como discurso. El juego es la
En el autismo se trataría de sostener activamente al conjunto puesta en acto de la lengua como discurso y de ello su valor clíni-
de los significantes en posición de “exclusión” y “rechazados” de co. El juego en transferencia y durante un tratamiento analítico
su posibilidad de ingreso (entrada-inscripción). El autista No da con un niño, no es un juego cualquiera, el analista forma parte de
lugar al significante y su función, por ende, los significantes del él y de sus condiciones de construcción y constitución.
Nombre del Padre son también rechazados por añadidura. De En un niño en posición melancólica, la insignificancia fálica,
allí que pueden compartir fenómenos clínicos pero desde una inscribe el agujero en lo simbólico y las consecuencias clínicas
posición subjetiva diferente. de los efectos de retorno en lo real, por ello entre otras cuestio-
Si el psicótico está en relación con el campo de la palabra pero nes y desde un criterio diagnóstico riguroso un niño en esta po-
no en el de su función, el autista –en cambio– mantiene su rela- sición, presenta ausencia de juego en el sentido psicoanalítico
ción al significante pero una relación de rechazo activo, relación del término, sin embargo se tratará de suponer y construir en la
de exclusión y rechazo, relación de ausencia de relación que he- clínica, un juego herido y a un supuesto sujeto-jugador.
mos propuesto intentar definir como: “A (a) –versión de la cara Se trataría de poder llegar a construir y colegir un deseo (del
del significante en su conjunto y en cuanto tal.” lado del Otro y/o del lado del niño) prohibido, inhibido o impo-
Resulta imperioso acotar y precisar el diagnóstico de autis- sible (por la combinación de diferentes vías) de subirse decidida-
mo contrariamente a lo que se propone hoy, su ampliación e mente al escenario para jugar y sostener el juego del falo.
imprecisión. Una serie diversa de presentaciones clínicas en la infancia pue-
He podido recortar una serie de fenómenos clínicos que si den leerse como consecuencias de efectos de retornos reales,
bien son diversos podríamos ubicarlos como cortes, lesiones, in- simbólicos o imaginarios de un deseo reprimido, forcluido y/o
terrupciones, suspensiones, vacilaciones, transitorias e incluso excluido simbólicamente, o bien de salirse del juego y/o bien
definitivas, de la función y funcionamiento en el juego (y ope- de querer bajarse del juego y/o bien a no querer entrar al jue-
ratoria) de los significantes primordiales y los he llamado inten- go. Esta lectura y posición sin duda constituyen para el psicoa-
tando su formalización para el abordaje clínico. “La hemorragia nalista y/o para aquel que trabaja con un bebé o con un niño,
y perdida del juego”. un muy difícil trabajo de construcción y puesta del cuerpo, pero
Facilitada en los casos de bebés y niños con patologías de base sin duda también un cuestionamiento y revisión de la bibliogra-
orgánicas (principalmente neurológicas, genéticas y/o metabó- fía psicoanalítica y no psicoanalítica aplicada a los niños a par-
licas) por la colaboración y combinación de factores de distinto tir de la establecida para la clínica con adultos.
orden y desde distintas vías, pero no es exclusivo de este cam- La apuesta clínica y dirección consiste en intentar construir en
po y representa, creemos, un problema a formalizar y abordar transferencia, condiciones de posibilidad para volver a situar, a
incluso más allá de él. un niño sobre el escenario del mundo de la infancia, el del jue-
Freud dice: “Es en la marca reveladora que es la invulnerabili- go y su marco. En la clínica nos encontraremos una y otra vez
dad donde se discierne sin trabajo a ‘su majestad el yo’ el héroe construyendo y configurando marco al juego.
de todos los sueños diurnos de todas las novelas.”1.
El niño se hace de un yo invulnerable en el juego, de un cuer- ¿De quién depende la configuración del marco del juego?
po seguro y protegido por el sentimiento heroico, por las condi- “La construcción y configuración de los bordes de un juego signi-
ciones de no-peligro real que el juego implica. ficante que por expulsado de lo simbólico no pudo ser jugado sim-
Si “es solo un juego“, en el interior del juego y solo mientras se bólicamente y retorna desde lo real y sus formaciones con las con-
juega el hilo que lo aguanta, lo separa y une a la vida y al Otro y secuencias que esto con lleva para la constitución del sujeto y el de-
otros de los que depende, puede sufrir “cortes”, “lesiones”, “he- sarrollo es tarea del analista”.
ridas”, “mutilaciones”, “desgarramientos”, “suspensiones”, una y
otra vez de nuevo “figuradamente”, sin que la amenaza de daño, A modo de conclusión: En la temprana infancia si por una com-
real o imaginario, se realice realmente. binación de vías y condiciones, las formaciones del juego y del
En el juego, un niño podrá entrenarse para la soledad y la jugar y sus bordes simbólicos, los que hacen no equivalentes lo
paz, corriendo todo tipo de batallas, guerras, pesares y desdi- real y lo imaginario, no se inscriben ni se escriben, o bien desde
chas, proezas y hazañas, disgustos, victorias o derrotas, desam- el campo del Otro o bien del lado del niño, no tardará en abrir-
paros y desesperanzas, abusos y maltratos, ya que “Eso no pue- se la brecha por donde se introduce en el niño “Débil” y su edu-
de pasarte a ti”2, y funciona como límite simbólico porque “es cación (en el sentido más amplio del término) la dimensión de
solo un juego”. la psicosis y/o el autismo.
Ubicamos: El borde del juego tiene función y funciona como lí-
mite y protección, excluyendo, cortando, dividiendo el goce, que se La operación y dirección del analista en el juego clíni-
separa y expulsa fuera del juego (y del cuerpo). co permite: “La transformación de lo real en elemento indis-
pensable como parte del juego y de la transferencia”. E impli-
¿Cuál es el valor del juego, por estructura y en la clínica, ca como consecuencia: “La construcción del puente significan-
para la inscripción y operatoria de los significantes primor- te que eleve lo real a categoría de ser significante y significable
diales? El valor del juego, su cuerpo, está hecho de lenguaje. El para Otro y produzca como consecuencia el espacio imaginario
lenguaje toma forma de juego y apuntalándose en múltiples donde la obra del juego y la infancia pueden llegar a tener lu-
objetos se incorpora, siendo el niño, el agente y el producto (o gar y transcurrir”.
resto) de esta operación. Los representantes del sujeto, los ju- ________________
guetes, dicen del lugar de deseo respecto al Otro primordial del Nota: Parte de las ideas expuestas en este trabajo están publicadas en:
niño como objeto y entonces, un niño “es dicho” en aquello que Duelos en juego. Norma Bruner. 2008. (2da Edición 2009). Letra Viva.
Buenos Aires.
estos objetos, los juguetes o compañeros de juegos, dicen de él.
Es que solo al jugar, y mientras se juega, el juego “toma cuerpo” 1. Sigmund Freud. (1914) “Introducción del narcisismo”. Obras Comple-
y pasa a ser un objeto del niño. tas. Vol. XIV., 1984, Amorrortu. Buenos Aires, Pág. 88.
2. Sigmund, Freud (1942) “Personajes psicopáticos en el escenario”. Obras
Completas. Vol. VII, Amorrortu Buenos Aires, 1984 Pág. 278. Frase de
¿Cuáles son “los signos del juego”?: El niño hace entrar en Anzengruber, una de las favoritas de Freud, como surge del texto “De
acción a la lengua al jugar y al mismo tiempo es al jugar que la guerra y de muerte”.

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Constitución subjetiva

De cómo un análisis produce


una re-fundación subjetiva
relación de inmediatez que no conoce el acceso a la instancia
Escribe paterna) el niño podrá imaginariamente colmarla, constituyén-
Silvia Tomas dose él mismo en el objeto de deseo de ella, ser el objeto de lo
que falta en el Otro.
tomassilvia@hotmail.com
Entre la madre y el niño: la falta y la existencia de un obje-

S
to que imaginariamente la colmará: el falo. Insisto… ubicamos
entado frente al pequeño Hans y a su padre, al profesor entre la madre y el niño la terceridad del falo imaginario, sí y
Freud se le hace la luz y habla, dice al niño que lo negro sólo sí sólo se cuenta con la falta en el Otro.
de los caballos alrededor de la boca es el bigote de su pro- La estructuración del sujeto hallará su punto de anclaje en el
genitor. De esta manera introduce al padre en una especie de deseo del Otro y por lo tanto en su falta, momento de identi-
forzamiento, allí donde el pequeño paciente retenido por un ficación al falo imaginario. Ser igual al falo imaginario es una
Otro materno que lo erotiza y seduce, no encuentra más salida cuestión que también podemos pensar a nivel del estadio del
que acudir a la angustia. Angustia que es un nombre del padre espejo, ya que el sujeto solo podrá acceder a la captación de la
en lo real al que ha recurrido el sujeto. imagen real por medio del artificio del espejo plano “A” que le
El hecho de que Freud hilvane las dos piezas: “bigote-negro permite realizar su imagen virtual. El Otro le permite “ver en su
de la boca”, promueve la primera mejoría en el pequeño Hans lugar y estructurar su ser en función de ese lugar y de su mun-
en los días sucesivos. A él que no se lo podía mover hacia la do”. ¿Qué ve el niño cuando mira el rostro de su madre? se pre-
puerta de calle, ahora logra permanecer una hora ahí y comien- gunta Winnicott, dice, que se ve a sí mismo.
za el juego del trotar: “Papi no te trotes de mí”, “tengo miedo Ahora bien, la vacilación del lugar de falo imaginario “to be
que los caballos se troten y se tumben y el caballo se de vuel- or not to be” se produce a través de la dialéctica edípica por la
ta”. “Tengo miedo si yo estoy en el carro y el carro parte de via- intrusión del padre y porque el niño hace la prueba –a repeti-
je”. Se dialectiza el juego. ción– de la imposibilidad de colmar la falta. Vacilación del lu-
Escuchemos a Lacan en el Seminario 4: “Todo el progreso del gar de falo que suscitará un desplazamiento de la madre res-
análisis consiste en este caso en extraer, en poner de manifiesto, pecto del espacio de configuración imaginaria en inicio, pero
las virtualidades que nos ofrece el uso, por parte del niño, de en realidad, lo más importante: será él quien efectúe ese despla-
este significante esencial para mediar su crisis. Se trata de per- zamiento, esa caída del lugar de ser el falo, a través de los ava-
mitirle a ese significante que desempeñe el papel que le ha re- tares de la realidad pero sobre todo, convocado por la incidencia
servado el niño en la construcción de su neurosis, para afirmar de la mediación significante operada por la madre.
su relación con lo simbólico, tomándolo como auxilio y punto Será el discurso materno el que dará la garantía de no deber es-
de referencia del orden simbólico”. perar nada de su identificación imaginaria con el falo, en la me-
Desde 1953 en el movimiento de retorno a Freud, Lacan pone dida en que ella se significa simbólicamente como dependiente
el acento en los tres Simbólico, Imaginario y Real, registros esen- del padre y no de él, entonces, la intrusión del padre resonará
ciales de la realidad humana.Estas tres categorías son deducidas a en ella de un modo simbólico. Creo que esto mismo nos dice La-
partir de la lectura que hace de la obra de Freud y a lo largo de su can también en el final de su obra cuando refiere a que el padre
enseñanza constituyen una de las claves de su edificio teórico. es un decir, un decir amonedado en el discurso de la madre. Es
La interacción entre los tres registros, su anudamiento, se pre- este decir en la madre, como transmisora de la ley del padre, el
senta estructuralmente isomorfa a la dialéctica edípica, es nota- que posibilitará que en lugar de quedar como el falo imaginario
ble cómo, siguiendo la huella freudiana Lacan especifica su di- fetichizado, el niño pueda pasar a tenerlo, lo cual implica para
námica a partir del estadio del espejo, de la función fálica, del el pequeño haber aceptado las reglas de la castración. Más allá
complejo de castración y de la metáfora paterna. de las vicisitudes de la realidad lo que cuenta es el espacio sim-
En la célula elemental del esquema R, presentado en los años bólico al que están referidos la madre y el padre. El significante
‘57, ‘58 en el escrito “De una cuestión preliminar a todo trata- del Nombre del Padre escrito en el esquema R con la letra P, es
miento posible de la psicosis” se ve cómo el niño aparece com- lo que da lugar a la inscripción en el otro extremo del falo; sien-
prometido en el deseo, por medio de la alienación al deseo de do este esquema (que no desplegaremos en su totalidad en esta
la madre se ve expuesto a ser identificado con su falo. ocasión) la teorización de cómo, a partir de la función paterna
se articulan lo simbólico, lo imaginario y lo real.

Si la madre se presenta en falta (punto de inflexión, pues de


lo contrario no hay otra salida que permanecer cautivo en una (Cont. en pág. 40)

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¿Qué hace Freud en aquella entrevista con Hans y su padre? to de comprender.


Re-emplaza al cuarto elemento que opera como separador, Es que al comenzar el juego, empujado por la intervención
lo re-ubica (decimos re-ubica la P, metaforizando al DM ya que de Freud, Juanito coloca al objeto fóbico como un significante,
Hans no es un niño que pueda pensarse como habitando el cam- como algo puesto allí en función significante y por tanto busca-
po de la psicosis). rá sacar provecho del tratamiento y del objeto como tal, “pun-
La intervención es breve y justamente en un tratamiento que to de reparo en el orden simbólico”.
fue llevado a cabo por el padre del niño y no por Freud, la bre-
ve pero nodal intervención del profesor da en el clavo, porque Bibliografía
habilita al niño a contar con el significante, hacer jugar allí al Freud, Sigmund. Obras Completas, “Análisis de la fobia de un niño de cin-
padre, justo cuando la mordedura de la madre se tornaba ame- co años”.
nazante e inevitable –jirafa de cuello largo y boca llena de peli- Lacan Jaques. Seminario 4, “La relación de Objeto”
grosos dientes–. Dor, Joel. “La estructura del sujeto” en Introducción a la lectura de Lacan.
A lo largo de todo este historial, inaugural del análisis con ni-
ños, puede leerse la desesperada pregunta de Hans por el lugar
que el padre ocupaba en su creación, cuestión que queda plas-
mada en un complemento que escribe el padre al profesor Freud
cuando dice que lo no solucionado es que el niño “Aún se deva-
na los sesos para averiguar qué tiene que ver el padre con el hijo,
pues es la madre quien lo trae al mundo” y entonces pregunta a Inauguramos
su padre “¿No es verdad que soy también tuyo? Ante la respuesta SUCURSAL ABASTO
negativa del padre del niño, que le dice que solo las mujeres tie-
nen hijos, Freud intenta con su intervención introducir la P.
para comodidadde todos nuestros amigos.
Desde allí planteo que desde la dirección de la cura, por me-
dio de la intervención de un analista (como nos muestra Freud ECUADOR 618 [entre Lavalle y Tucumán]
en esta ocasión), un análisis opera en el sentido de hacer emer-
ger al sujeto, re-fundándolo. En este caso, al tomar el sesgo de Teléfono: 4963-1985
hacer del objeto fóbico un significante, queda habilitada la sa-
lida de la crisis allí donde el niño estaba ubicado como obje-
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to, toda vez que al correrse del lugar de la mirada petrifican- E-mail: info@imagoagenda.com
te, puede poner a jugar el objeto, abriéndose paso al momen-

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Constitución subjetiva

Semblanza de un encuentro entre


el rostro de Winnicott y el espejo de Lacan
dos de los más importantes pensadores que han contribuido con
Escribe sus respectivas obras a la construcción de la doctrina y el dis-
curso del psicoanálisis después de Freud.
Ariel Pernicone Una de las cartas, la del psicoanalista inglés, escrita el 11 de
silariel@ciudad.com.ar febrero, recordaba con afecto esa cena íntima que los reunió
en Francia. La otra, la del psicoanalista francés, respondiéndo-

T
odos sabemos que aquel analista que pretenda recorrer los le tardíamente, seis meses después, exactamente el 5 de agos-
avatares de la estructuración de la subjetividad, y en par- to, se iniciaba con el necesario pedido de disculpas por la de-
ticular cuando del abordaje clínico de niños con severos mora en contestarle, alegando haberle podido finalmente escri-
trastornos se trate, deberá pasar ineludiblemente por un minu- bir , tras tomar unos días de vacaciones, dentro de su vertigino-
cioso trabajo de lectura de dos escritos clave en la fundación del so esquema de estudio, enseñanza y trabajo al que estaba habi-
discurso del psicoanálisis, tal como lo conocemos hoy. tuado desde hacía años.
El primero, referido al estadio del espejo, en su función de for- Evidentemente ambos tenían un gran respeto mutuo por la
mación del yo. El segundo, aborda la importancia del rostro ma- obra del otro, y por eso, no se ahorrarían amabilidades al es-
terno en las experiencias más tempranas, en su papel de precur- cribirse.
sor de lo especular. Las dos misivas, nos dan algunas tenues pistas de lo que ocu-
Vaya este recorrido, apenas unas simples pinceladas escritas, rriera entre ellos en aquel encuentro, que estuvo rodeado de un
dedicadas a sus autores, por su encuentro, su historia, su trans- clima de sincera amistad y acercamiento mutuo.
misión, el cruce entre sus obras, y por haber dejado su marca in- Donald, evocaría en su carta, con cierta preocupación y afec-
deleble con una enseñanza, de la que somos aún deudores. to, aquel pequeño accidente en la cocina, cuando a Laurence
Bataille, la hija de la esposa de Jacques se le rompiera la botella
“Dos cartas / dos maestros” (Pequeño pasaje biográfico): de vino esa noche en la que cenaron. La contestación amable de
Corría el año 1960, dos cartas dan testimonio del breve pero Jacques, respondiéndole y comentándole además con inquietud,
muy cordial encuentro entre los dos grandes hombres, sin duda pero también con orgullo, lo ocurrido con ella posteriormente,

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cuando fuera detenida por razones políticas. tos momentos hacer alguna mención elogiosa en sus seminarios
No faltaron tampoco menciones a sus respectivos escritos. El al referirse a los conceptos teóricos centrales del respetado pe-
agradecimiento del inglés, por la publicación traducida en el diatra y psicoanalista inglés. El otro, Donald Woods Winnicott,
quinto volumen de La Psychanalyse de uno de sus trabajos dilec- quien por su parte, le rendiría homenaje, unos pocos años des-
tos donde había teorizado sobre los objetos transicionales, tex- pués de esa cena que motivara las dos cartas, reconociendo la
to que se convertiría en un clásico. De paso, y con su sutileza influencia que tuvo sobre él la lectura del texto “El estadio del
británica habitual, le aclararía al francés que su apellido se es- espejo” de Lacan.
cribía con “doble t” al final, y no con una sola, como lo habían
publicado en Francia. El bochorno de Jacques por el error, ha- Un puente entre dos textos: [El rostro de Winnicott] La men-
ciendo recaer sobre todo su grupo y sobre sí mismo también la ción directa de Winnicott fue publicada en unos de los más be-
responsabilidad de lo sucedido, y rogando que no se ofendiera llos y originales trabajos que entregara su pluma al psicoanáli-
por esto. Tras esta mención, su comentario, informándole acer- sis, que lleva por título “Papel del espejo de la madre y la fami-
ca de sus “intentos de plantear las bases de una Ética del psi- lia en el desarrollo del niño” (cap. 9 del libro Realidad y juego)
coanálisis” en el seminario al que le había consagrado un año y está referido a la importancia del rostro materno en el vincu-
entero por esa época. lo temprano y en la constitución del psiquismo.
Luego un agudo y sustancial contrapunto sobre el escrito del En su párrafo inicial Winnicott escribiría textualmente:
psicoanalista francés, con relación a la teoría del simbolismo de “En el desarrollo emocional individual el precursor del espejo
Ernst Jones (“A la memoria de Ernst Jones: sobre su teoría del es el rostro de la madre. Me referiré al aspecto normal de esto,
simbolismo”), en el que el inglés confesaría con frontal honesti- así como a su psicopatología. No cabe duda de que el trabajo de
dad, no haber podido asimilar plenamente su significado, mien- Jacques Lacan ‘Le Stade du Miroir’ (1949) influyó sobre mi. La-
tras que el francés intentaría aclarárselo, de manera esforzada y can se refiere al uso del espejo en el desarrollo del yo de cada
sumamente detallada, en su respuesta tardía. individuo. Pero no piensa en él en términos del rostro de la ma-
Por último, un amable intercambio, sobre una posible invita- dre, como yo deseo hacerlo aquí.”
ción y concurrencia de Jacques a dar una conferencia en la So- Será al teorizar justamente acerca de los procesos más precoces
ciedad Psicoanalítica de Inglaterra, retrasada por algunos con- del vínculo fusional entre la madre y el bebé, momento de la
flictos internos, pero ahora pronto a concretarse. Cálida y polí- constitución de los basamentos del psiquismo, cuando Winnicott
tica búsqueda de acercamiento entre ellos. nos advertirá acerca del lugar valioso que ocupa “el rostro
Dos cartas cursadas entre los dos maestros… breve metáfora materno” y su relación a lo especular. Con su fina percepción
del puente que ambos intentaron tender fugazmente entre sus clínica, avalada por una extensa práctica como pediatra, y
obras. Pintura curiosa del diálogo probablemente mínimo pero analista, allí por el año1967, época de la escritura de su texto,
no menor. El uno, Jacques Lacan, quien no escatimaría en cier- Winnicott describirá un detalle de su observación que es de una

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simpleza fáctica tan cotidiana que cada uno de nosotros podría De todos modos, estos primeros esbozos de su tesis que expu-
corroborarla en la experiencia propia, con solo detenernos a siera con el título: “El estadio del espejo. Teoría de un momento
presenciar cualquier bebé normal y su madre, en el acto del estructurante y genético de la constitución de la realidad, conce-
amamantamiento durante los primeros meses de vida. bido en relación con la experiencia y la doctrina psicoanalítica”
La observación es muy sencilla y extremadamente común. Win- fueron preservados gracias a las abundantes y textuales notas
nicott dirá: “cuando el niño se encuentra ante el pecho materno, tomadas por Francoise Doltó, en una presentación previa que
y está sostenido por su madre, en ese vínculo afectivo estrecho, realizaría Lacan cuando dio a conocer sus ideas el día 16 de ju-
es muy posible que no lo mire mientras lo succiona y se alimenta. nio de ese año, en la Sociedad Psicoanalítica de París. Como sa-
Por el contrario, el rasgo más característico lo constituye el hecho bemos, Lacan aportaría permanentes referencias y diversas re-
de que el niño dirija su mirada hacia el rostro materno”. visiones posteriores a su tesis primera y fundacional.
Es sobre este rasgo absolutamente comprobable, que Winni- Para mencionar tan solo alguna puntuación somera diremos
cott avanzará planteándose una pregunta aguda y simple a la que en lo esencial ese trabajo primero fue dado a conocer en
vez: “Pero ¿qué ve ese bebé recién advenido al mundo cuan- 1938 en su artículo “La familia”, aparecido en la Encyclopédie
do mira el rostro materno?” Responderá: “Lo que ve el niño en Française, pero en lo sustancial su trabajo fue reescrito y pre-
esta etapa al mirar al rostro materno es ‘a sí mismo’ ”. Es decir, sentado el 17 de julio de 1949, para el XVI Congreso Interna-
la madre es su espejo. “La madre refleja lo que él es, y le de- cional de Psicoanálisis en Zurich, hasta que por último, 30 años
vuelve lo que él da”. después de esa primera conferencia interrumpida de 1936, que-
Con el complejísimo agregado de que, en esos tiempos prima- dara definitivamente publicado su escrito, tal como ha llegado
rios, el niño no la reconoce aún como otro, sino como formando a nosotros en Escritos 1 en 1966, constituyéndose indefectible-
un todo con él. El rostro materno entonces impondrá de forma mente en uno de los textos nodales e ineludibles de la doctrina
contundente su marca en la existencia del ser humano. para todo analista que desee comprender una de las claves de-
Reflejar al niño con su rostro será pues, en estos momentos cisivas de la formación del yo.
de dependencia absoluta, sin duda, una de las funciones capi-
tales de la madre. La clínica y sus azares. El “azar” de la clínica ha querido que
En este punto Winnicott nos advertirá del riesgo que repre- en el transcurso de estos días, mientras estaba dedicado a escri-
senta para el desarrollo del niño, toparse con un rostro inmóvil, bir este artículo, un niño de apenas 5 años, con severas fallas en
como el que podría presentar una madre depresiva, reconcen- la estructuración de su subjetividad , que concurre a mi consul-
trada en su propia tristeza, “un rostro así, no es un espejo, o lo torio desde hace un tiempo, se parara frente al espejo sostenido
será de manera extremadamente perturbadora para el niño. El por mi escucha, mirara directo a mi rostro, sin evitar la mirada
pequeño ser en gestación, mira un rostro inmóvil y no se verá como hasta ahora lo había hecho, sonriera al menos un instan-
a sí mismo, debiendo instaurar prematuramente una serie de te afectuosamente y pronunciara algunas palabras aunque fue-
procesos defensivos que podrán devenir posteriormente en se- ran balbuceantes, por primera vez casi inteligibles, dentro de su
veras patologías”. jerga poco comprensible… Constato entonces clínicamente en
Según Winnicott, en el proceso normal, en cambio, el rostro acto, quizás por enésima ocasión, a lo largo de estos años de es-
materno que devuelve al niño su reflejo podrá hacerle sentir algo cuchar niños, la importancia de ese interjuego tan auspicioso y
que podría ser enunciado aproximadamente de la siguiente for- sorprendente que se da entre el rostro, la mirada, el espejo y la
ma: “Cuando miro, se me ve, entonces existo”. palabra cuando de su función en el advenimiento de la forma-
ción del yo se trata.
Historia del espejo de Lacan. Winnicott pudo tender así un Es inevitable en este contexto, pensar cuánto valor hemos
puente con el escrito de Lacan, al reconocerlo como anteceden- inexorablemente de reconocer para la labor analítica y para tan-
cia y punto de partida de su escrito, logrando establecer cierto tos sujetos con perturbaciones graves, que demandan y anhe-
lazo entre los dos trabajos. lan nuestra ayuda, la deuda por haber recibido este aporte ge-
El escrito de Lacan, que parte de la experiencia misma del en- nial de autores como Freud, Winnicott y Lacan, que han podido
cuentro del infans con el espejo y en la apoyatura del sosteni- gestar escritos como los antes referidos, y que han dedicado en-
miento simbólico del Otro, representará para el sujeto, una en- teramente sus vidas a pensar las cuestiones atinentes a los ava-
crucijada estructural, una operación psíquica que implica una tares de las constitución de la subjetividad.
identificación, anticipación imaginaria de una totalidad, que Pienso entonces, al conocer un poco más acerca de sus vidas,
será constituyente de la formación del yo. El desarrollo de la te- sus biografías, su enseñanza y el contexto histórico tan esforzado
sis sobre el estadio del espejo en Lacan tiene su historia, y es in- en el que han tenido que crear su doctrina y su tarea fundante
teresante mencionarla mínimamente a modo de señalar el con- del discurso del psicoanálisis, cuanto más comprometidos ética-
texto de su surgimiento, para realizar un mejor trabajo de lec- mente estamos cada uno de nosotros, a realizar un serio trabajo
tura del mismo. A partir de 1936 Lacan se interesará en la cues- de lectura de estos textos, para intentar ajustar cada vez, lo me-
tión del estadio del espejo tomando referencias de los traba- jor posible, aquellas intervenciones que se esperan de nosotros,
jos de Henri Wallon, y las enseñanzas de Alexandre Koyève y analistas, en un terreno clínico tan complejo, sensible y aún en
Alexandre Koyré. muchos aspectos enigmático, de nuestra práctica.
Lacan presentaría sus ideas por primera vez a la comunidad ana-
lítica internacional, en el 14º Congreso Psicoanalítico Internacio- Bibliografía:
nal de Marienbad, el día 3 de agosto, a las 15. 40 Hs., durante la
segunda sesión científica. Para su sorpresa, apenas transcurridos Jacques Lacan. “El estadio del espejo como formador de la función del yo
diez minutos de iniciada su alocución, Ernst Jones, le rogó inte- (“je”), tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica”. en
Escritos 1. Siglo XXI editores.
rrumpir su exposición en medio de una frase aún no concluida de D. W. Winnicott. Realidad y Juego. Gedisa.
su trabajo. Tras la humillación y furia sufrida, Lacan no entrega- D. W. Winnicott. El gesto espontáneo. Cartas escogidas de Winnicott. (Car-
ría su escrito para ser agregado a las actas del Congreso, motivo ta del 11/2/60 dirigida a Lacan). Paidós.
por el cual esa versión primera del estadio del espejo no fue con- Jacques Lacan. Intervenciones y textos 1 (Carta del 5/8/60 dirigida a Win-
servada allí, perdiéndose esa conferencia histórica. nicott). Manantial.

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FCPA 2
(1 pág)

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Constitución subjetiva

Otro y objeto, en las vicisitudes


de la constitución subjetiva
Las actuales investigaciones sobre autismo dan cuenta que
Escribe también la organización del sensorio se constituye en el cam-
po del Otro. Sentir dolor, frío, el sistema del equilibrio postu-
Aurora Favre
ral, la constitución de los ritmos temporales y de orientación
aurorafavre@sion.com espacial hacen a la imagen real del cuerpo, a cómo se vive el
cuerpo en relación al Otro, en su articulación con la imagen

L
acan le ha dado al niño un lugar fundamental en su teo- virtual, de la tópica de lo imaginario en el estadío del espejo
rización, el lugar de único y verdadero objeto a que está que constituye el yo.
en relación con lo real como causa, el niño ocupa esta po- La complejidad inherente a la constitución subjetiva se pro-
sición en el fantasma del Otro Primordial. duce en toda su implicancia ya en la primera infancia, en tiem-
Es una anterioridad –lógica– significante, que lo preexiste, pos del bebé pero como decíamos le preexiste, es el lugar que
donde es fundamental para que el sujeto a advenir se constitu- le da el Otro en su deseo. Por eso decimos que el origen es del
ya como sujeto deseante, que haya falta, castración en la ma- orden de lo mítico, si bien en la clínica con niños pequeños en
dre en el lugar del Otro, según cómo recae en el infans. Situar- posición de objeto en muchos casos “advienen” a las briznas
lo así no quiere decir que desconozcamos su relación al deseo de su deseo en el espacio tiempo del acto analítico. Por tratar-
en tanto sujeto dividido anudado al goce y al amor en la trama se de operaciones lógicas y no cronológicas el sujeto las actua-
con los otros, constituyéndose en el campo del Otro. liza en el transcurso de su vida. Por otro lado la clínica de las
En el Seminario “Encore” Lacan dice que así como el infans problemáticas graves muestra que la cuestión del sujeto a ad-
es el verdadero objeto a, la mujer entra en la economía del de- venir es un arduo trabajo que hace a la dirección de la cura en
seo y del goce como madre. El hombre es aquel que hace de cualquier edad.
su mujer la causa de su deseo. Hombre, mujer, niño: se tra- Con las operaciones nos referimos a un trabajo de estructu-
ta de significantes. El significado está en relación a un traba- ración a partir del anudamiento singular por el cuarto de los
jo en torno al goce a partir del significante, cómo cada uno se tres registros (Real, Simbólico e Imaginario) de manera que no
ubica respecto de la sexualidad, cómo escritura su relación al se interpenetren los registros y en el agujero entre los tres re-
sexo. El producto es letra como efecto de discurso y funciona gistros está el objeto a.
como vínculo. ¿Qué pasa con el infans metido en una lengua? Porque el in-
A partir de lo real como lo imposible, hay un trabajo de es- fans está en lo real. No es lo mismo un infans que otro –según
critura que se produce, de ahí que estos conceptos acompañan la singular ubicación que el psicoanálisis facilita reconocer–. El
los debates actuales sobre el lugar del sujeto en relación –por niño tiene una ubicación en el fantasma del Otro primordial en
ejemplo– con lo que ocurre con las técnicas de fertilización asis- relación a la historia simbólica de los padres que es un símbo-
tidas, todos los desarrollos de la ciencia donde cada vez más el lo que incide, que agujerea lo real. Esta incidencia implica un
aforismo lacaniano “no hay relación sexual” nos pone sobre la linaje, genealogía, nombre propio.
cuestión de ubicar en su lugar el corte que el significante hace La posición del niño en tiempos de estructuración incluye di-
con la naturaleza produciendo letra, escrituras de lo real que ferentes avatares: afirmación del niño como falo, “su majestad
van más allá del valor de la metáfora en relación al inconscien- el bebé” y su salida de allí o su fijación en ese lugar quedando
te estructurado como lenguaje. como fetiche del Otro en las problemáticas antisociales como
En el caso del niño –en este trabajo a hacer que son las opera- hacia la perversión; o como fijación de objeto en el fantasma
ciones de constitución de la subjetividad–, incorpora la estruc- del Otro primordial en las psicosis atrapado en la demanda del
tura del lenguaje, entra en discurso. Pero algunos quedan fuera Otro, o como objeto-cosa radicalmente desinvestido en el autis-
de discurso, sin posibilidad de lazo con el otro, configurando lo mo (fuera de la captación simbólico-imaginaria del Otro) des-
grave, quedando el niño en estos casos como condensador del ligado de la demanda y del deseo del Otro.
goce del Otro, un real que no cesa de no escribirse. El hecho de que un niño nazca sin perturbaciones desde el
El infans (niño sin palabra) recibe una inscripción significan- punto de vista neurofisiológico no garantiza la constitución del
te en el campo del Otro, por el que adviene sujeto del incons- sujeto. Pero también a la inversa, niños que nacen con trastor-
ciente. El contar para el Otro, haciéndole falta –entrando en un nos que implican un compromiso orgánico severo y esto tie-
siendo, en un devenir– es un corte que hace que se constituya la ne una importancia enorme en las vicisitudes de las operato-
demanda del Otro, que vehicula el deseo, incorporando el signi- rias a cumplirse en este encuentro entre el infans y su Otro.
ficante, haciendo cuerpo pulsional, libidinal, en el intercambio Cuando hay una disfunción neurológica (de etiología genéti-
con el otro en el lugar del Otro con un valor simbólico. ca o no) además de la especificidad de la disfunción tenemos
Cuando la falta en el Otro es retomada en el niño, adquiere que tener en cuenta todo lo que hace a la tramitación ilusión-
valor de causa como novedad, que en el caso del infans es cau- desilusión por parte de los padres, cómo pueden recomponer-
sa de sujeto. Operatoria de represión, fundante del sujeto del se del dolor, si hay fijación o elaboración. Acá nos encontra-
inconsciente. Echa luz a las operaciones de alienación y sepa- mos con que el lugar que ocupe el niño en relación a la estruc-
ración y por lo tanto permite una reformulación teórica acerca tura (como objeto, como fetiche, como falo, como síntoma) re-
de la anterioridad y de la novedad como escritura propia del definirá este real.
lado del infans. En muchos sujetos no se logra porque opera otro
mecanismo que se llama rechazo o forclusión y decimos enton- En la teoría y clínica de la infancia hay una larga tradición
ces que esos niños quedan en el lenguaje pero fuera de discur- que da lugar a lo evolutivo ligado fundamentalmente al tiem-
so, con un trastrocamiento en el lazo con los otros. po cronológico que hace a una concepción de sujeto desarro-

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llándose en el tiempo acorde a un ideal establecido. Fue toma- mido acceder a la conciencia bajo una forma negativizada. El
do en las consideraciones gnosográficas del DSM IV a punto tal no que se le dice al niño, esa prohibición de gozar de la ma-
que un diagnóstico como el “trastorno generalizado del desa- dre y de invertir el orden de las generaciones, permite la en-
rrollo” abarca el campo amplísimo de las psicosis, del autismo trada en el discurso.
y de la debilidad en la infancia. Esta concepción de sujeto tiene El juego en el niño es discurso, juega cuando no es juguete
consecuencias que hacen a la dirección de la cura ya que tra- del Otro, cuando se confronta con la falta y con el juego la re-
tándose del trabajo con los niños, en relación a la familia y la crea. Entonces el espacio se transforma en escena lúdica y a su
escuela, tenemos que estar advertidos de los riesgos que desde vez por la escena lúdica en la trama con el Otro adviene el su-
el punto de vista ético dichas concepciones conllevan por tra- jeto. Con la operatoria de la separación el niño cae de la posi-
tarse de un trabajo tan ligado a la normalidad desde el punto ción de objeto en el fantasma del Otro primordial y pasa a ju-
de vista de un ideal que no contemple la singularidad. gar la pérdida, a escriturarla como efectuación en acto de la
¿Qué le pasa al infans con lo que recibe, no sólo del afuera imposibilidad de ser Uno con el Otro. Pasaje del significante a
(inscripción en el campo del Otro) sino de su propio ser como la letra del sujeto.
viviente, en la medida que no hay en él aun categorías del aden- En el juego hay un tránsito desde el tiempo en que para sos-
tro y del afuera? tenerse requiere de la presencia y de la mirada de los otros, pa-
Es el tiempo lógico de la operación de alienación en donde sando por la construcción del ensueño y la fantasía donde ope-
por estructura la enunciación viene del lado de los padres y el ra el dique de la vergüenza hasta la incorporación de la letra
infans habla desde ese lugar. Sus necesidades entran en el cau- como efecto del significante en donde la Otra escena reitera la
se de la demanda y el deseo a partir de las significaciones que pérdida efectuándose como sujeto del inconsciente.
le vienen del Otro. El niño sostiene en su indefensión la om- En el juego la trama simbólica (R.S.I.) posibilita no llenar
nipotencia del Otro configurando en su estructuración el me- un agujero con cada apuesta sino por el contrario cada apues-
canismo de la desmentida de la falta radical que lo separa del ta bordea el agujero del trauma, del dolor, de lo siniestro en
Otro. Por estas marcas deviene cuerpo erógeno, propias de un muchos casos, puede ser de lo histórico como del encuentro
“yo no pienso” no ligadas (lo que Freud llamó Ello), a diferen- azaroso con lo real. Este bordear implica –como decíamos– no
cia de un “yo no soy” donde el proceso primario empieza a llenar un agujero sino antes bien agujerear la realidad con un
pensar y a descifrar, propio de lo inconsciente. Ahí adviene el enigma, abriendo agujeros. La cineasta Lucrecia Martel dice re-
sentido, la temporalidad, la espacialidad. Si hay un despren- firiéndose al vacío que transitan algunos niños y adolescentes,
dimiento de ese lugar por condiciones que también vienen del dice, es necesario “siniestrar” la realidad.
Otro –castración en el Otro– se da la operación de separación. El juego, la trama simbólica (RSI) lúdica tanto en los niños
Cuando esta operación no se da, lo que recibe es un signo coa- como en los adultos implica amasar lo fáctico, con un saber-ha-
gulado (no un significante que discurre entre uno y otro pro- cer que es artificio (arte oficio) con el objeto. De ahí que ope-
duciendo efectos de sentido novedoso) que lo aplasta –preci- rar analíticamente con los padres ante la pregunta que se hacen
samente– no dándole lugar. respecto del uso del objeto en los niños y adolescentes, ante el
La operación de alienación es puesta en acto de las marcas de avance de la tecnología y de la informática, ante la mutación
goce vía el artificio gramatical que en el tercer tiempo la gra- de la cultura alfabética a la cultura digital, sigue siendo inte-
mática verbal –voz media “hacerse hacer”– señala haber atra- rrogar –como decíamos– el lugar del sujeto en la trama (RSI)
vesado el significante de la falta en el Otro, su retorno al lugar en el que dicho objeto, –como dice Rubén M. Dimarco–, puede
del infans y la respuesta fantasmática en donde la pulsión se enriquecer el lazo con el otro o puede ser un modo de quedar
ordena. Luego se produce un clivaje cuando el niño descubre atrapado en las redes de un Otro gozador, maquínico.
que el Otro no conoce sus pensamientos. Hemos hablado de maleabilidad de los empalmes en los tres
Este no saber del Otro, queda articulado con la castración. registros durante la primera infancia, está claro que hemos he-
Eso que queda desconocido para la madre, es equivalente al cho un salto conceptual en relación al valor de la metáfora pa-
discurso que queda desconocido para el niño, produciéndose terna y por lo tanto del efecto a predominio de lo simbólico
un discurso inconsciente. Operación de separación que pode- con su articulación con el registro imaginario. Está en relación
mos articular con la función de la negación que posibilita su con los desarrollos que va haciendo Lacan a partir de la concep-
entrada en el discurso. tualización del objeto a, de su lógica, del goce y fundamental-
El símbolo de la Verneinung (negación) permite a lo repri- mente de lo real que lo lleva a destacar la equivalencia de los
tres registros y a formular la escritura del nudo Borromeo sir-
viéndose de la topología.
Con la introducción de la lógica del no todo, hay una refor-
mulación del concepto de estructura, por lo tanto del sujeto y
del lazo con los otros. No sólo se re ubica el valor de la metá-
fora paterna (a la operatoria –represión, desmentido, forclu-
sión– del significante del Nombre del Padre, Lacan la compleji-
za con la pluralización de los nombres del padre con un efecto
teórico clínico enorme) y de la lógica del fantasma, sino tam-
bién del síntoma –como hemos visto– ya con otro tratamien-
to de lo simbólico al duplicarlo en símbolo y sigma, del saber
hacer propio del síntoma, del saber hacer con el goce. En este
tiempo Lacan no habla de condensación del significante sino
más bien de “condanzación”. El discurso del niño en sus jue-
gos, en sus gestos, en sus movimientos es subsidiario de este
modo de tratamiento de lo simbólico, un real que se simboliza
y un simbólico que se realiza como modo de dar lugar a la fi-
gurabilidad del objeto.

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(Viene de pág. 30) por Emilia Cueto [ecueto@elsigma.com] www.elSigma.com

Un psicoanalista…
fotograma por fotograma
Entrevista a Hugo Dvoskin
Gran parte de su producción escrita está ligada a cine y psicoa- Seguimos con el domingo. Algunos se van antes, a comer
nálisis, ¿cómo surge en usted el interés por producir un encuen- los infaltables ravioles. Por eso tratamos que el desayuno sea
tro entre estos campos? convincente para que resistan la tentación. Además, pese a ser
una actividad sistemática, la responsabilidad de cada quien se
Habría que acotar el campo del cine. Se trata del cine dra-
restringe al encuentro que va. Ir al cine siempre es una op-
mático en el que los personajes y las relaciones que establecen
ción. Requiere el deseo de ir, con lo que todo deseo supone
puedan ocupar el lugar de la forma; en el que la historia y el
de responsabilidad; pero a la vez tener ganas, con todo lo que
contexto nos permitan vislumbrarlos como fondo. Allí a mí se
las ganas suponen de irresponsabilidad, de puntual, de eva-
me genera el encuentro porque puedo formularlo como una su-
nescente. Se puede no ir pero no se puede faltar. En síntesis,
pervisión clínica. Es un trabajo que tiene una singularidad –ya
si no vas no pagás.
sea que el texto lo escriba directamente o resulte un producto
El grupo se inició en 2000 para trabajar “La subversión del
de un trabajo de conjunto–, quienes participan de la discusión
sujeto”. En algún momento se cruzó, discutiendo el tema del
o leen el texto cuentan de algún modo con un material común.
goce, Adiós a Las Vegas. De paso te cuento que esa película me
Mis comentarios evitan referencias a las biografías de directo-
ha permitido viajar mucho. Me invitaron a comentarla en Bar-
res, actores, a todo lo que el film tenga de documental y cuan-
celona, en Maceió e incluso en Jerusalén. En Brasil singular-
do existe un libro hago el mayor esfuerzo por ceñirme a la pe-
mente lo pasaron por la televisión.
lícula. La primera vez que surgió mi interés por el cine fue por
El Grupo del domingo se entusiasmó con el trabajo que hi-
un comentario que un analista hizo de una escena de Adiós a
cimos con ese film y surgió la idea de abordar por la vía del
Las Vegas, en la que la protagonista Sera (Elizabeth Sue) le da
cine, temáticas en particular que han quedado como nom-
una petaca de plata a Benjamin (Nicholas Cage). Mientras ese
bres de los capítulos del libro. “La subversión y La lógica del
analista situó que eso era lo que no debía hacerse, a mí justa-
Fantasma” quedaron para los miércoles. El cine ocupó la es-
mente me pareció una excelente intervención analítica con un
cena y empezaron a asistir otros no tan ligados a la profesión:
adicto: proponía estética (era de plata) y medida (una petaca
abogados, ingenieros, profesores de inglés, ahora hay una
de menos de medio litro de la que no se consume alcohol de
bioquímica y un empresario. A mi gusto son un nombre del
quemar y de la que el alcohol sale lentamente). Luego ella se
“más uno”, que de ninguna manera debería ser el que sabe
echa alcohol encima y se ofrece a ser bebida por él. Allí inten-
más, sino el que puede interrogar al conjunto, obligándolo a
ta metaforizar el placer de beber por placer sexual. A mi gus-
que de cuenta de lo que se dice, sin clichés ni obviedades, ni
to puntualizaba el lugar del analista: ofrecer el análisis como
“acuerdos conceptuales”. Nos hacen trabajar mucho y les es-
un lugar de privilegio alrededor del cual puede girar, durante
toy muy agradecido.
el tiempo del análisis, la vida de los pacientes.
Lacan ha hecho referencias al cine, ¿cuáles son a su criterio las
Hace casi diez años participa y coordina “El grupo del domingo: más destacas?
cine y psicoanálisis”, ¿cómo se gestó la idea de encontrarse los
Creo que el término que proponés, “referencia”, sitúa bien
domingos por la mañana en los bares porteños?
el problema. Tomemos por ejemplo el comentario de Hiroshi-
“El grupo del domingo” es, para continuar con lo que decía ma que Lacan hace en el Seminario de la Angustia. Es efecti-
antes, una petaca. Nos encontramos un domingo por mes: esa vamente una referencia, ejemplifica la cuestión del duelo. Dice
es la medida. Con lo cual queda dicho que no trabajo todos algo así como que cualquier japonés le servía para el duelo. Un
los domingos. Un modo singular de no ser un “workalcoholic”. modo de definir el duelo maníaco sería que “cualquier bon-
Y a la vez le pone una estética interesante al encuentro entre di te lleva”. La película le permite ejemplificar un concepto,
colegas. Nos encontramos distendidos a desayunar, en algún tiene función didáctica. Nuestro trabajo es sobre las películas
bar del Palermo de Borges. Tenemos hora de comienzo, pero mismas y los conceptos nos permiten avanzar con la lógica del
los concluimos sin horario cuando hemos agotado las vueltas drama y de los personajes. Mientras que la referencia supone
que queríamos dar alrededor de los personajes, de la lógica, un paso de la teoría a la clínica, nuestro trabajo es de la clíni-
del progreso subjetivo y de la pregunta que siempre acompaña ca a la teoría, es lo que mencionaba antes: se trata de super-
toda película: tratar de situar quién ocupa el lugar del analista, visiones clínicas. En Atando cabos hay una escena que me per-
el del sujeto supuesto saber, el de la escucha del deseo de los mitió situar, cómo una intervención del protagonista transfor-
protagonistas, quién está en el lugar de la causa… si es posi- ma lo que estaba llamado a ser un pasaje al acto de su tía en
ble. Por ejemplo en la última de Woddy Allen, Midnight Paris, un acting out. Hasta esa película no se me había ocurrido el
para mí el analista habría que ubicarlo en el silencioso chofer puente clínico que había entre esos conceptos.
que lo lleva al protagonista para que haga su recorrido y con- Te cuento además, hablando de Hiroshima, que existe un
fronte con esos literatos que son los personajes de su historia. texto de León Grinberg, sobre ese film. En la infancia y aun
Es cierto que podría decirse que es muy callado, sin embargo ahora, he sido muy amigo de Alberto, su hijo. De modo que
va siempre al punto, o mejor dicho, al lugar. pasábamos muchos fines de semana juntos. Aún recuerdo el

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entusiasmo que tenía León con ese texto. Lo recuerdo leyen- nen con las pulsiones de muerte del tercero. Es lógico porque
do el guión del film y trabajando los domingos en la quinta de ese modo las pulsiones sexuales quedan emparentadas con
que tenían en Escobar. Así que el cine, el psicoanálisis y el do- las pulsiones de vida, los motores del conflicto. A tal punto
mingo estaban unidos desde aquel tiempo. Parte de mi inte- es así que el amor de transferencia es la resistencia a la aso-
rés por el psicoanálisis está enraizado en ese recuerdo de in- ciación libre. ¿Acaso el amor de transferencia también es una
fancia. Una experiencia subjetiva de aquello que decimos que tendencia autodestructiva?
el deseo es el deseo del otro. Haber producido la confusión de que el problema del sujeto
es su tendencia autodestructiva y no la sexualidad, planteo do-
En El amor en tiempos de cine aparecen en forma reiterada minante en gran parte del lacanismo actual, es una de los ma-
referencias en torno al azar. Así, en el capítulo dedicado a Match yores triunfos de la Psicología del Yo, y ha transformado al psi-
point, al hablar de Nola dice: “Ella, que es coanálisis en una clínica adaptacionista
el azar de la película”. Luego vincula ese en la que muchos analistas ahora dicen
lugar de causa con “el lugar en que los que se trata de acotar el goce… un modo
analistas muchas veces no saben cobrar”. sofisticado de querer adoptar, quiero de-
¿Cómo llega a formular esa hipótesis? cir adaptar, a sus pacientes. El fallido vale
porque transferencialmente se ubican en
Que Nola es “el azar de la película” me
la posición de un padre que no deja que
resulta una frase muy enigmática para el
sus hijos se desmadren.
público y un hallazgo tuyo en el libro. Te
agradezco que la subrayes y quizás mo-
En el epílogo de El amor en tiempos de cine,
tive a más de uno a leer el comentario.
plasma una referencia especial a Javier
De modo que la dejamos para que a su
Aramburu, quien fuera su analista “en los
vez sea el azar, la tyché y la causa de que
años en que ser analista se hizo decisión”.
algunos se acerquen al texto. En cuanto
A once años de su muerte ¿cuáles son los
a su correlación con las dificultades que
recuerdos más destacados que aún perdu-
los analistas tienen para cobrar, refiere a
ran de quien desempeñara –entre otras fun-
que al sujeto-analista no le resulta senci-
ciones– la presidencia de la Escuela de la
llo encontrar parámetros para darle va-
Orientación Lacaniana?
lor numérico a aquello que es como ob-
jeto para el otro. Es una paradoja para Javier me transmitió su pasión por
el sujeto tener que ponerse precio como los sueños, por la literalidad del tex-
objeto. Resulta más sencillo pensarlo en to. Me hizo ser responsable por aquello
términos de mercado, situarse en un su- que digo. Algo así como que la vida y el
puesto ranking, comparar los honorarios psicoanálisis son cosa seria. Los años de
de uno con los de los colegas. Se establece un valor de merca- análisis con Javier atraviesan el tiempo que va de mi soltería
do y no el valor del objeto causa. hasta el nacimiento de mi hija, de modo que ese análisis tam-
bién decidió la singularidad de mi vida amorosa y de mi pa-
En “No hay clínica de lo real, sino por añadidura” publicado en ternidad. Ese análisis me sacó del atolladero que significó vi-
Imago Agenda Nº 139, enuncia lo que podríamos situar como una vir la década de los setenta en la Argentina.
crítica a la lectura que desde el psicoanálisis se ha realizado de la Quizás también aprendí alguna de las reflexiones anterio-
pulsión de muerte, al haber transformado “este concepto en una res. Javier fumaba compulsivamente y muchas veces me in-
tendencia hacia la propia ruina y la asociaron con el masoquis- terrogaba, qué habría ahí que no podía ceder. Algunos dirán
mo”. ¿Cuál es la lectura que usted propone? que el vicio lo puede a uno, creo que él también pensaba que
podría con el vicio. Jamás se me ocurrió que se quisiera morir.
El conflicto intrapsíquico para el psicoanálisis siempre ha sido
De hecho luego del primer problema cardíaco creo que dejó de
–y debe seguir siendo– la sexualidad. La pregunta que el psi-
fumar. Entonces no era vicio, era la omnipotencia.
coanalista habita es ¿qué deseo hay ahí? Es una pregunta que
Recuerdo un aumento de los honorarios, retomando la pregun-
no se puede soslayar sin caer en una ética en la que el analista
ta que me hacías con relación a cobrar. Era en la época de Alfon-
se transforme en el dueño del bien de los pacientes, en “reco-
sín en que los precios estaban congelados. Traje a sesión ese frag-
mendarles” que no se hagan mal. Las conductas compulsivas
mento de la “realidad” y Javier dijo “el deseo no se congela”.
del sujeto –incluyendo las adicciones– no se resuelven supo-
Siempre me gustaba ir a sesión y de hecho la pasaba muy bien.
niendo que el sujeto se hace daño y se quiere morir. En todo
Era una clínica incisiva pero siempre divertida, con humor. Re-
caso morirse es un resultado que no estaba en los cálculos de
cuerdo que Jorge Pustilnick, un entrañable amigo que la vida
la omnipotencia. En los relatos de los sujetos adictos uno es-
también se ha llevado, me decía que era muy caro para ir a diver-
cucha la intensidad del impulso vital, de querer vivirse todo,
tirse. Yo le respondía que era demasiado divertido como para no
todo rápido. La satisfacción adrenalínica de ir a 250 en la ruta
pagarlo. Cada vez que interpretaba un sueño vivía un intenso mo-
no surge de querer morirse sino de ni siquiera considerarlo.
mento en el que yo pensaba… esta es la vida que yo quiero.
De modo que es la pulsión de vida cuando se ha despadrado
–si me permitís el neologismo– la que produce la ruptura del
equilibro psíquico, la que genera que el fantasma no pueda se-
guir administrando el goce que el aparato soporta.
La pulsión de muerte es la tendencia a morirse… a su mane- Librería psicoanalítica desde 1967
ra. Siguiendo los caminos establecidos del viviente. En “Más Av. Coronel Díaz 1837 / Ecuador 618 - Ciudad de Buenos Aires.
allá del principio del placer”, Freud se sorprende de que los Tel. 4825-9034 - info@imagoagenda.com
instintos de vida del primer modelo pulsional se correlacio-

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FCPA 3
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Problemas y cotroversias en el psicoanálisis

La naturaleza del “Je” (Segunda parte)


rágrafos 9 y 27,3 ha intentado diferenciar el ser “en cada caso
Escribe mío”, el de la afirmación de la primera persona, del Yo como
soporte de una identidad substancial, invariante.
Juan Bautista Ritvo
En el último de los parágrafos mencionados, dice “La mismi-
juanritvo@gmail.com dad del sí mismo existente propiamente está, entonces, separa-
da por un abismo ontológico de la identidad del yo que se man-

P
ero todas estas reflexiones sobre el tiempo y el yo serían tiene en medio de la multiplicidad de vivencias”.
un puro formulismo si le quitáramos su elemento esen- Por el contrario, el ser en cada caso, no refiere a una propie-
cial, decisivo, la prisa. dad constante sino a una serie de momentos discontinuos que
En un artículo de la década del ‘50 del siglo pasado, Perelman en conjunto solo forman un conjunto de excepciones: uno por
y Olbrechts-Tyteka, ya habían caracterizado la diferencia entre uno, los momentos de afirmación de sí implican una alternan-
la demostración lógica-matemática y la argumentación retórica cia de aparición y de desaparición, de emergencia y de eclip-
por el papel del tiempo1. La demostración, en el sentido riguroso se que distinguen al sujeto de la enunciación: cada vez que ar-
del vocablo, se sustrae al tiempo: si A implica a B y B implica a ticulo “yo” como apuesta, me pierdo en el hallazgo y me recu-
C, entonces A implica a C. Este “entonces”, esa señal inequívoca pero en mi ligazón con un objeto residual que es espectro y an-
de conclusión, no tiene tiempo alguno. Pero en retórica, precisa- torcha de mi deseo, que me vuelve a sumir en la inocencia a
mente porque, sea el discurso político, sea el jurídico, o más pre- que están condenados aquellos que finalmente deciden sin po-
cisamente judicial, sea la trama de la asociación libre, en todos der captar los extremos de la decisión, no por impotencia, sino
estos casos y en otros que no preciso enumerar porque la serie por imposibilidad de hacer otra cosa.
permanecerá siempre abierta, el tiempo interviene, constructiva En cada caso me embarga la prisa, esa que el propio Heide-
y destructivamente en la argumentación precisamente, porque gger no llegó a tematizar de un modo adecuado, justamente
ésta es una acción destinada a transformar al auditor. Entonces, porque la relación de uno con otro, la relación del ser-con, el
el “entonces” y sus homólogos: “por lo tanto”, “pues”, “de este famoso Mit-sein, sigue siendo un vacío, coexistir que ignora la
modo”, etc., están apremiados por concluir en la medida en que violencia del conflicto y de la tensión agresiva, y que remite la
la argumentación es agonal, conflicto, disputa, fricción. decisión, en última instancia, a una decisión solitaria con rela-
Con la prisa tocamos el momento nuclear de la temporalidad ción a la muerte, la que pone al sujeto en el camino de un ni-
analítica. La presencia del otro, aunque fuera exclusivamente hilismo trágico que termina por desconocer la tragicidad de la
virtual, ya me constriñe, y mi argumentación (¿es preciso re- vida cotidiana y opaca de los unos con los otros.
cordar que el síntoma no es algo meramente afectivo, que en- Es que la prisa nada es si la despojamos de su efectivo conte-
traña una dimensión privilegiada de trama argumental?) –se nido. Como dijo Lacan de un modo abrupto e inapelable: “me
oriente por donde se oriente–, está espoloneada por la necesi- apresuro a declararme hombre antes de que alguien me nie-
dad de concluir. En el sentido meramente formal de los térmi- gue el carácter de tal”.
nos, no necesito de nadie para concluir, sea sobre lo que fue- A través de la opacidad que separa a un sujeto de otro, en y
ra; mas, desde el punto de vista del inconsciente, desde el pun- por el muro del lenguaje y de la incierta sexualidad –que en defi-
to de vista de esa memoria que olvida qué y cómo se constitu- nitiva vienen a ser un mismo muro–, cada uno en cada momen-
ye y así opera con un saber que no se sabe, el asentimiento o to, en cada caso, hace del otro la condición ambigua de su afir-
el rechazo del Otro son imprescindibles para que acepte o no mación –el otro me permite que me descubra a mí mismo y no
al uno o al otro. obstante el otro es también obstáculo para mi acceso al Otro–.
(Desde luego, las cosas son más complejas: a veces creo acep- Conflicto y cooperación son dos aspectos solidarios y es de esa
tar el rechazo del Otro y no hago más que rechazar el rechazo tensión que nacen los mitos de Eros y la Discordia, del amor y
y así por el estilo: creo aceptar A y en verdad termino por des- de la destructividad. Pero el hombre nunca tiene el tiempo su-
cubrir que acepté Z. Pero me importa aquí subrayar algo total- ficiente: siempre lo que se ha de decir permanece oculto detrás
mente decisivo: la certeza es siempre una respuesta a una interro- de lo que se dice en lo que se escucha, como sentencia Encore.
gación, latente o no, del Otro por la vía de la presencia del otro. Lo que se ha de decir –fórmula pedagógica para dar cuenta del
Y con esa respuesta termino por identificarme y al hacerlo repri- subjuntivo “que se diga”–, nunca es exactamente lo que se dice
mo lo esencial de la identificación que consiste en un tiempo de de- porque hay una tensión insuprimible entre la prisa por decir, el
tención, con todo el alcance de este vocablo). anhelo de decir ya antes que… y lo que finalmente se precipita
Los autores citados más arriba mencionan una observación de en un dicho actual. Y tal tensión alimenta y retorna en una es-
E. Dupreel muy justa: el tiempo se inserta como un “intervalo cucha a medias, balbuceante y enigmática.
indeterminado” entre dos momentos de un orden. Es que la prisa tiene que manifestarse en acción verbal y el
Si la noción de orden supone una progresión, responda al prin- verbo produce efectos más acá y más allá de toda presuposi-
cipio que responda, este intervalo de indeterminación, indeter- ción. Una vez más es preciso repetirlo: el tiempo es constructor
mina las determinaciones de la progresión argumental. y también destructor.
Lo hace causando la precipitación de la decisión que enlaza ____________
un nudo de antecedentes a un nudo de consecuentes2. 1. Perelman y Olbrechts-Tyteka, “De la temporalité comme caractère de l’
argumentation”, en Il Tempo, Archivio di Filosofía, Universitá di Roma,
¿Cuál es el lugar del Je, es decir, el lugar de la primera perso-
1958.
na que responde con un “Yo digo que…” al descubrimiento de 2. Con razón Perelman y Olbrechts-Tyteka juzgan que en la argumenta-
que lo que lee, sea lo que fuere, es un enunciado que debe ser ción tenemos que ver con nudos antes que con recorridos fluidos.
enunciado en primera persona para que concierna al sujeto? 3. Heidegger, M., El Ser y el Tiempo, F. C. E., México, 1971, pp. 53, 54 y
Heidegger en El ser y el tiempo, más precisamente en los pa- 147.

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NOVEDADES EDITORIALES
 NO SE VUELVE LOCO EL QUE QUIERE  CUATRO FAMILIAS, VEINTE TERAPEUTAS
Vicisitudes de las afecciones narcisistas Clínica Vincular Psicoanalítica
Alicia Hartmann AA.VV. (Grupo de Familia de la A.A.P.P.G.)
______________________ ______________________
 LOS LÍMITES DE LA REPRESENTACIÓN  FOBIAS EN LA INFANCIA
Psicoanálisis y estética crítica. Edición bilingüe Mirtha Benítez / Ariel Pernicone
Juli Carson ______________________
______________________  EL ABANDONO DE LAS PALABRAS
 SÁNDOR FERENCZI Y EL PSICOANÁLISIS Oscar del Barco
DEL SIGLO XXI ______________________
Pedro Boschán (comp.)  ANGUSTIA Y OBJETO a
______________________ EN LA PRÁCTICA PSICOANALÍTICA
 EL SUPERYÓ. La elaboración freudiana Stella Maris Rivadero y colaboradores
Omar Mosquera ______________________
______________________  SIMBOLISMO Y GESTUALIDAD
 EL AMOR EN TIEMPOS DE CINE EN EL CUERPO HUMANO
Hugo Dvoskin Susana Weingast
______________________ ______________________
 EL SABER DE LA HEREJÍA  RELATOS DE INTEGRACIÓN.
Daniel Mutchinick Perspectivas psicoanalíticas sobre el devenir de los
______________________ procesos de integración
 PSICOANÁLISIS EN LAS TRINCHERAS Viviana Cuevas
Práctica analítica y derecho penal ______________________
Andrea Homene  LACAN Y LOS FENOMENÓLOGOS.
______________________ Husserl, Levinas, Merleau-Ponty
 VIOLENCIA Y ABUSO SEXUAL FAMILIAR Guy-Félix Duportail
Investigación psicoanalítica sobre la ______________________
psicopatología de los vínculos  TEST DE LA FAMILIA.
María L. Kuitca / Elda S. Irungaray Una mirada vanguardista sobre una prueba clásica
______________________ Haydée Nodelis
 PERSPECTIVAS. Aportes de la Teoría y la Clínica ______________________
AA.VV. (Colegio de Psicólogos de  TEST DE BENDER.
Provincia de Buenos Aires. D. XII) Depresiones, Trastornos de la Personalidad
______________________ Haydée Nodelis
 DE EXILIOS Y DESTINOS ______________________
El extranjero: un sujeto fuera de lugar  TEST DE PHILLIPSON.
María Ester Jozami Melancolías, Psicosis marginales, estructuras límite y
______________________ otros cuadros
 LO FUNDAMENTAL DE HEIDEGGER EN LACAN Haydée Nodelis
Segunda edición corregida y aumentada ______________________
Héctor López  FRAGMENTOS, INSTRUMENTOS Y HUELLAS DE
______________________ UNA CLÍNICA PARTICULAR
 OMAR Y LOS ESPECTROS DE UN ACOSO (Nouvelle) María Patricia Romero Day
Norberto Schenquerman ______________________
______________________  INCONSCIENTE, SENTIDO Y FORCLUSIÓN
 CONSTELACIONES PULSIONALES Daniel Paola
Edgardo Feinsilber

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SABER DE LA HISTORIA Sección coordinada por Mauro Vallejo [maurosvallejo@gmail.com]

La desaparición del Dr. Gabriel Castillo Cerna


y la Asociación Psicoanalítica Chilena (segunda entrega)
por SILVANA VETÖ

A
ntes de su desaparición, los psicoanalistas de la APCh se limitaron ficas. 1999-2001”, la reunión del 17 de junio de 1999 lleva el título “Sr.
a expresar su preocupación porque la perturbación psíquica de Cas- Fernando Revuelta”, como si fuera el nombre de un expositor, cuando
tillo, en el contexto de dictadura, lo pusiera en peligro. Las únicas realmente en la reunión se vio el documental Fernando ha vuelto. Lue-
acciones declaradas, aunque no realizadas, fueron las de intentar hospita- go, en el libro “Memoria Anual APCh. 1999-2000”, al describir las “Ac-
lizarlo. La mujer de Castillo, en la indagación policial, dijo: “Posteriormen- tividades Científicas” realizadas durante esos años, se lee: “se presen-
te [a su separación] fui llamada por amistades de ambos que me decían tó un documental (proyectado después en el Congreso) ‘Juan ha vuel-
que mi marido necesita pronta atención médica, cosa que yo traté que re- to’”, y posteriormente se señala que en esa ocasión se “suscitó una re-
cibiera lo más pronto posible, pero sólo recibí ofrecimientos por parte de flexión del grupo con relación a la desaparición de nuestro colega el Dr.
sus colegas ya que nunca logré que se le atendiera como lo necesitaba.” G. Castillo (candidato del Instituto).” No es únicamente el nombre pro-
(Vicaría, foja 8). Por otra parte, estas iniciativas fueron emprendidas a tí- pio, Fernando en este caso, el que se ve deformado, sino también la vin-
tulo personal por quienes tenían más contacto con él, pero no hubo una culación de este último a la institución, puesto que Castillo no era “can-
posición institucional: “él no fue protegido por nosotros como analistas didato”, sino “egresado” del Instituto. De esta descripción de la activi-
(…) yo creo que alguien cercano hicieron o trataron, ¿no es así? pero dad también se desprende que no se trató de un homenaje propiamente
se debió haber hecho como institución, algo más activo de protección.”1 tal, sino que a raíz de la proyección del documental el nombre de Casti-
Así lo evalúa también alguien cercano a la familia de Castillo: “cuando lo llo apareció en el debate y se reflexionó sobre su desaparición, sin que
vimos tan alterado, yo traté de formar una ‘comisión de hombres bue- aquello fuera su objetivo inicial.
nos’, para que lográramos que le dieran tratamiento ya, y llamé a Whi- Después de la improvisada conmemoración, se empezó a hablar algo
ting, y me dijo ‘se nos psicotizó el muchacho’, así me dijo, en esas pala- más de Castillo en la Asociación. En esas narrativas se subraya siempre
bras, ‘no hay nada que hacer’, y no hizo nada, se retiró.” el aspecto psicopatológico por sobre el político: “yo fui relativamente ami-
Después de su desaparición, ninguna acción de la APCh o sus psicoa- go del doctor Castillo, en la época de su desaparición, hacía tiempo que
nalistas es registrada, exceptuando la declaración de Whiting en el marco no lo veía y le cuento que el cuento que a mí me ha llegado, le digo, que
de la investigación policial. No hay recursos de protección, diligencias po- Gabriel se psicotizó y que dentro de su psicosis lo agarraron dentro de
liciales, contacto con la Vicaría de la Solidaridad, con el Colegio Médico o una iglesia despotricando contra el régimen o algo por el estilo y ahí nun-
con la IPA2. Ni siquiera -si puede aducirse temor a las acciones anteriores- ca más se supo y ese es el cuento que a mí me ha llegado y es el cuen-
un apoyo del tipo que fuere a la familia: “Los que eran sus amigos, que to que usted ha escuchado.”; “no sé cómo supe que a Gabriel lo toma-
habían compartido con Claudia y su padre los últimos años, tampoco se ron preso porque fue a una iglesia a predicar, estaba en pleno golpe mili-
acercaron más. Ella [su hija] sintió esto como un abandono…”3 tar, predicar contra el gobierno (…) entonces el público pensó que esta-
En la revisión de las actas de la APCh, se pudo constatar que después ba loco, era imprudente, era torpe y lo tomaron, lo detuvieron y como no
de la última cuota pagada en junio de 1976, no hay mención alguna de Ga- eran muy finos de diagnóstico pensaron que era un subversivo.”
briel Castillo. Éste simplemente dejó de figurar, como si nunca hubiera exis- El estado psíquico de Castillo fue siempre el centro de la preocupa-
tido, modo a través del cual la institución refuerza y duplica su desapari- ción de los psicoanalistas, tanto antes de su desaparición, como al mo-
ción. Así lo demuestra también este lapsus de un psicoanalista de la APCh: mento del debate llevado a cabo en 1999 -y en ciertos casos aún hoy
“creo que Gabriel se había desaparecido de la Asociación Psicoanalítica en día-. Pero ¿qué sucede con el aspecto político?4 ¿Estaban sus cole-
años antes”. Una de las justificaciones de los miembros de la APCh para gas al tanto de sus inclinaciones o compromisos políticos, simplemen-
no intervenir de ningún modo en la desaparición de Castillo, afirma que éste te los niegan, o los reducen a su sintomatología? ¿Por qué los psicoa-
no habría estado en ese momento vinculado a la institución. Sin embargo, nalistas habrían forjado esta explicación, sin cuestionar una posible mo-
ya demostramos que Castillo era un participante activo de la misma en la tivación política en su desaparición? Las evidencias apuntan a que di-
época en que desaparece (véase la Primera entrega). cho aspecto era ignorado, probablemente porque, como otros psicoa-
Ahora bien, el borramiento de Castillo de la APCh no es total, en su lu- nalistas señalan, había una especie de pacto de silencio, un tipo de pro-
gar aparece la reticencia a hablar del tema, acompañada habitualmen- hibición implícita a traer a colación temas políticos en la Asociación, que
te de relatos míticos o desfigurados. En este aspecto, quizás lo más evi- opera aún en la actualidad.
dente sea la inicial desfiguración del nombre: no se lo llama Gabriel, sino ______________
Daniel. En la APCh, la desaparición de Castillo fue transmitida de mane- 1. Salvo indicación contraria, los fragmentos textuales provienen de entrevistas rea-
lizadas durante la investigación.
ra confusa, dejando una estela de enigma y una especie de exigencia tá-
2. El 2 de octubre de 1973, el Secretario de la IPA, Daniel Widlöcher, envía una carta
cita de silencio: “dentro de esto supimos que desapareció y se mantuvo al Presidente de la APCh, ofreciendo su ayuda en las “circunstancias difíciles” por
esto así, como ‘desapareció’; “no recuerdo haber tenido noticias (…), las que atravesaba el país: “Si usted piensa que nosotros podemos proveer una
una historia que no era muy clara. (…) la historia de él yo después la fui ayuda del tipo que sea, no dude en solicitarla.” (APCh, Cartas enviadas-recibidas
sabiendo, pero así de a poco, pero es que sabías algo, pero no queda- extranjero, 1972-1975).
ba tan claro…” Por otra parte, muy pocos de los entrevistados recorda- 3. Maldonado, Moya, Romero & Vega. (1999). Ellos se quedaron con nosotros. San-
ban claramente dónde, cómo y en qué contexto se había realizado el tar- tiago: LOM, p. 139.
4. Castillo tenía una clara sensibilidad de izquierda, señalan quienes más lo cono-
dío homenaje a Castillo. Algunos afirman que éste se hizo apenas el país
cían. Había sido profesor del curso “Higiene Mental”, de clara orientación izquier-
hubo vuelto a la democracia, cuando no se realizó sino 9 años más tar- dista, y había trabajado desde 1972 con los filósofos Claudio Durán y Carlos Ruíz
de, 23 años después de su desaparición, en 1999. en una investigación sobre El Mercurio, que tenía conexiones con el CENOP, Cen-
Incluso en el acta que consigna la realización del homenaje, hay des- tro de Estudios de la Opinión Pública, formado por Allende y que dependía direc-
figuraciones interesantes. En el libro de “Asistencia a Reuniones Cientí- tamente de él.

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EL PSICOANALISTA LECTOR Pablo Peusner [http://elpsicoanalistalector.blogspot.com]

Introducción a El sexo y el espanto,


de Pascal Quignard
E
xisten autores cuya obra pareciera mantener un solapa- Y puesto que Quignard introduce un matiz particular de la
do intercambio con el corpus del psicoanálisis. Se tra- mirada, dedica un capítulo de su obra a Narciso, que comien-
ta de escritores cuyos textos no abordan al psicoanáli- za con una frase sorprendente: “No sé de dónde sacaron los
sis explícitamente sino que somos nosotros, los lectores, quie- modernos que Narciso se amaba a sí mismo y que por ello fue
nes suponemos entre ellos un diálogo o una disputa, una es- castigado (…). Los antiguos son precisos: no lo mata el amor
pecie de tensión incómoda. Este último adjetivo se justifica por la copia de sí mismo. Lo mata la mirada” (p. 145), y lo
porque a menudo dichos escritores son de nuestro agrado, demuestra con las tres versiones del mito que han pasado a la
aunque no podamos afirmar que suscriben los postulados de historia: el mito en Beocia (donde lo captura la mirada de un
nuestra praxis… amante suicidado), la versión de Pausanias (donde se trata de
Al escribir este primer párrafo estoy intentado justificarme la mirada de su hermana gemela muerta en la adolescencia)
para introducir a Pascal Quignard. Si acaso alguno de los lecto- y finalmente la de Ovidio (tal vez la más cercana a nosotros,
res de esta sección no lo conociera, con- aunque resignificada en la frase “Él mis-
vendría decir que nació en 1948 en Ver- mo perece por sus propios ojos”).
neuil-sur-Avre, Francia y que probable- El capítulo octavo de su libro se titu-
mente cuando se habla de él nadie omite la, simplemente, “Medea”. Las versiones
decir que dos veces en su vida –al año y de Eurípides y de Séneca son analizadas
medio de edad, y aproximadamente a los por Quignard a partir de una frase que,
16– fue diagnosticado como autista. Evi- obviamente, conocemos bien: “en ella se
taré aquí los lugares comunes que articu- oponen la madre y la mujer” (p. 100).
lan este dato con su particular posición La imagen de la obra es tensada entre la
como lector y escritor. Prefiero situarme que había pintado Timómaco y el célebre
en ciertos matices de su obra –que, por cuadro de Delacroix: “Toda la Antigüe-
cierto, es extensísima– y que, gracias al dad admiró a la Medea que había pinta-
trabajo de la editorial El Cuenco de Pla- do Timómaco. César la juzgaba tan be-
ta podemos hoy tener, aunque parcial- lla que la adquirió a precio de oro. Toda
mente, en nuestra lengua1. la Antigüedad repitió unánimemente la
Conocí a Quignard a través de su li- causa de la admiración que despertaba:
bro titulado El sexo y el espanto (2000). los dos ojos de Medea. Esa mirada, se-
Podría resumirlo en una frase, afirmando que se trata de un gún parece, era una maravilla. El borde del párpado estaba in-
ensayo acerca de la función del falo en la Roma imperial. Le- flamado. La cólera se notaba en la ceja. La piedad estaba en el
jos de las orgías y las perversiones que habitualmente cree- ojo húmedo” (p. 104) Otra vez el ojo y la mirada…
mos que tuvieron lugar en el Imperio, el puritanismo y la me- El libro es próspero en cuestiones diversas que, de un modo
lancolía reemplazaron al erotismo griego: “El sexo está liga- u otro, se relacionan con problemas abordados por Freud y La-
do al espanto”, afirma antes de desplegar los diversos mati- can: el suicidio y la libertad (temas muy desarrollados por cier-
ces de dicha fórmula. El espanto de la esterilidad, de la impo- to en La barca silenciosa), los místicos, la función del Pater y el
tencia, de la pérdida representada por la eyaculación y vivi- Virgo, el amor, incluso hay ideas relacionadas con los fetiches
da bajo la forma de una extrema tristeza. Los párrafos dedi- privilegiados en Roma (el velo, el pectoral y el calzado)…
cados a la relación del velo y el falo en la pintura romana son Ojalá estas líneas logren entusiasmarlo, estimado lector,
tan, digamos, lacanianos que sorprenden2. En estos días en para abordar la obra de un autor que, personalmente, consi-
que debido a la publicación de una obra importante3 retoma- dero único e invalorable. Uno de los pocos que me ha ubica-
mos la discusión sobre los afectos en la obra de Lacan, los ca- do en la incómoda posición de hallar argumentos sensacio-
pítulos que Quignard dedica en esta obra a la melancolía, el nales aunque contradictorios con los del psicoanálisis, y cuya
tedio y la acedía romana son esclarecedores puesto que rom- lectura siempre me ha resultado provocadora, novedosa, ico-
pen con todo lo que el sentido común ha producido hasta el noclasta y atrevida. Porque si acaso alguno de vosotros se in-
momento sobre el tema e iluminan la historicidad del afecto: trodujera en las páginas de El sexo y el espanto, al concluir-
“El taedium de los romanos se propagó en el siglo I. La ace- las, rápidamente, correrá a buscar los otros libros de este au-
dia de los cristianos apareció en el siglo III. Reapareció bajo tor que, como pocos, permite verificar eso de que liber enim,
la forma de la melancolía en el siglo XV. Resurgió en el siglo librum aperit…
XX con el nombre de spleen. Resurgió en el siglo XX con el _____________
nombre de depresión. Sólo son palabras. Un secreto más do- 1. Dicha editorial ha publicado a la fecha El sexo y el espanto, Retórica es-
loroso, que tiene algo de inefable, las habita. Lo inefable es lo peculativa, Albucius y La barca silenciosa; apenas una muestra de lo que
Quignard ha producido. Otros libros del autor han sido publicados en
real. Lo real no es sino el nombre secreto de lo más detumes-
España y aunque son difíciles de conseguir en nuestro país, pueden ha-
cente en el fondo de la detumescencia. A decir verdad, nada llarse en librerías especializadas.
es lenguaje sino el lenguaje. Y todo lo que no es lenguaje es 2. Conviene aquí decir que en su obra Les petits traités, I-VIII, hace refe-
real (…). El placer vuelve invisible lo que quiere ver. El goce rencia explícita a Lacan.
arranca la visión de lo que el deseo no había más que comen- 3. Me refiero a Los afectos lacanianos, de Colette Soler, publicado por Le-
zado a desvelar” (p. 134). tra Viva.

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¿Qué hay de nuevo, viejo?

Crepúsculos
ciencia, sino una autobiografía filosófica. 3) El psicoanálisis no
Escribe es un continuo científico, sino un revoltijo existencial. 4) La téc-
nica psicoanalítica participa del pensamiento mágico. 5) El psi-
Mario Pujó coanálisis no es liberal sino conservador. Cada capítulo preten-
m.pujo@fibertel.com.ar dería “demostrar” cada una de esas tesis.
El desarrollo argumentativo del prefacio es relativamente

U
na literatura calumniosa persigue al psicoanálisis desde simple. Onfray enuncia diez breves “tarjetas postales” −un cli-
sus orígenes. Freud denuncia el propósito difamatorio sé estandarizado de lo que sería la vulgata psicoanalítica−, para
de esa crítica y, lejos de amedrentarse ante ella, se dedi- oponerle sus respectivas “contrapostales”. Así, a la afirmación:
ca a leerla a partir de las revelaciones obtenidas por el propio “Freud descubrió el inconsciente por sí solo con la ayuda de un
psicoanálisis. Esas injurias vendrían así a confirmar y no a des- autoanálisis extremadamente audaz y valeroso”, contrapone la
mentir las incómodas verdades sobre las que nuestra práctica de que “Freud forjó sus hipótesis a partir de sus lecturas filo-
echa luz, intentando silenciarlas y poniéndose con ello al servi- sóficas (Schopenhauer y Nietzsche) y científicas”. A la idea de
cio de su represión. La exitosa propagación del psicoanálisis en que “Freud descubrió una técnica que, a través de la cura y el
Europa y América corrobora lo acertado de la estrategia adop- diván, permite atender y curar psicopatologías”, sostiene que
tada en su momento por Freud. “la terapia analítica es una rama del pensamiento mágico: como
Por su parte, lo intrincado del discurrir de Lacan, así como cier- tratamiento funciona en el estricto límite del efecto placebo”.
tos rasgos de su personaje, se han prestado fácilmente a distintas Cada una de esas sentencias (un remedo de los Diez Manda-
tentativas de ridiculización. Estando él en vida, la más célebre ha mientos en el imaginario del autor), son refutadas en un ejerci-
sido probablemente L’effet t’ yau de poêle de François George, en cio de contra argumentación “ateológica”. Pero la respuesta a la
los años ‘70. La mayor parte de esas diatribas atestiguaba antes tercera pone el foco sobre la hipótesis central del libro: “El psi-
que nada de la impotencia de sus autores para abarcar el rigor coanálisis procede de observaciones clínicas: pertenece al ám-
de una enseñanza que les resultaba simplemente impenetrable. bito de la ciencia”. A lo que Onfray responde: “El psicoanálisis
Pero, en casi todas ellas, lo que estaba en juego era el crédito de es una disciplina que pertenece al ámbito de la psicología lite-
la figura de Lacan, no el de la cura analítica ni el de su discipli- raria, procede de la autobiografía de su inventor y funciona a
na, ni el de los modos de su transmisión. Cuando verdaderamen- las mil maravillas para comprenderlo a él, y sólo a él”.
te se quiere atacar al psicoanálisis, es contra el propio Freud que Esta aseveración es martillada a lo largo de las quinientas pá-
los detractores la emprenden sin mediación alguna. ginas: el psicoanálisis freudiano es una aventura autobiográfi-
Es lo que efectivamente ha venido ocurriendo en los últimos ca, estrictamente personal, que universaliza la atracción inces-
años, de una manera que, si no sistemática, resulta al menos tuosa por la madre y la rivalidad con el padre que ha experi-
reiterativa. Por caso, El libro negro del psicoanálisis, una compi- mentado efectivamente su creador; “una disciplina verdadera y
lación de 47 autores aparecida en Francia en 2005 bajo la di- justa sólo en lo concerniente a Freud y a nadie más”. Hipótesis
rección de Catherine Meyer, generosamente traducida a múlti- que nos da freudianamente una pista de la posición de enun-
ples idiomas. Y, al año siguiente, Le Dossier Freud: enquête sur ciación de quien la sostiene, por cuanto Onfray es el primero
l’histoire de la psychanalyse de Mikkel Borch-Jacobsen. Y mu- en ser alcanzado por ella.
chos otros, antes o después. [Les Illusions de la psychanalyse, de En efecto, esta extensa diatriba que constituye su texto, está
J. Van Rillaer (1980), Le Freud inconnu: l’ invention de la psy- explícitamente sostenida en una vivencia autobiográfica. Por-
chanalyse, de R. Webster (1998), Retour sur “Faut-il en finir avec que es como alumno del Liceo y como profesor de filosofía que
la psychanalyse?”, de L. Joffrin (2005), etc.]. En todos esos tex- Onfray accede a su lectura filosófica del psicoanálisis. Y en cir-
tos Freud es presentado poco menos que como un inescrupu- cunstancias que expone con indisimulada valentía: «Yo salía,
loso falsario, un mitómano embaucador, el canallesco creador en efecto, de cuatro años pasados en un orfanato de sacerdo-
de una ilusión fabulatoria, el esmerado artífice de su propia le- tes salesianos, pedófilos algunos de ellos, y los libros ya me ha-
yenda, su gloria y su celebridad. bían salvado de ese infierno en el que no sabía si, a la maña-
En línea directa con esa saga se inscribe el último libro de Mi- na siguiente, no se habría bajado un escalón más hacia la in-
chel Onfray, editado por Taurus en abril de este año. Su título famia. Viví en esa hoguera de vicio entre los diez y los catorce
es de por sí sugestivo: El crepúsculo de un ídolo. La fabulación años, la edad de mi regreso a la vida». «El niño que ha sentido
freudiana. La definición de fabulación que inaugura sus pági- en el cuello el aliento de la bestia cristiana…» [sic] encuentra
nas no deja lugar a dudas: “Manera caprichosa y hasta menti- entonces en Nietszche, Marx y Freud (El Anticristo, El Manifies-
rosa de presentar o transmitir los hechos”. to del Partido Comunista y los Tres ensayos de teoría sexual), el
Resulta bastante notable −y hasta chocante− que un recono- trípode con el que sacudirse el agobio y el oprobio del régimen
cido filósofo, con más de cincuenta títulos publicados, asuma eclesiástico. El cristianismo no sería ya una fatalidad, el socia-
con entusiasmo la empresa de demoler en 500 páginas la au- lismo despejaba el horizonte de otro mundo posible, la sexua-
toridad de la figura de Freud. Aunque no resulte, sin embargo, lidad podría ser vivida sin los desvelos opresivos del dios y el
incomprensible. Porque todo en el libro, absolutamente todo, diablo de la moral cristiana.
desde el prestigio de su autor, sus subtítulos, su diseño, su or- Veinticinco años después sólo Nietzsche permanece en pie en
ganización, parecerían premeditadamente destinados a conver- la consideración del autor. Y, en su visión crepuscular, el freu-
tirlo en un seguro best-seller. dismo se le aparece como una iglesia monstruosa y fantasmal,
Para corroborarlo, basta hojear el índice dividido en cinco par- con su papa, sus obispos y sus cardenales.
tes, con su prefacio y su conclusión, acompañados de sus cinco El ocaso de los ídolos revela no ser entonces sino el ocaso de
“tesis” mayores: 1) El psicoanálisis reniega de la filosofía, pero sus propias expectativas libertarias, el crepúsculo personal de
es en sí mismo una filosofía. 2) El psicoanálisis no supone una sus pretéritas y olvidadas convicciones modernas.

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Colaboración

Formas de autismo (Segunda parte)


por Osvaldo Francisco Meira

V
iene un tiempo de reclusión en su habitación donde (aquí) Lol decía los de una identificación con una situación de goce. Casi se percibe su pro-
que la hora del verano engaña, que no era tarde… Pronunciaba su pia apuesta a la “literatierra”. Dice M. Durás: “…Me gusta creer, como creo,
nombre con ira: Lol. V. Stein… En esta nueva nominación se había que si Lol es silenciosa en la vida, es porque ha creído, durante la breve-
perdido la letra a de su nombre femenino, pasando a ser un nombre neu- dad de un relámpago, que esa palabra podía existir. Carente de su exis-
tro, ¿asexuado? que no la nombra como mujer: Lola, sino como dese- tencia calla. Sería una palabra–ausencia, una palabra agujero, con un agu-
cho que queda afuera de una escena erótica (social)”. Parece cumplirse jero clavado en su centro, ese agujero donde se enterrarían todas las pala-
aquello de que ante un advenimiento todo puede cambiarse en lo destinal, bras. No se habría podido pronunciarla, pero se habría podido hacerla reso-
aún como aquí, alcanzando hasta a un nombre propio… nar. Inmensa, sin fin, un gong vacío que habría retenido a los que querían
“¿Qué se le arrebata a Lol?. Porque no hay pérdida, sino arrebato. Hay un partir, les habría convencido de lo imposible, los habría hecho sordos a
arrebato pasional que se le despierta a Lol: el de retener en el tiempo esta es- cualquier otro vocablo distinto, de una sola vez los habría nombrado a
cena donde dos; un hombre y una mujer, gozan a la vista de todos…” Surge ellos, al futuro, al instante. Faltando esa palabra, se estropean todas las
así la pregunta crucial, en donde hasta M. Durás se incluiría en el atisbo de demás, por el hecho de faltar, las contamina, es también el perro muerto en
su respuesta. ¿Es que se le arrebata el disfraz de novia que se había cons- la playa, a pleno mediodía, ese agujero de carne…”. ¿Qué sería esa pala-
truido,… “en donde el melancólico se apasiona con cierto Ideal que a él le bra–agujero, sino la palabra que pudiera nombrar la Cosa –es decir, decirlo
quedaría vedado, pero que existe, que otros tienen”, y entonces por eso la todo–, significándose a sí misma sin apelar a otro significante para producir
elección de precipitarse como desecho de la escena?, o “…que Lol des- significación, y con esto significarlo todo… Siendo ella agujero, no podría en-
cubre el goce que le produce el mirar a la pareja fusionada en el momento tonces hacer agujero o suturarlo… Porque toda nominación recubre, sutura
del baile. Quiere retener este tiempo de goce para siempre, sin síncopas, ni una falta, agujero que se sustrae, que sostiene en esa sustracción la deriva
pulsaciones, idéntico a sí mismo, puro, perfecto, Ideal. Si fuera Dios quizás metonímica, que nos hace seguir diciendo, por eso nos hace falta hablar, y
podría… pero es nada…” Resulta evidente que pese a los arrestos de idea- nos falta la palabra… Esta pretensión de retener la Cosa con la palabra, es
les neuróticos de sus allegados, Lol respondió con su goce. esa locura pasional que vuelve muda y neutra a Lol, más allá del bien y del
Y continúa su vida y su historia: “…Así… Lol se casó sin haberlo de- mal, más allá de la sexuación… Goce que se vuelve podrido, como perro
seado, del modo que le convenía, sin pasar por el horror de una elec- muerto en la playa… Esa palabra no existe, está ahí sin embargo: os espe-
ción… sin haber traicionado el abandono ejemplar en el que la habían de- ra a la vuelta del lenguaje, os desafía, indómita a levantarla, a hacerla surgir
jado”. No parecía dispuesta a renunciar, aferrada no al amado sino a eso fuera de su reino horadado por todas partes a través del cual fluye el mar,
Uno de la escena. Diez años después ya muerta la madre, vuelve a insta- la arena, la eternidad del baile en el cine de Lol V. Stein.
larse en su ciudad natal, allí donde todos conocían su historia, para reen- “…El hombre de T. Beach sólo tiene una función que cumplir, siem-
contrar en Tatiana y en Jacques, la pareja de amantes que se encuentra pre la misma en el universo de Lol: Michael Richarson, cada tarde, em-
en un cuarto de hotel, mostrando a través de una ventana los trazos de pieza a desnudar a una mujer que no es Lol, y cuando aparecen otros se-
una escena que Lol mira para sostener su pasión. nos, blancos, bajo el vestido negro, no pasa de ahí, embelesado, un Dios
Lacan señala en su comentario en el Seminario, una frase donde se agotado por este desnudamiento, su única tarea, y Lol espera en vano
aclara esta posición refractaria al deslizamiento significante en este suje- que vuelva a cogerla, desde el cuerpo enfermo de la otra grita, espera en
to que es Lol Stein. Sujeto que no puede armar síntoma y división subje- vano, grita en vano…”. Fin de la cita (La cita corresponde a El arrebato
tiva, en el encuentro con lo real del sexo. No lo hace al modo del síntoma, de Lol V. Stein, Marguerite Durás, Ed. Tusquets)
suturando el agujero, sino renegando allí de él, ocluyéndolo, queriendo
dar consistencia a este goce que “debe” haber – el de la relación sexual– Aún como caso de la literatura, se percibe en forma indudable, el re-
para que no haya diferencia, castración, falta, agujero. sonar de una verdad clínica en la obra. Planteadas como formas del au-
“…Ella sabe, ellos todavía no… Es impotente para impedirles saber- tismo, se ven los perfiles de esas Lol, que sin, parece, llegar a plasmarse
lo. Todo vuelve a empezar… como una melancolía vera, participan de una cotidianeidad en donde cla-
En ese preciso instante, algo, pero ¿qué?, debió de haberse intenta- ramente está ausente la chispa del deseo, en un absoluto más allá de la
do, pero no se intentó. En ese preciso instante Lol aparece desgarrada, insatisfacción neurótica. Estagnadas en la escena del goce, que es siem-
sin voz para pedir ayuda, sin argumento, sin la prueba de la inimportan- pre de exceso por ser–se inhabilitados de limitarlo, su figura es de salto o
cia del día frente a la noche, arrancada y arrastrada de la aurora a SU pa- caída libre, en un tiempo buscado y tenido como eterno. Decimos que no
reja en un enloquecimiento regular y vano de todo su ser. Ella no es Dios, hay ni puede haber espera, porque eso implicaría el estar en lo abierto de
no es nadie” Es arrancada de su pareja –de esos dos que hacen Uno–, la deriva del horizonte deseante, para el que hay la castración, en la leve-
goce fusional al que ella misma se fusiona… dad a veces apremiante de toda ex-sistencia. No se podrá decir por esto
“Y vuelve a empezar: las ventanas cerradas, selladas, el baile amurallado en que estas/os Lol no ex-sisten, no, pero aparecen con su plena dificultad
su luz nocturna los habría contenido a los tres y sólo a ellos. Lol está segura: en el sentirse–siendo, bajo esa forma tan particular que tiene el percibir
juntos se habrían salvado de la llegada de un nuevo día, de uno, al menos… el ex-sistir, por haberse consagrado a su goce mortífero, que los tiene pa-
Tiene la certeza de lograr lo imposible, de torcer el curso de lo real, de anular radójicamente en un ser pasivo tan ardiente y vivo. Quizás en este lugar
el paso del tiempo, la diferencia sexual…”…Quiere la bolsa y la vida. de casos, es en donde se ven más claramente las antípodas en las que
“¿Qué habría sucedido? Lol no se aventura lejos en el desconocimiento se encuentran el goce y el deseo. De cómo la omnipresencia del primero,
al que se abre en ese instante. No dispone de ningún recuerdo, ni siquiera cuando así se da, no deja condescender siquiera a la aparición del segun-
imaginario; de ese desconocimiento, no tiene noción alguna. Pero cree que do…y en donde no podrá ser posible la tribulación del amor.
debería penetrar en él, que era lo que tenía que hacer, que hubiera resultado Es la clínica diaria, la que nos enfrenta a estos casos, en donde una
definitivo para su cabeza y para su cuerpo, su dolor más grande y su más victimización de un supuesto padecer como pacientes, descubre en esen-
grande alegría confundidos hasta en su definición, única pero innombra- cia la sorda reivindicación de un goce, del que no quieren descompro-
ble, a falta de una palabra”. En este punto M. Durás compromete su teoría. meterse del estrago que produce, en historias en que lo inmediato a re-
Transmite aquí, creo, esa cosa de autor que, “de existir” como goce, lo ha- solver, hace tan arrollador el no permitir la posibilidad del instante, en una
ría en plenitud con la palabra. Parecen, más que una interpretación, los hi- transferencia fecunda.

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FCPA 4
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Acerca de una Emet del texto “Transmisión


y Talmud”: el Lacan judío [XXIV]
por Silvia Nora Lef *

E
l Jacques Lacan judío/iehudí/ibrí, quien presenta el tex- ahora universal, para todos los pueblos, en el marco de las con-
to Transmisión y Talmud en el Congreso de la Escuela cepciones monoteísticas? ¿Es pensable desde el Schem/Nom-
Freudiana de París el 8/7/1978 dice: “Lo importante en bre esa diferencia? El significante hebraico Abram, alusivo al
este asunto es que la Thorá escrita, sea estrictamente idéntica Patriarca primigenio, Primer Ab/Patriarca judío, Primer judío
al hebreo como lengua. El hebreo, strictu sensu, es la lengua histórico. Ab Ram: Padre más alto, Padre Primero. En cambio,
escrita, desde la primera palabra del Génesis hasta la última el significante hebraico Abraham, Ab schel kol Am, Padre de
palabra”. (…) “Es importante, porque esta lengua está defini- todo pueblo, Padre universal. ¿Es admisible un judaísmo/Ia-
da como lo simbólico mismo”. hadut fundante, basamento ético filosófico de los monoteís-
Nuestro maestro hebraico/moreh ibrí refiere al lashon ibrit/ mos existentes? ¿Es analogable la lengua hebraica como las-
a la lengua hebrea al modo de aquella que porta, transfiere, hón ibrí al nacimiento de esta Milá/Palabra/Letra/Circunci-
transporta un mensaje/meser eminentemente de tradición/ma- sión/Ley? ¿Puede pensarse acaso la Creación del Génesis/Be-
soret. El ibrit como lengua viene de laabor, verbo activo, tran- reischit como la institución de esta Torah/Ley? ¿Es Adam, es
sitivo que pasa, ober, de generación en generación/ de dor va- Abram, es Abraham, es Lacan un Otro eslabón de esta cadena
dor la inscripción de la diferencia como impronta, marca de de enlace simbólico de lashón ibrit/de lengua hebrea en este
finitud en el cuerpo, al modo de Ot/Letra, en forma de Ley/ pase, transferencia, transmisión como Torah sche be al péh/
Torah, como emblema prescriptivo/Mitzvah. En efecto, el he- del Talmud/versión oralizada de Ley (Mischná + Guemará)?
breo como lengua se conforma de veintidós letras/otiot/ seña- ¿Es el psicoanálisis un pivote contemporáneo de Milá como
les/claves/pruebas/milagros con cuya combinación se arma, Palabra/Ley/ Torah? ¿Conlleva la hiancia constitutiva al modo
crea y recrea la realidad. En el enigmático y misterioso enla- de corte ancestral, instituido para la especie del humus desde
ce de las veintidós letras del alfabeto hebraico/Alefbet con las el Génesis? ¿Es Freud un Ab/Patriarca adámico, abráhmico,
diez emanaciones celestiales/sefirot nace la realidad, a tra- mosaico? ¿Es Lacan un Otro referente de tamaño legado y/o
vés de los treinta y dos senderos de la sabiduría/Netibot, sitos tradición? ¿Puede pensarse la lengua hebraica como paradig-
como ideal ético regulativo en el Pardés/Jardín del Edén, cu- mático-emblemática de la especie humana? ¿Puede concebir-
yos cuatro caminos advendrán de las letras fundantes del Pa- se que el judaísmo enuncia y denuncia rasgos humanos de los
raíso, al modo de PARDES: Pschat; Rémez; Drasch; Sod. Léan- que ningún humano podría renegar? ¿Será la Ley judía un le-
se como cuatro tipologías de exégesis bíblica. El hebreo es una gado a la cultura humana, más allá de la singularidad que re-
lengua eminentemente simbólica, de transferencia. Ancestral y presenta? ¿Puede aceptarse al judío como a un sujeto huma-
arcaica, aunque actual y moderna. Lengua oral, lengua escri- no común, errante, diaspórico, emblemático, singular y uni-
ta. Lengua profética, lengua bíblica. Lengua idéntica, inmuta- versal a la par? ¿Puede aceptarse la existencia de sujetos ju-
ble con los milenios, aunque lengua de cambios y de diáspo- díos en cualquier lugar y tiempo existentes? ¿Judíos de cual-
ras. Lengua de Israel. Lengua de la Golá/diáspora. Lengua co- quier nacionalidad? Si el sujeto judío enuncia una verdad que
rrespondiente a lo Uno y a lo múltiple. Lengua de Revelación. no excluye a ningún humano: ¿por qué no aceptarlo? ¿por qué
Lengua de Thorá oral/ versión be al péh/Talmud (Mischná y perseguir(lo)? ¿No debiera haber acaso una ética del respe-
Guemará). Lengua de Thorá bijtab/versión escrita. Ley Mosai- to, de la dignidad, de la alteridad, de la diferencia en la base
ca. Ley de los noájidas. Decálogo. Tariag. El hebreo como len- de la cultura humana? Y si la ética hebraica tematizara esas
gua /laschón habla, dice, enuncia, escribe, describe, revela, de- cuestiones: ¿no es también universal? ¿por qué el sujeto judío
vela una diferencia, un matiz, una nota distintiva que asevera ha sido tan perseguido siempre en todas las épocas y espacios
acerca de la conditio humana, hecha del humus, del polvo de existentes? ¿Acaso, el mensaje no llega? Y si llega y no exclu-
la Tierra: finita, mortal, falible, castrada, imperfecta. Hombre ye sujetos, ¿por qué excluirlo a él? ¿Acaso la lengua hebrea
hecho de la naturaleza terrena, sujeto pasible de defecto, pa- / lashón ibrit no es por derecho patrimonio común de la hu-
sible de error. Castración que emblematiza una falta y/o hian- manidad? ¿No transfiere, pasa, transmite la valoración metó-
cia constitutiva que se dice en hebreo para todo varón, para dica y sistemática del Otro para el otro? ¿Y si el lashon ibrit/
toda mujer, para todo ente hecho del humus. Brit Milá tradu- lengua hebrea se identifica y nace con la Torah como Ley por
cido como Pacto de Palabra. Nombrado desde el Schem/Nom- qué no apelar a la comprensión de su mensaje, al develamien-
bre como Palabra hecha Acto. Nombre de Falta. Falta de Nom- to de su sentido? ¿Acaso alguien pueda decir: no soy hijo de
bre. Finitud de la especie. Registro simbólico de castración. Cir- esa Ley de corte, de finitud, de falibilidad? ¿Acaso algún hu-
cuncisión como emblema. Paradigma de finitud desde la infi- mano pueda creer que escapa al registro simbólico de la cas-
nitud divina. En la especie humana: corte del Cielo en la Tie- tración y sus avatares?
rra. Marca de angustia. Límite a la especie.
* La autora es filósofa especializada en ética, mediadora, abogada pena-
¿Es pensable un sujeto humano sin esta huella emblemáti-
lista y psicoanalista. Es autora de un ensayo titulado El Nombre del Pa-
ca? ¿El Génesis XVII porta una Milá como Palabra/Ley/Torah dre como arjé de la Creación y un guión cinematográfico, Traición Fatal:
en un sentido transjudaico, nacida con el primer iehudi/ibrí/ Memorias de un Sociópata (ambos publicados por Letra Viva Editorial).
judío histórico, Abram, devenido universal y cosmopolítico con Sus escritos pretenden tramitar el tema de La Ley, la Circuncisión y sus
el Pacto de fe/Brit Milá? ¿Ya no más sólo singular sino también avatares en la contemporaneidad. [E-mail: drasilvialef@gmail.com]

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Textos filosóficos

Dossier
Martin Heidegger
3ra época - 81ra parte
1997 - 2011
Compilador: Rogelio Fernández Couto

LO SAGRADO: (IN)VOCACIÓN Y PELIGRO


por Ricardo Álvarez

D
os mitos griegos, una precisión hebrea, unos aforismos te brazos y el altar de los perfumes. El sentido de todos esos
presocráticos y unos versos alemanes nos servirán aquí velos (en total, unos diez tapices de lino, once piezas de pelo
de cuñas introductorias respecto de la noción de lo pe- de cebra y un toldo de pieles de carnero) consistía en prote-
ligroso asociada a lo sagrado y a lo divino. ger a los fieles, ya que se entendía que Yahvé estaba presen-
La primera referencia es la de la historia de Acteón y Arte- te en el santuario. La potencia de esa presencia, manifestada
misa. Acteón era un gran cazador que, al vagar por el bosque en forma de nube y fuego, era tal que el propio Moisés no po-
sorprendió a la diosa bañándose desnuda en compañía de sus día entrar a la tienda. En otros pasajes bíblicos vemos que el
ninfas. En vez de cubrir su vista, fascinado por la belleza de la Dios del pueblo judío se cuida de presentarse abiertamente.
diosa, intentó acercarse. Al descubrir su presencia, Artemisa A veces, se manifiesta a través de ángeles (esto es, mensaje-
lo convirtió en un ciervo, que fue inmediatamente perseguido ros), como a Abraham y a Lot, a veces como una voz, como
y ultimado por los propios perros del cazador. al mismo Abraham y también a Moisés (en el Sinaí y en otros
El segundo mito es el de Sémele y Zeus que, en su versión momentos y lugares), a veces como algún fenómeno maravi-
más extendida (que no es la de Pausanias) narra la historia de lloso, tal como la famosa zarza ardiente (en Éxodo 3), ante la
Sémele, a la que Zeus sedujo y llevó a una morada principes- cual Moisés cubrió temerosamente su rostro, o como una im-
ca. Zeus sólo se acercaba por la noche al lecho de su amante, presionante tormenta de rayos y truenos, en presencia de Job.
y ocultando su aspecto con las penumbras. De modo tal que Todas estas manifestaciones son a la vez ocultaciones, pues-
ella no sabía quién se acostaba a su lado cada noche. Habién- to que lo divino, que se presenta en esos variados modos, es
dose enterado de ello la esposa de Zeus, Hera, tomó la fiso- más que los aspectos en que se patentiza.
nomía de Béroe, la nodriza de Sémele y sembró en ella sospe- Lo que nos lleva a la cita de ciertos famosos fragmentos de
chas. ¿Por qué el regio amante no mostraba su aspecto? ¿Se- Heráclito. Aquellos que nos advierten que lo divino y sagrado
ría un monstruo? Le aconsejó que le exigiera mostrar su ros- (la fýsis) ama ocultarse (fragmento 123) y que, así, lo Uno, lo
tro. Sémele aceptó el pérfido consejo y esa misma noche ex- único sabio, no quiere y sin embargo quiere ser llamado con
puso su pretensión. Al principio, Zeus intentó rehusar el pedi- el nombre de Zeus (fragmento 32). En cuanto a esto último,
do de la joven, pero tanto insistió ésta que finalmente el dios ¿este querer y no querer no es la respuesta a todo intento de
se exhibió ante ella en todo su esplendor. Sémele murió inme- fijar su esencia, intento que acontece privilegiadamente en la
diatamente, incinerada por la presencia divina. De entre los pregunta de Moisés (“¿cuando me pregunten cuál es Tu nom-
restos calcinados, Zeus pudo salvar al niño que Sémele lleva- bre, qué responderé?”)? Y no es un detalle menor que la res-
ba en su vientre. Este niño sería luego Dionisio. puesta que Moisés recibe no sea propiamente un nombre sino
Parece, pues, que ver a un dios cara a cara, invocarlo, exi- una construcción verbal. Y en cuanto al amor por el oculta-
girle que se presente, es altamente peligroso. La manifesta- miento que lo divino exhibe, ¿deberemos acaso amar ese ocul-
ción de lo divino exige, sin duda, cuidadosas precauciones. tamiento? Quizá sea éste el caso, porque ese ocultamiento es
Así, se entiende la meticulosidad con que se establece en la el don de su rehúso. Lo divino es vivenciado en su rehusarse.
Torá (véase, por ejemplo, Éxodo 25 y ss., así como 36 y ss.) O mejor, en su presencia rehusante. Éste es el origen de la teo-
la construcción del arca de la alianza y del tabernáculo en el logía negativa, que recorre subterráneamente toda la cultura
que ella se custodiaba: un velo de púrpura violeta y escarlata medieval, desde el pseudo Dionisio Areopagita y Juan Escoto
la ocultaba a la vista, a pesar de hallarse dentro de la tienda o Eriúgena hasta Tomás de Aquino, y que se continúa en diver-
tabernáculo. Éste estaba cerrado a la curiosidad por una cor- sas figuras de la mística especulativa. En la cuestión XIII de la
tina de los mismos colores y, a la vez, estaba dividido por otra Suma Teológica, Tomás afirma expresamente que “los nombres
cortina en dos espacios: uno donde se guardaba el arca y otro que le damos a Dios no pueden expresar su esencia, tal como
donde se hallaban la mesa de los panes, el candelabro de sie- es en sí”. Esos nombres que le damos no pueden representar-

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lo cabalmente. Dicho de otro modo, lo real de Dios excede de tenciones del autor pero que no podemos (ni queremos) tratar
tal modo toda simbolización y representación que, en cierto aquí. Entre esos aspectos que elegimos desatender están ciertos
modo, el propio nombre “Dios” no designa más que esa exce- rasgos sectarios y polémicos, como tratar de “ratas” a aquellos
dencia, esa imposibilidad. Remite, pues, a un misterio. que seguimos tratando de pensar en el horizonte abierto por
Como última indicación preliminar quisiera citar el prin- la obra de Heidegger, a quien visualiza como una especie de
cipio de la primera Elegía de Duino, de Rainer Maria Rilke: flautista de Hamelin. Si no fuese ofensivo, sería divertido. En
“¿Quién, si yo clamara, entre las cohortes de los ángeles / me otro texto suyo, titulado Heidegger o el nacional-esencialismo
oiría? Y aun cuando uno de ellos, de pronto, / me estrechara no nos llama “ratas”, sino “corto-pensantes”. No he decidido
contra su corazón, ¿no me desvanecería / bajo su existencia aún cuál calificativo es preferible. Será que no soy suficiente-
demasiado fuerte? Porque lo bello / no es más que ese gra- mente “largo-pensante”. Mucho más unilateral y peligroso es
do de lo terrible que todavía / podemos soportar, y si lo ad- el giro de su condenación de lo religioso católico y musulmán
miramos tanto es sólo / porque, impasible, desdeña destruir- (aunque no de lo religioso judío, justificando esta discrimina-
nos. / Todo ángel es terrible. Así, pues, me contengo / y aho- ción en que, según afirma, este último “ha sido más bien víc-
go el clamor de mi oscuro sollozo”. Lo divino, que sólo pue- tima que verdugo”, pág. 167), así como su final llamamiento
de advenir en el ámbito de lo sagrado, es, pues, terrible ade- a una nueva cruzada, a una suerte de paradójica guerra san-
más de misterioso. ta no religiosa, considerando que todo pacifismo es hoy una
Por eso, la segunda Elegía declara: “Si el arcángel, hoy día, complicidad cobarde con lo religioso islámico, que debe ser
amenaza de las estrellas, / diera un solo paso hacia nosotros, eliminado cuanto antes (pág. 178). Sin embargo, a pesar de
nuestro corazón, / sobresaltado, nos mataría”. Lo divino ins- estos aspectos cuestionables, Meschonnic propone una distin-
pira temor. Y este temor es justificado, porque, como comen- ción entre lo sagrado, lo divino y lo religioso que puede re-
ta Heidegger en su Carta sobre el humanismo, el dios, en cuya sultar atendible.
proximidad mora el hombre, es precisamente lo extra-ordi- Entiende allí, en efecto, lo sagrado como un arcaísmo pri-
nario, lo que toca al hombre en su esencia y, por eso, amena- mero, siempre presente, que consiste en la unión original en-
za su ser así y asá. tre las palabras y las cosas y entre los hombres y la naturale-
El hombre invoca una y otra vez, consciente o inconscien- za. En la medida en que es esa unión, lo sagrado anula lo hu-
temente, a lo sagrado, pero a la vez le teme. Y con razón. Su mano como tal, porque la esfera de lo humano se constituye
presencia transfigura, y toda transfiguración es anonadamien- en la diferenciación cultural respecto de lo meramente natu-
to de lo fijado. Al preguntar su nombre a la hierofanía, Moi- ral. El lenguaje mismo queda anonadado por lo sagrado. Éste
sés pretende controlarla, definirla, domesticarla, integrarla en es, ciertamente, un rasgo que no podemos ignorar. En todas
un mundo previo y seguro en el que ocupe un lugar preciso. las vivencias de lo sagrado, incorporadas o no en las religio-
Pero la función de la hierofanía es trastocar ese mundo. No nes históricas, lo vivido se presenta como inexpresable, como
se trata de hacerse dueño de ella, sino de entregarse a ella, inefable. Si se lo nombra, es sólo impropiamente. Hemos de
o sea, de animarse a pertenecerle. Y confiar. Por eso, Kierke- aceptar, pues, esta indicación de Meschonnic, aunque parece
gaard comprenderá la fe como un salto sobre el abismo de la que donde nosotros vemos que el lenguaje falla porque trata
nada y la incredulidad, confiando en que algo o alguien haya de decir algo que lo excede y que a la vez se le sustrae, él ve
al otro lado del salto. lo sagrado como corruptor del lenguaje o, más precisamente,
Mircea Eliade, en su libro Lo sagrado y lo profano, establece como una regresión de la función significativa.
una cierta taxonomía de las hierofanías y afirma que “lo sa- Según Meschonnic, además, Heidegger confunde lo sagra-
grado y lo profano constituyen dos modalidades de estar en do con la pulsión hacia lo sagrado. Pero esa denuncia sólo pa-
el mundo, dos situaciones existenciales asumidas por el hom- rece posible a partir de una creencia en la objetividad de lo
bre a lo largo de su historia” (pág. 21). Pero su perspectiva nos sagrado mismo. En su Conferencia sobre ética, Wittgenstein
plantea básicamente dos problemas. El primero es que lo sa- sostiene que no hay milagro sino para quien está dispuesto a
grado sólo puede ser entendido en su exposición por contra- considerar un hecho como milagroso, y que, por consiguien-
posición a lo profano, de modo que habría entonces cosas sa- te, el milagro está íntima e indisolublemente asociado a la ac-
gradas y cosas profanas, pero también disposiciones a un vi- titud de quien lo vive o de quien lo juzga. Parte del fenómeno
vir orientado a lo sagrado o a un vivir orientado a lo profa- de lo sagrado es, pues, el ir hacia él. Cuando Moisés llega al
no. Y esa vida orientada a lo sagrado es la propia del hombre lugar donde encuentra la zarza ardiente, una voz le dice que
religioso. Por eso dice que “para el hombre religioso, la vida se descalce, pues está en tierra sagrada, pero es su compare-
en su totalidad es susceptible de ser santificada” (pág. 141). cencia allí lo que hace a ese suelo sagrado, porque entonces
Pero no es seguro que las fronteras entre lo sagrado y lo pro- (y sólo entonces) es el suelo del encuentro del hombre Moi-
fano sean tan claras como parece sugerir Eliade, aunque más sés con una hierofanía.
no sea porque lo sagrado para algunos puede ser profano para En cuanto a lo divino mismo, Meschonnic lo define como el
otros y viceversa. Y la adjudicación de ambas esferas a las si- principio de vida que crea todas las criaturas vivientes, y, a la
tuaciones históricamente existenciales como dos modalida- vez, el continuo entre ese principio y todo lo que vive, y seña-
des contrapuestas parece dividir a la humanidad en bandos la que está natural y primitivamente mezclado con lo sagra-
opuestos o, en el mejor de los casos, ajenos entre sí. El segun- do. Considera además que lo divino se distancia de lo sagra-
do problema es, consecuentemente, la no diferenciación de do precisamente en Éxodo 3, con lo cual circunscribe un tan-
lo sagrado, lo divino y lo religioso. Y, más exactamente, la in- to injustificadamente lo divino al dios bíblico.
clusión de lo sagrado y lo divino en lo religioso. Pero esto no Finalmente, lo religioso es, según su análisis, la socializa-
parece muy prolijo. ción, institucionalización, ritualización, apropiación y gestión
Podemos acudir al respecto a Henri Meschonnic, quien en cultual y cultural de lo divino. Por lo cual, lo religioso nunca
su libro Un golpe bíblico en la filosofía, ha tratado de diferen- es sólo teológico sino siempre a la vez teológico-político. Así,
ciar esos ámbitos. Para ello deberemos dejar de lado ahora al- lo religioso se muestra como una catástrofe que le acontece a
gunos aspectos que no son inesenciales ni marginales a las in- lo divino, su profanación suprema, porque lo teológico-políti-

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co acaba matando la propia religión, tras haber matado den- cialmente a partir de la verdad o desocultamiento del ser. Esto
tro de sí y alrededor de sí lo divino. es de irrefutable importancia para nuestro tema porque “sólo a
A partir de este análisis, podemos concluir que si lo sagrado partir de la esencia de lo sagrado se puede pensar la esencia de
es el rehúso y exceso respecto de lo simbólico y lo imaginario, la divinidad; y sólo a la luz de la esencia de la divinidad puede
lo divino es su condensación y su encuentro representativo con ser pensado y dicho qué debe nombrar la palabra ‘dios’”.
los hombres, y lo religioso su institucionalización, domestica- Lo que piensa Heidegger en torno a lo sagrado y lo divino
ción y manipulación política. Lo religioso sirve para religar a podría servirnos para conducir nuestra meditación. Digamos
las comunidades humanas y también, claro, como señaló en que no hay cosas sagradas ni divinas. Los dioses no están en
su momento Baruch Spinoza, para dominarlas. Y lo divino es algún lado, inmanente o trascendente. Son uno de los vérti-
aquel punto de coincidencia, dentro del espacio de lo sagrado, ces del mundo, de la cosa, del Geviert. Dicho de otro modo:
en el que el hombre puede ser interpelado y puede responder toda cosa, no importa cuán insignificante sea, tiene estructu-
a lo que se manifiesta ocultándose. ralmente, inherentemente, un aspecto sagra-
Como toda clasificación, ésta tiene sus vir- do. Dios, o, como prefiere decir Heidegger,
tudes y sus defectos. Parece obedecer a la in- “el último dios, el totalmente otro de todos
tención, consistente con todo el planteo de los sidos, especialmente del cristiano”, no es
Meschonnic, de privilegiar lo divino (enten- un ente supremo, sino que atraviesa todas las
dido, según ya señalamos, como lo divino bí- cosas (y, especialmente, a nosotros mismos).
blico) frente a lo sagrado y lo religioso. Pero No se trata aquí de ningún panteísmo o pa-
ni lo sagrado es un mero arcaísmo que se sos- nenteísmo, de ningún monoteísmo o politeís-
tiene supersticiosamente, ni lo religioso se re- mo, sino de una sacralización del mundo. El
duce a su aspecto teológico-político. Lo divi- mundo, para esta concepción, es una trama
no, por su parte, sólo se da en el ámbito de de sentidos en la que cada uno de nosotros
lo sagrado (la zarza ardiente está, por ejem- está tramado. Los mismos dioses o su ausen-
plo, en un suelo sagrado) y por ello (puesto cia están ensamblados en esa trama. Su ex-
que todo lo sagrado es inefable) puede ser trema lejanía no excluye su omnipresencia.
nombrado pero no unívocamente ni equívo- Lo divino (y, consecuentemente, lo sagrado
camente, sino sólo analógicamente, es decir, en que ello adviene) está en cada cosa. Esta
mediante metáforas (lo cual significa que ex- sacralización equivale a la transfiguración de
cede lo proposicional). Pero, además, lo di- todas las cosas que esa trama cubre. Al ma-
vino, que Meschonnic piensa como previo o nifestar lo sagrado, todo objeto se transfor-
ajeno respecto de lo religioso, sin embargo, ma en otra cosa, sin dejar de ser él mismo.
sólo se da en el ámbito de lo religioso, en al- Como señala Tomás de Aquino “todas las co-
gún determinado ser-en-común cultural e histórico, median- sas son en Dios su vida divina” (Suma Teológica, Libro I, Cues-
te ritos y acciones institucionalizadas. Lo religioso puede, en tión XVIII, artículo 4). No es ya necesario entender lo sagrado
ese sentido, ser pensado no sólo como un conjunto de disposi- a partir de lo profano, porque lo profano mismo se redefine
tivos teológico-políticos sino también como una serie de prác- como aquel otro vértice del Geviert que Heidegger denomina
ticas y dogmas históricos (y, por lo tanto, devinientes) que sir- “los hombres” o “los mortales”. No hay cosas que sean en sí
ven de mediación social para un determinado estar-ante-lo- profanas. En todas las cosas “hay dioses”, como enseñaba He-
divino. Lo cual indica, de paso, que lo religioso no puede ser ráclito, “también aquí”. Todo pasa a ser entonces, a la vez, sa-
pensado necesariamente como equivalente a un fundamenta- grado y profano. Los dioses mismos son también, en este sen-
lismo, sea éste musulmán, cristiano o judío. El fundamentalis- tido, cosas humanas. Sólo desde esa transfiguración es posi-
mo es otra cosa. Básicamente, es siempre reactivo y pretende ble una decisión respecto de los dioses y su cercanía o su ale-
fijar una tradición e inmunizarla ante el poder de la crítica y jamiento (provisorio o definitivo) sin recaer en los teísmos o
el cambio. Es decir, que es una respuesta a una situación que ateísmos de la metafísica.
una comunidad (o un grupo de esa comunidad) experimen- Apoyándonos en la diferenciación lacaniana entre lo Real,
ta como amenazante. Pero lo religioso no siempre es funda- lo Simbólico y lo Imaginario, cabe decir que lo sagrado es lo
mentalismo, aunque alguna vez pueda serlo. Y lo divino mis- Real, no simbolizable ni imaginable (y, sin embargo, siempre
mo no es impermeable a estas vicisitudes. Así, los dioses a ve- anudado con ellos). O, si se prefiere, lo Real es lo sagrado.
ces son celosos, combativos, intolerantes, por la sencilla razón Más allá de toda palabra y de toda figura. Siempre dado y a
de que sus fieles lo son. la vez rehusado. Una y otra vez nombrado, pero ajeno a todo
En resumen, puesto que lo divino sólo se da en el ámbito de nombramiento, porque todo nombrar lo recubre, de modo que
lo sagrado y además sólo se da en el ámbito de lo religioso, no sólo acaece en el silencio. Representado como infinito y, con-
estaríamos, quizás, totalmente desencaminados si entendemos siguientemente, como irrepresentable. Desocultándose desde
lo divino como la intersección de esos dos ámbitos. Indepen- su propio ocultamiento y precisamente en él mismo. Esto Real
dientemente de ellos ¿qué sería lo divino, considerado en sí es necesariamente percibido como amenazante, según expre-
mismo? ¿La intersección de dos conjuntos vacíos? saban los versos citados de Rilke, pues parece invitarme a co-
Pero, por otro lado, ¿qué podemos decir de lo sagrado mis- rrer el fatal destino de Acteón y Sémele. Pero acaso detrás de
mo, considerado fenomenológicamente, más allá de las precisio- los velos que no consiguen ocultarlo del todo, no nos aniquile
nes o imprecisiones de Meschonnic? Heidegger ha señalado en lo sagrado (que es a la vez sacralización de lo profano y profa-
su Carta sobre el humanismo que “lo sagrado, es el único espa- nización de lo sagrado y divino), sino que, más bien, nos arre-
cio esencial de la divinidad, y es también lo único que permite bate a la fundación de nuestra libertad.
que se abra la dimensión de los dioses y el dios”. O sea que los
dioses se dan (o no) en un cierto ámbito que es al que llama- Texto presentado en el Seminario Central 2010 - DAS HEILIGE. El camino
mos “lo sagrado”. Y esto sagrado sólo puede ser pensado esen- hacia el Otro pensar de la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino.

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“El lugar del pasador en el dispositivo del pase: relatos de una experiencia”
Espacio Escuela
Distintos actores participan en el dispositivo que Lacan ideó para dinamizar la experiencia de
Escuela, y cada uno de ellos cumple allí un papel fundamental. El pasador es uno de ellos (“el
pasador es el pase”, llegó a decir Lacan), y de su “sensibilidad” depende el destino de la palabra del
pasante. Escuchar lo que cada uno tiene para decir constituye parte de nuestra apuesta a la
transmisión.
Presenta: Karina Olivella - Coordina: Marcelo Mazzuca

Lunes 05 de Setiembre – 21hs


El amor y la (lo) cura desde la posición femenina
Ricardo Benjamín Cababié
Cuando se intenta descorrer los velos de la locura, se encuentra uno tanto con un enjambre de
contrapuntos y teorías, como de mitos y supercherías. No difiere este desconcierto en el abordaje,

FARP
a la hora de tratar de desmenuzar los asuntos del amor.
atrayen-
Amor y locura, resultan un atávico dueto que habitan los escenarios más convocantes y atrayen
tes. Es el malestar de la cultura propiciador de huellas que han reflejado esta curiosa mixtura:
desde la mitología griega, a guiones cinematográficos, cabalgando obstinadamente en la tragedia.
La cura por el sesgo del amor es la apuesta del psicoanálisis.-

ContratapaLunes 12 de Setiembre – 21hs


Encuentros de discusión clínica
Presentación Clínica: Laura Salinas

(1 pág)
Los segundos lunes de cada mes, sostendremos un espacio destinado a dialogar sobre la práctica
de los analistas, para posibilitar que se produzca ese “ser al menos dos” de que habla Lacan: el
analista en tanto produce efectos con su acto, y el que, en un segundo momento, piensa esos
efectos. Convocamos para ello a los analistas, y nos interesa interrogarnos sobre la variedad de
nuestra práctica: por los ámbitos en que puede desarrollarse (consultorios, hospitales, instituciones
diversas), por las posiciones del ser con las que trata (neurosis, perversiones, psicosis, y un etcéte-
ra difícil de conceptualizar), por los límites con los que se topa…
Coord.: Juan Ventoso - Vanina Muraro

Lunes 19 de Setiembre – 21hs


Revisión crítica de la noción de “dispositivo”: de la noción foucaultiana al
dispositivo analítico
Pablo Peusner
Tal vez la más trascendente de las definiciones de “dispositivo” sea la que Michel Foucault improvi-
improvi
sara en 1977 durante una entrevista con el comité de redacción de la revista Ornicar?, justamente,
una publicación de neto corte psicoanalítico. El término experimentó un amplio desarrollo en la
obra de pensadores posteriores como Deleuze o Agamben, y también es utilizado hoy en día en el
diseño de las herramientas de la sociología. ¿Qué semejanzas y diferencias existen entre el disposi-
tivo foucaultiano y el analítico? ¿Puede aportarnos algo a nosotros, psicoanalistas, una revisión
crítica de la historia del término? La noción de “dispositivo” que cada analista suponga... ¿incide en
su modo de practicar el psicoanálisis? Y finalmente, ¿es posible operar como analista sin una
reflexión previa sobre dicha noción? Les propongo un recorrido organizado por estas preguntas,
las que funcionarán como ordenadores de nuestro espacio de trabajo.

www.forofarp.org - secretariafarp@gmail.com
4964-5877 / (15)6804-2386
Viamonte 2790 - C.A.B.A.

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