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UCADE
Materia
Derecho Laboral I
Tema
El Contrato de Trabajo
Sustentante
Yoselin Mercedes Reyes
Yenersy Elizabeth García Acosta
Matriculas
4895
5028
Profesor
Manuel De Jesús
Fecha
Salvaleón de Higüey, Rep. Dom.
26/02/2019
ÍNDICE
Introducción………………………………………………………………………….........1
Contrato de trabajo…………………………………………………………..……...……..2
Evolución del arrendamiento de servicio al actual contrato de trabajo………………...…2
Características del contrato de trabajo……………………………..……….………….….3
Elementos Relativos al contrato de trabajo. …………….……………………………...…4
-Elementos comunes……………………………………………………………………..5.1
La Remuneración………………………………………………..……………...…………6
El lazo de Subordinación…………………………………………………….……………7
-Dependencia y Dirección…………………………………………………...……………7.1
Naturaleza de la Subordinación…………………………………………….…………..…8
La subordinación Jurídica en entredicho.……………… …………………………...……9
Los indicios de la Subordinación………………………………………………………...10
La exclusividad. ………………………………………………………………….…...…11
La ausencia de personal dependiente………………………………………………….…12
El tipo de remuneración……………………………………………………………….....13
Los trabajadores por determinación de la ley……………………………………………14
La calificación del contrato. …………………………………………………………..…15
El contrato de trabajo y el contrato de obra o empresa. ………………………..……..…16
El contrato de trabajo y el mandato. ………………………………………………….…17
El contrato de trabajo y el profesional liberal. …………………………………………..18
El contrato de trabajo y el arrendamiento de cosas. ……………………………….……19
El contrato de trabajo y la sociedad.…………………………………………..…………20
INTRODUCCIÓN
Como bien sabemos, el contrato de trabajo es la condición única y, a la vez necesaria para que
una persona adquiera la calidad de trabajador o empleador. Su existencia determina la aplicación
de las normas protectoras de la legislación de trabajo.
El contrato de trabajo
El artículo 2 del código de trabajo define al trabajador como la “Persona física que presta un
servicio material o intelectual, en virtud de un contrato de trabajo”. El mismo texto legal define
al empleador como la “persona física o moral a quien es prestado el servicio “.
El contrato de trabajo es la condición única y, a la vez, necesaria para que una persona adquiera
la calidad de trabajador o de empleador. Su existencia determina la aplicación de las normas
protectoras de la legislación del trabajo.
Por consiguiente, antes de iniciar el estudio de las figuras del empleador y del trabajador, debe
conocerse el instituto laboral denominado contrato de trabajo.
En el código civil no aparece el vocablo “contrato de trabajo “. Los redactores del código
napoleónico se refirieron a la “locación de servicios “(Infra, N°102), pero la evolución y
expansión experimentadas por este contrato condujeron a la doctrina de finales del siglo XIX a
acuñar un nuevo nombre que sirviera para resaltar las nuevas características que se manifestaban
en este tipo de relación jurídica: “contrato de trabajo “.
Esta expresión, que hoy nadie discute, fue rechazada en sus inicios por algunos autores, que
consideraron la misma como una perífrasis, ya que el trabajo puede ser objeto de varias
convenciones, tales como el contrato de empresa o el contrato de sociedad. Por tanto, se
argumentó que hablar de contrato de trabajo era lo mismo que decir “contrato de cosa”, y resulta,
que a un contrato no se le puede designar por su objeto. No se puede decir contrato de tierra,
contrato de casa ni contrato de dinero. Los contratos se identifican por los estados de derecho
que crean y al contrato de trabajo debe llamársele “contrato de salariado”, al igual que se le dice
contrato de matrimonio.
a).Consensual: para su formación basta el simple acuerdo entre las partes. En efecto, la validez
del contrato de trabajo no está subordinada a forma algunas, por lo que puedes celebrarse
verbalmente o por escrito. Hay sus excepciones, el consentimiento de las partes se encuentra
fuertemente limitado en lo que respecta a la libertad de contratación y a las obligaciones
respectivas de los sujetos.
b). Sinalagmático: impone obligaciones recíprocas a las dos partes contratantes. El trabajador
debe prestar sus servicios personales, a cambio de lo cual percibe una remuneración, que paga el
empleador. De este Carácter Sinalagmático se deriva la aplicación de las teorías del riesgo y de
la resolución judicial. Empero, estas teorías civilistas sufren alteraciones en el ámbito del
contrato de Trabajo, pues en determinadas circunstancias, por ejemplo, el salario debe pagarse
aunque no se haya recibido la prestación del servicio, en contradicción a lo dispuesto por la
teoría del riesgo. Asimismo, el ejercicio del desahucio en los contratos de trabajo por tiempo
indefinido priva de su eficacia a la teoría de la resolución judicial.
C). A título oneroso : el pago de un salario es condición indispensable para la existencia del
contrato de trabajo. La ayuda entre miembros de una misma comunidad agrícola para limpiar,
sembrar o cultivar un predio, llamada en la práctica “junta”, no puede considerarse como un
contrato de trabajo. La ayuda que se prestan los miembros de una misma familia, tampoco puede
dar origen a la formación del contrato de trabajo, a menos que se trate de un verdadero trabajo
asalariado.
d). Intuitu personae e intuitu pecuniae: el contrato de trabajo se realiza a título personal con
relación a la figura del trabajador, pues su obligación de prestar los servicios no es fungible, o
sea, no puede ser satisfecha por otro. Por esa razón, la muerte del trabajador es causa de la
extinción del contrato (art.82, ordinal2°) y por ese mismo motivo el trabajador no puede hacerse
sustituir ni auxiliar por otros en su labor sin el previo consentimiento del empleador. En cambio,
frente a este último, el contrato se celebra intuitu pecuniae, ya que el interés fundamental del
trabajador es emplearse para recibir el pago de un salario determinado que le permitirá vivir y
alimentar a su familia. Al trabajador le es generalmente indiferente la persona del empleador.
Esta última nota permite la continuidad del vínculo jurídico a pesar de que se produzca la
sustitución del empleador. Asimismo, su muerte no produce indefectiblemente la extinción de la
relación. No obstante, en algunos casos excepcionales el contrato de trabajo puede ser intuitu
personae respecto del empleador, lo que sucede cuando su persona es tomada en cuenta por el
trabajador para celebrar el contrato de trabajo: por ejemplo, el secretario de un político; el
editorialista de un diario comprometido con una determinada posición ideológica, etc.
e). Conmutativo: el alcance de sus jurídico: la nulidad y la resolución del contrato operan
únicamente para el futuro, “ex nunc”, sin repercutir sobre el pasado, “ex tunc”; el obstáculo
temporal a la ejecución de sus efectos jurídicos sólo conduce a la suspensión y no a la extinción
de la relación de trabajo; la cesión de la empresa o la transferencia del trabajador mantienen la
vigencia del contrato, etc.
g). De adhesión: la desigualdad económica existente entre las partes contratantes, permite al
empleador imponer sus condiciones, a las cuales se somete el trabajador. Esta situación generó
graves abusos en el pasado, lo que condujo al intervencionismo estatal. En la actualidad, en vez
de calificarse como un contrato de adhesión debe considerarse como un “contrato dirigido “, ya
que las principales obligaciones de las partes se encuentran determinadas por el legislador.
La teoría civilista del contrato. La misma se fundamenta en dos postulados básicos: la libertad
contractual y la autonomía de la voluntad.
a) La libertad contractual: cada individuo goza de libertad para obligarse y fijar los límites de
su compromiso. El contrato, como convenio generador de obligaciones, no puede imponerse a
una persona, quien libremente y sin coacción, manifestará su decisión de contratar o de no
hacerlo. Si contrata, él y su contraparte determinarán el alcance de sus respectivas obligaciones,
sin que ningún tercero o los poderes públicos puedan inmiscuirse en el negocio, salvo el debido
respeto que debe guardarse a las leyes de orden público.
Desde un punto de vista meramente formal, la libertad contractual abarca el principio del
“consensualismo”. En efecto, esta prerrogativa no debe ser limitada por formalismo alguno,
razón por la cual basta el simple acuerdo entre las partes para que el contrato tenga fuerza
obligatoria.
Como todos los individuos son libres e iguales, un contrato libremente discutido debe ser justo y
equitativo. La justicia es contractual, y quien dice contractual, dice justo. Inversamente, las
obligaciones de carácter extracontractual equivalen a un constreñimiento injusto, pues limitan la
libertad individual.
En la interpretación de los contratos, el juez debe buscar la común intención de las partes, en vez
de atenerse al sentido liberal de las palabras (art.1156. C. Civ.).
Los contratos tienen fuerza de ley entre los que han participado en su formación (art. 1134, C.
Civ.), y, en consecuencia, deben ser cumplidos y respetados por las partes, tan pronto éstas se
han obligado.
El legislador define al contrato de trabajo como la convención por la cual “una persona se obliga,
mediante una retribución, a prestar un servicio personal a otra, bajo la dependencia y dirección
inmediata o delegada de ésta “(art,1 . CT). En esta definición del legislador se encuentran
presentes los tres elementos constitutivos del contrato de trabajo: la Prestación de servicio, la
remuneración y la subordinación jurídica. Los dos primeros son comunes a otros contratos que
también tienen por objeto el trabajo, pero el tercero le confiere su identidad y le permite
diferenciarse de otras convenciones parecidas.
La prestación de servicios. Es la obligación esencial que recae sobre la persona del trabajador. La
misma puede ser manual o intelectual; puede ser cumplida por un administrador, un alto
empleado, un operario o un simple peón; darse en una casa de familia, una industria, un
comercio, una empresa agrícola o a bordo de un buque. Un artista, un intelectual, un profesor de
colegio pueden ser sujetos de un contrato de trabajo. Hoy en día, cualquier tipo de faena puede
ser el objeto de este contrato.
Sin embargo, no se consideran forzosos los trabajos o servicios que se exigen en virtud de las
leyes sobre el servicio militar obligatorio; que se practiquen como obligaciones cívicas normales,
tales como la obligación de formar parte de un jurado; que se imponen como corrección o
castigo en virtud de una sentencia pronunciada por sentencia judicial; que responden a un caso
de fuerza mayor que ponga en peligro o amenace poner en peligro la vida o las condiciones
normales de existencia de todo o parte de la población, como una guerra, un incendio, temblores
de tierra, epidemias, etc.; o los pequeños trabajos comunales, esto es, las labores realizadas por
los miembros de una comunidad en beneficio directo de la misma ( convenio N°29).
La Remuneración
El servicio personal debe ser prestado a cambio de una remuneración, pues el contrato de trabajo
es a título oneroso (supra, N°103). En ausencia de la remuneración se podrá hablar de una
prestación gratuita de trabajo, que a veces presentará un carácter contractual, como es el caso de
la ayuda que se ofrece espontáneamente o a requerimiento del beneficiario, en que el acuerdo de
voluntades es evidente (el cambio de un neumático a petición de la persona que ha sufrido ese
percance en la carretera, por ejemplo), y otras se realiza fuera del marco convencional, como
sucede en los actos de complacencia o generosidad.
Ahora bien, el juez debe mostrarse vigilante en estas circunstancias, porque en ocasiones el
trabajo benévolo puede ser un instrumento para sustraerse a la reglamentación legal del trabajo
asalariado. En la práctica, algunos restaurantes contratan a sus camareros a cambio de la
percepción de la propina. Como ésta no es salario (art. 197), se corre el riesgo de excluir a estos
trabajadores del ámbito de aplicación del Derecho del trabajo, sobre el fundamento de que
realizan una labor de naturaleza gratuita. El tribunal debe rechazar la simulación y exigir al
empleador el pago del salario mínimo de ley, pues es inadmisible violentar el orden público
laboral.
El lazo de subordinación
Dependencia y dirección
Pero si hay unanimidad en cuanto a considerar la subordinación como el elemento distintivo del
contrato de trabajo, la doctrina ha discrepado al momento de establecer la naturaleza de la
misma: ¿es técnica, económica o jurídica?
Naturaleza de la Subordinación
Como el empleador dirige las tareas del trabajador, podrí suponerse que pose conocimientos
suficientes para poder orientar y fiscalizar las actividades que a delegado en este último.
Esta existe cuando una persona tiene en su trabajo la fuente única o principal de su subsistencia.
Por otra parte hay personas que dependen de otra para obtener su principal por medio de
sustento, lo que no se significa que su relación tenga por causa un contrato de trabajo: el
industrial con una única fábrica que vende toda su producción a un solo cliente. Se dependencia
económica es evidente, pero ni el fabricante es trabajador ni el contrato celebrado es de trabajo.
Por lo demás hay contrato de trabajo que no supone la dependencia económica: el administrador
de una empresa que posee fortuna personal. En fin, es inadmisible que la naturaleza de un
contrato se haga depender de un elemento extraño la convención, como lo es la posición
económica de uno de sus sujetos. Si fuera así, una misma relación jurídica podría ser calificada
de contrato de trabajo o de otra especie según el trabajador tenga o no otro unto de subsistencia.
La doctrina se pronuncia por la tesis de la subordinación jurídica, esto es, una situación creada
por la ley para regir las relaciones que se derivan de la existencia de un contrato de trabajo. Esta
subordinación, de origen netamente contractual, que proviene de una relación jurídica
voluntariamente convenida, coloca al trabajador bajo la autoridad del empleador, lo que permite
a este dirigir la actividad personal del primero, por medio de normas, instrucciones y órdenes
para todo lo concerniente a la ejecución de su trabajo. Si el trabajador tuviera dependencia a la
ejecución de su servicio, el empleador no tendría autoridad para dictarle orden, controlar el
cumplimiento de las mismas y verificar sus resultados. La subordinación, creada por la ley, como
elemento sui generis del contrato de trabajo, es la contra partida lógica de la ausencia total de
riesgos económicos en la actividad ejercida por el trabajador, pero al mismo tiempo esa
subordinación justifica la intervención legislativa para asegurar el respeto de los derechos
básicos y la dignidad del trabajador. Esa consecuencia, la subordinación es un elemento creado
por el legislador y para una de las partes contratantes (el empleador) pueda dirigir la actividad de
la otra (el trabajador), aunque esta última goze de dependencia técnica y económica frente a la
primera. De ahí su calificativa de jurídica.
Su relación laboral no está protegida por la reglamentación del trabajo porque han sido
expulsados del ámbito de aplicación del Derecho del trabajo (Supra, N 41). Sin embargo, estos
trabajadores formalmente independientes se encuentran en una situación de dependencia,
fácilmente identificable por sus vínculos con proveedores y clientes, las condiciones de acceso o
uso de medios de producción básicos y específicos, la propiedad o no de los mismos, las
prerrogativas de organización y dirección del trabajo o la actividad por parte de terceros, el
trabajo para uno o pocos clientes. El criterio de la subordinación jurídica no puede ser invocado
en su auxilio, razón por la cual se reclama la cesación de la separación que hoy existe entre el
trabajador subordinado y el autónomo se propone la elaboración de un derecho de la actividad
cuya finalidad seria proteger cualquier tipo de trabajo, se ejecuta en forma dependiente o
independiente.
El lugar del trabajo: generalmente, el asalariado presta sus servicios en un local que pertenece en
propiedad o arrendamiento al empleador. Así ha sido juzgado que son trabajadores subordinados:
la persona que labora en un periódico y que come en el lugar de su trabajo; los músicos que
tocan todas las noches en un establecimiento, con excepción de los lunes; las costureras que
confeccionan ropas en el taller de una empresa; el dependiente que presta sus servicios en un
colmado que no es de su propiedad. Cuando la actividad del trabajador se realiza en el exterior,
la jurisprudencia toma en cuenta si el chofer presta servicios en una empresa; si la ruta que debe
cumplir el vendedor está determinada por la empresa; o si el servicio que se presta en el
transporte de personas o cosas se ejecuta por cuenta ajena. En cambio, el trabajador
independiente, por la naturaleza de su actividad, cumpla su misión en el local de su cliente: por
ejemplo, el lavador de carros que utiliza las facilidades de una estación de expendio de gasolina
y que paga a su dueño un por ciento de los honorarios que recibe de sus clientes o el individuo
que es propietario de un negocio de carbón instalado en el establecimiento de otra persona. Por el
contrario, hay trabajadores subordinados que ejecutan su labor en su propio hogar o en un local
que no es el de la empresa para la cual trabajan: el trabajador a domicilio.
La exclusividad
El trabajador subordinado ejecuta su labor personalmente, sin que normalmente tenga otras
personas bajo su dependencia, salvo en los casos en que actúa por delegación del empleador.
Por el contrario el trabajador independiente, suele contratar su personal y renumerarlo: el agente
general de seguro, por ejemplo, que contrata a los agentes locales, no está regido por el Código
de Trabajo. No obstante, en algunas ocasiones el trabajador subordinado es jefe de un equipo de
obreros, lo que no le priva de su calidad de asalariado.
El tipo de remuneración
No influye en la existencia del contrato de trabajo. Sin embargo, puede considerarse como
indicio para descartar la existencia del contrato de trabajo el hecho de que el trabajador sea
renumerado a precio alzado. La jurisprudencia tiende a considerar a este trabajador como
independiente y denomina su vínculo jurídico como “contrato de ajustes” sujeto a las reglas del
derecho común. Desde luego, nada impide que un “ajustero “pueda ser trabajador subordinado,
siempre que preste sus servicios bajo la dependencia y dirección del empleador.
La existencia del contrato de trabajo no depende ni de la voluntad expresada por las partes ni de
la denominación que den a su convenio, sino de las condiciones de hecho en que el trabajador
ejerce su actividad. {El contrato de trabajo no es el que consta en un escrito, sino el que se
ejecuta en hechos}.
La comparación se hará con el mandato asalariado, pues ninguna confusión puede originarse con
el mandato asalariado, ninguna confusión puede originarse con el mandato gratuito. El mandato
asalariado se parece al contrato de trabajo, ya que en ambas convenciones una persona actúa por
cuenta de otra a cambio de una remuneración. Esta observación lleva a la doctrina moderna al
considerar la subordinación jurídica como el criterio valido para distinguir al contrato de trabajo
del mandato asalariado: el mandatario goza de cierta independencia en el cumplimiento de su
misión, lo que no sucede en el trabajador subordinado. Así ha sido juzgado que es mandato la
entrega de dinero a un empleador para adquirir acciones de la compañía; el acuerdo para
representar una empresa en la promoción de sus productos; la reventa de productos de una
sociedad comercial en calidad de agente o representante.
El contrato de trabajo y el profesional liberal
La expresión profesión es muy amplia equivale a oficio, trabajo, especialidad. En este sentido,
un albañil ejerce una profesión al igual que lo hace un abogado. Pero cuando el sustantivo
profesión va a acompañado del adjetivo liberal, la expresión define aquellas actividades que
exigen conocimientos especiales de una ciencia o de un arte y cuyo ejercicio se subordina a la
posesión de un título expedido por una universidad o un instituto de estudios superiores. Así,
tradicionalmente se conocen como profesionales liberales a los abogados, médicos, ingenieros,
arquitectos, odontólogos, químicos, farmacéuticos, etc. El desarrollo actual de nuevas carreras ha
ampliado el campo de la profesión liberal.
Durante mucho tiempo el profesional liberal ejerció su actividad con total independencia; poseía
su oficina propia y desde allí atendía a su clientela; percibía por sus servicios una remuneración
conocida con el nombre de honorarios, reminiscencia de antiguas épocas en que la cualidad
esencial de esta actividad era el honor. Pero, en la actualidad, también se conoce al profesional
liberal que presta sus servicios bajo la subordinación de una empresa, lo que obliga a
cuestionarse si en estas condiciones pierde su libertad y debe ser considerado como un
asalariado.
Pero, en ocasiones puede resultar difícil establecer la diferencia entre ambos contratos y, una vez
más, es una vez más, es el lazo de subordinación que permitirá establecer la verdadera naturaleza
del vínculo contractual. El criterio sirve a la Corte de Casación para negar la categoría de
trabajador a los vendedores callejeros de helados de una casa comercial, a quienes considera
ligados a la empresa por un contrato complejo de arrendamiento de los vehículos y de venta a
crédito de los productos fabricados por la compañía.
La práctica revela que el conductor recibe instrucciones, pero en general goza de amplia
iniciativa en la ejecución de su labor: escoge su propia ruta, descansa en los momentos que
decide, no está sometido a supervisión alguna, lo que inclina a pensar que se trata de un contrato
de alquiler.
Sin embargo, es indudable que los conductores de autobuses de empresas privadas destinadas al
transporte público son trabajadores, cuya subordinación a la empresa no se puede negar: deben
observar una ruta determinada y son efectivamente controlados, tanto en lo que se refiere al
tiempo para cubrir la ruta como al número de pasajeros que transportan.
Esta puede integrarse con aportes en capital acompañados de aportes de industria (trabajo), caso
en el cual toma un gran parecido con el contrato de trabajo. Por parte, en ambas figuras, las
partes que intervienen colaboran en la persecución en las utilidades de la empresa.
No obstante estas características comunes, entre los dos contratos hay diferencias sustanciales:
Ya que de aquí parten los deberes y derechos de un trabajador y un empleador para que el
legislador pueda crear las reglas a la hora de un conflicto entre ambos.
Entre las Características del contrato de trabajo podemos ver las siguientes:
a).Consensual: para su formación basta el simple acuerdo entre las partes. Este se puede
celebrar verbalmente o por escrito y que exista consentimiento entre las.
b). Sinalagmático: impone obligaciones recíprocas a las dos partes contratantes. Aquí se obliga
a cada parte a cumplir con sus obligaciones de lo contrario el contrato no es válido o se termina.
El trabajador debe prestar sus servicios personales, a cambio de lo cual percibe una
remuneración, que paga el empleador.
C). A título oneroso : en este tipo de contrato el pago de un salario es condición indispensable
para la existencia del contrato de trabajo. La ayuda entre miembros de una misma comunidad
agrícola para limpiar, sembrar o cultivar un predio, llamada en la práctica “junta”, no puede
considerarse como un contrato de trabajo.
d). Intuitu personae e intuitu pecuniae: el contrato de trabajo se realiza a título personal este
indica que nadie puede hacer un contrato para trabajar en una empresa y luego enviar a alguien a
representarlo a que realice el trabajo por él; con relación a la figura del trabajador, pues su
obligación de prestar los servicios no es fungible, o sea, no puede ser satisfecha por otro. Por
consecuencia si el trabajador muere queda extinguido este contrato
e). Conmutativo: en este caso las reglas en el contrato son que la nulidad y la solución del
contrato solo operan para el futuro no repercute en el pasado.
g). De adhesión: este tipo de contrato podríamos decir que se originó a raíz de la desigualdad
económica existente entre las partes contratantes, permite al empleador imponer sus condiciones,
a las cuales se somete el trabajador
a) La libertad contractual
b) La autonomía de la voluntad.
El lazo de subordinación
Dependencia y dirección
Cuando hablamos de dependencia y dirección nos referimos a un sujeto que da las órdenes del
empleador, quien, a su vez, gozara de la potestad de dirigir y fiscalizar las tareas de aquel.
Naturaleza de la Subordinación.
Como el empleador dirige las tareas del trabajador, podría suponerse que pose conocimientos
suficientes para poder orientar y fiscalizar las actividades que a delegado en este último.
Una persona se encuentra subordinado frene al otro cuando su fuente de ingreso es única
También.
Por otro lado hay personas que dependen de otra para obtener su principal medio de sustento, lo
que no se significa que su relación tenga por causa un contrato de trabajo: el industrial con una
única fábrica que vende toda su producción a un solo cliente.
Indicios de la subordinación.
Existen múltiples formas de definir el poder de dirección esta dependerán de la índole de las
tareas, la capacidad del trabajador, la antigüedad en los servicios, la jerarquía que se ostente.
Podemos ver que, la subordinación puede manifestarse con mayor o menor intensidad Según sea
el caso.
Normalmente, el trabajador presta sus servicios en un local que pertenece al empleador. Así ha
sido juzgado que son trabajadores subordinados.
La exclusividad.
En este caso podríamos ver como ejemplo el agente general de seguro que contrata a los agentes
locales independiente y los renumera trabajador subordinado ejecuta su labor personalmente,
sin que normalmente tenga otras personas bajo su dependencia, salvo en los casos en que actúa
por delegación del empleador.
El tipo de remuneración.
Esto no influye en la existencia del contrato de trabajo. Sin embargo, puede considerarse como
indicio para descartar la existencia del contrato de trabajo el hecho de que el trabajador sea
renumerado a precio alzado
Los trabajadores por determinación de la ley.
El contrato de trabajo está diseñado para facilitar la comprensión y el respeto entre trabajador y
empleador, ya que con el código de trabajo y sus diferentes artículos tanto el trabajador como el
empleador tienen derechos y deberes para llevar a cabo su labor y saber sus obligaciones
laborales.
El contrato de trabajo es la condición única y, a la vez, necesaria para que una persona adquiera
la calidad de trabajador o empleador. Su existencia determina la aplicación de las normas
protectoras de la legislación de trabajo.
Para su mejor comprensión tiene sus característica, las cuales son, sinalagmática, consensual, a
título oneroso, conmutativo, de adhesión, ya que estas característica dice claramente que el
trabajo no es gratuito, sino con una gratitud económica.
Las múltiples formas de manifestarse el poder de dirección dependerán de la índole de las tareas,
la capacidad del trabajador, la antigüedad en los servicios, la jerarquía que se ostente. En otras
palabras, la subordinación puede manifestarse con mayor o menor intensidad. Por tales razones,
en la práctica suelen presentarse casos en que su aplicación es delicada. Hay zonas grises en que
el juez deberá emplearse a fondo para determinar la existencia de la subordinación. En caso de
producirse la controversia, algunos indicios pueden ayudar en la apreciación judicial:
El lugar del trabajo: generalmente, el asalariado presta sus servicios en un local que pertenece en
propiedad o arrendamiento al empleador. Así ha sido juzgado que son trabajadores subordinados:
la persona que labora en un periódico y que come en el lugar de su trabajo; los músicos que
tocan todas las noches en un establecimiento, con excepción de los lunes; las costureras que
confeccionan ropas en el taller de una empresa; el dependiente que presta sus servicios en un
colmado que no es de su propiedad. Cuando la actividad del trabajador se realiza en el exterior,
la jurisprudencia toma en cuenta si el chofer presta servicios en una empresa; si la ruta que debe
cumplir el vendedor está determinada por la empresa; o si el servicio que se presta en el
transporte de personas o cosas se ejecuta por cuenta ajena. En cambio, el trabajador
independiente, por la naturaleza de su actividad, cumpla su misión en el local de su cliente: por
ejemplo, el lavador de carros que utiliza las facilidades de una estación de expendio de gasolina
y que paga a su dueño un por ciento de los honorarios que recibe de sus clientes o el individuo
que es propietario de un negocio de carbón instalado en el establecimiento de otra persona. Por el
contrario, hay trabajadores subordinados que ejecutan su labor en su propio hogar o en un local
que no es el de la empresa para la cual trabajan: el trabajador a domicilio.
Conclusión
Después de estudiar y analizar este tema hemos concluido con la satisfacción de que el tema es
muy interesante y que es de gran ayuda para nosotros en el futuro como profesionales.
El contrato de trabajo no es más que aquel que tiene por objeto la prestación continuada de
servicios privados y con carácter económico y por el cual una de las partes da una remuneración
o recompensa a cambio de disfrutar o de servirse, bajo su dependencia o dirección, de la
actividad profesional de otra.
La finalidad del contrato de trabajo es brindar protección tanto a los trabajadores como a los
empleadores ya que a través de los contratos se pautan reglas y obligaciones entre las partes que
una vez no sean cumplidas pueden ser reclamadas legalmente y de igual forma dar por terminado
este contrato vía la ley que ampara este documento.
Por tal razón existen varios tipos de contrato de trabajo y todos y cada uno tiene sus
características que lo distinguen del otro.
Esperamos esta práctica llene las expectativas de nuestros compañeros al igual y principalmente
de nuestro profesor.
BIBLIOGRAFIA