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EL PODER DE LA BUROCRACIA:

En condiciones normales, el poder de una burocracia


en plena expansión siempre resulta impresionante.
El "patrón político" que se enfrenta con el
funcionario, adiestrado, incorporado a la dirección
administrativa e investido con la jerarquía formal de un interlocutor válido, está
en la situación del "aficionado"
frente al "experto". Esto se aplica tanto si
el "patrón" al que sirve la burocracia es un "pueblo",
provisto con los recursos de la "iniciativa legislativa",
el "plebiscito" y el derecho a remover
funcionarios, o un parlamento, elegido sobre una
base más "oligárquica" o más "democrática". Se
aplica tanto si el "patrón" es un cuerpo aristocrático
colegiado, basado, legalmente o de hecho, en una.
cooptación, o si se trata de un presidente elegido
masivamente, o de un monarca hereditario y "absoluto"
o "constitucional".
Toda burocracia intenta acrecentar la superioridad
de los profesionalmente informados conservando
en secreto sus conocimientos y propósitos.
La administración burocrática siempre propende a
ser una administración de "sesiones secretas"; tanto
como sea posible, hurtan a toda crítica sus conocimientos
y sus actividades.
FASES DEL DESARROLLO DE LA BUROCRACIA:

El principio burocrático colegiado ha pasado de la autoridad central a las autoridades inferiores


más diversas. En unidades localmente cerradas, y particularmente en las urbanas, la
administración colegiada es la forma primitiva del gobierno de notables.

El derecho público regula las interrelaciones de la autoridad pública y sus relaciones con los
gobernados; el derecho privado regula las relaciones mutuas de los gobernados. Esta separación
conceptual implica la separación conceptual del Estado como depositario abstracto de los
derechos soberanos y productor de normas legales de toda autoridad personal de los particulares.

LA “RACIONALIZACIÓN” DE LA EDUCACIÓN Y DE LA INSTRUCCIÓN:

La burocracia propicia un modo de vida racionalista.

Los exámenes especiales implican una selección de los individuos calificados provenientes de
todos los estamentos sociales. La democracia lucha contra el sistema de exámenes especiales.
La plena burocratización moderna enfatiza necesariamente el sistema de exámenes racionales,
técnicos y especializados.

Tanto en las oficinas privadas como en la administración pública, la burocracia actúa a favor de
una evolución de “status” específica; mientras que la democracia reacciona justamente contra el
necesario sentido de “status” de la burocracia.

La democracia trata de reemplazar el nombramiento de funcionarios por su elección por períodos


breves; trata de reemplazar la destitución de los funcionarios elegido por un sistema disciplinario
determinado. Por consiguiente trata de sustituir la atribución arbitraria del “jefe” jerárquicamente
superior por la disposición, también arbitraria, de los gobernados y los jefes de los partidos que los
conducen.

La burocracia es un producto reciente del desarrollo; cuanto más ascendemos en la historia, más
típica se vuelve la ausencia de una burocracia y de un conjunto de funcionarios en el seno de la
estructura dominante.

La burocracia tiene un carácter racional; su actitud está determinada por normas, medios, fines y
situaciones de hecho.

El progreso de la burocracia ha destruido estructuras desprovistas de todo carácter racional.

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