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LA NECESIDAD DE LA DEFENSA TECNICA Y LOS TIPOS EN BLANCO EN EL

PROCESO DISCIPLINARIO

A diferencia de la norma penal, la ley disciplinaria contiene tipos en blanco, es


decir contiene normas de prohibición, deberes y obligaciones que se
encuentran plegadas en diferentes estatutos del orden nacional y hasta del
orden internacional. Lo que se puede explicar cómo normas de remisión entre
estatutos normativos, mientras que la ley penal tiene tipos cerrados,
queriendo esto decir que las normas que rigen la conducta están contenidas
solo en el código penal colombiano.

Lo anterior para decir que el manejo de la defensa disciplinaria requiere de


una técnica especializada, pues, aunque la norma no obliga al investigado a
presentarse con defensor de confianza, crea al mismo tiempo la necesidad de
que dicho proceso sea asistido por un profesional especializado en la materia.
Esto se debe a que, en el código disciplinario único no están contenidas todas
las faltas disciplinarias, pues al tratarse de normas de remisión, la misma
norma puede remitir, valga la redundancia a normas contenidas en el manual
de funciones del empleado público, a la constitución o incluso a tratados
internacionales ratificados por el estado colombiano. Para un ejemplo,
podemos contemplar la falta disciplinaria de un agente de policía, que se rige
en principio por la ley 1015 de 2006, en el cual están contenidas las faltas
disciplinarias para la policía nacional, pero que por remisión, se pueden
encausar, no solamente en ese orden normativo sino, que dependiendo del
criterio del juez disciplinario, podrían buscarse más faltas en el Código
disciplinario único, la constitución o incluso tratándose de delitos lesa
humanidad, siendo esta norma del orden internacional. De aquí la necesidad
de que quien asume la defensa de funcionario público debe ser un experto en
la materia. Sumado a lo anterior, la defensa disciplinaria requiere de una
técnica especial a la hora de maniobrar entre varias normas de ese orden, pues
a simple vista dicha norma vulnera el principio de tipicidad, solo que el
legislador, subsanó dicha falta convirtiendo la ley disciplinaria en norma de
remisión o integración sin que afecte la tipicidad que la rige , lo que hace que
tanto el operador disciplinario como quien asume la defensa, estudie diferente
clases y rangos normativos a la hora de asumirse un proceso de este orden.
De lo anterior se puede colegir que es un desacierto legal, que va en perjuicio
del investigado en materia disciplinaria, pues el transmitirle que no requiere
de un defensor para hacerle frente a un proceso mediante el cual puede
vulnerársele su derecho fundamental al trabajo y su desarrollo podría llevarle
a una compulsa de copias a un tribunal penal, que redundaría en la perdida de
la libertad, cosa que no solamente es irresponsable sino, poco garantista con
el investigado.

En la práctica disciplinaria, desde el momento en que el empleado público se


entera de que cursa una investigación en su contra, se debe advertir al
empleado público que debe hacer uso de defensor de confianza, especializado
en la materia, toda vez que, desde ese momento este tiene derecho a activar
su defensa, cosa que la mayoría de operadores disciplinarios no hacen, pues
esto les facilita para maniobrar a su antojo sus facultades sancionadoras, con
las que se vulneran derechos fundamentales al trabajo como ya se dijo y lo que
es peor aún, que a través de un proceso disciplinario se puede llegar a uno del
orden penal, que llevara a la posible pérdida de la libertad. Por esto se hace
tanto hincapié en la necesidad de que el empleado público se asesore de
abogado experto en materia disciplinaria, ya que el proceso así lo requiere y
debe ser experto, pues la materia obliga a que la defensa estudie variedad
normativa a la hora de asumir una defensa integral y efectiva.

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