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Jorge Zalam ea, Rafael Maya, Abel Botero, Luis
Vidales, Alberto y Felipe Lleras, José M ar (José
Vicente Com bariza), José Enrique Gavíría, Alfonso
Márquez, Francisco Umaña Bernal, S. Montenegro,
Manuel García Herreros, Luis Buenahora, Carlos
Arturo Tapia y Sánchez, Diego Mejía.
C a s a d e P o e s ía S ilv a , B og o tá . La poesía de Los Nuevos
Fernando Charry Lara
i
La poesía de Los Nuevos 131
Los Nuevos la promoción que sigue en Colombia a censo efectuado ese año dio para Colombia casi seis
la de los centenaristas (así llamados por haber surgi millones de habitantes y comprobó el predominio
do alrededor de 1 9 1 0 , cuando se celebró el primer de la población rural, pues aquellos que vivían en
centenario de nuestra independencia política). Una conglomerados de mil quinientas o más personas
generación literaria en la que el vínculo eran la edad alcanzaban sólo la quinta parte de la población. Ma
y la camaradería y no la uniformidad de gustos ni niobras políticas debilitaron ante el Congreso al pre
de pareceres en estética o en política. Tanto que una sidente Suárez, que se vio obligado a renunciar en
de las notas editoriales advirtió: 1 9 2 1 . Le sucedió el designado Jorge Holguín, quien
culminaría en 1 9 2 2 el período reglamentario.
... cuando se ju zg u e a nuestra gen eración , es in De 1 9 2 2 a 1 9 2 6 ejerció la presidencia Pedro
útil tratar de definirla en una sola agrupación h o Nel Ospina, coincidiendo su mandato con años de
m ogénea. También se acla ró que «la p olítica de
prosperidad económ ica. Ya en 1 9 2 5 el sector in
los directores es independiente d e la de la revista.
dustrial alcanzaba el diez por ciento del producto
nacional bruto. En ese año, el de aparición de Los
Rafáel Gutiérrez Girardot rechaza el carácter de ge
Nuevos, y un poco antes, se presentaban en la vida
neración que estamos dando y se dieron sus inte
colombiana influyentes factores: la llegada del di
grantes. Afirma que esos jóvenes constituyeron:
nero norteam ericano com o indemnización por el
despojo de Panamá junto con el proveniente de
sim plem ente un fen óm en o de la vida literaria (el
los primeros empréstitos, lo cual generó lo que se
de los grupos de escritores) sem ejan te al de El
M osaico en el siglo p asa d o y al de la G ruta Sim ha llamado la «danza de los millones»; la con stru c
bólica en los com ienzos del presente. ción de carreteras y de ferrocarriles, atribuyéndose
carácter mesiánico a estos últimos; los trabajos de
Quienes se agruparon en Los Nuevos se caracteriza la Misión Kemmerer para organizar el Banco de la
ron por su heterogeneidad de actitudes y ambicio República, el sistema bancario, la Contraloría Ge
nes. Figuraron allí poetas, ensayistas, periodistas y neral y otros organismos; la subida internacional
políticos. Casi todos participaron en la política, con de los precios del café; la expedición de leyes en
la más visible excepción de León de Greiff, quien materias sociales, bancarias y de control fiscal; la
sin embargo, no ocultó su adhesión a la izquierda. iniciación de exploraciones petroleras, otorgándo
Algunos ocuparon posiciones en el parlamento o se concesiones a compañías yanquis; el comienzo
en el gobierno. De ellos, dos fueron exclusivamente de la aviación comercial (la sc a d ta , Sociedad Co-
poetas en el curso de sus largas vidas: De Greiff y lombo Alemana de Transportes Aéreos, que fue
Maya. Otro tanto se diría de Vásquez, Pardo Gar después Avianca, una de las primeras empresas de
cía, Amórtegui y Ángel Montoya. Mientras Zalamea, ese ramo en el m undo, inició ya en 1 9 1 9 sus vue
Umaña Bernal y Vidales alternaron la poesía con la los en territorio nacional); las transmisiones radia
política y el periodismo. les, que empiezan de manera esporádica en 1 9 2 5 ,
tom ando continuidad poco después; el giro de la
Después de los años veinte, Lozano apenas escri
•educación hacia los estudios técnicos; la circula
bió contados poemas.
ción de gran núm ero de vehículos; el desarrollo de
la industria eléctrica y un mayor consum o de elec
Los años veinte en Colombia trodom ésticos; el auge del periodism o, que cobra
decisiva im portancia política, siendo los primeros
En 1918 asumió la presidencia de Colombia el gra suplementos literarios los de los diarios bogotanos
mático Marco Fidel Suárez, después de un debate en El Tiem po y El E spectador, la popularización de la
que su opositor fue el poeta Guillermo Valencia. La música latinoamericana; los permanentes espectá
iglesia contribuyó decisivamente, con su influencia culos musicales, cinematográficos y deportivos y,
todavía incontrastable, al triunfo del señor Suárez, en síntesis, la llegada del siglo xx a Colombia, con
nada sospechoso, como sí lo era Valencia de haber el consecuente cambio de las condiciones m ate
sido atraído hacia tendencias como el modernismo, riales de existencia de sus pobladores. Se dieron
cuestionadas por su heterodoxia. Según Gerardo Mo entonces con firmeza los prim eros pasos hacia la
lina, tres circunstancias confluyeron entonces en la modernización del país, que avanzó en diversos
vida nacional: las repercusiones que trajo el fin de la campos a la era de producción capitalista. Y con
i Guerra Mundial; la de convertirse Estados Unidos la transformación, en núm ero considerable, de la
en primer com prador de café, nuestro principal pro población campesina en masas urbanas.
ducto de exportación, creándose así la consiguiente A pesar de m uchas muestras de progreso, cen
dependencia económica con esa potencia, y la ini trado principalmente en ciudades y municipios
ciación del tránsito del país agrícola al industrial. El im portantes, resultaba a la postre insatisfactorio
32 ¡G ran Encic lo oedía de Colombia
i
Portada del prim er número de la revista Los Nuevos (junio 6 ,1 9 2 5 ), d irig id a por Felipe Lleras Camargo.
La poesía de Los Nuevos 33
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l i f i r i e G re iff, F n < f t a o I f í p v » B ern a l, Jo sé M ar, M . G arcía H e rre ro s , Luis V idales, C . A. T a p ia y S.
| m a. D irem os, sim plem ente, la razón de nuestra revista. B ib lio te c a Luis Á n gel
A r a n g o , B og o tá .
tal proceso de superación. Así, en ese mismo m o cando inmensa agitación social y política en todo el
mento, lo pusieron de presente varios escritores y país. La división del partido conservador, entre los
hombres públicos, com o el modernista Baldomero candidatos Guillermo Valencia y Alfredo Vázquez
Sanín Cano y los centenaristas Alfonso López Pu- Cobo, permitiría la subida al poder del liberalismo;
marejo, Eduardo Santos, Luis Cano, Alejandro Ló ello ocurrió a través de un movimiento de Concen
pez, Esteban Jaram illo, Luis López de Mesa y Ar tración Nacional que hizo presidente, en 1 9 3 0 , a
mando Solano. El último, uno de los más sagaces Enrique Olaya Herrera.
intérpretes de la realidad colombiana, escribía en Como consecuencia de los avances económicos
1 9 2 2 , según cita de Carlos Uribe Celis en su libro y sociales antes mencionados, escritores y poetas se
Los años veinte en C olom bia, id eología y cultura: vieron marginados en la provisión de los altos cargos
administrativos, públicos y privados, restringiéndose
Poseem os flam an tes facu ltad es universitarias y en muchos casos su actividad al periodismo y a la
carecem os de escuelas p rim arias. Tenemos nu cátedra. La organización del Estado y de los negocios
m erosos artistas de la p a la b ra escrita y hablada, requería la formación de personal especializado.
pero el porcentaje de nuestro an alfabetism o es
Se ha supuesto que ello constituyó un decisivo
aterrador... Som os dueños del servicio de aviación
golpe contra nuestro mentado humanismo. Pero
qu izá m ás eficiente del mundo, pero hay varias
sospechando de la real existencia de ese humanis
com arcas que no tienen ni una pu lgada de vía
férrea, ni gozan de caireteras, ni de cam inos de mo (independientemente de los estudios lingüísti
herradura. L a prensa d ia ria tom a vuelo m ayor cos, sin duda valiosos, de Rufino José Cuervo, Mi
cada día, pero las multitudes, que m ay or estímulo guel Antonio Caro y Marco Fidel Suárez), se daba
requiere p a ra solid arizarse con el esfuerzo p ro un paso importante que, bien intencionado y crean
gresivo de la com unidad, ignoran p o r com pleto lo do nuevas fuentes de trabajo, habría contribuido a
que dice esa prensa. eliminar la constante subordinación de las gentes
de letras a caprichosos y deprimentes intereses de
La larga hegemonía conservadora finalizó con la la burocracia partidista en el sector oficial. Sin em
presidencia de Miguel Abadía Méndez (1 9 2 6 -1 9 3 0 ), bargo, surgidos por lo com ún de la clase media eco
correspondiéndole afrontar la depresión económica nómica y sin mayores oportunidades para ganarse
de 1 9 2 9 . Se presentaron, entonces, huelgas en las el sustento, los literatos continuaron pretendiendo
áreas petroleras, en los puertos del río Magdalena llegar a ser funcionarios. A fines de siglo esta sigue
y, la más grave, en la zona bananera,_ que produjo siendo hoy, por las mismas razones, ambición fre
la matanza de gran número de campesinos, provo cuente de ellos, aun entre los más jóvenes.
34 i Gran E n ciclo p e d ia de C olom bia
El futurismo italiano
Ismos y vanguardias Ya en el decenio anterior, y aun antes, habían apa
recido los primeros ismos literarios. Fue así como
Los Nuevos no se interesaron particularmente por
en febrero de 1 9 0 9 se conoció en París el escrito
los movimientos que más atraían la atención de lec
titulado Fundación y m anifiesto del futurism o, del ita
tores y espectadores en las letras y las artes de aquel
liano Filippo Tommaso Marinetti, quien amplió sus
tiempo, a los cuales no fueron extrañas corrientes
ideas en 1 9 1 2 en el M anifiesto técnico de la literatura
poéticas que se manifestaron en Hispanoamérica y
futurista. Quiso este italiano, nacido en Alejandría,
en España. Las novísimas tendencias de esos años
llevar a las letras y artes el ritmo de la velocidad y
suelen ser referidas como ismos o vanguardias. Acla
de las máquinas propia de la civilización industrial.
remos, sin embargo, que la palabra vanguardia había
Planteó la abolición de la sintaxis y la súbita apari
sido utilizada, desde finales del, siglo xix, para alu
ción de las p alab ras en libertad. Así corrió el despre
dir a distintas fuerzas renovadoras de la expresión
cio hacia cualquier pasado cultural: arrogantemen
literaria y artística. Así, algunos ya habían conside
te insinuaba la quema de museos y bibliotecas. En
rado vanguardista la poesía de Rubén Darío.
contravía, exaltó el peligro, la audacia y la violencia
Comúnmente se habla de la década de 1 9 2 0
com o estímulos de la lírica nueva. Y en ella, la pri
com o de una etapa del siglo xx en la cual las gentes,
macía de lo deportivo sobre el ensueño. Pidió tam
después de la primera guerra mundial, quisieron ol
bién revolucionar la presentación tipográfica de los
vidarse de la tragedia vivida entregándose a cuantas
textos literarios. Propugnó por el predominio de las
emociones y diversiones pudiese darles la recon
imágenes en el poema, idea en la que irían a acom
quista de la paz. Sin embargo, la posguerra había
pañarlo todos los ismos. E hizo, al mismo tiempo, la
planteado muchos problemas en países europeos.
apología del militarismo y de la guerra: con lo que
De modo que los denominados «años locos» no
sus seguidores fueron en parte absorbidos por el
fueron sólo de regocijo sino que, en el escenario in
fascismo. Se ha dicho que, hacia 1 9 2 5 , el futurismo
mediatamente posterior al conflicto bélico, se pro
perdió la influencia que alcanzó a ejercer en paí
dujeron numerosos trastornos sociales y políticos.
ses latinos. La tuvo, especialmente por la referencia
También los campos de la literatura y del arte
a aspectos de la ciudad y de la vida modernas, en
ofrecieron grandes innovaciones en los años veinte.
poetas ultraístas de España e Hispanoamérica.
Revolucionarias teorías y creaciones fueron divul
gándose y ganando adeptos. Mas también es evi
dente la presencia de una actitud de conservaduris El expresionism o alem án
mo opuesta a la experimentación artística que había Desarrollado principalmente en Alemania, se supo
tomado auge con anterioridad a la lucha armada. ne al expresionismo como tendencia nacida para
Por ejemplo, después de su ciclo cubista la pintura oponerse al influjo del impresionismo. Este último
de Pablo Picasso llegó a una pausa neoclásica. En reproduce la impresión inmediata y momentánea
música, Igor Stravinski dio la impresión de regresar que las cosas suscitan, sin la corrección que en ella
a esquemas tradicionales. Y en los poemas de Paul introducen la razón y la experiencia humanas. El ex
Valéry, sus comentaristas advirtieron la fusión, no presionismo ofrece, diversamente, no las cosas, sino
estrepitosa, de clasicismo y simbolismo. Aunque de las ideas que nos formamos sobre ellas. El expresio
La poesía de Los Nuevos j 35
nista no quiere ser objetivo, sino expresarse a si mis de la imaginación. La burla, el escepticismo y la des
mo. Manifiesta las sensaciones internas motivadas trucción constituyeron el triángulo de sus-principios
por impresiones recibidas de lo exterior. Y los hace y propósitos. La mayor parte de los miembros del
mediante imágenes estridentes y a veces grotescas. dadaísmo integró en 1925 el movimiento surrealista.
El expresionismo se inició en literatura en 1 9 1 0 , an En España se escribieron unos pocos poemas dadaís-
tes que en otras artes. Entre sus precursores se men tas, como los del hoy olvidado José Rivas Panedas.
ciona a Rainer María Rilke y a Georg Trakl. Jorge
Luis Borges lo consideró el más importante de los is El surrealismo de André Bretón
mos europeos. Y el crítico Amado Alonso opina que
El surrealismo -q u e algunos llaman superrealismo,
la época de mayor hermetismo en la poesía de Pablo
acaso con mayor exactitud- lo definió André Bretón
Neruda, la de Residencia en la tierra (1 9 2 5 -1 9 3 5 ), es,
en 1 9 2 4 en su primer M anifiesto:
además de romántica y personalísima, «expresionis
ta por el modo eruptivo de salir». Neruda, en efecto,
Autom atism o psíqu ico puro, en virtud del cual
coincidió allí con el expresionismo en una visión uno se propone expresar el funcion am ien to real
pesimista y apocalíptica de la realidad del pensam iento con ausencia de todo control
ejercido p o r la razón y al m argen de toda preocu
... sueños que salen de mi corazón a borbotones, p ación estética y moral.
polvorientos sueños que corren como jinetes negros,
sueños llenos de velocidades y desgracias. En las fuerzas inconscientes del espíritu humano,
así com o en la confluencia de la vigilia y lo oníri
El dadaísm o, en Zurich co, encuentra el surrealismo la fuente de la creación
El dadaísmo fue iniciado en Zurich hacia 1 9 1 6 por poética. Se interesa, por ello, en el automatismo psí
el rumano-francés Tristan Tzara. Su nombre vino de quico y en los sueños. Una de sus técnicas (en la que
la primera palabra pronunciada por un niño: dadá. después dejó de insistir) fue la escritura autom ática.
Negó que existiese conformidad entre las ideas y su Escritura que se haría en estado de inconsciencia,
expresión en palabras. Desconoció, por lo tanto, la libre de toda vigilancia: el abandono del poeta a sus
importancia de lo racional en el manejo del lenguaje. sueños. Después otros han corregido esa propuesta
Además, fue contra las posibilidades que en el arte inicial y han supuesto que el poema debe apoyarse
puedan tener tanto el realismo como el solo ejercicio en el juego caprichoso y desinteresado de la mente.
Reclamaron los surrealistas la libertad de la imagi Ramón Gómez de la Serna fue reconocido, por sus
nación com o medio de emancipar el espíritu. La greguerías, com o precursor de la postura ultraísta.
poesía, el am or y la libertad fueron tenidos com o Se recuerda su fórmula: «Humorismo más metáfora
los únicos medios capaces de transformar al mundo es igual a greguería». A Rafael Cansinos Asséns y a
y al hombre. De ahí su rebeldía frente a la sociedad Guillermo de Torre se les tuvo en Madrid com o sus
contemporánea y a sus instituciones: Estado, iglesia teóricos y divulgadores. De regreso a Buenos Aires,
y moral convencional. Ese ademán corresponde a después de vivir la adolescencia y primera juventud
algo más que un movimiento literario. En lengua en Europa, Jorge Luis Borges le dio un programa de
española se ha dado un surrealismo que se consi fisonomía más precisa: «... reducción de la lírica a
dera no ortodoxo, no sometido a rígidas normas y su elemento primordial: la metáfora (...) Síntesis de
prácticas. En él se mencionan principalmente textos dos o más imágenes en una, que ensancha así su
de Federico García Lorca, Juan Larrea, Rafael Alber- facultad de sugerencia. El neopopularismo de Fede
ti, Vicente Alexandre y Luis Cernuda, en España; de rico García Lorca, al exaltar brillantemente la ima
Luis Cardoza y Aragón, César Moro, Emilio Adolfo gen poética surgida del habla andaluza, dio término
Westphalen, Braulio Arenas, Enrique Molina, Octa en España, hacia 1 9 2 3 , a las rebuscadas metáforas
vio Paz, Juan Sánchez Peláez y Francisco Madaria- ultraístas. Numerosos poetas hispanoamericanos
ga, en América. Dicha aproximación al surrealismo parecen haber sido influidos por este movimiento.
francés se manifiesta unas veces en la obra total y
otras, solamente, en algunos libros de esos poetas.
Autores predilectos
El creacionism o: H uidobro y Reverdy Ahora bien: ¿en qué tendencias literarias, libros y
Vino el creacionismo simultáneamente, en América autores, se interesaban los jóvenes colombianos de
y Europa, en la segunda década del siglo xx. Porque entonces?
se disputaron su invención Vicente Huidobro en el Los poetas de Los Nuevos mencionaban entre
orbe hispánico y Pierre Reverdy en Francia. El poe sus lecturas preferidas las de Arthur Rimbaud, Fe-
m a, según Huidobro, es algo que el poeta agrega a dor Dostoievski, Stéphane Mallarmé, Paul Claudel,
la naturaleza al presentar un hecho nuevo, indepen Paul Valéry, León Paul Fargue, Pierre Drieu la Ro-
diente de lo conocido: chelle, Guillaume Apollinaire, Rabindranath Tagore,
Peter Altenberg, Hugo von Hofmannsthal, Vladimir
El p oeta [dijo] crea fu e r a del mundo que existe Maiakovski, entre otros. Es de suponer, sin embargo,
el que d eb iera existir (...) C rea lo m aravilloso y que no sólo ellos sino otros serian sus autores de
le confiere una vida propia. C rea situaciones ex cabecera. En primer término, algunos clásicos de la
traordinarias que nunca podrán existir en la rea literatura universal. Enseguida, españoles de la lla
lidad y, a cau sa d e esto, ellas deben existir en el mada Generación del 9 8 : Miguel de Unamuno, An
poem a, a fin de que existan en alguna parte.
tonio y Manuel Machado, Azorín, Pío Baroja, Ramón
del Valle-Inclán, Ramón Pérez de Ayala, Ramiro de
Ese intento se logra a través de nuevas e insólitas
Maeztu. Nombres a los que pueden añadirse los de
imágenes poéticas que motivan sorprendentes aso
José Ortega y Gasset y Juan Ramón Jiménez. Y, con
ciaciones. Juan Larrea y Gerardo Diego fueron, en
vasta resonancia en Hispanoamérica, Ramón Gó
España, los más devotos seguidores del creacionis
mez de la Sema. Varios hispanoamericanos pueden,
mo del poeta chileno.
así mismo, ser mencionados. No dejaba de leerse a
Rubén Darío. Y, entre los siguientes modernistas, a
El ultraísm o: M ad rid y Buenos Aires Leopoldo Lugones, Julio Herrera y Reissig y Enrique
Finalmente, se menciona el ultraísmo como la ten González Martínez. A prosistas com o José Enrique
dencia vanguardista propia de España e Hispano Rodó, Pedro Henríquez Ureña, Gonzalo Zaldumbi-
américa. Nacido en 1 9 1 9 , declaró su «voluntad de de, Ventura García Calderón y Alfonso Reyes. Desde
un arte nuevo que supla la última evolución literaria: luego, no debe descartarse la mayor o menor sim
el novecentismo». Iba, pues, contra prolongaciones patía que Los Nuevos mostrarían por obras de es
del modernismo de fines del siglo xix y comienzos critores hoy poco o nada mencionados. Una común
del xx que seguían manifestándose en verso y prosa. afición: los creadores de la novela rusa. Entre los
No tenía el ultraísmo español orientación estricta poetas colombianos es posible conjeturar su devo
mente definida: «... en nuestro credo cabrán todas ción a Rafael Pombo, José Asunción Silva, Guillermo
las tendencias, sin distinción, con tal que expresen Valencia, Porfirio Barba-Jacob, Luis Carlos López y
un anhelo nuevo». Aspiró a que en su temática apa Eduardo Castillo. El interés sería primordialmente
reciera la dinámica de la vida moderna, con metáfo por poetas, ensayistas y novelistas franceses y espa
ras ajenas a la antigua retórica y al sentimentalismo. ñoles. Se ha mencionado el influjo, en la derecha, de
I
Velarde. De Paul Valéry, en 1 9 2 0 , Le ám etiére m arin De Gerardo Diego son M anual de espum as en 1 9 2 4 , M u s e o d e A n tio q u ia ,
M ed ellín .
y en 1 9 2 2 C harm es. En 1 9 2 2 se publica también Versos hum anos en 1 9 2 5 y F ábu la de Equis y Z eda
The Waste Land de Thomas Stearns Eliot. Ese mismo en 1 9 3 2 . De Manuel Altolaguirre, Las islas invitadas
año, en Buenos Aires, de Oliverio Girando apare y otros p oem as en 1 9 2 6 . Finalmente, en esta rápida
cen los Veinte poem as p a r a ser leídos en el tranvía. Allí y de veras parcial enumeración: A ltazor de Vicente
mismo, en 1 9 2 3 , Jorge Luis Borges da a conocer una Huidobro en 1 9 3 1 , Las ínsulas extrañas de Emilio
primera colección poética, F ervor de Buenos Aires, Adolfo Westphalen en 1933 y, de Xavier Villaurru-
a la que sigue en 1 9 2 5 Luna de enfrente. De 1923 tia, en 1 9 2 6 Reflejos y en 1931 Nocturnos.
es H arm onium de Wallace Stevens y de 1 9 2 4 A na- Los poetas de Los Nuevos seguramente conocie
base de Saint-John Perse. De André Bretón, Les pas ron la mayoría de los libros anteriores, o de algún
perdus en 1 9 2 4 y N adja en 1 9 2 8 . De Paul Eluard modo tuvieron noticia de su publicación. ¿Suscita
C apitale de la douleur en 1 9 2 6 y Earhour, la poésie ron su interés algunos de ellos? ¿No sería más vero
en 1929. De Henri Michaux, en 1 9 2 9 , E cuador y símil pensar que les dejaron indiferentes?
Mes proprietés. Pablo Neruda edita en 1 9 2 4 Veinte
poem as de a m or y una canción desesp erad a y en 1925 Acontecim ientos poéticos
da a conocer «Galope m uerto», poema inicial de
su primera R esidencia en la tierra (1 9 3 3 ). De 1 9 2 4 Surge también, ligada con la precedente, otra pre
es Luna P ark, de Luis Cardoza y Aragón. De 1 9 2 7 , gunta: ¿llegaron Los Nuevos a interesarse por acon
5 metros de p oem as de Carlos Oquendo de Amat y tecimientos relacionados con la creación poética,
Perfil del aire de Luis Cernuda. De Rafael Alberti, en la escritura y la concepción de la poesía, ocurridos
1 9 2 9 , Sobre los ángeles, y en 1 9 3 0 Serm ones y m o en el mismo decenio de los veinte? Mencionare
radas. De Pedro Salinas, Presagios en 1 9 2 3 y Seguro mos algunos de ellos. En 1 9 2 4 André Bretón lanza
38 I Gran E n c ic lo p e d ia de C olom bia
su primer manifiesto del surrealismo y aparece la gante y arbitrario». Y añade que tan cauteloso sen
revista La Révolutión Surréalíste, órgano de tal m o tido «nos coloca en apariencia a la zaga de muchas
vimiento; uno y otra despiertan largas discusiones cosas», pero «ha favorecido el desarrollo gradual de
con encontrados puntos de vista acerca del auto nuestra cultura». Lo cierto es que las tendencias de
matismo psíquico, las relaciones con el marxismo posguerra, que en algunas naciones serían verdade
revolucionario, la poesía en su función de lenguaje ramente ruidosas, acá tuvieron mínima repercusión.
esencial y liberador del hombre, la exaltación del Deberían pasar varias décadas para que unos pocos,
erotismo (que junta lo físico con lo metafísico), la después de Piedra y C ielo, desentrañaran el sentido
necesidad de lograr un cambio en la sociedad y en de corrientes en las que se ha reconocido vigencia.
el ser hum ano, la idea de la poesía como modo no Como la encontraron, por ejemplo, en ciertos as
racional de conocimiento, etcétera. Así mismo, el pectos del irracionalismo poético.
debate suscitado en Francia en 1 9 2 6 con los libros En el mismo libro, C onsideraciones críticas, ra
de Henri Brémond sobre La poésie puré y Priére et tificó Maya el desinterés de Los Nuevos por las
poésie, que asimilan lo poético, por inefable, a un vanguardias y su persistencia, por el contrario, en
estado místico. También es preciso citar entre ta estilos rezagados del modernismo com o el de la or
les acontecimientos la revaloración de la poesía de namentación parnasiana. Allí leemos:
Luis de Góngora en 1 9 2 7 , con antecedentes hispa
noamericanos como los estudios de Alfonso Reyes Este grupo, si bien representó un rom pim iento
acerca del poeta cordobés. Igualmente, las diversas político y literario en relación con los centena-
ristas, pues en p olítica volvió a las afirm aciones
inquietudes y formas motivadas en la poesía hispá
extremas, com o reacción contra el sincretism o
nica por los ismos europeos y americanos. Esos y
anterior, y en el cam po intelectual am plió con
otros sucesos dieron oportunidad en aquel tiempo
siderablem ente el radio de la creación artística,
a apasionados y opuestos pareceres en relación con
perm aneció, no obstante, fie l a ciertas escuelas
la poesía y lo poético. Sin embargo, en la prensa del siglo pasado, com o el sim bolism o y el p a m a -
literaria colombiana no promovieron mayores co sianism o fran ceses, p o r una parte, y de otro lado
mentarios. Lo cual es indicio, por lo menos, de que a la tendencia clásica, profundam ente m odificada
nuestros jóvenes poetas, que eran los del grupo Los p o r lo que hubo en el m odernism o de m ás próxi
Nuevos, poco o nada se ocuparon de ellos. No es m o a esta escuela.
aventurado, por lo tanto, suponer cierto margina-
miento suyo de la agitación poética que se vivía en En todo caso, los poetas que se agruparon en las pá
muchas partes del mundo occidental. ginas de Los Nuevos, posteriormente en Universidad,
revista dirigida por Germán Arciniégas en las revistas
bogotanas Cromos y El G ráfico y en los suplementos
M arginam iento y dispersión
literarios de El Tiempo y El Espectador, no muestran
Dicho marginamiento fue confesado por varios de en sus obras una poética uniforme sino que siguen
los escritores de Los Nuevos. Por ejemplo, Luis Vi diversas tendencias: desde las que nacieron del
dales declaró que, cuando escribía sus poemas de ejemplo modernista hasta aquellas, las menos, que
Suenan timbres (1 9 2 6 ), que las gentes llamaron van podemos emparentar con el influjo del ultraísmo.
guardistas, no había él leído aún a los autores repre Aparecen estos poetas en orden cronológico, según
sentativos de esas tendencias. Entendiendo nosotros año de nacimiento: León de Greiff, Rafael Maya, Ra
que se refirió principalmente a los franceses, ya que fael Vásquez, José Umaña Bernal, Luis Vidales, Octa
de diversos lugares de habla española llegaban cons vio Amórtegui, Germán Pardo García, Juan Lozano y
tantemente libros y revistas de la nueva literatura. Lozano, Alberto Ángel Montoya y Jorge Zalamea.
Con mayor amplitud reconoció Rafael Maya el
aislamiento, en aquella hora, de las jóvenes letras León de G reiff
colombianas, refiriéndose, por contraste, al espíritu
abierto de Baldomero Sanín Cano. Espíritu que era Nació en Medellín en 1 8 9 5 y murió en Bogotá en
también, en Los Nuevos, y también com o excep 1976. En su ascendencia se juntaron sangre espa
ción, el de Jorge Zalamea y León de Greiff. Maya dio ñola, alemana y escandinava. Estudió ingeniería por
tal testimonio en su libro C onsideraciones críticas so dos años en la Escuela de Minas de la Universidad
bre la literatura colom bian a (1 9 4 4 ). Pero su insisten de Antioquia y en 1 9 1 4 cursó un año de derecho en
cia en lo tradicional lo llevó a suponer que el hábito la Universidad Republicana de Bogotá. Inicialmente
de esa reclusión, hasta entonces practicado, com figuró, de regreso a su ciudad natal, en el grupo de
portaba ventajas frente a las incitaciones de la aven Los Panidas, cuya revista, dirigida por él y aparecida
tura estética y particularmente de los ismos: «Hay en 1915, dio a conocer a esos jóvenes. Casi todos
un buen sentido nacional que rechaza lo extrava ellos se trasladaron pronto a la capital de la República
la poesía de Los Nuevos ¡ 39
i
y se vuelven a encontrar en Los Nuevos. Si aún hoy da orientación o movimiento. Bien dijo Jorge Luis
las circunstancias no permiten en Colombia a los es Borges desconfiar de las escuelas literarias, por pen
critores dedicarse exclusivamente a la tarea literaria, sarlas «simulacros didácticos para simplificar lo que
mucho menos era posible hacerlo a quienes comen enseñan». La pluralidad y complejidad inherentes a
zaban a consagrarse a ella en los años veinte. Y así mucha obra hacen verosímil esta sospecha. Sin em
debió León de Greiff resignarse, desde su juventud, bargo, tratándose de la ubicación o filiación poética
a desempeñar modestos empleos en el Ministerio de de León de Greiff, creemos que el planteamiento
Educación y en oficinas contables y de estadísticas del asunto queda al margen de la que pudiera to León de Greiff
oficiales. Una sola vez, como funcionario de la emba marse por inútil controversia. Se intentaría con ello, de un año de edad.
jada colombiana en Suecia, se le ocupó en el servicio en cambio, la aproximación al sentido artístico que F o to g r a fía d e Meiifón
Rodríguez, 1 8 9 6 .
diplomático. Cuando, anciano, se retiró de su último debió guiar su poesía. Pues de dos maneras, aparen- A rchivo M cliíón Rodríguez,
cargo, la pensión de jubilación apenas alcanzaba a
cubrirle las necesidades más imperiosas. Su entrega
a la poesía la compartió con la pasión por la música
culta: su colección de discos llegó a ser grande. Fue
centro en las tertulias literarias de cafés bogotanos:
Windsor, Riviére, Victoria, Asturias, El Automático.
Casi se le escuchan todavía los pasos por las calles
que día y noche recorrió. Su impar y solitaria estam
pa fue en sesenta años, para las gentes, la encarna
ción de la más rara, insolente y misteriosa arte poéti
ca. Existen dos poemas suyos, por lo menos, en que
dibuja su silueta. Un soneto, de 1916:
¿Simbolista o vanguardista?
Parecería superfluo plantear, com o cuestión pri
mordial, la pertenencia de un escritor a determína
40 ¡Gran Encic lo pedia de Colombia
i
León de Greiff. Óleo de Pedro Nel Gómez, 1938. Pensamos ahora no sólo en la obra de León de Greiff
B ib lio te c a L u is A n g el A r a n g o , B og o tá .
sino en las de otros poetas a quienes, a pesar de no
vivir en los días actuales, todavía podemos llamar
nuestros contemporáneos, com o serían William B.
Yeats o Paul Valéry, Antonio Machado o Juan Ramón
Jiménez, T. S. Eliot o Wallace Stevens. Pensando en Otros -a ñ a d e el crítico argen tin o- que al term inar
estos poetas, asi com o en el ascendiente que siguen la guerra an daban m ás o m enos en los 3 0 años,
ellos ejerciendo sobre poetas jóvenes, acaso nos pre fu eron m ás violentos, decididos y consecuentes en
guntaríamos si la herencia del simbolismo deba ju z su afán de escan dalizar: C ésar Vallejo, Vicente
Huidobro, Oliverio Girondo, León de Greiff.
garse enteramente extinguida. Ciertas apariencias
-e l prosaísmo, la ironía, el humor, el lenguaje colo
En Colombia, fue De Greiff quien con mayor efi
quial- podrían inducir a respuesta afirmativa. Pero
cacia representó ese cambio de maneras literarias,
la obstinación en lo misterioso y en la revelación de
convirtiéndose en «el índice inconfundible de la
lo personal oculto y único, que sigue dominando en
nueva escuela». Lo anotó Rafael Maya al hacer m e
célebres creaciones poéticas de nuestro tiempo, nos
moria del ambiente y la hora en que apareció: las
hace suponer que no se ha olvidado y es difícil ol
gentes tradicionalistas
vidar la lección del simbolismo. Además es notoria
su validez, por la total subjetividad que entraña, en
se congregaron en capillas y sinagogas p ara
corrientes com o el surrealismo y el expresionismo,
llorar la m uerte del soneto, estrangulado com o
cuyo influjo en la poesía del inmediato pasado, y
un cisne p o r las m anos de un p o eta rubicundo,
aun en la de hoy, no puede ser desconocido. de nombre bárbaro, que instaló el búho sobre el
Se recordará que los simbolistas persiguieron la hom bro de la Musa.
música de las palabras, com o los parnasianos ha
bían buscado su precisión plástica. De Greiff aspi Los jóvenes, en cambio, aplaudieron aquella fuerza
ró también a tom ar de la música su virtud de re nueva que venía a remozar la sensibilidad poética
membranza, vaguedad y sugerencia, hermanando de un pueblo apenas salido de la orgía romántica. El
la perfección armónica de la dicción con la melo alemán Rudolf Grossman, en su Historia y problem as
día. Siguiendo la fórmula mallarmeana, prefería no de la literatura latinoam ericana (1 9 6 9 ), anota que en
nombrar sino sugerir. En viejas palabras de Rémy De Greiff:
de Gourmont, el simbolismo representó «indivi
dualismo en literatura, libertad del arte, abandono se p on e d e m an ifiesto con esp ecia l n itidez otro
de las fórmulas enseñadas, tendencia hacia lo nuevo rasgo del expresionism o tem prano: su p ola rid a d
y lo raro, aun hacia lo extravagante». Los tres ras de sen cillez y preciosism o en una y la m ism a
gos principales que en la poética simbolista destaca p erson alid ad ( ...) Si alguna v ez sorpren de p or
comúnmente la crítica sobresalen en la obra de De la sen cillez com o, otras veces, p o r la extravagan
cia, eso tam bién fo r m a p arte de sus caprichos,
Greiff: exaltación de la imaginación y de la sensibi
com o la a crob acia m étrica, que d eb ía expresarse
lidad, renovación del verso y espíritu de indepen
y a en los títulos de sus creacion es: Tergiversa
dencia. Insistir, com o nos hemos atrevido a insistir,
ciones, Libro de signos, Variaciones alrededor
en el simbolismo de los poemas de León de Greiff, de nada, Fárrago.
es otra manera de situarlos en la mejor tradición de
la poesía de Occidente hasta la mitad de nuestro si Y, en su ya mencionada relación, Enrique Anderson
glo. Manifestó Juan Ramón Jiménez en su curso de Imbert traza una breve imagen de la única e inim ita
1953, en Puerto Rico, sobre el modernismo: ble personalidad del poeta:
... los p oetas m ás representativos de todo el mun Complejo, introvertido, sarcástico, descontento, im a-.
do, desde fin es del siglo p a sa d o hasta los días que ginativo, con estallidos de ritmos, p alab ras y lo
correm os, fu eron y son sim bolistas. - curas, siem pre lírico, León de G reiff fu e, entre los
buenos poetas colom bianos, el que abrió la m archa
Quisiéramos avanzar la suposición de que el van de la vanguardia. D esde Tergiversaciones no cesó
guardismo de De Greiff fue también otro beneficio de contorsionarse. En realidad, y a desde 1915, en
que le dejó el simbolismo. la revista Panida de M edellín h abía em pezado a
asom brar con una p oesía que no se p arecía a nada
de lo que se con ocía en C olom bia. Después a p a
De G re iff an te ia critica recieron, en E spaña y en H ispanoam érica, poetas
que, al crecer dejaron en la som bra a León de
En su Historia do la literatura hispanoam ericana
Greiff: pero él vino prim ero y lo que hizo lo sacó
(1 9 5 4 ), Enrique Anderson Imbert recordó sucinta d e su ca b eza juvenil en su arrebato lírico, pasan
mente la insurrección de las vanguardias en la con los años pero sigue gozando del respeto de los j ó
vulsa década de los veinte. Algunos poetas, ya para venes, generación tras generación.
entonces en la madurez de sus vidas, sintieron de
seos de repetir las experiencias europeas del expre Críticos nacionales y extranjeros han insistido en
sionismo al dadaísmo. la lentitud y mesura con que evolucionó la poesía
42 | Gran E n ciclo p e d ia de C olom bia
colombiana anterior a la contemporánea. Y así, por tico, ilógico, anóm alo, cad a vez m ás distante del
ejemplo, anotan que la obra de León de Greiff, aun discurso natural. El p oeta bu sca un voluntario
que en algunos aspectos se muestra vanguardista y obnubilarse p a ra transgredir los lím ites de la per
simpatizante de los ismos surgidos en Europa y Amé cepción norm al, busca sobrep asar los significados
em ergentes p a r a que resurjan las virtualidades
rica en la segunda y tercera décadas de la centuria,
sem ánticas ( ...) L a p o esía m odernista es la caja
corresponde sin embargo al movimiento modernista
de resonancia de las contradicciones y conflictos
que en algunos países mantenía vigencia en dicho pe
de su época. R efleja esa crisis de conciencia que
ríodo. Tal opinión la reitera el ensayista Teodosio Fer g en erará la visión con tem porán ea del mundo.
nández en su libro sobre L a poesía hispanoam ericana
en el siglo x x (1 9 8 7 ). Según el comentarista español, Es también cierto que, como el mismo Yurkiévich
Porfirio Barba-Jacob no era extraño en sus poemas a lo señala, dentro de la evolución de la vanguardia
orientaciones del modernismo. Opinión esta que, en hispanoamericana (y no sólo en ella sino en el m o
verdad, no suscita clase alguna de reservas. Y añade: vimiento mundial del que fue su reflejo) se dieron
dos épocas. A una primera, estrepitosa, de estilo y
. C om o tam poco lo fu e León de Greiff, quien, com o temáticas internacionales que desmerecieron en re
los surrealistas, encontró sus ídolos en Aloysius peticiones y monotonía, siguió una segunda en la
Bertrand y en Lautréam ont. P or esta vía pudo
que los anteriores desajustes, dejando de ser osten
acercarse al espíritu de la vanguardia, sin renun
tosos, lograron interiorizarse.
ciar a las preocupaciones fo r m a les constantes en
Profundizando, con ello, la expresión poética.
una am plia obra p oética que va de Tergiversacio
nes a Velero paradójico, y que caracterizan el Lejos del bullicio surgieron así creaciones de tanta
hum or (a veces sarcástico, p o r lo gen eral corrosi importancia como Trilce de César Vallejo, Residencia
vo), el gusto p or las p arad ojas, la descripción de en la tierra de Pablo Neruda y A ltazor de Vicente Hui-
la subjetividad del p oeta (recurriendo a lo onírico dobro. A esta segunda época corresponden también
incluso), la m usicalidad y la riqu eza lingüística. los mejores mamotretos de León de Greiff: Tergiversa
ciones, Libro de signos y Variaciones alrededor de nada.
La cuestión merece, aun cuando sea de paso, nece
saria dilucidación. Lecturas vanguardistas
Estudiosos del desarrollo de la literatura hispa
Existe evidente parentesco entre la poesía de León
noamericana han puesto de presente que durante la
de Greiff y la de los vanguardistas, hispanoamerica
época del modernismo se gestaron todos los avances
nos y españoles. Esa relación la establece principal
que las vanguardias del decenio de 1 9 2 0 (o antes)
mente haber compartido con ellos un gesto rebelde.
reclamaron, ingenua o maliciosamente, como de ex
Y, además, lecturas semejantes. Entre estas, la de
clusiva originalidad y novedad suyas. La vanguar
Rimbaud, en los tres períodos que, en una obra llena
dia renegó del pasado modernista sin vislumbrar, u
de iluminaciones, señaló Claudel: el de la violencia
ocultando, que en él precisamente germinaron tales
del animal puro, el del vidente y el de su temporada
logros. Ha venido a reconocerse, pues, la conexión
infernal. Igualmente serían, según él mismo recor
causal entre modernismo y vanguardia.
dó, las del conde de Lautréamont, William Blake,
Un ensayo del argentino Saúl Yurkiévich, A tra
Samuel T. Coleridge y Aloysius Bertrand. Lecturas
vés de la tram a (1 9 8 4 ), da nuevas aportaciones al
de su adolescencia, juventud y madurez, «pero más
respecto, m ostrando cóm o la modernidad, afán de
en los albores de la juventud, casi en la pubescen
actualidad, nació con el m odernism o. Con éste se
cia». Más tarde, nombrando al azar, libros de Alfred
prefiguraron las libertades de los vanguardistas:
Jarry, Guillaume Apollinaire, Max jacob, Blaise Cen-
drars. Páginas que también estuvieron presentes en
... al qu erer cap tar lo móvil e instantáneo, prepa
la iniciación poética de aquellos vanguardistas.
ra [el m odernism o] la visión veloz y simultánea,
la m utabilidad, la excitabilidad de la proteica
p oesía de vanguardia ( ...) Con los m odernistas Música y poesía
com ien za la identificación de lo incognoscible Otros autores, así mismo, se presienten cerca de
con lo inconsciente, de la originalidad con la
la inteligencia y del corazón de León de Greiff. El
anorm alidad. L a oscuridad y la incongruencia
más generalmente recordado es Frangois Villon. Y,
em piezan a convertirse en im pulsores de la suges
con él, Gérard de Nerval, Charles Baudelaire, Paul
tión poética. Lo arbitrario, lo lúdico, lo absurdo,
devienen estim ulantes estéticos. P or irnipción de Verlaine, Stéphane Mallarmé, Tristan Corbiére, Jules
las poten cias irracionales, las oposiciones y los Laforgue. Fue vasto su conocimiento de las letras
conflictos se in stala.■ en el interior del discurso francesas, especialmente de románticos y simbolis
p a ra m in ar la concatenación lógica, la coheren tas. Y de clásicos castellanos com o Jorge Manrique,
cia conceptual. El signo poético se vuelve herm é Luis de Góngora y Francisco de Quevedo. La figura
La poesía de Los Nuevos j 43
el fin de su vida, decano universitario y, en un pe Entre Virgilio y el p aisaje de Popayán advertí desde
ríodo, miembro de la Cámara de Representantes. el principio afinidades entrañables, y puedo asegu
En París fue delegado cultural de Colombia ante ra r que, sin ese autor y nacido y o en otra com arca
la Unesco. Recibió en 1 9 7 2 el Premio Nacional de del país, no habría escrito versos o es posible que
mi poesía se hubiese orientado en otra form a.
Poesía. La sobriedad y discreción de sus actos fue
ron ejemplares en contraste con la eterna voracidad
de arrogantes figurones a quienes sarcásticamente La obra poética de Rafael Maya gozó desde el primer
en Bogotá. Publicó, en poesía: La vida en la som quien en la generación del Centenario compartió el
bra (1 9 2 5 ), Coros del mediodía (1 9 2 8 ), Después del verso con la crítica, saludó la aparición de sus pri
silencio (1 9 3 8 ), Final de romances y otras canciones meros poemas, encontrándoles, com o notas sobre
nocturna (1 9 5 8 ), El tiem po recobrad o (1 9 7 4 ) y Poesía ción rica». Poco tiempo después, Baldomcro Sanín
(1 9 7 9 ). En prosa: El rincón de las im ágenes (1 9 2 7 ), Cano, maestro del modernismo Colombiano, dijo:
representativos del retroceso a un modernismo de los parnasianos franceses como fundamento de toda
filiación parnasiana. Pero la verdad parece ser la de civilización digna de ser así llamada. '
1 que escribió sus poemas sin mayor contacto con las En los extensos poemas de Lauros, algunos de los
Linquietudes intelectuales de Los Nuevos. Vásquez cuales ofrecen llamativa diversidad métrica, se mos
se distinguió por la pasión con que asumió el oficio tró la exaltación de lo colombiano, sus héroes, su te
de esculpir estrofas de entonación vibrante, estatua rritorio, su raza. Correspondían, además, esas com
ria, solemne. Esa es la imagen que de él se conserva, posiciones, como lo indicó Rafael Maya, a la actitud
ya que fueron silenciosos sus días, sin desempeño de deslumbrar dentro, propia del vitalismo moder
de posiciones importantes en la alta burocracia ofi nista, ante las fuerzas primitivas de la naturaleza.
cial, la política o el periodismo. Trabajó por mucho En La torre del hom enaje seguía persistiendo lo
tiempo en labores contables de los Ferrocarriles Na parnasiano: en su forma y en su concepto de la poe-
lis
V cionales, siendo allí compañero de León de Greiff.
Sus poemas se juntaron en los volúmenes A nforas
i (1927), Lauros (1 9 3 2 ), L a torre del hom enaje (1 9 3 7 )
y Ya pasó el sol (1 9 5 2 ). Se editó también una selec
ción de sus textos de Prosa y verso. .
Primeras influencias
Eduardo Castillo, crítico entonces de vasta influen
cia en el país, escribió a principios de los años veinte
su nota sobre Umaña Bemal, a quien llamó, el Ben
jamín de nuestros poetas. Anotó que la perfección
I M í ■ !< I A !. LOúrilA, S. A.
artística de sus sonetos reflejaba la influencia par
¡■i * \ C ■> .1 1. i. '
nasiana de Víctor M. Londoño, poeta del modernis
mo colombiano, contemporáneo de Valencia, cuyo
ascendiente en la minuciosa factura del verso puede
también notarse en Tierra de prom isión de José Eus
Portada de Diario de
tasio Rivera. Desde luego, no sólo la temática sino la guardia de los años veinte. Sobre todo, por el empleo
Estoril, de José Umaña
intención de los poemas de Rivera, así como los de de metáforas que llegaron entonces a tomarse por ar Bernal. Buenos Aires,
Umaña Bernal, fueron diferentes de lo mitológico, lo bitrarias. En algunas ocasiones se rompen los metros E ditorial Losada, 1953.
pagano y lo bíblico que encontramos en las hoy poco tradicionales y la música verbal se establece, no en B ib lio te c a L uis A n gel
A r a n g o , B og o tá .
leídas estrofas de Londoño. La lección de este les fue renglones aislados, sino en el conjunto de la estrofa,
de clasicismo, de pulimento, de diligencia formal. como antes habían ido al verso libre, León de Greiff
Por estas características se admiraron los ademanes en Tergiversaciones, y Rafael Maya en Coros del m edio
galantes, intensamente eróticos, de la primera épo día. Asoman también algunas voces representativas
ca de Umaña Bernal. No dejaríamos de mencionar de la vida moderna. En su permanencia en el sur del
otros influjos: los del argentino Leopoldo Lugones y continente americano, Umaña Bérnal leyó allí a quie
el uruguayo Julio Herrera y Reissig, cuyo criollismo nes eran novísimos poetas de la hora. Pero su afición
de Los éxtasis de las montañas o Eglogánimas también a las tendencias que ellos encarnaban, desafiantes
había tocado a Luis Carlos López. Las obras de Lu ante el modernismo tardío de otros, no fue tan gran
gones y de Herrera, además, ejercieron magisterio en de ni duradera. Su ambición le llevaba, en cambio,
el momento inicial de figuras tan descollantes en la a la conquista de cierto donaire que algunos llaman
poesía hispanoamericana com o César Vallejo, Vicen perfección formal. Era la manera de reaparecer, casi
te Huidobro y Ramón López Velarde. sin ser notada, la vieja impronta parnasiana.
Federico García Lorca. Antes que fueran reunidos en neos de su publicación son los poemas «Cuando yo
libro los poemas lorquianos, en 1 9 2 8 , publicaciones digo Francia» y «Nocturno del Libertador». A pesar
literarias de nuestros países divulgaron algunos de de que su autor quiso que se entendieran animados
ellos. Muchos jóvenes, y otros que no lo eran tanto, por impulso lírico, la atmósfera épica les fue inevita
güardarían por años la fascinación con que se les pre ble. Haciéndolos con frecuencia aparecer ajustados
sentaron. Y quisieron para sus poemas, que de prefe a consabido formalismo.
rencia fueron también romances, el vocabulario, las
imágenes, la disposición escenográfica, el mundo y
Diario c/e Estoril
los matices de. Lorca. La moda se extendió rápida
En su última colección, Diario de Estoril, se muestra
mente de México a la Argentina. Pudiendo decirse
acaso la mejor manifestación de su poesía. Aquí la
que el Rom ancero gitano marcó larga temporada, ya
voz es más llana; la entonación, que antes no dejaba
distante, de mucha poesía hispanoamericana.
de parecer enteramente literaria, sin llegar a lo pre
El siguiente libro de Urnaña Bernal se llamó D éci
suntuoso, se nos hace más natural. Impera o quiere
mas de lu z y y elo . Su palabra vino menos plástica pero
imperar un tono íntimo que propicia la revelación.
más concentrada. A veces, sin embargo, parecen sus
Y el amor se serena con ensimismamiento. Sólo que
décimas sentenciosas y razonadoras, siguiendo fir
el exceso de preocupación formal, que desde los pri
me tradición en esta forma métrica. Contemporá
meros poemas suyos fue característico, disminuye la
intensidad que quisiéramos en ese conjunto poético.
Luis Vidales. Fotografía
publicada en El Gráfico,
Entiéndase que no hablamos de hallar, con el pretex
febrero 13 de 1926. to de la sobriedad o la desnudez, una palabra simple,
sino una palabra eficaz. El tema dominante es el del
otoño, su propia estación vital. Y, lo más estimable: la
diestra contención que hace audibles la soledad y el
silencio. Una influencia definida y casi diríamos que
ansiada: la del poeta en lengua alemana Rainer María
Rilke en la herencia del simbolismo. Un universo de
esencias y de postreras verdades: el pensamiento de
la muerte propia, la que todo hombre lleva junto con
su vida misma, sobrecoge estos últimos poemas.
Luis Vidales
Nació en la hacienda Río Azul, en Calarcá, Quin-
dío, en 1 9 0 0 y murió en 1 9 9 0 . Poeta, ensayista,
profesor y funcionario oficial especializado en es
tadísticas. Colaborador de publicaciones literarias
y políticas. De joven, cónsul en Génova, Italia. Fue
uno de los fundadores del partido comunista co
lombiano y actuó com o secretario del mismo. Se
gún declaró, sus ensayos críticos los concebía con
la orientación del materialismo histórico marxista.
En 1 9 8 2 recibió el Premio Nacional de Poesía de
la Universidad de Antioquia y en 1 9 8 3 el Premio
Lenin de la Paz. Libros suyos de poesía: Suenan
timbres (1 9 2 6 y 1 9 7 6 ), L a obreriad a (1 9 7 8 ), Poem as
del abom in able hom bre del barrio Las Nieves (1 9 8 5 ),
A ntología p oética (1 9 8 5 ) y El libro de los fan tasm as
(1 9 8 6 ). En prosa: Tratado de estética (1 9 4 7 ), La in
surrección desp lom ad a (1 9 4 8 ) y L a circunstancia so
cial en el arte (1 9 7 3 ). Falleció en 1 9 9 0 en Bogotá.
poemas vanguardistas, sus editores y prologuistas, divulgó en Madrid en su M anifiesto a la juventud li
el peruano Alberto Hidalgo, el chileno Vicente Hui- teraria en febrero de 1919: «Nuestra literatura debe
dobro y el argentino Jorge Luis Borges incluyeron renovarse; debe lograr su ultra». El procedimiento
en sus trescientas páginas a sesenta y dos poetas indicado para llegar a él se anunciaba en la prolife
ijóvenes de nuestros países. En ella figuró un solo ración de las metáforas. Y en estas, las referencias a
''A" colombiano, Luis Vidales, quién había publicado progresos de la modernidad y a modos de vida que
G* Suenan timbres en febrero de ese mismo año. En su ellos venían imponiendo. Prescindiendo, así mismo,
^ prólogo, Hidalgo se refirió al inmenso influjo de Ra- de la retórica envejecida. Así como de las cualidades
v G' món Gómez de la Serna sobre la juventud literaria auditivas del poema, musicales o simplemente so
de habla española y en tono provocador afirmó: noras, derivadas del ritmo, la rima o la prosodia ar
moniosa. Con la propensión, en cambio, a «un valor
Aquí no sobra ningún m al p oeta y es probable que visual, un relieve plástico, una arquitectura visible».
1 no fa lte ninguno bueno. La multiplicación de las metáforas no estimuló
necesariamente el instinto poético de esos jóvenes,
Como ante casi toda obra poética de vanguardia, los limitándose apenas a aguzar su ingenio. La poesía
lectores de ese momento quedaron desconcertados se hizo, no más poética, sino apenas más ingeniosa.
con Suenan timbres. Encontraban que sus renglones, Es lo que reiteradas veces se ha dicho de Suenan
carentes de ritmo y de rima, no ofrecían parecido timbres, desde un comienzo. Pero las demostracio
alguno con aquellos que tradicionalmente estaban nes de un ingenio risueño," que sin embargo por
acostumbrados a considerar com o versos. Sus te rareza consiguió llegar a lo deslumbrante, fue nota
mas no eran sentimentales ni cultos, como los de Portada de la prim era
característica de muchos poemas vanguardistas. Lo
edición de Suenan
poemas cuyo repaso les placía, sino trataban aspec que no contradecía del todo, abiertamente, a ciertas timbres. Bogotá, E ditorial
tos cotidianos de la ciudad y las gentes. Su tono, tradiciones: en lengua española el juego de ingenio M inerva, 1926.
lejos del habitual, no podía parecerles serio, ni m u B ib lio te c a N a c io n a l,
U EN A
poético acreditado sino a voces que se escuchaban
en la conversación y en la calle. O aun a las que alu
dían a inventos, modas o entonces maravillosos re
cursos de la civilización industrial. Las imágenes del
libro que tenían presente, de novísima tipografía, no
relacionaban elementos afines o semejantes, como
los de sus poetas predilectos, sino cosas y conceptos
enteramente extraños entre sí. Todo ello les llevaba
a la conclusión de que Suenan timbres de ninguna
manera podía considerarse poesía. Y de que su pre
suntuoso autor aspiraba solamente a hacerse pasar
POEM
por poeta vanguardista como los que, según com en
tarios de prensa, bulliciosa y alegremente estaban
surgiendo en otros países.
56 | G r a n E n c i c l o p e d i a de C o l o m b i a
G eo g ráfica
Mi alm a
-¡A eroplan o!
- voló serenam ente p o r encim a de la tierra.
Los océanos navegaban h acia las costas remotas.
Pero luego suspendieron el n im bo y bajo la
curva de sus lom os azules se durm ió el eterno
m ineral.
Las estrellas giran en el viento.
Europa es un escorpión
España la ca b eza y la Península Escandinava la
ponzoña.
L a A m érica del Sur es un inm enso corazón
botado en el m ar p o r una m ujer celeste.
L a bota de Italia apareció a mis ojos de dorm ido
y m e la calcé rápidam ente y p a sé a grandes
saltos com o un gigante cojo p o r sobre las
m anchas de los países.
Y desp u és...
¡Oh! el puerto.
Pequeño.
¡El puerto de rosa de tu boca!
De Suenan timbres
Luis Vidales
Ninguna a fin id a d con el surrealism o
Las anteriores palabras de Tejada nos facilitan des
hacer un error de apreciación al juzgar a la ligera
la tendencia poética de Suenan timbres y en el que
Niiems 57
inadvertidamente incurrió, por ejemplo, Andrés la novedad con que se manifestaron las poéticas de
Holguín en su Antología crítica de la p oesía colom una parte de Los Nuevos. Aun cuando es bien cierto
biana. Tamaña equivocación ha supuesto que esos que también desde su iniciación, en los relatos y en
poemas de Vidales puedan ser tomados como su el verso, se mantuvo al margen de la actividad que
rrealistas cuando nada tienen que los acerque, en alcanzaron a desarrollar algunos de sus compañeros
ningún mom ento, al verdadero surrealismo. Este de generación literaria. La misma permanencia en
fue un movimiento de intención y sugestión mági el exterior, por largas temporadas, le hizo ajeno a
cas, «hijo del frenesí y de la sombra», esencialmente participar en ella. Amórtegui actuó siempre con in
irracionalista, sonámbulo, anticonceptual y ajeno a dependencia de los criterios y gustos que entonces
toda clase de ideas, puras o impuras. Decir, com o lo pudieron parecer dominantes.
dijeron sus compañeros y com o hoy podemos repe Ese rasgo solitario de su temperamento y de su es
tir, que la poesía de Suenan timbres es de ideas, de critura lo exaltó, en uno de los primeros comentarios
ideas con humorismo, es poner de presente los ele acerca de su obra, la crítica de Eduardo Castillo:
mentos reflexivos que la orientan. No es entonces
posible, y ello merece aclararse, la sospecha de que Octavio Amórtegui se ha fo r m a d o solo, com o '
■■ esos poemas nacieron bajo estímulos .de corrientes p oeta y com o prosador. No ha buscado ja m á s el
aplauso fá c il y excesivo que descarría tantos j ó
: irracionalistas, de las cuales el surrealismo iría a ser
' venes talentos (...) El verso de Amórtegui ofrece,
la más valedera. Una poesía de ideas, com o la suya,
depuradas y com o sublim adas, las m ism as vir
es todo lo contrario de aquella surrealista fundada
tudes de su prosa. R eacio a todo estiram iento, a
en el sueño y en la exploración del inconsciente.
toda solem nidad d eclam atoria, m ariposeo ág il
mente pasan do sobre las cosas com o sin tocarlas
Octavio Am órtegui.
Distintas voces de su poesía (...) Amórtegui gusta de la piru eta im prevista, del
Fotografía publicada por
escarceo vivaz y retozón, y ju eg a con sus im áge- Cromos, enero 1925.
Con receso de unos años, Luis Vidales volvió a es
cribir poemas. Hubo en su voz varios registros. Pri
mero, el del vanguardista de Suenan timbres. Luego,
el del político de L a obreríada, cuya calidad los crí
ticos han encontrado menos persuasiva; también el
del apasionado de las artes plásticas en Espejo de la
pintura, el del nostálgico del mundo paradisíaco de
la infancia y, finalmente, en la vejez, el del inquisi
dor de sus propios fantasmas.
Octavio Am órtegui
En 1901 nació este poeta y cuentista bogotano. En la
capital siguió cursos en el Colegio del Rosario y luego
los adelantó en París en la Escuela de Altos Estudios
Sociales y en el Instituto de Periodismo. Desempeñó,
de regreso, algunos cargos públicos. Incesante viaje
ro, desde joven, por países europeos y americanos.
Pasó los últimos años de su vida en México, donde
murió en 1990 en Celaya, Estado de Guanajuato. Re
cogió su poesía en los siguientes libros: Patios de luna
(1 9 2 4 ), U ltram ar (1 9 3 2 ), xm poem as (1 9 4 3 ), M ano
lete (1 9 4 9 ), Patios de luna, 25 años después (1 9 4 9 ),
Escrito en la arena (1 9 5 1 ), H oras sin tiempo (1 9 5 7 ),
Nubes de antaño (1 9 6 1 ), Cuando regresan los caminos
(1 9 6 2 ), Sangre votiva (1 9 7 0 , premio de las Olimpia
das de México) y En la m em oria de un instante (1 9 7 5 ).
Constituyen su narrativa: El dem onio interior (1 9 4 6 ),
Estam pas de brum a (1 9 5 2 ), Fray Sim plicioy otros cuen
tos (1 9 5 3 ) y De incógnito en la vida (1 9 6 9 ).
Desde un comienzo, los poemas de Octavio
Amórtegui asumieron una reafirmación de la es
pontaneidad y del sentimiento. Lo que contrastó
con el predominio de lo intelectual, el esteticismo o
t
58 usa n E n c ic lo o e d ia de C o lo m b i
nes com o el clown de Teodoro de Banville con sus ris preludia! (1 9 6 0 ), Los ángeles de vidrio (1 9 6 2 ), El
frá g iles aros de papel, pasan do a través de ellos defensor (1 9 6 4 ), Los relám pagos (1 9 6 5 ), Labios noc
p a ra ir a ca er sentado en las estrellas. turnos (1 9 6 5 ), M ural de España (1 9 6 6 ), Himnos del
hierofante (1 9 6 9 ), A polo Therm idor (1 9 7 1 ), Escándalo
Uno de sus temas predilectos fue la remembranza (1 9 7 2 ), Desnudez (1 9 7 3 ), Iris pagano (1 9 7 3 ), Mi p e
de las cosas idas. Las recordó siempre con ardida rro y las estrellas (1 9 7 4 ), Génesis (1 9 7 4 ), Himnos a la
nostalgia. Su pensamiento y su expresión quisieron noche (1 9 7 5 ) y El H éroe (1 9 7 5 ). Con posterioridad a
revelarse diáfanamente, sin tropiezos retóricas. La la mencionada recopilación, Pardo García dio a co
niñez es otro de sus asuntos. Y el ir y venir por el nocer nuevos libros de poemas.
ensueño, en «desfile blanco» de suspirantes siluetas
femeninas. Así mismo su ciudad natal, sus barrios,
Prim era época
sus calles y casas, sus «patios de luna». Luego, con
los viajes, poemas marinos. Y más tarde, com par Al ocuparse de la poesía de Germán Pardo García
tiendo esta vez una afición com ún a mucha poesía ha sido costumbre separar en ella dos principales
española, versos taurinos. Y, sin olvidarlos, el amor períodos, aun cuando en cada uno de estos pue
al contorno y a la intimidad. den igualmente distinguirse ciclos y asuntos dife
Influencias modernistas se advierten aún en sus rentes. La primera etapa va desde Voluntad, su co
imágenes, en su lenguaje, en su contemplación de lección inicial, hasta la que lleva por nombre Los
paisajes, seres y objetos. Pero se mantuvo distante sueños corpóreos. Podemos situarla dentro de lo que
del oropel parnasiano. Prefiriendo casi siempre li algunos catedráticos han llamado postm odernism o.
mitarse, com o asordinadamente, a la evocación en Entendiendo la denominación no en el significado
voz baja de entrañables afectos. Era ese su entendi de reacción contra el modernismo dentro del mis
miento de la poesía y del poeta. Y, además, sin pre mo modernismo, com o algunos la toman y es en
tender para su verso palmarias novedades. Por ello, Colombia el caso de Luis Carlos López, sino, según
es cierto, su obra interesa menos ahora a quienes otros prefieren, indicando con ella el disfrute de di
ambicionan para la creación poética el riesgo de ser, ferentes logros y formas de expresión, alcanzados
resueltamente, aventura espiritual. previamente por poetas modernistas, sin notarse en
este posterior aprovechamiento el propósito rebelde
de contrarrestar esas conquistas y maneras o el de
Germán Pardo García avanzar, en algún sentido, más allá de ellas. Es de
Nació en Ibagué en 1902 y murió en 1991. Hizo cir, la simple utilización de anteriores novedades. Se
estudios en el Colegio del Rosario de Bogotá. Gran diría entonces que el verso de Pardo García, en su
parte de su infancia y de su adolescencia transcurrió primera época, se mantuvo fiel a cierta poética m o
en el campo, en la región de Choachí, Cundinamar- dernista. Y que guardó esta fidelidad con evidente
ca. De joven se inició en negocios publicitarios, ac nobleza de dicción. La que se manifiesta, por ejem
tividad profesional que desempeñaría toda su vida. plo, en la diafanidad de sus sonetos. Siendo cons
En 1 9 3 2 viajó a Ciudad de México, donde residió tantes los temas de la soledad, la muérte, el amor
hasta su muerte, ocurrida en 1991. En México editó humano y la devoción por distintas presencias, apa
en los años cuarenta la revista N oticia de C olom bia y cibles o dramáticas, de la naturaleza.
posteriormente, por varias décadas, la gaceta Nivel.
Su pasión por el verso lo convirtió en uno de los más Segunda época
fecundos poetas colombianos. Gran esmero editorial
Posteriormente Pardo García buscó una correspon
se aprecia en cada uno de sus volúmenes. Cuando en
dencia de sus poemas con la agitación que ha vivido
1977 se hizo, con el titulo de A polo P ankrátor, 1 9 1 5
el mundo del siglo xx. Explicó este anhelo diciendo:
19 7 5 , una recopilación de su obra poética, llevaba
ya publicados treinta y dos, todos ellos editados en
México, con excepción del primero, qué se imprimió C onsidero que la p o esía que actualm ente desesti
m e la m isión vital del hombre, e ignore sus tras
en Colombia. Son los siguientes: Voluntad (1 9 3 0 ),
cendentales problem as, no cum ple con sus m anda
Los júbilos ilesos (1 9 3 3 ), Los cánticos (1 9 3 5 ), Los so
tos que son, no solam ente los de m ostrarse com o
netos del convite (1 9 3 5 ), Poderíos (1 9 3 7 ), Presencia
un alto y singular elem ento de herm osura, sino
(1 9 3 8 ), Claro abism o (1 9 4 0 ), Sacrificio (1 9 4 3 ), Las
los de unirse a las tremendas inquietudes con
voces naturales (1 9 4 5 ), Los sueños corpóreos (1 9 4 7 ), tem p orán eas y difu n d ir m en sajes de redención,
Poem as contem poráneos (1 9 4 9 ), Lucero sin orillas de anhelos de paz, que contribuyan a a leja r del
(1 9 5 2 ), v.z. llam a al espacio (1 9 5 4 ), Eternidad del espíritu hum ano la violencia que am en aza con la
ruiseñor (1 9 5 6 ), Hay piedras como lágrimas (1 9 5 7 ), desaparición, de la f a z de la tierra, de la estirpe
Centauro al sol (1 9 5 9 ), La cruz del sur (1 9 6 0 ), Osi- y la cultura.
La puesta de Lúa Nuevos 159
I
poeta no sospechó verosímil la
afirmación de Gottfried Benn
en su conferencia sobre Pro
blemas de la lírica: «Ninguno,
aun entre los grandes líricos de
nuestro tiempo, ha dejado más
de seis u ocho poemas perfec
tos; los otros sólo pueden ser
interesantes desde el punto de
vista de la biografía o de la evo
Portada del poemario
lución del autor». Voluntad de Germán
Pardo García. E ditorial de
El Gráfico, 1930.
El convite
B ib lio te c a L uis A n gel
A r a n g o , Bogoici.
Lo que hallaste en la mesa,
justam ente,
no fu e sino el sab o r de mí ternura;
un fru to sabio, un pan sin am argura, Juan Lozano y Lozano
y el agua de la vida allí presente.
Nació en Ibagué en 1902. Estudió en Bogotá en el
Junté las m anos y elevé la fren te Colegio del Rosario, donde se doctoró en Filosofía
p a ra darte el amor, en la clausura y Letras, y en la Escuela Militar de Cadetes. Se es
del corazón recóndito; en la albu ra pecializó en Economía y Finanzas en la Universidad
de la m esa ofrecida humanam ente. de Cambridge y en Ciencias Sociales y Políticas en la
Universidad de Roma. Se distinguió principalmente
Toma de este m an jar y que este vino sea,
com o periodista: director del diario L a Razón y la re
en el dulce vaso diam antino,
vista S em ana y colaborador permanente de El Tiem
la prim era señal de nuestra alianza.
po y de otras publicaciones. La amenidad, agudeza y
Yo soy la vida y tú el amor. Y el fru to noble expresión hicieron que se le considerara como
del en cam ad o amor, en el minuto ‘ a uno de los mejores columnistas colombianos de
cuajó la eternidad de su esperanza. todas las épocas. Ocupó altos cargos en el gobierno,
A tu intenso m irar m editabundo
tal em oción de transparencia diste,
com o p a ra explicar p o r qué; coexiste
lo diáfano, en el mar, con lo profundo.
Como teniente de navio estuvo en 1 9 3 3 en la batalla los que había expuesto Andrés Bello (1 7 8 1 -1 8 6 5 ),
proclamaba Lozano que la autoridad de la razón,
de Güepí, con ocasión del conflicto colombo-perua-
no por el puerto fronterizo de Leticia. Largamente de lo razonable, de la racionalidad de la palabra,
viajó por América y el Viejo Continente. Editó auto debería imponerse hasta en la poesía. Exagerando
al extremo su posición, en lo que parecía solazarse,
res nacionales en las bibliotecas, por él fundadas, de
Los Clásicos, Los Penúltimos y Los Últimos. Impri resucitó desaparecidas supersticiones. Para él, el
mió dos colecciones de poesía: H orario prim averal lenguaje de los poemas tendría que ser enteram en
te comprensible, sin oscuridades, rodeos ni vagas
(1 9 2 2 ), y Joy ería (1 9 2 7 ), en prosa: Ensayos críticos
sugerencias; y las metáforas no podrían ceder a lo
(1 9 3 4 ), y Mis contem poráneos (1 9 4 4 y 1978). An
fantástico sino atenerse simplemente a lo verosímil.
tologías de sus textos son: Obras Selectas ( 1 9 5 6 ) y
Además, compartiendo el juicio de Rafael Maya
Última página (1 9 8 0 ). Murió en Bogotá en 1979.
en esos mismos años, auténtica poesía era para él,
com o para el autor de las polémicas C onsideraciones
Su poesía
críticas sobre la literatura colom bian a, la que servía
En los poemas de Juan Lozano y Lozano primaron co m o instrumento de las ideas. Desde luego, ideas
el cuidado de la forma, la atención a modelos clási sanas. Hoy nos parece inconcebible por anacróni
cos, un com ún llamado al sentimiento y, en ocasio co, en los singulares talento y cultura de Lozano, su
nes, rancia galantería señorial. Aparecieron ellos en debate en esos términos contra Piedra y Cielo. Pero
su juventud; más tarde, por rareza, volvió a entregar recordemos también que así, tardíamente rezaga
composiciones en las que sobresalieron, nostálgica dos en el siglo xix, rom ánticos hispanoamericanos,
mente, algunas de esas características. Varios de sus admirados después en el país com o «geniales», es
sonetos han sido de constante inserción en antolo cribieron sus versos en rara concordancia con anti
gías de poesía colombiana del siglo xx: entre ellos, guos preceptos neoclásicos.
«La Catedral de Colonia» y «Farewell».
A utocrítica
M adre
Pesimista, com o gran parte de los colombianos en
el comienzo de los años cincuenta, y con su pecu
Todo lo que hay de triste sobre el mundo
en tu espíritu, madre, resumiste, liar sentido del humor, hizo entonces Juan Lozano
p o r que no se d ijera que lo triste y Lozano, escépticamente, la crítica de sus propios
no es, adem ás de m ístico, fecundo. poemas:
Portada de Joyería, sonetos de Juan
^ Lozano y Lozano. Roma, Scuola
■■ ■ ' Tipográfica Pió X, 1927.
vU ó v .jí ; j- UU A c a d e m ia C o lo m b ia n a
' ■ ■ d é l a L e n g u a , B og o tá .
Mi vocación es el serv id o de la p atria intelectual contribuido en algún grado a prolon gar la tradi
y política. L a p oesía ha sido en m i incidental ejer ción de los dirigentes políticos de C olom bia, que
cicio de la inteligencia; la he con siderado com o la siem pre fu eron letrados; y p o r ello sigo incluyen
m ás eficaz y ag rad able fo r m a de distracción de do la literatura entre mis actividades.
los azares de la vida. Mis versos son m ás artísti
cos que poéticos; son la expresión de una person a
culta, que se p recia de con ocer el oficio literario, A lberto Ángel M ontoya
que gusta de la estética de la vida, y que se ejerci
Nació y murió en Bogotá (1 9 0 3 -1 9 6 9 ). Estudió en la
ta ocasionalm ente en la poesía, com o se ejercita
ría en el ju eg o de billar, si hubiere llegado a ju g a r misma ciudad en el Gimnasio Moderno. No desem
pasablem ente. H e elegido una ruda vida de lucha, peñó ninguna clase de cargos, públicos o privados.
y mis versos, en cam bio, presum en de preciosos; Mucho se ha hablado de su juventud de hombre
son un contraste; un reposo; el resarcim iento de mundano y elegante que compartió la poesía con el
la tarea del ciudadano pugnaz, que vive p a ra su amor a los pinceles, al deporte y al placer. También se
país. Me parece, p o r otra parte, que con ellos he han mencionado el dandismo y un agudo erotismo
62 | Gian Enciclopedia de C
Decadentism o
, No eran tampoco ajenos sus poemas al decadentis
mo de fin del siglo xix: de «extrema percepción sen
sorial», según lo definió Juan Ramón Jiménez. En
sus lecturas juveniles le impresionarían personajes
como el morboso aristócrata Des Esseintes de Joris
Kari Huysmans y otros de Oscar Wilde, Jean Lorra-
in y D’Annunzio, así como el José Fernández de la
novela de Silva. En la herencia modernista abominó,
como no lo hicieron otros contemporáneos suyos,
un declamatorio parnasianismo que, según dijo con
desdén que le era frecuente,
En 1949 Zalamea publicó el texto titulado La m eta idioma opulento y emocionados en el que «será la
morfosis de Su Excelencia, con la manifestación de que: imagen brillante, sensual o barroca lo que le exalta y
fecunda». Sin embargo, pensamos, la grandilocuen
cia y antiguos efectos retóricas no dejaban de ser
se escribió este relato en la ciudad de Bogotá, en
allí, infortunadamente para lectores amantes de la
los días fin ales del mes de octubre de 1949, bajo
el terror de la época. desnudez y tersura de la poesía, amos y señores de
su expresión.
el
y
NUEVA BIBLIOTECA CO I O : u r á pu S u j u m
o ;¡ S;¡;| m ;|-\ IH-; |.,\ KKI-I :HI,|<\\
Portada de Pájaros, de Saint-John Perse, en versión de Jorge Zalam ea. Procultura, 1985.
C a s a d e P o e s ía S ilv a , B ogotá.
El sueño de las escalinatas
(fr a g m e n to )
M ontada está la escena; plena la audiencia. Aquí, sobre las esca vulsiones la mueca obscena de la condición humana! ¡No más simios!
linatas, frente a los templos, bajo los palacios y con el río ciñendo ¡No más símbolos! ¡Sólo el hom bre! ¡Sólo nuestra condición! ¡Acusa!
mis lomos. Una gran audiencia humana que espera, sorbiéndose los ¡Acúsa la audiencia!
labios amargos y restregando coléricamente uno contra otro los nudos Debo tam bién, oh, creyentes, denunciar la estulticia, el abuso y el
de las rodillas, el proceso, la acusación y la condena de sus ubicuos m ito de las vacas sagradas que ambulan torpes y lentas por estas esca
verdugos. linatas. No son aquí, como la novilla alcanzada y penetrada por el dios,
La audiencia se reanuda y prosigue la acusación con este largo criaturas de belleza, vida y amor, sino arilo vacío, matriz estéril, cesta
grito: sin fondo de la ignorancia y la miseria, triste trasunto de la condición
«Oh, cándidos creyentes, ¿no estáis consintiendo acaso mi mando contradicha a que os han reducido los ubicuos verdugos que nuestra
e idolatrando aquí mismo, ahora mismo, sobre las escalinatas, a los audiencia busca y acusa. Vedlas aquí, sobre las escalinatas, vuestras
avisados delegatarios de vuestros verdugos?» vacas sagradas, con los cuernos en form a de lira, pintados con el ci-
Ved a estos altos simios de pelambre rubia, de cenicientas crines, de m ilor de los idólatras para disim ular la carie interna; con los saltones
grisosas lanas e indecente trasero que ostenta la desolladura azulosa ojos entelados por la tristeza vergonzante de las cataratas, tejidas en
y rígida de las grandes heridas... Vedlos pululando en torno vuestro, una larga edad de hambre; plisado el cuello, neciamente engalanado
tratando de im itar el lenguaje humano con sus breves ladridos y sus con guirnaldas florales; plisado en la ausencia del bolo rumiable; ex
horrendos balbuceos pueriles; mendigando, robando o exigiendo toda hibiendo en el lomo la humillación de la erosionada cordillera de los
cosa; infatigables en la actividad codiciosa de sus largos dedos astutos, huesos, enjutos los ¡jares, y bajo el vientre pobre, la inútil ostentación
de sus engarfiadas uñas y de las rosadas palmas de sus manitas, siem de la ubre con sus cuatro grifos incapaces de ofrecer al hijo del hombre
pre aptas para convertir los votos depositados en las urnas en billetes su leche solidaria de gran bestia doméstica, desesperada, acaso, de
depreciados para usura de los humildes, beneficio de los poderosos y que ese mismo hombre tema emplear contra ella la cuchilla para su
cuantiosa comisión de los intermediarios prestimanos. sacrificio redentor de ifigenla bovina.
¡Ved a esta despreciable horda, que pretende asemejarse al hom Vedlas aquí, reducidas a la inutilidad de los vanos mitos, forzadas a
bre, a nuestra condición; la horda que diezma las cosechas logradas ser los graves y ridículos símbolos de ese prolongado y tam bién miope,
con tan largo jadeo y tal angustia; la horda que casca con sus peque triste y estéril rezongar de los filósofos, que evadidos de la condición
ños dientes aguzados y rechinantes el cacahuete del erario; la horda humana, en sus polvorientas bibliotecas y en sus mentes más desve
que después del ávido expolio, se diputa a sí misma para ir a chillar y ladas, desaladas y desoladas que la misma miseria sacralizada de las
gesticular bajo las cúpulas de los templos y sobre las terrazas de los bestias, rumiaron y rumian las ¡deas puras reducidas a heno, los hechos
palacios! vivos convertidos en paja, la verdad vital trocada en conserva como
¡Ved a esos grandes monos hediondos a sudor de codicia, a orín fruto para la invernada.
de consentido vasallaje, tratando de treparse al árbol genealógico del Vacas sagradas, filósofos de ayer, hoy y mañana; unas y otros disi
hombre para triturar en sus más altas ramas, lo mismo que aquí, sobre m ulando las razones del hambre con la deglutición de la sosa saliva
las escalinatas y entre vosotros, las nueces que les tributa el creyente, del ideologismo; eludiendo siempre los hecho ineluctables de la vida,
y mondar las frutas que el creyente les ofrece! las cosas entrañables del hombre; sólo para disputar los filósofos ante
¡Ved que ni siquiera son la Imagen de un dios arbitrario, ni el por doncellas de anticipada menstruación literaria, ante iracundas jantipas
tentoso híbrido de magia y realidad, ni tam poco los cancilleres de menopáusicas, ante adolescentes de sexo incierto y ante rijosos sofis
vuestra voluntad incierta, sino apenas la caricatura del ser humano; tas, su dudoso derecho a escribir textos tan secos como el heno, tan
los ridículos apoderados que lograron de vosotros mismos las cartas fútiles como la paja y tan horros de la leche caritativa como vosotras,
credenciales que les abriesen las artesonadas salas del concejo, las vacas sagradas, que aquí entre nosotros, sobre las escalinatas y bajo
yertas curules del congreso, las secretas cámaras episcopales, los tu fo la ostentosa complacencia mecánica de templos y palacios, no lográis
sos cuartos de banderas para llevar a ellos el yermo testim onio de las ser cosa distinta al agobiante, al agonizante retrato de filósofos enga
promesas incumplidas, los sucios papeles de las componendas clan ñosos, y usureros mecenas. .
destinas, la jadeante amenaza de las leyes represivas, el vitriolo de los ¡Más tengo aún por decir! No por oportunam ente renegadas por
impuestos y, desde luego, sus propias momias de irrisorios proceres! los padres putativos que las bautizaron con el agua del m ito y la sal
Oh, creyentes de baja condición, de voluble memoria y de volun del símbolo, dejan de ser esas novillas y esas vacas la más exacta
tad incierta, la primera exigencia fiscal en esta audiencia es vuestra imagen de las sacras palabras vertidas sobre ellas por los arteros ver-
desdeñosa ignorancia y el definitivo exilio de esa horda que pretende borneantes..
parecerse al hombre. El fiscal de esta audiencia os pide la proscripción, Todo un rebaño de vacuas Ideologías babeando sobre vosotros;
ahora y para siempre, de esa exigua tribu voraz, capaz de devorar en toda una manada de mentirosos conceptos vertiendo su estiércol chirle
unas horas la cosecha sembrada, cuidada, saneada y recogida en las entre vosotros; toda una m ugiente impedimenta retrasando vuestra
cuatro largas estaciones en las cuales levanta, amasa y cuece el hom marcha hacia el pan de cada día. ¡No más rumiantes! ¡No más falsa
bre su pan escaso. rios de la razón! ¡Sólo hombres! ¡Sólo nuestra condición hasta a hora■
¡Fuera esa horda gesticulante, mendicante, amenazante, orante, contradicha! ¡A cusa! ¡Acusa la audiencia!
blasfemante, gimiente, demente, que es apenas en sus trances y con
Nada me sirve de n ada porque soy un niño negro. se. Descubrió en el autor de Anábasis lo que amaba
-¡P ero si estás hecho de carne y hueso, hijo! en la poesía: magnificencia de la palabra. .
-¿D e carne negra, m ad re? Toda esa majestad aristocrática, extrañeza y aleja
-¡Ay! miento de lo cotidiano que hay en la obra de Perse,
-¿D e huesos negros, madre? contrastan con otro ideal de Zalamea, afin a su pen
-¡N o! De huesos...
samiento político, de escribir una poesía «al aire li
-L o que tengo no m e sirve de ndda, madre.
bre», de fácil entendimiento para las masas. Se opo
l o que doy no m e sirve de nada, madre.
ne también a ese ideal su propia poesía, que escapa,
Lo que sueño no m e sirve de nada, madre.
Nada m e sirve de n ada porque soy un niño negro. con su ritual oratorio y prosódico, a ja comprensión
-¡P ero si estás hecho de sangre, hijo! inmediata que reclama el vasto público.
-¿D e sangre negra, madre? Es cierto que del trabajo poético de Jorge Zala
-¡N o! De sangre roja... Mira, com o esta... mea, aquello que ha venido siendo mejor recordado
/M írala/ ¡Quieras o no, tienes que m irarla! son sus traducciones de la poesía de Perse. Ellas lle
garon seguramente, dentro de lo que se propuso, a
La poesía de Saint-John Perse halló en Jorge Zala un raro virtuosismo. Inaccesible, sin embargo, reite
mea a uno de sus más felices traductores. Se ha di rémoslo, a ese gran número de lectores (o de oyen
cho, incluso, que el mismo poeta, sabedor del idio tes) que él hubiera querido hallar. Tanto para dichas
ma español, admiró la versión del colombiano hasta versiones com o para sus poemas originales.
el punto de reconocer que algunos pasajes excedían
en calidad poética al texto original suyo. Zalamea se
apasionó del «portentoso juego idiomático» de Per Bibliografía
se, del que le atrajo, entre otras circunstancias, la de C a p a rro so , C a rlo s A rtu ro , Los Nuevos y la poesía: Bogotá,
hallar en él una poesía esencialmente hablada. Por Academia Colombiana de la lengua, Separata del Boletín
que era esa la manera de entender Zalamea la mani de la Academia Colombiana de la Lengua, 1960.
festación de lo poético: como palabra hablada. En
C h a rry L a ra , F e rn a n d o , « L o s poetas de Los Nuevos» en:
todos sus escritos se escuchan un tanto las inflexio Revista Iberoamericana, N° 128-129, julio-diciembre,
nes de una dicción sonora. Le había sido temprana,
1984.
acaso oyéndose a sí mismo, la afición" al teatro y a
Nuevos», en: Manual de litera
C h a rry L a ra , F e rn a n d o , « L o s
la oratoria. Hasta la arrogancia física de su voz, que
tura colombiana, Vol. n: Bogotá, Procultura-Planeta, 1988.
muchos recuerdan y que le era motivo de autocom-
H o lg u ín , A n d rés, «Literatura y pensamiento. 1886
placencia, debió afirmarlo en ello. Zalamea encontró
1930», en: Nueva historia de Colombia, Tomo vi: Bogotá,
maravillas en la riqueza y el estímulo del lenguaje
Planeta, 1989.
pérsico: «... podía dar pábulo el entendimiento a su
inofensiva variedad, estableciendo la genealogía de L le r a s C a m a rg o , A lb e r to , «Las distinciones específicas de
una generación», en: Luis Vidales. Suenan timbres: Bogotá,
las palabras, aprovechando las bellas metamorfosis
Instituto Colombiano de Cultura, 1976.
ele ciertas formas verbales, haciendo chocar sobre el
blanco m ar de la página la aguda proa de un insóli M ay a, R a fa e l, «Generación de Los Nuevos», en: Obra crí
to adjetivo contra la cóncava popa de un sustantivo tica: Bogotá, Banco de la República, 1982.
en reposo», declaró. Lo que traduce su deslumbra Z a la m e a , J o r g e . «Carta a la juventud colombiana», en:
miento ante las suntuosas formas verbales, imáge Literatura, política y arte. Bogotá, Instituto Colombiano
nes, refinamiento Y exotismo de la elocución de Per de Cultura, 1978.