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101

  cuentos
Zen
I. Si amas, ama abiertamente

Veinte
Veinte monjes y una monja llamada Eshun, formaban parte de un grupo de pupilos que estudiaban c on un
gran maestro Zen.

 Eshun era muy bonita a pesar que tenía la cabeza rapada y su vestir era sencillo. Varios
Varios monjes
secretamente se habían enamorado
enamorado de ella. Uno de ellos en particular
particular le escribi una carta de amor,
amor,
insistiendo en una reunin privada.

Eshun no respondi. !l día siguiente,


siguiente, el gran maestro Zen
Zen dio una conferencia en el grupo,
grupo, y una vez
terminadas sus palabras, Eshun se levant, camin hasta donde se encontraba el monje que había escrito
para ella, y enfrente "l y de todos le dijo# $%i
$%i me amas realmente como
como dices, lev&ntate y abr&zame.'
abr&zame.'

2. Todo pasa

(ierto día un pupilo acudi a su maestro Zen en busca de orientacin personal $)i meditacin es espantosa,
mi respiracin desbocada, mi posicin decaída y me distraigo f&cilmente' declar el pupilo consternado.

 ! lo que el maestro tranquilamente


tranquilamente respondi# $*o te preocupes, todo pasa'

 !l tiempo que esto


esto ocurri, el mismo pupilo
pupilo se present de nuevo, muy alegre
alegre anunciando a su maestro que
ahora su meditacin había cambiado# $)i meditacin es perfecta+, mi postura, mi respiracin, mi atencin todo
es perfecto+'

(on el mismo gesto tranquilo de la primera declaracin el maestro finaliz# $*o te preocupes, todo pasa'.

3.La taza llena

*an in, un maestro japon"s que vivi durante la era )eiji, recibi a un profesor universitario que lleg a "l
haciendo una investigacin sobre el Zen

 *anin %irvi una taza llena de t" a su visitante, y luego s igui vertiendo.

El profesor observ
observ el desbordamiento del liquido hasta que ya no
no pudo contenerse y le dijo -Esta
demasiado llena, no le cabe mas t" a esa taza+

 -!l igual que esta taza-, dijo *anin -, est&s lleno de tus propias opiniones y especulaciones. (mo podría
mostrarte el Zen si no has vaciado tu taza primero/-

4 .Es así

Una hermosa y joven mujer, cuyos padres era propietarios de una tienda de alimentos vivían cerca del gran
maestro Zen 0a1uin, quiera era elogiado por s us vecinos por llenar una vida pura

Un día sin previo aviso, los padres de la joven mujer desc ubrieron que estaba embarazada, esto hizo enojar
mucho a sus padres. 2a joven se negaba confesar quien era el progenitor, pero despu"s de mucha presin
termin mencionando el nombre de 0a1uin.

)uy enojados los padres fueron a donde el maestro a preguntarle si eso era verdad

$Es así $ 3ue todo lo que dijo 0a1uin


4espu"s de nacido el ni5o fue llevado con el maestro, durante este tiempo había perdido su reputacin, lo
cual no era un problema para "l, por el contrario cuido mucho al peque5o, obtenía leche y todo cuanto el ni5o
necesitaba de sus vecinos.

Un a5o despu"s la joven madre no pudo soportar m&s y le cont a su familia la verdad, que el padre del ni5o
era un joven que trabajaba en la pescadería del pueblo.

El padre y la madre de la joven regresaron a donde 0a1uin a pedirle al ni5o de regreso. 0a1uin estaba
dispuesto a ceder al ni5o, todo lo que dijo al momento de recibir disculpas fue # $Es así'

!. "ltimo a#iso

6anzan
6anzan escribi sesenta cartas postales en el 7ltimo día de su vida y pidi a un asistente para que las enviara
por correo luego de que falleciera

En las tarjetas se leía#

)e voy de este mundo

Este es mi 7ltimo anuncio

6anzan

89 de julio :;<8

$. %bediencia

El maestro =an1ei era escuchado no solo por estudiantes Zen , sino por personas de todos rangos y sectas.
*unca citaba sutras ni se entreg a disertaciones escol&sticas. >or el contrario sus palabras siempre eran
pronunciadas directamente de su corazn a los corazones de sus oyentes.

%us grandes audiencias hicieron enojar a un sacerdote de la secta *ichiren, porque sus seguidores habían
dejado de estudiar lo que "l ense5aba. >or tanto el egoc"ntrico sacerdote *ichiren se dirigi al templo
decidido a tener una discusin con =an1ei

 $?ye maestro zen+' 2e grito ya estando ahi $Espera un minuto. !quellos que te respetan deben obedecer lo
que tu dices, pero un hombre c omo yo no te respeta. >uedes hacer que te obedezca/'

Ven junto
junto a mí, y yo te mostrar", dijo =an1ei

?rgullosamente avanz entre la multitud el sacerdote

=an1ei sonri $y le dijo $ven a mi lado izquierdo'

El sacerdote obedeci

*o dijo =an1ei repentinamente, $podremos hablar mejor si estas a mi lado derecho', el sacerdote se movi
nuevamente con orgullo hacia la derecha

$@a vez+' observ =an1ei, me estas obedeciendo y creo que eres una persona
persona muy amable.

 !hora si"ntate y escucha.


&.Sin amor'amabilidad

0ace mucho tiempo eAistía una anciana en (hina, que había apoyado a un monje durante m&s de veinte
a5os. Ella había construido una peque5a casa para "l, y lo alimentaba mientras el meditaba.
meditaba. 3inalmente se
pregunt que $progresos' había logrado en todo este tiempo.

>ara averiguarlo obtuvo la ayuda de una joven de deseos

 $ve y abr&zalo', le dijo la anciana $despu"s le preguntas# $y ahora que/'

2a joven se encontr con el monje, y mientras le acariciaba silenciosa, le pregunt# Bu" es lo que vas hacer
al respecto/

$''un
$''un &rbol viejo crece en una piedra fría en el invierno' respondi po"ticamente el monje $en ninguna parte
hay ning7n calor'

2a joven regres a contar todo lo que le había sucedido

$pensar que alimente a ese tipo durante mas de veinte a5os' eAclam la anciana enojada, $no mostr ninguna
consideracin hacia tu necesidad, no tenia que haber respondido a la pasin, pero al menos pudo haber
tenido un poco de compasin'

Entonces se dirigi hacia la peque5a casa del monje, y le prendi fuego.

(. Encontrando diamantes en un camino )an*oso

Cudo fue el maestro del emperador de su tiempo. %in embargo, solía viajar solo como un mendigo errante.
Una vez cuando estaba cerca de Edo, el centro cultural y político del %hogunato, se acerc a un peque5o
pueblo llamado 6a1ena1a
6a1ena1a Era de noche y una fuerte lluvia caía. Cudo estaba completamente
completamente mojado. %us
sandalias de paja estaban hechas pedazos. En una granja cerca del pueblo not
not cuatro o cinco pares de
sandalias en una ventana y decidi comprarles

2a mujer que le ofreci las sandalias, al observar lo mojado que estaba, lo invit a quedarse a pasar la noche
en su casa. Cudo acept, d&ndole las gracias.
gracias. Entr y recit un sutra ante el altar familiar.
familiar. 2uego se present
present
a la madre de la mujer y a sus hijos

!l observar que toda la familia estaba deprimida,


deprimida, Cudo pregunt qu" era lo que pasaba.

$)i marido es un jugador y un borracho, cuando gana en el juego abusa de la bebida, y cuando pierde, pide
dinero prestado, cuando abusa eAageradamente del alcohol no llega a la casa  Bue puedo hacer/'

@o le ayudar"
ayudar" -, dijo Cudo.- !quí hay un poco de dinero. 6r&eme un galn de vino y algo bueno para comer.
Entonces se retir la mujer.
mujer. $)editare ante el altar'
altar' pens Cudo

(uando el hombre de la casa regres cerca de la medianoche completamente borracho, grit# $?ye mujer,
estoy en casa, tienes algo de comer para mi/

$6engo
$6engo algo para ti'dijo Cudo $0e quedado atrapado en la lluvia y su esposa amablemente me ofreci
permanecer aquí durante la noche. ! cambio he comprado un poco de vino y pescado, así que usted tambi"n
puede disponer de este alimento

El hombre estaba encantado, se bebi el vino por completo y se tendi en el suelo. Cudo se sent a un lado
a meditar 
>or la ma5ana, cuando el marido se despert se había olvidado de la noche anterior. -Bui"n eres/ 4e
dnde vienes/- >regunt a Cudo, que a7n s eguía meditando

$%oy Cudo de Dioto y me dirijo a Edo', replic el maestro Zen

El hombre estaba completamente avergonzado, se deshizo en disculpas al maestro de su emperador.

Cudo sonri. -6odo en esta vida es impermanente-, eAplic$ 2a vida es muy breve. %i sigues en el juego y la
bebida, no tendr&s tiempo para cumplir con muchas otras cosas, y har&s que tu familia sufra mucho”

El esposo tuvo la impresin de haber despertado como de un sue5o. $6ienes razn' dijo

-(mo puedo pagarte por esta maravillosa ense5anza+ 4"jame acompa5arte fuera y llevar tus cosas un
poco.-

$si así lo deseas', asinti Cudo

2os dos comenzaron a caminar. @ cuando ya habían recorrido tres millas Cudo le dijo que ya podía regresar
$solo otros cinco 1ilmetros' le rog a Cudo. @ continuaron

$puede volver ahora' repiti Cudo despu"s de aquella distancia

$4espu"s de otras diez millas', dijo el hombre

$Vuelve' dijo Cudo, despu"s de las diez millas

$lo seguir" el resto de mi vida', declar el hombre

2os modernos maestros Zen de apn cuentan del linaje de un famoso maestro que era el sucesor de Cudo.
%u nombre era )unan, el hombre que nunca volvi a casa.

+. La luna no puede ser robada

Fyo1an, un maestro zen llevaba una vida simple en una peque5a choza al pie de una monta5a. Una tarde un
ladrn visito la choza solo para descubrir que no había nada que robar.

Fyo1an lo vio y fue en su encuentro $debes haber hecho un largo camino para visitarme', le dijo al ladrn $ y
no debes regresar con las manos vacías. >or favor toma mi ropa como un regalo'

El ladrn se qued sin palabras, tom sus ropas y huy.

Fyo1an se sent desnudo, mirando la luna $pobre hombre' pens# $desearía haber podido regalarle esta
hermosa luna'

10. El ultimo poema de os-in

El maestro zen 0oshin vivio en (hina muchos a5os. (uando regreso al noreste de apn, les conto a sus
discípulos, que mientras envejecía escuch una historia en (hina, esta es la historia#

Un 8G de diciembre, 6o1ufu, que era muy viejo, dijo a sus discípulos# $*o estar" vivo el prAimo a5o, así que
deben tratarme bien lo que me queda'

2os pupilos pensaron que el estaba bromeando, pero como era un gran maestro de corazn, cada uno de
ellos lo trato como un festejado en los días sucesivos del a5o que corría.
En las vísperas del a5o nuevo, 6o1ufu concluy#' 0an sido muy buenos conmigo. Voy a salir ma5ana por la
tarde, cuando la nieve se haya detenido'

2os pupilos se echaron a reír, pensaban que estaba envejeciendo y empezaba a decir cosas sin sentido, ya
que la noche era clara y sin se5al de nubes. ! media noche comenz a caer la nieve, y al día siguiente no
encontraban a su maestro, fueron a la sala de meditacin, ahí estaba muerto.

0oshin, que cont esta historia, les dijo a sus discípulos# $ *o es necesario que un maestro zen prediga su
muerte, pero si realmente lo desea, el puede'

6u puedes/' Hpregunto alguien

%i respondi 0oshin $yo te mostrare lo que puedo hacer siete días a partir de hoy'

*inguno de los discípulos le crey, y la mayoría de ellos había olvidado la conversacin, cuando 0oshin los
convoc de nuevo.

-0ace siete días-, coment, - les dije que iba a dejarlos. Es una costumbre escribir un 7ltimo poema de
despedida, pero yo no soy poeta ni calígrafoIuno de ustedes escriba mis ultimas palabras'

%us seguidores pensaron que estaba bromeando, pero uno de ellos comenz a es cribir 

$est&s listo'/ 0oshim pregunt

$si se5or'respondi el escritor 

2uego 0oshim dict#

Vengo de la brillantez

@ regreso a la brillantez

Bu" es esto/

El poema le faltaba una línea corta de las cuatro acostumbradas, por lo que el discípulo dijo# $)aestro nos
falta una línea corta'

0oshin, con el rugido de un len conquistador, grito# $1aa+++'

%e había ido.

11.La -istoria de S-unai

2a eAquisita %hun1ai cuyo otro nombre era %uzu, se vi obligada a casarse en contra de su voluntad cuando
aun era muy joven. )&s tarde al terminarse el matrimonio, ella asisti a la universidad, donde estudio filosofía

 ! dondequiera que iba, se enamoraban de ella .El amor estaba con ella en la universidad. 4espu"s cuando
la filosofía no le fue suficiente, visit un templo para aprender acerc a del Zen. 2os estudiantes Zen se
enamoraron de ella. 6oda la vida %hun1ai estuvo saturada de amor.

>or fin en Dioto se convirti en un verdadero estudiante de Zen. %us hermanos en el subtemplo de Dennin
apreciaban su sinceridad... Uno de ellos result ser un espíritu agradable y le ayudaba en su dominio del zen.

En este templo en particular, la esposa del sacerdote principal gener celos ante la seriedad y la belleza de
%hun1ai. El escuchar los aprecios que los estudiantes Zen le tenían le punzaba y le retorcían. 3inalmente
esparci un rumor acerca de %hun1ai y el joven que era su amigo, a consecuencia de esto fue eApulsado y
%hun1ai retirada del templo.

$>ude haber cometido el error del amor', pens %hun1ai, pero la esposa del sacerdote no permanecer& en el
templo tampoco si mi amigo ha sido tratado injustamente'

%hun1ai, esa misma noche tom una lata de queroseno y prendi fuego al templo de quinientos a5os de
antigJedad, se quem hasta el suelo. >or la ma5ana se encontraba en manos de la policía.

Uno joven abogado se interes en ella, e intent que su sentencia fuera mas leve. $*o me ayudes', le dijo ella
$podría decidir hacer algo m&s para que me encarcelen'

>or fin, cumpli una pena de siete a5os, y fue liberada de prisin, donde el guardi&n de setenta a5os se había
enamorado de ella tambi"n.

>ero ahora todo el mundo le veía como un $ave enjaulada' a nadie se le asociaba con ella, incluso la gente
Zen le rechaz, que se supone creen en la iluminacin en esta vida y con este cuerpo. El zen, %hun1ai
descubri era una cosa y los seguidores del zen, otra muy distinta. %us parientes no querían nada que ver con
ella. (reci enferma, pobre y d"bil.

%hun1ai conoci a un sacerdote %hinzu quien le ense5o el nombre del amor de =uda, y en "l %hun1ai
encontr consuelo y paz en su mente. Ella falleci cuando a7n era muy joven casi cumpliendo treinta a5os de
edad.

Ella escribi su propia historia en un esfuerzo in7til para sustentarse, esto se lo cont a una mujer escritora,
de esta manera lleg al pueblo apon"s.

2os que rechazaron a %hun1ai, los que la calumniaron y la odiaron, ahora leen de su vida con l&grimas y
remordimiento.

12. /-ino )eliz

(ualquier persona que camine sobre los barrios chinos en Estados Unidos podr& observar las estatuas de un
hombre corpulento con un saco de lino. 2os comerciantes chinos lo llaman $(hino feliz' o $el =uda que ríe'I

0otei vivi en la dinastía 6'ang. El no tenía ganas de llamarse a si mismo maestro Zen o de reunir muchos
discípulos a su alrededor. En su lugar caminaba por las calles con un gran saco en el que ponía regalos de
dulces, fruta o rosquillas. Estos se los daba a los ni5os que se reunirían a su alrededor jugando. 4e esta
manera estableci un jardín de ni5os callejero.

(uando encontraba a un devoto del Zen eAtendía su mano y decía# -4ame un centavo.-

Una vez cuando iba a jugartrabajar otro maestro Zen se le acerc y le pregunt# $(ual es el significado del
zen'/

0otei inmediatamente solt su saco sobre la tierra en respuesta silenciosa

Entonces, pregunt el otro $cual es la actualizacin del Zen/

4e inmediato, el chino feliz se ech el saco al hombro y sigui su camino


13.n uda

En 6o1yo en la era )eiji vivieron dos prominentes maestros con características opositoras, Unsho un
instructor de %hingon, mantenía los preceptos de =uddha escrupulosamente, el nunca bebía alcohol o
desayunaba despu"s de las nueve de la ma5ana. El otro maestro, 6anzan, un profesor de filosofía en la
universidad Kmperial, nunca observaba los preceptos, cuando s entía hambre comía, cuando le daba sue5o
durante el día dormía.

Un día Unsho visit a 6anzan, quien se encontraba bebiendo vino, $ni siquiera una gota de eso debe tocar la
lengua de un budista.'

$0ola, hermano,' 6anzan le saluda $Buieres un trago/'

$@o no nunca bebo' eAclama Unsho solemnemente

$!lguien que no bebe no es un humano' dice 6anzan

$ Buieres decir que soy inhumano solo porque no soy indulgente en el consumo de líquidos intoAicantes+,'
eAclama Unsho enojado $entonces si no s oy humano, que soy/'

$Un =uda,' responde 6anzan

14. n camino lodoso

6anzan y E1ido se encontraban viajando sobra un camino lodoso. Una fuerte lluvia caía, cerca de una curva
se encontraron con una adorable chica que vestía 1imono de seda y una faja, incapaz de cruzar la
interseccin.

$vamos chica' dijo 6anzan levant&ndola en sus brazos le llevo a trav"s del lodo

E1ido no habl de nuevo hasta la noche en que se alojaron en un templo. Entonces no pudo contenerse. $2os
monjes no debemos acercarnos a las mujeres' le dijo a 6anzan $especialmente no a las jvenes y atractivas'.
>orque hiciste eso/'

$yo deje a la chica ahí mismo' dice 6anzan $6u sigues carg&ndola'

1!. S-oan  su madre

%hoan se convirti en maestro de %oto Zen. (uando el a7n era estudiante su madre muri, dej&ndole al
cuidado de su anciana madre.

(ada que %houn asistía a un saln de meditacin siempre llevaba a su madre con el. Ella le acompa5aba,
cuando visitaba los monasterios, no podía dejarla con los monjes, así que construy una peque5a casa en un
&rbol para cuidar de ella ahí. (opiaría sutras, versos budistas, y de esta manera recibiría algunas monedas
para alimento..

(uando %houn compraba pescado para su madre la gente se reía de el, pues se supone que un monje no
come pescado, esto no le importaba. %in embargo a su madre le lastimaba ver que se rieran de "l, finalmente
ella le dijo# $(reo que me convertir" en monja. >uedo ser vegetariana tambi"n'. @ estudiaron juntos.

%houn gustaba de la m7sica y era maestro del harpa, su madre tambi"n. En noches de luna llena usualmente
tocaban juntos.
Una noche una joven dama paso por su casa y escuch la m7sica. 6oc fuertemente, e invit a %houn a
visitarla a la tarde siguiente y tocar, el acept la invitacin. Unos pocos días despu"s el encontr a la joven
dama en la calle y le agradeci por su hospitalidad, se rieron de "l pues había visitado la casa de una mujer
de las calles.

Un día %houn se alej del templo para entregarse a una lectura. !lgunos meses despu"s "l regreso a c asa
para encontrar a su madre ya muerta. %us amigos no sabían donde buscarle, por lo que el funeral ya se
encontraba en progreso.

%houn camin hacia el f"retro $)adre, aquí esta tu hijo'

$Estoy feliz de que hayas regresado' el contest por su madre

$%i, yo tambi"n estoy feliz' respondi %houn, entonces anunci a la concurrencia $el funeral se ha acabado,
ahora pueden enterrar el cuerpo'

(uando %houn estaba ya viejo, el sabia que su final se aproAimaba. Ll le pregunto a sus discípulos que se
reunieran alrededor de el por la ma5ana, dici"ndoles que moriría al medio día. >rendiendo incienso ante la
imagen de su madre y su viejo maestro, el escribi un poema#

>or cincuenta y seis a5os he vivido lo mejor que he podido

0aciendo mi camino en este mundo

 !hora la lluvia ha terminado, las nubes se han despejado

El cielo azul tiene una luna llena

%us discípulos le rodeaban, recitando un %utra, y %houn muri durante la invocacin.

1$.o leos de la udeidad

Un estudiante de Universidad de visita con Casan le pregunt# $!lguna vez has leído la biblia cristiana'/

$*o, l"emela' dijo Casan

El estudiante abri la biblia y ley de %an )ateo#' @ porque tomas tu pensamiento como vestido/...(onsidera
los lirios del campo, cmo crecen. Ellos no trabajan ni hilan, y sin embargo yo os digo que ni %alomn en toda
su gloria se visti como uno de ellos... >or tanto, no pienses en el ma5ana, el ma5ana se cuidar& de las cosas
y de sí mismo.

Casan dijo#' Buien pronunci esas palabras c onsidero es un hombre iluminado'

El estudiante sigui leyendo# $->edid, y se les dar&, busquen y hallar"is, llamad y se os abrir&. >orque todo el
que pide, recibe, y el que busca, halla, y al que llama, se le deber& abrir. -

Casan coment# $Eso es eAcelente. El quien diga eso no esta lejos de la =udeidad'

1&.Taca5o en la ense5anza

Un joven m"dico llamado Dusuda en 6o1io conoci a un amigo de la universidad que había estado estudiando
Zen. El joven medico le pregunt que era el Zen

-*o puedo decirte lo que es,- el amigo contest, -pero una cosa es cierta. %i entiendes el Zen, no tendr&s
miedo de morir.-
-Est& bien-, dijo Dusuda. -Voy a intentarlo. 4nde puedo encontrar un profesor/

-Ve con el maestro *anin-, el amigo le dijo.

 !sí que se dirigi a donde *anin. 2levaba una daga de nueve y media pulgadas de largo para determinar si
el maestro realmente no tenía miedo a morir.

(uando *anin vio a Dusuda, eAclam, $0ola, amigo. (mo estas/ *o nos hemos visto durante mucho
tiempo+'

>erplejo 1usuda respondi# $am&s nos hemos visto antes'

 !sí esrespondi *anin $6e confundo con otro doctor que recibe instrucciones aquí'

(on semejante comienzo, Dusuda perdi su oportunidad de probar al maestro, a rega5adientes le pregunt si
podía recibir ense5anza zen.

*anin, dijo# -El Zen no es una tarea difícil. %i usted es un m"dico, trate a sus pacientes con amabilidad. Eso
es Zen-.

Dusuda visit a *an en tres ocasiones. (ada que iba *anin le decía lo mismo $Un doctor no debe perder el
tiempo por aquí, ve a casa y cuida de tus pacientes'

 !un no estaba claro como este tipo de ense5anza podría quitarle el miedo a la muerte, así que en su cuarta
visita se quej# $)i amigo me dijo que cuando uno aprende Zen pierde el miedo a la muerte. (ada vez que
vengo aquí todo los que me dices es que cuide de mis pacientes, yo ya s" acerca de eso. %i ese es su
llamado Zen, no lo visitar" mas.

*anin sonri y le dio unas palmaditas al medico $0e sido demasiado estricto con usted. 4"jeme darle un
1oan.' 2e presento a )u de oshu: para que trabajara sobre el, que es el primer Doan esclarecedor en el libro
llamado $la puerta sin puerta'

Dusuda ponder este Doan de )uM*opensamientoN durante dos a5os. !l fin pens que había llegado a la
certeza de la mente, pero el maestro coment# $*o eres todavía'

Dusuda continu en la concentracin por un a5o y medio m&s, su mente se volvi placida. >roblema disuelto.
*opensamiento se volvi en la verdad. El sirvi a sus pacientes, y así s in siquiera saberlo, se encontraba
libre de preocupacin acerca de la vida y la muerte.

Entonces cuando visito a *anKn, su viejo maestro solo le sonri

1(. na par6bola

=uda dijo una par&bola en un %utra#

Un hombre que viajaba por el campo se encontr con un tigre, huy, el tigre tras el, 2legando a un precipicio,
se sostuvo de la raiz de una enredadera salvaje y giro hacia abajo sobre el borde, el tigre le olía desde arriba.
6emblando miro hacia abajo, donde m&s abajo, otro tigre le estaba esperando para com"rselo. %olo la vid le
sostenía.

4os ratones, uno blanco y otro negro, poco a poco empezaron a roer la enredadera. El hombre vi una
deliciosa uva cerca de el. 6omando la vid con una mano, le arranc una uva con la otra

$Bue dulce sabor+

1+. El primer principio


1
 Koan famoso del maestro Zen Joshu, la puerta sin puerta
(uando uno va al templo ?ba1u en Dyoto ve esculpido sobre la puerta las palabras $el primer principio'. 2as
letras son inusualmente grandes, aquellos que aprecian la caligrafía siempre les admiran como una obra
maestra.

(uando el maestro Dosen lo dibuj lo hizo sobre papel, del cual los trabajadores lo hicieron en grande
tallando sobre madera.

)ientras Dosen esbozaba las letras, un joven pupilo se encontraba con el, había hecho varios galones de tinta
para la caligrafía y jam&s dejo de criticar el trabajo de su maestro.

$ Eso no es bueno', dijo a Dosen, despu"s de su primer esfuerzo.

$como es eso/

>obre' peor que antes', pronunci el alumno

Dosen pacientemente escribi una hoja tras otra hasta que ochenta y cuatros de los primeros principios se
habían acumulado, y continuo sin la aprobacin del pupilo.

Entonces, cuando el joven sali por unos momentos, Dosen pens' !hora es mi oportunidad de escapar de su
buen ojo' y escribi apuradamente, con una mente libre de distraccin $el primer principio'

$Una obra maestra', pronuncio el alumno a su regreso.

20. /onseos de una madre

iun, un maestro %hogun, era un bien conocido erudito de la era 6o1ugaOa. (uando era joven solía dar
conferencias a sus hermanos estudiantes.

%u madre escuch sobre esto y le escribi una carta#

0ijo# $ *o creo que te hayas convertido en un devoto de =uda, para convertirte en un diccionario andante para
los dem&s. *o hay fin para la informacin o los comentarios, la gloria y el honor. )e gustaría que dejaras
estos actos de lectura. Enci"rrate en un peque5o templo en alguna parte remota de una monta5a. 4edica tu
tiempo a la meditacin y de esta manera alcanzaras la verdadera realizacin.

21. El sonido de una mano

El maestro del templo era Dennin )o1urai, 6rueno silencioso. 6enia un peque5o protegido llamado 6oyo, que
solo contaba con doce a5os. 6oyo miraba a los viejos discípulos que visitaban el cuarto del maestro cada
ma5ana y tarde para recibir instrucciones en %anzen u orientacin personal en la que se les daban Doan's
para detener la menteherrante

6oyo deseaba practicar %azen tambi"n

$Espera un poco', dijo )o1uraiEres demasiado joven'

>ero el ni5o insisti, por lo que el maestro finalmente le consinti

En la tarde el peque5o 6oyo se dirigi en el momento adecuado al umbral de la sala de %anzen de )o1urai.
Colpe en el gong para anunciar su presencia, se inclin respetuosamente tres veces a la puerta, y fue a
sentarse junto al maestro en respetuoso silencio.
$>uedes oír el sonido de dos manos cuando aplauden juntas', dijo )o1urai $!hora mu"strame el sonido de
una sola mano'

6oyo hizo reverencia a y se fue a su habitacin para considerar este problema. 4esde su ventana podía oír la
m7sica de las geishas. $!h, lo tengo+' eAclam.

 ! la noche siguiente, cuando su maestro le pidi que ilustrara el sonido de una mano, 6oyo comenz a tocar la
m7sica de las geishas.

*o,no', dijo )o1urai. $ $Eso nunca ser&. Ese no es el sonido de una mano, no lo tienes'

>ensando que esa m7sica pudiera interrumpir, 6oyo se traslad a un lugar mas tranquilo. )edit de nuevo
(u&l es el sonido de una mano/. Empez a escuchar gotas de agua. $+ @a lo tengo', imagin 6oyo

(uando apareci de nuevo ante su maestro, imit el goteo del agua

Bu" es eso/ $pregunt )o1urai. , -Ese es el sonido de goteo de agua, pero no el sonido de una mano.
Knt"ntalo de nuevo.-

En vano 6oyo medit para escuchar el sonido de una mano. ?y el suspiro del viento. >ero el sonido fue
rechazado.

?y el llanto de una lechuza. Este tambi"n fue r echazado.

El sonido de una mano no eran las langostasI

>or m&s de diez veces 6oyo visit a )o1urai con diferentes sonidos. 6odos se equivocaron. 4urante casi un
a5o, ponder cual era el sonido de una mano.

>or fin entr 6oyo en una verdadera meditacin y trascendi todos los sonidos $*o pude saber m&s', eAplico
despu"s, $así que alcance el sonido sin sonido'

6oyo había se había dado cuenta del sonido de una mano.

22. 7i coraz8n arde como el )ue*o

%oyen %ha1u, el primer maestro en ir Estados Unidos, dijo# $)i c orazn arde como el fuego, pero mis ojos son
tan fríos como cenizas muertas' >untualiz las reglas que practicaba todos los días de su vida.

>or la ma5ana, antes de vestirte, prende incienso, y medita

4uerme a una hora regular, come a intervalos regulares. (ome con moderacin y nunca hasta el punto de
satisfaccin.

Fecibe a los invitados con la misma actitud que cuando estas solo. (uando est"s solo, mant"n la misma
actitud que tienes cuando recibes invitados.

)ira lo dices, todo lo que digas, practícalo

(uando te llegue una oportunidad no la dejes pasar, pero piensa siempre dos veces antes de actuar.

*o lamentes el pasado, mira el futuro


6en la actitud valiente de un h"roe y el corazn lleno de amor de un ni5o

 !l retirarse, duerme como si hubieras entrado en tu 7ltimo sue5o. !l despertar, sal de la cama
instant&neamente como si arrojaras un par de zapatos viejos

23 .La partida de Es-un

(uando Eshun la monje Zen, tenia mas de s esenta a5os y se encontraba a punto de dejar este mundo, pidi
algunos monjes apilaran madera en el patio.

%ent&ndose con firmeza en el centro de la pira funeraria, prendi fuego alrededor de los bordes.

$? )onja+' grit un monje ' est& caliente ahí/'

Esta cuestin solo le concierne a una persona est7pida como t7respondi Eshun

2as llamas se elevaron, y ella falleci.

24. 9ecitando Sutras

Un agricultor pidi a un sacerdote 6endai que recitara sutras para su esposa, que había muerto. (uando la
recitacin termino el agricultor le pregunt $(ree usted que mi esposa va a ganar m"ritos con esto/'

$*o solo su esposa, sino todos los seres sintientes se beneficiaran de la recitacin de sutras' contest el
sacerdote

$%i dices que todos los seres vivientes se beneficiaran', dijo el granjero,' )i esposa podría encontrarse muy
d"bil y otros podrían aprovecharse de ella, obteniendo el beneficio que debería tener. !sí que por favor recita
sutras solo para ella'

El sacerdote le eAplic que el deseo de todo budista ofrecer bendiciones y desear meritos a todo ser viviente.

$Esa es una buen ense5anza', conclu yo el agricultor, $pero por favor haz una eAcepcin. 6engo un vecino que
es &spero conmigo. %olo eAcl7yelo de todos los seres sintientes.'

2!. Tres días m6s

%uiOo, discípulo de 0a1uin, era un buen maestro Zen. 4urante un periodo de aislamiento en verano, un
alumno fue hacia "l, desde una isla del sur de apn

%uiOo le dio un Doan# $Escucha el sonido de una mano.'

El pupilo se mantuvo tres a5os sin poder resolver el Doan. Una noche llego llorando a %uiOo. $4ebo volver al
sur con vergJenza y arrepentimiento', dijo, $porque no puedo resolver mi Doan'

$Espera una semana m&s y medita constantemente', dijo %uiOo.

 !un no hay iluminacin, llego el pupilo al pasar el tiempo $Kntenta otra semana' dijo %uiOo, el alumno
obedeci, pero en vano

$?tra semana m&s', pero tampoco sirvi de nada. En la desesperacin el pupilo pidi ser liberado, pero %uiOo
le pidi otros cinco días de meditacin. >asaron, pero sin resultado. 2uego dijo# )edita durante tres días mas
y luego, si no alcanzas la iluminacin, ser& mejor que te mates'
 !l segundo día el pupilo se ilumin.

2$. Los dos -ermanos

Ll siempre hace y gana argumentos sobre budismo con los que viven ahí, c ualquier monje errante puede
permanecer en un templo Zen. %i es derrotado, tendr& que seguir adelante.

En un templo en la parte norte de apn, dos hermanos monjes moraban juntos. El mas grande era aprendiz,
el joven era tonto y solo tenia un ojo.

Un monje errante lleg y pidi posada, debidamente ret&ndolos a un debate sobre la sublime ense5anza. El
hermano mayor, cansado de esos días de mucho estudio , le dijo al mas joven que ocupara su lugar $ Ve y
solicita el dialogo en silencio' le dijo.

 !sí que el joven monje y el eAtra5o fueron a la capilla y se sentaron.

>oco despu"s el viajero se levant y se dirigi con el hermano mayor y le dijo# $ %u hermano menor es un tipo
maravilloso. )e ha derrotado.'

$(u"ntame el dialogo' dijo el mayor 

$=ueno', eAplic el caminante, primero levante un dedo, que representaba a =uda, el iluminado. !sí que el
levanto dos dedos significando a =uda y su ense5anza. 2evante tres dedos, en representacin de =uda, su
ense5anza y sus seguidores, viviendo la vida armoniosamente. 2uego sacudi su pu5o en mi cara, indicando
que los tres provienen de una realizacin. !sí gan, ahora no tengo derecho a permanecer aquí. (on esto el
viajero se fue.

$4onde esta ese hombre/' Hpregunt el hermano joven, corriendo hacia su hermano mayor.

$6engo entendido que ganaste el debate'

$Canar nada+. Voy a darle una paliza+.'

$4ime el tema del debate', pregunt el anciano

$4esde el momento en que me vio, levant un dedo, insult&ndome al insinuar que solo tengo un ojo, ya que
era un eAtra5o, pens" que debía ser cort"s con el, así que levante dos dedos felicit&ndole porque tener dos
ojos. 2uego el miserable grosero levant tres dedos, sugiriendo que entre los dos solo tenemos tres ojos. !sí
que me enoje y empec" a golpearlo, corri y así termino todo+'

2&. La #oz de la )elicidad

4espu"s de que =an1ei había fallecido, un hombre ciego que vivía cerca del templo del maestro le dijo a un
amigo# $4esde que estoy ciego, no puedo ver la cara de una persona, así que debo juzgar su car&cter por 
el sonido de su voz. Ceneralmente, cuando oigo a alguien felicitar a otro sobre su felicidad o "Aito,
tambi"n escucho un tono secreto de envidia. (uando son eApresadas condolencias por la desgracia de
otro, oigo placer y satisfaccin. (omo si la condolencia fuera realmente alegría y fuera dejada para ganar
en su propio mundo'

$En toda mi eAperiencia, sin embargo, la voz de =an1ei siempre fue sincera. (ada que eApres su felicidad,
no escuche nada mas que felicidad, y cada que eApres tristeza, tristeza era lo 7nico que oía'
2( .:bra su propia casa del caa del tesoro

4aiju visit al maestro =aso en (hina. =aso pregunt# $ Bu" buscas/'

$Kluminacion', respondi 4aiju.

-Usted tiene su propia caja del tesoro. >or qu" busca afuera/- =aso pregunt.

4aiju pregunt# -4nde est& mi caja del tesoro/-

=aso contest# -2o que estas preguntando eso es su caja del tesoro.-

4aiju estaba encantado+

 !lguna vez les pidi a sus amigos $!bre tu caja del tesoro para usarlos yo mismo'

2+. o a*ua, no luna

(uando la monje (hiyono estudio Zen con el maestro =u11o de Enga1u fue incapaz de alcanzar los frutos de
la meditacin por un largo tiempo.

0asta una noche iluminada por la luna en la que ella acarreaba agua en una vieja cubeta, unida a un bamb7.
El bamb7 se rompi y el agua sali de la cubeta, en ese momento (hiyono se ilumin

En conmemoracin, escribi un poema#

De esta manera trate de salvar la vieja cubeta

Ya que la tira de bambú estaba débil y a punto de romperse

Hasta que el fondo se derramó

No más agua en la cubeta! 

No más luna en el agua! 

30 .Tareta de #isita

Deichu, el gran maestro Zen de la era )eiji, fue el maestro de 6ofu1u, un catedr&tico de Dyoto. Un día el
gobernador de Dyoto le convoc por primera vez.

%u asistente le presenta la tarjeta del gobernador, en ella se leía# Ditaga1i, el gobernador de Dyoto.

$*o tengo ning7n negocio con ese tipo' dijo Deichu a su mozo $4ile que salga de aquí'. El asistente se llev la
carta de regreso disculp&ndose. $Ese fue mi error', dijo el gobernador, y con un l&piz tach las palabras
$Cobernador de Dyoto.' '(onsulta al maestro de nuevo.'

$?h, es Ditaga1i/'eAclam el maestro cuando vi de nuevo la tarjeta. $Buiero ver a ese hombre.'
31.Todo es lo meor 

(uando =anzan caminaba por un mercado, escuch una conversacin entre un carnicero y su cliente.

$4ame la mejor pieza de carne que tengas' dijo el comprador 

$6odo en mi tienda es lo mejor' le contesta el carnicero. $*o podr&s encontrar aquí ninguna pieza de carne
que no sea la mejor'

 !l oír estas palabras =anzan se ilumin

32 .Tiempo ;ul*adas ;ie <ema

Un se5or le pregunto 6a1uan, Un maestro Zen, que le sugiriera como pasar el tiempo. %entía que su día era
muy largo atendiendo su oficina y sent&ndose rígidamente para recibir el homenaje de los dem&s.

6a1uan escribi ocho caracteres chinos y los di al hombre

*o hay dos veces el mismo día

>ulgada 6iempo >ie Cema

Este día no vendr& de nuevo

(ada minuto es una joya invaluable

33.7ano de 7ousen

)o1usen 0i1i vivía en un templo en la provincia de 6amba. Uno de sus seguidores se quejo de la mezquindad
de su esposa.

)o1usen visit a la esposa del seguidor y le mostr el pu5o cerrado frente a su rostro.

Bu" quieres decir con eso/- pregunt la mujer sorprendida.

%upongamos que mi pu5o siempre estuviera así. (mo le llamarías/' pregunt

$4eformado', respondi la mujer.

El abri la palma de la mano en su misma cara y le pregunt# $%upn que estuviera siempre así. Bu"
entonces/

$?tro tipo de deformidad', dijo la mujer.

$%i entiendes tanto' 6ermina )o1usen, $Eres una buena esposa'. 2uego se march.

4espu"s de su visita, la mujer ayudo a su marido a distribuir, así como a ahorrar.


34 .na sonrisa en su #ida

4e )o1ugen nunca se supo de una sonrisa hasta su 7ltimo día en la tierra. (uando su tiempo se había
cumplido le dijo a sus seguidores# $0an estudiando por mas de diez a5os. )u"strenme su verdadera
interpretacin del Zen. !quel que se eAprese m&s claramente ser& mi sucesor y recibir& mi t7nica y mi tazn.

6odos miraron seriamente la cara de )o1ugen, pero nadie respondi.

Encho, un discípulo que había estado por largo tiempo con el maestro se movi a un lado de la cama. Kmpulso
el recipiente de medicina unas pulgadas. Esta fue su respuesta al maestro.

2a cara de )o1ugen se hizo mas seria. $Es eso todo lo que entiendes/' , pregunt.

Encho eAtendi la mano y movi el recipiente de nuevo.

Una hermosa sonrisa rompi sobre el semblante de de )o1ugen. $ %invergJenza', le dijo a Encho $6oma mi
t7nica y mi tazon'

3! . /ada minuto Zen

2os estudiantes Zen est&n con sus maestros por lo menos dos a5os antes de que ellos puedan ense5ar a
otros. *anin recibi la visita de 6enno que se había convertido en un maestro. El día era lluvioso, por lo que
6enno llevaba suecos de madera y un paraguas. 4espu"s de saludar a *anin le dijo# $%upongo dejaste t7
calzado en el vestíbulo. Buiero saber si dejaste tu paraguas a la derecha o a la izquierda de los suecos'

6enno confundido, no tenía una respuesta inmediata. %e dio cuenta de que el no pudo llevar el Zen a cada
minuto. %e convirti en pupilo de *anin, estudio por seis a5os m&s para completar su cada minuto Zen.

3$ . a5o de )lores

%ubhuti era discípulo de =uda. Ll era capaz de entender el poder del vacío, el punto de vista de que nada
eAiste eAcepto en su relacin de subjetividad y objetividad.

Un día, %ubhuti, en un estado de vacio sublime, se encontraba sentado bajo un &rbolP flores empezaron a
caer sobre "l.

$6e estamos alabando por tu discurso sobre el vacío', susurraron los dioses.

$>ero yo no he hablado del vacío', dijo %ubhuti

$*o has hablado del vacío, no hemos oído el vacío', respondieron los dioses. $Esto es verdadero vacío'. @
flores ba5aron a %ubhuti en forma de lluvia.

3&. ;ublicando Sutras

6etsugen , un devoto del Zen en apon, decidi publicar sutras, ya que en ese momento solo se encontraban
disponibles en (hino. 2os libros iban a ser impresos en bloques de madera en una edicin de siete mil c opias,
una empresa enorme.
6etsugen comenz viajando y recogiendo donativos para este fin. Unos pocos simpatizantes le deban cientos
de piezas de oro, pero la gran mayoría solo le daba peque5as monedas, aun asi el agradecia de la misma
manera a cada donante. 4espu"s de diez a5os 6etsugen tenía ya el dinero suficiente para su tarea.

>as en ese momento que el rio Uji se desbord. 2o que provoco hambruna. 6etsugen tomo de los fondos
que había recolectado de los libros para ayudar a la gente. 2uego empez de nuevo su trabajo de recoleccin.

Varios a5os despu"s, se propag una epidemia en el país. 6etsugen volvi a dar lo que había recolectado,
para ayudar a su pueblo.

>or tercera vez empez su trabajo, y despu"s de veinte a5os, su deseo se cumpli. 2os bloques de impresin
que produjo la primera edicin de los sutras se pueden ver hoy en el monasterio ?ba1u en Dyoto

2os japoneses dicen a sus hijos que 6etsugen hizo tres series de sutras, y que las primeras dos series
superan incluso a la 7ltima.

3(. El trabao de <is-o

Cicho se orden como monja cuando tenía diez a5os. Fecibi entrenamiento tal cual los jvenes lo hace*.
(uando llego a los diecis"is a5os viaj de un maestro Zen a otro, estudiando con todos ellos.

>ermaneci tres a5os con Unzan, seis a5os con Cu1ei,pero fue incapaz de obtener una visin clara. !l final
se encontr con el maestro Knzan.

Knzan nunca mostr diferencias en absoluto en c uanto a su seAo. El le rega5aba como una tormenta para que
despertara su naturaleza interna.

Cisho se quedo con Knzan trece a5os, y encontr lo que estaba buscando+

En su honor, Knzan escribi un poema#

sta monja estudio trece aos bajo mi tutela

"or las tardes consideraba los más profundos #oans

"or la maana estaba envuelta en otros # oans

$a monja c%ina &etsuma superó todo antes que ella

Y desde 'u#aju nadie %a sido tan genuino como (is%o! 

)in embargo %ay aun más puertas por las que debe pasar 

lla debe recibir más golpes de mi puo de %ierro

4espu"s de que Cisho de ilumin se dirigi a la provincia de =anshu, comenz su propio templo Zen, y
ense5 a otras doscientas monjas, hasta que muri un a5o en el mes de !gosto.

3+ . =urmiendo durante el día

El maestro %oyen %ha1u dejo este mundo cuando tenía sesenta y un a5os de edad. %u obra de vida, dej una
gran ense5anza, mucho m&s rica que otros maestros Zen. %us pupilos solían dormir durante el día en verano.
@ mientras observaba esto el jam&s desperdici un minuto.
(uando tenia doce a5os el se encontraba estudiando la especulacin filosfica 6endai. Un día de verano el
aire era tan poco y bochornoso que %oyen estir sus piernas y durmi mientras su maestro estaba ausente.

6res horas habían pasado cuando de pronto despert, escuch a su maestro entrar, pero ya era demasiado
tarde. !llí estaba a su lado, parado en la puerta.

-2e pido perdn, le pido perdn-, le susurr su maestro, pisando con cuidado el cuerpo tendido de %oyen,
como si se tratara de alg7n hu"sped distinguido.

4espu"s de esto, nunca volvi a dormir durante el día.

40. En la tierra de los sue5os

$*uestro maestro de clases utilizaba cada tarde para tomar una siesta', contaba un discípulo de %oyen
%ha1u. $nosotros los ni5os le preguntamos por que lo hacia y nos dijo# $Voy a la tierra de los sue5os a conocer 
a los antiguos sabios, tal como (onfucio lo hizo.

(uando (onfucio dormía so5aba con los antiguos sabios, luego lo compartía con sus seguidores.

$Era tan eAtremadamente caliente un día, que algunos de nosotros tomamos una siesta. *uestro maestro nos
descubri y rega5.' $ 3uimos a la tierra de los sue5os a conocer a los antiguos sabios, tal como lo hacia
(onfucio'eAplicamos

$(ual fue el mensaje de los sabios/' demando su maestro. Uno de nosotros contest $3uimos a la tierra de
los sue5os, conocimos a los s abios y les preguntamos si nuestro maestro v enia aquí todas las tardes, pero
ellos dijeron que nunca le habían visto.'

41. Zen de >os-u

oshu comenz sus estudios de Zen cuando tenía sesenta a5os y continu hasta los ochenta cuando se
realiz.

Ense5o a partir de esta edad hasta cumplidos los ciento veinte a5os

Una vez un estudiante le pregunt# -%i yo no tengo nada en mi mente, qu" debo hacer/-

oshu respondi# $!rrojalo'

->ero si no tengo nada, cmo lo tiro/- (ontinu preguntando

$=ueno'dijo oshu, $Entonces c&rgalo'.

42. La respuesta del -ombre muerto

(uando )amiya, que m&s tarde se convirti en un predicador muy conocido, fue con un maestro para recibir
orientacin personal, se le pidi que eAplicar& el sonido de una mano.

)amiya se concentr en cual podría ser el sonido de una mano $*o estas trabajando lo suficiente' le dijo su
maestro. $estas muy apegado a la comida, la riqueza, cosas y a ese sonido. %eria mejor que murieras, eso
resolvería el problema.'

2a prAima vez que )amiya se present ante su maestro, le pregunt una vez m&s que es lo que tenía que
mostrar en cuanto al sonido de una sola mano. )amiya a la vez se cay como si estuviese muerto.
Usted est& muerto-, observ el maestro ->ero, que hay acerca del sonido/'

-*o lo he resuelto todavía-, respondi )amiya, mirando hacia arriba.

$2os muertos no hablan', dijo el maestro. $+ 3uera+'

43. Zen en la #ida de un mendi*o

6oshi fue un maestro Zen muy conocido de su tiempo. 0abía vivido en varios templos y ense5 en varias
provincias.

En el 7ltimo templo que visit acumul tantos adeptos que 6osui les dijo que se iba retirar y no daría mas
conferencias. El les aconsej que se dispersaran y fuera a donde desearan. 4espu"s de esto que dijo, nadie
volvi a ver rastro de "l.

6res a5os m&s tarde uno de sus discípulos lo descubri viviendo con algunos mendigos debajo de un puente
en Dyoto. Enseguida le implor fuese su maestro de nuevo.

$%i puedes hacer lo que yo hago en un par de días, lo hare', respondi 6osui

 !sí que el antiguo discípulo vestido como mendigo, pasaba el tiempo con 6osui. !l otro dia uno de los
mendigos muri. 6osui y su discípulo tomaron el c uerpo cerca de la medianoche y lo enterraron en una
monta5a. @ regresaron a refugiarse bajo el puente.

6osui durmi profundamente el r esto de la noche, pero el discípulo no podía dormir. (uando llego la ma5ana
6osui dijo# $*osotros no tenemos que mendigar alimento en la actualidad. *uestro amigo muerto ha dejado
algo de comida'. >ero el discípulo estaba indispuesto a comer un bocado de ella.

$0e dicho que puedes hacer lo que yo si', concluy 6oshi. $+ %al de aquí y no molestes m&s+'

44.El ladr8n ?ue se con#irti8 en discípulo

Una tarde, mientras %hichiri Dojun recitaba sutras, un ladrn con una espada aguda entr, eAigiendo dinero o
su vida.

%hichiri le dijo# -*o me moleste. >uede encontrar el dinero en ese cajn.- 2uego volvi a su recitacin.

>oco despu"s se detuvo y grit# -*o tome todo. *ecesito un poco para pagar impuestos con por la ma5ana.

El intruso tom la mayor parte del dinero y se dispuso a irse. -!gradece a una persona cuando te de un
regalo-, agreg %hichiri. El hombre le dio las gracias y se fue.

>ocos días despu"s, el ladrn fue capturado y confes, entre otros, el delito contra %hichiri. (uando %hichiri
fue llamado como testigo dijo# -Este hombre no es un ladrn, al menos en lo que a mí respecta. 2e di el dinero
y "l me dio las gracias por ello-.

4espu"s de haber terminado su período de prisin, el hombre fue a %hichiri y se convirti en su discípulo.
4! .ien  mal

(uando =an1ei celebr su reclusin de semanas de meditacin, alumnos de muchas partes de apn se
congregaron. 4urante una de estas reuniones un alumno fue sorprendido robando. El asunto fue comunicado
a =an1ei con la peticin de que el culpable fuera eApulsado. =an1ei ignor el cas o.

)&s tarde el alumno fue capturado en ac to similar, y de nuevo =an1ei hizo caso omiso de la c uestin. Esto
enfureci a los alumnos, que redactaron una peticin pidiendo la destitucin del ladrn, indicando que de lo
contrario abandonarían el lugar.

(uando =an1ei había ley la peticin congreg a todos frente a el y les dijo# $Ustedes saben lo que es
correcto y no. >ueden ir a otro lugar a estudiar si así lo desean, pero este hermano ni siquiera sabe del bien y
del mal Bui"n le va ense5ar si no yo/ Voy a mantenerlo aquí, aunque todo el resto se vaya.'

Un torrente de l&grimas purific el rostro del pupilo que había robado. 6odo deseo de robar desapareci en "l
entonces.

4$. @/omo la -ierba  los arboles se iluminan

4urante el periodo Dama1ura, 6endai %hin1an estudi seis a5os la universidad y luego siete a5os estudi
Zen, despu"s se fue a (hina a contemplarlo durante otros trece a5os m&s.

(uando regres a apn muchos deseaban entrevistarse con "l, y preguntarle las m&s oscuras preguntas
cuando %hin1ai recibía visitantes rara vez respondía a sus preguntas.

Un día un estudiante que contaba con cincuenta a5os, le coment a %hin1ai# $0e estudiado la escuela 6endai
del pensamiento desde que era un ni5o, pero aun hay una cosa que no puedo entender. El 6endai menciona
que incluso la hierba y los &rboles se iluminan. Esto me parece muy eAtra5o'

$4e que sirve discutir cmo la hierba y los &rboles alcanzan la iluminacin/' pregunt %hin1an.

$la pregunta es como usted puede lograrlo, ha considerado eso/'

$*unca pens" de esa manera' dijo maravillado el viejo

$Entonces ve a casa y pi"nsalo' finaliz %hen1ai

4&. El mone a#aro

Cessen era un monje artista. !ntes que empezara un dibujo o una pintura el siempre insistía en ser pagado
por anticipado, y sus honorarios eran altos.

Una vez una Ceisha le comision para una pintura. $ (uanto puedes pagar/' pregunt Cessen, $lo que se
que cobres' replic la mujer, $pero quiero que hagas el trabajo frente a mí'

Un día determinado Cessen fue llamado por la Ceisha, a la fiesta del patrn de la mujer.

Cessen termin la pintura con un pincel fino. (uando termin cobr adquiri la suma mas alta de su tiempo.

2a geisha fue a donde su patrn diciendo# $6odo lo que este artista quiere es dinero. %us pinturas son finas,
pero su mente es sucia, el dinero lo ha convertido en barro. 4ibujado por una mente sucia, su trabajo no esta
en condiciones de eAposicin. %olo es lo suficientemente bueno para una de mis enaguas.

Femoviendo su falda, le pregunt a Cessan hacer otra pintura de la parte posterior de su enagua.
-(u&nto vas a pagar/- pregunt Cessen.

-?h, cualquier cantidad-, respondi la muchacha

Cessen nombr un precio eAorbitante, pint el cuadro en el sentido solicitado, y se fue.

6iempo despu"s se supo el por que Cessen deseaba tanto el dinero#

Una hambruna azotaba su provincia. @ los ricos no ayudaban a los pobres, por lo que Cessen había hecho un
ahorro secreto, desconocido para todos, en el que acumul alimento, para este tipo de emergencias.

2a carretera de su pueblo al santuario nacional estaba en muy malas condiciones y muchos viajeros sufrieron
mientras le recorrían. 4eseaba construir un mejor camino.

%u maestro había muerto sin haber concluido el construir un templo, Cessen deseaba terminar esta tarea.

4espu"s de que Cessen realiz estos tres deseos, tir sus pinceles y materiales de artista, se retir a las
monta5as, y nunca pint de nuevo.

4(. ;roporci8n eAacta

%en no Fi1yu, un maestro del t", quiso colgar una cesta de flores en una columna. 2e pidi a un carpintero
para que le ayudara, dirigiendo al hombre para colocarlo un poco mas alto o m&s bajo, izquierda o derecha,
hasta encontrar el lugar correcto. $Ese es el lugar', dijo %en no Fi1ya finalmente.

El carpintero para probar al maestro, marco el lugar y luego fingi que lo había olvidado. $Era este el lugar' $o
"ste tal vez/' el carpintero preguntaba, apuntando varios lugares en la columna.

>ero eran tan eAacto el sentido del maestro, que no fue sino hasta que el carpintero lleg al mismo lugar que
al principi aprob que dijo# $Ese es el lugar'.

4+. uda ne*ro de la nariz

Una monja que buscaba la iluminacin hizo una estatua de =uda y la cubri con hojas de oro. 4ondequiera
que "sta iba, cargaba con su =uda de oro.

>asaron los a5os, aun con la estatua, la monja fue a vivir a un peque5o templo en un país donde había
muchos =udas, cada uno con su santuario particular.

Un día la monja quiso quemar incienso ante su =uda de oro. *o gust&ndole la idea de que el aroma se
apartara hasta otros, ide un embudo por el que el humo ascendería slo a su estatua. El humo ennegreci la
nariz del =uda de oro, haci"ndola particularmente fea a la vista.

!0. /lara conciencia de 9onen

2a monja budista Fyonen naci en :9<9, era nieta del famoso guerrero japon"s %hingen. %u genio po"tico y
su belleza seductora eran tales que a los diecisiete a5os estaba ya al servicio de la emperatriz como una de
las damas de la corte.

2a emperatriz muri repentinamente y con ello se desvanecieron los sue5os de esperanza de Fyonen. 6om
conciencia de la impermanencia de la vida en este mundo. 3ue en entonces que dese estudiar el Zen.
%u familia no estuvo de acuerdo, y pr&cticamente le obligaron a contraer matrimonio. (on la promesa de que
podría convertirse en monja despu"s de que hubiese dado a luz tres hijos, Fyonen asinti. !ntes de los
veinticinco a5os había conseguido dicha condicin. Entonces su esposo y parientes no podían disuadirle m&s
de su deseo. %e afeit la cabeza, tom el nombre de Fyonen, lo que significa $darse cuenta con claridad', y
empez su peregrinacin.

%e dirigi a la ciudad de Edo y pidi a 6etsugya le aceptara como discípulo. En una mirada el maestro le
rechaz por que era demasiado hermosa.

Fyonen se dirigi a otro maestro, 0a1uo. Bue de igual manera la rechaz, diciendo que su belleza solo traería
problemas.

Fyonen consigui un hierro candente y lo puso contra su rostro. En unos segundos su belleza había
desaparecido para siempre.

0a1uo la acept como discípulo.

(onmemorando esta ocasin, Fyonen escribi un poema en la parte posterior de un peque5o espejo#

n el servicio a mi mperatri* quemaba incienso para perfumar la ropa e+quisita,

 -%ora, como un mendigo sin %ogar quemo mi rostro para entrar en un templo .en/

(uando estuvo a punto Fyonen de morir, escribi otro poema#

)esenta y seis veces estos ojos %an visto la escena cambiante de otoo/

He dic%o lo suficiente acerca de la luna,

No pregunto más

)olo escuc%o la vo* de los pinos y cedros, cuando no %ay viento que los agite

!1. 7iso a*rio

El monje cocinero 4airyo, en el monasterio de =an1ei, decidi que iba a tener un cuidado especial de la salud
de su viejo maestro y slo le daría miso fresco, una pasta de frijol de soya mezclada con trigo y levadura que
es fermentada. =an1ei, d&ndose cuenta de que estaba siendo servido mejor que sus alumnos, pregunt#
-Bui"n es el cocinero de hoy/-

4airyo fue enviado delante de "l. =an1ei sabia que de acuerdo a su edad y posicin supnese debía comer
solo miso fresco. !sí que dijo al cocinero $!sí que piensas que no debería comer de todo' con esto entr a su
habitacin y se encerr.

4airyo se sent a un lado de la puerta, pidiendo perdn. =an1ei no contestaba. >or siete días 4airyo esper
afuera y permaneci =an1ei adentro. 3inalmente, en la desesperacin un adherente llam en voz alta a
=an1ei# -6al vez est" en lo correcto , viejo maestro, pero este joven discípulo no ha comido y no podr& estar
así para siempre'

 En eso =an1ei abri la puerta. Estaba sonriendo. 2e dijo a 4airyo# -Knsisto en comer la misma comida que el
menor de mis seguidores' $(uando tu seas maestro no quiero que olvides es to'
!2. Tu luz puede salir 

Un estudiante de 6endai, una escuela filosfica del budismo, lleg a la morada de Casan como alumno. !l
salir, unos a5os mas tarde, Casan le advirti# $El estudio de la verdad especulativa es 7til a manera de
colectar material para la predicacin. >ero recuerda, solo meditando constantemente tu luz de la verdad podr&
salir.

!3. El dador debe ser a*radecido

%eietsu fue maestro de Enga1u en Dama1ura. 4urante ese tiempo se r equiri una sede m&s amplia, ya que
en la que ense5aba estaba abarrotada de pupilos. Umeza %eiben un comerciante de Edo, decidi donar
para la construccin de un templo m&s grande quinientas piezas de oro llamadas $ryo', uno podría vivir un a5o
entero con tres ryo.

%eitsu acept el oro por parte de Umezu, pero "ste no se encontraba satisfecho con la actitud del maestro.

$En este saco hay quinientos ryo', insinu Umeza.

$@a me lo ha dicho antes', respondi %eitsetsu

$Kncluso aunque no fuera un comerciante rico, quinientos ryo son mucho dinero' dijo Umezu

$Buieres que te de las gracias por ello/ >regunt %eisetsu.

$4eberías', respondi Umeza.

$>orque habría de hacerlo/' >regunt %eisetsu $El dador debe s er agradecido'

!4. El #alor de las cosas

 $Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. )e dicen que no
sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. (mo puedo mejorar/ Bu" puedo hacer para
que me valoren m&s/'

El maestro Zen , sin mirarlo, le dijo#

$(u&nto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo res olver primero mi propio problema. Buiz&s
despu"sI y haciendo una pausa agreg# $%i quisieras ayudarme t7 a mí, yo podría resolver este tema con
m&s rapidez y despu"s tal v ez te pueda ayudar.'

$Encantado, maestro' titube el joven pero sinti que otra vez era desvalorizado y sus necesidades
postergadas.

$=ien' asinti el maestro.

%e quit un anillo que llevaba en el dedo peque5o de la mano izquierda y d&ndoselo al muchacho, agreg
$toma el caballo que est& allí afuera y cabalga hasta el mercado. 4ebo vender este anillo porque tengo que
pagar una deuda. Es necesario que obtengas por "l la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una
moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo m&s r&pido que puedas.'

El joven tom el anillo y parti.

 !penas lleg, empez a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con alg7n inter"s, hasta que el
 joven decía lo que pretendía por el anillo.

(uando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y slo un hombre
viejo fue tan amable como para tomarse la molestia de eAplicarle que una moneda de oro era muy valiosa
para entregarla a cambio de un anillo. En af&n de ayudar, alguien le ofreci una moneda de plata y un
cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechaz la
oferta.

4espu"s de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado m&s de cien personas y abatido
por su fracaso, mont su caballo y regres.

$(u&nto hubiera deseado el joven tener "l mismo esa moneda de oro. >odría entonces hab"rsela entregado
al maestro para liberarlo de su preocupacin y recibir entonces su consejo y ayuda.' pensaba

Entr en la habitacin.

$)aestro' dijo $lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Buiz&s pudiera conseguir dos o tres
monedas de plata, pero no creo que yo pueda enga5ar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.'

$Bu" importante lo que dijiste', joven amigo contest sonriente el maestro. $4ebemos saber primero el
verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. Bui"n mejor que "l, para saberlo/ 4ile que
quisieras vender el anillo y preg7ntale cuanto te da por "l. >ero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas.
Vuelve aquí con mi anillo.'

El joven volvi a cabalgar.

El joyero eAamin el anillo a la luz del candil, lo mir con su lupa, lo pes y luego le dijo#

$4ile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle m&s que G; monedas de oro por su
anillo.'

$G; monedas/+' eAclam el joven.

$%í $replic el joyero @o s" que con tiempo podríamos obtener por "l cerca de 9Q monedas, pero no s"I si
la venta es urgenteI

El oven corri emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

 !l verle llegar y antes que dijera una sola el palabra, el maestro dijo# $Una joya, valiosa y 7nica, slo puede
ser evaluada verdaderamente por un eAperto. Bu" hace una joya en las manos de alguien pretendiendo que
cualquiera descubra su verdadero valor/'

!!. "ltima #oluntad  testamento

K11yu, un famoso maestro Zen de la era !shi1aga, era hijo del emperador. (uando era muy joven , su madre
sali del palacio y se fue a estudiar Zen a un templo. 4e "sta manera tambi"n el príncipe se convirti en
estudiante. (uando su madre muri, le dej una carta.

"ara 0##yu1

He terminado mi trabajo en esta vida y a%ora estoy volviendo a la eternidad/ 2uiero que te conviertas en un
buen estudiante para que realices tu naturale*a búdica/ &ú sabrás si estoy en el infierno o no y si estoy
siempre contigo o no/

)i te conviertes en un %ombre que se da cuenta que 3uda y sus seguidores 3od%id%arma son sus propios
sirvientes, puedes dejar de estudiar y trabajar para la %umanidad/ l 3uda predicó por cuarenta y nueve aos
y en todo ese tiempo no encontró necesario %ablar una palabra/ )abrás porque, pero si aún no, evita pensar
en vano/

&u madre,

$a no nacida, la no muerta/
"rimero de septiembre/

"/D/4la fundamental ensean*a de 3uda era iluminar a otros/ )i dependes de sus métodos, no serás más que
un ignorante/ +isten oc%enta mil libros sobre el 3udismo y si debieses leerlos todos y aún as5 siguieras no
viendo tu propia naturale*a, no entenderás siquiera esta carta/ 6sta es mi última voluntad y testamento/

!$. El maestro del TB  el asesino

6ai1o, un guerrero que vivi en apn antes de la era 6o1ugaOa estudi (hanoyu, la etiqueta de t", con %en
no Fi1yu, un maestro de la eApresin est"tica de la calma y la satisfaccin

6ai1o que era un guerrero, interpret el superior entusiasmo por la etiqueta del t" como negligencia a los
asuntos estatales, por lo que decidi matar a %en no Fi1yu. >retendía hacer una visita de cortesía al maestro
e invitarle a tomar t".

El maestro, que era muy eAperto en su arte, vi a simple vista la intencin del guerrero, así que invit a Dato a
que dejara su espada antes de entrar en la sala para la ceremonia, eAplicando que (hannoyu representa la
tranquilidad misma.

Dato no hizo caso a esto. -@o soy un guerrero-, dijo. -%iempre tengo mi espada conmigo. (hannoyu o no
(hannoyu, debo tener mi espada'

$)uy bien. 6raiga su espada y un poco de t",' consinti el maestro.

2a tetera estaba hirviendo en las brasas del carbn. 4e repente %en no Fy1iu la derram. %urgi un silbido de
vapor, llenando la habitacin de humo y cenizas. El guerrero corri hacia afuera.

El maestro del t" se disculp, $ha sido un error mío. Entra de nuevo y toma un poco de t". !quí tengo tu
espada cubierta de ceniza, la limpiar" y te la entregar".'

En este predicamento el guerrero se dio cuenta de que no podría matar bien al maestro del t", por lo que
abandon la idea.

!&. El camino #erdadero

usto antes de que *ina1aOa muriera, el maestro Zen K11yu le visit. $Buieres que te conduzca/' pregunt
K11yu

*ina1aOa respondi# $@o he venido aquí solo, y solo me voy. Bue ayuda podrías darme/

K11yu respondi# $%i piensas realmente que vienes y vas, esa es una ilusin. 4"jame mostrarte el camino en el
que no hay venida ni ida'

(on sus palabras, K11yu revel claramente el camino a *ina1aOa, sonri y falleci.

!(. Las puertas del paraíso

Un soldado llamado *obushige lleg con 0a1uin y le pregunt# EAiste realmente un paraíso y un infierno/'

$Buien eres/' pregunt 0a1uin.

$%oy un samur&i' replic el guerrero


$Usted, un soldado/' eAclam 0a1uin $ Bue clase de gobernante te tendría como su guardía/ 6u rostro
parece el de un mendigo'

*obushige se enfad tanto que empez a sacar su espada, pero 0a1uin continu# $!sí que tienes una
espada+ 6u arma es probablemente demasiado tosca como para cortarme la cabeza.'

 !l *obushige desenvainar su espada, 0a1uin remarc# $!quí se abren las puertas de infierno'

 !nte estas palabras, el samur&i percibi la disciplina del maestro, envain la espada y se inclin.

$!quí se abren las puertas del paraíso' dijo 0a1uin.

!+. :rrestando al uda de piedra

Un comerciante que acarreaba cincuenta rollos de telas de algodn sobre los hombros, se detuvo a
descansar del calor del día debajo de un refugio, donde un gran =uda de piedra se encontraba de pie. !hí se
quedo dormido y cuando despert sus bienes habían desaparecido. 4e inmediato informo del asunto a la
policía.

Un juez nombrado Ro1a abri la corte para investigar. -Esa piedra de =uda debe haber robado la mercancía',
concluyo el juez. $%e supone que debe cuidar por el bien de la gente, pero no ha cumplido con su deber
sagrado. !rrestenlo'

2a policía arrest al buda de piedra y lo llev a la corte. Una ruidosa muchedumbre sigui a la estatua, por la
curiosidad de saber que clase de pena le pondría el juez.

(uando Roa1a apareci en el banquillo reprendi al p7blico bullicioso. $Bue derecho tienen ustedes a
comparecer ante el tribunal riendo y bromeando de esta manera/ Est&n en desacato al tribunal, sujetos a una
multa y a encarcelamiento.'

2a gente se apresur a disculparse $Voy a tener que imponer una multa a todos ustedes' dijo el juez, cada
uno de ustedes deber& traer un rollo de tela de algodn al tribunal dentro de tres días. Buien no lo haga ser&
arrestado.'

Uno de los rollos de tela que la gente llev fue reconocido por el comerciante como suyo, y por lo tanto el
ladrn fue reconocido con facilidad. El comerciante recuper sus bienes, y los rollos de algodn fueron
devueltos al pueblo.

$0. Soldados de la -umanidad

(ierta vez, una divisin del ej"rcito japon"s se inmiscuy en una batalla simulada, y algunos de los oficiales
consideraron pertinente hacer su cuartel en el templo de Casan

Casan le dijo a su cocinero#'4ale a los oficiales a comer justo lo mismo que nosotros comemos'

Esto hizo enojar a los hombres del ej"rcito. Uno de ellos de acerc a Casan y dijo# $Buien crees que somos/,
$somos soldados, sacrificando nuestra vida por nuestro país. >orque no nos tratas así /'

Casan respondi de la misma manera# $Buien crees que somos/ %omos soldados de la humanidad nuestro
objetivo es salvar a todos los seres sintientes+ .'
$1. El tCnel

Zen1ai, era hijo de un samur&i, el viajo a Edo y se convirti en sirviente de un alto funcionario. %e enamor de
la esposa de su jefe y fue descubierto. En defensa propia, mat al oficial luego huy con la esposa.

2os dos m&s tarde se convirtieron en ladrones. >ero la mujer era tan codiciosa que Zen1ai se disgust.
3inalmente la dej, y continu su marcha a la provincia de =uzen, donde se convirti en un mendigo errante.

>ara redimir su pasado, Zen1ai decidi llevar a cabo una muy buen accin en su vida. (onocía un camino
muy peligroso que daba a un precipicio en el cual habían muerto y sufrido muchas personas, decidi construir
un t7nel atravesando la monta5a.

Zen1ai mendigaba de día, y trabajaba en la eAcavacin del t7nel por la noche. (uando hubieron pasado
treinta a5os el t7nel apenas tenía casi tres pies de largo, veinte pies de alto y treinta pies de ancho.

4os a5os antes de que el trabajo se completara, el hijo del oficial que había matado, que era todo un
guerrero, encontr a Zen1ai para matarlo en v enganza.

$@o te dar" mi vida voluntariamente' dijo Zen1ai, $solo d"jame terminar este trabajo, cuando sea así, podr&s
matarme.'

 !sí que el hijo del oficial esper el día. >asaron muchos meses y Zen1ai seguía cavando. El hijo cansado de
no hacer nada empez a ayudarle con la eAcavacin. 4espu"s de haberle ayudado por m&s de un a5o, lleg
a admirar la fuerte voluntad y car&cter de Zen1ai.

2leg el día en que por fin, el t7nel estaba hecho y la gente podía transitarlo y viajar con seguridad.

$!hora corta mi cabeza', dijo Zen1ai $)i trabajo ha terminado.'

$2.<udo  el emperador 

El emperador Coyozei estudiaba Zen bajo las rdenes de Cudo. El le pregunt# En el Zen esta mente es
=uda, es eso correcto/

Cudo respondi# $%i digo que si, pensar&s que entiendes sin entender. %i digo que no, estaría contradiciendo
un hecho que tu entiendes muy bien'.

?tro día el emperador le pregunt a Cudo# $! donde van los hombres iluminados cuando mueren/'

Cudo respondi# $*o lo s"'

$>orque no lo sabes/ Feplic el emperador 

$>orque no he muerto a7n' dijo Cudo

El emperador desisti en investigar m&s acerca de estas cosas que su mente no podía entender. !sí que
Cudo bati el suelo con la mano para despertarlo, y el emperador se ilumin+

El emperador respeto al Zen y al viejo Cudo m&s que nunca despu"s de iluminarse, hasta permiti a Cudo
llevar su sombrero en el palacio durante el invierno. (uando Cudo tenia mas de ochenta a5os solía quedarse
dormido en medio de sus pl&ticas, así que el emperador se retiraba en silencio a otra habitacin para que su
amado maestro pudiera disfrutar el descanso que su cansado cuerpo requería.
$3. En manos del destino

Un gran guerrero japon"s llamado *obunaga decidi atacar al enemigo a pesar de que había solo una d"cima
parte del n7mero de hombres al mando de la oposicin. %abía que ganaría, pero sus hombres estaban en
duda.

En el camino se detuvo en un santuario %hinto y dijo a sus hombres# $4espues de visitar el santuario voy a
tirar una moneda. %i cae cara, ganaremos, si cae cruz perderemos inevitablemente. El destino nos llevar& de
la mano.'

*obunaga entr al santuario y ofreci una oracin en silencio. %ali y arroj la moneda. (ara cay. %us
soldados estaban tan ansiosos de luchar que ganaron su batalla con facilidad.

$*adie puede cambiar la mano del destino', le dijo su asistente despu"s de la batalla.

$En realidad no', dijo *obunaga, mostrando una moneda que había sido duplicada, con cara en ambos lados.

$4. 7atando

Casan instruy a sus seguidores un día# !quellos que hablan en contra del asesinato y desean r espetar la
vida de todo ser, se encuentra en la verdad. Es bueno proteger a animales e insectos. >ero Bu" pasa con
aquellas personas que matan el tiempo/ Bu" pasa con aquellos que destruyen la riqueza y la política
econmica/ *o debemos pasarlos por alto. >or otro lado, Bu" hay de aquellos que predican sin
iluminacin/ Est&n matando al budismo.'

$!.El sudor de Dasan

%e le pidi a Dasan que oficiara el entierro de un se5or en una provincia.

*unca había conocido a $se5ores' ni' nobles $ anteriormente, así que estaba nervioso, al empezar la
ceremonia Dasan empez a sudar.

4espu"s, a su regreso, reuni a sus discípulos y Dasan confes que no se encontraba calificado a7n para ser
maestro pues no tenía la misma tranquilidad en el mundo eAterior que poseía en la aislacin del templo.
2uego Dasan renunci y pas a ser discípulo de otro maestro. ?cho a5os m&s tarde volvi a sus antiguos
alumnos, iluminado.

$$. El sometimiento de un )antasma

Una joven esposa cay enferma y estaba a punto de morir. $6e amo tanto, le decía a su marido, $*o quiero
que te vayas, no te vayas con otra mujer, si lo haces, regresar" como un fantasma y les causar" problemas
hasta el fin'

>ronto la mujer falleci. El marido respet su 7ltima voluntad durante los tres primeros meses, pero luego se
encontr con otra mujer, se enamor y se comprometieron para casarse.

Knmediatamente despu"s un fantasma aparecía todas las noches, culp&ndolo de no mantener su promesa. El
fantasma era muy inteligente. 2e decía eAactamente todo lo que había ocurrido entre "l y su nueva esposa,
los regalos que le había dado, todo lo describía. Kncluso repetía conversaciones por, lo que el hombre no
podía dormir. !lguien le aconsej acudir con su problema ante un maestro Zen que vivía cerca de la aldea. !l
fin desesperado, el hombre se acerc a "l pidiendo ayuda.

$%u eA esposa se convirti en un fantasma y ahora sabe todo lo que haces', coment el maestro,' 6odo lo que
le dices, todo lo que le regalas a tu nueva amada ella lo sabe, es un fantasma muy sabio, digno de admirarse.
2a prAima vez que aparezca negocia con ella, dile que ella sabe mucho de ti, que no puedes ocultarle nada,
y que si ella contesta una sola pregunta romper&s tu nuevo compromiso y permanecer&s en celibato.

-(u&l es la pregunta que debo hacerle/- pregunt el hombre.

El maestro respondi# -6oma un pu5ado de frijoles de soya y pídele que te diga eAactamente cuantos granos
tienes en tu mano. %i no te sabe decir, sabr&s que ella es slo un producto de tu imaginacin y ya no te
meter& en problemas.-

2a noche siguiente, cuando el fantasma apareci el hombre le halagaba diciendo que ella lo sabía todo.

$En efecto' respondi el fantasma, $fuiste a ver hoy a un maestro Zen'

$@ ya que lo sabes todo' pregunt el hombre, $dime, cuantos granos de soya tengo en mi mano'

@a no había ning7n fantasma para responder la pregunta.

$&. ios de su maestad

@amao1a 6esshu era cuidado por el emperador. 6ambi"n fue maestro de esgrima y un profundo estudioso
del Zen.

%u casa era morada de vagabundos. El solo tenía un traje, pues siempre se mantenía pobre.

El emperador observando como era el v estir de @amao1a, le di algo de dinero para que comprase atuendos
nuevos. 2a prAima vez que le volvi a ver, @amao1a llevaba el mismo traje de siempre.

$Bue fue de la ropa nueva, @amao1a/' pregunto el emperador.

$4í ropa a los hijos de su majestad', eAplic @amao1a.

$(. @ue est6s -aciendo ue est6s diciendo

En tiempos modernos una gran cantidad de tonterías se dicen acerca de maestros y discípulos, y como la
herencia de la ense5anza de un maestro pasa a pupilos favoritos, que les da el derecho a pasar la verdad a
sus seguidores. >or supuesto el Zen debe ser impartido de esta manera, de corazn a corazn, no por
preferencias, y en el pasado se llev a cabo realmente así. El silencio y la humildad reinan en el lugar de
profesin y afirmacin. El que recibe dicha ense5anza mantiene oculto el asunto, incluso veinte a5os
despu"s. *o hasta que otro descubre a trav"s de su propia eAperiencia, la necesidad de un verdadero
maestro, bajo ninguna circunstancia se dice $@o soy el sucesor de tal o cual maestro' tal afirmacin
demostraría lo contrario.

El maestro Zen )unan, solo tenía un sucesor, su nombre era %hoju, despu"s de que "ste complet sus
estudios de Zen, )unan le llamo a su habitacin. $ )e estoy haciendo viejo', dijo $@ hasta donde s", t7 eres
el 7nico que tiene este conocimiento. !quí hay un libro, ha pasado de maestro a maestro por siete
generaciones. 0e agregado algunos puntos en base a mi entendimiento. El libro es muy apreciado, y te lo
estoy dando para que representes mi sucesin.'

$%i el libro es tan importante, es mejor que lo conserves', replic %hoju. $0e recibido tu ense5anza del Zen sin
escrituras y estoy satisfecho tal cual ha sido.'

$Eso lo s"' dijo )unan. $4e cualquier manera, este trabajo ha sido mantenido de maestro a maestro por siete
generaciones, así que debes mantenerlo como símbolo de haber recibido educacin aquí $
0abían estado manteniendo la pl&tica ante un brasero. En el instante en que %hoju tenia el libro en sus manos
lo clav en las brasas ardiendo. *o tenía ning7n deseo de posesiones.

)unan, quien nunca había estado enojado, grit# $Bu" estas haciendo+/'

%hoju grit# $Bu" estas diciendo+/'

$+. na nota del Zen

4espu"s de que Da1ua visit al emperador, desapareci y nadie supo que fue de "l. 3ue el primer japon"s en
estudiar Zen en (hina, pero como no mostro nada, salvo una nota, no es recordado por haber llevado el Zen
a su país.

Da1ua visit (hina y acept la verdadera ense5anza. *o viaj mientras estaba ahí, meditaba constantemente,
vivía en una remota monta5a, cuando la gente le encontraba "ste solo decía unas palabras y se trasladaba a
otra parte donde no se le encontrara con facilidad.

El emperador escuch hablar de Da1ua cuando regres a apn y le pidi que predicara Zen para su
edificacin y para sus s7bditos.

Da1ua se par frente al emperador en silencio. %ac una flauta de los pliegues de s u t7nica, y sopl una breve
nota. Knclin&ndose cort"smente, desapareci.

&0. /omiendo la culpa

(ircunstancias que surgieron provocaron el retraso de la cena de un maestro %oto Zen, 3u1ai y sus
seguidores. ! toda prisa el cocinero se dirigi al jardín con su cuchillo curveado y corto los vegetales verdes
los junt y prepar una sopa, sin saber que en su prisa había cortado e incluido una parte de una serpiente en
la sopa.

2os seguidores de 3ugai pensaron que "l nunca había probado una sopa tan buena. >ero cuando el maestro
se encontr con la cabeza de la serpiente en su plato, llam al cocinero. $Bue es esto/'pregunt
sosteniendo la cabeza de la serpiente.

$?h, gracias maestro', replic el cocinero, tomando el bocado y comi"ndolo r&pidamente.

&1. Lo m6s #alioso en el mundo

%ozan , un maestro Zen chino, fue preguntado por un estudiante# $Bu" es lo mas valioso en el mundo/

El maestro respondi# $2a cabeza de un gato muerto.'

->or qu" es la cabeza de un gato muerto, lo m&s valioso en el mundo/- Hpregunt el estudiante.

%ozan respondi# $>orque nadie puede nombrar su precio.'

&2. :prendiendo a ser silencioso

2os pupilos de la escuela 6endai utilizaban la meditacin antes de que entrara en apn. (uatro de ellos que
eran amigos íntimos prometieron uno al otro observarse siete días en silencio
%u meditacin se había iniciado auspiciosamente, pero cuando lleg la noche y la iluminacin de las
l&mparas de aceite no alumbraba bien, uno de los alumnos no pudo evitar eAclamar a uno de los encargados#
$)ejora las l&mparas'

Un segundo pupilo se sorprendi al escuchar esto $%e supone que no diríamos una palabra', coment

$Ustedes dos son unos est7pidos, $>orque hablan/' dijo el tercero.

$@o soy el 7nico que no ha hablado' concluy el cuarto alumno.

&3. =iez sucesores

2os alumnos del Zen toman un voto, en el que aun cuando sean asesinados por sus maestros, estos son
absolvidos, teniendo la intencin de aprender el Zen por sobre todo. >or lo general, se cortaban un dedo y
sellaban su resolucin con su propia sangre. (on el tiempo el voto s e convirti en una mera formalidad, por
esta razn, el estudiante que muri a manos de E1ido, semej m&s a un m&rtir.

E1ido era un maestro severo. %us pupilos le temían, uno de ellos hacía guardia, golpeando el gong para
se5alar la hora del día. Uno de sus se5alamientos se perdi cuando su atencin se distrajo por una hermosa
mujer que pas cerca del templo.

En ese momento E1ido, que estaba justo detr&s de "l, lo golpe con una vara y el shoc1 del sobresalto lo
mat

El alumno tutor, al oír del accidente, fue directamente con E1ido. %abiendo que no tenía la culpa alab al
maestro por su ense5anza severa. 2a actitud de E1ido fue la misma como si el pupilo siguiera con vida.

4espu"s de esto, E1ido fue capaz de realizar bajo su direccin a m&s de diez sucesores iluminados, un
n7mero muy inusual.

&4. /ambio real

Fyo1an dedic su vida al estudio del zen. Un día se enter de que su sobrino, a pesar de las advertencias de
sus familiares, gastaba su dinero en una cortesana. 4ebido a que había entrado a las gestiones de la
hacienda familiar, la propiedad estaba en peligro de ser perdida, por eso la familia pidi ayuda a Fyo1an para
que hiciera algo al respecto.

Fyo1an tuvo que hacer un largo viaje para visitar a su sobrino, a quien no veía desde hacia ya muchos a5os.
El sobrino parecía encantado de conocer a su tío de nuevo y lo invit a pasar la noche.

6oda la noche Fyo1an se sent en meditacin. !l irse por la ma5ana le dijo al joven# $4ebo de estar
envejeciendo, mi mano tiembla mucho. )e ayudarías atar las cuerdas de mi sandalia de paja/'

El sobrino le ayud de buena gana. $Cracias' !nadi Fyo1en, $Vez, el hombre se vuelve viejo día a día. (uida
muy bien de ti mismo'. 2uego Fyo1en lo dej sin mencionar una sola palabra ac erca de la cortesana o de las
quejas de los familiares. @ desde aquella ma5ana el joven mostr una nueva disposicin.

&4. Temperamento

Un estudiante de Zen se dirigi a =an1ei quejosamente# $)aestro, tengo un temperamento ingobernable.


(omo puedo curarlo/
$6ienes algo muy eAtra5o, $replic =an1ei. $4"jame ver que tienes'

$En este momento no puedo mostr&rtelo, dijo el pupilo

$(uando puedes mostr&rmelo/ >regunt =an1ei

$!parece inesperadamente', contesta el pupilo

$Entonces' concluye =an1ei, $no debe ser tu verdadera naturaleza. %i así fuera, podrías mostrarla en
cualquier momento. (uando naciste no la tenías y tus padres no te la han dado. >iensa en eso'

&!. La mente de piedra

0ogen, un maestro Zen de (hina, vivía solo en un peque5o templo. Un día cuatro monjes errantes
aparecieron y le preguntaron si podían hacer un fuego en su patio para calentarse.

)ientras hacían el fuego, 0ogen les escuch argumentando acerca de la subjetividad y la objetividad. El los
acompa5 y dijo# $0ay una gran piedra, consideran que esta dentro o fuera de su mente/'

Uno de los monjes replic# $4entro del punto de vista budista, todo es una objetivacin de la mente, así que yo
diría que la piedra esta dentro de mi mente'

$6u cabeza debe sentirse muy pesada', observ 0ogen, $s i cargas una piedra así en tu mente'.

&$.=ocumentos aduntos al pol#o

Zengetsu, un maestro chino de la dinastía 6ang, escribi el siguiente consejo para sus alumnos#

Vive aquí pero no formes aneAos al polvo del mundo ese es el camino de un verdadero estudiante del Zen.

(uando seas testigo de la buena accin de otro motívate y sigue su ejemplo. (uando presencies el error del
otro, asegurate de no emularlo.

 !un cuando est"s solo en un cuarto oscuro, has como si recibieras alg7n invitado especial. EApresa tus
emociones, pero no te vuelvas m&s eApresivo que tu verdadera naturaleza.

2a pobreza es tu verdadero tesoro. *unca la cambies por una vida f&cil.

Una persona puede parecer un tonto y no serlo. Ll puede estar guardando su sabiduría cuidadosamente

2as virtudes son el fruto de la autodisciplina, no las dejes caer desde el cielo como si fuera lluvia o nieve

2a modestia es el fundamento de todas las virtudes. 4eja que tus vecinos te descubran antes que t7 te des a
conocer.

Un corazn noble nunca se fuerza hacia adelante. %us palabras son como gemas raras, no siempre
aparecen por eso son de gran valor.

>ara un estudiante sincero, cada día es una fortuna, el tiempo pasa pero nunca se queda atr&s. *i la gloria ni
la vergJenza pueden moverlo.

(ens7rate a ti mismo, nunca otro. *o hables sobre lo correcto o lo incorrecto.


 !lgunas cosas, son consideradas malas durante generacin. 4ado que el valor de la justicia puede ser
reconocida por siglos de que tenga reconocimiento inmediato.

Vive con una causa y deja resultados a la gran ley del universo. Vive cada día en contemplacin tranquila.

&&. 9eal prosperidad

Un hombre rico pidi a %engai escribir algo para continuar la prosperidad de su familia para que pueda ser
valorada de generacin en generacin.

%engai obtuvo una gran hoja de papel y escribi# $>adres mueren, hijos mueren, nietos mueren'

El hombre rico se enoj. $6e pedí que escribieras algo para la felicidad de mi familia' >orqu" bromeas con
esto/

$*o es broma', eAplic %engai, $%i antes que t7, muriera tu hijo, esto seria una gran lamentacin, si tu nieto
muriese antes que tu hijo, a ambos se les rompería el corazn. %i su familia, generacin tras generacin
fallece en el orden que he nombrado. %eria el curso natural de la vida. @o llamo a esto real prosperidad'

&(. uemador de incienso

Una mujer de *agasa1i llamada Dame fue una de los pocos fabricantes de quemadores de incienso en apn.
Un quemador es un trabajo artesanal que se usa solo en un saln de t" frente a un altar familiar.

Dame cuyo padre había sido un artista, le gustaba beber. Ella bebía , fumaba y se le asociaba mucho con
hombres. Una vez que hubo juntado algo de dinero hizo una fiesta e invit a artistas, carpinteros, poetas,
hombres de muchas vocaciones. En dicha asociacin evolucionaron sus dise5os.

Dame era eAcesivamente lenta en la creacin, pero siempre que terminaba lograba obras maestras. %us
quemadores eran atesorados en casas donde las mujeres nunca bebían, fumaban o se les asociaba
libremente a hombres.

El alcalde de *agasa1i, una vez solicit a Dame para dise5ar un quemador de incienso para "l. %e retras en
hacerlo hasta casi la mitad del a5o. En ese momento el alcalde, que había sido promovido para la oficina en
una ciudad lejana, le visit. Knsisti a Dame para c omenzar a trabajar en su quemador.

 !l fin recibiendo la inspiracin, Dame hizo el quemador de incienso. 4espu"s que lo termin lo coloc sobre
una mesa. 2o mir larga y cuidadosamente. 3umaba y bebía como si estuviese en compa5ía de alguien. 6odo
el día lo observ.

>or fin, levantando un martillo, Dame lo destroz. Vi que no era la c reacin perfecta que su mente
demandaba.

&+. El mila*ro real

(uando =an1ei estaba predicando en el templo Fyumon, un sacerdote que creía en la salvacin a trav"s de la
repeticin del nombre =uda del amor, se encontraba celoso de su gran audiencia y quería debatir con "l.

=an1ei estaba en medio de una charla cuando el sacerdote apareci, pero el individuo hizo un disturbio que
hizo que =an1ei detuviera su discurso y preguntara acerca del ruido.

-El fundador de nuestra secta-, se jact el cura, tenia poderes milagrosos# tomaba un pincel en la mano a
orillas de un río, su asistente levantaba un papel a la otra orilla, y el maestro escribía el nombre del santo
 !mida a trav"s del aire en el papel.
=an1ei respondi suavemente# $6al vez tu zorro pueda realizar ese truco, pero esa no es la manera de mi Zen.
)i milagro es, que cuando me siento con hambre como, y cuando siento sed bebo'

(0. Solo #e a dormir 

Casan estaba sentado a un lado de la cama de su maestro 6e1isui tres días antes de muriera. 6e1isui ya lo
había elegido como su sucesor.

Fecientemente un templo se había quemado y Casan se encontraba ocupado en la reconstruccin de la


estructura. 6e1isui le pregunt# $Bu" vas hacer cuando reconstruyas el templo/'

$(uando tu enfermedad termine queremos que ense5es ahí' ,dijo Casan

$%upn que no viva para entonces/' dijo 6e1isui

$Entonces conseguiremos a alguien m&s', replic Casan

$%upn que no lo encuentres' continu 6e1isui.

Casan respondi fuertemente# $*o hagas preguntas tontas. %olo ve a dormir'

(1. ada eAiste

@amao1a 6esshu, un joven estudiante de Zen, visit un maestro tras otro.al final hizo un llamamiento a
4o1uon de %ho1o1u.

4eseando mostrar sus avances dijo# $2a mente, =uda y los seres sientientes, despu"s de todo, no eAisten. 2a
verdadera naturaleza de los fenmenos es el vacio. *o hay realizacin, no ilusin, no sabiduría, no
mediocridad. *o hay nada que dar y nada que recibir.

4o1uon, que estaba fumando en silencio, no dijo nada. 4e repente golpe a @amao1a con su pipa de bamb7.
Esto hizo enojar mucho al joven.

$%i nada eAiste', pregunt 4o1uon, $4e donde viene es te enojo/'

(2.o trabao, no comida

0ya1ujo, maestro Zen chino, servía en el trabajo a los alumnos, incluso a la edad de ochenta a5os,
recortaba jardines, limpiaba terrenos, podaba &rboles.

%us pupilos sentían pena de ver a su viejo maestro trabajar tan duro, pero sabían que no escucharía sus
peticiones de detenerse. >or lo que escondieron sus herramientas de trabajo.

Ese día el maestro no comi, al siguiente tampoco. $4ebe estar enojado porque le escondimos sus
herramientas' suponían los pupilos. $%er& mejor regres&rselas'.

El día que lo hicieron, el maestro trabajo y comi como lo hacía antes. !l atardecer "l les instruccion# $*o
trabajo, no comida'.

(3. :mi*os de #erdad

0ace mucho tiempo en (hina había dos amigos, uno tocaba el arpa con habilidad y otro escuchaba con
atencin.
(uando tocaba o cantaba sobre una monta5a, el otro decía # $>uedo ver la monta5a que tenemos ante
nosotros'

(uando tocaba sobre algo sobre agua, el que escuchaba, eAclamaba# $!quí esta el arroyo+'

>ero el oyente se enferm y muri. El amigo que qued con vida cort las cuerdas de su arpa y no toc
 jam&s. 4esde entonces el corte de las cuerdas del arpa ha sido un símbolo de amistad íntima.

(4. Tiempo de morir 

K11yu, el maestro Zen, era muy inteligente desde que era un joven. %u maestro tenía una preciosa taza de t",
rara y antigua. K11yu rompi esta taza y qued muy perplejo. Escuchando los pasos de su maestro, escondi
los pedazos de la taza detr&s de "l. (uando apareci el maestro K11 yu pregunt# $>orque la gente tiene que
morir/'

$Esto es natural', eAplic el viejo maestro. $6odo tiene que morir y dura solo el tiempo de vida que tenga'

K11yu, ense5ando los pedazos de la copa rota, agreg# $Era tiempo de que tu taza muriera'

(!. El buda #i#iente  el -ombre

2os maestros Zen dan orientacin personal en una sala apartada. *adie entra mientras maestro y alumno
est&n juntos.

)o1urai, el maestro Zen del templo Dennin en Dyoto, solía disfrutar hablando con comerciantes y periodistas,
así como con sus alumnos

(ierta vez un hombre casi analfabeto, le hizo preguntas tontas a )o1urai, tomo t" y se fue.

Un día aquel hombre apareci de nuevo mientras )o1urai estaba por dar orientacin personal a un discípulo,
así que )o1urai le pidi que esperase en otro cuarto.

$Entiendo que usted es un buda viviente', protest el hombre. $Kncluso los =udas de piedra en los templos
nunca reh7san a las numerosas personas que acuden ante ellos. >orque entonces debo ser eAcluido/'

)o1urai sali fuera para atender a su discípulo.

($. Tres tipos de discípulos

Un maestro zen llamado Cettan vivi en la 7ltima parte de la era 6o1ugaOa. El solía decir# $0ay tres tipos de
discípulos, los que imparten Zen a los dem&s, aquellos que mantienen los templos y santuarios, y luego est&n
los cargadores de bolsas de arroz y ropa'

Casan eApres la misma idea. (uando estaba estudiando en 6e1isui, su maestro era muy duro. !lgunas
veces lleg a golpearlo. !lgunos alumnos se oponían a este tipo de ense5anza y se marchaban. Casan
permaneci, el decía# $Un discípulo pobre utiliza la influencia de su maestro. Un discípulo leal admira la
bondad de su maestro. Un buen discípulo crece fuerte bajo la disciplina de su maestro.

(&. /omo escribir un poema c-ino

Un bien conocido poeta japon"s fue preguntado ac erca de cmo componer un poema chino.

El poema chino habitual es de cuatro líneas', eAplica. $2a primera línea contiene la frase inicial, la segunda
línea, la continuacin de la frase, la tercera línea se aparta de este tema y c omienza uno nuevo, y la cuarta
línea trae las primeras tres líneas juntas. Una cancin popular aponesa ilustra esto#
4os hijas de un comerciante de seda viven en Dyoto

2a mayor tiene veinte a5os, la mas joven dieciocho a5os

Un soldado puede matar con su espada

>ero estas chicas matan a los hombres con sus ojos.

((. =ialo*o Zen

2os maestros Zen entrenan a sus jvenes pupilos para que se eApresen asi mismos. 4os templos Zen tenían
cada uno un infante protegido. Uno de los ni5os se dirigía obtener vegetales cada ma5ana. En el camino se
encontr con el otro ni5o.

-! dnde vas/- pregunt el.

$@o voy a donde mis pies van', respondi el otro.

Esta respuesta desconcert al primer ni5o por lo que pidi ayuda a su maestro $)a5ana en la ma5ana', le dijo
su maestro dile# $(uando mires al peque5o preg7ntale lo mismo, "l te dar& la misma respuesta, entonces
preg7ntale $%upn que no tienes pies, entonces a donde vas/ Eso lo arreglar& todo'

El ni5o encontr al otro a la siguiente ma5ana

$! donde vas/' >regunt

$Voy a donde me lleve el viento', respondi el otro

Esta respuesta dej perplejo al ni5o, quien atribuy su derrota a su maestro.

$>reg7ntale a donde va si no hay viento'

 !l prAimo día se vieron por tercera vez

$! donde vas/' pregunto el primer ni5o

$Voy al mercado a comprar vegetales' finaliz el otro.

(+. El Cltimo *olpe

6angen había estudiado con %engai desde peque5o. (uando cumpli veinte a5os quería dejar a su maestro
para visitar otros estudios comparativos, pero %engai no se lo permiti. (ada que 6angen lo insinuaba ,
%engai le daba una palmada en la cabeza.

3inalmente 6angen pidi a un hermano mayor para persuadir la autorizacin de %engai. Este hermano lo hizo
luego inform al 6angen $Esta hecho. 6odo est& listo para que inicies tu peregrinacin'

6angen fue con %engai para darle las gracias por su permiso. El maestro contest d&ndole otro golpe.

(uando 6angen le cont esto al hermano mayor este dijo# (ual es el problema/ %engai no tiene porque dar
permiso y arrepentirse. Kr" a decírselo'. @ se fue a ver al maestro.

$@o no cancel" mi permiso', dijo %engai. $%olo quería darle un 7ltimo golpe en la cabeza, porque cuando
regrese estar& iluminado y no ser" capaz de repr"ndelo de nuevo'.
+0. El sabor de la espada de anzo

)atajuro @agyu era el hijo de un famoso espadachín. %u padre %u padre, creyendo que el trabajo de su hijo
era demasiado mediocre como para llegar a ser un maestro, lo repudi.

 !si matajuro se dirigi al monte 3utara donde se encontr con el famoso guerrero =anzo. >ero =anzo
confirm la sentencia del padre. $4eseas aprender esgrima bajo mi guía/' pregunt =anzo. $*o cumples con
los requisitos'.

$>ero si trabajo duro, (u&ntos a5os tardar" en convertirme en un maestro/ >ersisti el joven

$El resto de su vida', respondi =anzo.

$*o puedo esperar tanto tiempo', eAplic )atajuro. $Estoy dispuesto a pasar cualquier dificultad si solo me
ayudas. %i me convierto en tu pupilo devoto, cuanto tiempo tardaría/

$6al vez diez a5os' dijo =anzo

$)i padre esta envejeciendo, y pronto tendr" que cuidarlo, continu )atajuro. $%i trabajo m&s intensamente,
cuanto puede tomarme/'

$6al vez treinta a5os' responde =anzo

$(omo es eso/' pregunta )atajuro. $>rimero dijiste diez a5os y ahora treinta. )e someter" a cualquier
dificultad para dominar este arte en el tiempo mas corto+'

$=ueno en ese caso' dice =anzo $6endras que permanecer conmigo durante setenta a5os. Un hombre con
tanta prisa en obtener resultados rara vez aprende r&pidamente'

$)uy bien, declar el joven, comprendiendo por fin que estaba siendo reprendido por la impaciencia dijo#
$Estoy de acuerdo'.

)atajuro nunca había oído hablar de esgrima y nunca había tocado una espada. Ll cocinadaba para su amo,
lavaba platos, limpiaba el patio, cuidaba el jardín, todo sin una espada.

>asaron tres a5os. 6odavía trabajando. >ensando en su futuro, estaba triste. *i siquiera había empezado
aprender el arte al se había hecho devoto.

Un día =anzo se desliz tras de "l y le dio un terrible golpe con una espada de madera.

 !l dia siguiente mientras )atajuro cocinaba arroz, =anzo nuevamente se abalanz sobre "l de forma
inesperada.

4espu"s de eso, día y noche, )atajuro tuvo que defenderse de impulsos inesperados. *o pasaba
un momento del día en que no pensara en el sabor de la espada de =anzo.

 !prendi r&pidamente trayendo sonrisas al rostro de su maestro. )atajuro se convirti en el mas


grande espadachín en la tierra.

+1. :tizador Zen

0a1uin contaba a sus alumnos acerca de una anciana que tenia una tienda de t", en la que alababa su
comprensin del Zen. 2os alumnos se negaron a creer lo que les contaba y fueron a la tienda de t" para
descubrirlo por ellos mismos.
(uando la mujer los vi llegar, pens en si iban a tomar t" o iban buscando la comprensin del Zen, en primer 
termino les sirvi amablemente, en el segundo caso ella los invit a pasar a donde prepara el t", en el instante
en que obedecieron ella los golpe con un atizador 

*ueve de diez de ellos no pudieron escapar a sus golpes.

+2. arrador Zen

Encho era un narrador famoso. %us cuentos de amor estremecían los corazones de sus oyentes. (uando
narraba una historia de guerra, era como si los oyentes estuvieran en el campo de batalla.

Un día se reuni con Encho, 6esshu @amao1a, un laico que casi abrazaba la maestría del Zen. $@o entiendo'
dijo @amao1a $Usted es el mejor cuenta cuentos de estas tierras y hace que la gente llore o ría a voluntad.
(u"ntame mi historia favorita la del ni5o del durazno. (uando era peque5o la escuchaba a un lado de mi
madre, a la mitad de la historia me dormía. (u"ntamela justo como mi madre lo hacia'

Encho no se atrevi a intentarlo. >idio tiempo para estudiar la historia. Varios meses despu"s fue con
@amao1a y dijo#'>or favor, dame la oportunidad de contarte la historia'

$?tro día $ respondi @amao1a.

Encho esta decepcionado. Estudie mucho e intent de nuevo. @amao1a lo rechazo varias veces. (uando
Encho empezaba a hablar, era detenido y @amao1a decía# $!un no la cuentas como mi madre'

2e cost a Encho cinco a5os estar listo para contarle la historia a @amao1a tal como su madre la contaba.

4e esta manera, @amao1a imparti Zen a Encho.

+3. EAcursi8n de media noc-e

)uchos alumnos se encontraban estudiando la meditacin bajo el mando del maestro Zen %engai. Uno de
ellos solía levantarse por la noche, saltar por encima de la pared del templo e ir a la ciudad en eAcursiones de
placer.

%engai inspeccion los dormitorios, no encontrando al pupilo, descubri la escalera que usaba para brincar el
muro. %engai removi la escalera y la puso en su lugar.

(uando el pupilo regres, sin saber que %engai estaba en la posicin de la escalera, puso los pies sobre la
cabeza de su maestro y salto al jardín. 4escubriendo lo que había hecho estaba horrorizado.

%engai dijo# $0ace mucho frio de madrugada, cuida que no te vayas a resfriar'

El alumno jam&s volvi a salir de noche.

+4. /arta a un -ombre ?ue muere

=assui escribi la siguiente carta a uno de sus discípulos que estaba a punto de morir#

$2a esencia de tu mente no ha nacido, por lo que jam&s morir&s. *o es una eAistencia que perezca. *o es un
vacío que caduque. *o tiene forma ni color. *o disfruta placeres y no sufre dolor.

$%e que est&s muy enfermo. (omo un buen estudiante Zen, te enfrentas a la enfermedad de lleno. >uede que
no sepas eAactamente que es el sufrimiento, pero preg7ntate# $(u&l es la esencia de la mente/ >iensa solo
en esto. *o necesitaras nada m&s. 6u fin que no tiene fin es como un como de nieve que se disuelve en el
aire puro'
+!. na *ota de a*ua

Un maestro Zen llamado Cisan pidi a un joven estudiante que le trajera un balde de agua para enfriar su
ba5o

El estudiante trajo el agua, y despu"s de enfriar el ba5o, arroj lo poco que le quedaba.

$6onto+' le rega5 el maestro. $>or qu" no le diste el resto a las plantas/ Bu" derecho tienes de
desperdiciar una gota de agua en este templo/

El joven estudiante alcanz el Zen en ese instante. (ambi su nombre a 6e1isui, que significa $una gota de
agua'.

+$. Ense5ando lo Cltimo

En tiempos tempranos en apn, las l&mparas de bamb7 y papel se utilizaban poniendo una vela dentro de
ellas.

Una noche un hombre ciego visit a un amigo. !l despedirse se le ofreci una l&mpara para que la llevara con
"l

$*o necesito una l&mpara', dijo "l, $?scuridad o luz son los mismo para mi'

$%e que no necesitas una l&mpara para encontrar tu camino' replic su amigo, $>ero si no tienes una, alguien
m&s puede chocar contigo, así que debes tomarla'

El hombre ciego la acept. (omenz a hacer sus pasos, y antes que hubiera caminado mucho, se encontr
de golpe con un desconocido. $)ira por donde vas+'eAclam el caminante

 $*o vez la linterna/' Fespondi el hombre ciego.

$6u vela se ha apagado hermano' contest el desconocido.

+&. El no'ape*o

Ditano Cempo, abad del templo Eihei, tenia noventa y dos a5os cuando falleci en :<SS. %e esforz toda la
vida por no apegarse a nada. (omo un mendigo errante cuando tenia apenas viente a5os conoci en su
camino a un viajante que fumaba tabaco, al viajar juntos por el camino a la monta5a, se detuvieron a
descansar a la sombre de un &rbol. El viajero ofreci a Ditano fumar y "l acept.

$Bue agradable es este habito de fumar+, coment. El viajero le dio un cigarrillo eAtra y se separaron.

Ditano sinti# $Estas cosas agradables pueden perturbar la meditacin. !ntes que vaya muy lejos, lo dejar"
ahora' así que arroj el cigarro.

(uando tenía veintitr"s a5os el estudi KDing, la mas profunda disciplina del universo. Era invierno y
necesitaba ropa abrigadora. Escribi a su maestro que vivía a un centenar de 1ilmetros de distancia,
cont&ndole su necesidad de ropa, y le di la carta a un viajero para que la entregara. >as casi todo el
invierno y no había aun ni respuesta ni ropa. !sí Ditano recurri a la presencia del KDing, que tambi"n ense5a
el arte de la adivinacin, para determinar si su carta había sido entregada. 4escubri que este había sido el
caso. Una carta posterior de su maestro no hacia mencin de la ropa.

$%i puedo realizar dichos adivinaciones tan precisas con el KDing, pero descuidar mi meditacin' se decía
Dintano. !si que abandon esta maravillosa ense5anza y nunca recurri a sus poderes.
(uando tenía veintiocho a5os estudi caligrafía china y poesía. %e hizo tan h&bil en estas artes que su
maestro lo elogi. Ditano refleAion '%i no dejo esto ahora, ser" un poeta, no un maestro Zen, así que nunca
volvi a escribir otro poema.

+(. Fina*re de Tosui

6osui fue el maestro Zen que dej el formalismo de los templos para ir a vivir debajo de un puente con los
mendigos. (uando "l estaba muy viejo, un amigo le ayud a ganarse la vida sin mendigar. 2e ense5 a
recolectar arroz y fabricar vinagre de el. 6osui hizo esto hasta su muerte.

)ientras 6osui hacia vinagre, uno de los mendigos le di una imagen de =uda. 6osui le colg en la pared de
su choza y puso un escrito a un lado. En el se leía#

%r. =uda !mida# Esta peque5a habitacin es muy estrecha. >uedo dejarte permanecer transitoriamente. >ero
no creo pedirte que renazcas en tu paraíso.

++. El templo silencioso

%hoichi era un maestro Zen de un solo ojo con su iluminacin ense5 a sus discípulos en el templo de 6ofu1u.

4ía y noche el templo permanecía en silencio. *o se oía nada en absoluto.

Kncluso la recitacin de los sutras fue abolida por el maestro. %us discípulos no tenían nada que hacer m&s
que meditar.

(uando el maestro falleci, un viejo vecino escucho el ta5ido de las campanas y recitacin de sutras.
Entonces supo que %hoichi había muerto.

101. El zen de uda

=uda dijo# $(onsidero los puestos de reyes y gobernantes como granos de polvo, observo los
tesoros de oro y joyas preciosas como la drillos y piedras. (onsidero las mejores ropas de seda
como harapos. Veo miles de mundos como peque5as semillas de una f ruta, y el lago m&s grande
de la Kndia como una gota de aceite en mi pie. >ercibo las ense5anzas del mundo como ilusiones
de mago. Vislumbro la m&s alta concepcin como u n brocado dorado en un sue5o, y veo la ruta
sagrada de los iluminados que aparecen como flores en los ojos. Veo la meditacin como el pilar
de una monta5a, el nirvana como una pesadilla de día. )iro la sentencia del bien y del mal como la
danza serpenteante de un dragn, y el au ge y caída de las creencias como huellas dejadas por las
cuatro estaciones.'

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