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8/3/2019 Imprimir Noticia - De Miriam Germán a Balaguer

JUSTICIA

De Miriam Germán a Balaguer

Miriam Germán Brito

15 de septiembre, 1993

Honorable Señor Presidente:

Contrariando lo que debe ser la discreción de un juez


que debe limitarse a expresar su parecer mediante
sentencia, me veo en la obligación de hacerle algunas
precisiones con motivo de las declaraciones con que
usted justificó el tratamiento al señor Fernando
García Valdebenítez, juzgado en primer grado por
quien suscribe. Lo hago en razón de que aunque no
me sorprende el desprecio que usted exhibe por el
poder judicial, he pretendido llevar un camino de decencia y autorrespeto por el que he tenido que pagar
un alto precio.

En lo que se refiere al señor García Valdebenítez, éste no fue sorprendido en condición de flagrancia,
niega los hechos en todo momento y la persona que en principio lo señaló afirmando que él había venido
al país a preparar el terreno, luego se desdice tanto en la jurisdicción de instrucción como en la de juicio,
niega haber afirmado tal cosa. Tengo entendido que usted como profesor lo fue de Derecho Civil, pero
dada su formación, supongo que no ignora cuál es el valor de las declaraciones de un coacusado con
respecto a los hechos de otro, si éstas no son avaladas por otros elementos y sobre todo, en una situación
como a la que hago referencia, en que se produjo una retractación.

En la sentencia del caso que dio lugar a sus desconsideradas afirmaciones, tres personas fueron
condenadas a trece años, dos a diez, cuatro a tres años y cinco fueron descargadas. Cual que sea el valor
que se le quiera dar a la Constitución, lo cierto es que la presunción de inocencia tiene rango
constitucional y corresponde a un funcionario público designado por usted probar fuera de toda duda los
elementos que destruyan esa presunción; si no lo hace, se impone el descargo. Ahora bien, yo me
pregunto y le pregunto a usted, ¿por qué ese funcionario, ese Ministerio Público, que depende de usted,
no recurrió en casación esa sentencia, es que los tales vicios de ella sólo existen para justificar lo que no
tiene justificación y además hacerlo a costa del nombre ajeno?

Además, si como usted dijo, ese era un hecho comprobado, por qué al momento de la reacción del
gobierno de Colombia, ya una parte de esa sentencia había sido ejecutada, ¿cuál es el criterio de
selectividad? La sentencia que da lugar a esta carta fue confirmada por la Corte de Apelación, de manera
casi total, las motivaciones de la Corte no las conozco ni me interesan. Ahora bien, como juez, no está
entre mis aspiraciones postrarme a los pies de ningún Poder ni organismo de investigación, el que desee
un juez servil, que por temor a insultos gratuitos se convierta en una simple instancia de confirmación y
trámite de arbitrariedades, bien puede buscarlo en otra parte. Que nadie cuente conmigo para condenar
en base a “aunque no se le encontró nada comprometedor, una fuente dice…”, tampoco para bendecir
reaperturas de procesos que por carecer de motivos realmente nuevos, no son otra cosa más que una
violación a aquello de que nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo hecho.

Sólo cuente con mi sentencia condenatoria, cuando el Ministerio Público cumpla su obligación de probar
y los que investigan dejen de acomodar expedientes para después rasgarse las vestiduras. Los principios
son para ser aplicados independientemente de la valoración que nos merezca el eventual beneficiario.

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Al momento de juzgar, pretendo, sólo pretendo, hacerlo sin pasión, pero también sin miedo; no está entre
mis deberes por un mero indicio, una simple sospecha, enviar un ciudadano a la cárcel.

Sus afirmaciones tienen un alto contenido de injusticia, no espero ni invoco rectificación de su parte,
usted ha dado muestras reiteradas de que menosprecia el Poder Judicial.

Le escribo sencillamente porque teniendo hijos conocidos, quiero que les conste que su madre no tuvo
formación ni temperamento para callar ante el insulto gratuito, importando poco la jerarquía de quien lo
profiere, ni para dejar al incierto destino de una página en blanco la respuesta responsable.

Se despide,

Lic. Miriam Germán Brito

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