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Título: Sobre ¨lo político¨ en la poesía de Gelman: notas sobre una sospecha

Autor: Analía Gerbaudo

Lugar de trabajo: Facultad de Humanidades y Ciencias – Universidad Nacional del

Litoral

1. Decisiones

A la hora de realizar el recorte del problema que trataríamos para este encuentro

pensamos en recuperar un poemario que desde hace aproximadamente doce años

trabajamos desde la cátedra de ¨Teoría Literaria I¨ correspondiente al plan de estudios

de la Licenciatura y del Profesorado en Letras de la Facultad de Humanidades y

Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral: nuestra presentación intenta acercar

una lectura de Si dulcemente (Gelman, 1980) con el objeto de poner en circulación una

mirada sobre la escritura tal vez más revulsiva de Gelman: aquella que trabaja sobre lo

político desde el costado más incisivo y, tal vez por ello mismo, menos comprendido

desde los parámetros desde los que se suele leer la poesía o la literatura ¨políticas¨ o las

llamadas poesía o literatura ¨comprometidas¨. En Si dulcemente para ¨decir¨, Gelman

explota las posibilidades enunciativas de la lengua, de nuestro ¨castellano¨: lengua que

se viola y se hace estallar cuando no puede hacer lo que el poeta sabe de antemano,

cuando no puede ¨representar¨ en el sentido fuerte del término.

En un texto que ya tiene algunos años Carlos Fuentes pregunta (se pregunta, nos

pregunta) si puede decirse el dolor: ¨¿es el dolor algo que no se puede compartir? Más

aún, ¿puede decirse el dolor?¨. Un poco decepcionado, Fuentes concluye que ¨el dolor

destruye el lenguaje¨ (Fuentes, 1995: 12).

Con la intuición de la misma imposibilidad, no obstante Gelman hace un esfuerzo por

traducir el dolor en arte o por traducir el dolor al arte desde el texto más despojado de
su obra: un repaso de su producción como de la bibliografía crítica producida sobre su

obra (cf. Bibliografía) nos permite sostener que el eje sobre el que se centra Si

dulcemente se liga a este ejercicio escriturario que trabaja lo político, no tanto desde la

posibilidad de la literatura de ¨decirlo todo¨ (cf. Derrida, 1998) sino más bien desde la

fuerza que al texto le imprime el decidir cómo decirlo, sin sujeciones, sin normativas,

sin prescripciones. Si podemos conjeturar que son las marcas escriturarias de ciertos

poetas las que constituyen el mejor modo de identificación de su poética al punto tal que

estos poetas no necesitarían ¨firmar¨ para garantizar la ¨propiedad¨ de sus escritos (cf.

Derrida, 1984), entonces bien podemos decir que la escritura de Gelman se ubica dentro

del conjunto que caracterizamos y que Si dulcemente es, probablemente, la producción

que sintetiza, que condensa, que explora y explota los recursos de su propia poética.

2. Sobre las luchas; sobre la palabra como arma

Si dulcemente reúne tres textos: Notas, escrito entre agosto y octubre de 1979 en Calella

de la Costa, en París y en Roma; Carta Abierta, escrito en París y Roma en enero de

1980 y Si dulcemente, escrito entre enero y marzo de 1980 en Roma. Esta indicación de

fechas y de lugares de escritura que se incluyen en el poemario funcionan, junto con las

dedicatorias y las aclaraciones, junto con los ¨epílogos¨ y los intertextos, como una

suerte de señal o guiño. Señal o guiño que constituyen una interpelación al lector:

dedicar Notas a Eduardo Galeano y su mujer, que le dan cobijo al poeta en su exilio en

Calella de la Costa; dedicar Carta abierta a su hijo desaparecido, no son sino modos de

intentar luchar desde la poesía y con la palabra, contra el programa de matanza

planificado por la última dictadura militar.

Recordando otra lucha, la emprendida por la otra Carta Abierta (cf. Walsh, 1976),

Gelman aclara hacia el final de la/s suya/s:


¨el 26 de agosto de 1976
mi hijo marcelo ariel y
su mujer claudia, encinta,
fueron secuestrados en
buenos aires por un
comando militar. el hijo
de ambos nació y murió en
el campo de concentración.
como en decenas de miles
de otros casos, la dictadura
militar nunca reconoció
oficialmente a estos
‘desaparecidos’. habló de
‘los ausentes para siempre’.
hasta que no vea sus cadáveres
o a sus asesinos, nunca los
daré por muertos. ¨ (CA, 73)1

Gelman emplea la palabra como arma contra el olvido pero también contra la injusticia:

la palabra como contraste a la máquina organizada de exterminio puesta en

funcionamiento por la dictadura; la palabra como modo de vengar, uno a uno, el crimen

de Walsh, el de Urondo, el de Conti. Desde esa búsqueda, con ese fin, se abre el

poemario de Notas. Poemario cruzado también por un intertexto que deja entrever las

causas por las cuales vale la pena morir, toda vez que pensemos a los ¨desaparecidos¨

desde el verso que Gelman elige como epígrafe: ¨polvo serán, mas polvo enamorado¨

(cf. N, 10):

¨te nombraré veces y veces.


me acostaré con vos noche y día.
noches y días con vos.
me ensuciaré cogiendo con tu sombra.
te mostraré mi rabioso corazón.
te pisaré loco de furia.
te mataré los pedacitos.
te mataré uno con paco.
otro lo mato con rodolfo.
con haroldo te mato un pedacito más.
te mataré con mi hijo en la mano.
y con el hijo de mi hijo/muertito.
(...)
te voy a matar/derrota.¨ (N, 13)

1
De aquí en adelante procedemos a citar usando las siguientes siglas para identificar los diferentes textos
que componen Si dulcemente: CA (Carta abierta), N(Notas), SD (Si dulcemente).
3. Sobre las luchas; sobre la poesía como promesa (o como programa)

Si dulcemente también puede leerse como una promesa, como un programa o también

como una hipótesis sobre el destino de nuestro país. No es casual que el último texto del

poemario, justamente el que le da el nombre al conjunto de los tres escritos, lleve como

título el inicio de una formulación condicional: ¨Si dulcemente...¨.

La lectura de este último texto nos permite descubrir que Gelman compone un gran

poema: el último verso de cada poema es el primero del siguiente. Poema que se abre

con una hipótesis que genera luego preguntas, hasta entonces sin respuestas:

¨si dulcemente por tu cabeza pasaban las olas


del que se tiró al mar/ ¿qué pasa con los hermanitos
que entierraron? / ¿hojitas les crecen de los dedos? / ¿arbolitos/
otoños
que los deshojan como mudos?/ en silencio¨ (SD, 79)

Poema que nos permite mostrar un momento de la poesía de Gelman: aquel que es

posible reconocer, junto a Dalmaroni, como el momento en el que el poeta decide

escribir desde ¨una lengua sin estado¨ (Dalmaroni, 2002), transformando el mandato de

la poesía política con que se inicia su obra. Dalmaroni muestra que si hacia el 56

González Tuñón inscribe el primer libro de Gelman en la ¨poesía política¨, no obstante

luego es posible observar en su producción la ¨composición de una lengua poética que

problematiza cualquier posibilidad de reconocimiento¨ pero que, a la vez, permite

identificar una ¨disonancia legible¨, una suerte de estilo o marca personal configurada

por las ¨formas diferenciales de la gramática¨, reinventando el decir poético desde

registros del habla popular, desde la recuperación de registros del inestable español

literario de épocas de la conquista, desde las formulaciones propias del niño cuyo patrón

lingüístico aún no ha sido normalizado por la gramática escolar.

Los ejemplos que en este poemario podemos encontrar de este proceso son, tal vez, más

claros que en ningún otro. Y en todos los casos, las ¨transgresiones¨ al sistema oficial de
la lengua de la Real Academia Española en su estado actual está ligada a una tensión

ligada al eje pragmático de la escritura: así podemos advertir que cuando el sistema

limita, reprime, censura, no dejando lugar a significantes más apropiados para dar

cuenta de un movimiento que se necesita ¨nombrar¨ de algún modo, es cuando Gelman

recurre a la verbalización de sustantivos para referir una acción. Así, dice en la carta

abierta a su hijo (cabe decir, además, descuidando las desinencias verbales y el uso

canónico de la sufijación):

¨¿dónde estás mesmo ahorita?/¿descansás?/


¿nadie tortura tu blancor?/¿ya mudo
quietás tu luz contra tinieblas?/¿late
tu oscuridad?/¿llagás en puro fuego...¨ (CA, 68)

En esta poesía combativa conviven los vocativos amenazadores junto a la apelación

tierna: un funcionamiento del lenguaje que podríamos llamar como el-nombrar-cercano

distingue este decir-de-niño o este decir-al-niño al que se nombra (evoca, convoca,

recuerda...) desde la ternura del diminutivo:

¨¿la muerte sostenés


con tus manitas para que no aplaste
lo que sube de vos?¨ (CA, 68)

¨pensando sus huesitos cuando llueve/los compañeros


pisan la sombra/parten la muerte/
circulan en la noche sensitiva/
oigo sus voces como rostros vivos¨ (SD, 101)

¨vamos a empezar la lucha otra vez/el enemigo


está claro y vamos a empezar otra vez/
vamos a corregir los errores del alma/
sus malapenas/sus desastres/tantos compañeritos

derramados/hijitos derramados/vamos
a empezar/llegó el día con su
recordación de muerte/ llegó la
noche con su recordación de muerte¨ (SD, 104)

Y cuando en los poemas aparecen las palabras ¨tierra¨, ¨belleza¨, ¨leche¨, ¨patria¨,

¨compañeros¨ junto a ¨sol¨, ¨luz¨, ¨vuelo¨, ¨ala¨, ¨piedra¨, el objetivo inicial de derrotar-

a-la-derrota se convierte en programa y promesa. Con la insistencia de quien sabe por


qué cerrar un poemario con dos poemas que repiten la misma palabra, Gelman decide

cerrar Si dulcemente con dos textos que coinciden en su título: ¨Esperan¨.

El primero, una suerte de purga o de vómito o de ligero bienestar luego del vómito de la

palabra. Pero un vómito que, no obstante, no cierra una herida que necesita otra cura:

¨esperan con los ojos cerrados/como si


ardieran de éxtasis en medio
del drama del amor/cuerpos haciendo su
deshacer en la noche/¿sueñan?/¿buscan?

¿se derraman por almas lastimadas?/ ¿son en mí?


¿como ropa húmeda pegada a mí?/
¿país que no quiere despegar?/
¿ojos que duran contra soledades

tímidos/abrigando la sangrera
de la separación?/¿aún recuerdo
los afligidos pechos?/¿tiemblan de
la juntidad que se volvió distancia?

(...)
patria o peso del pecho/corregís
tanta amargura/bellezas del mundo/
con ninguna te puedo comparar/
sola/abrazando a tantos compañeros (SD, 103)

El segundo, una suerte de programa o consigna o batalla a seguir dando:

¨llegó la muerte con su recordación/


nosotros vamos a empezar otra vez
la lucha/otra vez vamos a empezar nosotros

contra la gran derrota de la mundo/


compañeritos que no terminan/o
arden en la memoria como fuegos/
otra vez/otra vez/otra vez/¨ (SD, 104)

Insistencia que configura una marca de su poética: insistencia en la formulación de

interrogantes que parecieran, sin embargo, llevar una respuesta. Desde las series

diseminadas de poemas que llevan la palabra ¨Preguntas¨ como título en distintos

poemarios el poeta interroga las certezas construidas desde los discursos oficiales y

desde las políticas de la lengua de los discursos oficiales. Y en esta interrogación, en el

modo en que compone esta interrogación, aun cuando afirma, se cifra una clave
importante de su poética. Una poética que trama lo político desde el modo en que una

palabra se encadena junto a otra.

4. Sobre las preguntas y sobre las políticas de la poéticas

Hay un verso de Roque Dalton que nos permite poner en diálogo nuestra lectura de la

propuesta escrituraria de Si dulcemente en el marco de la escritura de Gelman, de su

producción poética. En su brevísimo poema ¨Después de la bomba atómica¨, Dalton

pregunta, desde el único verso del texto: ¨Polvo serán, mas ¿polvo enamorado?¨.

La pregunta que instala el poema de Dalton es en realidad el modo en que elegimos

cerrar-abrir esta lectura sobre uno de los textos que entendemos nodales en la poética

gelmaniana. Y decimos que es nuestro modo de cerrar-abrir porque entendemos que, a

pesar de sus afirmaciones más explícitas, la poesía de Gelman instala sus

interpelaciones más fuertes desde el trabajo que formula al interrogar, al hipotetizar

como hubiera sido la historia si... dulcemente; al solicitar el recuerdo y la revisión

cuando pregunta, a propósito de ¨la pulpera de Santa Lucía¨ si son ¨glorias¨ nuestras

oficializadas ¨glorias¨. Aludiendo a otras matanzas, a otros dolores, Gelman se pregunta

(nos pregunta), a propósito de la pulpera:

¨glorias
¿era rubia la pulpera de Santa Lucía? ¿tenía los ojos celestes?

¿y cantaba como una calandria la pulpera?


¿reflejaban sus ojos la gloria del día?
¿era ella la gloria del día inmensa luz?¨ (Gelman, 1973)

Gelman solicita las jerarquizaciones naturalizadas de nuestro orden cultural cuando,

provocador, y usando profusamente el condicional, interroga:

¨¿y si Dios fuera una mujer? alguno dijo


¿y si Dios fuera las Seis Enfermeras Locas de Pickapoon? dijo alguno
¿y si Dios moviera sus pechos dulcemente? dijo
¿y si Dios fuera una mujer?¨ (Gelman, 1973)
No aportaríamos nada nuevo al decir que Gelman cuestiona los presupuestos de la

poética sesentista: la crítica ya ha hablado de estas cuestiones (cf. Porrúa, 2002).

Intentamos simplemente insistir sobre un aspecto de su trabajo político. Aspecto que nos

ha ayudado a descubrir Derrida al remarcar que es la literatura el discurso social que

tiene el derecho a decirlo todo. No obstante, cabe reiterar, que este derecho a decirlo

todo no supone tener la obligación de decir algo ni, por otro lado, tener que hacerlo de

una manera particular. Estos otros aspectos que no están explicitados en las categorías

derrideanas son claves a la hora de pensar la literatura y, en nuestro caso particular, el

poemario de Gelman nos permite traerlo a la luz para, desde esta manifestación

escrituraria, interrogar el funcionamiento de esta forma del discurso en el seno de

nuestro tejido sociocultural y, a la vez, contribuir a discutir el modo en que se ha

pensado desde Argentina el trabajo del escritor.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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