Sunteți pe pagina 1din 13

Soluciones Convencionales.

a) Extracción
Son técnicas típicamente aplicadas in situ que tienen como objetivo separar
los contaminantes del suelo para su posterior tratamiento depurador. Son
tratamientos sencillos que requieren que los suelos sean permeables y que las
sustancias contaminantes tengan suficiente movilidad y no estén altamente
adsorbidas en el suelo. Según con qué elementos se realice la extracción, se habla de:

i) Extracción de aire
Se emplea para extraer los contaminantes adsorbidos en las partículas de
suelos no saturados mediante su volatilización o evaporación a través de pozos de
extracción verticales y/u horizontales que conducen el aire con los contaminantes a
la superficie. Allí, pueden ser tratados en plantas especializadas (generalmente
adsorbidos a carbono) o ser degradados en la atmósfera de forma natural. La
volatilización de los contaminantes también se puede ver favorecida por prácticas
como el arado, y el riego puede contribuir a la solubilización y desorción de
contaminantes que pueden ser arrastrados a la superficie por evaporación. Esta
técnica está indicada para suelos contaminados con sustancias volátiles y
semivolátiles como hidrocarburos ligeros derivados del petróleo, algunos disolventes
no clorados, hidrocarburos aromáticos policíclicos ligeros y compuestos
organoclorados volátiles. Sin embargo, no se recomienda para hidrocarburos
pesados derivados del petróleo, PCBs, dioxinas o metales. A veces se puede aumentar
el rendimiento de este tratamiento estimulando la extracción de aire con
temperatura, generalmente mediante la inyección de aire caliente.
Costos
El rango típico de coste de aplicación de esta técnica varía de 15 a 20 USD por
m3, excluyendo algún método de estimulación y el tratamiento del aire extraído.
El consumo energético de una unidad de extracción de aire intersticial se
sitúa en torno a 0,01 kW·h por m3/hora de caudal nominal de aire.
Los gases extraídos del suelo pueden encontrarse en proporciones explosivas,
por lo que es aconsejable disponer de equipos de medición y control del riesgo de
explosión.

Problemas de la Extracción de Aire.


Esta técnica es aplicable a suelos contaminados con sustancias volátiles y
semivolátiles con una presión de vapor de al menos 100 N/m2 y una constante de
Henry superior a 0,01. A estas condiciones responden algunos hidrocarburos
derivados del petróleo (los de cadena inferior a 14 carbonos), algunos disolventes no
clorados, hidrocarburos aromáticos policíclicos ligeros (de 2 anillos) y los
compuestos organoclorados volátiles.
No es una técnica recomendable para el tratamiento de las fracciones pesadas
de los hidrocarburos derivados del petróleo (> C25), metales, PCBs o dioxinas. Esta
técnica puede aumentar el espectro de contaminantes tratables si se varia el proceso
para convertirlo en extracción de aire estimulada.
La extracción de aire estimulada se logra mediante diversos métodos, tales
como la utilización resistencias eléctricas, radiofrecuencias, campos magnéticos o
inyección de aire caliente. Lo cual implica una mayor infraestructura y equipos, que
requieren mantenimiento, personal calificado para su operación.
Por otra parte, altas concentraciones de contaminantes orgánicos
(orientativamente, superior a 10.000 mg/kg) tienen un efecto negativo,
incrementando el tiempo de tratamiento y reduciendo el rendimiento de la técnica.
A fin de facilitar el movimiento del aire inyectado, el suelo debe tener una
permeabilidad suficiente (orientativamente, una conductividad hidráulica mínima
de 0,1 m/día). En caso de tratar un suelo heterogéneo, es recomendable realizar
estudios piloto previos, ya que la existencia de zonas o estratos contaminados de baja
permeabilidad puede provocar flujos preferentes de aire a través de las zonas más
permeables, disminuyendo considerablemente la eficacia del tratamiento en las
menos permeables. En todo caso, la permeabilidad del suelo puede incrementarse
mediante la técnica de fracturación.
En condiciones óptimas (suelos con una permeabilidad mayor de 3 m/día y
con una concentración de contaminantes orgánicos volátiles inferior a 3.000 mg/kg),
se pueden alcanzar rendimientos de recuperación superiores al 95%. Para alcanzar
estos rendimientos es preciso un plazo que, en condiciones medias, puede situarse
entre 3 y 9 meses.
Además de la tipología y distribución espacial de la contaminación (en
extensión y profundidad) es necesario conocer los siguientes parámetros del suelo:
estructura litológica, permeabilidad, granulometría, porosidad efectiva, humedad,
pH, temperatura.
Extracción con Disolventes y Ácidos
Este tratamiento, aplicado ex situ, se basa en la extracción de los
contaminantes mediante la mezcla en un tanque del suelo con un disolvente orgánico
como acetona, hexano, metanol, éter dimetílico y trietilamina. El disolvente orgánico
arrastra los contaminantes y se separa del suelo por evaporación, y mediante la
adición de nuevos disolventes o destilación los contaminantes se eliminan para que
el disolvente orgánico empleado pueda ser reutilizado. A su vez, el suelo tratado se
lava para arrastrar cualquier resto que pueda quedar del disolvente.
Con esta técnica se obtienen muy buenos resultados para eliminar
compuestos orgánicos como PCBs, COVs, disolventes halogenados, hidrocarburos
derivados del petróleo y compuestos organometálicos, aunque se debe de tener en
cuenta la posible toxicidad del disolvente empleado y los residuos de su posterior
tratamiento para ser reutilizado.
De igual forma se utiliza el ácido clorhídrico para extraer metales pesados de
suelos contaminados. El suelo, previamente tamizado para eliminar las gravas, se
mezcla con el ácido y cuando finaliza el tiempo de extracción, el suelo se lava con
agua para eliminar los restos de ácido y metales. La solución extractante se puede
reutilizar usando agentes precipitantes de metales como el hidróxido sódico o cal.
Después del tratamiento, se debe neutralizar cualquier resto de ácido en el suelo con
la adición de cal o fertilizantes.

Costos
El coste estimado para esta tecnología depende del tipo de suelo y
contaminantes a tratar, así como de las concentraciones iniciales de éstos, factores
que determinan los disolventes a utilizar y el tiempo de retención en el tanque de
extracción. De acuerdo con la bibliografía, el coste puede variar entre 145 y 570 USD
por tonelada, situándose con frecuencia en el rango 145-300 USD/ton.
En la aplicación de esta técnica pueden quedar trazas de disolvente en el suelo
tratado. Además, se debe tener en cuenta la toxicidad del disolvente utilizado y los
residuos generados en el tratamiento del mismo para su posterior reutilización.

Problemas de la extracción con disolventes y ácidos.

Es necesario un pretratamiento de separación física, a fin de retirar


materiales extraños y las fracciones más gruesas.
Esta técnica utiliza disolventes orgánicos, siendo los más frecuentes, acetona,
hexano, metanol, éter dimetílico y trietilamina. En ocasiones, también se han
utilizado gases licuados (dióxido de carbono, propano, butano), aunque su
manipulación y requisitos de seguridad complican sensiblemente la operación

Los factores que suponen una mayor limitación para la aplicación de esta
técnica, ya que aumentan el tiempo de tratamiento son:

 Alta humedad
 Alto contenido de arcillas
 Presencia de detergentes y emulsiones
 Presencia de plomo y otras sustancias inorgánicas.
Para analizar la viabilidad de la aplicación de esta técnica es necesario
conocer la distribución granulométrica del suelo, su pH, contenido de materia
orgánica y humedad, capacidad de intercambio iónico y concentraciones de metales
y compuestos volátiles.
La eficacia de la extracción para contaminantes orgánicos de muy alto peso
molecular o muy hidrofílicos es sensiblemente menor.
Lavado.
El lavado de suelos es un tratamiento generalmente ex situ en el que el suelo
excavado es previamente separado físicamente por tamizado, densidad o gravedad
para eliminar las partículas de grava más gruesas, con poca capacidad de adsorción,
de la fracción fina y seguidamente lavado con extractantes químicos que permitan
desorber y solubilizar los contaminantes. Después del tratamiento químico, el suelo
se vuelve a lavar con agua para eliminar los contaminantes y agentes extractantes
residuales y se devuelve a su lugar de origen. La eficacia de esta técnica depende del
grado de adsorción del contaminante, controlado por una serie de propiedades del
suelo como el pH, la textura, la capacidad de intercambio catiónico, la mineralogía o
el contenido en materia orgánica y otros factores como el tiempo que hace que el
suelo está contaminado o la presencia de otros elementos tóxicos.
El lavado de suelos se utiliza fundamentalmente para suelos contaminados
con compuestos orgánicos semivolátiles, hidrocarburos derivados del petróleo y
substancias inorgánicas como cianuros y metales pesados, y es menos eficaz para
tratar compuestos orgánicos volátiles y pesticidas.
Las substancias extractantes utilizadas pueden ser ácidos, bases, agentes
quelantes, alcoholes, surfactantes y otros aditivos como sales. Se ha visto que agentes
quelantes como el ácido etilendiaminotetraacético (EDTA), el ácido cítrico y el ácido
nitrilotriacético (NTA), y otros ácidos como el ácido clorhídrico son eficaces a la hora
de eliminar Cu, Pb y Zn de suelos contaminados. Asimismo, los surfactantes
(compuestos con una parte hidrofóbica y una parte hidrofílica de naturaleza
catiónica, aniónica y biológica) son eficaces a la hora de separar los compuestos no
acuosos de fase líquida del agua y compuestos derivados del petróleo.
Costo
La inversión requerida por una planta de lavado de suelos depende de varios
factores (capacidad de tratamiento, procesos implantados, etc.). Es habitual manejar
ratios de 15 a 45 USD por tonelada de capacidad anual de tratamiento.
Los costes de tratamiento dependen, entre otros, de la composición del suelo
(contenido de finos y materia orgánica), del tipo de contaminación y de los objetivos
de descontaminación. Los precios habituales para las situaciones más frecuentes son
de unos 55-120 USD/m3. Para tratamientos complejos de suelos con alto contenido
en fracción arcillosa el coste se puede elevar hasta 240-360 USD/m3.
Adicionalmente las concentraciones residuales de contaminantes presentes
en la fracción fina (la cual puede representar hasta un 20-30 % del volumen original
de suelo) exigen habitualmente tratarla mediante otras técnicas o depositarla en un
vertedero.
El agua de lavado debe depurarse para su posterior recirculación; este
tratamiento da lugar a unos fangos que deben gestionarse como residuo.

Problemas del Lavado.

Esta tecnología presenta ciertas limitaciones en cuanto a las características


del suelo a tratar:

 El contenido en partículas finas debe ser limitado (diámetro inferior


a 63 micras) ya que la eliminación de los contaminantes adsorbidos a
las mismas es de gran dificultad. El contenido en finos suele estar
limitado a un 20 – 30 %. En general, el rango óptimo de tamaño de
partículas se sitúa alrededor de 0,25 y 2 mm.

 Altos contenidos en sustancias húmicas y una elevada capacidad de


intercambio catiónico del suelo, dificultan la desorción de los
contaminantes, reduciendo la efectividad del tratamiento e
incrementando su coste.
Los rendimientos que se pueden obtener varían en función de los
contaminantes a tratar. Así, los compuestos orgánicos volátiles y sustancias
altamente solubles se pueden eliminar hasta en un 100%, los hidrocarburos
aromáticos policíclicos (PAHs) hasta un 98% y los metales pesados hasta un 90%,
orientativamente.
Es necesario conocer los siguientes parámetros del suelo: tipo de suelo,
granulometría, humedad, contenido de materia orgánica, capacidad de intercambio
iónico, pH y capacidad tampón.
Flushing.
El flushing es un tratamiento in situ que consiste en anegar los suelos
contaminados con una solución que transporte los contaminantes a una zona
determinada y localizada donde puedan ser eliminados. Así, los contaminantes son
extraídos del suelo haciéndole pasar agua u otras soluciones acuosas mediante un
sistema de inyección o infiltración. El agua subterránea y los fluidos extractantes se
capturan y bombean a la superficie utilizando pozos de extracción, donde son
tratados y, en ocasiones, reciclados. El flushing se aplica a todo tipo de
contaminantes, especialmente a compuestos inorgánicos incluidos los elementos
radioactivos, hidrocarburos y otros compuestos orgánicos en los cuales se deben
adicionar agentes tensoactivos y floculantes para su extracción, y se suele combinar
con otros tratamientos como la biodegradación y el Pump & Treat. Asimismo, es
difícil de aplicar en suelos de baja permeabilidad o ricos en elementos finos y requiere
una vigilancia estrecha para impedir que los contaminantes migren en otra dirección
distinta a la deseada.

Costos
El principal factor de costo es la permeabilidad del suelo y a profundidad del
agua subterránea.
Los suelos con menor permeabilidad son más recalcitrantes al enjuague del
suelo, por lo que el tiempo de remediación puede aumentar significativamente, lo
que aumenta los costos.
La profundidad en el agua subterránea es el factor de costo secundario.
A continuación, se presenta un ejemplo de las variaciones que podría tener el
costo por la implementación de flushing.
Problemas de Flushing
El grupo de contaminantes objetivo para el flushing es principalmente de
carácter inorgánico, incluidos los contaminantes radiactivos.
La tecnología se puede utilizar para tratar VOC, SVOC, hidrocarburos y
pesticidas, pero para este grupo contaminantes se requiere del uso de surfactantes
compatibles con el medio ambiente.
El surfactante empleado en el flushing debe ser seleccionado cuidadosamente
ya puede alterar las propiedades físicas y/o químicas del sistema del suelo.
Los factores que pueden limitar la aplicabilidad y la efectividad del proceso
incluyen:

 Los suelos de baja permeabilidad o heterogéneos son difíciles de


tratar.
 Los surfactantes pueden adherirse al suelo y reducir la porosidad
efectiva del suelo.
 Las reacciones de los fluidos de lavado con el suelo pueden reducir la
movilidad de los contaminantes.
 El potencial de lavado del contaminante más allá de la zona de captura
y la introducción de surfactantes en el subsuelo conciernen a los
reguladores. La tecnología se debe usar solo donde se puedan
contener y recapturar los contaminantes lavados y el fluido de lavado
del suelo.
Los parámetros físicos y químicos de la caracterización del suelo que deben
establecerse incluyen: permeabilidad, porosidad, humedad, el carbono orgánico total (COT),
la capacidad de intercambio catiónico (CEC), el pH y la capacidad de amortiguación.
Las características de los contaminantes que deben establecerse incluyen
concentración, solubilidad, coeficiente de partición, productos de solubilidad, potencial de
reducción y constantes de estabilidad complejas. Las características del suelo y los
contaminantes determinarán los fluidos de lavado requeridos, la compatibilidad del fluido
de lavado y los cambios en los fluidos de lavado con cambios en los contaminantes.
Landfarming
Landfarming constituyen una técnica de tratamiento biológico del suelo que puede
aplicarse tanto in situ como ex situ, si bien la segunda es la forma más habitual. El principio
básico de acción es la transformación de los contaminantes biodegradables del suelo en
productos inocuos, aprovechando para ello la acción de determinados microorganismos
presentes en el suelo.
Landfarming ha demostrado ser eficaces para tratar suelos contaminados por
hidrocarburos derivados del petróleo y algunos pesticidas. En el caso del landfarming, la
técnica opera con mayor eficacia para los menos pesados (orientativamente, hasta C25) y
puede tener limitaciones o condicionantes en su aplicación para los más volátiles, si es
preciso controlar las emisiones de los mismos a la atmósfera.
En cuanto a las características del suelo, son aceptables suelos granulares de todo
tipo, si bien los que poseen textura arcillosa o limosa son difíciles de tratar, conllevando un
proceso muy lento, incluso con roturación intensiva y adición de enmiendas. Para garantizar
unas condiciones aceptables de aireación, se recomienda que el suelo tenga una porosidad
superior al 25%.
En suelos con características adecuadas, los hidrocarburos ligeros se eliminan en su
práctica totalidad, mientras que para las fracciones medias se llega a rendimientos del 95-
97%; para las fracciones pesadas es difícil superar rendimientos del 80-90%.

Costos
Los costos de tratamiento dependen de la duración del mismo y de las
concentraciones residuales a alcanzar. Los rangos típicos para el landfarming se sitúan entre
35 y 75 USD/m3 de suelo. El tratamiento de suelos con compuestos muy poco biodegradables
puede costar entre 120 y 180/m3
Problemas de Landfarming
Para contaminantes orgánicos pesados el tiempo de tratamiento puede sobrepasar
un año, lo que en muchas ocasiones hace económicamente inviable su aplicación.
Los compuestos orgánicos pesados (por ejemplo, PAHs de 4 y 5 anillos) y los
compuestos organoclorados o nitrogenados son difíciles de eliminar, pudiendo además
inhibir el proceso por ser tóxicos para los microorganismos.
Requiere de un estricto control de; pH, humedad, nutrientes y temperatura para
mantener una población bacteriana óptima para el proceso. Las oblaciones bacterianas, se
deben encontrar típicamente en el rango de 104-107 CFU/gramo de suelo. Por debajo de 50
CFU/gramo de suelo la biodegradación es prácticamente inviable.
El almacenamiento y manipulación de los suelos contaminados pueden generar
molestias (emisiones de polvo y partículas, olores) si el sistema se desarrolla a la intemperie.
En presencia significativa de volátiles, las emisiones de éstos a la atmósfera sin
depuración previa pueden representar un impacto no despreciable al ambiente.
Proceso Avanzado de Oxidación: Oxidación Ultravioleta
La oxidación ultravioleta representa una de las tecnologías emergentes más
importantes para recuperar agua subterránea contaminada. Se trata de un proceso de
destrucción a través de la oxidación de los contaminantes mediante la adición de
compuestos de oxígeno muy oxidantes, como el peróxido de hidrógeno o el ozono, en
conjunción con luz ultravioleta. Este tratamiento se lleva a cabo en un reactor, donde la
oxidación de los contaminantes se produce por contacto directo con los oxidantes, por
fotolisis ultravioleta (rompiendo enlaces químicos) y a través de la acción sinérgica de la luz
ultravioleta y el ozono. Si se alcanza la mineralización completa, los productos finales de la
oxidación serán agua, dióxido de carbono y sales.
Hay un amplio espectro de contaminantes orgánicos, que son susceptibles de ser
destruidos por oxidación ultravioleta, incluidos los hidrocarburos del petróleo,
hidrocarburos clorados, compuestos orgánicos volátiles y semivolátiles, alcoholes, cetonas,
aldehidos, fenoles, éteres, pesticidas, dioxinas, PCBs, TNT, RDX y HMX.

Costos
Actualmente los costos para esta tecnología son muy elevados, debido al precio de
los reactivos y equipos necesarios para su implementación. Por lo que se sigue haciendo
estudios a nivel laboratorio.

Problemas de la Oxidación Ultravioleta


Algunas de las limitaciones que presenta la oxidación ultravioleta:

 La elevada turbidez puede interferir en la transmisión de la luz ultravioleta.


 Puede haber problemas con la emisión de compuestos orgánicos volátiles cuando se utiliza
ozono.
 Hay que manejar con precaución los compuestos oxidantes.
 Los costes pueden ser mayores que en otros tratamientos, ya que se requiere de reactores
avanzados que aumentan el gasto energético.

S-ar putea să vă placă și