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Unidad 3: Fase 4 - Trabajo Colaborativo 3

Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD


Facultad de Sociales, Artes y humanidades
Programa de Psicología
Cátedra Prosocialidad 403010A_474
Ibagué, Colombia
Noviembre de 2018

*Yenni Andrea Pedreros


Introducción

Este documento contiene la lista de aquello que necesita hacerse para resolver el problema de la

violencia contra la mujer, identificación de la información pertinente que sustenta el problema

con base en las lecturas sugeridas en esta unidad y en las búsquedas bibliográficas que se han

realizado alrededor del problema, esto se presenta en forma de Marco Conceptual.


Pasos 4 5 y 6

Paso 4. Lista de aquello que necesita hacerse para resolver el problema.

La violencia contra las mujeres son agresiones físicas psíquicas, sexuales o de otro tipo. El

estudio de la violencia contra las mujeres es de carácter multidisciplinar desde el punto de vista

académico, ya que afecta a varios ámbitos de las diferentes ciencias. Encontramos varios tipos de

violencia: violencia contra la mujer en el ámbito de la pareja, dentro de la familia, en la

comunidad, cometida o tolerada por el estado y en conflictos armados.

Una forma de resolver el problema es desmitificando creencias sobre la violencia contra la

mujer, creencias como: es una cuestión privada, se deben a crisis económicas, la violencia es

natural e instintiva, el consumo de alcohol, los hombres son psicópatas impulsivos y

descontrolados, las mujeres son masoquistas débiles y tontas.

El total de mujeres maltratadas y que no denuncian por el desconocimiento de sus derechos

o miedos hace invisible el problema, por lo tanto otra forma de resolverlo es informando a las

autoridades en lugares como: fiscalía, comisaría de familia, policía, EPS, IPS, ICBF, Medicina

legal, personerías, defensoría del pueblo y procuraduría general de la nación. Estas

organizaciones deben propiciar escenarios de cambio que permitan desarrollar ambientes

transformadores a través de procesos y sinergias con el sector comunitario y actores sociales.

La gestión Universitaria conlleva la formación de profesionales integrales en valores,

código de ética y códigos morales. Formación que involucra los saberes y haceres de la

comunidad, formación de profesionales capaces de insertarse en las comunidades con el

reconocimiento de la problemática de la violencia contra la mujer para brindar solución desde la

planificación y el desarrollo de proyectos encaminados a la enseñanza de valores y respeto.


Otra propuesta para resolver el problema de la violencia contra la mujer en organizaciones

y empresas es que, si modificamos las prácticas en nuestras organizaciones, y si estas se

sostienen en el tiempo, dado que conforman espacios educativos, finalmente lograremos

construir nuevos hábitos, conductas, afectos, sentimientos y actitudes. La responsabilidad social

vista como una nueva ética puede ser un eje transformador.

Desde el ejercicio profesional como psicólogos se deben fomentar espacios para la

atención, observación y ayuda psicológica dentro de las comunidades y las víctimas ya que son

ellos quienes mejor conocimiento tienen sobre la problemática, el psicólogo debe ser solidario,

animar el trabajo en equipo de forma cooperativa y diseñar estrategias a futuro fomentando las

conductas prosociales para resolver dichos problemas.

La violencia contra las mujeres es una expresión del poder y dominio de los hombres sobre

las mujeres. En esta desigualdad, la mujer se convierte en víctima de su pareja y esto da lugar a

conductas de abuso físico, psicológico, económico, etc, que progresivamente pueden seguir hacia

una violencia cada vez más grave. La violencia no solo se debe a rasgo patológicos o singulares,

sino que también posee rasgos estructurales.

Estas características son las que producen que muchos individuos ejerzan la violencia

contra las mujeres y lo que es más importante las que permiten que la sociedad la tolere (Alberdi

y Matas, 2002). En la actualidad un gran número de mujeres están padeciendo diversos tipos de

violencia sin saber de esta realidad, llegando a considerar sus ataques normales. Estas mujeres

están pasando por desprecio, humillación, abuso, agresión sexual, física, que llegan afrontar estas

situaciones con normalidad, esto se debe a que cuando esta violencia aparece en una pareja, lo

hace de una manera indetectable ya que los incidentes pasan con muy baja intensidad, por ende,

no son detectados como agresiones.


El primer paso para resolver el problema es que la justicia sea accesible para las mujeres y

las niñas brindándoles servicios jurídicos gratuitos y especializados, creando penas más fuertes

para los agresores, aumentando la cantidad de mujeres en los trabajos de servicios públicos.

Brindar una buena información a las personas encargadas de tratar estos casos tales como la

policía, los abogados, los trabajadores sociales y el personal de salud, para que se garantice el

cumplimiento de las normas y protocolos de calidad. Siendo servicios de confidenciales,

sensibles y adecuados a las mujeres que han pasado por estas situaciones.

Para llegar a tratar las causas principales de la violencia hacia las mujeres, algo primordial

es la buena educación y el tratar de fundar las alarmas en todas las personas de cuáles son los

inicios de la violencia de género, fomentando la igualdad de género y la erradicación de la

violencia en cualquier persona.

La primera parte para mitigar y prevenir la agresion a la mujer es la educacion, generar

cambio de cultura e inculcar valores que la eviten, propiciar la prosocialidad en la Comunidad.

La violencia de género es descrita como la expresión más brutal de las desigualdades

sociales.Por ello, la prevención en violencia de género debe incidir muy especialmente sobre

estos factores, promoviendo una nueva forma de entender las relaciones entre hombres y

mujeres.

El listado se basa en las buenas practicas, en el manejo de este materia

Entre las estrategias sugeridas para la prevención de la violencia de género, se pueden

incluir:

1. Campañas y actividades de promoción, en especial campañas encaminadas a transmitir

el mensaje de que es inaceptable la violencia hacia la mujer.


2. Movilización comunitaria. Estas estrategias pueden contribuir a la prevención de la

violencia de género, a través de la consecución del compromiso de todos los niveles de la

sociedad, entre ellos, representantes de los gobiernos locales, líderes de la comunidad,

organizaciones no gubernamentales y grupos de mujeres.

3. Trabajo con los hombres. La lucha por transformar las relaciones de género y eliminar la

violencia contra la mujer no puede tener éxito sin la participación de los hombres. Comprometer

a los hombres en la aceptación y respaldo de los nuevos roles a desempeñar por las mujeres

resultan claves para poner fin a la tolerancia social ante la violencia ejercida contra las mujeres.

4. La capacitación y la sensibilización de los periodistas y otros profesionales de la

comunicación que informan sobre la violencia contra la mujer, lo que va a contribuir a mejorar la

calidad de la información y a elevar el nivel de conciencia y comprensión de las causas y

consecuencias de la violencia contra la mujer por parte del público en general.

5. Educación y fortalecimiento de capacidades en el sistema escolar. El sistema de

educación formal puede ser clave como lugar para elevar el nivel de conciencia acerca de la

violencia de género y a atacar y erradicar los estereotipos de género presentes en la sociedad.

6. Trabajar con los Jovenes: Es una parte muy importante en esa respuesta, trabajar con la

juventud y romper el ciclo de violencia, que pasa de padres a hijos. Cuestionar el modelo de

masculinidad violenta y transformar las normas comunitarias es esencial y programas como

Hombre y Mujeres están dando resultados prometedores.

7.Mas y Mejores Servicios. Otro pilar básico es proveer servicios de calidad a las mujeres

sobrevivientes de la violencia. ofrecerles a las mujeres sobrevivientes opciones de

empoderamiento económico para que puedan salir adelante sin depender de su agresor.

Capacitacion con ayudas del Sena, Universidades, Colegios, etc.


8. Incluir la violencia domestica en las agendas de seguridad ciudadana. Las fuerzas

policiales necesitan aprender a tratar los casos con profesionalidad y a las mujeres con dignidad.

Pero es más: la violencia contra la mujer genera otros tipos de violencia, como la juvenil –los

estudios demuestran que los hijos que presencian violencia contra su madre son más propensos a

tener una conducta delictiva-, por eso prevenir la violencia contra las mujeres es prevenir

también otros tipos de violencia.

Ratificar los tratados internacionales y regionales que protegen los derechos de las mujeres

y de las niñas, y garantizar que las leyes y los servicios nacionales observen las normas

internacionales en materia de derechos humanos.

Adoptar y cumplir las leyes para poner fin a la impunidad, juzgar a los culpables de

violencia contra las mujeres y las niñas, y otorgar reparaciones y soluciones a las mujeres por las

violaciones de que fueron víctimas.

Crear planes nacionales y locales de acción para poner fin a la violencia contra las mujeres

y las niñas, que logren reunir al gobierno, a las organizaciones de mujeres y a otras

organizaciones de la sociedad civil, a los medios de comunicación y al sector privado en un

frente coordinado y colectivo que luche contra dichas violaciones de los derechos humanos.

Garantizar el acceso universal a los servicios esenciales siendo, como mínimo, las

necesidades urgentes e inmediatas de las mujeres y de las niñas atendidas mediante líneas de

emergencia gratuitas que trabajen las 24 horas, contando con intervenciones rápidas para su

seguridad y protección, con viviendas y refugios seguros para ellas y sus hijos, con un

seguimiento y apoyo psicosocial, con cuidados post violación, y con una ayuda jurídica gratuita

para que comprendan sus derechos y opciones.


Invertir en la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres, la igualdad

entre los géneros y la erradicación de la violencia contra las mujeres deben situarse firmemente

en el centro del logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Mejorar la autonomía económica de las mujeres, las oportunidades económicas y laborales

desiguales en detrimento de las mujeres son un factor primordial que perpetúa su permanencia en

situaciones de violencia, explotación y abuso.

Paso 5

Elección de Problemática: Violencia Contra la mujer

Temática Trabajada: Problemática en las Comunidades

Elección: De manera grupal, estuvimos en común acuerdo en la elección de la

problemática de violencia a la mujer, siendo este de la temática de las comunidades, teniendo en

cuenta que todas las integrantes han argumentado que conocen dentro de su localidad casos de

maltrato, en una de las anécdotas se cuenta que se presentó un percance de una pareja donde su

esposa al estar enojada con su marido por unos fuertes celos, esta mujer empezó a lastimarlo con

cachetadas y rasguños en su cuerpo y al final de la discusión esta persona decide mandar a su

esposo de cara a la pared abriendo su cabeza, logrando como resultado que es necesario la

prosocialidad a todas las personas; (Coleman y Straus 1986; Salari y Baldwin 2002). El

desempleo y la pobreza crónica se situarán como factores de tensión y frustración que

incrementarían el riesgo de conflicto y violencia en la familia. Está en furor estos últimos días

los acontecimientos sucedidos con la actriz Eileen Moreno, y que han ingresado muchas

personas a establecimientos carcelarios en razón a cometer estas acciones que ahora son
delictivas; es importante recordar que las agresiones son de varios tipos psicológica, física,

económica, por el simple hecho de ser mujer, se ha sufrido de discriminación siendo esto parte

de la violencia, como no creer en tus capacidades en el trabajo, cuando un niño llora, le indican

que parece una niña llorando, o simplemente por el hecho de que a las niñas sus juguetes son

siempre, electrodomésticos, elementos de cocina, La desigualdad de género como factor

fundamental de violencia masculina hacia las mujeres. Esta falta de Prosocialidad es evidente

dentro de nuestro entorno, es una realidad que se vive a diario y no podemos ser ajenos a ella, La

VMP se presenta en todos los entornos sociales sin distinguir estrato, clase social o raza. Se

evidencia dentro de mi entorno la falta de acceso al empleo como manifestación de violencia,

donde el hombre quiere ser dominante en este campo y toma control de ello para que la mujer no

participe en el mercado laboral y no acceda a recursos de independencia económica (Villareal

2007). Esta problemática afecta a toda la comunidad iniciando desde la familia y afectándose a

la comunidad ya que esta situación se replica en las sociedades, desde un enfoque individual se

han situado un número considerable de estudios en perfiles sociodemográficos que muestran

cómo determinados "factores de riesgo". "la violencia de género no distingue clases sociales" ha

sido una estrategia ampliamente usada por las organizaciones feministas para universalizar el

problema y, así, fomentar la sensibilización y solidaridad entre las mujeres (Larrauri 2007). Sin

embargo nos debemos centrar en cómo influye el contexto social en las diferentes tasas de

violencia, entonces es donde es importante analizar cómo la desigualdad de status puede estar

ligada a una mayor probabilidad de sufrir violencia en la pareja. Dicho esto desde una

perspectiva sociodemográfica.
Paso 6.

Marco Conceptual

Medicina Legal presenta una alerta por el aumento de violencia contra las mujeres, en su

informe establece que entre enero y mayo de este año se han registrado 3.069 casos más de

ataques a mujeres que el mismo periodo del año pasado, y según informes de peritos de

Medicina Legal, en los primeros cinco meses del 2017 se reportaron 17.050 casos de violencia

de pareja y este año fueron 17.715 casos; la violencia de pareja es la causa de mayores denuncias

(Legal, 2018)

La Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de las Naciones

Unidas y la Convención Interamericana para Prevenir, Castigar y Erradicar la Violencia contra

la Mujer de la OEA (1994) condensan las definiciones de la violencia en contra de la mujer,

como: "Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un

daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de

la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada."

La violencia dirigida hacia las mujeres dentro de las relaciones de pareja es un problema de

salud pública, manifestación de las violencias basadas en género y una violación a los derechos

humanos de las mujeres. Esta se define como “cualquier comportamiento que se da dentro de una

relación íntima que causa daño físico, psíquico o sexual a los miembros de la pareja;

específicamente”(OMS). Miguel Lorente a su vez, describe el Síndrome de Maltrato a la Mujer

como “el conjunto de lesiones físicas y psíquicas resultantes de las agresiones repetidas, llevadas

a cabo por el hombre sobre su cónyuge (mujer) a la que estuviese o haya estado unido por alguna

relación de afectividad” (Lorente Acosta M, 2000). En nuestro contexto, la violencia de pareja se

entiende como un patrón de interacción que lesiona la integridad física, emocional, sexual y/o
patrimonial de las personas que conforman parte de la misma; con estas conductas se pueden

vulnerar los derechos sexuales y reproductivos, a la vida, a la libertad, entre otros; incluye los

episodios de violencia ocasionados por la pareja actual, las exparejas y las parejas del mismo

sexo.

La violencia entre parejas en relación al género, lo podemos analizar desde distintas

perspectivas: Desde la perspectiva sanitaria se reconoce que la violencia en las relaciones de

pareja afecta gravemente la salud de las mujeres, ejemplo de ello son las secuelas físicas entre las

que se pueden encontrar situaciones de discapacidad y dolor crónico, así como afectaciones en su

salud mental y laboral; e incluso puede tener un desenlace fatal.

Un estudio realizado por Foshee y sus colegas (Foshee, 1999)examinaron un grupo de

1965 estudiantes de octavo y noveno grado y encontraron una relación entre dicha violencia y

haber presenciado o haber sido objeto de violencia en su familia de origen, mediada,

independientemente del género, por la aceptación de dicha violencia y un estilo agresivo de

resolución de conflictos. Wolfe y sus colegas (2001), por su parte, compararon los y las

adolescentes que habían sido objeto de malos tratos en su familia con los y las que no, en una

muestra de 1419 adolescentes vinculados a diez escuelas de secundaria de Ontario (Canadá),

hallando que las adolescentes del primer grupo tenían una probabilidad mayor de exhibir

dificultades relacionadas con la ira, la depresión, la ansiedad y el estrés postraumático, así como

un mayor riesgo de delincuencia violenta y no violenta y de portar armas furtivamente, mientras

que los adolescentes de dicho grupo mostraron una mayor probabilidad de exhibir niveles

clínicos de depresión, estrés postraumático y disociación y de exhibir conductas amenazantes o

maltrato físico con sus parejas afectivas (Kinsfogel, 2004). Fasí mismo, evaluaron 391

adolescentes varones y mujeres entre los 14 y 18 años de edad y cuyos padres habían estado en
conflicto, encontrando que los adolescentes varones que habían presenciado mayor conflicto

interparental, veían con mayor naturalidad la agresión en las relaciones románticas, tenían

mayores dificultades para manejar la ira y creían que la violencia era común en las relaciones de

pareja de sus pares.

Los resultados de estos estudios señalan que el haber presenciado violencia entre los padres

puede asociarse con el desarrollo de rasgos psicológicos negativos, tales como las dificultades

para el manejo de la ira, la baja autoestima, las dificultades emocionales y la aceptación de la

violencia hacia la pareja, que favorecerían la comisión o el ser víctima de actos de violencia de

pareja en la adolescencia y la vida adulta. También indican que la detección de este tipo de

rasgos en la adolescencia podría facilitar la ejecución de estrategias de prevención de dicha

forma de violencia, en aquellas personas expuestas a violencia marital.

Por lo anterior, esta investigación se planteó como objetivo examinar la aceptación de la

violencia hacia la mujer, las habilidades sociales, la empatía, la comunicación de pareja, los

rasgos de personalidad machistas (en los varones) y los rasgos de personalidad sumisos (en las

mujeres), en un grupo de adolescentes varones y mujeres que habían presenciado violencia por

parte del padre hacia la madre, comparándolos, tanto a nivel grupal como por género, con un

grupo de adolescentes varones y mujeres con rasgos sociodemográficos similares, que no habían

sido testigos de ese tipo de violencia.

Para lograr mejor control de emociones dentro del entorno familiar es importante el

desarrollo de habilidades pro sociales; la conducta pro social puede ser definida como una

conducta voluntaria de ayuda para con otros (Epps, Park, & Huston, 2003). Existe un consenso

entonces con respecto a que la empatía con el sufrimiento de los demás favorece los actos

altruistas y limita la agresión personal. Pero si bien se admite que la sensibilidad empática
favorece el altruismo y reprime la agresividad, el que una persona empática realice o no acciones

altruistas depende de otros determinantes como los inductores sociales, las limitaciones que

impone la situación, los costos potenciales del acto, las habilidades sociales, las características de

la víctima, etc. Los estudios concluyen que las mujeres alcanzan puntuaciones más altas en

empatía, en comparación con los varones (Mestre & Frías, 2004)

Ahora bien, diversas teorías explican el desarrollo de la prosocialidad, pero son tres los

enfoques que abarcan los modelos teóricos más representativos. La teoría evolucionista se basa

en los mecanismos de parentesco, altruismo recíproco y la selección grupal para explicar la

prosocialidad. El enfoque cognitivo señala que existe relación entre el juicio moral y la conducta

prosocial, de modo que a mayor madurez psicobiológica, mayor será la conducta prosocial Las

teorías del aprendizaje social, por otro lado, consideran que es a través de la experiencia directa y

el modelamiento que se produce el aprendizaje de conductas de ayuda hacia los demás (Espinosa

& Ferrándiz, 2011)

Desde una perspectiva sistémica la violencia surge como consecuencia de una interacción

problemática entre el individuo y el entorno que le rodea. El modelo ecológico de

Bronfenbrenner y Belsky que plantea un individuo que está inmerso en una serie de sistemas en

el que interactúa es muy útil para el análisis del aprendizaje de la violencia.

Microsistema, (entornos inmediatos del sujeto, como el contexto familiar, y el escolar):

Gran parte de la violencia surge en el sistema familiar, donde se adquieren los primeros modelos,

se estructuran las primeras relaciones sociales y las primeras expectativas básicas de aquello que

se espera de uno mismo y de los otros. En alguno casos, los chicos / as que están expuestos a la

violencia en su familia, reproducen patrones cuando interactúan con el entorno exterior.

Desconocen formas de relación que no siguen mediante la violencia y así, sus relaciones acaban
por deteriorar-se. Por otra parte la escuela es a menudo un contexto que puede permitir el

aprendizaje de la violencia. Es fundamental desarrollar habilidades que permiten afrontar las

situaciones estresantes y los conflictos tanto en la familia como en la escuela de forma positiva.

Mesosistema, (relaciones que se establecen entre los diferentes entornos inmediatos del

sujeto, por ejemplo la relación entre la familia y la escuela): La carencia o nulidad de una

comunicación de calidad entre familia y escuela, así como la falta de redes sociales de suporte

delante de situaciones que sobrepasan los recursos personales pueden favorecer la aparición de la

violencia y su aprendizaje. El sujeto y su familia tienen que establecer relaciones positivas con

otros sistemas sociales, para desarrollar la calidad y la cantidad de sus respuestas sociales para

resolver problemas, mejorar su autoestima, etc.

Exosistema, (organización del medio en el que vive el sujeto: sistema económico, político,

medios de comunicación): El medio influye en los sujetos de una manera implícita, por lo cual ,

una exposición incontrolada y constante a la violencia (por ejemplo en los medios de

comunicación: telenoticias, películas) deriva a su normalización, en la asunción de la misma

como respuesta de interacción valida y efectiva. Por todo eso se tiene que promover la utilización

controlada de las nuevas tecnologías, la selección de los medios audiovisuales para favorecer el

procesamiento de la información y conseguir un mayor impacto emocional.

Macrosistema, (estructura social, cultural, creencias y actitudes de la sociedad): A través de

costumbres, creencias y actitudes sociales que promueven la violencia. Es importante desarrollar

cambios de actitudes y alternativas que permiten resolver los conflictos de forma positiva,

aboliendo estereotipos descalificadores, todo eso involucrando en esta lucha a toda la sociedad y

haciendo consciente la presencia de la violencia en el mismo sistema y en las instituciones. En


definitiva para prevenir la violencia es necesario analizar la interacción entre los individuos y los

contextos donde se produce la violencia y actúa sobre todos ellos.

El desarrollo de un entorno desde la prosocialidad, con buen manejo de emociones,

empatía, sociabilidad y ayuda a los demás, se tiene mucha probabilidad de mitigar las acciones

de violencia contra la mujer en su entorno familiar.

La violencia contra la mujer en las relaciones de pareja es un problema social que afecta a

miles de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, el “descubrimiento” de la violencia de género

como problema social es un hecho relativamente reciente (Gracia, 2002). Hay que esperar más

de 20 años desde que se inicia el interés científico por este fenómeno para que sea considerado

un problema de salud pública de primer orden por organizaciones internacionales y gobiernos,

así como un abuso de los derechos humanos, con una elevada prevalencia en todo el mundo

(American Medical Association, 1994; Bachman y Saltzman, 1995; Consejo Europeo, 2002;

Hagemann-White, 2001; Kury, Obergfell-Fuchs y Woessner, 2003; Organización Mundial de la

Salud, 2002).

Se reconoce también que existen diferentes tipos de violencia de género (física,

psicológica, sexual, patrimonial y económica) por lo general responde al tratamiento

metodológico para fines de explicación y sistematización, ya que por lo general coexisten

diferentes tipos de violencia en una misma relación de pareja. En 2018 se han registrado al

menos 3.014 casos de violencia de género contra la mujer en Colombia: es decir, alrededor de 50

cada día. Así lo reveló un informe de la Facultad de Derecho de la Universidad Libre, tras hacer

un análisis de los documentos del Instituto Nacional de Medicina Legal. De acuerdo con las

cifras del informe, las mujeres más afectadas por esta problemática son aquellas entre los 20 y 29

años, con 1.295 denuncias. También se reportaron 81 casos en los que menores de edad fueron
maltratadas por sus parejas, el informe también revela cuales son las zonas donde más se

registraron casos de violencia de género en lo corrido de 2018, siendo Bogotá la primera, con

760 mujeres maltratadas; seguida de Antioquía, 311; Cundinamarca, 236; Valle del Cauca, 204;

Santander, 172; Atlántico, 136; y Meta, 103.

La violencia de género y vista desde el modelo ecológico, Bronfenbrenner (1979)

identificó una serie de elementos que se pueden traducir en determinantes de la violencia o en

factores protectores, elementos que se ubican en diferentes estadios de la vida social.

Analizar la violencia contra las mujeres teniendo como guía el modelo ecológico implica

"descifrar la forma en que las relaciones de género y sus expresiones simbólicas y culturales y de

poder cruzan dinámicas contextuales de lo público y lo privado, donde se vive y actualiza la

violencia social” (Olivares, 2009, p.6).

En este modelo se encuentran cuatro ámbitos que dan cuenta tanto de la existencia de

agresores, como de la respuesta de las víctimas y las condiciones de reproducción social de la

violencia.

El primer ámbito visto desde las historias personales entendiéndose como el proceso de

aprendizaje e y normalización de la violencia surgido durante la infancia con respecto al cual se

incorporaron nociones que validan la violencia como un medio aceptable de interacción con los

demás. En este ámbito también se pueden considerar características tales como la edad, el sexo,

el nivel educativo, el empleo, los ingresos y las condiciones socioeconómicas (Olivares, 2009,

p.14), entre otras.

Como segundo ámbito encontramos el microsistema donde las relaciones interpersonales y

la interaccion con personas más cercanas (pareja, familia) intervienen de forma directa con el

sujeto donde estos son más próximos a potenciar las agresiones. De acuerdo con el estudio sobre
ciudades seguras (2009), "desde la perspectiva de género son relevantes las formas en las que se

conciben y practican las relaciones jerárquicas de género entre hombres y mujeres, tanto en las

familias como en las amistades” (Olivares, 2009, p.14).

El exosistema se centra en factores estructurales que afectan los entornos cotidianos de las

personas (como el vecindario, el trabajo, la escuela y los colectivos como los clubes deportivos,

etc.) y determinar en qué medidas estas pueden aumentar el riesgo de ocurrencia de actos

violentos.

Y por último se encuentra el macrosistema donde se inscriben los valores, creencias,

actitudes y representaciones culturales que legitiman o perpetúan la violencia contra las mujeres.

En este eje se inscriben dos grandes universos de representaciones que interactúan: los valores

patriarcales, y la aceptación social de la violencia como forma legítima de relación.


Conclusiones

Son muchas las posibilidades que presentamos en este trabajo para la solución del

problema de la violencia contra la mujer, quizás la más importante es hacerlo visible a toda la

sociedad para que se materialice la lista de soluciones. La violencia contra la mujer constituye

una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales y limita total o

parcialmente a la mujer el reconocimiento, goce y ejercicio de tales derechos y libertades. La

eliminación de la violencia contra la mujer es condición indispensable para su desarrollo

individual y social y su plena e igualitaria participación en todas las esferas de vida. Finalmente

es necesario promover la implementación de medidas generales para garantizar el acceso de las

mujeres a la justicia y a servicios adecuados, pertinentes y de calidad, así como mecanismos

específicos para aquellas que enfrentan múltiples factores de discriminación y exclusión.


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