Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
• Este texto es la version original en espafiol de "Simón Rodríguez: The Loudest Laugh of che 19th
Century (or che Importance ofNot BeingAndrés Bello)" . Trad. Sophia McClennen. En: Th, PÚlW ofHú-
rory: Rtgionalism &visittd in Latin Amtrica, ed. Doris Sommer. Durham and London: Duke Universiry
Press, 1999, pp. 119-133. (Volumen publicado originalmente en Modern Language Quanerly, vol. 57,
1996).
1. Las reflexiones de Rama son indispensables para pensar la relación enue la ciudad letrada y el Po-
der; Rama tuVO e! mérito, además, de reparas en lo extraordinario de Simón Rodríguez. Es curioso que las
publicaciones más recientes sobre Rodríguez sean obras de ficción: dos obras de teatro y una novela (Cho-
crón, Bonrnatí, Uslar Pietri).
2. Mientras no se indique otra cosa, las referencias a los textoS de Roddguez proceden de las Obras
compltfas (1975), manteniendo la ortografía de! original.
....
T
100 BRAVO PUEBLO' SI/sana Rotleer Si",I" R4á,/p'z;.· '" (arciljada mdJ una tÚl siglo XIX 101
a. ser sólo como el maestro del Libertador Simón Bolívar y maestro Y republicano incansable; que tuvo el mérito de ser uno de los
SImplificando Incluso ese rol con rótulos que lo describen como el pocos que hadan reír al Andrés Bello; que, llamado por
Rousseau o el Pestalozzi latinoamericano. Estas calificaciones eurocen- sus contemporáneos 'el Sócrates caraqueño', murió sin homenajes ni
tristas no han tomado en cuenta las diferencias de proyecto y el abismo cargos públicos, acusado de hereje y en una miseria incluso más absolu-
que mediaba entre el contexto europeo de esos aurores y la realidad ta que su soledad.
efervescente dd Nuevo Mundo. Adelanto aquí, casi como un gesto de Me limitaré a revisar otra razón para el borramiento del nombre de
salubridad, que si bien Rodríguez sí fue, en efecto, el maestro que guió Simón Rodríguez, razón aún más grave que el de su el
a Bolívar en su crecimiento hacia el compromiso emancipador, el pare- escándalo de su escritura. Porque su obra es una interrupción del éIls-
cido con Pestalozzi radica sólo en el interés de ambos por la educación oficial, un cortocircuito que pone en evidencia la maquinaria ma-
de los niños pobres, pero sus métodos pedagógicos eran opuestos. En quilladora del campo ideológico. Poner en evidencia significa, en los
cuanto a Rousseau, habría que tomar en cuenta que el venezolano lo textos de Rodríguez, denunciar la traición contra las promesas de cam-
leyó en la Carac,as colonial del siglo XVIII, en condiciones de lectura bios sociales que animaron las guerras de emancipación; significa tam-
que equivalían a una traducción peculiar, con una biblioteca restringida bién escribir de manera tal que el lenguaje mismo exponga la saturación
y un horizonte cultural que obviamente determinaba una reinvención de sentidos y valores con que la "república de las letras" (II: 286), como
de sentidos y códigos culturales, una él la llamaba, trataba de moldear' hegemónicamente el orden simbólico
¿Por qué el desdibujamiento de una figura de tal peso? Acaso porque yel sujeto nacional.
durante su vida trashumante no qUISO e r arte e a olítica es de- Lo que me interesa subrayar es que la escritura de Rodríguez intro-
cir, no tuvo la habilidad de renunciar a sus princípios para triun ar en la duce lo heterogén!:o : sus textos representan la sociedad de un modo di-
realidad, no supo o no quiso transar con los convencionalismos, no ne- ferente al que se estaba imponiendo. Como bien lo vio Michel de Cer-
goció con las autoridades locales, no modificó sus colegios de vida co- teau (1988), al dar un espacio textualaotra mirada u otro discurso, al
y mixta, no ocultó su matrimonio con una india, ni le dio la es- hacer sectores de la realidad, se desplazan los límites de la
palda a Bolívar cuando todos se despedazaban por quedarse con partí- cu tura, se amplía el horizonte de la discllsión, se incluye en el campo
culas de su poder. Aunque no es ésta la ocasió_n de examinar su vida, no de lo aquella realidad q11 e la silencia, satura,
puedo evitar la tentación de contar, para aquellos que nunca lo leyeron manipula, trata de borrar. 0, para decirlo con palabras de Rodríguez, su
ni oyeron hablar de él, algunos datos biográficos singulares: que vivió escritura qUIere "Descubrir diferencias, donde el comun de los hombres
más de 30 años bajo (el .más usado: Samuel Ro- no ve sino semejanzas, ó vice versa" (II: 207).
binson, firma que usó para la traducción que hiciera del A ala de Cha- , Una de las estrategias de esta heterología de la escritura es producir
teaubriand, la primera en nuestro idioma); que durante su larguísimo una lectura crítica, que no se deje llevar incondicionalmente por la letra
exilio por el mundo llegó incluso a fundar con fray Servando Teresa de impresa: para ello rompe con la tipografía tradicional de un modo tan
Mier una escuela de español en la Francia de comienzos del siglo XIX; sorpresivo y variado que el lector está obligado a modificar sus hábitos
que pese al apoyo de Bolívar y Sucre no logró concretar los proyectos de lectura. Abrir cualquier texto de Simón Rodríguez es experimentar,
educativos que habrían de realizar la verdadera emancipación de los entonces, a primera vista, el sentido de la fisura, de lo heterogéneo eri el
pueblos; que fue inventor, fabricante de velas, tipógrafo, políglota, sistema literario.
Casi un siglo antes de los caligramas de Apollinaire, los textos de
3. Las diferencias son obvias entre Conujos tÚ amigo dados al Cokjio tÚ Latacunga y los textOS de Pes-
Rodríguez están construidos con el tamaño de las palabras, los espacios
taloZZl (cfr. Rurnazo. en Rodríguez. 1975. T; 105-7). Sobre la modificación del valor que podía tener un tex- de la página y las distintas variantes tipográficas. Hay llaves, corchetes,
to europeo leído dentro del marco de las restringidas bibliotecas americanas de la Colonia. ver Rotker y
Martínez (I992). . blancos, cursivas, capitulares, negritas: un mapa de significaciones que
'. 102 BRAVO PUEBLO · Susana Ro/leer Simón RDdrlgutz: la carrajada mdss"ia tÚ/ siglo XIX 103
si hoy resulta asombroso, no podía menos que sacudir al lector de co- sentantes", "tergiversar el sentido", "exaltar al pueblo [... ] y servirse de él
mienzos del siglo XIX. en este estado" (1: 273). .
Descubrirlo hoyes maravilloso. El estrago de esas páginas, su apa- Lo que Simón Rodríguez en evidencia es una verdad incómo-
rente anarquía, sus gritos y secretos, su necesidad de orden en medio de da, velada por la escritura oficial: dos o tres décadas después de la pro-
tanta originalidad, parecen una pintura con letras, un fresco en blanco y clamación de la Independencia aún no se había hecho nada por cambiar
negro de las convulsiones políticas, los caudillismos, los intereses en el fondo de las cosas. No se suprimieron los privilegios de clase ni si-
pugna, las marginaciones y la ebullición social que vivían los países de quiera en el caso del sufragio, que siguió siendo un derecho exclusivo de
América del Sur, donde Rodríguez intentó poner en práctica sus ideas, los sectores ilustrados; los terratenientes y la Iglesia conservaron sus pro-
fracasando una y otra vez por su intransigencia con el orden establecido. piedades, y las condiciones coloniales de discriminación apenas
Los énfasis y las repeticiones, la distribución de las palabras son tan para campesinos , indios y negros, si bien se abolió legalmente la esclaVI-
astutos que obligan al lector a tomar distancia frente a la letra impresa. tud (cfr. Romero, 1978 y 1986; Ricaurte Soler, 1980; Roig, 1976-1982;
Para asegurar el efecto, además de "pintar escribiendo" (H: 223), hace González Stephan, 1987). En México y Brasil se impuso la monarquía;
una interpelación que hoy se llamaría metatextual: en Chile y Ecuador los gobiernos conservadores; en Paraguay, Argenti-
na, Venezuela, México y Bolivia, las dictaduras.
Examínese, en lo escritO hasta aquí, Es esta sociedad la que encuentra Simón Rodríguez al volver de su
si hay conexión {en las Ideas y largo exilio norteamericano y europeo. Tal vez han cambiado los ros-
en los PensamientOs tros, pero las tensiones, los privilegios y el desequilibrio poderlraza sigue
tercamente en su lugar. Lo que se ha vuelto progresista es el discurso.
y si tOdo se reúne en una idea jeneraL Letrados, liberales y conservadores, pipiolos y pelucones, centralistas y
(II: 158-9). federales, se han apropiado del lenguaje de la emancipación por igual,
acomodándolo a sus necesidades y principios. Es así que el siglo XIX es
Apela directamente al lector para que se detenga ("examínese"), tome el del vacío útil de los lemas, de la 'prostitución de la palabra', como lo
conciencia del proceso de lectura, revise y corrija el sentido de lo leído. corroborará mucho después el chileno Francisco Bilbao:
Esta apelación de Luces y virtudes sociales (1834) no es, por cierto, la
única en su obra; por ejemplo, en El Libertador del Mediodía de Améri- No confundáis, americanos, el charlatanismo de la libertad, que es
ca y sus compañeros de armas, defendidos por un amigo de fa causa social,' una especie de pasaporte para hacerse escuchar en nuestro siglo, con la
redactado en 1828, dedica más de cinco páginas al "Derecho del lector realidad del espíritu, y con los actOs verdaderos que la libertad exige
para ser juez" (H: 207-12). con su lógica inflexible ("El enemigo interno", en Rotker, II: 209).
Rodríguez se esfuerza por conferir nuevo peso a las palabras, por ha-
cerlas sentir (II: 161). Los arreglos gráficos miman el sonido yel movi- Pero las reflexiones acerca del vacío retórico comenzaron a enunciar-
miento de la boca, reproducen en la página la disposición del pensa- se hacia fines del XIX; la primera parte del siglo, en cambio, compartía
miento y tratan, sobre todo, de llamar la atención sobre el sentido de las ' la fe de Andrés Bello en el poder de la palabra. He allí una de las rarezas
palabras. "Impreso no quiere decir bueno", advierte (H: 193). de Simón Rodríguez: el dinamismo de su textualidad trata, justamente,
¿Por qué este alena? Porque, como denuncia en Sociedades america- de combatir el vacío retórico. De la libertad, por ejemplo, que era una
nas (1828), hay un tráfico de la palabra que realiza "una clase intermedia de las banderas de la época, acusa: "Libertad personal y derecho de pro-
de sujetos" para "conar toda comunicación entre el pueblo y sus repre- piedad", son palabras usadas "para eximirse de toda especie de coopera-
. ción al bien jeneral, para exijir servicios sin retribución y trabajos sin re-
' .
104 BRAVO PUEBLO. Susana Rotker SjmJn RluJrltu"'" la (aTCajatÚI mlÚ urja tÚ' lit'" XIX 105
compensa, para justificar su inacción con las costumbres, y sus procedi- los signos de Importancia", yel acento y las modulaciones son los de
mientos con las leyes", "para convertir la USURPACION en posesión" "conexion y relacion", en el escrito:
y gozar con perjuicio de terceros "á título de LEJITIMIDAD (y la leji-
timidad es un abuso tolerado) " (H: 115). Todo es manipulación de la el Tamaño Y} de los caractéres, indican los TONOS
palabra. Dice Rodríguez: "O ¡escritores! que no consultais sino el deseo la Variedad
de haceros valer -consultad el interes de la causa que finjis defender" (H:
227). la separación y } de iaserrases, In
'd'lCan las PAUSAS
Ante esta manipulación, Simón Rodríguez insiste en modificar la el aislamiento
actitud en la lectura. Propone:
La Separación se pinta
LEER, es RESUCITAR IDEAS, SEPULTADAS en el PAPEL: poniendo la palabra ó la frase entre puntos
El aislamiento se pinta
Cada Palabra es un EPITAFIO
'monoteístas', Rodríguez desarrolló estrategias discursivas heterológicas cambio, que "populacho" es una "palabra [oo.] [que], quiere decir pueblo
o 'politeístas' (en el sentido que le da de Certeau: 48), tratando de hacer menudo ó jente menuda [oo.] por extensión ¡ENTE DESPRECIABLE' y
el campo de lo nacional menos excluyente de lo que era. que el "hombre no es verdaderamente despreciable sino por su IGNO-
Para estimular el uso correcto de la gramática, Bello publicó "Análi- RANCIA" . Por lo tanto, es necesario instruir al populacho (II: 290-1).
sis ideológico de los tiempos de la conj ugación castellana" (1841) y la Bello, un purista, termina aceptando la introducción de neologis-
Gramdtica de la lengua castellana destinada al uso de los americanos mos, porque "el adelantamiento prodigioso de todas las ciencias y las ar-
(1847), intento de remover el servilismo ante la gramática latina de Ne- tes, la difusión de la cultura intelectual, y las revoluciones políticas, pi-
brija, texto de educación colonial. Su idea, como la del mexicano Fray den cada día nuevos signos para expresar ideas nuevas". Su único reparo es
Servando Teresa de Mier, el argentino Domingo F. Sarmiento y el pro- adoptar vocablos innecesarios o que descubran "la afectación y el mal
pio Simón Rodríguez, era simplificar el alfabeto, reduciendo el número gusto" (1981, IV: 11; cursivas agregadas). El ejemplo es de los más reve-
de letras a igual número de sonidos que el lenguaje hablad0 5• El objeti- ladores de la mecánica del discurso letrado: representar un solo lado de
vo era evitar la "algarabía" (Rodríguez, 1: 266) o la "babel izació n" , con- la realidad. Simón Rodríguez, desenmascara esa mecánica: "Por todas
servar "la lengua de nuestros padres en su posible pureza, como un me- partes se ven Escuelas políticas enseñando á dar otros nombres d las mis-
dio providencial de comunicación y un vínculo de fraternidad entre las mas cosas; y á formular, en otro estilo, las órdenes del otro día. Las voces
varias naciones de origen español derramadas sobre los dos continentes" son nuevas, en efecto, y las cosas parecen serlo; pero en realidad [oo.] de plan
(Bello, 1981, IV: 11). no se ha variado" (I: 267; cursivas agregadas). Las palabras hacen que
Las afirmaciones de Bello sobre la ortografía, la ley y la pureza son todo luzca nuevo, pero nada ha cambiado.
de un género muy distinto a las de Rodríguez; éste dice: En un texto notable, Rodríguez reflexiona sobre la relación entre
lengua y poder, para desordenar, para denunciar, para provocar. En el
Un signo para cada articulación [oo.] y siempre el mismo [oo.] sería "Pródromo" de Sociedades americanas, forma dos columnas paralelas de
preferible á la profusión de caracteres que lucen en la portada de un li- texto, una titulada "la LENGUA" y la otra, "el GOBIERNO". Una
bro Letras cuadradas y redondas, con cola, con pelos y con dientes, lengua nacional, afirma, es para que "todos los nativos / la articulen, la
unas acostadas y otras en pié, son buenas para ejercitar el buril, no los canten , la construyan y la escriban / del mismo modo"; alIado traza la
ojos. Si se Limpiase el alfabeto, podría fijarse , y ya fijo, se conservaría equivalencia en el arte de gobernar y luego compara la sintaxis con la
invariable: entonces tendría el esplendor de la claridad (I: 266). disciplina (1: 265). Propone en la misma página:
Todo lo que se confia á la tradi- Confiar la suerte de los pueblos otra vez: "La América no ha de imitar SERVILMENTE, sino ser [... ]
ción oral, se arriesga. al parecer de uno ó de muchos ORIJINAL" (II: 16).
Lej isladores, traidos por el acaso Como se sabe, el discurso letrado del siglo XIX se caracteriza por re-
á la lejislatura, es arriesgar la feli- presentar la realidad como una división entre civilización y barbarie,
cidad pública. calcando el concepto europeo. Es casi una redundancia recordarlo acá,
pero me permito mencionar, a modo de comparación, los proyectos de
He mencionado hacia el principio de este capítulo que la escritura de inmigración europea y blanca de Juan Bautista Alberdi, o las afirmacio-
Rodríguez introduce lo heterogéneo. No lo hace sólo haciendo sentir el nes de Sarmiento acerca de que "valdría al m,undo librarse" de los "in-
peso de las palabras, modificando la gramática o rediagramando los mo- dios asquerosos", a quienes consideraba "una raza prehistórica servil"
dos de lectura, sino abriendo un espacio de representación diferente al (Brading: 674), o que los gauchos no tenían de humanos más que la
que se estaba imponiendo. Preocupado por el "arte de dibujar Repúbli- sangre (Anderson 1mbert: 122). Bello, por su parte, coincide con este
cas, se diferencia claramente del cuerpo de sabios de Bello: "¿No podrían desprecio hacia la raza nativa:
formar nuevas costumbres y gobernarse por ellas?", pregunta y propone:
"Observando la índole de los nativos, se acertaría á darles el Gobierno No se coloniza matando a los pobladores indígenas: ¿para qué matar-
que les conviene. -Poniéndoles en contradiccion consigo mismos [... ] los si basta empujarlos de bosque en bosque y de pradería en pradería?
nada se conseguirá" (1: 268). Este reclamo encontrará eco más de medio La destitución y el hambre harán a la larga la obra de la destrucción,
siglo después, cuando José Martí pida en "Nuestra América" que los go- sin ruido y sin escándalo (1981 , XXIII : 163-4).
bernantes dejen de imponer sistemas políticos ajenos y aprendan de las
necesidades de la propia realidad. Rodríguez no duda: hay que hacer Simón Rodríguez, en cambio, coincide con la definición de su discí-
"una Ortografía Ortolójica, es decir, fundada en la boca"; y, al mismo pulo Simón Bolívar en la Carta de Jamaica (1815): los latinoamericanos
tiempo, "Un Gobierno Etolójico, esto es, fundado en las costumbres" para somos "un pequeño género humano". Para él, entonces, no se trata de
que todos los que hablan gocen "de los bienes sociales" (1: 269). desplazar lo propio con habitantes importados de Europa, sino "tener
En la "ortolojía" y en la "etolojía" está claro, una vez más, el divorcio Pueblo: formarlo debe ser la única ocupación de los que se apersonan
de Rodríguez. Esto de fundar repúblicas de acuerdo con las costumbres por la causa social" (1: 283). Su proyecto es exactamente el opuesto al de
de cada lugar poco tiene que ver ,con la concreta imposición de moldes Sarmiento:
neocoloniales (Chatterjee: 20). En efecto, las repúblicas latinoamerica-
nas se enunciaban como "nuevas" y emancipadas, pero, en la práctica, COLONIZAR el país con [... ]
adoptaron el concepto de nación que a su vez se estaba definiendo en la sus PROPIOS HABITANTES
Europa occidental de acuerdo con los modelos, niveles de progreso y y para tener
tradiciones específicas de cada país, en especial de Francia e Inglaterra. COLONOS DECENTES
Así, terminó sustituyéndose el esquema colonial por un proyecto subal- INSTRUIRLOS en la nifiez
terno, neocolonial, dependiente, muchas veces contradictorio, que no (1982: 79).
pudo resolver los conflictos internos ni construir sociedades sin altísi-
mos porcentajes de pobreza y que, además, veía como inferiores las for- ¿Cuáles son los "propios habitantes"? En El Libertador del Mediod/a de
mas propias de civilización, tal c0%l10 se evidencia en textos claves como América lo dice: "Las familias Americanas se componen de 1ndíjenas de
Conflictos y armon/as de las razas en América de Domingo-Faustino Sar- ,varios colores, por la mezcla con Europeos y Africanos" (II: 256). En 50-
miento o en los Estudios pollticos de Alberdi. Rodríguez repite, una y cietÚldes americanas es aún más explícito en cuanro al "quiénes somos":
110 111
BRAVO PUEBLO· SI/sana Ro/k"
Huasos, Chinos i Bárbaros 204), ya que "el estado de la América no es el de la Independencia; sino
Gauchos, Cholos i Huachinangos el de una de suspensión de annas (se ha dicho). Cuanto trastorno! [... ]
Negros, Prietos i Jentiles ¡Cuanta sangre! [... ] para conseguir tan poco!" (1: 272). Hay que hacer
Serranos, Calentanos, Indíjenas
Jente de Color i de Ruana ... algo por unos pobres pueblos que después de haber costeado con
Morenos, Mulatos i Zambos sus personas y bienes [... ] o, con ovejas, con su carne y su lana [... ] la
Blancos porfiados i Patas amarillas Independencia, han venido a ser menos libres que antes (y no culpen
i una CHUSMA de Cruzados por ello a sus caudillos: el cuerpo militar no ha hecho constituciones)
Tercerones, Cuarterones, Quinterones (1982: 190).
i Salta-atrás
que hace, como en botánica, De estos textos surge una imagen distinta a la de la traición a la pa-
una familia de CRIPTOGAMOS tria cometida, por ejemplo, por las hordas caudillistas de Rosas en el Fa-
(1: 320). cundo. Recontextualizar a Simón Rodríguez es, por fuerza, recontextuali-
zar a los escritores del período: he allí una de las riquezas de su escritura.
Esta familia de criptógamos no es inferior a cualquier otra. No para Desde la acera de enfrente, Simón Rodríguez reta a sus pares:
Rodríguez, que quiere fundar una nación, como se ha visto, con sus
propios habitantes 6 • La solución radica, en buena media, en la instruc- Los Doctores Americanos no advierten que deben su ciencia á los in-
ción popular. Por eso aclara en sus "Consejos de amigo" que "el hombre dios y á los negros: porque si los Señores Doctores hubieran tenido
no es Ignorante, porque es POBRE, sino al contrario". La "civilización", qué arar, sembrar, recoger, cargar y confeccionar lo que han comido,
dice variando los contenidos, sería lograr que los gobiernos comiencen vestido y jugado durante su vida inútil [.. .] no sabrían tanto: [... ] esta-
con la infancia y se persuadan de que su primer deber es el de cuidar rían en los campos y serían tan brutos como sus esclavos (1982: 61-2).
que no haya un solo individuo "que ignore sus DERECHOS i DEBE-
RES SOCIALES" (II: 31). Yen un inusitado pedido para la imagen que la historia literaria sue-
• Simón Rodríguez, por su educación y raza, bien podía haber forma- le construir sobre la época, exige: "DENSEME LOS MUCHACHOS
do filas con la 'gente decente', ayudando a perfilar el contorno de las POBRES ", los abandonados, los rudos, los que nadie puede mantener,
nuevas naciones desde el punto de vista de 'nosotros los letrados'. Pero para educarlos" (1: 313). Este "DENSEME" ubica su lugar de enuncia-
prefiere cruzar a la acera de enfrente y desde allí, desde la posición del ción: inclusivo y exclusivo, es decir, se dirige a sus pares desde la posi-
Otro, del que está afuera, hablarle a ese 'nosotros' de la élite. ción de un igual que puede emitir órdenes y no del inferior que ruega;
Rodríguez ve su entorno claramente y decide no ser cómplice de sus pero, a la vez, se diferencia, separándose del "nosotros" para acusar al
pares, porque "la guerra de Independencia no ha tocado a su fin" (II: "ustedes" implícito en el "dénseme" por abandonar a los pobres.
El espacio de representación del campo social es, pues, totalmente
Otro en Rodríguez. No sólo no hay desprecio hacia las diversas razas la-
6. La idea de! vacío retórico que puede ser apuntalada por numerosos ejemplos. Así. Euro- tinoamericanas, sino un orgullo juguetón que se deleita enumerando la
pa no es para Rodríguez e! equIvalente allurnmoso proyecto de civilización. sino "el horroroso cuadro de su
miseria" e injusticias sociales. 'Orden público' no es la utopía racional cuya función es eliminar el desorden diversidad. Llega a referirse a sí mismo como "el zambo Don Simón"