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NOTAS SOBRE EL AUTO ABORTO

Debemos iniciar este análisis señalando que el delito de AUTOABORTO, de


acuerdo a la sistematización del Código Penal peruano, se encuentra ubicado
en los injustos Contra La Vida, El Cuerpo y La Salud (Título I), modalidad delictiva
de ABORTO (Capítulo II), previsto en el artículo 114º del Código Penal,
configurándose cuando la propia madre provoca la pérdida del producto de la
gestación, es decir, la gestante provoca de propia mano la interrupción de la
gestación, permitiendo la misma tipicidad objetiva de la norma que el aborto sea
cometido por un tercero pero asentido por la madre. Con lo señalado se tiene
entonces que el auto aborto consiste en la realización de maniobras abortivas
ejercitadas por la propia mujer embarazada, para causarse la muerte del
producto de la concepción que lleva en su vientre [1].
Antes de proseguir con el estudio, conviene precisar someramente el concepto
legal de aborto como delito contra la vida, señalando que su materialidad se hace
ostensible con la muerte provocada del feto, con o sin expulsión del seno
materno. Su esencia reside, desde que el sujeto pasivo es un feto, en la
interrupción prematura del proceso de la gestación mediante la muerte del fruto.
Médicamente, desde el punto de vista puramente ginecológico, el aborto atiende
a la expulsión del producto de la concepción provocada prematuramente [2].
Siendo que para estar frente al delito de aborto, la doctrina es unánime en
señalar que todas las figuras –del aborto- requieren de un conjunto de elementos
que les son comunes [3], tal como la existencia de un embarazo en la mujer; que
el feto se encuentre con vida en el momento de la acción del agente, y que su
muerte se haya debido a esta acción [4].
Recordemos a renglón seguido que el bien jurídico tutelado fundamentalmente
es la vida del nuevo ser durante el embarazo, siendo éste el criterio rector; aun
cuando en el segundo plano se encuentran otros bienes jurídicos como la Salud
o la vida de la madre [5]. Nuestra jurisprudencia nacional ha señalado muy
felizmente, que en esta clase de delitos se protege la vida humana dependiente,
esto es, la vida del embrión o feto, teniendo en cuenta que nuestra Constitución
Política consagra en su artículo segundo, inciso primero la vida humana como
derecho fundamental de la persona y se establece además que el concebido es
sujeto de derecho en todo cuanto le favorezca [6].
La doctrina más autorizada a comulgado en afirmar, que los elementos
constitutivos del delito de auto aborto, son los siguientes: 1) Preexistencia del
estado fisiológico del embarazo, y de los signos demostrativos del aborto; 2) Que
los medios abortivos sean ejercitados voluntariamente por la propia mujer
embarazada, con su voluntad; 3) Que la mujer voluntariamente otorgue su
consentimiento y/o coopere para que un tercero le practique el aborto; 4) Muerte
del producto de la concepción; 5) Relación de causalidad entre la maniobra
abortiva y el resultado obtenido (destrucción del feto) y 6) Voluntad real de la
gestante para ocasionarse el aborto (dolo).
Como se infiere del parágrafo precedente, en el delito de auto aborto, se
producen dos formas comisivas que configuran el delito: en el primer caso la ley
reprime a la mujer embarazada que valiéndose de cualquier medio, ocasiona su
propio aborto en cualquier momento de la gravidez, lo cual se considera como
auto aborto activo; en el segundo caso la mujer no interviene directamente en la
práctica abortiva, solo se limita voluntariamente a dar su consentimiento, y/o a
cooperar para que un tercero la haga abortar; lo que constituye el auto aborto
pasivo.
En tal tesitura, podemos colegir entonces que la consumación de esta figura
delictiva se alcanza con la muerte del fruto de la concepción, al tratarse de un
delito de resultado, y que dicho resultado lesivo (aborto= muerte del feto),
debe ser concreción última de la conducta de la madre que generó el riesgo no
permitido, y no de otros cursos causales que hayan podido incidir también en la
provocación de dicha causación, a fin de dar por acreditada la relación normativa
referida a la imputación objetiva[7].
Por otro lado debe señalarse que la prueba del delito se acredita con el examen
médico pericial, que establece la preexistencia de la preñez y los signos
demostrativos de aborto provocado [8], vale decir que el Certificado Médico Legal
o Informe Médico Legal, es el documento idóneo que permite acreditar que la
mujer se ha encontrado en estado de preñez y que ésta, se ha practicado
maniobras abortivas con subsecuente pérdida del fruto de la gestación.

[1] HARO LÁZARO, César. TRATADO DE DERECHO PENAL PARTE


ESPECIAL. TOMO I. AFA Editores Importadores SA. Edición 1999. Página 109.
[2] ALBERTO DONNA, Edgardo. Derecho Penal Parte Especial Tomo I. Rubinzal
– Culzoni Editores. Buenos Aires – Argentina, Año 2001. Página 63.
[3] Dichos elementos están definidos, siguiendo la opinión del maestro argentino
Carlos Creus como: EXISTENCIA DE EMBARAZO.- La acción típica únicamente
puede concebirse con la existencia de una mujer embarazada, sin que interese
el procedimiento por medio del cual se logró dicho embarazo (fecundación por
medio de contacto carnal, por inseminación artificial, implantación de un óvulo
fecundado). FETO CON VIDA. - La acción típica sólo se puede dar cuando el
feto del que la mujer está embarazada se encuentra con vida en el momento de
realizarla. LA MUERTE DEL FETO COMO RESULTADO TÍPICO. - De lo dicho
se infiere que lo que se pune en estas figuras no es la realización de las
maniobras abortivas, sino la muerte del feto. Estamos, pues, ante un delito de
estricto carácter material: esa muerte es el resultado a través del cual se
consuma el delito.
[4] CREUS, Carlos. DERECHO PENAL PARTE ESPECIAL. Tomo I. Editorial
Astrea. Buenos Aires – Argentina. Año 1983. Página 53.
[5] GARCÍA DEL RÍO, Flavio. DELITOS CONTRA LA VIDA, EL CUERPO Y LA
SALUD. Ediciones Legales – Editorial San Marcos. Edición diciembre de 2005.
Página 84.
[6] EJECUTORIA SUPERIOR DE LA SALA DE APELACIONES PARA
PROCESOS SUMARIOS CON REOS LIBRES DE LA CORTE SUPERIOR DE
JUSTICIA DE LIMA, de fecha 26 de enero de 1998. Expediente Nº 5821-1997.
[7] PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. DERECHO PENAL PARTE
ESPECIAL TOMO I. IDEMSA. Edición noviembre de 2008. Página 181.
[8] HARO LÁZARO, César. Ob. Cit. Página 112.

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