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COMENTARIOS DE TEXTO
Lengua castellana y literatura 1
COMENTARIOS DE TEXTO Poema de Mio Cid
BAT
*La -e paragógica Según Menéndez Pidal, era normal añadir en la época en la que
fue concebido el poema una -e en palabras rima que terminan en sílaba acentuada.
Sólo el hecho de que el manuscrito conservado sea del siglo XIV explica que esa -e
no aparezca y se den rimas imperfectas. Hoy en día, no todos los críticos coinciden
con esta opinión de Menéndez Pidal.
EL ROMANCERO
En la segunda mitad del siglo XIV, ROMANCE DEL JURAMENTO QUE TOMÓ
la épica hispánica estaba en un EL CID AL REY DON ALFONSO
periodo de evidente decadencia.
Según Menéndez Pidal, como 1 En Santa Águeda de Burgos,
consecuencia de esa fragmenta- do juran los hijosdalgo,
ción de los poemas épicos (algu- le toman jura a Alfonso
nos pasajes eran recordados y por la muerte de su hermano;
admirados por el público y otros 5 tomábasela el buen Cid,
Y desde que esto hubo dicho llamó al deán; y entraron ambos por
una escalera de piedra muy bien labrada y fueron descendiendo por ella
muy gran rato de guisa que parecía que estaban tan bajos que pasaba
50 el río Tajo sobre ellos. Y desde que estuvieron al final de la escalera,
hallaron una posada muy buena, y una cámara muy adornada que allí
había, donde estaban los libros y el estudio en que había de leer. Y
desde que se sentaron, estaban parando mientes en cuáles libros ha-
bían de comenzar. Y estando ellos en esto, entraron dos hombres por
55 la puerta y diéronle una carta que le enviaba el arzobispo, su tío, en
que le hacía saber que estaba muy doliente y que le enviaba rogar que,
si le quería ver vivo, que se fuese luego para él. Al deán le pesó mucho
de estas nuevas; lo uno por la dolencia de su tío, y lo otro porque rece-
ló que había de dejar su estudio que había comenzado. Pero puso en
60 su corazón el no dejar aquel estudio tan deprisa e hizo sus cartas de
Porque mejor era para él que le eligiesen estando en otra parte, que no
estando en la iglesia.
Y de allí al cabo de siete o de ocho días, vinieron dos escuderos muy
bien vestidos y muy bien aparejados, y cuando llegaron a él besáron-
70 le la mano y mostráronle las cartas que decían cómo le habían elegi-
do arzobispo. Y cuando don Illán esto oyó, fue al electo y díjole cómo
agradecía mucho a Dios porque estas buenas nuevas le habían llegado
en su casa; y pues Dios tanto bien le había hecho, que le pedía como
merced que el deanato que quedaba vacante que lo diese a un hijo
75 suyo. El electo díjole que le rogaba que le quisiese permitir que aquel
Y desde que llegaron a Tolosa, fueron muy bien recibidos de los con-
des y de cuantos hombres buenos había en la tierra. Y desde que hubie-
ron allí morado hasta dos años, llegáronle mandaderos del papa con
sus cartas en las cuales le hacía el papa cardenal y que le concedía la
95 gracia de que diese el obispado de Tolosa a quien quisiese. Entonces
fue a él don Illán y díjole que, pues tantas veces le había fallado en lo
que con él había acordado, que ya aquí no había lugar para ponerle
excusa ninguna, que no diese alguna de aquellas dignidades a su hijo.
Y el cardenal rogole que consintiese que hubiese aquel obispado un su
100 tío, hermano de su madre que era hombre bueno y anciano; mas que,
pues él cardenal era, que se fuese con él para la corte, que asaz había
en que hacerle bien. Y don Illán quejose de ello mucho, pero consin-
tió en lo que el cardenal quiso, y fuese con él para la corte.
Y desde que allí llegaron, fueron muy bien recibidos por los carde-
105 nales y por cuantos allí estaban en la corte, y moraron allí muy gran
mandado a asar aquella noche, y llamó a la mujer y díjole que asase las
perdices.
Cuando esto dijo don Illán, se halló el papa en Toledo, deán de
Santiago, como lo era cuando allí vino, y tan grande fue la vergüenza
130 que hubo, que no supo qué decirle. Y don Illán díjole que se fuese con
buena ventura y que asaz había probado lo que tenía en él, y que lo
tendría por muy mal empleado si comiese su parte de las perdices.
Y vos, señor conde Lucanor, pues veis que tanto hacéis por aquel
hombre que os demanda ayuda y no os da de ello mejores gracias,
135 tengo que no habéis por qué trabajar ni aventuraros mucho para lle-
varlo a ocasión en que os dé tal galardón como el deán dio a don Illán.
El conde tuvo éste por buen consejo, e hízolo así y hallose en ello
bien.
Y porque entendió don Juan que este ejemplo era muy bueno, hízo-
140 lo escribir en este libro e hizo de ello estos versos que dicen así:
1 Expón brevemente cuál es el problema del h ¿Qué efecto tiene la mención de las perdices
conde. que, al principio de la historia, don Illán había
mandado preparar?
2 Responde a las siguientes preguntas sobre el i ¿Cuánto tiempo real corresponde a la ilusión
cuento con el cual responde Patronio: temporal que la magia ha creado?
a ¿Por qué acude el deán de Santiago a don j ¿Qué función tiene el sortilegio? ¿Qué
Illán? ¿Cómo le recibe éste? conclusión extrae don Illán?
COPLAS
I Recuerde1 el alma dormida, IV Dexo las invocaciones
avive el seso e despierte, de los famosos poetas
contemplando y oradores;
cómo se passa la vida; non curo7 de sus ficciones
cómo se viene la muerte que traen yerbas secretas8
tan callando; sus sabores.
cuán presto2 se va el plazer; Aquél sólo m’encomiendo,
cómo, después de acordado,3 aquél sólo invoco yo
da dolor; de verdad,
cómo a nuestro parescer, que en este mundo viviendo,
cualquier tiempo passado el mundo non conoció
fue mejor. su deidad.
III Nuestras vidas son los ríos VI Este mundo bueno fue
que van a dar en el mar, si bien usásemos dél
qu’es el morir; como debemos,
allí van los señoríos porque, segund nuestra fe,
derechos a se acabar es para ganar aquél
e consumir; que atendemos.10
allí los ríos caudales,5 Aun aquel fijo11 de Dios
allí los otros medianos para sobirnos al cielo
e más chicos, descendió
allegados,6 son iguales a nascer acá entre nos,
los que viven por sus manos y a vivir en este suelo
e los ricos. do murió.
XIII Si fuesse20 en nuestro poder XVI ¿Qué se hizo el rey don Juan?
hazer la cara hermosa Los Infantes d’Aragón
corporal, ¿qué se hicieron?
como podemos hazer ¿Qué fue de tanto galán?,
el alma tan glorïosa ¿qué de tanta invención
angelical, como trajeron?
¡qué diligencia, tan viva ¿Fueron sino devaneos,22
toviéramos toda hora, qué fueron sino verduras
e tan presta, de las eras,
en componer la cativa21 las justas e los torneos
dexándonos la señora paramentos,23 bordaduras
descompuesta. e çimeras?24
ESTROFAS XIV-XXIV
19 Di cuál es el tema principal de las estrofas
11 Lee esta parte de la composición; ejem- XXV a XXXIII y cómo se llama esta parte de
plificará con casos concretos las ideas expues- una elegía.
tas en la parte inicial de la obra. ¿Qué perso-
najes aparecen? Observa en qué orden y el
espacio que se dedica a cada uno.
20 Distingue la parte dedicada a las virtudes del
personaje de aquella dedicada a sus hazañas.
LA CELESTINA
A. En el acto I, que posiblemente no sea de Rojas, se produce el 1 Después de leer el primer
encuentro entre Calisto y Melibea. Él va buscando su halcón y fragmento (A), responde:
entra en una huerta donde ve a Melibea; Calisto se enamora a a ¿Qué siente Calisto al ver a
primera vista y se declara apasionadamente a la doncella, que lo Melibea? ¿Con qué la
rechaza sin contemplaciones. compara?
1 CALISTO.- En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios. b ¿Qué términos propios del
MELIBEA.- ¿En qué, Calisto? amor cortés emplea Calisto?
CALISTO.- En dar poder a natura que de tan perfecta hermosura
c ¿Qué responde Melibea?
te dotasse, y hacer a mí, inmérito, tanta merced que verte alcan-
¿Por qué?
5 çasse, y, en tan conveniente lugar, que mi secreto dolor mani-
festarte pudiesse. Sin duda, incomparablemente es mayor tal
galardón que el servicio, sacrificio, devoción y obras pías que por 2 Después de leer el
este lugar alcançar yo tengo a Dios offrecido ni otro poder mi segundo fragmento (B),
voluntad humana puede cumplir. ¿Quién vido en esta vida cuer-
responde:
10 po glorificado de ningún hombre como agora el mío? Por cier-
to, los gloriosos santos que se deleytan en la visión divina, no a ¿En qué idea insiste Calisto
gozan más que yo agora en el acatamiento tuyo. Mas, o triste, en este fragmento? ¿Cómo
que en esto deferimos, que ellos puramente se glorifican sin ha evolucionado su estado?
temor de caer de tal bienaventurança, y yo, misto, me alegro con b ¿Con qué rasgos físicos y
15 recelo del esquivo tormento que tu absencia me ha de causar.
psicológicos caracteriza
MELIBEA.- ¿Por gran premio tienes éste, Calisto? Sempronio a Celestina?
CALISTO.- Téngolo por tanto, en verdad, que si Dios me diesse en ¿A qué se dedica la vieja?
el cielo la silla sobre sus santos, no lo ternía por tanta felicidad.
c ¿Qué se puede pensar de
MELIBEA.- Pues, ¡aún más ygual galardón te daré yo, si perseveras! Calisto después de leer los
20 CALISTO.- ¡Oh bienaventuradas orejas mías que indignamente tan dos fragmentos
gran palabra avéys oýdo! pertenecientes al comienzo
MELIBEA.- Más desventuradas de que me acabes de oýr, porque la de la obra?
paga será tan fiera qual meresce tu loco atrevimiento, y el inten-
d ¿Qué aspectos de la
to de tus palabras ha seýdo como de ingenio de tal hombre como
25 tú aver de salir para se perder en la virtud de tal mujer como yo.
conducta de Calisto hacen
prever un final trágico de la
¡Vete, vete de aý, torpe! que no puede mi paciencia tolerar que
haya subido en coraçón humano conmigo el ilícito amor comu- obra?
nicar su deleyte.
CALISTO.- Yré como aquel contra quien solamente la adversa
30 Fortuna pone su studio con odio cruel.
ÉGLOGA I
Las églogas son poemas bucólicos o Al virrey de Nápoles.
pastoriles, ya cultivados en la Anti- 1
güedad clásica. Presentan escenas o
1 El dulce lamentar de dos pastores,
diálogos amorosos entre pastores
Salicio juntamente y Nemoroso,
idealizados. En la Égloga I, Garci-
he de cantar, sus quejas imitando;
laso pone en boca de dos pastores,
Salicio y Nemoroso, dos momen-
cuyas ovejas al cantar sabroso
tos muy distintos de su propia 5 estaban muy atentas, los amores,
experiencia amorosa: el desamor, de pacer olvidadas, escuchando. [...]
en un caso, y la muerte de la ama-
da, en otro. 4
Saliendo de las ondas encendido,
rayaba de los montes el altura
el sol, cuando Salicio, recostado
10 al pie d’una alta haya, en la verdura
por donde una agua clara con sonido
atravesaba el fresco y verde prado,
él, con canto acordado1
al rumor que sonaba
15 del agua que pasaba,
se quejaba tan dulce y blandamente
como si no estuviera de allí ausente
la que de su dolor culpa tenía,
y así como presente,
20 razonando con ella, le decía:
5
Salicio: ¡Oh más dura que mármol a mis quejas,
y al encendido fuego en que me quemo
más helada que nieve, Galatea!
Estoy muriendo, y aun la vida temo;
25 témola con razón, pues tú me dejas;
que no hay, sin ti, el vivir para que sea.
Vergüenza he2 que me
vea ninguno en tal estado,
de ti desamparado,
3
30 y de mí mismo yo me corro agora.
8
35 Por ti el silencio de la selva umbrosa5
por ti la esquividad y apartamiento
del solitario monte me agradaba;
por ti la verde hierba, el fresco viento
el blanco lirio y colorada rosa
40 y dulce primavera deseaba.
10
Tu dulce habla, ¿en cúya oreja suena?
50 Tus claros ojos ¿a quién los volviste?
¿Por quién tan sin respeto me trocaste?7
Tu quebrantada fe ¿dó la pusiste?
¿Cuál es el cuello que, como en cadena,
de tus hermosos brazos anudaste?
55 no hay corazón que baste,
aunque fuese de piedra,
viendo mi amada hiedra
de mí arrancada, en otro muro asida,
y mi parra en otro olmo entretejida,
60 que no se esté con llanto deshaciendo
hasta acabar la vida.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
12
Materia diste al mundo de esperanza
de alcanzar lo imposible y no pensado,
65 y de hacer juntar lo diferente,
dando a quien diste el corazón malvado,
quitándolo de mí con tal mudanza,
que siempre sonará de gente en gente. 1 acordado El canto armoniza con el rumor
La cordera paciente del agua.
70 con el lobo hambriento
2 he El verbo haber se utilizaba todavía en el siglo
XVI con el valor de “tener”, tengo vergüenza’.
hará su ayuntamiento,
3 yo me corro agora Yo me avergüenzo ahora.
y con las simples aves sin ruido 4 della De ella (es una contracción).
harán las bravas sierpes8 ya su nido: 5 umbrosa Sombría, oscura.
que mayor diferencia comprehendo 6 siniestra Que vuela a la izquierda. Mal augurio.
75 de ti al que has escogido 7 trocaste Cambiaste.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. 8 sierpes Serpientes.
18
Nemoroso: Corrientes aguas, puras, cristalinas,
árboles que os estáis mirando en ellas,
verde prado de fresca sombra lleno,
9
80 aves que aquí sembráis vuestras querellas,
hiedra que por los árboles caminas,
torciendo el paso por su verde seno:
yo me vi tan ajeno
del grave mal que siento
85 que de puro contento
con vuestra soledad me recreaba,
donde con dulce sueño reposaba,
o con el pensamiento discurría
por donde no hallaba
90 sino memorias llenas d’alegría;
19
y en este mismo valle, donde agora
me entristezco y me canso en el reposo,
estuve ya contento y descansado.
¡Oh bien caduco, vano y presuroso!
95 Acuérdome, durmiendo aquí algún hora,
20
105 ¿Dó están agora aquellos claros ojos
que llevaban tras sí, como colgada,
mi alma doquier que ellos se volvían?
¿Dó está la blanca mano delicada,
llena de vencimientos y despojos12
110 que de mí mis sentidos l’ofrecían?
Los cabellos que vían13
con gran desprecio el oro
como a menor tesoro,
¿adónde están? ¿Adónde el blanco pecho?
115 ¿Dó la columna que’l dorado techo
9 querellas Quejas. Como si el canto de las con proporción graciosa sostenía?
aves también tratara de amores. 10 hado
Suerte, destino. 11 ¡Oh tela… muerte!
Aquesto todo agora ya s’encierra,
Metafóricamente la vida es una tela o trama por desventura mía,
tejida por los hilos de una parca y cortada por en la escura, desierta y dura tierra.
otra. 12 vencimientos y despojos
Metafóricamente, pruebas del triunfo de la Garcilaso de la Vega, en Poesías castellanas completas.
dama. 13 vían Veían. Editorial Castalia.
1 Haz un análisis métrico completo de la pri- 12 Resume el sentido del fragmento exclamativo.
mera estrofa, que es una estancia, combina- ¿Qué señal desatendió el pastor?
ción libre de versos endecasílabos y heptasí-
labos cuya distribución y rima se fijan al
ESTROFA 10
principio de la composición y se mantienen.
13 Indica las semejanzas formales y de contenido
ESTROFA 1 que presentan los seis primeros versos y las
figuras literarias que aparecen.
2 Prosifica los versos iniciales de la égloga des-
haciendo el hipérbaton.
14 Localiza en los versos siguientes dos alego-
rías y analízalas (indica el término real y el
3 Di qué tiene de peculiar la actitud de las ove- figurado de cada metáfora).
jas. Observa a partir de ahora la ocasional ani-
mación de elementos de la naturaleza, indicio
ESTROFA 12
de la armonía entre el hombre y ésta que el
poeta sugiere. 15 Contesta:
a ¿Por qué dice el pastor que a partir de ahora
ESTROFA 4 se podrá esperar cualquier cosa?
4 Di qué momento del día refleja el inicio de b ¿Qué ejemplos de imposibles aparecen en los
la égloga. versos siguientes? Relaciónalos con la causa de
su queja.
LAZARILLO DE TORMES
En el tratado primero, Lázaro 1 Pues sepa Vuestra Merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lá-
explica sus orígenes que, a dife- zaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antona Pérez, na-
rencia de los de los héroes ca- turales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nascimiento fue dentro
ballerescos, no son precisamente del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre, y fue desta
honrados. También cuenta Lá- 5 manera: mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer una
zaro cómo conoció a su primer molienda de una aceña1 que esta ribera de aquel río, en la cual
amo, el ciego. fue molinero más de quince años; y estando mi madre una noche
en la aceña, preñada de mí, tomole el parto y pariome allí; de
manera que con verdad me puedo decir nascido en el río.
10 Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas
sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían,
por lo cual fue preso, y confesó, y no negó, y padesció persecución
por justicia. Espero en Dios que está en la Gloria, pues el Evangelio
los llama bienaventurados. En ese tiempo se hizo cierta armada
15 contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la sazón estaba
desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un
caballero que allá fue. Y con su señor, como leal criado, fenesció
su vida.
Mi viuda madre […] metiose a guisar de comer a ciertos estu-
20 diantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos […].
1 Responde a las siguientes preguntas sobre el 2 Explica si es posible establecer paralelismos en-
fragmento anterior: tre Amadís de Gaula, el héroe caballeresco que
a ¿Quién es el narrador? ¿Qué momentos de su también nació en un río, y Lázaro. Indica si
vida narra y por qué los narra? crees que hay una voluntad por parte del au-
tor de establecerlos y justifica tu respuesta.
b ¿Cómo son sus padres? ¿A qué clase social
pertenecen?
c ¿Cómo acaba su padre? ¿Por qué?
3 Recuerda que la ironía, el humor y la parodia
son frecuentes en la novela. Observa que tam-
d ¿Por qué le gusta a Lázaro el nuevo bién aparecen en el fragmento anterior. Di
compañero de su madre? ¿Qué tema, qué recursos emplea el autor para mostrar esa
omnipresente en la obra, aparece ya aquí? ironía y provocar la sonrisa.
e ¿Qué siente el hermano de Lázaro cuando ve
el color de su padre? ¿Qué reflexión hace el
pequeño Lázaro?
4 Fíjate en que el folklore y las narraciones tra-
dicionales son fuentes que utiliza el autor. Di
f ¿Por qué acaba bruscamente la relación entre dónde se pueden observar en el texto que has
la madre de Lázaro y el negro Zaide? ¿Cómo leído.
son castigados los amantes?
g ¿Por qué le encomienda Antona Pérez su hijo
al ciego? ¿Para qué lo quiere este último?
5 ¿Cómo logra el autor mantener el decoro en
¿Cómo se muestra Lázaro a esa edad? el fragmento que has leído?
EL BUSCÓN
En el primer capítulo, Pablos 1 Yo, señor, soy de Segovia. Mi padre se llamó Clemente Pablo,
nos cuenta sus exagerada- natural del mismo pueblo (Dios le tenga en el cielo). Fue el tal,
mente deshonrosos orígenes, como todos dicen, de oficio barbero, aunque eran tan altos sus
al estilo del Lazarillo, pero pensamientos que se corría de que le llamasen así, diciendo que
empleando un humor negro 5 él era tundidor de mejillas y sastre de barbas. Dicen que era de
y sarcástico mucho más in- muy buena cepa, y, según él bebía, es cosa para creer. Estuvo ca-
tenso que el de la novela anó- sado con Aldonza de San Pedro, hija de Diego de San Juan y nie-
nima. ta de Andrés de San Cristóbal.
Sospechábase en el pueblo que no era cristiana vieja (aun vién-
10 dola con canas y rota), aunque ella, por los nombres y sobre-
nombres de sus pasados, esforzaba que descendía de la Gloria.
Tuvo muy buen parecer, y fue tan celebrada, que, en el tiempo que
ella vivió, todos los copleros de España hacían cosas sobre ella. Pa-
deció grandes trabajos recién casada, y aun después, porque ma-
15 las lenguas daban en decir que mi padre metía el dos de bastos
para sacar el as de oros. Probose que a todos los que hacía la bar-
ba a navaja, mientras le daba con el agua levantándoles la cara pa-
ra el lavatorio, un mi hermano de siete años les sacaba, muy a su
salvo, los tuétanos de las faltriqueras.1 Murió el angelico de unos
20 azotes que le dieron en la cárcel. Sintiolo mucho mi padre (buen
siglo haya), por ser tal, que robaba a todos las voluntades.
Por éstas y otras niñerías estuvo preso, aunque, según a mí
me han dicho después, salió de la cárcel con tanta honra, que le
acompañaron doscientos cardenales, sino que a ninguno se lla-
25 maba eminencia. Las damas diz que salían por verle a las ventanas,
Grabado de la Historia de la vida del Buscón llamado don 6 Redacta un comentario que analice los rasgos
Pablos, exemplo de vagabundos y espejo de tacaños, de ideológicos, estructurales y estilísticos del frag-
una edición de 1895.
mento.
EL BUSCÓN
A. Pablos sirve como criado de don Diego Coronel, hijo de un 1 Lee el primer fragmento (A)
caballero llamado don Alonso Coronel. Don Diego (y con él va y resuelve las actividades:
Pablos) es enviado por su padre a estudiar a la academia del
a ¿Qué dos temas básicos
licenciado Cabra, que tiene por oficio criar a hijos de caballeros
tienen en común el Buscón
y se caracteriza por su avaricia y mezquindad.
y el Lazarillo? ¿Cómo los
1 Entramos el primer domingo después de Cuaresma en poder de trata Quevedo ?
la hambre viva, porque tal lacería no admite encarecimiento. Él
era un clérigo cerbatana, largo sólo en el talle, una cabeza peque- b Analiza el retrato del
ña, pelo bermejo: no hay más que decir para quien sabe el refrán licenciado Cabra y los
5 que dice: ni gato ni perro de aquella color; los ojos avecinados recursos literarios que
en el cogote, que parecía que miraba por cuévanos; tan hundi- emplea el autor.
dos y escuros, que era buen sitio el suyo para tiendas de merca- c ¿Por qué el personaje acaba
deres; la nariz, entre Roma y Francia, porque se le había comido siendo un fantoche y no un
de unas búas1 de resfriado, que aun no fueron de vicio, porque ser humano?
10 cuestan dinero; las barbas, descoloridas de miedo de la boca veci-
na, que, de puro hambre, parecía que amenazaban a comérselas;
los dientes, le faltaban no sé cuántos, y pienso que por holgaza- 2 Lee el segundo fragmento
nes y vagamundos se los habían desterrado; el gaznate, largo (B) y responde:
como de avestruz, con una nuez tan salida, que parecía se iba a
a ¿Cómo presenta Quevedo el
15 buscar de comer, forzada de la necesidad; los brazos, secos; las
mundo estudiantil? ¿Tiene
manos, como un manojo de sarmientos cada una […]. La sota-
intención de crear personajes
na, según decían algunos, era milagrosa, porque no se sabía de
qué color era […]. Parecía, con esto y los cabellos largos y la sota-
redondos (profundos)?
na y el botón, teatino2 lanudo. […] Pues su aposento, aun ara- b ¿Qué recursos literarios
20 ñas no había en él. Conjuraba los ratones, de miedo que no le emplea Quevedo para lograr
royesen algunos mendrugos que guardaba. La cama tenía en el la risa del lector?
suelo y dormía siempre de un lado, por no gastar las sábanas. Al
c ¿Muestra el autor algún tipo
fin, él era un archipobre y protomiseria.
de compasión por Pablos?
¿Hay algún tipo de mensaje
B. Después de casi morir de inanición con el dómine Cabra, don moral tras lo escatológico
Diego y Pablos van a estudiar a Alcalá y el pícaro sufre todo tipo de la situación? Justifica tus
de pesadas bromas que le gastan los estudiantes. En este frag- respuestas.
mento, Pablos tiene que aguantar un auténtico diluvio de gar-
gajos.
1 Yo estaba cubierto el rostro con la capa, y tan blanco, que todos
tiraban a mí, y era de ver, sin duda, cómo tomaban la puntería.
Estaba ya nevado de pies a cabeza; pero un bellacón, viéndome
cubierto y que no tenía en la cara cosa, arrancó hacia mí, dicien-
5 do con gran cólera:
—¡Basta, no le matéis!
Yo, que según me trataban, creí dellos que lo harían, desta-
peme por ver lo que era, y al mismo tiempo el que daba las voces
me enclavó un gargajo entre los dos ojos. Aquí se han de consi-
10 derar mis angustias. Levantó la infernal gente una grita que me
aturdieron, y yo, según lo que echaron sobre mí de sus estóma-
gos, pensé que, por ahorrar de médicos y boticas, aguardaban
nuevos para purgarse. Quisieron tras esto darme de pescozones;
pero no había donde sin llevarse en las manos la mitad del afei- 1 búas Bubas, tumores blandos.
15 te de mi negra capa, ya blanca por mis pecados. 2 teatino Se dice de los clérigos
regulares de San Cayetano.
EL BUSCÓN
C. En el camino a Madrid, Pablos se topa con un hidalgo que le cuen- 1 Lee el primer fragmento
ta su calamitosa existencia y le explica cómo es su vida en la corte. (C) y resuelve las
1 Preguntele cómo se llamaba y adónde iba y a qué. Dijo que todos actividades:
los nombres de su padre: Don Toribio Rodríguez Vallejo Gómez a ¿Qué tienen en común el
de Ampuero y Jordán. No se vio jamás nombre tan campanudo, hidalgo del Buscón y el
porque acababa en dan y empezaba en don, como son de badajo. escudero del Lazarillo?
5 Tras esto dijo que iba a la corte, porque un mayorazgo roído ¿Qué los separa?
como él en un pueblo corto olía mal a dos días, y no se podía
b ¿Hay algún tipo de simpatía
sustentar; y que por eso se iba a la patria común, adonde caben
por parte de Quevedo hacia
todos y adonde hay mesas francas para estómagos aventureros
el personaje? ¿Cuál crees
[…]. “Lo primero has de saber que en la corte hay siempre el más
10 necio y el más sabio, el más rico y el más pobre, y los extremos
que es la intención del
de todas las cosas: que disimula los malos y esconde los buenos, autor?
y que en ella hay unos géneros de gentes, como yo, que no se c Comenta los recursos
les conoce raíz ni muebles no otra cepa de la que descienden los retóricos del fragmento y di
tales […]. Somos susto de los banquetes, polilla de los bodego- si el hidalgo aparece en él
15 nes, cáncer de las ollas y convidados por fuerza; sustentámonos como individuo o como
casi del aire y andamos contentos. Somos gente que comemos representante de un grupo
un puerro y representamos un capón […]. Es de ver uno de no- social.
sotros en una casa de juego con el cuidado que sirve y despabi-
la las velas, trae orinales, cómo ayuda a meter naipes y soleniza d ¿Cómo presenta el autor la
20 las cosas del que gana, todo por un triste real de barato […].
vida en la Corte? ¿En qué se
Tenemos de memoria, para lo que toca a vestirnos, toda la rope- está convirtiendo Madrid?
ría vieja; y como en otras partes hay hora señalada para oración,
la tenemos nosotros para remendarnos. […] Y como siempre se
2 Lee el segundo fragmento
gastan tanto las entrepiernas es de ver cómo quitamos cuchilla-
25 das de atrás para poblar lo de adelante; y solemos traer la trase-
(D) y resuelve las
ra tan pacífica por falta de cuchilladas, que se queda en las puras actividades:
bayetas […]”. a ¿Qué actividades propias
del pícaro se atribuye Pablos
en este fragmento?
D. Pablos se finge en la corte caballero y está a punto de casarse
con una linda dama. Pero don Diego lo reconoce y ordena que le b Una vez más, las
den una paliza. aspiraciones de Pablos
1 No aguardó más don Diego, y volviéndose a su casa, encontró acaban en una paliza.
con los dos caballeros del hábito y la cadena, amigos míos, junto ¿El autor sólo busca la risa
a la Puerta del Sol, y contoles lo que pasaba; y díjoles que se apa- o hay un mensaje detrás de
rejasen, y en viéndome a la noche en la calle, que me magulla- ese repetido final?
5 sen los cascos […]. En fin, a las doce, que era a la hora que solía c ¿Qué dos expresiones
hablar con mi niña, llegué a la puerta, y en emparejando, cierra propias de la jerga de
uno de los dos que me aguardaban por don Diego, con un garro- germanía emplea Pablos?
te conmigo, y dame dos palos en las piernas y derríbame al suelo; ¿En qué recursos literarios
y llega el otro, y dame un trasquilón de oreja a oreja, y quítame se basan?
10 la capa y déjanme en el suelo, diciendo:
d Localiza algún ejemplo de
—¡Así pagan los pícaros embustidores mal nacidos!
animalización o cosificación
Comencé a dar gritos y a pedir confisión; y como no sabía lo
en cualquiera de los dos
que era, aunque sospechaba por las palabras que acaso era el gües-
fragmentos.
ped1 de quien me había salido con la traza de la Inquisición, o el
15 carcelero burlado, o mis compañeros huidos, y al fin, yo esperaba
de tantas partes la cuchillada, que no sabía a quién echársela […]. 1 güesped Mesonero o amo de posada.
CAPÍTULO XXI
Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de
Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible
caballero.
1 De allí a poco, descubrió don Quijote un hombre a caba-
llo, que traía en la cabeza una cosa que relumbraba como si
fuera de oro, y aún él apenas le hubo visto, cuando se volvió
a Sancho y le dijo:
5 —Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verda-
dero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma expe-
riencia, madre de las ciencias todas, especialmente aquel que
dice: “Donde una puerta se cierra, otra se abre”. Dígolo por-
que si anoche nos cerró la ventura la puerta de la que buscá-
10 bamos, engañándonos con los batanes, ahora nos abre de par
en par otra, para otra mejor y más cierta aventura; que si yo
no acertare a entrar por ella, mía será la culpa, sin que la
pueda dar a la poca noticia de batanes ni a la escuridad de la
noche. Digo esto porque, si no me engaño, hacia nosotros
15 viene uno que trae en su cabeza puesto el yelmo2 de Mam-
brino, sobre que yo hice el juramento que sabes.
—Mire vuestra merced bien lo que dice, y mejor lo que
hace —dijo Sancho—; que no querría que fuesen otros bata-
nes que nos acabasen de abatanar y aporrear el sentido.
20 —¡Válate el diablo por hombre! —replicó don Quijote—.
¿Qué va de yelmo a batanes?
—No sé nada —respondió Sancho—; mas, a fe que si yo
pudiera hablar tanto como solía, que quizá diera tales razo-
nes que vuestra merced viera que se engañaba en lo que dice.
25 —¿Cómo me puedo engañar en lo que digo, traidor escru-
puloso? —dijo don Quijote—. Dime, ¿no ves aquel caballero
que hacia nosotros viene, sobre un caballo rucio rodado, que
trae puesto en la cabeza un yelmo de oro?
—Lo que yo veo y columbro —respondió Sancho— no es
30 sino un hombre sobre un asno, pardo como el mío, que trae
sobre la cabeza una cosa que relumbra.
—Pues ése es el yelmo de Mambrino —dijo don Quijote—.
Apártate a una parte y déjame con él a solas; verás cuán sin
hablar palabra, por ahorrar del tiempo, concluyo esta aven-
35 tura, y queda por mío el yelmo que tanto he deseado.
—Yo me tengo en cuidado el apartarme —replicó San-
cho—; mas quiera Dios, torno a decir, que orégano sea, y no
batanes.
—Ya os he dicho, hermano, que no me mentéis, ni por
40 pienso, más eso de los batanes —dijo don Quijote—; que
voto..., y no digo más, que os batanee el alma.
Calló Sancho, con temor que su amo no cumpliese el voto
que le había echado, redondo como una bola. Es, pues, el
caso que el yelmo, y el caballo y caballero que don Quijote
45 veía, era esto: que en aquel contorno había dos lugares, el
uno tan pequeño que ni tenía botica ni barbero, y el otro,
que estaba junto a [él], sí; y así, el barbero del mayor servía
50 mi descuido, que me hayan cogido tus soldados sin el freno, 1 Lee el texto y responde:
estando yo obligado, según la orden de la andante caballería que
profeso, a vivir contino alerta, siendo a todas horas centinela de
a ¿Cómo desmiente y
mí mismo; porque te hago saber, ¡oh gran Roque!, que si me descalifica Cervantes a
hallaran sobre mi caballo, con mi lanza y con mi escudo, no les Avellaneda sin siquiera
55 fuera muy fácil rendirme, porque yo soy don Quijote de la nombrarlo?
Mancha, aquel que de sus hazañas tiene lleno todo el orbe. b ¿Cómo consigue Cervantes
Luego Roque Guinart conoció que la enfermedad de don dar verosimilitud a esta
Quijote tocaba más en locura que en valentía; y aunque algunas aventura y al propio don
veces le había oído nombrar, nunca tuvo por verdad sus hechos, Quijote? ¿Qué diferencia a
60 ni se pudo persuadir a que semejante humor reinase en corazón Roque Guinart del resto de
de hombre, y holgose en estremo de haberle encontrado para personajes de la novela?
tocar de cerca lo que de lejos dél había oído, y, así, le dijo:
c ¿Cómo se muestra el cambio
—Valeroso caballero, no os despechéis ni tengáis a siniestra
gradual hacia la cordura
fortuna esta en que os halláis, que podía ser que en estos tro-
experimentado por don
65 piezos vuestra torcida suerte se enderezase: que el cielo, por
Quijote en la segunda parte
estraños y nunca vistos rodeos, de los hombres no imaginados,
de la novela?
suele levantar los caídos y enriquecer los pobres. […]
Halló Roque Guinart a sus escuderos en la parte donde les d ¿Cómo presenta Cervantes
había ordenado, y a don Quijote entre ellos, sobre Rocinante, al bandolero catalán Roque
70 haciéndoles una plática en que les persuadía dejasen aquel modo Guinart? ¿Tiene algo que ver
de vivir tan peligroso así para el alma como para el cuerpo; pero con el físico, la vestimenta
como los más eran gascones, gente rústica y desbaratada, no les y la fantasía de don Quijote?
entraba bien la plática de don Quijote. Llegado que fue Roque, ¿Qué tienen en común?
preguntó a Sancho Panza si le habían vuelto y restituido las alha-
e ¿Cómo justifica don Quijote
75 jas y preseas3 que los suyos del rucio le habían quitado. Sancho
su falta de reacción ante los
respondió que sí, sino que le faltaban tres tocadores […].
acontecimientos?
Mandóselos volver al punto Roque Guinart y, mandando
poner los suyos en ala, mandó traer allí delante todos los vesti- f ¿Se observa en este
dos, joyas y dineros y todo aquello que desde la última reparti- fragmento el mismo tono
80 ción habían robado; y haciendo brevemente el tanteo, volvien- paródico y humorístico que
do lo no repartible y reduciéndolo a dineros, lo repartió por toda se apreciaba en la aventura
su compañía, con tanta legalidad y prudencia, que no pasó un del yelmo? ¿Por qué?
punto ni defraudó nada de la justicia distributiva. Hecho esto,
con lo cual todos quedaron contentos, satisfechos y pagados. […]
85 Llegaron en esto los escuderos de la presa, trayendo consigo
dos caballeros a caballo y dos peregrinos a pie, y un coche de
mujeres con hasta seis criados, que a pie y a caballo las acompa-
ñaban, con otros dos mozos de mulas que los caballeros traían. 1 Osiris Se refiere a Busiris, rey egipcio
que mataba a los extranjeros que le
Cogiéronlos los escuderos en medio, guardando vencidos y ven- visitaban para ofrecerlos en sacrificio
90 cedores gran silencio, esperando a que el gran Roque Guinart a los dioses.
hablase; el cual preguntó a los caballeros que quién eran y adón- 2 Roque Guinart y el bandolerismo
de iban y qué dinero llevaban. […] catalán Roque Guinart es un
personaje rigurosamente histórico
—Vuesas mercedes, señores capitanes, por cortesía, sean servi- y contemporáneo de Cervantes.
dos de prestarme sesenta escudos, y la señora regenta ochenta, y El bandolerismo catalán fue un
95 luego puédense ir su camino libre y desembarazadamente, con un fenómeno bien conocido en toda
España y era un mal endémico en
salvoconduto que yo les daré, para que si toparen otras de algu- Cataluña contra el cual luchaban
nas escuadras mías que tengo divididas por estos contornos, no con poco éxito los virreyes. Entre sus
les hagan daño, que no es mi intención de agraviar a soldados ni miembros, además de catalanes,
a mujer alguna, especialmente a las que son principales. había un buen número de gascones
(franceses).
100 Infinitas y bien dichas fueron las razones con que los capita- 3 preseas Alhajas, joyas, telas, etc.,
nes agradecieron a Roque su cortesía y liberalidad. preciosas.
Berganza sirve después a 1 BERGANZA: […] Con todo esto nos quedamos en el hospital aque-
otros amos. Uno de ellos es lla noche y encontrándome la vieja en el corral solo, me dijo: “¿Eres
un titiritero con el que re- tú, hijo Montiel? ¿Eres tú, por ventura, hijo?”. Alcé la cabeza, y
corre diferentes pueblos has- mirela muy de espacio; lo cual visto por ella, con lágrimas en los
ta que llega a Montilla, don- 5 ojos se vino a mí y me echó los brazos al cuello, y si la dejara me
como yo he visto, y veo, que la vida que corre sobre las ligeras alas
del tiempo se acaba, he querido dejar todos los vicios de la hechi-
cería, en que estaba engolfada muchos años había, y sólo me he
25 quedado con la curiosidad de ser bruja, que es un vicio dificultosí-
simo de dejar. Tu madre hizo lo mismo, de muchos vicios se apar-
tó; muchas buenas obras hizo en esta vida; pero al fin murió bruja,
y no murió de enfermedad alguna, sino de dolor de que supo que
la Camacha, su maestra, de envidia que la tuvo porque se le iba
30 subiendo a las barbas en saber tanto como ella, o por otra penden-
zuela de celos, que nunca pude averiguar, estando tu madre preña-
da, y llegándose la hora del parto, fue su comadre la Camacha, la
cual recibió en sus manos lo que tu madre parió, y mostrole que
había parido dos perritos; y así como los vio dijo: “¡Aquí hay mal-
35 dad, aquí hay bellaquería! Pero, hermana Montiela, tu amiga soy;
yo encubriré este parto, y atiende tú a estar sana, y haz cuenta que
esta tu desgracia queda sepultada en el mismo silencio; no te dé
pena alguna este suceso, que ya sabes tú que puedo yo saber que si
no es con Rodríguez, el ganapán4 tu amigo, días ha que no tratas
40 con otro; así que este perruno parto de otra parte viene, y algún mis-
terio contiene”. Admiradas quedamos tu madre y yo, que me hallé
presente a todo, del extraño suceso. La Camacha se fue y se llevó
los cachorros; yo me quedé con tu madre para asistir a su regalo,5
la cual no podía creer lo que le había sucedido. Llegose el fin de la
45 Camacha, y estando en la última hora de su vida llamó a tu madre
y le dijo cómo ella había convertido a sus hijos en perros por cier-
to enojo que con ella tuvo; pero que no tuviese pena, que ellos vol-
verían a su ser cuando menos lo pensasen; mas que no podía ser pri-
mero que ellos por sus mismos ojos viesen lo siguiente:
50 Volverán en su forma verdadera
Cuando vieren con presta diligencia
derribar los soberbios levantados
y alzar a los humildes abatidos
Con poderosa mano para hacello.
1 Analiza la métrica de la
composición y sitúala en
una tradición (culta o
popular).
2 Contesta:
a ¿Qué tópico literario recrea
el poeta? Explica en qué
consiste y compáralo con
otros ejemplos.
b ¿Qué tono preside la
composición, grave o
Baile de campesinos, de Pieter Brueghel. festivo?
1 postrera Última.
2 llevar Cortar, separar violentamente una cosa de otra.
3 La muerte es la liberación del alma, prisionera en el cuerpo;
de ahí que la califique de hora lisonjera (agradable)
a su afán (deseo) ansioso.
4 ribera Al otro lado del río Estigia; en
el mundo de los muertos, según la mitología.
5 ley severa La que hace que los muertos olviden, cuando
beben las aguas del Leteo.
6 Dios Amor.
7 médulas Sustancia grasa que se halla dentro de algunos
huesos.
8 cuidado Preocupación o sentir amoroso.
REPRESÉNTASE LA BREVEDAD…
1 La expresión ¡ah de la vida! está construida a 10 Observa que el segundo cuarteto empieza con
imitación de ¡ah de la casa! o ¡ah del castillo! la conjunción adversativa mas. Después de
utilizadas para anunciarse a los habitantes aclarar el sentido de cada cuarteto, explica
del recinto mencionado. Quevedo la dota de qué ideas opone esta conjunción.
un sentido existencial. ¿Qué impresión pro-
duce su grito? Relaciónalo con la interrogación
retórica que aparece a continuación. 11 Fíjate cómo, en los tercetos, cada verso del
primero tiene su continuación en el corres-
pondiente del segundo. Explica el sentido de
2 Lee el verso siguiente que reformula expre- cada pareja de versos. ¿Qué idea repiten?
siones como ¡Aquí la guardia! ¿A quién convoca ¿Qué relación tienen con el sentido de los
el poeta en su defensa? cuartetos?
3 ¿Qué lamenta el poeta en los versos 5 y 6? 12 ¿Qué conceptos oponen las numerosas antí-
¿Utiliza un tono grandilocuente o cercano y tesis? Relaciónalo con el tema del soneto.
sencillo? Comenta las antítesis del verso 7.
7 Recuerda que el tema de una composición se 16 ¿Qué metáforas utiliza en cada caso para re-
refleja siempre en algún recurso que está a su ferirse al cabello y cómo se adaptan al mito?
servicio. Observa las reiteraciones léxicas y se- ¿Qué rasgos del cabello están presentes en
mánticas más importantes del poema y utilíza- cada una?
las para argumentar la enunciación del tema.
FUENTEOVEJUNA
Fuenteovejuna es una obra basada FIN DEL ACTO I
en acontecimientos reales ocurri- 1 COMENDADOR: No es malo venir siguiendo
dos en el siglo XV, aunque Lope “re- un corcillo temeroso,
toca” los hechos para que, en lu- y topar tan bella gama.
gar de mercaderes, artesanos o
LAURENCIA: Aquí descansaba un poco
letrados, sean campesinos los que
5 de haber lavado unos paños;
protagonicen la rebelión. La trama
es la siguiente: Fernán Gómez, co- y así, al arroyo me torno,
mendador de la Orden de Calatra- si manda su señoría.
va y señor de Fuenteovejuna, es va- COMENDADOR: Aquesos desdenes toscos
liente con las armas y libertino con afrentan, bella Laurencia,
las mujeres. Fernán persigue a Lau- 10 las gracias que el poderoso
rencia, hija del alcalde, con el fin de cielo te dio, de tal suerte,
forzarla. Frondoso, novio de Lau- que vienes a ser un monstruo.
rencia, se opone al comendador, Mas si otras veces pudiste
que jura vengarse. Finalmente, el huir mi ruego amoroso,
comendador encarcela a Frondoso 15 agora no quiere el campo,
y viola a Laurencia, que insta al amigo secreto y solo;
pueblo a la venganza en defensa que tú sola no has de ser
de su honor. El pueblo mata al co- tan soberbia que tu rostro
mendador y, al ser torturados, to- huyas al señor que tienes,
dos se declaran culpables y el rey
20 teniéndome a mí en tan poco.
perdona a todo el pueblo.
¿No se rindió Sebastiana,
mujer de Pedro Redondo,
con ser casadas entrambas,
y la de Martín del Pozo,
25 habiendo apenas pasado
dos días del desposorio?
LAURENCIA: Ésas, señor, ya tenían
de haber andado con otros
el camino de agradaros;
30 porque también muchos mozos
merecieron sus favores.
Id con Dios tras vueso corzo;
que a no veros con la cruz,
os tuviera por demonio,
35 pues tanto me perseguís.
COMENDADOR: ¡Qué estilo tan enfadoso!
Pongo la ballesta en tierra
[puesto que aquí estamos solos],
y a la práctica de manos
40 reduzco melindres.
LAURENCIA: ¡Cómo!
¿Eso hacéis? ¿Estáis en vos?
Sale FRONDOSO y toma la ballesta.
COMENDADOR: No te defiendas.
45 FRONDOSO: Si tomo
la ballesta, ¡vive el cielo
que no la ponga en el hombro!
RIMA II RIMA IV
hoja que del árbol seca Mientras las ondas de la luz al beso
arrebata el vendaval, palpiten encendidas:
sin que nadie acierte el surco mientras el sol las desgarradas nubes
8 donde al polvo volverá. 8 de fuego y oro vista;
fundirme en un beso.
Volverán del amor en tus oídos
En el mar de la duda en que bogo las palabras ardientes a sonar,
20 ni aún sé lo que creo; tu corazón de su profundo sueño
sin embargo estas ansias me dicen 20 tal vez despertará.
1 Haz un análisis métrico de la composición. 10 Describe las vivencias del poeta que evocan
las dos primeras estrofas. Analiza y expón
qué elementos formales y conceptuales tie-
2 Indica qué tienen en común el yo poético y nen en común. Después, responde:
los elementos con los que se identifica.
a ¿Qué las diferencia? ¿Responde a una oposición
entre las vivencias que expresan o pretenden
3 Explica qué recurso estilístico subrayan estas subrayar las analogías? ¿Cuáles son éstas?
analogías. b ¿Qué reflexión sobre dichas vivencias expone
el poeta en la tercera estrofa? ¿Qué tiene de
4 Relaciona el tema de la composición y las imá- romántica su convicción?
genes escogidas para expresarlo con el movi-
miento romántico. RIMA LII
MISERICORDIA (1897)
1 Las adversidades se estrellaban ya en el corazón de Benina, Misericordia –ambientada en Ma-
como las vagas olas en el robusto cantil. Rompíanse con drid– narra la historia de Benina,
estruendo, se quebraban, se deshacían en blancas espumas, una criada que hace lo inimagina-
y nada más. Rechazada por la familia que había sustentado ble para ayudar a todo el mundo y
5 en días tristísimos de miseria y dolores sin cuento, no tardó a su señora, doña Francisca, frívola
en rehacerse de la profunda turbación que ingratitud tan y caprichosa y empeñada en vivir
notoria le produjo; su conciencia le dio inefables consuelos: por encima de sus posibilidades, y
miró la vida desde la altura en que su desprecio de la huma- recibe como pago el olvido y el des-
na vanidad la ponía; vio en ridícula pequeñez a los seres precio. Esta novela, una de las me-
10 que la rodeaban, y su espíritu se hizo fuerte y grande. Había
jores del autor, muestra la desilu-
sión de Galdós ante el fracaso de la
alcanzado glorioso triunfo; sentíase victoriosa, después de
clase media como regeneradora del
haber perdido la batalla en el terreno material. Mas las satis-
país y su inclinación por las clases
facciones íntimas de la victoria no la privaron de su don de
bajas, en especial por los personajes
gobierno, y atenta a las cosas materiales, acudió, al poco
redentores, individualistas y de raíz
15 rato de apartarse de Juliana, a resolver lo más urgente en lo
cristiana, como posible solución a
que a la vida corporal de ambos se refería. Era indispensa- los problemas de España. En la obra
ble buscar albergue; después trataría de curar a Mordejai de se usan técnicas realistas y natura-
su sarna o lo que fuese, pues abandonarle en tan lastimoso listas de las décadas anteriores, jun-
estado no lo haría por nada de este mundo, aunque ella se to con nuevos recursos como la
20 viera contagiada del asqueroso mal. Dirigiose con él a Santa tendencia al dialogismo o el juego
Casilda, y hallando desocupado el cuartito que antes ocupó constante entre sueño y realidad.
el moro con la Petra, lo tomó. Felizmente, la borracha se
En cuanto al personaje de Mordejai
había ido con Diega a vivir en la Cava de San Miguel, detrás (o Almudena), un amigo informó a
de la Escalerilla. Instalados en aquel escondrijo, que no care- Galdós de la existencia de un ciego
25 cía de comodidades, lo primero que hizo la anciana al-
andrajoso y de origen sarraceno que
carreña fue traer agua, toda el agua que pudo, y lavarse bien pedía limosna. Galdós fue a verlo y
y jabonarse el cuerpo; costumbre antigua en ella, que siem- lo convenció, invitándolo a beber,
pre que podía practicaba en casa de Doña Francisca. Luego de que le contara la triste historia de
se vistió de limpio. El bienestar que el aseo y la frescura su vida.
30 daban a su cuerpo, se confundía en cierto modo con el des-
ñera de amarguras en tantos años. Ansiaba verla, aunque fuese 1 ¿A qué época de la
50 de lejos, y llevada de esta querencia, se llegó a la calle de la producción literaria de
Lechuga para atisbar a distancia discreta si la familia estaba en Galdós pertenece esta
vías de mudanza, o se había mudado ya. ¡Qué a tiempo llegó! novela?
[…] Pero lo que la impresionó vivamente fue ver salir por el
portal a Doña Paca y a Obdulia, con Polidura y Juliana, como
55 si se fueran a la casa nueva, mientras las criadas elegantes se 2 ¿Cómo se muestra en el
quedaban en la antigua, disponiendo la recogida y transporte fragmento el cambio
de las menudencias, y de toda la morralla casera. ideológico experimentado
Turbada y confusa, Nina se escondió en un portal, para ver por el escritor?
sin ser vista. ¡Qué desmejorada encontró a Doña Francisca! Llevaba
60 un vestido nuevo; pero de tan nefanda hechura, como cortado 3 ¿Qué rasgos caracterizan
y cosido de prisa, que parecía la pobre señora vestida de limos-
a Benina? Relaciónalos con
na. Cubría su cabeza con un manto, y Obdulia ostentaba un
el cristianismo.
sombrerote con disformes ringorrangos y plumas. Andaba Doña
Paca lentamente, la vista fija en el suelo, abrumada, melancóli-
65 ca, como si la llevaran entre guardias civiles. […] “¡Pobre seño- 4 ¿Qué visión de la vida
ra mía! —dijo al ciego en cuanto se reunió con él—. La quiero co- ofrece Benina? ¿Es la del
mo hermana, porque juntas hemos pasado muchas penas. Yo Galdós maduro? ¿Por qué?
era todo para ella, y ella todo para mí. Me perdonaba mis faltas,
y yo le perdonaba las suyas... ¡Qué triste va, quizás pensando en
70 lo mal que se ha portado con la Nina! Parece que está peor del 5 ¿Qué rasgos de la novela
reúma, por lo que cojea, y su cara es de no haber comido en cua- naturalista “a la española”
tro días. Yo la traía en palmitas, yo la engañaba con buena som- se observan en el estilo, las
bra, ocultándole nuestra miseria, y poniendo mi cara en ver- situaciones y los personajes
güenza por darle de comer conforme a lo que era su gusto y del fragmento?
75 costumbre... En fin, lo pasado, como dijo el otro, pasó. Vámonos,
Almudena, vámonos de aquí, y quiera Dios que te pongas bue-
6 ¿Se muestra en el texto la
no pronto para tomar el caminito a Jerusalén, que no me asus-
gran admiración que sintió
ta ya por lejos. Andando, andando, hijo, se llega de una parte
Galdós por Cervantes y don
del mundo a otra, y si por un lado sacamos el provecho de to-
Quijote? ¿Cómo?
80 mar el aire y de ver cosas nuevas, por otro sacamos la certeza de
que todo es lo mismo, y que las partes del mundo son, un suponer,
como el mundo en junto; quiere decirse, que en donde quiera que
vivan los hombres, o verbigracia, mujeres, habrá ingratitud, ego-
ísmo, y unos que manden a los otros y les cojan la voluntad. Por
85 lo que debemos hacer lo que nos manda la conciencia, y dejar
que se peleen aquellos por un hueso, como los perros; los otros
por un juguete, como los niños, o estos por mangonear, como
los mayores, y no reñir con nadie, y tomar lo que Dios nos ponga
delante, como los pájaros... Vámonos hacia el Hospital, y no
90 te pongas triste.”
—Mí no triste —dijo Almudena—; estar tigo contentado... tú
saber como Dios cosas tudas, y yo quirier ti como ángela buni-
ta... Y si no quierer tú casar migo, ser tú madra mía, y yo niño
tuyo bunito.
95 —Bueno, hombre; me parece muy bien.
—Y tú com palmera D'sierto granda, bunita; tú com zucena
branca... llirio tú... Mí dicier ti amri: alma mía.
Benito Pérez Galdós
LA REGENTA
Al final de la obra, Ana acude a la ca- 1 Y por la vez primera, después de tanto tiempo, sintió dentro de
tedral a reconciliarse con Fermín. Su la cabeza aquel estallido que le parecía siempre voz sobrenatu-
marido ha muerto a consecuencia del ral, sintió en sus entrañas aquella ascensión de la ternura que
duelo con Mesía (amante de Ana), y subía hasta la garganta y producía un amago de estrangulación
la hipócrita sociedad le hace el vacío. 5 deliciosa... Salieron lágrimas a los ojos, y sin pensar más, Ana
Ana busca valientemente el perdón entró en la capilla oscura donde tantas veces el Magistral le había
del Magistral, pero éste, que ama a la hablado del cielo y del amor de las almas. “¿Quién la había traí-
Regenta y ha sido víctima de las ha- do allí? No lo sabía. Iba a confesar con cualquiera y sin saber
bladurías y de los celos, es incapaz de cómo se encontraba a dos pasos del confesionario de aquel her-
concedérselo. La novela finaliza con 10 mano mayor del alma, a quien había calumniado el mundo por
la humillación de Ana a manos de culpa de ella y a quien ella misma, aconsejada por los sofismas
Celedonio, símbolo de la corrupta y de la pasión grosera que la había tenido ciega, había calumnia-
maligna sociedad que ha destruido do también pensando que aquel cariño del sacerdote era amor
las ilusiones de Fermín y Ana, que se brutal, amor como el de Álvaro, el infame, cuando tal vez era
enfrentaron a ella. 15 puro afecto que ella no había comprendido por culpa de la pro-
pia torpeza”.
“Volver a aquella amistad ¿era un sueño? El impulso que la
había arrojado dentro de la capilla ¿era voz de lo alto o capricho
del histerismo, de aquella maldita enfermedad que a veces era lo
20 más íntimo de su deseo y de su pensamiento, ella misma?” Ana
pidió de todo corazón a Dios, a quien claramente creía ver en tal
instante, le pidió que fuera voz Suya aquélla, que el Magistral
fuera el hermano del alma en quien tanto tiempo había creído y
no el solicitante lascivo que le había pintado Mesía el infame. Ana
25 oró, con fervor, como en los días de su piedad exaltada; creyó
posible volver a la fe y al amor de Dios y de la vida, salir del limbo
de aquella somnolencia espiritual que era peor que el infierno;
creyó salvarse cogida a aquella tabla de aquel cajón sagrado que
tantos sueños y dolores suyos sabía...
30 La escasa claridad que llegaba de la nave y los destellos amari-
llentos y misteriosos de la lámpara de la capilla se mezclaban en
el rostro anémico de aquel Jesús del altar, siempre triste y pálido,
que tenía concentrada la vida de estatua en los ojos de cristal que
reflejaban una idea inmóvil, eterna... Cuatro o cinco bultos negros
35 llenaban la capilla. En el confesionario sonaba el cuchicheo de una
beata como rumor de moscas en verano vagando por el aire.
El Magistral estaba en su sitio.
Al entrar la Regenta en la capilla, la reconoció a pesar del
manto. Oía distraído la cháchara de la penitente; miraba a la
40 verja de la entrada, y de pronto aquel perfil conocido y amado
se había presentado como en un sueño. El talle, el contorno de
toda la figura, la genuflexión ante el altar otras señales que sólo
él recordaba y reconocía, le gritaron como una explosión en el
cerebro:
45 “¡Es Ana!”
La beata de la celosía continuaba el rum rum de sus pecados. El
Magistral no la oía, oía los rugidos de su pasión que vociferaban
dentro [...].
Ana había resuelto acercarse también, levantar el velo ante la
50 red de tablillas oblicuas, y a través de aquellos agujeros pedir el
perdón de Dios y el del hermano del alma, y si el perdón no era
posible, pedir la penitencia sin el perdón, pedir a fe perdida o
adormecida o quebrantada, no sabía qué, pedir la fe aunque
fuera con el terror del infierno... Quería llorar allí, donde había 1 ¿Cómo destaca Clarín el
55 llorado tantas veces, unas con amargura, otras sonriendo de pla- carácter indomable y la
cer entre las lágrimas; quería encontrar al Magistral de aquellos grandeza moral de Ana en
días en que ella le juzgaba emisario de Dios, quería fe, quería cari- el final de la obra? ¿Es el
dad... y después el castigo de sus pecados, si más castigo merecía personaje espejo del
que aquella oscuridad y aquel sopor del alma... El confesionario
pensamiento del escritor?
60 crujía de cuando en cuando, como si le rechinaran los huesos.
¿Por qué?
El Magistral dio otra absolución y llamó con la mano a otra
beata... […] y al fin quedaron solos la Regenta, sobre la tarima
del altar, y el Provisor dentro del confesionario. 2 ¿Acaba teniendo Fermín
Ya era tarde. La catedral estaba sola. Allí dentro ya empezaba
la misma grandeza que
65 la noche. Ana esperaba sin aliento, resuelta a acudir, la seña que
la llamase a la celosía... Pero el confesonario callaba. La mano no
Ana? ¿Por qué?
aparecía, ya no crujía la madera. Jesús de talla, con los labios páli-
dos entreabiertos y la mirada de cristal fija, parecía dominado
3 ¿Qué crees que sigue
por el espanto, como si esperase una escena trágica inminente.
70 Ana, ante aquel silencio, sintió un terror extraño... uniendo a ambos
Pasaban segundos, algunos minutos muy largos, y la mano no personajes frente a seres
llamaba... ¡La Regenta, que estaba de rodillas, se puso en pie con como Celedonio, por
un valor nervioso que en las grandes crisis le acudía... y se atre- ejemplo?
vió a dar un paso hacia el confesonario. Entonces crujió con fuer-
75 za el cajón sombrío, y brotó de su centro una figura negra, larga.
Ana vio a la luz de la lámpara un rostro pálido, unos ojos que 4 ¿Qué recursos poéticos
pinchaban como fuego, fijos, atónitos como los del Jesús del y estilísticos en general
altar... El Magistral extendió un brazo, dio un paso de asesino emplea Clarín para crear
hacia la Regenta, que, horrorizada, retrocedió hasta tropezar con ese final de la obra la
80 la tarima. Ana quiso gritar, pedir socorro y no pudo. Cayó sen- tensión progresiva que
tada en la madera, abierta la boca, los ojos espantados, las manos conduce al lector al
extendidas hacia el enemigo, que el terror le decía que iba a ase- impactante desenlace?
sinarla.
El Magistral se detuvo, cruzó los brazos sobre el vientre. No
85 podía hablar, ni quería. Temblábale todo el cuerpo; volvió a 5 ¿Dónde podemos
extender los brazos hacia Ana... dio otro paso adelante... y des- encontrar un ejemplo del
pués, clavándose las uñas en el cuello, dio media vuelta, como
estilo indirecto libre, tan
si fuera a caer desplomado, y con piernas débiles y temblonas
empleado por Clarín?
salió de la capilla. […]
90 Ana, vencida por el terror, cayó de bruces sobre el pavimento ¿Por qué lo usa el escritor?
de mármol blanco y negro; cayó sin sentido.
La catedral estaba sola. Las sombras de los pilares y de las
6 ¿En qué espacio finaliza
bóvedas se iban juntando y dejaban el templo en tinieblas.
Celedonio, el acólito afeminado, alto y escuálido, con la sota- la obra? ¿Qué personajes
95 na corta y sucia, venía de capilla en capilla cerrando verjas. Las están presentes?
llaves del manojo sonaban chocando. ¿Demuestra esto la pericia
Llegó a la capilla del Magistral y cerró con estrépito. […] estructural del autor y el
Y entonces redobló la atención y oyó un rumor como un que- uso simbólico de personajes,
jido débil, como un suspiro. animales, luces y espacios
100 Abrió, entró y reconoció a la Regenta, desmayada. por parte del mismo?
Celedonio sintió un deseo miserable, una perversión de la per- ¿Va Clarín más allá del
versión de su lascivia: y por gozar un placer extraño, o por pro-
naturalismo?
bar si lo gozaba, inclinó el rostro asqueroso sobre el de la Regenta
y le besó los labios.
105 Ana volvió a la vida rasgando las nieblas de un delirio que le
causaba náuseas. Había creído sentir sobre la boca el vientre vis-
coso y frío de un sapo.
Leopoldo Alas, Clarín
LEDA1 LEDA
EL MAÑANA EFÍMERO
A Roberto Castrovido
1 La España de charanga y pandereta, 1 Haz un análisis métrico
cerrado y sacristía, del poema.
devota de Frascuelo y de María,
4 de espíritu burlón y de alma quieta,
2 Expresa si se puede
ha de tener su mármol y su día, relacionar esta composición
su infalible mañana y su poeta. con las preocupaciones
El vano ayer engendrará un mañana de los noventayochistas.
8 vacío y ¡por ventura! pasajero. ¿Utiliza Machado un
Será un joven lechuzo y tarambana, enfoque y un tono similares
un sayón con hechuras de bolero, a estos últimos o, por el
a la moda de Francia realista contrario, adopta uno
propio?
12 un poco al uso de París pagano,
I
EL CRIMEN 1 Haz un análisis métrico
A Federico García Lorca del poema. ¿Qué forma
1 Se le vio, caminando entre fusiles, métrica, habitual en su
por una calle larga, poesía, emplea el autor?
salir al campo frío,
4 aún con estrellas de la madrugada. 2 Indica qué tipo de verso
Mataron a Federico aparece en la primera
cuando la luz asomaba. parte del texto que
El pelotón de verdugos rompe con el esquema
8 no osó mirarle la cara. métrico general. ¿Tiene
Todos cerraron los ojos; relación con el poeta
rezaron: ¡ni Dios te salva! asesinado? ¿Por qué?
Muerto cayó Federico
12 —sangre en la frente y plomo en las entrañas—.
... Que fue en Granada el crimen 3 Di a qué subgénero lírico
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada. pertenece la composición.
Justifica tu respuesta.
II
EL POETA Y LA MUERTE
4 Resume el contenido
Se le vio caminar solo con Ella, de cada una de las tres
16 sin miedo a su guadaña. partes del poema y señala
—Ya el sol en torre y torre, los martillos cómo empieza y acaba
en yunque— yunque y yunque de las fraguas. cada una de ellas.
Hablaba Federico,
20 requebrando a la muerte. Ella escuchaba. 5 Indica si este texto es
«Porque ayer en mi verso, compañera, un simple poema de
sonaba el golpe de tus secas palmas, circunstancias. ¿Por qué?
y diste el hielo a mi cantar, y el filo ¿Qué imagen pretende
24 a mi tragedia de tu hoz de plata, dar Machado del poeta
te cantaré la carne que no tienes, asesinado?
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
28 los rojos labios donde te besaban... 6 Elabora una lista de los
Hoy como ayer, gitana, muerte mía, recursos estilísticos más
qué bien contigo a solas, destacados en cada una
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!» de las tres partes del
poema. Algunos de esos
recursos son un homenaje
III
a la poesía de Lorca;
32 Se le vio caminar... localízalos y coméntalos.
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
36 sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
Antonio Machado, El crimen fue en Granada.
SONATA DE INVIERNO
El marqués casi muere por la causa de don Carlos. Bradomín se 1 Indica a qué momento de
enamora de la que resulta ser su hija y sufre un desengaño al ver la vida del marqués de
que sus ilusiones (el carlismo y sus amores) se frustran. En el Bradomín pertenece este
texto hay melancolía y el primer frío de la vejez del don Juan fragmento. ¿Cómo se
feo, católico y sentimental. siente el personaje? ¿Qué
1 Yo acababa de llegar a Estella, donde el Rey tenía su Corte […]. rasgos de su vida son
Comenzaba a sentir algo hasta entonces desconocido en mi vida propios del héroe
alegre y aventurera, una vida llena de riesgos y azares, como la romántico y modernista?
de aquellos segundones hidalgos que se enganchaban en los ter-
5 cios de Italia por buscar lances de amor, de espada y de fortuna.
Yo sentía un acabamiento de todas las ilusiones, un profundo 2 Responde:
desengaño de todas las cosas. Era el primer frío de la vejez, más a ¿Cómo se muestra en el texto
triste que el de la muerte […]. Yo estaba en ese declinar de la la ideología conservadora y
vida, edad propicia para todas las ambiciones y más fuerte que antiburguesa del primer Valle?
10 la juventud misma, cuando se ha renunciado al amor de las
mujeres. ¡Ay, por qué no supe hacerlo! b ¿Qué características propias
Llegué a la Corte de Estella huyendo […]. Las campanas de del idealismo y la evasión
San Juan tocaban anunciando la misa del Rey, y quise oírla toda- modernistas se observan
vía con el polvo del camino en acción de gracias por haber sal- en el decorado y los
15 vado la vida […]. Entre aquellos bultos oscuros, sin contorno ni personajes del relato?
faz, mis ojos sólo pudieron distinguir la figura prócer del Señor, c ¿En qué parte del fragmento
que se destacaba en medio de su séquito, admirable de gallardía se detectan rasgos del
y de nobleza, como un rey de los antiguos tiempos. La arrogan- amoralismo provocador y
cia y brío de su persona, parecían reclamar una rica armadura decadente del Valle
20 cincelada por milanés orfebre, y un palafrén guerrero paramen-
modernista? ¿En qué
tado de malla […]. Todo el día estuvo lloviendo […]. Una luz tris-
consiste la provocación?
te y cenicienta amanecía sobre los montes que rodeaban la ciu-
dad santa del carlismo, donde el rumor de la lluvia en los d ¿Qué características de la
cristales es un rumor familiar […]. Un velo de niebla ondulaba más refinada y elegante
25 en las ráfagas del aire […]. Se oía la canturia monótona de los prosa modernista se observan
niños de una escuela. La tarde lívida daba mayor tristeza al vano en este fragmento?
de la plaza encharcada, desierta, sepulcral […]. Al entrar en la
saleta, donde la Señora y sus damas bordaban escapularios para
los soldados, sentí en el alma una emoción a la vez religiosa y 3 Elabora una lista con las
30 galante. Comprendí entonces todo el ingenuo sentimiento que palabras del texto que se
hay en los libros de caballerías, y aquel culto por la belleza y las refieren a lo sensorial y
lágrimas femeninas que hacía palpitar bajo la cota el corazón de comenta su relación con
Tirante el Blanco […]. el declive vital del
Con la voz vibrante de cólera y embargada de pena, me dijo: personaje donjuanesco.
35 —Ha cometido usted la mayor de sus infamias enamorando a
esa niña.
Confieso que aquella acusación sólo despertó en mi alma un
remordimiento dulce y sentimental. Yo repetí, inclinando la
cabeza:
40 —¡Pobre hija!
Sor Simona retrocedió dando un grito:
—¡Lo sabía usted!
[…]. Sentí terror de mis pecados como si estuviese próximo a
morir [...].
Ramón del Valle-Inclán
ARIAS TRISTES
1 Yo me moriré, y la noche ARIAS TRISTES
triste, serena y callada,
1 Haz un análisis métrico
dormirá el mundo a los rayos
del poema.
4 de su luna solitaria.
Mi cuerpo estará amarillo,
2 ¿Hay rasgos modernistas
y por la abierta ventana
en el poema?
entrará una brisa fresca
8 preguntando por mi alma.
3 ¿Qué obsesiones del
No sé si habrá quien solloce
poeta aparecen ya en
cerca de mi negra caja, esta composición?
o quien me dé un largo beso
12 entre caricias y lágrimas.
4 Di en cuántas partes se
Pero habrá estrellas y flores
organiza el texto.
y suspiros y fragancias,
y amor en las avenidas
16 a la sombra de las ramas.
5 ¿Cómo es el léxico del
poema? Enumera los
Y sonará ese piano
recursos estilísticos más
como en esta noche plácida,
importantes.
y no tendrá quien lo escuche
20 sollozando en la ventana.
LA SOLEDAD SONORA
Juan Ramón Jiménez
6 Haz un análisis métrico
del poema y compáralo
con el anterior.
LA SOLEDAD SONORA
1 Las antiguas arañas melodiosas, temblaban
7 Di qué rasgos
maravillosamente sobre las mustias flores…
modernistas hay en el
sus cristales, heridos por la luna, soñaban texto. ¿Qué temas
4 guirnaldas temblorosas de pálidos colores… obsesivos de Juan Ramón
se muestran en el título
Estaban los balcones abiertos al sur… Era
y el contenido?
una noche inmortal, serena y transparente…
de los campos lejanos, la nueva primavera
8 mandaba, con la brisa, su aliento, dulcemente… 8 Di en qué partes se
organiza el texto.
¡Qué silencio! Las penas ahogaban su ruido
de espectros en las rosas vagas de las alfombras…
el amor no existía… tornaba del olvido
9 Enumera los recursos del
poema y relaciónalos con
12 una ronda infinita de trastornadas sombras…
modernismo intimista.
Todo lo era el jardín… Morían las ciudades…
Las estrellas azules, con la vana indolencia
de haber visto los duelos de todas las edades,
16 coronaban de plata mi nostaljia y mi ausencia…
Juan Ramón Jiménez
LUCES DE BOHEMIA
Luces de bohemia dramatiza la última noche de la vida de Max 1 ¿En qué situación se
Estrella, escritor pobre y ciego. La obra –una parábola grotesca y encuentran Max Estrella
trágica de la España de la época– muestra la peregrinación de Max y su familia? ¿Qué se
y su miserable compañero don Latino por los infiernos de la so- plantea Max?
ciedad.
ESCENA I
2 ¿Qué le llama Claudinita, la
1 MAX: ¡Collet, mal vamos a vernos sin esas cuatro crónicas! ¿Dónde
gano yo veinte duros, Collet? hija de Max, a don Latino?
¿Por qué crees que lo hace?
MADAMA COLLET: Otra puerta se abrirá.
MAX: […] Podemos suicidarnos colectivamente […].
5 MAX: ¿Qué sacaste por los libros, Latino? 3 ¿Por qué no quiere
DON LATINO: ¡Tres pesetas, Max! […] ¡Un robo! Claudinita que su padre
CLAUDINITA: ¡No haberlos dejado! salga a la calle? ¿Qué
DON LATINO: […] Pero aún se puede deshacer el trato […]. crees que presiente la hija
MAX: Habría que devolver el dinero recibido. […] de Max?
10 MADAMA COLLET: Max, no debes salir.
MAX: El aire me refrescará. Aquí hace un calor de horno. […] 4 ¿Qué rasgos esperpénticos
CLAUDINITA: ¡Papá, no salgas! […] se observan en la magnífica
MAX: No quiero tolerar ese robo. ¿A quién le has llevado los libros, acotación de la escena II?
Latino?
15 DON LATINO: A Zaratustra. […]
CLAUDINITA: ¡Golfo!
5 ¿Con quiénes parece
dialogar el librero cuando
ESCENA II entran Max y Latino?
1 La cueva de ZARATUSTRA en el Pretil de los Consejos. […] En la cueva ¿Qué efecto pretende
hacen tertulia el gato, el loro, el can y el librero. ZARATUSTRA –abichado lograr Valle?
y giboso, la cara de tocino rancio y la bufanda de verde serpiente– pro-
mueve, con su caracterización de fantoche, una aguda y dolorosa diso-
5 nancia muy emotiva y muy moderna. Encogido en el roto pelote de una 6 ¿Cómo se muestra don
silla enana guarda la tienda. Latino en esta escena?
ZARATUSTRA: ¡No pienses que no te veo, ladrón! ¿Qué trato le da el autor
EL GATO: ¡Fu! ¡Fu! ¡Fu! a este personaje?
EL CAN: ¡Guau!
10 EL LORO: ¡Viva España!
LUCES DE BOHEMIA
La escena sexta es de las más impresionantes de la obra. En ella,
Valle reduce lo burlesco y parece poner en boca de Max lo que
piensa. Muestra, además, una mirada, como afirma Buero Vallejo,
“súbitamente fraterna”. Valle, contraviniendo el esperpento,
dota de grandeza a los personajes y alude a hechos tan impor-
tantes como la Semana Trágica o la Revolución rusa.
ESCENA VI
1 El calabozo. Sótano mal alumbrado por una candileja. En la som-
bra se mueve el bulto de un hombre (blusa, tapabocas y alparga-
tas). Pasea hablando solo. Repentinamente se abre la puerta. MAX
ESTRELLA, empujado y trompicando, rueda al fondo del calabozo.
5 Se cierra de golpe la puerta. […]
que hacer imposible el orden anterior, y eso sólo se consigue 1 ¿Es comparable la acotación
destruyendo la riqueza. Barcelona industrial tiene que hun- de la escena VI con la de
dirse para renacer de sus escombros con otro concepto de la la II? ¿Qué elementos las
45 propiedad y del trabajo. En Europa, el patrono de más negra
diferencian?
entraña es el catalán, y no digo del mundo porque existen las
Colonias Españolas de América. ¡Barcelona solamente se sal-
va pereciendo! 2 ¿Qué rasgos de la escena VI
MAX: ¡Barcelona es cara a mi corazón! hacen pensar al lector que
50 EL PRESO: ¡Yo también la recuerdo! Valle prescinde del
MAX: Yo le debo los únicos goces en la lobreguez de mi ceguera. esperpento? ¿Por qué crees
Todos los días un patrono muerto, algunas veces, dos... Eso que lo hace?
consuela.
EL PRESO: No cuenta usted los obreros que caen.
55 MAX: Los obreros se reproducen populosamente, de un modo
3 ¿Qué ideología muestran
comparable a las moscas. En cambio los patronos, como los Max y el preso en la
elefantes, como todas las bestias poderosas y prehistóricas, pro- conversación que
crean lentamente. Saulo, hay que difundir por el mundo la mantienen? ¿Cómo
religión nueva. lo demostrarías?
60 EL PRESO: Mi nombre es Mateo.
BERNARDA: No, pero les gusta verlo y comentarlo, y se 1 ¿Qué actitud muestra
45 chupan los dedos de que esto ocurra. Bernarda con sus hijas?
LA PONCIA: Contaban muchas cosas más. ¿Cómo responden ellas?
BERNARDA: (Mirando a un lado y a otro con cierto temor)
¿Cuáles? 2 ¿Qué simbolizan
LA PONCIA: Me da vergüenza referirlas. los hombres en la
50 BERNARDA: Y mi hija las oyó. conversación que
LA PONCIA: ¡Claro! mantienen las mujeres?
BERNARDA: Ésa sale a sus tías; blancas y untosas que
ponían ojos de carnero al piropo de cualquier bar- 3 ¿Qué rasgos propios
berillo. ¡Cuánto hay que sufrir y luchar para hacer de un pueblo pequeño
55 que las personas sean decentes y no tiren al monte y conservador se observan
demasiado! en el diálogo que
LA PONCIA: ¡Es que tus hijas están ya en edad de mere- mantienen Poncia
cer! Demasiada poca guerra te dan. Angustias ya y Bernarda?
debe tener mucho más de los treinta.
60 BERNARDA: Treinta y nueve justos.
4 ¿Cómo se introduce
LA PONCIA: Figúrate. Y no ha tenido nunca novio...
el sexo en la conversación?
BERNARDA: (Furiosa) ¡No, no ha tenido novio ninguna, ¿Qué actitud adoptan
ni les hace falta! Pueden pasarse muy bien. las dos mujeres?
LA PONCIA: No he querido ofenderte.
65 BERNARDA: No hay en cien leguas a la redonda quien se
pueda acercar a ellas. Los hombres de aquí no son
5 ¿Qué ideas tiene Bernarda
de su clase. ¿Es que quieres que las entregue a cual- sobre el honor y la
quier gañán? decencia? ¿Qué rasgos
de su carácter se observan
LA PONCIA: Debías haberte ido a otro pueblo.
en la escena?
70 BERNARDA: Eso, ¡a venderlas!
LA PONCIA: No, Bernarda, a cambiar... ¡Claro que en
otros sitios ellas resultan las pobres! 6 ¿Qué relación existe entre
BERNARDA: ¡Calla esa lengua atormentadora! Bernarda y la Poncia?
LA PONCIA: Contigo no se puede hablar. ¿Tenemos o no
75 tenemos confianza?
BERNARDA: No tenemos. Me sirves y te pago. ¡Nada más!
CRIADA: (Entrando) Ahí está don Arturo, que viene a
arreglar las particiones.
BERNARDA: […] Tú empieza a blanquear el patio. (A la
80 Poncia) Y tú ve guardando en el arca grande toda la
ropa del muerto.
LA PONCIA: Algunas cosas las podríamos dar...
BERNARDA: Nada. ¡Ni un botón! ¡Ni el pañuelo con que
le hemos tapado la cara!
Federico García Lorca
RAFAEL ALBERTI
Nace en el Puerto de Santa María en 1902. En 1917 se traslada a
Madrid y se dedica a la pintura y la poesía. En 1925 comparte con
Gerardo Diego el Premio Nacional de Literatura, que obtiene con
Marinero en tierra. En los años treinta se afilia al PCE y lucha con
la República. Después se exilia y en 1977 regresa a España, donde
recibe el Premio Cervantes en 1983 y fallece en 1999.
Alberti admiró la poesía tradicional, la del Siglo de Oro, a Bécquer,
a Juan Ramón... Frutos de su gusto por lo popular son Marinero en
tierra (1924) o El alba del alhelí (1926). El barroquismo, y las van-
guardias, se asientan en Cal y canto (1927), y Sobre los ángeles (1928)
supone la irrupción del Surrealismo en su obra. En los años treinta
cultiva la poesía social (Entre el clavel y la espada, etc.), y en el exilio
su obra muestra la variedad de la producción anterior.
1 Responde a las preguntas
sobre los poemas de
1 Se equivocó la paloma. 1 Si Garcilaso volviera,
Alberti:
Se equivocaba. yo sería su escudero;
que buen caballero era. a ¿Cómo es la métrica de los
Por ira al Norte, fue al Sur. poemas? ¿Qué diferencias
Creyó que el trigo era agua. Mi traje de marinero encuentras entre ellos?
5 Se equivocaba. 5 se trocaría en guerrera ¿Por qué crees que se dan?
ante el brillar de su acero; b ¿A qué épocas de la
Creyó que el mar era el cielo;
que buen caballero era. trayectoria del poeta
que la noche, la mañana.
Se equivocaba.
pertenecen?
¡Qué dulce oírle, guerrero,
al borde de su estribera! c Qué diferencias de contenido
Que las estrellas, rocío; se observan entre ellos?
10 En la mano mi sombrero;
10 que el calor, la nevada.
que buen caballero era. ¿Te parece que ilustran
Se equivocaba. adecuadamente la variedad
Rafael Alberti, Marinero en tierra.
de temas, tonos y estilos
Que tu falda era tu blusa;
propia de Alberti? ¿Por qué?
que tu corazón, su casa.
Se equivocaba.
15 (Ella se durmió en la orilla. 2 En el primer poema,
Tú, en la cumbre de una rama.) comprometido y social,
¿qué símbolos, y recursos
Rafael Alberti, Entre el clavel y la espada.
en general, se emplean
para expresar ese
LOS ÁNGELES COLEGIALES compromiso?
1 Ninguno comprendíamos el secreto nocturno de las pizarras
ni por qué la esfera armilar se exaltaba tan sola cuando la 3 En el segundo poema, ¿por
[mirábamos. qué escoge el poeta ser
Sólo sabíamos que una circunferencia puede no ser redonda el escudero de Garcilaso?
y que un eclipse de luna equivoca a las flores ¿Qué cambio en su estilo
5 y adelanta el reloj de los pájaros. anuncia el autor? ¿Cómo
lo anuncia?
Ninguno comprendíamos nada:
ni por qué nuestros dedos eran de tinta china
y la tarde cerraba compases para al alba abrir libros. 4 En el tercer poema,
Sólo sabíamos que una recta, si quiere, puede ser curva o ¿qué rasgos de estilo
[quebrada y métrica se relacionan
10 y que las estrellas errantes son niños que ignoran la aritmética. con el Surrealismo y las
Rafael Alberti, Sobre los ángeles. vanguardias?
Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
25 Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
Luis Cernuda, Los placeres prohibidos.
1 Analiza la métrica del poema. 7 Analiza la métrica del poema. ¿Se engarza
en la tradición?
SE QUERÍAN
1 Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
Labios saliendo de la noche dura,
Labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
5 Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.
EL CUERPO Y EL ALMA
1 Pero es más triste todavía, mucho más triste.
Triste como la rama que deja caer su fruto para nadie.
Más triste, más. Como ese vaho
que de la tierra exhala después la pulpa muerta.
5 Como esa mano que del cuerpo tendido
se eleva y quiere solamente acariciar las luces,
la sonrisa doliente, la noche aterciopelada y muda.
Luz de la noche sobre el cuerpo tendido sin alma.
Alma fuera, alma fuera del cuerpo, planeando
10 tan delicadamente sobre la triste forma abandonada.
Alma de niebla dulce, suspendida
sobre su ayer amante, cuerpo inerme
que pálido se enfría con las nocturnas horas
y queda quieto, solo, dulcemente vacío.
MANO ENTREGADA
1 Pero otro día toco tu mano. Mano tibia.
Tu delicada mano silente. A veces cierro
mis ojos y toco leve tu mano, leve toque
que comprueba su forma, que tienta
5 su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso
insobornable, el triste hueso adonde no llega nunca
el amor. Oh carne dulce que sí se empapa del amor hermoso.
Es por la piel secreta, secretamente abierta, invisiblemente entreabierta,
por donde el calor tibio propaga su voz, su afán dulce;
10 por donde mi voz penetra hasta tus venas tibias,
para rodar por ellas en tu escondida sangre,
como otra sangre que sonara oscura, que dulcemente oscura te besara
por dentro, recorriendo despacio como sonido puro
ese cuerpo que ahora resuena mío, mío poblado de mis voces profundas,
15 oh resonado cuerpo de mi amor, oh poseído cuerpo, oh cuerpo
sólo sonido de mi voz poseyéndole.
Por eso, cuando acaricio tu mano sé que sólo el hueso rehúsa
mi amor –el nunca incandescente hueso del hombre–.
Y que una zona triste de tu ser se rehúsa,
20 mientras tu carne entera llega un instante lúcido
en que total flamea, por virtud de ese leve contacto de tu mano,
de tu porosa mano suavísima que gime,
tu delicada mano silente, por donde entro
despacio, despacísimo, secretamente en tu vida,
25 hasta tus venas hondas totales donde bogo,
donde te pueblo y canto completo entre tu carne.
Vicente Aleixandre, Historia del corazón.
1 La métrica del poema es la habitual en Alei- 8 ¿Es la métrica de este poema típica en Alei-
xandre, analízala. xandre? ¿Por qué?
2 ¿Qué clase de amor retrata el autor en el 9 Este poema pertenece a una época más tardía
texto? ¿Con qué metáforas y recursos expresa de su obra, ¿qué idea del amor expone aquí
ese amor total? Señala ejemplos de la pre- el autor? ¿Tiene límites? ¿Es más “humano”
sencia surrealista en el poema que antes?
3 ¿Qué recurso une y da ritmo al poema? Ana- 10 ¿Con qué metáforas se expresa el poder del
liza estilísticamente la última estrofa del tex- amor, y también sus límites?
to.
A LA INMENSA MAYORÍA
1 Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
4 comprendió: y rompió todos sus versos.
5 ¿Qué expresan los gritos que abren la cuarta 9 Observa cómo, en la segunda estrofa, se des-
estrofa? ¿Cómo interpretas las dos imágenes taca el sufrimiento y reaparece la idea de pér-
que ocupan esta estrofa? dida. Localízala. ¿Qué connotan las imágenes
del tercer verso? Observa la aliteración.
EL CRIMEN
1 Hoy he amanecido
como siempre, pero
con un cuchillo
en el pecho. Ignoro
5 quién ha sido,
Estoy aquí
tendido
y pesa vertical
JOSÉ ÁNGEL VALENTE
10 el frío.
Nació en Orense en 1929. Cursó es-
He sido asesinado. tudios de Derecho y Filología romá-
(Descarto la posibilidad del suicidio.) nica. Su primer libro, A modo de es-
La noticia se divulga peranza, aparece en 1954 y recibe el
premio Adonais. Punto cero (1972)
con relativo sigilo.
recoge su poesía hasta esta fecha.
15 El doctor estuvo brillante, pero Posteriormente ha seguido publican-
do y evolucionando en su quehacer
el interrogatorio ha sido
literario, hasta convertirse en una
confuso. El hecho de las figuras más importantes de su
carece de testigos. generación.
(Llamada la portera,
20 dijo
NADA
1 El cuarto de mi tía comunicaba con el comedor y tenía un bal- 1 Lee el texto de Carmen
cón a la calle. Ella estaba de espaldas, sentada frente al peque- Laforet. Indica quién es
ño escritorio. Me paré, asombrada, a mirar la habitación por- el narrador y qué persona
que aparecía limpia y en orden como si fuera un mundo aparte gramatical utiliza.
5 en aquella casa. Había un armario de luna y un gran crucifijo ta-
piando otra puerta que comunicaba con el recibidor; al lado de
la cabecera de la cama, un teléfono. 2 ¿Quiénes son
La tía volvía la cabeza para mirar mi asombro con cierta com- los personajes?
placencia.
10 Estuvimos un rato calladas y yo inicié desde la puerta una
3 ¿Dónde se desarrolla la
sonrisa amistosa.
acción? Localiza la
—Ven, Andrea —me dijo ella—. Siéntate.
descripción del espacio
Observé que con la luz del día Angustias parecía haberse hin- y di qué función tiene.
chado, adquiriendo bultos y formas bajo su guardapolvo verde,
15 y me sonreí pensando que mi imaginación me jugaba malas pa-
sadas en las primeras impresiones. 4 ¿Cómo se reproduce el
—Hija mía, no sé cómo te han educado… diálogo? Localiza las
(Desde los primeros momentos, Angustias estaba empezando precisiones del narrador
a hablar como si se preparase para hacer un discurso.) Yo abrí la sobre la gestualidad de los
20 boca para contestarle, pero me interrumpió con un gesto de su personajes. ¿Qué indica
dedo. sobre éstos y su relación?
—Ya sé que has hecho parte de tu Bachillerato en un colegio
de monjas y que has permanecido allí durante casi toda la guerra.
Eso, para mí, es una garantía. Pero... esos dos años junto a tu pri- 5 ¿Qué averiguamos sobre
25 ma —la familia de tu padre ha sido siempre muy rara—, en el cada una de las
ambiente de un pueblo pequeño, ¿cómo habrán sido? No te ne- protagonistas a través
garé, Andrea, que he pasado la noche preocupada por ti, pen- del diálogo?
sando... Es muy difícil la tarea que se me ha venido a las manos.
La tarea de cuidar de ti, de moldearte en la obediencia... ¿Lo con-
30 seguiré? Creo que sí. De ti depende facilitármelo.
EL JARAMA
1 Tito encendió el cigarrillo de Sebas y después el suyo; miraba a 1 Lee este fragmento de la
Lucita un momento en la luz de la llama. Sopló la cerilla y vol- novela “El Jarama” y
vía a sentarse junto a Luci. Paulina dijo: explica la situación en que
—¿Qué te pasa, Luci? se hallan los personajes.
5 —Nada, ¿por qué? ¿Por qué se encuentra mal
—No hablas. Lucita? ¿Cómo lo sabemos,
—Tengo una pizca de mareo. por el diálogo o por la
—Os ponéis a beber. ¿Por qué no te echas?, échate, anda. narración?
—Deja a la chica —dijo Sebas.
10 Valles abajo del Jarama, se veían las tierras difusas, como nie-
blas yacentes, a la luz imprecisa de la luna; más lejos, los perfi- 2 Observa en los fragmentos
les de lomas sucesivas, jorobas o espinazos nevados de blanco en que habla el narrador si
mortecino, contra el fondo de la noche, como un alejarse de gru- predomina la narración o
pas errabundas, gigantescos carneros de un rebaño fabuloso. Tito la descripción. ¿Se trata de
15 le puso a Lucita una mano en la nuca.
un observador externo o de
—¿Vas mejor? —le preguntaba por lo bajo.
un narrador omnisciente?
Ella sacó una voz cansada:
—Me defiendo.
Cambió de postura. Miraba allá abajo, por entremedias de los 3 ¿Cómo se resuelve la
20 troncos, en el agua embalsada de la presa, el reflejo de la luz que escena? ¿Cómo se insinúa
venía de las bombillas de los merenderos, la sombra enorme de la posibilidad de peligro?
alguien que se había asomado al malecón. El mismo malecón no
se veía, oculto a la derecha tras el morro del ribazo, ni las terra-
zas cuajadas de gente, ni las bombillas bailando en los cables 4 Compara la extrema
25 debajo del gran árbol; sólo las sombras y las luces que proyecta-
sencillez de los diálogos
ban hacia el agua. Llegaba el alboroto, las voces de juerga, la
con la riqueza léxica de
música incesante de las radios, el fragor de la esclusa, de allá
abajo, al final de los árboles, enfrente del puntal.
los fragmentos narrativos.
Luego el ojo blanquísimo del tren asomó de repente al fondo
¿En qué aspecto del paisaje
30 de los llanos; se acercaba, rodante y fragoroso dando alaridos por
se centra cada uno?
la recta elevada que cruzaba el erial. Entraba al puente del Localiza las comparaciones
Jarama, sorprendía instantáneas figuras de novios aplastadas de en el primero. Observa la
miedo contra los pretiles, en la luz violentísima, que se cegó acto selección de elementos en
seguido tras las casas de la margen derecha, hacia el paso a nivel el segundo y en el tercero
35 y la estación de Coslada y San Fernando de Henares. Lucita se y justifícala.
estremecía y se pasaba las manos por los brazos y los hombros;
luego dijo:
—Chico, estoy más molesta... Tengo grima, con tanto polvo
encima de la piel. Tanta tierra pegada por todo el cuerpo. Te
40 pones perdida de tierra, no se puede soportar.
TIEMPO DE SILENCIO
1 Cada una de las rejas, rastrillos y cerrojos que Pedro iba en-
contrando en su camino descendente, poseía un gnomo gris
que, a su paso, los hacía transitables, como si no estuvieran
fabricados de un apenas oxidado hierro sino de alguna mate-
5 ria fluida y deformable.
NO SE CULPE A NADIE
Los cuentos fantásticos de Julio Cortázar parten de una realidad coti-
diana familiar al lector. Cuando ésta se resquebraja para dar entrada al
elemento fantástico, éste resulta especialmente inquietante. El elemen-
to fantástico parece proceder del mundo de la pesadilla, o incluso del
trastorno mental.
1 El frío complica siempre las cosas, en verano se está tan cerca del
mundo, tan piel contra piel, pero ahora a las seis y media su mujer lo
espera en una tienda para elegir un regalo de casamiento, ya es tarde
y se da cuenta de que hace fresco, hay que ponerse el pulóver azul,
5 cualquier cosa que vaya bien con el traje gris, el otoño es un ponerse
y sacarse pulóveres, irse encerrando, alejando. Sin ganas silba un tango
mientras se aparta de la ventana abierta, busca el pulóver en el armario
y empieza a ponérselo delante del espejo. No es fácil, a lo mejor por
culpa de la camisa que se adhiere a la lana del pulóver, pero le cuesta
10 hacer pasar el brazo, poco a poco va avanzando la mano hasta que al
fin asoma un dedo fuera del puño de lana azul, pero a la luz del atar-
decer el dedo tiene un aire como de arrugado y metido para adentro,
con una uña negra y terminada en punta. De un tirón se arranca la
manga del pulóver y se mira la mano como si no fuese suya, pero ahora
15 que está fuera del pulóver se ve que es su mano de siempre y él la deja
caer al extremo del brazo flojo y se le ocurre que lo mejor será meter
el otro brazo en la otra manga a ver si así resulta más sencillo. Parece-
ría que no lo es porque apenas la lana del pulóver se ha pegado otra
vez a la tela de la camisa, la falta de costumbre de empezar por la otra
20 manga dificulta todavía más la operación, y aunque se ha puesto a sil-
bar de nuevo para distraerse siente que la mano avanza apenas y que
sin alguna maniobra complementaria no conseguirá hacerla llegar
nunca a la salida. Mejor todo al mismo tiempo, agachar la cabeza para
calzarla a la altura del cuello del pulóver a la vez que mete el brazo libre
25 en la otra manga enderezándola y tirando simultáneamente con los
dos brazos y el cuello. En la repentina penumbra azul que lo envuelve
parece absurdo seguir silbando, empieza a sentir como un calor en la
cara aunque parte de la cabeza ya debería estar afuera, pero la frente y
toda la cara siguen cubiertas y las manos andan apenas por la mitad
30 de las mangas, por más que tira nada sale afuera y ahora se le ocurre
pensar que a lo mejor se ha equivocado en esa especie de cólera iróni-
ca con que reanudó la tarea, y que ha hecho la tontería de meter la
cabeza en una de las mangas y una mano en el cuello del pulóver. Si
fuese así su mano tendría que salir fácilmente pero aunque tira con
35 todas sus fuerzas no logra hacer avanzar ninguna de las dos manos
aunque en cambio parecería que la cabeza está a punto de abrirse paso
porque la lana azul le aprieta ahora con una fuerza casi irritante la nariz
y la boca, lo sofoca más de lo que hubiera podido imaginarse, obli-
gándolo a respirar profundamente mientras la lana se va humede-
40 ciendo contra la boca, probablemente desteñirá y le manchará la cara
de azul. Por suerte en ese mismo momento su mano derecha asoma al
aire, al frío de afuera, por lo menos ya hay una afuera aunque la otra
siga apresada en la manga, quizá era cierto que su mano derecha esta-
fuera del pulóver, está de rodillas y es hermoso estar así hasta que poco
a poco agradecidamente entreabre los ojos libres de la baba azul de la
lana de adentro, entreabre los ojos y ve las cinco uñas negras suspen-
didas apuntando a sus ojos, vibrando en el aire antes de saltar contra
135 sus ojos, y tiene el tiempo de bajar los párpados y echarse atrás cubrién-
1 Describe la situación inicial de este relato de 6 ¿Qué sucede cuando finalmente logra sacar
Julio Cortázar. la cabeza fuera? ¿Por qué se vuelve a meter
dentro del pulóver?