Las diferencias básicas entre ambas denticiones que deben tenerse en cuenta antes del diagnostico pulpar y el tratamiento de dientes deciduos son las siguientes:
1. Los dientes primarios son más pequeños en todas sus dimensiones
respecto a los permanentes correspondientes. 2. El grosor del esmalte y de la dentina son menores que en los dientes permanentes. 3. La anatomía de la cámara pulpar de los dientes deciduos se asemeja mucho a la de la superficie de la corona, pero sus pulpas son mayores que las de los permanentes. 4. Los cuernos pulpares, fundamentalmente los mesiales, de los dientes primarios están más cerca de la superficie externa del diente que en los permanentes. 5. Las coronas de los dientes temporales son más anchas en sentido mesiodistal respecto a su longitud, que en los dientes permanentes. 6. La corona de los dientes primarios tiene una mayor constricción en la zona cervical que en los definitivos. 7. Los dientes temporales, a diferencia de los permanentes, tienen superficies de contacto anchas y planas. 8. Las rai ́ces de los dientes primarios son más largas, más delgadas y más estrechas en comparación con las de los permanentes. 9. Las rai ́ces de los molares temporales comienzan su ensanchamiento más cerca de la zona cervical, y en la zona apical se encuentran más separadas que las rai ́ces de la segunda dentición. 10. Las rai ́ces de los dientes primarios presentan agujeros apicales mayores que las de los permanentes que son más pequeñ os. Ello conlleva que comparativamente el riego sangui ́neo es mayor en primarios que en permanentes. Esta diferencia explica la elevada incidencia de reacciones inflamatorias en dientes deciduos. 11. La densidad de inervación de los dientes primarios es menor que en los permanentes. Esta característica podría explicar que los dientes temporales sean algo menos sensibles a las técnicas operatorias. Además, debe tenerse en cuenta que con la reabsorción de los dientes primarios se produce una degeneración de las células nerviosas y del resto de células de la pulpa.
Las radiografi ́as de aleta de mordida son las idóneas para el
diagnóstico en niñ os, puesto que en ellas se observan mejor las zonas interradiculares. En casos de duda, que se precise ver con mayor claridad la imagen del área periapical o que se necesite observar el germen del diente permanente, puede tomarse también una radiografi ́a periapical. Puede incluso necesitarse una radiografi ́a del lado contralateral para comparar el estado de los distintos tejidos si se cree que ello puede ayudarnos a clarificar el diagnóstico.
En las radiografi ́a hay que buscar los siguientes signos:
1. Extensión de la lesión y proximidad a la cámara pulpar. 2. Evaluación de tratamientos previos: restauraciones cerca de cámara, imágenes sospechosas debajo de las restauraciones, o signos de fracaso de pulpotomi ́as o pulpectomi ́as. 3. Barreras protectoras de dentina reparadora que protege la pulpa. No siempre es fácil de interpretar radiográficamente, puesto que lo que puede parecer una barrera intacta de dentina reparadora, puede tratarse en realidad de un tejido irregular, permeable, calcificado y con caries. 4. Presencia de calcificaciones pulpares indicativas de inflamación crónica. Aparecen como una respuesta defensiva de la pulpa al esti ́mulo inflamatorio crónico y se asocian con lesiones avanzadas degenerativas de la pulpa coronal y con la presencia de una inflamación del tejido pulpar radicular. 5. Reabsorciones radiculares patológicas. Estas pueden ser internas (dentro del conducto), lo que indica una inflamación de la pulpa todavi ́a vital, o externas (superficie exterior de los conductos), lo que indica una extensa inflamación de la pulpa ya no vital. 6. Imágenes radiolúcidas en hueso interradicular o periapical. En dientes primarios, la gran mayori ́a de zonas radiolúcidas en dientes necróticos se manifiestan en la furca y no en el periápice. Ello es debido a la gran cantidad de canali ́culos accesorios en el suelo cameral.
La pulpectomi ́a está contraindicada en dientes con gran pérdida de
tejido radicular, reabsorciones internas o externas muy avanzadas, o con la infección periapical que ya afecta la cripta del diente permanente A veces el dentista debe realizar la pulpectomi ́a aun cono- ciendo que el pronóstico es malo. Un ejemplo seri ́a el caso de una extensa lesión en un segundo molar temporal antes de la erupción del primer molar permanente. La pérdida del molar primario en tales condiciones supone la erupción mesial del molar definitivo, que invade el lugar destinado al segundo premolar. En este caso, la pulpectomi ́a seri ́a el tratamiento de elección hasta que la erupción del permanente permitiese su extracción y la colocación de un mantenedor de espacio
El hecho de que las rai ́ces temporales experimenten el proceso de
reabsorción fisiológica antes de su exfoliación explica que se deban usar pastas de relleno reabsorbibles. La reabsorción normal de los dientes temporales hace que la apertura apical del conducto radicular sea en realidad algunos mili ́metros más coronal que la que se aprecia en las radiografi ́as. Ello implica que la instrumentación y relleno de los conductos han de ser más cortos de lo que indica el ápice radiológico. Otra dificultad radica en la conexión entre el suelo cameral y el área interradicular. Existen múltiples forámenes minúsculos que permiten pasar productos necróticos a la bifurcación o trifurcación, lo que explica la gran frecuencia con que se presentan lesiones en la zona interradicular de dientes primarios