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Coplas de contrapunto
Levantando polvareda
Mujer Varón
«La copla, breve y densa composición poética de creación anónima, es una manifestación del
alma del pueblo que con precisión y agudeza formula una reflexión. La copla es el florecer de
una suma de conocimientos que estalla en cuatro versos». (Jorge W. Abalos en «Coplero
Popular»).
«Sabemos muy bien que la copla no es una copla a pesar de todo el trabajo que uno ponga
en acicalarla, en embellecerla, si no se viste con el ropaje de que disponen para adornarla los
hombres humildes de la ciudad o del campo. Cuanto más cultivado es un hombre mayor es
el riesgo que corre, muy a menudo de equivocarse en la apreciación de estas volátiles
mariposillas folklóricas. El único que puede, certeramente, abrir juicio sobre este asunto es
el pueblo; él rubrica la autenticidad o la falta de filiación de la copla. Quien escribe coplas
debe esperar que el pueblo las lea, las cante, las memorice, las corrija y las repita, como si
ellas no hubiesen sido escritas por un autor determinado.(Domingo Zerpa en «La Puna al Son
de las Cajas»).
«Así vuela copla.
Así anda viva por el país. Con toda el alma de la tierra metida en sus cuatro versos. Oliendo a
adobe, a flor, a palo usado, a cuero sobado. Alhajada de bejucos en los cuernos del toro,
crecida de ríos, enroscada como la sombra de una caricia en los guardapelos, borracha y
pendenciera, pero clavada como un cuchillo entre la risa y la muerte. Bajando desde el
norte, semillera y fundadora. (Manuel J. Castilla en «Coplas con Picardía»).
«La copla americana, en cambio, es torrente lírico, impulso emocional, que sacrifica a la
intensidad del canto, la pulcritud de una forma pulida. Esta modalidad de la copla responde,
a nuestro modo de ver, al temperamento del hombre americano, impetuoso, áspero,
improvisador, providencialista y descreído de las formas que ciñen y enclaustran la libre
manifestación del espíritu». De «Cancionero de Coplas» de Rafael Jijena Sanchez y López
Peña.
LAS COPLAS DE MI TIERRA...
La copla es el medio de comunicación poética por excelencia, que utiliza el hombre común
de la Puna y de la Quebrada, para expresar sus diversos estados de ánimo. Tiene raíz
hispánica y desde los tiempos de la conquista y de la colonia impuso su delicadeza en la
manera de concebirla y su pizca humorística en el buen decir.
Como toda estrofa versificada tiene ritmo, medida y rima. La combinación y el dominio de
estos elementos volcados en cuartetas octosilábicas, le permiten al coplero lucirse en la
rueda del canto, aunque el protagonista principal, algunas veces apenas si sabe leer y
escribir.
Por razones de orden y claridad, los copleros obedecen el compás marcado por el cajero,
quien se ubica en lugar destacado de la rueda.
Los hombres mujeres y jóvenes de esta tierra, hacen gala de su capacidad de acopio, cuando
no de la facilidad para la improvisación.
La copla desde el punto de vista de la ciencia antropológica, es un auténtico fenómeno
folklórico que encierra una fuerza y una vitalidad asombrosas; no es tesoro anquilosado, sino
una corriente cuyo contenido se renueva continuamente. A pesar de ser creaciones
individuales se pierden en el anonimato en pos de su folklorización, y llegan airosas hasta los
últimos confines de la tierra enriqueciendo la memoria colectiva de las comunidades. En esta
cartilla se vuelcan a título ejemplificativo, coplas recogidas del acervo nativo de la Puna y de
la Quebrada, cantadas en carnavales pasados.
Me quisiste, me olvidaste,
me volviste a querer,
zapatito que yo tiro
no me lo vuelvo a poner.
Pobrecita mi cajita
no quiere dar su sonido,
me ha dicho que no soy su dueño,
que soy un desconocido.
Ya se va el carnavalito,
ya lo llevan a enterrar,
echenlé poquita tierra
que se vuelva a levantar.
Vámonos compañeritos,
vámonos que vengan otros
que les hagan las caricias,
que nos han hecho a nosotros.
En: La copla de la Puna jujeña : cartilla Nº 1/ Alero coya ; Órgano de difusión del folklore
jujeño. -- San Salvador de Jujuy, [1999], Independencia 523.