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La copla

Es una composición poética de cuatro versos octosilábicos de arte


menor, generalmente con rima asonante en los versos pares y sin rima
en los impares, que está destinada a ser cantada.

Coplas de contrapunto

Inicio (Cantan juntos)

Señores dueños de casa

Tengan fuerte su bandera

Que venimos zapateando

Levantando polvareda

Mujer Varón

De donde será este mozo Abrígame con tus alas

Tan creído que había sido como la gallina al huevo

Por una vez que lo quise olvida glorias pasadas

Eso nomas había querido volveme a querer de nuevo

Cigarrillo que se apaga quereme nomas vidita

No se lo vuelve a encender quereme nomas por dios

Al hombre que se lo deja mira que soy angelito

no se lo vuelve a querer vuelo penando por vos

Por la señal de la cruz Despedida (cantan todos juntos)

voy a rezar un bendito Vámonos vidita mía

no sea cosa que sea el diablo vámonos pa la quebrada

disfrazado de angelito Allá se goza de todo

aquí no se goza nada


LA COPLA DE LA PUNA JUJEÑA
LA OPINION DE ESTUDIOSOS DE LA COPLA

Por Raúl Calizaya


1931-2014

«La copla, breve y densa composición poética de creación anónima, es una manifestación del
alma del pueblo que con precisión y agudeza formula una reflexión. La copla es el florecer de
una suma de conocimientos que estalla en cuatro versos». (Jorge W. Abalos en «Coplero
Popular»).
«Sabemos muy bien que la copla no es una copla a pesar de todo el trabajo que uno ponga
en acicalarla, en embellecerla, si no se viste con el ropaje de que disponen para adornarla los
hombres humildes de la ciudad o del campo. Cuanto más cultivado es un hombre mayor es
el riesgo que corre, muy a menudo de equivocarse en la apreciación de estas volátiles
mariposillas folklóricas. El único que puede, certeramente, abrir juicio sobre este asunto es
el pueblo; él rubrica la autenticidad o la falta de filiación de la copla. Quien escribe coplas
debe esperar que el pueblo las lea, las cante, las memorice, las corrija y las repita, como si
ellas no hubiesen sido escritas por un autor determinado.(Domingo Zerpa en «La Puna al Son
de las Cajas»).
«Así vuela copla.
Así anda viva por el país. Con toda el alma de la tierra metida en sus cuatro versos. Oliendo a
adobe, a flor, a palo usado, a cuero sobado. Alhajada de bejucos en los cuernos del toro,
crecida de ríos, enroscada como la sombra de una caricia en los guardapelos, borracha y
pendenciera, pero clavada como un cuchillo entre la risa y la muerte. Bajando desde el
norte, semillera y fundadora. (Manuel J. Castilla en «Coplas con Picardía»).
«La copla americana, en cambio, es torrente lírico, impulso emocional, que sacrifica a la
intensidad del canto, la pulcritud de una forma pulida. Esta modalidad de la copla responde,
a nuestro modo de ver, al temperamento del hombre americano, impetuoso, áspero,
improvisador, providencialista y descreído de las formas que ciñen y enclaustran la libre
manifestación del espíritu». De «Cancionero de Coplas» de Rafael Jijena Sanchez y López
Peña.
LAS COPLAS DE MI TIERRA...

La copla es el medio de comunicación poética por excelencia, que utiliza el hombre común
de la Puna y de la Quebrada, para expresar sus diversos estados de ánimo. Tiene raíz
hispánica y desde los tiempos de la conquista y de la colonia impuso su delicadeza en la
manera de concebirla y su pizca humorística en el buen decir.
Como toda estrofa versificada tiene ritmo, medida y rima. La combinación y el dominio de
estos elementos volcados en cuartetas octosilábicas, le permiten al coplero lucirse en la
rueda del canto, aunque el protagonista principal, algunas veces apenas si sabe leer y
escribir.
Por razones de orden y claridad, los copleros obedecen el compás marcado por el cajero,
quien se ubica en lugar destacado de la rueda.
Los hombres mujeres y jóvenes de esta tierra, hacen gala de su capacidad de acopio, cuando
no de la facilidad para la improvisación.
La copla desde el punto de vista de la ciencia antropológica, es un auténtico fenómeno
folklórico que encierra una fuerza y una vitalidad asombrosas; no es tesoro anquilosado, sino
una corriente cuyo contenido se renueva continuamente. A pesar de ser creaciones
individuales se pierden en el anonimato en pos de su folklorización, y llegan airosas hasta los
últimos confines de la tierra enriqueciendo la memoria colectiva de las comunidades. En esta
cartilla se vuelcan a título ejemplificativo, coplas recogidas del acervo nativo de la Puna y de
la Quebrada, cantadas en carnavales pasados.

COPLAS DEL ACERVO NATIVO DE LA QUEBRADA Y PUNA

Soy nacida entre las malvas


entre las malvas nacida,
no tengo padre ni madre
ni familia conocida.

Las mocitas de este tiempo


quieren uno y quieren dos
y al más zoncito le dicen:
esta güaguita es pa´vos.

La cinta para ser cinta


no ha de ser de dos colores,
el hombre que a mí me quiera
no ha de amar dos corazones.

Caramba mocito alegre


cuando se pone a cantar,
coplas salen de su pecho
como agua de manantial.

El cura no amansa bueyes,


el cura no sabe arar,
pa'l cura no hay tiempo malo,
él cosecha sin sembrar.

Me quisiste, me olvidaste,
me volviste a querer,
zapatito que yo tiro
no me lo vuelvo a poner.

Pobrecita mi cajita
no quiere dar su sonido,
me ha dicho que no soy su dueño,
que soy un desconocido.

La araña chupa a la mosca,


la mosca chupa a la miel;
a los bolsillos del hombre
los exprime la mujer.

Las mujeres son el diablo,


parientes del gran demonio,
nosotros, los hombrecitos,
parientes de San Antonio.

Buenas tarde, buenas noches,


señores cómo les va;
a mi bien para servirles
¿y a ustedes cómo será?

Canten, señores, cantores,


los que cantaron primero,
yo como recién llegado
largo la voz con recelo.

Cantar me mandan, señores,


no estando para cantar,
un corazón afligido
más está para llorar.

Canten señores cantores


y alégrense como yo,
después no salgan diciendo
que el carnaval ya pasó.

Tilcareño soy, señores,


yo no niego mi nación,
tilcareño lengua dura,
habla cuando hay ocasión.

Abra Pampa es linda tierra,


La Quiaca mucho mejor,
pero el pueblito de Yavi
me ha robado el corazón.

Tempranito canta el gallo,


mas temprano canto yo,
porque cuando el gallo canta,
para mí ya amaneció.
Unos ojos estoy viendo,
por esos ojos me muero
me han dicho que tienen dueño
y así con dueño los quiero.

Sale el sol, sale la luna,


sale el lucero mayor,
todos salen en mi contra,
solo Dios a mi favor.

Un diablo se cayó al agua,


otro diablo lo sacó,
otro diablo le decía:
¿cómo diablos se cayó?

La mujer que quiere a dos


no es tonta sino advertida,
si una vela se le apaga
otra le queda encendida.

Desde que se acostumbra


echar las viejas al mar,
la pícara de mi suegra
está aprendiendo a nadar.

En la punta de aquel cerro


¡ay! Suspiraba un salteño,
y en el suspiro decía:
¡yo quisiera ser jujeño!

Rosa te llamó tu madre


para hacerte desgraciada,
porque no hay rosa en el mundo
que no muera deshojada.

Yo no canto por cantar,


ni por tener buena voz,
canto por desechar penas
que tengo en el corazón...

Vámonos para Abra Pampa,


allá la carne es barata,
cuatro costillas por cinco
y una cadera de yapa.

Ya se va el carnavalito,
ya lo llevan a enterrar,
echenlé poquita tierra
que se vuelva a levantar.

Vámonos compañeritos,
vámonos que vengan otros
que les hagan las caricias,
que nos han hecho a nosotros.

En: La copla de la Puna jujeña : cartilla Nº 1/ Alero coya ; Órgano de difusión del folklore
jujeño. -- San Salvador de Jujuy, [1999], Independencia 523.

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