Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
1. Introducción
El presente trabajo pretende abordar algunos puntos sensibles que se relacionan con
los derechos y garantías reconocidos a los particulares en lo que atañe a la posibilidad de
llevar a conocimiento de los tribunales judiciales las controversias que se susciten entre
aquellos y los organismos administrativos, con particular referencia a la experiencia
argentina y de la Provincia de Tucumán.
1
En Argentina, la Corte Suprema de Justicia ha recogido este principio en diversos pronunciamientos, como
los emitidos en las causas “Persoglia, Sergio c. Provincia de Buenos Aires s/ demanda contencioso
1
Teniendo ello en mira, la existencia, consecuencias y alcances de estas persistentes
trabas para el acceso a la jurisdicción han sido objeto de serios y fundados planteos en
orden a su constitucionalidad y/o adecuación con los pisos y estándares fijados por los
Pactos Internacionales de Derechos Humanos, que a esta altura del desarrollo de la
dogmática jurídica pueden considerarse insoslayables e imponen un reexamen sistemático
de todas las instituciones del derecho procesal administrativo –algunas de ellas vetustas y
tributarias de concepciones autoritarias ya dejadas de lado- con miras a su necesaria
adecuación.
Para ello hemos escogido tres sentencias de tribunales argentinos de diferente rango,
que analizaremos siguiendo ese orden descendente:
administrativa”, del 10/02/88 (P.458.XXI); “Empresa la Estrella S.R.L. c. Provincia de Chaco s/ demanda
contencioso administrativa”, del 10/05/88 (E.312.XXI); “Rabinovich, Héctor c. Municipalidad de Vicente
López s/ demanda contencioso administrativa”, del 01/06/89 (R.520.XXI); “Electromecánica Argentina S. A,
c. Provincia del Chaco s/ demanda contencioso administrativa”, del 24/05/88 (E.31.XXI), entre otras.
2
de la exigencia de transitar por aquella vía para no obstaculizar el acceso a la jurisdicción y
la defensa en juicio.
Los tres pronunciamientos que comentamos tienen notas en común: En los tres hay
una convalidación explicita de diferentes mecanismos ideados para restringir o dificultar el
acceso a la revisión judicial, introduciendo condicionamientos previos que los interesados
deben indefectiblemente satisfacer para llevar su caso a un órgano independiente. Pero el
otro detalle que los vincula es que las líneas argumentales empleadas se sustentan en la
paradójica invocación de derechos y garantías instituidos para facilitar y no para entorpecer
las posibilidades de obtener la tutela efectiva que emerge como directriz de la Constitución
y los pactos internacionales.
3
un nuevo sistema de fuentes del orden jurídico, que se ubica en el vértice jerárquico del
ordenamiento, desde donde puede pedir rendición de cuentas a las normas de inferior
rango, trayendo consigo la obligación de los estados signatarios de adecuar sus normativas
internas a las directivas de los pactos.
2
GORDILLO, Agustín. Un día en la Justicia. Los amparos de los artículos 43 y 75 inc. 22 de la Constitución.
En: GORDILLO, Agustín . Derechos Humanos, Buenos Aires, Ediciones Fundación de Derecho Administrativo,
5ta. edición, 2005, p. XVII-22. BIDART CAMPOS, Germán. La interpretación del sistema de Derechos
Humanos. Buenos Aires: Edit. EDIAR, 1994.
4
Atendiendo a las pautas fijadas por Bidart Campos, mientras por derechos se
entiende las facultades subjetivas –atributos, facultades, libertades– reconocidas u
otorgadas por el texto constitucional a los habitantes de la comunidad política exigibles
frente a otros particulares o al Estado, las garantías son instituciones de seguridad creadas a
favor de las personas, con el objeto de que dispongan del medio para hacer efectivo el
reconocimiento de un derecho. Son remedios jurisdiccionales, que dan origen a una
pretensión que sólo puede dirigirse al poder público, porque es demanda de tutela para que
ampare, asegure, restaure o haga efectiva una pretensión jurídica, en la que puede existir un
derecho3.
Se advierte, así, que para este tratadista las garantías resultan ser herramientas
concedidas al particular frente al Estado, con miras a hacer efectivos los derechos
reconocidos por el bloque de juridicidad.
3
BIDART CAMPOS, Germán J. Derecho Constitucional. Buenos Aires: Ediar, 1966, T II, cap. XII, par. 4, pp.
77-78.
4
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1945, artículo 10; Convenio Europeo para la protección
de los Derechos Humanos de 1950; Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea de Niza de
2000; Declaración Americana de los derechos y deberes del Hombre de Bogotá de 1948 y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Nueva York de 1966.
5
Tanto la Corte Interamericana de Derechos Humanos como la Corte Suprema de
Justicia de la Nación respecto de nuestro país han dejado establecido que tales garantías no
se restringen al proceso penal, sino a todas las otras modalidades de intervención del
órgano judicial en cualesquiera de sus formas, incluidos los procedimientos
administrativos.5
Las autoridades públicas se encuentran obligadas a observar y hacer observar los derechos,
obligaciones y garantías en ella consagrados, a remover los obstáculos que impidan o
dificultan su plenitud y a promover las condiciones para que los mismos sean reales y
5
CSJN, Fallos 134:242; 193:408; 198:467; 310:1797 y 312:1042; CIDH, Opinión Consultiva N° 11/90.
6
Art. 122: “Los tribunales y juzgados de la Provincia en el ejercicio de sus funciones, procederán aplicando
esta Constitución y los tratados internacionales como ley suprema respecto a las leyes que haya sancionado
o sancionare la legislatura”
Art. 40: Enumeración de derechos: inciso 9°: “Tendrán facilitado el acceso a la Justicia en forma de que esté
asegurada la libre defensa de sus derechos, sin que ninguna norma de carácter fiscal pudiera crear
impedimento alguno”.
Art. 21: “Toda reclamación de índole administrativa debe ser despachada en el término de tres meses desde
el día de su interposición. Vencido ese plazo, el interesado podrá tenerla por denegada y concurrir
directamene a la Justicia”.
Art. 24: “…Los derechos y garantía consagrados por los Pactos y Tratados Internacionales sobre Derechos
Humanos, incorporados como Ley de la Nación, son de carácter operativo, salvo en los supuestos en que
expresamente se ha dejado sujeta su aplicación al dictado de una ley. Toda ley, decreto u orden que, so
pretexto de reglamentación, desvirtúe el ejercicio de las libertades y derechos reconocidos o prive a los
ciudadanos de las garantías aseguradas, serán inconstitucionales y no podrán ser aplicadas por los jueces”
(ARGENTINA. Constitución de la Provincia de Tucumán, sancionada el 06/06/2006, publicada en el Boletín
Oficial del 07/06/2006).
6
efectivos”, siendo significativo el último párrafo de su artículo 2°, que ordena que las
normas sobre derechos fundamentales reconocidos por la Constitución Provincial “se
interpretarán de conformidad a los Convenios internacionales.
…en cuanto limitan por razones económicas, entre otras, las prestaciones de salud debidas a
sus afiliados y adherentes, han quedado abrogadas institucionalmente por la vigencia de los
Tratados de Derechos Humanos, incorporados a nuestro derecho interno a partir de la
reforma de 1994 y expresamente en la Provincia, por Ley provincial N° 6.664 , antes de la
reforma constitucional de 20067.
Como premisa para las cuestiones que serán objeto de tratamiento en este trabajo no
puede obviarse que las disposiciones contenidas en las normas glosadas en este apartado
establecen pisos o estándares que resultan indisponibles para los Estados y a la vez
imponen a los operadores del derecho la obligación de formular sus tareas hermenéuticas
con arreglo a las mismas, sin poder desentenderse de tales directivas.
7
CSJT, Sentencia Nº 717 del 06/8/2007, "Tale, Hernán Raúl y otrs vs. IPSST y otrs s/amparo”. Esta doctrina
fue reiterada en numerosos casos similares.
7
3. La habilitación de la instancia contencioso-admistrativa y cuestiones
vinculadas
la demandabilidad del Estado exige que sea en condiciones tales que, por un lado, el
ejercicio de sus funciones no sea afectado por las demandas de los particulares pero,
por otro, que las garantías de los habitantes no sean tampoco menoscabadas por
privilegios que se tornen írritos a la luz del texto constitucional (…) a fin de
conciliar los intereses públicos y privados, se admite ciertas condiciones para
demandar al Estado, pero siempre que las garantías de los habitantes no se vean
menoscabadas por privilegios contrarios al texto constitucional..9
8
Desde España, el maestro García de Enterría enseña que en el siglo XIX, la vía administrativa previa se
justificaba en dos principios, propios de una fase premoderna del contencioso: por una parte, en la doctrina
del Ministro Juez, que además de concentrar en esa autoridad la decisión definitiva, siendo meramente
preparatorias las antecedentes, hacía del recurso contencioso una casación; por otra la vivencia extrema del
principio de jerarquía, recién generalizado por la Administración napoleónica, que venía a corroborar que no
había en realidad resolución administrativa recurrible en tanto que la cúspide de esa jerarquía no hubiese
dicho la última palabra, única susceptible de “causar estado” (cfr. GARCIA DE ENTERRIA, Eduardo. La justicia
administrativa en el cambio de siglo. En Academia Nacional de Derecho. Buenos Aires, 2000, p. 121).
9
CSJN, Fallos 316:2454.
8
que dicho poder incluye la facultad de efectuar distinciones razonables entre
quienes no se encuentran en la misma condición…, cabe también señalar que en la
interpretación de las normas legislativas y reglamentarias debe evitarse que los
particulares queden fuera de protección jurisdiccional, en situación de indefensión;
la falta de recaudos formales no puede utilizarse hasta aniquilar los derechos
subjetivos o intereses legítimos de los administrados10.
En una primera etapa, las leyes 475 y 675, con fundamento en la división de
poderes, exigieron que previo a hacer valer sus derechos ante la Justicia los particulares
obtuvieran una autorización o venia legislativa para demandar al Estado. La Corte reafirmó
esta interpretación en “Carranza y Cía”.
La posterior reforma por ley 25.344 vino a trasladar esa exigencia también para la
vía del reclamo administrativo previo, respecto del cual suprimió algunas excepciones antes
10
CSJN, Fallos 310:854 y doctrina de Fallos 293:362; 296:691 y 302:1611.
9
establecidas y, lo que es mas grave, asignó al silencio de la administración sentido negativo
“ministerio legis”, estableciendo una concatenación de plazos muy peligrosa para los
derechos de los particulares. A su vez estableció como una carga obligatoria para los
magistrados el control de oficio de la habilitación de la instancia.
11
CSJN, “Cohen Arazi, Eduardo c/ EN Jefatura de Gabinete - resol. 155/01 - y otro s/ empleo público”,
11/12/2007 (C.86.XLI.)
12
Al criterio jurisprudencial que le asigna raigambre constitucional a la habilitación de la instancia nos
referiremos en un apartado ulterior.
10
reclamo, motivo por el cual se desestimó la demanda sin entrar a considerar el fondo de la
cuestión.13
Llegado el caso a la Corte Suprema por la vía del recurso extraordinario, el Alto
Tribunal estimó, de manera coincidente con el fallo de segunda instancia- que a lo que
había que atender como “guía principal” era al contrato que ligaba a las partes como un
todo y no al acto denegatorio aisladamente considerado, por lo que, en lo que constituye el
holding de la sentencia que no resultaba necesaria la interposición de la acción dentro del
plazo de caducidad del artículo 25 LNPA, bastando con que se respetara los plazos
ordinarios de prescripción, lo que derivó en la confirmación del decisorio en crisis.
Tras reconocer que el recaudo procesal del plazo de caducidad para llevar al Estado
a juicio constituye una “prerrogativa administrativa”, el Tribunal procede a fundar la
legitimidad y razonabilidad de la misma en la división de poderes, en tanto la falta de
promoción de la acción en dicho plazo vendría a levantar una valla respecto de la revisión
judicial de lo actuado en sede administrativa, en tanto al haberse producido la firmeza del
13
El citado artículo 25 dispone: “La acción contra el Estado o sus entes autárquicos deberá deducirse dentro
del plazo perentorio de noventa (90) días, computados de la siguiente manera:
a) Si se tratare de actos de alcance particular, desde su notificación al interesado;
b) Si se tratare de actos de contenido general contra los que se hubiere formulado reclamo resuelto
negativamente por resolución expresa, desde que se notifique al interesado la denegatoria;
c) Si se tratare de actos de alcance general impugnables a través de actos individuales de aplicación, desde
que se notifique al interesado el acto expreso que agote la instancia administrativa;
d) Si se tratare de vías de hecho o de hechos administrativos, desde que ellos ocurrieren.
Cuando en virtud de norma expresa la impugnación del acto administrativo deba hacerse por vía de recurso,
el plazo para deducirlo será de treinta (30) días desde la notificación de la resolución definitiva que agote las
instancias administrativas” (ARGENTINA. Ley Nacional de Procedimientos Administrativos, ley 19.549 del 3
de Abril de 1972, publicada en el Boletín Oficial del 27 de Abril de 1972).
11
acto administrativo que se pretende impugnar, el mismo quedaría atrapado en la “zona de
reserva” de los otros poderes, en la que no podría inmiscuirse el órgano jurisdiccional so
pena de avasallar el principio republicado de la división de poderes. Agrega la Corte que tal
privilegio tendría carácter de renunciable por la Administración beneficiaria y que por ende
no podrían introducirlo los jueces de oficio14.
Una aguda crítica de esta concepción ha sido expuesta por Bianchi, quien advierte
que la división de poderes ha sido históricamente establecida como garantía para proteger
los derechos individuales y tiene en mira evitar la concentración de poder en un solo
órgano, por lo que mal podría generar una prerrogativa de derecho público a favor de la
Administración. Recuerda, en tal orientación este autor que este privilegio, de rango legal
tiene por objeto posibilitar a la Administración la revisión de sus propias decisiones y al
constituirse en un valladar que, al obstaculizar el acceso a la justicia, opera precisamente en
contra de la división de poderes.15
14
La Corte había considerado en “Caja Nacional de Ahorro y Seguro” (1987) que era una defensa procesal,
renunciable y no declarable de oficio, reiterando ese criterio en “Cohen” y “Construcciones Taddía”, en las
que estimó que el control de oficio vulneraba la legítima defensa e importaba suplir indebidamente la
actividad de las partes. En “Serra” se mantuvo el criterio de la renunciabilidad, pero en “Gorordo” se admitió
explicitamente la posibilidad de que el juez desestimara de oficio la demanda “sin que por ello se convierta
en intérprete de la voluntad implicita de las partes ni se altere el equilibrio procesal entre los litigantes”. Las
Cámaras de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal llegaron a igual conclusión en el Plenario
“Romero”. La cuestión quedó zanjada de la peor forma posible con una ley de emergencia (25.344) que
reformó la LNPA, imponiendo el control de oficio como una carga de los jueces. Esta norma es demostrativa
de cómo en lugar de aprovechar el influjo de los Pactos Internacionales y el nuevo esquema constitucional,
lo que se hizo es aprovechar la oportunidad para retroceder, suprimiendo excepciones al reclamo previo,
atando el silencio administrativo en la vía reclamatoria al plazo de caducidad del art. 25 y, a manera de
cereza del postre, ordenando a los magistrados el trabajo sucio de vigilar de oficio la habilitación de la
instancia.
15
BIANCHI, Alberto B. ¿Tiene fundamentos constitucionales el agotamiento de la instancia administrativa?.
La Ley, Buenos Aires, 1995-A, p. 397. Coincidentemente, CASSAGNE señala que: “La argumentación, en sí
misma, constituye un agravio a la lógica constitucional porque lo cierto es que, tratándose de un sistema
judicialista puro, la división de poderes nunca puede jugar en contra del acceso irrestricto a la justicia y
menos aún pueden, los plazos de caducidad integrar a la zona de Reserva de la Administración, por la
sencilla razón que no forman parte de una potestad propia o inherente del Ejecutivo” (cfr. CASSAGNE, Juan
Carlos. El acceso a la justicia administrativa. Revista La Ley, Buenos Aires, 16/jun/2004.
12
europea continental que lo concibe como una separación en compartimentos estancos, con
las consecuencias que ello trae aparejado en punto a la no inmisión o deferencia del órgano
jurisdiccional en cuestiones de índole administrativo, que se sustraen al conocimiento de
aquel y se confían mas bien a tribunales situados dentro de la propia esfera administrativa.
“Plano”: Marche preso, pero –eso sí- antes le leemos sus derechos (el agotamiento
de la vía, el plazo de caducidad y la tutela judicial efectiva)
13
sancionatorio el afectado interpuso recuso de reconsideración, trámite que consideró
preceptivo para tener por agotada la vía administrativa y expedita la instancia
jurisdiccional, promoviendo la acción una vez resuelta en forma definitiva la vía recursiva
en cuestión.
Para arribar a tal conclusión, el tribunal interpretó que en el caso la interposición del
recurso de reconsideración no tenía carácter preceptivo, sino meramente optativo, por lo
que no constituía un recaudo exigible en forma previa para tener por habilitada la instancia
y consecuentemente no tenía carácter suspensivo respecto del plazo procesal de caducidad.
18
El Art. 9º reza: “Cuando el objeto del proceso sea la pretensión tendiente a la restitución en una situación
jurídica subjetiva cuya modificación o extinción, por la Administración pública, se alega ilegítima, su
procedencia supone necesariamente la pretensión de nulidad del acto administrativo pertinente. En este
caso la demanda deberá ser deducida dentro del plazo perentorio de noventa días hábiles judiciales
computados desde la notificación del acto expreso que agote la instancia administrativa.
En igual plazo se operará la caducidad de la pretensión cuando ésta tenga por finalidad la anulación de un
acto administrativo por quien invocare un interés legítimo.
En el proceso sumario la caducidad de la acción se producirá en el plazo de diez días a partir de la
notificación del acto que agota la instancia administrativa. De configurarse el supuesto previsto en el art. 13
último parágrafo, el plazo se computará desde la notificación de los actos que menciona el art. 62.
Cuando en virtud de norma expresa el supuesto previsto en este artículo deba incoarse por vía de recurso, el
plazo para deducirlo será de treinta días hábiles judiciales computados de la misma forma” (ARGENTINA,
Código Procesal Administrativo de la Provincia de Tucumán, Ley 6.205 del 1 de Agosto de 1991, publicado en
el Boletín Oficial del 23 de Agosto de 1991).
14
casos en que se trate de la impugnación de actos dictados “originariamente y de oficio por
el Poder Ejecutivo”.19
19
Dicha cláusula dispone: “Podrá interponerse recurso de reconsideración contra todo acto administrativo
definitivo o que impida totalmente la tramitación del reclamo o pretensión del administrado y contra los
interlocutorios o de mero trámite que lesionen un derecho subjetivo o un interés legítimo. Deberá deducirse
dentro de los ocho días de notificado el acto ante el mismo órgano que lo dictó.
Tratándose de actos emanados de oficio y originariamente del Poder Ejecutivo, la interposición del recurso
de reconsideración será necesaria para agotar la vía administrativa” (ARGENTINA. Ley 4.537 de
Procedimientos Administrativos de la Provincia de Tucumán 31 de Agosto de 1976, publicada en el Boletín
Oficial del 3 de Septiembre de 1976).
20
En la doctrina nacional este punto ha sido objeto de controversia, habiéndose sostenido, por una parte,
que la interposición del recurso de reconsideración frente a un acto originario del Poder Ejecutivo resultaba
necesaria para agotar la instancia administrativa (MAIRAL, Héctor. Control judicial de la administración
pública, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1984, T.1, p. 326), mientras que otra postura descartaba tal necesidad
(GORDILLO, Agustín. Tratado de Derecho Administrativo, Buenos Aires, Ed. Fundación de Derecho
Administrativo, 8va. Edición, 2003, T. 4.2, p. IX-34) y en un tercer caso –mas próximo al de nuestro régimen
provincial- se formuló la salvedad en cuanto a que el acto no debía haber sido emitido a pedido o con
intervención de un particular interesado (BIANCHI, Alberto B. “Tiene fundamentos…”, Op. Cit. y LINARES,
Juan Francisco. Fundamentos de Derecho Administrativo, Buenos Aires , Ed. Astrea , 1975, p. 421/422). A
su turno, la Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó establecido que “Exigir el reclamo administrativo
cuando han existido etapas anteriores que permitieron conciliar intereses y con suficiente intervención del
administrado, constituye un ritualismo estéril con inútil dispendio de actividad de la propia administración”
(CSJN, “Sacoar, S. A. c. Provincia de Buenos Aires”, 13/10/1988, Publicado en: LA LEY 1989-A , 478, JA 1988-
IV , 130 , DJ 1989-1 , 689).
15
recurso de reconsideración, sino cuando se llevó a cabo tal diligencia respecto del acto
sancionatorio que le precedió y que fue cuestionado por esa vía procedimental, con lo cual
al momento se ocurrir el actor a la vía jurisdiccional el plazo perentorio había ya fenecido.
Ahora bien, retomando el hilo conductor que guía este aporte, nuestro análisis no se
centra en el análisis sobre el acierto o razonabilidad intrínseca de los pronunciamientos
estudiados, sino sobre las líneas argumentales en que los tribunales actuantes los han
sustentado, cuya compatibilidad o congruencia con lo concretamente decidido parece por lo
menos dudosa o cuestionable.
Así, proclama con cita doctrinaria que “…la regulación de la vía administrativa
debe ser razonable y no convertir su tránsito en una carrera de obstáculos para el litigante, o
en una herramienta para obstaculizar el acceso a la jurisdicción puesto que, en tal supuesto,
su cumplimiento derivaría en una lesión a la garantía de la defensa en juicio”.
Por ello, agrega el tribunal, tal requerimiento ritual traería aparejada “…la
consiguiente demora en la iniciación de la instancia judicial, a raíz de una exigencia que
seguramente no representará un beneficio para el particular”.
16
jurisdiccional, sino su obturación lisa y llana. Como en el cuento de Franz Kafka, al
justiciable, agonizante ante las puertas de la Ley, se le dice: “Esta puerta sólo para ti estaba
destinada, ahora debo cerrarla”.
Téngase presente que tal error resultaría a todas luces excusable, desde que en el
procedimiento administrativo federal y local rige el principio del formalismo atenuado a
favor del particular y que este no se encuentra obligado a actuar con patrocinio letrado y
normalmente no recurre al mismo. Es del caso recordar aquí que la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos ha advertido en uno de sus informes que “…puede
darse el caso que la incertidumbre o falta de claridad en la consagración de los requsitos de
admisibilidad para la entrada a los Tribunales constituya una violación al derecho
fundamental a la tutela judicial efectiva” 21.
Estimamos que una exégesis compatible con los principios pro homine, pro actione
y la tutela judicial efectiva emanada del bloque constitucional federal y provincial tornarían
razonable otorgar al recurso interpuesto en tales casos efectos suspensivos respecto del
plazo de caducidad del articulo 9° CPAT, de manera de no frustrar con artilugios procesales
y procedimentales la posibilidad del afectado por una sanción expulsiva de tener “su día en
la Justicia”.
21
COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe N° 105/99, Caso “Palacios, Narciso vs.
Argentina”, del 29/09/1999 (N° 10.194).
17
Tal posibilidad tendría además sustento legal en las disposiciones contenida en los
artículos 40 y 42 de la ley 4537, el primero de los cuales asigna efectos suspensivos de “los
plazos” a la interposición de recursos administrativos, aún los articulados en forma
defectuosa o sin observar recaudos reglamentarios, en tanto que el último párrafo del
segundo preceptúa:
Ambas cláusulas tienen en común una referencia genérica a los “plazos”, sin
mayores distingos, por lo que una interpretación armónica e integradora permitiría no
restringirlos a los plazos propios del procedimiento administrativo, sino otorgarles una
“fuerza expansiva” que los proyecte a los términos establecidos para la interposición de
acciones judiciales, que vienen a imbricarse con aquellos en lo que hace a lo que se ha dado
en llamar procedimiento de causación de estado para la habilitación de dicha vía.
De esta manera se habrían satisfecho las exigencias del principio in dubio pro
actione, que como bien señalan García de Enterría y Fernández “obliga positivamente a los
22
El artículo 40 dispone: “Sin perjuicio de lo establecido en el art. 47, la interposición de recursos administrativos
interrumpirá el curso de los plazos, aunque aquéllos hubieren sido mal calificados, adolecieren de defectos formales
insustanciales o fueren deducidos ante órgano incompetente por error excusable”. El artículo 42, por su parte reza:
“ Transcurridos sesenta días desde que un trámite se paralice por causa imputable al administrado, el órgano competente
le notificará que, si transcurrieren otros treinta días de inactividad, se declarará de oficio la caducidad de los
procedimientos, archivándose el expediente. Se exceptúan de la caducidad los trámites relativos a previsión social y los
que la administración considere que deben continuar por sus particulares circunstancias o por estar comprometido el
interés público. Operada la caducidad, el interesado podrá, no obstante, ejercer sus pretensiones en un nuevo expediente,
en el que podrá hacer valer las pruebas ya producidas. Las actuaciones practicadas por la intervención de órgano
competente producirán la suspensión de plazos legales y reglamentarios, incluso los relativos a la prescripción, los que se
reiniciarán a partir de la fecha en que quedare firme la resolución declarativa de caducidad” (ARGENTINA. Ley 4.537 de
Procedimientos Administrativos de la Provincia de Tucumán 31 de Agosto de 1976, publicada en el Boletín Oficial del 3
de Septiembre de 1976).
18
jueces a buscar, allí donde exista indeterminación de las reglas de acceso al fondo, la
solución menos rigorista”. Se trata de lo que estos autores han denominado “la interdicción
de la interpretación contra cives”23.
Ello hubiera evitado la conclusión contra cives que emerge del fallo en comentario,
cuyo texto -como ya se vio- se extiende en paradójicas consideraciones acerca de la
razonabilidad de los remedios recursivos administrativos y de la necesidad de no
obstaculizar el acceso a la justicia.
¿No se parece la interpretación efectuada aquí por el Tribunal mas a una “carrera de
obstáculos” o una “herramienta para obstaculizar el acceso a la Jurisdicción” que a una
solución que posibilite o favorezca el ejercicio de los derechos?.
23
GARCIA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás Ramón. Curso de Derecho Administrativo. Madrid:
Editorial Civitas, 6ª edición, 1999, T. II.
24
A similar conclusión arriba ACOSTA, Juan Ricardo. Régimen de los recursos administrativos en particular
en la Provincia de Tucumán. En GONZALEZ NAVARRO, Augusto (Director). Ensayos de Derecho
Administrativo de la Provincia de Tucumán, San Miguel de Tucumán, Editorial de la Universidad Nacional de
Tucumán –EDUNT-, 2013, ps139-156.
19
posibilidades de interpretación en el sentido más favorable al acceso a la
jurisdicción.
Los hechos que dieron lugar al pronunciamiento recaído en los autos “Arias, Diego
Fernando c/ Caja Popular de Ahorros de la Provincia de Tucumán s/ daños y perjuicios”,
dictado por la Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo Sala I el día 4/04/2008, se
originan la participación del actor como oferente en un concurso público de antecedentes
destinado a la asignación de una concesión administrativa de una agencia de quiniela, en el
que además se presentaron dos postulantes mas. Luego de diversas vicisitudes del
procedimiento de selección, el Directorio del ente convocante dispuso mediante acto
administrativo expreso la adjudicación de la concesión a la Sra. Volpi de Raduzky, una de
las oponentes del actor, lo cual fue notificado a todos los participantes.
25
COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Informe N° 105/99, cit.
20
dos grandes condicionantes que dicho régimen impone para le interposición de una acción:
el plazo de caducidad y el agotamiento de la vía administrativa. En particular respecto de
este último tópico, la cláusula de referencia habilita a demandar la indemnización de daños
y perjuicios “dejando subsistente el acto administrativo ilegítimo”, por lo que su oportuna
impugnación no resultaría presupuesto insoslayable para el reclamo de daños. 26
Para ello, según el tribunal, debe ser desvirtuada la presunción de legitimidad que
acompaña a los actos de tal naturaleza, según artículo 47 de la Ley 4.537 y ello sólo puede
lograrse con una declaración de nulidad que debe ser articulada por parte interesada,
descartando que pueda el órgano jurisdiccional hacerlo de oficio, “…en atención al
principio constitucional de separación de poderes, en cuya virtud se encuentra vedado a los
jueces controlar la actividad administrativa si no media pedido de parte”.27
26
Art. 10. -- Salvo lo que corresponda en materia de prescripción, no habrá plazo para que el particular
accione por demanda o recurso, cuando:
a) El acto administrativo impugnado lesione un derecho subjetivo que se funde principal o sustancialmente
en normas jurídicas de derecho privado, aunque ese derecho estuviere también regulado por normas de
derecho administrativo.
b) Se pretende únicamente el resarcimiento de daños y perjuicios, dejando subsistente el acto
administrativo ilegítimo. En este supuesto no será requisito de admisibilidad de la pretensión indemnizatoria
la impugnación recursiva en sede administrativa del acto viciado generador de los perjuicios que se aleguen.
c) Se demandare indemnización por daños y perjuicios causados por actividad legítima de la administración.
d) Se configure el silencio con sentido desestimatorio por haber transcurrido el plazo previsto por el art. 19
de la Constitución de la Provincia, respecto de peticiones fundadas en derecho, recursos o reclamos del
particular.
e) Se tratare de algunos de los supuestos previstos en el art. 13 de este Código. (ARGENTINA, Código
Procesal Administrativo de la Provincia de Tucumán, Ley 6205 del 1 de Agosto de 1991, publicado en el
Boletín Oficial del 23 de Agosto de 1991).
27
La jurisprudencia de la Corte Suprema local en esta materia ha sido cambiante. En un primer precedente,
el fallo “Nuñez” se entendió que las pretensiones de nulidad de acto administrativo y de resarcimiento de
daños eran independientes, por lo que resultaba admisible articular la acción de indemnización sin perseguir
la impugnación del acto lesivo (CSJT, “Nuñez, José c/ Municipalidad de Juan Bautista Alberdi”, 29/04/1997).
En un caso posterior el alto tribunal provincial modificó dicho temperamento, considerando que las normas
del Código Procesal Administrativo que eximían de los recaudos para demandar tenían carácter meramente
procesal y no podían alterar la normativa de fondo que consagraba la presunción de legitimidad del acto, lo
que impedía acoger pretensiones resarcitorias fundadas en su ilegitimidad, si no se obtenía previamente su
declaración de nulidad (CSJT, “Hernández Mesón, María Luisa c/ Dirección Provincial de Obras Sanitarias,
21
A su vez, el tribunal considera que no podría por vía legal exceptuarse al particular
del recaudo del agotamiento de la instancia administrativa, al que califica como una
“prerrogativa de auto tutela procesal de la administración y, correlativamente, como una
carga de igual índole para los particulares”, desgajando ello del artículo 21 de la
Constitución de la Provincia de Tucumán, que vendría así –según esta interpretación- a
otorgar basamento constitucional al mencionado privilegio.28
22
las vías recursivas o reclamatorias que agoten la instancia o aún suprimieran lisa y
llanamente tales requisitos previos30.
Aunque esta última cuestión excede los lindes del presente trabajo, es interesante
observar como en este fallo se deriva la directa y operativa aplicación de esa cláusula
constitucional en lo previsto por el artículo 5° in fine de la Carta Magna provincial, la que
31
asigna tales efectos a “…los derechos y garantías establecidos en la Constitución”.
Agrega la cita del artículo 28 de la Constitución Nacional que veda la posibilidad de que los
principios, garantías y derechos reconocidos puedan ser alterados por las leyes que
reglamentan su ejercicio.
30
Así lo hemos expresado antes en GONZALEZ NAVARRO, Augusto. El sistema recursivo administrativo en
Tucumán, disertación en el marco de las II Jornadas latinoamericanas de Derecho Administrativo. Colegio
Público de Abogados de la Capital Federal y Universidad de Belgrano (27/28/29 abr. 2011). La cuestión ha
sido también lúcidamente tratada en TENREYRO, María Pamela. Técnicas de tutela frente a la inactividad
administrativa. Córdoba: Ed. Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba; GRANEROS,
Fernando. El silencio de la administración y el acceso a la justicia, II Jornadas del Foro de Jóvenes
Administrativistas (FORJAD). www.aada.org.ar y ACOSTA, Ricardo. Plazos para la resolución de recursos
administrativos. Particularidades de su regulación en la Provincia de Tucumán, Reflexiones en torno a la falta
de previsión de plazos para resolver recursos administrativos en la LPA de Tucumán. Buenos Aires. Revista
La Ley NOA 2011 (Junio), p. 451.
31
Art. 5° - “El pueblo tucumano se identifica con los inviolables e inalienables derechos del hombre, como
fundamento de la convivencia política, de la paz, de la solidaridad, de la justicia social y del bien común.
Toda autoridad pública tiene la obligación de respetar, hacer respetar y proteger la dignidad de la persona, y
está sujeta a la Constitución y al orden jurídico. El Estado garantizará la educación pública y gratuita, con
trece años de escolaridad obligatoria. Los derechos y garantías establecidos en esta Constitución son de
aplicación operativa, salvo cuando sea imprescindible su reglamentación” (ARGENTINA. Constitución de la
Provincia de Tucumán, sancionada el 06/06/2006, publicada en el Boletín Oficial del 07/06/2006).
23
mediando petición de parte interesada. Nuevamente aquí –como en el glosado caso “Serra”
aparece aquí el principio republicano de la división de poderes como un dispositivo
destinado a levantar un inexpugnable valladar de inmunidad alrededor de la
Administración, consagrando una inexpugnable “zona de reserva” que acorazaría a los
actos de la Administración, proveyendo a los mismos una protección que no se concede de
igual forma a las leyes formales, emanadas del Poder Legislativo, de superior rango
jurídico.
5. Conclusiones
Ello conlleva también una responsabilidad fundamental para los operadores del
derecho, muy en particular los magistrados en lo que atañe a las exégesis de las normas a
aplicar en lo que hace a su adecuación a los estándares emanados de los instrumentos
internacionales de Derechos Humanos y a su obligación de llevar a cabo un adecuado
control de convencionalidad, pero también al legislador en cuanto al impostergable
remozamiento de cuerpos normativos que son tributarios de épocas y concepciones
largamente superadas por el Derecho Público .
32
PAREJO ALFONSO, Luciano. Crisis y renovación del Derecho Público. Lima: Palestra Editores, 2008,
24
Por tales motivos, hemos considerado oportuno el desenmascaramiento de las
construcciones jurídicas que, bajo el ropaje de tutelar derechos lo que hacen es consolidar
y fortalecer ámbitos de inmunidad estatal.
33
GARCIA DE ENTERRÍA, Eduardo. La justicia administrativa en el cambio de siglo. Op. Cit.-
25