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IGLESIA EVANGELICA PENTECOSTAL “PALABRA

DE VIDA”
Asentamiento Humano 11 de Junio Mz. “B” Lte. 17-Ayacucho - Perú

Registro Sunarp Partida Nº 11061319

“Conociendo a Dios Padre”

Objetivos:
1. Conocer los atributos, perfecciones y/o cualidades de Dios.
2. Amar más a Dios (amamos lo que conocemos, es imposible amar algo o a alguien a quién no
conocemos).
3. Crecer espiritualmente / Efesios 4:15.

¿Por qué es importante leer la Biblia?


Porque es útil para nuestra vida espiritual: 2ª Timoteo 3:16-17 / Filipenses 1:9 / Proverbios 9:10 / Romanos
3:20

¿Por qué es importante conocer a Dios?


Porque Dios quiere que le entendamos y le conozcamos: Jeremías 9:24 / Salmos 42:2

¿Qué sucede cuando una iglesia no estudia la palabra?


Es destruida y desechada: Oseas 4:6

Por todo esto es sumamente importante estudiar la Palabra de Dios y empezando por saber quién es Dios y
como es su carácter y sus atributos, este Estudio está compuesto por 3 partes y cada una tiene varios temas, te
invito a seguir este Estudio:

1ª Sesión: “LOS ATRIBUTOS DE DIOS”


¿Quién es Dios?
1. Dios es Espíritu. Juan 4:24.
2. Dios es Invisible. Juan 1:18.
3. Dios es Eterno. Génesis 21:33 / Jeremías 10:10.
4. Dios es Uno solo. Deuteronomio 6:4 / Marcos 12:29 / Judas 1:25.
5. Dios es Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Mateo 28:19 / 2ª Corintios 13:14.
6. Dios es Una comunidad. Génesis 1:26.
7. Dios es Omnisciente. Hebreos 4:13.
8. Dios es Presciente. 1ª Pedro 1:2.
9. Dios es Soberano. Isaias 46:10
10. Dios es Inmutable. Santiago 1:17.
11. Dios es Santo. Apocalipsis 15:4.
12. Dios es Todopoderoso. Salmos 62:11.
13. Dios es Fiel. Deuteronomio 7:9.
14. Dios es Bueno. Salmos 136:1
15. Dios es Paciente. Salmos 145:8.
16. Dios es Misericordioso. Salmos 136:1.
17. Dios es Amoroso. 1ª Juan 4:8.
18. Dios es Airado. Jeremías 10:10 / Salmos 7:11.
19. Dios es Justo. Salmos 7:11.

Como vemos, Dios tiene muchos atributos, todos estos son buenos y santos.

Yo soy el que Soy


En Éxodo 3:14 aparece esta afirmación, la cual es muy importante, porque nos habla de la eternidad de Dios y
del único Dios verdadero, del que existe siempre, el que era, es y será, el Alfa y la Omega, de quién proviene
todo, la misma Salvación es de Él y proviene de Él y sin Él nadie sería salvo, así lo afirma Isaías 43:10-11.

Dios es Trinidad
2ª Corintios 13:14. - “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu
Santo sean con todos vosotros. Amén.”

En este texto vemos claramente la Trinidad de Dios, Cristo mismo enseñó la distinción de personas en la
Divinidad en términos muy específicos de la relación entre ellos como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Mateo
28:19, 11:25-27; Juan 14:16-17. Por esta razón vemos que en el Hijo está constituido el Hijo y no el Padre y
que el Espíritu Santo constituye en sí el Espíritu Santo y no el Padre ni el Hijo. Sin embargo, las tres personas
en la Trinidad están en un estado de unidad, igualdad y comunidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo son Dios,
iguales en gloria y poder.

Nuestra mente muchas veces no alcanza a entender esto, porque es tal la Unidad, tal la comunión de ellos que
son UNO, un ejemplo práctico que ocupo para enseñar esto es el agua, la cual tiene tres estados, líquido, sólido
y gaseoso, pero los tres estados son agua, son diferentes formas y funciones, pero tienen la misma esencia, y
todas son agua, lo mismo es Dios, y tan así que la Biblia dice que existe UN SOLO DIOS, por eso es que hay
solamente un nombre: EL SEÑOR DIOS TODOPODEROSO. Juan. 1:18, 15:26, 17:11-26; Zacarías 14:9;
Apocalipsis 15:3.

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, nunca son idénticos como personas, no se confunden en sus relaciones, no
se dividen con respecto a la Divinidad, ni se oponen a la cooperación porque como escribí, son iguales en gloria
y poder. El Hijo está en el Padre y el Padre en el Hijo en cuanto a sus relaciones. El Hijo está con el Padre y el
Padre con el Hijo en cuanto a compañerismo. El Padre se somete al Hijo y el Hijo al Padre y vemos que hay un
sometimiento mutuo y horizontal en esta comunidad. En cuanto a relación, cooperación y funcionalidad, el
Espíritu Santo proviene del Padre y del Hijo. De aquí que ninguna persona de la divinidad puede existir u obrar
separada o independiente de las otras. Jn. 5:17-30, 8:17-18; 1 Corintios 12:3-6.

Dios es una Comunidad


Juan 17:11. - “Y ya no estoy en el mundo; más éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre
santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.”

Este texto exalta la Unidad de Dios, vale decir, la comunidad de Dios, que quiere decir que los tres tienen un
mismo pensar, y los tres son UNO. Es tan claro que Dios es una pequeña GRAN COMUNIDAD, lo vemos
en Génesis 1:26, cuando dice “hagamos”, siempre cooperando entre sí, Padre, Hijo y Espíritu Santo, también
lo vemos en Juan 5:17, donde vemos a un Dios que trabaja, ¿cómo trabaja? ¿solo?, Nooo, él trabaja en
comunidad, con su Hijo y con Su Espíritu, vale decir, trabaja en comunión, en cohesión perfecta, en
cooperación, sin envidias, sin doble pensamiento, sin contradicciones, sin varias visiones, sino una sola, es tal la
comunidad de Dios, que llegan a ser UNO SOLO, vemos en 1ª Cor. 12:3-6 como Dios trabaja, de muchas
formas, pero dice que el que hace todas las cosas es el mismo, ¿quién?, pues Dios!!, y esta misma comunión o
comunidad, Dios quiere que se refleje en la Iglesia, como un espejo de su gloria y unidad, y también en el
matrimonio, reflejo de la relación entre Cristo y la Novia (La Iglesia), Dios siempre ha querido trabajar en
cooperación con su Iglesia, su pueblo y sus hijos, no porque Dios no pueda hacer las cosas, sino que él quiere
que seamos sus colaboradores, porque El en su soberanía, así lo quiere. Él es comunidad, es unidad, es
comunión perfecta, y esa misma unidad que tienen El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo es la que quiere que
tengamos en su Iglesia los unos con los otros.

Conclusión:
Es cierto que Nunca conoceremos totalmente a Dios, mucho menos lo comprenderemos en su totalidad, pero
esto no debe ser un motivo para no estudiar sobre El, al contrario, debe haber en nosotros un hambre por
conocer a Dios y su Palabra.

Nuestra incapacidad y mente limitada nos impide comprender la naturaleza divina, esto nos debe hacer más
humildes, precavidos y respetuosos (temerosos) de Dios (Jeremías 9:24).

Job 26:14. - “He aquí, estas cosas son sólo los bordes de sus caminos; ¡Y cuán leve es el susurro
que hemos oído de él! Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender?

2ª Sesión: “LOS DECRETOS DE DIOS”


“Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son
llamados conforme a su propósito” / Romanos 8:28

“conforme al propósito eterno que realizó en Cristo Jesús, nuestro Señor” / Efesios 3:11

Antes de hablar de “decretos”, veamos que significa esta palabra:

1 Dicho de la persona que tiene autoridad o facultades para ello: Resolver, decidir.
2 Decisión de un gobernante o de una autoridad, o de un tribunal o juez, sobre
la materia o negocio en que tengan competencia.

El decreto de Dios:
El decreto de Dios es su propósito o su determinación respecto al Orden Macro de las cosas futuras. El decreto
de Dios es UN sólo acto de su mente infinita acerca del futuro, para nosotros es difícil entender esto porque
nuestras mentes sólo pueden pensar en ciclos sucesivos, a medida que surgen los pensamientos y ocasiones;
pero Dios ejecutó su Decreto una vez en la eternidad.

El conocimiento Divino no procede gradualmente, o por etapas: (Hechos 15:18). “Conocidas son a Dios desde
el siglo todas sus obras”. Las Escrituras mencionan los decretos de Dios en muchos pasajes y usando varios
términos:

1. “Decreto” en Salmo 2:7 (Yo publicaré el decreto…)


2. “Determinación eterna” en Efesios 3:11
3. “Determinado consejo y providencia “en Hechos 2:23
4. El misterio de su “voluntad” en Efesios 1:9
5. Él también “predestinó” en Romanos 8:29
6. “Beneplácito” en Efesios 1:9

Los decretos de Dios son llamados sus “consejos” para significar que son perfectamente sabios. Son llamados
su “voluntad” para mostrar que Dios no está bajo ninguna sujeción, sino que actúa según su propio deseo, en el
proceder Divino, la sabiduría está siempre asociada con la voluntad, y por lo tanto, se dice que los decretos de
Dios son “el consejo de su voluntad”.

Dios decretó crear al hombre, ponerle sobre la tierra, y determinó darle libre voluntad; pero también fijó normas
y leyes que nos afectan de una u otra forma.

Características de los Decretos Divinos:


1. Son, en primer lugar, eternos. Suponer que alguno de ellos fue dictado dentro del tiempo, equivale a
decir que se ha dado un caso imprevisto o alguna combinación de circunstancias que ha inducido al
Altísimo a tomar una nueva resolución.

2. En segundo lugar, los decretos de Dios son sabios. La sabiduría se muestra en la selección de los
mejores fines posibles, y de los medios más apropiados para cumplirlos. Se nos descubre en su
cumplimiento; todas las muestras de sabiduría en las obras de Dios que son prueba de la sabiduría del
plan por el que se llevan a cabo.

Como declara el salmista: (Salmos 104:24). “¡Cuán numerosas son tus obras, oh Jehová! A todas las hiciste con
sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas”. Sólo podemos observar una pequeñísima parte de ellas, pero,
como en otros casos, conviene que procedamos a juzgar el todo por la muestra; lo desconocido por lo conocido.

(Romanos 11:33). “¡Oh la profundidad de las riquezas, y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán
incomprensibles son sus juicios e inescrutables (que no se puede comprender o averiguar) sus caminos!”.

3. En tercer lugar, son libres. (Isaías 40:13,14). “¿Quién ha escudriñado al Espíritu de Jehová, y quién ha
sido su consejero y le ha enseñado? ¿A quién pidió consejo para que le hiciera entender, o le guió en el
camino correcto, o le enseñó conocimiento, o le hizo conocer la senda del entendimiento?”.
4. En cuarto lugar, los decretos de Dios son absolutos e incondicionales. Su ejecución no está supeditada
a condición alguna que se pueda o no cumplir. En todos los casos en que Dios ha decretado un fin, ha
decretado también todos los medios para dicho fin. El que decretó la salvación DE UN PUEBLO (LA
IGLESIA) “Pero nosotros debemos dar gracias a Dios siempre por vosotros, hermanos amados del
Señor, de que Dios os haya escogido (EN CRISTO) desde el principio para salvación, por la
santificación del Espíritu y fe en la verdad” (2ª Tesalonicenses 2:13). “Yo anuncio lo porvenir desde el
principio, y desde la antigüedad lo que aún no ha sido hecho (NOTESE, AÚN NO HA SIDO
HECHO). Digo: Mi plan se realizará, y haré todo lo que quiero” (Isaías 46:10), NOTESE QUE DICE
“Todo lo que quiero”, no dice que Dios hará todo, sino Todo lo que Él quiere hacer.

Dios “hace todas las cosas según el consejo de su voluntad (designio de su voluntad)” (Efesios 1:11).

Junto a la inmutabilidad de los decretos de Dios. La Escritura enseña claramente que el hombre es una criatura
responsable de sus acciones, de las cuales debe rendir cuentas, por eso Dios nos ha dado un libre albedrío, para
que seamos responsables cada uno ante Dios.

Las Escrituras son la Palabra inspirada de Dios, pero fueron escritas por hombres que eran algo más que
máquinas en las manos del Espíritu. Cristo es Dios, y también fue hombre. Es omnisciente, más “creció” en
sabiduría, Lucas 2:52 dice: “Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los
hombres”, es Todopoderoso y sin embargo, fue “crucificado en debilidad” 2ª Corintios 13:4. Es el Espíritu de
vida, sin embargo murió. Estos son grandes misterios, pero un día los lograremos entender por completo.

El hecho de que Dios sepa todas las cosas de antemano, no significa que el intervenga en todas las cosas o en
todas las decisiones humanas o que aprueba todas las cosas que pasan, ni tampoco quiere decir, que Él quiere
que acontezcan, porque muchas situaciones ocurren por la voluntad humana y su desobediencia.

Conclusión:
¡Cuánta alabanza y gratitud debemos a Dios por sus decretos! Es por ellos que “Sabemos que Dios hace que
todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son llamados conforme a su propósito”
(Romanos 8:28). Bien podemos exclamar como Pablo: “Porque de él y por medio de él y para él son todas las
cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amen” / Romanos 11:36.

3ª Sesión: “LA OMNISCIENCIA DE DIOS”


“No existe cosa creada que no sea manifiesta en su presencia. Más bien,
todas están desnudas y expuestas ante los ojos de aquel a quien tenemos
que dar cuenta” / Hebreos 4:13

La palabra omnisciencia, es una palabra compuesta que viene del latín “omni” = Todo y “scientia” =
conocimiento, vale decir “Todo conocimiento”.

Dios es omnisciente, esto quiere decir que Él lo conoce TODO. Todo lo sabe y Todo lo conoce.

Daniel 2:22 “Conoce lo que hay en las tinieblas”. Aunque es necesario aclarar que no porque el conozca todo,
significa que intervenga de manera arbitraria en las decisiones de las personas, porque en ese caso seríamos
robots, pero sabemos que Dios nos ha dado libre albedrío para elegir entre lo bueno y lo malo, lo que pasa es
que Dios ve todo y sabe todo.

Nada escapa a su atención, Nada puede estar escondido para Dios y no hay nada que Él pueda olvidar, así dice
Ezequiel 11:5 “Diles yo he sabido los pensamientos que suben de vuestros espíritus”. Aunque sea invisible
para nosotros, nosotros no lo somos para él, nada esconde al pecador de los ojos de la Omnisciencia. Los
árboles del huerto fueron incapaces de esconder a nuestros primeros padres.

Ningún ojo humano vio a Caín cuando asesinó a su hermano, pero su Creador fue testigo del crimen. Sara podía
reír por su incredulidad oculta en su tienda, mas Dios la oyó. David se tomó mucho trabajo en esconder su
iniquidad, pero el Dios que TODO LO VE no tardó en mandar a uno de sus siervos a decirle: “Tú eres aquel
hombre” (2ª Samuel 12).

Bien podemos decir con el salmista en el Salmo 139:6 “Tal conocimiento me es maravilloso; tan alto que no
lo puedo alcanzar”. Su conocimiento es perfecto; nunca se equivoca, nunca cambia y nunca pasa por alto
alguna cosa.

Salmo 139:2-4 dice “Tú conoces cuando me siento y cuando me levanto; desde lejos entiendes mi
pensamiento. Mi caminar y mi acostarme has considerado; todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no
está la palabra en mi lengua, y tú, oh Jehová, ya la sabes toda”.

Cuando logramos dimensionar en parte su omnisciencia solo podemos inclinarnos ante El en adoración.
Meditemos en esta perfección divina.

Si pudieran, los hombres despojarían a la Deidad de su omnisciencia; ¡Qué prueba esta de que “la intención de
la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede” (Romanos 8:7).
Los hombres impíos odian esta perfección divina. Desearían que no existiera el Testigo de sus pecados, el
Escudriñador de sus corazones, el Juez de sus acciones. Intentan quitar de sus pensamientos a un Dios que todo
lo sabe, miremos lo que dicen los sgtes. versos:

Oseas 7:2 (RVR1960)



Y no consideran en su corazón que tengo en memoria toda su maldad;
ahora les rodearán sus obras; delante de mí están.”

Salmo 90:8 (RVR1960)


“Pusiste nuestras maldades delante de ti, Nuestros yerros a la luz de tu
rostro.”
Pero la omnisciencia de Dios es una verdad llena de consolación para el creyente. En la confusión, dice a Job:
“Más él conoció mi camino” (Job 23:10).

Cuando nos asalten la duda y la desconfianza acudamos a este atributo, diciendo:

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis


pensamientos. Ve si hay en mí camino de perversidad y guíame por el
camino eterno”
Salmos 139:23,24.

En el tiempo de triste fracaso, de soledad, cuando sentimos que no podemos continuar y hemos oído la pregunta
clave que escuchó Pedro: “¿Me amas?”, sólo podemos decir: “Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te
amo” Juan 21:17. No hay razón para temer que las peticiones de los justos no serán oídas, ni que sus lágrimas
y suspiros escapen a la atención de Dios, ya que él conoce los pensamientos e intenciones del corazón.

No hay peligro de que un santo sea pasado por alto entre la multitud de cristianos que cada día presentan sus
peticiones a Dios, ¿Por qué? porque la Mente infinita es capaz de prestar la misma atención a millones, que a
uno solo de los que buscan su atención. Asimismo la falta de un lenguaje apropiado y la incapacidad de dar
expresión al más profundo de los anhelos del alma no comprometerá nuestras oraciones, porque mira lo que
dice la Biblia:

Isaías 65:24
“Y sucederá que antes que llamen, yo responderé; y mientras estén
hablando, yo les escucharé”.

Dios, no solamente conoce todo lo que sucedió en el pasado en cualquier parte de sus dominios, y todo lo que
ahora acontece en el universo entero, sino que, además, El sabe todos los hechos, desde el más insignificante
hasta el más grande, que tendrán lugar en el porvenir. El conocimiento del futuro por parte de Dios es tan
completo como completo es su conocimiento del pasado y el presente, sin embargo hay que tener en cuenta que
la salvación del ser humano es por fe, está condicionada a creer o no creer, y cada ser humano en su libre
decisión decidirá su destino final (Juan 3:16 y Juan 3:36).

Otro texto que confirma lo que estamos estudiando es este:

Salmos 147:5
“Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; su entendimiento es
infinito”.

El conocimiento Divino del futuro no es una simple idealización, sino algo inseparablemente relacionado con su
propósito y acompañado del mismo. Dios mismo ha designado (decretado) todo lo que ha de ser en cuanto a lo
macro, y lo que él ha designado debe necesariamente efectuarse, por ejemplo lo descrito en el libro de
Apocalipsis en cuanto a La Iglesia, el mundo, La Segunda Venida de Cristo, los juicios, El Milenio, El Reino,
etc…. Como su Palabra infalible afirma en Daniel 4:35 “él hace según su voluntad con el ejército del cielo y
con los habitantes de la tierra. No hay quien detenga su mano ni quien le diga: ¿Qué haces?” Y en
Proverbios 19:21: “Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo de Jehová
permanecerá”.

El cumplimiento de todo lo que Dios ha propuesto está absolutamente garantizado, ya que su sabiduría y su
poder son infinitos. Que los consejos Divinos dejen de ejecutarse es una imposibilidad tan grande como lo es
que el Dios tres veces Santo mienta. En lo relativo al futuro, nada hay incierto en cuanto a la realización de los
consejos de Dios. Ninguno de sus decretos es dejado a la casualidad. Todos los eventos futuros son conocidos
por Dios, pero no necesariamente significa que Dios quiera o apruebe todo, ojo con eso, porque Dios no
aprueba la maldad del hombre ni quiere que este obre mal, “Conocidas son a Dios desde el siglo todas sus
obras” (Hechos 15:18). Todo lo que Dios ha decretado es inexorablemente cierto, “porque en él no hay
mudanza ni sombra de variación” (Santiago 1:17). Por tanto, en el principio de aquel libro que nos descubre
tanto del futuro, se nos habla de “cosas que deben suceder pronto” (Apocalipsis 1:1).

El perfecto conocimiento de Dios de todas las cosas es ejemplificado e ilustrado en todas las profecías
registradas en su Palabra. En el A.T., se encuentran docenas de predicciones relativas a la historia de Israel que
fueron cumplidas hasta en los más pequeños detalles siglos después de que fueran hechas. Ahí, también, se
hayan docenas prediciendo la vida de Cristo en la tierra, y estas también fueron cumplidas literal y
perfectamente. Tales profecías sólo podían ser dadas por Uno que conocía el final desde el principio.

De la misma manera, tanto el Antiguo como el N.T., contienen muchos anuncios todavía futuros, los cuales
deben cumplirse porque fueron dados por Aquel que los decretó.

Dios conocía y predijo la crucifixión de su Hijo mucho siglos antes de que se encarnara, y esto fue así porque,
en el propósito Divino respecto a Cristo y La Salvación, El era el Cordero inmolado desde la fundación del
mundo, de ahí que leamos que fue “entregado por determinado consejo y providencia de Dios” (Hechos 2:23).

Conclusión:
Ninguno de nosotros conoce lo que el día de mañana nos traerá; pero el futuro entero está abierto a la mirada
omnisciente de Dios. El conocimiento infinito de Dios debería llenarnos de santo temor. Nada de lo que
hacemos, decimos, o incluso pensamos, escapa a la percepción de Aquel a quien tenemos que dar cuenta: “Los
ojos de Jehová están en todo lugar mirando a los malos y a los buenos” (Proverbios 15:3) ¡Esta verdad debe
producir temor y santidad en nuestra vidas, de tal modo que cada vez pequemos menos!

En lugar de actuar indiferentemente, diríamos, con Agar: “Tú eres un Dios que me ve” (Génesis 16:13). La
comprensión del infinito conocimiento de Dios debe llenar al cristiano de adoración.

Dios a pesar de todo el pecado de la humanidad, de tu pecado y de mi pecado, vino a morir por todos nosotros,
fijó su corazón en nosotros, pero, aunque quiere que todos se arrepientan, solo algunos reciben el regalo de La
Gracia de Dios, esto, porque no todos ponen su fe en Cristo, pero cuando comprendemos este hecho, solo nos
queda postrarnos ante su presencia y rendirnos en admiración y adoración!

4ª Sesión: “LA PRESCIENCIA DE DIOS”

“Aun ANTES de que haya palabra en mi boca, he aquí, oh SEÑOR, tú


{ya} la sabes toda.”.
Salmo 139:4

¿Qué significa presciencia?

Antes de comenzar, quisiera que entendiéramos el concepto de “presciencia”.

Presciencia:

Del griego “prognosis” que significa: Conocimiento anticipado de algún hecho.

Esta palabra se divide en dos palabras: prefijo “pro” = hacia delante y “gnosis” = conocimiento (también del
latín “scientia” = conocimiento).
Entonces, podemos decir que la “Presciencia” de Dios es principalmente: el conocimiento anticipado que tiene
Dios sobre todas las cosas, hechos y seres vivientes a través de todos los tiempos según su Omnisciencia, vale
decir, Él conoce todo de antemano, tanto las cosas que El mismo ha decretado que sucedan (en lo macro), como
también lo que no ha decretado que sucedan, las cuáles tienen que ver con las decisiones libres de cada persona
(libre albedrío), es necesario aclarar que el hecho de que Dios conozca de antemano todas las decisiones que
hará cada ser humano en su vida, esto no significa que Él haya determinado arbitrariamente las mismas, mucho
menos que haya elegido arbitrariamente a unos pocos seres humanos para salvación y a otros muchos para
perdición, entonces, en cuanto a la salvación del hombre, la presciencia de Dios nos dice que Él conoce quienes
aceptarán o rechazarán a Cristo, pero no nos dice que Él él predestine, predetermine, decrete, obligue o
seleccione particularmente a algunos seres humanos al cielo y a otros al infierno, Nooo!, porque Dios respeta la
libre elección que el mismo ha otorgado al ser humano y por lo mismo no nos obliga a creer en Él, de otra
manera seríamos robots.

Además de este primer significado, también podemos ver en el A.T. que la palabra “conocer” o “conocimiento”
también tiene otra connotación, cuando es usado en relación con Dios, significa a menudo, mirar con favor,
comunicando, no un simple conocimiento, sino también un afecto hacia el otro. “Te he conocido por tu
nombre” (Exodo 33:17). “Rebeldes habéis sido a Jehová desde el día que yo os conozco” (Deuteronomio
9:24). “A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra” Amós 3:2. En estos pasajes
“conocer” significa amar. Sabemos que uno de los tributos de Dios es el amor, y que Dios es amor en esencia, y
este amor es tan amplio, tan extenso, que amó no sólo a unos pocos como piensan los hermanos calvinistas, sino
que Él amó a toda la humanidad, a cada persona en particular, a cada pecador, a TODOS (Juan 3:16), pero
también es cierto que Dios ama de manera especial a quiénes hemos creído en el Hijo, también existe un amor
especial hacia su pueblo, en el A.T. Israel y hoy, La Iglesia, de ambos pueblos ahora hizo uno solo.

Asimismo en el N.T., se usa frecuentemente la palabra “conocer” en el mismo sentido que en el Antiguo. “Yo
soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen”. (Juan 10:14). “Pero si alguien ama a Dios,
tal persona es conocida por él”. (1ª Corintios 8:3). “Conoce el Señor a los que son suyos” (2ª Timoteo 2:19).

¿El Dios que elige?

Este es un tema complicado y que genera muchas controversias, pero pedimos al Espíritu Santo que nos ilumine
para entender su palabra, a la cuál nos acercamos con humildad.

Los hermanos calvinistas afirman que Dios, en su absoluta soberanía, separó a algunos para que fueran
recipientes de sus favores distintivos, se basan en versículos bíblicos sacados de contexto como por ej.:

“Al oír esto, los gentiles se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron
cuantos estaban designados para la vida eterna”.
Hechos 13:48

También usan Hechos 2:23, donde leemos de Jesús: “Entregado por el determinado consejo y anticipado
conocimiento de Dios, prendísteis y matásteis por manos de inicuos, crucificándole”, pero como vimos, Dios si
determinó algunas cosas y en especial el Plan de Salvación , en el cuál obviamente estaba involucrado Jesús
como el máximo protagonista y el Salvador, por tanto, Cristo si fue predestinado a morir en la cruz, pero no los
demás seres humanos.

Respecto a la predestinación, hay un argumento del sitio web: creced.com que quiero compartir
y que me parece mucho más bíblico y que lo comparto a continuación:

La Biblia dice que sí somos predestinados.

Efesios 1:4,5 dice, “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que
fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser
adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad”. Pero
¿cómo somos predestinados?

UN CONCEPTO ERRONEO DE LA PREDESTINACION


Hay un sistema teológico llamado calvinismo que ha tenido muchísima influencia en la tradición
protestante, el cual dice que fuimos predestinados como individuos antes de la fundación del mundo
de tal manera que no tenemos libre albedrío para elegir ir al cielo. Según esta teoría en su forma
más pura, el destino del hombre es sellado aun antes de nacer y por lo tanto no hay nada que el
hombre pueda hacer para aceptar la gracia de Dios ya que ella es dada sin considerar la voluntad
humana. La consecuencias de esta interpretación calvinista de la “predestinación” son tan
desagradables que muchos han tratado de ablandarla en varias formas. Sin embargo, queda mucha
influencia calvinista en la tradición “protestante” y ella se ve en muchas doctrinas populares tales
como la perseverancia de los santos (“una vez salvo, siempre salvo”), la salvación sin el bautismo y
otras más.del calvinismo tales como los tres textos en la caja en la primera página. Dios no es injusto
ni cruel y da a todos los hombre la oportunidad para arrepentirse y servirle a El.

UNA INTERPRETACION QUE ARMONIZA CON ENSEÑANZA


BIBLICA
Al hablar de la predestinación de los cristianos en Efesios 1, Romanos 8 y otros textos, Pablo no
habla de la predestinación individual la cual excluye el libre albedrío del hombre, sino habla de la
predestinación de una clase de personas, la buena tierra que acepta el evangelio. O sea, Dios, antes
de la fundación del mundo hizo un plan por medio del cual cierta clase de gente, los humildes,
mansos y obedientes, pudiera ser salva de las consecuencias de sus pecados. Predestinó que
aquellas personas sumisas llegasen a ser hijos de El y gozaran de las bendiciones que iba a proveer
a través de su Hijo, Jesucristo. Sin embargo, el hombre tiene libre albedrío para elegir someterse a
Dios y así determina si se encuentra entre los predestinados o no. Una vez que llega a ser hijo de
Dios y somete su voluntad a la divina, ya es predestinado a ir al cielo si sigue en el camino que ha
elegido.

ILUSTRACION
Todos los días la linea aeronáutica, Pan American, tiene un vuelo #101 que va desde Nueva York a
Londres. Se puede decir que el avión es “predestinado” (según la voluntad humana) a ir a Londres.
Todas las personas que suben el avión llegan a ser contados entre los predestinados a ir a Londres.
Sin embargo, para encontrarse entre los predestinados a ir a Londres, uno tiene que hacer la
decisión a subir el avión.

Así Dios ha predestinado que todos los que se encuentren dentro del cuerpo de Su Hijo, lleguen al cielo. Sin
embargo, depende de nosotros aceptar la gracia de Dios para llegar a ser añadidos al cuerpo de su Hijo y así
encontrarnos entre los elegidos, los predestinados a la gloria.

TEXTOS QUE CONTRADICEN LA INTERPRETACION


CALVINISTA DE LA PREDESTINACION
De ningún modo Dios ha condenado a ciertas personas sin darles el libre albedrío para arrepentirse y servirle a
El.

“Y el espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome
del agua de la vida gratuitamente”. (Apoc. 22:17)

“El Señor no quiere, “que ninguno perezca sino que todos procedan al arrepentimiento”. (1ª Pedro 3:9)

“Dios, “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”
(1ª Tim. 2:4).

Conclusión:

Como hemos podido estudiar, la presciencia de Dios nos habla del previo conocimiento de Dios, ese
conocimiento anticipado de las cosas, es cierto que Dios ordena, decreta, planifica y determina algunas cosas,
pero no todas mucho menos manipula la voluntad humana, por eso es importante diferenciar entre saber algo y
estipular algo. De todas maneras este atributo nos habla de la grandeza de Dios y su gran conocimiento, alabado
sea Dios!!

5ª Sesión: “LA SOBERANÍA DE DIOS”

“Tu reino es reino de todos los siglos, Y tu señorío en todas las generaciones.”

Salmo 145:13

“Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiere”

Isaías 46:10

¿Qué significa que Dios sea Soberano?

1. Que Dios es el Altísimo (Salmos 57:2).


2. Que es el Señor y Rey del cielo y de la tierra y de todos (Efesios 4:6; Salmo 145:13).
3. Que está exaltado infinitamente por encima de todas las criaturas.
4. Que es absolutamente independiente; no está sujeto a nadie, ni es influido por nadie (Efesios 1:11).
5. Que Dios actúa siempre y únicamente como le agrada (Isaías 46:10).

Debemos entender que Nadie puede frustrar ni detener los propósitos de Dios, solamente Él mismo. Su propia
Palabra lo declara explícitamente: “En el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, hace según su
voluntad: ni hay quien estorbe su mano” (Daniel 4:35).

Dios es el Señor sobre toda la creación, Dios tiene un trono porque es Rey y tiene pleno derecho a sentarse en
el. El hombre, al rechazar, libremente a Dios y a su hijo Jesucristo manifiesta su odio hacia este atributo, porque
en vez de someterse, por amor, al señorío de Dios, prefiere negarlo haciendo su propia voluntad siguiendo sus
propios deseos pecaminosos.

El hno. A. W. Pink, comenta lo sgte.: “Los hombres permitirán que Dios esté en todas partes, menos en su
trono. Le permitirán formar mundos y hacer estrellas, dispensar favores, conceder dones, sostener la tierra y
soportar los pilares de la misma, iluminar las luces del cielo, y gobernar las incesantes olas del océano; pero
cuando Dios asciende a su Trono sus criaturas rechinan los dientes.”
Aunque concuerdo plenamente con esta verdad expresada anteriomente, no podemos estar de acuerdo con el
extremo que el hno. Pink le asigna a la soberanía de Dios, cuando dice lo sgte.: “nosotros proclamamos un
Dios entronizado y su derecho a hacer su propia voluntad con lo que le pertenece, a disponer de sus
criaturas como a él le place, sin necesidad de consultarlas.”. Es cierto que Dios es soberano, pero también es
Dios de amor, Dios de misericordia y Dios de justicia, sin duda, que está sentado en su trono y reina sobre todo,
que es capaz de disponer del universo, sostenerlo y afectarlo, pero Dios no hace con sus criaturas como le place,
ya que Dios, también es prudente y no es un Dios que imponga su verdad con brutalidad y obligatoriedad,
porque no es un dictador, ni un tirano cruel. Dios no doblega arbitrariamente la voluntad humana, ya que Él
mismo le ha dado al hombre la capacidad de elegir entre el bien y el mal, vale decir, el libre albedrío, porque
Dios no creó marionetas o robots, sino seres pensantes y libres. Dios actúa en favor o en contra del ser humano
según su obediencia hacia Él. ¿Esto hace que Dios sea menos Soberano?, digo que no, porque lo hace más
Justo, pues ¿cómo Dios juzgará a alguien que el mismo condenó de antemano arbitrariamente?, pues eso es lo
que dicen los hermanos calvinistas, confundiendo la Soberanía de Dios con la Presciencia de Dios.

Es importante remarcar que La Soberanía no es el único atributo de Dios, tampoco la soberanía es mayor
o mejor que otros atributos, porque recordemos que Dios está sometido a si mismo, y a pesar que es soberano,
hay cosas que El no puede hacer, por ejemplo, Dios no puede pecar ni puede mentir.

La Autoridad de Dios no tiene rival, no tiene límites y Él hace como quiere, siempre y cuando esto
no contradiga o afecte otro de sus atributos.

“Todo lo que quiso Jehová, ha hecho en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los
abismos” (Salmo 135:6).

“Y nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho” (Salmos 115:3).

Dios y los ángeles

Dios en el ejercicio de su soberanía, creó a los ángeles, entre ellos a satanás y les otorgó un libre albedrío y los
colocó en un estado condicional, si le obedecían y servían podían ser parte de su Reino Celestial, sin embargo si
le desobedecían recibirían castigo, y esto último fue lo que pasó, como está demostrado en la Biblia:

“¡Cómo has caído del cielo, oh lucero de la mañana, hijo de la aurora! Has sido derribado por
tierra, tú que debilitabas a las naciones. Pero tú dijiste en tu corazón: “Subiré al cielo, por
encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, y me sentaré en el monte de la asamblea,
en el extremo norte.” Subiré sobre las alturas de las nubes, me haré semejante al Altísimo.”
Sin embargo, has sido derribado al Seol, a lo más remoto del abismo.”
Isaías 14:12-15

“Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor:
Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el
huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio,
jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus
tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín
grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras
de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta
que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de
iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras
del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura,
corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los
reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de
tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te
consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los
que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre
dejarás de ser.”

Ezequiel 28:12-19

“Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y
sobre sus cabezas siete diademas.

Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El
Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo
diera a luz.

La mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro;
y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.

Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser allí alimentada
1.260 días.

Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón.
También el Dragón y sus Ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo
lugar para ellos.

Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor
del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con él.”

Apocalipsis 12:3-9
Podemos ver claramente el libre albedrío que Dios les otorgó, a tal punto, que podían, si querían, rebelarse
contra su propio creador, por lo tanto, queda establecido que Dios no es el creador de la maldad ni del pecado,
sino que fue hallada maldad en satanás, porque recordemos que Dios es Luz y no hay tinieblas en Él, es Santo y
no hay pecado en Él, ¿Dios creó a un satanás pecador y lleno de maldad?, Claro que No, porque Dios mismo le
dice “perfecto eras en todos tus caminos”. En todo caso, el hecho de que satanás y la tercera parte de los ángeles
se rebeleran contra Dios, no le quita ni un centímetro de soberanía, porque sabemos que al final de todo, es
Cristo quién reinará eternamente y el destino final de la serpiente antigüa está escrito en el plan eterno y macro
de Dios.

Dios y Adán

Dios, en su soberanía creó a Adán y lo colocó en el jardín del Edén en un estado condicional. Si lo hubiera
deseado podía haberle colocado en un estado incondicional, en una especie de robot, pero no, le dio la
posibilidad real de escoger entre hacer el bien y el mal, le otorgó responsabilidad como criatura, para que se
mantuviera o cayera según escogiera: podía obedecer o desobedecer a su Creador. Adán era responsable ante
Dios. Podemos ver claramente el libre albedrío del hombre en poder elegir autónomamente, sin presiones o
imposiciones, y fue así que sabemos que tanto Adán como Eva podían elegir entre comer o no comer del “árbol
de la ciencia (conocimiento) del bien y el mal”


Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer;
también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.”

Génesis 2:9

Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del
árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás.”

Génesis 2:16-17

Es muy claro como Dios otorga a la raza humana la posibilidad de elegir, tanto así que dispone de dos árboles
en el medio del huerto, el de la vida y el del conocimiento del bien y del mal, dos caminos, dos opciones, Adán
y Eva podían elegir, y eso no significa que Dios no siga siendo Rey o Soberano, sino que, El respeta la libre
elección del hombre.

Dios y su pueblo Israel


Dios eligió soberanamente a su pueblo Israel para mostrar su gloria, no arbitrariamente, sino como grupo, un
remanente, pero no apuntando con el dedo nombre por nombre, quién nacía como judío sería parte de este
pueblo por la promesa hecha a Abraham, por lo tanto fue Abraham a quién Dios le dio la promesa, ellos estaban
en un estado condicional.

7
No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues
vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos;
8
sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os
ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de
Faraón rey de Egipto.
9
Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a
los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones;

Deuteronomio 7:7-9 / Reina-Valera 1960

Estaban bajo el pacto de las obras. Dios les dio ciertas leyes e hizo que las bendiciones sobre ellos, como
nación, dependieran de la observancia de las tales. Pero Israel era obstinado y de duro corazón. Se rebelaron
contra Jehová, desecharon su ley, se volvieron a los dioses falsos y apostataron una y otra vez. En consecuencia,
el juicio divino cayó sobre ellos y fueron entregados en las manos de sus enemigos, dispersados por toda la
tierra, y hasta el día de hoy, permanecen sin el favor especial que Dios tenía para ellos.

Tal como Adán, el pueblo de Dios podía elegir libremente entre el bien y el mal, quedando establecido
nuevamente el libre albedrío que Dios le otorgó en su Soberanía al ser humano:

15
Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;
16
porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes
sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová
tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.
17
Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses
ajenos y les sirvieres,
18
yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra
adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.
19
A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la
vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu
descendencia;

Deuteronomio 30:15-19Reina-Valera 1960


El Dios Soberano que permite

Hemos visto que Dios permite a sus criaturas el don de elegir libremente entre el bien y el mal, le dio permiso a
los ángeles, a Adán y a su Pueblo Israel ¿Qué derecho tenían estos de elegir algo? Ningún derecho, pero Dios
les otorgó este beneficio.

El Dios Soberano y Rey también es justo y por lo mismo permitió que tanto ángeles como seres humanos elijan
entre el bien y el mal, entre aceptar a Dios o rechazarlo. Y esta misma decisión es lo que nos hace responsables
ante Dios de nuestros pecados, Él podrá juzgarnos para bien o para mal según nuestra selecciones y no de sus
imposiciones.

La Soberanía de Dios en la Salvación

La Soberanía de Dios eligió a Cristo para salvarnos, Cristo es el Elegido y El Ungido, Dios es dueño de la
Salvación, Cristo autor y consumador de la Fe (Salvación):

“puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de
El soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de
Dios.

Hebreos 12:2

La obra perfecta ya fue realizada, no hay nada que podamos añadir a la Salvación, fue un plan Soberano de
Dios, pero tal como en los ángeles, Adán e Israel, hay una condición para adquirirla, no por obras, que quede
claro, porque es por Gracia, está disponible para todo el mundo, no es limitada, Juan 3:16 es bastante claro al
respecto, pero si hay algo que podemos hacer para recibirla, y es creer en el Jesucristo como el Salvador, porque
El realizó el sacrificio, una vez y para siempre, ahora hay que tomar esa Salvación y se obtiene por fe, no una fe
dada por Dios, sino una fe autónoma y libre. Si creemos en Cristo, nos será contada por justicia, tal como a
Abraham, y seremos salvos.

Conclusión:
La Soberanía de Dios nos trae paz y seguridad, podemos vivir tranquilos, ya que Él es nuestro
Salvador y nuestro Rey.

Podemos estar seguros en Él y aún cuando tomemos decisiones erradas o nos pase algo malo, Él usará esas
cosas malas para nuestro bien.

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados.”

Romanos 8:28

6ª Sesión: “LA INMUTABILIDAD DE DIOS”

“El padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”

Santiago 1:17

La inmutabilidad de Dios es una de las excelencias que distinguen al Creador de todas sus criaturas.

Dios es el mismo de ayer hoy y siempre, por lo tanto no está sujeto a cambio alguno en su carácter, ser o
atributos.

Por esto, Dios es comparable a una roca (Deut. 32:4) que permanece inamovible cuando el océano entero que la
rodea, fluctúa continuamente; aunque todas las criaturas estén sujetas a cambios, Dios es inmutable. El no
conoce cambio alguno porque no tiene principio ni fin. Dios es por siempre.

1. En primer lugar, Dios es inmutable en esencia. Su naturaleza y ser son infinitos y, por lo tanto, no están
sujetos a cambio alguno. Nunca hubo un tiempo en el que El no existiera; nunca habrá día en el que deje
de existir. Dios nunca ha evolucionado, crecido o mejorado. Lo que es hoy ha sido siempre y siempre
será.

Dios mismo dice: “Yo Yahweh no me cambio” (Malaquías 3:6), esta es una afirmación absoluta.
El No puede mejorar, porque es perfecto; y, siendo perfecto, no puede cambiar en mal. Siendo totalmente
imposible que algo externo le afecte, Dios no puede cambiar ni en bien ni en mal: es el mismo perpetuamente.
Sólo él puede decir “Yo soy el que soy” (Éxodo 3:14). El correr del tiempo no le afecta en absoluto. En el rostro
eterno no hay vejez. Por lo tanto, su poder y su gloria nunca pueden disminuir.

2. En segundo lugar, Dios es inmutable en sus atributos. Cualquiera que fuesen los atributos de Dios antes
que el universo fuera creado, son ahora exactamente los mismos, y así permanecerán para siempre. Es
necesario que sea así, ya que tales atributos son las perfecciones y cualidades esenciales de su ser.
“Siempre el mismo” está grabado en cada atributo de Dios.

Su poder es indestructible, su sabiduría infinita y su santidad inmancillable (sin mancha moral). Como la deidad
no puede dejar de ser, así tampoco, los atributos de Dios pueden cambiar. Su veracidad es inmutable, porque su
palabra “permanece para siempre en los cielos” (Salmos 119:89).

Su amor es eterno: “con amor eterno te he amado” (Jeremías 31:3). Su misericordia es interminable, porque
es “para siempre” (Salmos 100:5).

3. En tercer lugar, Dios es inmutable en su consejo. Su Voluntad jamás cambia. Algunos ya han puesto la
objeción de que en la Biblia dice que “Y se arrepintió Yahweh de haber hecho al hombre” (Génesis
6:6). La pregunta es ¿se contradicen las escrituras a sí mismas? No, eso no puede ser, ya que este
“arrepintió” en ese contexto en realidad es “se dolió”.

El pasaje de Números 23:19 es suficientemente claro: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de
hombre para que se arrepienta”. Asimismo, en 1ª Samuel 15:29, leemos: “El vencedor de Israel no mentirá,
ni se arrepentirá; porque no es hombre para que se arrepienta”.

Dios es omnisciente y omnipotente, nunca necesita corregir sus decretos. No, “El consejo de Jehová
permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones” (Salmos 33:11). Es
por ello que leemos acerca de “la inmutabilidad de su consejo” (Hebreos 6:17).

Al comprender esta verdad, debería humillarnos ante Dios, reconociendo nuestra insignificancia en la presencia
de Aquel en quien “vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos 17:28).

Por lo mismo, no podemos ni debemos depender del hombre “dejad de confiar en el hombre” (Isaías 2:22),
sabio es el consejo del Señor “No confíes en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él
liberación” (Salmos 146:3). La gente puede amarte hoy y odiarte mañana. La multitud que gritó: “¡Hosanna el
hijo de David!”, no tardó mucho en decir: “¡Sea crucificado!”

Pero podemos tener una consolación firme. No se puede confiar en la criatura humana, pero sí en Dios. No
importa cuán inestable sea yo, cuán inconstantes demuestren ser mis a amigos; Dios no cambia. Si cambiara
como nosotros, si actuara por capricho, ¿Quién podría confiar en él?

Pero, alabado sea su Santo Nombre. El es siempre el mismo. Su propósito es fijo, su voluntad estable, su
Palabra segura. He aquí una roca donde podemos fijar nuestros pies mientras el torrente poderoso arrastra todo
lo que nos rodea. Por eso cantamos “Oh llévame a la roca más alta Señor, llévame Señor, yo te seguiré…”. La
permanencia del carácter de Dios garantiza el cumplimiento de sus promesas: “Porque los montes se moverán,
y los collados temblarán; más no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz vacilará, dijo
Yahweh, el que tiene misericordia de ti” (Isaías 54:10). En esto hallamos estímulo para la oración. ¿Qué
consuelo significaría orar a un Dios que, como el camaleón, cambia de color continuamente?. Pero dice su
palabra que “Si demandáramos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye” (1ª Juan 5:14).

Dios quiere para sus hijos lo mejor. El pedir algo contrario a su voluntad no es oración, sino un capricho y Dios
no puede responder o avalar los caprichos de un cristiano inmaduro.

Conclusión:

Dios es un Dios confiable, inamovible como la roca, fuerte como un castillo, inmutable y seguro, podemos
poner toda nuestra confianza en Él, que gloriosos es saber que su carácter no cambia, su poder es igual por toda
la eternidad, siempre fiel siempre justo, siempre amoroso, siempre misericordioso, soberano, etc…, todo
junto, actuando como un todo con simpleza majestuosa. Todo puede pasar a nuestro alrededor pero Dios no
cambiará, aunque nosotros seamos infieles, Él permanece fiel a sus promesas, cuándo el más miserable de los
seres humanos no tiene esperanza, puede acudir a Dios y éste no lo rechazará, porque Él dijo “El que a mi viene
no le echo fuera”. No importa cuán insegura es tu vida, no importa cuán inestable es tu situación, lo que
importa es que podemos abrazarnos a Dios y estaremos seguros por siempre!!

Meditemos en este atributo sabiendo que Dios fue, es y será el mismo.

“Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos.”


Hebreos 13:8

Nota: Este Estudio Bíblico fue tomado del Libro “Los Atributos de Dios” de Arthur
Walkington Pink, se conservaron las ideas generales, pero fue editado y se le añadieron
algunos aportes personales. Aunque valoro el trabajo del hermano Pink, no estoy de acuerdo
con la doctrina calvinista que él profesaba.

7ª Sesión: “LA SANTIDAD DE DIOS”

“¿Quién no te temerá, oh Señor, y engrandecerá tu nombre? Porque tú


sólo eres SANTO”
Apocalipsis 15:4

Introducción:

Sólo Dios es infinita, independiente e inmutablemente santo. Con frecuencia, en la Biblia, Dios es llamado “El
Santo”; y lo es porque en él se halla la suma de todas las excelencias morales. Es pureza absoluta, sin la más
leve sombra de pecado “Dios es luz, y en él no hay ningunas tinieblas” (1ª Juan 1:5).

La santidad es la esencia de la naturaleza divina: el gran Dios es “magnífico en santidad” (Éxodo 15:11). Por
eso leemos: “muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio” (Habacuc 1:13) y por eso
cantamos el himno pentecostal “Sólo en Dios” que en su coro dice:

“Y yo sé, que no eres Dios


Que se complace en la maldad,
Pues lo malo junto a Ti no habitará,
Ni tus ojos mirarán la iniquidad
Así eres Tú, así eres Tú.”

De la misma manera que el poder de Dios es lo opuesto a la debilidad natural del ser humano, y su sabiduría
contrasta completamente con nuestra mente limitada, su santidad es la antítesis de todo defecto o imperfección
moral.
En la antigüedad, Dios instituyó algunos “que cantasen a Jehová y alabasen en la hermosura de su santidad”
(2ª Crónicas 20:21). La santidad es la hermosura de Dios.

Su Santo Nombre

A esta perfección divina se le da un énfasis especial. Se llama santo a Dios más veces que todopoderoso, y se
presenta esta parte de su dignidad más que ninguna otra. Nunca se nos habla de Su poderoso nombre, o su sabio
nombre, sino de su gran nombre, y, sobre todo, su Santo Nombre. Este es su mayor título de honor; en ésta
cualidad resalta toda la majestad y respetabilidad de su nombre. Esta perfección, como ninguna otra, es
celebrada ante el trono del cielo por los serafines que claman: “Santo, Santo, Santo, Jehová de los ejércitos”
(Isaías 6:3).

¿Cómo se manifiesta la Santidad de Dios?

1. La santidad de Dios se manifiesta en sus obras: Nada que no sea excelente puede proceder de El. La
santidad es la regla de todas sus acciones. En el principio Dios declaró que todo lo que había hecho
era “bueno en gran manera” (Gén. 1:31), lo cual no hubiera podido hacer si hubiera habido algo
imperfecto o impuro.

Al hombre lo hizo recto “He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos
buscaron muchas perversiones.” Ecl. 7:29, a imagen y semejanza del creador fuimos creados, por lo tanto
como dice el texto eramos rectos, nacimos rectos, en inocencia, sin pecado, pero a medida que vamos creciendo
vamos pecando y eligiendo la reversión y el pecado, por dice la palabra que de los niños es el reino de los cielos
(Mateo 19:14). Los ángeles que cayeron fueron creados santos, ya que, según leemos, “dejaron su habitación”
(Judas 1:6). De Satanás está escrito: “perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado hasta
que se halló en ti maldad” (Eze. 28:15). Vemos en esto que Dios no puede crear la maldad ni el pecado, mucho
menos predeterminar arbitrariamente o por decreto a un hombre, ya que esto lo convertiría en autor del pecado,
pero sabemos que no es así, porque Él es Santo y en su soberanía permitió a los ángeles y también al hombre la
libertad de elegir entre el bien y el mal, esto lo vemos a través de toda La Biblia, Dios no crea a algunos
hombres malos y a otros buenos, sino que cada uno elige su destino, creyendo o rechazando a Cristo.

2. La santidad de Dios se manifiesta en su ley: Esa ley prohíbe el pecado en todas sus variantes: en las
formas más refinadas así como en las más groseras, la intención de la mente como la de contaminación
del cuerpo, el deseo secreto como el acto abierto.

Por ello leemos: “la ley a la verdad es santa y el mandamiento santo y justo, y bueno” (Romanos 7:12). Sí, “el
precepto de Jehová es puro que alumbra a los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para
siempre; los juicios de Jehová son verdad, todos justos” (Salmos 19:8,9).
3. La santidad de Dios se manifiesta en la cruz: La expiación ilimitada de Cristo pone de manifiesto de la
manera más admirable, y a la vez solemne la santidad infinita de Dios y su odio al pecado. Los juicios
que serán vertidos sobre el mundo impío y la sentencia irrevocable dictada contra los demonios rebeldes
nos demuestran cuanto Dios odia el pecado, el cuál merece castigo, porque la paga del pecado es la
muerte, por eso mismo, Cristo recibió en sí mismo el pago del pecado, la muerte y toda la ira del Padre
cayó sobre Él por amor a toda la humanidad.

La santidad divina jamás apareció más atractiva y hermosa que cuando la faz del salvador estaba más
desfigurada por los gemidos de la muerte. El mismo lo declara en el Salmo 22. Cuando Dios se esconde de
Cristo y lo abandona (Marcos 15:24) permitiendo su muerte y haciéndole exclamar “Dios mío, Dios mío,
¿porqué me has abandonado?”, pero Cristo adora esa perfección divina diciendo: “pero tu eres santo” /
Salmo 22:3.

Dios odia el pecado

Dios odia todo pecado porque El es santo. El ama todo lo que es conforme a sus leyes y aborrece todo lo que es
contrario a las mismas. El pecado no puede escapar a su castigo porque Dios lo aborrece. Dios ha perdonado a
menudo a los pecadores, pero jamás perdona el pecado; el pecador sólo puede ser perdonado a causa de que otro
lleve su castigo, porque “sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22).

A causa de un pecado Dios desterró a nuestros primeros padres del Edén. Por un pecado toda la descendencia de
Cam cayó bajo una maldición que todavía perdura. Moisés fue excluido de Canaán a causa de un pecado. Y por
un pecado el criado de Eliseo fue castigado con lepra y Ananías y Safira fueron separados de la tierra de los
vivientes.

Los incrédulos piensan en un dios cortado según el patrón de sus propios corazones malos. De ahí su
persistencia en una carrera de locura. La santidad atribuida en las Escrituras a la naturaleza y carácter divinos es
tal, que demuestra claramente el origen sobrenatural de estas.

La idea humana del pecado está prácticamente limitada a lo que el mundo llama “crimen”. Lo que no llega a tal
gravedad, el hombre lo llama “defectos”, “equivocaciones”, “faltas”, “enfermedad”, etc, e incluso cuando se
reconoce la existencia del pecado, se buscan excusas y atenuantes, así es el hombre sin Cristo.
El “dios” que la inmensa mayoría de los cristianos aman, es como un anciano demasiado indulgente (tolerante,
liberal, buena gente, benigno), quien, aunque no comparte sus “imprudencias”, las disimula benignamente. Pero
la Palabra de Dios dice: “Dios está airado todos los días contra el impío” (Salmos 7:11).

Pero los hombres se niegan a creer en este Dios, y rechinan los dientes cuando se les habla francamente de
como El odia el pecado. No, el hombre pecaminoso no puede imaginar un Dios santo, como tampoco cree que
existe un lago de fuego, en el cuál irán todos los qeu rechazaron a Cristo.

Porque Dios es santo, es completamente imposible que acepte a las criaturas sobre la base de sus propias obras.
¿Pueden las tinieblas habitar con la luz? ¿Puede El Santo deleitarse con los “trapos de inmundicia” (Isaías
64:6)?. Lo mejor que el hombre pecador puede presentar está contaminado. Un árbol corrompido no puede
producir buen fruto, si Dios considerara justo y santo aquello que no lo es, se negaría a sí mismo y mancharía
sus perfecciones; y no hay nada justo ni santo si tiene la menor mancha contraria a la naturaleza de Dios. Pero
bendito sea su nombre, porque lo que su santidad exigió, lo proveyó su gracia en Cristo Jesús y cada pobre
pecador que busque en Cristo es “acepto en el amado” (Efesios 1:6) porque la palabra que todo el que viene a
Cristo, él no le echa fuera (Juan 6:37).

¿Odia Dios a los pecadores?

Es una buena pregunta, porque según la corriente calvinista, Dios odia al pecador, pero esto resultaría
contradictorio y atentaría con la evidencia bíblica que dice que Dios amó al mundo” (Juan 3:16).

Veamos que nos dice sobre esto el artículo “¿Odia Dios a los pecadores?“, escrito por el hno. Kyle Butt:

La mayoría de religiosos está de acuerdo que Dios odia el pecado. Una y otra vez, la Biblia enfatiza el hecho
que Dios aborrece la iniquidad. Dios dijo al profeta Jeremías que hablara a los israelitas acerca de su pecado,
diciendo: “No hagáis esta cosa abominable que yo aborrezco” (44:4). El escritor de Proverbios listó siete
pecados que el Señor aborrece (6:16-19). El profeta Zacarías declaró que Dios odia el juramento falso y los
malos pensamientos en contra del prójimo (8:17). Jesús mismo dijo que odiaba las obras de los nicolaítas
(Apocalipsis 2:6). La Biblia enfatiza que el Señor odia el pecado.

Algunos han sugerido que el odio de Dios va mucho más lejos. Ellos creen que Dios odia al pecador así como
al pecado que comete. Se ha sugerido que Dios ama a los que le obedecen y odia a todos los que le
desobedecen. Los que enseñan esta idea utilizan varios versículos bíblicos para “probar” su caso. Por ejemplo,
el Salmo 5:5 dice que Dios odia a “a todos los que hacen iniquidad”. Proverbios 6:18,19 dice que Dios odia al
“testigo falso que habla mentiras, y [al] que siembra discordia entre hermanos”. ¿Es cierto que Dios odia a los
pecadores así como a su pecado?
Cualquier persona que ha leído la Biblia entiende que uno de sus temas más grandes es el amor. La Biblia dice
que Dios es amor (1 Juan 4:8). También explica que Dios mostró Su amor hacia nosotros mientras estábamos
todavía en nuestros pecados:

“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente,
apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el
bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo
murió por nosotros” (Romanos 5:6-8).

Un aspecto interesante de este pasaje es que enfatiza que los pecadores perdidos no eran “justos” o “buenos”
cuando Cristo demostró Su amor por ellos.

En la narración del joven rico, Jesús explicó que a este joven le faltaba algo para agradar a Dios. Pero aunque al
joven rico le faltaba algo y estaba perdido, la Biblia dice que Jesús “le amó” (Marcos 10:21). Cuando Jesús hizo
lamentación por la Jerusalén perdida, declaró:

“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados!
¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas,
y no quisiste!” (Mateo 23:37).

Jesús dijo que Su amor por los habitantes perdidos de Jerusalén era como el de una gallina para sus polluelos.
Ese enunciado obviamente denota amor por los pecadores en Jerusalén.

En uno de los versículos bíblicos más conocidos acerca del “amor”, Jesús dijo: “Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna” (Juan 3:16). Dios demostró Su amor para el mundo perdido antes que los perdidos creyeran en Jesús.
Juan además explicó esto cuando escribió: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10).
Es claro por estos versículos que Dios ama a los pecadores perdidos, y que Él mostró ese amor al enviar a Jesús.

Entonces, ¿cómo podemos reconciliar los versículos que parecen sugerir que Dios odia a los pecadores, pero
que los ama a la misma vez? Una de las soluciones más plausibles es que los escritores de la Biblia usaron una
figura de expresión llamada metonimia cuando escribieron que Dios odia a los pecadores. “Metonimia” se
define de la siguiente manera: “Una figura en la cual se usa un nombre o sustantivo relacionado en vez de otro”
(Bullinger, 1898, p. 538). Bullinger además explica que la metonimia puede ser una figura “de causa”, cuando
se reemplaza la cosa que se realiza con la persona que realiza tal cosa (p. 539). Por ejemplo, en Lucas 16:29, el
texto dice: “A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos”. En realidad, ellos no tenían a “Moisés y a los profetas”,
sino tenían sus escritos. El nombre Moisés es una metonimia que representa a sus escritos, ya que él era la causa
de los escritos. En tiempos modernos sería como decir, “Odio a Shakespeare”. ¿Quisiera decir esa persona que
odia la personalidad de Shakespeare? No. Nosotros entendemos que estaría diciendo que no le gusta los escritos
de Shakespeare, sin tener en cuenta la personalidad del dramaturgo.

Si aplicamos la misma figura de expresión en los pasajes que declaran que Dios “odia a los pecadores”,
podemos ver que se reemplaza el pecado con el pecador. Por ende, cuando Dios dice que Él odia al “testigo
falso que habla mentiras” (Proverbios 6:19), quiere decir que Él odia las mentiras. Al usar la metonimia, se
reemplaza la mentira (el efecto) con el que miente (la causa). Es interesante notar cuán clara puede ser esta
característica en otros contextos. Por ejemplo, Proverbios 6:17 dice que Dios odia “la lengua mentirosa”.
¿Significa eso que Dios odia a una lengua mentirosa hecha de músculos y tejidos? No. Significa que Dios odia
el pecado que la lengua puede realizar. En el mismo contexto, aprendemos que Dios odia a “los pies presurosos
para correr al mal” (6:18). Otra vez, ¿significa eso que Dios odia a los pies físicos? No. Simplemente significa
que odia el pecado que esos pies pueden realizar. Es interesante que pocos (o nadie) sugirieran que Dios odia a
lenguas o pies físicos, pero ellos insistirían que Dios odia realmente a los pecadores así como al pecado que
realizan.

Cuando estudiamos la Biblia, es muy importante tener en cuenta que los escritores de la Biblia a menudo usaron
figuras de expresión. Cuando consideramos la idea que Dios odia el pecado, pero ama a los pecadores, la figura
de expresión conocida como metonimia clarifica la confusión. Así como Dios no odia a los pies o a las lenguas
físicas, Él no odia a los pecadores. Estos sustantivos se usan para representar lo que realizan—el pecado.

REFERENCIAS

Bullinger, E.W. (1898), Figures of Speech Used in the Bible (Grand Rapids, MI: Baker), reimpresión de 1968.

Fuente: http://espanol.apologeticspress.org/espanol/articulos/3199

Conclusión:

Porque Dios es santo, debemos acercarnos a él con la máxima reverencia. “Dios terrible en la grande
congregación de los santos y formidable sobre todos cuantos están alrededor suyo” (Salmos 89:7). “Ensalzad
a Jehová nuestro Dios, e inclinaos al estrado de sus pies: él es santo” (Salmos 99:5). Sí, “Al estrado”, en la
postura más humilde, postrados ante él. Cuando Moisés se acercaba a la zarza ardiendo, Dios le dijo: “quita tus
zapatos de tus pies” (Éxodo 3:5).

A él hay que servirle “con temor” (Salmos 2:11). Al pueblo de Israel dijo: “En mis allegados me santificaré, y
en presencia de todo el pueblo seré glorificado” (Levítico 10:3). Cuando más temerosos nos sintamos ante su
santidad inefable, más aceptables seremos al acercarnos a él.
Porque Dios es santo, deberíamos desear ser hechos conformes a él. Su mandamiento es: “Sed santos, porque
yo soy santo” (1ª Pedro 1:16). No se nos manda ser omnipotentes u omniscientes como Dios, sino santos, y eso
“en toda conversación” (1ª Pedro 1:15), este es el mejor medio para agradarle. No glorificamos a Dios tanto con
nuestra admiración ni con expresiones elocuentes o servicio ostentoso, como con nuestra aspiración a conversar
con El con espíritu limpio, y a vivir para El, viviendo como El.

Así pues, por cuanto solo Dios es la fuente y manantial de la santidad, busquemos la santidad en él; que nuestra
oración diaria sea que “El Dios de paz os santifique en TODO; para que vuestro espíritu y alma y CUERPO
sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo”

(1ª Tesalonicenses 5:23).

8ª Sesión: “EL PODER DE DIOS”

“Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: Que de Dios es la
fortaleza”
Salmos 62:11

Introducción

En la sesión anterior estuvimos aprendiendo acerca de la Santidad de Dios, y en esta oportunidad estaré
enseñando sobre “El poder de Dios” o la “Omnipotencia de Dios”.

Para comprender sobre este atributo defino que significa esto, el Poder de Dios es la facultad y la virtud por la
cual él puede hacer que se cumpla todo aquello que le agrada, todo lo que le dicta su sabiduría infinita, por lo
tanto Dios puede hacer cualquier cosa, siempre y cuando él quiera hacerlo, siempre y cuando esto No vaya en
contra de su naturaleza y de todos sus demás atributos.

Dios es omnisciente, pero también es omnipotente, para tener un concepto correcto de Dios es necesario
entender ambos atributos.
El tiene, no solo la voluntad para resolver aquello que le parece bueno, sino también el poder para llevarlo a
cabo, eso sí, cuando Él quiere, remarco esto, porque muchas filosofías cristianas enfatizan sólo algunos
atributos de Dios, por ej. los hermanos calvinistas enfatizan demasiado la soberanía de Dios, los
neopentecostales enfatizan solo el amor de Dios y así muchos otros cristianos muestran a un Dios mutilado o
incompleto, ignorando que Dios es un TODO, lleno de varios atributos, al menos 15 principales, que actúan
como un todo a la vez, sin ser ninguno mayor que otro.

El hno. A.W. Pink dice: “Sin el poder, la misericordia sería una debilidad humana, sus
promesas un sonido vacío, sus amenazas alarmas infundadas. El poder de Dios es como él
mismo: infinito, eterno, inconmensurable; no puede ser contenido, limitado ni frustrado por
la criatura.”

El Shaddai
Quiero explicar brevemente el significado de “El Shaddai“, básicamente significa: “Dios Todopoderoso” o
“Dios que es más que suficiente”, también se conoce como “El Dios de la montaña”, “El Dios sobre todos los
dioses”. En Éxodo 6:3, El Shaddai se identifica con Yahvé, término que aparece principalmente en la Torá.
Esto también podría referirse al campamento israelita detenido en el Monte Sinaí, donde Dios estuvo con
Moisés en la montaña. Por lo tanto esta palabra hace alusión al gran poderío de Dios, esta pequeña descripción
deja claro el real significado de “El Shaddai”.

El hermano Luis Jovel, añade lo sgte. respecto a esta palabra.

“La etimología, su historia función y significado del atributo El Shaddai son imposibles de entender a
cabalidad. Nuestra traducción “Omnipotente” viene mas bien del Griego, la LXX y de la Vulgata.[1] El
termino ahí es traducido pantokrator y omnipotens. Otras traducciones antigüas lo describen
como: “suficiente”, “señor”, “dios de la lluvia”, o “dios de la montaña”.[2] La antigüedad de El Shaddai se
puede apreciar de que se ha encontrado en inscripciones en Ugariticas y Talmúdicas.[3]

La primera vez que El Shaddai es usado en las Escrituras es en Génesis 17:1; 28:3; 35:11; 48:3, y muchas veces
en el libro de Job. Esto atestigua de su antigüedad. Es en Éxodos 6:3, que encontramos que Dios llega mas allá
en su revelación de si mismo:


Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ
no me di a conocer a ellos.” / Éxodo 6:3

Acá vemos que Dios se revela con su nombre personal, YHWH, y que El Shaddai sirvió mas bien como una
descripción de Dios. Dios no hace una diferencia alguna entre el y El Shaddai, simplemente en decir que ahora
esta revelando su nombre propio. Esto es similar a una persona que me conoce a mi como pastor, pero yo luego
le digo mi nombre para que nuestra relación sea mas profunda.”
A pesar de que el significado de “El Shaddai” es bastante claro, aún hay herejías que en este tiempo se
introducen en la iglesia, tergiversando el significado de esta palabra, y dándole una connotación herética,
diciendo que “El Shaddai” significa “pechos que amamantan”, como ej. tenemos a la falsa profeta Ana
Maldonado que dijo que Dios tenía “tetas grandes”.

Ante esta herejía, el hermano Luis Jovel, argumenta lo sgte.:

“Pero debemos de preguntarnos, ¿De donde ha surgido la idea que El Shaddai significa “pechos que
amamantan”? La idea inicio con Harriet Lutzky, profesor asistente adjunto de Psychologia en John Jay College.
[4] Esta posición nos llevaría a traducir el Hebreo sadday como un dios con pechos, así asimilando a Jehová a
los dioses de la fertilidad, haciendo en el proceso a un “monoteísmo androgénico”.[5] Esto, como hemos visto
anteriormente, va en contra de las Escrituras, y mas bien, rebaja al Dios revelado en las Escrituras al nivel de los
dioses Cananeos de la fertilidad, los cuales los Israelitas fueron ordenados en no seguir ni adorar, 2 Reyes
17:35.

Podemos concluir, por lo tanto, que El Shaddai no es representado en las Escrituras como una mujer o unos
pechos que amamantan. Esta traducción no esta apoyada por ninguna versión bíblica reputable, como tampoco
por los eruditos en el Hebreo.”

Una vez habló Dios

“Una vez habló Dios…” (Sal. 62:11), ¡no es necesario más! El cielo y la tierra pasarán, más su Palabra
permanece para siempre. Dios ya dijo!! Todo está escrito en su palabra!! Nosotros, pobres mortales, podemos
hablar y, a menudo, no ser oídos; pero cuando él habla, el trueno de su poder se oye en mil colinas. “Y tronó en
los cielos Jehová y el Altísimo dio su voz: granizo y carbones de fuego. Y envió sus saetas, y desbaratólos; y
echó relámpagos, y los destruyó. Y aparecieron las honduras de las aguas, y descubriéronse los cimientos del
mundo, a tu reprensión, oh Jehová, por el soplo del viento de tu nariz” (Sal. 18:13-15).

He aquí su autoridad inmutable. “Porque ¿quién en los cielos se igualará con Jehová? ¿Quién será semejante
a Jehová entre los hijos de los potentados? (Sal. 89:6). “Y todos los moradores de la tierra por nada son
contados; y en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, hace según su voluntad; ni hay quien
estorbe su mano, y le diga: ¿Qué haces?” (Daniel 4:35).

Esto se puso claramente de manifiesto cuando Dios se encarnó y habitó en el tabernáculo humano. El dijo al
leproso: “Quiero; se limpio. Y luego su lepra fue limpiada” (Mateo 8:3). A uno que había estado cuatro días
en la tumba le llamó, diciendo: “Lázaro, ven fuera”, y el muerto salió. El viento tormentoso y las olas feroces
fueron calmados con una simple palabra de su boca; y una legión de demonios no pudo resistirse a su mandato
autoritario. Su poder es impresionante!!

“De Dios es la fortaleza”. Ni una sola criatura en todo el universo tiene un átomo de poder, si Dios no se lo ha
dado. Su poder no puede comprarse, pero a los hijos de Dios si se les delega autoridad para hablar las buenas
noticias, sanar, etc…, pero claramente hay un poder único que solo es de Dios, el hno. A. W. Pink comenta: “El
poder de Dios, como El mismo, existe y se sostiene por sí mismo. El más poderoso de todos los hombres
no podría añadir ni aumentar ni una pequeñez el poder del Omnipotente. El mismo es la causa central y
el originador de todo poder.”

La creación entera confirma el gran poder de Dios y su completa independencia de todas las cosas creadas.
Oigan su reto: “¿Dónde estabas cuando yo fundaba la tierra?” Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién
ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre que están fundadas sus bases? ¿O
quién puso su piedra angular?” (Job 38:4-6) ¡Cuán cierto es que el orgullo del hombre está asentado sobre el
polvo!

El poder de Dios “escondido”


El poder es también usado como un nombre de Dios, “el Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia”
(Marcos 14:62), es decir a la diestra de Dios. Dios y su poder son tan inseparables que son también recíprocos.
Su esencia es inmensa, no puede ser limitada en el espacio; es eterna, no puede medirse en términos del tiempo;
omnipotente no puede ser limitada con relación a la acción. “He aquí, estas son partes de sus caminos: más
cuán poco hemos oído de él! Porque el estruendo de sus fortalezas, ¿quién lo detendrá?” (Job 26:14).

¿Quién es capaz de contar las estrellas? ¿Quién es capaz de medir el universo? Incluso lo que vemos en la
creación es muestra de su poder, pero aún así muchas cosas escapan de nuestra capacidad de comprensión. En la
naturaleza de Dios hay infinitamente más poder del que todas sus obras revelan. tal como veíamos en el texto
anterior, tan sólo “Partes de sus caminos” es lo que vemos en la creación, pero sólo una pequeña parte de su
poder se nos revela en ellas.

Podemos ver algo maravilloso en Habacuc 3:4: “Allí estaba escondida su fortaleza”. Es imposible hallar
capítulo más grande y elocuente que éste, en el que hallamos tal riqueza de imágenes; sin embargo, nada supera
su grandeza a esta declaración. El profeta vio en visión cómo, en una asombrosa demostración de poder, Dios
desmenuzaba los montes, pero el versículo mencionado dice que esto, lejos de ser una manifestación de poder,
era una ocultación del mismo. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué significa esto? Sencillamente que el poder de la Dios es
inconcebible, inmenso e incontrolable. Y que las maravillas, catástrofes, terremotos y convulsiones con las que
él actúa en la naturaleza son sólo una pequeñísima muestra de su poder infinito, impresionante ¿verdad?.

El Poder de Dios en la creación


El poder de Dios lo vemos diariamente en en la creación. “Tuyos los cielos, tuya también la tierra; el mundo y
su plenitud, tú los fundaste. Al norte y al sur tú los creaste” (Sal. 89:11,12). Para trabajar, el hombre necesita
herramientas y materiales, pero Dios no; una palabra sola creó todas las cosas de la nada. La inteligencia no
puede comprenderlo. Dios “dijo, y fue hecho; él mandó, y existió” (Sal. 33:9). Bien podemos exclamar: “Tuyo
el brazo con valentía; fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra” (Sal. 89:13).

¿Quién, mirando el cielo a media noche y considerando el milagro de las estrellas con los ojos de la razón,
puede dejar de preguntarse de que fueron formadas en sus órbitas? Por asombroso que parezca, fueron hechas
sin materiales de ninguna clase. Brotaron del vacío mismo. La obra impotente de la naturaleza universal
emergió de la nada.

¿Qué instrumentos usó el arquitecto Supremo para ajustar las diversas partes con exactitud tal, y para dar al
conjunto un aspecto tan hermoso? ¿Cómo fue unido todo formando una estructura tan bien proporcionada y
acabada? Un simple mandato lo consumó. “Sea”, dijo Dios, y no añadió más; y en seguida apareció el
maravilloso edificio adornado con toda la belleza, desplegando perfecciones sin número, y declarando, con los
serafines, la alabanza de su gran Creador. “Por la Palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el
ejército de ellos por el espíritu de su boca’” (Sal. 33:6).

El Poder de Dios en la conservación


Consideren el poder de Dios en la conservación. Ninguna criatura tiene poder para conservarse a sí misma.
“¿Crece el junco sin lodo? ¿Crece el prado sin agua?” (Job 8:11). Si no hubiera hierbas comestibles, tanto los
hombres como las bestias morirían, y si la tierra no fuera refrescada por la lluvia fertilizadora, las hierbas se
marchitarían y morirían.

Por tanto, Dios es el Conservador “del hombre y el animal” (Sal. 36:6) El “sustenta todas las cosas con la
palabra de su poder” (Hebreos 1:3) ¡Qué milagro del poder divino en la vida prenatal del ser humano! El que un
ser pueda vivir durante tantos meses, en un lugar tan reducido y sucio, y sin respirar, sería inexplicable si no
fuera por el poder de Dios. Verdaderamente, “El es el que puso nuestra alma en vida” (Sal. 66:9).

La conservación de la tierra de la violencia del mar es otro ejemplo claro del poder de Dios. ¿Cómo ese furioso
elemento se mantiene encerrado en los límites en los que El lo colocó en el principio, continuando allí sin
inundar y destruir la parte baja de la creación? La posición natural del agua es sobre la tierra, puesto que es más
ligera, e inmediatamente debajo del aire, porque es más pesada.

¿Quién refrena sus naturales cualidades? El hombre ciertamente no, ya que no podría. Lo que la reprime es el
mandato de su creador: “Y dije: Hasta aquí vendrás, y no pasarás delante, y aquí cesará la soberbia de tus
olas” (Job 38:11). ¡Qué monumento más permanente al poder de Dios es la conservación del mundo!
Consideremos el poder de Dios en el gobierno. Tomen por ejemplo, la sujeción en que tiene a Satanás.
El poder de Dios en sus juicios
Cuando Dios hiere, nadie puede resistírsele: “¿Estará firme tu corazón? ¿Estarán fuertes tus manos en los
días cuando yo actúe contra ti? Yo, Jehová, he hablado y lo cumpliré” (Ezequiel 22:14.) ¡Qué ejemplo más
terrible de ello el que nos ofrece el diluvio! Dios abrió las ventanas del cielo y rompió las fuentes del gran
abismo, y la raza humana entera murió (excepto los que creyeron y que se hallaban en el arca). Dios mostrará su
gran poder sobre los que le rechazaron, no destruyéndoles, sino conservando sus cuerpos y sus almas para sufrir
eternamente en lago de fuego.

Conclusión
Para Dios no hay Nada imposible si está en su voluntad y mientras no afecte algunos de sus atributos o
naturaleza. Su poder es ilimitado, su Gracias es ilimitada, el sacrificio de Cristo puede salvar a todo el mundo si
todos se arrepienten, ninguna oración es demasiado difícil para, ninguna necesidad demasiado grande, ninguna
tentación demasiado fuerte, ninguna aflicción demasiado profunda para nuestro Dios, él es el Todopoderoso!!.

Para finalizar, meditemos en estos textos:

“Jehová es la fortaleza de mi vida: ¿de quién he de atemorizarme?”


(Salmos 27:1)

“A Aquel que es poderoso para hacer las cosas mucho más


abundantemente de lo que pedimos o pensamos, según el poder que
actúa en nosotros, a él sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, por
todas las generaciones de todas las edades, para siempre. Amen”
(Efesios 3:20,21)

9ª Sesión: “LA FIDELIDAD DE DIOS”

“ Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel”


Deuteronomio 7:9
Introducción

Hemos estado hablando anteriormente en la Sesión Nº 8 sobre “El Poder de Dios” y ahora estaré enseñando
acerca de La fidelidad de Dios.

La infidelidad es uno de los pecados más predominantes de estos días. En el mundo de los negocios, salvo
excepciones, los hombres no se sienten ligados a la palabra empeñada. En la esfera social, la infidelidad
conyugal abunda por todos lados; los sagrados lazos del matrimonio son quebrantados con la misma facilidad
con que se desecha una prenda vieja. En la Iglesia, miles que prometieron solemnemente predicar la verdad, la
niegan sin escrúpulo alguno. Ninguno de nosotros está inmune a este terrible pecado; ¿de cuántas maneras
diferentes hemos sido infieles a Cristo?

La Fidelidad de Dios

Esta cualidad es esencial, sin ella no sería Dios. Para Dios, ser infiel sería obrar en contra de su naturaleza, lo
cual es imposible, porque Dios no puede hacer nada que atente contra Él mismo: “Si fuéremos infieles él
permanece fiel: no se puede negar a sí mismo” (2da Timoteo 2:13). La fidelidad es una de las gloriosas
perfecciones de Dios.

La fidelidad es como el cinturón de Dios: “Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú? Poderoso eres,
Jehová, y tu verdad está en torno de ti” (Salmos 89:8). Asimismo, cuando Dios fue encarnado, fue dicho: “La
justicia será el cinturón de sus lomos, y la fidelidad lo será de su cintura.” (Isaías 11:5).

Dios nunca olvida, ni falta a su Palabra; nunca la pronuncia con duda, nunca renuncia a ella. El Señor se ha
comprometido a cumplir cada promesa y profecía, cada pacto establecido y cada amenaza o juicio, porque
“Dios no es hombre, para que mienta; ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, “¿y no lo hará?;
habló ¿y no lo ejecutará?” (Números 23:19). Por ello debemos decir con seguridad: “Nunca decayeron sus
misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad” (Lamentaciones 3:22,23).

Las ilustraciones sobre la fidelidad de Dios son muy abundantes en las Escrituras. Hace más de cuatro mil años,
El dijo: “Mientras exista la tierra, no cesarán la siembra y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno,
el día y la noche” (Génesis 8:22). Cada año que pasa es una nueva prueba del cumplimiento de esta promesa
hecha por Dios.
En Génesis 15 leemos que Jehová declaró a Abraham: “Ten por cierto que tus descendientes serán extranjeros
en una tierra que no será suya, y los esclavizarán y los oprimirán 400 años. Pero yo también juzgaré a la nación
a la cual servirán, y después de esto saldrán con grandes riquezas. Pero tú irás a tus padres en paz y serás
sepultado en buena vejez. En la cuarta generación volverán acá,” (vs. 13-16).

Los siglos siguieron su curso, y los descendientes de Abraham gemían mientras cocían ladrillos en Egipto.
¿Había olvidado Dios su promesa? No, por cierto. Leamos (Exódo 12:41): Pasados los 430 años, en el mismo
día salieron de la tierra de Egipto todos los escuadrones de Jehová. Dios, hablando por el profeta Isaías, declaró:
“Por tanto, el mismo Señor os dará la señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará
su nombre Emmanuel” (Isaías 7:14). De nuevo pasaron los siglos, “pero venido el cumplimiento del tiempo,
Dios envió su Hijo, nacido de mujer” (Gálatas 4:4).

La fidelidad de Dios es veraz

Como Dios es veraz, también lo es su fidelidad. Su palabra de promesa es segura. En todas sus relaciones con
su pueblo Dios es fiel. En El, él hombre puede confiar. Nadie ha confiado jamás en Dios en vano. Esta verdad
preciosa la encontramos expresada en cualquier lugar de la Escritura, porque su pueblo necesita saber que la
fidelidad es una parte esencial del carácter divino.

Este es el fundamento de nuestra confianza. Pero una cosa es aceptar la fidelidad de Dios como una verdad
divina, y otra muy distinta actuar de acuerdo con ella. Dios nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, pero
¿contamos realmente con su cumplimiento? ¿Esperamos, en realidad, que haga por nosotros todo lo que ha
dicho? ¿Descansamos con seguridad absoluta en las palabras?

“Fiel es el que prometió” (Hebreos 10:23).

Dios es fiel en medio del dolor

Hay épocas en la vida de todos los hombres y mujeres, incluso en la de los cristianos, cuando no es fácil creer
que Dios es fiel. Nuestra fe es penosamente probada, nuestros ojos mojados por las lágrimas, y no podemos
acertar a ver la obra de su amor. Los ruidos del mundo aturden nuestros oídos y nos impiden oír los acentos
dulces de la tierna voz de Dios.
Los planes que acariciábamos han sido desbaratados, algunos amigos en los cuales confiábamos nos han
abandonado, alguien que profesaba ser nuestro hermano en Cristo nos ha traicionado. Nos tambaleamos.
Intentamos ser fieles a Dios, pero una oscura nube le esconde de nosotros.

“¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece
de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios” (Isaías 50:10). Cuando seamos tentados a dudar
de la fidelidad de Dios gritemos: “¡Vete, satanás!

Aunque a veces no podamos armonizar el proceder de Dios con las declaraciones de su amor, esperemos en Él,
y pidámosle más luz, El nos mostrará su voluntad a su debido tiempo. “Lo que yo hago, tú no entiendes ahora;
mas lo entenderás después” (Juan. 13:7), Dios nunca no se olvida de los suyos.

“Por tanto, el Señor espera para tener piedad de vosotros, y por eso se
levantará para tener compasión de vosotros. Porque el Señor es un Dios
de justicia; ¡cuán bienaventurados son todos los que en El esperan!
Isaías 30:18

La fidelidad de Dios en sus juicios

Dios es fiel en cumplir sus promesas, en cumplir los beneficios y en darnos sus bondades, pero también es fiel
para cumplir sus amenazas y sus juicios, El ha diagnosticado fielmente el estado terrible que ha producido el
pecado. Nos ha hecho conocer su odio hacia el mal, y que éste debe ser castigado. Nos ha prevenido fielmente
que El es “fuego consumidor” (Hebreos 12:29). Su palabra no sólo abunda en ilustraciones de su fidelidad en
el cumplimiento de sus promesas, sino que también registra numerosos ejemplos de su fidelidad en el
cumplimiento de sus amenazas. Cada etapa de la historia de Israel ejemplifica este hecho solemne.

Lo mismo sucede en lo referente a los individuos: Faraón, Acán y muchos otros, son pruebas. A menos que
acudamos a Cristo en busca de refugio, el tormento eterno será el que nos espere.

Dios es fiel al proteger a su pueblo. “Fiel es Dios, por el cual sois llamados a la participación de su Hijo” (1a
Corintios 1:9). Dios confirmará a los suyos hasta el fin, la fe del apóstol en la absoluta seguridad de la salvación
de los creyentes se basaba, no en el poder de sus resoluciones ni en su capacidad para perseverar, sino en la
veracidad de Aquel que no puede mentir.

Dios no permitirá que perezca ninguno de los que forman parte de la herencia que ha dado a su Hijo, sino que
ha prometido librarles del pecado y la condenación, y hacerles participes de la vida eterna en gloria. Dios es fiel
al disciplinar a los suyos. Es tan fiel en lo que retiene como en lo que da. Fiel al enviar penas, tanto como al dar
alegrías. La fidelidad de Dios es una verdad que debemos reconocer, no sólo cuando estamos en paz, sino
también cuando sufrimos la más severa reprensión.

La fidelidad de Dios y la corrección

Este reconocimiento debe estar en nuestro corazón, no debe ser de labios solamente. Es la fidelidad de Dios la
que maneja la vara con la que nos hiere. Reconocerlo así equivale a humillarnos delante de El y confesar que
merecemos su corrección, y, en lugar de murmurar, darle gracias. Dios nunca aflige sin razón: “Por lo cual hay
muchos enfermos y debilitados entre vosotros” (1ra Corintios 11:30), ilustra este principio. Cuando su vara
cae sobre nosotros digamos con Daniel: “Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro” (Daniel
9:7).

“Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justicia, y que conforme a tu fidelidad me afligiste” (Salmos
119:75). La pena y la aflicción son no sólo compatibles con el amor prometido en el pacto eterno, sino partes de
la administración del mismo. Dios es fiel, no solamente a pesar de las aflicciones, sino también al enviarlas.
“Entonces visitaré con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades. Mas no quitaré de él mi misericordia,
ni falsearé mi verdad” (Salmos 89:32,33).

El castigo es, no sólo reconciliable con su misericordia, sino el efecto y la expresión de la misma. ¡Cuánta más
paz de espíritu tendría el pueblo de Dios si cada uno recordara que su pacto de amor le obliga a enviar
corrección cuando es conveniente! Las aflicciones son necesarias: “En su angustia madrugarán a mí” (Oseas
5:15). Dios es fiel al glorificar a sus hijos. “Fiel es el que os ha llamado; el cual también lo hará” (1ra
Tesalonicenses 5:24). Aquí se refiere a los santos que son guardados enteros sin reprensión para la venida de
nuestro Señor Jesucristo. Dios no nos trata según nuestros méritos (pues no tenemos ninguno), sino según su
propio gran nombre.

Conclusión

Pablo descansaba en la fidelidad de Dios cuando dijo: “Yo sé a quien he creído, y estoy cierto que es poderoso
para guardar mi depósito para aquel día” (2da Timoteo 1:12).
La comprensión de esta bendita verdad nos librará de la inquietud. Cuando estamos llenos de ansiedad, cuando
vemos nuestra situación con temor, cuando miramos al mañana con pesimismo, estamos rechazando la fidelidad
de Dios. El que ha oído tus oraciones en el pasado, no dejará de suplir tus necesidades en el momento de apuro.
“En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal” Job 5:19.

La comprensión de esta bendita verdad refrenará nuestras quejas impacientes. El Señor sabe qué es lo mejor
para cada uno de nosotros, debemos aprender a descansar en su fidelidad. Dios será grandemente honrado si,
cuando pasamos por la prueba reconocemos su amor, bien podemos cantar esa la antigüa alabanza llamada “El
Alfarero” que dice en su coro:

Quiero una sonrisa cuando todo va mal

Quiero una alabanza en lugar de tu quejar

Quiero tu confianza en la tempestad

Y quiero que aprendas también a perdonar

La comprensión de esta bendita verdad aumentará nuestra confianza en Dios. “Por eso los que son afligidos
según la voluntad de Dios, encomiéndenle sus almas, como fiel Creador, haciendo bien” (1ra Pedro 4:19).
Cuando depositemos confiadamente nuestras vidas y nuestras cosas en las manos de Dios, plenamente
persuadidos de su amor y fidelidad, pronto nos contentaremos con sus provisiones, y nos daremos cuenta que
“Dios lo hace todo bien”.

10ª Sesión: “LA BONDAD DE DIOS”

“Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su


misericordia.”
Salmos 136:1 RV 1995
“¡Alabemos a Dios, porque él es bueno!
¡Dios nunca deja de amarnos! “
Salmos 136:1 TLA

Introducción

Anteriormente estuvimos aprendiendo acerca de la “Fidelidad de Dios“, un atributo bastante importante que
vale la pena estudiar antes de seguir adelante, te invito a revisarlo. En esta ocasión estaremos viendo la Bondad
de Dios, otra perfección de Dios que nos enseñara un poco más de nuestro Señor.

La Bondad de Dios

“Dios es luz, y en él no hay ningunas tinieblas” (1ra Juan 1:5). La perfección de la naturaleza de Dios es tan
absoluta, que no hay nada en ella que sea incompleta o defectuosa, por lo tanto, Dios no puede mejorar ni se le
puede añadir nada.

Sólo El es originalmente bueno, en sí mismo; las personas pueden tener acciones bondadosas, pero siempre
somos más propensos al pecado, aunque, por ser hechos a la imagen y semejanza de Dios, sí hay cierta bondad
en el hombre, sobretodo en el niño que nace inocente, sin pecado, pero a l a medida que va creciendo se va
contaminando y va pecando. Pero Dios es esencialmente bueno, no sólo hace el bien, sino que es la bondad
misma.

Dios es infinitamente bueno; la bondad en la criatura es como una gota, en Dios es como un océano infinito. El
es bueno eterna e inmutablemente, porque no puede ser menos bueno de lo que es. En Dios no cabe la suma ni
la resta. Dios es “summum bonum”, el sumo bien.

Dios es, no sólo el más grande de todos los seres sino también el mejor, eternamente bueno, incluso antes de
ejercitar su bondad para con el hombre, él ya era bueno.

La primera manifestación de la bondad de Dios fue dar el ser a todas las cosas.
Dios tiene, en sí mismo, un tesoro infinito e inagotable de bendición que es suficiente para llenarlo todo.

“Bueno eres tú, y bienhechor; ¡enséñame tus estatutos!” (Salmos


119:68 RV 1995)
“Tú eres bueno, y haces el bien; enséñame a obedecer tus
mandamientos.” VERSIÓN TLA

La Bondad de Dios en la creación

Todo lo que emana de Dios -sus decretos, sus leyes, su providencia, la creación- no puede ser sino bueno, como
está escrito: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31).
Así, que, la bondad de Dios se revela, en primer lugar, en la creación.

Incluso lo que nos parece sucio, también es bueno, por ejemplo, el polvo: ¿Sabías que sin el polvo no habría
vida en la tierra? Sin la arena que llega del Sahara y de la Amazonía, el suelo estaría empobrecido y sin
nutrientes, si el planeta estuviera completamente limpio , sería más húmedo y más caluroso, sin el polo tampoco
habrían nubes, porque el valor de agua de adhiere a la superficie de los granitos de polvo. (Fuente “Muy
Interesante”)

La Bondad de Dios en la creación del ser humano

Cuando más detenidamente estudiamos a la criatura, más evidente es la bondad de Dios.

Tomemos como ejemplo al hombre, la suprema entre las criaturas terrestres. Todo, en la Escritura de nuestros
cuerpos, atestigua la bondad de su Creador. ¡Cuán adecuadas son las manos para llevar a cabo su trabajo! ¡Cuán
benévolo al proveer de párpados y cejas a los ojos para su protección! . Todo en el cuerpo humano es bueno,
perfecto, pensado y bien diseñado, incluso las partes que a veces nos pareces “sucias”, feas o que nos dan
escrúpulos, para Dios son perfectas y buenas.
La Bondad de Dios en la creación de las criaturas

Sin embargo, la bondad del creador no se limita al hombre, sino que es ejercitada para con todas las criaturas.
“Los ojos de todos esperan en ti, y Tú les das su comida en su tiempo. Abres tu mano, y colmas de bendición
a todo viviente” (Salmos 145:15,16).

Dios ha hecho abundante provisión para suplir las necesidades de los pájaros del aire, los animales del bosque y
los peces del mar. “El da mantenimiento a toda carne, porque para siempre es su misericordia” (Salmos
33:5). Verdaderamente, “de la misericordia de Jehová está llena la Tierra” (Salmos 136:25).

La bondad de Dios es notoria en la variedad de placeres naturales que ha provisto para sus criaturas. Dios podía
haberse contentado satisfaciendo nuestra hambre sin que la comida fuera agradable a nuestro paladar. ¡Qué
evidente es su bondad en la variedad de gustos que ha dado a la carne, las verduras y las frutas! Dios nos ha
dado, no sólo los sentidos, sino también aquello que lo satisface; y esto, también, revela su bondad.

La tierra podía haber sido igualmente fértil sin que su superficie fuera tan satisfactoriamente variada. Nuestra
vida física podría haberse mantenido sin las flores hermosas que regalan nuestra vista y que exhalan dulces
perfumes. Podríamos haber andado sin que los oídos nos trajeran la música de los pájaros. ¿De dónde proviene,
pues, esta hermosura, este encanto tan generosamente vertido sobre la faz de la naturaleza? Verdaderamente,
“las misericordias de Jehová sobre todas sus obras” (Salmos 145:9).

La bondad de Dios manifestada en su Hijo Jesucristo

La bondad de Dios apareció más gloriosa que nunca cuando “envió a su Hijo, hecho de mujer, hecho súbdito a
la ley, para que redimiese a los que estaban debajo de la ley, a fin de qué recibiésemos la adopción de hijos”
(Gálatas 4:4,5). Fue entonces cuando una multitud de las huestes celestes alabó a su Creador y dijo: “Gloria en
las alturas a Dios y en la tierra paz, Buena voluntad para con los hombres” (Lucas 2:14), por favor notemos
la importancia de este texto, cuando dice “para con los hombres”, lo cuál quiere decir a “todos los hombres”,
sin importar raza, tribu, lengua o nación, este punto que lamentablemente nuestros hermanos y amigos
calvinistas no entienden, nos indica cuando amoroso y bueno es Dios, que por amor envió a su Hijo a morir por
Todos los seres humanos, tal como lo explica el sgte. Versículo:
“la gracia de Dios que trae salvación a todos los hombres, se manifestó”
Tito 2:11

¿Cómo responder a la Bondad de Dios?

“Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos


de los hombres”
Salmos 107:8

La gratitud es la respuesta ante la bondad de Dios; la pregunta es ¿por qué si su bondad es tan constante y
abundante, a menudo no somos tan agradecidos de la Bondad de Dios?.

A veces no valoramos la Bondad de Dios porque es ejercida hacia nosotros en el curso normal de los eventos.
No es sentida porque la experimentamos diariamente. “¿Menosprecias las riquezas de su benignidad?”
(Romanos 2:4).

La bondad de Dios es la esencia de la confianza del creyente. Su bondad permanece para siempre, y, por ello
nunca deberíamos desanimarnos: “Bueno es Jehová para fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que
en él confían” (Nahum 1:7).

Cuando otros se portan mal con nosotros, ello debería llevarnos a dar gracias al Señor, porque él es bueno; y,
cuando somos conscientes de estar lejos de ser buenos, deberíamos bendecirle más reverentemente, porque El
es bueno. No debemos permitirnos ni un momento de incredulidad acerca de la bondad de Dios; aunque todo lo
demás sea puesto en duda, esto es absolutamente cierto: Yahweh es bueno; sus privilegios pueden variar, pero
su naturaleza es siempre la misma.

11ª Sesión: “LA PACIENCIA DE DIOS”


“Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la ira”
Salmos 145:8

Introducción

La vez anterior estuve enseñando acerca de “La Bondad de Dios“, pero en esta ocasión nos toca hablar sobre
“La Paciencia de Dios”, un atributo muy interesante que vale la pena estudiar.

La longanimidad de Dios es una de las perfecciones divinas, tanto como lo es la sabiduría, el poder o la santidad
de Dios.

Este término no se encuentra en la concordancia tan frecuentemente como los otros, pero la gloria de esta gracia
brilla en las páginas de las Escrituras. Debemos meditar con frecuencia sobre la paciencia de Dios y orar
fervientemente para que nuestros corazones también sean pacientes.

La longanimidad de Dios se menciona una y otra vez en relación a su gracia y misericordia, como puede
comprobarse en Exo. 34:6; Núm. 14:18; Sal. 86:15.

¿Qué significa paciencia?

Entre los frutos del Espíritu hay una hermosa cualidad que en algunas Biblias es traducida como
“longanimidad” y en otras como “paciencia”.

Estas dos palabras castellanas están estrechamente relacionadas, y ambas se asocian con la resistencia. Más
importante y fascinante aún es aprender el significado de las dos palabras griegas correspondientes que
aparecen en el Nuevo Testamento.
Una de estas palabras griegas —hupomonee— es traducida como “paciencia” en casi todas las versiones
bíblicas y significa “resistencia paciente”.

La otra palabra griega es aún más interesante. Es makrothumía, traducida como “paciencia” en algunas
versiones bíblicas, pero más acertadamente como “longanimidad” en otras.

La palabra griega makro (que da origen al prefijo castellano macro) significa “grande” o “largo”. La raíz de la
palabra, thumos, significa “temperamento”. Por lo tanto, makrothumía literalmente significa “de temperamento
largo”, lo opuesto de “temperamento corto”.

Sin makrothumía los seres humanos tendemos a ser temperamentales; es decir, tenemos un temperamento
irritable y mal genio. Somos propensos a ser “impacientes” y “perder los estribos”.

¿Cómo es la paciencia de Dios?

La paciencia de Dios es una manifestación de su misericordia.

La paciencia divina es el poder de control que Dios ejerce sobre sí mismo haciéndole ser perdonador con el
impío y que detiene su ira por mucho tiempo antes de castigarle.

El puritano Stephen Charnock definía la paciencia de Dios del modo siguiente:

“Es una parte de la bondad y misericordia de Dios, y, sin embargo, difiere de ambas. Dios,
siendo la bondad más grande, tiene la mayor benignidad; la benignidad es siempre la compañera
de la verdadera bondad, y cuanto mayor la bondad, mayor la benignidad.

¿Quién tan santo como Cristo? ¿Y quién tan manso como Cristo? La lentitud de Dios para la ira
es una consecuencia de su misericordia: “Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la
ira” (Salmos 145:8). Difiere de la misericordia en la consideración formal del tema: la
misericordia concierne a la criatura como miserable, la paciencia como criminal; la
misericordia se apiada de ella en su miseria, la paciencia sufre el pecado que engendró la
miseria, y da lugar a más.”
En Nah. 1:3, leemos: “Jehová es tardo para la ira, y grande en poder”, acerca de lo cual decía Charnock: “Los
hombres grandes según el mundo son irascibles, y no perdonan tan fácilmente las ofensas que les infligen como
los de más humilde condición. Es la falta de poder sobre sí mismos lo que hace a estos hombres reaccionar
impropiamente a la provocación.

El príncipe que puede dominar sus pasiones es el Rey, no sólo para sus súbditos, sino también para si mismo.
Dios es tardo para la ira porque es grande en poder. El no tiene menos poder sobre si mismo que sobre sus
criaturas.”

La paciencia de Dios es la excelencia que le hace soportar graves ofensas sin vengarlas inmediatamente. El
tiene el poder de la paciencia así como también el de la justicia. De ahí que la palabra hebrea usada para
describir la longanimidad divina, sea traducida como “tardo para la ira” en Neh. 9:17, Sal. 103:8. No es que
haya pasiones en la naturaleza divina, sino que Dios, en su sabiduría y voluntad, se complace en actuar con la
nobleza y sobriedad propias de su sublime majestad.

Hagamos notar, en apoyo de la anterior definición, que fue a esta excelencia del carácter divino que Moisés
apeló cuando Israel pecó gravemente en Cades barnea, provocando la ira vehemente de Dios. El Señor dijo a su
siervo: “Yo le heriré de mortandad, y lo destruiré”. Fue entonces que el característico mediador apeló: “Te
ruego que sea magnificada la fortaleza del Señor, como lo hablaste, diciendo: Jehová, tardo de ira”, (Núm.
14:17,18). Así pues, su “longanimidad” es su “poder” de autosujeción.

Además, en Rom. 9:22, leemos: “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria su potencia, soportó
con mucha mansedumbre (paciencia) los vasos de ira preparados para muerte?” Si Dios rompiera
inmediatamente esos vasos, su poder de dominio propio no sería tan notable; al sobrellevar su impiedad por
tanto tiempo sin castigarla, queda demostrado gloriosamente el poder de su paciencia y amor también por los
perdidos, porque Él quiere que todos sean salvos y procedan al arrepentimiento.

¿Cómo interpreta la paciencia quién no conoce a Dios?

Es verdad que el impío interpreta su longanimidad de manera muy diferente “Porque no se ejecuta luego
sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos lleno para hacer mal” (Ecl.
8:11) -pero, con todo, el ojo del ungido adora lo que ellos agravian.
El Dios de la Paciencia

“El Dios de la paciencia” (Rom. 15:5) es uno de los títulos divinos. La Deidad es así denominada porque, en
primer lugar, Dios es el autor y el objeto de la gracia de la paciencia en la criatura. En segundo lugar, porque
esto es lo que El es en sí mismo: la paciencia es una de sus perfecciones. En tercer lugar, como modelo para
nosotros: “Vestíos pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de benignidad,
de humildad, de mansedumbre, de tolerancia” (Col. 3:12). “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”
(Efe. 5:1). Cuando seamos tentados a sentirnos disgustados con alguien o a vengarnos del que nos ha ofendido,
recordemos la paciencia y longanimidad de Dios para con nosotros.

La paciencia de Dios se manifiesta en su trato con los pecadores. Cuán sorprendentemente se puso de
manifiesto para con los hombres antediluvianos. Cuando la humanidad estaba totalmente degenerada, y toda
carne había corrompido sus caminos, Dios no la destruyó sin antes advertirlo. Dios “esperó” (1Ped. 3:20),
probablemente, no menos de ciento veinte años (Gén. 6:3), durante los cuales Noé fue “pregonero de justicia”
(2Ped. 2:5).

Del mismo modo, más tarde, cuando los gentiles no sólo adoraban más a la criatura que al Creador, sino que
cometían las abominaciones más viles, contrarias incluso a los dictados de la naturaleza (Rom. 1:1926),
llenando así la medida de su iniquidad, Dios, en lugar de usar su espada para exterminarlos, dejó “a todas las
gentes andar en sus caminos”, y dio “lluvias del cielo y tiempos fructíferos” (Hech. 14:16,17).

La paciencia de Dios fue maravillosamente ejercida y manifestada para con Israel. Primero “por tiempo como
de cuarenta años soportó sus costumbres en el desierto” (Hech. 13:18). Más tarde, cuando ya habían entrado en
Canaán, los israelitas siguieron las costumbres impías de los pueblos que les rodeaban, volviéndose a la
idolatría; y aunque entonces Dios les castigó severamente, no los destruyó por completo, sino que, en su
angustia, levantó para ellos libertadores.

Cuando su iniquidad alcanzó extremos tales que sólo un Dios de paciencia infinita podía tolerarles, El, con todo,
aplazó el castigo durante muchos años antes de permitir que fueran transportados a Babilonia. Finalmente,
cuando su rebelión contra El alcanzó el clímax al crucificar a su Hijo, Dios esperó cuarenta años antes de enviar
a los romanos contra ellos y eso no antes de haberlos juzgado “indignos de la vida eterna” (Hech. 13:46).

¡Qué maravillosa es la paciencia de Dios para con el mundo de hoy día! Por todos lados las gentes pecan
audazmente. La ley divina es pisoteada, y Dios mismo es despreciado. Es verdaderamente asombroso que no
fulmine al instante a quienes le retan tan descaradamente. ¿Por qué no extermina de golpe al arrogante infiel y
al blasfemo vociferante, como hizo con Ananías y Safira?
¿Por qué no hace que la tierra se abra y devore a los perseguidores de su pueblo, de modo que, como Dathán y
Abiram, desciendan vivos al abismo? ¿Y qué de la cristiandad apóstata, donde toda forma posible de pecado se
tolera y practica al abrigo del nombre Santo de Cristo? ¿Por qué la justa ira del cielo no pone fin a tanta
abominación? Sólo es posible una explicación: porque Dios soporta “con mucha mansedumbre los vasos de ira
preparados para muerte”.

Conclusión

Debemos examinar nuestra vida. No hace mucho que seguíamos a la multitud haciendo lo malo, y no teníamos
interés alguno en Dios ni en su gloria, viviendo sólo para agradarnos a nosotros mismos. ¡Cuán paciente e
indulgente fue para con nuestra conducta impía! Y ahora que vivimos en La Gracia de Dios, se nos ha dado un
lugar en la familia de Dios y tenemos un herencia eterna en gloria, que ingratos a veces somos al no
corresponder su amor como se debe. ¡Qué superficial es nuestra gratitud, qué lenta nuestra obediencia, qué
frecuentes son nuestras quejas!

Ojalá que la meditación de esta excelencia divina ablande nuestros corazones, remezca nuestras conciencias y
aprendamos a ser sumisos a la voluntad de Dios.

Busquemos fervientemente gracia para imitar esta excelencia divina. “Sed, pues, vosotros perfectos, como
vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mat. 5:45); en el inmediato contexto, Cristo nos exhorta a
amar a nuestros enemigos, bendecir a los que nos maldicen, y hacer bien a los que nos aborrecen. Dios es
paciente con el impío, ¿cómo está nuestra paciencia? ¿estamos soportando, amando y perdonando a nuestro
prójimo como Dios nos muestra su paciencia?.

12ª Sesión: “LA GRACIA DE DIOS”

Textos Bíblicos Claves:

Tito 2:11 / RV1960

“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres”

Tito 2:11 / Dios Habla Hoy


“Pues Dios ha mostrado su bondad, al ofrecer la salvación a toda la humanidad.”

Romanos 11:6 RV1960

“Y si por gracia, luego no por las obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por las obras, ya no es
gracia; de otra manera la obra ya no es obra”.

Biblia de Las Américas

“Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya
no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.”

Dios Habla Hoy

“y si es por la bondad de Dios, y a no es por los hechos; porque si así fuera, la bondad de Dios y a no sería
bondad.”

Nueva Traducción Viviente

“Y, como es mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio de buenas acciones. Pues, en ese caso, la
gracia de Dios no sería lo que realmente es: gratuita e inmerecida.”

Palabra de Dios para Todos

“Y si Dios lo hizo como un regalo de su generoso amor, no fue por las buenas acciones de ellos. Si hubieran
sido elegidos por sus buenas acciones, entonces el regalo del generoso amor de Dios no sería de verdad un
regalo.”

¿Qué es La Gracia?

La Gracia de Dios es:

1. Un “favor no merecido” de palabra griega “charis” (Karis).


2. La única fuente de la cual fluye la buena voluntad, el amor y la Salvación de Dios.
3. El favor salvador de Dios.
4. La Justicia de Dios (Romanos 3:21-26)
5. La Ley del Espíritu Santo; La Guíanza del Espíritu Santo (Romanos 8:1-2)
6. La Ley de Cristo (1 Corintios 9:21; Gálatas 5:14; Mateo 7:12; 22:40; Santiago 2:8)
7. Libertad en Cristo (Gálatas 2:4; 5:1, 13)
8. El pacto de la libertad (Gálatas 4:22-26)

El hermano Abraham Booth de pensamiento calvinista, en su libro “El Reino de la Gracia” (Inglaterra, 1768),
describe así este atributo del carácter divino: “Es el favor eterno y totalmente gratuito de Dios, manifestado
en la concesión de bendiciones espirituales y eternas a las criaturas culpables e indignas”.

El predicador inglés Arthur Pink (1886-1952), quién también tenía una firma postura calvinista (doctrina que
este Blog Contralobos no está de acuerdo), escribe lo sgte. respecto a la Gracia de Dios: “La gracia no puede
ser comprada por la criatura. Si lo pudiera ser, dejaría de ser gracia. Cuando se dice de una cosa que es
de “gracia”, se quiere decir que el que la recibe no tiene derecho alguno sobre ella, le llega como simple
caridad.”

El hermano Jorge Trujillo define así lo que es La Gracia de Dios:

“La gracia podemos definirla como el acto misericordioso de Dios por el cual ofrece salvación y vida
eterna a todos los pecadores que ponen su fe en Cristo para ser salvos. Creo que donde mejor podemos
ver el mensaje de la Gracia es en las palabras de Jesús cuando dice: “Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.” Juan 3:16.

Cuando leemos este verso, podemos entender que la Gracia es el despliegue de Amor, Misericordia y de
Perdón de Dios hacia una humanidad que no se lo merecía. Pues Dios ofreció su perdón aún “cuando
estábamos en muertos en delitos y pecados”(Efesios 2:1).”

¿Cuál es el Mensaje de La Gracia de Dios?

El hermano Jorge Trujillo en su Estudio sobre la Gracia, nos dice que El Mensaje de La Gracia es claro y nos
proporciona 4 argumentos bíblicos:

1. Dios ama al mundo pecador (Juan 3:16).


2. Dios da un medio de Salvación (a Jesús) para Todos los hombres (Tito 2:11)
3. El pecador cree (Juan 3:16; Romanos 10:10)
4. Se recibe Salvación (Vida Eterna) (Juan 3:16).

La gracia vs Las Obras


La Gracia de Dios, según el texto base para este Estudio, está en directo contraste con las obras y los méritos
humanos, volvamos a leer Romanos 11:6: “Y si por gracia, luego no por las obras; de otra manera la gracia
ya no es gracia. Y si por las obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra”.

Arthur Pink agrega lo siguiente respecto a esto:

“La gracia y las obras no pueden mezclarse, como tampoco pueden la luz con las tinieblas “Por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe” (Efesios 2:8,9). El favor absoluto de Dios no es compatible con el mérito humano; ello sería tan
imposible como mezclar el agua y el aceite: veamos Romanos 4:4,5. “Al que obra, no se le considera el
salario como gracia, sino como obligación. Pero al que no obra, sino que cree en aquel que justifica al
impío, se considera su fe como justicia.”

Esta perfección de Dios está disponible GRATUITAMENTE para TODOS, así lo dice La Biblia en Romanos
5:15 “Pero no sucede con la dádiva como con la transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron
los muchos, mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, abundaron para
los muchos.”, pero es ejercida ACTIVAMENTE sólo sobre los hijos de Dios, vale decir, sólo los que CREEN
en CRISTO pueden recibir los beneficios de La Gracia de Dios, lo podemos confirmar en Romanos 5:17
“Porque si por la transgresión de uno, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de
uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.”, en esto se distingue de la
“misericordia”, porque ésta Sí es “sobre todas sus obras” (Salmos 145:9).

La Gracia y sus características

La Gracia de Dios tiene tres características principales:

1. Es eterna: Fue ideada antes de ser empleada, propuesta antes de ser impartida: “Que nos salvó y llamó
con vocación santa (Llamamiento Santo), no conforme a nuestras obras, mas según el intento suyo y
gracia, la cual nos es dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 11:9).

2. Es gratuita: ya que nadie la puede ganar o comprar: “Siendo justificados gratuitamente por su gracia”
(Romanos 3:4).

3. Es Condicional: ya que sólo la reciben los que Creen en el Señor Jesucristo: Romanos 5:17b “los que
reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.”
La Gracia de Dios manifestada en Jesucristo

La gracia de Dios se manifiesta en el Señor Jesucristo, por él y a través de él. “Porque la ley por Moisés fue
dada; más la gracia y la verdad por Jesucristo fue hecha” (Juan 1:17). Ello no quiere decir que Dios hubiera
actuado sin Gracia para con nadie antes de que su Hijo se encarnara; Génesis 6:8 muestra claramente lo
contrario. Pero la gracia y la verdad fueron reveladas plenamente o perfectamente cuando el Redentor vino a
esta tierra, y murió en la cruz.

La gracia de Dios fluye para sus hijos sólo a través de Cristo el Mediador. “para que así como el pecado reinó
en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, MEDIANTE Jesucristo
nuestro Señor.” (Romanos 5:21).

La Gracia de Dios en el Evangelio

La gracia de Dios es proclamada en el Evangelio (Hechos 20:24), por eso se dice que es “EL EVANGELIO
DE LA GRACIA DE DIOS”, el cuál es “piedra de tropiezo” para el judío que se cree justo, y “locura” para el
griego vano y filósofo. ¿Por qué es piedra de tropiezo? Porque en el Evangelio no hay nada en absoluto que
halague el orgullo del hombre. Arthur Pink reflexiona sobre esto y dice lo sgte.: “(La Gracia de Dios) Anuncia
que no podemos ser salvos si no es por gracia. Declara que, fuera de Cristo, don inefable de la gracia de
Dios, la situación de todo hombre es terrible, irremediable y sin esperanza. El evangelio habla a los
hombres como a criminales culpables, condenados y muertos. Declara que el más honesto de los
moralistas está en la misma terrible condición que el más voluptuoso libertino; que el religioso más
vehemente, con todas sus obras, no está en mejor situación que el infiel más profano.”

La Biblia nos dice que ya hay una sentencia sobre los hombres que rechazan a Cristo (Juan 3:18).

Lo que No es La Gracia de Dios

Hemos visto hasta ahora los que es La Gracia de Dios, pero también sería bueno revisar Lo que No es La Gracia
de Dios, para lo cuál transcribiré parte del Estudio del hno. Jorge Trujillo.
El hno. Jorge nos detallará el Pacto de La Ley para entender el concepto:

La Ley:
Antes que viniera la Gracia existió la Ley. La Ley era un pacto de obras. La Biblia dice que bajo el pacto de la
Ley, el perdón y la salvación se obtenían por medio de las obras, aunque esto era imposible y a no ser por la
gracia de Dios aun bajo la ley, nadie hubiera sido salvo. La ley decía, si obedecías recibías recompensa
(bendición), pero si desobedecías recibías castigo (maldición). Así que como nadie podía guardar la Ley, todos
estaban en maldición. Nadie podía vivir bajo la ley porque nadie podía guardar u obedecer la ley en su totalidad.
Si guardabas toda la Ley pero fallabas en una cosa, te hacías culpable de toda la Ley. En contraste la Gracia no
es un pacto de obras sino de fe.

Las limitaciones de la Ley:


1. No puede justificar (Gálatas 2:16; 3:11)
2. No puede dar vida (Gálatas 3:21)
3. No puede dar el Espíritu Santo (Gálatas 3:2, 14)
4. No puede dar espiritualidad (Gálatas 3:21; 5:5; Romanos 8:3)
5. No puede perfeccionar o permanente lidiar con el pecado (Hebreos 7:19)

Lo que puede hacer la Ley:


1. Trae maldición (Gálatas 3:10-12)
2. Trae muerte, mata (2 Corintios 3:6-7; Romanos 7:9-10)
3. Trae condenación (2 Corintios 3:9)
4. Hace que el pecado sea revelado (Romanos 7:7-13)
5. Declara el hombre culpable (Romanos 3:19)
6. Mantiene al hombre atado al pecado y la muerte (Gálatas 4:3-5, 9, 24; Romanos 7:10-14; Romanos 3:23.

El Propósito de la Ley:
1. Provee un patrón de Justicia y rectitud (Deuteronomio 4:8; Salmo 19:7-9)
2. Revela la santidad y la bondad de Dios (Deuteronomio 4:8; Romanos 7:12-14)
3. Identifica el pecado y revela al hombre su condición (Romanos 7:7-8; 5:20; Gálatas 3:19)
4. Nos lleva a Cristo (Gálatas 3:24)

La Gracia vs La Ley
Ya hemos visto y aprendido el concepto de La Ley, y a continuación veremos el contraste entre La Gracia y La
Ley, tomando como base el Estudio del hno. Jorge Trujillo.
Desde los tiempos de la iglesia primitiva han existido problemas con el Evangelio de la Gracia. En aquel
tiempo, muchos judaizantes querían seguir viviendo bajo los preceptos de la ley, pues no habían entendido el
verdadero significado de la Gracia. Lo peor del caso era que también querían hacer que los gentiles que ponían
su fe en Cristo, guardaran también la Ley de Moisés como ellos. A ellos no se les hacia muy difícil entender que
eran libres en Cristo. Estaban tan acostumbrados a tratar de recibir la justificación por medio de las obras que
les parecía imposible que con el simple hecho de creer en Jesús recibirían completa justificación.

En Hechos 15 se tuvo que llevar a cabo en Jerusalén el primer concilio de la Iglesia Cristiana para resolver el
problema de los judaizantes que querían seguir imponiendo cargas a los nuevos creyentes en Cristo que eran de
descendencia gentil. El Espíritu Santo guió a los apóstoles a ordenar a los gentiles que no tenían que guardar la
ley.

Hoy en día el concepto de la Gracia es para algunos difícil de entender porque también piensan que tienen que
hacer algo además de creer para poder salvarse. Cuando no se entiende el verdadero concepto de la Gracia, el
hombre en su mente humana siempre tratará de ayudarse en su salvación por medio de obras. Algunos todavía
creen y enseñan que aunque la Ley pasó, todavía existen aspectos de la ley que se deben de guardar y hasta
piensan que ofenden a Dios y pierden su salvación si no hacen tal o cuál cosa.

El espíritu legalista sigue vivo en muchos grupos de cristianos en estos tiempos. La religiosidad les atrae, se
piensa que si no hay rituales y obras, no es posible que haya salvación o relación con Dios. El apóstol Pablo nos
habla en contra de dejar la Gracia y volvernos a los débiles y pobres rudimentos que esclavizan, guardando días,
meses, tiempos y los años (Gálatas 4:8-11).

Algunas iglesias han dado categorías especiales a ciertos días de la semana, idolatrando el sábado o el domingo,
otras enseñan que los infantes deben bautizarse, otras enseñan que los hombres deben confesar sus pecados a
otros hombres y hacer penitencias, otras iglesias imponen el lavamientos de pies como un ritual, otras ordenan
ayunos forzados de hasta 40 días o más, toman el tiempo a los que oran y de estas maneras piensan que
aseguran su salvación, estos y muchos otros requerimientos y tradiciones no están escritos en La Biblia ni
pueden comprar La Salvación. El Apóstol escribió acerca de estas prácticas y rudimentos: “tienen a la verdad
cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen
valor alguno contra los apetitos de la carne” (Colosenses 2:23).

Cuando no se tiene un conocimiento pleno acerca de lo que La Gracia representa y lo que en realidad es para el
creyente que está en Cristo, se tratará de añadir otras formas de tradiciones para hacer su religión mas
“completa”.

Legalismo vs Libertinaje
A continuación presento algunos ejemplos de dos de las doctrinas más peligrosas dentro de la Iglesia Cristiana,
el Legalismo y el Libertinaje, ambos pensamientos extremos no tienen nada que ver con La Gracia de Dios:

Legalismo: Todos los deportes son pecado.


Libertinaje: Todos los deportes son buenos para la salud (¿incluso la tauromaquia, el todovale y el boxeo?).
Legalismo: La TV es el cajón del diablo, el cine y todas las películas son del “mundo”.
Libertinaje: Todos los programas de TV, todas las películas son buenas y sólo son ficción (¿incluso las con
contenido oscuro, esóterico, espiritista, teleseries y películas con alto contenido sexual e inmoral o violencia
extrema y sádica?).
Legalismo: No se debe comer carne en “semana santa”, no se puede comer cerdo u otros alimentos.
Libertinaje: Todos los alimentos son buenos, podemos comer sin cuidado, porque de algo hay que hay que
morir (¿y no que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo?).
Legalismo: Beber café y beber alcohol es pecado.
Libertinaje: Podemos tomar café en exceso y beber hasta emborracharnos (hasta Jesús bebió y convirtió el agua
en vino).
Legalismo: El que no diezma, ni ofrenda, ni trae las “primicias” al pastor es ladrón y se irá al infierno, esto es
mandamiento y obligación.
Libertinaje: No hay que ofrendar nada a la Iglesia ni al pastor porque todos son ladrones y Dios no necesita
dinero, además estamos en la Gracia (¿y por qué los primeros cristianos vendían hasta sus propiedades lo daban
todo para la obra?).
Legalismo: El que ora más de una hora, el que ayuna todas las semanas, y asiste a todas las reuniones es el más
espiritual y quién no lo hace es un carnal.
Libertinaje: No hay que orar tanto, ni asistir a la Iglesia, al final la Iglesia somos nosotros mismos y no el
templo (¿y qué del consejo que dice orando en todo tiempo y no dejando de congregarse?).
Legalismo: El hombre de Dios no puede ingresar a la iglesia sin vestir traje y corbata, menos subir al púlpito y
ni pensar en predicar o ser usado por Dios, tampoco puede usar el pelo un poco más largo.
Libertinaje: El hombre de Dios puede vestir como le venga en gana y seguir todas las modas que quiera, total
Dios mira el corazón (¿y donde queda la sobriedad y la sencillez?).
Legalismo: La mujer no puede subir al púlpito, no puede enseñar ni predicar la Palabra de Dios, no puede servir
en la Iglesia y solo está para ayudar en la cocina, tampoco puede cortarse el pelo, no puede maquillarse, no
puede usar pantalón ni joyas.
Libertinaje: La mujer puede ser pastora y hasta obispa, puede vestir como quiera, maquillarse exageradamente,
usar ropa lujosa, sexy y provocativa, inyectarse botox y hacerse cirugías plásticas, lo importante es cuidar “el
templo del espíritu santo” (¿y dónde queda el recato, el decoro y la decencia?).

Los Beneficios de la Gracia

La gracia trae consigo beneficios, bendiciones y promesas que nunca antes existieron, veremos a continuación
cuáles son:

La Gracia:

1. Es un mejor Pacto (Hebreos 8:6)


2. Nos salva (Tito 2:11; 3:4-7)
3. Nos da Vida Eterna (Juan 3:16)
4. Nos declara justos (Romanos 5:17)
5. Nos hace santos (Hebreos 10:14)
6. Nos perfecciona (Hebreos 10:1, 14)
7. Nos da mejores promesas (Hebreos 8:6)
8. Nos capacita (Tito 2:11-12): a. Para rechazar la impiedad y los deseos mundanos
b. Para vivir sobriamente (En cuánto a nosotros)
c. Para vivir justamente (Con nuestros semejantes)
d. Para vivir piadosamente (Para con Dios)
e. Para servir a Dios (1 Corintios 15: 9-10; Efesios 3:8)
9. Nos da la promesa del Espíritu Santo. (Gálatas 3:2)
10. Nos da la unción del Espíritu Santo (1 Juan 2:20; 2 Corintios 1:21)
11. Nos da dones (1 Corintios 12; Romanos 12:3-8)
12. Nos da la seguridad de la salvación (Efesios 1:3-14)
13. Recibimos la plenitud de Dios (Juan 1:16-17)

¿Cómo recibimos La Gracia de Dios?

La única manera de llegar a recibir la Gracia de Dios es a través de la Fe. (Romanos 4:5, 16; 5:1-2)

Viviendo y creciendo en la Gracia de Dios

¿Cómo lo hacemos?:

1. Permaneciendo Firmes y sin volver al sistema de obras (Gálatas 5:1).


2. No usando la libertad como libertinaje para pecar (Gálatas 5:13).
3. Amando a nuestro prójimo (Gálatas 5:14).
4. Siendo controlados por el Espíritu Santo, no por la carne (Gálatas 5:16).
5. No dando lugar a la vanagloria (Gálatas 5:26).
6. Restaurando al caído (Gálatas 6:1).
7. Sobrellevando las cargas de los otros (Gálatas 6:2, 3).
8. Sometiéndonos a prueba, examinando nuestro corazón ante Dios y llevando nuestra propia carga
(Gálatas 6:4-5).
9. Compartiendo con los demás (Gálatas 6:6).
10. No cansarnos de hacer el bien (Gálatas 6:9-10).
11. No despreciando a Cristo (Hebreos 10:29).
12. No dejando de congregarnos (Hebreos 10:25).
13. No recibiendo la Gracia en vano (2 Corintios 6:1; 12:9).
14. Confiando en la obra Cristo.

Conclusión
Dios Padre es la fuente de toda Gracia, porque designó el pacto eterno de Salvación. Dios Hijo es el único canal
de la Gracia. El Evangelio es el promulgador de la gracia y Dios Espíritu Santo es el dador, El es quién
convence de pecado al hombre, quién busca conquistar las voluntades rebeldes, quién busca ablandar los
corazones duros, gloria a Dios por su Gracia!.

13ª Sesión: “LA MISERICORDIA DE DIOS”

“Alabad a Jehová, porque es bueno; porque para siempre es su


misericordia”
Salmos 136:1

Introducción

Anteriormente estuvimos enseñando acerca de “La Gracia de Dios“, en donde aprendimos mucho sobre este
atributo de Dios y como se manifiesta en La Salvación y ahora veremos acerca de “La Misericordia de Dios”.

Dios merece ser muy alabado por esta perfección divina. El salmista exhorta a los santos a dar gracias a Dios
por este atributo. Y, en verdad, esto es lo menos que puede pedirse a los que se han beneficiado de la
misericordia de Dios.

Cuando consideramos las características de esta excelencia divina, no podemos dejar de bendecir a Dios. Su
misericordia es “grande” (1ª Reyes 3:6), “mucha” (Salmos 119:156), “desde el siglo y hasta el siglo sobre los
que le temen” (Salmos 103:17), bien podemos decir con el salmista: “Loaré de mañana tu misericordia”
(Salmos 59:16).

“Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el


nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré
misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente”
Éxodo 33:19
La misericordia nace de la bondad de Dios, es la acción misma de la bondad de Dios.

La primera consecuencia de la bondad de Dios es su benignidad, por la cual da libremente a sus criaturas como
tales; por eso ha dado el ser y la vida a todas las cosas. La segunda consecuencia de la bondad de Dios es su
misericordia, la cual denota la pronta inclinación de Dios a aliviar la miseria de las criaturas caídas.

Tres aspectos de la Misericordia

Al tratar de estudiar la misericordia de Dios según se nos presenta en las Escrituras, necesitamos hacer una
distinción triple para “trazar bien la palabra de verdad”.

1. Misericordia general de Dios sobre toda la creación de Dios:

Esta se extiende, no sólo a todos los hombres, creyentes y no creyentes, sino también a la creación entera: “Sus
misericordias sobre todas sus obras” (Salmos 145:9). “El da a todos vida, y respiración, y todas las cosas”
(Hechos 17:25).

Dios tiene compasión de la creación en sus necesidades y las suple con la provisión apropiada.

2. Misericordia sobre todos los hombres:

Esta se ejerce en los hijos de los hombres, ayudándoles y socorriéndoles a pesar de sus pecados. A éstos,
también, Dios da lo que necesitan: “hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueva sobre justos e
injustos” (Mateo 5:45).

3. Misericordia especial sobre los hijos de Dios:


Esta, está reservada sólo para los herederos de la salvación, y que les es comunicada por el camino del pacto, a
través del Mediador.

Si nos fijamos un poco más en la diferencia entre las distinciones segunda y tercera que hemos mencionado,
notaremos que las misericordias que Dios otorga a los impíos son de naturaleza puramente temporal; es decir, se
limitan estrictamente a la vida presente. La misericordia no se extenderá, para ellos, más allá de la tumba:
“Aquél no es pueblo de entendimiento; por tanto su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá
de él el que lo formó” (Isaías 27:11). Pero, en este punto, puede presentarse una dificultad a algunos, a saber:
¿No dice la Escritura que “para siempre es su misericordia”? (Salmos 136:1).

Hay dos cosas a tener en cuenta con referencia a esto. Dios no puede dejar jamás de ser misericordioso porque
ésta es una cualidad de la esencia divina (Salmos 116:5); pero el ejercicio de su “misericordia especial” está
condicionado, es a través de Cristo que podemos alcanzar esta misericordia, así dice la Biblia: “No por obras de
justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos salvó” (Tito 3:5).

La Misericordia y la Justicia de Dios

Cuando Dios actúe con justicia enviando al infierno a quienes lo rechazaron, este mismo acto será un acto de
misericordia sobre sus hijos, salvándolos por siempre de todo lo malo, ¡Qué misericordia muestra el hecho de
que en la Nueva Jerusalén no entrará “ninguna cosa sucia, o que hace abominación y mentira” (Apocalipsis
21:27), también en el Salmo 143:12 encontramos a David orando así: “Y por tu misericordia disiparás mis
enemigos, y destruirás todos los adversarios de mi alma: porque yo soy tu siervo”.

También en el Salmo 136:15 leemos que Dios “arrojó a Faraón y a su ejército en el mar Rojo, porque para
siempre es su misericordia”. Fue un acto de venganza sobre Faraón y los suyos, pero, para los Israelitas, fue un
acto de “misericordia”. Y otra vez, en Apocalipsis 19:1-3, leemos: “Oí una gran voz de gran compañía en el
cielo, que decía: Aleluya; Salvación y honra y gloria y potencia al Señor Dios nuestro. Porque sus juicios
son verdaderos y justos; porque él ha juzgado a la grande ramera, que ha corrompido la tierra con su
fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. Y otra vez dijeron: Aleluya. Y su humo
subió para siempre jamás”.

Por lo anterior, no podemos ni debemos confundir la misericordia de Dios con debilidad, porque al mismo
tiempo que es misericordioso, también es Justo, por lo tanto es vana la esperanza del “universalismo”,
“hipercalvinismo” y las falsas doctrinas de la “supergracia”, “hipergracia” o “libertinaje”, que pretenden
mostrarnos a un Dios ultra-amoroso, que otorga perdones express, que es un anciano buena gente y que al final
perdonará a todos, porque dicen ellos, Dios amor, misericordia y perdón, también añaden que: “donde
sobreabundó el pecado, sobreabundó la gracia”, pero se olvidan que La Biblia también dice que nadie pasará
por inocente y que Dios no puede ser burlado.

Dios es un Dios de justicia tanto como de misericordia, que ha declarado de forma categórica que “de ningún
modo justificará al malvado” (Exodo 34:7). El ha dicho que “los malos serán trasladados al infierno, todas las
gentes que se olvidan de Dios” (Sal. 9:17). No importa que los hombres digan: No creo. Es igualmente cierto
que los que descuidan las leyes de la salud espiritual sufrirán para siempre la segunda muerte.

Es muy grave ver cuántos hay que abusan de esta perfección divina. Continúan despreciando la autoridad de
Dios, pisoteando sus leyes morales, viviendo en pecado, y, así y todo, se precian de su misericordia. Sin
embargo, Dios no será injusto para consigo mismo. El muestra misericordia para quienes lo aman Éxodo 20:6
“y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.”

Conclusión

Para quienes somos hijos de Dios, salvos por Gracia, hay promesas grandes en cuanto a su misericordia:
“Grande es hasta los cielos tu misericordia” (Salmos 57:10). Las riquezas de la misericordia de Dios
sobrepasa lo que nuestra mente puede imaginar, por eso debemos valorar ets atributo de Dios. “Porque como la
altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen” (Salmos 103:11).

“Dios es el Padre de misericordias”


2ª Corintios 1:3

14ª Sesión: “EL AMOR DE DIOS”

“Dios AMÓ TANTO a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que
soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que
tenga vida eterna.”
Juan 3:16 / TLA

Introducción

Hemos llegado a nuestra 14ª Sesión, anteriormente estuvimos aprendiendo acerca de “La Misericordia de
Dios“, y ahora estaremos aprendiendo sobre este atributo maravilloso que es “El Amor de Dios”, aunque
también mal utilizado, ya que muchas veces se predica como si Dios fuera sólo amor, y debemos entender a
Dios como un TODO, un Dios completo, con al menos 15 atributos principales, es necesario entender que si
predicamos a un Dios sólo de amor, estamos entregando un mensaje cojo, sin equilibrio, justamente las falsas
doctrinas parten por dar énfasis a un atributo de Dios o a un versículo Bíblico sacado de contexto, pero debemos
predicar Todo el consejo de Dios, como enseño el apóstol Pablo, así vamos a descubrir o redescubrir este bello
a tributo de nuestro Dios.

La Naturaleza de Dios

En las Sagradas Escrituras se nos dicen tres cosas acerca de la naturaleza de Dios.

1. “Dios es Espíritu” (Juan 4:24).

Por ser “Espíritu” no tiene sustancia visible, es incorpóreo. Si Dios tuviera un cuerpo tangible, no sería
omnipresente, y estaría limitado a un lugar; al ser “Espíritu” llena los cielos y la tierra.

2. “Dios es luz” (1ª Juan 1:5) lo cual es lo opuesto a las tinieblas.

Las tinieblas, en las Escrituras, representan el pecado, el mal, la muerte; la luz representa la santidad, la bondad,
la vida. Que “Dios es luz” significa que es la suma de todas las excelencias.
3. “Dios es amor” (1ª Juan 4:8). No es simplemente que Dios “ama”, sino que su misma esencia es Amor,
él mismo es El Amor verdadero), El amor no es simplemente uno de sus atributos, es su misma
naturaleza. Muchos hoy en día hablan del amor de Dios, pero son ajenos por completo al Dios de amor.
El amor divino es considerado comúnmente como una especie de debilidad afectuosa y cariñosa; es
reducido a un simple sentimiento copiado de las emociones humanas. Pero nuestras ideas deben ser
reguladas de acuerdo con la Biblia.

Porque Dios es amor, podemos entender lo que dice el texto Juan 3:16, Él amó tanto al mundo, a la gente, la
versión RV1660 dice “de tal manera”, una expresión con la que el hno. Juan intentó mostrarnos lo grande que
fue el amor de Dios, quién amó no sólo a unos pocos “elegidos”, no sólo a una nación, sino que amó a toda la
humanidad, vale decir, a cada ser humano nacido y por nacer. Así de grande es el amor de Dios, que no
podemos limitarlo, es abundante, más ancho que el mar, más alto que el cielo, más grande que el universo!

6 Aspectos del Amor de Dios

1. El amor de Dios es incondicional: Esto quiere decir que Dios amó a todos sin condiciones, sin mirar los
muchos pecados del hombre, el amó a toda la humanidad aún sabiendo que no todos corresponderían a
su amor, y sabiendo que nadie podía pagar ese amor tan grande, y peor aún muchos de los que amó lo
rechazarían. Nadie merecía ni merece ser amado por Dios, pero de igual manera Dios amó al mundo. La
única razón por la cuál Dios nos amó, es porque él es amor y siempre está amando, no puede hacer otra
cosa, porque esa es su naturaleza, él siempre ama sin condiciones previas, esa clase de amor fue
demostrado cuando él envió a su hijo a morir en la cruz por toda la humanidad, por lo tanto, esa es la
mayor prueba de amor que Dios hizo por todos nosotros, él ya amó a todos, lo demostró en la cruz, lo
demostró haciéndose hombre para rescatar a su creación de la condenación. Aunque el amor de Dios
general es incondicional como ya lo vimos, debemos hacer una pequeña diferencia entre este amor
general de Dios por todos, y el amor especial para con sus hijos, el cuál trasciende más allá de esta vida
y que disfrutaremos de sus beneficios por siempre, de hecho la Biblia nos dice en Proverbios 8:17 “Amo
a los que me aman, y los que me buscan con diligencia me hallarán.”, entonces queda claro que
quienes somos salvos por gracia contamos con el amor especial de Dios y con los beneficios y derechos
propios ganados por Cristo. Algo de esto ya lo enseñé en el estudio de La Gracia de Dios y La
Misericordia de Dios, la Gracia de Dios está disponible para todos, pero hay una condicionante para
recibir esta Gracia Salvadora, creer en Cristo y al momento de creer accedemos a todos los beneficios
especiales de La Gracia. Es necesario entender que Dios no nos amó porque nosotros le amábamos, sino
que nos amó antes de que tuviésemos una sola partícula de amor hacia él, así lo dice su Palabra:
“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1ª Juan 4:19).
2. El amor de Dios es eterno: Dios mismo es eterno, y Dios es amor; por tanto, como él no tuvo principio,
tampoco su amor lo tiene. Es cierto que este concepto trasciende el alcance de nuestra mente finita; sin
embargo, cuando no podemos comprender, podemos adorar, como dijo un pensador, creo y luego
entiendo. La Biblia dice en Jeremías 31:3 “Con amor eterno te he amado; por tanto te soporté con
misericordia!”

3. El amor de Dios es infinito e ilimitado: Todo lo referente a Dios es infinito. Su sustancia llena los cielos
y la tierra. Su sabiduría es ilimitada, porque él conoce todo el pasado, el presente y el futuro
(omnisciencia y presciencia). Su poder es inmenso, porque no hay nada difícil para él. Asimismo, su
amor no tiene límites.

Efesios 2:4 nos dice: “Sin embargo, Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó”;
la palabra “mucho” aquí es sinónimo de “de tal manera amó Dios” en Juan 3:16. Nos habla de un amor tan
sobresaliente que no puede ser calculado.

Si la expiación de Cristo fuese “limitada” como explica la filosofía calvinista, entonces estaríamos hablando de
un dios limitado, de un dios cuyo amor es limitado, que tiene una gracia limitada y que su poder es limitado,
pero la Biblia afirma que Cristo murió por todos, por lo tanto no existe tal “expiación limitada”, porque la
Biblia nos habla de una “Expiación Ilimitada”. Dios es amor y su amor es ilimitado!

Los sgtes. Textos afirman esto:

“Dios AMÓ TANTO a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el
que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna.” / Juan 3:16 / TLA

“Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades: el castigo de nuestra paz
fue sobre él; y con sus llagas nosotros somos sanados. Todos nosotros nos desviamos como ovejas; nosotros
nos hemos tornado cada uno a su propio camino; y el SEÑOR puso sobre él la iniquidad de todos nosotros.”
(Isaías 53:5-6)

“Porque cuando nosotros éramos todavía débiles, en el tiempo debido CRISTO MURIÓ POR LOS
IMPÍOS”. / Romanos 5:6
“Porque hay un Dios, y un Mediador entre Dios y los hombres, el Hombre JESUCRISTO, quien se dio a sí
mismo en RESCATE POR TODOS, para ser testificado en el debido tiempo”. (1ª Timoteo 2:5-6).

“Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre envió al Hijo para ser el SALVADOR DEL MUNDO”.
(1ª Juan 4:14).

“Y Él es la propiciación por NUESTROS PECADOS: y no sólo por los nuestros, SINO TAMBIÉN POR
LOS PECADOS DE TODO EL MUNDO”. (1ª Juan 2:2)

4. El amor de Dios es Santo (puro, sin mancha): El amor de Dios no es un capricho, su amor nunca se
contrapone con su santidad, su justicia o con otro de sus atributos. “Dios es luz” (1ª Juan 1:5) se
encuentra antes que “Dios es amor” (1ª Juan 4:8).

El amor de Dios no es una simple debilidad afectuosa. La Escritura declara que “el Señor al que ama castiga, y
azota a cualquiera que recibe por hijo” (Hebreos 12:6). Dios no cerrará los ojos al pecado, ni siquiera al de sus
hijos. Su amor es puro, sin mezcla de sentimentalismo humano, el amor de Dios incluye la disciplina, y siempre
será justo, porque Él es justo.

5. El amor de Dios es bueno: El amor, la misericordia y el favor de Dios son inseparables. Esto se pone de
relieve en Romanos 8:32-39. Ese amor fue el poder impulsor de la encarnación de Cristo: “De tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito” (Juan 3:16), vemos la bondad de Dios en
es acto de sacrificio, el Calvario es la demostración suprema del amor divino. Siempre, que seamos
tentados a dudar del amor de Dios, recordemos el Calvario. He aquí, abundante motivo para confiar en
Dios, y para soportar con paciencia las aflicciones.

6. El amor de Dios es seguro: Romanos 8:32-39 nos enfatiza la seguridad del amor de Dios y por ende la
seguridad de Salvación para quién ha creído genuinamente y que es una nueva criatura, debemos saber
que aunque vengan muchas pruebas, esto no significa que Dios no nos ame, sino que son necesarias para
formar nuestro carácter y ser como Cristo! Nuestro Señor, quién era el amado del Padre, no estuvo
exento de pobreza, dolor y persecución. Sufrió hambre y sed. Tanto fue lo que se humilló a sí mismo
que permitió que los hombres le escupieran y le hirieran, y nos amó hasta la muerte y muerte de cruz!

Así que, si Cristo sufrió el menosprecio y aun así Dios le amó, que ningún cristiano dude del amor de Dios, no
importa cuan dura sea la prueba. Dios no enriqueció a Cristo con prosperidad temporal en este mundo, ya que
“no tenía donde recostar su cabeza”. Pero sí le dio el Espíritu sin medida. Siendo así, aprendamos que las
bendiciones espirituales son las riquezas más grandes. ¡Qué bendición es saber que, aunque el mundo nos odie,
Dios nos ama y su amor es seguro, nada ni nadie nos puede separar de su amor, y su amor es por la eternidad
para sus hijos que han sido lavados en la sangre de Cristo!!

Conclusión:
Sólo nos resta meditar, adorar, llorar y agradecer tanto amor de Dios para con nosotros sus hijos y por todos los
seres humanos, las palabras sobran para explicar su gran amor con que nos amó, es indescriptible y al mismo
tiempo inmerecido, inexplicable, esto nos debe llevar a amar como el nos amó, a ser misericordiosos como el lo
fue, perdonadores como el nos perdonó, pacientes los unos con los otros como el nos tuvo y nos tiene paciencia,
si no fuera por su amor y por su gracia nada seríamos, pero su amor, su amor!! Amor divino e inagotable que
nos deja sin palabras y nos inspira a seguirle día a día, no importa si nadie nos ama, no importa si los demás nos
desprecian, nos odian o nos abandonan, tenemos a uno que nos ama con inmenso amor y que nunca dejará de
amarnos!, Gloria a Dios!!

15ª Sesión: “LA IRA DE DIOS”

“Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo andar


errantes cuarenta años por el desierto, hasta que fue acabada toda
aquella generación que había hecho mal delante de Jehová”
Números 32:13

Introducción
Anteriormente estuvimos estudiando sobre el bendito “Amor de Dios“, un atributo importante y que es el más
conocido y predicado y fue de mucha bendición, pero hoy, en contraste, estaré enseñando acerca de un atributo
poco conocido y poco predicado, me refiero a “La Ira de Dios”.
Es triste cuando muchos cristianos ignoran sobre la ira de Dios. algunos la niegan. incluso otros dicen que como
estamos en “La Gracia de Dios“, él ya no castiga. Seguramente a muchos no les agrada pensar en la ira de
Dios, y es raro hoy en día que los predicadores hablen de ella, al parecer en estos tiempos finales, las palabras
fuertes como por ej.: infierno, pecado, sangre o juicio están prohibidas en algunos púlpitos.

El Dios que se enoja


Muchos piensan que un Dios de amor, no puede enojarse o airarse, eso pasa porque falta conocimiento de Dios
y su Palabra, no conciben esta idea en sus mentes y prefieren enfatizar el perdón, la misericordia, la bondad y
obvio, el amor de Dios, antes que la ira de Dios, pero debemos llevar todo al equilibrio. Muchos predicadores,
sobretodo los famosos, huyen de la visión de la ira de Dios, ya que no les conviene hablarle a la gente del Dios
verdadero, él también castiga, disciplina y enjuicia, si predicaran sobre esta parte de Dios, la asistencia a sus
reuniones bajaría y las ofrendas disminuirían, pero, ¿qué dice La Biblia? Al leerla, nos damos cuenta que Dios
no ha tratado de ocultar la realidad de su ira. El no se avergüenza de proclamar que la venganza y el furor le
pertenecen, ya que la ira, para Dios, no es un defecto, sino que es parte de su carácter y atributos santos.

Dios odia y castiga el pecado


Una prueba que Dios castiga el pecado y también odia el pecado lo podemos ver en este texto:

“Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y
yo hago vivir, yo hiero, y yo curo; y no hay quien pueda librar de mi
mano, y diré: Vivo yo para siempre, si afilaré mi reluciente espada, y
mi mano arrebataré el juicio, yo volveré la venganza a mis enemigos,
y daré el pago a los que me aborrecen”.
Deuteronomio 32:39-41

Una mirada a la concordancia nos revelará que, hay más referencias al enojo, el furor, y la ira de Dios que a su
amor y benevolencia. El odia todo pecado, porque es santo; y porque lo odia, su enojo es contra el pecador
(Salmos 7:11), aunque al mismo tiempo ama al pecador. La ira de Dios constituye una perfección divina tan
importante como su fidelidad, poder o misericordia, pero es necesario enfatizar que la ira de Dios, no es
irracional como la ira del hombre, no es una venganza maligna, tampoco es sinsentido, sino más bien está sujeta
a los demás atributos, por ej. la omnisciencia, la justicia, el amor, etc. No es algo caprichoso o arrebatado, sino
más bien, racional, con fundamento y con justicia, Dios no castiga sin antes advertir, dar oportunidades y amar.

Recordemos que en el carácter de Dios no hay defecto alguno, porque Él es Santo, sin mancha y sin maldad, por
lo mismo, como es Santo, y el pecado no tiene nada que ver con Él, rechaza rotundamente el pecado y no puede
mirar con satisfacción ningún pecado que cometa el hombre ¿Cómo podría Él, que se deleita sólo en lo que es
puro y amable, dejar de despreciar lo que es impuro y vil?
La ira de Dios es su eterno odio santo a todo lo injusto, es el desagrado e indignación de la rectitud divina ante
el mal. Es la sentencia justa contra los que actúan mal.

¿Como se manifiesta la Ira de Dios?


“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”
Romanos 1:18

La ira de Dios se manifestó cuando fue pronunciada la primera sentencia de muerte, cuando la tierra fue maldita
y el hombre echado del paraíso terrenal, después, por castigos ejemplares tales como el Diluvio y la destrucción
de Sodoma y Gomorra con fuego del cielo, o cuando el pueblo de Israel era infiel a Dios y se iba en pos de otros
dioses, era castigado con la presión y el exilio. Pero, sobre todo, la ira de Dios fue revelada desde el cielo
cuando su Hijo recibió todo el enojo de Dios por el pecado de toda la humanidad.

Dios jura por su ira


La ira de Dios es una perfección divina, esto queda demostrado claramente en el Salmo 95:11: “Por tanto juré
en mi furor”. Hay dos motivos por los que Dios “jura”, al hacer una promesa (Génesis 22:16), y al anunciar un
castigo (Deuteronomio 1:34).

En el primer caso, Dios juró en favor de sus hijos; en el segundo, para atemorizar a los impíos. Un juramento es
una confirmación solemne (Hebreos 6:16). En Génesis 22:16, Dios dijo: “Por mi mismo he jurado”. En el
Salmo 89:35, declaró: “Una vez he jurado por mi Santidad.” Mientras que, en el Salmo 95:11, afirmó “Juré en
mi furor”.

Dios apela a su furor, o ira, como una perfección igual a su Santidad; ¡él jura tanto por la una como por la otra!
Pero aún hay más: como que en Cristo “había toda la plenitud de la divinidad corporalmente” (Colosenses 2:9),
y ya que en él lucen gloriosamente todas las perfecciones divinas (Juan 1:18), es por ello que leemos de “la ira
del Cordero” (Apocalipsis 6:16).

Dios es fuego consumidor


La ira de Dios es una perfección del carácter divino sobre la que necesitamos meditar con frecuencia, presento
al menos 3 razones para meditar en este atributo de Dios:
A. Dios rechaza el pecado: Nosotros siempre nos inclinamos a suavizar el pecado, a excusarlo y a consentirlo,
pero ante Dios nadie pasará por inocente y cada pecado no traerá un castigo.

B. Dios merece respeto: Dios quiere que aprendamos a tener un temor verdadero hacia Él. “Retengamos la
gracia por la cual sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego
consumidor” (Hebreos 12:28,29). No podemos agradar a Dios a menos que tengamos “reverencia” a su
Majestad y “temor” a su justa ira, para que tengamos temor a Dios debemos recordar a menudo que “nuestro
Dios es fuego consumidor”.

C. Dios merece la Alabanza: Debemos elevar nuestras almas en ferviente alabanza por habernos librado “de la
ira que ha de venir” (1 Tesalonicenses 1:10).

La venganza de Dios
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la
ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el
Señor.
Romanos 12:19

Cada uno de nosotros necesita orar y conocer como es Dios para no hacernos una imagen según
nuestras propias ideas e inclinaciones malas. El Señor, en la antigüedad, se quejó de que “pensabas que de
cierto sería yo como tú” (Salmos 50:21).

No debemos ignorar que un día Dios vendrá desde el cielo y mostrará toda su ira y venganza santa contra todos
los que se oponen a El. ¿No es eso lo que dice el sgte. texto?

“Alabad, gentes (gentiles), a su pueblo, porque el vengará la sangre de


sus siervos, y volverá la venganza a sus enemigos”
Deuteronomio 32:34

Y otra vez lo confirmamos con este versículo:


“Oí como la gran voz de una enorme multitud en el cielo, que decía:
“¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder pertenecen a nuestro
Dios. Porque sus juicios son verdaderos y justos; pues él ha juzgado a
la gran ramera que corrompió la tierra con su inmoralidad, y ha
vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. Y por segunda vez
dijeron: “¡Aleluya!”
Apocalipsis. 19:1-3

Grande será el gozo de los santos en aquel día cuando el Señor afirmará su Majestad, ejercerá su poderoso
dominio, magnificará su justicia, y derrotará a los rebeldes orgullosos que se atrevieron a desafiarle.

La Ira de Dios contra su Hijo


¡Qué angustiada estaba el alma de Cristo bajo el peso de los pecados de toda la humanidad! Su agonía cruel, su
sudor de sangre, su gran clamor y súplica (Hebreos 5:7), su reiterado ruego “si es posible, pase de mi este vaso”,
su último grito aterrador “Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has desamparado?”, nos hacen ver cuan terrible es la
Ira de Dios, que incluso fue ejecutada sobre el mismo Hijo de Dios, para salvarnos, porque la paga del pecado
es la muerte y sin la sangre no hay rescate!!

Cristo estaba angustiado, no porque lo matarían físicamente, porque el era valiente y no temía a la muerte, la
angustia era porque estaría separado de Dios y castigado por su Ira, a causa del pecado, porque Cristo aunque es
Santo se hizo maldito para tomar nuestro lugar. Esto nos hace meditar, si Dios no tuvo compasión con su
propio Hijo, y ejecutó la justicia y la ira sobre él ¿podrá salvar al que vive una vida cristiana tibia y sin frutos de
arrepentimiento?

En la cruz se mostró la Justicia de Dios, la Ira de Dios y el amor de Dios, todos juntos al mismo tiempo, la
Justicia, porque el pecado de la humanidad tenía que ser castigado con la muerte; la Ira, porque el juicio debía
ser ejecutado y el amor, porque mediante el castigo justo, Dios mostró su amor hacia toda la humanidad
entregando a su propio Hijo en la cruz para que podamos alcanzar La Salvación de nuestras almas.

Conclusión
A veces el el mar es suave y sereno, sin embargo, cuando es sacudido por la tempestad ruge violentamente. No
hay nada tan dulce y tierno como la paciencia, la bondad y el amor de Dios, ni nada tan terrible como su ira
cuando ésta se enciende. Así que, “huyamos” hacia Cristo antes que sea demasiado tarde, porque un día, vendrá
la Ira de Dios y sus juicios serán cumplidos, así lo dice la palabra “huye de la ira que vendrá” (Mateo 3:7), no
pasemos por alto esta advertencia, porque Dios es amor, pero también es fuego consumidor (Deuteronomio
4:24; Hebreos 12:29).

No pensemos que esta exhortación va dirigida a los inconversos. ¡Va dirigida a nosotros! No no basta con haber
entregado nuestra vida a Cristo. ¡Tenemos que estar seguros que somos salvos por su Gracia! Pidamosle al
Señor que escudriñe nuestro corazón y si tenemos que arrepentirnos de nuestros pecados, que así sea.

En el día Final, será muy triste para quienes estuvieron toda una vida en la Iglesia pensando pero llevaban una
doble vida, una cristiandad tibia, sin compromiso, sin obras y sin frutos, pensando que eran salvos, pero no lo
eran, a ellos El Señor les dirá “nunca les conocí, aparténse de mí, hacedores de maldad ” (Mateo 7:23). Que
no seamos uno de ellos, sino que vivamos para Cristo examinándonos y confesando nuestros pecados
diariamente y siendo fieles a Dios.

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