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Toda La Biblia apunta a Cristo 

¿De quién habla toda La Biblia? De Cristo. Toda La Biblia es Cristo. Los 66 libros (39 libros del Antiguo Testamento y 27 libros del Nuevo Testamento) 
fueron escritos en un período de 1.500 años por más de 40 autores que no se conocieron entre sí. Los 66 libros fueron escritos para que la gente 
conozca a Cristo.  

Toda La Escritura habla de Cristo y del único plan que Dios tenía: que todos lo conozcamos. A su vez, este Cristo se revela en tres fases o pisos que 
analizaremos a continuación.  

Donde tus ojos lean La Palabra de Dios, tenés que ver a Cristo. Si no lo ves, es porque has leído erróneamente. En La Biblia todo es Cristo, por Cristo, 
para Cristo y en Cristo.  

Entonces: 

• ¿Cuáles la tarea del Espíritu Santo? Revelar a Cristo. 

• ¿Cuál es la tarea de la Iglesia? Ser el resplandor de su gloria y revelar a Cristo. 

• ¿Para qué Dios levantó profetas y apóstoles? Para revelar a Cristo Hombre. 

Todo aquello que no nos lleve a Cristo está fuera del diseño que Dios preparó. Todo el plan de Dios es para conocerlo a Él pero Cristo se dio a conocer 
en tres partes o tres niveles. Nosotros los llamaremos “pisos”. 

Los tres pisos 

Primer piso: Cristo en el A.T. 

¿Dónde se revela Cristo aquí? En el Antiguo Testamento. En sus 39 libros, Cristo aparece escondido en símbolos, en sombras. Por ejemplo: 

• Abel trajo una ofrenda a Dios y dio lo mejor. Esa ofrenda es símbolo de Cristo porque Él se dio a sí mismo. 

• Noé hizo un barco y se salvó él con toda su familia y los animales. Ese barco es un símbolo de Cristo porque, cuando uno se mete en Él, tiene 
salvación. 

• Cuando Moisés libertó al pueblo de Israel de Egipto, Moisés también aquí es un tipo de Cristo dado que Él liberta a su pueblo de la esclavitud. 

El Cristo escondido en La Biblia no aparece directamente, sino con el nombre de "El ángel de Jehová". Todas estas personas y todos estos símbolos 
están allí para mostrarnos a Cristo escondido o en sombras.  

El apóstol Pablo escribió que todo eso era una gran sombra de lo que habría de venir.  

Este primer piso comienza con la creación del hombre y termina cuando el Hijo se hizo Hombre. 

Segundo Piso: Cristo encarnado  

La Palabra relata que, cuando llegó el momento y el cumplimiento de los tiempos del Señor se acercó, Dios dijo: 

“Ya está, Cristo no estará más escondido. Ahora tomará forma humana y caminará entre los hombres". Cuando Dios-Hijo se hizo hombre en Cristo, Él 
caminó con nosotros y esto se conoce como la encarnación. Dios se hizo carne, cuerpo humano, aunque siguió siendo Dios. Cuando aparece Cristo, que 
nació de la virgen María, Dios se hizo hombre en Él y vino a ser Emanuel (Dios con nosotros), el Salvador del mundo.  

Ahora Él también era 100% humano. El Señor era 100% Dios y 100% Hombre pero no liberó toda la gloria como Dios, sino que limitó su gloria. ¿Por 
qué? Porque Él tenía que vencer como hombre: ir a la cruz y morir por nosotros.  

En este segundo piso, vemos "algo" de luz porque vemos la gloria de Jesucristo en su enseñanza, en sus milagros.  

¿Cuál era el objetivo de Cristo? No era hacer milagros, ni mostrar toda su gloria, sino ir a la cruz para tomar nuestro lugar. Nosotros debíamos morir 
pero Él lo hizo en nuestro lugar para darnos perdón y vida.  

(Extraído del libro El tercer piso – Los fundamentos del Diseño) 


Leemos en Filipenses 2:7-11: ​“sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, he​cho semejante a los hombres; y estando en la condición de homb ​ re, se 
humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muer​te, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo 
nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo 
es el Señor, para gloria de Dios Padre.” 

¿De qué se despojó Cristo? ¿De su deidad? No. Él solo veló, tapó o limitó su gloria, su riqueza, su reputación. 

Tercer Piso: Cristo glorificado  

La Biblia declara que ahora Cristo está en toda su mag​nitud. Él es el Rey y el Señor y tiene todo poder y toda autoridad. Ya no es más un cordero que fue 
a la cruz y lo mataron; ahora es un Rey.  

Pero no es cualquier rey. Él es Rey sobre todo el universo: sobre todo lo que está dentro de la Tierra; sobre todos los demonios y todos los muertos, es 
decir, sobre todo lo que está debajo de la Tierra; y también sobre todo lo que está arriba en los cielos. Todos le rinden honor y majestad. Cristo ahora es 
el Rey de todos los reyes y tiene autoridad gubernamental y política sobre todos los presidentes, los dictadores, etc. Él es Rey sobre todos ellos. Pero no 
solamente tiene autoridad política, también tiene autoridad como Señor. La palabra Señor quiere decir "dueño" sobre todo nombre. Jesús es el Señor, el 
dueño, el soberano, sobre todo y tiene un nombre que es sobre todo nombre, que es el Señor. 

Toda la bendición de ese Cristo de gloria y autoridad, que es todo y en todos, se nos ha metido adentro a los que le abrimos el corazón. Es decir, que hay 
un Cristo de gloria que tiene todo poder, toda autoridad y todo señorío. Entonces Cristo murió, se fue al cielo y fue glorificado. Ese Cristo es luz, poder y 
autoridad. Nosotros tenemos la imagen del Cristo de las películas: ¡el de la cruz! Pero ese no es el Cristo del tercer piso. Cristo, que es más grande que 
todo el universo, está dentro de nosotros y nos dará su gloria por y para siempre. Ese es el tercer piso y donde nosotros vivimos hoy. 

Cuando Cristo ascendió, ¿qué hizo el Padre? Le dio un cuerpo glorificado. Lo glorificó y lo coronó como Señor de toda la creación. Es decir, que le 
"activó" toda la gloria que Él tenía antes, más la gloria por haber vencido, dándole un nombre sobre todo nombre: el Señor. Y ahora el Cristo glorificado 
es el Señor, es autoridad, es Rey y tiene poder. No es más el Cristo que fue a la cruz y fue molido a palos. Él ahora tiene toda autoridad y todo poder.  

Ahora Cristo tiene toda la gloria, todo el poder, toda la autoridad. Él es el dueño de todas las cosas y ya no es un corderito, sino un Rey que tiene la 
espada y viene a tomar lo que ganó en la cruz. Pablo declara que esa gloria está dentro de nosotros y nos va a transformar. Ese Cristo glorificado es el 
que se nos metió adentro, cuando lo aceptamos como Salvador, porque murió, resucitó y es Señor y dueño de nuestra vida y de nuestra familia. Dentro 
de cada uno de nosotros hay un Rey que es el dueño de todas las cosas. A ese Rey lo llamamos el Cristo de la gloria o el Cristo glorificado. 

Resumen de los tres pisos 

El piso 1​ es el Antiguo Testamento que está oscuro por​que Cristo está en las sombras.  

El piso 2​ es el Cristo encarnado caminando con nosotros. Vimos su gloria pero no toda su gloria, no toda su majestad. Cristo murió y ascendió.  

En el piso 3​ es donde estamos ahora. Cristo es el Señor, el Rey, y tiene poder y autoridad. Él es el dueño de todo y puso debajo de sus pies a todos los 
demonios y a todos los ángeles, la Tierra y todo lo que existe. Todo está debajo de sus pies y Él tiene toda la autoridad. Ese Cristo está dentro de 
nosotros.  

Y toda esa gloria se nos metió adentro, cuando recibimos al Rey de gloria en nuestro corazón. Por eso, Pablo oraba así: "Que se te alumbren los ojos de 
tu espíritu para que puedas ver la gloria que hay en tu interior". Nosotros decimos: "Yo sé que Cristo es glorioso, que Él es el Señor" y creemos saberlo 
todo pero Pablo dijo: "Necesitamos tener una experiencia con Cristo, como cuando nos vemos en el espejo y vemos nuestra imagen". Tenemos que ver 
la imagen que vio Juan en Patmos porque, si vemos a ese Cristo de gloria, esa gloria nos va a transformar, nos va a dar otra estructura de persona. 

Yo empiezo donde Cristo terminó  

Si solo hablamos del Cristo de la cruz, no estamos contando toda la historia. Debo contar que Él murió, resucitó y hoy es Señor. Cuando comprendemos que el Cristo de la gloria hoy es Señor, entendemos 
su final y estamos listos para comenzar el camino de la victoria en nuestra vida.  

El Cristo glorificado es el que se le apareció a un asesino llamado Saulo de Tarso. Donde Cristo terminó en la gloria es donde empieza nuestra vida. Si yo arranco donde Cristo terminó, que es en la gloria, 
voy a empezar en victoria. No tengo que empezar con el Cristo de la cruz porque esa no es toda la historia, sino parte de la historia. Tengo que empezar donde Cristo terminó. El apóstol Pablo vio al Cristo 
de la gloria y su vida fue cambiada. Y todo lo que él hizo después fue enseñarle a la gente: "Si se nos revela cómo es ese Cristo de la gloria que se nos metió adentro, si se alumbran los ojos de nuestro 
espíritu y logramos entender un poco de esa gloria que está dentro de nosotros, esta se soltará hacia afuera y la Tierra será llena de la gloria del Señor".  

La única oración de Pablo era que se nos revele el Cristo de la gloria. Por eso, el tercer piso es el Cristo glorificado que se nos tiene que revelar.  

(Extraído del libro El tercer piso – Los fundamentos del Diseño) 

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