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UNIVERSIDAD DE COSTA RICA

SISTEMA DE ESTUDIOS DE POSGRADO

EL DERECHO AL RECURSO Y LA REFORMA LEGISLATIVA DE

CREACION DEL RECURSO DE APELACION CONTRA LA

SENTENCIA PENAL

Tesis sometida a la consideración de la Comisión del Programa de

Estudios de Posgrado de Derecho para optar al grado y título de Maestría

Profesional en Ciencias Penales

HANZEL ANTONIO ARAYA MORALES

MARCO TULIO HERNANDEZ MORA

Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, Costa Rica

2013
DEDICATORIA

A Dios, por darme la vida y la salud para culminar este gran esfuerzo.

A mi esposa Jackelinne y a mis hijos Marco David y Giancarlo, a


quienes amo con todo mi corazón.

A mi padre Marco Tulio, quien es todo para mí.

MARCO

ii
DEDICATORIA

A mi esposa Kattia, a mis hijos Josué y David, por estar siempre


conmigo.

A mis padres, por ser fuente de mi inspiración.

HANZEL

iii
AGRADECIMIENTOS

Queremos externar nuestra gratitud al Dr. Carlos Tiffer

Sotomayor, Director de la presente investigación, por su orientación,

atinadas observaciones y sabios consejos, lo cual hizo posible la

culminación de este esfuerzo.

Asimismo,

agradecemos al Msc. José Manuel Arroyo Gutiérrez por sus valiosas

recomendaciones y toda la ayuda brindada para hacer posible la

realización de este trabajo.

Agradecemos, de igual manera, al Dr. Alvaro Burgos Mata por la

colaboración brindada.

Tambien expresamos nuestra sincera gratitud, al Msc. Mario

Alberto Víquez Jiménez, por la gran disposición que siempre tuvo para

ayudarnos .

Igualmente, agradecemos a todas las personas que han

colaborado con nosotros para la consecución de este objetivo.

A todos ellos, nuestro agradecimiento sincero.

MARCO Y HANZEL

iv
HOJA DE APROBACION

v
TABLA DE CONTENIDO

DEDICATORIA ................................................................................................................ ii
DEDICATORIA ............................................................................................................... iii
AGRADECIMIENTOS .................................................................................................... iv
HOJA DE APROBACION ................................................................................................ v
RESUMEN EJECUTIVO ................................................................................................. ix
LISTA DE TABLAS ......................................................................................................... x
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................. 1
Título I: La Casación Penal ............................................................................................. 13
Capítulo I: Aspectos generales del recurso extraordinario de casación ........................... 13
penal. ................................................................................................................................ 13
Sección I: Aspectos introductorios. ............................................................................. 15
1.-) La evolución de la casación penal ......................................................................... 17
Sección II: Caracterización de la casación penal tradicional y la necesidad de
garantizar el derecho al recurso. .................................................................................. 25
1.-) Los fines tradicionales de la casación penal. ........................................................ 25
1.1.-) El fin político o extraprocesal – tradicional: función nomofiláctica de la
casación penal. ............................................................................................................. 26
1.2.-) El fin procesal de la casación – la aplicación de la justicia al caso concreto –. . 45
Capítulo II: El derecho al recurso como parte del Debido Proceso. ............................ 51
Capítulo III: ¿Casación o Apelación para garantizar el ejercicio del derecho al
recurso? ........................................................................................................................ 59
Título II: El fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Mauricio
Herrera Ulloa versus Costa Rica. ..................................................................................... 70
Capítulo I: La transcendencia del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
en el caso Mauricio Herrera Ulloa versus Costa Rica y sus implicaciones jurídicas y
legales para garantizar el derecho al recurso. .................................................................. 70
Sección I: Planteamiento del problema. ...................................................................... 70
1.-) Antecedentes del caso Herrera Ulloa versus Costa Rica. ..................................... 72
2.-) Presentación del caso. ........................................................................................... 75
Sección II: La sentencia de la Corte Interamericana en el caso Mauricio Herrera
Ulloa............................................................................................................................. 79
1.-) El contenido del derecho de libertad de expresión según los parámetros de la
Convención Americana Sobre Derechos Humanos. .................................................... 79
1.1.-) La doble vertiente del derecho de libertad de expresión. ................................... 84
1.2.-) Las restricciones a la libertad de expresión........................................................ 89
1.3.-) El estándar de verdad en el ejercicio del derecho de libertad de expresión. ...... 91
1.4.-) La inconstitucionalidad de los delitos contra el honor en el ordenamiento penal
costarricense............................................................................................................... 104
2.-) Derecho de recurrir el fallo condenatorio según lo establece la sentencia Herrera
Ulloa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. ......................................... 114
2.1.-) Los argumentos de la partes. ............................................................................ 114

vi
2.2.-) El Derecho de recurrir, ¿Cuáles criterios se extraen de la sentencia Herrera
Ulloa? ......................................................................................................................... 121
Capítulo II: Análisis crítico de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el caso Mauricio Herrera Ulloa............................................................. 128
Capítulo III: Los criterios de la Jurisprudencia Internacional. .................................. 135
1.-) La Comisión Interamericana sobre Derechos Humanos. .................................... 136
2.-) La Corte Interamericana de Derechos Humanos. ............................................... 145
3.-) El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. ................................ 155
4.-) Tribunal Europeo de Derechos Humanos. .......................................................... 163
Capítulo IV: La revisión integral de la sentencia recurrida. ...................................... 167
1.-) ¿En qué consiste la revisión integral de la sentencia? ......................................... 167
2.-) ¿ Cuál es el medio de impugnación que satisface mejor las exigencias de la
Convención? .............................................................................................................. 178
Título III: La apertura de la casación penal en Costa Rica. ........................................... 188
Capítulo I: La apertura de la casación penal en Costa Rica y sus implicaciones jurídicas
y legales para garantizar el derecho al recurso: un análisis de la situación de la Sala de
Casación Penal. .............................................................................................................. 188
Sección I: Planteamiento del problema. .................................................................... 188
1.-) La ley de apertura de la casación penal: La necesidad de su promulgación e
implementación. ......................................................................................................... 191
Sección II: La situación de la Sala de Casación Penal durante el período de vigencia
de la Ley de Apertura de la Casación Penal. ............................................................. 197
1.-) Análisis del Primer período comprendido entre el año 2.000 y el año 2.005 -
Antes de la entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal -. ........ 202
2.-) Análisis del Segundo período comprendido entre el año 2007 y el año 2009. -
Después de la entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal -. .... 218
3.-) Análisis comparativo de los recursos de casación resueltos por la Sala Tercera de
la Corte Suprema de Justicia antes y después de la entrada en vigencia de la Ley de
Apertura de la Casación Penal. .................................................................................. 227
Sección III: Los alcances de la Ley de Apertura de la Casación Penal en el
ordenamiento jurídico costarricense. ......................................................................... 237
1.-) ¿Satisfizo la Ley de Apertura de la Casación Penal el objetivo para el que fue
creada? ....................................................................................................................... 237
Título IV: El Derecho al Recurso y la reforma legislativa de creación del Recurso de
Apelación contra la sentencia penal............................................................................... 252
Capítulo I: La Creación del Recurso de Apelación de la sentencia penal ..................... 252
1.) La Ley de Creación del Recurso de Apelación de la sentencia penal, ..................... 252
otras Reformas al Régimen de Impugnación e implementación de ............................... 252
Nuevas Reglas de Oralidad en el Proceso Penal. ........................................................... 252
2.-) El recurso de Casación Penal. ............................................................................. 268
Capítulo II: ¿Satisface el recurso de apelación de la sentencia penal instaurado en
Costa Rica, la garantía judicial establecida en el artículo 8.2.h) de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos? ...................................................................... 285

vii
1.-) La revisión integral del fallo como razón justificante de la reforma legal y su
importancia para tornar eficaz el derecho del inculpado a ser sometido a un Debido
Proceso. ...................................................................................................................... 285
2.-) ¿Es el recurso de Apelación contra la sentencia penal el medio idóneo para
satisfacer el cumplimiento de lo ordenado por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos? .................................................................................................................. 289
3.-) La aplicación de la garantía judicial establecida en el artículo 8.2.h) de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y la ley de creación del recurso de
Apelación contra la sentencia penal........................................................................... 301
4.-) Hacia un sistema de administración de justicia penal donde el fortalecimiento
constante del sistema de garantías y el derecho al recurso sea lo más importante. ... 311
CONCLUSIONES ......................................................................................................... 329
BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................... 345

viii
RESUMEN EJECUTIVO
Para el derecho procesal penal costarricense ha cobrado notoriedad, la sentencia dictada por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso denominado "Mauricio Herrera Ulloa vrs Costa
Rica”, siendo que a partir de ella, se ordenó al Estado costarricense adecuar el ordenamiento jurídico
interno, a lo dispuesto en el artículo 8.2.h de la Convención Americna sobre Derechos Humanos.

Costa Rica desde la promulgación del Código de Procedimientos Penales, había establecido un
sistema recursivo que se caracterizó por establecer, como único medio impugnación contra la sentencia
penal, un recurso de casación, el cual y según el criterio de la Corte Interamericana era incompatible con
la Convención pues no permitía una revisión integral de la sentencia. El pronunciamiento de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, inicio un proceso complejo de cumplimiento en donde la mayoría
de los diversos actores del ámbito jurídico, indicaron que aquella necesidad de lograr una “revisión
integral de la decisión recurrida” era posible desde su perspectiva, por medio de una casación ampliada.
Esta visión fue plasmada en la Ley de Apertura de la casación No: 8.503 del 6 de junio del 2.006, la que
mantenía un recurso extraordinario de casación como el medio de impugnación de la sentencia, que
teóricamente presentaba una mayor apertura en la valoración de prueba y en la posibilidad de cuestionar
los hechos; no obstante, aquella solución no fue vista con buenos ojos por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, la que no dio por finalizado el proceso de cumplimiento de la sentencia Herrera
Ulloa, por aquella iniciativa de Ley.

Una nueva lectura del Fallo Herrera Ulloa y del alcance del recurso con miras a lograr el examen
integral de la decisión recurrida, permitió concluir que aquel medio de impugnación, debía ser amplio en
la revisión fáctica, jurídica y probatoria, aspectos que solo se podían lograr a través de un recurso de
apelación. Esta última conclusión, derivó en la promulgación de la Ley No: 8.837, Ley de Creación del
Recurso de Apelación de la sentencia penal, otras reformas al Régimen de Impugnación e implementación
de nuevas reglas de oralidad en el proceso penal, con la que se estableció como medio de impugnación de
la sentencia, un recurso de apelación lo suficientemente amplio para el conocimiento de los hechos y el
derecho, en procura de lograr por su medio un examen integral del fallo.

La implementación de la citada Ley, cumplió formalmente con lo ordenado por la Corte


Interamericana; sin embargo, esta reforma legal propició una serie de críticas, por cuanto su promulgación
mantuvo un recurso de casación penal pero más cercano a su concepción clásica o tradicional, y en
consecuencia, más orientado a la búsqueda de la uniformidad de la jurisprudencia y del derecho objetivo -
fines que no habían sido exigidos por la Corte Interamericana –, y, lo cual fue visto por un sector de la
doctrina con resquemor, por cuanto se asoció a una intención de la Sala Tercera de la Corte Suprema de
Justicia, por mantener un modelo de justicia vertical, que permitiera a sus magistrados dictar pautas en
referencia a la interpretación jurídica.

Desde esta perspectiva, es posible establecer que el cumplimiento de lo ordenado por la Corte
Interamericana en la sentencia del caso Mauricio Herrera Ulloa, se satisfizo con la instauración de un
recurso de apelación, siendo que como consecuencia de ello, debe mantenerse en nuestro sistema procesal
un solo recurso extraordinario – y no dos como ocurre actualmente: casación y revisión-, siendo éste, el
procedimiento de revisión de sentencia, el cual debería ser conocido por la Sala Tercera de la Corte
Suprema de Justicia o por un Tribunal de revisión, cuyos miembros serían jueces de carrera nombrados
por el propio Poder Judicial - y no por la Asamblea Legislativa como se hace en este momento -,
evitándose así, la posibilidad de cualquier riesgo de injerencia política en la toma de decisiones
jurisdiccionales.

ix
LISTA DE TABLAS

CUADRO 1: RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.000,

PÁGINA 204.

CUADRO 2: RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.001,

PÁGINA 206.

CUADRO 3: RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.002,

PÁGINA 208.

CUADRO 4: RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.003,

PÁGINA 210.

CUADRO 5: RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.004,

PÁGINA 212.

CUADRO 6: RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.005,

PÁGINA 214.

CUADRO 7: RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.007,

PÁGINA 220.

x
CUADRO 8: RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.008,

PÁGINA 222.

CUADRO 9: RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.009,

PÁGINA, 224.

CUADRO 10: RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA

TERCERA SEGÚN RECURRENTE POR PERÍODO 2000- 2.005, PÁGINA 229.

CUADRO 11: RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA

TERCERA SEGÚN RECURRENTE POR PERÍODO 2007- 2.009, PÁGINA 231.

GRAFICO 1: RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA

TERCERA SEGÚN RECURRENTE POR AÑOS DE ANÁLISIS, PÁGINA 232.

xi
1

INTRODUCCIÓN

El fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso

Mauricio Herrera Ulloa del 2 de julio del año 2.004 que condenó al Estado

costarricense por no garantizar el derecho al recurso, representó sin duda

alguna, un hecho sin precedentes en nuestro ordenamiento jurídico en razón

de que por su medio, se declaró una responsabilidad de carácter

internacional y de ejecución inmediata1 que supuso, como una de sus

principales consecuencias, la imperiosa necesidad de valorar los alcances de

la casación penal, en cuanto único medio de impugnación contra la

sentencia penal legalmente establecido hasta ese momento.

1
En relación con este tópico de la ejecución inmediata del citado fallo, LLOBET RODRIGUEZ, ha
indicado lo siguiente: “La sentencia ordenada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos tiene una
gran importancia en el proceso de autoejecutividad de la Convención Americana de Derechos Humanos.
En primer lugar ya que la Corte Interamericana dispuso que se debía anular una sentencia condenatoria
firme ordenada por un Tribunal de Juicio costarricense y cuyo recurso de casación penal fue declarado sin
lugar por la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia. Esto tiene como implicación hacer consiente en
Costa Rica que la misma Sala Constitucional, la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia y el
Tribunal de Casación Penal pueden hacer incurrir en responsabilidad internacional al Estado de Costa Rica
a través de sus pronunciamientos. Además que en definitiva sobre la misma Sala Constitucional se
encuentra un Tribunal de mayor jerarquía que es la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Se resalta
además la ejecución inmediata que tienen las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
en Costa Rica, de modo que las resoluciones de la misma concernientes a nuestro país deben ser
ejecutadas igual que las de los tribunales de la jurisdicción interna costarricense. Por ello para ejecutar la
sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos no fue necesario presentar una solicitud de
revisión de la sentencia, sino con una simple comunicación realizada por la Procuraduría General de la
República el Tribunal de Juicio respectivo dejó sin efecto la sentencia condenatoria.” LLOBET
RODRÍGUEZ (Javier), Derechos Humanos y Justicia Penal, Heredia, Poder Judicial, Departamento de
Artes Gráficas, 2.007, p.p 149-150.
2

Desde este punto de vista la referida sentencia, obligó a adecuar el

ordenamiento jurídico interno a lo ordenado por la Corte Interamericana de

Derechos Humanos con el fin de satisfacer el derecho al recurso y lograr

por su medio una “revisión integral de la decisión recurrida” en estricta

conformidad con lo dispuesto de manera expresa por el artículo 8.2.h de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos.

A raíz de este importante pronunciamiento jurisdiccional, el Estado

costarricense, decidió en un primer momento que el cumplimiento de lo

ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos podía verse

satisfecho por medio de un modelo de casación penal ampliada, mismo que

se instauró en nuestro ordenamiento jurídico a partir de la entrada en

vigencia de la ley No: 8.503 del 28 de abril del 2.006, denominada Ley de

Apertura de la Casación Penal,2 y según el cual fuera posible atenuar el

rigor formal que es consustancial a este medio de impugnación en su

concepción clásica o tradicional, siendo que esto se lograría precisamente a

partir de la flexibilización de los requisitos que determinaban su

2
En adelante cada vez que se haga referencia a la Ley de Apertura de la Casación Penal deberá entenderse
que se trata de la ley No: 8.503 del 28 de abril del 2.006 publicada en la gaceta No: 108 del 6 de junio del
2.006.
3

admisibilidad con el fin de que esto no representara una limitante para

conocer de los recursos de casación interpuestos.

De igual manera, la citada Ley de Apertura de la Casación Penal

pretendió ampliar la posibilidad de cuestionar los hechos objeto del juicio y

su determinación (mediante la forma en que habrían de resolverse los

motivos de falta de fundamentación, violación a las reglas de la sana crítica

racional y violación al principio del in dubio pro reo) así como también,

procuró brindar una mayor apertura en cuanto a la admisibilidad y

valoración de la prueba esencial.

Sin embargo, a pesar de estos importantes esfuerzos emprendidos por

el Estado Costarricense, en criterio de la Corte Interamericana de Derechos

Humanos esto no fue suficiente para satisfacer el derecho al recurso, y

garantizar en forma plena el objetivo formalmente declarado de lograr por

su medio una revisión integral del fallo, lo que dio lugar a que se

promulgara finalmente en nuestro ordenamiento jurídico el 9 de junio del


4

2.010 la Ley No: 8.837 denominada Ley de Creación del recurso de

apelación contra la sentencia penal.3

Es así como a partir de este valioso instrumento jurídico procesal, se

instauró en nuestro ordenamiento un recurso de apelación contra la

sentencia penal, de carácter ordinario, amplio y desprovisto de formalidades

innecesarias, a través del cual, se ha pretendido dar cabal cumplimiento a lo

ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el sentido

de cumplir con la exigencia de permitir por su medio un “examen integral

de la decisión recurrida”, estableciéndose expresamente la facultad de

cuestionar directamente los hechos objeto del thema probandum y

confiriéndose una mayor amplitud para el ofrecimiento y la valoración de la

prueba esencial, así como el control jurisdiccional de legalidad que puede

instarse en relación con la fijación o individualización de la pena como uno

de sus cometidos más importantes.

Asimismo, se deja subsistente un recurso de casación más próximo a

su configuración clásica o tradicional (Principio de Intangibilidad de los

hechos probados y prohibición de entrar a revalorar prueba) mediante el


3
Ley No: 8837 de 03 de mayo del 2.010, publicada en la Gaceta N o: 111, Alcance 10-A de 9 de junio del
2.010, reforma que entró a regir el 9 de diciembre del 2.011.
5

cual se pretende lograr la uniformidad de la jurisprudencia y la vigencia del

derecho objetivo.

Así, en el presente trabajo de investigación, se intentará dimensionar

a partir de su consagración formal en el texto de la Ley No: 8.837 de 3 de

mayo de 2.010, la importancia que representa en nuestro ordenamiento

jurídico la reforma legal de creación del recurso de apelación contra la

sentencia penal, de acuerdo con los lineamientos generales establecidos en

el marco del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el

caso Mauricio Herrera Ulloa, y de la supervisión del cumplimiento de la

misma, con el fin de determinar si ¿es el recurso de apelación contra la

sentencia penal recientemente instaurado en nuestro ordenamiento jurídico,

el medio de impugnación que mejor satisface la garantía judicial establecida

en el artículo 8.2 h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos?

Con el fin de responder a esta interrogante, la cual constituye la

hipótesis del presente trabajo de investigación, se han planteado los

siguientes objetivos:
6

Objetivo General:

Determinar si el recurso de apelación es capaz de cumplir con lo

ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con el fin de

lograr por su medio una revisión integral de la decisión recurrida, que sea

acorde con una satisfacción plena del derecho al recurso según lo

establecido en la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto

de San José de Costa Rica.

Objetivos Específicos:

Analizar la trascendencia del fallo de la Corte Interamericana de

Derechos Humanos en el caso Mauricio Herrera Ulloa versus Costa Rica, y

sus implicaciones jurídicas y legales en el ordenamiento penal

costarricense.

Determinar estadísticamente, si la denominada Ley de Apertura de la

Casación Penal satisfizo en su momento la exigencia del derecho al recurso.


7

Establecer si el recurso de apelación contra la sentencia penal implicó

un cambio significativo en la práctica judicial con miras a garantizar un

examen integral del fallo.

Determinar, si a partir de la creación de un recurso ordinario de

apelación contra la sentencia penal, se justifica la vigencia en nuestro

ordenamiento jurídico de un sistema recursivo donde exista un recurso

extraordinario de casación más cercano a su concepción clásica o

tradicional.

El presente estudio tendrá un carácter exploratorio y descriptivo. El

estudio exploratorio tiene como característica principal el análisis de un

fenómeno nuevo. Así, se recomienda este estudio: “ cuando el objetivo es

examinar un tema o problema de investigación, poco estudiado, del cual se

tienen muchas dudas o no se ha abordado antes.”4

En atención al fenómeno en estudio, se procederá a realizar un proceso

de investigación con el fin de determinar, a partir de la creación de un

recurso de apelación contra la sentencia penal, cuáles han sido las


4
LOPEZ DE VELASCO DE FAUBER (Ana Luisa) y PICK DE WEISS (Susan), Cómo investigar en
ciencias sociales, Editorial Trillas, 2da Edición, México, 1982, p. 28.
8

principales implicaciones jurídicas, que ha tenido esta importante reforma

legal, en nuestro ordenamiento, al fin de pretender por su medio, garantizar

en forma plena, el ejercicio del derecho al recurso, según lo establecido en

el artículo 8.2 h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

De igual forma, el estudio tendrá un aporte descriptivo, en la medida en

que se comprenderá dentro del mismo, un análisis del proceso del

cumplimiento del fallo en el caso Mauricio Herrera Ulloa y su relación con

el tema del derecho al recurso, a partir de la reforma legal así introducida en

Costa Rica, siendo que con esto, se pretende alcanzar el objetivo de la

investigación descriptiva que caracterizan López de Velasco y Pick De

Weiss, y por cuyo medio es posible obtener: “…un mayor conocimiento

del fenómeno en cuestión, pero sólo pretende descubrir las características

más importantes del mismo en lo que respecta a su aparición, frecuencia y

desarrollo. Es decir, el investigador sólo quiere describir el fenómeno tal

como se presenta en la realidad…”.5

La estructura del presente trabajo de investigación, se encuentra

determinada de la siguiente manera:

5
LOPEZ DE VELASCO DE FAUBER (Ana Luisa) y PICK DE WEISS (Susan), Op. cit; p. 30.
9

Un título primero denominado la “casación penal”, el cual se compone

de tres capítulos. El primer capítulo se titula: “Aspectos generales del

recurso extraordinario de casación penal”, y en él se analizan los aspectos

teóricos y doctrinales que caracterizan el recurso de casación penal, siendo

que éste se divide, a su vez, en dos secciones en las cuales se tratan temas

referidos, a la evolución histórica y los fines de la casación penal

tradicional. El capítulo segundo se refiere a los aspectos teóricos del recurso

como parte del debido proceso, destacando la relevancia del recurso en un

sistema democrático que garantice los derechos humanos. Por último, en el

tercer capítulo denominado ¿casación o apelación para garantizar el derecho

al recurso?, se cuestiona a partir de las características de estos medios de

impugnación, cuál se acerca en mayor medida a las exigencias del artículo

8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Un título segundo que se refiere, concretamente, al fallo de la Corte

Interamericana de Derechos Humanos en el caso Mauricio Herrera Ulloa

versus Costa Rica, el cual se compone de un capítulo, en el que se analiza la

trascendencia de dicho fallo. Este título se divide en tres capítulos en las

que se tratan tópicos relacionados con el contenido del derecho de libertad

de expresión, el derecho de recurrir el fallo condenatorio, así como en qué


10

consiste la revisión integral de la sentencia, según lo ordenado por la Corte

Interamericana de Derechos Humanos, y cuál es el medio de impugnación

que mejor satisface las exigencias de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos.

Un título tercero, que corresponde al tema de la apertura de la casación

penal en Costa Rica, el cual consta de un capítulo en el que se analiza la

Ley de Apertura de la casación penal, No: 8.503 del 28 de abril del año

2.006, y sus implicaciones jurídicas y legales para garantizar el derecho al

recurso, y más concretamente, lo que tiene que ver con la situación de la

Sala de Casación Penal. Este capítulo, se encuentra dividido en tres

secciones, en las que se desarrollan aspectos propiamente referidos, a la

necesidad que determinó la promulgación e implementación de la citada

Ley, y específicamente se aborda como objeto de estudio con base en un

análisis estadístico, la situación de la Sala de Casación Penal durante la

vigencia de la misma, y ello, en dos períodos de tiempo claramente

delimitados, que van, el primer período del año 2.000 al 2.005 (antes de la

entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal) y el

segundo período que va del año 2.007 al 2.009 ( después de la entrada en

vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal), para posteriormente


11

realizar un análisis comparativo entre ambos períodos. También se analizan

en este capítulo, los alcances de la Ley de Apertura de la Casación Penal en

el ordenamiento jurídico costarricense, y, si ésta satisfizo o cumplió el

objetivo para el que fue creada.

Finalmente, un título cuarto, que se refiere al derecho al recurso y la

reforma legislativa de creación del recurso de apelación contra la sentencia

penal. Este título se compone de un solo capítulo que a su vez se divide en

dos secciones, en las que se analizan las implicaciones jurídicas y legales de

la instauración del recurso de apelación contra la sentencia penal en Costa

Rica. Asimismo, se analiza, la importancia del recurso de apelación para

garantizar la revisión integral de la decisión recurrida y si éste constituye el

medio idóneo para satisfacer la garantía judicial establecida en el artículo

8.2h) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y lo ordenado

por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Por último, se aborda el tópico, propiamente referido a la

consecución del objetivo de lograr en nuestro ordenamiento jurídico un

sistema de administración de justicia penal, donde el fortalecimiento

constante del sistema de garantías y el derecho al recurso sea lo más


12

importante, como uno de los pilares fundamentales sobre los que se sustenta

un Estado democrático de derecho.


13

Título I: La Casación Penal

Capítulo I: Aspectos generales del recurso extraordinario de casación

penal.

En el presente capítulo, se hará una exposición general acerca de la

evolución de la casación penal como una institución jurídica que en su

concepción clásica o tradicional surge directamente del derecho francés,

siendo que a través de su historia contemporánea reciente y más

concretamente como producto del pensamiento de la revolución francesa y

de las ideas del movimiento de la ilustración, se han ido perfilando los

rasgos caracterizadores fundamentales que han determinado su naturaleza

jurídica como un medio de impugnación contra la sentencia condenatoria.

Para ello, es importante analizar la casación penal desde su

concepción clásica, y más concretamente, a partir de la determinación del

fin que tradicionalmente le ha sido asignada, y el cual tiene que ver,

esencialmente, con el objetivo formalmente declarado de procurar por su

medio la uniformidad de la interpretación jurisprudencial y la vigencia del


14

derecho objetivo (función nomofiláctica o extraprocesal de la casación

penal), pero sin que resulte dentro de esta concepción estrictamente

necesario para el cumplimiento del mismo, la aplicación de la justicia al

caso individual.6

De igual forma, se analizará de qué manera en el curso de su

evolución reciente y esencialmente, a partir del fallo en el caso Mauricio

Herrera Ulloa versus Costa Rica de la Corte Interamericana de Derechos

Humanos de 2 de julio de 2.004, en nuestro país, la casación penal sufrió

cambios estructurales fundamentales motivados en la exigencia de adecuar

el ordenamiento jurídico interno (y los cuales se analizarán más adelante en

el desarrollo de este capítulo) que a nivel de su consagración legislativa

supusieron una ruptura respecto de los fines que tradicionalmente ha tenido

que cumplir con miras a alcanzar una revisión integral de la decisión

recurrida, operándose, en consecuencia, en su momento un cambio de

paradigma (donde acorde con esta evolución) lo que se busca es

6
Sobre este punto, PALACIO, ha establecido lo siguiente: “La inclusión del recurso analizado dentro de
la categoría de los recursos extraordinarios se apoya fundamentalmente, según se anticipó supra, nro. 5, en
la circunstancia de hallarse vedada al tribunal de casación, como regla, la revisión de las conclusiones de
hecho y prueba contenidas en la resolución impugnada de manera que la función de aquél se circunscribe
como contralor jurídico del fallo. En otras palabras, no se trata de un remedio procesal tendiente a corregir
cualquier injusticia o defecto procesal sino a verificar la legalidad de la sentencia o resolución impugnada
dentro de los límites derivados de los motivos taxativamente previstos en la ley e invocados, naturalmente,
por quien lo deduce …”. PALACIO (Lino Enrique), Los Recursos en el Proceso Penal, Editorial Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 2.009, p.p. 84-85.
15

precisamente, poner el énfasis en la garantía de la aplicación de la justicia al

caso concreto como su misión primordial (siendo éste su cambio más

significativo), y haciendo especial hincapié en el contenido esencial del

derecho al recurso como una garantía judicial efectiva en los términos

establecidos en el artículo 8.2.h de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos. Finalmente, se analizará, más allá de cualquier

denominación de carácter formal del recurso (ya sea casación o apelación, o

ambos) en qué consiste la garantía judicial establecida en el precitado

numeral, con el fin de posibilitar su ejercicio pleno.

Sección I: Aspectos introductorios.

La casación penal como cualquier otra institución jurídica y según se

analizará de seguido, es el producto de una evolución histórica7 a partir de

7
En relación con la evolución histórica de la casación penal se ha establecido lo siguiente: “La casación
responde a una concepción liberal del Estado. Nace como una consecuencia de la Revolución Francesa
(1790), no como un tribunal de justicia sino como un tribunal o comisión -por decirlo de alguna manera-
que se instala en el Poder Legislativo. Recordemos que la Revolución Francesa es una reacción contra el
Estado bajo la concepción de que este es el enemigo del ciudadano, por lo que después de alcanzar el
poder los nuevos legisladores tratan a través de la ley, de rodear al ciudadano de las mayores garantías
para protegerlo de este monstruo que es el poder estatal y que tiende a aplastarlo. De esta forma se adopta
la triada Montesquieu para dividir los poderes o funciones públicas y crear un sistema de “frenos y
contrapesos”. Pero aún así el Poder Legislativo como representante del pueblo desconfía de los jueces,
desconfía de la aplicación de la ley que puedan hacer los funcionarios del Poder Judicial, y se otorga el
derecho de controlarlos con un Tribunal de Cassation dentro del órgano legislativo que va a revisar –ante
recurso del interesado-la legalidad de los actos jurisdiccionales; es decir va a controlar a los jueces para
que no incumplan la voluntad popular expresada a través de la ley.
16

la cual se ha ido perfilando la esencia de su naturaleza jurídica, misma que

ha estado determinada por una serie de rasgos caracterizadores

fundamentales que la han imprimido una identidad propia. En los apartados

siguientes se tratará de realizar una caracterización de la casación penal, en

el contexto histórico de su aparición en el derecho francés y hasta la

actualidad, con el fin de conceptualizar a este medio de impugnación y

establecer su relación con la garantía de recurrir del fallo condenatorio,

como una exigencia fundamental que deriva del Derecho Internacional de

los Derechos Humanos.

Esta razón de ser de la casación en su doble visión, como un tribunal y como recurso,
transportada al derecho hispanoamericano sufre una transformación ideológica y deja de basarse en una
concepción liberal del Estado para convertirse en un tabú, un mito, y “algo” de difícil acceso para los
abogados y para los ciudadanos. De manera que el control de legalidad de las sentencias, es muy difícil de
lograr a través del recurso de casación, porque al mitificarlo es de acceso casi imposible para cualquiera, y
podríamos decir que se retrotrae el desarrollo del derecho hasta el período per formulas.
Todos recordamos aquel estado evolutivo del derecho continental, en que solo a través de
formulas sacramentales, se podía llegar a la justicia y obtener protección de la ley. En eso se convirtió la
casación penal en Costa Rica, hasta que se integra la Sala Constitucional al ordenamiento jurídico. A partir
de este momento se comienzan a romper los mitos, y se retoma la concepción de la casación dentro del
marco de Estado liberal, dentro de un esquema de garantías para los ciudadanos, y a ver el recurso no
como un ataque a la sentencia sino como una defensa del ciudadano ante una ilegalidad que pudo, por
error, no con dolo, haber cometido el tribunal de mérito. Esto lo vemos en la medida en que la Sala
Constitucional ha obligado a la Casación Penal a ser más tolerante, a ser menos severa en el control de los
requisitos de ingreso del recurso, y desde luego al haber establecido que todos los condenados en Costa
Rica tienen derecho al recurso de casación, y no como establecía la ley anteriormente, que solo
determinadas sentencias condenatorias podrían ser objeto de impugnación.” DALL’ANESE RUIZ
(Francisco), Falta de Fundamentación de la sentencia y violación de reglas de la sana crítica, San José,
Costa Rica, Revista de Ciencias Penales, No: 6, setiembre de 1.992, p.p. 50-51.
17

1.-) La evolución de la casación penal

El antecedente histórico inmediato de la casación penal, tal y como se

concibe y ha sido desarrollada en la actualidad, desde el punto de vista

conceptual y de su naturaleza jurídica, se encuentra en el Derecho francés,

puesto que es aquí, precisamente, donde la dogmática jurídica determina su

origen8 como un producto de la Revolución Francesa y de sus principios

ideológico - políticos rectores, y más específicamente, se atribuye al

denominado: “Conseil des parties” el haber propiciado el surgimiento de

este medio de impugnación.

Así, respecto del origen de la casación como una consecuencia del

pensamiento ilustrado y de la Revolución Francesa, se ha indicado en lo que

interesa, lo siguiente:

8
Sobre este punto AYAN, indica lo siguiente: “El recurso de casación, con sus características actuales,
tuvo su verdadero origen en el derecho francés, y más particularmente en el “Tribunal de Cassation”,
instituido durante la Revolución Francesa por el decreto del 27 de noviembre -1º de diciembre de 1790, el
cual a su vez derivaba del “Conseil des parties” que durante la Monarquía absoluta se creó para decidir,
por delegación del soberano, las “demandes en cassation” que se le dirigían en “dernier ressort” a fin de
que anulase las sentencias dictadas por los Parlamentos (órganos judiciales de última instancia), cuando
fuesen contrarias a las ordenanzas, edictos o declaraciones reales. El Tribunal originario sufrió diversas
modificaciones hasta convertirse en lo que hoy recibe el nombre de “Cour de Cassation”, cuya función
fundamental ha consistido en unificar, en la medida de sus posibilidades, la jurisprudencia…”. AYAN
(Manuel N.) Recursos en Materia Penal, Marcos Lerner Editora, Córdoba, 1.985, p.p. 30-31.
18

“El problema del origen de la casación parece poder resolverse, pues,

afirmando la directa derivación del Tribunal de Cassation, del Conseil des

Parties y aún en la identificación de ambos. De él derivaría entonces la

moderna casación. Sus caracteres esenciales coinciden: competencia de un

tribunal superior para conocer de la violación a las ordenanzas, edictos y

declaraciones regias, es decir, error en la aplicación del derecho por parte de

los parlamentos, que cumplían la función judicial; existencia de un recurso

de parte (demande en cassation); pertenencia del juez del recurso al orden

jurisdiccional, en virtud de la confluencia en el poder real de esa función

con la política y la legislativa. La esencia de la estructura de la casación se

encuentra, entonces en el Conseil des Parties. Aun el mismo Calamandrei lo

ha reconocido como “el arquetipo de la casación”, aunque para él su

verdadero origen se encuentra en la obra legislativa de la Revolución.”9

Según se desprende de lo anterior, es necesario tener presente que fue

precisamente a partir del denominado “Conseil des Parties” y el cual a su

vez dio origen al “Tribunal de cassation”, que se empieza a configurar la

esencia misma de la casación contemporánea o moderna, como un medio de

impugnación para corregir los errores en la aplicación del derecho por parte
9
CALAMANDREI Citado por: DE LA RUA (Fernando), La Casación Penal, Ediciones de Palma,
Buenos Aires, 1.994, p. 10.
19

de quienes ejercían directamente la función jurisdiccional, siendo que esto

contribuyó además a ir determinando paulatinamente y como el producto de

la evolución histórica de la institución, su naturaleza jurídica y sus rasgos

característicos más importantes.

Desde este punto de vista, el “Tribunal de cassation”, en su génesis

encarna como su fundamento los postulados revolucionarios de la

supremacía de la ley, como una consecuencia del Principio de Separación

de Poderes de MONTESQUIEU y de la igualdad de todos los ciudadanos

frente a ésta inspirada en el Contrato Social de ROSSEAU,10 adquiriendo en

consecuencia, una naturaleza esencialmente política, y según la cual, este

órgano fue concebido con el fin de controlar la actividad de los jueces, a

quienes se les prohibía interpretar la ley y apartarse de ella, en cuyo caso, la

función de dicho órgano, era precisamente la de “anular”,“casser”, aquellas

sentencias que fueran contrarias a la ley.

10
Señala VECINA CIFUENTES que: “El Tribunal de Cassation y, consecuentemente, también el recurso
de casación surgen en Francia –como apunta CALAMANDREI- por un motivo eminentemente político
que resulta acorde con los postulados que preceden y preparan la Revolución y, sobre todo, con los
presupuestos de ROSSEAU y, muy especialmente por MONTESQUIEU”. VECINA CIFUENTES
(Javier), La Casación Penal. El Modelo Español, Editorial TECNOS, Madrid, 2.003, p. 25.
20

Así, se ha establecido que en relación con la coyuntura histórico

política que dio origen al denominado Tribunal de Cassation francés, lo

siguiente:

“Fue, en cambio, el principio de división de poderes ideado por

MONTESQUIEU y asumido como dogma fundamental por la Asamblea

Nacional, y, más concretamente, la preeminencia del Poder legislativo sobre

el judicial, el que generó la creación del Tribunal de Cassation. El temor de

que los jueces franceses, que continuaban siendo los mismos del ancien

régime, no supieran adaptarse a los nuevos postulados surgidos de la

revolución e incluso llegaran a usurpar las funciones del Parlamento, único

representante de la voluntad general, fue, en efecto, el que originó la

creación de un órgano político, situado junto al poder legislativo, con el fin

de controlar la actividad de los órganos jurisdiccionales e impidir (sic) que

pudieran éstos salirse de los límites señalados en cada caso por la ley, que

era tanto civil como penal.”11

En relación con lo anterior, es menester indicar que la creación del

Tribunal de Cassation como un órgano de carácter estrictamente político,

11
VECINA CIFUENTES, Op. Cit., pp.25-26.
21

estuvo predeterminada por la necesidad de garantizar la preeminencia del

Poder legislativo sobre el judicial, y en consecuencia, lo que se pretendía

con su instauración, era ejercer esencialmente una función de control sobre

las decisiones de los órganos jurisdiccionales con el fin de evitar que éstos

se apartaran de los límites establecidos expresamente en la ley.

Así, en este primer momento del curso de la evolución histórica de la

casación penal en el Derecho Francés, lo que interesaba realmente era el

ejercicio de un control directo sobre las decisiones de los jueces y sobre la

aplicación del derecho y concretamente, lo primordial era mantener “la

vigencia de la ley”,12 de la cual, los jueces no estaban en posibilidad de

desapartarse y ello como consecuencia del dogma de la supremacía de la

ley.

En este sentido, es necesario tener presente, que en sus orígenes, la

casación penal dada esta finalidad de control político para garantizar la

12
Así, en cuanto a la casación penal BORINSKY y DIAZ señalan que: “su primera misión política tan
sólo nos debe ser útil para la comprensión de que, en ese sistema, la distinción entre cuestión de hecho y
cuestión de derecho, era tributaria de los designios políticos de la época, que no les interesaba controlar
los hechos, sino únicamente el derecho que aplicaban los magistrados en rebelión contra la “soberanía
normativa”. Como puede verse, allí la sentencia no era injusta por desconocer el derecho subjetivo del
agraviado, sino por atacar la vigencia de la ley, y con ello la autoridad legislativa”. BORINSKY (Mariano
Hernán) y DIAZ (Horacio Leonardo), El control de la sentencia condenatoria en materia penal, Editorial
AD-HOC, Buenos Aires, 2.002, p.27.
22

supremacía de la ley que tradicionalmente ha determinado su naturaleza, no

estaba enfocada en la protección de los derechos subjetivos de quienes se

sentían agraviados con la decisión.

Sobre este punto, de la protección de los derechos subjetivos del

agraviado en lo que respecta a esta concepción tradicional de la casación

penal, se ha insistido en que:

“…la preeminencia de los fines políticos del instituto ha sido históricamente

y es todavía, para el estilo tradicional del recurso de casación, la razón que

justifica la limitación de reprobación a los vitia iuris. Se trata de una idea

autoritaria, fundada más en el control de los funcionarios subalternos que en

la protección de los derechos individuales, que ha persistido a los principios

ilustrados impuestos por el Estado constitucional de derecho nacido con la

Revolución Francesa.”13

Posteriormente, la casación penal, sigue este proceso de evolución y

pasa de ser un órgano político a un órgano jurisdiccional, adquiriendo la

13
PASTOR (Daniel), La nueva imagen de la Casación Penal, Editorial AD-HOC, Buenos Aires, 2.001, p.
26.
23

denominación de: “Cour de Cassation”,14 siendo que por su medio

contribuye a lograr y desarrollar no solamente la función de anular -

“casser” - las sentencias, sino y más importante aún, lo que se pretende es

cumplir con la función de uniformar la jurisprudencia.

Desde este punto de vista, se ha señalado que en el curso de su

evolución histórica:

“El tribunal de Casación pasa a ser, de un órgano político, adscripto, al

Poder Legislativo en un principio y al Poder Ejecutivo después, (sic) uno

jurisdiccional, supremo del Poder Judicial. Es que una vez derogada por el

Código Napoleónico la absurda prohibición de la interpretación judicial de

la ley, el Estado fue sintiendo la necesidad de evitar que una misma norma,

aplicada a casos análogos, pudiera conducir a soluciones judiciales distintas

por el solo hecho de ser distintos los jueces intérpretes. Entonces, en aras de

cierta seguridad jurídica, el Tribunal de Casación se emplazó como Corte,

14
“La importancia del senado consulto del 28 Floreal año II, que dio al Tribunal de Casation la nueva
denominación Cour de Cassation, radica en la consagración definitiva del carácter jurisdiccional del Poder
judicial del Estado, y la configuración de la casación como un verdadero medio de impugnación, un
recurso otorgado al particular como remedio procesal”. DE LA RUA (Fernando), Op. Cit. p.18.
24

un órgano que puesto en la Cúspide del Poder Judicial sirviera también

para efectuar una función de homogeneización de la jurisprudencia.”15

Así, la casación penal se empieza a perfilar a través de la definición

de rasgos caracterizadores que determinan su estructura como un medio de

impugnación que surgió con una finalidad eminentemente política y

orientada al control de las decisiones de los jueces que fueran susceptibles

de amenazar la vigencia de la ley, para posteriormente adquirir un carácter

estrictamente jurisdiccional que se ha ido consolidando hasta la actualidad,

y mediante el cual se pretende alcanzar la correcta aplicación de la ley penal

y la uniformidad de la interpretación jurisprudencial.16

15
DE MIDON (Gladis), La Casación, RUBINZAL – CULZONI EDITORES, Buenos Aires, 2.001, pp.
40-41.
16
Sobre este punto se ha indicado que: “No puede sorprender, consecuentemente, que la cuestión de si el
tribunal de casación debía pertenecer al poder legislativo o a los tribunales judiciales haya sido uno de los
grandes temas de la Asamblea francesa después de 1.789 y en las primeras décadas del siglo XIX.
Calamandrei expuso en detalle el proceso legislativo de la Asamblea francesa. Aunque finalmente la
Asamblea decidió que sería un órgano distinto e independiente del parlamento, esta discusión ha estado
siempre presente cuando se ha querido definir la esencia de la casación. Una concepción que daba
prioridad a la naturaleza de institución quasi parlamentaria de la casación limitaba su esencia al control de
la aplicación de la ley correctamente entendida, sin considerar la justicia al caso objeto del proceso. Pero
si se acentúa el aspecto de órgano judicial, es posible pensar también en una función de hacer justicia en el
caso concreto, aunque sea dentro de ciertos límites, que no alteran el sentido originario de la casación.”
BACIGALUPO ZAPATER (Enrique), Derecho y Justicia Penal en el siglo XXI, Tribunal de Casación
Penal y Recurso de Casación, Madrid, Editorial COLEX, 2.006, p. 782.
25

Sección II: Caracterización de la casación penal tradicional y la

necesidad de garantizar el derecho al recurso.

En el presente apartado, se procederá a realizar una análisis general,

acerca de cómo ha sido conceptuada la casación penal clásica o tradicional,

a partir de sus rasgos característicos fundamentales que definen su identidad

como medio de impugnación, y de qué manera éstos han sido objeto de una

serie de cuestionamientos por parte de la dogmática jurídica, que han

predeterminado el curso de su evolución reciente, con el fin de flexibilizar

el rigor de su carácter limitado y dotarlo de mayor amplitud para garantizar

el derecho al recurso.

1.-) Los fines tradicionales de la casación penal.

De seguido, se analizarán los fines que tradicionalmente han sido

asignados a la casación en términos generales y de manera especial a la

casación penal, consistentes en la denominada función nomofiláctica, o fin

político o extraprocesal, así como las críticas que se hacen a la misma, y de

igual forma se estudiará lo atinente al fin procesal de este medio de

impugnación que pretende lograr la aplicación de la justicia al caso


26

concreto, y de qué manera por su medio se pretende garantizar el derecho al

recurso.

1.1.-) El fin político o extraprocesal – tradicional: función

nomofiláctica de la casación penal.

Tradicionalmente, el fin último de la casación penal como medio de

impugnación, ha sido conceptuado desde un punto de vista estrictamente

político, que tiene que ver directamente con la necesidad de garantizar la

correcta aplicación de la ley penal y lograr la uniformidad de la

interpretación jurisprudencial (Finalidad “nomofiláctica”, “política” o

“extraprocesal” de la casación17 ) en aras de mantener la vigencia del

principio de la seguridad jurídica, pero sin incluir como una característica

17
A este respecto, DE LA RUA, indica lo siguiente: “Según lo demuestra la evolución histórica de la
casación y los motivos expresados en las distintas leyes, es indudable que fuera de su estructura netamente
procesal, ella está rodeada de aspiraciones de orden constitucional o político tenidas en cuenta por el
legislador para establecerla. La doctrina más generalizada ha enfocado la materia casi siempre avasallando
los límites conceptuales de la impugnación, para ahondar en su finalidad política: uniformar la
jurisprudencia. Para Calamandrei, la Corte de Casación es – y debe ser – un órgano judicial supremo con
una finalidad diversa de la jurisdiccional, esto, es controlar que los jueces no se aparten de la ley, y que se
mantenga en el Estado la uniformidad de la jurisprudencia. El recurso de casación aparece como la otra
cara de la moneda, como el medio establecido por la ley para que se pueda obtener esa finalidad.” DE LA
RUA (Fernando), Op cit. p. 19.
27

esencial de su naturaleza jurídica la determinación de la justicia en el caso

concreto o individual.18

Desde este punto de vista, es necesario establecer que la dogmática

de la casación penal tradicional, se ha enfocado de manera primordial en el

control de la legalidad de la decisión, limitando su ámbito de aplicación,

únicamente al conocimiento de las cuestiones de derecho o propiamente

jurídicas , sin que se pueda por su medio entrar a analizar los hechos en

cuanto a su determinación,19 así como, también, está vedada cualquier

posibilidad de valorar la prueba, todo lo cual, queda reservado, al tribunal

que conoció el mérito de la causa como una de sus atribuciones principales,

y ello, como una consecuencia directa e inmediata del respeto de los

principios de la inmediación y la concentración que adquieren plena

18
Respecto de esta concepción tradicional de la casación desde sus orígenes PASTOR, ha establecido lo
siguiente: “lo cierto es que tanto su posición como órgano supremo puesto en la cúspide de la
organización judicial del Estado – Nación como la persistencia de la asignación a dicho órgano de la
finalidad de asegurar la vigencia del orden jurídico a través de la unificación de la interpretación
jurisprudencial, demuestra que el recurso estaba orientado prioritariamente para servir a tal fin y sólo de
modo accesorio y casual a la finalidad procesal de hacer justicia en el caso concreto.” PASTOR (Daniel);
Op. Cit. p. 29.
19
En relación con las características propias del recurso de casación según su concepción tradicional se ha
indicado, lo siguiente: “Estos son, a grandes rasgos los elementos esenciales de la institución que
analizamos: el recurso se refiere únicamente a las cuestiones de derecho, sustantivo o procesal, lo cual
implica en principio la exclusión de las cuestiones de hecho y, por lo mismo, de todo problema atinente a
la valoración de las pruebas; supone un interés de la parte que lo hace valer, por la cual la sentencia debe
causarle gravamen; el tribunal de casación puede resolver anulando la sentencia impugnada cuando releva
vicios formales, o bien puede ejercer competencia positiva adecuando la interpretación de la ley, que
emite en sede del recurso, a los hechos definitivamente fijados sin alterarlos.” LOPEZ IÑIGUEZ (María
Gabriela), El recurso de casación penal: vicios formales, en: Los Recursos en el procedimiento penal,
Editores del Puerto, Buenos Aires, 1.999, p. 42.
28

vigencia dentro de un sistema de enjuiciamiento penal, que privilegia el

juicio oral y público como uno de su pilares fundamentales.

En relación con esta caracterización de la casación penal tradicional

PASTOR ha establecido, en lo que interesa, lo siguiente:

“…el recurso de casación – o dicho con más precisión, un medio de

impugnación constreñido solo a las cuestiones de derecho – ha visto

justificado tradicionalmente su ámbito dogmático de revisión limitada en:

(a) el fin político de asegurar la unidad del derecho objetivo; (b) a través de

una interpretación de la ley, final y suprema, que asegure la uniformidad de

la jurisprudencia; (c) garantizando así, accesoriamente, la igualdad, (d)

respetando la decisión soberana del jurado sobre los hechos; (e) y las

limitaciones impuestas por los principios de oralidad, inmediación y

concentración del juicio penal; (f) para lograr así, también, una menor carga

de tareas de los tribunales superiores encargados del recurso. Si al cumplir

con todas estas exigencias se puede, además eliminar las resoluciones

judiciales incorrectas, ello es procedente. Pero en la dogmática tradicional

de la casación penal ello es procedente si – y solo si - esa eliminación está


29

al servicio de aquellas exigencias. Ésta es la caracterización concreta del

estilo tradicional de configuración del recurso de casación penal.”20

Ahora bien, a este respecto es importante establecer que la

concepción clásica o tradicional de la casación penal, tal y como fue

concebida a partir de las características que como medio de impugnación

son inherentes a su naturaleza jurídica, la cual está determinada por el

cumplimiento de la función política que ha sido indicada, de asegurar la

vigencia del derecho objetivo y de la uniformidad de la jurisprudencia , así

como las limitaciones o restricciones que son consustanciales a ésta (tales

como la intangibilidad de los hechos probados y la imposibilidad de

valorar la prueba derivada del principio de la inmediación) no es, en el

estado actual de su evolución, enteramente defendible o sostenible, pues son

varios los puntos de cuestionamiento, que la dogmática jurídica ha realizado

acerca de los objetivos formalmente declarados por esta concepción

tradicional de la casación penal.

En primer lugar, es necesario establecer que la función nomofiláctica

constituye un ideal inalcanzable, en el entendido de que no es posible desde

20
PASTOR (Daniel R.), Op. cit., p. 33.
30

un punto de vista eminentemente práctico, lograr la uniformidad de la

interpretación jurisprudencial y garantizar de esta forma la unidad del

derecho objetivo, en razón de que existen gran cantidad de sentencias

judiciales contradictorias que resuelven de un modo distinto las mismas

cuestiones jurídicas21, lo que contraviene los principios de igualdad y de

seguridad jurídicas.

De igual forma, la praxis forense, demuestra que hay un sinnúmero

de casos donde la sentencia no es recurrida en la vía de la casación penal, o,

el recurso así deducido es declarado inadmisible,22 lo que implica que la

decisión tomada por el tribunal de mérito no pueda ser objeto de

fiscalización por parte de la instancia respectiva con el fin de verificar la

21
Sobre este punto, PASTOR, indica que: “Por otra parte, el ideal de unificar la jurisprudencia es, por lo
apuntado, más una aspiración que una realidad comprobable. La demora crónica de los tribunales
superiores en resolver los recursos – verdadera “negación institucionalizada de la justicia” en palabras de
FERRAJOLI – ha herido de muerte toda función nomofiláctica; asimismo, la sobrecarga de casos – que
las limitaciones del recurso de todos modos no ha podido evitar – y la delegación de funciones ha
provocado también la proliferación inadvertida de resoluciones de un mismo tribunal superior, a veces
dictadas el mismo día, que resuelven contradictoriamente casos análogos, con lo cual queda suprimida
toda función uniformadora de la jurisprudencia.” PASTOR (Daniel), Op. cit; pp. 36-37.
22
A este respecto, CRUZ CASTRO, establece lo siguiente: “Retomando el anterior argumento, si la
casación pretendiera, como se duce usualmente, uniformar toda la jurisprudencia, entonces todas las
sentencias deberían revisarse en casación para ejercer ese verdadero control. Sin embargo, llegan a esta
instancia solo los casos en que alguna de las partes ha impugnado la sentencia. En este punto radica la
contradicción esencial que evidencia este recurso. La supuesta uniformidad que se pretende presenta
graves limitaciones porque, en muchas ocasiones, los asuntos no llegan a conocimiento del tribunal de
casación, porque no hay quien interponga el recurso o porque el excesivo formalismo en las condiciones
de admisibilidad impide su conocimiento.” CRUZ CASTRO (Fernando), Las funciones del Recurso de
Casación en el proceso penal moderno, -Conferencia-, en: Seminario sobre el Recurso de Casación en
materia civil, contencioso administrativa, laboral, penal, Procuraduría General de la República, San José,
2.002, p.p. 128-129.
31

correcta aplicación de la ley penal, especialmente en los asuntos en que

puedan presentarse violaciones a la misma, objetivamente constatables.23

FERRAJOLI, ha indicado, en relación con la imposibilidad de

cumplir con esta función nomofiláctica que caracteriza a la casación

tradicional, lo siguiente:

“El fracaso de la función de nomofilaquia adjudicada al juicio de casación

(…) es, ciertamente, un hecho innegable y públicamente conocido que se

manifiesta bajo dos aspectos: en primer lugar a través de la lentitud de los

juicios que como regla general se resuelven según las palabras de Sergio

CHIARLONI en una verdadera y propia denegación institucionalizada de

justicia en la que resulta comprometida amén de la nomofilaquia, el rol

integral de la casación. En segundo lugar, y en lo que respecta

particularmente a la nomofilaquia, a través de la profunda disparidad de las

decisiones, lo que contradice la función, en la cual ella consiste, de asegurar

23
En relación con esta problemática, PASTOR ha sido particularmente crítico al establecer que: “También
la limitación a las cuestiones de derecho impide la eliminación de las sentencias contradictorias en
cuestiones de hecho y prueba, defecto de las resoluciones judiciales de hoy, de cara al derecho del
imputado a obtener una revisión realista de su condena, ya no puede ser considerado menos grave que la
lesión del derecho. “Por último, las desviaciones de la interpretación de la corte de casación en cuestiones
de derecho cometidas por los tribunales de mérito pueden quedar sin control y eliminación (por tanto:
jurisprudencia contradictoria incorregible) no sólo por la inactividad del agraviado por el vicio, sino
también ante recursos planteados defectuosamente, algo en extremo frecuente en un medio de
impugnación tan sobrecargado de solemnidades.” PASTOR (Daniel), Op.Cit; p. 37.
32

“la interpretación uniforme de las normas jurídicas y de proporcionar, por

ende un mínimo de certeza en el derecho.”24

A este respecto, es de gran importancia, insistir en que esta función

nomofiláctica de la casación penal de uniformar la interpretación

jurisprudencial, desde el punto vista de su aplicación práctica, es muy difícil

de ser alcanzada, puesto que la praxis forense, demuestra que no pocas

veces, es posible encontrar a lo interno de un mismo órgano jurisdiccional

criterios de resolución diversos para casos análogos o similares que parten

de análisis técnicos y jurídicos que lógicamente pueden resultar igualmente

válidos y plenamente justificables, no siendo posible, en consecuencia,

lograr una uniformidad tal.

Por otra parte, es importante tener presente que el carácter restringido

o limitado que tradicionalmente ha sido asignado al recurso de casación

penal, tiene que ver directamente con la separación entre las denominadas

“cuestiones de derecho” (que por naturaleza constituyen el eje central de su

formulación dogmática y jurídica) y las “cuestiones de hecho”, las cuales,

24
FERRAJOLI (Luigi), Los Valores de la Doble Instancia y de la Nomofilaquia, Revista de Nueva
Doctrina Penal, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1.996, p. 445.
33

quedan excluidas de cualquier posibilidad de fiscalización por parte de la

instancia de casación.25

Así se ha indicado que: “La casación es un recurso limitado. Permite

únicamente el control in iure. Esto significa que la situación de hecho fijada

en la sentencia es tomada como ya establecida, y sólo se investiga si el

tribunal inferior han incurrido en una lesión al derecho material o formal.”26

En este sentido, es importante establecer, que éste último aspecto,

propiamente referido, al denominado “Principio de intangibilidad de los

hechos probados”, que desde un punto de vista estrictamente formal

constituye un rasgo característico fundamental de la dogmática del recurso

de casación penal tradicional,27 ha sido objeto de cuestionamientos que han

25
Así, Nuñez ha indicado que: “La concepción tradicional del recurso de casación penal, característica e
invariablemente alcanzó a las llamadas “cuestiones de derecho”, es decir – solo para ensayar configurarlas
- “las relativas a la consideración jurídica de los hechos de la causa”, quedando –en la práctica, en
principio- afuera las “cuestiones de hecho”, es decir, los acontecimientos de la vida que constituyen la
materia justiciable.” C. NUÑEZ (Ricardo) citado por J. BERTOLINO (Pedro), La metamorfosis del
recurso de casación penal (algunas consideraciones a propósito de dos fallos actuales trascendentes, en:
Justicia Penal y Estado de Derecho, Editorial Jurídica Continental, San José, 1ª Edición, 2.007, p. 479.
26
IRIBARREN (Ezequiel) ¿Es necesario ampliar la casación para asegurar el doble conforme?, en:
Cuadernos de doctrina y jurisprudencia penal, año: III, número: 3, Editorial AD-HOC VILLELA Editor,
Buenos Aires, 2.003, p. 296.
27
Sobre este punto DE LA RUA, ha establecido lo siguiente: “Nosotros consideramos que la distinción
entre hecho y derecho es el concepto más importante de la casación, que puede y debe hacerse, más allá de
las sutiles objeciones que se le pueden formular desde un punto de vista lógico. Pero no creemos que la
diferenciación deba establecerse con un criterio teleológico, fundado en la finalidad de uniformar la
jurisprudencia que se le atribuye a la casación. Esta finalidad que, como ya hemos visto, está en realidad
34

ido determinando el curso de su evolución reciente, y, los cuales, están

predeterminados esencialmente por la necesidad de procurar una mayor

apertura de este medio de impugnación con el fin de garantizar de una

manera más amplia el derecho al recurso por parte del condenado.

Desde esta perspectiva de análisis, se ha establecido, a nivel teórico

doctrinal y como producto de esta evolución que de que ha venido siendo

objeto la casación penal, que la separación entre cuestiones de hecho y de

derecho (y según, la cual son revisables en esta vía, únicamente estas

últimas) no se puede mantener en la actualidad, dado que más allá de la

determinación de los hechos que derivan de la vigencia del principio de

inmediación que informa el juicio oral y público como una facultad propia

del tribunal de sentencia o de las cuestiones fácticas simplemente, es más

importante, y, en lo que a su aplicación práctica se refiere, garantizar de la

forma más amplia posible el ejercicio del derecho de quien se siente

en el origen político del instituto, es ajena a su estructura puramente procesal. Creemos que debe invertirse
el ángulo de observación: no se distingue el hecho del derecho para asegurar la uniformidad de la
jurisprudencia, sino que esta uniformidad se obtiene, en mayor o menor medida, gracias a esta
característica del recurso. El juez de casación resuelve casos concretos, donde se controvierten intereses
singulares. En cada uno de ellos, debe examinar la interpretación y aplicación de las normas jurídicas
efectuadas por el Tribunal de juicio a los hechos establecidos, no en cuanto esa interpretación y aplicación
sean “susceptibles de reproducirse por imitación o contagio”, sino en cuanto norma general y abstracta,
contenida en el ordenamiento jurídico positivo y aplicable al caso concreto.” DE LA RÚA, (Fernando), El
recurso de casación, Víctor P. DE ZAVALÍA - Editor, Buenos Aires, 1968, p. 115.
35

agraviado por la decisión, intentando con ello dejar de lado dejar de lado

cualquier distinción de carácter formal.

En este orden de ideas BORINSKY y DIAS, citando a MAIER y

PASTOR, y con especial mención de este último autor, establecen lo

siguiente:

“En la misma línea de pensamiento que Maier, Pastor admite que ciertas

restricciones a la revisión de las comprobaciones fácticas habrán de

subsistir impuestas por las propias exigencias del juicio oral y público. Pero

señala que fuera de esas restricciones que son el resultado práctico del

cumplimiento de determinados mandatos superiores, las posibilidades de

impugnación deben ser ampliadas en toda la extensión posible, de modo de

hacer efectivo el derecho fundamental del imputado, igualmente de rango

superior a recurrir la sentencia de condena. Sostiene que por mandato de ese

derecho fundamental de jerarquía suprema el recurso de casación contra la

sentencia condenatoria debe ser ampliado en sus motivos. La casación

procesal debe permitir el enjuiciamiento pleno, de hecho y de derecho, de

las acciones denunciadas como violatorias de la ley procesal. La casación

sustantiva, a su vez, debe permitir la revisión de todo error, cualquiera que


36

sea su naturaleza, que el tribunal de casación puede constatar sin necesidad

de repetir el juicio.”28

En este mismo sentido, en nuestro medio, la Sala de casación penal,

había venido estableciendo ( y se aclara para los fines de esta investigación

que ello se dio antes de la reforma legislativa de creación del Recurso de

Apelación contra la sentencia penal) un enfoque orientado hacia el

abandono de esta separación formal entre el hecho y el derecho, a través de

la apertura del recurso de casación, en la medida en que resultara admisible,

cuestionar el marco fáctico establecido en la sentencia y, eso sí únicamente,

en cuanto a la impugnación por la forma se refiere, a través de los motivos

de violación a las reglas de la sana crítica racional y del in dubio pro reo.

Así se ha establecido en relación con este tópico fundamental, en lo

que interesa, lo siguiente:

“Desde otro ángulo, tradicionalmente se clasificó a la casación como un

recurso extraordinario en virtud de que impedía un examen “ex novo” de

los hechos establecidos en la sentencia recurrida, en virtud del principio de

28
BORINSKY (Mariano Hernán) y DIAS (Horacio Leonardo), Op.Cit; pp. 129-130.
37

su intangibilidad, de suerte que la impugnación debía restringirse

exclusivamente a cuestiones jurídicas (cfr.: De la Rúa, Fernando, La

Casación Penal, Ediciones De palma, Buenos Aires, 1994, p. 20). El

carácter extraordinario también se relacionaba con el fin político asignado a

la casación, de asegurar la uniforme aplicación de la ley, por lo que su

procedencia era excepcional y restrictiva (así: Podetti, citado por Ossorio

Manuel, Diccionario de Ciencias Jurídicas, políticas y sociales, Editorial

Heliasta, Buenos Aires, 1.987, p. 648). Sin embargo, aunque la aspiración

de uniformar la jurisprudencia se mantiene como un principio teleológico

del recurso, enraizado en sus orígenes en el derecho francés del antiguo

Régimen, la tesis de la exclusión del juicio sobre los hechos se encuentra en

franco abandono desde hace muchos años, incluso a nivel doctrinario, en

tanto que esta Sala ha sostenido, en reiterada jurisprudencia, que el

principio de la intangibilidad de los hechos probados solo subsiste en

cuanto al recurso por el fondo, pero no en lo que atañe a la impugnación por

la forma. A través de esta última variante, siempre ha sido posible discutir y

cuestionar el marco histórico definido en la sentencia impugnada y por los

más diversos medios, en particular por quebranto a las reglas de la sana

crítica o del principio del in dubio pro reo.”29

29
Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, Resolución número: 459, de las catorce horas cincuenta
38

No obstante lo que ha sido expuesto en la citada resolución respecto

de este último tópico (en el sentido de cuestionar el marco fáctico prefijado

en la sentencia recurrida), es necesario establecer que esta “apertura” de la

Sala de Casación Penal en relación con la mayor posibilidad de cuestionar

directamente o alegar alguna inconformidad en relación con la

determinación de los hechos (y pese a estos importantes esfuerzos

emprendidos a lo interno de dicho órgano jurisdiccional para tal fin), seguía

presentado en la práctica un carácter limitado, en razón de que una

impugnación tal, únicamente era admitida por vía indirecta a través de los

motivos de violación a las reglas de la sana crítica racional y de violación al

Principio del in dubio pro reo, más no así en lo que tenía que ver con el

recurso por el fondo, donde no resultaba procedente tal cuestionamiento,

precisamente por el límite infranqueable que deviene impuesto por el

Principio de intangibilidad de los hechos probados que como es bien sabido,

es consustancial a este medio de impugnación.

Íntimamente relacionada con la limitación determinada por el

principio de intangibilidad de los hechos probados característico de la

casación penal tradicional y según se vio, correlativamente se establece

minutos del treinta de abril del dos mil ocho.


39

como un rasgo definitorio inherente a su esencia, la imposibilidad fáctica y

jurídica de valorar prueba en esta instancia, todo lo cual, deviene impuesto,

de igual forma, por los principios de inmediación, contradicción y

concentración que informan el juicio oral y público.

En relación con este elemento caracterizador fundamental de la

casación penal tradicional consistente en la imitación de proceder a valorar

la prueba recibida en la fase del juicio oral, se ha establecido lo siguiente:

“uno de los aspectos que por naturaleza ha restringido la casación

tradicional o clásica, es la posibilidad del superior en grado, de entrar a

valorar prueba testimonial recibida por el tribunal ad quo con inmediación y

oralidad. Precisamente Binding criticaba que una sentencia emanada de un

juicio con oralidad e inmediación no podía ser revisada en segunda

instancia, mediante un recurso como la apelación que autorizara revalorar la

prueba, porque sería prevalecer al juez peor informado sobre el juez mejor

informado.”30

30
SALAZAR MURILLO (Ronald), Nuevo Enfoque de la Casación Penal Costarricense, San José, Costa
Rica, Revista de la Judicatura, No: 1, diciembre, 2.004, pp. 29-30.
40

No obstante, lo anterior, es menester indicar (y al igual que ocurre

con la separación entre el hecho y el derecho) que con el fin de garantizar el

derecho al recurso y en el curso de esta evolución reciente a que se ha

venido haciendo referencia, la casación penal costarricense

primordialmente, a través de la interpretación jurisprudencial ha pretendido

flexibilizar el rigor formal de esa caracterización tradicional, al admitir la

posibilidad jurídica de valorar prueba en la medida en que ello resulte ser

esencial para la correcta solución del caso, principalmente, en lo que

respecta, a los motivos de violación de las reglas de la sana crítica racional

y fundamentación ilegítima, así como al respeto del principio del in dubio

pro reo, lo cual, ha permitido desde un punto de vista eminentemente

práctico, dotar a dicho medio de impugnación de una mayor amplitud.

A este respecto, GONZALEZ ALVAREZ, ha establecido lo

siguiente:

“En primer término, la Sala de Casación sí valora la prueba escrita, en

relación con ella no tiene limitaciones porque no se violenta la inmediación.

En estos casos casación examina la prueba conforme se introdujo al debate.

Se trata de testimonios incorporados por lectura, documentos, peritajes, etc.


41

En segundo lugar, también valora prueba en todos aquellos casos en que se

cuestiona la aplicación de las reglas de la sana crítica. En tercer lugar lo

hace cuando examina en el proceso de la preterición de prueba (por falta de

valoración, o porque no se introdujo al proceso). En cuarto lugar, valora la

prueba cuando se acusa el vicio de fundamentación ilegítima basada en

prueba ilegal. En quinto lugar, y sin pretender agotar la lista, también la

casación realiza una valoración de las probanzas cuando verifica el respeto

al principio del in dubio pro reo. En todos estos casos, y en otros, la Sala

debe apreciar la incidencia de esa prueba en la conclusión, así como

también la incidencia de la restante prueba para determinar si la conclusión

se mantiene o no excluyendo aquella viciada, o incluyendo la prueba que se

echa de menos.”31

En este sentido, es claro que si bien no se puede soslayar el carácter

limitado que tradicionalmente ha presentado la casación penal en relación

con la posibilidad de entrar a valorar la prueba recibida durante el juicio

oral, es lo cierto que con independencia de los cuestionamientos que desde

el punto de vista práctico pudieran hacerse en relación con la amplitud de

31
GONZALEZ ÁLVAREZ (Daniel) y HOUED VEGA (Mario), Algunas Consideraciones sobre la
Evolución de la Casación Penal, San José, Costa Rica, Revista de Ciencias Penales No: 10, setiembre de
1.995, p. 76.
42

dicha valoración o respecto de la posibilidad de ofrecer nuevas pruebas en

esta instancia, una posición como la asumida por la Sala de Casación Penal

en torno a este tema, sí representó un esfuerzo importante con miras a

flexibilizar el rigor formal que es inherente o consustancial a este medio de

impugnación, y, en consecuencia, esto implicó una mayor amplitud para

garantizar el ejercicio del derecho de recurrir del fallo condenatorio.

En consecuencia, esta mayor amplitud que se pretendió alcanzar con

el fin de garantizar el derecho del condenado a recurrir la sentencia ante un

tribunal superior, determinada por la posibilidad de impugnar las cuestiones

de hecho ( aunque solo fuere posible a través de los motivos de violación a

las reglas de la sana crítica e in dubio pro reo) y valorar prueba, en la

medida en que ello resultare procedente, ciertamente contribuyó a perfilar

un nuevo paradigma, donde los criterios excesivamente rigurosos y

formalistas que han caracterizado a la casación penal clásica o tradicional,

han sido objeto de una profunda revisión dada la necesidad de hacer

efectivo el derecho a la doble instancia. 32

32
A este respecto, se ha establecido que: “Queda claro, hasta ahora, que las decisiones de los jueces de los
tribunales de juicios orales deben ser revisadas con un sentido amplio por un tribunal superior. En el
marco descripto, un reducido pero importante sector de la doctrina entiende que la casación debe abarcar
cuestiones de hecho y prueba para garantizar la doble instancia.” IRIBARREN (Ezequiel), Op.cit. p. 304.
43

Daniel R. PASTOR, comentando la sentencia de la Corte

Interamericana de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso

“Herrera Ulloa vs. Costa Rica” en relación con el tema de las formalidades

de que se encuentra provisto el recurso de casación penal tradicional, ha

establecido en lo que interesa, lo siguiente:

“Por lo demás, la necesidad, afirmada en la sentencia, de que el recurso sea

sencillo y desprovisto de formalidades excesivas también es incompatible

con la casación tradicional, que, en cuanto extraordinaria, está rodeada de

excesivas cargas formales que poco varían según los países: expresión

separada y exhaustiva de cada motivo, fundamentación autónoma

suficiente, firma de abogado, necesidad de expresar bajo pena de

inadmisibilidad del recurso que subsiste la voluntad impugnativa a pocos

días de interpuesto el recurso, etc.”33

Así, es claro que, la casación penal tradicional o clásica, según fue

concebida en sus orígenes, ha experimentado en el curso de su evolución

reciente cambios significativos que se han visto determinados por la


33
PASTOR R. (Daniel) Los alcances del derecho del imputado a recurrir la sentencia ¿La casación penal
condenada? A propósito del caso “Herrera Ulloa vs. Costa Rica” de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en Cuadernos de doctrina y jurisprudencia penal, año: IV, número: 4, editorial AD-HOC
VILLELA Editor, Buenos Aires, 2.004, p. 262.
44

necesidad de garantizar el derecho al recurso del condenado contra la

sentencia de la forma más amplia posible, y todo lo cual, ha permitido

superar la configuración o concepción tradicional de este medio de

impugnación con el objeto de lograr más allá de la satisfacción de sus fines

formalmente declarados, la aplicación de un criterio de justicia para la

correcta solución del caso individual.

A este respecto, se ha indicado que: “mantener el criterio tradicional

de la casación compromete los principios del Estado Constitucional de

derecho. En efecto, se privilegia el fin político de unificar la jurisprudencia,

que en la práctica es imposible de alcanzar, por el valor de la justicia

individual.”34

Desde este punto de vista, es importante hacer ver que en la

actualidad la casación penal (principalmente en los países donde este sigue

siendo el único medio de impugnación que se puede deducir contra la

sentencia condenatoria) ha venido experimentando en el curso de su

evolución reciente un cambio de paradigma, donde se ha pretendido poner

34
WAGNER (Federico) Crítica a la distinción entre hecho y derecho en la casación penal, en: Cuadernos
de doctrina y jurisprudencia penal, año: III, número: 3, Editorial AD-HOC VILLELA Editor, Buenos
Aires, 2.003, p. 331.
45

el énfasis, más que en el cumplimiento de los fines que tradicionalmente le

han sido asignados, en la garantía que representa, la oportunidad de ejercer

por su medio de la forma más amplia posible el derecho al recurso y la

aplicación de la justicia al caso concreto, como su cometido más

importante, y en resguardo del debido proceso legal que caracteriza un

sistema de enjuiciamiento penal dentro de un Estado democrático de

derecho.

1.2.-) El fin procesal de la casación – la aplicación de la justicia al caso

concreto –.

Según se vio la casación penal clásica o tradicional ha estado

enfocada principalmente, hacia la consecución de un fin nomofiláctico o

extraprocesal por definición, consistente en lograr la uniformidad de la

interpretación jurisprudencial y la vigencia del derecho objetivo, y solo de

una manera secundaria o que se podría catalogar como “residual” (y

únicamente en la medida en que ello, resulte necesario al cumplimiento de

tal fin ) se pretende por su medio lograr la aplicación de la justicia al caso

concreto que es la finalidad procesal por antonomasia (o en sentido estricto)

de este instituto jurídico. Esto, es lo que en la doctrina, se denomina como


46

la “función dikelógica” de la casación penal, o dicho de otra manera, la

función de hacer justicia en el caso concreto.

En relación con esta denominada: “función dikelógica” de la

casación penal, VESCOVI señala lo siguiente: “lo cierto es que el carácter

jurisdiccionalista de la casación española, que se transmite a nuestros

regímenes y aparece en todos los modernos, le hace por lo menos agregar

otro fin esencial. Es lo que Hitters menciona como función dikelógica, esto

es, la de hacer justicia en el caso concreto, pareciendo entonces como un

medio impugnativo (recurso), impulsado por el particular que un sufre

agravio de la sentencia, (aunque éste suponga una violación de una norma

de Derecho o de la doctrina legal o jurisprudencia dominante).”35

Importante es establecer que, en la actualidad, este enfoque

tradicional de la casación penal, ha tenido un cambio de orientación

predeterminado por la necesidad de garantizar con mayor amplitud el

derecho al recurso contra la sentencia penal condenatoria, con lo cual, el

35
VESCOVI (Enrique), citado por SALAZAR RODRIGUEZ (Luis Alonso), Una Nueva Visión del
Recurso de Casación Penal por el Fondo”, Revista de la Asociación de Ciencias Penales de Costa Rica,
Marzo, 2.000, año 12, No: 17, p. 60.
47

énfasis ha sido puesto más bien, en esta función dikelógica de hacer justicia

en el caso concreto.

Este cambio de paradigma de la casación penal, ha sido desarrollado

ampliamente por Daniel PASTOR, quien en relación con este tema, ha

escrito lo siguiente:

“Estas regulaciones, al reclamar la eficacia de para el derecho al recurso de

todo condenado penalmente, han terminado de invertir la imagen de la

casación penal. Desde entonces ya sin dudas ni discusiones el fin procesal

de la institución (la justicia del caso individual) queda supra ordinado por

encima del fin político de asegurar la vigencia y la unidad del derecho

objetivo. De esta inversión de imagen, de este cambio de prioridad de fines,

corresponde extraer ricas consecuencias para los alcances futuros de la

casación penal.”36

Así, la satisfacción del interés del condenado con el objeto de tutelar

de manera efectiva su derecho a recurrir la sentencia mediante una revisión

lo más amplia posible de la misma y desprovista de cualquier limitación


36
PASTOR (Daniel), La nueva imagen de la Casación Penal, Editorial AD-HOC, Buenos Aires, 2.001, p.
87.
48

formal innecesaria para procurar así, una solución justa y razonable o, más

concretamente, la aplicación de la justicia al caso individual , es

precisamente, el cambio más significativo que se ha operado con respecto a

la concepción clásica o tradicional de la casación penal y de sus fines

procesales y extraprocesales, y todo lo cual, ha determinado el curso de su

evolución reciente, principalmente, en lo que respecta, al contenido material

y a la efectiva vigencia de la garantía de la doble instancia, que deriva de la

propia Constitución y de los Instrumentos Internacionales sobre Derechos

Humanos.

A este respecto, BACIGALUPO, señala, en lo que interesa, lo

siguiente:

“La práctica actual de la casación ha redefinido la finalidad del recurso

entendiéndolo según la Constitución. La institución procesal de la casación

se basa actualmente no solo en la unificación jurisprudencial y en la

garantía del cumplimiento de la ley. Sin duda esta finalidad del recurso se

mantiene inalterada. Sin embargo, a partir de la interdicción de la

arbitrariedad, la casación ha adquirido también, una función de verificación

de la correcta de la determinación de la premisa menor y de la pena y,


49

consiguientemente, de garantía de una decisión legalmente justa del caso

enjuiciado. La redefinición del objeto de la casación proviene, por tanto, de

una evolución dogmática respaldada por el derecho comparado e impuesta

por la Constitución.”37

Desde este punto de vista, es importante establecer que el

replanteamiento que se ha dado en relación con los fines que

tradicionalmente fueron asignados al recurso de casación, y en concreto,

respecto de aquel que tiene que ver con la garantía de la aplicación de la

justicia al caso concreto, dimana como una exigencia propia del Derecho

Internacional de los Derechos Humanos, que consagra de manera expresa el

Debido Proceso y derecho del imputado a recurrir el fallo condenatorio,

pero sobre todo, resaltando la obligación de que esta decisión pueda ser

revisada de manera amplia e integral.

En este sentido, se ha indicado, lo siguiente:

“En este orden de ideas, podríamos convenir en que el recurso de casación

resulta ser el medio de impugnación común u “ordinario” aunque

37
BACIGALUPO ZAPATER (Enrique), Op. Cit., p.795.
50

técnicamente se lo considere un remedio “extraordinario”, para que durante

el proceso penal mixto, con investigación preparatoria escrita y plenario

oral, el imputado pueda cuestionar eficazmente las decisiones adversas a su

interés legítimo en los términos queridos por el Pacto de San José de Costa

Rica e Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que ahora han pasado

a ser requisito constitucional del llamado “debido proceso” para destruir

válidamente con certeza esa inocencia que ampara durante su desarrollo al

inculpado.”38

De acuerdo con lo que ha sido expuesto, es evidente que, en la

actualidad, la casación penal (en los países donde este medio de

impugnación continúa siendo el único remedio procesal para la revisión del

fallo), presenta una diferencia de enfoque respecto de su concepción clásica

o tradicional como producto de una evolución histórica que sin

desnaturalizar su esencia, impone correlativamente a los fines que

tradicionalmente le fueron asignados, la necesidad de garantizar (a partir de

su aplicación práctica y dejando el carácter limitado que históricamente ha

presentado) el derecho al recurso y la doble instancia, lo cual ha venido

siendo desarrollado y conceptuado a nivel de la dogmática jurídica y de la


38
CHIARA DÍAZ (Carlos A.) y HORACIO OBLIGADO (Daniel), La nueva casación penal:
consecuencias del fallo casal, Editorial Jurídica Nova Tesis, Rosario Santa Fe, 2.005, p. 27.
51

interpretación jurisprudencial, como parte integrante del Debido Proceso y

se ha erigido como un pilar fundamental de un Estado democrático de

derecho. En este sentido, resulta que esta diferencia de enfoque,

correlativamente, impone igualmente (y esencialmente en los países donde

la casación penal sigue siendo el único medio de impugnación contra la

sentencia condenatoria) la obligación de garantizar de manera amplia y

eficaz, la revisión del fallo condenatorio.

Capítulo II: El derecho al recurso como parte del Debido Proceso.

El derecho al recurso, independientemente de la denominación

jurídica que en cada ordenamiento se le dé al medio de impugnación por

cuya virtud aquel pueda hacerse efectivo y ejercerse plenamente (ya sea

apelación, o casación penal), ha sido conceptuado en la actualidad como un

derecho que forma parte de la garantía de ser sometido a un Debido Proceso

que tiene toda persona declarada responsable por la comisión de un ilícito

de carácter penal, y por su medio lo que se pretende concretamente es que

quien recurre esté en posibilidad de instar de una manera amplia y sin

limitaciones y formalismos innecesarios, una revisión integral de su

condena ante un tribunal superior.


52

A este respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la

vía de la interpretación jurisprudencial, y más concretamente, en la

sentencia que corresponde al caso de Mauricio Herrera Ulloa versus Costa

Rica, se ha referido al recurso de un modo general como un derecho a

través de la cual se debe propiciar un: “examen integral de la decisión

recurrida”39 que se establece como una exigencia fundamental, que deviene

impuesta por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y los

instrumentos internacionales sobre Derechos Humanos , y en particular,

según lo dispone en forma expresa, el artículo 8.2.h de la Convención

Americana sobre Derechos Humanos.

Así, este derecho humano fundamental ha sido consagrado

expresamente, en el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos,

de 16 de diciembre de 1.966, el cual en su artículo, 14.5 dispone que: “Toda

persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo

39
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la sentencia dictada en el caso de Mauricio Herrera
Ulloa versus Costa Rica, ha establecido en lo que interesa, lo siguiente:
“163. El juez o tribunal superior encargado de resolver el recurso interpuesto contra la sentencia penal
tiene el deber especial de protección de las garantías judiciales y el debido proceso a todas las partes que
intervienen en el proceso de conformidad con los principios que lo rigen.
164. La posibilidad de “recurrir del fallo” debe ser accesible sin requerir mayores complejidades que
tornen ilusorio este derecho.
165. Independientemente de la denominación que se le de al recurso existente para recurrir un fallo, lo
importante es que dicho recurso garantice un examen integral de la decisión recurrida.” Sentencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004 en el caso Herrera Ulloa versus Costa
Rica.
53

condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal

superior, conforme a lo prescrito por la ley.”40

De igual forma, la Convención Americana sobre Derechos humanos

también denominada: “Pacto de San José de Costa Rica”, en su artículo

8.2. h) regula lo atinente al derecho al recurso, al señalar, lo siguiente:

“8.2.- Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su

inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad.

Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a

las siguientes garantías mínimas:

h-) derecho de recurrir el fallo ante juez o tribunal superior.”41

Importante es establecer que, más allá de su formulación teórica o

dogmática y de su consagración expresa en el texto de la ley, esta garantía

tiene que tornarse operativa desde un punto de vista práctico, con el fin de

que el inculpado de delito pueda acceder a la justicia y a una tutela judicial

40
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 14.5; en: Instrumentos Internacionales de
Protección de los Derechos Humanos, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José, 2.005, p.
33.
41
Convención Americana Sobre Derechos Humanos, art. 8.2 h); en: Instrumentos Internacionales de
Protección de los Derechos Humanos, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José, 2.005, p.
83.
54

efectiva, a través de un ejercicio real y efectivo del derecho al recurso, el

cual debe encontrarse desprovisto de cualquier limitación de carácter

formal, que impida la posibilidad de lograr la revisión de su condena y la

aplicación de la justicia al caso concreto o individual, aspecto este último,

que según se vio, es el cambio más significativo que se ha dado respecto de

la forma en que fue concebida la casación penal tradicional.

En relación con el derecho de recurrir el fallo, la Corte

Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia que correspondió al

caso Mauricio Herrera Ulloa versus Costa Rica, estableció, en lo que

interesa, lo siguiente:

“157. El artículo 8.2.h) de la Convención Americana dispone que durante el

proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, “de recurrir el fallo

ante juez o tribunal superior.

158. La Corte considera que el Derecho de recurrir del fallo es una garantía

primordial que se debe respetar en el marco del debido proceso legal, en

aras de permitir que una sentencia adversa pueda ser revisada por un juez o

tribunal distinto y de superior jerarquía orgánica. El derecho de interponer

un recurso contra el fallo debe ser garantizado antes de que la sentencia


55

adquiera calidad de cosa juzgada. Se busca proteger el derecho de defensa

otorgando durante el proceso la posibilidad de interponer un recurso para

evitar que quede firme una decisión que fue adoptada con vicios y que

contiene errores que ocasionarían un perjuicio indebido a los intereses a una

persona. ( …)

161. De acuerdo al objeto y fin de la Convención Americana, cual es la

eficaz protección de los derechos humanos, se debe entender que el recurso

que contempla el artículo 8.2.h. de dicho tratado debe ser un recurso

ordinario eficaz mediante el cual un juez o tribunal superior procure la

corrección de decisiones jurisdiccionales contrarias al derecho. Si bien los

Estados tienen un margen de apreciación para regular el ejercicio de ese

recurso, no pueden establecer restricciones o requisitos que infrinjan la

esencia misma del derecho de recurrir del fallo. Al respecto, la Corte ha

establecido que “no basta con la existencia formal de los recursos sino que

éstos deben ser eficaces”, es decir, deben dar resultados o respuestas al fin

para el cual fueron concebidos.”42

Este planteamiento de la Corte Interamericana de Derechos

Humanos, pone el énfasis en la eficacia material (más allá de cualquier


42
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004 en el caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, párrafos 157, 158 y 161.
56

denominación formal) del derecho al recurso, que se entiende pre ordenada

hacia la consecución de un fin último que tiene que ver directamente con la

necesidad jurídico procesal de garantizarle al condenado un “examen

integral” de las cuestiones debatidas, o, más propiamente, de los aspectos

que resulten relevantes para la decisión.

Desde este punto de vista, es importante tener presente que, el núcleo

esencial del derecho de recurrir el fallo condenatorio ante un juez o tribunal

superior, impone como una exigencia jurídico procesal necesaria para su

ejercicio pleno, el que por su medio se garantice legalmente la posibilidad

real y efectiva de entrar a cuestionar directamente de una manera amplia y

suficiente los vicios o defectos procesales o sustanciales que aquélla pueda

contener y que causen un agravio objetivamente constatable o verificable a

la persona legitimada para hacer uso del mismo con el fin de controlar su

validez y eficacia.

De igual manera, es menester insistir en que el medio de

impugnación a través del cual ello resulte posible según el margen de

apreciación de los Estados, debe encontrarse desprovisto de formalidades

innecesarias, que atenten contra su efectivo ejercicio, pues la satisfacción


57

de una exigencia tal forma parte integrante de la garantía del Debido

Proceso Legal y del contenido esencial del derecho de recurrir el fallo

condenatorio según ha sido expresamente establecido en el artículo 8.2 h)

de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

En cuanto a este contenido mínimo esencial del derecho al recurso

del condenado, MAIER, ha señalado lo siguiente:

“a) el derecho al recurso del condenado, que prevén las convenciones

internacionales, significa, básicamente, el “derecho a poder lograr un nuevo

juicio”, cuando mediante el recurso se comprueba que la condena, por fallas

jurídicas en el procedimiento, en la percepción directa de los elementos de

prueba por parte del tribunal que la dictó o, incluso, por fallas en la solución

jurídica del caso, no puede ser confirmada como intachable (regla de la

doble conforme), y, por, ende, no se sostiene frente al recurso;

b) para hacer efectivo este derecho es preciso instrumentar un recurso que

permita reexaminar la corrección de los actos de procedimiento seguidos

para logar la sentencia y el cumplimiento de sus formalidades, la percepción

que el tribunal sentenciante ha tenido del contenido de esos actos para

advertir toda gruesa falla que, por acción o por omisión, haya sucedido en el
58

debate, y, por último, toda falla en la aplicación del Derecho que funda la

decisión; ello echa por tierra la afirmación de la imposibilidad de producir

prueba, por ejemplo, en el recurso de casación…”43

En este sentido, es necesario establecer que el Derecho del inculpado

a reprobar la sentencia condenatoria ante un tribunal superior, comprende la

facultad de provocar a través de su ejercicio el examen profundo y

exhaustivo de los defectos absolutos del procedimiento y de las cuestiones

de carácter estrictamente formal que causen agravio, así como la posibilidad

de impugnar directamente el juicio intelectivo de valoración de las pruebas

con el fin de controlar el iter lógico seguido por el juzgador para arribar a

una decisión que presuponga como una consecuencia jurídica inmediata la

declaración de una responsabilidad penal y la consiguiente determinación

judicial de una pena.

43
MAIER (Julio B. J.), El recurso del condenado contra la sentencia de condena: ¿una garantía procesal?,
en: La aplicación de los tratados sobre derechos humanos por los tribunales locales, ARTES GRÁFICAS
CANDIL, Buenos Aires, 1.998, pp.421-422. En relación con el contenido del derecho al recurso del
condenado y la regla de la doble conforme, continúa diciendo este autor, lo siguiente: “Esta garantía
procesal, bien explicada, debe conducir necesariamente, a la exigencia de que, para ejecutar una pena
contra una persona, se necesita una doble conformidad judicial, si el condenado la requiere. Está
condición procesal, impuesta a la aplicación de una pena estatal –con otras palabras: al desarrollo del
poder penal del Estado-, ha sido perfectamente descripta, por analogía con la exactitud de una operación
matemática, como la exigencia del principio “doble conforme”. El “derecho al recurso” se transformaría,
así en la facultad del condenado de poner en marcha, con su voluntad, la instancia de revisión –el
procedimiento para verificar la doble conformidad- que, en caso de coincidir total o parcialmente con el
tribunal de juicio, daría fundamento regular a la condena –dos veces el mismo resultado = gran
probabilidad de acierto en la decisión- y, en caso contrario, privaría a de efectos a la sentencia originaria.”
MAIER (Julio B. J.), Op. Cit. p. 415.
59

Desde esta perspectiva de análisis el derecho al recurso constituye

uno de los pilares fundamentales sobre los que se sustenta el sistema de

garantías y el Debido Proceso Legal, que caracterizan a un Estado

democrático de Derecho, y por cuyo medio se pretende lograr la aplicación

de la justicia al caso individual.

Capítulo III: ¿Casación o Apelación para garantizar el ejercicio del

derecho al recurso?

En los ordenamientos jurídicos, donde ha existido una única instancia

y tal y como ocurre en el caso de Costa Rica y en la mayoría de los países

que adoptaron un sistema de Derecho Continental Europeo,44 el derecho del

inculpado de recurrir del fallo condenatorio, ha sido garantizado a través de

un recurso de casación penal, por cuyo medio, se ha procurado

44
En relación con el establecimiento de la única instancia en Costa Rica, SALAZAR MURILLO, indica lo
siguiente: “En el proceso penal costarricense no existe doble instancia. La sentencia dictada por un
tribunal de juicio, que puede ser unipersonal o colegiado, sólo es revisada por un tribunal superior, cuyo
recurso se llama casación, y es conocido por el Tribunal de Casación Penal si la pena del hecho llega hasta
cinco años de prisión o la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia si la sanción es mayor. En
consecuencia, lo que existe en nuestro medio es instancia única, porque el fallo solo puede ser revisado
por un tribunal superior. La regulación de la única instancia no es exclusivo de nuestro país y puede
señalarse que a nivel latinoamericano esta forma de conocimiento en grado de la sentencia es casi
uniforme. Ello se explica en razón de la existencia de un juicio oral, público y contradictorio, con
inmediación de la prueba…”. SALAZAR MURILLO (Ronald), La condena de Costa Rica ante la Corte
Interamericana y su incidencia en la casación penal costarricense, Editorial Investigaciones Jurídicas, San
José, 1ª Edición, 2.004, p. 34.
60

(principalmente como el resultado de una evolución histórica reciente y en

resguardo del debido proceso legal) lograr una revisión de la decisión

recurrida de una forma cada vez más amplia y desprovista de formalidades

innecesarias , y lo cual según se ha indicado en los apartados precedentes,

ha supuesto una “ruptura” respecto de los fines que tradicionalmente han

sido asignados a este medio de impugnación, para hacerlo más acorde con

las exigencias impuestas por el derecho internacional de los derechos

humanos.

No obstante lo anterior, la casación penal entendida ésta como el

único remedio procesal para combatir los yerros que pueda contener la

sentencia condenatoria, ha sido objeto de cuestionamientos y ha dado lugar

a una amplia discusión45 respecto del verdadero alcance de su eficacia

material para garantizar de forma plena el denominado “derecho al

recurso”, y concretamente, esto tuvo que ver para el caso de Costa Rica,

con la cuestión de si a través de este medio de impugnación, realmente se

45
A este respecto, CASTILLO GONZALEZ, ha indicado lo siguiente: “Ciertamente, la casación ha
evolucionado en los últimos años, en el sentido de permitir al Tribunal de Casación cierto control en la
determinación de los hechos y de la apreciación de la prueba (violación de las reglas de la sana crítica,
falta de fundamentación de la sentencia, etc.) Pero es control es limitado y, en todo caso, insuficiente para
enfrentar el problema de la sentencia errónea. Sabido es que la Casación conoce de la aplicación del
derecho a los hechos, pero no de éstos”. CASTILLO GONZÁLEZ (Francisco), “Derecho de impugnación
de la sentencia condenatoria y derechos humanos”, Revista de Ciencias Jurídicas No: 41, mayo-agosto
1.980, p.43.
61

podía procurar un “examen integral de la decisión recurrida” exigencia,

esta última, cuyo cumplimiento fue impuesto a nuestro país en atención a lo

dispuesto por el citado fallo de la Corte Interamericana de Derechos

Humanos del 2 de julio de 2.004 que ordenó al Estado adecuar su

ordenamiento jurídico interno a lo establecido en el artículo 8.2.h de la

Convención Americana de Derechos Humanos, con el fin de garantizar el

derecho al recurso.

Importante es establecer, como corolario de lo anterior, que en la

doctrina ha existido, una discusión acerca de si para garantizar el derecho al

recurso, y más concretamente, para cumplir con la exigencia de procurar un

“examen integral de la decisión recurrida” en los términos señalados por la

Corte Interamericana de Derechos Humanos, basta con una única instancia,

a través de la regulación de un recurso de casación ante un tribunal superior

o si por el contrario, se hace necesaria, una doble instancia – en sentido

estricto – mediante el establecimiento de un sistema de recursos que regule,

tanto la apelación como la casación.


62

A este respecto, Alberto BOVINO, comentando el caso “Herrera

Ulloa” de la Corte Interamericana y el derecho al recurso contra la sentencia

penal condenatoria, ha indicado, en lo que interesa, lo siguiente:

“Lo que debe quedar claro es que el control casatorio no es una doble

instancia, y que debemos buscar alternativas para implementar el derecho a

recurrir la sentencia penal condenatoria sin acudir a una doble instancia que

destruiría los principios del juicio oral y público – únicos principios capaces

de respetar las demás garantías judiciales del artículo 8 de la Convención

Americana – eliminando los rigorismos formales de un recurso de casación

que no debe ser administrado de modo excesivamente ritual, sino por el

contrario, de modo favorable a la facilitación del efectivo ejercicio de la

persona condenada de su derecho a obtener un control recursivo de la

sentencia que lo perjudica…”46

Quienes no están de acuerdo con la creación de un recurso de

apelación contra la sentencia penal condenatoria y de una doble instancia en

general señalan que éste contradice los principios de oralidad e inmediación

46
BOVINO (Alberto), El caso Herrera Ulloa de la Corte Interamericana y el derecho al recurso contra la
sentencia penal condenatoria, en: Cuadernos de doctrina y jurisprudencia penal, año: V, número: 5,
Editorial AD-HOC VILLELA Editor, Buenos Aires, 2.006, p. 36.
63

que caracterizan al juicio oral y público.47 Esto dado el carácter renovador

que presenta este medio de impugnación y que es consustancial a su

naturaleza jurídica, toda vez que a través del mismo se procura lograr un

nuevo examen de los hechos, lo cual, trae como consecuencia en los casos

donde así se plantee la repetición del juicio, convirtiéndose de esta manera,

la apelación en una nueva primera instancia.

En este sentido, la apelación implicaría una renovación total de la

litis,48 puesto que esto daría pie a que se valore nuevamente la prueba

producida en la primera instancia, y se genere un nuevo examen de los

47
Sobre este punto, UREÑA SALAZAR, ha establecido que: “Podemos afirmar que en un inicio la
apelación era sinónimo de la repetición del juicio, o la reapertura de la instrucción, como se diría en la
época napoleónica. Esto es muy fácil de entender en un proceso escrito en donde las actuaciones se
registran en actas. Sin embargo, las dificultades de obtener un novum iudicium que implique la repetición
del juicio oral en los procesos que siguen el sistema de la oralidad hacen aparentemente inconciliable la
apelación con los principios de oralidad e inmediación.” UREÑA SALAZAR (José Joaquín), Casación
Penal y Derechos Humanos, Editorial Jurídica Continental, 1ª edición, San José, 2.006, p. 47.
48
En lo que respecta a una apelación por cuyo medio se pretenda plantear la renovación total de la litis se
ha indicado lo siguiente: “La apelación plena se concibe como un “novum iudicium” encaminado a
obtener una segunda decisión judicial sobre la controversia inicialmente deducida ante la jurisdicción,
decisión que recae no sólo sobre la totalidad del material instructorio aportado y debatido en primera
instancia, sino también sobre los hechos y las pruebas novedosamente incorporadas con posterioridad a su
finalización y cuya admisibilidad es, en principio, limitada.
La admisión pues, del llamado “ius novorum” en apelación es, como antes se dijo, en el modelo
pleno, prácticamente ilimitada. “Todo lo que pudo hacerse en primer grado hasta el momento del cierre de
la discusión, puede hacerse en segundo grado”.
Consideramos que aplicado en su puridad éste sistema, puede conducir a situaciones realmente
injustas, va contra la economía procesal y puede conducir a la dispersión, puesto que desde su perspectiva,
la parte puede estratégicamente, usar de la primera instancia como simple base de experimentación,
reservándose pruebas que sólo en la segunda instancia podrá sacar a relucir, dependiendo de la suerte de la
evolución de la contienda de cara a sus posiciones. Además la plenitud del sistema pleno, puede llegar a
constituir plena ficción, por cuando siguiendo la anterior estrategia, respecto a la actividad probatoria
agitada sólo en la segunda instancia, no existirá ya revisión.” SUAU MOREY (Jaime), Inmediación y
Apelación en el Proceso Penal, Librería Bosch, S.L., Barcelona, 2.010, p.p. 83-85.
64

hechos objeto del thema probandum por parte de otro órgano jurisdiccional,

que razonablemente estaría en posibilidad de arribar a una conclusión

diversa sobre la base de los mismos elementos de convicción, afectándose,

en consecuencia los principios de oralidad e inmediación que son

consustanciales al juicio oral y público.

En punto a lo que se refiere a esta crítica de la apelación como una

nueva primera instancia, el autor costarricense RONALD SALAZAR

MURILLO, indica lo siguiente:

“Uno de los problemas más importantes que notamos es que el concepto de

apelación conlleva una duplicación del juicio y mantenemos la crítica que

sería una nueva primera instancia. Nos inclinamos más por la tesis de una

casación ampliada con mayores poderes. Al rechazar la creación del recurso

de apelación, tomamos en consideración el retraso en la justicia que ello

genera, pues no puede ignorarse que instaurar un recurso de apelación

implicaría una tardanza considerable de la justicia, pues luego de la

apelación debería autorizarse la casación para uniformar la jurisprudencia;

en cuyo caso se violentaría el principio de justicia que establece el artículo

41 constitucional. Por otro lado, la apelación tendería inevitablemente a


65

repetir el juicio de primera instancia. También, si en la actualidad es difícil

realizar un debate oral y público por las enormes dificultades de localizar

testigos, entre otras, una apelación con audiencias de parte y pruebas haría

que se discuta otra vez todos los extremos del fallo, de manera que se

renueva toda la discusión y el juicio pierde todo interés. Estimamos que la

apelación, no es acorde con nuestro sistema procesal y en vez de beneficios

trae perjuicio enorme a la justicia. No sólo por las dificultades que entraña

su tramitación, sino porque ello deteriora el sistema de garantía que se ha

propuesto, en que el juicio oral y público debe ser el eje central del sistema

y que la segunda instancia sea la supervisión del primero y no un nuevo

juicio.” 49

Por otra parte, aquellos que están a favor del recurso de apelación,

señalan que este, a diferencia del recurso de casación que presenta un

carácter limitado, sí permite lograr un revisión más amplia de los hechos y

por consiguiente, omnicomprensiva de todos los puntos objeto de

impugnación de la decisión que resulten ser de interés para quien lo deduce,

y lo cual, tiende a garantizar de mejor forma la posibilidad de enmendar el

error judicial.

49
SALAZAR MURILLO (Ronald), Op. Cit., pp. 206-207.
66

Así, en nuestro medio, CASTILLO GONZÁLEZ, ha indicado

respecto de la conveniencia del establecimiento del recurso de apelación

que:

“Quizás el principal argumento a favor de la apelación sea que ella permite

un nuevo examen de los hechos (y del derecho) y que, desde este punto de

vista, brinda la posibilidad de enmendar el error judicial en que pudo

incurrir la primera sentencia. La apelación es un medio preventivo contra el

error judicial y por ello se justifica, pues errar humano es. Precisamente el

juez de la apelación puede descubrir más fácilmente el error que el primer

juez, porque el de apelación es fundamentalmente crítica del primer fallo: es

más fácil criticar una sentencia que hacerla.”50

En esta perspectiva de análisis, es menester indicar, de igual manera,

que en la doctrina, se ha planteado, la discusión acerca de si para garantizar

el derecho al recurso, es necesario establecer un régimen de impugnación,

que regule de manera expresa, un recurso de apelación, pretendidamente

amplio, por cuyo medio sea posible ejercer un control jurisdiccional de

legalidad de la decisión (y de aplicación de la justicia al caso concreto), y

50
CASTILLO GONZALEZ (Francisco), Op. Cit., pp. 40-41.
67

además de éste, un recurso de casación que corresponde a su formulación

clásica o tradicional, y mediante el cual se intenta alcanzar el ideal de

mantener la uniformidad de la interpretación jurisprudencial y la plena

vigencia del derecho objetivo.

Acerca de este planteamiento, Javier VECINA CIFUENTES, apunta

lo siguiente:

“Consecuentemente con esa idea, pese a los cambios introducidos desde su

formulación clásica, es precisa todavía un reforma a profundidad de la

casación que limite ésta al pleno cumplimiento de la función esencial que

ésta llamada a desempeñar. No obstante, el éxito de una empresa de este

tipo requiere la previa modificación del sistema actual de recursos penales

con el fin de lograr que éste sea capaz de asegurar en su conjunto los cuatro

valores o funciones que hemos visto le corresponde desempeñar en nuestro

Estado Constitucional de Derecho. Si se quieren respetar las anteriores

premisas la solución pasa, a nuestro modesto entender, por dos líneas

básicas de reforma; una, encaminada a atribuir al recurso de apelación las

funciones de control de la legalidad y justicia de la decisión, y, otra,

corolario de la anterior, dirigida a reservar la casación penal para aquello


68

que constituye su fundamento o razón de ser, esto es, el mantenimiento de

la uniformidad del derecho ordinario a nivel interpretativo. La modificación

legislativa debiera dirigirse inicialmente, por tanto, a generalizar la segunda

instancia limitada en todos los procesos penales.” 51

Esta discusión que se ha presentado a un nivel teórico y doctrinal

acerca de cuál de estos dos medios de impugnación (si la apelación o la

casación) es mejor para garantizar el derecho al recurso contra la sentencia

condenatoria, ha tenido gran importancia en nuestro medio y según se verá

más adelante, cuando se analicen las reformas que nuestro país implementó

en esta materia, precisamente, a partir del referido fallo de la Corte

Interamericana de Derechos Humanos que condenó al Estado costarricense

por no satisfacer en forma plena, la garantía judicial establecida en el

artículo 8.2.h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

En este sentido, se debe hacer hincapié en el hecho de que si bien el

citado fallo, no estableció de manera concreta qué tipo de recurso,52 es

51
VECINA CIFUENTES (Javier), Op. cit. pp. 162-163.
52
Sobre la importancia del recurso contra la sentencia condenatoria e independientemente de la
denominación que se le dé a éste, Jorge Luis Arce Víquez, ha indicado lo siguiente: “Es necesario
subrayar que el Pacto de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Americana sobre Derechos
Humanos no garantizan la posibilidad de dos enjuiciamientos sucesivos por dos órganos judiciales
69

necesario regular con el fin de asegurar la vigencia plena de la mencionada

garantía, es lo cierto que, con independencia de la denominación jurídica o

estrictamente formal que se le dé al recurso contra la sentencia condenatoria

(ya sea apelación o casación) lo importante para este fin, es que éste torne

eficaz desde un punto de vista eminentemente práctico y operativo el

contenido esencial de la garantía judicial establecida en el artículo 8.2.h

Convención Americana sobre Derechos Humanos, y todo lo cual, tiene que

ver directamente, con la posibilidad real y efectiva de lograr cuando sea

objetivamente constatable la corrección de los errores que aquella pueda

contener a través de un “examen integral de la decisión recurrida”, y

poniendo el énfasis en la aplicación de la justicia al caso individual.

diferentes, de modo que el segundo prevalezca sobre el primero, sino que busca garantizar el control o
fiscalización de la condenatoria que fue resuelta en el juicio de única instancia, para que esté exenta de
error que agravie al imputado (en caso de error se puede anular la sentencia y ordenar el reenvío a un
nuevo juicio cuando fuere necesario y posible, o resolver directamente de acuerdo con la ley aplicable). Se
cumple con nuestra Constitución Política y con la Convención Americana sobre Derechos Humanos al
establecer un recurso contra las sentencias condenatorias, sin que importe su denominación (apelación o
casación), lo que interesa es que permita verificar: A) si para la determinación del hecho que el a quo
estimó acreditado en su sentencia se observaron las formas procesales que han sido dispuestas a favor del
imputado (por ejemplo, se desvirtúa la determinación del hecho si por medio del recurso se pone en
evidencia que la prueba esencial no es legítima; o que la existencia del hecho no se deriva de la prueba; o
que la prueba no fue valorada conforme a las reglas de la sana crítica; o que la sentencia no describe el
contendido ni la valoración de la prueba; que la correcta valoración de la prueba no permite tener certeza
acerca de la existencia del hecho o de la participación del acusado); B) la calificación jurídica del hecho
acreditado.” ARCE VÍQUEZ (Jorge Luis), Los Recursos, en: Derecho Proceso Penal Costarricense,
Tomo: II; Editorial Asociación de Ciencias Penales, San José, 1ª Edición, 2.007, p. 578.
70

Título II: El fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en

el caso Mauricio Herrera Ulloa versus Costa Rica.

Capítulo I: La transcendencia del fallo de la Corte Interamericana de

Derechos Humanos en el caso Mauricio Herrera Ulloa versus Costa

Rica y sus implicaciones jurídicas y legales para garantizar el derecho

al recurso.

Sección I: Planteamiento del problema.

El dos de julio del año 2004, la Corte Interamericana de Derechos

Humanos condenó al Estado Costarricense por la violación de los Derechos

Humanos de libertad de expresión y opinión, y el derecho al recurso,

contemplados ambos en la convención Americana sobre Derechos

Humanos.

La condena dictada se relacionó con el caso Herrera Ulloa versus

Costa Rica, que se tramitó en la Corte Interamericana y que representó un

hecho trascendental en la historia del derecho procesal penal costarricense.


71

La relevancia del fallo Herrera Ulloa, la podemos ubicar en el contexto del

proceso internacional contra el Estado costarricense, que originó la

exigencia de reformas procesales al medio recursivo que Costa Rica había

instaurado contra la sentencia penal, sea éste, la casación.

La conclusión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,

originó un tortuoso proceso de cumplimiento que obligó a realizar un

análisis que permitiera establecer: ¿Cuál era entonces el medio de

impugnación que según las exigencias de la Corte Interamericana, debía

instaurar Costa Rica en cumplimiento del fallo Herrera Ulloa?

El presente capítulo, constituye el estudio de la sentencia del caso

Herrera Ulloa, esencial punto de partida en el tema que tratamos. Nos

avocaremos al estudio del fallo y sus principales consecuencias, que como

se ha dicho, giran en mayor medida respecto del derecho al recurso, sin que

esto pueda desligarnos de la realidad histórica del fallo, que señala como

punto de origen, el cuestionamiento de la actuación del Estado

costarricense, en relación con la restricción a la libertad de información

impuesta por los Tribunales nacionales, en contra del periodista Herrera

Ulloa y el diario “La Nación”.


72

1.-) Antecedentes del caso Herrera Ulloa versus Costa Rica.

El antecedente directo del fallo Herrera Ulloa, lo podemos encontrar

en el proceso penal, por delitos contra el honor instaurado en la jurisdicción

interna costarricense, por el diplomático nacionalizado costarricense Félix

Przedborski. El periódico La Nación había publicado una serie de reportajes

en referencia al Sr. Przedborski que eran parte de una investigación

realizada por parte del periodista Herrera Ulloa, y, que indicaban que el

citado diplomático era ligado por medios periodísticos Europeos, a una red

mafiosa relacionada con diferentes ilícitos económicos y políticos en

Bélgica, para los que había aprovechado su status diplomático.53

Por esta razón, el Tribunal de Juicio de San José conoció en primera

instancia, la citada causa penal dictando una sentencia absolutoria, el

fundamento de esta decisión fue que la conducta de Herrera Ulloa carecía

de dolo, por cuanto las publicaciones cuestionadas eran parte del ejercicio

del derecho de información.54 Sin embargo, la Sala Tercera de la Corte

Suprema de Justicia, al conocer del recurso de casación interpuesto por el

53
Periódico La Nación, ediciones del 19, 20 y 21 de mayo del 2001, disponible en: www.nacion.com
54
Tribunal de Juicio de San José, Resolución número: 61, de las dieciséis horas del veintinueve de abril
del dos mil ocho.
73

querellante contra la decisión mencionada, anuló el fallo y ordenó el

reenvío de la causa, pues según su criterio, el Tribunal de primera instancia

había confundido el dolo de los delitos de difamación o publicación de

ofensas con las reglas de la excepción de la verdad.55

Derivado del reenvío ordenado por la Sala Tercera de la Corte

Suprema de Justicia, surgió un segundo pronunciamiento por parte del

Tribunal de Juicio de San José, el cual como era de esperar, en consonancia

con lo dicho por la Sala Tercera condenó a Herrera Ulloa por la comisión de

cuatro delitos de publicaciones de ofensas en su modalidad de difamación,

imponiéndole una pena de cuarenta días de multa, fijando por concepto de

acción civil un monto de setenta millones de colones de indemnización,

monto que debería ser cancelado por Herrera Ulloa y por el periódico La

Nación de forma solidaria, además de condenar a “La Nación” a publicar, el

por tanto de la sentencia y a retirar el enlace existente entre Nación digital,

el apellido Przedborski y los artículos querellados, en su lugar se estableció

que este enlace, debía dirigirse a la parte dispositiva de la sentencia.56

55
Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, Resolución número: 540, de las diez horas quince minutos
del siete de mayo de mil novecientos noventa y nueve.
56
Tribunal de Juicio de San José, Resolución número: 1320, de las catorce horas del doce de noviembre
del dos mil nueve.
74

La sentencia condenatoria fue recurrida por Herrera Ulloa y La

Nación. Sin embargo, el recurso de casación interpuesto fue declarado sin

lugar, por sentencia número: 084-2.001, de las catorce horas treinta y cinco

minutos del veinticuatro de enero del año dos mil uno, dictada por la Sala

Tercera de la Corte Suprema de Justicia. Esta resolución fue objeto de

múltiples cuestionamientos, dentro de los que destaca el que éste órgano

jurisdiccional, resolvió el recurso contra la sentencia de manera formalista,

restrictiva, y en contra de lo exigido por la Convención Americana sobre

Derechos Humanos.

Por esta razón el periódico La Nación, Fernán Vargas en calidad de

representante del citado medio de comunicación y Mauricio Herrera Ulloa

en su carácter personal, recurrieron en su condición de ofendidos ante la

Corte Interamericana de Derechos Humanos, para que esta instancia

internacional analizara si la sentencia impuesta contra Herrera Ulloa, era

contraria al derecho a la libertad de expresión y de información, y al

derecho al recurso, contemplados por la Convención Americana sobre

Derechos Humanos, aspectos todos estos, que al ser considerados por la

Corte Interamericana de Derechos Humanos derivaron en una sentencia


75

condenatoria por la violación de los Derechos Humanos contra el Estado

costarricense.

2.-) Presentación del caso.

Costa Rica en el marco jurídico de los derechos internacionales se

encuentra adscrito a la Organización de Estados Americanos, cuyos órganos

principales de resolución de conflictos son la Comisión de Derechos

Humanos y la Corte la Corte Interamericana de Derechos Humanos.57 Con

la aceptación de la jurisdicción de la Corte Interamericana, Costa Rica se ha

comprometido al respeto de sus obligaciones en el marco internacional de

los derechos humanos. A este respecto, se debe destacar que: “… al aprobar

estos tratados sobre derechos humanos, los Estados se someten a un orden

legal dentro del cual ellos, por el bien común, asumen varias obligaciones,

no en relación con otros Estados, sino hacia los individuos bajo su

jurisdicción.”58

57
CASTILLO RAMIREZ (Enrique), El sistema Interamericano de protección de los derechos humanos y
su incidencia en los derechos penal y procesal internos, en: Vida Social y Derecho. Cincuenta años de
investigación y análisis, Editorial Jurídica Continental, San José, 1a Edición, 2.008, p. 155.
58
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Constantine y otros versus Trinidad y
Tobago, citada por REY CANTOR (Ernesto), en: Medidas provisionales y medidas cautelares en el
sistema Interamericano de derechos humanos, Editorial Temis, publicado por Instituto Interamericano de
los Derechos Humanos, 2da Edición, 2.008, p. 57.
76

Debe además destacarse que el Estado costarricense ha garantizado el

cumplimiento de las resoluciones de la Corte Interamericana sobre

Derechos Humanos, ello por cuanto al suscribir el convenio Sede entre el

gobierno de la República de Costa Rica y la Corte Interamericana de

Derechos Humanos, se dipusó que las resoluciones dictadas por el

Organismo internacional tendrían el mismo carácter ejecutivo y ejecutorio

que ostentan las sentencias de los Tribunales nacionales.59

Al respecto este Convenio en su artículo 27 estipula lo siguiente:

“Artículo 27.- Las resoluciones de la Corte y, en su caso, de su Presidente,

una vez comunicadas a las autoridades administrativas o judiciales

correspondientes a la República, tendrán la misma fuerza ejecutiva y

ejecutoria que las dictadas por tribunales costarricenses”.60

El marco anterior permite dimensionar el alcance de la demanda

contra Costa Rica ante la jurisdicción internacional, por cuanto una vez

agotados los recursos internos, Herrera Ulloa y La Nación, acudieron en


59
Llobet Rodríguez (Javier), Derechos Humanos en la justicia penal. Evaluados con películas, Editorial
Jurídica Continental, 1ª edición, San José, 2.008, p.264.
60
Convenio Sede entre el Gobierno de la República de Costa Rica y la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, art. 27.
77

defensa de sus derechos ante esta instancia. Así, el 1 de marzo del dos mil

uno, interpusieron demanda ante la Comisión Interamericana de Derechos

Humanos, por la violación al derecho de libertad de expresión, debe

indicarse que esta Comisión no se pronunció ni en el informe 84/02, ni en

su demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, acerca de

la incompatibilidad del recurso de casación con la Convención Americana

sobre Derechos Humanos, pues ante la Comisión las víctimas no

esgrimieron ningún argumento que estableciera la violación del artículo 8

de la citada Convención.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el 28 de Octubre

del año dos mil dos, transmitió el informe 64/02 sobre el caso al Estado

costarricense y le otorgó un plazo de dos meses para que se dejara sin efecto

la sentencia condenatoria en contra de Herrera Ulloa, por considerar que

esta sentencia violentaba el derecho de libertad de expresión. Sin embargo,

el Estado costarricense argumentó que existía una imposibilidad legal

respecto del cumplimiento de esta decisión, en tanto no era posible anular

una sentencia firme, por la solicitud de la Comisión Interamericana, pues

sus decisiones no eran vinculantes y lo solicitado afectada el orden

constitucional.
78

La decisión del Estado Costarricense motivó la interposición por

parte de la Comisión, de una demanda ante la Corte Interamericana de

Derechos Humanos respecto del no cumplimiento de esta obligación, siendo

que, en el trámite ante la Corte Interamericana, las víctimas introdujeron

también para el conocimiento de la Corte Interamericana de Derechos

Humanos el tema de la violación del derecho al recurso.

En conocimiento de esta demanda la Corte Interamericana de

Derechos Humanos, decidió declarar con lugar los argumentos expuestos

tanto por las víctimas como por la propia Comisión Interamericana de

Derechos Humanos y en la parte dispositiva de su resolución estableció, la

violación de los artículos 13 y 8.2 h, de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos.

El siguiente apartado, constituye el análisis de fondo del caso, del

cual resaltaremos lo expuesto sobre el derecho de libertad de expresión y el

derecho al recurso, fijando este último como nuestro principal objeto de

valoración, por cuanto constituye el tema principal del presente trabajo de

tesis.
79

Sección II: La sentencia de la Corte Interamericana en el caso

Mauricio Herrera Ulloa.

1.-) El contenido del derecho de libertad de expresión según los

parámetros de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos.

El derecho humano de libertad de expresión se encuentra protegido

por los principales instrumentos internacionales de Derechos Humanos, así

como en la legislación interna de aquellos países que se consideran

democráticos y supone que todos los individuos tienen libertad de

investigar, recibir informaciones y difundirlas sin limitación de fronteras y a

través de cualquier medio de expresión.61

El derecho de libertad de expresión, se constituye como piedra

angular del sistema democrático, entendiendo este como un sistema político

que garantiza los derechos de las personas y fija límites a la acción del

61
La declaración de principios sobre la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de derechos
humanos, al respecto expresa: “2. Toda persona tiene el derecho a buscar, recibir y difundir información y
opiniones libremente en los términos que estipula el artículo 13 de la Convención Americana Sobre
Derechos Humanos. Todas las personas deben contar con igualdad de oportunidades para recibir, buscar e
impartir información por cualquier medio de comunicación sin discriminación, por ningún motivo,
inclusive de raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.”, disponible en:
http://www.cidh.oas.org/basicos13.htm.
80

gobierno. Es precisamente en este marco donde es posible ubicar el derecho

de expresión como: “...una condición necesaria para el debate público sobre

asuntos políticos o de interés general, debate que es esencial para la

existencia misma de la sociedad democrática...”. 62

El sistema normativo interamericano ha consagrado el derecho de

libertad de expresión en los principales tratados de Derechos Humanos,

sean la Convención Americana sobre Derechos Humanos en su artículo

13,63 así como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en su

62
FELGUERAS (Santiago), El derecho a la libertad de expresión e información en la jurisprudencia
internacional, en: La aplicación de los tratados internacionales sobre derechos humanos por los tribunales
locales, Editores del Puerto s.r.l, 2da Edición, Madrid, 1.998, p. 476.
.
63
El artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, dispone lo siguiente:
“Artículo 13. Libertad de Pensamiento y de Expresión
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la
libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras,
ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su
elección.
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a
responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para
asegurar:
a) el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o
b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.
3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de
controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y
aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la
comunicación y la circulación de ideas y opiniones.
4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de
regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo
establecido en el inciso 2.
5. Estará prohibido por la ley toda propaganda a favor de la guerra y toda apología del odio nacional,
racial o religioso que constituyan incitaciones a la violación o cualquier otra acción ilegal similar contra
cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión u origen
nacional.”
81

artículo 19.64

Además, a lo interno de la Comisión Interamericana de Derechos

Humanos se han propiciado procedimientos de valoración sobre su

ejercicio, mediante la creación de una relatoría u órgano especial del

derecho de la libertad de expresión, lo que ha originado informes anuales

que valoran la situación de este derecho. También se ha propiciado la

creación de legislación que fomenta una mayor protección del derecho de

expresión, ejemplo de ello, lo constituyen, la declaración de principios

sobre la libertad de expresión, y, más recientemente, la declaración conjunta

sobre delitos contra la libertad de expresión.65

Especial interés merece el artículo 13 de la Convención Americana

de derechos humanos que establece una concepción muy amplia de la

64
Así, el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, establece lo siguiente:
“1. Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones.
2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar,
recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente,
por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
3. El ejercicio del derecho previsto en el párrafo 2 de este artículo entraña deberes y responsabilidades
especiales. Por consiguiente, puede estar sujeto a ciertas restricciones, que deberán, sin embargo, estar
expresamente fijadas por la ley y ser necesaria para:
a) Asegurar el respeto a los derechos o la reputación de los demás;
b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.”
65
Informe anual de la Comisión Interamericana sobre Derechos Humanos, 2.011, Volumen II, disponible
en:www.oas.org/es/cidh/expresion/docs/informes/anuales/2012%2003%2021%20Informe%20Anual%20
RELE%202011%20impresión.pdf
82

libertad de expresión y pensamiento, pero también intenta resguardar la

autonomía de las personas, reconociendo y protegiendo su derecho a

expresar, crear y recibir información. Esta norma establece que la libertad

de información, no es un derecho absoluto, sino que admite restricciones

para que pueda coexistir con los demás derechos fundamentales.

Al respecto la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos ha

expresado:

“79. La Corte considera importante reiterar que el derecho a la libertad de

expresión no es un derecho absoluto y que el artículo 13.2 de la Convención

prevé la posibilidad de establecer restricciones a la libertad de pensamiento

y de expresión a través de la aplicación de responsabilidades ulteriores por

el ejercicio abusivo de este derecho. Las causales de responsabilidad

ulterior deben estar expresa, taxativa y previamente fijadas por la ley, ser

necesarias para asegurar “el respeto a los derechos o a la reputación de los

demás” o “la protección de la seguridad nacional, el orden público o la

salud o la moral públicas”, y no deben de modo alguno limitar, más allá de

lo estrictamente necesario, el alcance pleno de la libertad de expresión y

convertirse en un mecanismo directo o indirecto de censura previa.


83

Asimismo, la Corte ha señalado anteriormente que el Derecho Penal es el

medio más restrictivo y severo para establecer responsabilidades respecto

de una conducta ilícita.” 66

En el marco del análisis de la condena contra Costa Rica, en donde la

Corte Interamericana estableció que la sentencia emitida por los tribunales

nacionales, contra Herrera Ulloa y La Nación, era contraria al artículo 13 de

la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sobresale la

valoración de dicho fallo respecto de la función de la prensa en una

sociedad democrática y el alcance de aquellas situaciones en que se

presente una colisión entre el derecho de libertad de expresión y otros

derechos.

El fallo en el caso Mauricio Herrera Ulloa versus Costa Rica,

sobresalía por sus múltiples peculiaridades; producto de una publicación

periodística en relación con un funcionario público, se condenó a un

periodista por delitos contra el honor, lo que a la luz de la Comisión

Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de

Derechos Humanos, constituyó una violación al derecho de información.


66
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 22 de noviembre de 2.005, Caso
Palamara versus Chile, párrafo 79, en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_135_esp.pdf
84

Analizada la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos

Humanos en el caso Herrera Ulloa, en relación con el derecho de libertad de

expresión, es posible establecer que la condenatoria contra Costa Rica en

este extremo, en gran medida fue producto de tres conclusiones básicas: (1)

el derecho de libertad de expresión en una sociedad democrática, tiene una

vertiente individual y otra social, (2) el derecho de libertad de expresión

solo puede ser restringido con base en criterios de interés público, y, (3) por

último, de acuerdo con los dos anteriores, la exigencia de verdad en el

ejercicio del derecho de información, es una limitación excesiva en una

sociedad democrática.

A continuación, se verá el tratamiento argumentativo de la Corte

Interamericana de Derechos Humanos, en relación con los temas

planteados, respecto del derecho de libertad de expresión, esto en relación

con la condena contra Costa Rica, en la sentencia Herrera Ulloa.

1.1.-) La doble vertiente del derecho de libertad de expresión.

La Corte Interamericana reconoció en el caso Herrera Ulloa el

parámetro de valoración de la jurisprudencia internacional, que establece


85

que en relación con el derecho de libertad de expresión, debe interpretarse

que el mismo se compone por una doble dimensión: una individual y una

social.

Al respecto, la Corte Interamericana había expresado previamente

sobre el doble concepto de la libertad de expresión, lo siguiente:

“65.Sobre la primera dimensión del derecho consagrado en el artículo

mencionado, la individual, la libertad de expresión no se agota en el

reconocimiento teórico del derecho a hablar, sino que comprende además,

inseparablemente, el derecho de utilizar cualquier medio apropiado para

difundir el pensamiento y hacerlo llegar al mayor número de destinatarios.

En este sentido, la expresión y la difusión del pensamiento y de la

información son indivisibles de modo que una restricción de las

posibilidades de divulgación representa directamente, y en la misma

medida, un límite al derecho de expresarse libremente.

66. Con respecto a la segunda dimensión del derecho consagrado en el

artículo 13 de la Convención, la social, es menester señalar que la libertad

de expresión es un medio para el intercambio de ideas e informaciones entre

las personas; comprende su derecho a tratar de comunicar a otras sus puntos


86

de vista, pero implica también el derecho a todas de conocer opiniones,

relatos y noticias. Para el ciudadano común tiene tanta importancia el

conocimiento de la opinión ajena o de la información de que disponen otros

como el derecho a difundir lo propia.”67

La Corte Interamericana resaltó entonces que el derecho de libertad

de expresión representa un derecho de cada individuo, pero además un

derecho colectivo que implica la posibilidad de recibir información y

conocer el pensamiento ajeno.68Precisamente en el contexto social del

derecho de libertad de expresión, tiene especial interés el papel de la prensa

como instrumento esencial en el desarrollo de la libertad de expresión, pues

constituye el principal vehículo de transmisión de informaciones y

opiniones.69

Respecto al derecho de información según Herrera Ulloa, la Corte

Europea de Derechos Humanos había establecido que en el contexto de una

67
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 5 de febrero de 2.001, en el caso
Olmedo Bustos y otros versus Chile “la última tentación de Cristo”, párrafos 65 y 66, disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/artículos/seriec_73_esp.doc
68
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, en el caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, párrafo 108.
69
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, en el caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, párrafo 117.
87

sociedad democrática se debía garantizar no sólo la difusión de

informaciones o ideas que sean recibidas favorablemente o consideradas

como inofensivas o indiferentes, sino también aquellas que ofenden,

resultan ingratas o perturban a cualquier sector de la población.70 Como

consecuencia de ello, la Corte Interamericana, resaltó en Herrera Ulloa que:

"....es fundamental que los periodistas que laboran en los medios de

comunicación gocen de la protección y de la independencia necesarias para

realizar sus funciones a cabalidad, ya que son ellos quienes mantienen

informada a la sociedad, requisito indispensable para que ésta goce de una

plena libertad y el debate público se fortalezca…”.71

En nuestro medio, Rivero Sánchez, ha criticado la decisión de la

Corte Interamericana, que según su criterio otorga un derecho preferente al

derecho de información, sobre otros derechos que son contemplados por la

propia Convención. Este mismo criterio, fue expresado por el Estado

costarricense, en su defensa, en el proceso ante la Corte Interamericana

sobre Derechos Humanos. La posición del derecho preferente afirma,


70
Corte Europea de Derechos Humanos, Caso “of Castells v Spain”, Citado en sentencia del caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, párrafo 126, p.70
71
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, en el caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, párrafo 119.
88

propicia la inmunidad del periodista, lo que es preocupante en tanto la

praxis del ejercicio del periodismo, se encuentra supeditada, muchas veces a

las líneas editoriales que dependen de grupos de poder, que influyen

negativamente en la opinión de la sociedad.72

Nos parece que la crítica no encuentra sustento, la Corte

Interamericana abordó la problemática mencionada por Rivero, resaltando

la esencialidad del ejercicio del derecho de libertad de expresión en función

del ejercicio de otros derechos, además ha destacado la Corte

Interamericana la obligación de los Estados de propiciar leyes anti

monopólicas, que favorezcan el pluralismo y la diversidad del derecho de

información, lo que solventa los temores expresados por Rivero Sánchez.

En este sentido La Corte Interamericana sobre Derechos Humanos ha

expresado:

“…Por ello es indispensable, inter alia, la pluralidad de medios, la

prohibición de todo monopolio respecto de ellos, cualquiera sea la forma

72
RIVERO SANCHEZ (Juan Marcos), La tutela jurídica del honor. Reflexiones y contrapuntos, Editorial
Jurídica Intercontinental, San José, 1a Edición, San José, 2.008, p.49-68.
89

que pretenda adoptar, y la garantía de protección a la libertad e

independencia de los periodistas.” 73

1.2.-) Las restricciones a la libertad de expresión.

El derecho de libertad de expresión no es un derecho absoluto en

tanto su ejercicio puede ser limitado, sin embargo, en una sociedad

democrática las restricciones a la libertad de expresión deben guardar

relación con los objetivos diseñados por la democracia.

La Convención Americana sobre derechos Humanos, ha establecido

en forma expresa la exclusión del fuero de protección de la libertad de

expresión, en aquellas situaciones relacionadas, con la propaganda de la

guerra y la apología del delito que inciten la violencia en razón de odio

nacional, racial o religioso, la incitación al genocidio y la pornografía

infantil. En lo demás la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el

caso Herrera Ulloa, indicó que la interpretación del artículo 13, según se

había concluido desde la opinión consultiva OC-5/85 (Colegiatura

obligatoria) debía relacionarse con la interpretación del parámetro

73
Al respecto ver Opinión Consultiva OC-5/85 Corte Interamericana de Derechos Humanos, La
colegiatura obligatoria, párrafo 34, en:http:www.corteidh.or.cr/docs/opiniones/seriea_05_esp.pdf
90

“necesidad”, fijado por el artículo 13 de la Convención, que debía

entenderse como la existencia de una “necesidad social imperiosa”, que se

orienta a la satisfacción de un interés público.74

En el caso Herrera Ulloa, el objeto de litigio entre las partes, se centró

en establecer el límite al ejercicio del derecho de expresión, cuando se

encuentra en colisión con el derecho al honor, que es también protegido por

la Convención Americana de Derechos Humanos. En este sentido, la Corte

Interamericana, señaló que debía valorarse el parámetro de “necesidad”, en

función del “interés público”, concepto dentro del cual debía contemplarse

como un importante objeto de análisis, la situación en la que está de por

medio un “interés social” o el ejercicio de una “función pública”.

De este modo, quien se encuentre sometido a un régimen legal de

función pública, debe admitir una crítica mayor a quien es una persona

privada, justificación que se encuentra en la necesidad de lograr mayor

transparencia, mayor responsabilidad en la gestión pública y un debate más

amplio, respecto de aquellos asuntos que atañen al interés público y que son

esenciales en el funcionamiento democrático.


74
Opinión consultiva: OC-5/85, citado en Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de
2 de julio de 2.004, en el caso Herrera Ulloa versus Costa Rica, párrafo 121.
91

En este sentido se indicó, lo siguiente:

“129. Es así que el acento de este umbral diferente de protección no se

asienta en la calidad del sujeto, sino en el carácter de interés público que

conllevan las actividades o actuaciones de una persona determinada.

Aquellas personas que influyen en cuestiones de interés público se han

expuesto voluntariamente a un escrutinio público más exigente y,

consecuentemente, se ven expuestos a un mayor riesgo de sufrir críticas, ya

que sus actividades salen del dominio de la esfera privada para insertarse en

la esfera del debate público”.75

1.3.-) El estándar de verdad en el ejercicio del derecho de libertad de

expresión.

En relación con la doble vertiente de la libertad de expresión, es

importante dimensionar el papel de la prensa como principal vehículo de

transmisión de información y el papel que los medios periodísticos

desempeñan en el contexto social del ejercicio del derecho a la libertad de

expresión.
75
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, en el caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, párrafo 129.
92

En este sentido la Corte Interamericana Sobre Derechos Humanos, en

el caso Herrera Ulloa, señaló:

“117. Los medios de comunicación social juegan un rol esencial como

vehículos para el ejercicio de la dimensión social de la libertad de expresión

en una sociedad democrática, razón por la cual es indispensable que recojan

las más diversas informaciones y opiniones. Los referidos medios, como

instrumentos esenciales de la libertad de pensamiento y de expresión, deben

ejercer con responsabilidad la función social que desarrollan.”76

Precisamente uno de los aspectos trascendentales al abordar el tema

del ejercicio del periodismo de manera profesional en el fallo Herrera Ulloa,

consistió en cuestionar la responsabilidad ulterior del profesional, a partir

de sus publicaciones. Esta interrogante surgía a partir de que las víctimas

indicaron en su demanda que la condena impuesta por los Tribunales

nacionales era incompatible con la Convención Americana sobre Derechos

Humanos, pues se había exigido a Mauricio Herrera Ulloa probar la

veracidad de su información de manera contraria a los principios de una

sociedad democrática, lo cual constituía una censura al derecho de


76
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, en el caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, párrafo 117.
93

información. 77En este mismo sentido la Comisión de Derechos Humanos,

expresó que la condena impuesta a Herrera Ulloa impedía el libre

intercambio de ideas y opiniones y, era contraria a la jurisprudencia de la

Corte Europea de Derechos Humanos, que había afirmado el derecho de la

prensa en recurrir a ciertos grados de exageración o inclusive provocación,

en la emisión de información de temas relacionados al interés público.78

En relación con los anteriores argumentos la Corte Interamericana de

Derechos humanos, expresó que efectivamente la condena contra Mauricio

Herrera Ulloa era contraria al artículo 13 de la Convención Americana

sobre Derechos Humanos, ello por cuanto se le había sancionado

penalmente por reproducir parcialmente información publicada en otros

medios,79además destacó la sentencia de la Corte en el citado fallo que el

sustento de la condena impuesta en su contra era que solo pudo demostrar

que el querellante fue cuestionado a nivel periodístico en Europa, pero no

demostró la veracidad de esta informaciones, exigencia que constituía una

77
Demanda presentada por las víctimas en el caso Herrera Ulloa versus Costa Rica, párrafo 47, en:
http://corteidh.or.cr/docs/casos/herrera/sap.PDF
78
Demanda de la Comisión de Derechos Humanos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
párrafo 71, en: http://corteidh.or.cr/docs/casos/docs/casos/herrera/demanda.PDF
79
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, en el caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, párrafo 131.
94

limitación excesiva a la libertad de expresión y producía un efecto

disuasivo, atemorizador e inhibidor sobre los que ejercen la labor

periodística.80

La resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el

caso Herrera Ulloa ha sido objeto de críticas en relación con el tema del

carácter de verdad de la información. El Dr. Juan Marco Rivero en relación

con el fallo de la Corte Interamericana, en el caso Herrera Ulloa ha

cuestionado la condena de Costa Rica, ello por cuanto según su criterio no

existe una correcta valoración de la Constitución Política costarricense que

consagra en el artículo 46 de la Constitución Política el derecho a la

información, la cual de acuerdo con esta norma debe ser adecuada y veraz,

aspecto que no fue analizado en el fallo Herrera Ulloa.81

La posición de Rivero Sánchez, en términos generales es compatible

con la expresada por el Estado costarricense en su contestación de demanda

80
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, en el caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, párrafos 132-133.
81
La Constitución Política de la República de Costa Rica, en su artículo 46, indica: “(…) Los
consumidores y usuarios tienen derecho a la protección de su salud, ambiente, seguridad e intereses
económicos; a recibir información adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a un trato equitativo(…)”.
Al respecto ver Constitución Política de Costa Rica, artículo 46, editorial EUNED, 2.004.
95

ante la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos82 y con las

consideraciones del perito ofrecido ante esta sede por el Estado, Luis

Alberto Zumbado quien señaló la obligación de veracidad en el ejercicio

periodístico.83

No obstante los argumentos en relación con un supuesto derecho a la

verdad que proviene del artículo 46 de la Constitución Política, en nuestro

criterio parten de una premisa errónea por cuanto establecen que la

Constitución Política en el artículo 129 de la Constitución Política regula el

derecho de libertad de expresión, mientras el derecho de información está

regulado en el citado artículo 46 de la Constitución Política.84Cabe señalar

que dicha posición es completamente contraria a la expresada por la Corte

Interamericana de Derechos Humanos en relación con la interpretación de

la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que ha establecido que

82
En este sentido el Estado costarricense expresó: "...tanto menoscabo recibe una sociedad democrática
por no recibir información del comportamiento de sus funcionarios públicos, como en igual sentido-tal vez
mucho mayor-si la recibe pero en forma no veraz o incompleta. No recibir información veraz es tan
deplorable como no tener derecho o el impedimento a recibirla."
Contestación de demanda por parte del Estado costarricense, en el caso Herrera Ulloa versus Costa Rica,
p. 53, disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/herrera/contest.PDF
83
“En aquellos casos en que la información proviene de terceras personas, porque no la presenció el
periodista, éste debe garantizar que las versiones que la conforman sean el reflejo más exacto posible del
hecho o del acontecimiento. La comparación de versiones es esencial. La observancia de esto ayuda al
periodista a cumplir su deber obligación de informar a la sociedad y satisface el derecho de esta última a
estar informada.”
Peritaje de Luis Alberto Zumbado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
84
RIVERO SANCHEZ, (Juan Marcos),Op. Cit, p.35.
96

la libertad de expresión se compone de dos dimensiones inseparables, la

individual y la social y, que esta última involucra el derecho de recibir y

transmitir información, contexto en el que individuo se desenvuelve en una

sociedad democrática.

En este sentido el Juez García Ramírez respecto a la indivisibilidad

de este derecho, ha afirmado lo siguiente:

“El ejercicio del periodismo profesional no puede ser diferenciado de la

libertad de expresión; por el contrario, ambas cosas están evidentemente

imbricadas, pues el periodista profesional no es, ni puede ser otra cosa que

una persona que ha decidido ejercer la libertad de expresión de modo

continuo, estable y remunerado. Además, la consideración de ambas

cuestiones como actividades distintas, podría conducir a la conclusión de

que las garantías contenidas en el artículo 13 de la Convención no se

aplican a los periodistas profesionales.”85

85
GARCIA RAMIREZ, (Sergio), La libertad de expresión, en la jurisprudencia de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José, 1ª Edición, San José,
2.007, p. 24.
97

Bajo esta óptica, el contexto social del ejercicio del periodismo debe

ser valorado en relación con su importancia en la sociedad democrática. La

Corte Internacional ha destacado el papel del derecho de información en el

fortalecimiento de una sociedad pluralista, deliberativa por medio de la libre

circulación de información, ideas y expresiones de todo tipo.86

Precisamente por la relevancia de la prensa en la sociedad

democrática, es que no es posible admitir un supuesto derecho a la verdad

de la información en aplicación del artículo 46 de la Constitución Política,

ello por cuanto el derecho a la libertad de expresión, resulta ser un pilar

esencial en la democracia, un mecanismo de control y fiscalización contra

la arbitrariedad de del poder público. Por ello, la justa dimensión del

derecho de información, estipula la condición de un derecho preferente, del

cual depende la existencia y subsistencia de los otros derechos.

A este respecto, manifestó el Juez García Ramírez, en el voto

concurrente del caso Herrera Ulloa, expresó:

86
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 6 de febrero de 2.001, en el caso Ivcher
Bronstein versus Perú, párrafo 143, disponible en:http:www.corteidh.or.cr/docs/casos/seriec_74_esp.pdf
98

“…Esto implica que la libertad de expresión adquiera un doble valor: el que

le corresponde por sí misma, en su calidad de derecho fundamental, aun sin

tomar en cuenta la conexión que guarda con los restantes derecho básicos

así como el papel que cumple en el conjunto de la vida social, y el que

posee desde una perspectiva “funcional”: por el servicio que brinda a la

existencia, subsistencia, ejercicio desarrollo y garantía de otros derechos y

libertades.”87

De acuerdo con ello es posible visualizar un derecho de expresión

que por su relevancia, es pilar de la democracia, un derecho indispensable

del ciudadano, que no puede ser equiparado de ninguna forma con el

derecho económico que surge de la prestación de un servicio producto de

una relación de consumo, como pretende el Dr. Rivero Sánchez.88

87
Voto concurrente Juez Sergio García Ramírez, sentencia del 2 de julio del 2.004 en el caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, párrafo 4.
88
En relación con la relevancia del derecho de libertad de expresión y su relación con otros derechos el
Juez Sergio García Ramírez, en su voto concurrente de la sentencia del 2 de julio del 2.004, en el caso
Herrera Ulloa versus Costa Rica, expresó:

“4.En esta última hipótesis se plantea la “dimensión trascendental” de la libertad de expresión. Entre los
datos que concurren a caracterizarla figuran su gran alcance (que le permite llegar a un número muy
elevado de personas, en su mayoría ajenas al emisor del mensaje y desconocidas por éste), y la condición
de quienes la ejercen (profesionales de la comunicación, de quienes depende, en buena medida, la
información de los receptores del mensaje). Esto implica que la libertad de expresión adquiera un doble
valor: el que le corresponde por sí misma, en su calidad de derecho fundamental, aun sin tomar en cuenta
la conexión que guarda con los restantes derechos básicos así como el papel que cumple en el conjunto de
la vida social, y el que posee desde una perspectiva “funcional”: por el servicio que brinda a la existencia,
subsistencia, ejercicio, desarrollo y garantía de otros derechos y libertades.
99

Las responsabilidades por la exigencia de verdad en la información,

no son compatibles con una sociedad democrática, esto por cuanto esta

obligación puede constituirse en una forma de censura indirecta no

permitida por la Convención de Derechos Humanos,89 ello por cuanto su

efecto según lo expresado por la Corte Interamericana en el caso Herrera

Ulloa respecto del derecho de información puede ser: “disuasivo

atemorizador e inhibidor sobre los que ejercen la profesión de periodista,

lo que a su vez impide el debate público sobre temas de interés de la

sociedad.” 90

De acuerdo con ello la Corte Interamericana ha resaltado la diferencia

entre la verdad objetiva y la verdad de la información. Ello por cuanto se

ha establecido la imposibilidad de exigir que la información periodística

pueda ser calificada como verdadera desde un punto de vista objetivo. La

5. Los restantes derechos padecen, declinan o desaparecen cuando decae la libertad de expresión. La
defensa de la vida, la protección de la libertad, la preservación de la integridad personal, el respeto al
patrimonio, el acceso a la justicia deben mucho a la libertad de expresión, desplegada como crítica o poder
de denuncia, exigencia individual o colectiva. De ahí que el autoritarismo suela desplegarse sobre la
libertad de expresión, como medio de evitar el conocimiento puntual de la realidad, silenciar las
discrepancias, disuadir o frustrar la protesta y cancelar finalmente el pluralismo característico de una
sociedad democrática. Y de ahí, también, que la “sensibilidad democrática” se mantenga en permanente
estado de alerta para prevenir y combatir cualesquiera infracciones a la libertad de expresión, que pudieran
traer consigo, en el futuro cercano o distante, otro género de opresiones.”
89
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión consultiva: OC-5/85 del 13 de noviembre de
1.985, párrafo 77.
90
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, en el caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, párrafo 133.
100

investigación periodística y por ende su proceso informativo, gira en torno a

una verdad más laxa, ello por cuanto su proceso de averiguación es lógico,

pero a la vez intuitivo.91

Sin embargo y, a pesar de que el proceso de verdad informativa no

alcanza un parámetro objetivo, ello es justificado en la exigencia del

ciudadano en democracia de recibir la mayor cantidad de información. El

Tribunal Constitucional español con buen tino ha señalado que en una

sociedad las afirmaciones erróneas son inevitables en un debate libre, por lo

que la única garantía para la seguridad jurídica de imponerse la exigencia de

verdad sería el silencio.92

De acuerdo con ello la Corte Interamericana ha admitido que el

derecho de información, tiene una verdad subjetiva, que depende del

proceso de investigación, por ello se ha indicado que el parámetro de

verdad debe valorarse a través de la teoría de real malicia, que establece que

la responsabilidad de un periodista solo es posible cuando el profesional

91
LATORRE LATORRE, (Virgilio), Función jurisdiccional y juicios paralelos, Editorial Civitas, 1ª
Edición, Madrid, 2.002, p.41.
92
Sentencia del Tribunal Constitucional Español, 6/1998, Citada por TIFFER SOTOMAYOR (Carlos), La
constitucionalidad de los delitos de injurias y difamación frente a la crítica a los funcionarios públicos, en:
Política criminal en el Estado social del Derecho, Editorial Jurídica Continental, 1ª Edición, San José,
2.010, p.386.
101

actúa con la plena intención de causar un daño y con conocimiento de que

se difunden informaciones falsas o con evidente desprecio de la verdad de

los hechos. 93

En este mismo sentido la Corte Interamericana se ha encargado de

establecer que esta ponderación acerca de la verdad, solo es posible

respecto de los hechos, ello por cuanto las opiniones no pueden ser

consideradas verdaderas o falsas, por lo que no deben ser sometidas a

control jurisdiccional.

En este sentido El Dr. Carlos Tiffer Sotomayor, ha mencionado:

“En lo que respecta a los hechos, en principio y considerando algunas

particularidades, estos si pueden considerarse verdaderos o falsos; pero la

veracidad a la que deben estar sometidos los hechos publicados por los

medios de comunicación colectiva resulta diferente a la verdad material o

real. Lo importante aquí es la difusión de información relativa a hechos en

una sociedad democrática no debe estar condicionada a la verdad estricta de

los hechos. Esto se convertiría en una seria limitación del derecho de


93
BADENI (Gregorio),Tratado de libertad de prensa, Editorial Lexis Nexis, Abeledo-Perot, 1ª edición,
Madrid, 2.002, p. 254.
102

buscar, recibir y difundir información de toda índole, lo cual es un derecho

fundamental de todo ciudadano.”94

De acuerdo con el criterio de “verdad”, expresado por la Corte

Interamericana en Herrera Ulloa, es posible extraer también que la

aplicación de la “excepción de la verdad”, en el ordenamiento jurídico

costarricense es incompatible con los parámetros fijados por la Corte

Interamericana en el caso Herrera Ulloa, pues esta propicia la exigencia al

imputado de demostrar en el caso de un periodista, la verdad de lo

publicado; exigencia contraria a la “real malicia” y a las reglas de carga de

la prueba.

Es importante, destacar que el Estado costarricense defendió la

excepción de la verdad en tanto según su criterio, constituía un beneficio

adicional para quien se encontraba sometido a un proceso penal. Tal

posición partía de la errónea afirmación de que la excepción de la verdad

dentro de la teoría del delito, era entendida como una causa de exculpación,

94
TIFFER SOTOMAYOR (Carlos), La constitucionalidad de los delitos de injurias y difamación frente a
la crítica a los funcionarios públicos, en: Política criminal en el Estado social del Derecho, Editorial
Jurídica Continental, 1ª Edición, San José, 2.010, p.386.
103

y que era aplicada después del análisis de la tipicidad y la antijuricidad, por

lo que constituía un beneficio adicional.95

Respecto de este argumento, el Dr. Carlos Tiffer Sotomayor destacó

en su condición de perito ante la Corte Interamericana que la excepción de

la verdad en el marco de la defensa de un interés público actual debía ser

analizada como una causa de justificación, ello por cuanto valorarla como

una causa de exculpación permitiría un eximente penal, pero mantendría la

responsabilidad civil, lo que resultaba a todas luces incorrecto desde el

punto de vista del análisis sustantivo penal. Esta misma posición ha

expresado el Dr. Javier Llobet Rodríguez, en su obra comentarios al Código

penal, y, es actualmente el criterio que mantienen nuestros tribunales de

casación. 96

95
Contestación de demanda por parte del Estado costarricense, en el caso Herrera Ulloa versus Costa
Rica, p.58, disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/herrera/contest.PDF
96
LLOBET RODRIGUEZ, (Javier), Comentarios al Código Penal, Editorial Juricentro, San José, 1ª
Edición, 1989, p.182.

A este respecto la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, en su Resolución número: 142, de las
nueve horas veinte minutos del veintitrés de febrero del dos mil dos, se pronunció en el siguiente sentido:

“(… )“espíritu de maledicencia” que es un elemento especial del ánimo, que forma parte del dolo
específico de las figuras de injurias y difamación y que, de comprobarse su existencia, la conducta sería
siempre típica, antijurídica, y culpable, pese al carácter verdadero de la información o los datos
exteriorizados por el autor del hecho…” (Así, Voto N°. 957-2000, de 9:25 horas del 25 de agosto de
2.000). Sin embargo, con un mejor análisis del naturaleza jurídica y efectos de la excepción de la verdad,
cuando media la defensa de un interés público, la Sala estima adecuado replantearse dicha posición. Así, a
efecto de contar con una visión apropiada del estado de la discusión suscitada en nuestro medio, debe
reconocerse que el Tribunal de Casación, órgano que de ordinario conoce los ilícitos contra el honor -
104

1.4.-) La inconstitucionalidad de los delitos contra el honor en el

ordenamiento penal costarricense.

La decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el

caso Herrera Ulloa, permite establecer entonces, que el derecho de libertad

de expresión tiene una doble vertiente, en donde el derecho de información

cobra especial relevancia en una sociedad democrática, donde la crítica, y

sobre todo de quien ejerce una función pública, debe ser protegida en forma

preferente.

Siguiendo estos parámetros la Corte en el caso Herrera Ulloa, en su

parte dispositiva señaló que la sentencia emitida contra el periodista Herrera

Ulloa y la Nación, era contraria a la Convención Americana sobre Derechos

Humanos. No obstante, la Corte Interamericana no resolvió el objeto de

litigio que era planteado tanto por las víctimas, como por la propia

que no se divulgan en medios de comunicación colectiva- diferencia la excepción de la verdad, del dolo
de injuriar. Así, mediante voto número 410-F-96, de 14:00 horas del 17 de julio de 1.996, ese Tribunal
estableció que: “…el dolo y la excepción de la verdad, son dos cosas diferentes, el primero implica tener
conocimiento de la acción que se realiza, y voluntad de actuar conforme a ello, y la excepción de la
verdad, es demostrar lo que se afirmó, y es ofensivo es cierto…”.(…)A mayor abundamiento, convine
recordar que un sector importante de la doctrina- cuyas líneas generales asume la Sala en este fallo-
sostiene que la excepción de la verdad en el supuesto 1) del artículo 149 del Código Penal, constituye una
especial forma de excluir la antijuricidad de la conducta. En este sentido el autor Carlos Creus, sostiene
que: “…es patente que la ley ha otorgado prevalencia a la defensa o garantía del interés público respecto
de la protección del honor individual, permitiendo el ataque de éste para proteger aquél. Estamos, pues,
en presencia de un caso de justificación (…) que ahuyenta la antijuricidad del hecho, con lo que ni
siquiera el ofendido tendrá a su disposición la vía de la reparación indemnizatoria (…)”
105

Comisión Interamericana, y, que pretendía se estableciera la

incompatibilidad de los delitos contra el honor, con el derecho de libertad

de expresión.

Por ejemplo, la Comisión Interamericana de Derechos humanos, en la

demanda presentada ante la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos,

fundamento la inconstitucionalidad de las normas de delitos contra el honor,

en los siguientes términos:

"56…El bien jurídico honor está consagrado en el artículo 11 de la

Convención. Sin embargo, cuando las responsabilidades ulteriores se

estipulan mediante la sanción penal en casos como el presente, que

involucran expresiones sobre cuestiones de interés público, la Comisión,

sostiene que se está ante una vulneración del derecho consagrado en el

artículo 11 debido a que no existe un interés social imperativo que justifique

la imposición de una sanción penal, existen medios menos restrictivos de

protección de la reputación y por ende la utilización de la figura penal es


106

desproporcionada, innecesaria en una sociedad democrática y constituye

una restricción indirecta a la libertad de expresión."97

Consideramos que es posible afirmar que la legislación de delitos

contra el honor del Código Penal es inconstitucional, por cuanto

contraviene el marco jurídico establecido en la Convención Americana

sobre Derechos Humanos.

En primera instancia, debe destacarse que la sanción penal, como

resultado del ejercicio del derecho de información, tal cual es permitida por

el ordenamiento jurídico costarricense, es a todas luces desproporcional.

Este aspecto fue destacado por el Juez de la Corte Interamericana de

Derechos Humanos, Sergio García Ramírez, quien en su voto concurrente

indicó que la respuesta estatal, en la colisión de derecho al honor y la

libertad de información, sobre todo cuando esta se relacione con críticas a

un funcionario público, no debe conllevar la utilización de la vía penal. Al

respecto, el juez García Ramírez, indicó lo siguiente:

97
Demanda Comisión de Derechos Humanos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, párrafo
56, disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/comerciantes/demanda.pdf
107

“19. En fin de cuentas, esta solución debiera ser considerada seriamente, de

lege ferenda -- y en efecto lo ha sido--, como sustituto de las opciones

penales cuando se trata de enjuiciar a un periodista por infracciones contra

el honor en el ejercicio de la profesión, dejando siempre a salvo--es obvio--

la justificación civil y penal que deriva del ejercicio de un derecho o el

cumplimiento de un deber ceñidos a las normas que encauzan la actividad

informativa, que desde luego no está ni puede estar sustraída a la

responsabilidad, como no lo está la conducta de ninguna persona.

Evidentemente, la solución civil no trae consigo los problemas que suscita

la solución penal ante las normas nacionales e internacionales en materia de

derechos humanos, ni posee el carácter intimidante inherente a la

conminación penal y que apareja, como lo ha visto la Corte, un factor de

inhibición para el ejercicio de la libertad de expresión.”98

El jurista nacional Dr. Carlos Tiffer Sotomayor, quien como hemos

dicho fungió como perito de la Comisión Interamericana de Derechos

Humanos ante la Corte Interamericana, ha expresado las principales razones

por las que considera que las normas vigentes de delitos contra el honor,

98
Voto concurrente del Juez Sergio García Ramírez en la sentencia del caso Mauricio Herrera Ulloa
versus Costa Rica del 2 de julio del 2.004, párrafo 19.
108

carecen de constitucionalidad. En primer lugar señaló que estas normas no

diferencian al funcionario público de la persona privada, ello en relación

con la necesaria crítica que una sociedad democrática ostenta y, en la que

tiene una especial función la labor de la prensa.99 En esta misma temática,

cuestiona el citado autor la respuesta punitiva del Estado costarricense, que

contraviene los principios de razonabilidad, proporcionalidad, intervención

mínima y subsidiariedad, en suma afirma que siendo el derecho penal la

última ratio, la respuesta de una sociedad democrática al ponderar el

derecho al honor y el de libertad de expresión, debería encontrar respuesta

en una rama del derecho distinta a la penal, el derecho de rectificación y

respuesta, en la vía constitucional y un procedimiento especial expedito en

la vía civil para garantizar los derechos de personalidad, sobre todo cuando

esta libertad se enfrenta al derecho de información de quien ejerce una

función pública. Indica además el Dr. Tiffer Sotomayor, que la normativa

contra el honor costarricense no diferencia entre el sujeto privado y el

99
Al respecto indicó, el Dr. Carlos Tiffer Sotomayor, lo siguiente: “…Como un mecanismo de control
democrático, la prensa requiere ejercer su labor sin restricciones o amenazas penales, sobre todo, cuando
se cuestiona a personas que tienen a su cargo asuntos de interés público, como serían: embajadores,
ministros, presidentes ejecutivos de instituciones autónomas que, por su alto rango, el control democrático
debe ser mayor (…)”. TIFFER SOTOMAYOR, (Carlos). Delitos contra el honor y la libertad de prensa.
El caso del periodista Mauricio Herrera Ulloa. En Humanismo y derecho penal. Editorial Jurídica
Intercontinental, 1ª Edición, San José, 2.007, p. 107.
109

funcionario público, por esta razón la carga de la prueba y la “excepción de

la verdad”, no valoran los parámetros de la “real malicia”.

Además indica que la inconstitucionalidad de las normas contra el

honor, se sustenta en que la estructura de los tipos penales es abierta, amplia

e imprecisa, y por ende, contraria al principio de legalidad penal.100

Se comparte con Tiffer Sotomayor, el criterio de inconstitucionalidad

de los delitos contra el honor costarricense, ello por cuanto, sus argumentos

son coincidentes con los parámetros que se han establecido por parte de la

Corte Interamericana de Derechos Humanos.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha conocido los casos

Herrera Ulloa versus Costa Rica sentencia del 2 de julio del 2.004, Kimel

versus Argentina sentencia de 2 de mayo del 2.008, Tristán Donoso versus

Panamá sentencia del 27 de enero del 2.009 y Usón Ramírez versus

Venezuela sentencia del 20 de noviembre del 2.009, todos estos

relacionados con el conflicto del derecho de libertad de expresión y el honor

100
TIFFER SOTOMAYOR (Carlos), La constitucionalidad de los delitos de injurias y difamación frente a
la crítica a los funcionarios públicos, en: Política criminal en el Estado social del Derecho, Editorial
Jurídica Continental, 1ª Edición, San José, 2.010, p. 375.
110

y, en todos estos casos las resoluciones de la Corte Interamericana

favorecieron al primero de estos derechos, lo que demuestra prima-facie su

prevalencia.

En el caso Kimel versus Argentina,101 la Corte Interamericana de

Derechos Humanos de manera singular se pronunció de manera expresa por

establecer la violación del derecho de libertad de expresión de las normas

que tipificaban los delitos contra el honor en Argentina.102

Esta decisión cobra relevancia en nuestro medio, por cuanto estas

normas encuentran una gran similitud con las leyes costarricenses que

tipifican los delitos contra el honor, por lo que siguiendo el criterio

expresado por la Corte Interamericana en el fallo Kimel, es posible afirmar

la contrariedad de las normas nacionales con el ordenamiento de derechos

humanos.

101
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de mayo de 2.008, en el caso Kimel
versus Argentina, párrafo 128, en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/artículos/seriec_177_esp.doc
102
El código penal Argentino estipulaba en el artículo 109 el delito de calumnia que establecía: “La
calumnia o falsa imputación de un delito que dé lugar a la acción pública, será reprimida con prisión de
uno a tres años.”
Por su parte, este mismo orden normativo en su artículo 110 estipulaba el delito de injuria, que indicaba
que: “El que deshonrare o desacreditare a otro, será reprimido con multa de $1.500 a $90.000 o prisión de
un mes a un año”.
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de mayo de 2.008, en el caso Kimel
versus Argentina, párrafos 64 y 65, en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/artículos/seriec_177_esp.doc
111

En Kimel versus Argentina, la Corte Interamericana de Derechos

Humanos conoció la condena impuesta por los Tribunales nacionales

argentinos contra Eduardo Kimel, periodista que había publicado un libro

que criticaba la forma en que un Juez había llevado a cabo una

investigación de una masacre durante la dictadura. La resolución de la Corte

Interamericana expresó la disconformidad con esta condena, pues se había

utilizado el poder punitivo de forma innecesaria y desproporcionada, ello

por cuanto la legislación Argentina de delitos contra el honor era vaga y

ambigua, contraria al principio de legalidad, que la naturaleza de la sanción

de prisión tiene un efecto atemorizador y, es un exceso del ejercicio del

poder punitivo, y por último se indicó que la condena constituyó una

afectación a la libertad de expresión de quien crítica a un funcionario

público, en el mismo sentido que Herrera Ulloa.

Es importante adicionar, en apoyo a la tesis de la inconstitucionalidad

de los delitos contra el honor, que el voto concurrente expresado por el Juez

García Ramírez en la sentencia del caso Herrera Ulloa, en relación con el

ordenamiento jurídico costarricense y los delitos contra el honor, que dicho

Juez destacó que Costa Rica había previsto cambios en su legislación, pues

en la Asamblea Legislativa se encontraba para discusión, un proyecto de


112

reforma que contemplaba los presupuestos requeridos por la Corte

Internacional.

En resumen, se indicó en el voto concurrente mencionado, lo

siguiente:

“En el conocimiento del caso por parte de la Corte se tuvo noticia sobre un

proyecto de reformas en Costa Rica, a propósito de libertad de expresión y

prensa, que introduciría cambios en los Códigos Penal y Procesal Penal y en

la Ley de Imprenta. Este proyecto pone a la vista la existencia de una

corriente de opinión que considera pertinente modificar normas en puntos

estrechamente vinculados a la libertad de expresión. En los términos del

proyecto, acerca del cual la Corte no está llamada a pronunciarse en este

caso contencioso, el artículo 151 del Código Penal pasaría a incorporar

determinados supuestos de exclusión del delito relacionados con

comportamientos del género que ahora nos ocupa. Entre éstos figuran

situaciones tales como que “se trate de la publicación o la reproducción de

informaciones o juicios de valor sobre hechos de interés público, ofensivas

al honor o al crédito público, vertidas por otros medios de comunicación

colectiva, por agencias de noticias, por autoridades públicas, o por


113

particulares con conocimiento autorizado de los hechos, siempre que la

publicación indique de cuál de éstos proviene la información” (inciso 2); y

como que “se trat(e) del concepto desfavorable expresado en cumplimiento

de un deber o ejerciendo un derecho, siempre que el modo de proceder o la

falta de reserva, cuando debió haberla, no demuestren un propósito

ofensivo” (inciso 4)”.

El proyecto de ley a que hacía referencia el juez García Ramírez es el

proyecto de ley de libertad de expresión y prensa n°15974. Sin embargo, a

pesar de que se destacó por parte del Juez internacional su contenido, este

proyecto fue archivado en la Asamblea Legislativa el 27 de junio del año

2.011, con lo que nuestra legislación de delitos contra el honor sigue sin

admitir los parámetros de interpretación que ha señalado la Corte

Interamericana de derechos Humanos, en referencia al derecho de libertad y

expresión.103

103
Proyecto de ley en relación con el derecho de libertad de expresión y prensa n°15974, disponible
en:http:nación.com/In_es/Especiales/libertad/reforma_ley.html
114

2.-) Derecho de recurrir el fallo condenatorio según lo establece la

sentencia Herrera Ulloa de la Corte Interamericana de Derechos

Humanos.

2.1.-) Los argumentos de la partes.

Como ya se ha mencionado, las víctimas introdujeron ante la Corte

Interamericana de Derechos Humanos, un nuevo argumento, consistente en

que la condena contra Herrera Ulloa, era también incompatible con la

Convención Americana sobre Derechos Humanos, pues violentaba el

derecho al recurso estipulado en el artículo 8.2 h y el derecho a la

imparcialidad del artículo 8.1 de la Convención Americana Sobre Derechos

Humanos

Con relación a la violación de la garantía judicial del derecho al

recurso, se argumentó por parte de las víctimas que el único medio de

impugnación contra la sentencia, sea el recurso de casación no era un

recurso pleno, en este sentido indicaron:


115

“162. El recurso de casación es, como lo evidencia la lectura de las

disposiciones precedentes, un recurso extraordinario, que no autoriza a una

revisión plena del fallo de primera instancia, que se limita a las

solemnidades de los actos procesales, a la lógica interna del fallo recurrido

o a la aplicación de la ley sustantiva. No permite la reapertura del caso a

pruebas, ni una nueva valoración de las ya producidas, ni ningún otro modo

de defensa que no esté comprendido en la taxativa enumeración del artículo

369 del Código Procesal Penal.”104

En criterio de las víctimas el objetivo de “revisión plena”, solo era

alcanzable mediante el recurso de apelación y por la instauración de dos

instancias definidas- doble instancia - de las cuales carecía el derecho

procesal penal costarricense, a pesar de la sensibilidad de su materia, y

afirmaron además, que la necesidad de la apelación era más evidente por

cuanto materias como la civil o la contencioso administrativa, contaban con

una doble instancia y un recurso de apelación.105

104
Demanda de las víctimas ante Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso Herrera Ulloa
versus Costa Rica, párrafo 162, disponible en: http://corteidh.or.cr/docs/casos/herrera/sap.PDF
105
Demanda de las víctimas ante Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso Herrera Ulloa
versus Costa Rica, párrafo 176, disponible en: http://corteidh.or.cr/docs/casos/herrera/sap.PDF
116

Por su parte el Estado costarricense en respuesta a esta afirmación,

indicó en la respuesta a esta demanda, que el recurso de casación cumplía a

cabalidad los presupuestos de la Convención Americana sobre Derechos

Humanos, ya que ésta no exigía la consagración de una doble instancia y,

tampoco establecía obligación de instaurar el recurso de apelación contra la

sentencia, a ello debía agregarse que la casación costarricense se había

desformalizado, llegando incluso al punto de variar por su medio el cuadro

fáctico.

Es importante señalar que la representación costarricense indicó que

la casación era parte del sistema procesal acusatorio, mientras el recurso de

apelación era parte de un sistema inquisitivo escrito. Por ello, se indicó que

el recurso de casación aún con sus limitaciones respecto a la intangibilidad

de los hechos probados, que no permitían una revisión plena de los mismos,

era mejor que el recurso de apelación por cuanto favorecía el sistema de

oralidad.

Se expresó por parte del Estado costarricense, en este sentido, lo

siguiente:
117

“e) es cierto que el recurso de casación mantiene limitaciones -como lo

sería la intangibilidad de los hechos probados- y que no resulta una revisión

plena, pero la Convención no lo exige.” Además, estas limitaciones son las

“estrictamente necesarias para mantener un sistema procesal penal basado

en la oralidad”. Es más beneficioso para el imputado (en general para la

administración de justicia penal) que un sistema tenga previsto un recurso

con ciertas limitaciones, a cambio de un proceso penal marcadamente

oral...”.106

Esta apreciación fue parte del fundamento para instaurar el recurso de

casación en el ordenamiento procesal costarricense, mediante el Código de

Procedimientos Penales de 1973, que eliminaba el recurso de apelación que

permitía un reexamen pleno y en segundo grado vigente hasta esa fecha y,

en su lugar instauraba un recurso de casación. La justificación de esta

reforma, se encuentra en la afirmación de Binding, en el sentido de que:

“permitir que un juez o tribunal superior revise (en apelación) la sentencia

con base en las actas sería hacer prevalecer al juez peor informado sobre el

mejor informado (…) pero permitir una nueva fase probatoria ante juez o

tribunal superior significa la creación de una nueva verdadera segunda


106
Contestación de demanda por parte del Estado costarricense, en el caso Herrera Ulloa versus Costa
Rica, p.147, disponible en http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/herrera/contest.PDF
118

instancia.”107

El último de los argumentos de la demanda introducido por las

víctimas ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, indicó que el

Estado costarricense había violentado en el trámite del recurso la garantía

de imparcialidad, prevista en el artículo 8.1 de la Convención Americana

sobre Derechos Humanos, que al respecto indica:

“Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro

de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e

imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de

cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de

sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier

otro carácter. (El resaltado no corresponde al original).”108

El sustento de la afirmación de las víctimas era que contrario a la

garantía de imparcialidad, la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia,

con idéntica integración, había procedido a conocer los dos recursos de


107
Bindig Citado por CASTILLO GONZALEZ (Francisco), en: revista de ciencias penales N° 41,
“Derecho de impugnación de la sentencia condenatoria de derechos humanos”, p.36.
108
Convención Americana sobre Derechos Humanos, art. 8 1; Instrumentos Internacionales de Protección
de los Derechos Humanos, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José, 2.005.
119

casación interpuestos en la causa penal contra el periodista Mauricio

Herrera Ulloa. La Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia en

resolución 540 de las diez horas quince minutos del siete de mayo de 1.999,

había valorado y rechazado por el recurso interpuesto, el criterio del

Tribunal de Juicio de San José expresado en la sentencia 61 de las dieciséis

horas del veintinueve de abril de 2.008, que concluía que la conducta de

Herrera Ulloa era propia del ejercicio del derecho de expresión. Afirmaron

las víctimas que al conocer del reenvío el Tribunal de Juicio por sentencia

de 1320 de las catorce horas del doce de noviembre de 1.999, condenó a

Herrera Ulloa, resolución que fue recurrido por ellos, y que el recurso

interpuesto fue resuelto por la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia

por resolución número: 084-2.001, con idéntica integración a la del primer

recurso de casación por lo que al declarar sin lugar el recurso tan solo

reiteró lo que había resuelto en primer término y con ello, infringió el

aludido principio de imparcialidad.

Así las cosas indicaron las víctimas que al conocer la Sala Tercera de

la Corte Suprema de Justicia, del recurso contra la sentencia condenatoria

dictada por el Tribunal de Juicio producto del reenvío ordenado, hizo que

los señores magistrados violentaron la garantía de imparcialidad ya que: “se


120

limitaran a controlar que su propio criterio ya expresado sobre los mismos

hechos en el mismo caso, se hubiera efectivamente aplicado.”109

La contestación del Estado costarricense expresó contrario a lo

afirmado por las víctimas que la violación al derecho de imparcialidad no

había existido en el caso concreto. Si bien era cierto, la Sala Tercera había

conocido el caso en dos ocasiones, debía valorarse que en el caso concreto y

según el procedimiento recursivo de casación, no era posible al examinar el

recurso valorar los hechos ya que la casación solo se pronunciaba sobre el

derecho tanto en el fondo como en la forma, por lo que en el caso concreto

la Sala Tercera nunca se pronunció sobre los hechos, lo que impedía afirmar

que se había adelantado criterio.110

Al valorar la argumentación de las partes es muy claro que la

violación al derecho de imparcialidad, había existido. En gran parte, la

desidia al resolver los argumentos presentados en segunda ocasión,

encuentran explicación precisamente en que efectivamente la Sala Tercera

de la Corte Suprema de Justicia al conocer el recurso de casación

109
Demanda víctimas, Op. Cit, p.67.
110
Defensa del Estado costarricense en expediente principal caso Herrera Ulloa versus Costa Rica, p.152,
disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/herrera/contest.PDF
121

presentado en primera instancia, afirmó categóricamente que la conducta de

Herrera Ulloa no era posible de ser ubicado en el derecho de información y

que se habían confundido los conceptos de dolo y excepción de la verdad.

Siendo así, la determinación de los hechos había cedido ante la

discusión de derecho que cuestionaba si las publicaciones de Herrera Ulloa

en el periódico La Nación podían enmarcarse dentro del derecho de

información, tema medular y del que efectivamente los señores magistrados

desde la primera ocasión en que se pronunciaron en el caso habían

expresado opinión, por lo que al conocer el recurso en segunda ocasión

violentaron el referido derecho de imparcialidad previsto por la Convención

Americana sobre Derechos Humanos.

2.2.-) El Derecho de recurrir, ¿Cuáles criterios se extraen de la

sentencia Herrera Ulloa?

La principal consecuencia del pronunciamiento de la Corte

Interamericana de Derechos Humanos, es la condena del Estado

costarricense por la violación del derecho al recurso, y en esencia, se

consideró que el recurso de casación costarricense no permitía la “revisión


122

integral” del fallo y que era contrario a la garantía judicial que establece el

artículo 8.2.h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Así,

en palabras de la Corte Interamericana:

“167. En el presente caso, los recursos de casación presentados contra la

sentencia condenatoria de 12 de noviembre de 1999 no satisfacieron el

requisito de ser un recurso amplio de manera tal que permitiera que el

tribunal superior realizara un análisis o examen comprensivo e integral de

todas las cuestiones debatidas y analizadas en el tribunal inferior. Esta

situación conlleva a que los recursos de casación interpuestos (…) no

satisficieron los requisitos del artículo 8.2 h de la Convención Americana en

cuanto no permitieron un examen integral sino limitado”.111

Como se puede observar lo que se le critica a la casación

costarricense y, particularmente, a la sentencia es el criterio totalmente

formalista de resolución que violenta el artículo 8.2.h de la Convención

Americana sobre Derechos Humanos.

111
Sentencia de la Corte Interamericana Sobre Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, en el caso
Herrera Ulloa versus Costa Rica, párrafo 167.
123

En virtud de ello, la Corte Interamericana llega a la conclusión de que

los recursos de casación presentados contra la sentencia condenatoria aquí

referida no cumplieron el requisito de ser un recurso amplio, de manera tal

que permitiera a la Sala de Casación Penal realizar un análisis integral de

las cuestiones debatidas y analizadas en el tribunal de juicio, violentándose

con ello, el núcleo esencial del derecho al recurso según lo establecido en la

Convención.

Las consideraciones de la Corte Interamericana en la sentencia

Herrera Ulloa, se refieren al recurso contra la sentencia, explicando que este

recurso debía ser resuelto por un juez o por un órgano de superior jerarquía;

debía ser un recurso ordinario con efectos previos al dictado de una

sentencia que pueda adquirir la calidad de cosa juzgada, además según el

criterio de la Corte Interamericana no basta con la existencia de un recurso

ante un tribunal superior, sino que este recurso debía ser eficaz, en el

sentido de propiciar por su medio un examen amplio de las cuestiones

debatidas o una verdadera respuesta según el fin para el que fue concebido.

También, aquel recurso que caracteriza la Corte Interamericana en

cumplimiento de la Convención, debía ser un recurso accesible, pues no


124

debía permitir complejidades o formalismos innecesarios que tornen

ilusorio el derecho de recurrir, y por último, y esencialmente, con

independencia de su denominación jurídica y legal, este recurso debía

garantizar una revisión integral del fallo.112

Este planteamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos

destaca el que más allá de su denominación, el derecho al recurso debe

contemplar la posibilidad de que realice una revisión integral de la

sentencia y con ello se garantice la justicia del caso concreto.113

En lo relativo al derecho de imparcialidad, en el caso Herrera Ulloa,

dispuso la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos, que había

112
Así, la sentencia de cita, indica lo siguiente:
“161. De acuerdo al objeto y fin de la Convención Americana, cual es la eficaz protección de los
derechos humanos, se debe entender que el recurso que contempla el artículo 8.2.h de dicho tratado debe
ser un recurso ordinario eficaz mediante el cual un juez o tribunal superior procure la corrección de
decisiones jurisdiccionales contrarias al derecho. Si bien los Estados tienen un margen de apreciación
para regular el ejercicio de ese recurso, no pueden establecer restricciones o requisitos que infrinjan la
esencia misma del derecho de recurrir del fallo. Al respecto, la Corte ha establecido que “no basta con la
existencia formal de los recursos sino que éstos deben ser eficaces”, es decir, deben dar resultados o
respuestas al fin para el cual fueron concebidos...”.
164. La posibilidad de “recurrir del fallo” debe ser accesible, sin requerir mayores complejidades que
tornen ilusorio este derecho.
165. Independientemente de la denominación que se le de al recurso existente para recurrir un fallo, lo
importante es que dicho recurso garantice una (sic) examen integral de la decisión recurrida”. (El
subrayado se suple).

113
En este sentido, el autor Daniel Pastor expresa “Por tanto, se produce aquí una primera inversión de la
imagen da la casación penal: decisivo no es el fin político, sino el procesal, las connotaciones políticas de
uniformidad interpretativa no pueden prevalecer frente al interés individual y concreto del afectado por la
decisión.” PASTOR R. (Daniel), La nueva imagen de la casación penal, Op. Cit; p.36.
125

existido una violación al artículo 8.1 de la Convención, respecto de aquel

derecho.

Para la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos, la Sala

Tercera no debió conocer con la misma integración la sentencia

condenatoria del 12 de noviembre del año 1.999, ello por cuanto los mismos

magistrados ya se habían pronunciado sobre el fondo de la cuestión al

resolver el recurso de casación contra la sentencia absolutoria del 29 de

mayo de 1.998.114

De acuerdo con el pronunciamiento de la Corte Interamericana de

Derechos Humanos, era importante destacar que la garantía de

imparcialidad era parte integral del debido proceso y, que esta garantía

debía contemplarse tanto en el plano subjetivo, como en el objetivo.

Al respecto fundamentó la Corte Internacional, utilizando para tal fin

el criterio de la Corte Europea de Derechos Humanos, lo siguiente:

114
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, en el caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, párrafo 174.
126

“… la imparcialidad tiene aspectos tanto subjetivos como objetivos, a saber:

Primero, el tribunal debe carecer, de una manera subjetiva, de prejuicio

personal. Segundo, también debe ser imparcial desde un punto de vista

objetivo, es decir, debe ofrecer garantías suficientes para que no haya duda

legítima al respecto. Bajo el análisis objetivo, se debe determinar si, a parte

del comportamiento personal de los jueces, hay hechos averiguables que

podrán suscitar dudas respecto de su imparcialidad. En este sentido, hasta

las apariencias podrán tener cierta importancia. Lo que está en juego es la

confianza que deben inspirar los tribunales a los ciudadanos en una

sociedad democrática y, sobre todo, en las partes del caso.”115

De esta forma para la Corte Interamericana la garantía de

imparcialidad implica desde un punto de vista subjetivo el no haber

mantenido contacto con las partes y desde un punto de vista objetivo, el no

haber tenido relación con el objeto del proceso, como había sucedido en el

caso Herrera Ulloa en el que los magistrados de la Sala Tercera como era

115
Caso Pabla versus Finland, Corte Europea de Derechos Humanos, citado en Sentencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, caso Herrera Ulloa versus Costa Rica,
párrafo 170.
127

costumbre en la práctica judicial habían emitido un criterio sobre un mismo

caso dos veces.116

En relación con este criterio previamente el Tribunal constitucional

español, había indicado en la sentencia número: 154 del 2 de julio del año

2.001, lo siguiente:

“…En tal sentido nuestra jurisprudencia viene distinguiendo entre una

“imparcialidad subjetiva” que garantiza que el Juez no ha mantenido

relaciones indebidas con las partes, y una “imparcialidad objetiva”, es decir,

referida al objeto del proceso, por lo que se asegura que el Juez o Tribunal

no ha tenido contacto con el thema decidendi, por tanto, que se acerca al

objeto mismo sin prevenciones en su ánimo.”117

A partir de las conclusiones expuestas la Corte Interamericana en el

caso Herrera Ulloa, condenó al Estado costarricense precisamente porque

en el caso en concreto el recurso de casación interpuesto no había

116
Lecciones aprendidas del caso Herrera Ulloa, TIFFER (Carlos), artículo opinión La Nación, disponible
en: http://www.nación.com/2010-12-25/Opinion/Foro/Opinión2632477.aspx
117
Sentencia del Tribunal Constitucional de España, Resolución número:154, del 2 de julio del 2.001,
disponible en http://www.tribunalconstitucional.es/es/jurisprudencia/Paginas/Sentencia.aspx?cod=13921
128

garantizado la existencia de una revisión integral de la sentencia y el

derecho de imparcialidad previstos ambos por el Pacto de San José. Por

estas razones la Corte Interamericana obligó al Estado costarricense a dejar

sin efecto la sentencia condenatoria impuesta por los Tribunales

costarricenses contra Herrera Ulloa y a adecuar el ordenamiento jurídico a

la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en este sentido se

indicó: “Que dentro de un plazo razonable, El Estado debe adecuar su

ordenamiento jurídico interno a lo establecido en el artículo 8.2.h de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el

artículo 2 de la misma, en los términos señalados en el párrafo 198 de la

presente Sentencia”.118

Capítulo II: Análisis crítico de la sentencia de la Corte Interamericana

de Derechos Humanos en el caso Mauricio Herrera Ulloa.

La sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que

condenó al Estado costarricense por no garantizar el derecho al recurso, y,

esencialmente, por no permitir un “examen integral” de la decisión

recurrida, representó un hito en la evolución histórica del proceso penal


118
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, en el caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, parte dispositiva punto 5.
129

costarricense, en el entendido de que se declaró a este respecto una

responsabilidad de carácter internacional de ejecución inmediata para Costa

Rica, y más propiamente, por qué esta situación en sí misma considerada,

presupuso como una consecuencia directa del fallo el tener que cumplir con

la exigencia de “adecuar” el ordenamiento jurídico interno con el fin de

satisfacer los requisitos del artículo 8.2 h de la Convención Americana

Sobre Derechos Humanos.

En este sentido, es claro que, el fallo de la Corte Interamericana de

Derechos Humanos en el caso Herrera Ulloa versus Costa Rica, ha sido

objeto de una profunda y amplia reflexión en nuestro medio y se le ha

señalado como una de sus principales críticas, el que no expusiera los

motivos por los cuales los recursos de casación interpuestos: no

satisfacieron los requisitos de ser un recurso amplio, de manera tal que

permitiera que el tribunal superior realizará un análisis o examen

comprensivo e integral de todas las cuestiones debatidas y analizadas en el

tribunal inferior y, en consecuencia por qué estos no satisfacieron los


130

requisitos del artículo 8.2 h de la Convención Americana, en cuanto no

permitieron un examen integral sino limitado.119

La Corte Interamericana de Derechos Humanos justificó esta

imprecisión en el “margen de apreciación” de los Estados, teoría

desarrollada por la Corte Europea de Derechos Humanos, que establece un

margen de respeto al cumplimiento del Estado de sus obligaciones

internacionales.120 Así el Organismo internacional señaló la insuficiencia de

la casación, por ser un recurso extraordinario, que no permite una revisión

integral, más el fallo en cuestión no estableció que tipo de recurso sería el

más indicado para satisfacer en forma plena, la garantía judicial establecida

en el precitado numeral.

Otro aspecto que ha sido objeto de críticas por parte de un sector de

la doctrina jurídica costarricense, responde a un cuestionamiento sustancial

119
En este sentido Rivera Sánchez (Juan Marcos), Op Cit, p.24.
120
“La subsidiaridad o “margen de apreciación” de los tratados de derechos humanos implica la concesión
a los Estados de la oportunidad de poner en práctica a nivel nacional sus compromisos internacionales y
resolver internamente los conflictos que se le plantean en su implementación. Sólo en el caso en que el
Estado no haya podido o querido resolver satisfactoriamente, en conformidad con las disposiciones
convencionales, esos sistemas el órgano internacional de control está habilitado para intervenir y
manifestarse al respecto”. VALIÑA (Lilliana). La aplicación de los tratados internacionales sobre
derechos humanos por los tribunales locales, publicación especial 50 aniversario- Declaración Universal
de Derechos Humanos Organización de las Naciones Unidas, en: El margen de apreciación de los Estados
en la aplicación del derecho internacional de los derechos humanos en el ámbito interno, editorial editores
del Puerto s.r.l, 2da Edición, 1.998, p. 125.
131

en el sentido de que, la decisión de la Corte Interamericana de Derechos

Humanos, no entendió el sistema de recursos en Costa Rica, basado en un

modelo procesal de rasgos marcadamente acusatorios que había permitido

un proceso de apertura paulatina del recurso de casación contra la sentencia

penal. Así por ejemplo, el autor Ureña Salazar ha indicado que en su

criterio, el sistema de impugnación por medio de la casación cumplía con

los requisitos de revisión integral y atribuye la objeción señalado por la

Corte Interamericana a un defecto puntual de la Sala Tercera de la Corte

Suprema de Justicia, al revisar el recurso de casación interpuesto en el caso

Herrera Ulloa de una manera formal y de acuerdo al principio de

intangibilidad de los hechos.

Al respecto el citado autor reconoció las limitaciones al control

ejercido por el recurso de casación, señalando que:

“Esos recursos de casación no constituyeron un recurso amplio, ya que ni

siquiera se pronunciaron sobre todas las cuestiones alegadas por la defensa,


132

y sobre los aspectos que sí hubo pronunciamiento la respuesta fue escueta y

superficial.”121

Sin embargo y, a pesar de este reconocimiento, Ureña Salazar indicó

que lo que no satisfizo las exigencias de la Corte Interamericana era la

revisión del recurso por parte de la Sala, y no el recurso de casación en

sentido estricto. Sobre este aspecto se cuestionó lo siguiente:

“Pero, si lo que fallo en el caso Mauricio Herrera Ulloa fue la aplicación de

la ley, y no la ley, ¿por qué se pidió reformar el ordenamiento? Y por otro

lado, si lo que fallo fue el ordenamiento, y no su aplicación al caso

concreto, ¿por qué en la sentencia no se dijo ni una sola palabra sobre el

ordenamiento jurídico costarricense?.”122

A este respecto, se comparte con Ureña Salazar, su argumento en el

sentido de que la Sala Tercera de la Corte resolvió, en el caso concreto, con

excesivo formalismo, los recursos de casación presentados. Sobre el

particular, si bien, el citado autor, estableció que en el caso de Mauricio

121
UREÑA SALAZAR (José Joaquín), Apelación y Oralidad, Editorial Jurídica Continental, 1a Edición,
San José, 2.011, p.109.
122
UREÑA SALAZAR (José Joaquín), Op. Cit; pp. 110-111.
133

Herrera, lo incorrecto fue la forma en que dichos recursos de casación

fueron resueltos, y que no resultaba acertado cuestionar el sistema de

impugnación como un todo. Contrario a ello se considera, que para ese

momento el recurso de casación penal, tal y como se encontraba regulado

en nuestro ordenamiento jurídico no era capaz de satisfacer la garantía

judicial establecida en el artículo 8.2 h de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos.

En realidad, la sentencia del caso Herrera Ulloa, fue un caso más de

un sistema recursivo que se caracterizaba por una “cambiante intensidad” y

diversidad de criterios en la revisión de las sentencias – unos más

formalistas que otros -, y “Herrera Ulloa” fue un claro ejemplo, en el que

nuestra Sala de casación, denegó por la alegada y pretendida “intangibilidad

de los hechos”, la posibilidad de una revisión plena de la sentencia que

fuera capaz de garantizar de manera satisfactoria el derecho al recurso.

En relación con las características restrictivas del sistema recursivo

costarricense, que imperaban en ese momento, ha reflexionado el Dr. Javier

Llobet, en el siguiente sentido:


134

“La jurisprudencia del Tribunal de Casación Penal de Goicoechea se

caracterizó por una mayor amplitud al respecto, que llevaba a una gran

desformalización, pero en el período inmediatamente anterior a la

resolución de la Corte Interamericana del caso Mauricio Herrera se fue

acercando a la forma de resolver de la Sala Tercera. Por otro lado, los

controles de falta de fundamentación y quebranto de las reglas de la sana

crítica, se caracterizaban porque en la práctica eran ejercidos con un

carácter restrictivo, ya que el control era fundamentalmente de que se

hubiera dicho algo y que la prueba fuera legal, pero no tanto en cuanto a lo

que se dijo, ya que los alegatos que se hacían sobre quebrantos a las reglas

de la sana crítica eran rechazados en general con el argumento de que se

trataba de un aspecto relacionado con la credibilidad del testigo, que estaba

vedado al control de la casación, por ser producto de la apreciación que se

formó el Tribunal de Juicio con base en el principio de la inmediación.” 123

Aún con las críticas al contenido dispositivo de la sentencia de la

Corte Interamericana sobre Derechos Humanos en “Herrera Ulloa”, lo

cierto es que la obligación de reestructurar el medio de impugnación de la

sentencia, generó un difícil proceso de cumplimiento que fue propiciado por


123
LLOBET RODRIGUEZ (Javier), Proceso penal comentado, Editorial Jurídica Continental, 5a Edición,
San José, 2.012, p.675.
135

la dificultad de establecer si aquel medio recursivo solicitado por la Corte

Interamericana era un recurso de apelación o si era posible cumplir con el

objetivo de lograr una revisión integral por medio del recurso de casación

vigente hasta esa fecha en el ordenamiento jurídico costarricense, solo que

ampliando algunos de sus motivos de casación, según analizaremos en los

capítulos 3 y 4, del presente trabajo de investigación.

Capítulo III: Los criterios de la Jurisprudencia Internacional.

De acuerdo al criterio del margen de apreciación, la Corte

Interamericana de Derechos Humanos sobre Derechos Humanos no se

refirió en forma expresa, al recurso que debería cumplir con el estándar de

regulación establecido en la Convención Americana de Derechos Humanos

para lograr una revisión integral de la decisión recurrida.

Sin embargo, para abordar esa problemática es posible valorar los

criterios expresados sobre este tema por distintos órganos internacionales de

derechos humanos. Como bien afirma el Dr. Javier Llobet Rodríguez los

órganos de protección de derechos humanos toman muy en cuenta las

resoluciones de otros órganos, incluso el fallo Herrera Ulloa cita el caso


136

Cesáreo Gómez contra España, resolución del Comité de Derechos

Humanos de las Naciones Unidas en referencia al recurso de casación como

garantía del derecho del recurso, de ahí la conveniencia de este análisis

jurisprudencial.124

1.-) La Comisión Interamericana sobre Derechos Humanos.

Si bien los informes de la Comisión Interamericana de Derechos

Humanos no tienen un carácter vinculante, ello no aminora la relevancia de

sus fallos que constituyen una guía para la interpretación de la Convención

Americana, es importante destacar que la Comisión ostenta mediante su

función consultiva, la posibilidad de interpretar directamente la

Convención, lo que convierte sus criterios de apreciación en una fuente

importante de análisis técnico y jurídico.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, según se explicó

no se pronunció en el caso Herrera Ulloa, con relación al derecho al

recurso. No obstante la Comisión Interamericana, había emitido un criterio

acerca del derecho al recurso en el informe 26/86, del caso 9328, sobre la

124
Llobet Rodríguez (Javier), Op. Cit,p. 458.
137

restricción del Código de Procedimientos Penales de 1.973 costarricense

que establecía la imposibilidad de casar la sentencia en algunos casos y en

relación con el monto de la pena, señalando la ilegitimidad de esta

restricción y la necesidad de realizar reformas legislativas, para el

cumplimiento de la Convención.125En aquella ocasión, la Comisión

Interamericana vio satisfecha su solicitud, por los pronunciamientos de la

Sala Constitucional que indicaron que la restricción por la pena era

contraria a la Convención, por lo que tenía que tenerse por derogada, y en

este mismo sentido, al valorar el recurso de casación indicó la Sala que este

satisfacía los requerimientos de la Convención en tanto no se regulará,

interpretará o aplicará con rigor formalista.126

Si bien en este momento la decisión de la Comisión Interamericana

de Derechos Humanos, resultó en una modificación de los criterios de

admisibilidad del recurso de casación costarricense, ello no conllevó por

parte del Estado costarricense a un análisis de fondo acerca de este recurso

como forma de garantizar la revisión plena de la sentencia y, por su parte la

Comisión se conformó con los cambios jurisprudenciales ya expresados.

125
SALAZAR MURILLO (Ronald),Op. Cit., p. 65.
126
Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, Resolución número: 282 de las diecisiete horas del
trece de marzo de mil novecientos noventa.
138

Lamentablemente los pronunciamientos de la Comisión

Interamericana de Derechos Humanos, por la escasa discusión del tema en

este foro, no han valorado el tema del derecho al recurso contra la sentencia

y la mejor forma de garantizarlo y, más bien se ha ocupado la Comisión de

dimensionar la garantía del recurso, en su relación con el derecho a un

recurso efectivo.

Así por ejemplo, en el informe 11.837 del caso “Abella versus

Argentina” del 18 de noviembre de 1.997, ante la Corte Interamericana

Sobre Derechos Humanos, la Comisión Interamericana estableció la

relevancia del derecho al recurso como forma de defenderse contra una

sentencia adversa, para lo cual según el artículo 8.2 debe existir la

posibilidad de que un Tribunal superior examine o reexamine la legalidad

de la sentencia.127

Debe mencionar que de acuerdo con la Comisión Interamericana el

régimen Argentino no imponía la doble instancia como obligación, por lo

127
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe 11.397 caso Abella versus Argentina, párrafo
252, disponible en: http://www.oas.org/es/cidh/decisiones/fondos_1997-1999.asp#inicio
139

que no se contemplaba apelación, ni un recurso amplio en alzada.128

Además para la Comisión era importante para concluir la violación del

artículo 8.2 de la Convención Americana, que el sistema Argentino de la

época solo contemplaba un recurso extraordinario de carácter excepcional

que se limitaba al fuero federal, por lo que no era posible en todos los

juicios y aun cuando era una nueva instancia, lo cierto es que esta instancia

era parcial y reducida.129

Conforme con ello para la Comisión Interamericana no es posible

cumplir con el derecho al recurso fijado en la Convención por medio de un

recurso extraordinario de espectro reducido, más bien señaló la Comisión

que el recurso adecuado debía tener la facultad de controlar el fallo tanto en

sentido formal, como material. Al respecto se indicó:

“261. La Comisión observa que el artículo 8.2.h se refiere a las

características mínimas de un recurso que controle la corrección del fallo

tanto material como formal. En este sentido, desde un punto de vista formal,

el derecho de recurrir el fallo ante un juez o tribunal superior, a que se refiere

128
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe 55/97, caso Abella versus Argentina,
párrafo 257.
129
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe 55/97, caso Abella versus Argentina,
párrafo 264.
140

la Convención Americana, debe en primer lugar proceder contra toda

sentencia de primera instancia, con la finalidad de examinar la aplicación

indebida, la falta de aplicación o errónea interpretación, de normas de

Derecho que determinen la parte resolutiva de la sentencia. La Comisión

considera, además, que para garantizar el pleno derecho de defensa, dicho

recurso debe incluir una revisión material en relación a la interpretación de

las normas procesales que hubieran influido en la decisión de la causa,

cuando hayan producido nulidad insanable o provocado indefensión, así

como la interpretación de las normas referentes a la valoración de las

pruebas, siempre que hayan conducido a una equivocada aplicación o a la no

aplicación de las mismas.”130

De igual forma la Comisión Interamericana en el informe del caso

11.319 Castillo Petruzzi versus Perú, en relación con la garantía prevista

del derecho al recurso expresó su incumplimiento en el proceso militar

Peruano. Debe destacarse que el informe de la Comisión en este caso se

vincula más al análisis del fuero militar, no obstante al analizar el derecho

130
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe 55/97 caso Abella versus Argentina,
párrafo 261.
141

al recurso expresó la Comisión críticas al proceso de impugnación, por

cuanto no se establecía una apelación, ni una segunda instancia.

La Comisión Interamericana expresó al respecto:

“111. En el caso, la revisión por el Consejo Supremo de Justicia Militar

bajo ninguna perspectiva significó una nueva instancia, ya que éste conoció

la causa en razón de un Recurso de Nulidad presentado por los condenados,

ya que conforme al artículo 2 del Decreto Ley N° 25708 era el único que

podían interponer, recurso que por su naturaleza no constituye una

apelación y no constituye una segunda instancia. El derecho a recurrir del

fallo a una segunda instancia implica una revisión de los hechos de la causa,

un estudio acabado del juicio, dando de esta forma garantías reales a los

acusados de que su causa será vista y sus derechos serán garantizados en

conformidad a los principios del debido proceso establecidos en el artículo

8, párrafo 2 letra h) de la Convención.”131

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el 2 de

noviembre del año 2.010 en conocimiento del caso 11.618 “Mohammed


131
Informe 11.319, caso Castillo Petruzzi versus Perú, del 22 de julio de 1997, párrafo 111, disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/incaspet/demanda.PDF
142

versus Argentina”, realizó el informe 173/10, ante la Corte Interamericana

Sobre Derechos Humanos, en este informe en lo que interesa se pronunció

la Comisión sobre el alcance de la garantía prevista en el artículo 8.2 h de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Así, en el denominado caso “Mohamed versus Argentina”, la

Comisión concluyó que en el proceso Argentino se había violentado el

derecho al recurso en perjuicio del Sr. Mohamed. La síntesis de los hechos

permite establecer según el Organismo Internacional, que el Sr. Mohamed

había sido absuelto en una primera instancia y que la sentencia en su favor

había sido revocada por el juzgador de segunda instancia, sin que dicho

pronunciamiento pudiese ser recurrido de manera efectiva.

De esta forma la Comisión estableció que el derecho a la segunda

instancia no se cumple con la sola existencia de distintas fases del proceso,

si estas no cumplen su objetivo primordial que no es otro que revisar de

manera integral la sentencia dictada en contra del acusado y “evitar que

quede firme una decisión que fue adoptada con vicios y que contiene
143

errores que ocasionarán un perjuicio indebido a los intereses de una

persona...”.132

De igual forma es importante señalar que la Comisión Interamericana

de Derecho Humanos en el caso Mohamed, es clara en indicar que el

derecho a la doble instancia no puede ser equiparado con la obligación de

un sistema que permita la duplicidad en la realización del debate 133y que la

existencia de un sistema de oralidad no es causa de justificación para limitar

la revisión de la sentencia.134Más bien la Comisión enfatiza las

características del recurso, de cual establece que con independencia de su

denominación este debe ser oportuno, eficaz, accesible, un recurso que

132
Informe caso 11.618, Oscar Alberto Mohamed versus Argentina, 2 de noviembre de 2.010, párrafo
69,disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/incaspet/demanda.PDF
133
En este sentido, el informe de la Comisión de Derechos Humanos, en el caso Mohamed versus
Argentina, párrafo 80, estableció:

“80. En la misma línea de lo establecido por el Comité de Derechos Humanos del PIDCP, la CIDH
destaca que el derecho a recurrir no implica necesariamente un nuevo juicio o una nueva “audiencia” si el
tribunal que realiza la revisión no está impedido de estudiar los hechos de la causa. Lo que exige la norma
es la posibilidad de señalar y obtener respuesta sobre errores de diverso orden que hubiera podido cometer
el juez o tribunal, sin excluir a priori ciertas categorías como los hechos, el derecho y la valoración y
recepción de la prueba. La forma y los medios a través de los cuales se realice la revisión dependerán de la
naturaleza de las cuestiones en debate así como de las particularidades del sistema procesal penal en el
Estado concernido.”, disponible en: http://www.cidh.oas.org/demandas/11.618Esp.pdf
134
Informe de la Comisión de Derechos Humanos, caso 11.618 “Mohamed versus Argentina”, párrafo
82,disponible en : http://www.cidh.oas.org/demandas/11.618Esp.pdf
144

“… no se limita a la aplicación de la ley, sino que incluye otros aspectos

tales como la determinación de los hechos o los criterios de valoración

probatoria …”.135

En relación con la caracterización del recurso que establece la

Convención Sobre Derechos Humanos, indicó la Comisión:

"75. Para el derecho internacional de los derechos humanos es irrelevante la

denominación o el nombre con el que se designe a este recurso, lo

importante es que cumpla con determinados estándares. En primer lugar,

debe proceder antes que la sentencia adquiera calidad de cosa juzgada y

debe ser resuelto en un plazo razonable, es decir, debe ser oportuno.

Asimismo, debe ser un recurso eficaz, es decir, debe dar resultados o

respuestas al fin para el cual fue concebido, esto es, evitar la consolidación

de una situación de injusticia. Además, debe ser accesible, sin requerir

mayores formalidades que tornen ilusorio el derecho".136

135
Informe de la Comisión de Derechos Humanos, caso 11.618 “Mohamed versus Argentina”, párrafo 76,
disponible en: http://www.cidh.oas.org/demandas/11.618Esp.pdf
136
Informe de la Comisión de Derechos Humanos, caso 11.618 “Mohamed versus Argentina”, párrafo 75,
disponible en: http://www.cidh.oas.org/demandas/11.618Esp.pdf
145

2.-) La Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Como hemos admitido la Corte Interamericana sobre Derechos

Humanos, es el principal ente internacional de protección de derechos

humanos y sus resoluciones tienen un carácter obligatorio. Desde esta

perspectiva el estudio de sus resoluciones permite establecer los parámetros

o alcances de la interpretación de la Convención sobre Derechos Humanos

por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.137

Específicamente respecto del derecho al recurso, el tratamiento de la

Corte Interamericana es escaso en lo que se refiere al medio ideal recursivo

estipulado en el artículo 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos

Humanos, propiamente sobre este tema la Corte Interamericana se

pronunció en los casos Herrera Ulloa, como hemos reseñado y

recientemente el 23 de noviembre del 2.012 en el caso Mohamed versus

Argentina.

137
Al respecto ver FAPPIANO (Oscar L.), La ejecución de las decisiones de tribunales internacionales por
parte de los órganos locales, en: La aplicación de los tratados internacionales sobre derechos humanos por
los tribunales locales, Editores del Puerto s.r.l, Buenos Aires, 2da Edición, 1.998, p. 150.
146

Sin embargo, al analizar la jurisprudencia de la Corte Interamericana

sobre Derechos Humanos no es posible obviar que ya de antemano la Corte

Interamericana se había pronunciado desde una perspectiva diferente sobre

el derecho al recurso, ello en relación con la exigencia del artículo 25.1 de

la Convención Sobre Derechos Humanos, que establece la obligación del

Estado de mantener a favor de cualquier persona un recurso sencillo,

rápido, efectivo que lo ampare de la violación de sus derechos

fundamentales.138

De esta forma, es posible concluir que en lo que respecta a la

necesidad de que existiera un recurso, la Corte Interamericana se había

pronunciado de manera específica en los casos Castillo Petruzzi versus

Perú, sentencia de 30 de mayo de 1.999 y Usón Ramírez versus Venezuela,

sentencia del 20 de noviembre de 2.009, caracterizados ambos por el

cuestionamiento existente al juzgamiento de civiles por parte de Tribunales

militares.

138
El artículo 25.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, establece:
“Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los
jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales
reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aún cuando tal violación sea cometida
por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.”
147

De acuerdo con ello, en el fallo Usón Ramírez advirtió la Corte

Interamericana que el juzgamiento en diferentes instancias por parte de

Tribunales militares que además eran los encargados de los procesos de

investigación, violentaban los principios de Juez natural e independencia

del Juez, además en lo que interesa convertían los recursos interpuestos en

ilusorios. 139

En Usón Ramírez la Corte Interamericana con claridad señaló que

para la Convención Americana Sobre Derechos Humanos, el derecho al

recurso constituía un pilar básico de la sociedad democrática, por ello

debían existir recursos sencillos, rápidos y efectivos, lo que implica que el

recurso sea idóneo para combatir la violación al derecho fundamental más

allá de su existencia formal.140

139
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 4 de setiembre de 1.998, caso Castillo
Petruzzi versus Perú, párrafo 125, en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_207_esp.pdf
140
En este sentido expresó la Corte Interamericana, en el caso Usón Ramírez lo siguiente:
“129. Asimismo la Corte ha señalado que para que el Estado cumpla lo dispuesto en el artículo 25 de la
Convención no basta con que los recursos existan formalmente, si no que es preciso que tengan
efectividad en los términos de aquel precepto. Dicha efectividad supone que, además de la existencia
formal de los recursos, éstos den resultados o respuestas a los derechos reconocidos, ya sea en la
Convención, en la Constitución o por la ley. La Corte ha reiterado que dicha obligación implica que el
recurso sea idóneo para combatir la violación, y que sea efectiva su aplicación por la autoridad
competente. En este sentido no pueden considerarse efectivos los recursos que, por las condiciones
generales del país o por las circunstancias particulares de un caso dado, resulten ilusorios.(…)” .Sentencia
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 4 de setiembre de 1.998, caso Castillo Petruzzi
versus Perú, párrafo 125, disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_207_esp.pdf
148

Por su parte en el caso Castillo Petruzzi versus Perú, la Corte

Interamericana reiteró su posición respecto a que la simple existencia de un

órgano superior, no era suficiente para garantizar el derecho al recurso.

Resaltó además la Corte Interamericana que el Juzgador debía reunir las

características jurisdiccionales que lo legitimen, las que debían mantenerse

en las diversas instancias del proceso penal.

Así se indicó al respecto, lo siguiente:

“161….El derecho de recurrir el fallo, consagrado por la Convención, no se

satisface con la mera existencia de un órgano de grado superior al que juzgó

y condenó al imputado, ante el que éste tenga o pueda tener acceso. Para

que haya una verdadera revisión de la sentencia, en el sentido requerido por

la Convención, es preciso que el tribunal superior reúna las características

jurisdiccionales que lo legitiman para conocer el caso concreto. Conviene

subrayar que el proceso penal es uno solo a través de sus diversas etapas,

tanto la correspondiente a la primera instancia como las relativas a

instancias ulteriores…”.141

141
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 20 de noviembre de 1.999, caso Usón
Ramírez versus Venezuela, párrafo 129, disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_52_esp.pdf
149

Por su parte la Corte Interamericana de Derechos Humanos, posterior

a la resolución del caso Herrera Ulloa, conoció de la demanda interpuesta,

por Antonio Mohamed contra el Estado Argentino, en este proceso la

discusión hacía referencia a la violación del artículo 8.2 de la Convención

Americana sobre Derechos Humanos, ello en relación con la falta de

idoneidad de los recursos existentes para garantizar en el proceso penal el

derecho al recurso.

Del estudio del caso Mohamed es posible extraer como característica

particular el que Antonio Mohamed fue absuelto en primera instancia y que

esta sentencia en su favor fue revocada en segunda instancia, donde el

superior procedió a dictar en su contra una sentencia condenatoria, sin que

fuera posible recurrir de manera efectiva esta sentencia.142

Partiendo de estos hechos, la Corte Interamericana estableció en su

decisión del caso Mohamed de manera expresa que la garantía del derecho

al recurso, está en función de una condena contra el encausado, 143 incluso

142
Sentencia de la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos de 23 de noviembre de 2.012, caso
Mohamed versus Argentina, párrafo 86, disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_255_esp.pdf
143
En este sentido expresó la Corte Interamericana de Derechos Humanos:
150

indicó la Corte en su resolución que según el artículo 8.2 de la Convención

Americana sobre Derechos Humanos, el derecho al recurso exige un “doble

conforme”, con independencia de que la sentencia hubiere sido impuesta en

única, primera o segunda instancia.144

Sostiene la Corte Interamericana en Mohamed versus Argentina, en

los mismos términos que en el fallo Herrera Ulloa, que con independencia

de la denominación del recurso, el artículo 8.2 de la Convención Americana

sobre Derechos Humanos, se refiere a un recurso ordinario que pueda ser

utilizado antes de la firmeza de la sentencia, accesible, eficaz, informal,145

que permita el análisis de las cuestiones fácticas, probatorias y jurídicas.

Al respecto expresó la Corte Interamericana lo siguiente:

“92. Teniendo en cuenta que las garantías judiciales buscan que quien esté incurso en un proceso no sea
sometido a decisiones arbitrarias, la Corte interpreta que el derecho a recurrir del fallo no podía ser
efectivo si no se garantiza respecto de todo aquél que es condenado, ya que la condena es la
manifestación del ejercicio del poder punitivo del Estado. Resulta contrario al propósito de ese derecho
específico que no sea garantizado frente a quien es condenado mediante una sentencia que revoca una
decisión absolutoria. Interpretar lo contrario, implicaría dejar al condenado desprovisto de un recurso
contra la condena. Se trata de una garantía del individuo frente al Estado y no solamente una guía que
orienta el diseño de los sistemas de impugnación de los ordenamientos jurídicos de los Estados Partes de
la Convención.”
144
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 23 de noviembre de 2.012, caso
Mohamed versus Argentina, párrafo 89, disponible
en:http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_255_esp.pdf
145
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 23 de noviembre de 2.012, caso
Mohamed versus Argentina, párrafo 99, disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_255_esp.pdf
151

“100.Debe entenderse que, independientemente del régimen o sistema

recursivo que adopten los Estados Partes y de la denominación que den al

medio de impugnación de la sentencia condenatoria, para que éste sea

eficaz debe constituir un medio adecuado para procurar la corrección de una

condena errónea. Ello requiere que pueda analizar cuestiones fácticas,

probatorias y jurídicas en que se basa la sentencia impugnada, puesto que

en la actividad jurisdiccional existe una interdependencia entre las

determinaciones fácticas y la aplicación del derecho. Consecuentemente, las

causales de procedencia deben posibilitar un control amplio de los aspectos

impugnados de la sentencia condenatoria.”146

Un aspecto que debe destacarse es que en el caso Mohamed versus

Argentina, la Corte Interamericana de Derechos Humanos expresó que en

coincidencia con el recurso de apelación el medio de la impugnación que

establece la Convención Americana sobre Derechos Humanos, es un

recurso ordinario. Además al valorar el recurso federal extraordinario

Argentino previsto como forma de impugnación en la legislación de la

época, concluye el fallo de la Corte Interamericana que el mismo no era un

146
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 23 de noviembre de 2.012, caso
Mohamed versus Argentina, párrafo 100, disponible en:
http://corteidh.or.cr/docs/artículos/seriec_255_esp.pdf
152

medio de impugnación procesal penal, que su procedencia era posible solo

por las causales de ley establecidas, características propia de todos los

recursos extraordinarios que no permiten la revisión de las cuestiones

fácticas y jurídicas.147

Finalmente, la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos,

conoció una nueva demanda contra el Estado Argentino. Así, el 14 de mayo

del año 2.013, la Corte Interamericana se pronunció en el caso “Mendoza y

otros vs Argentina”, el cual analizó las garantías sustanciales que debían

existir en un proceso penal contra menores de edad, además de valorar el

sistema de impugnación Argentino, en relación con la garantía del derecho

al recurso estipulada por el artículo 8.2 de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos.

El citado fallo persiste en indicar que más importante que la

denominación del recurso, es la posibilidad de la revisión integral de la

sentencia y con ello de disminuir el error judicial al máximo, conforme con

ello, la Corte Interamericana reiteró en Mendoza vs Argentina, que el citado

147
Sentencia de la Corte Interamericana Sobre Derechos Humanos de 23 de noviembre de 2.012, caso
Mohamed versus Argentina, párrafo 104, en: http://corteidh.or.cr/docs/artículos/seriec_255_esp.pdf
153

recurso debía ser ordinario, eficaz, accesible, un recurso que debía ser

resuelto por un superior que garantizaré el “doble conforme”.148

En este mismo sentido y al abordar la temática del derecho al recurso,

la Corte estableció claramente que el medio de impugnación existente debe

permitir la revisión de las cuestiones fácticas, probatorias y jurídicas, al

respecto la Corte Interamericana afirmó:

“245. Debe entenderse que, independientemente del régimen o sistema

recursivo que adopten los Estados Parte y de la denominación que den al

medio de impugnación de la sentencia condenatoria, para que éste sea

eficaz debe constituir un medio adecuado para procurar la corrección de una

condena errónea. Ello requiere que pueda analizar las cuestiones fácticas,

probatorias y jurídicas en que se basa la sentencia impugnada, puesto que

en la actividad jurisdiccional existe una interdependencia entre las

determinaciones fácticas y la aplicación del derecho, de forma tal que una

errónea determinación de los hechos implica una errada o indebida

aplicación del derecho. Consecuentemente, las causales de procedencia del

148
Sentencia de la Corte Interamericana Sobre Derechos Humanos del 14 de mayo de 2.013, en el caso
Mendoza y otros versus Argentina, párrafo 244, disponible en:
http://corteidh.or.cr/docs/artículos/seriec_260_esp.pdf
154

recurso deben posibilitar un control amplio de los aspectos impugnados de

la sentencia condenatoria.”149

Por último, al abordar la regulación del recurso de casación

Argentino, estableció la Corte Interamericana que por su medio no era

posible la revisión de los hechos y desestimó la posibilidad de cumplir con

lo estipulado en el artículo 8.2 h de la Convención Americana de Derechos

Humanos por medio de criterios de interpretación jurisprudenciales. Esta

conclusión emerge del criterio de valoración que realizó la Corte

Interamericana sobre el “fallo casal”, una sentencia de la Corte Suprema de

la Nación Argentina que había aplicado el fallo Herrera Ulloa y que

conforme con esta había admitido una revisión de los hechos bajo el modelo

de casación ampliada, la que según la Corte Interamericana resultaba

insuficiente para el cumplimiento del derecho al recurso fijado por la

Convención Americana, pues eran necesarias reformas legales.

En este sentido expresó la Corte Interamericana:

149
Sentencia de la Corte Interamericana Sobre Derechos Humanos del 14 de mayo de 2.013, caso
Mendoza y otros versus Argentina, párrafo 245, disponible en:
http://corteidh.or.cr/docs/artículos/seriec_260_esp.pdf
155

“302 La Corte observa que el Estado no impugnó que el Código Procesal

Penal de la Nación y el Código Procesal Penal de la Provincia de Mendoza

regulan el recurso de casación en un sentido muy restringido y contrario a

lo dispuesto por el artículo 8.2.h) de la Convención. Lo que el Estado alegó

es que dicho punto estaría resuelto con el conocido como “fallo Casal”,

dictado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (supra párr. 254). Sin

dejar de reconocer la importancia de dicho fallo, el Tribunal constata que

siguen vigentes las disposiciones procesales pertinentes en ambos códigos,

en contradicción con dicho fallo.150”

3.-) El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

El Comité de Naciones Unidas, no debe confundirse con la Comisión

de Derechos Humanos, un organismo que deriva de la Carta de las

Naciones Unidas, ni con el Consejo de Derechos Humanos que la sustituye.

La Comisión y el Consejo son órganos políticos que debaten todo tipo de

asuntos relacionados con los derechos humanos, el Comité por su parte es

150
Sentencia de la Corte Interamericana Sobre Derechos Humanos del 14 de mayo de 2.013, caso
Mendoza y otros versus Argentina, párrafo 302, disponible en:
http://corteidh.or.cr/docs/artículos/seriec_260_esp.pdf
156

un Organismo formado por expertos, y su competencia está limitada por el

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.151

Como hemos señalado la sentencia en el caso Herrera Ulloa, tuvo

como base la decisión del Comité de Naciones Unidas del 20 de julio del

año 2.000, en el caso Cesáreo Gómez Vásquez versus España, en relación

con la violación del artículo 14.5 del Pacto Internacional de Derechos

Civiles que contempla el derecho al recurso, por parte de la legislación

española.

Se cuestionó en aquel momento por parte de Gómez Vásquez, el que

el recurso contra la sentencia previsto por la legislación española no

garantizaba la revisión del fallo y de la pena, en lo que interesa por cuanto

permitía la revisión del fallo por cuestiones jurídicas limitadas y no era

posible la revisión de los hechos, pues la valoración del Tribunal inferior

sobre las pruebas es definitiva, como incluso lo expresó el Tribunal

Supremo, que estableció en aquel momento que la valoración de las pruebas

151
Comité de Naciones Unidas, en: http://es.wikipedia.org/wiki/Comit%C3%a9_de_Derechos_Humanos
157

era competencia exclusiva del Tribunal aquo, según el artículo 741 de la

Ley de Enjuiciamiento Criminal.152

En su decisión el Comité de Naciones Unidas, estableció en aquel

momento que si bien la nomenclatura del recurso no era importante, éste

debía cumplir con las obligaciones del Pacto Internacional de Derechos

Civiles y Políticos y revisar íntegramente el fallo condenatorio y la pena,

por lo que el recurso español contra la sentencia, limitado formalmente a la

revisión de aspectos legales o formales no cumplía con el Pacto.153

No fue esta la única ocasión en la que el Comité de Naciones Unidas

condenó al Estado Español por la violación del derecho al recurso previsto

152
Dictamen del Comité de Derechos Humanos Naciones Unidas, caso N°701/1996 Cesáreo Gómez
versus España, 20 de Julio del 2.000, párrafo 3.1, en: Vecina Fuentes, (JAVIER), La casación Penal, el
modelo español, editorial Tecnos, Madrid,1a Edición, 2.003, pp. 255-270.
153
Indicó en este sentido, El Comité de Naciones Unidas, en el párrafo 11.1, del caso Cesáreo Gómez, lo
siguiente:

“11.1.En cuanto a si el autor ha sido objeto de una violación del párrafo 5 del artículo 14 del Pacto por que
su condena y sentencia solamente han sido revisadas en casación ante el Tribunal Supremo en lo que su
abogado, siguiendo los parámetros establecidos en los artículos 876 y siguiente de la ley de
Enjuiciamiento Criminal denomina un recurso incompleto de revisión, el Comité toma nota de la
alegación del Estado Parte de que si el Pacto no exige que el recurso de revisión se llama de apelación. No
obstante, el Comité pone de manifiesto que al margen de la nomenclatura dada al recurso en cuestión éste
ha de cumplir con los elementos que exige el Pacto. De la información y los documentos presentados por
el Estado Parte no se refuta la denuncia del autor de que su fallo condenatorio y la pena que le fue
impuesta no fueron revisados íntegramente. El Comité concluye que la inexistencia de la posibilidad de
que el fallo condenatorio y la pena del autor fueran revisadas íntegramente, como se desprende la propia
sentencia de casación citada en el punto 3.2 limitándose a los aspectos formales o legales de la sentencia,
no cumple con las garantías que exige el párrafo 5 del artículo 14 del Pacto. Por consiguiente, al autor le
fue denegado el derecho de la revisión condenatoria y de la pena en violación del artículo 14 del Pacto.”
158

por el artículo 14 del Pacto de Derechos Civiles, así en el proceso Sineiro

versus España, caso 1007/2.001, del 19 de Setiembre del año 2.003, el

comité reitero lo expresado de antemano en el caso Cesáreo Gómez,

destacando en su pronunciamiento el aspecto propio de la revisión

probatoria, en el que se indicó que el Tribunal Supremo como única

instancia de apelación en el procedimiento penal español, carecía de

posibilidad de revisar nuevamente las pruebas presentadas en primera

instancia, con lo que el derecho a la revisión integral había sido

denegado.154

Por su parte, en la comunicación 1332/2004, respecto del caso

Gomáriz Valera versus España, el Comité de Naciones Unidas estableció

que el derecho a la revisión es un derecho consagrado por el Pacto de

Derechos Civiles y Políticos, por lo que no se encuentra a disposición o al

arbitrio de los Estados parte, y, además, destacó el Comité que el

cumplimiento del citado derecho no se encuentra instaurado únicamente en

función de la existencia de un Tribunal superior, sino a que este mantenga

una real posibilidad de realizar una segunda revisión.

154
Salazar Murillo, (Ronald), SALAZAR MURILLO (Ronald), La condena de Costa Rica ante la Corte
Interamericana y su incidencia en la casación penal costarricense, Editorial Investigaciones Jurídicas, San
José, 1ª Edición, 2.004, p. 146.
159

En el caso Gomáriz Valera, los hechos destacaban que siendo el

imputado absuelto en primera instancia, esta sentencia había sido revocada

por la segunda instancia, sin que esta decisión pudiera por las características

del ordenamiento Español ser recurrida. De acuerdo, con ello el Comité

resaltó la necesidad de que la sentencia tenga un “doble conforme” y

entonces que la decisión final deba para adquirir firmeza ser reiterada en

dos instancias diferentes.

En este sentido expresó el Comité en la referida resolución, lo

siguiente:

“7.2 El párrafo 5 del artículo 14 del Pacto establece que toda persona

declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y

la pena sean sometidos a un tribunal superior, conforme a la ley. El Comité

señala que la expresión “conforme a la ley” no tiene la intención de dejar la

existencia misma del derecho a la revisión a la discreción de los Estados

partes. Por el contrario, lo que debe entenderse por “conforme a la ley” son

modalidades mediante las cuales la revisión por un tribunal superior debe

llevarse a cabo¨ (FN6) Artículo 14, párrafo 5, no sólo garantiza que la

sentencia sea sometida a un tribunal superior, como ocurrió en el caso del


160

autor, si no también que la condena se someterá a una segunda revisión.

Que una persona absuelta en primera instancia sea condenada en apelación

por el tribunal superior, esta circunstancia por sí sola no pude menoscabar

el derecho del acusado a la revisión de su sentencia y condena por un

tribunal superior, en ausencia de reserva a favor del Estado Parte …”.155

En similar término, en Bandajevsky versus Bielorrusia, el Comité de

Derechos Humanos en comunicación 1100/2002, sesión 86 del 31 de marzo

2.006, indicó que el recurso ante la instancia superior, debía cumplir con el

requisito de ser un recurso ordinario y reiteró que este recurso debía

permitir no sólo la revisión jurídica, sino que también debía abarcar la

valoración de los hechos, en este sentido se expresó:

“10.13. El autor ha alegado que no se podía recurrir en casación de la

sentencia dictada y pasó a ser firme inmediatamente. El Estado Parte afirma

que el asunto fue examinado por el Tribunal Supremo en virtud de un

procedimiento de supervisión, en que fue revisado el fallo en primera

instancia, y que, si el Tribunal Supremo hubiera detectado graves

155
Comunicación 1332/2004, Comité de Naciones Unidas de Derechos Humanos. Período de sesiones 88,
del 16 de Octubre al 3 de noviembre del 2.006. Caso Bernardino Gomáriz Valera versus España,
disponible en: http://www.unhchr.ch/tbs/doc.nsf/(Symbol)/CCPR.C.88.D.1332.2004.Sp?Opendocument
161

violaciones de la ley, el fallo hubiera sido revocado. El Comité nota, sin

embargo, que en el fallo se estipula que no podrá ser revisado por un

tribunal superior. La revisión de supervisión invocada por el Estado Parte

sólo se aplica a decisiones ya firmes y, por lo tanto, es una vía

extraordinaria de apelación que depende de las facultades discrecionales del

juez o del fiscal. Cuando se efectúa la revisión, se limita a cuestiones

jurídicas y es imposible volver a valorar hechos y pruebas. El Comité

recuerda que, aun cuando el sistema de apelación tal vez no sea automático,

el derecho de apelación en el sentido del párrafo 5 del artículo 14 impone de

sentencia, tanto en lo relativo a la suficiencia de las pruebas como de la

legislación.”156

Si bien es cierto, en ninguno de estos pronunciamientos el Comité ha

tomado partida entre la apelación o la casación como medios para cumplir

con lo estipulado por el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, ha

mencionado según se analizó, la necesidad de revisar íntegramente las

cuestiones referentes a los hechos, derecho y pena. De igual forma en

Bandajevsky versus Bielorrusia, el Comité deja entrever que el medio

156
Comunicación 1100/2002, Comité de Naciones Unidas de Derechos Humanos. Período de sesiones 86,
31 de marzo 2.006, caso Yuri Bandajevsky versus Bielorrusia, en:
http://www1.umn.edu/humanrts/undocs/1100-2002.html
162

recursivo debe ser ordinario, no extraordinario, con lo que se acerca por sus

características a fijar al recurso de apelación, como el medio que más se

acerca al cumplimiento de las exigencias del Pacto.

Hemos de destacar que como hemos mencionado el Comité de

Derechos Humanos de Naciones Unidas, en sus dictámenes no ha señalado

por el respeto al orden interno, cuál debe ser el recurso que garantice el

derecho al recurso. Sin embargo desde el año 1.996, el Comité de Naciones

Unidas en el informe CCPR/C/79/Add. 61, del 3 de abril de 1.996, en su

período de sesiones 56, en relación con sus observaciones finales y

valorando el cumplimiento del derecho al recurso previsto por el Pacto de

Derechos Civiles y Políticos, en relación con España y específicamente en

el apartado de sugerencias y recomendaciones del citado informe, señala

que el Comité: “insta encarecidamente al Estado parte a que instituya el

derecho de apelación de los fallos de la Audiencia Nacional a fin de cumplir

los requisitos previstos en el párrafo 5 del artículo 14 del Pacto.” 157

157
Informe Comité Derechos Humanos de las Naciones Unidas CCPR/C/79/Add. 61, del 3 de abril de
1.996, en su período de sesiones 56, disponible en:
http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=biblioteca/pdf/1407
163

Lo anterior demuestra que según los parámetros del Comité es el

recurso de apelación el que más se ajusta a las normas internacionales de

Derechos Humanos y al cumplimiento de la garantía de recurrir la

sentencia.”

4.-) Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos se ha pronunciado en

relación con el cumplimiento del derecho al recurso, indicando en la

sentencia del 26 de mayo de 1.988 del caso Ekbatani contra Suecia, que un

proceso justo debe permitir cuestionar el sistema organizacional de recursos

existente, el cual debe responder a un sistema lógico que responda a pautas

concretas. Así las cosas, según el Tribunal Europeo en el caso en que un

Estado establezca una doble instancia, debe la organización del

procedimiento del recurso admitir una primera instancia que cumpla con la

inmediación de la prueba y una segunda, en que esa inmediación puede

encontrar restricciones, lo que no deriva en una violación al derecho al

recurso.158

158
Afirmó respecto al derecho de inmediación el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en la sentencia
del 26 de mayo de 1.988, del caso Ekbatani versus Suecia, lo siguiente: “…el proceso penal constituye un
todo y la protección del artículo 6 no termina con el fallo de primera instancia.”, disponible en
164

Al respecto en la sentencia Ekbatiani, y en relación con la

inmediación de la prueba tanto en la primera, como en la segunda instancia,

se expresó:

“3.1 Como el Tribunal de Justicia lo ha declarado en varias ocasiones, la

falta de un vista pública en segunda o tercera instancia puede justificarse

por las características del procedimiento que se trate, con tal que se haya

celebrado en la primera. Así en los procedimientos para autorizar la

interposición del recurso de apelación, o que se refieran exclusivamente a

cuestiones de Derecho y no a las de hecho, se cumplirán los requisitos del

artículo 6, aunque el Tribunal de apelación o de casación no haya dado al

recurrente la facultad de ser oído personalmente…”.159

En este mismo sentido, el Tribunal Europeo de derechos humanos en

sentencia del 27 de junio del año 2.000 en el caso Constantinescu versus

Rumania, estableció que cuando la instancia de apelación está llamada a

conocer de un asunto en sus aspectos de hecho y derecho, a estudiar en su

http://www.google.co.cr/www.google.co.cr/#q=caso+ekbatiani+vs++suecia&hl=es419&safe=active&tbo=
d&ei=zXi_UNfSI4PC9QSmpYDIDw&start=20&sa=N&bav=on.2,or.r_gc.r_pw.&fp=f
159
Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de 26 de mayo de 1.988, caso Ekbatiani versus
Suecia, párrafo 3, disponible en:http://hudoc.echr.coe.int/sites/fra/Pages/search.aspx?i=001-62035
165

conjunto la cuestión de la culpabilidad o inocencia del acusado, por lo que

no puede por motivos de equidad del proceso, decidir estas cuestiones sin la

apreciación de los testimonios presentados en persona por el propio

acusado.160

No obstante el criterio de la inmediación en apelación, según el

criterio de necesidad y que implicaría una nueva audiencia integral y la

existencia de una doble instancia en sentido estricto, no ha mantenido una

línea de jurisprudencia uniforme, ello por cuanto el Tribunal Europeo de

Derechos Humanos, en el caso Cooke versus Austria, sentencia del 8 de

febrero del año 2.000, se decantó por reconocer que:

“35.…En efecto, aun cuando un tribunal de apelación tiene plena

competencia para revisar el caso en cuestiones tanto de hecho y de derecho,

el artículo 6 no siempre implica el derecho a ser oído públicamente y estar

presente en persona. Debe tomarse en cuenta al evaluar esta cuestión, entre

otras cosas, las características especiales de los procedimientos

160
Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de 27 de junio de 2.000, caso Constantinescu
versus Rumania, disponible en:http://hudoc.echr.coe.int/sites/fra/pages/search.aspx?i=001-115452
166

involucrados y la manera en que los intereses de la defensa se

presentan…”.161

Por su parte una sentencia reciente del Tribunal Europeo de derechos

Humanos, Lacadena versus España de fecha 22 de noviembre del año

2.011, el Tribunal analizó el sistema de impugnación español, advirtiendo el

límite a la valoración de hechos existente en el recurso de casación, el que

por ser un recurso de derecho, no admite la revaloración de la prueba en

relación con los hechos, lo que lo hace incompatible con lo dispuesto en

relación con el derecho al recurso.

Las Observaciones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en

relación con el régimen de impugnación español, fueron las siguientes:

“39. El Tribunal subraya que, en el derecho español, según los términos del

artículo 849 1 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal sobre la base de la cual

el Tribunal Supremo ha resuelto este caso, el recurso de casación no prevé

la posibilidad de revisión de la pruebas administradas en primera instancia.

Como recordó el Tribunal Supremo en su sentencia, las pruebas solo


161
Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de 8 de febrero de 2.000, caso Cooke versus
Austria, párrafo 35, disponible en:http://hudoc.echr.coe.int/sites/fra/pages/search.aspx?i=001-58460
167

pueden ser revisadas si su apreciación no ha sido racional, pero sin revisar

los hechos probados.”162

Capítulo IV: La revisión integral de la sentencia recurrida.

1.-) ¿En qué consiste la revisión integral de la sentencia?

Aun cuando la sentencia Herrera Ulloa no estableció el tipo de

recurso que podría cumplir con lo estipulado por el artículo 8.2 h de la

Convención Americana, ello, no es un límite para concluir que de acuerdo

al fallo Herrera Ulloa y a los distintos pronunciamientos de los tribunales

internacionales, el requisito de revisión integral debe conllevar a establecer

que en beneficio de una sentencia justa que satisfaga el derecho al recurso,

debe el Tribunal superior tener la facultad de revisar íntegramente todos

aquellos aspectos que son contemplados en la sentencia.163

162
Sentencia del tribunal Europeo de Derechos Humanos de 22 de noviembre de 2.011, caso Lacadena
versusEspaña,párrafo39,en:http://www.echr.coe.int/ECHR/EN/Header/caseLaw/Decisions+and+judgment
s/HUDOC+database/ + judgments/HUDOC+database/
163
Según el criterio de reexamen debe el Tribunal superior valorar por el doble conforme todos los
aspectos de la sentencia de mérito, pero esta revisión debe permitir que el Tribunal ad quem, tenga la
facultad de valorarlos de acuerdo a su posición, la que conforme con el Tribunal de mérito podrá ser
dispuesta como definitiva. En este sentido ver PASTOR R. (Daniel), La nueva imagen de la casación
penal, Op. Cit; p.76.
168

El derecho al reexamen de la sentencia debe entonces permitir que el

control de la sentencia, reduzca al mínimo el error judicial, como sentido

último del derecho al recurso. Por ello, es importante concluir que la

hipótesis que se ha tenido por demostrada por el Tribunal de mérito, debe

ser completamente verificable y en este aspecto, es que adquiere relevancia

la existencia de un tribunal superior, que reexamine el fallo, cumpliendo

con ello con el derecho al doble grado de jurisdicción que verifica Herrera

Ulloa y la distinta jurisprudencia internacional analizada.

A este respecto, es menester indicar que la Corte Interamericana no

ha exigido a Costa Rica, la instauración de una doble instancia en sentido

estricto,164 sino el que la sentencia pueda ser objeto de un doble control o

doble grado de jurisdicción,165 pero más allá de esta discusión, se considera

164
Al respecto, el autor Argentino Alberto Bovino, al analizar las consecuencias del fallo Herrera Ulloa,
estableció:

“Dado que el derecho del artículo 8.2 h de la Convención Americana-del mismo modo que el art. 14. 5 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos del sistema universal- no implica la doble instancia,
sino la posibilidad de impugnar el fallo condenatorio y la pena impuesta resulta claro que los tratados no
han optado por un régimen de doble instancia, con lo cual tal problema continúa siendo una opción de
política criminal de los Estados parte, y no una exigencia convencional”.
BOVINO, (Alberto) El futuro de la casación penal, en: Cuadernos de doctrina y jurisprudencia penal,
casación, Editorial AD-HOC, 1a Edición, Buenos Aires, 2.006, p.35.
165
La exigencia del doble conforme, implica la posibilidad de que la sentencia del ad quem, coincida con
el alcance de la sentencia de mérito, dos veces un mismo resultado, garantiza mayor certeza en la
decisión.
Al respecto ver ROJAS CHACON, (José Alberto), Algunas reflexiones acerca de la doble
conformidad y el ne bis idem a propósito de la ley de creación del recurso de apelación, en: Reflexiones
169

que la relevancia del concepto de revisión integral en el caso Herrera Ulloa

versus Costa Rica, implica, necesariamente, el que el recurso de manera

eficaz posibilite el que se pueda instar un análisis amplio ante el Tribunal

superior, no solo de los aspectos de derecho, sino de los de hechos y la

pena, expresados en la sentencia.

Mientras la revisión jurídica o de derecho,166 no ha representado

conflictividad en el tanto la casación en su forma tradicional la recibió

como su principal objetivo,167 en los términos que hemos expuesto en el

jurídicas frente al populismo penal en Costa Rica, editorial IJSA Investigaciones jurídicas S.A, 1 a Edición,
San José, 2.012, p.192.
166
De acuerdo con Rojas Chacón y Gómez Delgado, en relación con los aspectos que deben ser
fundamentados jurídicamente por el Tribunal de mérito, y por tanto revisables en casación, son aquellos
que atañen “…a la determinación acerca de la tipicidad o no de la conducta, con referencia a los
elementos descriptivos o normativos de la especie penal aplicable, por qué esa acción resulta o no
antijurídica, incluyendo en los casos en que se haya discutido el análisis de las causas de justificación.
Además debe exponer por qué determinado la culpabilidad del sujeto juzgado o bien la existencia de
alguna causa de inculpabilidad y también debe establecer el sustento normativo de la sanción que
impone.”
GOMEZ CHACON, (Manuel) y ROJAS CHACON, (José Alberto), Apelación, casación y revisión de la
sentencia penal, Editorial Jurídica Continental, 1a Edición, San José, 2.011, p.145.
167
A pesar de que se ha admitido, que la interpretación o aplicación de la ley, ha sido vista como uno de
los requisitos para la revisión integral, esta conclusión no ha dejado de ser objeto de crítica, esto por
cuanto se ha considerado que determinar la verdadera interpretación de la ley, no es más que un requisito
inalcanzable. El Dr. Walter Antillón ha sido elocuente, en formular una posición contraria a la posibilidad
de este presupuesto de revisión, en tanto considera que:

“Pretender imponer desde un tribunal jerárquicamente superior, a cargo de los tribunales jerárquicamente
inferiores, ciertas pautas, criterios o razones que garantizarían “la recta interpretación de la ley”, no es más
que una arbitrariedad que se oculta en la idea jacobina de la ley; porque está claro hoy día que en el campo
jurídico nadie puede erigirse como dueño de la verdad; y las cortes de casación han dado cumplida
muestra de ello cada vez que han cambiado de criterio acerca de una determinada interpretación. Si la
primera interpretación de la corte estaba equivocada, ¿qué nos garantiza que no lo esté también la
segunda?, ¿con qué criterio podríamos negar que en tal y tal otro caso la razón no la tenía el juez de
primera instancia, o la sala de apelaciones?
170

capítulo primero. No ha sucedido lo mismo con el análisis de los hechos de

la sentencia, que ha sido vedado históricamente al control del ad quem por

medio del recurso de casación, en función de una supuesta protección al

sistema de juicio oral y público, no obstante hoy en día, esta restricción no

tiene sentido en tanto hechos y derecho, no pueden ser valorados de forma

aislada en la sentencia y más bien su análisis se correlaciona.168

De acuerdo con ello, el análisis de los hechos de la sentencia, en

forma estricta y bajo el paradigma de la revisión integral, debe estructurarse

como bien afirma el Dr. Javier Llobet, utilizando los parámetros de la

doctrina de la capacidad de rendimiento alemana,169 que establece que la

…En relación con la interpretación legal, a mi me parece que, simplemente, el juez que conoce la causa en
segundo grado (llámese de casación, de revisión, etc.) debería esforzarse en encontrar, a través de los
medios que brinda el proceso, la interpretación más razonable posible de los textos a aplicar, y la solución
más equitativa al caso, sin la pretensión de descubrir el único sentido posible de la ley, la verdad absoluta,
etcétera.”
ANTILLON, (Walter), La casación repensada, en: Estudios sobre la justicia penal: homenaje al Prof. Julio
B. J. Maier, Editorial Del Puerto, 1a Edición, Buenos Aires, 2.005, p. 189.
168
Hoy esta distinción entre hecho y derecho ha resultado ser cuestionable por la doctrina, dentro de los
argumentos en contra de tal separación y de la no revisión del hecho como objeto de la casación, se
encuentra precisamente la imposibilidad de realizar un análisis separado de hecho y derecho, ello por
cuanto la subsunción jurídica en la norma, entraña en gran medida una correcta valoración del hecho, esto
si el objetivo de la casación es la correcta determinación de la justicia. Así, este proceso de subsunción
como proceso se estructura en función de la inferencia del derecho aplicable a la norma, en dos momentos
distintos: la determinación del contenido de la norma (silogismo de la premisa mayor) y su conexión con
los hechos que se juzgan (silogismo de la premisa menor).
Ver BACIGALUPO, (ENRIQUE), La motivación de la subsunción típica en la sentencia penal, en: La
sentencia penal, Editorial Mateu Cromo s.a,1a Edición, Madrid, 1.992, p.165.
169
LLOBET RODRIGUEZ, (Javier), El derecho del imputado a recurrir la sentencia, disponible en:
http://www.iij.ucr.ac.cr/archivos/documentación/investigadores/Llobet/Derecho%20del%20imputado%20
de%20recurrir%20sentencia.pdf
171

revisión del tribunal debe agotar el esfuerzo por revisar todo lo que pueda

revisar o por agotar la revisión de lo revisable, en conclusión debe ser

controlable en casación todo aquello que no dependa directamente de la

inmediación, ello supone que al momento de la revisión, el Tribunal

superior debe encontrarse en la misma posición que el Tribunal de mérito y

en términos prácticos, que el control en el caso concreto, debe ser lo más

amplio posible.

En referencia a ello, el Juez García Ramírez en el voto concurrente de

la sentencia Herrera Ulloa y en relación con el contenido de la mencionada

revisión integral expresó en relación con los requisitos del recurso,

solicitado por la Corte Interamericana, lo siguiente:

“…debe ser uno que efectivamente permita al superior entrar en el fondo

de la controversia, examinar los hechos aducidos, las defensas propuestas,

las pruebas recibidas, la valoración de éstas, las normas invocadas y la

aplicación de ellas, inclusive en aspectos tales como la individualización de

la pena o medida (que abarca la sustitución pertinente), como resulto justo

en consideración de la gravedad del hecho, el bien jurídico afectado, la

culpabilidad del agente y los otros datos que concurren al ejercicio de la


172

individualización (atenuantes y agravantes o elementos de referencia que

guían el razonado arbitrio judicial).”170

En este mismo sentido había opinado, el Dr. Héctor Faúndez

Ledesma, quien en su peritaje del caso Herrera Ulloa ante la Corte

Interamericana, expresó precisamente que una revisión integral de la

sentencia, implica la posibilidad del superior de valorar los aspectos de

derecho y los de hecho, indicando que en los últimos el recurso de casación

costarricense, era incompatible con la Convención Americana sobre

Derechos Humanos, pues no permitía la revalorización de la prueba, las

consideraciones fácticas y estaba limitado a las pretensiones de las partes.

Si bien señaló, el citado perito que el recurso de casación se había

desformalizado, indicó que los avances debían ser mayores.171

170
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 2 de julio del 2.004, caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, voto concurrente Juez Sergio García Ramírez, párrafo 31.
171
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 2 de julio de 2.004, caso Herrera Ulloa
versus Costa Rica, peritaje de Héctor Faúndez Ledesma, p.22.
En este mismo sentido se refirió como perito ante la Corte Interamericana, el Dr. Carlos Tiffer
Sotomayor, quien indicó: “El recurso de casación no es un recurso pleno ni corresponde al derecho
contenido en el artículo 8 de la Convención Americana. No permite una revisión integral del fallo tanto en
los hechos como en el derecho. La revisión que hace el Tribunal de Casación Penal es muy limitada y se
restringe exclusivamente al derecho. El recurso de casación deja por fuera tres aspectos importantes: la
revalorización de la prueba; las cuestiones fácticas; y además está limitado solamente a las pretensiones de
los motivos de las partes que lo invocan. A pesar de que en Costa Rica ha habido avances para
desformalizar el recurso de casación, éste sigue siendo un recurso formalista y limitado. Costa Rica tiene
que ampliar y desformalizar el mencionado recurso, variar su finalidad para convertirlo en un recurso que
haga justicia en el caso concreto, sin sacrificar la oralidad. A partir de 1990, por el pronunciamiento 528
de la Sala Constitucional de Costa Rica, se comenzó a desformalizar el recurso de casación a raíz de las
recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la cual solicitó a dicho Estado
173

De acuerdo entonces, con lo descrito por la jurisprudencia

internacional, y el criterio expresado por los distintos juristas que han

rendido opinión sobre el tema, el recurso de “revisión integral”, que es

compatible con la Convención Americana sobre Derechos humanos, es

aquel que permita no solo la revisión jurídica y la pena,172 sino aquel que

permita la valoración de los hechos, en aquellos aspectos que

tradicionalmente no han sido objeto de control, sean el marco fáctico de la

sentencia173 y la revaloración propiamente tal de los hechos que

constituyeron el objeto del thema probandum.174

que modificara su legislación. La Sala Constitucional dijo que debía desformalizarse el recurso, pero los
avances deben ser mayores.
En el presente caso la revisión realizada por la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica
fue una revisión limitada propia del recurso de casación. Dicha Sala no pudo cuestionar el aspecto fáctico
y debió aceptar los hechos establecidos por el tribunal sentenciador.” Sentencia de la Corte Interamericana
sobre Derechos Humanos de 2 de julio de 2.004, p.24.
172
De acuerdo a los conceptos expresados por la jurisprudencia internacional dentro del marco de análisis
jurídico, resulta vital el correcto análisis de la pena, como parte de una correcta fundamentación de la
sentencia en beneficio del debido proceso y por tanto, objeto de control ante el superior. La Sala Tercera
de la Corte Suprema de Justicia, ha resaltado los aspectos de fundamentación de la pena, en sentido de
constituirse como una garantía del ciudadano. En este sentido ha expresado:
“… Considerando que la imposición de la pena es el momento crítico del ejercicio del poder represivo del
Estado, en un régimen constitucional de derecho, la individualización de la pena se convierte en una
garantía, por que exige: i) que se haya demostrado necesariamente la culpabilidad del acusado-principio
de culpabilidad-; ii) que el cuantum de la pena que se aplique se encuentre dentro del rango de penalidad
legalmente definido-principio de legalidad-; iii) que la fijación hecha considere los aspectos que
constitucionalmente están definidos para la pena y el fin resociabilizador para la pena privativa de libertad,
artículo 5 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos-; iv) que se respeten los principios de
lesividad, proporcionalidad y razonabilidad, propios de todo Estado constitucional y democrático de
derecho, especialmente en materia de restricciones de derechos fundamentales-artículo 9, 28 párrafo
segundo, 39 y 41 de la Constitución Política-; v) en respecto de tales principios, se considere además al
sujeto y se dimensione la intervención en sus derechos fundamentales (…).Sala Tercera de la Corte
Suprema de Justicia, Resolución número: 754, de las nueve horas cincuenta minutos del ocho de julio del
dos mil cinco.

173
Una de las principales consecuencias del sistema tradicional de casación-que de desaparecer, por la
obligación de “revisión integral”-, era la imposibilidad del tribunal superior en acceder a los hechos que
174

En este sentido, Luigi Ferrajoli apuntó:

“…la motivación permite la fundamentación y el control de las decisiones

tanto en derecho, por violación de ley o defectos de interpretación o

subsunción, como en hecho, por defecto o insuficiencia de pruebas o bien

por inadecuada explicación del nexo entre convicción y pruebas… Tanto la

argumentación jurídica como la fáctica,… responden efectivamente a la

lógica judicial, deductiva e inductiva… Y son vicios lógicos, censurables

también en casación, no sólo los que violan la lógica deductiva de la

subsunción legal, sino asimismo los que contrastan con la lógica inductiva

de la inducción probatoria: por ausencia de argumentos suficientes para

confirmar por modus ponens las hipótesis acusatorias, o por la presencia de

argumentos idóneos para invalidarlas por modus tollens, o, finalmente, por

fueron demostrados por el Tribunal de mérito -intangilidad de los hechos-, con ello se imposibilitaba el
acceso a la correcta aplicación de la ley sustantiva, si la parte afirmaba situaciones de hecho no declaradas
en sentencia, o si cuestiona el sustento probatorio de las mismas o si intenta una nueva valoración de la
prueba como fundamento de su reclamo. ARCE VIQUEZ, (Jorge Luis), Los órganos de la casación frente
a la apertura del recurso de casación, en: Revista de Ciencias Penales, año 5, número: 8, p.58.

174
Daniel Pastor, reflexionó al respecto: “Así pues, un recurso efectivo para la revisión de la sentencia
condenatoria de primera instancia tiene que permitir al imputado denunciar todos los errores posibles de
su condenación, sean estos de la naturaleza que sean, y, sobre todo, debe permitirle probarlos. Para ello el
recurso debe exteriorizar que los vicios señalados son plausibles y debe proponer los medios para
verificarlos. Limitado a esos agravios, el conocimiento del tribunal ad quem, necesario para aceptar o
rechazar los planteamientos del recurso, se alcanzará por dos vías directas: la revalorización de las pruebas
de la primera instancia que no dependan de la inmediación (en este caso los jueces de ambas instancias
están par conditio) y la realización en segunda instancia parcial, restringida a demostrar los puntos del
recurso que requieran comprobación exclusivamente por medio de declaraciones.” En PASTOR R.
(Daniel), Los alcances del derecho del imputado a recurrir la sentencia ¿La casación penal
condenada?;Op. Cit, p.50.
175

no haber sido desvirtuadas por modus tollens las contrahipótesis

defensivas…”.175

Así las cosas, el control de la prueba debe ser lo más amplio posible,

un control que permita la revalorización del hecho por parte del Tribunal

Superior, ello entraña la posibilidad de que el Tribunal Superior, valoré de

acuerdo a los motivos de impugnación ex novo los elementos de prueba

presentados en primera instancia, o los nuevos elementos de prueba

admitidos en caso de ser necesario en esta fase y con base en esta

revaloración, confirme el marco fáctico de la sentencia o lo modifique,

incluso sin necesidad de reenvío.

Al respecto, ha opinado Salazar Murillo:

“En una propuesta como la que pretendemos, la parte puede cuestionar la

valoración de la prueba y con ello el efecto producido en la fijación de los

hechos y aplicación del derecho. La constatación de los vicios por el

175
FERRAJOLI, (Luigi), Derecho y razón,Op. Cit, p. 623.
176

superior permite hacer una nueva fijación de los hechos y la aplicación de

las consecuencias jurídicas que correspondan.”176

En el análisis del control de la prueba, ha cobrado especial relevancia,

la posibilidad de revalorar la prueba de la primera instancia. El contenido de

la prueba documental, consta en el expediente y, puede ser valorado por el

ad quem en los mismos términos que el aquo, mientras se ha admitido que

la prueba testimonial pueda ser controlada por medios tecnológicos que

permitan al Tribunal acceder y controlar los aspectos de convicción que han

emergido del testimonio.177

De igual forma la posibilidad de que excepcionalmente y de acuerdo

a los motivos de impugnación, se reciba prueba nueva que pueda variar las

conclusiones de la primera instancia.178

176
SALAZAR MURILLO, (Ronald), Op. Cit, p.199.
177
LLOBET RODRIGUEZ, (Javier), El derecho del imputado de recurrir la sentencia, disponible en:
http://www.iij.ucr.ac.cr/archivos/documentación/investigadores/Llobet/Derecho%20del%20imputado%%
20de%20recurrir%20la%20sentencia.pdf
178
En este sentido opinó el magistrado José Manuel Arroyo, en Corte Plena del trece de diciembre del año
2.004, Ver acta de Corte Plena 038-04.
177

Se ha cuestionado que el criterio admitido de revalorización de los

hechos, en la sentencia Herrera Ulloa no establece nada innovador, pues la

apertura de la casación, mediante el in dubio pro reo y la aplicación de las

reglas de la sana crítica, ya permitía revalorar los hechos.179 No obstante,

este argumento resulta el principal aliciente para concluir que la casación no

había admitido una correcta perspectiva de una revisión integral, en tanto

estos medios de revisión, solo permitían un proceso de control indirecto de

los hechos, por medio de la fiscalización del fallo, mientras que la “revisión

integral”, debe estar en posibilidad directa de acuerdo con la impugnación

de determinar o valorar la existencia del hecho por medio de las pruebas.

Coincidimos en este aspecto con el autor Daniel Pastor Pastor, quien

considera que la interpretación de la utilización de las reglas de sana crítica,

en el sentido recién mencionado, puede convertirse en un factor restrictivo,

de la revisión del hecho en sentido estricto, acerca de ello ha mencionado,

el citado autor:

“Los motivos de la impugnación deben ser tanto fácticos como jurídicos. La

errónea determinación de los hechos debe ser revisada tal como es y no por

179
Salazar Murillo (Ronald),Op Cit, p.100.
178

la vía indirecta del control de la motivación, que constituye una

fiscalización lógica del discurso-no de la fijación de los hechos- y que suele

ser manipulada en la sentencia, para justificar un estado de cosas sin

embargo incierto, o en la fundamentación del recurso, para atacar con ese

maquillaje jurídico un vicio fáctico normalmente excluido del ámbito de la

casación.”180

2.-) ¿ Cuál es el medio de impugnación que satisface mejor las

exigencias de la Convención?

Una vez dictada la condena contra Costa Rica y de acuerdo al margen

de apreciación concedido al Estado costarricense, se planteó la discusión

acerca de ¿cuál sería el medio de impugnación que mejor satisfacía la

exigencia dispositiva del fallo Herrera Ulloa?, enfrentando con este

cuestionamiento a los principales medios de impugnación admitidos en

doctrina, sean la casación y la apelación, y más propiamente si era posible

alcanzar el objetivo de lograr la revisión integral mediante un “juicio sobre

el juicio” característico del primero o caso contrario, era necesario en

búsqueda del cumplimiento de la resolución de la Corte Interamericana,


180
PASTOR R. (Daniel), Los alcances del derecho del imputado a recurrir la sentencia ¿La casación penal
condenada?, Op Cit; p.51.
179

establecer un verdadero “juicio sobre el hecho”, según las características

propias del recurso de apelación.

Una primera conclusión en el análisis del tema, conllevó a que el

Estado costarricense, implementará el cumplimiento del fallo Herrera Ulloa,

a través de la Ley 8503 publicada en La Gaceta N° 108 del 6 de junio de

2006 que fue denominada por su objetivo, Ley de apertura de la casación

penal. En términos simples esta legislación mantenía al recurso de casación,

como el recurso contra la sentencia de mérito, solo que ampliaba las

posibilidades de valorar y recibir prueba en la segunda instancia.

Esta “casación ampliada”, en criterio del Dr. Javier Llobet, era

suficiente para cumplir con lo ordenado por la Corte Interamericana, que

por respeto al “margen de apreciación” no había ordenado la instauración

de un recurso de apelación. El criterio del Dr. Llobet, era que ampliando las

posibilidades de admisión de prueba y por medio de la utilización de las

reglas de la sana crítica, era posible mediante el recurso de casación


180

satisfacer la garantía del recurso estipulado por la Convención

Americana.181

En este mismo sentido, la Sala Tercera de la Corte Suprema de

justicia, estableció en reiterada jurisprudencia que el recurso de casación,

era suficiente para cumplir con las exigencias de la Corte Interamericana de

Derechos Humanos, al respecto enfatizó:

“...El punto que plantea el proponente ha sido largamente discutido en la

doctrina y jurisprudencia nacionales, concluyéndose que la garantía de

control en alzada era cumplida en nuestro país por la casación, siempre que

no se interpretara o entendiera con rigor formalista. Lo que el fallo de la

Corte Interamericana viene a agregar, es que ni siquiera las limitaciones que

canónicamente se admiten en la casación, son aceptables a aquellos efectos.

Es decir, que para cumplir con aquel papel (a saber, un reexamen integral

del fallo por un superior, pues la resolución de la Corte Interamericana no

habla, como dice el gestionante, de una “doble instancia”, sino de aquella

posibilidad), la casación debe cumplir con la amplitud de un Tribunal

181
LLOBET RODRIGUEZ, (Javier), El derecho del imputado de recurrir la sentencia, disponible en:
http://www.iij.ucr.ac.cr/archivos/documentacion/investigadores/Llobet/Derecho%20del%20imputado%20
de%20recurrir%20la%20sentencia.pdf
181

ordinario de alzada. Ahora bien, lo que acontece en el presente asunto es

que ese cambio de criterio o mayor exigencia procesal, no implica por sí

mismo que las sentencias y confirmadas emitidas conforme a los anteriores,

sean inválidas, pues ha de comprobarse que en tales casos se dio una lesión

efectiva a los derechos de las partes a raíz de los criterios modificados. En

el presente proceso de revisión, el petente se limita a argüir el fallo de

referencia, indicando que la falta de la “segunda instancia” violentó sus

derechos procesales. Sin embargo, en primer término, como se explicó

arriba, por medio del recurso de casación, se puede ejercer el control de la

determinación del hecho en alzada, lo cual es lo que el mencionado fallo del

tribunal internacional prescribe. La necesidad de la así denominada

“segunda instancia”, es una tesis que no encuentra sustento en la

Convención Americana de Derechos Humanos, ni en el pronunciamiento de

la Corte. De modo que ese imperativo, se vio satisfecho con la posibilidad

amplia de recurrir en casación la sentencia condenatoria...”. 182

Sin embargo, en relación con el cumplimiento del fallo Herrera

Ulloa, por medio de un recurso de casación y de acuerdo con lo preceptuado

por la Corte Interamericana de derechos Humanos, se ha de indicar que el


182
Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, Resolución número: 501, de las quince horas cincuenta y
cinco minutos del veinticinco de mayo del dos mil cinco.
182

recurso de casación no satisface la Convención, en tanto es un recurso

formalista, con motivos de casación taxativos y con restricciones intrínsecas

respecto del conocimiento de los hechos, pues según se vio, éste es limitado

en la admisión de prueba y la posibilidad de cuestionar los mismos. Así, la

casación penal, por su naturaleza jurídica, solo entraña una revisión

indirecta de los hechos por medio del control de logicidad que es

meramente un “control fiscalizador” y “no renovador” según la exigencia

de la Corte Interamericana.

Se debe partir de la premisa de que los distintos criterios de apertura

de la casación penal, solo contribuyen a desnaturalizar el instituto, pues la

amplitud del control en la valoración de los hechos, no es consustancial a la

naturaleza jurídica de la casación y, cuando se habla de su apertura, en gran

medida, lo que se pretende es comprender dentro de dicha valoración,

aspectos que no le son propios y que en realidad reflejan la necesidad de un

medio de impugnación ordinario que necesariamente tiene que ser más

amplio, renovador y desprovisto de formalidades, características, todas

éstas, que se aproximan más al recurso de apelación.

En este sentido, Morello, ha afirmado lo siguiente:


183

“emerge la encrucijada: acceder a un control pleno y no desnaturalizar a la

casación. Lo primero es insoslayable por que cuenta con el aval de los

tratados; también lo segundo, porque su encaje científico la diseño como es

y no como apelación. Si la casación ingresa lanza ristre, sin restringirse

como regla a las normas y principios jurídicos, fabricamos otra realidad

institucional que no se registra como casación porque no lo es, al ser

equivalente y singular apelación:”183

De acuerdo con lo dicho, es necesario establecer, de manera previa,

pues este es el objeto del título III del presente trabajo de tesis, que la

casación no es el recurso que cumple con lo dispuesto por la Convención

Americana sobre Derechos Humanos, según lo dispuesto por la Corte

Interamericana en el caso Herrera Ulloa.

Los criterios expresados por la Corte Interamericana, en el sentido de

afirmar que aquel recurso dispuesto por la Convención Americana sobre

Derechos Humanos, susceptible de ser interpuesto ante un tribunal superior,

debía tratarse de un recurso ordinario, eficaz, accesible y que permitiera

una revisión integral, necesariamente, tienen que ser entendidos todos ellos
183
MORELLO Citado por: CHIARA DÍAZ (CARLOS A.) y HORACIO OBLIGADO (Daniel), Op. Cit, p.
148.
184

como la exigencia fundamental de establecer un recurso de apelación,

provisto de características similares a las indicadas por dicho órgano

jurisdiccional, en el entendido de que dicho recurso, no presenta por su

carácter ordinario, motivos legalmente preestablecidos y es en

consecuencia, amplio respecto de los justificaciones así expresadas, en la

medida en que por su medio, es posible pretender, no solo la revisión

jurídica propiamente dicha, sino también el análisis de aquellos aspectos

relevantes en relación con la determinación de los hechos probados y la

revaloración de la prueba, situación esta, que fue afirmada ya, por el Dr.

Francisco Castillo González, quien desde el año de 1.980 y ante la

supresión del recurso de apelación en el ordenamiento procesal

costarricense, había señalado la necesidad de reinstalarla, precisamente por

sus beneficios respecto de la corrección del error judicial.184

Se debe señalar que esta solución, la creación del recurso de

apelación contra la sentencia penal, había sido sugerida en el fallo Herrera

Ulloa, por el Juez García Ramírez, quien en su voto concurrente refirió la

imposibilidad de cumplir con la garantía judicial establecida en Convención

184
CASTILLO GONZALEZ (Francisco), Derecho de impugnación de la sentencia condenatoria y
Derechos Humanos, Op. Cit; pp.34-41.
185

Americana por medio del recuso de casación y afirmó que el recurso ideal,

tenía características propias de una apelación.

Analizó el citado juzgador en este sentido, lo siguiente:

“34. En el presente caso se hizo uso del recurso de casación, único que

contiene el sistema procesal del Estado, por cuanto fue suprimido el recuso

de apelación, con el que se integra la segunda instancia. De ninguna manera

pretende la Corte desconocer el papel que ha cumplido, en una extensa

tradición procesal, y la eficacia que ha tenido y tiene el recurso de

casación—no obstante tratarse, generalmente, de un medio impugnativo

excesivamente complejo y no siempre accesible a la generalidad de los

justiciables--, sino ha tomado en cuenta el ámbito de las cuestiones que,

conforme al derecho positivo, se hallan abarcadas por un régimen concreto

de casación y están sujetas, por los mismo a la competencia material del

tribunal superior. En la especie, la casación no posee el alcance que he

descrito supra, sub 30, y al que se refirió la sentencia de la Corte

Interamericana para establecer el alcance del artículo 8.2 h) del Pacto de

San José. Es posible que en otras construcciones nacionales el recurso de

casación—que también representa diferentes desarrollos—abarque puntos


186

que regularmente corresponde a una apelación, además de la revisión de

legalidad inherentes a aquél.”185.

El recurso de apelación se percibe con más amplitud, pues permite

una mayor reexamen tanto en el hecho, como en el derecho, ello

precisamente fue decisivo para que Costa Rica implementará un recurso de

apelación limitado, que se consideró más apropiado con el sistema de juicio

oral, y que permitiera de forma informal por la interposición del recurso la

“revisión integral de la decisión recurrida”, es decir, en esencia, la revisión

jurídica y de hecho, revalorando la prueba existente y/o modificando la

quaestio facti, ello de acuerdo con la necesidad de otorgar un medio de

defensa pleno, que en la medida de lo posible, esté en capacidad de dirimir

el conflicto de acuerdo al parámetro de justicia del caso concreto.186

Los criterios y la “reinstalación” del recurso de apelación en el orden

procesal costarricense, se hicieron efectivos por ley No: 8837 de 9 de junio

del año 2010, ley de creación del recurso de apelación de la sentencia otras

185
Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 2 de julio del 2.004, caso Herrera
Ulloa versus Costa Rica, voto concurrente Juez Sergio García Ramírez, párrafo 34.
186
El Dr. Javier Llobet, aún cuando es partidario del recurso de casación ampliado, ha admitido que desde
la perspectiva del derecho del imputado, este es un medio de impugnación que le concede mayor amplitud
en su impugnación. LLOBET RODRIGUEZ, (Javier), Derecho Procesal Penal, III Garantías procesales,
Editorial Jurídica Continental, 1a Edición, San José, 2007, p. 302.
187

reformas al régimen de impugnación e implementación de nuevas reglas de

oralidad en el proceso penal, que será objeto de análisis en el cuarto título

del presente trabajo, en donde se realizará un análisis más exhaustivo del

tema propuesto.
188

Título III: La apertura de la casación penal en Costa Rica.

Capítulo I: La apertura de la casación penal en Costa Rica y sus

implicaciones jurídicas y legales para garantizar el derecho al recurso:

un análisis de la situación de la Sala de Casación Penal.

Sección I: Planteamiento del problema.

En el presente capítulo, se procederá a realizar, desde un punto de

vista eminentemente práctico, un estudio acerca de las implicaciones

jurídicas y legales que tuvo en nuestro ordenamiento, la promulgación de la

denominada: “Ley de Apertura de la Casación Penal”, y, la cual, pretendió

como un objetivo formalmente declarado, responder a la exigencia

establecida en el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en

el caso Mauricio Herrera Ulloa versus Costa Rica, que ordenó al Estado

costarricense “adecuar su ordenamiento jurídico interno a lo preceptuado

por el artículo 8.2.h de la Convención Americana sobre Derechos

Humanos” o Pacto de San José.


189

En este sentido, es claro que la Ley de Apertura de la Casación Penal,

constituyó el “remedio” jurídico - procesal a partir del cual se procuró dotar

al recurso de casación de un grado mayor de “amplitud”, a través de la

flexibilización del rigor formal que es consustancial a su naturaleza jurídica

(y que como es bien sabido, ha determinado históricamente la esencia de su

configuración clásica o tradicional: Principio de intangibilidad de los

hechos, prohibición de entrar a valorar la prueba ), y todo lo cual

representó, en última instancia, el fin último, de esta importante reforma

legislativa, amplitud ésta que, aún con anterioridad al citado fallo, había

venido siendo desarrollada de manera progresiva por la jurisprudencia

patria.187

187
Así, en relación con esta amplitud progresiva de que fue objeto el recurso de casación penal en nuestro
ordenamiento jurídico, se ha indicado lo siguiente: “Sin embargo, en el diseño de este Código de
Procedimientos Penales (1973) se incluyó una característica que a la postre, originó literalmente el vía
crucis por el que hemos transitado en los últimos 35 años: no toda sentencia penal condenatoria podía ser
examinada ante un tribunal superior, sino solo aquellas que impusieran penas de relativa gravedad (las
superiores a seis meses de prisión). Esto provocó, en el período 1980-1990, una serie de quejas contra el
Estado costarricense ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Estas denuncias fueron
finalmente archivadas, cuando el país alegó que, de conformidad con la reciente instaurada jurisdicción
constitucional y su jurisprudencia, en Costa Rica se garantizaba el derecho al Recurso ante un superior,
siempre y cuando la casación se aplicara de manera amplia, flexible y accesible, sin formalismos y
asegurando una incidencia efectiva en la resolución de los casos.
En efecto, la creación de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y la respectiva
promulgación de la Ley de la Jurisdicción Constitucional (Asamblea Legislativa, 1989) abrieron en
nuestro país un nuevo capítulo en el itinerario de apertura del recurso y de la acción de revisión penales.
Dos fueron los aspectos más trascendentales relacionados con este hecho histórico: a) se creó la
posibilidad, mediante el procedimiento de revisión ampliado, de reexaminar toda sentencia dictada por
cualquier violación al debido proceso y derecho de defensa; lo anterior en el contexto que seguía
visualizando la casación, por formalista y cerrada, y b) se generó una abundante jurisprudencia, tanto de la
Sala Constitucional como en la Sala Tercera (penal), que terminó incidiendo en importantes reformas
legales.”(…) “… En el período 1990 – 1996, aparte de la universalización del recurso para toda sentencia
penal y del mandato de desformalización apuntados, se consolidó una jurisprudencia constitucional, de la
Sala Penal de la Corte y de Casación, que había impuesto una serie de medidas que aseguraron la amplitud
y flexibilidad del recurso de casación y del procedeimiento de revisión, así:
190

Sin embargo, y pese al esfuerzo así realizado, surge la interrogante (a

partir de un enfoque crítico y con el fin de valorar el alcance de su

aplicación práctica y eficacia material ) acerca de si realmente, a partir de la

entrada en vigencia de dicha ley, se operó en nuestro ordenamiento jurídico

un cambio significativo respecto de la exigencia planteada en el fallo de la

Corte Interamericana, con miras a satisfacer la necesidad de garantizar en

forma plena, y, tornar operativo el denominado derecho al recurso, y por

consiguiente, de la posibilidad real y efectiva de lograr por su medio: “un

examen integral de la decisión recurrida”, según lo establece el referido

artículo 8.2.h de la Convención.

Para responder a esta interrogante, y establecer, en última instancia, si

el Estado Costarricense, cumplió cabalmente con lo ordenado por la Corte

Se admitió la posibilidad de corregir ciertos defectos estrictamente formales para dar curso y conocer los
alegatos (como por ejemplo, la ausencia de firma de abogado, o bien se dejó de exigir la cita estricta de los
artículos que fundamentaban el recurso y señalaban el vicio alegado, causa de innumerables
inadmisibilidades en el pasado; asimismo, se dejaron de rechazar los recursos por la ausencia de ciertas
ritualidades (como la que obligaba a distinguir si el motivo interpuesto lo era por la forma o por el fondo).
Al abandonarse la utilización de estos criterios formalistas de distinción entre motivos (fondo y forma), en
diversos asuntos se entró a resolver los alegatos y se posibilitó que, al acogerse un motivo por la forma, se
pronunciara directamente una sentencia absolutoria, y no la nulidad con reenvío, por estimarse
innecesario.
Se ampliaron las posibilidades de reclamar falta de fundamentación y violación de las reglas de la sana
crítica racional, con lo que se abrió el ámbito de control a través de esos motivos.
Se llegó a permitir también que, en los reclamos de casación penal, se pudiera discutir el contenido de la
prueba evacuada en el juicio oral y público (por ejemplo, mediante la grabación fónica del juicio, o bien
demostrado lo realmente ocurrido por medio de la prueba testimonial, cuando no se contara con este
recurso tecnológico)…” ARROYO GUTIERREZ (José Manuel), Elementos para una reforma del sistema
procesal penal costarricense: propuesta y reacciones de expertos, en: Informe del Estado de la Nación,
Aporte Especial, Capítulo 5, p.p. 343-344, disponible en:
http://estadonacion.or.cr/component/content/article/75/379-informe-xiii-aporte-2
191

Interamericana, respecto de la exigencia establecida en el fallo, y, valorar

así, el alcance de la eficacia práctica y material de la Ley de Apertura de la

Casación Penal, entendido éste tópico, como uno de los aspectos medulares

de la presente investigación, se procederá a realizar un análisis de carácter

estadístico y estrictamente cuantitativo (a partir de una serie de variables de

esta índole) con el fin de determinar cómo fueron resueltos los recursos de

casación conocidos por la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia,

antes y después de la entrada en vigencia de dicha ley.

De igual forma, se analizarán, cuáles fueron las motivaciones que se

tuvieron en cuenta para promulgar la Ley de Creación del Recurso de

Apelación contra la sentencia penal en nuestro ordenamiento jurídico.

1.-) La ley de apertura de la casación penal: La necesidad de su

promulgación e implementación.

La Ley de Apertura de la Casación Penal188, significó el esfuerzo más

importante que a nivel del ordenamiento jurídico interno, fue emprendido

por el Estado Costarricense, con el fin de dar cabal cumplimiento a lo

188
Ley No: 8503 del 28 de abril del 2.006, publicada en la gaceta N o: 108 del 6 de junio del 2.006.
192

ordenado por la Corte Interamericana para garantizar de una manera real y

efectiva el denominado derecho al recurso del condenado, según el núcleo

esencial de la exigencia establecida, en el artículo 8.2 h) de la Convención

Americana sobre Derechos Humanos.

Desde esta perspectiva de análisis, es menester indicar que el

fundamento jurídico de esta reforma legislativa estuvo predeterminado,

esencialmente, por el imperativo de procurar a través del ejercicio del

derecho de recurrir del fallo condenatorio, el objetivo formalmente

declarado (y según se ordenó en el fallo de la Corte Interamericana en el

caso Mauricio Herrera Ulloa versus Costa Rica) de lograr por su medio un

“examen integral de la decisión recurrida”, y todo lo cual, implicó (desde

el momento mismo en que el Estado costarricense resultó condenado por no

garantizar el derecho al recurso ) la necesidad de establecer si el recurso de

casación penal, tal y como se encontraba regulado en nuestro ordenamiento

jurídico procesal penal hasta ese momento, resultaba ser el medio idóneo a

través del cual, fuere posible satisfacer aquella exigencia.

Esto último tuvo su razón de ser en el hecho objetivo – y según fue

analizado líneas atrás - de que el citado fallo de la Corte Interamericana no


193

estableció qué tipo de recurso resultaba ser el más indicado para poder

satisfacer en forma plena el derecho del condenado de recurrir del fallo

condenatorio.

Precisamente, a raíz de esa situación, se generó una discusión acerca

de si para cumplir con lo ordenado por la Corte Interamericana, era mejor

instaurar un modelo recursivo donde se estableciera una “apelación

limitada”189o, si, por el contrario, se hacía necesario implementar la

alternativa de una “casación ampliada.”190

189
Al respecto es menester indicar que UREÑA SALAZAR, acerca del concepto de “apelación limitada”,
haciendo referencia al planteamiento de Daniel PASTOR, en relación con lo que este autor denomina
como “sentencia integradora compleja” establece lo siguiente: “Por otra parte, Daniel Pastor propone algo
que el llama la sentencia integradora compleja. Habla de una renovación parcial de la discusión limitada a
los puntos impugnados por el sentenciado. A pesar de que se cuida mucho de indicar que su propuesta no
es una repetición del juicio oral, y que por lo tanto a la misma no se le puede hacer la objeción que hace
BINDING a la apelación en el sentido de que se trata de una segunda primera instancia, en los casos en
que al imputado le plazca recurrir toda la sentencia, se llegaría a la tan temida segunda primera instancia
profetizada por BINDING. Esta apelación limitada de la que habla PASTOR, que es bastante más amplia
que la propuesta por CASTILLO, es lo mismo que se hace en Italia desde el Código Rocco de 1.930 y en
Alemania desde la St.Po de 1877, sobre todo si se toma en cuanta (sic) que en cuanto a la organización
judicial propone la utilización de jueces unipersonales para todos los juicios, y la descentralización de los
tribunales de casación en tribunales regionales de segunda instancia. De manera que la llamada nueva
imagen de la casación penal es convertida en una apelación limitada. En el modelo propuesto por
PASTOR, la objeción bindingniana se puede solventar otorgando a los jueces la facultad de decidir cuáles
elementos probatorios del primer juicio se pueden repetir y cuáles no, como lo hace la reforma
costarricense del 2.006.” UREÑA SALAZAR (José Joaquín), Casación Penal y Derechos Humanos,
Editorial Jurídica Continental, 1ª Edición, San José, 2.006, p.135.
190
Acerca del concepto de una “casación ampliada” SALAZAR MURILLO, ha indicado lo siguiente: “La
otra posibilidad es ampliar el recurso de casación en los términos antes propuestos, con una apertura total
o parcial de la admisibilidad y en casos extremos una prevención a las partes para que hagan corrección de
los defectos del recurso. Luego, la admisión de prueba con criterios excepcionales y restrictivos y la
posibilidad de valorar prueba por el tribunal de casación.
Esta valoración de la prueba lo es, en la medida en que no se desnaturalice la inmediación tenida
por el juez de sentencia, porque no se trata, como se señaló, de sustituir al juez del fallo, sino de conocer la
valoración dada a la prueba y armonizarla con la recibida en alzada, en caso de ser procedente.
194

Ante tal panorama, el legislador costarricense se decidió, por la

opción de establecer una “casación ampliada” (al menos desde el punto de

vista de su denominación formal) mediante la cual se procuró atenuar el

excesivo rigor formal que tradicionalmente ha caracterizado el recurso de

casación a partir de su configuración clásica, siendo que para el fin de su

“apertura” los criterios o requisitos para su admisibilidad se ampliaron o se

hicieron más “laxos” o “flexibles”, y así, se dispuso expresamente en el

artículo 462 del Código Procesal Penal, al punto de que se le dio la

posibilidad al recurrente, de que en caso de que existieron defectos atinentes

a su presentación, los mismos pudieran ser corregidos conforme a lo

establecido en el artículo 15 de dicho cuerpo legal.

Así, la inadmisibilidad del recurso quedaba supeditada a los

supuestos en que éste hubiere sido interpuesto en forma extemporánea, o

donde la resolución judicial no fuera recurrible – impugnabilidad objetiva -,

o en los casos en que por imperio de ley, a la parte no le asistiera el derecho

a recurrir – impugnabilidad subjetiva -.

Esto sin duda constituye una variación importante en la casación penal, que leda una mayor
flexibilidad y permite mayor acceso a la justicia. Se aleja totalmente de una concepción tradicional y lo
coloca muy cercano a la apelación, pero sin la renovación total del fallo que contiene este último medio de
impugnación.” SALAZAR MURILLO (Ronald), La condena de Costa Rica ante la Corte Interamericana y
su incidencia en la casación penal costarricense, Editorial Investigaciones Jurídicas, San José, 1ª Edición,
2.004, pp. 207-208.
195

Del mismo modo, y como el eje central de esta importante reforma

legislativa, se amplió la posibilidad legal de ofrecer prueba ante la instancia

de casación (y lo cual se reguló expresamente en el artículo 464 del Código

Procesal Penal), incluso aquella relacionada con la determinación de los

hechos objeto de la discusión, así como también, se estableció en forma

expresa, la facultad del Tribunal de Casación de “valorar la forma en que

los jueces de juicio apreciaron la prueba y fundamentaron su decisión”, lo

cual, ciertamente, presupuso una replanteamiento del esquema tradicional

de configuración de la casación penal, que le confirió una identidad propia

o muy característica según este nuevo modelo recursivo, que se aproximaba

– principalmente, en este último aspecto – al recurso de apelación, pero sin

dejar de lado su función fiscalizadora, y el límite infranqueable impuesto

por el Principio de Inmediación propio del juicio oral y público.

En este sentido, es necesario tener presente que la Ley de Apertura de

la Casación Penal, constituyó un importante instrumento técnico y jurídico,

a través del cual, el Estado Costarricense procuró garantizar de la forma

más amplia posible – y ello, al menos, desde un punto de vista estrictamente

legal - el derecho al recurso, y propiciar por su medio, un verdadero

“examen integral de la decisión recurrida”, que fuera capaz de superar los


196

cuestionamientos de que fue objeto nuestra casación penal por parte de la

Corte Interamericana de Derechos Humanos.

No obstante, lo anterior, si bien, la citada Ley, representó la respuesta

inmediata del Estado costarricense a lo ordenado por la Corte

Interamericana – en la sentencia del 2 de julio del 2.004 - respecto de la

obligación así impuesta, de adecuar su ordenamiento jurídico interno a la

exigencia establecida en el artículo 8.2 h) de la Convención Americana

sobre Derechos Humanos, resulta discutible si esta propuesta de rediseño o

de reestructuración del sistema recursivo adoptada a nivel de la legislación,

fue capaz de satisfacer en un todo, el fin último que se declaró en el citado

fallo, y según el cual, el recurso debía estar en posibilidad de permitir un

examen amplio, profundo e integral de la decisión objeto de impugnación.

Así, resulta ser esencial para dimensionar el alcance de la aplicación

práctica y de la eficacia material de la citada Ley (y teniendo presente en

todo momento, los fines de la presente investigación ), proceder a examinar,

en primer lugar, los resultados obtenidos durante el período de su vigencia,

lo cual se hará, según se indicó, con base en un análisis de carácter

estadístico comparativo y estrictamente cuantitativo de la situación de la


197

Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia y en segundo lugar, tomando

en consideración, la supervisión de cumplimiento de la sentencia de 2 de

julio de 2.004, por parte de la Corte Interamericana sobre Derechos

Humanos para el caso de Costa Rica, y todo ello, con el objeto de

establecer, si por su medio se satisfizo en forma plena el derecho del

condenado de recurrir la sentencia condenatoria, más allá de su

consagración expresa en el texto de la ley. De ello, nos ocuparemos, en el

siguiente apartado.

Sección II: La situación de la Sala de Casación Penal durante el

período de vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal.

Importante es tener presente que para los fines que se persiguen con

el desarrollo del presente trabajo de investigación, resulta necesario analizar

desde un punto de vista eminentemente crítico, cuál fue el resultado que a

nivel práctico se obtuvo en nuestro ordenamiento jurídico durante el

período de vigencia de la denominada Ley de Apertura de la Casación

Penal, a los efectos de pretender satisfacer la exigencia planteada por la

Corte Interamericana de Derechos Humanos con miras a garantizar el

derecho al recurso y determinar de esta manera, y a partir de la valoración


198

de una serie de variables de carácter estadístico si aquella fue capaz de

cumplir el objetivo para el que fue creada.

A este respecto, es menester indicar que, el objeto de estudio así

establecido, se circunscribe específicamente, al análisis de la situación de la

Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia (como la máxima instancia de

la casación penal en nuestro ordenamiento jurídico), en razón de que,

resulta relevante establecer – según un criterio estrictamente cuantitativo –

si la Ley de Apertura de la Casación penal constituyó un cambio

significativo y resultó suficiente para cumplir con lo ordenado en el fallo de

la Corte Interamericana.

Así, para realizar este análisis cuantitativo, se tomarán en cuenta dos

períodos de tiempo, claramente determinados que se ubican antes y después

de la entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal - Ley

No: 8503 del 28 de abril de 2.006, publicada en la Gaceta No: 108 del 6 de

junio de 2.006, - de la siguiente manera: I) Primer período: 2.000 – 2.005, y

II) Período: 2007 -2009.


199

Para los efectos de estudio, se tendrán en cuenta el número de

recursos de casación que fueron declarados (1) con lugar y (2) sin lugar, así

como también, aquellos declarados (3) inadmisibles en dichos períodos, y

con base en los cuales, se obtendrán promedios generales a partir de esas

variables estadísticas, con el fin de comparar cuantitativamente – y, por

consiguiente, estadísticamente - a través de los mismos, de qué manera se

resolvían dichos recursos por parte de la Sala de Casación Penal, antes y

después de la citada Ley, y una vez hecho esto, valorar desde el punto de

vista jurídico - procesal, el alcance de su eficacia material.

De igual forma, es necesario aclarar que para los fines del presente

estudio se decidió no incluir como parte del mismo, las estadísticas de la

Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia en relación con las variables

indicadas que corresponden al año 2.006, en razón de que este fue,

precisamente, el año de la entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la

Casación Penal (la cual, entró a regir el 6 de junio del 2.006), situación ésta,

que implicaría, el tener que dimensionar, los efectos prácticos de dicha Ley,

en dos períodos de tiempo distintos y sumamente cortos dentro de un

mismo año: esto es, antes y después de la Ley con el fin de proceder a

efectuar una posterior comparación, lo que, en definitiva, no constituiría un


200

fiel reflejo de la situación ocurrida para el caso de la Sala Tercera dado el

poco tiempo transcurrido, por lo que, en atención a ello, se prefirió no tomar

en cuenta dicho año.Además se procuró incluir dentro del análisis

estadístico, la situación del Tribunal de Casación Penal, a fin de compararla

con la de la Sala Tercera. Sin embargo, no fue posible obtener para el caso

del Tribunal de Casación las mismas variables estadísticas – y, ello, según

la información que se encuentra en los Anuarios de Estadísticas Judiciales

de la Sección de Estadística del Departamento de Planificación del Poder

Judicial – que se presentaron para el caso de la Sala Tercera, y poder así,

efectuar tal análisis comparativo. De las variables estadísticas utilizadas, a

saber: (1) casación con lugar, (2) casación sin lugar, e (3) inadmisibles, en

lo que respecta al Tribunal de Casación Penal, se tiene que en relación con

el porcentaje de recursos de casación declarados inadmisibles, y que

corresponden a los períodos que resultan de interés para la presente

investigación, no fue posible obtener la cantidad exacta de los recursos de

casación que se encontraban en esa condición, y, tal y como sí ocurre para

el caso de la Sala Tercera. Lo anterior, por cuanto dentro del grupo de los

recursos declarados inadmisibles en el Tribunal de Casación Penal, se

incluyen en forma general, la totalidad de todos los recursos que se

encuentran en esa condición – es decir, se incluyen todos los recursos


201

declarados inadmisibles, los de casación y los demás, sin hacer distinción

alguna -, de manera que no existe un relación de identidad de las variables

estadísticas en uno y otro caso, razón por la cual, no sería posible efectuar

posteriores comparaciones, pues los resultados obtenidos tendrían como

base información diversa y por ende no serían confiables. Es por esta razón

– la cual, constituye una limitación para la investigación – que no se incluyó

como parte del análisis, la situación del Tribunal de Casación Penal.

Sin embargo, se considera que a pesar de la limitación ya apuntada, el

análisis estadístico presentado constituye un importante instrumento de

interpretación para complementar la discusión estrictamente jurídica que se

plantea más adelante en este capítulo, respecto a sí la Ley de Apertura de la

Casación Penal satisfizo el objetivo para el que fue creada. En este sentido,

se debe indicar que la condena contra Costa Rica por la violación del

derecho al recurso, representó una crítica a nuestro sistema procesal de

impugnación de la sentencia y no, un cuestionamiento al funcionamiento de

un órgano jurisdiccional, por lo que se considera que la estadística

presentada constituye una importante fuente de análisis del recurso de

casación y sus posibilidades de cumplir con la revisión integral del fallo

ordenada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.


202

1.-) Análisis del Primer período comprendido entre el año 2.000 y el

año 2.005 - Antes de la entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la

Casación Penal -.

En el presente apartado se procederá a realizar un análisis estadístico

acerca de cómo se resolvieron los recursos de casación en la Sala Tercera

“por tipo de voto (Votos de fondo e inadmisibles)”191 para el primer período

objeto de estudio que va del 2.000 al 2.005, y que se sitúa antes de la

entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal. Lo que se

propone, se hará analizando cada año por separado con el fin de determinar,

en estricto apego a los cuadros estadísticos que se contienen en los Anuarios

de Estadísticas Judiciales de la Sección de Estadística del Departamento de

Planificación del Poder Judicial, el comportamiento (en relación con este

tópico) de la máxima instancia de casación en nuestro país, con el fin de

valorar los porcentajes de inadmisibilidad, casaciones con lugar y

casaciones sin lugar, para posteriormente, obtener un promedio general del

período.

191
La fuente primaria del presente análisis corresponde a los cuadros estadísticos que se contienen en los
Anuarios de Estadísticas Judiciales de la Sección de Estadística del Departamento de Planificación del
Poder Judicial y que se relacionan con los períodos de tiempo que son de interés.
203

Paralelamente, se hará lo mismo con el segundo período objeto de

estudio y una vez obtenido el promedio general correspondiente al mismo,

se compararan ambos períodos - los cuales, según se indicó, se ubican

respectivamente antes y después de la vigencia de la Ley de Apertura de la

Casación Penal -, y, de esta manera, se evaluarán los resultados obtenidos.

A continuación, se muestra el siguiente cuadro, que corresponde a los

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO

2.000 (Votos de fondo e inadmisibles),192 donde se muestra, el total de

recursos de casación conocidos por este órgano jurisdiccional y la cantidad

y el porcentaje correspondiente a aquellos que fueron declarados (1) sin

lugar, (2) con lugar e (3) inadmisibles.

192
Anuario de Estadísticas Judiciales de la Sección de Estadística del Departamento de Planificación del
Poder Judicial, 2.000, p. 299.
204

CUADRO 1

RECURSOS DE CASACION TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE

Y POR TIPO DE TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.000.

(Votos de fondo e inadmisibles)

SIN LUGAR CON LUGAR INADMISIBLE

TIPO DE RECURRENTE TOTAL CANTIDAD % CANTIDAD % CANTIDAD %

TOTAL 663 427 64,4 169 25,5 67 10,1

Defensor Público 182 131 72,0 48 26,4 3 1,6

Defensor Privado 188 126 67,0 32 17,0 30 16,0

Actor Civil 31 19 61,3 4 12,9 8 25,8

Demandado Civil 1 1 100,0 0 0,0 0 0,0

Ministerio Público 111 44 39,6 60 54,2 7 6,3

Condenado 95 69 72,7 12 12,6 14 14,7

Condenado Ministerio Público 1 0 0,0 1 100,0 0 0,0

Condenada y Defensor Público 19 14 73,7 4 21,0 1 5,3

Condenado y Defensor Privado 20 15 75,0 5 25,0 0 0,0

Procurador General 10 5 50,0 2 20,0 3 30,0

Otro 5 3 60,0 1 20,0 1 20,0

Fuente: Sección de Estadística, Departamento de Planificación. Poder Judicial, año 2.000, p. 299.

Así, de un total de 663 recursos conocidos por la Sala Tercera, se

observa que la mayor parte de ellos, 427 - lo que representa el 64,4% del

total - fueron declarados sin lugar, en tanto que solo 169 de estos fueron

declarados con lugar - es decir, el 25,5% -. De igual forma, la cantidad de

recursos declarados inadmisibles fue de 67 - lo que representa un 10,1% -.


205

Respecto de este último indicador, es necesario establecer que los

recursos declarados inadmisibles, en el inicio de esta década, representaron

el porcentaje más alto, que se encuentra en todos los años que forman parte

del presente estudio, lo cual, constituye un dato estadístico que resulta de

gran importancia, en razón de que este porcentaje disminuyó

considerablemente - y según se analizará más adelante - un año después de

promulgada la Ley de Apertura de la Casación Penal.

El siguiente cuadro, corresponde a los RECURSOS DE CASACIÓN

TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE Y

POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.001 (Votos de fondo e

inadmisibles),193 donde se muestra, el total de recursos de casación

conocidos por este órgano jurisdiccional y la cantidad y el porcentaje

correspondiente a aquellos que fueron declarados (1) sin lugar, (2) con lugar

e (3) inadmisibles.

193
Anuario de Estadísticas Judiciales de la Sección de Estadística del Departamento de Planificación del
Poder Judicial, 2.001, p. 347.
206

CUADRO 2

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE

Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.001.

(Votos de fondo e inadmisibles)

SIN LUGAR CON LUGAR INADMISIBLE

TIPO DE RECURRENTE TOTAL CANTIDAD % CANTIDAD % CANTIDAD %

TOTAL 651 442 67,9 148 22,7 61 9,4

Defensor Público 228 168 73,7 51 22,4 9 3,9

Defensor Privado 196 132 67,3 41 20,9 23 11,7

Actor Civil 31 21 67,7 7 22,6 3 9,7

Ministerio Público 62 37 59,7 22 35,5 3 4,8

Condenado 92 60 65,2 12 13,1 20 21,7

Condenado Ministerio Público 3 0 0,0 3 100,0 0 0,0

Condenada y Defensor Público 19 10 52,6 8 42,1 1 5,3

Condenado y Defensor Privado 11 10 90,9 1 9,1 0 0,0

Procurador General 7 4 57,1 3 42,9 0 0,0

Otro 2 0 0,0 0 0,0 2 100,0

Fuente: Sección de Estadística, Departamento de Planificación. Poder Judicial, año 2.001, p. 347.

En el cuadro objeto de análisis se tiene que de un total de 651

recursos conocidos por la Sala Tercera, el mayor número de ellos, 442 - lo

que constituye el 67,9% del total - fueron declarados sin lugar, mientras que

148 de estos fueron declarados con lugar - o sea, el 22,7% -. Asimismo, el


207

número de recursos declarados inadmisibles cerró el año en 61 - lo que

representa el 9,4% -.

En relación con el año anterior, se observa que el porcentaje de los

recursos de casación declarados sin lugar aumentó - en prácticamente 3, 5

puntos porcentuales -, en tanto que la cifra correspondiente a los recursos de

casación declarados con lugar disminuyó - en 2.8 puntos porcentuales -. De

igual manera se observa, una ligera disminución en relación con el

porcentaje correspondiente a los recursos de casación declarados

inadmisibles - el cual bajó en un 0,7 % -.

El cuadro siguiente, corresponde a los RECURSOS DE CASACIÓN

TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE Y

POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.002 (Votos de fondo e

inadmisibles),194 donde se muestra, el total de recursos de casación

conocidos por este órgano jurisdiccional y la cantidad y el porcentaje

correspondiente a aquellos que fueron declarados (1) con lugar, (2) sin lugar

e (3) inadmisibles.

194
Anuario de Estadísticas Judiciales de la Sección de Estadística del Departamento de Planificación del
Poder Judicial, 2.002, p. 409.
208

CUADRO 3

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE

Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.002.

(Votos de fondo e inadmisibles)

CON LUGAR SIN LUGAR INADMISIBLE

TIPO DE RECURRENTE TOTAL CANTIDAD % CANTIDAD % CANTIDAD %

TOTAL 698 190 27,2 445 63,8 63 9,0

Defensor Público 228 60 26,3 162 71,1 6 2,6

Defensor Privado 245 51 20,8 159 64,9 35 14,3

Actor Civil 32 9 28,1 17 53,1 6 18,8

Demandado Civil 1 0 0,0 1 100,0 0 0,0

Ministerio Público 81 41 50,6 37 45,7 3 3,7

Imputado 79 13 16,5 54 68,4 12 15,2

Procurador General 8 3 37,5 5 62,5 0 0,0

Imputado y Defensor Público 4 4 100,0 0 0,0 0 0,0

Imputado y Defensor Privado 12 4 33,3 7 58,3 1 8,3

Otro 8 5 62,5 3 37,5 0 0,0

Fuente: Sección de Estadística, Departamento de Planificación. Poder Judicial, año 2.002, p. 409.

En el cuadro anterior se observa que de un total de 698 recursos que

fueron objeto de conocimiento por parte de la Sala Tercera, la mayor

cantidad de ellos, 445 - y lo cual representa el 63,8% del total - fueron

declarados sin lugar, en tanto que 190 de estos fueron declarados con lugar -
209

o sea, el 27, 2% -. Asimismo, el número de recursos declarados

inadmisibles correspondió a 63, lo que representa el 9,0% del total.

Así, respecto del año 2.001, el porcentaje de recursos de casación

declarados sin lugar disminuyó en un 4,1%, y correlativamente, el

porcentaje de recursos de casación declarados con lugar aumentó en un

4,5%. En relación con el porcentaje de inadmisibilidad, se sigue observando

una tendencia a su disminución pues el mismo bajó en un 0,4%.

A continuación se presenta el cuadro que corresponde a los

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO

2.003 (Votos de fondo e inadmisibles),195donde se muestra el total de

recursos de casación conocidos por este órgano jurisdiccional y la cantidad

y el porcentaje correspondiente a aquellos que fueron declarados (1) sin

lugar, (2) con lugar e (3) inadmisibles.

195
Anuario de Estadísticas Judiciales de la Sección de Estadística del Departamento de Planificación del
Poder Judicial, 2.003, p.538.
210

CUADRO 4

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE

Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.003.

(Votos de fondo e inadmisibles)

VOTOS

SIN LUGAR CON LUGAR INADMISIBLE

TIPO DE RECURRENTE TOTAL CANTIDAD % CANTIDAD % CANTIDAD %

TOTAL 692 449 64,9 199 28,8 44 6,4

Defensor Público 258 183 70,9 66 25,6 9 3,5

Defensor Privado 200 133 66,5 51 25,5 16 8,0

Actor Civil 40 21 52,5 16 40,0 3 7,5

Demandado Civil 1 1 100,0 0 0,0 0 0,0

Ministerio Público 64 26 40,6 36 56,3 2 3,1

Imputado 81 56 69,1 13 16,0 12 14,8

Imputado Ministerio Público 5 2 40,0 3 60,0 0 0,0

Imputado y Defensor Público 16 11 68,8 5 31,3 0 0,0

Imputado y Defensor Privado 13 10 76,9 2 15,4 1 7,7

Procurador General 9 3 33,3 6 66,7 0 0,0

Otro 5 3 60,0 1 20,0 1 20,0

Fuente: Sección de Estadística, Departamento de Planificación. Poder Judicial, año 2.003, p. 538.

Para el año 2.003, se observa que de un total de 692 recursos que

fueron conocidos por la Sala Tercera, la mayor cantidad de ellos, 449 - y, lo

cual, representa el 64,9% del total - fueron declarados sin lugar, mientras
211

que 199 de dichos recursos fueron declarados con lugar - es decir, un 28,8%

-. Asimismo, el número de recursos declarados inadmisibles correspondió a

44 - lo que representa el 6,4% del total -.

En relación con el año 2.002, el número de recursos declarados sin

lugar, aumentó en un 1,1% en tanto que la cifra correspondiente a los

recursos de casación declarados con lugar, de igual forma, aumentó en un

1,6%. Importante es mencionar que la cantidad de recursos de casación

declarados inadmisibles continuó con su tendencia a la baja puesto que el

porcentaje de inadmisibilidad disminuyó en un 2,6 %.

A continuación se presenta el cuadro que corresponde a los

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO

2.004 (Votos de fondo e inadmisibles),196donde se muestra, el total de

recursos de casación conocidos por este órgano jurisdiccional y la cantidad

y el porcentaje correspondiente a aquellos que fueron declarados (1) con

lugar, (2) sin lugar e (3) inadmisibles.

196
Anuario de Estadísticas Judiciales de la Sección de Estadística del Departamento de Planificación del
Poder Judicial, 2.004, p.582.
212

CUADRO 5

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE

Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.004.

(Votos de fondo e inadmisibles)

VOTOS DE FONDO

CON LUGAR SIN LUGAR INADMISIBLE

TIPO DE RECURRENTE TOTAL TOTAL % TOTAL % TOTAL %

TOTAL 1043 299 28,7 688 66,0 56 5,4

Defensor Público 389 108 27,8 275 70,7 6 1,5

Defensor Privado 262 62 23,7 178 67,9 22 8,4

Actor Civil 50 13 26,0 32 64,0 5 10,0

Demandado Civil 2 1 50,0 0 0,0 1 50,0

Ministerio Público 140 69 49,3 69 49,3 2 1,4

Imputado 122 19 15,6 89 73,0 14 11,5

Procurador General 9 1 11,1 8 88,9 0 0,0

Imputado Ministerio Público 5 3 60,0 2 40,0 0 0,0

Imputado y Defensor Público 29 11 37,9 16 55,2 2 6,9

Imputado y Defensor Privado 26 7 26,9 18 69,2 1 3,8

Otro 9 5 55,6 1 11,1 3 33,3

Fuente: Sección de Estadística, Departamento de Planificación. Poder Judicial, año 2.004, p. 582.

Para el año 2.004, se tiene que de un total de 1043 recursos que

fueron conocidos por la Sala Tercera, la mayor cantidad de ellos, 688 - y, lo


213

cual, representa el 66,0% del total - fueron declarados sin lugar, mientras

que 299 de dichos recursos fueron declarados con lugar - lo que constituye

un 28, 7% -. Asimismo, el número de recursos declarados inadmisibles

correspondió a 56 - lo que significa el 5,4% - del total.

Como se puede observar, respecto el año 2.003, la cantidad de

recursos declarados sin lugar, aumentó en un 1,1% en tanto que el

porcentaje correspondiente a los recursos de casación declarados con lugar,

disminuyó muy levemente, en un 0,1%. A este respecto, es necesario

establecer que, la cantidad de recursos de casación que fueron declarados

inadmisibles continuó disminuyendo - puesto que el porcentaje de

inadmisibilidad bajó en un 1 % -.

De seguido, se detalla el cuadro que corresponde a los RECURSOS

DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN

RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.005

(Votos de fondo e inadmisibles),197 donde se muestra, el total de recursos de

casación conocidos por este órgano jurisdiccional y la cantidad, y, el

197
Anuario de Estadísticas Judiciales de la Sección de Estadística del Departamento de Planificación del
Poder Judicial, 2.005, p.635.
214

porcentaje, correspondiente a aquellos que fueron declarados (1) con lugar,

(2) sin lugar e (3) inadmisibles.

CUADRO 6

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE

Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.005.

(Votos de fondo e inadmisibles)

VOTOS DE FONDO

CON LUGAR SIN LUGAR INADMISIBLE

TIPO DE RECURRENTE TOTAL TOTAL % TOTAL % TOTAL %

TOTAL 949 356 37,5 575 60,6 18 1,9

Defensor Público 335 120 35,8 214 63,9 1 0,3

Defensor Privado 241 71 29,5 165 68,5 5 2,1

Actor Civil 51 17 33,3 28 54,9 6 11,8

Demandado Civil 3 2 66,7 1 33,3 0 0,0

Ministerio Público 163 90 55,2 72 44,2 1 0,6

Imputado 93 26 28,0 64 68,8 3 3,2

Procurador General 7 3 42,9 4 57,1 0 0,0

Imputado Ministerio Público 1 0 0,0 1 100,0 0 0,0

Imputado y Defensor Público 29 13 44,8 16 55,2 0 0,0

Imputado y Defensor Privado 22 12 54,5 10 45,5 0 0,0

Otro 4 2 50,0 0 0,0 2 50,0

Fuente: Sección de Estadística, Departamento de Planificación. Poder Judicial, año 2.005, p. 635.

Para el año 2.005, se observa que de un total de 949 recursos que

fueron conocidos por la Sala Tercera, la mayor cantidad de estos, 575 - y, lo


215

cual, representa el 60,6% del total - fueron declarados sin lugar, mientras

que 356 de dichos recursos fueron declarados con lugar - es decir, un 37,

5% -. Asimismo, el número de recursos declarados inadmisibles

correspondió a 18 - lo que representa el 1,9% del total -.

En relación con el año 2.004, el número de recursos declarados sin

lugar, disminuyó significativamente, pues se observa una baja de 5,4 puntos

porcentuales, en tanto que los recursos de casación declarados con lugar,

aumentaron considerablemente, concretamente, en un 8,8%. Importante, es

mencionar que la cantidad de recursos de casación declarados inadmisibles

continuó con su tendencia a seguir disminuyendo de una manera muy

significativa, puesto que el porcentaje de inadmisibilidad bajó aún más que

el año anterior, llegando hasta un 3,5 %.

Esta situación, en sí misma considerada, y que tiene que ver,

esencialmente, con una disminución importante en el porcentaje de

inadmisibilidad - que es objetivamente constatable, y, el cual valga aclarar,

es el más bajo que se observa en todo el período objeto de estudio, y, que

según se indicó, para los fines de esta investigación, se subdividió en dos

espacios de tiempo claramente delimitados, a saber: antes y después de la


216

entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal - ,

representa, sin lugar a dudas, un aspecto de gran relevancia para el presente

análisis, dado que para este momento, - y, coincidentemente con lo anterior

- estaba muy reciente, el fallo de la Corte Interamericana de Derechos

Humanos del 2 de julio de 2.004, que condenó a Costa Rica por no

garantizar el Derecho al Recurso, mismo que como es bien sabido, generó

una amplia discusión en nuestro medio, puesto que, en ese entonces, se

procuraba determinar - desde el punto de vista de su aplicación práctica -

las implicaciones jurídicas y legales que dicho fallo habría de tener en

nuestro ordenamiento jurídico, con el fin de cumplir con lo ordenado por

esta instancia internacional, y, todo lo cual, se relacionaba, directamente

con el tema de la admisibilidad y el rigor formalista que es consustancial a

la casación penal en su formulación clásica o tradicional.

De igual forma, reviste gran relevancia, el hecho igualmente

destacable de que para el año 2.005 - y recién conocido el fallo de la Corte

Interamericana - se observe el mayor porcentaje de recursos de casación

declarados con lugar dentro de todo el período en estudio – el cual, alcanzó

un 37.5% -, siendo que, correlativamente, el porcentaje de recursos de


217

casación que fueron declarados sin lugar – 60,6% -, corresponde al más

bajo dentro de dicho período.

Analizado lo anterior, es necesario establecer como un dato objetivo

y estrictamente cuantitativo que al final de este primer período (mismo que,

según se indicó, coincidió con el dictado del referido fallo de la Corte

Interamericana de Derechos Humanos), ciertamente, se observa un cambio

significativo, respecto de cómo (según las variables estadísticas tomadas en

cuenta) se resolvieron los recursos de casación penal en la Sala Tercera, en

atención, principalmente, a qué menos recursos de casación fueron

declarados inadmisibles - apenas un 1,9%, lo que, contrasta

significativamente con el 10,1% correspondiente al año 2.000 -, y a que

nunca antes, el porcentaje de recursos de casación con lugar, había sido tan

alto como hasta este momento.

En relación con el ejercicio del derecho de recurrir del fallo

condenatorio, al menos, desde un punto de vista estrictamente cuantitativo,

y en lo que se refiere, esencialmente, a la baja en el porcentaje de

inadmisibilidad, razonablemente, se puede establecer que, al final del

período en estudio y antes de que se promulgara la Ley de Apertura de la


218

Casación Penal, existió una tendencia claramente determinada en la Sala de

Casación a admitir más recursos de casación para su posterior

conocimiento, LO CUAL PUDO HABERSE DEBIDO - como una de sus

causas probables - AL IMPACTO QUE TUVO EN NUESTRO

ORDENAMIENTO JURÍDICO LA SENTENCIA DE LA CORTE

INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS EN EL CASO

MAURICIO HERRERA ULLOA VERSUS COSTA RICA.198

2.-) Análisis del Segundo período comprendido entre el año 2007 y el

año 2009. - Después de la entrada en vigencia de la Ley de Apertura de

la Casación Penal -.

Una vez que se procedió a analizar, lo que ocurrió con la situación de

la Sala Tercera antes de la entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la

Casación Penal, corresponde hacer lo propio, con el segundo período en

estudio, que va del año 2.007 al año 2.009, donde se tendrán en cuenta, las

198
En el tercer apartado de este capítulo se procederá a realizar un resumen puntual de las estadísticas
correspondientes al primer período en estudio (mediante un cuadro resumen en el que se incluyen las
variables estadísticas objeto de análisis), mismo que según se indicó, va del año 2.000 al 2.005 y que se
ubica temporalmente antes de la entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal. De la
misma manera, se procederá en relación con el segundo período que va del 2.007 al 2.009 y que se ubica
después de la entrada en vigencia de la citada Ley con el fin de efectuar un análisis comparativo de los
mismos y presentar las conclusiones correspondientes al comportamiento del fenómeno en estudio, para
posteriormente, en la sección III este capítulo, valorar los alcances de dicha Ley en el ordenamiento
jurídico costarricense.
219

mismas variables estadísticas utilizadas anteriormente – a saber, recursos de

casación declarados (1) con lugar, (2) sin lugar e (3) inadmisibles – con el

fin de valorar, según un criterio cuantitativo, cómo fueron resueltos los

recursos de casación presentados ante esta instancia, y determinar,

específicamente, si la citada Ley, implicó un cambio significativo en

atención al cumplimiento de lo ordenado por la Corte Interamericana.

A continuación, se muestra el siguiente cuadro, que corresponde a los

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO

2.007 (Votos de fondo e inadmisibles),199 donde se muestra, el total de

recursos de casación conocidos por este órgano jurisdiccional y la cantidad

y el porcentaje correspondiente a aquellos que fueron declarados (1) con

lugar, (2) sin lugar e (3) inadmisibles.

199
Anuario de Estadísticas Judiciales de la Sección de Estadística del Departamento de Planificación del
Poder Judicial, 2.007, p. 786.
220

CUADRO 7

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE

Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.007.

(Votos de fondo e inadmisibles)

VOTOS DE FONDO

CON LUGAR SIN LUGAR INADMISIBLE

TIPO DE RECURRENTE TOTAL TOTAL % TOTAL % TOTAL %

TOTAL 907 266 29,3 607 66,9 34 3,7

Defensor Público 338 90 26,6 247 73,1 1 0,3

Defensor Privado 225 49 21,8 166 73,8 10 4,4

Actor Civil 30 11 36,7 14 46,7 5 16,7

Demandado Civil 2 2 (N.R.) 0 (N.R.) 0 (N.R.)

Ministerio Público 173 81 46,8 84 48,6 8 4,6

Imputado 71 11 15,5 56 78.9 4 5,6

Procurador General 7 5 (N.R.) 2 (N.R.) 0 (N.R.)

Imputado Ministerio Público 1 1 (N.R.) 0 (N.R.) 0 (N.R.)

Imputado y Defensor Público 32 5 (N.R.) 27 (N.R.) 0 (N.R.)

Imputado y Defensor Privado 15 8 (N.R.) 7 (N.R.) 0 (N.R.)

Otro 13 3 (N.R.) 4 (N.R.) 6 (N.R.)

Nota: N.R. Significa que no se recomienda el cálculo de un porcentaje por tener una base pequeña (<30).

Fuente: Sección de Estadística, Departamento de Planificación. Poder Judicial, año 2.007, p.786.

Para el año 2.007, se puede observar que de un total de 907 recursos

que fueron conocidos por la Sala Tercera, la mayor parte de ellos, y en


221

concreto, 607 de ellos - y, lo cual, representa el 66,9% del total - fueron

declarados sin lugar, mientras que 266 de dichos recursos fueron declarados

con lugar - es decir, un 29, 3% -. De igual forma, se observa que el número

de recursos declarados inadmisibles correspondió a 34 - lo que representa el

3,7% del total-.

En cuanto a los recursos declarados inadmisibles, es menester indicar

que en relación con el año 2.005 - último año del período anterior a la

entrada en vigencia la Ley de Apertura de la Casación Penal y que fuera

analizado -, se tiene que para el año 2.007, se produjo un incremento

porcentual de un 1,8%, de los recursos de casación declarados inadmisibles,

y empieza a darse una disminución significativa y progresiva - como se verá

más adelante - del porcentaje de recursos de casación declarados con lugar,

el cual varió de un 37, 5 % para el 2.005 a un 29, 3% para el 2.007,

evidenciándose con ello, una diferencia del 8,2%, una vez que entró a regir

la citada Ley. Correlativamente, para el 2.007, el porcentaje de recursos

declarados sin lugar, aumentó en relación con el 2.005, en un 6,3%.

De seguido, se muestra el siguiente cuadro, que corresponde a los

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA


222

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO

2.008 (Votos de fondo e inadmisibles),200 donde se muestra, el total de

recursos de casación conocidos por este órgano jurisdiccional y la cantidad

y el porcentaje correspondiente a aquellos que fueron declarados (1) con

lugar, (2) sin lugar e (3) inadmisibles.

CUADRO 8

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE

Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.008.

(Votos de fondo e inadmisibles)

VOTOS DE FONDO

CON LUGAR SIN LUGAR INADMISIBLE

TIPO DE RECURRENTE TOTAL TOTAL % TOTAL % TOTAL %

TOTAL 908 260 28,6 624 68,7 24 2,7

Defensor Público 380 70 18,4 307 80,8 3 0,8

Defensor Privado 174 26 14,9 141 81,0 7 4,0

Actor Civil 36 16 44,5 17 47,2 3 8,3

Demandado Civil 6 3 (N.R) 3 (N.R) 0 (N.R)

Ministerio Público 202 117 57,9 83 41,1 2 1,0

Imputado 63 11 17,5 46 73,0 6 9,5

Procurador General 6 3 (N.R) 3 (N.R) 0 (N.R)

Imputado y Defensor Público 22 4 (N.R) 17 (N.R) 1 (N.R)

Imputado y Defensor Privado 7 2 (N.R) 5 (N.R) 0 (N.R)

Otro 12 8 (N.R) 2 (N.R) 2 (N.R)

Nota: N.R. Significa que no se recomienda el cálculo de un porcentaje por tener una base pequeña (<30).

Fuente: Sección de Estadística, Departamento de Planificación. Poder Judicial, año 2.008, p. 695.

200
Anuario de Estadísticas Judiciales de la Sección de Estadística del Departamento de Planificación del
Poder Judicial, 2.008, p.695.
223

Para el año 2.008, se puede observar que de un total de 908 recursos

que fueron conocidos por la Sala Tercera, la mayor parte de ellos, y en

forma concreta, 624 de ellos - y, lo cual, representa el 68,7% del total -

fueron declarados sin lugar, en tanto que 260 de dichos recursos fueron

declarados con lugar - es decir, un 28,6% -. De igual manera, se tiene que el

número de recursos declarados inadmisibles correspondió a 24 - lo que

representa el 2,7% del total -.

En relación con el año 2.007, se puede establecer que el porcentaje de

recursos declarados inadmisibles disminuyó en un 1%. Sin embargo, el

número de recursos de casación declarados sin lugar, continuó

disminuyendo - en este caso, en un 0,7% -. Correlativamente, el número de

recursos de casación, declarados sin lugar, aumentó en un 1,8%.

Seguidamente, se muestra el siguiente cuadro, que corresponde a los

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA

SEGÚN RECURRENTE Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO

2.009 (Votos de fondo e inadmisibles),201 donde se muestra, el total de

recursos de casación conocidos por este órgano jurisdiccional y la cantidad


201
Anuario de Estadísticas Judiciales de la Sección de Estadística del Departamento de Planificación del
Poder Judicial, 2.009, p.745.
224

y el porcentaje correspondiente a aquellos que fueron declarados (1) con

lugar, (2) sin lugar e (3) inadmisibles.

CUADRO 9

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE

Y POR TIPO DE VOTO DURANTE EL AÑO 2.009.

(Votos de fondo e inadmisibles)

VOTOS DE FONDO

CON LUGAR SIN LUGAR INADMISIBLE

TIPO DE RECURRENTE TOTAL TOTAL % TOTAL % TOTAL %

TOTAL 1028 224 21,8 757 73,6 47 4,6

Actor Civil 63 25 39,7 32 50,8 6 9,5

Defensa Civil de la Victima 6 4 66,7 1 16,7 1 16,7

Defensor Público 189 23 12,2 157 83,1 9 4,8

Defensor Privado 470 46 9,8 416 88,5 8 1,7

Imputado 83 7 8,4 73 88,0 3 3,6

Ministerio Público 181 109 60,2 60 33,1 12 6,6

Condenado 1 0 0,0 1 100,0 0 0,0

Demandado Civil 8 1 12,5 7 87,5 0 0,0

Procurador General 8 4 50,0 3 37,5 1 12,5

Querellado 1 1 100,0 0 0,0 0 0,0

Querellante 15 2 13,3 7 46,7 6 40,0

Victima 1 0 0,0 0 0,0 1 100,0

Otro 2 2 100,0 0 0,0 0 0,0

Fuente: Sección de Estadística, Departamento de Planificación. Poder Judicial, año 2.009, p. 745.
225

Para el año 2.009, se puede observar que de un total de 1028 recursos

que fueron conocidos por la Sala Tercera, la mayor cantidad de estos, y

exactamente, 757 de ellos - y, lo cual, representa un 73,6% del total - fueron

declarados sin lugar, mientras que 224 de dichos recursos fueron declarados

con lugar - es decir, apenas un 21, 8% -. De igual manera, se tiene que el

número de recursos declarados inadmisibles correspondió a 47 - lo que

representa el 4,6% del total -.

Respecto del año 2.008, se puede determinar que el porcentaje de

recursos de casación declarados inadmisibles aumentó en un 1,9%. No

obstante, el porcentaje de recursos de casación declarados sin lugar,

continuó disminuyendo significativamente - en este caso se observa una

baja de un 6,8% -. En este sentido, resulta de gran importancia establecer,

que en relación con el porcentaje de recursos de casación declarados sin

lugar, el que se observa en el año 2.009 - y que según se dijo, corresponde

al 73,6% - representa la cifra más alta de todos los años incluidos en el

presente estudio, siendo que aquél supuso un aumento del 4,9% respecto del

año anterior.
226

Una vez establecido, lo anterior, es menester indicar que con base en

el análisis estadístico realizado, resulta de gran importancia, determinar que

una vez que la Ley de Apertura de la Casación Penal, entró a regir los

porcentajes de inadmisibilidad de los recursos de casación conocidos por la

Sala Tercera, disminuyeron - principalmente si se los compara con el

período anterior a su vigencia y según se mostrará más adelante -, y, lo cual,

probablemente se debió, al hecho de que por su medio lo que se pretendía

era, precisamente, la flexibilización del rigor formal en cuanto a los

requisitos de admisibilidad a través de su “apertura”.

Sin embargo, en lo que respecta a los porcentajes correspondientes a

los recursos de casación declarados sin lugar, se determina que una vez que

la citada Ley entró a regir, éstos alcanzaron las cifras más altas de la

totalidad del período analizado (y más concretamente, en los años, 2008 -

con un 68,7% - y, 2009 - con un 73,6), lo cual, invita a reflexionar acerca de

si, dentro del período de tiempo analizado - y en estricto apego a las

estadísticas mostrados en el presente asunto - la Ley de Apertura de la

Casación Penal, ¡efectivamente¡ fue capaz de satisfacer el derecho del

inculpado de recurrir del fallo condenatorio, y satisfacer por su medio, la


227

exigencia jurídico - procesal de lograr un reexamen pleno de la decisión

recurrida.

3.-) Análisis comparativo de los recursos de casación resueltos por la

Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia antes y después de la

entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal.

En el presente apartado se procederá a realizar un análisis

comparativo a partir de los promedios generales obtenidos para cada uno de

los períodos establecidos (y que según se indicó, para lo efectos del

presente estudio se encuentran claramente delimitados, tanto antes - (1ero)

2.000 - 2.005 -, como después - (2do) 2.007 - 2.009 - de la entrada en

vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal) con el fin de

determinar, con base en un criterio estrictamente estadístico - y según las

variables utilizadas: casaciones con lugar, casaciones sin lugar e

inadmisibles -, si existieron diferencias significativas desde un punto de

vista estrictamente cuantitativo acerca de cómo se resolvían por parte de la

Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, los recursos de casación que

fueron sometidos a su conocimiento en los períodos dichos, y proceder a

valorar, una vez hecho esto, el alcance de la eficacia material de la citada


228

ley, en atención a la exigencia planteada por la Corte Interamericana de

Derechos Humanos en su sentencia del 2 de julio de 2.004.

El cuadro estadístico que se presenta a continuación, corresponde a

los promedios generales que se obtuvieron como resultado del primer

período analizado y que va del año 2.000 al año 2.005 - es decir, el período

inmediatamente anterior a la entrada en vigencia de la denominada Ley de

Apertura de la Casación Penal -, y, donde se muestra, el porcentaje

promedio que corresponde a los recursos de casación declarados sin lugar,

con lugar, e inadmisibles en el espacio de tiempo establecido por parte de la

Sala Tercera.
229

CUADRO 10

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE

POR PERIODO 2000-2005.

(Con promedios respectivos)

INADMISIBLES CASACION CON LUGAR CASACION SIN LUGAR

Año TOTAL % TOTAL % TOTAL %

2000 67 10,1 169 25,5 427 64,4

2001 61 9,4 148 22,7 442 67,9

2002 63 9 190 27,2 445 63,8

2003 44 6,4 199 28,8 449 64,9

2004 56 5,4 299 28,7 688 66,0

2005 18 1,9 356 37,5 575 60,6

Promedio 51,5 7,03 226,83 28,4 504,33 64,6

Fuente: Construcción propia con base en los cuadros estadísticos que fueron obtenidos de los informes de

la Sección de Estadística, Departamento de Planificación., Poder Judicial.

Con base en el cuadro anterior, se observa que en relación con el

número de recursos de casación declarados sin lugar, se obtuvo un

promedio general para todo el período de 504,33, lo que corresponde a un

porcentaje del 64,6%. De igual forma, el promedio general a que

corresponde la cantidad de recursos de casación declarados con lugar es de


230

226,83, lo que representa un porcentaje del 28,4%. En cuanto al promedio

general de los recursos de casación declarados inadmisibles para este

período, se muestra un total de 51,5, lo cual, constituye un porcentaje del

7,03% - porcentaje total de inadmisibilidad -.

El cuadro estadístico que se presenta de seguido, corresponde a los

promedios generales que se obtuvieron como resultado del segundo período

objeto de análisis y que va del año 2.007 al año 2.009 - es decir, el período

inmediatamente posterior a la entrada en vigencia de la denominada Ley de

Apertura de la Casación Penal -, y, en el cual, se observa, el porcentaje

promedio que corresponde a los recursos de casación declarados sin lugar,

con lugar, e inadmisibles en el espacio de tiempo establecido por parte de la

Sala Tercera.
231

CUADRO 11

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE

POR PERIODO 2007-2009.

(Con promedios respectivos)

INADMISIBLES CASACION CON LUGAR CASACION SIN LUGAR

Año TOTAL % TOTAL % TOTAL %

2007 34 3,7 266 29,3 607 66,9

2008 24 2,7 260 28,6 624 68,7

2009 47 4,6 224 21,8 757 73,6

Promedio 35 3,67 250 26,57 662,67 69,73

Fuente: Construcción propia con base en los cuadros estadísticos que fueron obtenidos de los informes de
la Sección de Estadística, Departamento de Planificación., Poder Judicial.

En relación con en el cuadro anterior, se tiene que, en cuanto a la

cantidad de recursos de casación declarados sin lugar, se obtuvo un

promedio general para todo el período de 662,67, lo que corresponde a un

porcentaje del 69,73%. De igual manera, el promedio general a que

corresponde la cantidad de recursos de casación declarados con lugar es de

250, lo que representa un porcentaje del 26,56%. En lo que respecta al

promedio general de los recursos de casación declarados inadmisibles para

este período, se muestra un total de 35, lo cual, constituye un porcentaje del

3,67% - porcentaje total de inadmisibilidad -.


232

De igual forma, a continuación se muestra un cuadro estadístico de

carácter general, donde se procede a ilustrar el comportamiento del

fenómeno en estudio, según las variables utilizadas durante la totalidad del

período objeto de análisis - y, el cual, según ha quedado establecido se

subdividió en dos espacios de tiempo claramente definidos, a saber: (1ero)

2.000 – 2.005 -, y, (2do) 2.007 – 2.009 - y ello, con el fin de compararlos, y

presentar las conclusiones obtenidas, a partir del mismo.

GRAFICO 1

RECURSOS DE CASACIÓN TERMINADOS EN LA SALA TERCERA SEGÚN RECURRENTE

POR AÑOS DE ANALISIS.

(En promedios respectivos)

Fuente: Construcción propia con base en Sección de Estadística, Departamento de Planificación. Poder

Judicial
233

A partir del análisis comparativo de los resultados estadísticos

obtenidos y que corresponden a los promedios generales de cada período, es

necesario proceder a determinar cuál fue el comportamiento de la Sala

Tercera en relación con la forma en que fueron resueltos - y, ello, según un

criterio estrictamente cuantitativo - los recursos de casación presentados

ante este órgano jurisdiccional.

Así, es necesario establecer que, en relación con los porcentajes de

inadmisibilidad propiamente dichos, se puede determinar que, que antes de

la promulgación y entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la Casación

Penal, más recursos de casación eran declarados inadmisibles por la Sala

Tercera.

En este sentido, es claro que, existe una diferencia de prácticamente

el doble respecto del porcentaje de los recursos de casación declarados

inadmisibles, entre este primer período, y el segundo período en estudio

(esto es, una vez que empezó a regir la citada Ley), pues entre el año 2.000

y el año 2.005, dicho porcentaje alcanzó el 7,03%, en tanto que para el

período 2.007 -2.009, el promedio general de los recursos de casación

“inadmisibles”, alcanzó, apenas, un 3.66% - es decir, un 3,37% menos -.


234

(1) Esta situación, permite establecer, de una manera objetivamente

constatable y como una conclusión general, según la estadística analizada, y

para los fines del presente trabajo de investigación que con la entrada en

vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal, la inadmisibilidad

promedio de los recursos de casación penal, disminuyó considerablemente

en relación con el período anterior.

En relación con el porcentaje correspondiente a los recursos de

casación penal declarados sin lugar, es menester indicar que, antes de la

citada Ley, éste era mucho menor que el que se observa, en forma posterior,

y en concreto, cuando aquélla empezó a regir. Así, se tiene que, entre el año

2.000 y el año 2.005, el porcentaje - promedio general - de los recursos de

casación declarados sin lugar alcanzó el 64,6%, en tanto que para el período

2.007 - 2.009, dicho porcentaje - promedio general - llegó hasta un 69,73%,

produciéndose, en consecuencia, un aumento del 5,13%.

(2) Lo expuesto, permite demostrar con base en la estadística

obtenida la existencia de un aumento significativo, en relación con el

porcentaje de recursos de casación declarados sin lugar por la Sala Tercera,

respecto del que se estableció para el período anterior, es decir, antes de la


235

vigencia de la Ley. Por consiguiente, se concluye que con la entrada en

vigencia de la Ley de Apertura de la Casación, si bien, se admitieron más

recursos de casación, correlativamente – y, con base en el análisis

estadístico realizado – se puede demostrar que, más recursos de casación

fueron declarados sin lugar.

De igual forma, y en lo que se refiere al promedio general de los

recursos de casación declarados con lugar, lo que se determinó fue que

antes de la Ley de Apertura de la Casación Penal, el porcentaje de recursos

de casación declarados con lugar, fue mayor que el que se observa en forma

posterior a la entrada en vigencia de dicha Ley. Así, se puede establecer que

entre los años 2.000 y 2.005, el porcentaje de recursos de casación

declarados con lugar, correspondió al 28,4%, en tanto que entre los años

2.007 y 2.009, ese porcentaje representó el 26,56%, es decir, el total de

recursos de casación declarados con lugar, disminuyó en un 1,84%.

(3) Como consecuencia de lo anterior, y con base en el análisis

estadístico realizado, se concluye que, en lo que respecta, al promedio

general de recursos de casación declarados con lugar por la Sala Tercera, el

mismo disminuyó con la entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la


236

Casación Penal. Es decir, porcentualmente, menos recursos de casación

penal fueron declarados con lugar por este órgano jurisdiccional en el

período inmediatamente posterior a dicha Ley.

Ahora bien, hecho el análisis comparativo anterior, resulta que desde

un punto de vista estrictamente cuantitativo, y, según las variables

estadísticas utilizadas como parte del mismo, sí es posible demostrar la

existencia, de diferencias importantes, en términos generales, en relación

con los porcentajes de declaratorias de (1) inadmisibilidad, (2) casaciones

sin lugar, y (3) casaciones con lugar, antes y después de la entrada en

vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal.

Quizás, la diferencia más significativa ya apuntada tiene que ver con

el dato objetivo, de que después de la promulgación de la citada Ley, si

bien, se admitieron más recursos, correlativamente, – y, en función de las

variables estadísticas utilizadas – se pudo demostrar que, lo que ocurrió, fue

que más recursos de casación penal fueron declarados sin lugar por la Sala

Tercera.
237

Esta situación obliga a cuestionarse, si la Ley de Apertura, o la

Apertura de la Casación en sí misma, estuvo predeterminada,

esencialmente, por la necesidad jurídico - procesal de admitir más recursos

de casación (lo cual, a nivel práctico, efectivamente ocurrió) o, si, por el

contrario (y valorando el alcance de su eficacia material), resultó más

importante, procurar por su medio, un “examen integral de la decisión

recurrida” según la exigencia planteada por la Corte Interamericana de

Derechos Humanos. De este tópico, versará el siguiente apartado, en el cual

se valorará esta situación, desde un punto de vista, estrictamente jurídico.

Sección III: Los alcances de la Ley de Apertura de la Casación Penal en

el ordenamiento jurídico costarricense.

1.-) ¿Satisfizo la Ley de Apertura de la Casación Penal el objetivo para

el que fue creada?

Tal y como se indicó en el apartado anterior, para los efectos de esta

investigación es de gran importancia, determinar a un nivel práctico el

alcance de la eficacia jurídico - material de la Ley de Apertura de la

Casación Penal, a partir del análisis de los resultados que se obtuvieron del
238

estudio estadístico que ha sido presentado, con el fin de establecer si esta

Ley, representó un cambio significativo en nuestro ordenamiento jurídico,

para dar cabal cumplimiento a lo ordenado por la Corte Interamericana de

Derechos Humanos.

En primer lugar, es necesario establecer que, durante el período de

vigencia de la Ley que fue objeto de análisis, si bien, se admitieron más

recursos de casación penal para su estudio (lo cual, en nuestro medio, tuvo

que ver, de manera directa, con la necesidad de atenuar, al menos desde un

punto de vista estrictamente formal el rigor de admisibilidad que

tradicionalmente ha caracterizado a este medio de impugnación con miras a

lograr una mayor “apertura”), lo cierto es que, correlativamente, a esta

situación, más recursos de casación penal, fueron declarados sin lugar por la

Sala Tercera.

En nuestro medio, se ha planteado a discusión, en torno a si en

algunos supuestos, la declaratoria sin lugar de un recurso de casación en sí

misma, representa en cierta medida, una “forma encubierta de


239

inadmisibilidad”.202 En este sentido, LLOBET RODRÍGUEZ, ha sido

particularmente crítico respecto del alcance de la Ley de Apertura de la

Casación Penal, al establecer, lo siguiente:

“Ha existido polémica sobre si la ley de reforma de la casación penal

cumple con lo requerido por la Corte Interamericana de Derechos

Humanos, o bien la reforma ha sido insuficiente. Debe tenerse en cuenta

que para satisfacer los requerimientos de un recurso amplio que permita

discutir la sentencia condenatoria en casación no es suficiente una mayor

desformalización de los recursos de casación, de modo que los mismos no

sean rechazados como inadmisibles, que es uno de los aspectos

contemplados en la llamada “Ley de Apertura de la Casación Penal”, sino

se requiere de una amplitud de criterio en la resolución de los recursos.”203

202
Así, se ha indicado, lo siguiente: “LLOBET ha cuestionado la costumbre de los Tribunales de casación
de recurrir a la declaratoria de los recursos de casación de recurrir a la declaratoria sin lugar del recurso
como una forma encubierta de inadmisibilidad. Sin embargo, no hay estudios científicos que permitan
dimensionar la magnitud de este fenómeno.” UREÑA SALAZAR (José Joaquín), Casación Penal y
Derechos Humanos, Editorial Jurídica Continental, 1ª Edición, San José, 2.006, p.144.

203
LLOBET RODRÍGUEZ (Javier), Proceso Penal Comentado, Editorial Jurídica Continental, 4ª edición,
San José, 2.009, p.639.
240

En relación con la forma en que la Sala Tercera, ha resuelto los

recursos de casación sometidos a su conocimiento, durante la vigencia de la

citada Ley, LLOBET RODRIGUEZ, ha indicado, lo siguiente:

“En gran parte, parece que en particular en las resoluciones de la Sala

Tercera lo que ha ocurrido es que no ha cambiado la forma de resolver los

reclamos de falta de fundamentación y de quebranto de las reglas de la sana

crítica, por lo que no se ha ampliado propiamente el ámbito de lo

controlable, de modo que lo que ha sucedido es que la desformalización se

traduce, como bien lo ha indicado la Defensa Pública, en que los recursos

no son declarados inadmisibles, sino sin lugar, lo que no representa mayor

avance.”204

Con base en lo anterior, habría que preguntarse, entonces, si la

denominada “apertura” de la casación penal en Costa Rica, fue

esencialmente una cuestión de carácter meramente formal y/o legal, que

implicó como una consecuencia jurídica inmediata (objetivamente

constatable y/o verificable con base en la estadística presentada) una mayor

admisibilidad de los recursos de casación penal que fueron sometidos a

204
LLOBET RODRIGUEZ (Javier), Op. Cit., p.639.
241

conocimiento de la Sala Tercera; o, si, además de ello, y más importante

aún, dicha apertura en sí misma representó desde un punto de vista jurídico

- material una mayor garantía en atención a la exigencia planteada por la

Corte Interamericana de Derechos Humanos, de lograr por su medio un

“examen integral de la decisión recurrida”, lo cual, precisamente, tiene que

ser contrastado, entre otros aspectos (para los efectos del presente estudio y

las conclusiones que del mismo puedan establecerse) con el incremento

significativo del porcentaje correspondiente a recursos de casación

declarados sin lugar durante el período de la vigencia de la Ley de Apertura

de la Casación Penal que fue analizado.

En este sentido, resulta de gran importancia establecer que el

contenido esencial del derecho del inculpado a reprobar la sentencia

condenatoria ante un tribunal superior, tiene que verse - de manera

necesaria, y, según lo ordenado por la Corte Interamericana en su sentencia

del 2 de julio del 2.004 - en relación con el cumplimiento de la exigencia de

lograr por su medio un examen integral de la decisión recurrida.

Sobre este punto, es necesario establecer que, el dato objetivo que se

obtuvo a partir de la estadística mostrada en el presente estudio, y, que


242

corresponde al porcentaje general de recursos de casación penal declarados

sin lugar por la Sala Tercera, después de la entrada en vigencia de la Ley de

Apertura de la Casación Penal, mismo que alcanzó un 69,73% (y que

representó el más alto de los períodos objeto de análisis), constituye un

indicador importante, desde un punto de vista cuantitativo, acerca de cómo

se resolvieron los mismos en un espacio de tiempo determinado, y lo cual,

tiene que ser relacionado con otros indicadores estrictamente jurídicos.

A este respecto, es claro que a partir del análisis estadístico realizado,

es razonable sostener que si bien a nivel práctico la Ley de Apertura de la

Casación Penal, implicó como una consecuencia jurídica importante, una

mayor admisibilidad de este tipo de impugnaciones, esto no necesariamente

determinó una mayor amplitud en la forma en que los mismos fueron

resueltos por la Sala Tercera con el fin de garantizar en forma plena el

derecho al recurso y un examen integral de la decisión recurrida, pues más

recursos fueron declarados sin lugar y menos con lugar.

Así, resulta de gran importancia, tomar en consideración - además de

los indicadores estadísticos mostrados -, los puntos objeto de

cuestionamiento que se han realizado en nuestro medio, a la denominada


243

Ley Apertura de la Casación Penal y más concretamente, respecto de la

forma en que esta fue aplicada durante el período de su vigencia y que

tienen que ver, principalmente, con (1) los criterios restrictivos utilizados

para recibir pruebas en esta instancia205 y (2) la falta de amplitud para

resolver los motivos de falta de fundamentación y violación a las reglas de

la sana crítica racional, así como, también, (3) las objeciones realizadas a la

misma por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la

resolución del 9 de julio de 2.009, todo lo cual, permite establecer, que la

citada Ley, pese a haber representado un esfuerzo importante de responder a

la exigencia planteada en la sentencia del 2 de julio del 2.004, no satisfizo el

objetivo formalmente declarado de posibilitar por su medio, un verdadero y

pleno examen integral de la decisión recurrida.

En relación con lo anterior, y con especial mención en cuanto a esta

falta de amplitud para resolver de la Sala Tercera, LLOBET RODRÍGUEZ,

señala lo siguiente:

205
A este respecto, UREÑA SALAZAR, ha establecido lo siguiente: “En resumen, puede afirmarse que el
recurso de casación costarricense que estuvo vigente entre los años 2006 a 2011, dejó de ser una simple
casación ampliada para convertirse en una apelación limitada, aunque conservó por cinco años el nombre
francés de casación. La consecuencia de esta reforma fue la posibilidad de realizar un examen integral de
la sentencia de primera instancia, al menos a nivel legislativo. Porque como bien lo señala LLOBET, y me
consta en mi ejercicio profesional como Juez de Casación y como abogado litigante, en la práctica ha
habido una reticencia de los Tribunales de Casación Penal y de la Sala Tercera en recibir pruebas,
convirtiendo las órdenes del legislador en letra muerta.” UREÑA SALAZAR (José Joaquín), Apelación y
Oralidad, Editorial Jurídica Continental, 1ª Edición, San José, 2011, p.143.
244

“Esto implica que luego del caso Mauricio Herrera Ulloa, la sala III y el

Tribunal de Casación Penal ya no podían seguir resolviendo como lo hacían

antes, pues debían otorgarles una gran amplitud a los reclamos de falta de

fundamentación y de violación a las reglas de la sana crítica. Así, la

resolución de los recursos de casación debía ser acometida con una actitud

diferente, porque no serían admisibles argumentos que antes podrían

haberse utilizado para rechazarlos.

El problema es que la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia

siguió resolviendo, en general, como antes lo hacía, salvo que dejó de

declarar inadmisibles los recursos de casación, para luego declararlos sin

lugar. A ello hizo mención la Corte Interamericana cuando afirmó que debe

darse más tiempo para valorar la forma en que se está aplicando la Ley de

Apertura de la Casación, para determinar a partir de casos concretos si

realmente se ha producido la ampliación requerida en la sentencia del caso

Mauricio Herrera.

Indicó, además, que del estudio estadístico aportado por el Estado no

se parecía que haya ocurrido una ampliación de las “garantías judiciales de


245

los ciudadanos” en cuanto al derecho a recurrir N.o 23 y N.o 24 de la

resolución de la Corte Interamericana de 9 de julio de 2.009).” 206

Desde este punto de vista, resulta de gran importancia, para

dimensionar el verdadero significado y alcance de la exigencia de garantizar

por medio del recurso (con independencia de la denominación jurídica que

a éste se le dé) un examen integral de la decisión recurrida y posibilitar de

manera eficaz el ejercicio pleno del derecho del inculpado de recurrir de la

sentencia condenatoria ante un tribunal superior, tener en cuenta,

precisamente, lo ordenado por la Corte Interamericana de Derechos

Humanos, en la sentencia del 2 de julio del 2.004 en el caso Mauricio

Herrera Ulloa contra Costa Rica.

A este respecto, TIFFER, ha indicado lo siguiente:

“En lo que sí fue clara la Corte Interamericana es en que ese recurso deber

ser eficaz para la revisión integral del fallo recurrido. Deber ser amplio y

permitir el análisis comprensivo e integral de todas las cuestiones debatidas

y analizadas en el Tribunal inferior. También, la Corte Interamericana fue


206
LLOBET RODRÍGUEZ (Javier), artículo titulado: Confusión en torno al recurso de apelación,
publicado en el Diario La Nación, jueves 8 de abril del 2.010.
246

clara en señalar que, en el caso concreto del recurso de casación, no

permitió una revisión integral. Por el contrario, fue limitado y restrictivo, lo

que contraviene el artículo 8, párrafo segundo inciso h) de la Convención

Americana sobre Derechos Humanos.

Por más esfuerzos que hizo Costa Rica por demostrar que el recurso

de casación permitía la revisión integral del fallo, esto no fue posible

confirmarlo ya que la jurisprudencia, especialmente de la Sala Tercera,

comprobó precisamente lo contrario. Fallos lentos, formalistas y limitados,

una práctica jurisprudencial restrictiva, sobre todo en la revisión de los

hechos probados de la sentencia, además de una muy limitada posibilidad

de recibir nuevas pruebas, hacían del recurso de casación incompatible con

lo ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.” 207

Desde esta perspectiva de análisis, es necesario establecer que la Ley

de Apertura de la Casación Penal, representó el medio a través del cual, el

Estado costarricense procuró cumplir con lo ordenado por la Corte

Interamericana de Derechos Humanos con el fin de garantizar el derecho de

recurrir del fallo condenatorio y el examen integral de la decisión recurrida.


207
TIFFER (Carlos), artículo titulado: Una Justicia penal sin formalismos, publicado en el Diario La
Nación, martes 24 de enero del 2.012.
247

No obstante ello, y según se indicó líneas atrás, en resolución de este

órgano jurisdiccional de 9 de julio de 2.009, caso Herrera Ulloa vs. Costa

Rica, y que corresponde a la Supervisión de cumplimiento de sentencia, se

estableció por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

en relación con la referida ley, que a pesar de los esfuerzos realizados por

nuestro país con la citadas reformas: “no ha quedado demostrado que el

sistema procesal del Estado se haya rediseñado con el fin de brindar

mayores garantías judiciales a los ciudadanos.”208

Así, esta resolución, establece en lo que interesa lo siguiente:

“23. Que la Comisión Interamericana analizó la denominada Ley de

Apertura y consideró que “amplía en cierta medida la casación penal con el

fin de adecuar el recurso de casación al artículo 8(2)(h) de la Convención a

través de tres cambios fundamentales i) la flexibilización de la

admisibilidad del recurso de casación; ii) el otorgamiento de potestades

adicionales a las autoridades que deben decidir sobre el recurso para revisar

in toto la actuación del juzgado de primera instancia; y iii) la flexibilización

en cuanto a la admisión de prueba. La comisión tomó nota de “estas


208
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 9 de julio de 2.009, caso Herrera
Ulloa versus. Costa Rica, Supervisión de cumplimiento de sentencia.
248

importantes reformas impulsadas por el Estado (…); al mismo tiempo

consideró que su efectividad y el consecuente cumplimiento de lo ordenado

por el Tribunal en su sentencia de 2 de julio de 2.004, debe ser evaluado a

partir de la aplicación del nuevo modelo a casos concretos.

24. Que en relación con la información estadística aportada por el Estado, la

Comisión Interamericana consideró que no ha quedado demostrado que el

sistema procesal del Estado se haya rediseñado con el fin de brindar

mayores garantías judiciales a los ciudadanos. Finalmente solicitó a la

Corte que: “declare que el Estado adoptó legislación tendiente a la

adecuación del ordenamiento jurídico costarricense con lo establecido en el

artículo 8.2.h de la Convención Americana, en relación con el artículo 2 de

la misma, cuya aplicación y consecuente evaluación de cumplimento eficaz

aún se encuentra pendiente, por lo que el procedimiento de supervisión debe

mantenerse abierto respecto de este punto.”209(El destacado no es del

original).

209
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 9 de julio de 2.009, caso Herrera
Ulloa vs. Costa Rica, Supervisión de cumplimiento de sentencia. Ante esta situación, el Estado
costarricense, se refirió a las observaciones planteadas por los representantes y de la Comisión
Interamericana, de la siguiente manera:
“25. Que en la audiencia privada de supervisión el Estado explicó y presentó aclaraciones sobre las
observaciones de los representantes y de la Comisión Interamericana respecto de las modificaciones
introducidas al recurso de casación por la Ley de Apertura. Asimismo se refirió al proyecto de Ley de
creación del recurso de apelación de la sentencia, otras reformas al régimen de impugnación e
implementación de nuevas reglas de la oralidad en el proceso penal (Expediente Legislativo No. 17.143)”.
El Estado informó que con “esta nueva propuesta de reforma legal, impulsada por la Sala Tercera de la
Corte Suprema de Justicia, se plantea la necesidad de culminar un arduo proceso de reformas parciales que
datan de los años ochenta del siglo pasado, todas dirigidas a dar cumplimiento, por parte del ordenamiento
249

En razón de lo expuesto, se concluye que, si bien la Ley de Apertura

de la Casación Penal constituyó, en el momento de su promulgación, un

esfuerzo importante para adecuar el ordenamiento jurídico interno a lo

ordenado por la Corte Interamericana, es claro que, la misma no implicó un

cambio realmente significativo para dar cabal cumplimiento y tornar eficaz

en un sentido operativo y práctico, la garantía judicial establecida en el

artículo 8.2 h) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

A este respecto, el Dr. TIFFER, ha señalado, lo siguiente:

“La ley de Apertura al Recurso de Casación no modificó los motivos para

recurrir el fallo y mantiene la misma estructura de los recursos de única

instancia, más un reclamo de casación, supuestamente ampliado y

desformalizado. Sin embargo, mantiene el formalismo y reafirma la función

procesal interno de Costa Rica, de las obligaciones emanadas de la Convención Americana, en especial
del artículo 8.2.h, en relación con el artículo 2 de la misma”. Precisó que “los impulsores de esta materia,
están convencidos de que se dará fin a un largo debate en esta materia” y añadió que la reforma está
orientada a: i) diseñar un “régimen único y uniforme de recursos en materia procesal penal”; ii) “crear un
recurso de apelación de la sentencia penal, a cargo de los actuales tribunales de casación”, iii) establecer
un recurso ordinario “aplicado antes de que la sentencia adquiera calidad de cosa juzgada”, al cual se le
daría “la mayor amplitud, accesibilidad y flexibilidad posible, de suerte que se disipen las dudas y
objeciones que se han tenido hasta ahora de la mano de un recurso de casación que si bien ha
evolucionado notablemente, es objeto de controversias por parte de observadores y críticos externos”; iv)
despejar asimetrías y resultados contraproducentes derivados de este largo trayecto de reforma, en donde
se han ensayado remedios coyunturales, producto de la evolución y los esfuerzos de adecuación del
ordenamiento jurídico penal interno, a las prerrogativas de la Convención Americana”, y v) “instaurar un
recurso de casación con un diseño más clásico, y que oriente la jurisprudencia en puntos contradictorios.”
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 9 de julio de 2.009, caso Herrera Ulloa
vs. Costa Rica, Supervisión de cumplimiento de sentencia.
250

fiscalizadora tradicional de la casación sin asegurar un nuevo análisis

integral de todas las cuestiones debatidas por el tribunal inferior. Además,

esta ley condiciona su aplicación a la existencia de “recursos económicos

suficientes”, lo que resulta inaceptable en el Derecho Internacional, el

someter la garantía efectiva de un derecho individual (debido proceso) a la

condición de existencia o disponibilidad de recursos materiales.

La evidencia empírica estadística demuestra que no hay cambios

significativos en el Tribunal de Casación y en la Sala Tercera después de la

aprobación de la Ley de Apertura de la Casación Penal, salvo que se están

admitiendo más recursos de casación, lo que no significa el cumplimiento

de la sentencia condenatoria.”210(El destacado no es del original).

Precisamente, a raíz de los cuestionamientos señalados en el citado

fallo, y los cuales se mantienen en la resolución de la Corte Interamericana

de Derechos humanos que es objeto de análisis, el Estado costarricense con

el fin de satisfacer la exigencia de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos establecida en el artículo 8.2.h y garantizar el derecho

al recurso, se ha inclinado por la adopción de un modelo procesal recursivo

(a través de la Ley de Creación del Recurso de Apelación de la sentencia,


210
TIFFER (Carlos), artículo titulado: Peligro de nuevas demandas contra Costa Rica, publicado en el
Diario La Nación, viernes 5 de junio del 2.009.
251

otras reformas al régimen de impugnación e implementación de nuevas

reglas de oralidad en el proceso penal, No: 8837) donde establece

expresamente el recurso de apelación para “permitir el examen integral del

fallo”211, y, un recurso de casación penal, que corresponde más a su

formulación clásica o tradicional.

De esta manera, a partir de esta importante reforma legislativa, en

nuestro ordenamiento jurídico se establece en forma expresa, al menos

desde un punto de vista estrictamente formal, un régimen de impugnación

más amplio. No obstante, lo anterior, surge la interrogante acerca de si:

¿Será este nuevo modelo, que regula una apelación y una casación contra la

sentencia condenatoria, capaz de satisfacer lo ordenado por la Corte

Interamericana de Derechos humanos?, de ello, nos ocuparemos en el

siguiente capítulo.

211
Ley de Creación del Recurso de Apelación de la sentencia, otras reformas al régimen de impugnación e
implementación de nuevas reglas de oralidad en el proceso penal N o: 8837, art. 459.
252

Título IV: El Derecho al Recurso y la reforma legislativa de creación

del Recurso de Apelación contra la sentencia penal.

Capítulo I: La Creación del Recurso de Apelación de la sentencia penal

1.) La Ley de Creación del Recurso de Apelación de la sentencia penal,

otras Reformas al Régimen de Impugnación e implementación de

Nuevas Reglas de Oralidad en el Proceso Penal.

Con la promulgación de la Ley de Creación del Recurso de Apelación

de la sentencia penal, otras Reformas al Régimen de Impugnación e

implementación de Nuevas Reglas de Oralidad en el Proceso Penal,212 el

Estado costarricense ha procurado cumplir con lo ordenado por la Corte

Interamericana de Derechos Humanos y más concretamente, lo que se

pretende con la instauración de este novedoso medio de impugnación,

(Recurso de Apelación), es lograr a través del mismo y como un objetivo

212
Ley No: 8837 de 03 de mayo del 2.010, publicada en la Gaceta N o: 111, Alcance 10-A de 9 de junio del
2010, reforma que entró a regir el 9 de diciembre del 2.011.
253

formalmente declarado un “examen integral del fallo,”213y garantizar de

esta manera, un efectivo ejercicio del derecho al recurso.

Importante es establecer, que la consecución de una finalidad tal,

tanto desde un punto de vista estrictamente legislativo, como a partir de la

praxis judicial propiamente dicha (y, según se demostró, en el capítulo

tercero de este trabajo de investigación ) no fue posible de ser alcanzada tal

y como fue inicialmente concebida a través de la casación penal “ampliada”

que se pretendió implementar en nuestro ordenamiento jurídico, con la

entrada en vigencia, de la denominada Ley de Apertura de la Casación

Penal.

En este sentido, es importante destacar que en la supervisión del

cumplimiento de sentencia, en el caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica, la

Corte Interamericana estableció en la resolución del 9 de julio del 2.009 que

esta ley de Apertura de la Casación Penal, resultaba insuficiente para

garantizar el derecho al recurso, puesto que: “en relación con la información

213
El artículo 459 del Código Procesal Penal, establece lo siguiente: “Procedencia del recurso de
apelación. El recurso de apelación permitirá el examen integral del fallo, cuando la parte interesada
alegue inconformidad con la determinación de los hechos, la incorporación y valoración de la prueba, la
fundamentación jurídica o la fijación de la pena. El tribunal de alzada se pronunciará sobre los puntos que
le sean expresamente cuestionados, pero declarará, aún de oficio, los defectos absolutos y quebrantos al
debido proceso que encuentren en la sentencia.” Código Procesal Penal, Editorial Investigaciones
Jurídicas S.A, San José, Costa Rica, 16va edición, 2012, Art. 459. (El destacado no es del original).
254

estadística aportada por el Estado, la Comisión Interamericana consideró

que no ha quedado demostrado que el sistema procesal del Estado se haya

rediseñado con el fin de brindar mayores garantías judiciales a los

ciudadanos”214.

Es precisamente por la incertidumbre generada a raíz de este tipo de

cuestionamientos que la Ley de Creación del recurso de apelación de la

sentencia penal, surge como un importante instrumento jurídico procesal, a

través del cual, el Estado costarricense, ha pretendido satisfacer, al menos

desde un punto de vista formal, el núcleo esencial de la garantía judicial

establecida en el artículo 8.2.h de la Convención Americana sobre Derechos

Humanos, al preceptuar, expresamente, dicha Ley que es, precisamente, el

recurso de apelación de la sentencia penal, el medio de impugnación a

través del cual, resulta posible, jurídica y legalmente, cumplir con la

exigencia fundamental de lograr un “examen integral de la decisión

recurrida” o, una revisión, lo más amplia posible, de la misma, todo lo cual,

constituye el eje central de esta importante reforma legislativa.

214
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 9 de julio de 2.009, caso Herrera
Ulloa versus. Costa Rica, Supervisión de cumplimiento de sentencia.
255

Así se trataría en consecuencia, de la satisfacción de una doble

exigencia que se encuentra predeterminada, esencialmente, por lo que

establece el artículo 8.2.h la Convención como fuente primaria de esta

garantía procesal, así como por lo ordenado por la Corte Interamericana a

Costa Rica, en el sentido de adecuar su ordenamiento jurídico interno para

el cumplimiento de este fin específico y, para lo cual, le confirió, un margen

de apreciación.

Precisamente, en consonancia con la posibilidad de permitir el

“examen integral del fallo”, el artículo 459 del Código Procesal Penal,

establece en forma expresa que ésta debe comprender, la posibilidad

jurídico legal de deducir por su medio, los siguientes puntos esenciales

objeto de impugnación, a saber: (1) la inconformidad con la determinación

de los hechos, (2) la inconformidad con la incorporación y valoración de la

prueba, (3) la inconformidad con la fundamentación jurídica o la fijación de

la pena. Desde este punto de vista, el tribunal de alzada, tiene la obligación

de pronunciarse sobre todos los puntos que le sean expresamente

cuestionados y, además, podrá declarar, aún de oficio, la existencia de


256

defectos absolutos y quebrantos atinentes al debido proceso en la

sentencia.215

A este respecto, es menester indicar que, una de las diferencias más

significativas respecto de la casación ampliada que supuso la vigencia de la

Ley de Apertura, tantas veces mencionada, consiste en que el recurso de

apelación es un medio de impugnación ordinario que comprende mayores y

más amplias posibilidades para recurrir y, deducir motivos objeto de

impugnación, no limitándose, en consecuencia, su interposición a causales

taxativamente predeterminadas o preestablecidas,216lo cual, implica per se,

una mayor garantía y amplitud para ejercer el derecho al recurso, en

atención a la exigencia de lograr por su medio “el examen integral del fallo”

y cuestionar todos aquellos aspectos jurídicos y legales que resulten de

interés para el recurrente.

215
Código Procesal Penal, Art. 459.
216
A este respecto JIMENEZ GONZALEZ y VARGAS ROJAS, han establecido lo siguiente: “De esta
forma, es preciso apuntar que la procedencia del recurso de apelación de sentencia no se define por
motivos de ley estricta o taxativamente preestablecidos, de ahí su carácter ordinario y que permita el
control, examen o fiscalización de todos los aspectos que integran el fallo penal.” JIMENEZ GONZALEZ
(Edwin) y VARGAS ROJAS (Omar), Nuevo régimen de impugnación de la sentencia penal, Heredia,
Poder Judicial, Escuela Judicial, 2.011, p.176.
257

Así, en nuestro medio, los distinguidos autores José Alberto ROJAS

CHACÓN y Manuel GÓMEZ DELGADO, han indicado sobre este punto,

lo siguiente:

“Como puede verse, cada una de las causales de la apelación de sentencia es

lo suficientemente amplia como para abarcar múltiples supuestos que

justificarían la impugnación. De ahí su calificación como un recurso

ordinario pues su procedencia, no se define por causas o motivos

legalmente preestablecidos.”217

Prosiguiendo con este análisis, es importante tener presente que el

recurso de apelación, así establecido por nuestro legislador, representa un

medio de impugnación a través del cual, directamente, se puede cuestionar

de una manera más amplia que la casación penal tradicional, la

determinación de los hechos que contiene la sentencia, lo que, en principio,

implicaría como una consecuencia jurídica necesaria, el que se pueda

pretender, por su medio, realizar una revisión más profunda e integral del

fallo, y con ello, procurar, además, una mayor garantía de aplicación de la

justicia al caso concreto.


217
ROJAS CHACÓN (José Alberto), y GÓMEZ DELGADO (Manuel) Apelación, Casación y Revisión
de la Sentencia Penal, Editorial Jurídica Continental, San José, 1ª Edición, 2.011, p. 68.
258

No obstante, esta posibilidad de revisión de la determinación de los

hechos probados, si bien se establece de forma amplia y suficiente,

principalmente, si se la compara con la casación en su configuración

tradicional, no constituye una facultad legal de carácter irrestricto, en el

entendido de que el recurso de apelación contra la sentencia penal (y, según

ha sido instaurado en nuestro sistema procesal penal) presenta por la

naturaleza jurídica que le es consustancial, una función fiscalizadora y no

renovadora, que encuentra un límite infranqueable, en el principio de

inmediación, que caracteriza al juicio oral y público en un régimen de

Estado democrático de Derecho (esto en el entendido, de que por su medio,

en principio, no resultaría procedente pretender una repetición total del

juicio).

Desde este punto de vista, este recurso de apelación tiene un carácter

limitado, conceptuándose en sentido estricto como una “apelación

limitada”,218 dado que por su medio no resulta posible, en principio, una

218
Respecto de la apelación limitada ROJAS CHACÓN y GÓMEZ DELGADO indican, lo siguiente:

“Ahora bien, recordemos que la doctrina española reconoce dos formas de apelación: la plena y la
limitada. La apelación plena es una mera continuación de la primera instancia, por lo que el material
sobre el que tiene que dictarse la sentencia viene a ser tanto el aportado en primera instancia como el que
se introdujo en la segunda, el nuevo juicio se pueden aportar hechos y pruebas que no lo fueron en el
primero, y, finalmente la sentencia de segunda instancia es un nuevo pronunciamiento sobre lo que
constituyó el objeto del proceso. En el caso de la apelación limitada, se trata de revisar lo resuelto en la
primera instancia, por lo que el material probatorio no es otro que el aportado en primera instancia, salvo
259

renovación total del juicio, y de todos los elementos de convicción que

constituyeron el objeto del thema probandum.219

A este respecto, JIMÉNEZ GONZÁLEZ y VARGAS ROJAS, han

indicado, en lo que interesa, lo siguiente:

“Cabe aclarar que la amplitud de la revisión que posibilita el recurso de

apelación de la sentencia penal permite un análisis profundo de la

determinación de los hechos. Sin embargo, no supone la modificación o

variación de los hechos probados del fallo dictado por el tribunal de juicio,

ya que tal supuesto implicaría en realidad el dictado de una nueva sentencia

con desconocimiento absoluto del sistema basado en el juicio oral y público

que constitucionalmente se garantiza en nuestro ordenamiento jurídico.”220

que concurran hechos nuevos surgidos con posterioridad a aquellos, la sentencia de segunda instancia
versará sobre la de primera instancia, que será su referencia, y no se suele proporcionar una segunda
respuesta sobre la cuestión controvertida, sino que se examinará la legalidad o no de la resolución apelada,
debiendo anularla en el segundo caso.” ROJAS CHACÓN (José Alberto), y GÓMEZ DELGADO
(Manuel) Op. Cit., p. 62.
219
La renovación total del juicio, es propia de una apelación plena, clásica o tradicional. Así, en nuestro
medio LLOBET, ha establecido lo siguiente. “Debe tenerse en cuenta que el recurso de apelación en su
concepción clásica implica la renovación del juicio, lo que lleva a la recepción de prueba sobre el hecho, o
bien, al análisis de la grabación en video del juicio. Se trata como lo indica Luigi Ferrajoli de un juicio
sobre el hecho, siendo posible la realización de una nueva valoración de la prueba (Ferrajoli. Los
valores…, p. 42). La de análisis que se hace a través de la casación es diferente, porque no tiene
propiamente una función de renovación, sino la misma es de fiscalización. Se trata según palabras de
Luigi Ferrajoli, de un juicio sobre el juicio (Cf. Ferrajoli. Los valores…, p.42)”. LLOBET RODRÍGUEZ
(Javier), Proceso Penal Comentado, Editorial Jurídica Continental, 4ª edición, San José, 2.009, p. 635.
220
JIMENEZ GONZALEZ (Edwin) y VARGAS ROJAS (Omar), Op. Cit., p. 124.
260

No obstante, lo anterior, para los fines de esta investigación, se

considera que a pesar del carácter limitado que tiene el recurso de apelación

actual, tal y como ha sido expresamente establecido en nuestra legislación

procesal penal, es claro que, el mismo presenta rasgos característicos que

desde un punto de vista jurídico y legal, lo conceptúan (en algunos

supuestos) más allá de una función fiscalizadora propiamente tal, siendo

que, en consecuencia, este recurso de apelación (y dada su función de

garantía) no solamente debería posibilitar, que por su medio, se pretenda

lograr la realización de “un juicio sobre el juicio” – o una simple revisión de

éste - sino que, necesariamente, y, además, el recurso de apelación, también

puede implicar (un “juicio sobre el hecho” en la medida en que ello resulte

estrictamente necesario),221 para garantizar a través del mismo, mayores y

más amplias posibilidades de “descender” al examen de los hechos, con el

fin de propiciar, una “revisión integral del fallo”, cuando esto resulte

221
A este respecto, Perfecto Andrés IBAÑEZ, ha escrito, lo siguiente: “La inmediación es, que duda cabe,
una garantía pero solo de carácter instrumental, preordenada a hacer posible a partir del contacto directo,
una valoración racional de los actos probatorios, que pueda a su vez ser razonadamente comunicada y
racionalmente enjuiciada por terceros.
Por el contrario, cuando la inmediación se usa - y es frecuente - como barrera para vetar el acceso
al examen del curso valorativo del juez o tribunal se convierte en una injustificable cortada, primero para
propiciar que el juez oculte sus razones; y, después para negar legitimidad a cualquier tentativa de
fiscalizarlas Así resultará que la inmediación, que por sí misma no es necesariamente un obstáculo frente
al poder arbitrario del juez puede convertirse en paradójica garantía de discrecionalidad judicial
incontrolada.
Así resultará que la inmediación, que por sí misma no es necesariamente un obstáculo frente al
poder arbitrario del juez puede convertirse en paradójica garantía de discrecionalidad judicial
incontrolada.” IBAÑEZ (Perfecto Andrés), Acerca de la motivación de los hechos en la sentencia penal,
en: La sentencia penal, Madrid, Editorial Mateu Cromo S.A, p-p 157-158, 1992.
261

procedente, y, sin que esto implique, una función renovadora en sentido

estricto, y una afectación al principio de inmediación que es consustancial

al juicio oral y público.

Esto es así, porque el recurso de apelación dada la amplitud que lo

caracteriza como medio de impugnación según esta nueva visión legislativa,

necesariamente se encuentra preordenado a lograr por su medio un análisis

pormenorizado y amplio de todas las cuestiones fácticas que resulten

esenciales para la correcta solución de la causa, y lo cual, razonablemente,

puede comprender – cuando ello resulte posible y así sea peticionado – una

crítica profunda respecto de la determinación de los hechos por parte del

Tribunal de Apelaciones, aunque ello implique – en ciertos supuestos - el

tener que realizar una modificación de los mismos.

Sobre el particular, UREÑA SALAZAR, ha escrito en relación con la

apelación limitada, lo siguiente:

“Toda apelación moderna es una apelación limitada. De la misma forma,

toda casación moderna es una casación ampliada. Las apelaciones

entendidas como una renovación total de la litis sólo son entendibles en el


262

proceso escrito. En un proceso oral, la renovación total de la litis sólo es

posible mediante la repetición del juicio oral, lo (sic) constituye una

segunda primera instancia, más que una verdadera segunda instancia. De

manera que la forma de hacer compatible a la apelación con un proceso oral

es mediante la repetición facultativa del juicio, ya sea total o parcial, según

el criterio del juez, y la aceptación de nuevas pruebas.”222

Por otra parte, es necesario establecer que uno de los cambios más

significativos que se han introducido en nuestro ordenamiento jurídico, con

la introducción del Recurso de Apelación contra la sentencia penal, tiene

que ver directamente con la posibilidad de que por su medio, el recurrente

pueda pretender el examen de los registros de las pruebas producidas en el

juicio, el cual, según lo preceptúa el artículo 465 del Código Procesal Penal,

“en orden al examen integral del juicio o del fallo”223, necesariamente,

deber ser, en principio, lo más amplio y exhaustivo posible con el fin de

satisfacer en forma plena la garantía judicial establecida en el artículo 8.2.h

de la Convención Americana.

222
UREÑA SALAZAR (José Joaquín), Apelación y Oralidad, Editorial Jurídica Continental, 1ª Edición,
San José, 2011, p. 147.
223
Código Procesal penal, Art. 465.
263

Paralelamente, el carácter novedoso de este medio de impugnación,

está predeterminado por la facultad legal de admitir pruebas nuevas, tanto a

petición de parte, como de oficio, y todo lo cual al igual que ocurre con la

valoración de las mismas, debe ser garantizado de la forma más amplia

posible, en orden, precisamente, a la necesidad de procurar por su medio, la

realización “del examen integral del juicio o del fallo” con el fin de

procurar, soluciones más justas y razonables.

En este sentido, es necesario establecer, con respecto a lo primero,

que el examen o análisis de dichos registros de pruebas producidas en el

juicio oral y público, solo estaría predeterminado, por criterios de

pertinencia y utilidad, en relación con la esencialidad del motivo objeto de

impugnación, deducido por la parte recurrente, siendo que, en

consecuencia, solo resultaría procedente en tales supuestos.

Así, en relación con este aspecto, el artículo 465 del Código Procesal

Penal establece, lo siguiente:

“En orden al examen integral del juicio o del fallo emitido por el tribunal de

juicio, mediante el recurso de apelación de sentencia, el tribunal, a petición


264

de parte, tendrá la facultad de examinar los registros de las pruebas

producidas en el juicio, siempre y cuando sea necesario, pertinente y útil

para los fines de la apelación, el objeto de la causa o para la constatación

de un agravio. De igual forma, se procederá respecto de las manifestaciones

del imputado”224.

Tal y como se puede observar, el examen de la prueba cuya

realización se pretende por parte del recurrente, si bien, debe ser lo más

profundo posible, tiene que revestir, necesariamente, un carácter esencial,

en la medida en que el mismo, solo resulta procedente según el precitado

artículo cuando sea necesario, pertinente y útil a los fines de la apelación.

Desde este punto de vista - atinente al análisis de la prueba -, el recurso de

apelación contra la sentencia penal, también presenta un carácter limitado.

Resulta importante, además establecer que, siendo consecuente con

esta amplitud de lograr por medio del recurso de apelación de sentencia, un

examen integral del fallo, el tribunal, de oficio, tiene la potestad legal de

ordenar la recepción de la prueba que resulte pertinente y útil para la

comprobación de los agravios acusados.

224
Código Procesal Penal, Art. 465.
265

En este orden de ideas, es menester indicar, que de acuerdo con la

referida amplitud se permite, que cuando exista alguna duda acerca del

alcance de las manifestaciones de un testigo o perito, podrá recibirse, con

carácter de excepción, su deposición en forma oral, pública y contradictoria,

supuesto en el cual, se aplicarán en la medida en que sean compatibles, las

disposiciones que regulan el debate en la fase plenaria.

Esto, implica que, si bien, el establecimiento de un recurso de

apelación, en nuestro ordenamiento jurídico no constituye la instauración de

una doble instancia stricto sensu, es lo cierto, que con carácter de

excepción, el tribunal de apelación tiene la facultad legal de recibir,

nuevamente, la deposición de un perito o de un testigo, cuando ello resulte

necesario a los fines de la apelación.

De modo que, es importante establecer que la regulación expresa de

este supuesto de hecho, razonablemente, brinda una mayor garantía con

miras a lograr el examen integral del fallo, en razón de que por su medio, se

posibilita – aunque sea, en forma excepcional – una fiscalización más

amplia del juicio que, ciertamente, puede permitir satisfacer de mejor


266

manera, el ejercicio del derecho al recurso, en cuanto a su amplitud

probatoria.

Por otra parte, en relación con este tópico, es necesario tener presente

que - como parte de los cambios introducidos con esta importante reforma

que se ha operado en nuestro ordenamiento jurídico - la amplitud de este

nuevo recurso de apelación, le confiere al recurrente mayores posibilidades

de ofrecer pruebas nuevas, cuando éstas estén directamente relacionadas

con: “los hechos objeto del proceso o sobre la forma en que fue realizado un

acto, cuando se contradiga lo señalado en las actuaciones, en el acta, en los

registros del debate o la propia sentencia.”225 Esto, sin duda alguna

representa una mayor garantía, en el entendido de que al menos desde el

punto de vista de su regulación legislativa, ésta posibilidad de ofrecer

nuevas pruebas con la amplitud requerida constituye uno de los cambios

más significativos introducidos con la referida reforma.

Del mismo modo, el tribunal tiene la facultad legal de aceptar como

nueva, aquella prueba, que habiendo sido ofrecida en su oportunidad haya

sido arbitrariamente rechazada, así como la que apareció como novedosa

225
Código Procesal penal, Art. 465.
267

con posterioridad a la sentencia, y la que aun existiendo previamente, no

estuvo en posibilidad efectiva de ser ofrecida por el interesado en su

momento oportuno.226

A este respecto, es necesario establecer que, si bien, el diseño de este

recurso de apelación de sentencia, hace posible el que se admitan nuevas

pruebas, esto únicamente, resulta procedente en los supuestos que han sido

indicados anteriormente, lo cual, implica que en relación con este aspecto,

si bien, se le confieren al recurrente mayores posibilidades, es claro que el

recurso de apelación, presenta - al igual que ocurre, con el examen de los

registros de pruebas - un carácter limitado.

Aunado a lo anterior, es importante tener presente, que dados los

avances tecnológicos que han sido introducidos en nuestro país para la

grabación y reproducción del juicio oral, el tribunal de apelación de

sentencia penal tiene la posibilidad de controlar la valoración y/o el examen

de la totalidad de las pruebas que fueron objeto de la discusión ante el

tribunal de mérito auxiliándose en ellos - como una importante herramienta

tecnológica -, con lo cual, se potencia la facultad de este órgano

226
Código Procesal penal, Art. 465.
268

jurisdiccional de lograr una fiscalización más completa del fallo objeto de la

impugnación.

Así, es claro que, el nuevo recurso de apelación de sentencia,

ciertamente, favorece el control de la decisión recurrida a través de la

reproducción del juicio según fue llevado a cabo ante el tribunal de mérito,

precisamente, por disponer de registros completos del mismo - de los cuales

se puede echar mano para este fin -, y, más importante aún, la posibilidad

de ejercer este control, se ve aumentado con el diseño actual del mismo, el

cual permite una mayor amplitud para la admisión de pruebas nuevas, todo

lo cual, razonablemente, contribuye a lograr una correcta solución del

asunto sometido a su conocimiento y la aplicación de la justicia al caso

concreto.

2.-) El recurso de Casación Penal.

Otro de los cambios significativos que se han introducido en nuestro

ordenamiento jurídico, a partir de la entrada en vigencia de la Ley de

Creación del Recurso de Apelación de la sentencia penal, otras Reformas al

Régimen de Impugnación e implementación de Nuevas Reglas de Oralidad


269

en el Proceso Penal, tiene que ver, con el carácter restringido o limitado que

presenta el recurso de casación como un medio de impugnación

extraordinario - el cual se aproxima más a su concepción clásica o

tradicional -, en el que las condiciones para su admisibilidad e interposición

están predeterminadas, esencialmente, por supuestos de procedencia

taxativamente establecidos.

Desde este punto de vista, es necesario tener presente que el artículo

469 del Código Procesal Penal, establece en forma expresa, los motivos

objeto de impugnación, que justifican el control de la casación penal, al

preceptuar lo siguiente:

“El recurso de casación podrá ser fundado en algunos de los

siguientes motivos:

a) Cuando se alegue la existencia de precedentes contradictorios

dictados por los tribunales de apelación de sentencia, o de estos con

precedentes de la Sala de Casación Penal.

b) Cuando la sentencia inobserve o aplique erróneamente un precepto

legal, sustantivo o procesal.


270

Para los efectos del inciso a) de este artículo se entiende por

precedente únicamente la interpretación y aplicación de derecho relacionada

directamente con el objeto de resolución.

Cuando el precepto legal que se invoque como inobservado o

erróneamente aplicado constituya un defecto del procedimiento, para que

proceda el recurso deberá dirigirse contra los actos sancionados con

inadmisibilidad, caducidad, ineficacia o nulidad, siempre que el recurrente

haya reclamado, oportunamente la subsanación del defecto o haya hecho

manifestación de recurrir en casación. Queda a salvo lo dispuesto en el

artículo 178 de este Código, referido a defectos absolutos.”227

Importante, es tener presente que el recurso de casación penal,

procede contra las resoluciones dictadas por los tribunales de apelación de

sentencia, que: “confirmen total o parcialmente, o bien resuelvan en

definitiva, la sentencia dictada por el tribunal de juicio”228 y será de

conocimiento exclusivo de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia.

227
Código Procesal Penal, Art. 469.
228
Código Procesal Penal, Art. 468.
271

Desde esta perspectiva de análisis, es necesario establecer que la

casación penal, tal y como se encuentra estructurada actualmente, tiende a

cumplir con una función nomofiláctica propiamente tal o más

específicamente, lo que se pretende por su medio, en principio, es lograr la

consecución de un fin político o extraprocesal, y el cual es consustancial a

su naturaleza jurídica en estricta conformidad con el antecedente histórico

inmediato que de esta institución, se empieza a perfilar en el Derecho

francés consistente en lograr la uniformidad de la jurisprudencia y la

vigencia del derecho objetivo.

Así, el inciso a) del precitado numeral, establece expresamente esta

función nomofiláctica de la casación penal, que la hace más cercana a su

concepción clásica, y que representa desde un punto de vista jurídico y

legal, una de los cambios más importantes de que ha sido objeto este medio

de impugnación a partir de la reforma recientemente instaurada, en razón de

que como es bien sabido, en el régimen recursivo anterior la misma no tenía

prevista una función tal. De igual manera, se regula expresamente la

facultad legal de cuestionar directamente a través del recurso de casación

penal cualquier motivo de inobservancia o errónea aplicación de un

precepto legal sustantivo o procesal, cuyos supuestos de procedencia se


272

encuentran taxativamente predeterminados en el párrafo final del artículo

469 ya citado.

En relación con el control que habrá de ejercer la instancia de la

casación penal, a partir de la reforma legal que ha tenido lugar

recientemente en nuestro ordenamiento jurídico, se ha indicado en lo que

interesa, lo siguiente:

“Así, la Sala, conociendo de este tipo de recursos, cumplirá dos funciones,

primero; defender el derecho objetivo, invalidando la sentencia que se ha

apartado de la ley. La casación funciona como instrumento de

autorregulación de las atribuciones del poder jurisdiccional, en el contexto

de la separación de poderes, anulando el acto que contraviene el

ordenamiento jurídico al que estaba sujeto. En segundo lugar, el mecanismo

de la casación permite la correcta uniformidad de la jurisprudencia, en tanto

desde su estrado tiene la potestad de unir y orientar las múltiples

interpretaciones sobre una misma norma de derecho, dada la multiplicidad

de órganos jurisdiccionales que existen. Satisfaciendo de esta manera la

seguridad jurídica, al fomentar la previsible solución de casos que poseen la

misma fisonomía, y la igualdad ante la ley, ya que constituye un límite a la


273

arbitrariedad del juez, en la aplicación del derecho, frente a casos

similares.”229

No obstante, lo anterior, se estima que el ejercicio de esta función -

característica de la casación penal de uniformar la jurisprudencia -“cuando

se alegue la existencia de precedentes contradictorios”- y procurar la

vigencia del derecho objetivo, como una finalidad “extraprocesal” o

esencialmente “política”, no resulta ser, realmente necesaria, y, más aún,

enteramente alcanzable (y según se analizó en el capítulo I de esta obra ), en

razón de que, el Derecho en general, y, particularmente, el contenido

material de las normas jurídicas, por su propia naturaleza, admite diversas

posibilidades de interpretación y aplicación - las cuales, pueden ser,

igualmente válidas y defendibles dentro de un contexto de justificación

determinado -, siendo que inclusive, en un mismo órgano jurisdiccional,

pueden existir diversos criterios de resolución para casos análogos o

similares, todo lo cual, en sí mismo, genera, ya de por sí, roces con la

garantía de la independencia judicial, misma que se considera debe

prevalecer sobre aquélla.

229
VARGAS ROJAS (Omar), Unificación de la jurisprudencia e independencia judicial, en: Reflexiones
jurídicas frente al populismo penal en Costa Rica: análisis de los recientes cambios normativos, Editorial
Investigaciones Jurídicas, San José, 1ª edición, 2012, p. 229.
274

A este respecto de la diversidad de criterios de interpretación y de la

imposibilidad de su eliminación, FERRAJOLI, ha indicado, lo siguiente:

“Pero no haría de la nomofilaquia el valor principal del juicio de casación.

Comparto la tesis de CHIARLONI sobre el valor de la uniformidad, más no

sobrevaloraría su importancia. Pero no comparto su tesis, en polémica, creo,

con SENESE, de que el pluralismo, en la casación sea ilegítimo, o por lo

menos, que deslegitime las funciones de la casación. Fuente de legitimidad

de la casación y en general de la jurisdicción, no es sólo o tan solo, la

sujeción a la ley emanada del Parlamento, más allá de que el juez, sobre

todo el de casación no tendría legitimidad si esta privado de representación

democrática, cuando no fuese, portavoz o ejecutor, o bien interprete

coherente y no voluble, de la ley. Fuente de legitimidad es, más bien, la

tutela de los derechos fundamentales que, siendo derechos contra una

mayoría requieren un tercer órgano e imparcial que los resguarde.

Obviamente, el discurso es diferente en la esfera civil que en la penal.

En lo penal, la legitimación formal coincide más estrechamente con la

sustancial. Pero esto, no tanto en homenaje al valor de la ley como

expresión de la mayoría, sino al valor de la certeza, asegurado por la

taxatividad, que es ella misma una garantía de libertad contra la


275

arbitrariedad. Pretendo decir que no debemos temer tanto las divergencia

(sic) interpretativas. En cierta medida, ellas no son factibles de eliminación.

Es nuestra tarea señalar todos los instrumentos para reducirlas a su mínima

expresión, pero no, repito, hasta al punto de sacrificar otros valores y

garantías más importantes.”230

En este sentido, si bien, se argumenta, que a través de una

interpretación uniforme de la ley se procura la realización de valores

jurídicos de primer orden y esenciales para la vida en sociedad, como la

certeza y la seguridad jurídicas, así como la igualdad ante la ley,231 más

importante resulta garantizar - como uno de los pilares fundamentales del

Estado de derecho democrático liberal - la plena vigencia del Principio de

230
FERRAJOLI (Luigi), Los Valores de la Doble Instancia y de la Nomofilaquia, Revista de Nueva
Doctrina Penal, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1996, p. 455.
231
A este respecto, se ha indicado lo siguiente: “De lo anterior se colige que la igualdad ante la ley es un
principio fundamental ampliamente reconocido en el bloque de constitucionalidad vigente en nuestro país.
Precisamente, la uniformidad en los criterios jurisprudenciales, se sustenta en dos pilares fundamentales.
En primer lugar la seguridad jurídica, el saber a que atenerse y en segundo término la igualdad ante la ley.
Punto perceptible en el desarrollo jurídico del concepto ha sido el avance más allá de la igualdad jurídica o
formal, en busca de la llamada igualdad sustancial que no se detiene en los presupuestos formales, sino
que se confronta con las condiciones reales de los individuos y trata de lograr la igualdad en este ámbito.
La materialización de este principio se traduce en el derecho de los ciudadanos a ser tratados de la misma
forma por la ley, en tanto que la norma no puede hacer distinciones que no se encuentren razonablemente
justificadas. Pero además de ello, se requiere que la ley se interprete y aplique con el mismo contenido en
todo el territorio nacional. Es decir, si a nivel legislativo se exige que la norma sea única para todo el país,
también debe exigirse que su interpretación sea uniforme. Sin embargo, esto último no resulta tan fácil
como lo primero, debido a la multiplicidad de despachos y de operadores judiciales. No se trata de
cercenar el poder-deber que tienen los operadores de interpretar e integrar el derecho, sino de evitar los
excesos y desviaciones que lamentablemente ocurren. El problema, entonces, surge en relación con los
límites de la interpretación y la exigencia contenida en el principio de igualdad. Para ello, se crea el
recurso de casación, atribuyendo su conocimiento a un Tribunal con competencia en todo el territorio
nacional con rango superior a todos los demás.” VARGAS ROJAS (Omar), Op. Cit; p-p. 226-228.
276

independencia judicial, y, la aplicación de la justicia al caso concreto en la

medida en que esto resulte procedente a partir de la generación de diversos

criterios de resolución que puedan resultar igualmente válidos y que

contribuyan a nivel práctico a enriquecer el análisis técnico y jurídico, con

el fin de buscar soluciones justas y razonables dentro de un marco de

estricta legalidad que dimana directamente, de la Constitución como fuente

primigenia del ordenamiento jurídico y de los instrumentos internacionales

sobre derechos humanos aprobados y ratificados por nuestro país.

Dentro de este orden de ideas, es importante indicar que esta reforma

legal, en torno a la casación penal desde que se presentaba como proyecto

de ley, ha contribuido a plantear la discusión respecto de si, por su medio,

se ha pretendido restablecer como un fin político en sentido estricto, una

“estructura napoleónica” del Poder Judicial, en la cual, a nivel jurisdiccional

y administrativo, es precisamente, la Sala Tercera de la Corte Suprema de

Justicia, el órgano jurisdiccional, que en materia penal va a tener el poder

de decidir, en última instancia, cómo habrán de resolverse los casos

concretos sometidos a su conocimiento de acuerdo con los criterios de

interpretación jurisprudencial que para tal fin se establezcan, siendo que, en

consecuencia, esta nueva delimitación de las competencias, así definidas


277

por la ley, no tiene que ver, propiamente con el derecho al recurso y su

ejercicio en forma plena, como el eje central de la misma.

LLobet Rodríguez, en relación con esta “estructura napoleónica” del

poder judicial, ha indicado lo siguiente:

“Estructura del poder judicial. En la estructura napoleónica, llegan a

coincidir la cúpula administrativa del Poder Judicial y la última instancia

jurisdiccional. La ampliación paulatina de la competencia del Tribunal de

Casación Penal, como lo reconoce la exposición de motivos del proyecto de

ley, hace que ese tribunal conozca delitos de más gravedad que los

correspondientes a la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia y

sostenga, además, criterios que no son concordantes con lo indicado por

ella.

Esto es importante para entender lo que en verdad está detrás del

proyecto de ley, que no es sino volver las cosas al estado anterior, en que la

estructura napoleónica del poder judicial no tenía fisuras, de modo que la

Sala Tercera dijera la última palabra en materia jurisdiccional, como lo

reconoce la exposición de motivos del proyecto.


278

En consecuencia, la reforma propuesta no tiene relación con el

derecho a recurrir la sentencia del juicio oral, sino que está relacionada con

la estructura del poder judicial. La creación del Tribunal de Casación Penal

demostró que la Sala Tercera no tiene razón de existir y que las funciones

de la casación pueden ser otorgadas a tribunales de casación cuyos

integrantes sean nombrados de acuerdo con el sistema de carrera

judicial.”232

Lo anterior, implica el tener que cuestionarse si en nuestro

ordenamiento jurídico resulta realmente necesaria la regulación de una

función nomofiláctica propiamente dicha a cargo de la Sala Tercera, puesto

que ésta por sí sola, no sería suficiente para justificar la existencia de dicho

órgano jurisdiccional233 y de un recurso de casación penal, en la medida en

232
LLOBET RODRIGUEZ (Javier), artículo titulado: Apelación en materia penal y reforma del poder
judicial, publicado en el Diario La Nación, viernes 25 de abril del 2.009.
233
En este sentido, ARCE VIQUEZ ha indicado lo siguiente: La “novedad” de la reforma no ha sido,
entonces, el recurso de apelación contra la sentencia, sino más bien el modelo de “recurso de casación
“promovido por los magistrados de la Sala Tercera, el cual nada tiene que ver con el ejercicio del derecho
al recurso contra la sentencia (derecho que se puede satisfacer plenamente con el recurso de apelación
contra la sentencia) y da lugar a una etapa innecesaria de proceso, que retarda la firmeza de la sentencia e
implica en algunos casos una extensión de la duración de la prisión preventiva. Desde que el magistrado
José Manuel Arroyo Gutiérrez ha manifestado públicamente que se trata de un recurso extraordinario que
ha de devolver a los magistrados titulares “la potestad de decir la última palabra al tribunal de mayor
rango en materia penal, en todos los temas polémicos” se advierte claramente que su verdadera finalidad
es la de permitir recuperar -a fuerza de ley y no de convencimiento-el protagonismo perdido y la
“autoridad” frente a los jueces del extinto tribunal de casación y algunos magistrados suplentes
que:…descalifican en muchos casos el criterio de los magistrados titulares”, situación que el presidente
de la Sala Tercera consideró “patológica” y “disfuncional” cuando redactó aquel diagnóstico suyo que
sirvió de base para la exposición del proyecto de ley que culminó con la reforma aquí comentada…”.
279

que como es bien sabido esta es una función esencialmente política, que

determina según el autor citado la existencia de una estructura vertical o

Napoleónica del Poder Judicial que desde el punto de vista de su

legitimidad no se encuentra preordenada a la satisfacción de un ejercicio

pleno del derecho al recurso, y más importante aún, a la aplicación de la

justicia al caso concreto, y a la efectiva vigencia del principio de

independencia del juez.

A este respecto, la jurista nacional Rosaura CHINCHILLA

CALDERÓN, ha indicado lo siguiente:

“Hoy, sin embargo, en medio del profundo sentimiento de desasosiego que

me embarga frente a lo que juzgo es el peor momento institucional que vive

el poder judicial en el país, a nivel de legitimación democrática, interna y

externa, (CHINCHILLA CALDERÓN, 2012) me pregunto ¿ qué afectará

más la seguridad jurídica del país: pronunciamientos contradictorios, que en

todo caso siempre estarán amparados en la razonabilidad que surge de la

independencia judicial con la posibilidad de revisiones, o el darle el poder

ARCE VIQUEZ, (Jorge Luis), Implicaciones del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
en el caso Mauricio Herrera Ulloa vs. Costa Rica, en: El recurso contra la sentencia penal en Costa Rica,
Editorial Jurídica Continental, San José, 2.013, p. 79.
280

nomofiláctico a un órgano que ha venido demostrando un retroceso en las

interpretaciones, que se muestra, en lo jurisdiccional y lo administrativo,

altamente conservador y que emite decisiones sin mayor razonabilidad

técnica.”234

En relación con lo anterior, se debe hacer ver que, si bien la ley de

creación del recurso de apelación de la sentencia, determinó una nueva

atribución de competencias, principalmente, en torno a la función

nomofiláctica propiamente dicha de la casación penal, resulta necesario

establecer, además, que ello no tiene porqué implicar una afectación a la

234
CHINCHILLA CALDERON (Rosaura), Alcances de la novísima casación penal costarricense o, de
cómo intentar, sin lograrlo, hacer dogmática procesal a partir de un golpe en la mesa, en: El recurso contra
la sentencia penal en Costa Rica, Editorial Jurídica Continental, San José, 2.013, p.192 Sobre este punto,
continua indicando la citada autora: “Por otra parte, la función uniformadora de la casación se verá
menoscabada por varias situaciones:
a)- la independencia judicial y la poca o mucha razonabilidad del criterio de la Sala salvo, claro está, para
jueces/esas sumisos/as que deseen quedar bien a quienes tienen la potestad administrativa de conocer sus
ascensos, becas, causas disciplinarias, etc. y que, por ello, no resuelven en función de lo que sepan o
estimen motivadamente correcto, sino atendiendo el criterio del órgano de instancia que les revisará su
accionar,
b)- el que, aunque el artículo 473 CPP señala que la Sala Tercera puede enmendar directamente el vicio,
no podrá hacerlo si ello implica una afectación a la situación del encartado, desde que no habría instancia
adicional que revisara lo resuelto, lo que obligará a un juicio de reenvío. Ante ello puede darse:
b-1 que los nuevos jueces/esas de apelación de sentencia no se sujeten o contradigan lo mandado por la
Sala y mantengan el mismo criterio del órgano al que se anuló, caso en el cual regresará a la Sala, se
anulará nuevamente y así hasta el infinito o,
b-2 que los jueces/ezas de apelación de sentencia acepten el criterio de la Sala Tercera, su nueva decisión
sea otra vez recurrida por la parte afectada y ahora, la Sala, integrada por nuevos magistrados/as(pues los
anteriores deberán inhibirse al haber adelantado criterio: art.475 CPP y voto de la CIDH en Mauricio
Herrera contra CR) no sea del criterio de la antigua conformación de la otra Sala ni del órgano de instancia
y vuelva a anular lo resuelto, generándose otro círculo vicioso.
Es claro entonces, que será un fin muy limitado, en sus alcances teóricos y aplicaciones prácticas,
pero mantendrá, al menos nominalmente, un residuo de funciones jurisdiccionales para la Sala Tercera,
que podrá mantener nominalmente, al menos, su legitimidad formal en la estructura funcional del Poder
Judicial.” CHINCHILLA CALDERON, Op Cit, pp. 193-194.
281

efectiva vigencia del Principio de Independencia del Juez dentro de un

Estado Democrático de Derecho, en razón de que los precedentes

jurisprudenciales de la instancia de casación penal no tienen un carácter

vinculante, siendo que, desde esta óptica de análisis, lo importante, es que la

decisiones de los jueces se tomen en estricto apego a la Constitución y la

ley, así como por el límite que deviene impuesto por el Principio de

interdicción de la arbitrariedad, con miras a lograr soluciones justas y

razonables que tiendan hacia la realización de los principios de igualdad y

seguridad jurídicas y que garanticen un ejercicio pleno de los derechos

fundamentales.

Al momento actual también es posible cuestionarse la praxis del

recurso de casación y su relevancia dentro del sistema de impugnación

costarricense. Si bien este no es el objeto de nuestro trabajo de

investigación, podemos cuestionar si el nuevo recurso de casación

instaurado en nuestro ordenamiento jurídico constituye una garantía

adicional del encausado.

De manera inicial tendríamos que señalar que los primeros indicios

del funcionamiento de la Sala Tercera, le otorgan números negativos al


282

recurso de casación. El cual en su forma tradicional resulta ser un recurso

formalista, tanto es así que al analizar la aplicación del recurso de casación

podemos destacar que muchos de los recursos de casación que son

interpuestos ante la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia han sido

declarados inadmisibles.

Así, al analizar el comportamiento del recurso de casación, tenemos

que durante el III trimestre del año 2012, un total de 39% -99- de los

recurso de casación fueron declarados inadmisibles, 39,2% -99- fueron

declarados sin lugar y solo un 22% -56- fueron declarados con lugar. Por su

parte, en el IV trimestre del año 2012 un total de 49,1% -105- de los

recurso de casación fueron declarados inadmisibles, 32,2% -69- fueron

declarados sin lugar y un 18,7% -40- de los recursos fueron declarados con

lugar. Finalmente el último de los trimestres al que se tuvo acceso, muestra

que la declaratoria de inadmisibilidades tiene una curva ascendente de casi

15%, ello por cuanto en este último período de análisis fueron declarados

inadmisibles un total de 65,2-107- de los recursos de casación presentados,

fueron declarados sin lugar un total 21,3% -35- recursos de casación y


283

apenas fueron declarados con lugar el 13,4% de los recurso de casación

interpuestos.235

De acuerdo con lo expuesto, es posible cuestionar la escasa

relevancia que ostenta hoy en día nuestro máximo Tribunal Penal, sea la

Sala Tercera y con ello, la nueva ideología del recurso de casación. Una

gran cantidad de los recursos de casación son declarados inadmisibles. Si

bien debe reconocerse que aún es pronto para llegar a conclusiones-por la

escasa vigencia de la Ley de Creación del recurso de apelación- lo cierto es

que al menos desde el punto de vista estadístico el análisis inicial del

recurso de casación, no resulta ser alentador, lo que deberá ser analizado

mas cuidadosamente por posteriores estudios en el tema.

Contrario a lo afirmado respecto del recurso de casación, el recurso

de apelación al menos desde el punto de vista estadístico cuantitativo, si ha

representado un aumento en los recursos que son declarados con lugar y por

tanto debe admitirse que el mismo ha otorgado mayor posibilidades de éxito

para el imputado.

235
Fuente Departamento de Planificación del Poder Judicial, año 2012-2013.
284

Así, en el III trimestre del año 2012, un total del 31,52% -180- de los

recursos presentados fueron declarados con lugar o parcialmente con lugar,

en el IV trimestre del año 2012, el porcentaje de recursos declarados con

lugar o parcialmente con lugar aumento al 33,30% -204-, del total de

recursos interpuestos, finalmente el I trimestre del presente año 2.013,

estableció que un total de 35% -244 - de los recursos de apelación

presentados fueron declarados con lugar total o parcialmente. 236

Lo anterior demuestra que los recursos de apelación que son

declarados con lugar, tienen una constante hacia el aumento. Además si

comparamos el análisis estadístico citado del recurso de apelación, en

relación con el estudio de la casación realizado en el tercer capítulo del

presente trabajo de tesis, hemos de admitir una mejoría por cuanto los

recursos de casación-salvo el año 2.004-, ubicaban al recurso de casación

entre el 25% y el 28% de los recursos de casación con lugar, un porcentaje

menor al recurso de apelación que se ubicó entre el 30% y el 35% de los

recursos declarados con lugar, destacando la última cifra correspondiente al

último trimestre del 2.013.

236
Fuente Departamento de Planificación del Poder Judicial, año 2012-2013.
285

Capítulo II: ¿Satisface el recurso de apelación de la sentencia penal

instaurado en Costa Rica, la garantía judicial establecida en el artículo

8.2.h) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos?

1.-) La revisión integral del fallo como razón justificante de la reforma

legal y su importancia para tornar eficaz el derecho del inculpado a ser

sometido a un Debido Proceso.

La creación del recurso de apelación contra la sentencia penal en

nuestro ordenamiento jurídico al menos desde un punto de vista

estrictamente formal, y según ha sido establecido expresamente en nuestra

legislación procesal penal a partir de la reforma legal así introducida,

permite satisfacer el derecho del inculpado de reprobar la sentencia penal

condenatoria ante un tribunal superior, en el entendido de que por su medio,

se pretende lograr un “examen integral de la decisión recurrida” lo cual,

representa, según su formulación legislativa, su fin último y, por

consiguiente, el más importante.

Desde esta perspectiva de análisis, es importante indicar que este

nuevo recurso de apelación se corresponde directamente con la formulación


286

teórica de aquélla exigencia cuya satisfacción se pretende, en razón de que,

ciertamente, el mismo constituye un medio de impugnación de carácter

ordinario, desprovisto de formalidades innecesarias, y mediante el cual,

razonablemente, se puede ejercer un control estricto y riguroso de la

decisión – siendo que, a través de esto, se materializa el núcleo esencial del

derecho de recurrir del fallo condenatorio – al brindarle la posibilidad al

recurrente de cuestionar ampliamente la determinación de los hechos objeto

del juicio, y correlativamente para lograr este fin se establece en forma

expresa la facultad de lograr por su medio un examen profundo de los

registros de las pruebas (y, más concretamente, instar o provocar el proceso

lógico de su valoración), así como también – y, esto resulta ser de la mayor

importancia para el cumplimiento de su función de garantía –, se amplía la

potestad de ofrecer y admitir pruebas nuevas e, incluso, las mismas pueden

ser ordenadas aún de oficio (cuando esto resulte procedente dentro los

límites legalmente preestablecidos, y, así, lo considere el Tribunal de

Apelación de la sentencia) todo lo cual, evidentemente, satisface al menos

teóricamente la exigencia de un revisión integral de la misma como

presupuesto fundamental para tornar eficaz desde el punto de vista

eminentemente práctico un ejercicio del derecho al recurso que sea más

acorde con el Debido Proceso.


287

Este cometido, implica además, la posibilidad de provocar, por medio

de la interposición del recurso de apelación, un examen profundo y amplio

de la fundamentación jurídica del fallo, así como de la fijación de la pena

que habrá de sufrir el condenado, en relación con la determinación de un

juicio de reprochabilidad jurídico penal o del juicio de culpabilidad, de

conformidad con un criterio de estricta proporcionalidad para la

determinación del quantum de la pena, en la medida en que ésta no se

corresponda, por ejemplo, con la gravedad del hecho cometido.

Así, la doctrina nacional, ha establecido respecto de este nuevo

sistema recursivo que introduce un recurso de apelación para instar un

control jurisdiccional de la legalidad del fallo, lo siguiente:

“Vemos entonces que con este nuevo sistema, tendremos un primer recurso

–amplio y desformalizado-que permitirá un examen integral de la sentencia

de primera instancia, en el que se controlará el cumplimiento de las reglas

procesales, la motivación de la sentencia a través del examen del proceso de

valoración de la prueba recibida en el contradictorio, con posibilidad de


288

recibir nueva prueba incluso de oficio, y finalmente la correcta aplicación

del derecho sustantivo.”237

A este respecto, es preciso, tener presente, que la satisfacción de la

exigencia de lograr por medio del recurso de apelación un examen integral

de la decisión recurrida, se encuentra preordenada, no solamente, a la

necesaria consideración - a través de un análisis estrictamente técnico y

jurídico - de los puntos objeto de cuestionamiento planteados por el

recurrente, en relación con los aspectos jurídicos y legales que resulten de

su interés, sino que, además, necesariamente, esa consideración, tiene que

comprender (y siempre que esto sea procedente la declaración, aún de

manera oficiosa) de defectos de carácter absoluto que incidan, directamente,

sobre la validez y eficacia del fallo, o, que impliquen una afectación

objetivamente constatable al debido proceso, y todo ello con miras a

asegurar la vigencia del principio de la tutela judicial efectiva y la

aplicación de la justicia al caso concreto.

237
ROJAS CHACÓN (José Alberto), Algunas reflexiones acerca de la doble conformidad y el ne bis in
idem a propósito de la ley de creación del recurso de apelación, en: Reflexiones jurídicas frente al
populismo penal en Costa Rica: análisis de los recientes cambios normativos, Editorial Investigaciones
Jurídicas, San José, 1ª edición, 2012, p. 218.
289

En este sentido se considera que para los fines del presente trabajo de

investigación, la revisión integral del fallo como razón justificante de la

reforma legal, sí representa desde el punto de vista de su formulación

jurídica una exigencia fundamental cuya satisfacción plena implica de

manera necesaria una mayor garantía para reprobar la sentencia penal

condenatoria ante un tribunal superior como núcleo esencial del derecho a

ser sometido a un debido proceso que tiene toda persona que haya sido

declarada responsable penalmente de la comisión un delito. Ante ello, cabe

preguntarse si es el recurso de apelación contra la sentencia penal el

mecanismo jurídico procesal idóneo para satisfacer el cumplimiento de lo

ordenado por la Corte Interamericana. De ello nos ocuparemos en el

siguiente apartado.

2.-) ¿Es el recurso de Apelación contra la sentencia penal el medio

idóneo para satisfacer el cumplimiento de lo ordenado por la Corte

Interamericana de Derechos Humanos?

Como es bien sabido, en la sentencia del caso Mauricio Herrera Ulloa

versus Costa Rica, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ordenó

al Estado adecuar el ordenamiento jurídico interno con el fin de garantizar


290

el derecho al recurso, para lo cual le concedió a este un margen de

apreciación, toda vez que, en dicho fallo, este órgano jurisdiccional, no hizo

referencia a ningún tipo de denominación jurídico – formal para este

recurso.

Desde este punto de vista, nuestro país en el ejercicio de esta potestad

o margen de apreciación, inicialmente, se inclinó hacia un modelo de

casación ampliada para satisfacer la exigencia de recurrir del fallo

condenatorio ante un juez o tribunal superior, y procurar por su medio un

examen integral de la decisión recurrida.

Es en este escenario, precisamente, que tiene lugar la promulgación

de la Ley de Apertura de la casación penal - mediante la cual, se pretendió

mantener un recurso de casación más amplio y desformalizado -, misma

que, según se analizó, no fue capaz de satisfacer el fin para el que fue

creada, resultando, en consecuencia, insuficiente para cumplir con lo

ordenado por la Corte Interamericana.

Como consecuencia de lo anterior - y, de las críticas de que aquella

fue objeto -, la Corte Interamericana, consideró en su resolución del 9 de


291

julio del 2.009, que pese a que dicha Ley representó un esfuerzo importante

por parte del Estado costarricense para cumplir con lo ordenado en el citado

fallo, en última instancia, no implicó un cambio significativo, y capaz de

satisfacer a plenitud, la garantía judicial establecida en el artículo 8.2.h de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Es precisamente, a raíz de ello, que el Estado costarricense con el fin

de aplacar dichas críticas, decidió instaurar en nuestro ordenamiento

jurídico, un recurso de apelación de la sentencia penal,238 el cual, al menos

238
Sobre este punto, la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos, en su resolución del 22 de
noviembre del 2.010 caso Herrera Ulloa versus Costa Rica, supervisión de cumplimiento de sentencia,
estableció en lo que interesa, lo siguiente:
“11. En cuanto a la obligación de adecuar su ordenamiento jurídico interno a lo establecido en el artículo
8.2.h de la Convención Americana, en relación con el artículo 2 de la misma, dentro de un plazo razonable
(punto resolutivo quinto de la Sentencia), Costa Rica informó que el 29 de abril de 2010 la Asamblea
Legislativa aprobó la Ley No. 8.837, “Ley de Creación del Recurso de Apelación de la Sentencia, otras
reformas al régimen de impugnación e implementación de nuevas reglas de oralidad en el proceso penal”
(en adelante también “Ley No. 8.837”), cuyo texto fue publicado el 9 de junio de 2010 en el Diario Oficial
“La Gaceta”. Asimismo, acompañó una copia de la publicación oficial de dicha ley, la cual:
a) estableció diversas reformas al Código Procesal Penal, entre otras, amplió el régimen de impugnación
de sentencias con la incorporación del recurso de apelación de sentencia penal, reformó el recurso de
casación y revisión, y fortaleció el principio de oralidad en los procesos penales;
b) creó el recurso de apelación de sentencia, disponiendo que son apelables todas las sentencias y los
sobreseimientos dictados en la fase de juicio. El recurso de apelación “permitirá el examen integral del
fallo, cuando la parte interesada alegue inconformidad con la determinación de los hechos, la
incorporación y la valoración de la prueba, la fundamentación jurídica o la fijación de la pena. El Tribunal
de alzada se pronunciará sobre los puntos que le sean expresamente cuestionados, pero declarará, aún de
oficio, los defectos absolutos y quebrantos al debido proceso que se encuentren en la sentencia”.
Asimismo, la Ley No. 8.837 prevé un número reducido de causales de inadmisibilidad del recurso de
apelación de sentencia y dispone que el recurso debe ser resuelto aún cuando en su redacción existan
defectos. En caso de que tales defectos impidieran en forma absoluta conocer el reclamo, el Tribunal de
Apelación puede prevenir a la parte para que los corrija, puntualizando los aspectos que deben aclararse y
corregirse. En cuanto a la prueba ante el Tribunal de Apelación dispone que “en orden al examen integral
del juicio o del fallo emitido por el tribunal de juicio, mediante el recurso de apelación de sentencia, el
tribunal, a petición de parte, tendrá la facultad de examinar los registros de las pruebas producidas en el
juicio, siempre y cuando sea necesario, pertinente y útil para los fines de la apelación, el objeto de la causa
292

desde un punto de vista estrictamente formal, sí satisfizo lo ordenado por la

corte interamericana de Derechos Humanos, con miras a garantizar, de una

forma más amplia el derecho al recurso y el debido proceso legal.

Lo anterior, en el entendido de que, la Corte Interamericana de

Derechos Humanos, así lo indicó expresamente, en su resolución del 22 de

noviembre del 2.010 - caso Herrera Ulloa versus Costa Rica, supervisión de

cumplimiento de sentencia -, al considerar, lo siguiente:

“12. Los representantes tomaron nota positivamente de la sanción que

realizó el 29 de abril de 2010 la Asamblea Legislativa de Costa Rica a la

“Ley de creación del Recurso de Apelación de la Sentencia, otras reformas

al régimen de impugnación e implementación de nuevas reglas de oralidad

en el proceso penal”, la cual se convirtió en Ley de la República No. 8.837


o para la constatación de un agravio. De igual forma se procederá respecto de las manifestaciones del
imputado”. Asimismo, la Ley No. 8.837 regula lo relativo a la prueba testimonial y pericial que,
excepcionalmente, podrá recibirse directamente ante el Tribunal de Apelación, así como los supuestos en
los cuales determinada prueba puede considerarse como nueva. Adicionalmente, establece la posibilidad
de que dicho Tribunal de Apelación pueda auxiliarse de los sistemas de documentación a su alcance, con
el fin de facilitar el control de lo ocurrido en el tribunal de sentencia. El Tribunal de Apelación apreciará la
procedencia de los reclamos invocados en el recurso y sus fundamentos, de modo que pueda valorar la
forma en que los jueces de juicio apreciaron la prueba y fundamentaron su decisión. Finalmente, se regula
lo relativo a la resolución del Tribunal de Apelación y al juicio de reenvío, y
c) modificó el recurso de casación, el cual procederá contra las sentencias dictadas por los tribunales de
apelación: i) cuando se alegue la existencia de precedentes contradictorios dictados por dichos tribunales,
o por ellos y por los de la Sala de Casación Penal, o, ii) cuando la sentencia no observe o aplique
erróneamente un precepto legal sustantivo o procesal.” Resolución de la Corte Interamericana sobre
Derechos Humanos del 22 de noviembre del 2.010, caso Herrera Ulloa versus Costa Rica, supervisión de
cumplimiento de sentencia.
293

desde su publicación en el Diario Oficial “La Gaceta” el 9 de junio de 2010.

Asimismo, manifestaron que aunque “la plenitud del cumplimiento material

de este capítulo de la Sentencia sólo se alcanzará una vez que el nuevo

régimen procesal cobre cabal vigencia práctica”, debe presumirse que el

Estado lo aplicará rectamente y de buena fe. Además, observaron que “con

la puesta en vigor del nuevo régimen procesal el Estado ha cumplido

formalmente con lo requerido por la Sentencia y que cualquier desajuste

que pueda surgir en la aplicación de dicho régimen, sería materia del

cumplimiento general de las obligaciones a cargo de Costa Rica según la

Convención, más que un tema relativo a la ejecución de la Sentencia en el

presente caso”. Finalmente, los representantes señalaron que con “la

completa y definitiva ejecución de la Sentencia, […] Costa Rica honra una

vez más su reconocido compromiso con la protección internacional de los

derechos humanos”.

13. La Comisión Interamericana “valoró los avances reflejados con la

aprobación de la Ley No. 8.837 y consideró que la misma incorpora

elementos tomados en cuenta por la Corte en su Sentencia respecto del

alcance del artículo 8.2.h […] de la Convención Americana”. Asimismo,

observó que sobre dicho avance es necesario evaluar su implementación en

la práctica, puesto que la Comisión “cuenta con un cúmulo de peticiones


294

relacionadas con la temática objeto de este punto resolutivo de la

Sentencia”.

14. El Tribunal valora positivamente las diversas medidas adoptadas por

Costa Rica con el fin de cumplir la Sentencia del presente caso,

fundamentalmente, teniendo en cuenta la alta complejidad de la materia -el

sistema de impugnación en materia penal-, y de las medidas necesarias para

cumplir con tal fin. No obstante las dificultades, desde la emisión de la

Sentencia, el Estado adoptó diversas medidas para avanzar hacia el pleno

cumplimiento de lo dispuesto en ella. De tal manera, la Corte

Interamericana valoró positivamente la sanción de la Ley No. 8.503 “Ley

de Apertura de la Casación Penal” (en adelante “Ley de Apertura”) y el

hecho de que dicha ley fuera sancionada un año y siete meses después de la

notificación de la Sentencia. Asimismo, el Tribunal también valoró que el

Poder Judicial adoptara “medidas inmediatas”, aún antes de la sanción de la

Ley de Apertura, con el fin de adecuar la práctica judicial a lo establecido

en la Sentencia.

15. En esta oportunidad, la Corte también valora positivamente la

actuación del Estado que consideró que las reformas introducidas por la Ley

de Apertura necesitaban ser fortalecidas y, motu propio, inició un nuevo


295

proceso de reforma legal, el cual concluyó con la sanción de la Ley No.

8.837. Mediante dicha ley, además de mantener el recurso de casación, se

crea el recurso de apelación de sentencia penal el cual, inter alia: a) permite

que la sentencia pueda ser revisada por un tribunal superior; b) consiste en

un recurso simple, sin mayores formalidades, que evita requisitos o

restricciones que infrinjan la esencia del derecho a recurrir, y c) posibilita el

examen integral de todas las cuestiones debatidas y analizadas por el

tribunal de juicio.

16. La Corte Interamericana concluye que, al garantizar la posibilidad de

un amplio control de la sentencia emitida por un tribunal de juicio en

materia penal a nivel interno, Costa Rica ha dado pleno cumplimiento al

punto resolutivo quinto de la Sentencia y, con ello, concluye el presente

caso. La futura aplicación del recurso de apelación de sentencia no es

materia de la supervisión de cumplimiento del caso Herrera Ulloa”.239(El

destacado no es del original).

Desde este punto de vista, es claro que el recurso de apelación, sí

resulta ser el medio idóneo para satisfacer el cumplimiento de lo ordenado

239
Resolución de la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos del 22 de noviembre del 2.010, caso
Herrera Ulloa versus Costa Rica, supervisión de cumplimiento de sentencia.
296

por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Lo anterior, en el

entendido de que por su medio necesariamente se confiere a cualquier

persona que haya sido declarada responsable penalmente por la comisión de

un hecho delictivo, una mayor amplitud para ejercer sin limitaciones de

ninguna índole o formalidades innecesarias el derecho de recurrir del fallo

ante un juez o tribunal superior, con el fin de instar un control jurisdiccional

de legalidad de la decisión que razonablemente pueda ser omnicomprensivo

de todos los puntos objeto de impugnación que sea deducidos por quien

válidamente se encuentra legitimado para poder hacerlo con miras a obtener

un verdadero y eficaz examen integral de la decisión que se impugna, en

estricta conformidad con la satisfacción plena de la garantía del debido

proceso legal y de la aplicación de la justicia al caso concreto, y mediante la

verificación objetivamente constatable - principalmente a nivel práctico -

de la facultad legal de cuestionar ampliamente la determinación de los

hechos objeto del juicio, de reexaminar los registros de las pruebas, así

como respecto la posibilidad de admitir nuevas pruebas.

En este sentido, es necesario establecer que este recurso de apelación

de la sentencia, se asemeja, en cuanto a los lineamientos generales

establecidos para una impugnación tal, al que refiere en su voto concurrente


297

el señor Juez de la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos, Sergio

García Ramírez, en el fallo del caso Mauricio Herrera Ulloa versus Costa

Rica, al establecer, lo siguiente:

“30. En este punto debemos preguntarnos qué es lo que pudiera exigirse

del recurso mencionado en el artículo 8.2 h) de la Convención, dentro del

criterio de máxima protección de los derechos del individuo y, por lo tanto,

conforme al principio de inocencia que le sigue acompañando mientras no

se dicta sentencia firme, y del derecho de acceder a la justicia formal y

material, que reclama la emisión de una sentencia “justa” (inclusive

condenatoria, aunque con un contenido punitivo diferente del que pareció

adecuado en primer término). ¿Se trata de una revisión limitada, que

pudiera dejar fuera aspectos verdaderamente relevantes para establecer la

responsabilidad penal del sujeto? ¿Basta con una revisión limitada, que

aborde algunos aspectos de la sentencia adversa, dejando otros,

necesariamente, en una zona inabordable y por lo mismo oscura, no

obstante la posibilidad de que en éstos se hallen los motivos y las razones

para acreditar la inocencia del inculpado?

31. La formulación de la pregunta en aquellos términos trae consigo,

naturalmente, la respuesta. Se trata de proteger los derechos humanos del


298

individuo, y entre ellos el derecho a no ser condenado si no se establece

suficientemente la realización del hecho punible y la responsabilidad penal

del sujeto, y no sólo de cuidar, en determinados extremos, la pulcritud del

proceso o de la sentencia. Por lo tanto, ese recurso ante juez o tribunal

superior --que sería superior en grado, dentro del orden competencial de los

tribunales-- debe ser uno que efectivamente permita al superior entrar en el

fondo de la controversia, examinar los hechos aducidos, las defensas

propuestas, las pruebas recibidas, la valoración de éstas, las normas

invocadas y la aplicación de ellas, inclusive en aspectos tales como la

individualización de la pena o medida (que abarca la sustitución pertinente),

como resulte justo en consideración de la gravedad del hecho, el bien

jurídico afectado, la culpabilidad del agente y los otros datos que concurren

al ejercicio de la individualización (atenuantes y agravantes o elementos de

referencia que guían el razonado arbitrio judicial).”240(El destacado no es

del original).

Así, es claro que, el recurso de apelación de sentencia que rige

actualmente en nuestro ordenamiento, sí cumple con estas características

esenciales que a nivel de estándares de la jurisprudencia de la Corte


240
Sentencia de la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos en el caso Herrera Ulloa versus Costa
Rica.
299

Interamericana se han establecido como deseables para un medio de

impugnación capaz de garantizar en forma plena lo preceptuado por el

artículo 8.2.h del Pacto de San José. Precisamente, la posibilidad de discutir

ampliamente en relación con la determinación de los hechos objeto del

juicio, la amplitud en la admisión de la prueba, y su valoración, el análisis

de los aspectos de derecho, así como la facultad de cuestionar directamente

la individualización de la pena, son elementos, todos estos, que contribuyen,

a concluir que efectivamente el recurso de apelación es el medio idóneo,241

241
Respecto de este tópico, ARROYO GUTIERREZ, ha indicado lo siguiente: “Por nuestra parte y en
consonancia con los puntos especificados por la Corte, diríamos entonces que el nuevo recurso de
apelación:

a) Permite el examen integral de la sentencia a partir de las inconformidades planteadas en contra de


cualquiera de los elementos que integran la sentencia.

b) Requiere mínimas formalidades, y en el caso que el recurso sea ininteligible debe apercibirse y dar
oportunidad a la parte impugnante que corrija los errores, con lo cual se garantiza la accesibilidad ante el
superior.

c) Se pueden controlar aspectos de inferencia lógica y de inmediación a partir del video-grabación del
juicio, lo que permite un amplio control de la sentencia por el superior.

d) No se trata de la reproducción plena de toda la prueba en fase de alzada, lo que implicaría en realidad el
dictado de una nueva sentencia de primera instancia ante el órgano de alzada.

e) Excepcionalmente se reproducirá alguna prueba cuando los registros no sean suficientes para resolver la
apelación.

f) Cabe la posibilidad de ofrecer prueba sobre hechos nuevos siempre que sea necesaria para garantizar el
examen integral del fallo.

g) La normativa que regula la apelación señala que el Tribunal de alzada puede incluso declarar de oficio
violaciones al debido proceso y al derecho de defensa, lo (sic) brinda instrumentos jurídicos suficientes
para garantizar el examen integral de la sentencia.

h) Se tutela el principio de imparcialidad puesto que se garantiza que los juzgadores que han emitido
criterio en fases tempranas o previas no pueden volver a emitirlo posteriormente en una misma causa.”
ARROYO GUTIERREZ (José Manuel), La reforma al régimen de impugnación de la sentencia penal en
300

para cumplir con lo ordenado por la Corte Interamericana de Derechos

Humanos.

A este respecto, en nuestro medio, se ha establecido lo siguiente:

“La nueva propuesta de creación del recurso de apelación sí tiende al

cumplimiento de la obligación de Costa Rica de adecuar su legislación

interna a lo establecido en la sentencia condenatoria y la Convención

Americana sobre Derechos Humanos. Las ventajas del recurso de apelación

frente al recurso de casación son varias. Por ejemplo, se trata de un recurso

ordinario que garantiza mejor control integral de la condena, existen

mayores oportunidades de examinar una posible violación a la ley

sustantiva y procesal, y ofrece mayores posibilidades de presentar nuevas

pruebas ante una segunda instancia.”242

En atención a lo expuesto, es necesario establecer que el recurso de

apelación contra la sentencia penal representa, sin lugar a dudas, el medio

de impugnación que mejor satisface la garantía judicial establecida en el

Costa Rica, en: El recurso contra la sentencia penal en Costa Rica, Editorial Jurídica Continental, San
José, 2.013, p.p. 39-40.
242
TIFFER (Carlos), artículo titulado: Peligro de nuevas demandas contra Costa Rica, publicado en el
Diario La Nación, viernes 5 de junio del 2.009.
301

artículo 8.2 h) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en

razón de que la configuración actual de este importante instrumento jurídico

- legal, y de cara a lo ordenado por la Corte Interamericana permite asegurar

de una manera más amplia que cualquier otro mecanismo procesal

concebido para este fin, el ejercicio pleno del derecho al recurso y el

cumplimiento de su función de garantía con el objeto de lograr a través del

mismo una revisión integral de la decisión recurrida ante un juez o tribunal

superior.

3.-) La aplicación de la garantía judicial establecida en el artículo 8.2.h)

de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la ley de

creación del recurso de Apelación contra la sentencia penal.

En el apartado anterior, se ha establecido que un recurso de apelación

limitado a partir de la caracterización general, que resulta inherente a su

configuración o naturaleza jurídica como un medio de impugnación

ordinario representa desde un punto de vista teórico y formal el

instrumento jurídico y procesal más importante para provocar un examen

integral de la decisión recurrida, y garantizar, en consecuencia, de manera


302

amplia y suficiente el ejercicio del derecho de recurrir del fallo ante un

tribunal superior.

En este sentido, y partiendo de la premisa anterior, cabe preguntarse

si la nueva Ley de Creación del Recurso de Apelación contra la sentencia

penal y en general, la reforma legal así introducida, constituye el medio

adecuado para satisfacer en forma plena, la garantía judicial establecida en

el artículo 8.2.h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, o,

más concretamente, si a través de la misma, se puede procurar la efectiva

vigencia del: “derecho de recurrir del fallo ante un juez o tribunal

superior.”243 Esto implica, esencialmente, el tener que cuestionarse si este

nuevo recurso de apelación contra la sentencia penal, representa por sí solo

y según su diseño actual, un medio de impugnación, verdaderamente eficaz

(desprovisto de formalismos o ritualismos innecesarios), que sea capaz de

garantizar, de una mejor manera que una casación ampliada, el derecho al

recurso.

En nuestro medio, se ha discutido acerca de si una reforma legal tal,

eventualmente, podría constituir un simple “cambio de nomenclatura”, o un


243
Convención Americana sobre Derechos Humanos, art.8.2 h); Instrumentos Internacionales de
Protección de los Derechos Humanos, Instituto Interamericano de Derechos humanos, San José, 2.005.
303

“fraude de etiquetas”, que per se – y, esencialmente, desde el punto de vista

de su aplicación práctica -, no va a representar un cambio verdaderamente

significativo o sustancial, con miras a garantizar el derecho al recurso,

siendo que, en consecuencia, lo que va a ocurrir es que se va a mantener a

grandes rasgos, la situación jurídico procesal “precedente” en el tema de la

regulación del recurso contra la sentencia penal, y, donde como es bien

sabido, únicamente existía en nuestro ordenamiento jurídico, lo que se

denominó – con la entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la Casación

Penal -, como una casación “ampliada” para cumplir con lo ordenado por la

Corte Interamericana.

En este orden de ideas, y, al plantearse una amplia discusión en

relación con el entonces “proyecto de ley de creación del recurso de

apelación contra la sentencia penal”, el Dr. LLOBET RODRÍGUEZ, ya

había advertido la existencia de una situación tal, al indicar lo siguiente:

“Sin embargo, el proyecto “Ley de creación del recurso de apelación de la

sentencia, otras reformas al régimen de impugnación de nuevas reglas de

oralidad en el proceso penal” no supone realmente ninguna ampliación del

derecho a recurrir, puesto que no es cierto que sea creado un recurso de


304

apelación y con ello de Tribunales de apelación, sino al respecto se trata de

un simple cambio de nomenclatura, de modo que los tribunales de casación

penales, integrados por jueces de carrera, lleguen a llamarse “Tribunales de

Apelación” y que el recurso de casación que actualmente resuelven eso

Tribunales de Casación Penal, llegue a llamarse “recurso de apelación”. El

propio proyecto de ley en su exposición de motivos se indica que el recurso

que conocerán los Tribunales de Apelación tendrá como característica que

se trata de un “juicio sobre el juicio”, lo que precisamente según lo indicado

por Luigi Ferrajoli, es lo que caracteriza a un recurso de casación,

diferenciándolo de un recurso de apelación que implica un “juicio sobre el

hecho”. En otras palabras la función que se le asigna a los Tribunales de

Apelación es fundamentalmente fiscalizadora y no renovadora…”.244

No obstante, lo anterior, y pese a que la crítica de que el recurso de

apelación puede no significar una ampliación del derecho a recurrir - en el

entendido de que esta reforma legal implica un “simple cambio de

nomenclatura” -, ha encontrado eco en algún sector de la doctrina nacional,

se considera, por el contrario, que este novedoso medio de impugnación

según ha sido instaurado recientemente en nuestro ordenamiento jurídico, sí


244
LLOBET RODRÍGUEZ (Javier), Proceso Penal Comentado, Editorial Jurídica Continental, 4ª edición,
San José, 2.009, pp. 641-642.
305

representa, al menos, desde un punto de vista estrictamente legislativo, un

cambio sustancial que, en relación con la estructura formal que lo

caracteriza como un recurso ordinario - y, lo cual, va más allá de una simple

denominación jurídico – formal -, permite garantizar de una forma más

amplia que el sistema de recursos anteriormente existente, el examen

integral de la decisión recurrida y, en consecuencia, el derecho de recurrir

del fallo ante un juez o tribunal superior, según lo establecido en la

Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Tal y como se indicó en los apartados precedentes, es claro que este

novedoso medio de impugnación, puede - en ciertos supuestos - permitir el

cumplimiento (aparte de la función fiscalizadora que es consustancial a su

naturaleza jurídica y que se ve delimitada por el principio de inmediación

que caracteriza al juicio oral en nuestro ordenamiento) de una función

renovadora respecto de la determinación de los hechos en que el tribunal de

apelación sí puede descender a los mismos, e incluso modificarlos (aunado

a que por su medio se potencia la posibilidad de pretender un control

amplio – estricto y riguroso) de los registros de las pruebas producidos

durante el juicio (y, concretamente, de la fundamentación de la sentencia y

del proceso lógico de la valoración de los mismos). Paralelamente, el nuevo


306

recurso de apelación es más amplio respecto de la regulación expresa de la

facultad legal de admitir pruebas nuevas, las cuales pueden ser ordenadas

aún de oficio.

Así, es necesario establecer que la suma de todos estos elementos

estructurales que configuran el recurso de apelación de sentencia instaurado

en nuestro país - y pese que el mismo tiene un carácter ordinario y limitado,

dado que no se trata de una “apelación plena” o de “un juicio sobre el

hecho” - permite concluir, sin lugar a dudas, que este medio de

impugnación representa un avance significativo respecto del régimen

recursivo anterior (en el que únicamente existía el recurso de casación) que

permite satisfacer mejor, la garantía judicial establecida en el artículo 8.2.h

de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, no tratándose, en

consecuencia, de un “simple cambio de nomenclatura.”245

Por otra parte, se ha cuestionado que con la instauración de este

recurso de apelación, se crea una nueva etapa en el procedimiento penal

245
Sobre este punto, TIFFER, ha indicado, lo siguiente: “Peligro real”. Sin embargo, este nuevo recurso
de apelación, tampoco garantiza, por sí mismo, el cumplimiento de la sentencia condenatoria de la Corte
Interamericana. No se trata de un “cambio de etiquetas”, de cambiar recurso de casación por apelación, ya
que lo importante es que el recurso legal garantice, en el caso concreto, el examen integral del fallo, que
debe abarcar los hechos, el derecho y la pena de la decisión recurrida.” TIFFER (Carlos), artículo titulado:
Peligro de nuevas demandas contra Costa Rica, publicado en el Diario La Nación, viernes 5 de junio del
2.009.
307

ordinario que traerá como consecuencia, el que la resolución de los asuntos

sometidos a conocimiento de los tribunales, conlleve más tiempo e

inversión de recursos, lo que en definitiva, puede afectar, en la práctica, el

principio de justicia pronta y cumplida.

A este respecto, el Dr. TIFFER, ha indicado lo siguiente:

“Cuestionamientos. No ha sido fácil llegar a esta reforma legal. Las críticas

se han centrado en dos principales aspectos. El primer cuestionamiento es

que se trata tan solo de un cambio de nomenclatura; se cambió el nombre de

“recurso de casación” por un “recurso de apelación”, y que las cosas

continuarán igual, sin un verdadero cambio sustantivo. La otra crítica es que

el nuevo recurso significará un mayor atraso en la justicia penal. Los

procesos serán más lentos de lo que ya son y el principio constitucional de

justicia pronta y cumplida se verá seriamente afectado.”246

En relación con el tema de la duración del proceso penal, a partir de

la instauración de una etapa de apelación de sentencia, si bien, en principio,

ello puede significar un tiempo mayor de resolución de los asuntos, esto no


246
TIFFER (Carlos), artículo titulado: Una Justicia Penal sin formalismos, publicado en el Diario La
Nación, martes 24 de enero del 2.012.
308

tiene porqué implicar, una afectación material de la eficacia de la garantía,

porque, en primer lugar, puede ocurrir que en la práctica, los asuntos donde

se haya presentado un recurso de apelación, concluyan de manera definitiva

con la resolución del mismo, por parte de la instancia correspondiente -

Tribunal de Apelación -, principalmente, si se toma en cuenta, que la

procedencia del recurso de casación, queda supeditada con la reforma legal

a supuestos muy restringidos.

Asimismo, el sistema de administración de justicia penal,

necesariamente, tiene la obligación de garantizar la vigencia del principio

constitucional de justicia pronta y cumplida, en todos los asuntos sometidos

a su conocimiento y satisfacer los intereses que a este respecto tienen las

partes involucradas, así como realizar todos los esfuerzos necesarios para

tal fin, dentro de un marco de igualdad y seguridad jurídicas, lo cual, se

debe procurar, a partir de una correcta aplicación de este importante

instrumento técnico y jurídico, que es el recurso de apelación contra la

sentencia penal.

Precisamente, en relación con este punto, y en orden al examen

integral de la decisión recurrida y la vigencia efectiva de la garantía


309

establecida en la Convención, cobra especial importancia, la forma en que

habrán de resolverse los recursos de apelación por parte de los jueces de

apelación de sentencia, quienes, son en última instancia, los que por imperio

de ley, tendrán la facultad de decidir los asuntos sometidos a su

conocimiento. En este sentido, es claro, que los criterios de resolución,

deben estar predeterminados por la necesidad de procurar una revisión lo

más amplia posible de la decisión recurrida, procurando la aplicación de la

justicia al caso concreto, dentro del marco de la Convención Americana

sobre Derechos Humanos, la Constitución y la Ley.

En relación con este punto, lleva razón el Dr. TIFFER, cuando indica

lo siguiente:

“La validez de estas y otras críticas dependerá sobre todo de la práctica

judicial. La simple creación del recurso de apelación contra la sentencia no

significa el cumplimiento de lo ordenado por la Corte Interamericana ni de

lo estipulado por la Convención Americana de Derechos humanos. El

recurso de apelación también podría ser resuelto con criterios restrictivos y

formalistas. Por eso es muy importante la capacitación y formación de los

jueces tanto de apelación como de juicio, una nueva formación que ponga
310

énfasis no en los ritos, sino en el caso concreto, en el conflicto que origina

el delito y en una resolución final; que considere los intereses en juego que

están presentes en todo caso penal, los intereses del acusado, los intereses

de la víctima y los intereses de la sociedad.

Todo esto implica no solo un cambio de roles, sino un cambio de

mentalidad en los funcionarios del Poder Judicial, que deben abandonar los

formalismos innecesarios para simplificar y darle una verdadera celeridad a

todos los procesos, en cumplimiento de los derechos fundamentales.”247

Desde esta perspectiva de análisis, es claro que el recurso de

apelación contra la sentencia penal, es el medio de impugnación que mejor

satisface el derecho al recurso y lo ordenado por la Corte Interamericana de

Derechos Humanos, siendo que en atención a ello, esta importante reforma

legal que ha tenido lugar en nuestro ordenamiento jurídico, debe ser, no

solamente dimensionada en su verdadero alcance y significado por todo lo

que la misma implica de cara al fortalecimiento de todo el sistema de

garantías penales y procesales penales, sino, que necesariamente tiene que

trascender – hacia un plano operativo y práctico – más allá de cualquier


247
TIFFER (Carlos), artículo titulado: Una Justicia Penal sin formalismos, publicado en el Diario La
Nación, martes 24 de enero del 2.012.
311

exigencia formal, y ser aplicada con base en criterios de eficacia y

eficiencia, directamente encaminados a materializar en su máxima

expresión el derecho del inculpado a reprobar la sentencia penal

condenatoria dentro de un Estado Democrático de Derecho.

4.-) Hacia un sistema de administración de justicia penal donde el

fortalecimiento constante del sistema de garantías y el derecho al

recurso sea lo más importante.

Con la entrada en vigencia de la Ley de Creación del Recurso de

Apelación de la sentencia penal, el Estado costarricense cumplió con lo

ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia

del caso Mauricio Herrera Ulloa versus Costa Rica, toda vez que por su

medio, se instauró un recurso ordinario, amplio y desprovisto de

formalidades innecesarias, capaz de garantizar – al menos, desde un punto

de vista estrictamente formal – “el examen integral de la decisión

recurrida”, según lo establece expresamente, el artículo 8.2.h de la

Convención Americana sobre Derechos o Pacto de San José.


312

No obstante, lo anterior, es necesario tener presente que, este

importante instrumento técnico y jurídico denominado recurso de apelación

de la sentencia penal, correlativamente, a dicha “consagración formal” en el

texto de la ley, tiene, en principio, y para cumplir con el objetivo para el

que fue creado, que ser aplicado por parte de los operadores jurídicos de la

más forma amplia posible, en el sentido de procurar por su medio, en todo

momento y siempre que ello sea procedente y, según los parámetros

establecidos en la Convención y en el citado fallo, respecto del derecho al

recurso, un control estricto y riguroso de la decisión, que razonablemente,

permita efectuar un análisis omnicomprensivo - y en esencia, una

verdadero examen integral - de los motivos objeto de impugnación, que

hayan sido deducidos por la parte recurrente, así como todas las cuestiones

fácticas y jurídicas que resulten esenciales, en orden a lograr la vigencia

plena de la garantía judicial así establecida.

Ahora bien, dando por sentado que, el recurso de apelación es el

medio de impugnación que mejor satisface lo ordenado por la Corte

Interamericana para lograr la revisión integral de la decisión recurrida - y el

derecho del inculpado de reprobar la sentencia ante un tribunal superior -,

surge la interrogante de si, realmente, en Costa Rica era necesario, seguir


313

manteniendo un recurso de casación penal más acorde con su formulación

clásica o tradicional, y, tal y como, efectivamente, se dispuso a partir de la

entrada vigencia de la nueva ley.

Esto, en el entendido de que al tenor de su nueva configuración

jurídico - legal, éste último, es un recurso de carácter extraordinario,

restringido, limitado y formalista, cuyos supuestos de procedencia se

encuentran taxativamente predeterminados en la ley, siendo que, en

consecuencia, el espectro de posibilidades para pretender lograr por su

medio, la revisión de la resolución del tribunal de apelación de sentencia,

disminuye de manera considerable, lo cual, implica, necesariamente, el

tener que cuestionarse si desde un punto de vista jurídico y formal, y,

esencialmente, de su función de garantía resulta necesaria y justificable su

existencia.

A este respecto, ROJAS SALAS, ha señalado, lo siguiente:

“Cabe entonces preguntarse, si lo que se deseaba ante todo era la

posibilidad de un recurso amplio, que permitiera la revisión integral de la

sentencia, bajo la argumentación de que tal posibilidad no se tenía, ¿cuál es


314

el motivo para dejar subsistente una Casación? Si la garantía se veía

respetada con la denominada Apelación de Sentencia, y con ello se brindaba

pleno cumplimiento a las decisiones de la Corte Interamericana, no se

entiende que el recurso de casación haya subsistido, puesto que implicaba e

implica que el proceso se va a demorar aún más, con abierto detrimento de

los derechos de las partes y de los usuarios y usuarias del Poder Judicial.”248

En este sentido, es importante cuestionarse, si existe, en nuestro

ordenamiento una necesidad jurídico – procesal, de disponer de dos medios

de impugnación extraordinarios, como lo son el recurso de casación y el

procedimiento para la revisión de la sentencia,249 en razón de que la

248
ROJAS SALAS (Manuel), ¿Hacia una justicia pronta y cumplida? Consecuencia de las reformas en la
duración del proceso, en: Reflexiones jurídicas frente al populismo penal en Costa Rica: análisis de los
recientes cambios normativos, Editorial Investigaciones Jurídicas, San José, 1ª edición, 2012, p. 159.
249
En relación con el artículo 408 del Código Procesal Penal, establece lo siguiente:

“Artículo 408.- Procedencia. La revisión procederá contra las sentencias firmes y a favor del condenado o
de aquel a quien se le haya impuesto una medida de seguridad y corrección, en los siguientes casos:

a) Cuando los hechos tenidos como fundamento de la condena resulten inconciliables con los establecidos
por otra sentencia penal firme.
b) Cuando la sentencia se haya fundado en prueba cuya falsedad se haya declarado en fallo posterior
firme.
c) Si la sentencia condenatoria ha sido pronunciada a consecuencia de prevaricato, cohecho, violencia o
cualquier otro delito o maquinación fraudulenta, cuya existencia se haya declarado en fallo posterior
firme, salvo que se trate de alguno de los casos previstos en el inciso siguiente.
d) Cuando se demuestre que la sentencia es ilegítima a consecuencia directa de la introducción de prueba
legal o de una grave infracción a sus deberes cometida por un juez, aunque sea imposible proceder por una
circunstancia sobreviniente.
e) Cuando después de la condena se descubran o sobrevengan nuevos hechos o nuevos elementos de
prueba que solos o unidos a los ya examinados en el proceso evidencien que el hecho no existió, que el
condenado no lo cometió o que el hecho cometido encuadra en una norma más favorable.
315

procedencia de la interposición de ambos recursos está predeterminada por

supuestos de ley taxativamente establecidos, y en consecuencia, los criterios

para la admisibilidad de los mismos son restringidos y limitados, siendo

que, para el caso de la revisión, propiamente dicha, con la reforma legal, se

suprimió la causal del debido proceso, todo lo cual, va a traer como una

consecuencia probable o esperable, el que sea un porcentaje muy bajo de

este tipo de impugnaciones, el que efectivamente, vaya a ser resuelto por la

instancia correspondiente.

En atención a lo anterior, es razonable sostener, entonces que si se

cuenta con un recurso de apelación ordinario, amplio y desprovisto de

formalidades mediante el cual es factible garantizar de manera satisfactoria

el ejercicio del derecho del inculpado de reprobar la sentencia condenatoria,

no sería necesario, en principio, contar con dos medios de impugnación

extraordinarios - tal cual, ha sido regulado en nuestra legislación procesal

actual -, y donde uno de ellos, específicamente, el de casación penal tiene

muy limitadas posibilidades de impugnación.

f) Cuando una ley posterior declare que no es punible el hecho que antes se consideraba como tal o que
merece una penalidad menor, o bien, cuando la ley que sirvió de base a la condenatoria haya sido
declarada inconstitucional.

La revisión procederá aún en los casos en que la pena o la medida de seguridad hayan sido
ejecutadas o se encuentren extinguidas.” Código Procesal Penal, Art. 408.
316

Desde este punto de vista, sería suficiente con dejar subsistente la

posibilidad legal de interponer un único recurso de carácter extraordinario y

limitado, en los casos donde encontrándose la sentencia firme, sea posible

demostrar la existencia de un error judicial, propiamente referido a los

hechos y al derecho y lo cual, como es bien sabido, puede ser reclamado a

través del procedimiento de revisión de sentencia, y, según ha sido

establecido en la reforma legal.

Esto, en razón de que siempre quedaría abierta la posibilidad -

aunque extraordinaria y limitada - de lograr una revisión del fallo, cuando

sea objetivamente constatable o verificable la existencia de un error judicial

respecto de los hechos y del derecho, o cuando una ley posterior, declare

que no es susceptible de ser reprimido penalmente un hecho que antes era

tipificado como delito.

Desde esta perspectiva de análisis, es evidente que el recurso de

casación penal, no sería necesario en nuestro ordenamiento jurídico, en

primer lugar (y, esto constituye un aspecto central del análisis), porque la

revisión integral de la decisión recurrida se puede lograr a través de la

interposición de un recurso de apelación contra la sentencia penal, que


317

desde el punto de vista estrictamente formal, es capaz de satisfacer en forma

plena la garantía judicial establecida en el artículo 8.2 h) de la Convención

Americana sobre Derechos Humanos.

En segundo lugar, porque dado el carácter restringido y limitado que

este recurso presenta, es razonable establecer que, muy probablemente, los

porcentajes de inadmisibilidad de la casación penal van a ir siendo cada vez

más altos y, correlativamente, los índices de presentación van a ir siendo

cada vez menores, lo cual, tiene relación directa con la forma en que aquél

ha sido regulado, en el entendido de que los supuestos que predeterminan la

posibilidad de su interposición, han sido taxativamente establecidos, con lo

cual, es claro que se reduce ampliamente, el ámbito de lo impugnable en

esta sede.

En tercer lugar, porque el fin político o extraprocesal de la casación

penal, o más concretamente, su función nomofiláctica propiamente dicha, y,

a través de la cual, se pretende lograr - formalmente - la uniformidad de la

interpretación jurisprudencial y asegurar la plena vigencia del derecho

objetivo, no resulta por sí solo, ser un motivo suficiente, para justificar su

existencia, como medio de impugnación, en razón de que, desde el punto de


318

vista instrumental o jurídico procesal y de su aplicación práctica - y según

se ha analizado -, este cometido puede representar un ideal inalcanzable o

muy difícil de ser realizado.

Lo anterior, en el entendido de que, los criterios de análisis que se

establezcan a partir de la interpretación jurisprudencial de la Sala de

casación penal, si bien constituyen un indicador importante a modo de

orientación, no tienen un carácter vinculante u obligatorio en sentido

estricto, siendo que, es probable suponer que a nivel práctico y de

aplicación de la ley, a lo interno de este órgano jurisdiccional,

razonablemente, se puedan presentar diversos puntos de vista acerca de la

forma en qué habrá de resolverse una misma cuestión, y ello dependiendo,

de cuál sea su integración: magistrados suplentes o titulares, o, la presencia

de ambos, situación esta última, que no es infrecuente, a pesar de tratarse,

de una única instancia de resolución.

En este sentido, es claro que todos estos criterios interpretativos,

siempre y cuando se apeguen a la Constitución y la Ley, razonablemente y

desde un punto de vista lógico y jurídico y del análisis técnico - formal,

pueden resultar igualmente válidos, al fin de lograr la correcta solución para


319

el caso concreto y la efectiva vigencia del sistema de garantías penales y

procesales penales con miras a lograr soluciones más equitativas y justas.

Así, la uniformidad de la jurisprudencia y la vigencia del derecho

objetivo no representan fines en sí mismos, que puedan ser capaces de

justificar “políticamente”, el mantenimiento de un recurso de casación penal

en nuestro ordenamiento jurídico. O dicho de otro modo: si desaparece la

casación no habría justificación para la existencia de una función

nomofiláctica o de un fin político o extraprocesal a través del cual, sea

posible intentar alcanzar la uniformidad de la jurisprudencia y vigencia del

derecho objetivo.

Sobre este punto, el reconocido jurista nacional Walter Antillón

Montealegre, ha escrito lo siguiente:

“Y entonces hay que empezar por preguntarse: sin los imperativos de

interpretar rectamente la ley y unificar la jurisprudencia ¿ merece subsistir

la casación entre las instituciones procesales modernas ? La respuesta <no>

me parece obvia.
320

Creo, en fin, que las cosas deben plantearse en términos más

modestos, menos ampulosos y retóricos. Se trata, fundamentalmente, de la

cuestión de satisfacer de la mejor manera posible el derecho que tiene toda

persona a llevar su litigio sentenciado a un nuevo juez que revise, en sus

aspectos esenciales, lo actuado y fallado por el primero, en la esperanza de

que produzca un fallo más justo; y ese cometido puede plantearse con

ventaja sin recurrir a las tortuosas e ineficientes vías de la casación.”250

A este respecto, es importante tener presente que, si bien, se

argumenta que, a través de esta función nomofiláctica propiamente dicha, es

factible pretender cumplir con la exigencia legal – en orden a la resolución

de casos concretos análogos o similares – de alcanzar por su medio la

igualdad procesal y la seguridad y certeza jurídicas, es lo cierto, que ello, no

solamente es posible de ser alcanzado a través de la casación penal.

Desde esta perspectiva de análisis, es menester indicar que, si bien la

realización, en su máxima expresión, de estos valores jurídicos, resulta

necesaria en aras de brindar una tutela judicial efectiva, y procurar la

correcta solución de los casos concretos, igualmente importante, resultaría


250
ANTILLON MONTEALEGRE (Walter), Impugnaciones y Debido Proceso, en: El recurso contra la
sentencia penal en Costa Rica, Editorial Jurídica Continental, San José, 2.013, p. 251.
321

en un supuesto de ausencia de la casación penal, garantizar el pleno

ejercicio de la función jurisdiccional en un sentido amplio, asegurando por

su medio, la efectiva vigencia del Principio de Independencia del Juez como

uno de los pilares fundamentales de un Estado de Derecho democrático

liberal, donde el juez, únicamente, se encuentra sometido a los instrumentos

internacionales de Derechos Humanos, la Constitución, y la ley.

Así resultaría posible de cara al cumplimiento de dicho principio,

encontrar otros criterios de resolución y no solamente aquellos que, pueden

devenir impuestos por quienes tienen según la atribución de una

competencia preestablecida el poder de decidir, en última instancia, cómo

habrá de aplicarse el Derecho, y lo cual, ciertamente, puede contribuir a

brindar una mayor y una mejor aplicación de la justicia al caso concreto

dentro del marco legal y constitucional, puesto que un ejercicio tal, de la

función jurisdiccional, eventualmente produciría un mayor desarrollo del

Derecho, a través del dinamismo de su interpretación y de la correcta

aplicación de la ley.
322

En este sentido, razonablemente, se pueden alcanzar soluciones más

equitativas y razonables,251que de la misma manera satisfagan la concreción

de la igualdad y la seguridad jurídicas, en procura de lograr por su medio, el

fortalecimiento del sistema de garantías penales y procesales que está a la

base del Estado de Derecho.

Por tanto, si el recurso de apelación satisface – desde el punto de

vista estrictamente formal – la garantía judicial establecida en el artículo

8.2.h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el

entendido de que por su medio, resulta posible, tornar eficaz el derecho del

251
En relación con la importancia, de la labor del juez, para lograr la justicia del caso concreto, Alejandro
NIETO, ha escrito lo siguiente: “La ley es perfectamente consciente de que, por su carácter general y
abstracto, le es imposible decidir los casos concretos en los que han de contemplarse circunstancias
singulares irrepetibles. Contra lo que suele decirse, los conflictos no son resueltos por la Ley sino por una
persona humana que, con mayores o menores interferencias, se basa en la Ley, adaptándola a las
particularidades del caso.
Unas veces la Ley autoriza al juez de forma expresa para que utilice su arbitrio personal
(señalando los plazos para la realización de una prueba, apreciando los hechos en conciencia, graduando la
pena dentro de los límites de un abanico); aunque con mayor frecuencia el arbitrio aparece, sin necesidad
de autorización expresa, cuando así lo impone la naturaleza de las cosas, aprovechando los huecos y
fisuras que la Ley, deliberadamente o no, ha dejado en manos del juez. Sin necesidad de insistir en este
punto - remitiéndose in totum al libro citado - lo que en este momento importa es subrayar la enorme
importancia de este nuevo y definitivo factor de incidencia,
Porque únicamente gracias al arbitrio puede lograrse la justicia del caso concreto que las leyes no
pueden determinar de antemano; pero al mismo tiempo el arbitrio puede convertirse en arbitrariedad: un
comportamiento capaz de hacer inútiles las leyes más perfectas.
Después de todo lo que se está diciendo, ¿qué queda de la leyenda de los jueces y del Poder
judicial? Los jueces no son sacerdotes de diosa alguna por más que vistan de toga solemne: son hombres
de carne y hueso condicionados por su propia personalidad y, eventualmente, por presiones externas. Por
otro lado, tampoco pronuncian sus decisiones interrogando a la Ley y transmitiendo su respuesta a las
partes como un oráculo. No son tampoco fonógrafos que reproducen lo que reciben sino que son ellos
quienes elaboran artesanalmente sus propias decisiones trenzando la intuición de la justicia con el
razonamiento jurídico, concretando la Ley general con una decisión particular justa. La Administración de
Justicia se ha humanizado y, al tiempo, se ha tecnificado.” NIETO (Alejandro), Balada de la Justicia y la
Ley, Editorial Trotta, Madrid, 2.002, p.p. 272-273.
323

inculpado de reprobar la sentencia penal condenatoria ante un tribunal

superior, a todas luces, es evidente que la existencia de un recurso de

casación penal, en el sentido apuntado, resultaría completamente

innecesaria.

Ahora bien, según este planteamiento, si la apelación resulta

suficiente para cumplir con lo ordenado por la Corte Interamericana y la

casación penal - en su concepción clásica o tradicional - es innecesaria en

nuestro ordenamiento jurídico, habría que preguntarse, entonces cómo sería

el régimen de recursos y la estructura organizacional y de distribución de

las competencias para conocer acerca de los mismos si se eliminara este

medio de impugnación contra la sentencia penal, y, más concretamente,

cuál sería, en adelante, el rol de la Sala de Casación Penal en el sistema de

administración de justicia, de cara a esta nueva situación jurídico –

procesal.

En este sentido, y partiendo de la premisa de que en nuestro

ordenamiento jurídico, con base en la reforma legal recientemente

introducida - y, desde el punto de vista de su aplicación práctica -, la

casación penal se ha tornado en innecesaria (en el entendido de lo que antes


324

era objeto de revisión en esta instancia, ahora es competencia exclusiva de

otro medio de impugnación), se considera a partir de ello, y, a los fines del

presente trabajo de investigación que, el ejercicio del derecho al recurso, se

puede garantizar de forma plena, a través de un recurso de apelación, por

cuyo medio el recurrente tiene la facultad de instar el control jurisdiccional

de legalidad que corresponde el órgano jurisdiccional competente para este

fin -Tribunal de Apelación de la sentencia penal - y provocar un examen

integral de la decisión recurrida según las exigencias establecidas en los

instrumentos internacionales sobre Derechos Humanos aprobados y

ratificados por Costa Rica.

De igual manera, y, aparte de este recurso de apelación, amplio y

desprovisto de formalidades, se contaría con un procedimiento de revisión

de sentencia como un único recurso de carácter extraordinario, mediante el

cual sería posible controlar la existencia de un error judicial respecto de la

determinación de los hechos y/o de la aplicación del derecho, o cuando una

ley promulgada en forma posterior, declare que no es posible de ser

sancionada penalmente una acción humana que antes era tipificada como

delictiva, y, tal y como, se encuentra regulado actualmente, dicho

procedimiento, en nuestro ordenamiento jurídico.


325

De este modo, quedaría siempre abierta la posibilidad jurídico - legal

de revisar la sentencia penal, y claro está, que en los supuestos

expresamente previstos en ley procesal para tal fin, y, lo cual, implicaría,

una mayor garantía para el sentenciado.

Este Procedimiento de revisión de la sentencia penal, sería de

conocimiento exclusivo de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia

o de un Tribunal de Revisión, la cual, estaría integrado por jueces de carrera

nombrados por el propio Poder Judicial, y esto sería así, con el fin de evitar

cualquier injerencia de carácter político o intromisión en su ámbito de

competencia, y en esencia de cualquier riesgo de afectación - aunque sea

potencial - del Principio de Independencia del Juez que caracteriza el

ejercicio de la función jurisdiccional dentro de un Estado Democrático de

Derecho.

Esto resulta de la mayor importancia, en la medida en que sería el

Poder Judicial, el que tendría directamente la atribución de nombrar

directamente a los Magistrados propietarios y suplentes de este importante

órgano jurisdiccional con base en criterios de idoneidad y reconocida


326

experiencia profesional y solvencia moral, para elegir a quienes habrán de

ejercer dichos cargos.

Desde luego, que esto implicaría el tener que reformar la

Constitución Política, puesto que como es bien sabido, actualmente, esta es

una atribución, que corresponde de manera exclusiva a la Asamblea

Legislativa,252 y, lo cual, conlleva - desde un punto de vista eminentemente

práctico - el riesgo de que a nivel “político”, se puedan dar injerencias de

esta índole, en el ejercicio del poder, y, en consecuencia, de una

“politización” de la justicia, respecto de asuntos penales donde pueda existir

un marcado interés acerca de cómo habrán de resolverse los mismos, por la

trascendencia que estos comprenden, y tal y como ha ocurrido

recientemente, en nuestro medio, con la polémica que se ha presentado, en

torno a la no reelección del señor Magistrado de la Sala Constitucional, el

Dr. Fernando Cruz Castro, y, las razones que se han dado por quienes han

tomado esta decisión, para justificar el porqué de esta situación.

252
El artículo 121 de la Constitución Política en relación con las atribuciones de la Asamblea Legislativa,
dispone lo siguiente:

“Artículo 121.- Además de las otras atribuciones que le confiere esta Constitución, corresponde
exclusivamente a la Asamblea Legislativa:

…3) Nombrar los Magistrados propietarios y suplentes de la Corte Suprema de Justicia;”.


Constitución Política de la República de Costa Rica, Uruk Editores, 6ta edición, San José, 2006, art 121.
327

Así, este tipo de “intromisiones” o “injerencias externas” - entendidas

éstas, como manifestaciones directas de una politización de la justicia

objetivamente constatables -, a todas luces, no tienen porque influir de

ninguna manera en el ejercicio de la función de la función jurisdiccional, y,

más propiamente en lo que respecta a cómo tiene que resolver el Poder

Judicial los casos sometidos a su conocimiento (y, esto se afirma, claro está,

en estricto apego al Principio de Independencia del juez como uno de los

pilares fundamentales de un Estado Democrático de Derecho y la garantía

de su efectiva vigencia).

De ahí, que resulte más conveniente al fin de eliminar cualquier

riesgo potencial de afectación en el ejercicio de la función jurisdiccional

propiamente dicha, el que los Jueces integrantes de este órgano

jurisdiccional – y, al igual que ocurre con los Jueces del Tribunal de

Apelaciones – sean nombrados directamente por el Poder judicial y no por

la Asamblea Legislativa.

En este sentido, es menester indicar que estas consideraciones finales

constituyen un punto de partida acerca de cómo eventualmente, habrá de

determinarse en nuestro ordenamiento jurídico el futuro de la casación


328

penal, y, la aplicación del Recurso de Apelación contra la sentencia penal,

visto este último tópico, como el cambio más significativo que se operó con

la reforma que ha sido objeto de análisis, y a través de la cual, ha sido

posible garantizar cuando menos formalmente “el derecho de recurrir del

fallo ante un juez o tribunal superior” como núcleo esencial de la garantía

judicial establecida en el artículo 8.2 h) de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos.

Lo anterior, se relaciona directamente, con la necesidad de lograr a

nivel de la aplicación práctica del derecho al recurso su eficacia material en

forma plena, como una exigencia fundamental dentro de un sistema de

administración de justicia de carácter democrático, en el que la figura del

juez adquiere un papel protagónico, con miras a este fin - y del estricto

cumplimiento de las garantías penales y procesales constitucional y

legalmente establecidas - y donde se ponga el énfasis en la dignidad del ser

humano como eje central del mismo, para así dar cabal cumplimiento a los

principios de la tutela judicial efectiva y acceso a la justicia y procurar de

esta manera, la búsqueda de soluciones más justas y razonables.


329

CONCLUSIONES

La sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el

caso Herrera Ulloa versus Costa Rica, determinó importantes lineamientos

en relación con el marco jurídico del ejercicio del derecho de expresión en

una sociedad democrática ( tema de fondo que originó la interposición del

proceso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos), destacando

respecto de este pronunciamiento la desproporcionalidad e irracionalidad de

la sentencia condenatoria impuesta por los tribunales nacionales contra el

periodista Herrera Ulloa, por el legítimo ejercicio del derecho de

información. En segundo término, la Corte Interamericana de Derechos

Humanos se pronunció sobre el aspecto procesal que fue planteado de

forma secundaria por las partes, pero que a la postre tendría mayor

relevancia por sus implicaciones jurídicas, sea el derecho al recurso. Y

estableció que el medio de impugnación de la sentencia costarricense - sea

la casación -, no permitía la revisión integral del fallo, ya que no admitía el

reexamen de los hechos, lo que incumplía la garantía estipulada en el

artículo 8.2 h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Por

último, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, indicó que el

procedimiento establecido por la Sala Tercera de la Corte Suprema de


330

Justicia para el procedimiento de reenvío era incompatible con el artículo

8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, por cuanto

permitía que se incumpliera con el derecho de imparcialidad, en tanto era

posible que los mismos integrantes de la Sala Tercera se pronunciaron sobre

aspectos de fondo que ya habían analizado con anterioridad.

La sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el

caso Mauricio Herrera Ulloa versus Costa Rica del 2 de julio de 2.004,

representó un hecho histórico sin precedentes en la evolución del derecho

procesal penal costarricense, en razón de que por su medio se establecieron

importantes estándares de interpretación jurisprudencial que desde un punto

de vista estrictamente jurídico penal y a nivel de su aplicación práctica, han

resultado ser de una gran utilidad para la protección de los Derechos

Humanos Fundamentales. En lo que interesa dicha sentencia determinó la

declaración de una responsabilidad de carácter internacional de ejecución

inmediata para Costa Rica, según la cual, la Corte Interamericana impuso al

Estado costarricense la obligación de tener que cumplir con la exigencia de

adecuar el ordenamiento jurídico interno, con el fin de garantizar de una

manera amplia y sin limitaciones innecesarias el derecho al recurso

estipulado en el artículo 8.2 h de la Convención Americana sobre Derechos


331

Humanos. en la medida en que los mismos han determinado una serie de

reformas legales ( vgr. la Ley de Apertura de la Casación Penal en un

primer momento y la Ley de creación del recurso de Apelación contra la

sentencia penal en forma posterior), que ciertamente han tenido una gran

impacto en nuestro ordenamiento, principalmente en relación con la

satisfacción de la necesidad de garantizar de la manera más amplia posible

el ejercicio del derecho de reprobar la sentencia condenatoria ante un juez o

tribunal superior.

El Derecho del inculpado de delito a reprobar la sentencia

condenatoria ante un juez o tribunal superior, forma parte importante del

núcleo esencial del sistema de garantías y del Debido Proceso Legal, que

son consustanciales a un modelo de administración de justicia penal de

orientación democrática y liberal, y por cuyo medio se pretende satisfacer

en su máxima expresión los principios de la dignidad del ser humano, de

acceso a la justicia y de la tutela judicial efectiva.

Con independencia de la denominación jurídica o estrictamente

formal que se le dé al recurso contra la sentencia condenatoria: ya sea

apelación o casación o cualquier otro, lo verdaderamente importante, es que


332

éste torne eficaz, desde un punto de vista eminentemente práctico y a través

de un “examen integral de la decisión recurrida”, el contenido esencial del

derecho al recurso y todo lo cual, tiene que ver directamente, con la

posibilidad real y efectiva de lograr cuando esto sea objetivamente

constatable y así se requiera, la corrección de los errores que aquella pueda

contener, lo cual se establece como una exigencia fundamental que deviene

impuesta por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

La Ley de Apertura de la Casación Penal - Ley No: 8.503 del 28 de

abril del 2.006 - constituyó o representó, en el momento de su

promulgación, un esfuerzo importante, por parte del Estado Costarricense,

para adecuar el ordenamiento jurídico interno a lo ordenado por la Corte

Interamericana. Sin embargo, la citada Ley no implicó un cambio realmente

significativo para tornar eficaz la garantía judicial establecida en el artículo

8.2 h) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, siendo que

en consecuencia, esta Ley de Apertura no fue capaz de satisfacer lo

ordenado por dicho órgano jurisdiccional en su sentencia de 2 de julio de

2.004.
333

Lo anterior, en el entendido de que si bien con base en el análisis

estadístico que se realizó durante el desarrollo del presente trabajo de

investigación, se demostró de una manera objetivamente constatable que

con la entrada en vigencia de la Ley de Apertura de la Casación Penal

(período que va del 2.007 al 2.009), el porcentaje de inadmisibilidad

promedio de los recursos de casación penal conocidos por la Sala Tercera

de la Corte Suprema de Justicia, disminuyó considerablemente en relación

con el período anterior a dicha Ley (que va según se vio del 2.000 al 2.005),

pues el mismo se redujo de un 7,03% a un 3,66%, correlativamente lo que

ocurrió fue que más recursos de casación penal fueron declarados sin lugar

(pues el promedio general correspondiente a esta variable estadística pasó,

entre un período y otro, de un 64,6% a un 69,73%, produciéndose, en

consecuencia, un aumento del 5,13%).

De igual forma y en lo que se refiere al promedio general de los

recursos de casación declarados con lugar por la Sala Tercera, lo que se

determinó fue que antes de la Ley de Apertura de la Casación Penal, el

porcentaje de recursos de casación declarados con lugar fue mayor que el se

observa en forma posterior a la entrada en vigencia de la citada Ley. Así se

puede establecer que entre los años 2.000 y 2.005, el porcentaje de recursos
334

de casación declarados con lugar, correspondió al 28,4%, en tanto que entre

los años 2.007 y 2.009, ese porcentaje representó el 26,56%, es decir, el

total de recursos de casación declarados con lugar disminuyó en un 1,84%.

En este sentido, es claro que a partir de los indicadores estadísticos

mostrados, resulta razonable sostener que si bien a nivel práctico la Ley de

Apertura de la Casación Penal implicó, como una consecuencia jurídica

importante, una mayor admisibilidad de este tipo de impugnaciones, esto no

necesariamente determinó una mayor amplitud en la forma en que los

mismos fueron resueltos por la Sala Tercera con el fin de garantizar en

forma plena el derecho al recurso y un examen integral de la decisión

recurrida, pues más recursos fueron declarados sin lugar y menos con lugar.

Esto es así porque además de dicho análisis estadístico, es de gran

importancia, tomar en consideración los puntos objeto de cuestionamiento

que se han realizado en nuestro medio, a la denominada Ley de Apertura de

la Casación Penal – y más concretamente, respecto de la forma en que esta

fue aplicada durante el período de su vigencia – y que tienen que ver,

principalmente, con (1) los criterios restrictivos utilizados para recibir

pruebas en esta instancia y (2) la falta de amplitud para resolver los motivos
335

de falta de fundamentación y violación a las reglas de la sana crítica

racional, así como, también, (3) las objeciones realizadas a la misma por

parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la resolución

del 9 de julio de 2.009 -, todo lo cual, permite establecer, que la citada Ley

– pese a haber representado un esfuerzo importante de responder a la

exigencia planteada en la sentencia del 2 de julio del 2.004 - no satisfizo el

objetivo formalmente declarado de posibilitar por su medio, un verdadero y

pleno examen integral de la decisión recurrida.

Precisamente, a raíz de los cuestionamientos que se dieron en torno a

la denominada “Apertura de la Casación Penal” en nuestro ordenamiento

jurídico, es que tiene lugar la promulgación de la Ley de Creación del

Recurso de Apelación contra la sentencia penal, otras Reformas al Régimen

de Impugnación e implementación de Nuevas Reglas de Oralidad en el

Proceso Penal – Ley No: 8837 de 03 de mayo de 2.010 -, siendo que, a

través de dicha Ley, el Estado costarricense ha procurado cumplir con lo

ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

El recurso de apelación que ha sido recientemente instaurado en

nuestro ordenamiento jurídico procesal penal constituye un medio de


336

impugnación de carácter ordinario, desprovisto de formalidades

innecesarias, y mediante el cual, razonablemente, se puede ejercer un

control estricto y riguroso de la decisión siendo que, a través de ello se

materializa el núcleo esencial del derecho de recurrir del fallo condenatorio

regulado en el artículo 8.2 h) de la Convención Americana sobre Derechos

Humanos, al brindarle la posibilidad al recurrente de cuestionar

ampliamente la determinación de los hechos objeto del juicio, y,

correlativamente para lograr este fin, se establece en forma expresa la

facultad de lograr por su medio un examen profundo de los registros de las

pruebas (y, más concretamente, instar o provocar el proceso lógico de su

valoración), así como también, y, esto resulta ser de la mayor importancia

para el cumplimiento de su función de garantía, se amplía la potestad de

ofrecer y admitir pruebas nuevas e, incluso, las mismas pueden ser

ordenadas aún de oficio cuando esto resulte procedente dentro los límites

legalmente preestablecidos, y, así, lo considere el Tribunal de Apelación de

la sentencia todo lo cual, evidentemente, satisface al menos formalmente, la

exigencia de una revisión integral de la misma como presupuesto

fundamental para tornar eficaz desde el punto de vista práctico, un ejercicio

del derecho al recurso que sea más acorde con el Debido Proceso.
337

Así, la consecución de esta importante finalidad comprende la

posibilidad de provocar, además, por medio de la interposición del recurso

de apelación, un examen profundo y amplio de la fundamentación jurídica

del fallo, así como lo relativo a la determinación o individualización judicial

de la pena.

No obstante lo anterior, y pese a la crítica de que el recurso de

apelación puede no significar una ampliación del derecho a recurrir,

posición que ha sido asumida en nuestro medio por el Dr. LLOBET

RODRÍGUEZ al establecer que esta reforma legal solo implica un “simple

cambio de nomenclatura”, se considera por el contrario que este novedoso

instrumento técnico y jurídico denominado recurso de apelación contra la

sentencia penal, sí representa (desde el punto de vista de su función de

garantía) un cambio sustancial y realmente significativo que permite

garantizar de una forma más amplia y eficaz que el sistema de recursos

anteriormente existente, el examen integral de la decisión recurrida.

Desde este punto de vista, es claro que el recurso de apelación, sí

resulta ser el medio idóneo para satisfacer el cumplimiento de lo ordenado

por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Lo anterior, en el


338

entendido de que por su medio necesariamente se confiere a cualquier

persona que haya sido declarada responsable penalmente por la comisión de

un hecho delictivo, una mayor amplitud para ejercer sin limitaciones de

ninguna índole o formalidades innecesarias el derecho de recurrir del fallo

ante un juez o tribunal superior, con el fin de instar un control jurisdiccional

de legalidad de la decisión que razonablemente pueda ser omnicomprensivo

de todos los puntos objeto de impugnación que sea deducidos por quien

válidamente se encuentra legitimado para poder hacerlo con miras a obtener

un verdadero y eficaz examen integral de la decisión que se impugna, en

estricta conformidad con la satisfacción plena de la garantía del debido

proceso legal y de la aplicación de la justicia al caso concreto, y mediante la

verificación objetivamente constatable – principalmente a nivel práctico -

de la facultad legal de cuestionar ampliamente la determinación de los

hechos objeto del juicio, de reexaminar los registros de las pruebas, así

como respecto la posibilidad de admitir nuevas pruebas.

En este sentido, es claro que el recurso de apelación contra la

sentencia penal representa, sin lugar a dudas, el medio de impugnación que

mejor satisface la garantía judicial establecida en el artículo 8.2 h) de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos, en razón de que la


339

configuración legal actual de este importante instrumento jurídico –

procesal, y de cara a lo ordenado por la Corte Interamericana permite

asegurar de una manera más amplia que cualquier otro mecanismo procesal

concebido para este fin, el ejercicio pleno del derecho al recurso y el

cumplimiento de su función de garantía con el objeto de lograr a través del

mismo una revisión integral de la decisión recurrida ante un juez o tribunal

superior.

A partir de la reforma de la reforma legislativa de creación del

recurso de apelación contra la sentencia penal recientemente instaurada en

nuestro ordenamiento jurídico, la casación penal se ha tornado en

innecesaria, ello en el entendido de que lo que antes era objeto de revisión

en esta instancia, ahora es competencia exclusiva de este novedoso medio

de impugnación.

Lo anterior es así porque a los efectos del presente trabajo de

investigación se considera, en primer lugar que el ejercicio del derecho al

recurso, se puede garantizar de forma plena y suficiente a través de un

recurso de apelación, por cuyo medio el recurrente tiene la facultad de

instar el control jurisdiccional de legalidad que corresponde el órgano


340

jurisdiccional competente para este fin (Tribunal de Apelación de la

sentencia penal) y provocar un examen integral de la decisión recurrida

según las exigencias establecidas en los instrumentos internacionales sobre

Derechos Humanos aprobados y ratificados por Costa Rica, siendo en

consecuencia éste el único medio de impugnación expresamente previsto en

nuestro ordenamiento jurídico que prevé la consecución de una finalidad

tal.

En segundo lugar, porque dado el carácter restringido y limitado que

el recurso de casación penal presenta, es razonable establecer que, muy

probablemente, los porcentajes de inadmisibilidad de la casación penal, van

a ir siendo cada vez más altos, y, correlativamente, los índices de

presentación, van a ir siendo cada vez menores, lo cual, tiene relación

directa con la forma en que aquél ha sido regulado, en el entendido de que

los supuestos que predeterminan la posibilidad de su interposición, han sido

taxativamente establecidos, con lo cual, es claro que se reduce

ampliamente, el ámbito de lo impugnable en esta sede.

En tercer lugar porque más allá de ello, el fin político o extraprocesal

de la casación penal (o más concretamente su función nomofiláctica


341

mediante la cual se pretende lograr formalmente la uniformidad de la

interpretación jurisprudencial y asegurar la plena vigencia del derecho

objetivo ) no resulta por sí solo, ser un motivo suficiente, para justificar su

existencia como medio de impugnación, en razón de que, desde el punto de

vista instrumental o jurídico procesal y de su aplicación práctica, este

cometido puede representar un ideal inalcanzable o muy difícil de ser

realizado.

Si bien la realización, en su máxima expresión, de los valores

jurídicos que se persiguen a través de esta función nomofiláctica (vgr.

Igualdad jurídico procesal, seguridad y certeza jurídicas) resulta necesaria

en aras de brindar una tutela judicial efectiva, y procurar la correcta

solución de los casos concretos, ello no solamente es posible de ser

alacanzado a través de la casación penal. Ello en el entendido de que en un

supuesto de ausencia de la casación penal, la consecución de estos fines

podrían ser garantizados favoreciendo el ejercicio pleno ejercicio de la

función jurisdiccional en un sentido amplio, asegurando por su medio, la

efectiva vigencia del Principio de Independencia del Juez como uno de los

pilares fundamentales de un Estado de Derecho democrático liberal, donde

el juez, únicamente, se encuentra sometido a los instrumentos


342

internacionales de Derechos Humanos, la Constitución, y la ley, y lo cual

produciría una mayor desarrollo del Derecho a través del dinamismo de su

interpretación y de la correcta aplicación de la ley con el fin de alcanzar

soluciones más justas y razonables.

Desde esta perspectiva de análisis, es claro que si el recurso de

apelación satisface la garantía judicial establecida en el artículo 8.2.h de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el entendido de que

por su medio, resulta posible, tornar eficaz el derecho del condenado de

reprobar la sentencia penal condenatoria ante un tribunal superior, a todas

luces, resulta evidente que la existencia de un recurso de casación penal, en

el sentido apuntado, resultaría completamente innecesaria.

En atención a lo anterior, es razonable sostener, entonces que si se

cuenta con un recurso de apelación ordinario, amplio y desprovisto de

formalidades y mediante el cual es factible garantizar de manera

satisfactoria el ejercicio del derecho del condenado de reprobar la sentencia

condenatoria, no es necesario, en principio, contar con dos medios de

impugnación extraordinarios (tal cual, ha sido regulado en nuestra

legislación procesal actual), y, donde es claro que uno de ellos, y


343

específicamente, el de casación penal tiene muy limitadas posibilidades de

impugnación.

En razón de lo expuesto, y a la par de este recurso de apelación,

amplio y desprovisto de formalidades, se propone suprimir el recurso de

casación penal según su regulación actual y dejar subsistente el

procedimiento de revisión de sentencia como el único recurso de carácter

extraordinario, mediante el cual sería posible controlar la existencia de un

error judicial respecto de la determinación de los hechos y/o de la

aplicación del derecho, o cuando una ley promulgada en forma posterior,

declare que no es posible de ser sancionada penalmente una acción humana

que antes era tipificada como delictiva, y, tal y como, se encuentra

establecido expresamente, dicho procedimiento, en nuestro ordenamiento

jurídico. De esta manera, siempre quedaría abierta la posibilidad de

pretender la revisión de la sentencia penal, pero únicamente en los

supuestos que la legislación procesal penal expresamente prevé para tal fin.

Este Procedimiento de revisión de la sentencia penal, sería de

conocimiento exclusivo de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia

o por un Tribunal de Revisión de Sentencia, mismo que estaría integrada


344

por jueces de carrera nombrados por el propio Poder Judicial, y esto sería

así con el fin de evitar cualquier injerencia de carácter político o intromisión

en su ámbito de competencia, y en esencia, de cualquier riesgo de

afectación - aunque sea potencial - del Principio de Independencia del Juez

que caracteriza el ejercicio de la función jurisdiccional dentro de un Estado

Democrático de Derecho.
345

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