de papas se encontraba una papita tirada en la tierra, triste, sola y abandonada. Por allí pasó un sapito, la papa la miro fijamente al sapito y se inició amablemente la conversación. - Que bueno es encontrarnos de nuevo. El sapito le respondió con un tono de desesperanza y resignación, diciendo: - Si pues, yo vivo al escape, los seres humanos están empeñados en capturarnos. Muchos de mis hermanos ya no están conmigo, han sido llevados a los lugares donde hay ferias, los matan para curar sus enfermedades que ellos mismos lo han buscado. Y la papa un poco asombrada le responde: - Eso es una historia triste. Sabes sapito, ahora que ustedes están desapareciendo, los hombres me fumigan con fertilizantes y abonos apurando mi crecimiento, pero cuando me consumen no se dan cuenta que estoy llena de químicos. Las personas no saben cuidarme ni valorarme. El sapito le responde con un tono de tristeza diciendo: Si, me he dado cuenta que ya no eres natural, como antes cuando yo comía a esos gusanos que te atacaban. Pero en esos instantes interrumpió la conversación la voz de dos hombres. El sapito se escondió rápidamente y desde allí pudo observar que las personas empezaron a patear la papita como si fuera una pelota, pero el otro mas atrevido lo pisó cruelmente y la papita quedó aplastada, el sapito suspiró, lloró mucho al ver a su amiga tendida y no pudo hacer nada para salvarla. LUCERO HUAMANCAJA CASTILLO