Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Aminotransferasas
La alanina aminotransferasa (ALT) y la aspartato aminotransferasa (AST) se filtran de las células
dañadas, por lo cual estas enzimas se consideran indicadores sensibles de la lesión hepática. Los
valores muy elevados (> 500 UI/L; normal, ≤ 40 UI/L), que indican una necrosis o una lesión
hepatocelular aguda, suelen ser secundarios a las siguientes entidades:
Las concentraciones elevadas suelen persistir durante días o, en la hepatitis viral, durante semanas.
El grado de elevación podría no reflejar la extensión de la lesión hepática. Las mediciones seriadas
representan mejor la gravedad y el pronóstico que una sola medición. El descenso hasta alcanzar
un valor normal confirma la recuperación, salvo que se asocie con un aumento de la concentración
de bilirrubina y con prolongación del TP o el IIN (que indica una insuficiencia hepática fulminante).
La insuficiencia hepática fulminante disminuye el número de hepatocitos de los que proceden las
enzimas.
Las elevaciones moderadas (entre 300 y 500 UI/L) persisten en las hepatopatías crónicas (p. ej.,
hepatitis crónica y alcohólica) y en la obstrucción biliar, salvo cuando la expulsión de un cálculo
coledociano produce un aumento muy elevado y transitorio de las concentraciones, a menudo en
el orden de varios miles.
Los aumentos leves (< 300 UI/L) son inespecíficos y suelen asociarse con los siguientes trastornos
Cáncer hepatocelular
Las concentraciones de aminotransferasas pueden ser normales en algunas hepatopatías, como por
ejemplo
Hemocromatosis
Hepatitis C crónica
EHNA
Fosfatasa alcalina
El aumento de las concentraciones de esta enzima hepatocitaria sugiere colestasis. Los resultados
podrían no ser específicos porque la fosfatasa alcalina está compuesta por varias isoenzimas y
presenta una distribución extrahepática amplia (p. ej., en la placenta, el intestino delgado, los
leucocitos, los riñones y, en particular, el hueso).
Las concentraciones de fosfatasa alcalina aumentan ≥ 4 veces respecto del valor normal entre 1 y 2
días después del establecimiento de la obstrucción biliar, en forma independiente de dónde se
localice la obstrucción. Las concentraciones pueden permanecer elevadas durante varios días tras
la resolución de la obstrucción porque la vida media de la fosfatasa alcalina es de alrededor de 7
días. En muchas hepatopatías, las concentraciones pueden aumentar hasta 3 veces el valor normal,
como por ejemplo en
Hepatitis
Cirrosis
Hepatitis sifilítica (la fosfatasa alcalina podría aumentar en forma desproporcionada en relación con
los cambios moderados en las otras pruebas del hapatograma)
Pueden identificarse elevaciones aisladas (con el resto de los resultados del hepatograma normales)
asociadas con
Hepatitis sifilítica
También se identifican elevaciones aisladas sin trastornos hepáticos ni biliares evidentes, como en
los siguientes cuadros:
Algunos cánceres sin compromiso hepático evidente (p. ej., carcinoma broncógeno, linfoma de
Hodgkin, carcinoma de células renales)
Después de la ingestión de comidas ricas en grasas (debido a una enzima producida en el intestino
delgado)
Las concentraciones de γ-glutamil transpeptidasa o 5′-nucleotidasa, que son más específicas para
evaluar el hígado, pueden distinguir la fosfatasa alcalina de origen hepático de la procedente de
otras fuentes en forma más óptima que la división en isotipos de la fosfatasa alcalina, dado que esta
última prueba es difícil desde el punto de vista técnico. Asimismo, en adultos mayores
asintomáticos, el aumento de la concentración de fosfatasa alcalina suele originarse en el hueso (p.
ej., en la enfermedad de Paget) y no requiere otras pruebas para establecer su origen hepático.
5 ′ -Nucleotidasa
El aumento de la concentración de esta enzima es tan sensible como la elevación de la fosfatasa
alcalina para detectar colestasis y obstrucción biliar pero es más específico, dado que casi siempre
indica una disfunción hepatobiliar. Como las concentraciones de fosfatasa alcalina y 5′-nucleotidasa
no siempre se correlacionan, un valor puede ser normal mientras que el otro puede estar
aumentado.
La prolongación del PT y la alteración del IIN pueden deberse a trastornos de la coagulación como
coagulopatía por consumo o deficiencia de vitamina K. La malabsorción de lípidos, como en la
colestasis, puede ocasionar deficiencia de vitamina K. En la colestasis crónica, puede excluirse una
disfunción hepatocelular significativa si la reposición de vitamina K (10 mg por vía subcutánea)
corrige el TP ≥ 30% en 24 horas.
Proteínas séricas
Los hepatocitos sintetizan la mayor parte de las proteínas séricas, como α-globulinas y β-globulinas,
albúmina y la mayoría de los factores de coagulación (pero no el factor VIII, que sintetiza el endotelio
vascular, ni la γ-globulina, sintetizada por las células B). Los hepatocitos también sintetizan proteínas
que contribuyen al diagnóstico de trastornos específicos:
Las concentraciones de estas proteínas suelen elevarse en respuesta a la lesión (p. ej., inflamación)
de diversos tejidos, de manera que estos aumentos podrían no reflejar en forma específica la
existencia de trastornos hepáticos.
La concentración sérica de albúmina suele disminuir en las hepatopatías crónicas debido al aumento
del volumen de distribución (p. ej., como consecuencia de la presencia de ascitis), la disminución de
la síntesis hepática o ambos. Los valores < 3 g/dL (< 30 g/L) sugieren una reducción de la síntesis
causada por uno de los siguientes cuadros:
Inflamación crónica
Desnutrición proteica
La hipoalbuminemia también puede ser secundaria a una pérdida excesiva de albúmina a través de
los riñones (síndrome nefrótico), el intestino (p. ej., como resultado de gastroenteropatías
perdedoras de proteínas) o la piel (p. ej., a causa de quemaduras o dermatitis exfoliativa).
Como la albúmina tiene una vida media de alrededor de 20 días, las concentraciones séricas tardan
varias semanas en elevarse o en disminuir.
Comidas hiperproteicas
Hemorragia digestiva
Hipopotasemia
Alcalosis metabólica
Algunos fármacos y sustancias (p. ej., alcohol, barbitúricos, diuréticos, opioides, valproato)
Nutrición parenteral
Insuficiencia renal
Shock
Ureterosigmoidostomía
Infección urinaria por microorganismos productores de ureasa (p. ej., Proteus mirabilis)
Inmunoglobulinas séricas
En las hepatopatías crónicas, las concentraciones de inmunoglobulinas séricas suelen aumentar. Sin
embargo, las elevaciones son inespecíficas y no suelen ser útiles en la práctica clínica. Las
concentraciones aumentan en forma leve en la hepatitis aguda, de manera moderada en la hepatitis
crónica activa y en forma significativa en la hepatitis autoinmunitaria. El patrón de elevación de
inmunoglobulinas aporta escasa información, aunque las concentraciones de diferentes
inmunoglobulinas suelen aumentar de manera notable en distintos trastornos:
Anticuerpos antimitocondriales
En > 95% de los pacientes con cirrosis biliar primaria los anticuerpos heterogéneos son positivos, en
general con títulos elevados. Estos anticuerpos también se detectan en forma ocasional en los
siguientes cuadros:
Hepatitis autoinmunitaria
Otros trastornos autoinmunitarios, como del tejido conectivo, miastenia grave, tiroiditis
autoinmunitaria, enfermedad de Addison y anemia hemolítica autoinmunitaria
Otros anticuerpos
Otros anticuerpos pueden ayudar a diagnosticar los siguientes cuadros:
Hepatitis autoinmunitaria: Suelen detectarse anticuerpos contra el músculo liso (actina),
anticuerpos antinucleares (ANA) que producen una fluorescencia homogénea (generalizada) y
anticuerpos contra el microsoma tipo 1 del hígado y el riñón (anti-LKM1).
α -Fetoproteína (AFP)
La concentración de AFP, una glucoproteína sintetizada en condiciones normales en el saco vitelino
del embrión y luego,en el hígado fetal, está elevada en los recién nacidos y, en consecuencia, en la
mujer embarazada. Esta concentración disminuye con rapidez durante el primer año y alcanza los
valores adultos (normales, < 10 a 20 ng/mL o < 10 a 20 mg/L de acuerdo con el laboratorio) hacia el
año. El aumento de la concentración de AFP, en forma independiente de su magnitud, debe indicar
una evaluación en busca de un carcinoma hepatocelular primario. La concentración sérica de AFP
suele estar relacionada con el tamaño tumoral, la diferenciación y el compromiso metastásico.
Como los tumores pequeños pueden producir niveles bajos de AFP, los valores crecientes sugieren
la existencia de un carcinoma hepatocelular, en especial cuando los tumores miden > 3 cm de
diámetro. La concentración de AFP también sirve para predecir el pronóstico.
También se identifican elevaciones leves de la AFP en la hepatitis aguda y crónica, que podrían
reflejar la regeneración hepática. En ocasiones, la concentración de AFP puede elevarse hasta 500
ng/mL en la hepatitis fulminante. En algunos otros trastornos (p. ej., teratocarcinomas
embrionarios, hepatoblastomas en niños, algunas metástasis hepáticas de cánceres
gastrointestinales, ciertos colangiocarcinomas), también pueden detectarse concentraciones
elevadas de AFP, pero estas circunstancias son poco frecuentes y suelen poder distinguirse en
función de las características clínicas e histopatológicas.
Un paso inicial para detectar problemas en el hígado es una prueba de sangre para determinar la
presencia de ciertas enzimas en la sangre, comúnmente llamadas de transaminasas. Debajo de
circunstancias normales, estas enzimas residen dentro de las células del hígado. Pero cuando el
hígado esta con problemas, estas enzimas son derramadas en la corriente sanguínea.
Entre las más sensibles de estas enzimas y entre las más representativas están las transaminasas.
Ellas comprenden la aminotransferase de aspartate (AST o SGOT o TGO o GOT) y la aminotransferase
de alanine (ALT o SGPT o TGP o GPT). Estas enzimas normalmente se encuentran dentro de las
células del hígado. Si el hígado esta con algún problema, las células derraman las enzimas en la
corriente sanguínea, elevando los niveles de estas enzimas en la sangre siendo un indicador del
problema que pueda existir.
Las transaminasas catalizan reacciones químicas en las células en las cuales un grupo de amino es
transferido de una molécula donadora a una molécula recipiente. Por esto, es que es dado el
nombre de “transaminasas”.
TGO ( AST o SGOT o GOT) normalmente es encontrado en una diversidad de tejidos inclusive el
hígado, corazón, músculos, riñones, y cerebro. Es liberado en la sangre cuando cualquiera de estos
tejidos se encuentra con algún problema. Por ejemplo, su nivel en la sangre sube con ataques de
corazón y con desordenes en los músculos. Por lo tanto no es un indicador altamente específico de
daño en el hígado.
TGP (ALT o SGPT o GPT) es encontrado en su mayor parte en el hígado. Este no es producido
exclusivamente por el hígado, pero es donde se encuentra mas concentrado. Es liberado en la
circulación sanguínea como resultado de daño hepático. Sirve entonces como un indicador bastante
específico del estado del hígado.
La gama normal de valores para TGO es de 5 a 40 unidades por litro de suero (la parte líquida de la
sangre).
TGP y TGO son indicadores sensibles de daño hepático en diferentes tipos de enfermedades. Mas
debe ser enfatizado que tener niveles más altos que lo normal de estas enzimas no indica,
necesariamente, una enfermedad hepática establecida. Ellas pueden indicar algún problema o no.
La interpretación de los niveles altos de TGO e TGP depende del cuadro clínico en general y así lo
mejor es que esto sea determinado por médicos experimentados en hepatología.
Los niveles de estas enzimas no miden a extensión de daño en el hígado o muestran un pronostico
de la marcha futura. Así, los niveles de TGO y TGP no pueden ser usados para determinar el grado
de daño hepático o indicar el futuro. En pacientes con hepatitis A aguda, las TGO y TGP son muy
altos (algunas veces alcanzan millares de unidades), pero la mayoría de estos pacientes con la
hepatitis A recupera completamente el hígado, no quedando ningún daño.
En la hepatitis C solo es observada una pequeña elevación en las TGO y TGP, sendo que algunos de
estos pacientes pueden haber avanzado para una enfermedad crónica con fibrosis o cirrosis.
Son encontrados niveles mas altos de TGO y TGP en desordenes que causan la muerte de numerosas
células (necrosis hepática extensa). Esto acontece en las hepatitis agudas A y B, en el daño
pronunciado infligido por toxinas como la de una overdosis de acetaminofen (TYLENOL) o cuando el
hígado es privado de sangre fresca que trae oxigeno y nutrientes. Las transaminasas en estas
situaciones pueden variar de diez veces los limites superiores a lo normal para millares de unidades
por mililitro.
Moderadas elevaciones de las transaminasas son comunes. Ellas son encontradas frecuentemente
en pruebas de sangre de rutina en individuos saludables. Los niveles de las transaminasas en tales
casos normalmente se sitúan entre 2 veces los limites superiores a lo normal y varias centenas de
unidades. Es siempre importante se hacer la media de los últimos cuatro resultados encontrados,
para saber al cierto como están las transaminasas.
La causa más común de moderadas elevaciones de estas enzimas es el hígado graso (esteatoses). La
causa mas frecuente de hígado graso es el abuso de alcohol. Otras causas de hígado graso pueden
ser la diabetes y la obesidad. La hepatitis C también está se tornando una causa importante de
elevaciones de las transaminasas.
Medicamentos para alivio del dolor que contienen aspirina, acetaminofen, ibuprofen, neproxen,
diclofenac y feenybutazone.
Con anormalidades en las transaminasas, originadas por medicamentos, los valores vuelven al
normal semanas o meses después de parar con los medicamentos.
A pesar de no tan común cuanto en la hepatitis C, la hepatitis B puede se tornar crónica con
resultados anormales en las transaminasas.
La hepatitis autoinmune es provocada por los propios anticuerpos del organismo y sistemas de
defensa que pasan a atacar el hígado.
¿Cómo las personas saludables, con transaminasas anormales deben ser investigadas?
El diagnostico de pacientes saludables con transaminasas anormales debe ser realizado de forma
individualizada. El médico puede pedir resultados de pruebas de sangre antiguas para comparación.
Si ningún registro antiguo esta disponible, será necesario repetir las pruebas de sangre por semanas
o meses para ver si estas anormalidades persisten. El médico procurará factores de riesgo para las
hepatitis B y C que pueden ser las de múltiplas parejas sexuales, historia de transfusiones de sangre,
uso de drogas inyectables o aspiradas o la exposición profesional. Una historia familiar de
enfermedades puede indicar la posibilidad de enfermedades hereditarias como la hemocromatosis
o la enfermedad de Wilson.
Si el alcohol o los medicamentos son los responsables por los niveles anormales de as transaminasas,
al eliminar el uso de alcohol o del medicamento los niveles deberán volver al normal en semanas o
meses. Si se sospecha que la obesidad es la causa del hígado graso, una reducción del peso de 5% a
10% también debería traer las transaminasas a niveles normales o próximos de lo normal.
Si las transaminasas anormales persisten, a pesar de la abstinencia del alcohol, reducción de peso y
con la eliminación de los fármacos sospechosos, deberán ser realizadas pruebas de sangre para
diagnosticar otras enfermedades en el hígado. Se debe testar la presencia de hepatitis B y C, el nivel
de hierro y la ferritina, que es normalmente elevada en pacientes con hemocromatosis. Los niveles
de ciertos anticuerpos específicos pueden estar elevados en pacientes con hepatitis autoinmune.
La ecografía puede ser usada para excluir sospechas de tumores que puedan estar obstruyendo los
canales que conectan el hígado.
La biopsia es un procedimiento donde una aguja es insertada por la piel encima del abdomen
superior para obtener una pequeña cantidad de tejido hepático para ser examinado en un
microscopio. No todos los que tienen las transaminasas anormales precisan de una biopsia. El
médico normalmente recomendará este procedimiento sí:
Fuera las TGO e TGP, hay otras enzimas que pueden ser la fosfatase alcalina y la gama glutamil
transaminasas (GGT) las cuales son testadas durante el tratamiento de la hepatitis o en pacientes
con enfermedades mas avanzadas.
En este articulo nos restringimos a las AST o TGO y ALT o TGP porque ellas son as mas utiles e
importantes en el control de la hepatitis C.
Carlos Varaldo
www.hepato.com
hepato@hepato.com