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DIF Y REP P 18 “¿Cómo hacer para escribir si no es sobre lo que no sabe o lo que se sabe
mal? Es acerca de esto, necesariamente, que imaginamos tener algo que decir. Sólo
escribimos en la extremidad de nuestro saber, en ese punto extremo que separa nuestro
saber y nuestra ignorancia, y que hace pasar el uno dentro de la otra. Sólo así nos
decidimos a escribir. Colmar la ignorancia es postergar la escritura hasta mañana, o más
bien volverla imposible.”
Así dice Foucault respecto a sus seminarios en el College de France Bio (244)
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“Me digo a mí mismo: me pagan para entregar a mis alumnos una forma y contenido de
conocimiento; debo configurar mi conferencia o mi curso un poco como quien hace un
zapato, ni más ni menos. Diseño un objeto, trato de hacerlo lo mejor posible. Trabajo
bastante (no siempre, quizás, pero a menudo), llevo el objeto al escritorio, lo muestro y
después lo dejo a disposición del público para que haga con él lo que quiera. Me considero
más pariente de un artesano que fabrica un objeto y lo entrega para su consumo, que de un
amo que hace trabajar a sus esclavos.”
¿Qué va a hacer el otro con el producto de nuestro amor? Por suerte no lo sabemos. Pero
para que estas cosas sucedan, hay que entregar textos abiertos, rebosantes de problemas y
hay que abrirse a lugares nuevos.
Por último y acá es donde explico por qué voy a pedirles su dinero.
APOLOGÍA DE SÓCRATES, P 50
TECNOLOGÍAS DEL YO, PAG 146 "Nietzsche fue una revelación para mí. Sentí que
había alguien muy distinto de lo que me habían enseñado. Lo leí con gran pasión y rompí
con mi vida: dejé mi trabajo en el asilo y abandoné Francia; tenía la sensación de haber
sido atrapado. A través de Nietzsche me había vuelto extraño a todo eso. Todavía no estoy
muy integrado en la vida social e intelectual francesa. En cuanto puedo dejo Francia."
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El problema central entonces ya no es ¿Cuál es la verdad? sino más bien ¿Cómo la
verdad es construida históricamente? y de qué manera esa verdad construida se
relaciona con el poder y con el individuo. Saber-poder-subjetividad
“Cada una de mis obras es parte de mi propia biografía. Por algún motivo he tenido
ocasión de vivir y sentir estas cosas. Por tomar un ejemplo sencillo, durante los años
cincuenta trabajé en un hospital psiquiátrico. Después de haber estudiado filosofía quería
ver lo que era la locura: había estado lo suficientemente loco como para estudiar la razón, y
era lo suficientemente razonable como para estudiar la locura. Tenía libertad de moverme
entre los pacientes y los médicos, pues no tenía ningún papel preciso. Era la época de
esplendor de la neurocirugía, el comienzo de la psicofarmacología, el reino de la
institución tradicional. Al principio, lo acepté como necesario, pero después de tres meses
(¡soy muy lento de espíritu!) me pregunté sobre la necesidad de estas prácticas. Al cabo de
tres años había abandonado el trabajo y me fui a Suecia profundamente afectado; ahí
comencé a escribir la historia de estas costumbres (Historia de la locura).
La Historia de la locura iba a ser el primer volumen. Me gusta escribir primeros
volúmenes, y odio escribir los segundos. Fue percibido como un psiquiatricidio, pero era la
descripción de la historia. Ya conoce la diferencia entre la verdadera ciencia y la
pseudociencia. La verdadera ciencia reconoce y acepta su propia historia sin sentirse
atacada. Si se dice a un psiquiatra que su institución mental proviene de las leproserías, le
puede dar un ataque.”
Señores:
Las leyes, las costumbres, les conceden el derecho de medir el espíritu. Esta jurisdicción
soberana y terrible, ustedes la ejercen con su entendimiento. No nos hagan reír. La
credulidad de los pueblos civilizados, de los especialistas, de los gobernantes, reviste a la
psiquiatría de inexplicables luces sobrenaturales. La profesión que ustedes ejercen está
juzgada de antemano. No pensamos discutir aquí el valor de esa ciencia, ni la dudosa
realidad de las enfermedades mentales. Pero por cada cien pretendidas patogenias, donde
se desencadena la confusión de la materia y del espíritu, por cada cien clasificaciones
donde las más vagas son también las únicas utilizables, ¿cuántas nobles tentativas se han
hecho para acercarse al mundo cerebral en el que viven todos aquellos que ustedes han
encerrado? ¿Cuántos de ustedes, por ejemplo, consideran que el sueño del demente precoz
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o las imágenes que lo acosan, son algo más que una ensalada de palabras?
No nos sorprende ver hasta qué punto ustedes están por debajo de una tarea para la que
sólo hay muy pocos predestinados. Pero nos rebelamos contra el derecho concedido a
ciertos hombres -incapacitados o no- de dar por terminadas sus investigaciones en el
campo del espíritu con un veredicto de encarcelamiento perpetuo.
¡Y qué encarcelamiento! Se sabe -nunca se sabrá lo suficiente- que los asilos, lejos de ser
“asilos”, son cárceles horrendas donde los recluidos proveen mano de obra gratuita y
cómoda, y donde la brutalidad es norma. Y ustedes toleran todo esto. El hospicio de
alienados, bajo el amparo de la ciencia y de la justicia, es comparable a los cuarteles, a las
cárceles, a los penales.
No nos referimos aquí a las internaciones arbitrarias, para evitarles la molestia de un fácil
desmentido. Afirmamos que gran parte de sus internados -completamente locos según la
definición oficial- están también recluidos arbitrariamente. Y no podemos admitir que se
impida el libre desenvolvimiento de un delirio, tan legitimo y lógico como cualquier otra
serie de ideas y de actos humanos. La represión de las reacciones antisociales es tan
quimérica como inaceptable en principio. Todos los actos individuales son antisociales.
Los locos son las víctimas individuales por excelencia de la dictadura social. Y en nombre
de esa individualidad, que es patrimonio del hombre, reclamamos la libertad de esos
galeotes de la sensibilidad, ya que no está dentro de las facultades de la ley el condenar a
encierro a todos aquellos que piensan y obran.
Esperamos que mañana por la mañana, a la hora de la visita médica, recuerden esto,
cuando traten de conversar sin léxico con esos hombres sobre los cuales, reconózcanlo,
sólo tienen la superioridad que da la fuerza.
“Las leyes, las costumbres, les conceden el derecho de medir el espíritu. Esta jurisdicción
soberana y terrible, ustedes la ejercen con su entendimiento. No nos hagan reír. La
credulidad de los pueblos civilizados, de los especialistas, de los gobernantes, reviste a la
psiquiatría de inexplicables luces sobrenaturales.”
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Y EL MÁS IMPORTANTE DE ESOS PODERES ES EL DE ENCIERRO, EL DE LA
DIVISIÓN BIANARIA “LOCO / NO LOCO, ANORMAL/NORMAL, SANO/
ENFERMO, AFUERA/ADENTRO”
“nos rebelamos contra el derecho concedido a ciertos hombres -incapacitados o no- de dar
por terminadas sus investigaciones en el campo del espíritu con un veredicto de
encarcelamiento perpetuo”
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Y DE CÓMO ESTE PRIMER ENCIERRO EN EL INTERNADO JUNTO A UN
GRUPO MUY HETEROGÉNEO DE INTERNOS, VA A DEJAR EN LOS LOCOS
LA MARCA DE LA CULPABILIDAD MORAL, QUE NO VA A BORRARSE AÚN
CUANDO EL POSITIVISMO INTENTE VER EN ELLOS ENFERMOS
MENTALES.
HL (13) “Al final de la Edad Media, la lepra desaparece del mundo occidental. En las
márgenes de la comunidad, en las puertas de las ciudades, se abren terrenos, como grandes
playas, en los cuales ya no acecha la enfermedad, la cual, sin embargo, los ha dejado
estériles e inhabitables por mucho tiempo. Durante siglos, estas extensiones pertenecerán a
lo inhumano. Del siglo XIV al XVII, van a esperar y a solicitar por medio de extraños
encantamientos una nueva encarnación del mal, una mueca distinta del miedo, una magia
renovada de purificación y de exclusión.”
Entonces, Los leprosarios, las cárceles, los manicomios, los campos de concentración.
Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago.
El encierro de la locura.
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Escuchemos a Foucault, pag 25
"El agua agrega la masa oscura de sus propios valores; ella lo lleva, pero hace algo más,
lo purifica; además, la navegación libra al hombre a la incertidumbre de su suerte; cada
uno queda entregado a su propio destino, pues cada viaje es, potencialmente, el último.
Hacia el otro mundo es adonde parte el loco en su loca barquilla; es del otro mundo de
donde viene cuando desembarca. La navegación del loco es, a la vez, distribución
rigurosa y tránsito absoluto. En cierto sentido, no hace más que desplegar, a lo largo de
una geografía mitad real y mitad imaginaria, la situación liminar del loco en el horizonte
del cuidado del hombre medieval, situación simbolizada y también realizada por el
privilegio que se otorga al loco de estar encerrado en las puertas de la ciudad; su
exclusión debe recluirlo; si no puede ni debe tener como prisión más que el mismo
umbral, se le retiene en los lugares de paso. Es puesto en el interior del exterior, e
inversamente. Posición altamente simbólica, que seguirá siendo suya hasta nuestros días,
con sólo que admitamos que la fortaleza de antaño se ha convertido en el castillo de
nuestra conciencia."
El loco en el barco, según Foucault pag 26"está prisionero en medio de la más libre y
abierta de las rutas: está sólidamente encadenado a la encrucijada infinita. Es el Pasajero
por excelencia, o sea, el prisionero del viaje."
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(HL 48)“Entre las dos formas de experiencia de la locura no dejará de aumentar la
distancia. Las figuras de la visión cósmica y los movimientos de la reflexión moral, el
elemento trágico y el elemento crítico, en adelante irán separándose cada vez, abriendo
en la unidad profunda de la locura una brecha que nunca volverá a colmarse. Por un lado,
habrá una Nave de los locos, cargada de rostros gesticulantes, que se hunde poco a poco en
la noche del mundo, entre paisajes que hablan de la extraña alquimia de los conocimientos,
de las sordas amenazas de la bestialidad, y del fin de los tiempos. Por el otro lado, habrá
una Nave de los locos que forme para los sabios la Odisea ejemplar y didáctica de los
defectos humanos.”
Esto es parte del corazón del libro de Foucault. Por más que se tape esta experiencia
trágica de la locura y es lo que habría hecho el saber médico, no se puede acallar del
todo.
(51) “Es esto lo que han revelado las últimas palabras de Nietzsche, las últimas visiones de
Van Gogh. Es ella, sin duda, la que, en el punto más extremo de su camino, ha empezado a
presentir Freud; son esos grandes desgarramientos los que él ha querido simbolizar por la
lucha mitológica de la libido y del instinto de muerte. Es ella, en fin, esta conciencia, la
que ha venido a expresarse en la obra de Artaud.”
Derrida, La hospitalidad (31) “La hospitalidad absoluta exige que yo abra mi casa y que dé
no sólo al extranjero (provisto de un apellido, de un estatuto social de extranjero, etc.) sino
al otro absoluto, desconocido, anónimo, y que le dé lugar, lo deje venir, lo deje llegar, y
tener lugar en el lugar que le ofrezco, sin pedirle reciprocidad (la entrada en un pacto) ni
siquiera su nombre.”
Y otra cita
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La creación del Hôpital Général es la primera gran medida que sustituye la exclusión por el
encierro. (104) “el desocupado no será ya expulsado ni castigado; es sostenido con dinero
de la nación, a costa de la pérdida de su libertad individual. Entre él y la sociedad se
establece un sistema implícito de obligaciones: tiene el derecho a ser alimentado, pero debe
aceptar el constreñimiento físico y moral de la internación”.
Foucault entiende que la institución que toma el lugar del leprosario, la institución de
internamiento del siglo XVII implica excluir y a encerrar a la locura que estaba “suelta” en
el Renacimiento. Este gesto de exclusión sería paralelo a un gesto de exclusión que realiza
también la razón moderna.
Cuando Descartes está llevando adelante su duda metódica, comienza dudando de los
sentidos, luego de si está despierto o dormido, luego de si el Genio Maligno lo engaña,
hasta llegar hasta el “Pienso luego existo” como única evidencia, pero en ese camino a la
locura la excluye, la pasa rápidamente por alto como un ejemplo que no sirve.
Meditaciones metafísicas (1641), pag 55 “¿Cómo puedo negar que estas manos y este
cuerpo son míos? Para negarlo tendría que ser un insensato o un perturbado, como esos que
aseguran continuamente que son emperadores y van vestidos de andrajos, o creen que
poseen trajes de oro y púrpura y van desnudos o se imaginan ser un cántaro o que su
cuerpo es de cristal. Ésos son locos y yo sería tan extravagante como ellos si siguiera su
ejemplo.”
Alejandra Pizarnik (20) “Alejandra: recuerda. Recuerda bien todo lo que has oído.
Primeramente, debes aprender a separar el sueño de la vigilia. Recuérdalo, y no piensen
que “estás desnuda o llevas un traje de vidrio”.”
HL pag 76 abajo "No se puede suponer, ni aun con el pensamiento, que se está loco,
pues la locura justamente es condición de imposibilidad del pensamiento. En la
economía de la duda, hay un desequilibrio fundamental entre locura, por una parte,
sueño y error, por la otra. Su situación es distinta en relación con la verdad y con quien
la busca; sueños o ilusiones son superados en la estructura misma de la verdad; pero la
locura queda excluida por el sujeto que duda."
EN CAMBIO, Afirma Derrida que el momento (no temporal, sino ontológico) mismo del
'Cogito, ergo sum', de la certeza indubitable, es el momento de la inclusión de la locura en
el pensamiento.
Allí, aunque el Genio Maligno me haga pensar cualquier disparate, que dos más dos son
cinco o que las estrellas gritan su hastío de muerte siempre demorada, sigo estando seguro
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de que yo pienso. Aún no puedo distinguir entre ideas claras y distintas u oscuras y
confusas.
El Cogito no excluye de ningún modo a la locura, ese va a ser el papel de Dios, a quien
Descartes va a llamar en su auxilio, para esta actividad de distinguir, de discriminar de
separar y echar luz allí donde habitaba lo confuso o lo imposible.
EN PALABRAS DE DERRIDA
COGITO E HISTORIA DE LA LOCURA, MARZO DE 1963
“La desgracia de los locos, la interminable desgracia de su silencio, es que sus mejores
portavoces son aquellos que los traicionan mejor; es que, cuando se quiere decir el silencio
mismo, se ha pasado uno ya al enemigo y del lado del orden, incluso si, en el orden, se bate
uno contra el orden y si se lo pone en cuestión en su origen. No hay caballo de Troya del
que no dé razón la Razón (en general). La magnitud insuperable, irreemplazable, imperial
del orden de la razón, lo que hace que ésta no sea un orden o una estructura de hecho, una
estructura histórica determinada, una estructura entre otras posibles, es que, contra ella,
sólo se puede apelar a ella, que sólo se puede protestar contra ella en ella, que sólo nos
deja, en su propio terreno, el recurso a la estratagema y a la estrategia. Lo cual da lugar a
que se haga comparecer una determinación histórica de la razón ante el tribunal de la
Razón en general.”
¿Podría la locura tener una voz por fuera de la racionalidad? ¿Puede haber un logos, un
discurso, propio de la locura? ¿Puede hablar el subalterno?
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GOGOL, PAG 164
"Al tocar la campanilla, vino a abrirme una joven bastante bonita, con la cara salpicada
de pecas; era la misma que acompañaba a la anciana. Se ruborizó un poco al verme, y yo
comprendí en seguida que ansiaba tener novio.
-¿Qué desea?- me preguntó.
-Necesito hablar con su perrita -le respondí.
La joven era tonta y yo lo noté en seguida."
Michel Foucault afirma que la relación entre locura y verdad -esta otra verdad- que portaría
la voz del loco, es una característica que ha sido silenciada por las prácticas y los discursos
de la psiquiatrÍa positivista del siglo XIX. En Historia de la locura en la época clásica
podemos leer: "va a ser ahora el animal, el que acechará al hombre, se apoderará de él,
y le revelará su propia verdad."
¿Y cuál es esta verdad que el loco instala? vamos al texto de Lu Xun. Pag 14
"Acabo de comprender que he estado viviendo todos estos años en un lugar donde durante
cuatro mil años han devorado carne humana. [...] ¿Cómo puede un hombre como yo,
después de cuatro mil años de historia en que los hombres se devoraron unos a otros
-aunque no haya sabido nada hasta ahora- mirar alguna vez cara a cara a hombres
verdaderos?"
7) ¿Qué tipo de sujetos encontramos en los internados? ¿Qué relación tienen con la
moral burguesa? Relación de la nueva exclusión con la nueva sociedad burguesa, con la
ética de la producción y el trabajo. (Adelanto de su obra. El internado como Unidad
Mínima: escuela, cárcel, fábrica, oficina. Disciplinamiento y normalización. Cuerpos
dóciles. El poder positivo.)
(211) Casos de internados son “Alegador empedernido; el hombre más pleitista; hombre
muy malvado y tramposo; hombre que pasa noches y días aturdiendo a las otras personas
con sus canciones y profiriendo las blasfemias más horribles; calumniador; gran mentiroso;
espíritu inquieto, depresivo y turbio.”
8) ¿Cómo se constituyen las narraciones que las ciencias tienen sobre sí mismas? ¿De
qué manera el positivismo del siglo XIX toma el modelo evolucionista y la noción de
progreso iluminista para pensarse a sí misma? Aletheia, (Verdad, desocultamiento)
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Lo más tentador sería entender que ya en el siglo XVIII algunos comienzan a ver lo que
efectivamente se va a aceptar durante el siglo XIX, que los locos son enfermos que deben
ser tratados médicamente. Sobre todo para los médicos es halagador pensar que su objeto
de estudio y terapia estaba allí esperando a ser comprendido cabalmente. Así la historia es
un continuo progreso hacia formas cada vez más acertadas y la medicina hunde sus raíces
en la eternidad.
Pag 174 “Nos gusta creer que por haber desconocido la naturaleza de la locura,
permaneciendo ciegos ante sus signos positivos, se le han aplicado las formas más
generales, las más indiferenciadas del internamiento. Y por ello mismo nos impedimos ver
lo que este “desconocimiento” –o al menos lo que como tal pasa para nosotros- tiene en
realidad de conciencia explícita. Pues el problema real consiste precisamente en determinar
el contenido de ese juicio que, sin establecer nuestras distinciones, expatria de la misma
manera a aquellos que nosotros hubiésemos cuidado, y a aquellos a quienes nos habría
gustado condenar.”
10) ¿Cuáles son las relaciones que se establecen entre las prácticas médicas y las
prácticas del derecho?
Foucault entiende que desde la medicina se desarrollan dos usos: uno jurídico y otro
normalizante
(205) “En un caso, pone en juego las capacidades del sujeto de derecho, y por ello prepara
una psicología que mezclará, una unidad indecisa, un análisis filosófico de las facultades y
un análisis jurídico de la capacidad de contratar y de obligar. En el otro caso, pone en juego
la conducta del hombre social, y prepara así una patología dualista, en términos de normal
y anormal, de sano y de enfermo, que escinde en dos dominios irreductibles la sencilla
fórmula: “Debe internarse”. Estructura espesa de la libertad social.” EXPLICAR
(205) “La medicina positivista del siglo XIX hereda todo ese esfuerzo de la Aufklärung.
Admitirá como ya establecido y probado que la alienación del sujeto de derecho puede y
debe coincidir con la locura del hombre social, en la unidad de una realidad patológica que
es a la vez analizable en términos de derecho y perceptible a las formas más inmediatas de
la sensibilidad social. La enfermedad mental, que la medicina va a ponerse como objeto, se
habrá constituido lentamente como la unidad mítica del sujeto jurídicamente incapaz, y del
hombre reconocido como perturbador del grupo.” ES UN ENFERMO, NO ESTÁ
ADAPTADO
11) ¿Cuál es el discurso que tiene el poder, en este caso el poder de encierro? ¿Se
resuelve siempre esta pregunta por el lado de quien supuestamente tiene el saber? ¿Es
el saber, la medicina, quien funciona como herramienta funcional de un poder que lo
supera? ¿O este saber por sí mismo se constituye en un poder que pugnará con otros
en imponer sus prácticas? El derecho y la pericia.
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¿Podemos ver hoy en día este doble funcionamiento del que habla Foucault? Una
conciencia jurídica y una conciencia policíaca que funcionan superponiéndose
mutuamente, en una relación compleja en la que una (la policíaca) no está como dice la ley
al servicio de la otra. Cada una parece cumplir una función que le es propia y en cierto
sentido independiente.
Pag 207 "como consecuencia, el loco no es reconocido como tal porque una
enfermedad lo ha arrojado hacia las márgenes de la normalidad, sino porque nuestra
cultura lo ha situado en el punto de encuentro entre el decreto social del
internamiento y el conocimiento jurídico que discierne la capacidad de los sujetos de
derecho. La ciencia "positiva" de las enfermedades mentales y esos sentimientos
humanitarios que han ascendido al loco al rango de ser humano sólo han sido posibles
una vez sólidamente establecida esta síntesis, que forma, en cierto modo, el a priori
concreto de toda nuestra psicopatología con pretensiones científicas."
11) ¿Cuál es el discurso que tiene el poder, en este caso el poder de encierro? ¿Se
resuelve siempre esta pregunta por el lado de quien supuestamente tiene el
saber?
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12) ¿Exactamente por qué la INcapacidad jurídica (burguesa) y el hombre
perturbador se unen, se fusionan en un determinado momento? ¿Quién es este
nuevo hombre normal, aquel que es plenamente responsable y está plenamente
integrado?
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Sólo escribimos en la extremidad de nuestro saber, en ese punto extremo que separa
nuestro saber y nuestra ignorancia, y que hace pasar el uno dentro de la otra.
Gilles Deleuze
Quiero que este objeto-acontecimiento, casi imperceptible entre tantos otros, se re-copie,
se fragmente, se repita, se imite, se desdoble y finalmente desaparezca sin que aquel a
quien le tocó producirlo pueda jamás reivindicar el derecho de ser su amo, de imponer lo
que debe decir, ni de decir lo que debe ser.
Michel Foucault
Nunca hay que preguntar qué quiere decir un libro, significado o significante, en un libro
no hay nada que comprender, tan sólo hay que preguntarse con qué funciona, en conexión
con qué hace pasar o no intensidades, en qué multiplicidades introduce y metamorfosea la
suya, con qué cuerpos sin órganos hace converger el suyo. Un libro sólo existe gracias al
afuera y en el exterior.
Gilles Deleuze
Las leyes, las costumbres, les conceden el derecho de medir el espíritu. Esta jurisdicción
soberana y terrible, ustedes la ejercen con su entendimiento. No nos hagan reír.
Antonin Artaud
No nos sorprende ver hasta qué punto ustedes están por debajo de una tarea para la que
sólo hay muy pocos predestinados. Pero nos rebelamos contra el derecho concedido a
ciertos hombres -incapacitados o no- de dar por terminadas sus investigaciones en el
campo del espíritu con un veredicto de encarcelamiento perpetuo.
Antonin Artaud
Nietzsche fue una revelación para mí. Sentí que había alguien muy distinto de lo que me
habían enseñado. Lo leí con gran pasión y rompí con mi vida: dejé mi trabajo en el asilo y
abandoné Francia; tenía la sensación de haber sido atrapado. A través de Nietzsche me
había vuelto extraño a todo eso.
Michel Foucault
Que lo que yo hago tenga algo que ver con la filosofía es muy posible, sobre todo
en la medida en que, al menos después de Nietzsche, la filosofía tiene como tarea
diagnosticar y ya no tratar de decir una verdad que pueda valer para todos y para
todos los tiempos.
Michel Foucault
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Durante los años cincuenta trabajé en un hospital psiquiátrico. Después de haber
estudiado filosofía quería ver lo que era la locura: había estado lo suficientemente loco
como para estudiar la razón, y era lo suficientemente razonable como para estudiar la
locura.
Michel Foucault
La pura inmanencia del positivismo, su último producto, no es más que un tabú en cierto
modo universal. Nada absolutamente debe existir fuera, pues la sola idea del exterior es la
genuina fuente del miedo.
Theodor Adorno – Max Horkheimer
No se puede suponer, ni aun con el pensamiento, que se está loco, pues la locura
justamente es condición de imposibilidad del pensamiento.
Michel Foucault
Está prisionero en medio de la más libre y abierta de las rutas: está sólidamente
encadenado a la encrucijada infinita. Es el Pasajero por excelencia, o sea, el prisionero
del viaje.
Michel Foucault
La navegación del loco es, a la vez, distribución rigurosa y tránsito absoluto. En cierto
sentido, no hace más que desplegar, a lo largo de una geografía mitad real y mitad
imaginaria, la situación liminar del loco en el horizonte del cuidado del hombre medieval,
situación simbolizada y también realizada por el privilegio que se otorga al loco de estar
encerrado en las puertas de la ciudad.
Michel Foucault
¿Cómo puede un hombre como yo, después de cuatro mil años de historia en que los
hombres se devoraron unos a otros -aunque no haya sabido nada hasta ahora- mirar
alguna vez cara a cara a hombres verdaderos?
Lu Xun
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Nos gusta creer que por haber desconocido la naturaleza de la locura, permaneciendo
ciegos ante sus signos positivos, se le han aplicado las formas más generales, las más
indiferenciadas del internamiento.
Michel Foucault
El loco no es reconocido como tal porque una enfermedad lo ha arrojado hacia las
márgenes de la normalidad, sino porque nuestra cultura lo ha situado en el punto de
encuentro entre el decreto social del internamiento y el conocimiento jurídico que
discierne la capacidad de los sujetos de derecho.
Michel Foucault
Pensar, ni consuela ni hace feliz. Pensar se arrastra lánguidamente como una perversión;
pensar se repite con aplicación sobre un teatro; pensar se echa de golpe fuera del cubilete
de los dados. Y cuando el azar, el teatro y la perversión entran en resonancia, cuando el
azar quiere que entre los tres haya esta resonancia, entonces el pensamiento es un trance;
y entonces vale la pena pensar.
Michel Foucault
No nos sorprende ver hasta qué punto ustedes están por debajo de una tarea para la que
sólo hay muy pocos predestinados. Pero nos rebelamos contra el derecho concedido a
ciertos hombres -incapacitados o no- de dar por terminadas sus investigaciones en el
campo del espíritu con un veredicto de encarcelamiento perpetuo.
Antonin Artaud
Nietzsche fue una revelación para mí. Sentí que había alguien muy distinto de lo que me
habían enseñado. Lo leí con gran pasión y rompí con mi vida: dejé mi trabajo en el asilo y
abandoné Francia; tenía la sensación de haber sido atrapado. A través de Nietzsche me
había vuelto extraño a todo eso.
Michel Foucault
Que lo que yo hago tenga algo que ver con la filosofía es muy posible, sobre todo
en la medida en que, al menos después de Nietzsche, la filosofía tiene como tarea
diagnosticar y ya no tratar de decir una verdad que pueda valer para todos y para
todos los tiempos.
Michel Foucault
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