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Monografía final: Historia latinoamericana II

Trindades Marisa – Alvez Sandro

Resistencia de la elite en el poder y violencia política en Colombia: Toma del palacio de


justicia en 1985 por el M-19.

Información sobre las fuentes consultadas:

En el presente informe se pretende analizar la resistencia de la elite política en el poder


en Colombia y la lucha de otros sectores sociales por acceder a la participación política.
Para analizar dicha problemática partimos del hecho sucedido en Bogotá a los días 6 y 7
de noviembre de 1985 conocido como la toma del palacio de justicia por un movimiento
armado denominado M-19.

En este sentido, analizamos distintos periódicos consultados en la Biblioteca Nacional de


la República Argentina (Mariano Moreno) de la ciudad de Buenos Aires para tratar de
comprender cómo repercutió y de que manera fue percibido lo sucedido en Bogotá por la
prensa argentina en ese período, en conjunto con un corpus bibliográfico trabajado en la
materia y otros textos consultados para la elaboración de este trabajo, que al final la
mencionaremos. Las fuentes consultadas en este caso fueron periódicos de la época, el
Diario Clarín, Diario La Prensa, Diario Popular y finalmente el Diario Crónica. La
elección de consultar dichos periódicos se debe a que fueron los medios en los cuales más
repercutió este hecho a nivel nacional, y por otro lado porque en todas las tapas de los
periódicos mencionados las noticias de Bogotá ocuparon un lugar relevante incluso hasta
las ediciones del 14 de noviembre del corriente año. Además, esta elección nos permite
analizar distintas posturas y distintas formas de comentar esa realidad vivida en
Colombia. Por otro lado, el recorte temporal analizado comienza desde el día 7 de
noviembre de 1985, momento en el cual, por primera vez se transmite en los medios
argentinos la noticia, y se extiende hasta el 14 de noviembre de 1985, la noticia era
seguida de cerca día a día en la prensa local, hasta esta fecha 14 de noviembre de 1985 y
deja de ser transmitida en este momento.

Esta limitación temporal se debe a que las noticias internacionales y específicamente el


hecho sucedido con respecto a la toma del palacio de justicia en Colombia comienza a ser
desplazado, ya que el 13 de noviembre se produce otro acontecimiento de gran magnitud
en Colombia, que fue la erupción del volcán Nevado del Ruiz que deja un saldo
aproximado de 20 mil personas muertas, y a partir de ese momento empieza a ser tapas
en la mayoría de los diarios argentinos, dejando de lado lo sucedido con la toma del
palacio de justicia por parte del grupo armado M-19.
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Introduccion:

¿Cuál fue el contexto histórico de surgimiento de los grupos armados en Colombia y cuáles
eran sus demandas?

Para comprender de qué manera surge el M-19 y por qué llevaron a cabo el asalto al
palacio de justicia nos parece necesario comprender primeramente el largo camino de la
violencia política en Colombia, que no es un fenómeno relativamente nuevo hacia 1985
sino que tiene una larga trayectoria en ese país, sobre todo por una disconformidad de los
distintos sectores no pertenecientes a la “elite política”, que no solamente tenían un
reclamo político sino que el conflicto había comenzado más bien como una oposición al
sistema latifundista y un reclamo acerca de una distribución más justa de las tierras y una
reforma agraria, allí el origen de la violencia política que atraviesa a Colombia durante
cincuenta años.

Ya para la década de los 40´ la sociedad se vio inmersa en los conflictos entre liberales y
conservadores que se disputaban el poder entre ambos partidos, disputas que llevaron a
la muerte del líder liberal Jorge Gaitán y una larga guerra civil. Ante estos
acontecimientos, llegarían finalmente a un acuerdo para 1958 con la conformación del
“Frente Nacional” un pacto entre ambos partidos para alternarse la presidencia cada
cuatro años. Este mecanismo de alternancia considerado por Soler y otras1 como un
mecanismo de “ficción democrática” se traduce claramente en una exclusión política que
deja de lado a una mayoría de la sociedad, sin tener la posibilidad de algún día poder
acceder al poder u ocupar algún cargo en el aparato estatal. A partir de este momento, se
puede decir que ante la exclusión política comienza a surgir en Colombia una
disconformidad de los demás sectores sociales que quedaron por fuera de la “cuestión
política”, y así comienza a desarrollarse la radicalización política de estos sectores y a
surgir movimientos armados en reclamo de una participación política y una redistribución
de tierras más justa. En este sentido, Jacques Chonchol2 plantea que la reforma agraria de

1
SOLER, Lorena y otras, “Sociedad rural y violencia política en América Latina. Perspectivas
comparadas 1950-1970”, en ANSALDI, Waldo y GIORDANO, Verónica(eds.) Tiempos de
violencias, Buenos Aires, Ariel, 2014, pp. 101-126.

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CHONCHOL, Jacques, Sistemas agrarios en América Latina, Fondo de Cultura Económica,
Santiago de Chile, 1996, pp. 264-339.
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Colombia que se intentó llevar a cabo durante 1961 bajo el nombre de Ley de Reforma
social Agraria era una reforma que avanzaba de manera muy lenta y con una oposición
muy fuerte por parte de los latifundistas, que no satisfechos con la reforma llevaron
adelante expulsiones de campesinos de sus tierras agravando la situación de las familias
campesinas. En gran parte la reforma agraria fue un fracaso, ya que la misma solamente
sirvió para un desarrollo agrario capitalista que no dio participación a la mayoría
campesina del país. Es así que en la década de los 60´ surge uno de los más grandes
movimientos guerrilleros en Colombia FARC (fuerzas armadas revolucionarias de
Colombia), que surge al principio con una demanda de tierras, ya que la distribución de
tierras en Colombia era muy desigual, luego transformaría su principal causa en una causa
política que posteriormente se extenderían a otros sectores de la sociedad colombiana
reclamando una mayor apertura a la participación política, con lo cual se podría decir que
la violencia política en la sociedad colombiana no surge con el movimiento 19 de abril,
sino que tiene una larga trayectoria. En este sentido, Soler y otras plantean que “a la lucha
campesina por la tierra se sumó la violencia guerrillera, la violencia narcotraficante y la
violencia paramilitar. Así, en Colombia, la violencia es un elemento estructural del
conflicto de clases, que en más de una oportunidad aparece desdibujado por su
entrecruzamiento con conflictos políticos vinculados a las identidades partidarias” Soler
y otras, (2014).

Análisis del tema:

¿De qué manera se llega al asalto al palacio de justicia en Bogotá en 1985 por parte del
movimiento 19 de abril y de qué manera repercutió este hecho en la prensa argentina?

En este contexto, tomamos como punto de partida el fenómeno que tuvo lugar en Bogotá
en 1985 conocido como asalto al palacio de justicia por parte de uno de los grupos
armados de Colombia M-19. Tomamos como punto de análisis este fenómeno ya que a
partir de él se puede dar cuenta de la resistencia que hay por parte de la elite política a
abrir la participación política a otros sectores de la sociedad colombiana, donde se puede
ver a la política como una actividad marcada por la búsqueda de control total de las
instituciones estatales por parte de estos grupos concentrados, y como a partir de esa
negación comienza a desarrollarse la radicalización política y la violencia armada de
distintos grupos en Colombia que tienen sus orígenes ya desde la década de los 60´ hasta
la actualidad.

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El M-19 (movimiento 19 de abril) es un movimiento relativamente nuevo en relación a


los otros movimientos de guerrilla que ya existían en Colombia. Surge en la década de
los 70´ como una organización político-militar en contra del fraude político existente en
el gobierno de Rojas Pinilla. Este grupo se da a conocer en 1974 a través de publicidades
en los diarios y a diferencia de los demás grupos guerrilleros, el M-19 es un movimiento
más vinculado al ámbito urbano que tenía ciertas bases ya organizadas en todos los
ámbitos, especialmente económico, ya que sus miembros eran provenientes de sectores
ilustrados y profesionales, con lo cual tenían recursos para financiar sus actividades y
difundir a través de distintos medios de comunicación sus proyectos y dar a conocer así
a la sociedad cuáles eran sus metas. Sus principales acciones estarían destinadas
directamente en los sectores urbanos, sobre todo a instituciones vinculadas al Estado,
como es el caso de la toma de la embajada de la República dominicana en Bogotá en 1980
donde mantuvieron a los empleados del lugar como rehenes durante dos meses, al cual
pidieron un millonario rescate.

Este grupo armado ante la disconformidad con el fraude electoral, ante la negativa de
abrir los canales políticos de participación, y además, ante el incumplimiento del acuerdo
por parte del gobierno en la cual habían acordado amnistía política para los líderes del M-
19 a cambio de un cese al fuego, Luis Otero, uno de los lideres del movimiento lideró la
toma del palacio de justicia a la que denominaron como “operación Antonio Larillo por
los derechos del hombre”, en la cual treinta y cinco hombres y mujeres del M-19 asaltan
el Palacio de Justicia en la ciudad de Bogotá los días 6 y 7 de noviembre de 1985 donde
tomaron el edificio y mantuvieron a magistrados, consejeros y empleados judiciales como
rehenes. Rápidamente el gobierno envía al ejercito para iniciar la retoma del palacio y en
ese enfrentamiento se produjo la muerte de aproximadamente 98 personas y además el
incendio del edificio y la quema de la mayoría de sus archivos.

Detrás de este acto de violencia hay que pensar que había un reclamo político, una
demanda política de estos sectores que se les estaba siendo negada o no reconocida por
los sectores dominantes del poder. Se negaban sobre todo a abrir al juego político a otros
sectores sociales provenientes de las clases más bajas de la sociedad. En estos hechos es
posible observar que, ante una negativa de la elite política a abrir la participación política
a otros sectores, estos grupos radicalizados van a intentar tomar el poder a través de la
violencia, considerando que era el único camino para llegar al poder y llevar a cabo

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transformaciones políticas y sociales. En este sentido, Alejo Vargas3 plantea que “una
sociedad autoritaria produce comportamientos autoritarios donde la política es la
continuación de la guerra por otros medios y la tendencia histórica ha sido resolver las
insatisfacciones sociales y políticas acudiendo a la violencia” Vargas (2001).

Ante estos acontecimientos, el presidente de Colombia accede a una negociación de paz


con el movimiento 19 de abril, donde se llevaría a cabo el desarme de este grupo
guerrillero y a la vez se les “permitiría” la participación política. De esta manera, en marzo
de 1990 se crea el partido “alianza democrática M-19” y uno de sus principales líderes
fue Carlos Pizarro, quien era candidato a alcalde y había alcanzado a obtener más de
ochenta mil votos, y su objetivo era llegar a ser candidato presidencial. Sin embargo, la
participación de otros partidos políticos como la Unión Patriótica o la aparición de un
nuevo partido político, con un líder carismático como lo era Carlos Pizarro era visto como
una amenaza para la elite política que estaba en el poder. Es así como en abril de 1990,
Pizarro se encontraba en un avión en el cual iría a realizar un acto político para
promocionar su candidatura y en ese vuelo es asesinado. Las investigaciones demostraron
que fue asesinado por un miembro de un grupo de militares paraestatales, lo cual
demuestra que una vez más el Estado estuvo involucrado en un asesinato político.

Esto demuestra que la elite política no estaba de acuerdo con entregar el poder muy
fácilmente a otros sectores. Esto da cuenta de una democracia ficticia según Ansaldi y
Giordano4
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Por otro lado, siguiendo a Hurtado Mosquera y Cuesta5 desde una mirada jurídica se
plantean como un principio democrático la participación ciudadana. En la cual se ha
conceptualizado a la participación ciudadana como una intervención de los individuos en
los asuntos públicos mediante el ejercicio de los derechos y obligaciones que tienen

3
VARGAS, Alejo “El conflicto interno armado en Colombia. Antecedentes y perspectivas”.
Revista del Centro Andino de Estudios, 2001, pp. 54-76.
4
ANSALDI, Waldo y GIORDANO, Verónica “democracias fictas”.
5
HURTADO MOSQUERA, Jhoan Andrés y HINESTROZA CUESTA, Lisneider (2016). La
participación democrática en Colombia: un derecho en evolución. Justicia Juris, 12 (2), 59-76.
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reconocidos como miembros de una comunidad política. Con lo cual esta idea de
“participación ciudadana” integraría a todas aquellas actividades ejercidas por las
personas que tienen como fin influir a través de la participación en los procesos
electorales, en la elección de personas destinadas a ejercer el gobierno o a ocupar cargos
en el aparato estatal. Sin embargo, estos autores consideran que la ciudadanía es una
cuestión mas compleja y que deberían componerse de tres conjuntos de elementos
ciudadanía civil, ciudadanía social y ciudadanía política, entendiendo a esta última no
solamente como el derecho o deber a participar en los procesos electorales, sino que
“consiste en el derecho a participar en el ejercicio del poder político como miembro de
un cuerpo investido de autoridad política o como elector de sus miembros” Hurtado
Mosquera y Hinestroza Cuesta (2016), es decir, estos autores dan cuenta de que si
hablamos de participación ciudadana y democracia estamos hablando de poder elegir y
ser elegido. Sin embargo, en Colombia evidentemente no es posible observar una
participación ciudadana plena, en tanto que había un sector de la sociedad que no estaba
dispuesto a ceder el poder a otros sectores.

No obstante, esta concentración de poder por parte de la elite Liberal y Conservadora, se


traduce en la incapacidad de intermediación entre la sociedad y el Estado, pero a la vez
en la incapacidad de representar la diversidad de intereses de los demás sectores sociales
que reclamaban una redistribución justa de las tierras y una mayor participación política.
Esta incapacidad al fin se vería reflejada en la aparición de modelos alternativos, en este
caso en el surgimiento de movimientos armados en disconformidad con la elite política
precisamente por los escasos espacios de participación política y concentración de poder
en pocas manos, donde esta exclusión política ha sido la causante del surgimiento de
grupos armados que en su momento se sintieron marginados por el bipartidismo
(liberales-conservadores) y vieron en las armas la forma de llegar al poder. En este
aspecto, se puede decir que el M-19, fue uno entre tantos otros movimientos que
expresaron a través de las armas su disconformidad con esa exclusión política, que no es
una lucha nueva, sino que como hemos visto anteriormente, es una lucha histórica de
larga data.

Por otra parte, como ya se venía mencionando, hay que tener en cuenta que en Colombia
la tradición institucional heredada de la constitución de 1882 es una tradición que se ha
mantenido hasta 1991 cuando se promulga una nueva constitución y a lo largo del siglo

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XIX, fue una estructura que la participación ciudadana se restringía prácticamente a la


democracia representativa y eleccionaria, donde el pueblo se limitaba solamente a elegir
al presidente de la republica y de las demás corporaciones o instituciones estatales, por lo
cual se puede decir que el régimen político colombiano a lo largo de la historia fue un
régimen fuertemente centralista y verticalista, de manera que se asemeja a un sistema
político específicamente oligárquico. A este respecto, Waldo Ansaldi6 en su
conceptualización de la oligarquía en América Latina plantea que la oligarquía justamente
se caracteriza por la concentración del poder político en pocas manos y por la exclusión
política de otros sectores que no pertenecen a sus pequeños círculos. “Oligarquía es una
categoría política que designa una forma de ejercicio de la dominación, caracterizada por
su concentración y la angosta base social, es decir, por la exclusión de la mayoría de la
sociedad de los mecanismos de decisión política […] la dominación oligárquica puede
ser ejercida por clases, fracciones o grupos sociales (incluyendo redes familiares)
diversos, una alianza de clases o fracciones de ellas, designa una forma o un modo de
dominación política de un grupo minoritario perteneciente a clases sociales que detentan
el poder económico y social” Ansaldi (1992). Esta conceptualización de oligarquía nos
permite comprender que la estructura política de Colombia era una estructura verticalista,
donde el juego político estaba destinado solamente a un grupo minoritario como
conservadores y liberales, excluyendo a las mayorías. Y la oligarquía, como sostiene
Ansaldi no comprende de democracia, ya que la forma contradictoria a la oligarquía como
dominación política es la democracia, es decir la participación plena de los ciudadanos
en el juego político, tanto con el derecho a elegir como el derecho a ser elegido, y en
Colombia, es una constante lucha de los grupos armados por poder acceder tambien al
poder, una lucha diezmada por la violencia que llega incluso hasta la actualidad.

Impacto del asalto al palacio de justicia llevada a cabo por el M-19 en la prensa argentina:

El 6 y el 7 de noviembre de 1985 como sabemos tuvo lugar el asalto al palacio de justicia en


Bogotá, llevada adelante por el movimiento 19 de abril que decidió la toma a partir de la

6
ANSALDI, Waldo. Frívola y casquivana. Mano de hierro en guantes de seda. Una propuesta
para conceptualizar el término oligarquía en América Latina, en FUNES, Patricia (comp.),
América Latina: planteos, problemas, preguntas, Manuel López Editor, Buenos Aires,1992.
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disconformidad con el fraude electoral y la negativa de la elite política a abrir la participación de


las decisiones políticas a otros sectores de la sociedad.

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Bibliografía utilizada:

o ANSALDI, Waldo. Frívola y casquivana. Mano de hierro en guantes de seda. Una propuesta
para conceptualizar el término oligarquía en América Latina, en FUNES, Patricia (comp.),
América Latina: planteos, problemas, preguntas, Manuel López Editor, Buenos Aires,1992.
o ANSALDI, Waldo y GIORDANO, Verónica “democracias fictas”.
o CHONCHOL, Jacques, Sistemas agrarios en América Latina, Fondo de Cultura Económica,
o Santiago de Chile, 1996, pp. 264-339.
o HURTADO MOSQUERA, Jhoan Andrés y HINESTROZA CUESTA, Lisneider (2016). La
participación democrática en Colombia: un derecho en evolución. Justicia Juris, 12 (2), 59-
76.
o SOLER, Lorena y otras, “Sociedad rural y violencia política en América Latina. Perspectivas
comparadas 1950-1970”, en ANSALDI, Waldo y GIORDANO, Verónica(eds.) Tiempos de
violencias, Buenos Aires, Ariel, 2014, pp. 101-126.
o VARGAS, Alejo “El conflicto interno armado en Colombia. Antecedentes y perspectivas”.
Revista del Centro Andino de Estudios, 2001, pp. 54-76.

Fuentes consultadas:
o Diario Clarín (7-14 de noviembre, 1985)
o Diario La Prensa (7-14 de noviembre, 1985)
o Diario Popular (7-14 de noviembre, 1985)
o Diario Crónica (7-14 de noviembre, 1985)

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