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Alumna: Dana Marcela Herrera Islas

TEMA: “…Pero aun así, ustedes no se volvieron a mi”


Amos 4:6-11

INTRODUCCIÓN

Esta expresión por sí misma denota una situación dolorosa. Pareciéramos escuchar el
deseo interior de una persona que día tras día espera anhelante el regreso de su ser
querido.

Podría bien describir a un hombre que espera el retorno de su amada que un día partió
y no volvió. Un Padre ó una madre que deja partir a sus hijos esperando el día que
estos regresen a él o ella. Un amigo que tuvo que ver partir a sus amigos y esperaba el
día de su retorno.

Pero cualquiera que fuese la situación, algo que indica esta frase es una espera. Un
deseo. Una negación, que en lo profundo revela el anhelo de un corazón triste que
esperaba que las cosas fueran distintas. Alguien que se esforzó, que luchó, que
intentó, pero que agotó sus opciones y aún así no recibió la respuesta esperada.

Lo más triste de esta frase es que quien la pronunció es Dios mismo. No refiriéndose a
desconocidos sino a unos que conocía de cerca, que eran sus amados y que al
marcharse no regresaron. Es Dios describiendo la relación con su pueblo, con aquél
que escogió, rescató y libro de sus enemigos y que ahora lo han olvidado.

La situación de este pueblo amado por Dios, es desastrosa en el momento histórico


que Dios hace esta declaración. Recordando un poco de su historia, Dios les ha librado
de los Egipcios y por 40 años los guió en el desierto, a pesar de que vez tras vez se
rebelaban contra él, Dios cumplió su promesa de llevarlos a la tierra prometida, les dió
la victoria contra los cananeos aún cuando ellos dudaron de Dios y sus promesas.
Pronto en esas nuevas tierras rompieron sus promesas y se hicieron amigos de sus
enemigos, se casaron con sus mujeres y aceptaron su cultura y religión, creando un
sincretismo religioso, que dejó a Dios y su ley fuera de la adoración real y auténtica que
él exigía. Poco a poco cayeron en un círculo vicioso de pecado que los fue alejando
más y más del Dios real que los había apartado para él. La época de los jueces y
posteriormente los reyes no hizo mucha diferencia. El pueblo siguió apartado y cada
vez más apático y lejano a Dios, después viene la ruptura del reino y con ello más y
más decadencia en todos los sentidos. El reino del Norte a quién Amós escribe esta
porción se caracterizó por buscar su propio bienestar. En lo espiritual creían que con
hacer rituales (seguir las tradiciones y fiestas) era suficiente para mantener a Dios
contento. Se olvidaron de el amor al prójimo para buscar sólo el bien personal. Eran
insensibles a las necesidades de los demás y eran capaces de aplastar al pobre ó dar
sobornos si eso les brindaba algún bienestar. Se encontraban en una época de
estabilidad y opulencia. Muchos de ellos tenían varias y lujosas casas y se enriquecían
a costa de los demás. Hacían de los pobres esclavos y fácilmente los vendían incluso
por un par de zapatos.

En esta condición compleja podemos ver como Dios realiza varias acciones directas
con el fin de hacer volver a su pueblo de su pecado, destruyendo todo aquello que les
traía seguridad y confort buscando que dejasen de mirarse a sí mismos para que
volvieran su mirada a Dios:

DESARROLLO​:

1. Seguridad Económica, v. 6-9. Vemos en primer lugar como Dios ataca la


seguridad que tenía el pueblo en sus riquezas. Trae hambruna, una sequía
cuando las cosechas necesitan el agua para sostenerse , plagas y moho que
terminaron de destruir las cosechas. Probablemente el orden correcto sería que
trajo una sequía y plagas que destruyeron las cosechas y que como
consecuencia produjeron una hambruna en todo el pueblo. Dios le muestra al
pueblo que sus riquezas no pueden controlar todo lo que pasa a su alrededor.
Claramente Dios es el dueño de todo y con solo un pestañeo controla el clima,
elimina la lluvia y trae plagas. Cuestiones que sin lugar a dudas es imposible
controlar por más riquezas que puedas tener. ​Pero aún así, no se volvieron a
Dios.

2. Seguridad Militar, v.10 b​. Una y otra vez vemos al pueblo de Dios haciendo
alianzas con sus enemigos. Tomando sus enseñanzas, adorando a sus ídolos.
Por otro lado también parecen tener seguridad en sus jóvenes y en sus carros
de guerra (caballos), cuando Dios deseaba ser su fortaleza (como en el mar rojo
cuando fue él quien le dió la victoria). Por lo que Dios termina con su seguridad
trayendo guerras que no pueden controlar, permitiendo la muerte de su
descendencia (jóvenes) y llevándose sus caballos, dejándolos vulnerables
emocional y físicamente. El dolor y la tristeza embargaron sus corazones. ​Pero
aún así no se volvieron a Dios.

3. Seguridad territorial, v. 11​. Ellos se habían enriquecido tanto que tenían varias
casas (y no me refiero solo otro piso o a un apartamento) sino a moradas lujosas
(Am 3:15)​, se rodeaban de costosos muebles y se procuraban todo tipo de
deleites para el cuerpo y el alma. ​(Am 6:4-9) "Duermen en camas de marfil, y
reposan sobre sus lechos; y comen los corderos del rebaño, y los novillos de en
medio del engordadero; gorjean al son de la flauta, e inventan in​strumentos
musicales, como David; beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos
más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José." De modo que
Dios les quita esta seguridad destruyendo sus ciudades, Dejándolos sin techo ni
cobijo, permitiendo que sólo algunos apenas si sobrevivieran (parecían tizones
rescatados del fuego), sin economía, sin seguridad militar, desprotegidos por
completo, con sus familias destruidas, con hambre y sin techo y aún con todo
esto, no se volvieron a Dios.

CONCLUSIÓN

Si no leyéramos en cada declaración la frase: ​y aún con todo esto no se volvieron a


Dios​, podría fácilmente pensarse que cada acción de parte de Dios es una venganza
contra su pueblo por haberlo olvidado; así, parece que es Dios haciendo que el pueblo
sufra como consecuencia de su pecado y aunque en cierto modo esta declaración es
verdad, tiene una razón más profunda, es Dios atacando todo aquello que les hacía
sentirse orgullosos y seguros. Todo aquéllo que se había convertido en una gran
muralla que les impedía mirar a Dios. El propósito real no es la venganza sino la
búsqueda de un reencuentro. Dios ya ha intentado una y otra vez por las buenas traer
a su pueblo de vuelta pero no ha funcionado. Así que por amor él permite situaciones
dolorosas como el hambre, las guerras, la muerte, para ver si así vuelven a él. Lo triste
de esta porción bíblica es que aún con esa fuerte llamada de atención no es suficiente
para que se vuelvan a él. Esto claramente debe dejarnos una lección a nuestras vidas.
Dios está buscando tener una profunda relación con nosotros, nos rescató y está
buscando que permanezcamos cada día cerca de él. Cuando nosotros nos enfriamos y
dejamos que el pecado y la indiferencia nos gobierne, Dios no se quedará con los
brazos cruzados esperando, él nos disciplinará y permitirá que toda fortaleza y
seguridad equivocada sea destronada de nuestras vidas para que volvamos a él. De
modo que tal vez situaciones de enfermedad, falta de trabajo, incluso la muerte y más
situaciones similares, tendríamos que repensarlas a la luz de estos pasajes pensando
si no ha sido Dios todo este tiempo tratando de volvernos a él. Lo más triste de estos
casos es que cuando Dios llega a llamarnos la atención tan fuerte, la mayor de las
veces en vez de volver a él en sumisión y arrepentimiento, le culpamos y nos
apartamos más de él, sin entender la profundidad de sus acciones y que es
verdaderamente el amor el que lo ha movido a actuar de esa manera, tratando de
rescatar nuestra vida del pecado en el que hemos caído.

Que Dios nos ayude a quitar la ceguera de nuestros ojos y a responder a las primeras
llamadas de Dios, no sea que tenga que llamarnos de maneras tan duras como a su
pueblo. Que su Espíritu nos convenza de pecado, justicia y juicio, no sea que Dios diga
también de nosotros: y aún con todo esto no se volvieron a mi. Que el Señor nos
ayude.

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