Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
1. 1. NARRATIVA METAFÍSICA
1. 2. NARRATIVA EXISTENCIAL
europea: se revela, por tanto, en cierta medida, como el paraíso perdido de los
occidentales. Los mitos forman parte también de lo real desde el momento en que
una colectividad cree en ellos y, por tanto, operan y funciona habitualmente en la
vida cotidiana de los seres. Esta visión maravillosa de América no es realmente
nueva, pues según los propios novelistas hispanoamericanos se encuentra ya en
las antiguas crónicas de los conquistadores españoles, quienes con ojos europeos
asistían maravillados al insólito mundo que aparecía ante ellos.
En verdad, la fascinación por lo popular americano se encuentra ya en las
novelas de la tierra y en las novelas indigenistas (José María Arguedas, novelista
peruano, introduce ya en sus novelas la mentalidad mágica de los indígenas y un
mundo concebido a partir de presupuestos míticos).
Miguel Ángel Asturias (1899-1974) es un fiel representante de la América
maravillosa, la denuncia social y las formas literarias vanguardistas. Conoce
personalmente el mundo indígena durante su infancia en Guatemala, y su estancia en
Francia en los años veinte lo pone en contacto directo con las Vanguardias y, en concreto,
con el Surrealismo. En París, estudia antropología centroamericana y traduce al francés el
Popol-Vuh, máxima muestra literaria del pueblo maya. En 1930, publica Leyendas de
Guatemala, conjunto de narraciones que revelan ya lo que será una constante de su obra
posterior: su atención a lo mítico y legendario americano. Escribe su obra más conocida, El
Señor Presidente (1946), uno de los principales ejemplos de la denominada novela de
dictador, es decir, de aquellas narraciones cuyo protagonista es la figura de un dictador,
personaje tan habitual en la política latinoamericana de los dos últimos siglos. La intención
social se plasma en una forma literaria novedosa tanto en la estructura de la novela como
en el tratamiento del tiempo o en la configuración de los personajes, presentados a veces
de forma grotesca. Su siguiente novela, Hombres de maíz (1949), se inserta ya de pleno en
el realismo mágico. En ella se funden la experimentación formal, el interés por los mitos
americanos ancestrales y la denuncia social. Aún más explícita es esta denuncia en su
“trilogía bananera”: Viento fuerte (1950) El Papa Verde (1954), Los ojos de los enterrados
(1960). Se censura en las tres el neocolonialismo de las multinacionales agrícolas
estadounidenses, que explotan inmisericordemente a los campesinos guatemaltecos. En
Week-end en Guatemala (1956), testimonio acusatorio de la invasión yanqui del país
centroamericano en 1954 para poner fin al gobierno democrático. En 1967, recibió el
Premio Nobel de Literatura.
Alejo Carpentier (1904-1980) es un estilista del idioma y un renovador de la novela
hispanoamericana. Su primera novela, Ecué-Yamba-Ó (1933) se sitúa dentro de la
corriente indigenista, puesto que es una “historia afrocubana”, en la que se unen las
-6-
técnicas vanguardistas, el interés por los ritos primitivos populares y la intención social. El
reino de este mundo (1949) se incluye dentro de lo real maravilloso, y está ambientada en
la época de la lucha por la independencia de Haití al calor de las ideas de la Revolución
francesa. La vida y creencias de los esclavos negros haitianos dan lugar a la novelización
de toda una serie de mitos, ritos y hechicerías que hacen que convivan con naturalidad en
la narración los elementos mágicos y la descarnada realidad sociopolítica: el vudú de los
esclavos de origen africano, la ejecución del caudillo de los negros sublevados a manos de
los colonialistas franceses... En 1953 publica una de sus grandes novelas, Los pasos
perdidos, donde narra la historia de un musicólogo que, desde una ciudad moderna y
occidental, marcha a la selva amazónica a la busca de antiguos instrumentos indígenas.
Ese viaje le hace entrar en contacto con culturas en diferentes estados de desarrollo, por lo
que acaba convirtiéndose en un verdadero viaje hacia atrás en el tiempo. Contrapone la
civilización contemporánea, huérfana de auténticos valores humanos, y el mundo primitivo
americano, que se ofrece como un paraíso perdido donde encontrar la armonía de los
orígenes. De 1962 es El siglo de las luces, novela histórica que desarrolla los sucesos
revolucionarios que sacuden las islas del Caribe a fines del siglo XVIII y principios del XIX,
convirtiéndose en una profunda meditación sobre la teoría y la práctica de la revolución. Es
también autor de una de las llamadas novela de dictador, El recurso del método (1974), en
la que relata en tono irónico la historia de un dictador latinoamericano entre los años
inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mundial y el ascenso al poder del fascismo
italiano, pero aprovecha para realizar una desmitificación de la supuesta superioridad
europea, representada en lo francés. Al final de su vida escribió una ambiciosa y extensa
novela, La consagración de la primavera (1978), monumental fresco histórico de la
primera mitad del siglo XX, desde la Revolución rusa hasta la cubana, pasando por la
Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial. Su última novela, El arpa y la sombra
(1979), desmitifica en clave humorística la figura de Cristóbal Colón, y, a través de él, de la
historia de América y de España.
Julio Cortázar (1914-1984), nacido en Bruselas, pero hijo de argentinos, residió en
Francia desde 1951. Incorpora lo real maravilloso en sus novelas, pero su lejanía de
América y la influencia de la cultura francesa hizo que su obra adquiriera la distancia justa
para realizar un análisis lúcido de lo americano como proyecto universal. Consideró que el
telurismo y la vuelta a los orígenes de cierta literatura latinoamericana eran literaria e
ideológicamente negativos por lo que tenían de nacionalismo estrecho y pérdida de la
imprescindible universalidad. Su realismo mágico se ve influido por la tradición literaria
latinoamericana (Borges, Asturias, Carpentier), por la tradición novelística europea (Joyce,
Kafka, Virginia Woolf o Camus) o por las vanguardias (el Surrealismo). Su realismo se
caracteriza por la peculiar manera de contar de forma minuciosamente objetiva lo anómalo
-7-
y lo fantástico, con lo que hace que lo insólito e imaginario resulten creíbles y verosímiles.
Destacó pronto como autor de cuentos: Bestiario (1951), Final de juego (1956), Las armas
secretas (1958), Historias de cronopios y de famas (1962), Todos los fuegos el fuego
(1966), etc. Algunos de sus cuentos están considerados obras maestras, como El
perseguidor, inspirado en la vida del músico de jazz Charlie Parker. Su concepción del arte
supone una forma de aproximación a la armonía total y eterna que permite al hombre
acceder a un grado superior de conocimiento. En el relato, el saxofonista negro se rebela
contra las apariencias del mundo cotidiano y las normas sociales opresivas en su anhelo
por abolir el tiempo y hallar esa unidad y armonía a través de su música y, más en general,
del instinto y la intuición.
Para Cortázar, la literatura fantástica, al romper con la lógica de la realidad
conocida, permite poner en cuestión los pilares de una sociedad erigida sobre la fe
absoluta en la razón. El absurdo, la incongruencia, la irracionalidad también forman parte
de lo cotidiano, y la exploración del absurdo conduce, como ya habían descubierto los
surrealistas, a desvelar escondidas facetas de la realidad y penetrar en ella más allá de las
meras apariencias. Técnicamente, sus innovaciones y audacias formales rompen con lo
convencional, como ocurre en su novela Rayuela (1963), especie de collage narrativo que
permite ser leído de forma convencional o saltando los capítulos, metáfora literaria de la
fragmentación y el caos profundo del mundo bajo el orden superficial sólo aparente. La
obra se caracteriza por el humor, la ironía, los juegos con el lenguaje, la búsqueda
constante de nuevas vías expresivas, que manifiestan su permanente insatisfacción con lo
establecido y su lucha contra la rutina y el adocenamiento. Su libertad creadora resultó
compatible con el compromiso social de la literatura, especialmente al solidarizarse con la
Revolución cubana, a la que consideró un auténtico revulsivo político y moral. En la novela
Libro de Manuel (1973) combina el vanguardismo estético y el compromiso social, otro
ejemplo de experimentalismo lingüístico o de audacias tipográficas, en el que introduce un
durísimo alegato contra la tortura en América Latina y, en particular, en la Argentina de las
Juntas Militares de los años setenta. Parecidas inquietudes literarias y morales se dan en
los últimos volúmenes de relatos de Cortázar: Octaedro (1974), Alguien que anda por ahí
(1977), Un tal Lucas (1979), Queremos tanto a Glenda (1980)...
Augusto Roa Bastos (1917) es el más destacado de los escritores paraguayos, que
parten de referencias a la cultura guaraní pero que trascienden el ámbito local para
convertirse en una meditación social y política, estética y metafísica. En 1953 publica El
trueno entre las hojas, libro de cuentos que anticipa sus claves estilísticas e ideológicas.
En 1960 aparece su primera novela, Hijo de hombre, en la que funde la tradición
latinoamericana (novela indigenista, social e histórica) con las aportaciones de Proust,
Joyce y Kafka o las innovaciones vanguardistas (técnicas cinematográficas,
-8-
En su obra maestra, Pedro Páramo, Juan Preciado busca por desolados parajes, los
de región de Comala, al padre que lo abandonó, Pedro Páramo. El apellido de éste da ya
idea del paisaje tanto espiritual como ambiental de la novela. Comala posee referencias
simbólicas, es un espacio mítico que condensa en sí los rasgos vitales de sus pobladores.
Comala resulta ser el paraíso añorado de algunos personajes que viven lejos de allí; es
también el lugar histórico donde reina la violencia y el despotismo feudales de Pedro
Páramo, pero sobre todo representa el ámbito fantasmal de la muerte. Y esto último lo es
no sólo como alegoría, sino también de forma exactamente literal: sabemos pronto que
Pedro Páramo ha muerto, pero hacia la mitad de la novela se descubre que incluso el
propio Juan Preciado ha muerto también y que los retazos de las conversaciones que
escuchamos no son más que los diálogos de los muertos en sus tumbas. Comala es un
pueblo abandonado y maldito, real e irreal al mismo tiempo, mundo de pesadilla y
purgatorio de culpas, “la boca del infierno”.
La intemporalidad y la indefinición espacial sirven para crear un universo mítico en
el que se entretejen los destino de unos personajes abocados irremediablemente a la
destrucción y a la muerte. Ese carácter mítico es constante desde el inicio de la novela, con
el hijo que busca al padre en un supuesto paraíso perdido. Enseguida, ese paraíso se
convierte en un infierno, como dos caras míticas de la misma moneda. Con Rulfo, el
realismo mágico da un giro notable: lo fantástico e imaginario apenas puede distinguirse
de lo cotidiano, pero la América ancestral y mítica (en este caso el México heredero de la
mitología azteca y su culto a la muerte) no es paradisíaca sino infernal.
Técnicamente, el ambiente fantasmal, de borrosas fronteras entre la vida y la
muerte, se logra mediante la dislocación temporal y la fragmentación y reiteración de las
historias, que dan la impresión de tiempo circular y eternamente repetido, a lo que también
contribuyen las abundantes elipsis argumentales y al presentación en eco de las vidas de
los personajes, cuyos datos inconexos conocemos por lo que de ellos recuerdan otros
personajes.
Estilísticamente, domina la concentración expresiva, conseguida al reducir lo
esencial de una obra que en una primera versión doblaba en páginas a la publicada.
Monólogos interiores, diálogos contrapunteados, cambios de perspectiva narrativa, etc...
son como en los cuentos, muestra de las innovaciones narrativas de Rulfo. El aire de
oralidad de Pedro Páramo, con sus múltiples anécdotas que aparecen y desaparecen, y su
insólita capacidad de síntesis entroncan, en realidad, con los procedimientos expresivos
del folclore oral mexicano.
- 10 -
la misma esencia del poder, la Palabra inventada, y los métodos que utiliza para
imponerse y mantenerse en circunstancias históricas determinadas, la Palabra
impuesta, el discurso que domina, oculta y mata otros discursos.
De hecho, el poder del lenguaje es asunto central en la obra y los habitantes de
Macondo sufren en un determinado momento una rara enfermedad que los lleva a
olvidar los nombres de seres y objetos y a verse en la necesidad de pegar papeles a
las cosas con sus nombres para poder acordarse de ellos. La relación del poder con
el lenguaje y con la soledad es también evidente en otros episodios: por ejemplo, el
coronel Aureliano Buendía, cuando se encuentra en la cima de su poder, traza en
derredor suyo un círculo de tiza que lo aísla simbólicamente de los demás, y,
cuando pierde el poder, se sume en la absoluta incomunicación, en la soledad del
silencio. Así pues, el episodio fundamental de la última parte de la novela, la
represión sangrienta de los trabajadores en huelga, que revela que, frente a la
verdad oficial que afirma que “en Macondo no ha pasado nada”, se puede siempre
alzar la verdad histórica que se halla en los pergaminos, es decir, en la misma
novela. La literatura es, en consecuencia, para García Márquez una forma
privilegiada de conocimiento de la auténtica realidad al impugnar, desde la ficción,
las falsedades de tantos otros textos supuestamente reales, pero que sólo
presentan la verdad de los poderosos. De este modo, la imaginación y la fantasía
cumplen un papel formal e ideológicamente revolucionario.
Después de Cien años de soledad, García Márquez sigue publicando novelas
importantes: El otoño del patriarca (1975), aportación del escritor colombiano a la
novela de dictador; Crónica de una muerte anunciada (1981), novela corta en la
que se mezcla con acierto elementos de la crónica periodística y de la novela
policíaca; El amor en los tiempos del cólera (1985), extensa narración en la que
García Márquez vuelve a mostrar su gran capacidad fabuladora; El general en su
laberinto (1990), biografía novelada de la vida de Bolívar; Del amor y otros
demonios (1994), novela de amor en la que se vuelven a dar cita lo extraordinario y
lo cotidiano; y la novela-reportaje Noticia de un secuestro (1996). También ha
seguido escribiendo cuentos, entre los que destaca el titulado La increíble y triste
historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972). En 1982, García
Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura.
Carlos Fuentes (1928) es el más destacado novelista mexicano contemporáneo,
heredero directo de la ya larga tradición de la novela de la Revolución mexicana, ya que la
- 14 -
1. LA HISTORIA
4. TEMAS
5. PERSONAJES
“Ha venido un hombre muy raro....El hombre raro se llama Bayardo San Román,
y todo el mundo dice que es encantador”
“Llegó en el buque semanal con unas alforjas guarnecidas de plata que hacían
juego con las hebillas de la correa y las argollas de los botines. Andaba por los
treinta años, pero muy bien escondidos, pues tenía una cintura angosta de
novillero, los ojos dorados, y la piel cocinada a fuego lento por el salitre”
- 25 -
“Parecía marica”, me dijo. “Y era una lástima, porque estaba como para
embadurnarlo de mantequilla y comérselo vivo”
Parte fundamental del discurso narrativo son este tipo de descripciones, que
el narrador amplía en los casos de Santiago Nasar, Bayardo San Román y la
familia Vicario. En todos ellos, además de la fundamental presentación por
parte del narrador, se despliega un abanico de puntos de vista que tiende a la
relativización, a la valoración contrastada en un enfoque multiperspectivístico.
Por ejemplo, la plural valoración de que es objeto Santiago Nasar es ésta:
6. ÉPOCA Y MARCO
7. NARRADOR
“Eran de catadura espesa pero de buena índole”, decía el sumario (se refiere a
los Vicario)
“El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5,30 de la
mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que
atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, pero el
despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros (...) Tampoco
Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la
ropa, y despertó con un dolor de cabeza y un sedimento de estribo de cobre en
el paladar y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas...”
“Bayardo San Román se había hecho muy amigo nuestro, amgio de tragos,
como se decía entonces, y parecía muy a gusto en nuestra mesa. Ángela Vicario,
sin el velo y la corona y con el vestido de raso ensopado de sudor, había
asumido muy pronto su cara de mujer casada. Santiago Nasar calculaba, y no
dijo a Bayardo San Román que la boda iba costando hasta ese momento nueve
mil pesos...”
“Juega limpio –le replicó el viudo con la dignidad alerta–. Esa casa no vale
tanto”
9. MODOS NARRATIVOS
“Desde que asomó por la ventana del automóvil saludando con el sombrero
blanco, todos lo reconocieron por la fama de sus retratos. Llevaba un traje de
lienzo, color trigo, botines de cordobán con los cordones cruzados, y unos
espejuelos de oro prendidos con pinzas en la cruz de la nariz y sostenidos con
una leontina en el ojal del chaleco. Llevaba la medalla del valor en la solapa un
bastón con el escudo nacional esculpido en el pomo. Fue el primero que se bajó
del automóvil, cubierto por completo por el polvo de nuestros caminos, y no tuvo
más que aparecer en el pescante para que todo el mundo se diera cuenta de
que Bayardo San Román se iba a casar con quien quisiera”
“La luna estaba en el centro del cielo, y el aire era diáfano, y en el fondo del
precipicio se veía el reguero de luz de los fuegos fatuos del cementerio. Del otro
lado se divisaban los sembrados de plátanos azules bajo la luna, las ciénagas
tristes y la línea fosforescente del Caribe en el horizonte. Santiago Nasar señaló
una lumbre intermitente en el mar y nos dijo que era el alma en pena de un
barco negrero que se había hundido con un cargamento de esclavo del Senegal
frente a la boca grande de Cartagena de Indias”
e) Pasaje narrativo en el que los tiempos verbales marcan dos claros niveles
de temporalidad, con una evidente prolepsis inicial:
“Todo lo que ocurrió a partir de entonces fue del dominio público. La gente
que regresaba...empezó a tomar posiciones en la plaza...Cristo Bedoya les
preguntó a varios conocidos...En la puerta del Club Social se encontró con el
coronel Lázaro Aponte y le contó...
“Habían dado las seis y aún seguían encendidas las luces públicas. En las
ramas de los almendros, y en algunos balcones, estaban todavía las guirnaldas
de colores de la boda, y hubiera podido pensarse que acababan de colgarlas en
honor del obispo. Pero la plaza cubierta de baldosas hasta el atrio de la iglesia,
donde estaba el tablado de los músicos, parecía un muladar de botellas vacías y
toda clase de desperdicios de la parranda pública”
10. TEMPORALIZACIÓN
sala, pasó con un estruendo de guerra por el comedor de la casa vecina y convirtió en
polvo de yeso a un santo de tamaño natural en el altar mayor de la iglesia, al otro
extremo de la plaza.