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“Tirar el mandato de la

masculinidad es la única forma


de cambiar la historia”
Rita Segato, habla del aborto, feminismo y otras cosas.

por Redacción -diciembre 10, 2018

Rita Segato habla del aborto, la situación en América Latina y de la ruptura del
mandato de masculinidad como única manera de cambiar la historia.

Luego de su presentación en el “Foro Mundial de Pensamiento Crítico”


organizado por CLACSO, Rita Segato habla del aborto, la situación en América
Latina y de la ruptura del mandato de masculinidad como única manera de
cambiar la historia.

Todo lo que lleva ondula: sus rulos cortos canosos, su vestido suelto azul
oscuro, sus collares de cuentas. Sus palabras bailan una melodía acuosa como
el bossa nova, vibran, inundan, mecen. Aún cuando se pone firme en sus
posturas, Rita Segato está lejos de parecer la bruja mala de los cuentos que
ella misma dice que encarna para algunos.

Antropóloga de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y profesora emérita de la


Universidad de Brasilia, en 1993 Segato comenzó a especializarse en temáticas
de género, cuando el gobierno de Brasilia le encargó entrevistar a la población
penitenciaria condenada por delitos sexuales. De esta experiencia surgió su
primer libro “Las estructuras elementales de la violencia” editado en 2003.

Posteriormente estudió la crueldad de los femicidios/feminicidio ocurridos en


Ciudad Juárez y formalizó esta investigación en el libro “La escritura en el
cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez (2013).

Rita recorre Latinoamérica con sus palabras: habla casi sin tomar respiro sobre
las cárceles brasileras, la ausencia del Estado en Guatemala y Honduras, la
enorme caravana migrante que vomita sangre mientras atraviesa el
continente, Ciudad Juárez y la violencia del narcotráfico que se inscribe en los
cuerpos de las mujeres y niños.

Su marea de ideas inunda, pero también aclara. De vez en cuando,


preocupada por el caudal de su discurso, desemboca en las divisiones de los
feminismos y advierte que el punitivismo puede ser un riesgo para todo el
movimiento.

– Dalia Cybel (DC): ¿Cómo entendés los abusos sexuales después de


haber hablado con los propios perpetradores?
– Rita Segato (RS): La agresión sexual es opaca, no es fácilmente entendida,
ni siquiera el propio agresor comprende su acto. Yo sostengo que las
violaciones no son crímenes de intencionalidad sexual. Hasta hoy entendemos
la agresión sexual como causa de la libido y en el deseo, porque nos enseñaron
a pensarla en el ámbito de lo privado. Yo trato todo el tiempo de sacar el
cuerpo de las mujeres y disidencias de ahí y transformarlo en un cuerpo
político, que cuando es agredido, la agresión proviene del campo de la política
y de lo público.

– DC: Si no es por deseo ¿Por qué se realiza una violación?


– RS: Yo digo que es un crimen expresivo: cuando el agresor lo realiza está
diciendo algo. Esa es la diferencia entre el crimen utilitario -que se puede
explicar- como un robo, y el crimen expresivo o enunciativo. El crimen
enunciativo es un acto moralizador. El violador está ahí enseñando algo a la
víctima, disciplinándola. Es la recreación del mito adánico. En todo el planeta
hay mitos de origen que hablan de que la mujer comete una falta y necesita
ser castigada, a veces incluso mediante una violación. ¿Cómo no va a repetirse
si el origen de la historia es un acto de agresión sexual?

– DC: Si la violación es un crimen enunciativo ¿Hacia quién se está


expresando el violador?
– RS: El feminismo siempre resaltó la relación vertical del agresor con su
víctima, pero hay otro campo de interlocución que son los pares. Yo hablo de la
masculinidad como una fratra, una cofradía, una corporación. Ningún hombre
es un miembro nato de la fratría masculina, el hombre tiene que titularse todo
el tiempo, porque si no se emascula. Esa cofradía de la masculinidad es un
mandato de violación.

– DC: ¿Crees que los varones deben tener lugar dentro del feminismo?
– RS: No creo que los hombres tengan que sumarse a la lucha de las mujeres,
de hecho creo lo contrario. El feminismo es liberador para los varones. Les está
diciendo dejen esa postura de macho alfa, porque no hay ni macho alfa ni
macho beta. Hay que tirar el mandato de la masculinidad: al día de hoy esa es
la única manera de cambiar la historia.
– DC: Respecto a tu libro “La escritura en el cuerpo de las mujeres
asesinadas en Ciudad Juárez”: ¿Cómo afectan las nuevas formas de
conflictividad interna latinoamericana en los cuerpos de las mujeres?
– RS: Hay una transformación en la historia de las guerras. Ahora las guerras
no son entre Estados, sino guerras difusas donde el control para-estatal de la
vida se expande en guerras represivas, guerras criminosas, las guerras entre
pandillas. Desde siempre el daño a las mujeres fue un daño colateral en las
guerras. Antes se ganaba una batalla y se tomaban los bienes del pueblo
derrotado y las mujeres eran parte del botín.

Hoy eso ha cambiado: ahora el cuerpo de las mujeres no es más un daño


colateral en la guerra sino un objetivo estratégico. En el cuerpo se escribe un
mensaje de dominación territorial, de soberanía jurisdiccional. En las guerras
anteriores había racionalidad, en las nuevas guerras el cuerpo de las mujeres
se ha vuelto un bastidor en el cual los soberanos de una jurisdicción escriben
su soberanía con una crueldad arbitraria. En el inconsciente colectivo, si mato
a un hombre, por mayor crueldad que haya, es guerra. Ahora, si cometo
exceso de crueldad sobre el cuerpo de mujeres o niños es arbitrario, es el
mensaje de la capacidad de crueldad aislado como discurso.

Segato se muestra preocupada por ciertos fenómenos dentro del feminismo.


Resalta que se pierde tiempo y energía en pelearse con otras compañeras que
piensan de manera diferente en algunos puntos en vez de dar una batalla
común. Transversalidad, lo que permitió teñir las calles de verde.

– RS: “Estoy un poco preocupada con los feminismos. El feminismo se ha


vuelto punitivista y espera del Estado la punición del enemigo.
El medio educativo está mostrando una imposibilidad de convivir entre chicos y
chicas. Hay infinidad de relatos de acoso, pero si no tenemos mucho cuidado
con eso vamos a terminar con muchas de nuestras conquistas. Tenemos que
tener en claro la diferencia entre un crimen y las relaciones entre las personas
y retomar la capacidad de negociar en estas. Sino, por el lado del feminismo,
estamos llegando al fundamentalismo. Los métodos punitivistas para cambiar
las relaciones entre personas están replicando en la micropolítica las fallas del
Estado y su modelo carcelario.”

– DC: ¿Te referís al método del escrache? ¿Considerás que las redes sociales
amplifican el linchamiento?
– RS: Claro. Si las feministas en términos históricos hemos defendido el
derecho al justo proceso, no podemos defender el escrache. Tiene que haber
un derecho a la interlocución con el acusado, si no estamos cayendo en los
mismo funcionamientos de aquellos que consideramos ser nuestros
antagonistas de proyecto histórico. Yo no quiero un cambio de manos del
poder, de la capacidad de opresión, de la reducción del otro mediante la burla
y el escarnio: estamos luchando por un mundo diferente no por un mundo
igual en otras manos.
– DC: Para finalizar, ¿qué pensas sobre quienes se oponen al aborto?
– RS: Es muy fácil probar que no les importa la vida. Como dije en el
Congreso: en la fertilización asistida se descartan un montón de óvulos. ¿Esas
no son almitas? ¿Sabés por qué no les interesan? Porque no están en el cuerpo
de la mujer, la cuestión del aborto es sobre el cuerpo de la mujer, es el control
de la soberanía de la mujer sobre su cuerpo. Lo que les interesa es la mujer y
su desacato al orden patriarcal, su cercanía con la liberación, que es el fin de la
prehistoria patriarcal. La humanidad vivió solo una era: la prehistoria patriarcal
de la humanidad. O salimos de ella o no tengo esperanza de que la vida
humana continúe.

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