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Cristian Beltrán Aznárez

Arqueología Forense
Máster en Arqueología y Patrimonio

INTERVENCIÓN EN EL HOSPITAL
“PENITENCIARIO” DE EL SALVADOR
Las masacres y torturas que se han constatado en un hospital de El Salvador,
denominado comúnmente como “el penitenciario”, corresponden a una época de
conflictos internos entre los años 1989 al 1994, bajo el gobierno de Cristiani. Se
cometieron crímenes contra prisioneros considerados insurgentes, violando los derechos
humanos. En este caso, uno de los médicos, que trabajan actualmente ahí, ha propuesto
una petición a LafUAM para que intervenga en una posible fosa común situada en un
pozo ciego de uno de los patios. Mediante confusos testimonios se ha supuesto que en ese
pozo arrojaban los cadáveres de los prisioneros de guerra. El trabajo que iniciaría
LafUAM sería primordialmente el de exhumar cuidadosamente los restos y, en el
laboratorio, identificarlos para que puedan ser enterrados por sus familiares. Pero,
además, se debe ejercer una meticulosa recogida de información para facilitar el trabajo
de identificación y causas de la muerte.

Para proceder la intervención, debería de ser aceptada y admitida por el gobierno


actual de El Salvador, a parte de los correspondientes familiares. Por tanto, la idea de ir
como turistas e intervenir en el hospital a espaldas de las autoridades estatales no estaría
respetando la integridad y seguridad del equipo y se consideraría como un posible delito.
Además, el traslado de los restos para su trabajo en el laboratorio necesitaría de previos
permisos de movilidad, y para ello hay que actuar bajo la legalidad.

La propuesta principal debería de ser comentada a las organizaciones encargadas


de la protección de los derechos humanos, como CICR, las cuales legalmente podrían
tomar medidas que promovieran y garantizaran la exhumación e identificación de los
restos. De esta forma se abriría un diálogo con el gobierno. El CICR, también tiene la
misión d enviar información sobre los restos humanos a las autoridades, notificando en
cada caso lo que se va a realizar. En el caso de tener una respuesta afirmativa de poder
actuar, habría que hacer un proyecto minucioso enfocado en numerosos ámbitos. Es

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importante concienciar al equipo que vaya a participar en la intervención, sobre los
ámbitos culturales y religiosos de El Salvador, con el fin de no ofender a la población.
También es conveniente conocer las dimensiones y la profundidad del pozo, mediante
prospecciones. Otro paso importante es la recogida de información, conseguir testimonios
de las personas que se encargaron de depositarlos, o los que conocían de su existencia.

Como la mayor parte de los testimonios que se conocen son confusos, se debería
de conseguir información que sea más detallada y fiable para poder proceder después con
más seguridad. Tanto los lugareños, los familiares y las personas cercanas a los fallecidos,
pueden ser de gran ayuda en la posterior identificación. Es, por tanto, un derecho
individual de las familias el poder conocer su paradero y las causas de su muerte, sobre
todo en tiempos de conflictos. Al ser un conflicto de guerra, la muerte de esos
“prisioneros”, posiblemente no habrán sido archivadas, dificultando la investigación.

En conclusión, aunque el hospital sea posiblemente trasladado y de esta forma se


ocultarían las pruebas de lo que ocurrió, se considera una violación de los derechos
humanos el esconder las desapariciones. Con el apoyo de las organizaciones
interamericanas de Derechos Humanos y ONG’s, habría que recurrir primero a que el
gobierno diera el permiso y en caso de que no ocurriese, iniciar otras vías para
conseguirlo.

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