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ISBN 978-987-1435-51-7
CDD 540
CAPÍTULO 1
Estructura atómica 17
1. Introducción
2. Principales experimentos que contribuyeron
al conocimiento de la estructura atómica
3. Postulados de Bohr
4. Modelo mecánico cuántico del átomo
5. La constitución del núcleo
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 2
Clasificación periódica 33
1. Introducción
2. Configuración electrónica y clasificación periódica
3. Propiedades periódicas
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 3
Unión química 45
1. Unión iónica
2. Unión covalente
3. Unión metálica
4. Triángulo de van Arkel-Ketelaar
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 4
Hidrógeno 67
1. Introducción
2. Métodos de obtención
3. Compuestos de hidrógeno
4. Reglas de Pauling para predecir la fuerza de los oxácidos
5. Reacciones de aplicación del hidrógeno
6. Aplicación de los isótopos del hidrógeno
7. El hidrógeno como vector de energía
Experiencias
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 5
Oxígeno 87
1. Caracteres generales
2. Formación del ion O2−: Ciclo de Born-Haber
3. Óxidos
4. Estructura molecular y variedades alotrópicas del oxígeno
5. Estudio comparativo de los potenciales de reducción
relacionados con el comportamiento del O2 y O3
6. Obtención de oxígeno
7. Compuestos de oxígeno: agua y agua pesada
8. Propiedades redox del agua
9. Hidratos
10. Agua oxigenada
Experiencias
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 6
Grupo 17 (VIIB). Halógenos 119
1. Caracteres generales
2. Estado natural, abundancia y obtención de los elementos
3. Potenciales normales de reducción, poder oxidante
y número de oxidación de los halógenos
4. Principales reacciones químicas de los halógenos
5. Haluros
6. Haluros de hidrógeno
7. Óxidos de halógenos
8. Oxácidos de halógenos y sus aniones
9. Compuestos interhalogenados
10. Aplicaciones de los halógenos
Experiencias
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 7
Grupo 1 (IA). Metales alcalinos 147
1. Caracteres generales
2. Obtención de los elementos
3. Propiedades químicas de los metales alcalinos
4. Óxidos
5. Hidróxidos alcalinos
6. Carbonato de sodio (Soda Solvay)
7. Hidruros
8. Haluros alcalinos
9. Aplicaciones e importancia de los elementos del grupo
Experiencias
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 8
Grupo 2 (IIA). Metales alcalinotérreos 163
1. Caracteres generales
2. Estado natural y abundancia
3. Métodos de obtención
4. Reacciones de los metales alcalino-térreos
5. Óxidos e hidróxidos
6. Haluros alcalino-térreos
7. Solubilidad de otras sales
8. Compuestos más importantes y usos
Experiencias
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 9
Grupo 16 (VIB). Calcógenos 177
1. Caracteres generales
2. Azufre
3. Reacciones generales de los elementos del grupo
(excepto oxígeno)
4. Compuestos con número de oxidación -2
5. Compuestos de calcógenos en estado de oxidación +4
6. Compuestos de calcógenos en estado de oxidación +6
7. Compuestos que contienen más de un calcógeno,
en estados de oxidación distintos
8. Derivados halogenados del azufre
9. Química ambiental del azufre
Experiencias
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 10
Grupo 15 (VB) 201
1. Caracteres generales
2. Nitrógeno
3. Restantes elementos del grupo 15
4. Fósforo
5. Arsénico, antimonio y bismuto
Experiencias
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 11
Grupo 13 (IIIB) 241
1. Caracteres generales
2. Boro
3. Aluminio
4. Galio, indio y talio
Experiencias
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 12
Grupo 14 (IVB) 257
1. Caracteres generales
2. Carbono
3. Silicio
4. Germanio
5. Estaño
6. Plomo
7. Usos de los elementos del grupo 14 como
semiconductores
Experiencias
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 13
Grupo 18. Gases nobles 291
1. Caracteres generales
2. Estado natural, obtención y aplicaciones
3. Compuestos
4. El radón y su efecto sobre la salud
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 14
Elementos de transición. Generalidades 299
1. Configuración electrónica
2. Energías de ionización y estados de oxidación
3. Propiedades magnéticas
4. Color de los iones
5. Radios iónicos
6. Formación de iones complejos
7. Hidratación e hidrólisis de iones metálicos
8. Propiedades redox
Experiencias
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 15
Teoría de la unión en compuestos de coordinación 325
1. Introducción
2. Estructura geométrica de los compuestos
de elementos de transición
3. Teorías de la unión química en complejos
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 16
Aspectos descriptivos de la química de los elementos
de transición 339
CAPÍTULO 17
Consideraciones generales acerca de la Química Bioinorgánica 369
1. Definición y alcance
2. Carácter interdisciplinario de la Química Bioinorgánica
3. Concepto de Bioelementos
4. Concepto de “Metalobiomolécula” e importancia
de ciertos iones complejos en Química Biológica
5. Los sistemas “modelo” como medio para explicar
el mecanismo de funcionamiento de una enzima
6. Reacciones enzimáticas promovidas por metales
7. Estudio particular de algunas metalobiomoléculas
importantes
8. Incidencia de la formación de iones complejos
en ciertos temas de Farmacología y Toxicología
9. Conclusiones
Cuestionario de orientación y problemas
CAPÍTULO 17 391
Prólogo a la primera edición
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Prólogo a la tercera edición
Han pasado más de treinta y cinco años desde que se completara la redacción
de la Primera Edición. La Segunda Edición apareció sin cambios dignos de men-
ción, a los pocos años de la primera.
Los autores, que en el momento de la redacción de la primera edición eran
docentes investigadores en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA,
por los avatares que sufrió la Universidad Argentina en las últimas décadas del
siglo pasado, tomaron caminos diferentes. Recientemente, volvieron a entrar en
contacto, un poco por la sorpresa que les causaba que este libro se siga usando,
a través de copias que son ya “incunables”, a pesar de la aparición de excelentes
textos como el de Shriver y Atkins1 y el de Housecroft y Sharpe2. Creemos que la
explicación de la continuidad en el uso del texto radica en los factores ya señala-
dos en el Prólogo de la Primera Edición: la transición desde el nivel secundario
al universitario en Argentina es apreciablemente más difícil que, por ejemplo, en
EE.UU. Si bien existen textos de nivel secundario excelentes, como el de Aldabe,
Aramendía y Lacreu3, todavía no es frecuente que los estudiantes secundarios
lleguen a la Universidad con el bagaje allí expuesto. Se requiere pues un libro de
nivel elemental que sirva ya sea como texto de Química Inorgánica, o como tex-
to con el fin de preparar al lector para poder estudiar por libros más avanzados.
Otro aspecto interesante, creemos, es la presentación de experimentos de labo-
ratorio para ilustrar los conceptos; esa unicidad teórico-práctica ayuda mucho en
la docencia universitaria introductoria.
Finalmente, nos resultó fundamental garantizar el bajo costo del libro, lo que
se logró prescindiendo de ilustraciones en color, y manteniendo todos los aspec-
tos de la producción acordes con un bajo precio. A su vez, la existencia de UN-
SAM Edita nos permitió encarar la publicación de esta nueva edición con esas
características.
1
P. Atkins, T. Overton, J. Rourke, M. Weller y F. Armstrong, Shriver & Atkins Química Inorgánica Cuarta
Edición, McGraw-Hill Interamericana 2008. ISBN-10: 970-10-6531-X. ISBN-13: 978-970-10-6531-0.
2
C. Housecroft y A.G. Sharpe, Química Inorgánica Segunda Edición, Pearson Prentice Hall 2006. ISBN
10: 84-205-4847-2. ISBN 13: 978-84-205-4847-0.
3
S. Aldabe, P. Aramendia y L. Lacreu, Química 1. Fundamentos, Ediciones Colihue ISBN: 950-581-343-0
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Capítulo 1
Estructura atómica
1. Introducción
17
2. Principales experimentos que contribuyeron al conocimiento de la
estructura atómica
Figura 1.1. Tubo de rayos catódicos. Se muestra la posibilidad de aplicar campos eléctricos o
magnéticos, para estudiar la carga de las partículas.
2.4. Radioactividad
Mencionaremos aquí, solo que el descubrimiento de materiales radioactivos (U,
Th, Ra, etc.) puso de manifiesto nuevamente a los electrones. La desintegración
radiactiva de los átomos genera tres tipos de radiaciones, conocidas como a, b
y g. La radiación llamada beta resultó estar compuesta por electrones que se
movían a altas velocidades. Análogamente, la radiación alfa está constituida por
partículas de masa cuatro veces superior a la del átomo de hidrógeno y con dos
cargas positivas. Posteriormente se demostró que estas partículas eran idénticas a
los núcleos de átomos de helio.
Como dato informativo se puede mencionar que la radiación gamma no es
más que radiación electromagnética, similar a la luz, pero de longitud de onda
mucho menor. En la Figura 1.4 se muestra esquemáticamente cómo responden los
distintos rayos a la aplicación de un campo eléctrico.
Figura 1.4. Radiaciones nucleares más importantes y su comportamiento frente a un campo eléctrico.
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2.5. Dispersión de partículas alfa
Rutherford bombardeó una lámina de Au muy delgada con un haz de partículas
alfa y se encontró con un resultado sorprendente: para la mayoría de las partícu-
las la lámina parecía transparente, como muestra la Figura 1.5.
Figura 1.5. Experiencia de Rutherford. Las partículas α sufren muy pequeñas desviaciones al atra-
vesar la lámina de oro. Las pocas que se desvían apreciablemente sugieren que la masa y la carga
positiva en el átomo están concentrados en zonas muy limitadas del espacio.
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Si en el camino del haz luminoso se interpone una sustancia que absorbe verde,
se verá una zona negra donde antes se veía aquel.
Si en lugar de hacer pasar por un prisma la luz blanca emitida por una lámpara
de W, se pasa la emitida por una lámpara de descarga que contiene gas hidrógeno,
el espectro obtenido no es continuo, como se ve en la Figura 1.9.
Lámpara de
hidrógeno
Prisma
El origen de este espectro de líneas fue un misterio hasta que Bohr postuló su
modelo atómico. El modelo atómico de Bohr consiguió explicar todos estos hechos de
forma más o menos coherente, pero para ello debió postular “reglas de juego” propias
para el mundo atómico, bastante distintas a las leyes usuales del mundo macroscópico.
3. Postulados de Bohr
E = Ec + Ep = ½mv2 – Ze2/r
ΔE = Ef – Ei = h n
Esta ecuación describe bien la posición de las líneas de absorción del espectro
atómico del hidrógeno.
c) La energía de cualquier nivel depende de la carga nuclear. Por ejemplo, para
el nivel n = 1 la relación es E = (13,6xZ2)ev. Para el átomo de hidrógeno que tiene
un protón en el núcleo, E = -13,6ev. En cambio, para el espectro del ion He+, que
tiene dos protones en el núcleo, E = -54,4ev. La energía requerida para la pérdida
del segundo electrón es 54,4ev. Para los átomos de varios electrones, la energía con
que el núcleo atrae a cada electrón se ve parcialmente compensada por la repulsión
entre los electrones, Se dice que la carga nuclear efectiva que atrae al electrón es
menor, y que hay un apantallamiento de la carga nuclear. El efecto de pantalla se
describe modificando la ecuación, restando una magnitud σ a la carga nuclear.
E = -13,6 (Z-σ)2/n2
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Es importante notar que en el modelo de Bohr el número cuántico n fija el radio
de la órbita y la energía del electrón. Posteriormente, Sommerfeld introdujo una
idea adicional al modelo de Bohr, al sugerir que las órbitas no eran necesariamente
circulares, sino que para un valor dado de n podían existir varias órbitas elípticas
de distinto grado de excentricidad (la excentricidad de una elipse es la relación
entre las longitudes del semieje mayor y el semieje menor: esto da una idea del
aplastamiento de la elipse).
El grado de excentricidad queda descrito por un nuevo número cuántico, k, de
manera tal que k/n= longitud del semieje menor/ longitud del semieje mayor. Esta
relación implica que k no puede tomar valores mayores que n. Los valores de k se-
rían 1, 2, …n. De esta forma para n=1 hay una sola órbita (k=1) circular. Para n =2
hay una órbita circular (k =2) y una elíptica (k= 1). Para n = 3 hay tres órbitas, que
se muestran en la Figura 1.10.
Si bien el modelo de Bohr explicó una serie de hechos, muy pronto fue reemplaza-
do por nuevas ideas que encararon, en forma mucho más global, la descripción fí-
sica del mundo atómico. Los experimentos descriptos habían mostrado claramente
que las partículas elementales se regían por leyes propias, distintas a la del mundo
macroscópico. No se podía extrapolar a las partículas atómicas y subatómicas el
comportamiento y las leyes de nuestra experiencia diaria. Por ejemplo, se llama
partículas a los protones, neutrones o electrones, pero no debemos hacernos de
estas partículas la misma imagen mental que la de un grano de arena sumamente
pequeño. En especial, existe un aspecto de la naturaleza de las partículas subatómi-
cas que debemos considerar con interés: sus propiedades ondulatorias.
Una de las controversias más largas en la historia de la física se refirió a la
naturaleza de la luz. Newton suponía que la luz estaba formada por partículas;
más adelante Huygens demostró que sus propiedades eran explicadas mejor
suponiendo que eran ondas electromagnéticas. Sin embargo, fenómenos descu-
biertos a principios del siglo pasado, como el efecto fotoeléctrico de Einstein,
volvieron a sugerir una estructura corpuscular; los corpúsculos fueron llama-
dos fotones.
Por otro lado, y en sentido inverso, se ha demostrado que ciertos experimentos
(que no describiremos en detalle) con haces de electrones, neutrones o protones se
interpretan mejor si se considera a esos haces como trenes de onda. Las partículas
podrían ser llamadas también ondas, porque presentan propiedades de ambos. Es
más, se puede asignar una longitud de onda a cualquier partícula, usando la relación
presentada por de Broglie λ = h/(mxv), donde m es la masa y v la velocidad de la
partícula. Toda la materia tiene propiedades ondulatorias pero estas son notables
solo en partículas de masa muy pequeña; en caso contrario, la longitud de onda
asociada es extremadamente corta.
Las propiedades ondulatorias del electrón son la base de la microscopía
electrónica. Si calculamos la longitud de onda asociada a un electrón acelerado
en un campo de 100kV, veremos que dicha longitud de onda es bastante menor
que la de la luz. El límite de resolución de los microscopios está restringido por
la longitud de onda de la luz con que se “ilumina”, ya que no se puede separar
en la imagen del microscopio detalles que se encuentren a una separación
menor que λ. Al usar electrones, λ disminuye y el poder de resolución aumenta
notablemente. Por supuesto, al usar el microscopio electrónico, las lentes ópticas
del microscopio común deben ser reemplazadas por otros artefactos capaces de
dirigir el haz de electrones en la dirección deseada (se usan campos magnéticos).
Veamos una consecuencia importante de la naturaleza ondulatoria de las par-
tículas. Un electrón en un nivel estacionario de energía de un átomo no puede
ser ubicado en un lugar preciso por su naturaleza ondulatoria, ya que no es "un
punto material" que se mueve; puede visualizarse también como una onda que
se desplaza y en este caso podemos hablar solo de la probabilidad de encontrar
al electrón en un cierto lugar. Por ejemplo, Bohr decía que el electrón del átomo
de hidrógeno se encuentra a 53pm del núcleo; el modelo mecánico cuántico dice
que la distancia más probable para encontrar al electrón es 53pm, pero que tam-
bién puede estar a distancias mayores o menores. Las dos imágenes se comparan
en la Figura 1.12.
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Figura 1.12. Modelo de Bohr y Mecánico Cuántico para el electrón del átomo de hidrógeno.
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Estos orbitales pueden tener varias orientaciones como veremos enseguida. Un
orbital con l = 2 tiene la forma de cuatro lóbulos unidos en el núcleo (Figura 1.16).
En dos de los lóbulos la función orbital tiene signo positivo; en los otros dos tiene
signo negativo.
Para un orbital d, l vale 2 y m puede valer -2, -1, 0, 1, 2. Esto significa que los
orbitales d, todos de igual energía, son cinco. La Figura 1.18 muestra los cinco
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orbitales d. Si bien la forma del orbital dz2 es aparentemente distinta (por razones
que no discutiremos aquí), hay que recalcar que su energía es igual a la de los
otros cuatro.
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El número cuántico de espín indica precisamente ese sentido de giro y puede
tomar dos valores, +½ o –½, tal como se muestra en la Figura 1.19. No hay que
confundir este número cuántico con el símbolo s de los orbitales que poseen l = 0.
Los cuatro números cuánticos n, l, m y s caracterizan a cada electrón de un
átomo. De acuerdo con el principio de exclusión de Pauli, en un átomo no puede
haber dos electrones que tengan los cuatro números cuánticos idénticos. Dicho
de otra manera, en cada orbital puede haber hasta dos electrones con la condición
de que difieran en su espín, esto es, que s valga +1/2 para uno y -1/2 para el otro.
Figura 1.20. El número de masa y el número atómico. Su relación con la constitución del núcleo.
La Física Nuclear ha encontrado que tanto protones como neutrones no son partícu-
las elementales, sino que están formadas por quarks. Si se llama “-e” a la carga del
electrón, “e” será la carga del protón. Tanto el protón como el neutrón están forma-
dos por 3 quarks. De los varios quarks conocidos, los de interés en este caso son el
quark up, que tiene una carga q= (2/3)e, y el quark down, cuya carga es q= –(1/3)
e. La masa de cada uno de ellos es 1/3 de uma. El protón está formado por 2 quarks
up y 1 down, con lo cual la carga será (2/3 + 2/3 -1/3) e = e. Su masa será 1 uma. El
neutrón, en cambió, está formado por 1 quark up y 2 down. Su masa es similar a
la del protón, pero la carga será (2/3 -1/3 -1/3) e = 0. En la Figura 1.21 se resume la
constitución del átomo, del núcleo atómico, y protones y neutrones.
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Figura 1.21. Esquema de la constitución de los protones y neutrones de acuerdo a los resultados de
la física nuclear.