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Reseñas/CeLeHis

Año 2, número 5, diciembre-marzo 2015/2016


ISSN 2362-5031

Sandra Gasparini (comp.)


Iniciado del alba. Seis ensayos y un epílogo sobre Luis
Alberto Spinetta
Buenos Aires
Autores de Argentina
2015
162 páginas

Martín Pérez Calarco1

Sobre un aporte a la spinettología

Cuando empecé a leer el “Preludio” de soleada mañana de verano”. Nadie que


Sandra Gasparini a Iniciado del alba, abra este libro podría hacerlo sin saber que
recordé inmediatamente que en un esa es la fecha exacta de la muerte del Luis
documental sobre Jean Paul Sartre alguien Alberto Spinetta. Antes que cualquier otra
decía que el día en que Sartre murió había cosa, entonces, antes que la devoción por
comenzado, para los parisinos, una nueva su música o el fervor por su lírica, antes,
era en la que ya no podrían acercarse al incluso, que el deseo de homenajear a un
viejo filósofo para preguntarle qué opinaba artista descomunal, la motivación original
sobre tal o cual tema o suceso reciente; de este libro fue la necesidad de aprender
aunque finalmente solieran desoír sus a lidiar con la muerte de Spinetta.
respuestas, habían acabado por encontrar El propósito declarado es
en él una garantía de sentido para el sumamente claro: se trata de un intento por
acontecer cotidiano y colectivo de la polis. reunir, completar y mejorar “esas
El libro compilado por Gasparini empieza conversaciones que solían producirse
así: “El 8 de febrero de 2012 fue una luego de los conciertos de Spinetta o en los

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Doctor en Letras por la Universidad Nacional de
Mar del Plata. Becario posdoctoral de CONICET.
Mail de contacto: martinpcalarcoii@yahoo.com.ar.
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pasillos de la Facultad de Filosofía y del flaco es “ilegal desde el punto de vista


Letras de la Universidad de Buenos Aires académico” (15), o la de Pablo Schanton,
entre las décadas del 80 y el 2000” (5). Sin a quien le debemos como mínimo la idea
embargo, el libro no nos somete como de que “Spinetta ganó para el rock el
lectores a una catarsis de anécdotas derecho a imaginar” (13) y la osadía
personales, recuerdos y demás conceptual menos arbitraria que ocurrente
dispositivos de la nostalgia, sino que los de “surrealuismo” (17).
siete autores compilados nos ofrecen La relación de Edwards con la obra
trabajos en los que su educación del músico es lo suficientemente natural
sentimental está atravesada por saberes como para prescindir de deudas y
disciplinarios, al servicio de lecturas prejuicios, por eso podemos leer en su
productivas sobre ese objeto, intraducible trabajo que entre las canciones de Spinetta
en su irreductibilidad, compuesto por los no es difícil encontrar que “el maridaje de
múltiples y diversos aspectos de la obra de las palabras con la música suele ser
Spinetta. En consecuencia, recorreremos desparejo y desleal” (19) o que el punto
panorámicamente los trabajos que más alto de la lírica spinettiana está justo
componen el volumen. en la canción “Asilo en tu corazón” del
En “El emporio de las imágenes. disco en coautoría con Fito Páez. Cabe
Spinetta en la poesía argentina”, Rodolfo también mencionar una confesión que
Edwards hace lo que mejor sabe hacer su alarmaría a la audiencia ortodoxa, según
generación: cuenta cómo metabolizó la Edwards: él y sus congéneres sabían “que
experiencia de ser un rockero desde el había moralejas escondidas entre esas
comienzo mismo de su formación juvenil. palabras que no entendíamos del todo”
Asentado en una personal definición de (13).
poesía (“una manera distinta de percibir y En “Una imagen de Spinetta”,
organizar las cosas del mundo”), asegura Carlos Battilana reconstruye una escena
que ésta “funciona como un objeto móvil e que no le pertenece: la de la escucha
impredecible que puede afincarse, sin adolescente, junto al Winco, de los
problema, en un graffiti, una publicidad o primeros discos de “Almendra”, “Pescado
las derivas de la conversación” (20). Con Rabioso” e “Invisible”. Battilana cuenta
ese presupuesto, arriesga que Spinetta fue que viene de una casa tanguera, que no
un “catalizador” del rock y que en su obra escuchó a Spinetta desde el comienzo y
podemos encontrar desde la influencia de explica los modos en que el mantra de que
Horacio Ferrer hasta una síntesis de la “mañana es mejor” venía a litigar
histórica dicotomía Boedo-Florida de abiertamente con la fijación del tango en el
comienzos del siglo XX. Mediante una pasado y la nostalgia. Asumida la nota
lectura por vía de analogías, Edwards conservadora del tango, afirmará, al
establece relaciones inesperadas como la amparo de una cita de Horacio Fiebelkorn,
que traza entre el Cancionero de Aglaura que durante la primera mitad de la década
de Leopoldo Lugones y el disco Los ojos, del 70 el rock “fue la música más
a partir de la variable de alteración del revolucionaria” que se produjo en el país,
“sistema metafórico” (35) que estas obras aun contando el “nuevo cancionero
representan dentro de las producciones psicobolche” (40). El autor desarrolla
estéticas de sendos artistas. Asimismo, entonces una lectura contextual de
recupera lecturas como la de Claudio Pescado Rabioso 2 (1972) y Artaud
Kleiman, quien asegura que “la armonía” (1973), en la que emerge una dimensión
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política encarrilada en la idea de spinettiano es el intento de hacer música


“liberación” y en la que Spinetta asume la popular sin renunciar a lo intrincado, a lo
actitud de “una atenta provocación al difícil (o viceversa)” (69) o bien, en el
conformismo” (39). Tampoco duda en hecho de que allí donde no encuentre
señalar, con la fuerza de una paradoja, que fanáticos de Spinetta, Ansolabehere no
“muchos de los temas de Spinetta se encontrará tampoco enemistad o rechazo
propusieron aleccionar respecto de ciertas hacia el músico sino un universo de
formas o artes de vivir” (38), al tiempo que indiferentes que incluso desde su
el músico promovía una concepción del condición participan de la idea de que la
rock según la cual había que alejarse de música de Spinetta “resulta inconfundible,
toda “actitud paternalista, tradicional en el única” (62).
sentido enfermo de la tradición” (44). En su indagación microscópica y
Sobre ese fondo, Battilana despliega su de altísima precisión, este trabajo aboga
teoría del “ethos de Spinetta”: aun con toda por una lectura detallista de una capacidad
su futuridad, en su singularidad descriptiva insospechada. El autor nos
potenciada, una de las funciones artísticas dejará frente a dos cuestiones inquietantes.
de Spinetta fue el utópico anacronismo de Por un lado, a pesar de advertirnos que el
la conservación y preservación del aura. ímpetu experimental de Spinetta puede
Desde el título del siguiente rastrearse hasta el show de “Las bandas
trabajo, “Spinetta músico: notas sobre lo eternas”, los análisis musicales quedan en
raro”, Pablo Ansolabehere reclama para pausa, sintomáticamente, a partir de 1980;
Spinetta la condición de músico por sobre como contrapartida de esta decisión, es
cualquiera otra; luego añade con toda la curiosamente interesante la detenida
explicitud de la que es capaz: “habría que referencia a Luis Almirante Brown
decir que la condición de poeta de Spinetta (personaje de Diego Capusotto que retoma
integra, forma parte, emana de su primera de manera preclara aspectos propios de la
y definitoria condición de músico” (61). figura y la obra de Spinetta al tiempo que
Para el autor, las letras de Spinetta “son le añade una veta de humor procaz), en el
una manifestación –sin dudas destacada, que reconoce que la trabajada parodia
pero nunca aislada o independiente– de las respeta incluso delicadezas musicales
diferentes instancias que conforman los propias de nuestro músico. Cabría
materiales musicales con los que elabora preguntarse si no debiéramos prestar
sus canciones” (61). Sobre esta base, mayor atención a la parte del personaje que
Ansolabehere asume como propia la cobra masividad con las metáforas
escena del Winco que describe Battilana e obscenas dispuestas en música sencilla,
instala en ella una declaración de como parte de una reflexión acerca de la
principios generacional: “escuchar para mí relación de Spinetta con lo popular pero,
era sentarme frente al tocadiscos y por sobre todo, con lo masivo.
dedicarle toda la atención del mundo a El siguiente escrito es el que Omar
cada uno de los temas, una y otra vez” Chauvié tituló “Hacia un tango cromado”,
(62). donde se detiene en una serie de tópicos
El centro de gravedad girará en literarios sobre los que describe los
torno a la singularidad de Spinetta y la distorsivos y virtuosos malabares de
connotación de rareza que esa singularidad Spinetta. El crítico y poeta se detiene
conlleva. Esa singularidad se traduce, por particularmente en el motivo literario del
ejemplo, en que “una de las marcas de lo viaje, presente en el rock desde los
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comienzos, pero a través de una conexión bibliotecas personales y de circulación en


con el tango, donde ya estaba desde antes. los morrales de los privilegiados que
Ese motivo derivará en metáfora de “viaje conseguían un ejemplar, Guitarra negra
entregéneros” y en metáfora de será un talismán pero también un episodio
desplazamiento generacional que lleva a la de lectura que le permitirá a Garsparini
esperanzadora conclusión de que “siempre deslindar los lazos entre la lírica de
hay un ‘viajero naciendo’ con rumbo a un Spinetta y el surrealismo.
lugar al que todos llaman spinettalandia” El comienzo del análisis de estos
(76). Como si hiciera falta un respaldo poemas, en los que “las letras y las
para este corolario, Chauvié ofrece la imágenes plásticas se dan cita” (92),
escena autobiográfica de su hija requiere, sin embargo, remontarse al B. A.
llamándolo desde el estadio de Vélez, Rock de 1982, cuando, a decir de la autora,
durante el recital de “Las bandas eternas”, el rock no era un mero show que terminaba
“para hacerle escuchar, entre gritos que se cuando lo indicaban las luces sino que “un
hacían murmullos” (76), “Durazno carácter aurático de rito envolvía cada
sangrando”. concierto, todavía, como si se tratara de un
En el intersticio que va del “tango” círculo de iniciados que se oponía
al “cromado” en el título de su ensayo, drásticamente, dramáticamente, al resto de
Chauvié instala la “Parada apocalipsis” de la sociedad” (89). Ese remontarse hacia
este viaje y se detiene a pensar a Spinetta comienzos de los 80 es un modo de
como parte de una ficción futurista que no restablecer las coordenadas del mundo en
rehúye tampoco de lo fantástico. El autor el que apareció por primera vez Guitarra
nos pone también sobre aviso de una clave negra, en 1978.
de lectura cuya insistencia comienza a Gasparini se detiene en la letrística
tener para el lector un valor especial: “de spinettiana pero sobre todo en las marcas
manera casi caprichosa, pero para nada que el surrealismo determinó en su lírica
arbitraria” (76), Chauvié elige mirar la de “poemas anfibios”, que replican esa
trayectoria de Spinetta desde un momento preferencia por estar siempre “en el borde
particular fijado entre fines de los 70 y de lo popular y de lo reservado a unos
comienzos de los 80 para desplazarse pocos” (105); en esas páginas, la
desde ahí hacia adelante y hacia atrás. “paradoja” y el “disparate” se consagrarán
Sistema de lectura generacional, conjuro como estrategias compositivas habituales
contra la dilución de una experiencia que el músico y poeta aprende en el
colectiva atesorada, con la delicadeza de surrealismo pero a las que esta vez deja sin
los duros, para mostrarnos cómo Spinetta otro respaldo sonoro que su propia
cromó el tango, Chauvié lo llama “la materialidad fónica. Sobrevuela entonces
música de los últimos cien años” en el la pregunta nodal que articula toda esta
momento mismo en el que el rock se está aproximación al libro de Spinetta: “¿por
convirtiendo en la música de los últimos qué un letrista de la complejidad y
cincuenta. originalidad spinettianas dividió sus
Además de oficiar como composiciones verbales en canciones por
compiladora, Sandra Gasparini nos ofrece un lado y poemas por otro?” (90).
el artículo “Guitarra negra, palabras “La lectura marcapiel: Spinetta y
luminosas”, centrado en el único poemario Foucault” es el título del trabajo de Marcos
publicado por Spinetta a lo largo de su Seifert, cuyo rasgo novedoso dentro de la
carrera. Objeto de culto, de exhibición en compilación no reside sólo en tomar a
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Spinetta como lector sino también en perdida” donde adquiere un arraigo


representar dentro del libro a quienes el referencial pleno.
descubrimiento de su obra significó “la El final del volumen queda a cargo
aceptación gozosa de cierta inadecuación del epílogo de Jorge Monteleone, titulado
generacional”. Seifert vuelve colectiva una “El iniciado del alba”, al que cabría
nueva escena, la de quienes describir mínimamente como una sucesión
comprendieron en algún momento de los de variaciones sutiles sobre una escena, la
90 que “Pescado Rabioso 2 y Artaud espera del alba entendida como “encuentro
venían de los 70 y nos interpelaban, sin con la luz” (132). Allí, a manera de cierre,
duda, mucho más que la música que la figura de Spinetta queda trazada como
generacionalmente nos tocaba escuchar la de quien “tiene el realismo visionario de
por MTV o la radio” (110). El artículo la ensoñación” (131) y “despliega lo otro
registrará con detalle las lecturas probadas del mundo en otra lengua” (131).
de Spinetta (no sólo los nombres de Además de los objetivos puntuales
Artaud, Jung o Castaneda sino también las de cada análisis y del valor de testimonio
obras específicas de cuya lectura hay generacional que detenta desde su origen,
constancias textuales o intertextuales) y no Iniciado del alba acaba por conformar, en
dudará en desmantelar la “mitología el itinerario que nos propone, un panorama
creada alrededor de Spinetta y Castaneda” de lecturas representativas cuyo saldo deja
(111). El foco de atención será la no pocas cuestiones sobre las que seguir
gravitación de las obras Vigilar y castigar indagando junto a los autores. Entre ellas,
e Historia de la sexualidad de Michel no quiero dejar de destacar, a modo de
Foucault, en los discos La la la (1986) y cierre, la inesperada y por demás
Téster de violencia (1988), no como un interesante recurrencia en la
referente estático sobre el cual se ejerce revalorización del disco La la la
una suerte de “traducción a canciones” (compuesto en coautoría con Fito Páez y
sino como un factor dentro de un proceso editado en 1986); la concreción de un
de apertura y experimentación “que escapa método de microlectura (a través de versos
a la tranquilidad de los sentidos definitivos dispersos y detalles compositivos) que,
y estables” (113). Más allá de cierta osadía con variantes, se va gestando
teórica en torno a Jean Luc Nancy, el colectivamente en la sucesión de los
acierto de Seifert es el de lograr un artículos; y, finalmente, la importancia del
recorrido en el que se puede apreciar, entre volumen como respuesta tentativa al
“lo foucaultiano” y los discos indicados, dilema que nos plantea la repetida
un sistema de relaciones que va de lo pregunta acerca de cómo acercarnos
apenas perceptible, por su grado de disciplinariamente a aquellos objetos con
abstracción, a la canción “Bengala los que estamos afectivamente
involucrados.

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