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Describir es mostrar una por medio del lenguaje, en forma detallada, ordenada y verosímil,
cómo son personas, lugares, objetos, procesos, etc, recurriendo preferentemente a los rasgos
distintivos que es posible captar por medio del uso de los sentidos (Olfato, audición, gusto, visión,
tacto). Es importante destacar que la descripción supone la integración coherente de dicha
información en un texto oral o escrito.
ESTÁTICA o Pictórica: Tanto el sujeto que describe como el objeto, el personaje y/o el ambiente
descrito están estáticos, se utiliza cuando queremos describir, por ejemplo: una persona, un
paisaje, un objeto, situación, etc. cuya movilidad en ese momento no es necesario destacar.
Ejemplo:
“Este local albergaba el café del pueblo. Las paredes son de color blanco y el suelo
combina baldosas negras y blancas. A la izquierda se puede ver la barra que mide cinco metros,
delante se conservan siete taburetes de madera…”
SE PUEDEN DESCRIBIR:
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AMBIENTES
ÉPOCAS o PROCESOS
Cronográficas: Se utiliza para describir una época histórica (pasada, presente o futura),
sirve también para mostrar un proceso donde las etapas temporales son relevantes. Se
utiliza, por ejemplo. En libros de historia, en crónicas periodísticas, en la secuencia de un
proceso productivo o administrativo, etc.
ETAPAS DE LA DESCRIPCIÓN
Los textos descriptivos, sean técnicos o literarios, son atemporales: al momento de realizar
la descripción, el autor “detiene” el tiempo para tomar una especie de fotografía con palabras.
Por último, la tercera fase se encarga de presentar todo aquello que fue definido en las
primeras dos. Por eso, el proceso descriptivo siempre define la realidad, la sitúa en el
espacio y en el tiempo y la califica.
EJEMPLOS DE DESCRIPCIÓN
Prosopografía
“Otli tenía el pelo corto y erizado, rojo como una zanahoria, y las orejas gachas de soplillo.
Era delgado y alto con la piel llena de pecas. Pero éstas no eran los graciosos puntillos que con
frecuencia caen tan bien en las narices respingonas de las chicas. Otli tenía todo el cuerpo blanco
y marrón como un perro foxterrier; como si se hubiese puesto cerca de un pintor que le
pulverizase de marrón en una pared blanca.”
Etopeya
"Esther, mi abuela, era una mujer cálida y amable, siempre dispuesta a estar ahi para ti, y aunque no era una mujer de
mente abierta y moderna, si era una mujer que sabía escuchar a todo aquel que necesitara ser escuchado, entendía tus
problemas y siempre daba los mejores consejos. ¿Cómo no extrañar a una mujer así? trabajadora, noble, paciente,
amorosa; ella era la luz en la obscuridad, la esperanza en medio del desastre, la mujer que con su particular forma de
pensar y ver la vida, lleno de alegría y amor la vida de todos quienes la conocieron."
Retrato
“Mi padre se llamaba Esteban Duarte Diniz, y era portugués, cuarentón cuando yo niño, y
alto y gordo como un monte. Tenía la color tostada y un estupendo bigote negro que se echaba
para abajo. Según cuentan, le tiraban las guías para arriba, pero, desde que estuvo en la cárcel,
se le arruinó la prestancia, se le ablandó la fuerza del bigote y ya para abajo hubo que llevarlo
hasta el sepulcro. Yo le tenía un gran respeto y no poco miedo, y siempre que podía escurría el
bulto y procuraba no tropezármelo; era áspero y brusco y no toleraba que se le contradijese en
nada, manía que yo respetaba por la cuenta que me tenía.”
Caricatura
“Mi criado tiene de mesa lo cuadrado y el estar en talla al alcance de la mano. Por tanto es
un mueble cómodo; su color es el que indica la ausencia completa de aquello con qué se piensa,
es decir, que es bueno; las manos se confundirían con los pies, si no fuera por los zapatos y
porque anda casualmente sobre los últimos, a imitación de la mayor parte de los hombres; tiene
orejas que están a uno y otro lado de la cabeza como los floreros en una consola, de adorno, o
como los balcones figurados, por donde no entra ni sale nada; también tiene dos ojos en la cara;
él cree ver con ellos, ¡qué asco se lleva!”
Topografía
“Tras mi ventana, a unos trescientos metros, la mole verdinegra de la arboleda, montaña
de hojas y ramas que se bambolea y amenaza con desplomarse. Un pueblo de hayas, abedules,
álamos y fresnos congregados sobre una ligerísima eminencia del terreno, todas sus copas
volcadas y vueltas una sola masa líquida, lomo de mar convulso. El viento los sacude y los golpea
hasta hacerlos aullar. Los árboles se retuercen, se doblan, se yerguen de nuevo con gran
estruendo y se estiran como si quisiesen desarraigarse y huir. No, no ceden. Dolor de raíces y de
follajes rotos, feroz tenacidad vegetal no menos poderosa que la de los animales y los hombres.
Si estos árboles se echasen a andar, destruirían a todo lo que se opusiese a su paso. Prefieren
quedarse donde están: no tienen sangre ni nervios sino savia y, en lugar de la cólera o el miedo,
los habita una obstinación silenciosa. Los animales huyen o atacan, los árboles se quedan
clavados en su sitio. Paciencia: heroísmo vegetal.”
Técnica o científica
“La pita es una planta vivaz, oriunda de Méjico, de la familia de las amarilidáceas, con
hojas o pencas radicales, carnosas, en pirámide triangular, con espinas en el margen y en la
punta, color verde calor, de 15 a 20 centímetros de anchura en la base y de 12 a 14 decímetros
de largo; flores amarillentas, en ramilletes, sobre un bohordo central que no se desarrolla hasta
que la planta tiene 20 ó 30 años, pero entonces se eleva en pocos días a la altura de seis o siete
metros. Es muy útil para hacer setos vivos en terrenos secos y cálidos; se ha naturalizado en las
costas del Mediterráneo; de las hojas se saca buena hilaza, y una variedad de esta planta
produce, por incisiones en su tronco, un líquido azucarado, de que se hace el pulque.”
Diccionario RAE.
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