En la era precolombina se desprende que la llegada de los grupos europeos (los
conquistadores), tuvo un impacto tremendo sobre los pueblos indígenas. Los españoles obtuvieron en sus territorios americanos una fabulosa cantidad de oro y plata, que sustentó la hegemonía de la dinastía Habsburgo en Europa y contribuyó al nacimiento de una economía global. En la primitiva economía global, que entonces empezaba a tomar estructura, era puntual hallar productos que por su eminente rentabilidad comprobaran el comercio a larga distancia. Había pocos: especias, esclavos y metales preciosos. Por esta razón Cristóbal Colón, agregó en sus cartas a los Reyes Católicos constataciones de la riqueza hallada en tierras americanas, como lo fue las primeras importaciones de metal precioso que llegaron a Europa procedentes de América fueron de oro, y solo a partir de la década de 1531-40 la plata comenzó a registrar su espectacular escalada.
Llegada la conquista a su fin, dio el paso a la colonización, con el desarrollo de la
vida urbana, los conquistadores se apoderaron de tierras en nombre de la corona, ejerciendo ellos el poder inmediato sobre los territorios y pueblos conquistados. Los españoles recrearon en las nuevas tierras un sistema feudal: recibieron tierras y a la gente que las habitaba en recompensa por su participación en las exploraciones y guerras de pacificación. Este sistema se institucionalizó en el régimen de la encomienda, que concedía a los indígenas de un territorio al conquistador que la poseía siempre que éste velara por el adoctrinamiento cristiano de sus indios. Los abusos a los que se prestaba el sistema de encomiendas llevaron a la creación de los repartimientos de indios en 1512. La corona intentó nuevamente proteger a los indígenas de los excesos de sus amos españoles mediante las Nuevas Leyes de 1542, las cuales derogaron el carácter hereditario de las encomiendas.
La colonización española y la portuguesa, tuvieron un fin común basado
esencialmente en el sector capitalista. Sus objetivos fueron capitalistas, organizando la producción y los hallazgos para que luego estos se transformaran en ganancias potenciales y así poder colocar mercancías y establecerse en el mercado mundial. No promovieron un sistema de producción capitalista porque en América no había un ejército de trabajadores libres en el mercado. De esta manera, los colonizadores para poder explotar de forma capital a América, se vieron obligados a recurrir a relaciones de producción no capitalista: la esclavitud de los indígenas. Producción y descubrimientos por objetivos capitalistas; relaciones esclavas o semi‑esclavas; formas y terminologías feudales (al igual que el capitalismo mediterráneo) son los tres pilares en que se asentó la colonización de América. La colonización tiene objetivos capitalistas, basados en obtener ganancias, combinadas con relaciones de producción no capitalistas.
La conquista del territorio americano y de sus habitantes, y su incorporación a los
dominios de la corona de España, fue la obra de conquistadores feudales, de los consecutivos de aquellos que habían luchado contra los moros y que antes habían engrosado los ejércitos de las cruzadas. La conquista de América por España forma parte del proceso general de expansión del feudalismo y se verifica cuando éste ya ha entrado en decadencia. España volcó sobre América los elementos de su régimen feudal descompuesto. El poder de la monarquía se afianzó al entregar a sus vasallos vastos territorios, cuantiosas riquezas y millares de seres humanos sometidos a las rudezas y crueldades de la servidumbre. La explotación del trabajo de indios y negros, en forma servil y esclavista, constituyó su base social a lo largo de años. Oficialmente la esclavitud de los indígenas no fue abolida por la corona española hasta 1530.