UNIVERSIDAD MICHOACANA DE

SAN NICOLÁS DE HIDALGO

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS

Y EMPRESARIALES

MAESTRÍA EN POLÍTICAS PÚBLICAS

ASIGNATURA: METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN

PROF. Dr. José César Lenin Navarro Chávez

SEXTO CAFÉ EPISTEMOLÓGICO:

Los Filósofos de la Revolución Científica:
Bacon, Descartes, Locke, Berkeley, Hume y Kant
“Los Filósofos en Babero”

Integrantes del equipo:

Lic. Samuel Antonio García Mendoza
L.E. Ryan Nery Luna Campos
L.E. Edgar Ramírez Barajas

Morelia, Mich. 24 de mayo de 2018

 “Los Filósofos en Babero”
ACTO I: Bacon, Descartes y Locke

Escena 1

Estando en un ambiente al aire libre, se encuentra la maestra de nombre Sofía

esperando a sus tres alumnos de la clase matutina de filosofía. Los primeros en
llegar son Lockcito y Baconcito.
Maestra: -¿Qué hora es ésta de llegar? La clase comienza a las 8…-
Baconcito: -Buenos días, primeramente, maestra. Usted perdone, es que los
sentidos me jugaron una mala pasada y no escuché al gallo cantar-.
Maestra: -¿Y usted joven Lockecito?-
Lockecito: -Usted creerá que me pasó lo mismo, soy del mismo club de los
confiados que Baconcito.
Maestra: -¿Saben algo de compañero Descartín?-
Baconcito: -Maestra, si no se quedó pensando, pues tal vez rezando-.

Escena 2

Al intentar comenzar la clase, se aproxima el joven Descartín, a lo cual la maestra

le pregunta:
Maestra: -¿Joven, por qué siempre acostumbra llegar tan tarde?-
Descartín: -Usted ha de disculparme, maestra; lo que ocurre es que, al momento
de desayunar comencé a pensar, entonces, al volver en sí, ya era cuarto después
de las 8 y decidí existir-.
Maestra: -Siéntese por favor, antes de que te vuelvas a escapar de este mundo-.

Así entonces, da inicio la clase matutina de filosofía, preguntando la maestra:

Maestra: -Baconcito ¿qué quiere o pretende ser de grande?-

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Baconcito: -Un hombre letrado, quizás político, pero en definitiva de abogado me
iría bien, considero la carrera más hermosa y con ella podría filosofar o mínimo
alegar-.
Lockecito: -Maestra, yo quiero ser discípulo de Baconsito-.
Maestra: -A ver Lockesito, no intervengas cuando no se te pregunte-.
Maestra: -Muy bien Baconsito, ¿quieres ser letrado y filósofo como el grandísimo
Aristóteles, entonces?-
Baconsito: -¿Qué? ¡No! Ese señor creyó tener razón en todo, cuando no es así.-
Maestra: -¿Por qué lo dices Baconsito?-
Baconsito: -Mire, maestra: ese señor debería ser exhibido y desacreditado, la
recopilación de escritos que tiene, con un nombre como de órgano o algo así, está
todo mal.-
Descartín: -Ambos están en un error garrafal.-
Maestra: -¡Shhhh!
Maestra: -No termino de entenderlo Baconcito.-
Baconcito: -¡Ashh, maestra!, fíjese usted que él tuvo muchos errores, digamos
ídolos; así es, los llamaré ídolos:
1) Tribu: inclinaciones naturales.
2) Caverna: educación.
3) Foro: limitaciones del lenguaje.
4) Teatro: aceptar pensamientos por el simple hecho de ser antiguos.
5) Interés excesivo en la deducción.-
Lockecito: -Me tendrás que disculpar Baconcito, pero yo creo que el peor error de
Aristóteles fue tratar de hacer deducciones derivado de inducciones falsas.-
Descartín: -¡Uuuy! ¡Hasta que dicen algo decente!-
Maestra: -Bueno, Baconcito. Entonces, ¿qué piensas de ello? ¿A qué pretendes
llegar?-
Baconcito: -Generemos un nuevo órgano o bueno algo de lo que hablaba ese tal
señor, pero a través de inducciones y exclusiones.-
Maestra: -Lo que entiendo es... Que pretendes crear un nuevo conocimiento.-
Baconcito: Maestra, usted debería saber que el conocimiento conduce a la
sabiduría y, más que ello, genera poder.-
Descartín: (Se ríe de lo que dice Baconsito) -¡Qué bruto, maestra, póngale cero!-

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Maestra: -Usted no se meta Descartín, de igual forma, tiene cero.-
Maestra: -Ya que veo que le gusta la intromisión: ¿cómo cree usted que se
genera el conocimiento?-
Descartín: -Maestra, yo considero que el conocimiento válido proviene de la
razón, y eso me sale bien en la cama; no necesito salir de mi casa.-
Maestra: -A ver… Explíquese.-
Baconsito: (Truena dedos para despertar a Descartín)
Descartín: -Es como una pirámide…- (Improvisación)
Maestra: -Lockecito, déjese de dormir y dígame si está de acuerdo con lo que dijo
Descartín.
Lockecito: -Yo creo que Descartín debería salir un poco de su cama y dejar que
los sentidos le muestren el mundo tal como es.-
Descartín: -Pues yo creo que con la cama y la razón puedo conocer todo del
mundo.-
Maestra: -Lockecito, por lo que veo, usted confía mucho en sus sentidos,
¿cierto?-
Lockecito: -Así es Maestra, la mente o la razón es únicamente una pizarra en
blanco que debe ser llenada a través de las percepciones derivadas de los
sentidos y eso solo lo da la experiencia, ni la razón ni la cama lo pueden lograr.
Descartín: -Yo creo que el método de Lockecito es solo un intento de justificar
disciplinas inferiores que no podrían proporcionar verdades universales.-
(Lockesito está muriendo de rabia).
Lockecito: -Yo creo, maestra, que mejor debería mandar a Descartín a dar clases
a Suecia a ver si el invierno nos vuelve a dar una alegría.-
Descartín: (Dirigiéndose al público) -¡Qué pena! ¡Qué oso! Es que me morí de frío
en Suecia.

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 “Los Filósofos en Babero”
ACTO II: Berkeley, Hume y Kant

Escena 1

Estando en un ambiente al aire libre, se encuentra la maestra de nombre Sofía

esperando por sus tres alumnos de la clase vespertina de filosofía.

Maestra: -Déjenme platicarles que los alumnos de la mañana resultaron ser muy
peculiares, así que vamos a empezar la clase comprobando qué tan cuerdos
están ustedes.-
Maestra: -¿Creen en la existencia de un ser superior?-
Berkelito: -¡Claro!, las cosas que llenan este mundo existen gracias a ese ser
superior y su poder o amor es tan grande que igualmente gracias a él nosotros las
podemos percibir.
Humi: -Maestra, no estoy seguro en la existencia de un Dios. Yo soy más de creer
en las impresiones simples y complejas.-
Maestra: -¿Y con eso a que te refieres?-
Humi: -A ver, maestra, una impresión simple se produce por la percepción del
canto de un pajarito, por ejemplo, y la idea simple es como la imagen de ese
pajarito que usted se crea en la mente. Y las ideas complejas se construyen a
partir de las ideas simples sin ser parte de un objeto real, como el unicornio o el
pegaso.-
Maestra: -¡Ay! Más o menos sus ideas están igual de locas que las de Berkelito,
¿acaso ustedes se juntan a pensar en grupo?-
Maestra: -¿Y usted joven Kantín?-
Manolito: No Maestra, yo no me junto con esos dos en sus cosas, soy más sano.
Maestra: Joven, me refiero a lo que piensa sobre ello.
Kantín: -Yo creo que el objeto y el sujeto forman parte de un todo. En este
sentido, solo puedo saber lo que el objeto es para mí, pero no lo que el objeto es
en sí. El objeto lo percibimos con los sentidos y lo procesamos mediante la razón.
Maestra: -Pero, no nos salgamos del tema Kantín, te pregunté sobre Dios, no
sobre los objetos.-

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Kantín: -Por eso, maestra: yo soy agnóstico, no estoy seguro de la existencia de
un Dios, porque a mi razón no le puedo llevar datos de la realidad o del mundo
que me indiquen la existencia de Dios.-
Maestra: -Regresando con usted Berkelito, ¿considera, entonces, que percibimos
las cosas gracias a Dios?-
Berkelito: -Así es Maestra, percibimos las cualidades, porque lo que tenga que
ver con la materia o lo físico nada más lo suponemos, la realidad está formada por
dos elementos: la mente y las ideas.-
Maestra: -Es algo difícil entenderle, Berkelito, ¿o sea, que no existe para usted la
materia?-
Berkelito: -Maestra, ser es ser percibido, lo único que tiene existencia real es el
mundo de las sensaciones, mientras que la realidad externa no solo no puede
percibirse sino que además no existe.-
Maestra: -¿Qué opina, usted, Humi al respecto?-
Humi: -Pienso que el conocimiento a través de la razón no existe. Todo lo que
creemos se basa más bien en nuestros sentimientos que en nuestra razón.-
Maestra: -¡Todos ustedes están muy chiflados! Por favor, Kantín, usted no me
defraude.-
Kantín: -¡Claro, maestra! Yo a diferencia del compañero que cree en unicornios,
creo que el conocimiento proviene de las percepciones que se obtienen a través
de la experiencia, pero también creo en la razón que se encarga de dar significado
a esas percepciones.-
Maestra: -¡Muy bien, Kantín! Tiene 9.9, los otros tienen cero. (Sale de escena)
Berkelito y Humi: -Con que muy sabio Kantín, ahora vamos a ver cómo te
unificamos el objeto como el sujeto.- (Se lanzan contra Kantín).

FIN