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Voces: COMPRAVENTA EN COMISION ~ COMPRAVENTA ~ COMPRAVENTA DE INMUEBLE ~

EJECUCION HIPOTECARIA ~ SUBASTA ~ ADQUIRENTE EN REMATE ~ CESION DE DERECHOS ~


CESION DEL BOLETO DE COMPRAVENTA ~ BOLETO DE COMPRAVENTA
Título: Cesión de derechos y obligaciones del boleto por el adquirente en subasta de un inmueble hipotecado
Autor: Farina, Miryam A.
Publicado en: LA LEY 12/02/2008, 12/02/2008, 5 - LA LEY2008-A, 509
Fallo comentado: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala G (CNCiv)(SalaG) ~ 2007/07/03 ~ Banca Nazionale del Lavoro
S.A. c. Agüero, Ricardo Luis y otro
Cita Online: AR/DOC/61/2008
Sumario: SUMARIO: I. Planteo del tema. - II. La compra en comisión. - III. La cesión de créditos y
derechos. - IV. Diferencias entre compra en comisión y cesión de derechos. - V. Prohibición de la compra
en comisión en las ejecuciones hipotecarias. - VI. Cesión de boleto en las ejecuciones hipotecarias. - VII.
Consideraciones finales.
I. Planteo del tema
No es discutible en nuestro ordenamiento jurídico la validez de la "compra en comisión" y la "cesión del
boleto de compraventa" realizadas por el adquirente en subasta, sin embargo nos detendremos puntualmente a
analizar ambas figuras en el marco de la ejecución hipotecaria en tanto en ésta, la "compra en comisión" se
encuentra expresamente prohibida por imperio del art.3936 del C.C. (texto según ley 24.441 —Adla, LV-A,
296—) y el art. 571 del CPCCN y, la "cesión del boleto", severamente cuestionada por parte de la doctrina y
jurisprudencia nacional que considera que la misma es habitualmente utilizada para burlar la prohibición de
aquélla.
Entendemos de absoluta trascendencia el tratamiento de la cuestión ante los disímiles pronunciamientos de
la Cámara Civil en la materia, que incluso motivaran el pedido de unificación de jurisprudencia por parte del
Fiscal de Cámara, y fuera desfavorablemente resuelto mediante acordada N° 1031 del 13 de julio de 2004.
Actualmente persiste la divergencia entre quienes admiten la validez de la cesión del boleto realizada por el
adquirente en subasta y aquellos que sostienen su nulidad absoluta y en cuanto tal pasible de ser declarada de
oficio.
Prueba de ello es el fallo de la Sala G en autos "Banca Nacional del Lavoro S.A. c. Agüero, Ricardo Luis y
otro s/ejecución hipotecaria" que aquí comentamos, en el cual, con el voto en disidencia del Dr. Bellucci, la
Cámara se pronuncia a favor de la validez de la cesión de derechos realizada por el adquirente en la subasta
judicial, de manera contemporánea a la realización del remate, revocando el decisorio de primera instancia que,
oficiosamente, resolvió su rechazo por entender que la cesión pretendió soslayar el impedimento legal de
compra en comisión.
Dado lo expuesto consideramos metodológicamente oportuno analizar en primer término los alcances de
cada uno de los institutos involucrados a los efectos de puntualizar su distinta naturaleza y efectos.
II. La compra en comisión
La compra en comisión es un negocio a nombre propio con la facultad de transferir a nombre de un tercero
los derechos y obligaciones emergentes del contrato. La manifestación de que se compra "en comisión" debe ser
hecha en el acto de firmar el boleto y debe constar expresamente en el mismo (1).
Fenochietto y Arazi explican que "...el adquirente de un bien 'en comisión' puede reservar el nombre del
comitente en el momento de celebrar la operación, para transferirle después los derechos y obligaciones".... "en
la compraventa extrajudicial el comprador puede extender tal reserva hasta el momento mismo de la
escrituración, mientras que el adquirente en un remate judicial deberá denunciar dentro del plazo perentorio
fijado por el CPN el nombre del comitente, o de lo contrario se lo tendrá por adjudicatario y responsable
directo"(2).
Puede involucrar un mandato, si ya se adquiere para un tercero determinado, un mandato oculto si no se
consigna su nombre o simplemente una reserva para poder transmitirla, cuando ni siquiera el que adquiere sabe
quién resultará ser el comitente (3).
El art. 571 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación contempla expresamente la compra en
comisión en la subasta de todo tipo de bienes, sean estos semovientes, muebles o inmuebles debiendo el
comprador "indicar dentro del tercero día de realizada la subasta, el nombre de su comitente, en escrito firmado
por ambos", bajo apercibimiento —en caso contrario— "se lo tendrá por adjudicatario definitivo", debiendo el
comitente constituir domicilio en dicha presentación, como es obligación de todo el que actúa por primera vez
en juicio (4).
Tanto en la compraventa privada como en la realizada mediante subasta judicial, el comprador "en
comisión" asume el carácter de obligado principal si omite transferir en término los derechos y obligaciones
emergentes del contrato, pero si bien en el primer supuesto la transferencia puede oponerse hasta el momento
mismo de la escrituración, en el segundo aquélla debe tener lugar, en virtud de las características de la

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enajenación judicial, dentro de un breve plazo computado desde el acto del remate (5).
En las subastas de bienes decretadas en las ejecuciones hipotecarias, el art. 598 del CPCCN, reformado por
la ley 24.441, prohíbe expresamente la compra en comisión.
El art. 3936 expresa diversas pautas que deberán disponer las legislaciones locales en la ejecución judicial
de la garantía hipotecaria, indicando expresamente en su inc. c) que: "No procederá la compra en comisión".
El sentido de ambas normas es desbaratar el accionar de grupos que utilizaban la figura para realizar la
compra y transferir el boleto a los verdaderos interesados, desplazándolos de la posibilidad de adquirir en forma
directa, mediante la utilización de métodos inescrupulosos.
Si a pesar de la prohibición legal expresa se efectuara la compra en comisión, el acto debe ser declarado
nulo, por tratarse de una actuación ilícita en cuyo cumplimiento está comprometido el orden público.
III. La cesión de créditos y derechos
El Título IV de la sección tercera del libro segundo del Código Civil se titula "De la cesión de créditos",
pero, ninguna duda existe en la doctrina, el contrato analizado comprende tanto la cesión de crédito como la
cesión de derechos.
"Es un contrato por el cual un acreedor enajena su crédito u otro derecho legalmente cesible, a favor de una
persona que lo adquiere para ejercerlo en su propio nombre, suo nomine"(6).
Acorde con el concepto dado la cesión es un contrato traslativo de propiedad, sólo que no de una cosa sino
de un crédito o de un derecho, que sale del patrimonio del cedente a los efectos de que ingrese en el patrimonio
del cesionario, quien podrá, una vez efectivizada la cesión, exigir el cumplimiento de la prestación pactada (7).
El instituto se vincula con toda la vida jurídica en tanto dispone el art. 1444: "Todo objeto incorporal, todo
derecho y toda acción sobre una cosa que se encuentre en el comercio, pueden ser cedidos, a menos que la causa
no sea contraria a alguna prohibición expresa o implícita de la ley, o al título mismo del crédito".
Tal es la amplitud de lo expuesto que se admite, como principio general, que puede ser cedido todo derecho
integrante del patrimonio, con tal que esté en el comercio y que la cesión no esté prohibida por la ley
(intransmisibilidad legal) o por una cláusula legítima y válida del propio título del crédito (intransmisibilidad
convencional) (8).
Es decir, que todos los derechos, con excepción de los inherentes a las personas pueden ser cedidos. (art.
1444 y nota al art. 1445 y art. 1434) (9).
El art. 1435 establece que: "Si el derecho creditorio fuese cedido por un precio en dinero, o rematado, o
dado en pago, o adjudicado en virtud de ejecución de una sentencia, la cesión será juzgada por las disposiciones
sobre el contrato de compra y venta, que no fuesen modificadas en este título". Es la llamada cesión-venta que
tiene muchos puntos de contacto con la compraventa, pero con una diferencia esencial, ya que en la
compraventa la obligación se refiere a la transferencia de una cosa (art. 1323); es decir, la posibilidad de
desplazamiento de la propiedad de una cosa. En la cesión de créditos, en cambio, la posibilidad de transferencia
se refiere al desplazamiento de un derecho de crédito; es decir un bien inmaterial. El objeto del contrato no es la
propiedad de una cosa (compraventa), sino la propiedad de un crédito (10).
IV. Diferencias entre compra en comisión y cesión de derecho
De los conceptos vertidos "ut supra" se desprenden nítidamente las importantes diferencias entre ambas
figuras.
La compra en comisión es un contrato a nombre propio, pero con la facultad de hacer la transferencia a
favor de un tercero de los derechos y obligaciones emergentes del contrato. La cesión de derechos, en cambio,
es un contrato por el cual un acreedor enajena su crédito u otro derecho legalmente cesible a favor de una
persona que lo adquiere para ejercerlo en su propio nombre (11).
En la cesión existe un titular de derechos y acciones concreto y determinado que sin estar sujeto a plazo
perentorio alguno decide ceder su titularidad a un tercero quien lo adquiere para poder ejercer el derecho y las
acciones en el futuro como propias.
Mientras en la compra en comisión "el comisionista queda desligado de toda obligación desde el momento
que revela el nombre de la persona para quien ha comprado y aquél la acepta (12), en la cesión de derechos el
cedente responde por evicción respecto de la existencia y legitimidad del crédito, conforme al art. 1476 del
Código Civil"(13).
V. Prohibición de la compra en comisión en las ejecuciones hipotecarias
El segundo párrafo del art. 3936 del Código Civil, incorporado por la ley 24.441, publicada el 16 de enero
de 1995, establece que "las legislaciones locales dispondrán el régimen procesal de la ejecución judicial de la
garantía hipotecaria, conforme a las siguientes pautas: a) ...; b) ...; c) No procederá la compra en comisión; d) ...;
e) ...".

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Hasta la implementación de la ley 24.441, el art. 571 del Código Procesal preveía la autorización de la
compra en comisión para la subasta judicial, modalidad que se mantiene vigente excepto en materia hipotecaria,
toda vez que el art. 79 de la Ley citada incorpora en el art. 598, inc. 7 del CPCCN la prohibición expresa de la
misma.
Es importante tener en cuenta que, a la fecha, no todas las legislaciones locales han adaptado sus normas
procesales a las recomendaciones de la ley fondal. Así la Provincia de Buenos Aires en su art. 582 del Código
Procesal prevé expresamente la compra en comisión, si bien con estrictos recaudos orientados a idénticos
objetivos. Así el comprador deberá indicar el nombre de su comitente en el momento mismo de la realización
del remate, debiendo ser ratificado en escrito firmado por ambos dentro del plazo de cinco días. En su defecto se
tendrá al comprador por adjudicatario definitivo (14).
El espíritu de tales restricciones no es sino desterrar el comitente innominado como recurso especulativo
para transferir el boleto, dado que ello facilita el accionar de ligas de compradores que, a partir de
inescrupulosos métodos de intimidación, logran excluir a postores libres para comprar ellos y transferir el boleto
a los verdaderos interesados, que deben pagar precios superiores al de la subasta en razón de la intermediación
no deseada.
Cuando se adquiere en comisión es el mismo contrato el que se mantiene abierto a la alternativa de otro
comprador, porque técnicamente la denuncia de comitente no implica transferencia. Tampoco surge del contrato
la diferencia de precio abonada por éste, favoreciendo ello movimientos patrimoniales no declarados con la
consiguiente evasión fiscal, si correspondiere.
VI. Cesión del boleto en las ejecuciones hipotecarias
Distinta de la compra en comisión es la cesión de los derechos del adquirente en subasta.
Más allá de las discrepancias doctrinarias habidas entre quienes sostienen que la cesión debe instrumentarse
por escritura pública y aquellos que afirman la innecesariedad de la misma por entender que el acto se encuentra
enmarcado dentro de los derechos y acciones personales que le competen al cedente, y en cuanto tal negociables
por el simple acuerdo de voluntades (art. 1444, Cód. Civ.), formalizado por escrito (art. 1455, Cód. Civ.),
resaltando asimismo el marco de la subasta pública en la que se realiza (15); ninguna duda cabe respecto a la
potestad legal del adquirente de ceder los derechos y acciones que surgen del boleto de compraventa hasta tanto
no se perfeccione el dominio mediante la tradición.
En tal sentido el fallo de la Sala C, de fecha 16 de marzo de 2005 ha dicho que "el comprador en subasta al
que aún no se lo invistió de la posesión del inmueble, está facultado para ceder los derechos y acciones que
surgen del boleto de compraventa. De ahí que debe admitirse la cesión de los derechos que le corresponden
como adquirente del inmueble subastado, si cuando se efectuó dicha cesión el cedente no había tomado
posesión del bien"(16).
Hasta la entrega de la posesión el comprador no ha adquirido el derecho real. Perfeccionado el dominio con
título y modo la transmisión sólo puede operar por vía de la compraventa instrumentada en escritura pública en
el marco de lo dispuesto por el art. 1184, inc. 1° del Cód. Civ. (17).
Sin embargo, a pesar de la facultad legal emanada del Código de fondo, analizada en el punto III) del
presente trabajo, ciertos precedentes han rechazado la cesión del boleto de compraventa de un bien adquirido en
subasta en el marco de la ejecución hipotecaria, por entender que la misma transgrede los fines que el art. 598,
inc. 7 del código ritual pretende consagrar al prohibir la compra en comisión. Esto es la venta directa a quien
resulte adquirente, sin perjuicio de la libre disponibilidad de los derechos de aquél una vez perfeccionado el
derecho real.
Con arreglo a las normas sustantivas el comprador podrá ceder la posición adquirida como resultado de la
subasta: "cabría interrogarse si, en mérito a las razones que fundaron la prohibición aludida, la transferencia del
boleto que se otorgue como primer resultado de la subasta, no conlleva, elípticamente, posibilitar aquello que el
legislador pretendió desterrar"; "Si se comprendiera que lo que la reforma ha vedado es, lisa y llanamente, la
compra en remate como objeto de actividad mercantil, la respuesta al interrogante debería ser afirmativa"(18).
Transcurridos varios años desde la reforma es evidente que aquellos grupos coligados, otrora "compradores
en comisión", sólo modificaron el modus operandi, continuando su accionar mediante la utilización de otra
figura jurídica: la cesión del boleto de compraventa, realizada en muchos casos, en forma contemporánea al
remate.
Las "ligas de compradores", también llamadas "mafias de los remates", constituyen un verdadero flagelo que
empaña la trascendencia del acto jurisdiccional que se celebra.
Palacio los describió como grupos organizados que durante el desarrollo de la subasta presionan al público a
través de amenazas, vías de hecho u otras maniobras para impedirle la formulación de posturas y conseguir que
se le adjudiquen los bienes a precios menores a los que hubiesen resultado de una puja libre (19).
Arazi los define como "personas que, sin interés real en comprar, intimidan a los verdaderos postores y
hacen ofertas a fin de resultar adjudicatarios del bien subastado para luego proceder a la cesión de derechos por

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un precio mayor (...) Los falsos compradores, que sólo procuran hacer un buen negocio con la diferencia entre la
suma que ellos pagan en el remate y las que en definitiva les abona el verdadero adjudicatario..."(20).
El público accionar de estos grupos y la ilegitimidad de sus inescrupulosos procedimientos tiñe de
irregularidades el remate por lo que, no dudamos, deben ser combatidos, pudiendo su intervención incluso dar
lugar a la nulidad de la subasta; sin embargo no es su análisis el objeto de nuestro trabajo, que se centra en
analizar la pertinencia de la nulificación de la cesión del boleto de compraventa, en casos como el comentado,
en los que no se ha alegado la existencia de maniobra o irregularidad alguna en la realización del remate y la
misma no ha sido objetada ni por el actor ni por el demandado, que serían los eventualmente perjudicados por el
eventual menor precio obtenido en la subasta.
VII. Consideraciones finales
El fallo que ha motivado el presente trabajo revoca la sentencia de grado que resolvió no aceptar la cesión de
derechos efectuada por el adquirente en la subasta y tener por comprador definitivo al cedente, criterio
compartido por el voto en disidencia del Dr. Bellucci, que considera que la prohibición en las ejecuciones
hipotecarias de la compra en comisión debe hacerse extensiva a la cesión de boleto por configurar un acto que,
bajo apariencia distinta, está enderezado a sortear el impedimento legal, siendo procedente declarar de oficio su
nulidad en cuanto se encuentra involucrado el orden público.
La Sala G, sin desatender que en ocasiones la valla legal es eludida mediante otros mecanismos legales,
como podría incluso haber ocurrido en la especie, en que la cesión del boleto de compraventa fue realizada
contemporáneamente a la realización del remate en el que resultó adquirente el cedente, se inclina por el criterio
que admite el negocio jurídico, considerando que no puede por vía judicial crearse un impedimento que ninguna
norma legal instituye.
Conforme a la doctrina de la Sala B en autos "Mirochnik c. Zolorza" afirma: "Adviértase que la capacidad
para otorgar actos jurídicos constituye la regla, mientras que la aludida prohibición es excepcional y como tal de
restrictiva aplicación, de manera que no puede extenderse a supuestos que la norma no contempla"(21).
Destacando además que en autos la cesión no ha sido objetada por ninguna de las partes, ni se ha alegado la
existencia de maniobra o irregularidad alguna en la realización del remate, revoca la sentencia de grado.
Por nuestra parte no dudamos que en los remates judiciales está directamente comprometida la actuación de
la jurisdicción y los jueces son verdaderos guardianes del orden público por lo que en resguardo del interés
general deben extremar los recaudos a efectos de evitar el fraude a la ley, procurando la mayor transparencia en
las ventas judiciales y obstaculizando, por todos los medios legales a su alcance, la participación de postores
coligados.
Como lo ha expresado la propia sala G en autos "Banco Tornquist S.A. C. Cerrato Jorge A" los jueces: "No
pueden permitir que por ante su vista y paciencia se realicen actos que inequívocamente estén enderezados a
sortear un impedimento legal que tiene en miras la protección de un interés general. Tolerar negocios de esta
naturaleza importaría declinar de la misión que el Estado les confiere y los llevaría a erigirse -así- en cómplices
silentes de las maniobras urdidas por traficantes de los bienes involucrados en los expedientes judiciales cuya
solución se ha confiado a los magistrados"(22).
Compartimos la opinión de quienes consideran que el propósito de la norma que prohíbe la compra en
comisión es asegurar la pureza de las subastas judiciales evitando la injerencia de las llamadas "ligas de
compradores", propugnando que el adquirente compre directamente por sí. Así como que con frecuencia, se
pretende eludir la prohibición mediante la utilización de otras figuras.
Por ello creemos imperioso, a la luz de la existencia de fallos contradictorios y en aras de la seguridad
jurídica que debemos proteger, que el legislador consagre expresamente los alcances de la cesión de derechos en
la subasta judicial y su forma de instrumentación, cercenando legalmente la posibilidad de su maliciosa
utilización a fin de que los precios obtenidos sean el producto de la puja entre postores libres, efectuada en
función del bien subastado en la plaza y no en beneficio de grupos que monopolizan la oferta a través de
descalificables procedimientos en pos de sus exclusivos intereses, llegando inclusive a su prohibición, si ello
fuera pertinente, así como lo hizo con la compra en comisión la reforma introducida por la ley 24.441.
El ordenamiento vigente sólo prohíbe que la compra en subasta sea realizada en comisión, nada dice
respecto a la cesión de derechos y, dada la distinta naturaleza jurídica de ambos institutos, siendo la capacidad
para otorgar actos jurídicos la regla, entendemos que la prohibición debe ser interpretada en sentido estricto, no
pudiendo hacerse extensiva a otros casos no contemplados en la ley, máxime teniendo en cuenta, como lo hace
en reciente fallo la Sala L en autos Kaufman Patricio o. C. Sanchez Lidia A"(23), que es preceptiva
constitucional que ningún habitante de la Nación se halla privado de hacer aquello que la ley no prohíbe (Conf.
art. 19 de la Constitución Nacional) (24).
En idéntico sentido afirma la sala E en autos "Banco Río de la Plata S.A. c. Blázquez, Claudia M. y otro"(25)
: "La interpretación restrictiva resulta procedente cuando se trata de normas prohibitivas, sancionadoras y
limitativas de la capacidad de obrar (Conf. Rivera "Instituciones de Derecho Civil Parte General", t. I, n. 150, p.

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163; Borda, "Tratado de Derecho Civil", Parte General, t. I, n. 219, p. 222 y citas de la nota n.387), En este
mismo orden de ideas "los jueces no pueden declarar otras nulidades de los actos jurídicos que las que en este
código se establecen"(arg. art. 1037 CCiv.)".
Por lo expuesto adherimos al fallo comentado en cuanto sostiene que la capacidad para otorgar actos
jurídicos es la regla, mientras que la prohibición es excepcional y en cuanto tal de aplicación restrictiva, de
modo que no puede extenderse a supuestos que la norma no contempla. Para ello se ha tenido especialmente en
cuenta, como elemento esencial de la postura asumida que, en el caso, no se ha alegado la existencia de
maniobra o irregularidad alguna en la realización del remate, así como que la cesión no ha sido objetada ni por
el actor ni por el demandado, que serían los interesados en hacerlo por ser los hipotéticamente perjudicados por
un eventual menor precio obtenido en la subasta, —como resalta la Cámara, (conf. Rivera, Instituciones de
Derecho Civil" t. II, p.881, n° 1452)—, extremos que, de advertirse, no podrían tolerarse.

Especial para La Ley. Derechos reservados (ley 11.723)


(1) BORDA, Guillermo, "Tratado de Derecho Civil Argentino. Contratos", ed. 1974, T I, pág. 321.
(2) FENOCHIETTO - ARAZI, "Código Procesal Civ. y Com. comentado", T. III, pag. 36 citado por
DONATO, Jorge D., "Juicio Ejecutivo", 4ª ed. actualizada, Editorial Universidad. Buenos Aires, pag. 702.
(3) HIGHTON, Elena I., Juicio Hipotecario, T. II, ed Hammurabi, Buenos Aires, pág. 265/266.
(4) NOVELLINO, Norberto José, Ejecuciones, 4ª ed. Actualizada. Editorial Astrea, Buenos Aires, 3003,
pag. 529.
(5) DONATO, Jorge D. Juicio Ejecutivo, 4ª ed. actualizada, Editorial Universidad, Buenos Aires, citando a
Palacio, Derecho Procesal Civil, T. VII, pág. 608.
(6) REZZONICO, Estudio de los contratos en nuestro derecho civil, vol. I, Depalma, Bs. As. 1967 3ª ed.,
pag.433. Definición admitida como válida por GARRIDO, Roque F. y ZAGO, Jorge Alberto, En "Contratos
Civiles y Comerciales", Parte especial, Editorial Universidad. Buenos Aires, 2003 pag. 162.
(7) GARRIDO, Roque F. y ZAGO, Jorge A., ob. cit., pag. 162.
(8) GARRIDO, Roque F. y ZAGO, Jorge A., ob. cit., pag. 172.
(9) Dice la Nota al art. 1445 "Las acciones fundadas sobre derechos personales no son cesibles, por la razón
de que el ejercicio de esos derechos es inseparable de la individualidad de la persona. ... Pero es cesible toda
acción resultante de los derechos de obligación, cualquiera que sea el origen de la obligación, bien provenga de
convención, de delito, o de cualquier otra causa, y sin distinción entre obligaciones puras, condicionales, a
término, inciertas o alternativas..."
(10) GARRIDO, Roque F. y ZAGO, Jorge A., ob. cit., pag. 169.
(11) REZZÓNICO, ob. cit. pag. 433.
(12) BORDA, Guillermo, ob. cit. t. I, ed. 1997, pag. 296.
(13) CNCiv., Sala F, res. 383.244 del 9 de diciembre de 2003.
(14) La mayoría de los códigos de provincia aun permite la compra en, así el art. 562 del Chaco, comisión
571 de Río Negro, 571 de Corrientes, 584 de Catamarca.
(15) J.A. 2000-II-553; ED 186-347; LA LEY, 1999-D, 779.
(16) CNCiv., sala C, 16-03-05, "HSBC Bank. Argentina SA c. Olivero, Roberto José y otro s/ejecución
Hipotecaria. Id sala J, 27-12-93, "Río Paraná Cía. Financiera S.A. c. Domínguez Alberto s/ejecución
hipotecaria".
(17) HIGHTON, ob. cit. pag. 436; CNCiv. Sala C 13/7/99, J.A. 2000-II-553
(18) CAUSSE, Jorge R. — CAUSSE, Federico J. y CAUSSE, Jorge R., "Hipoteca, ejecución y compra en
comisión", LA LEY, 1997-B, 166.
(19) PALACIO, Lino, "Tratado de Derecho Procesal Civil y Comercial", Astrea, Buenos Aires, 1994, T.
VII, pag. 598.
(20) ARAZI, Roland, "Derecho Procesal Civil y Comercial", Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 1999, T. II, pag.
257.

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(21) CNCiv., Sala B, autos "Mirochnik c. Zolorza" del 19-9-2001.
(22) CNCiv., sala G, "Banco Tornquist S.A. c. Cerrato Jorge A. s/ejecución hipotecaria, 15-9-2003, Declara
la nulidad de la cesión del boleto, celebrada el mismo día de la adquisición en subasta.
(23) CNCiv., sala L, "Kaufman, Patricio O. c. Sanchez, Lidia A. s/ejecución hipotecaria, 8-5-2005.
(24) En idéntico sentido CNCiv. Sala F, "Atromed S.A. c. Lazar Néstor s/ejecución hipotecaria",
9-12-2003.
(25) CNCiv. Sala E "Banco Río de la Plata S.A. c. Blázquez, Claudia M. y otro s/ejecución hipotecaria".
15/03/2005.

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Voces: COMPRAVENTA EN COMISION ~ COMPRAVENTA ~ COMPRAVENTA DE INMUEBLE ~
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CESION DEL BOLETO DE COMPRAVENTA ~ BOLETO DE COMPRAVENTA
Título: Cesión de derechos y obligaciones del boleto por el adquirente en subasta de un inmueble hipotecado
Autor: Farina, Miryam A.
Publicado en: LA LEY 12/02/2008, 12/02/2008, 5 - LA LEY2008-A, 509
Fallo comentado: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala G (CNCiv)(SalaG) ~ 2007/07/03 ~ Banca Nazionale del Lavoro
S.A. c. Agüero, Ricardo Luis y otro
Cita Online: AR/DOC/61/2008
Sumario: SUMARIO: I. Planteo del tema. - II. La compra en comisión. - III. La cesión de créditos y
derechos. - IV. Diferencias entre compra en comisión y cesión de derechos. - V. Prohibición de la compra
en comisión en las ejecuciones hipotecarias. - VI. Cesión de boleto en las ejecuciones hipotecarias. - VII.
Consideraciones finales.
I. Planteo del tema
No es discutible en nuestro ordenamiento jurídico la validez de la "compra en comisión" y la "cesión del
boleto de compraventa" realizadas por el adquirente en subasta, sin embargo nos detendremos puntualmente a
analizar ambas figuras en el marco de la ejecución hipotecaria en tanto en ésta, la "compra en comisión" se
encuentra expresamente prohibida por imperio del art.3936 del C.C. (texto según ley 24.441 —Adla, LV-A,
296—) y el art. 571 del CPCCN y, la "cesión del boleto", severamente cuestionada por parte de la doctrina y
jurisprudencia nacional que considera que la misma es habitualmente utilizada para burlar la prohibición de
aquélla.
Entendemos de absoluta trascendencia el tratamiento de la cuestión ante los disímiles pronunciamientos de
la Cámara Civil en la materia, que incluso motivaran el pedido de unificación de jurisprudencia por parte del
Fiscal de Cámara, y fuera desfavorablemente resuelto mediante acordada N° 1031 del 13 de julio de 2004.
Actualmente persiste la divergencia entre quienes admiten la validez de la cesión del boleto realizada por el
adquirente en subasta y aquellos que sostienen su nulidad absoluta y en cuanto tal pasible de ser declarada de
oficio.
Prueba de ello es el fallo de la Sala G en autos "Banca Nacional del Lavoro S.A. c. Agüero, Ricardo Luis y
otro s/ejecución hipotecaria" que aquí comentamos, en el cual, con el voto en disidencia del Dr. Bellucci, la
Cámara se pronuncia a favor de la validez de la cesión de derechos realizada por el adquirente en la subasta
judicial, de manera contemporánea a la realización del remate, revocando el decisorio de primera instancia que,
oficiosamente, resolvió su rechazo por entender que la cesión pretendió soslayar el impedimento legal de
compra en comisión.
Dado lo expuesto consideramos metodológicamente oportuno analizar en primer término los alcances de
cada uno de los institutos involucrados a los efectos de puntualizar su distinta naturaleza y efectos.
II. La compra en comisión
La compra en comisión es un negocio a nombre propio con la facultad de transferir a nombre de un tercero
los derechos y obligaciones emergentes del contrato. La manifestación de que se compra "en comisión" debe ser
hecha en el acto de firmar el boleto y debe constar expresamente en el mismo (1).
Fenochietto y Arazi explican que "...el adquirente de un bien 'en comisión' puede reservar el nombre del
comitente en el momento de celebrar la operación, para transferirle después los derechos y obligaciones".... "en
la compraventa extrajudicial el comprador puede extender tal reserva hasta el momento mismo de la
escrituración, mientras que el adquirente en un remate judicial deberá denunciar dentro del plazo perentorio
fijado por el CPN el nombre del comitente, o de lo contrario se lo tendrá por adjudicatario y responsable
directo"(2).
Puede involucrar un mandato, si ya se adquiere para un tercero determinado, un mandato oculto si no se
consigna su nombre o simplemente una reserva para poder transmitirla, cuando ni siquiera el que adquiere sabe
quién resultará ser el comitente (3).
El art. 571 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación contempla expresamente la compra en
comisión en la subasta de todo tipo de bienes, sean estos semovientes, muebles o inmuebles debiendo el
comprador "indicar dentro del tercero día de realizada la subasta, el nombre de su comitente, en escrito firmado
por ambos", bajo apercibimiento —en caso contrario— "se lo tendrá por adjudicatario definitivo", debiendo el
comitente constituir domicilio en dicha presentación, como es obligación de todo el que actúa por primera vez
en juicio (4).
Tanto en la compraventa privada como en la realizada mediante subasta judicial, el comprador "en
comisión" asume el carácter de obligado principal si omite transferir en término los derechos y obligaciones
emergentes del contrato, pero si bien en el primer supuesto la transferencia puede oponerse hasta el momento
mismo de la escrituración, en el segundo aquélla debe tener lugar, en virtud de las características de la

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enajenación judicial, dentro de un breve plazo computado desde el acto del remate (5).
En las subastas de bienes decretadas en las ejecuciones hipotecarias, el art. 598 del CPCCN, reformado por
la ley 24.441, prohíbe expresamente la compra en comisión.
El art. 3936 expresa diversas pautas que deberán disponer las legislaciones locales en la ejecución judicial
de la garantía hipotecaria, indicando expresamente en su inc. c) que: "No procederá la compra en comisión".
El sentido de ambas normas es desbaratar el accionar de grupos que utilizaban la figura para realizar la
compra y transferir el boleto a los verdaderos interesados, desplazándolos de la posibilidad de adquirir en forma
directa, mediante la utilización de métodos inescrupulosos.
Si a pesar de la prohibición legal expresa se efectuara la compra en comisión, el acto debe ser declarado
nulo, por tratarse de una actuación ilícita en cuyo cumplimiento está comprometido el orden público.
III. La cesión de créditos y derechos
El Título IV de la sección tercera del libro segundo del Código Civil se titula "De la cesión de créditos",
pero, ninguna duda existe en la doctrina, el contrato analizado comprende tanto la cesión de crédito como la
cesión de derechos.
"Es un contrato por el cual un acreedor enajena su crédito u otro derecho legalmente cesible, a favor de una
persona que lo adquiere para ejercerlo en su propio nombre, suo nomine"(6).
Acorde con el concepto dado la cesión es un contrato traslativo de propiedad, sólo que no de una cosa sino
de un crédito o de un derecho, que sale del patrimonio del cedente a los efectos de que ingrese en el patrimonio
del cesionario, quien podrá, una vez efectivizada la cesión, exigir el cumplimiento de la prestación pactada (7).
El instituto se vincula con toda la vida jurídica en tanto dispone el art. 1444: "Todo objeto incorporal, todo
derecho y toda acción sobre una cosa que se encuentre en el comercio, pueden ser cedidos, a menos que la causa
no sea contraria a alguna prohibición expresa o implícita de la ley, o al título mismo del crédito".
Tal es la amplitud de lo expuesto que se admite, como principio general, que puede ser cedido todo derecho
integrante del patrimonio, con tal que esté en el comercio y que la cesión no esté prohibida por la ley
(intransmisibilidad legal) o por una cláusula legítima y válida del propio título del crédito (intransmisibilidad
convencional) (8).
Es decir, que todos los derechos, con excepción de los inherentes a las personas pueden ser cedidos. (art.
1444 y nota al art. 1445 y art. 1434) (9).
El art. 1435 establece que: "Si el derecho creditorio fuese cedido por un precio en dinero, o rematado, o
dado en pago, o adjudicado en virtud de ejecución de una sentencia, la cesión será juzgada por las disposiciones
sobre el contrato de compra y venta, que no fuesen modificadas en este título". Es la llamada cesión-venta que
tiene muchos puntos de contacto con la compraventa, pero con una diferencia esencial, ya que en la
compraventa la obligación se refiere a la transferencia de una cosa (art. 1323); es decir, la posibilidad de
desplazamiento de la propiedad de una cosa. En la cesión de créditos, en cambio, la posibilidad de transferencia
se refiere al desplazamiento de un derecho de crédito; es decir un bien inmaterial. El objeto del contrato no es la
propiedad de una cosa (compraventa), sino la propiedad de un crédito (10).
IV. Diferencias entre compra en comisión y cesión de derecho
De los conceptos vertidos "ut supra" se desprenden nítidamente las importantes diferencias entre ambas
figuras.
La compra en comisión es un contrato a nombre propio, pero con la facultad de hacer la transferencia a
favor de un tercero de los derechos y obligaciones emergentes del contrato. La cesión de derechos, en cambio,
es un contrato por el cual un acreedor enajena su crédito u otro derecho legalmente cesible a favor de una
persona que lo adquiere para ejercerlo en su propio nombre (11).
En la cesión existe un titular de derechos y acciones concreto y determinado que sin estar sujeto a plazo
perentorio alguno decide ceder su titularidad a un tercero quien lo adquiere para poder ejercer el derecho y las
acciones en el futuro como propias.
Mientras en la compra en comisión "el comisionista queda desligado de toda obligación desde el momento
que revela el nombre de la persona para quien ha comprado y aquél la acepta (12), en la cesión de derechos el
cedente responde por evicción respecto de la existencia y legitimidad del crédito, conforme al art. 1476 del
Código Civil"(13).
V. Prohibición de la compra en comisión en las ejecuciones hipotecarias
El segundo párrafo del art. 3936 del Código Civil, incorporado por la ley 24.441, publicada el 16 de enero
de 1995, establece que "las legislaciones locales dispondrán el régimen procesal de la ejecución judicial de la
garantía hipotecaria, conforme a las siguientes pautas: a) ...; b) ...; c) No procederá la compra en comisión; d) ...;
e) ...".

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Hasta la implementación de la ley 24.441, el art. 571 del Código Procesal preveía la autorización de la
compra en comisión para la subasta judicial, modalidad que se mantiene vigente excepto en materia hipotecaria,
toda vez que el art. 79 de la Ley citada incorpora en el art. 598, inc. 7 del CPCCN la prohibición expresa de la
misma.
Es importante tener en cuenta que, a la fecha, no todas las legislaciones locales han adaptado sus normas
procesales a las recomendaciones de la ley fondal. Así la Provincia de Buenos Aires en su art. 582 del Código
Procesal prevé expresamente la compra en comisión, si bien con estrictos recaudos orientados a idénticos
objetivos. Así el comprador deberá indicar el nombre de su comitente en el momento mismo de la realización
del remate, debiendo ser ratificado en escrito firmado por ambos dentro del plazo de cinco días. En su defecto se
tendrá al comprador por adjudicatario definitivo (14).
El espíritu de tales restricciones no es sino desterrar el comitente innominado como recurso especulativo
para transferir el boleto, dado que ello facilita el accionar de ligas de compradores que, a partir de
inescrupulosos métodos de intimidación, logran excluir a postores libres para comprar ellos y transferir el boleto
a los verdaderos interesados, que deben pagar precios superiores al de la subasta en razón de la intermediación
no deseada.
Cuando se adquiere en comisión es el mismo contrato el que se mantiene abierto a la alternativa de otro
comprador, porque técnicamente la denuncia de comitente no implica transferencia. Tampoco surge del contrato
la diferencia de precio abonada por éste, favoreciendo ello movimientos patrimoniales no declarados con la
consiguiente evasión fiscal, si correspondiere.
VI. Cesión del boleto en las ejecuciones hipotecarias
Distinta de la compra en comisión es la cesión de los derechos del adquirente en subasta.
Más allá de las discrepancias doctrinarias habidas entre quienes sostienen que la cesión debe instrumentarse
por escritura pública y aquellos que afirman la innecesariedad de la misma por entender que el acto se encuentra
enmarcado dentro de los derechos y acciones personales que le competen al cedente, y en cuanto tal negociables
por el simple acuerdo de voluntades (art. 1444, Cód. Civ.), formalizado por escrito (art. 1455, Cód. Civ.),
resaltando asimismo el marco de la subasta pública en la que se realiza (15); ninguna duda cabe respecto a la
potestad legal del adquirente de ceder los derechos y acciones que surgen del boleto de compraventa hasta tanto
no se perfeccione el dominio mediante la tradición.
En tal sentido el fallo de la Sala C, de fecha 16 de marzo de 2005 ha dicho que "el comprador en subasta al
que aún no se lo invistió de la posesión del inmueble, está facultado para ceder los derechos y acciones que
surgen del boleto de compraventa. De ahí que debe admitirse la cesión de los derechos que le corresponden
como adquirente del inmueble subastado, si cuando se efectuó dicha cesión el cedente no había tomado
posesión del bien"(16).
Hasta la entrega de la posesión el comprador no ha adquirido el derecho real. Perfeccionado el dominio con
título y modo la transmisión sólo puede operar por vía de la compraventa instrumentada en escritura pública en
el marco de lo dispuesto por el art. 1184, inc. 1° del Cód. Civ. (17).
Sin embargo, a pesar de la facultad legal emanada del Código de fondo, analizada en el punto III) del
presente trabajo, ciertos precedentes han rechazado la cesión del boleto de compraventa de un bien adquirido en
subasta en el marco de la ejecución hipotecaria, por entender que la misma transgrede los fines que el art. 598,
inc. 7 del código ritual pretende consagrar al prohibir la compra en comisión. Esto es la venta directa a quien
resulte adquirente, sin perjuicio de la libre disponibilidad de los derechos de aquél una vez perfeccionado el
derecho real.
Con arreglo a las normas sustantivas el comprador podrá ceder la posición adquirida como resultado de la
subasta: "cabría interrogarse si, en mérito a las razones que fundaron la prohibición aludida, la transferencia del
boleto que se otorgue como primer resultado de la subasta, no conlleva, elípticamente, posibilitar aquello que el
legislador pretendió desterrar"; "Si se comprendiera que lo que la reforma ha vedado es, lisa y llanamente, la
compra en remate como objeto de actividad mercantil, la respuesta al interrogante debería ser afirmativa"(18).
Transcurridos varios años desde la reforma es evidente que aquellos grupos coligados, otrora "compradores
en comisión", sólo modificaron el modus operandi, continuando su accionar mediante la utilización de otra
figura jurídica: la cesión del boleto de compraventa, realizada en muchos casos, en forma contemporánea al
remate.
Las "ligas de compradores", también llamadas "mafias de los remates", constituyen un verdadero flagelo que
empaña la trascendencia del acto jurisdiccional que se celebra.
Palacio los describió como grupos organizados que durante el desarrollo de la subasta presionan al público a
través de amenazas, vías de hecho u otras maniobras para impedirle la formulación de posturas y conseguir que
se le adjudiquen los bienes a precios menores a los que hubiesen resultado de una puja libre (19).
Arazi los define como "personas que, sin interés real en comprar, intimidan a los verdaderos postores y
hacen ofertas a fin de resultar adjudicatarios del bien subastado para luego proceder a la cesión de derechos por

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un precio mayor (...) Los falsos compradores, que sólo procuran hacer un buen negocio con la diferencia entre la
suma que ellos pagan en el remate y las que en definitiva les abona el verdadero adjudicatario..."(20).
El público accionar de estos grupos y la ilegitimidad de sus inescrupulosos procedimientos tiñe de
irregularidades el remate por lo que, no dudamos, deben ser combatidos, pudiendo su intervención incluso dar
lugar a la nulidad de la subasta; sin embargo no es su análisis el objeto de nuestro trabajo, que se centra en
analizar la pertinencia de la nulificación de la cesión del boleto de compraventa, en casos como el comentado,
en los que no se ha alegado la existencia de maniobra o irregularidad alguna en la realización del remate y la
misma no ha sido objetada ni por el actor ni por el demandado, que serían los eventualmente perjudicados por el
eventual menor precio obtenido en la subasta.
VII. Consideraciones finales
El fallo que ha motivado el presente trabajo revoca la sentencia de grado que resolvió no aceptar la cesión de
derechos efectuada por el adquirente en la subasta y tener por comprador definitivo al cedente, criterio
compartido por el voto en disidencia del Dr. Bellucci, que considera que la prohibición en las ejecuciones
hipotecarias de la compra en comisión debe hacerse extensiva a la cesión de boleto por configurar un acto que,
bajo apariencia distinta, está enderezado a sortear el impedimento legal, siendo procedente declarar de oficio su
nulidad en cuanto se encuentra involucrado el orden público.
La Sala G, sin desatender que en ocasiones la valla legal es eludida mediante otros mecanismos legales,
como podría incluso haber ocurrido en la especie, en que la cesión del boleto de compraventa fue realizada
contemporáneamente a la realización del remate en el que resultó adquirente el cedente, se inclina por el criterio
que admite el negocio jurídico, considerando que no puede por vía judicial crearse un impedimento que ninguna
norma legal instituye.
Conforme a la doctrina de la Sala B en autos "Mirochnik c. Zolorza" afirma: "Adviértase que la capacidad
para otorgar actos jurídicos constituye la regla, mientras que la aludida prohibición es excepcional y como tal de
restrictiva aplicación, de manera que no puede extenderse a supuestos que la norma no contempla"(21).
Destacando además que en autos la cesión no ha sido objetada por ninguna de las partes, ni se ha alegado la
existencia de maniobra o irregularidad alguna en la realización del remate, revoca la sentencia de grado.
Por nuestra parte no dudamos que en los remates judiciales está directamente comprometida la actuación de
la jurisdicción y los jueces son verdaderos guardianes del orden público por lo que en resguardo del interés
general deben extremar los recaudos a efectos de evitar el fraude a la ley, procurando la mayor transparencia en
las ventas judiciales y obstaculizando, por todos los medios legales a su alcance, la participación de postores
coligados.
Como lo ha expresado la propia sala G en autos "Banco Tornquist S.A. C. Cerrato Jorge A" los jueces: "No
pueden permitir que por ante su vista y paciencia se realicen actos que inequívocamente estén enderezados a
sortear un impedimento legal que tiene en miras la protección de un interés general. Tolerar negocios de esta
naturaleza importaría declinar de la misión que el Estado les confiere y los llevaría a erigirse -así- en cómplices
silentes de las maniobras urdidas por traficantes de los bienes involucrados en los expedientes judiciales cuya
solución se ha confiado a los magistrados"(22).
Compartimos la opinión de quienes consideran que el propósito de la norma que prohíbe la compra en
comisión es asegurar la pureza de las subastas judiciales evitando la injerencia de las llamadas "ligas de
compradores", propugnando que el adquirente compre directamente por sí. Así como que con frecuencia, se
pretende eludir la prohibición mediante la utilización de otras figuras.
Por ello creemos imperioso, a la luz de la existencia de fallos contradictorios y en aras de la seguridad
jurídica que debemos proteger, que el legislador consagre expresamente los alcances de la cesión de derechos en
la subasta judicial y su forma de instrumentación, cercenando legalmente la posibilidad de su maliciosa
utilización a fin de que los precios obtenidos sean el producto de la puja entre postores libres, efectuada en
función del bien subastado en la plaza y no en beneficio de grupos que monopolizan la oferta a través de
descalificables procedimientos en pos de sus exclusivos intereses, llegando inclusive a su prohibición, si ello
fuera pertinente, así como lo hizo con la compra en comisión la reforma introducida por la ley 24.441.
El ordenamiento vigente sólo prohíbe que la compra en subasta sea realizada en comisión, nada dice
respecto a la cesión de derechos y, dada la distinta naturaleza jurídica de ambos institutos, siendo la capacidad
para otorgar actos jurídicos la regla, entendemos que la prohibición debe ser interpretada en sentido estricto, no
pudiendo hacerse extensiva a otros casos no contemplados en la ley, máxime teniendo en cuenta, como lo hace
en reciente fallo la Sala L en autos Kaufman Patricio o. C. Sanchez Lidia A"(23), que es preceptiva
constitucional que ningún habitante de la Nación se halla privado de hacer aquello que la ley no prohíbe (Conf.
art. 19 de la Constitución Nacional) (24).
En idéntico sentido afirma la sala E en autos "Banco Río de la Plata S.A. c. Blázquez, Claudia M. y otro"(25)
: "La interpretación restrictiva resulta procedente cuando se trata de normas prohibitivas, sancionadoras y
limitativas de la capacidad de obrar (Conf. Rivera "Instituciones de Derecho Civil Parte General", t. I, n. 150, p.

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163; Borda, "Tratado de Derecho Civil", Parte General, t. I, n. 219, p. 222 y citas de la nota n.387), En este
mismo orden de ideas "los jueces no pueden declarar otras nulidades de los actos jurídicos que las que en este
código se establecen"(arg. art. 1037 CCiv.)".
Por lo expuesto adherimos al fallo comentado en cuanto sostiene que la capacidad para otorgar actos
jurídicos es la regla, mientras que la prohibición es excepcional y en cuanto tal de aplicación restrictiva, de
modo que no puede extenderse a supuestos que la norma no contempla. Para ello se ha tenido especialmente en
cuenta, como elemento esencial de la postura asumida que, en el caso, no se ha alegado la existencia de
maniobra o irregularidad alguna en la realización del remate, así como que la cesión no ha sido objetada ni por
el actor ni por el demandado, que serían los interesados en hacerlo por ser los hipotéticamente perjudicados por
un eventual menor precio obtenido en la subasta, —como resalta la Cámara, (conf. Rivera, Instituciones de
Derecho Civil" t. II, p.881, n° 1452)—, extremos que, de advertirse, no podrían tolerarse.

Especial para La Ley. Derechos reservados (ley 11.723)


(1) BORDA, Guillermo, "Tratado de Derecho Civil Argentino. Contratos", ed. 1974, T I, pág. 321.
(2) FENOCHIETTO - ARAZI, "Código Procesal Civ. y Com. comentado", T. III, pag. 36 citado por
DONATO, Jorge D., "Juicio Ejecutivo", 4ª ed. actualizada, Editorial Universidad. Buenos Aires, pag. 702.
(3) HIGHTON, Elena I., Juicio Hipotecario, T. II, ed Hammurabi, Buenos Aires, pág. 265/266.
(4) NOVELLINO, Norberto José, Ejecuciones, 4ª ed. Actualizada. Editorial Astrea, Buenos Aires, 3003,
pag. 529.
(5) DONATO, Jorge D. Juicio Ejecutivo, 4ª ed. actualizada, Editorial Universidad, Buenos Aires, citando a
Palacio, Derecho Procesal Civil, T. VII, pág. 608.
(6) REZZONICO, Estudio de los contratos en nuestro derecho civil, vol. I, Depalma, Bs. As. 1967 3ª ed.,
pag.433. Definición admitida como válida por GARRIDO, Roque F. y ZAGO, Jorge Alberto, En "Contratos
Civiles y Comerciales", Parte especial, Editorial Universidad. Buenos Aires, 2003 pag. 162.
(7) GARRIDO, Roque F. y ZAGO, Jorge A., ob. cit., pag. 162.
(8) GARRIDO, Roque F. y ZAGO, Jorge A., ob. cit., pag. 172.
(9) Dice la Nota al art. 1445 "Las acciones fundadas sobre derechos personales no son cesibles, por la razón
de que el ejercicio de esos derechos es inseparable de la individualidad de la persona. ... Pero es cesible toda
acción resultante de los derechos de obligación, cualquiera que sea el origen de la obligación, bien provenga de
convención, de delito, o de cualquier otra causa, y sin distinción entre obligaciones puras, condicionales, a
término, inciertas o alternativas..."
(10) GARRIDO, Roque F. y ZAGO, Jorge A., ob. cit., pag. 169.
(11) REZZÓNICO, ob. cit. pag. 433.
(12) BORDA, Guillermo, ob. cit. t. I, ed. 1997, pag. 296.
(13) CNCiv., Sala F, res. 383.244 del 9 de diciembre de 2003.
(14) La mayoría de los códigos de provincia aun permite la compra en, así el art. 562 del Chaco, comisión
571 de Río Negro, 571 de Corrientes, 584 de Catamarca.
(15) J.A. 2000-II-553; ED 186-347; LA LEY, 1999-D, 779.
(16) CNCiv., sala C, 16-03-05, "HSBC Bank. Argentina SA c. Olivero, Roberto José y otro s/ejecución
Hipotecaria. Id sala J, 27-12-93, "Río Paraná Cía. Financiera S.A. c. Domínguez Alberto s/ejecución
hipotecaria".
(17) HIGHTON, ob. cit. pag. 436; CNCiv. Sala C 13/7/99, J.A. 2000-II-553
(18) CAUSSE, Jorge R. — CAUSSE, Federico J. y CAUSSE, Jorge R., "Hipoteca, ejecución y compra en
comisión", LA LEY, 1997-B, 166.
(19) PALACIO, Lino, "Tratado de Derecho Procesal Civil y Comercial", Astrea, Buenos Aires, 1994, T.
VII, pag. 598.
(20) ARAZI, Roland, "Derecho Procesal Civil y Comercial", Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 1999, T. II, pag.
257.

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(21) CNCiv., Sala B, autos "Mirochnik c. Zolorza" del 19-9-2001.
(22) CNCiv., sala G, "Banco Tornquist S.A. c. Cerrato Jorge A. s/ejecución hipotecaria, 15-9-2003, Declara
la nulidad de la cesión del boleto, celebrada el mismo día de la adquisición en subasta.
(23) CNCiv., sala L, "Kaufman, Patricio O. c. Sanchez, Lidia A. s/ejecución hipotecaria, 8-5-2005.
(24) En idéntico sentido CNCiv. Sala F, "Atromed S.A. c. Lazar Néstor s/ejecución hipotecaria",
9-12-2003.
(25) CNCiv. Sala E "Banco Río de la Plata S.A. c. Blázquez, Claudia M. y otro s/ejecución hipotecaria".
15/03/2005.

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