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FASES DEL PROCESO DE ADAPTACION DEL NIÑO Y NIÑA

El niño frente a la adaptación La adaptación de un niño a la guardería resulta


tanto más rápida cuanto menos consciente es del cambio, es decir, cuanto más
pequeño es el niño. Este periodo especialmente difícil, para la entrada de los
niños a la guardería, va desde los ocho hasta los dieciocho meses. El niño de
esta edad es capaz de darse cuenta del cambio que se experimenta en su vida
(incorporación a un medio desconocido), así como de la ausencia de sus
padres en este medio. Por tanto el niño no distingue entre un abandono
definitivo y otro temporal; cada vez que los padres le dejan en la guardería él
piensa que ya nunca van a volver, de ahí su desconsuelo; y aunque todas
regresan por él, este hecho va a tardar aún largo tiempo en ser asimilado e
interiorizado por el niño. Partiendo de la institución educativa, se observa como
algunos niños se les dificulta adaptarse a este nuevo lugar, manifestándolo por
medio del llanto pidiendo a la mamá. Es un tiempo de tristeza, desconsuelo,
rabia. Los niños de un año de edad se les obstaculiza entender que la “mamá
debe trabajar pero ella en poco tiempo volverá”. Es evidente que los bebés son
seres emocionales, al nacer realmente muestran interés, incomodidad, disgusto
y alegría (como lo indica sus expresiones faciales), además las restantes
emociones primarias (es decir, irritación, tristeza, sorpresa y temor) por lo
general aparecen a mediados del primer año. Las emociones secundarias
como el desconcierto, el orgullo, la culpa y la vergüenza surgen en el segundo
(o tercer) año, después de que los niños alcanzan hitos cognoscitivos como el
auto reconocimiento y han adquirido normas para evaluar su conducta. El niño
es el sujeto de la adaptación, el centro de las atenciones de la madre y las
maestras, el principal protagonista de la vida de la escuela infantil. Las
emociones desempeñan al menos dos funciones importantes en la vida de un
bebé como primero las emociones permiten el contacto social con las personas
que le rodean y les ayudan a éstos a adaptar sus comportamientos a las
necesidades y metas de aquél. Como segunda función hay una gran capacidad
del niño para interpretar y reconocer las emociones de los demás esta permite
conocer al otro por tanto es importante porque ayuda al niño al niño a inferir
cómo debería sentir, pensar o comportarse en situaciones inciertas. Es él
también el que debe realizar el difícil camino de la construcción de un
importante nuevo vínculo con figuras que hasta entonces eran desconocidas;
significa también para el niño establecer, con el tiempo una relación de
confianza con la educadora, de modo que su permanencia en la escuela infantil
se vuelva significativa, importante y, finalmente, deseable, y no sea, por el
contrario, un lugar de carencia (de la madre, de la familia, de la casa). Por lo
tanto, no se trata de un proceso fácil; requiere cuidados y atención por parte de
los adultos de la escuela infantil y, obviamente, de los familiares. Como se
viene diciendo, es importante compartir los primeros contactos en el nuevo
ambiente con la madre (o el padre) permite al niño explorara y relacionar con
mayor tranquilidad. De acuerdo con Dolto, (1996) “una vez separado
físicamente el hijo de la madre, el lugar debe ser ´maternizado´: cualquier
atmósfera puede tener color de mamá, 84 cualquier olor puede ser perfume de
mamá. El hijo se siente seguro si se siente segura la madre que asiste
habitualmente a los lugares y trata con las personas a las que lo ha confiado”
“Una vez que los niños han formado un vínculo emocional cercano con un
padre o padre sustituto, cualquier separación prolongada tiene efectos
adversos; entre más se prolongue la privación, más pronunciados serán dichos
efectos. Los niños que han sufrido esta experiencia suele describirse como
emocionalmente alejados y aislados, con aire de frialdad e incapacidad para
mostrar calidez y afecto sincero o para hacer amigos de una manera
afectuosa.” El proceso de reconocer y comprender las propias emociones debe
enseñarse desde edades tempranas para ayudarle al niño a “sintonizarse
consigo mismo”, a tomar conciencia del mundo de los sentimientos, a hablar
sobre ellos, a descubrir las conexiones entre pensamiento, emociones y
reacciones. La conciencia en emociones y sentimientos se llevara a cabo
mediante.

-Reconocer y validar los sentimientos que el niño experimenta aunque usted no


los comparta. - Mostrar al niño láminas con personas exhibiendo diferentes
emociones; indagar sobre la definición que efectúa el niño.

-Ayudar al niño a reconocer los sentimientos que se experimenta en el


momento en que ocurren; por ejemplo, si su juguete preferido se ha roto y él se
siente muy afectado, si se siente triste porque no está al lado de la mamé etc.
- Leerle cuentos e historias que ilustre diferentes estados de ánimo de los
personajes; charlar con el niño sobre cada uno de ellos; preguntar, por ejemplo,
“crees que Caperucita Roja estaba triste, o asustada”.

- Mostrar con su ejemplo cuando usted puede identificar plenamente sus


propios sentimientos: si él pregunta, ¿papi, estás bravo? Y realmente no es así,
contestarle de manera explícita, “no estoy bravo, sólo estoy cansado”. Cuando
los niños actúan con inteligencia emocional son percibidos como niños que
confían en sí mismo y logran manejar sus emociones de manera constructiva.
Por otra parte el proceso de adaptación escolar por el que pasan todos los
niños es variable y particular de cada uno. En unos puede durar tan sólo unos
días. En otros tarda un mes o un trimestre completo. El catedrático Félix
Sánchez, en su proyecto de investigación "La mejora de la calidad de
educación infantil: periodo de adaptación y clima de clase", divide el periodo en
tres fases, según la actitud del alumno:

• Fase de protesta: “puede durar una semana o más, en función de cada niño.
En esta etapa, el pequeño toma conciencia de que está "solo". La protesta se
manifiesta en lloros, intentos de huida, ansiedad, conductas regresivas,
rechazo de los profesores o negación a participar en las actividades del aula.

• Fase de ambivalencia: pasados los primeros días, la protesta pierde fuerza y


comienza un periodo en el que el alumno alterna situaciones de rechazo y
bienestar en clase y con el docente. Puede mostrar todavía síntomas de
ansiedad angustia con llantos y pataletas, pero empieza a aceptar el entorno.

• Fase de adaptación: a lo largo del primer mes de estancia en el centro, la


mayoría de los niños termina por adaptarse a la nueva situación. Supera la
ansiedad, acepta al tutor y comienza a relacionarse con otros compañeros”.
Por lo anterior la finalidad de la adaptación es crear una situación de bienestar
para todos los actores que entran en escena: niños, padres, educadores. Es
por ello que desde el momento que el niño nace se van construyendo nuevos
vínculos afectivos estos se dan por los apegos, donde los padres son los
encargados de ayudar a construir los nuevos vínculos que se van dando, en un
primer momento la separación no es fácil, es por esto que niño necesita que se
le ayude a construir nuevos lazos importantes que le hacen falta para el paso
de una situación familiar conocida a una situación nueva social., es decir para
el niño no es fácil esta separación requiere que se le apoye en este procesos. A
través de la asimilación de la experiencia, el niño pude alcanzar un estado de
bienestar, o sea, el estado de equilibrio emocional garantizado por la
posibilidad de mentalizar los acontecimientos.

En síntesis el proceso de adaptación conlleva un acompañamiento que retoma


a la escuela, la familia y la sociedad en general como los agentes principales
de la interacción, por tanto la familia es parte fundamental en la adaptación de
su hijo al jardín. Al ingresar al preescolar todos los niños reaccionan diferentes;
lo importante es apoyarlo, es un periodo de cambios que va acompañado de
emoción, ansiedad y otras actitudes en los pequeños, que pueden ser bien
manejados, con el apoyo de los padres. El cambio que más lo puede afectar es
la separación de la familia por primera vez, pues hasta el momento es el único
grupo con el que ha compartido y al que le tiene toda confianza. Otros cambios
como compartir con profesoras en las que todavía no confía y por las que no
tiene ningún afecto, pues apenas las va a conocer y a darse cuenta de que
también son personas que lo pueden cuidar y querer. Encontrarse, además,
con niños que tampoco conoce, mientras en su casa se sentía tranquilo sin
tener que compartir con nadie y sin que le invadiera su espacio; conllevando
esto al aprendizaje de nuevas normas de convivencia. Es por eso que con la
colaboración, tranquilidad y confianza que reciban de todas aquellas personas
contribuirá al acompañamiento de una adaptación exitosa que aunque pasa por
diferentes etapas de apego y separación, las personas necesitan un periodo
para asimilar nuevos cambios, ese periodo es conocido como adaptación.

CUALES SON LOS LIMITES DEL CUIDADO A LOS NIÑOS Y NIÑAS

Los límites son todas aquellas barreras invisibles que creamos como medida
“cortafuegos, son normas para niños que no pueden incumplirse ya que si se
incumplen y nosotros los adultos somos permisivos con ello, nuestros hijos no
aprenden a distinguir donde está bien hecho algo y donde no lo esta

Además debemos ser consecuentes, si hoy decimos que “no” a algo y mañana
decimos que “sí”, lo único que estamos enseñando a nuestros pequeños es
que depende del día que tengamos valdrá una norma o no.
Lo mismo ocurre si papa dice “no” y mama dice “sí”, el niño acudirá a quién
más le interese. Es necesario estar de acuerdo.

FORTALEZAS DEBILIDADES
Con la aplicación de los límites Resistencia a aceptar los límites por
lograremos adecuar la conducta de parte de los niños y niñas bajo
los niños y niñas que están bajo nuestro cuidado.
nuestro cuidado.
Enseñan a los niños a comportarse y Si no somos coherentes y
a realizar las cosas de la forma cambiamos la utilización de los
correcta. límites de un momento a otro no
fomentamos el correcto aprendizaje
de las normas.
Enseñan a los niños a cumplir reglas No aceptar los cambios de la forma
y normas de convivencia. de comportarse en los hogares y
adoptar una nueva conducta en el
centro infantil.
Corregir los problemas de conducta o Berrinches, muchos de los niños
desobediencia que algunos niños pueden llorar, gritar o incluso querer
traen desde sus hogares. agredir a la persona que limita la
conducta inadecuada.

QUE ES ANSIEDAD Y ESTRÉS Y COMO PODEMOS ENFRENTARLO.

El estrés es un proceso que se origina cuando las demandas ambientales


superan la capacidad adaptativa de un organismo. Esto puede dar lugar a
cambios biológicos y psicológicos, que a su vez pueden ser causantes de
enfermedad.

La mayoría de las personas han experimentado ansiedad alguna vez. Lejos de


ser algo completamente negativo, la ansiedad permite que el organismo se
ponga en alerta y active todos sus mecanismos de defensa ante una situación
determinada. La ansiedad es una respuesta emocional, que variará según el
estímulo que la produzca, y suele venir acompañada de sentimientos de
inquietud, recelo, miedo y nerviosismo. Habitualmente está asociada a
preocupaciones excesivas. Se puede considerar también como una
expectación aprensiva.

Cuando el niño se ve sometido a una serie de cambios importantes en su vida,


puede mostrarse irritable, nervioso, alterado y desbordado por la situación.
Decimos entonces que el niño sufre un cuadro de estrés y ansiedad. Los
motivos pueden ser muy variados y las consecuencias muy diferentes en cada
niño. Aprende a detectar a tiempo los síntomas de estrés infantil, porque tú
tendrás un papel muy importante para ayudar a tu hijo.

Causas de estrés y ansiedad infantil

El estrés infantil casi siempre se produce ante una situación de cambio. Y no


sólo ante los cambios negativos. También se puede sufrir estrés infantil ante
cambios positivos. Los motivos puedes ser múltiples, desde la pérdida de un
ser querido o la separación o conflicto de los padres hasta un cambio de
colegio o de casa. Esta situación de incertidumbre, de novedad y de miedo a lo
desconocido, puede desembocar en un cuadro de ansiedad.

También son causas de estrés infantil las enfermedades (propia o de alguna


persona querida) o un aumento repentino de las tareas de clase. Para él
representa una novedad en su vida. Hay niños que se adaptan mejor a los
cambios. Pero para otros, en cambio, suponen un mundo nuevo al que no
saben enfrentarse.

-8 Síntomas de estrés en los niños

El estrés bloquea al niño. Por eso reacciona de forma impredecible. Lo más


normal es que el niño no se dé cuenta de que sufre estrés. Por eso, deben ser
los padres los que estén atentos ante estos síntomas:
1. Pérdida de apetito, dolor de cabeza, dolor de estómago

2. Pesadillas, alteraciones en el sueño


3. Aparición repentina de enuresis cuando ya lo había superado
4. Alteración del estado de ánimo: rabia, llanto, gimoteo, rabietas,
comportamiento agresivo
5. Miedo a alejarse del adulto

6. Aparición de nuevos miedos, incapacidad de concentrarse

7. Regresión a comportamientos de la infancia

8. Ansiedad

Trastornos de ansiedad en la infancia

Los miedos constituyen un factor casi constante en el transcurso del desarrollo


humano. La aparición de la ansiedad en los niños, lejos de constituir un rasgo
patológico, indica una evolución en la que podemos observar la conciencia que
el niño va adquiriendo acerca de su propia individualidad, de sus límites y de
sus recursos. El registro de aquello que pueda resultar peligroso es una
adquisición evolutiva fundamental.

A lo largo de la infancia aparecen miedos considerados normales. Entre los 6 y


18 meses comienzan los temores a la oscuridad y a lo desconocido. Alrededor
de los 8 meses aparece la angustia frente al rostro de un extraño, reacción que
revela el reconocimiento y la individualización del rostro de la madre. En este
periodo sólo la presencia de una figura conocida puede calmar al niño.

En la segunda infancia (2-3 a 6-7 años), la naturaleza de los miedos es muy


amplia; aparecen temores a:

 Animales.

 Monstruos, fantasmas.

 Situaciones de soledad.

A partir de los 7 años se presentan temores acerca del rendimiento escolar y


deportivo, temores de tipo existencial y el miedo a la muerte.

Los temores descriptos disminuyen o desaparecen cuando el niño evoluciona


de modo normal. Si esto no ocurre, es probable que nos encontremos frente a
un Trastorno de Ansiedad.
¿Cuándo hablamos de un Trastorno de Ansiedad en un niño? Básicamente,
cuando la ansiedad interfiere en el desarrollo normal de su vida, así como
también cuando las manifestaciones de la ansiedad son muy intensas.

Los estudios epidemiológicos demuestran que la prevalencia de los Trastornos


de Ansiedad en la infancia oscila entre 5,6% y 21% (Benjamín, Costello y
Warren;.1990). Las niñas presentan una más alta frecuencia que los varones.

Los Trastornos de Ansiedad en la Infancia se clasifican en:

 Trastorno de Ansiedad por Separación

Este trastorno se caracteriza por ansiedad excesiva e inapropiada para el


nivel de desarrollo del niño, concerniente a su separación respecto del
hogar o de las personas con quienes está vinculado Sintomatología:

o Preocupación excesiva y manifiesta en relación a la salud o


seguridad de sus padres.

o Miedo que algo terrible lo separe de las figuras significativas.

o Miedo a estar solo.

o Negativa a ir a la escuela.

o Quejas somáticas cuando se anticipa la separación.

o Crisis de angustia frente a la separación.

o Insistencia en dormir con los padres.

Este trastorno se encuentra estrechamente ligado al Trastorno de Pánico.


Estudios clínicos han determinado que la mitad de los niños con este trastorno
presentan, además, otro trastorno de ansiedad y en un tercio de ellos
encontramos, también, estados depresivos.
Otros estudios sugieren que esta patología incrementa el riesgo de desarrollar
Trastorno de Pánico y Agorafobia durante la niñez o la adultez (Moreau y Follet
1993)

 Trastorno de Pánico.

Los síntomas físicos y cognitivos son similares a los que ocurren en el


adulto Puede presentarse en forma inesperada y espontánea, pero en
general aparece asociado a otros diagnósticos, especialmente a los de
Ansiedad por Separación, Fobia Escolar y Agorafobia.

 Trastorno De Ansiedad Generalizada.

En contraste con las fobias específicas, en este trastorno encontramos una


excesiva preocupación y temor a diversas situaciones de la vida cotidiana.
Es decir, que no está enfocado en una situación u objeto determinado. Los
niños con este trastorno van cambiando, con el correr de las semanas, los
focos de preocupación.

Sintomatología:

 Preocupación crónica y excesiva, difícil de controlar. Fatiga fácil


-Quejas somáticas frecuentes.

 Mal humor.

 Berrinches frecuentes ante situaciones de cambio o que el niño


pueda evaluar como peligrosas o insegura.

 FOBIA SOCIAL.

Los criterios para diagnosticar este trastorno son:

o Marcado y persistente temor sobre uno o más aspectos del


rendimiento social.

o Temor intenso a la crítica y humillación en público.


o Miedo a estar con personas diferentes a los amigos o
familiares.

o La exposición a situaciones sociales casi siempre provoca


ansiedad, predisponiendo, en algunos casos, a un ataque de
pánico.

En los niños, la ansiedad se expresa en forma de llanto, oposición, berrinches y


una necesidad imperiosa de evitar la situación. A diferencia de los adultos, los
niños no tienen por qué reconocer lo irracional del miedo.

Los niños con fobia social presentan, con frecuencia, distintos grados de
depresión, así como también poca confianza en sus habilidades y una fuerte
tendencia a ser obstinados. .

 Fobia Específica.

Es el temor exagerado e irracional a un objeto o situación determinada


(volar, contacto con animales, a las alturas, a los espacios cerrados, a la
oscuridad, a los insectos, etc.) Constituye el trastorno fóbico más frecuente.
En los niños, las Fobias Específicas más frecuentes son:

 A los animales.

 A irse a dormir.

 Fobia escolar.

 A la oscuridad.

Como explicamos antes, debe diferencia la fobia de los temores normales y


evolutivos. Estos últimos desaparecen luego de seis a ocho meses de haberse
presentado.

 Trastorno Obsesivo Compulsivo.


Las obsesiones son ideas intrusivas, que irrumpen y asedian a quien las
padece. Son difíciles de controlar y se acompañan de una sensación de
malestar y ansiedad de la que el niño no puede desprenderse.

Llamamos compulsión a la necesidad de ejecutar una acción o tener un


pensamiento con el objeto de aliviar la ansiedad o impedir que algo malo
suceda (pensamiento mágico). Las obsesiones y compulsiones deterioran
la vida social y escolar. Las compulsiones más frecuentes en los niños son:

o Lavado ritualizado de manos.

o Necesidad de repetir, chequear y contar.

o Rituales a la hora de dormir.

La edad de comienzo se sitúa alrededor de los 8 años. La mayoría de lo


adultos con este trastorno refiere haberlo sufrido desde su infancia, sin que
nadie notara que estaban sufriendo síntomas constitutivos de una patología.

Tratamiento de los Trastornos de Ansiedad en Niños

A diferencia de los miedos evolutivos, los trastornos de ansiedad en los niños


no desaparecen por sí solos, sino que, por el contrario, se intensifican y
predisponen a quien los padece a sufrir otros trastornos emocionales, así como
también dificultades en el aprendizaje.

Los estudios que relacionan ansiedad y aprendizaje determinan que los altos
niveles de ansiedad, como así también como los bajos niveles de ansiedad
dificultan el aprendizaje.

La relación entre el funcionamiento neurocognitivo y la ansiedad es


bidireccional, ya que los trastornos de ansiedad interfieren en dicho
funcionamiento y, de manera inversa, determinado funcionamiento
neurocognitivo puede incrementar patológicamente la ansiedad. .Por ejemplo:
un niño con dificultades en el habla puede desarrollar, por esa causa, una fobia
social y, a la inversa, una fobia social severa puede conducir a una dificultad en
la expresión del habla.

Por estas razones y para ahorrarle al niño años de padecimiento, es


fundamental el abordaje de estos trastornos en el momento de su aparición,
para prevenir el desarrollo de complicaciones como las ya explicitadas o, por
ejemplo, el abuso de sustancias.

A diferencia de lo que ocurre con los adultos, en los niños se privilegia el


abordaje psicológico por sobre el farmacológico, si bien existe la posibilidad de
que, en algunos casos en particular, cuando los síntomas resultan muy severos
y difíciles de controlar, se indique, además del abordaje familiar, la psi
coeducación y la terapia cognitivo-comportamental, el tratamiento con
psicofármacos.

Tratamiento del estrés y la ansiedad infantil

Los padres tienen un papel decisivo a la hora de tratar el estrés de sus hijos.
Tienen que entender por qué sufre ansiedad e intentar mostrar comprensión.
Aquí tienes algunos consejos para hacer que tu hijo se sienta más tranquilo y
afronte los cambios con menos ansiedad:
- Habla con él. Pregunta cuáles son sus miedos, sus preocupaciones. Explícale
lo que le pasa
- Llévale a lugares tranquilos, donde pueda relajarse

- Fortalece su autoestima. No le regañes por tener ese comportamiento


- No utilices el castigo. Mejor si durante esta etapa utilizas más los refuerzos
positivos.
- Incentiva a tu hijo para que realice ejercicio físico

- Busca ayuda profesional si no consigues eliminar la ansiedad de tu hijo


BIBLIOGRAFÍA

JESUS ALAVA, María, PALACIOS, Pilar. Es feliz un niño en la guardería?.


Madrid: Narcea, S.A, 1983. p. 96

ALPI, LAURA et.al. Op.cit, p.59. 54 PHILIPF. RICE et.al. Op. cit, p.243. 55
María Elena López et.al. Inteligencia emocional. Colombia: Gama s.a, 2003. P
58

LINCOGRAFÍA

El periodo de la adaptación escolar. [En línea].


http://www.consumer.es/web/es/educacion/escolar/2009/08/14/187259.php.
[Citado el 2009
http://repository.lasallista.edu.co/dspace/bitstream/10567/652/1/Procesos_adap
tacion.pdf

https://www.guiainfantil.com/articulos/salud/trastornos/ansiedad-y-estres-en-los-
ninos/

http://www.centroima.com.ar/trastornos_de_ansiedad_en_ninos_menores.php

https://www.mheducation.es/bcv/guide/capitulo/8448176391.pdf

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