«Sobre la base del concepto de competencia de Chomsky, y en el marco de su propuesta
sociolingüística, a principios de los setenta Dell Hymes acuña el término competencia comunicativa para nombrar ese conjunto de conocimientos y habilidades de una persona que se adquieren en el proceso de socialización y que abarca no sólo el conocimiento de la gramática, sino el de los usos de la lengua. Así, Hymes afirma que “el niño normal adquiere un conocimiento de las oraciones no solo como gramaticales sino como adecuadas. Él o ella adquieren una competencia de cuándo hablar, cuándo no, y de qué hablar con quién, cuándo, dónde, de qué forma. En pocas palabras el niño llega a ser capaz de llevar a cabo un repertorio de actos de habla, de tomar parte en eventos de habla, y de evaluar la actuación de los demás.” (Hymes, 1971) (…) (J. Gumperz) explora los alcances de una definición de competencia comunicativa en términos del “conocimiento de las convenciones lingüísticas y las convenciones comunicativas vinculadas a éstas que los hablantes deben poseer para iniciar y sostener el compromiso conversacional. El compromiso conversacional es, claramente una precondición necesaria para la comprensión. La comunicación siempre presupone compartir en alguna medida convenciones de indexicalización, pero esto no significa que los interlocutores deban hablar la misma lengua o dialecto en el sentido en que los lingüistas utilizan el término.”»
Golluscio, L. (2003) “Introducción: la etnografía del habla y la
comunicación. Un recorrido histórico”. En L. Golluscio (comp.) Etnografía del habla. Textos fundacionales. Buenos Aires. Eudeba págs. 13-53.