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Como todo masón, leí las imaginativas descripciones de los inevitables Boucher,
Plantagenet, Bayard, además de Wirth, hoy en día actualizados por Mainguy.
Puse en práctica tales ejercicios que efectivamente daban el ángulo recto con
una simple cuerda con nudos.
Pero si se trataba de reproducir la herramienta de esos genios iletrados en manos
callosas, ¿no hubiera convenido algunos buenos nudos bien apretados en lugar de
los frívolos lazos de amor y de sus femeninas borlas con flecos?
Hay otra escuela que vehementemente niega esa necesidad, y una que pretende
por el contrario que los lazos deben ser doce, en honor al zodíaco que tiene doce
signos, e incluso en memoria de los doce apóstoles….una abundante iconografía
tan incoherente que las diversas teorías que pretende ilustrar, solo muestran la
infinita capacidad imaginativa de nuestros hermanos y hermanas.
Se trata de una cuerda con un cierto número de nudos chatos ( desde dos como
mínimo a doce como máximo!) acabada en cada una de sus extremos por una
borla.
En Bélgica, a una borla se la califica como “ floche”, (fleco), tal como la que
decora los birretes de policía y de los soldados antes de la guerra de 1940, a
semejanza de un matamoscas, donde cada regimiento llevaba su color.
En masonería esta cuerda delimita las caras norte, este y sud de los cuadros de
logia franceses, pues los ingleses ignoran esta cuerda que fue esparcida por los
cuadros de toda Europa desde Francia.
Una borla, desde que mi abuela me inició en los cuentos de Perrault y mas
especialmente en las aventuras de Riquet el del copete, es una madeja de hilos
de lana, seda o plumas; otra definición mas elegante aún debida al Pequeño
Larousse es: “ un pequeño trozo de cinta deshilachado que escapa del lazo de la
agujeta”!
La borla ( houppe o houpe en el siglo 18) es entonces la extremidad de la
cuerda y no la cuerda en su totalidad.
Volvamos ahora al Pequeño Robert que nos dirá: “ dentellée: tejido muy abierto,
ornado con diseños y que por lo general representa un borde dentado”
¿Qué tendrían que hacer esos decorativos y frívolos dentados sobre un serio
cuadro de logia, aún si acompañaran a una borla?.
Vayamos mas lejos. “ Dentada: que presenta puntas y huecos. Ver identación.
Hoja dentada”.
¿Qué tienen que hacer sobre nuestros cuadros, que se sabe representan al
Templo de Salomón, unos inconcebibles dentados por una parte y por otra un
“ fleco con puntas y huecos?
En francés no tiene un sentido preciso y no posee la menor relación con la
construcción que pretende evocar.
Por lo que conozco, debe de haber sido probablemente el famoso Louis Travenol
(llamado Leonard Gabanon) quien en 1744 publica por primera vez en Francia
una representación del cuadro de logia, contenido en una divulgación titulada
“ Le Catechism des Francs-Maçons”. Otras tres divulgaciones la habían
precedido:” La Réception d´un Fre maçon” en 1735, “La Recepción Mysterieuse”
de 1738 y “ Le Secret des Francs-Maçons” en 1742.
Pero los conocimientos linguísticos del buen abate eran muy limitados y sus
traducciones, aproximativas.
Por ejemplo, de su pluma salió esto:
Los usos franceses del primer grado quieren, probablemente desde Pérau,
que eso que impropiamente se denomina “ La Houppe dentellee) (la borla
dentada) represente una cuerda provista de muchos nudos y terminada en
dos “ flecos” o dos borlas con flecos!.
Este no es un caso aislado como el quitarse los guantes blancos para la cadena de
unión que es a mi parecer, otra desviación ocultista sostenida por muchos
racionalistas!.
Estos últimos ignoran la borla de nuestros dias como lo han hecho siempre.
Ese ornamento, que aparece en numerosas lápidas, pero que también acompaña
a ciertos armoriales civiles o eclesiásticos, nos incita a incursionar en un dominio
trufado del mas rico simbolismo que pueda existir: el arte heráldico
Y esa incursión nos va a dar con gran sencillez la clave de ese pequeño problema.
En su destacable “ Dictionaire Héraldique”, aparecido en 1974, Georges de
Crayencour describe dos tipos de blasones que nos ilustrarán:
El primero es el de las viudas y nos dice allí: “ las viudas llevan dos escudos: el
de las armas de su esposo y las suyas; las dos, muy cercanas y rodeadas, a partir
del siglo xvi de una cuerda entrelazada o de un cordón de seda trenzada, en
plata y sable…( plata y negro). La cuerda tiene nudos a intervalos en una suerte
de lazos de amor… Se distingue por la presencia de tres nudos apretados puestos
en jefe y los otros dos en flanco…” he aquí una primera explicación sacada del
arte heráldico.
Existe una segunda, proveniente de la misma fuente pero aún mas sorprendente,
pues se refiere , ya no al arte heráldico propio para las viudas, sino al referido a
los eclesiásticos, también de uno y otro sexo.
Véase como una pobre pequeña viuda se pudo hacer de una prolífica
descendencia gracias a la imaginación de sus “ hijos”.
La confusión entre la fina borla dentada heráldica y la gruesa cuerda de nudos de
los compañeros constructores esta así, con toda evidencia, en su máxima
expresión.
Esa cuerda de nudos es otra cosa y yo mismo hice la demostración de la
construcción de un ángulo recto gracias a una simple cuerda de doce nudos
recurriendo al cuadrado de la hipotenusa por 3,4, y 5 nudos, pero ese
instrumento operativo nada, absolutamente nada, tiene que ver con el debate
acerca de la borla!.
Podría verse mucho mas que un simple ornamento heráldico, que por otra parte
jamás estuvo en masonería..
Y en esa última hipótesis sería el único elemento que no tendría función estética
alguna lo que constituiría un caso sin parangón entre los elementos constitutivos
del cuadro de logia.
Los símbolos son parlantes, aún si su lenguaje aparenta uno doble que necesitaría
de la criptografía; el sentido sin embargo se pierde cuando evoluciona la
sociedad y su composición sociológica se modifica como ocurrió con la
democratización y la instauración del Imperio.
Los masones del siglo XIX, del XX y del XXI, están cada vez menos familiarizados
con el arte heráldico, salvo puede que en Alemania, España, Austria o Suiza,
donde permanece vivaz y popular.
¿Dónde quedaría el placer del descubrimiento y sobretodo, eso que es aún mas
entusiasmante, el placer de la investigación, o esa verdadera “cacería del
sentido oculto” deviniendo en la inevitable doble naturaleza del masón
blanqueado bajo su apariencia gris?
“A cada cual su Verdad”, se dice en una célebre obra de teatro. A lo cual Poncio
Pilatos responde desde el fondo de su Judea. “ La Verdad?, cuál Verdad?”… antes
de ir a lavar su manos, un gesto altamente simbólico!