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Que vengo en deducir en tiempo y forma, denuncia por vulneración de derechos con ocasión
del despido, nulidad del despido, declaración de empleador único y cobro de prestaciones, en contra
de mi ex empleador, RESTAURANTE FAVIO DANILO ROJAS ROSSEL EIRL empresa del giro de
su denominación, representada legalmente por don FAVIO DANILO ROJAS ROSSEL, CI:
11.402.239-K, o quien haga sus veces conforme al artículo 4 del Código del Trabajo, y contra don
FAVIO DANILO ROJAS ROSSEL, administrador de locales gastronómicos, CI: 11.402.239-K
ambos con domicilio en calle Independencia 2085, Valparaíso, quienes constituyen un solo
empleador en los términos del artículo 3 del código del trabajo, en virtud de los argumentos de hecho
y derecho que expongo a continuación.
I. LOS HECHOS
1. RELACIÓN LABORAL
Con fecha 16 de agosto de 2018 ingresé a trabajar para mi ex empleador, bajo vínculo de
subordinación y dependencia, en calidad de “Ayudante de cocina” en uno de los locales del
denominado Sushi Voy, ubicado en calle Independencia 2085, comuna de Valparaíso, mi ex
empleador, me mantuvo aproximadamente un mes en informalidad laboral y recién el día 1 de
septiembre de 2018, se escrituró mi contrato de trabajo, a plazo fijo, con vigencia por 30 días.
Luego del vencimiento del referido contrato, seguí prestando servicios para mi empleador
después de esa fecha, deviniendo por tanto mi contrato, en un vínculo laboral de carácter indefinido,
hasta la fecha de mi despido.
En palabras del profesor José Luis Ugarte, se constituye de esta forma un despido lesivo de
derechos fundamentales en razón del propio acto extintivo, cuyo motivo o resultado es lesivo. 1 “El
1
Ugarte, José Luis. Derechos Fundamentales, Tutela y Trabajo. P. 86-87
despido que constituye la parte final de una situación de hostigamiento persistente en contra del
trabajador –más allá del móvil- es lesivo del derecho a la integridad física”.
Todos los actos de hostigamiento fueron realizados por quien era mi jefe directo, y dueño
del local SUSHI VOY ‘RESTAURANTE FAVIO DANILO ROJAS ROSSEL EIRL, don Favio Danilo
Rojas Rossel, en su calidad de superior jerárquico, dueño de la empresa y empleador.
b) En ese sentido, el horario de tomas de pedidos de Sushi Voy en los días de alta demanda
se extienden hasta las 1 am, por lo que lógicamente, el cierre era después de las 2 am, para
despachar todos los pedidos pendientes, hacer las entregas, y poder ordenar y limpiar el
local tras el cierre. Sin perjuicio de lo señalado, Favio Rojas impedía marcar las verdaderas
horas de entrada y salida en el libro de asistencia, con la finalidad de no pagar cotizaciones
por las horas extras, que solía pagar por mano a su plena voluntad, o simplemente no
pagarlas en absoluto, como se acreditará en la oportunidad procesal respectiva.
c) Luego, tras un tiempo en el local, Favio Rojas, además de hacerme cumplir funciones en el
local de calle Independencia, comienza a exigirme, siempre bajo amenaza de despido, cubrir
las necesidades en otros locales de la cadena. Así las cosas, en varias oportunidades, me
hizo laborar turnos completos, continuos y sin descansos hasta altas horas de la madrugada,
al igual que varios de mis compañeros de labores, situación que se incrementa en la
temporada estival. Todos estos hechos siguen sucediendo al interior de los diversos locales
de la cadena.
d) Sin perjuicio de la gravedad de lo anterior, los episodios que atentaron contra mis derechos
fundamentales como trabajador solo se agravaron en el tiempo, habida cuenta de las
prácticas ilegales de mi ex empleador.
e) Así las cosas, al poco tiempo en el local, me percato que don Favio Rojas habituaba llegar
con cervezas al local de sushi, comenzando a consumir alcohol con algunos de sus amigos
del personal de cocina. Con el tiempo, pude percatarme que esta era una práctica recurrente
en el local de sushi. Luego de consumir cervezas, comenzaba con tragos más fuertes en
contenido etílico y su comportamiento se tornaba errático, agresivo y violento. En ese
contexto, pronto me percaté el trato al que sometía a sus subalternos don Favio Rojas, dando
órdenes a gritos, con garabatos y menospreciando el trabajo realizado cuando algo le
parecía mal.
f) En ese sentido, al supervisar las tareas realizadas en el local respectivo, en forma sarcástica
y siempre bajo los efectos del alcohol señalaba, con tono despreciativo, “ya perros weones,
empiecen a moverse, son unos flojos de mierda” y acto seguido, ofuscado comenzaba a
dar órdenes a gritos y gesticulando, con gestos e insultos irreproducibles ante V.S., sin
perjuicio de lo que informen los testigos en la etapa procesal respectiva. Adicionalmente,
impedía al personal de cocina sentarse siquiera durante la jornada, asegurándose que en
todo momento estuviera de pie y trabajando, sin derecho a respiro, aun a sabiendas de la
gran cantidad de flujo de clientes de la empresa, que obliga a trabajar a un ritmo muy intenso.
g) Cada vez que ocurría algún imprevisto, don Favio se ofuscaba, culpándome directamente,
insultándome en forma agresiva y humillante y ordenaba rehacer lo que a su juicio estaba
mal, fuera o no mi culpa, asignándome funciones que no se correspondían a las de mi cargo.
Inclusive, con relativa frecuencia, descargaba su furia contra el celular que recibe los pedidos
del local, lanzándolo contra el suelo o las paredes, destruyéndolo por completo. Es más, en
una oportunidad, destruyó el teléfono de mi compañero de labores, lanzándolo contra la
pared. En esa oportunidad acto seguido, le preguntó en tono despreciativo ¿Cuánto vale esa
wea? te lo pago po weon, una porquería”
h) Cada una de las tareas o funciones ‘extraordinarias’ a las pactadas que fueron asignadas
unilateralmente por don Favio Rojas (por ejemplo: limpiar los baños, descargar ingredientes
pedidos de proveedores, sacar basura e incluso limpiar y trapear cada espacio del local),
siempre las calificaba de carácter “urgente”, tomando represalias de aún mayor envergadura
y sobrecarga de trabajo en el caso de no cumplirlas, por lo que los trabajadores del local
vivíamos con el constante temor de que don Favio estallara en ira por cualquier detalle,
especialmente las trabajadoras de sexo femenino. En ese sentido, en muchas ocasiones el
señor Favio Rojas intentaba propasarse con ellas, en medio de sus descontroladas
celebraciones con alcohol al interior del local, durante la jornada laboral.
j) Sin embargo, lejos de cesar estas conductas impropias se siguieron sucediendo episodios
de violencia y malos tratos. En ese sentido, cada vez que le solicitaba algo o un permiso,
aun atendida la excesiva jornada de trabajo a que era sometido, me respondía a gritos, “No
me interesa, acá tengo hartos problemas como pa estarte dando permisos”. Todas
estas conductas humillantes, las desplegaba sin fundamento alguno, con la sola intención
de reafirmar su autoridad, asimismo, además de amenazar al personal con despidos, no
perdía oportunidad para señalar “Vayan a la inspección, abre de 9 a 14, yo tengo plata,
tengo abogados, a mí no me van a cagar”. En ese sentido, cada vez que requerí
ausentarme, para hacer trámites personales o familiares, debía esperar que Favio Rojas no
estuviera en el local, para poder solicitarlo a la señora Marcela Arenas, quien habituaba
mantener un comportamiento mucho mas racional.
Con fecha jueves 22 de noviembre de 2018, me acerqué a la administradora del local, quien
es también cónyuge de don Favio, la señora Marcela Arenas, para solicitarle permiso para llegar
más tarde a mi lugar de trabajo el día viernes 23, en virtud de que debía realizar unos trámites
personales, a lo cual la administradora accedió sin problemas, indicándome que no me preocupara,
pero que me avisarían si me necesitaban durante el turno de tarde para que me mantuviera atento
a mi teléfono.
Así las cosas, el día viernes 23 de noviembre, a eso de las 19:25 horas del mismo, la
Administradora se comunica conmigo vía telefónica y whatsapp, indicándome que me necesitarían
para trabajar, y que por tanto asistiera al local, por este motivo concurrí rápidamente a mi lugar de
trabajo, y en menos de 15 minutos me dispuse a laburar. Sin embargo, apenas llegando, el señor
Favio Rojas al percatarse de mi presencia en el local y bajo los efectos del alcohol (como era
costumbre), comienza a insultarme y me enfrenta muy ofuscado y agresivamente a causa de mi
“ausencia” en el turno de la mañana, a lo que con mucha angustia respondí que tenía autorización
de la señora Marcela Arenas para ello, pues debía realizar trámites personales.
Frente a ésta situación, el empleador en una actitud aún más agresiva, mediante insultos y
garabatos irreproducibles ante VS, y utilizando gestos de desprecio, me despidió verbalmente y sin
expresión de causa, conminándome agresivamente a abandonar el local.
Ante tal situación, muy afectado, pues lo único que había hecho fue concurrir a mi lugar de
trabajo de acuerdo a lo acordado con la administradora, le consulté al empleador que cómo lo
haríamos con las remuneraciones que me adeudaban, a lo que respondió a gritos y ante la presencia
de clientes: ‘ahí veo si te pago weon flojo, ándate de aquí perro de mierda si no quieres que
llame a los pacos y deje la cagá’, ‘ya, partiste si no quieres que te saque la cresta’,
evidentemente alterado y fuera de sus cabales por el consumo de alcohol.
Cabe señalar, que a causa del trato agresivo y amenazas de golpes de Favio Rojas a mi
respecto, muy humillado, me retiro del local, concurriendo el día lunes 26 de noviembre a dejar
constancia sobre los hechos a la Inspección del Trabajo. Sin embargo, aquel día, dicha repartición
no se encontraba funcionando, debido al paro de funcionarios públicos de esa fecha, de público
conocimiento, por lo que debí concurrir a dejar la respectiva constancia a Carabineros de Chile.
En los días posteriores, me entero por ex compañeros de labores que Favio Rojas estaba
difundiendo una versión completamente distinta de lo sucedido, dañando mi derecho a la honra,
tornando aún más lesivo mi despido verbal. Junto con lo anterior, en los días posteriores a mi despido
y hasta la fecha, no se me hizo pago siquiera del mes de noviembre, que trabajé hasta el día 23,
dejándome inclusive, sin recursos para mi subsistencia ni la de mi familia, dinero con el que contaba.
Todos los actos de hostigamiento no tenían otro fin que mantener el estricto control de los
trabajadores, en específico de los ayudantes de cocina y garzonas, encargados principales del
proceso productivo. Estos actos causaron en mi persona un sentimiento de menoscabo, maltrato y
humillación. A este respecto, destaco, fui tratado en forma violenta y agresiva, sin respetarse en
ningún momento mi dignidad como trabajador de la empresa.
Si bien la gran mayoría de los actos de hostigamiento antes referidos, salvos los insultos
puramente personales, se desarrollan en el contexto del ejercicio de la potestad de mando del
empleador dando órdenes, determinando la conducta de los trabajadores, fiscalizando su trabajo y
ordenado su corrección; lo cierto es que el empleador no ha ejercido dicha potestad de forma
respetuosa con la dignidad humana y los derechos fundamentales del lugar de trabajo.
En este sentido se pronuncia el profesor José Luis Ugarte, quien, citando la jurisprudencia
nacional, señala que “De ahí que el rechazo del trabajador al ejercicio de la potestad de mando del
empleador no es una conducta que constituya acoso laboral (…). Ahora bien, si el empleador con su
actuar excede su potestad de dirección y administración, "traspasando con su obrar en forma
desproporcionada y arbitraria" garantías constitucionales causando un mal de relevancia en la
persona física y psíquica del trabajador, sí estamos en presencia de acoso laboral (2º Juzgado del
Trabajo de Santiago, T-1031-2015).”2
2
Ob. Cit. P. 128
En palabras del profesor José Luis Ugarte, “El acoso laboral podrá ser reprimido
jurídicamente por la vía establecida en el artículo 489 del Código del Trabajo sosteniendo la
vulneración "con ocasión del despido". No parece discutible conceptualmente esta posibilidad. Ello
ocurre cuando el despido del trabajador es el acto final de una cadena de conductas empresariales
de hostigamiento en el contexto laboral. “
Se debe tener presente, como se ha hecho mención, que el acoso laboral, es una conducta que
transgrede directamente el artículo 2 del Código del Trabajo, y fue un hecho que se fue manifestando
durante toda la relación laboral que mantuve con mi ex empleador, derivando finalmente en mi
despido de la empresa, como acto culmine de acoso y humillación de parte de don Favio Rojas
Rossel.
La mencionada norma, entiende por acoso laboral “Toda conducta que constituya agresión
u hostigamiento reiterados, ejercida por el empleador o por uno o más trabajadores, en contra de
otro u otros trabajadores, por cualquier medio, y que tenga como resultado para el o los afectados
su menoscabo, maltrato o humillación, o bien que amenace o perjudique su situación laboral o sus
oportunidades en el empleo”. A su vez, establece que esta figura es contraria a la dignidad de la
persona. Por su parte, la norma prescribe que son contrarios a los principios de las leyes laborales
los actos de discriminación, entendiendo por tales, “las distinciones, exclusiones o preferencias
basadas en motivos de raza, color, sexo, edad, estado civil, sindicación, religión, opinión política,
nacionalidad, ascendencia nacional, situación socioeconómica, idioma, creencias, participación en
organizaciones gremiales, orientación sexual, identidad de género, filiación, apariencia personal,
enfermedad o discapacidad u origen social, que tengan por objeto anular o alterar la igualdad de
oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación”
En este caso en particular, las conductas relatadas en los hechos constituyen un claro y
evidente acoso laboral de mi empleador, ya que fui tratado verbalmente a gritos, de manera
humillante y agresiva, y sometido a un trato degradante e inhumano. Todas las conductas señaladas
son la concreción de un trato vejatorio permanente e injustificado, el cual, al no basarse en una
motivación jurídicamente aceptable o al carecer derechamente de justificación, se constituye como
un maltrato exclusivamente en mi contra como trabajador de la empresa denunciada.
Todas esas actitudes no tenían más objeto que mi menoscabo, maltrato y humillación, como
también perjudicar mi situación laboral. Así las cosas, cabe sostener que, a través de las conductas
desplegadas sin justificación por parte del empleador, este ha manifestado una voluntad resolutiva
de la relación contractual, pues ha desplegado conductas vejatorias y humillantes en mi contra en
forma gradual con la finalidad de obtener mi renuncia al empleo, cuestión que no ocurrió en virtud
de mi necesidad del trabajo para mantener a mi grupo familiar.
Esta situación encuadra con exactitud con la práctica de acoso laboral denominada
“mobbing”, definida por la psicología laboral de la siguiente manera “Situación en la que una persona
ejerce una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y recurrente y durante un tiempo
prolongado sobre otra persona o personas en el lugar de trabajo con la finalidad de destruir las redes
de comunicación de la víctima o víctimas, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores
y lograr que finalmente esa persona o personas acaben abandonando el lugar de trabajo 3. Lo
anterior, es lo que efectivamente tuvo lugar, pues, en concreto, lo que se buscaba era perturbar el
ejercicio de mis labores hasta que tomó la decisión de despedirme verbalmente.
Todos los actos antes referidos han vulnerado también mi derecho a la dignidad, sustrato de
todos los derechos fundamentales, conforme se explicará.
En ese sentido, esta garantía fundamental, asegura la plenitud y completitud de la vida, pues
el constituyente entiende a la persona como un todo complejo, formado por cuerpo y alma. Dicho
esto, podemos distinguir:
3LEYMANN, Heinz, Congreso sobre Higiene y Seguridad del Trabajo, Hamburgo, 1990.
angustia, máxime, si debía presentarme a trabajar para mantener a mi familia. En ese
sentido, cada vez que iba a trabajar lo hacía con el miedo de que don Favio estuviera
bebiendo, o derechamente alcoholizado en su oficina, pues este ambiente de trabajo,
generó un clima permanente de inseguridad y violencia para con sus trabajadores.
Fueron constantes las exclusiones injustificadas que sufrí mientras trabajaba para mi ex
empleador, pues siempre se me dispensaron condiciones desfavorables en relación al resto de mis
compañeros, siendo sometido a un trato humillante e indigno. En ese sentido, el profesor Ugarte
señala que el mandato de no efectuar actos discriminatorios supone una prohibición de establecer
tratos diferenciados entre trabajadores situados en condiciones de igualdad, (prohibición de
discriminación) y, por otro lado, implica el imperativo de tratar de modo diferenciado a quienes están
en situación de desigualdad (promoción de la igualdad).
Desde luego, no existe una justificación razonable al trato al que fui sometido, y solo se
puede entender como un atentado a mis derechos fundamentales en razón de mi función como
ayudante de cocina, pues fueron constantes los ataques y comentarios que me propinaba el
empleador, así como los actos de hostigamiento en mi contra.
Este conjunto de abusos, humillaciones a los que fui sometido produjeron un dañoso y perjudicial
resultado, cual es la lesión de mi derecho a la no discriminación en materia laboral. Tal garantía se
encuentra protegida en nuestra Constitución Política de la República, específicamente en el artículo
19 N° 16, que en su inciso tercero dispone:
4
Definición utilizada por José Francisco Castro en su artículo Discriminación en las Relaciones Laborales.
3.4 DERECHO A LA HONRA
Normalmente este derecho ha sido entendido por la doctrina de forma dual. Siguiendo tal
línea interpretativa, debemos distinguir que el honor y la honra, los podemos analizar tanto desde
una perspectiva objetiva, como de una subjetiva:
Analizados los aspectos del honor, queda de manifiesto que éste se ha vulnerado en ambas
esferas, como se acredita y demuestra:
-En cuanto al honor objetivo, este se encuentra vulnerado efectivamente toda vez que mi
empleador a causa de mi despido, en los días posteriores y en la instancia de comparendo de
conciliación ante la inspección del Trabajo, a través de su mandatario, no solo me acusó de haber
abandonado mi lugar de trabajo sin expresión de causa justificada, agregando que no me presenté
en condiciones aptas para trabajar (sin indicar a que se refiere con esto, por lo que agrava el daño a
mi reputación), sino que además, señaló que adopté una conducta agresiva y amenacé al dueño de
la empresa señor Favio Rojas de propinarle golpes, como así mismo, que me acerqué a los
comedores del sushi a indicarle a los clientes que los alimentos se encontraban podridos.
No conforme con lo anterior, en la misma instancia, el empleador señaló que regresé al local
fingiendo tener un arma bajo el brazo a fin de amedrentarlos, lo que resulta irrisorio y
completamente alejado de la realidad, no solo imputándome dichas acciones sin prueba alguna, sino
que además lo usó de excusa para intentar justificar mi despido, sin embargo, llama poderosamente
la atención que la causal invocada no se corresponde a estos hechos, por lo que resulta todavía más
innecesaria la difusión de estas acusaciones, afectando mi derecho a la honra.
Estas declaraciones falsas no solo fueron vertidas por mi ex empleador en el comparendo
de conciliación, sino que fue difundida por Favio Rojas entre los demás trabajadores del sushi,
llegando incluso a oídos de personas que me conocen, aumentando el daño causado a mi imagen,
razón por la que me ha resultado tremendamente difícil conseguir empleo tras ser despedido.
Todos estos hechos, sin duda, constituyen una flagrante violación de las Garantías
Constitucionales establecidas en el artículo 19 número 4 de la Constitución Política de la República,
que garantiza "la honra de las personas", y además los artículos 3° de las Declaración de los
Derechos Humanos, 5° número 1 de la Convención Americana de Derechos Humanos, en relación
con el artículo 2° inciso segundo del Código del Trabajo.
Adicional a su deber de tratar de forma digna a sus empleados, el empleador debe también
proteger eficazmente la vida y salud de los mismos, esto es, velar porque la subordinación que le
adeudan no redunde en perjuicios para su integridad física ni psíquica.
Así lo ordena expresamente el inciso primero del artículo 184 del Código Laboral, que
impone a los empleadores este deber adicional, no sólo de cuidado efectivo, sino también de
abstenerse de provocar en las situaciones de las que resulte daño físico o sicológico para ellos.
De esta forma, por expresa disposición legal, el deber del empleador de proteger
eficazmente la vida y salud de sus trabajadores, debe entenderse incorporado, por el solo
ministerio de la ley, a las obligaciones que el empleador contrae con su contraparte laboral.
Es así, por tanto, que el empleador ha incumplido las obligaciones que le impone el contrato
de trabajo.
4 EL JUICIO DE PROPORCIONALIDAD
Es preciso analizar ahora si la vulneración que se denuncia en este acto puede explicarse
como consecuencia de una decisión legítima de la denunciada, en concreto, los constantes
menoscabos a mí trabajo y a mi persona de parte de mi empleador, así como los actos de acoso
laboral relatados en esta presentación.
Para ello debe llevarse a cabo un juicio de ponderación, propio del procedimiento de tutela
de derechos fundamentales, que metodológicamente está orientado por el principio de
proporcionalidad, según el cual, frente a una pugna o conflicto entre derechos de la misma jerarquía,
cuanto mayor es el grado de afectación de uno de los derechos implicados, tanto mayor debe
ser la importancia de la satisfacción del otro. En efecto, cuanto más alto sea el grado de
incumplimiento o de menoscabo de uno de los derechos involucrados, tanto mayor debe ser la
importancia del cumplimiento del otro en pugna.
Este juicio de ponderación entre los derechos en conflicto debe cumplir ciertos requisitos
indispensables al imponer límites a un derecho fundamental y que se engloban en la aplicación del
denominado "principio de proporcionalidad". Se produce así, un examen de admisibilidad
(ponderación) de la restricción que se pretende adoptar sobre uno de los derechos implicados,
basado en la valoración del medio empleado (constricción del derecho fundamental) y el fin deseado
(ejercicio del propio derecho). Para ello, es indispensable que la finalidad que tuvo el empleador o la
necesidad que buscaba satisfacer con la medida cuestionada, fuera legítima.
Pues bien, no existe necesidad ni objetivo alguno que otorgue legitimidad a los constantes
ataques a los me vi expuesta, toda vez que dichos menoscabos no sólo eran a la labor que realizaba,
sino que también eran ataques a mi persona, lo cual carece de justificación, toda vez que nunca
existió de mi parte motivo para que mi ex empleador efectuara las vulneraciones relatadas. Por ende,
no cabe sino concluir que ello solo tuvo por finalidad reafirmar su postura de superioridad, y eludir el
cumplimiento de las normas laborales.
Así las cosas, la evidente falta de justificación de los constantes ataques, menoscabos y
omisiones, así como los actos de abuso de poder y acoso laboral, por parte de mi ex empleador, me
libera de llevar a cabo siquiera un juicio de proporcionalidad. Por ende, estas conductas de acoso
laboral no deben ser objeto de juicio de ponderación pues el empleador no tenía derecho alguno a
desplegarlas, de modo que no existe colisión de derechos.
En efecto, a este respecto, cito al ex ministro de la I. Corte de Apelaciones de Santiago, don
Omar Astudillo Contreras, quien, en su libro, “El Recurso de Nulidad Laboral”, haciendo referencia
al procedimiento de tutela laboral y le proceso de ponderación, señala que: “la actividad de
ponderación supondría la existencia de dos derechos fundamentales que entran en conflicto, pero
en sus ámbitos de expresión legitima o en manifestaciones que resulten susceptibles de amparar
por el derecho. Aunque suene a tautología, deben existir derechos o principios en colisión. Por tanto,
sería posible entender que cuando ese no sea el caso, como si se tratara de una agresión brutal o
abiertamente vulneradora del derecho fundamental del trabajador (que no existe el “derecho” a
golpear al trabajador ni el “derecho” a acosarle), no hay ponderación posible.
5 INDICIOS SUFICIENTES
Sin perjuicio de la prueba a rendir en juicio, conforme al art. 493 del Código del Trabajo señalaré
cuales son los indicios suficientes que han producido la vulneración de derechos fundamentales. Por
lo anterior, vengo en señalar los diversos documentos y hechos que generan esos indicios suficientes
y progresivos que afectan, principalmente, mi derecho a la integridad física y psíquica y honra, así
como mi dignidad como trabajador.
a) Documentos
Mi ex empleador, durante el tiempo que duró la relación laboral, incumplió en forma grave y
reiterada las obligaciones que impone el contrato de trabajo, a saber:
Todo lo anterior, sin perjuicio de la declaración de testigos que darán cuenta de los hechos
referidos en el libelo, en la oportunidad procesal respectiva.
Como ya se señaló anteriormente, para efectos de esta denuncia, la razón social antes indicada
y el señor Favio Rojas, deben considerarse como una unidad económica empresarial, y como un
empleador común o único de acuerdo al artículo 3 del Código del Trabajo para todos los efectos
laborales y previsionales, cuando tengan una dirección laboral común y concurran a su respecto
ciertos elementos5:
En éste caso las denunciadas constituyen una clara unidad económica, ya que la empresa
en cuestión, se encuentra bajo el poder de decisión y organización del señor Favio Rojas y Marcela
Arenas, quien es también su cónyuge. Quien es el propietario de los locales de la cadena Sushi Voy
en Valparaíso.
Así las cosas, cabe señalar que los pagos de remuneraciones, a través de transferencias
electrónicas, se efectuaban directamente de la cuenta de Favio Rojas, es evidente la existencia de
una dirección laboral común, toda vez que en estricto rigor mi representado siempre se desempeñó
bajo la subordinación y dependencia de un mismo superior jerárquico común, Favio Rojas.
5
La jurisprudencia de los tribunales superiores de justicia ha señalado que estos requisitos no son copulativos.
lo mismo acontece en el caso del pago de las remuneraciones y otras obligaciones de carácter
laboral como se acreditará.
2.- Similitud y/o complementariedad de sus productos y/o servicios que se prestan:
Los denunciados, tienen una total identidad y complementariedad en los servicios que
prestan, que son específicamente la explotación del rubro de restaurantes. Así las cosas, la
estructura organizacional de los denunciados, resulta evidente.
Así las cosas, se puede fácilmente deducir la existencia de unidad económica, en el presente
caso, en los términos del artículo 3 del Código del Trabajo.
Otros Indicios:
Sin perjuicio de que, en la especie, se configuran todos los elementos que el legislador señala
para efectos de constatar la existencia de una unidad económica, conforme se reseñó, concurren
además otros indicios adicionales que los tribunales superiores de justicia han estimado como tales:
Finalmente, concurren además todas las “condiciones adicionales” que la Dirección del Trabajo, en
su dictamen N°3406/054 de 2014 señaló como tales:
Por lo tanto, en virtud de lo expuesto anteriormente, al existir una clara unidad económica,
esta parte denuncia a dicha unidad conformada por FAVIO DANILO ROJAS ROSSEL Y
RESTAURANTE FAVIO DANILO ROJAS ROSSEL EIRL, solicitando se declare, que ambos
constituyen un empleador único, para todos los efectos legales.
La ley indica, para que el despido surta sus efectos propios, exige acreditar el pago de las
cotizaciones de seguridad social. Si ello no ocurre, el despido no produce, respecto del empleador,
el efecto de poner término al contrato de trabajo. En la especie, al momento del despido, el empleador
me adeudaba las cotizaciones de seguridad social correspondientes a la AFP, AFC Y FONASA, toda
vez que no hizo pago de las mismas a las entidades que corresponden, según se acreditará en su
oportunidad, pese a haber hecho las deducciones correspondientes de mis remuneraciones.
El despido debe considerarse nulo pues, de conformidad con lo expuesto en el artículo 162 inc
5° del Código del Trabajo, para proceder al despido de un trabajador por alguna de las causales a
que se refieren los incisos precedentes (159 N° 4, 5 o 6 y 160 del Código del Trabajo) o el artículo
anterior (art. 161 del mismo cuerpo legal), el empleador le deberá informar por escrito el estado de
pago de las cotizaciones previsionales devengadas hasta el último día del mes anterior al del
despido, adjuntando los comprobantes que lo justifiquen. Si el empleador no hubiere efectuado el
integro de dichas cotizaciones previsionales al momento del despido, éste no producirá el efecto de
poner término al contrato de trabajo.
Por su parte, el inciso 6° del mismo artículo señala que el empleador podrá convalidar el
despido mediante el pago de las imposiciones morosas del trabajador, lo que comunicará a éste
mediante carta certificada acompañada de la documentación emitida por las instituciones
previsionales correspondientes, en que conste la recepción de dicho pago.
A su vez, el inciso 7° del artículo ya citado señala que el empleador deberá pagar al
trabajador las remuneraciones y demás prestaciones consignadas en el contrato de trabajo durante
el período comprendido entre la fecha del despido y la fecha de envío o entrega de la referida
comunicación al trabajador.
Asimismo, de conformidad con lo prescrito en el artículo 177 del Código del Trabajo el
finiquito no producirá el efecto de poner término al contrato de trabajo si el empleador no hubiera
efectuado el pago íntegro de dichas cotizaciones previsionales.
Finalmente, la norma del artículo 510 inciso 3° del Código del Trabajo indica que “la acción
para reclamar la nulidad del despido, por aplicación de lo dispuesto en el artículo 162, prescribirá
también en el plazo de seis meses contados desde la suspensión de los servicios”.
El Código del Trabajo ha considerado en el inciso 3º del artículo 489 del Código del trabajo,
que “en caso de acogerse la denuncia el juez ordenará el pago de la indemnización a que se refiere
el inciso cuarto del artículo 162 y la establecida en el artículo 163, con el correspondiente recargo de
conformidad a lo dispuesto en el artículo 168 y, adicionalmente, a una indemnización que fijará el
juez de la causa, la que no podrá ser inferior a seis meses ni superior a once meses de la última
remuneración mensual.”
El despido del que fui objeto no solo resulta vulneratorio de mis derechos fundamentales, conforme
se explicó, sino que también es intempestivo, incausado e injustificado, por múltiples argumentos
que paso a señalar.
1. En primer lugar, el despido del que fui objeto fue de carácter verbal, de parte de don Favio
Rojas, quien me señala que me retire del local, entre improperios, sin hacerme entrega de
carta de aviso ni señalar la causal de mi despido, señalando solo al respecto, que me
despedía por ser a su juicio “un flojo”, haciendo referencia a mi ausencia al turno, sin reparar
en que tenía permiso para concurrir más tarde, de la administradora del local, quien es
además su cónyuge.
3. En ese sentido, la causal invocada resulta del todo falsa e incongruente con lo señalado en
comparendo por mandatario de mi empleador, quien me acusó de haber cometido actos
irrisorios, supuestamente “llegando en estado no apto para el trabajo” al parecer
acusándome de llegar ebrio o bajo el efecto de alguna sustancia, lo que es imposible de
determinar atendida la vaguedad de sus acusaciones, y donde “habría amenazado con
golpes a mi empleador”, y luego, según señala, habría hecho un escándalo de proporciones
al interior del local, lo cual habría quedado registrado en las cámaras de seguridad. Junto
con lo anterior, señala que regresé con posterioridad “fingiendo tener un arma bajo el brazo
y gritando”.
4. De haber sido efectivo lo que señala mi ex empleador, vale preguntarse cuál es la razón por
la que el mismo me despide por “inasistencia a trabajar” en condiciones que describe hechos
graves en los que podía perfectamente fundar mi despido, los cuales podría haber fácilmente
acreditado recurriendo a las grabaciones del circuito cerrado de seguridad. Lo anterior no
ocurre, precisamente porque mi ex empleador me despidió verbalmente, en un arrebato de
ira, bajo la influencia del alcohol, razón por la cual, al estar despedido, no me era
jurídicamente exigible ir a laburar, toda vez que mi ex empleador ya había extinguido
unilateralmente el vínculo laboral que nos unía.
5. Así las cosas, el despido del que fui objeto y las circunstancias que lo rodean, además de
ser un despido verbal e injustificado, se constituye como un indicio adicional de vulneración
de derechos, toda vez que no existiendo una causal legal verdadera, justificada y razonable
para poner término a la relación laboral no cabe sino concluir que fue la materialización
definitiva del trato vejatorio de derechos fundamentales a que se hace referencia en el
presente libelo.
11 PRESTACIONES ADEUDADAS
SEPTIEMBRE 2018
Factor de cálculo: Sueldo base de $330.000, (Clausula Sexta) Jornada 45 horas semanales valor hora
ordinaria $1711 x 1,5 (RECARGO LEGAL) Hora extra $2566
OCTUBRE 2018
NOVIEMBRE 2018
12 PRESTACIONES DEMANDADAS
A- Indemnización especial de la parte final inciso tercero del artículo 489 del Código del Trabajo
por la suma de $4.356.000 equivalente a 11 remuneraciones, o el monto que V.S determine
conforme a derecho.
B- Indemnización sustitutiva de aviso previo, del artículo 162 en relación al inciso tercero del
artículo 489 del Código del Trabajo, por la suma de $396.000 o el monto que S.S determine
conforme a derecho.
C- Feriado proporcional acumulado a la fecha del despido, por la suma de $102.208 o el monto
que S.S determine conforme a derecho.
F- Intereses y reajustes sobre las sumas referidas o a las que sea condenada a pagar la
demandada, de conformidad a los artículos 63 y 173 del Código del trabajo.
POR TANTO, en virtud de lo expuesto y lo dispuesto en los artículos 2, 162, 184, 420, 423, 425,
446, 485, 489 y demás del Código del Trabajo.
1. Durante la vigencia de la relación laboral y con ocasión de mi despido, se han vulnerado mis
derechos fundamentales contenidos en el artículo 19, N°1, y 19 N°4 de la Constitución
política de la República, y el derecho del artículo 2 del Código del Trabajo, con relación a los
artículos 485 y 489 del Código del Trabajo.
2. Que mi despido es nulo, en razón del no pago íntegro de mis cotizaciones previsionales, de
conformidad a lo establecido en el artículo 162 del Código del Trabajo.
3. Que los denunciados, constituyen un empleador único para todos los efectos legales, en los
términos al artículo 3 del Código del Trabajo.
a. Indemnización especial de parte final inciso tercero del artículo 489 del Código del
Trabajo por la suma de $4.356.000 equivalente a 11 remuneraciones, o el monto
que S.S determine conforme a derecho.
c. Pago por concepto de horas extras adeudadas, durante toda la relación laboral, por
la suma de $391.958 o el monto que S.S estime conforme a derecho.
i. Intereses y reajustes sobre las sumas referidas o a las que sea condenada a pagar
la demandada, de conformidad a los artículos 63 y 173 del Código del trabajo.
PRIMER OTROSÍ: Que, para el improbable caso que S.S rechace solicitud deducida en lo
principal de esta presentación, en virtud de lo dispuesto por los artículos 162, 168, 171 y siguientes,
184, 420 en relación a los artículos 425, 452 y demás pertinentes del Código del Trabajo, vengo en
deducir, en tiempo y forma, demanda en subsidio por despido injustificado, nulidad del despido,
declaración de unidad económica y cobro de prestaciones en Procedimiento de Aplicación General
en contra de RESTAURANTE FAVIO DANILO ROJAS ROSSEL EIRL, representada legalmente
por don FAVIO DANILO ROJAS ROSSEL, y contra FAVIO DANILO ROJAS ROSSEL ambos ya
individualizados en lo principal, quienes constituyen empleador único en los términos del artículo 3
del Código del Trabajo, en base a los fundamentos de hechos y consideraciones de derecho vertidas
en lo principal de esta presentación.
POR TANTO; En virtud de lo dispuesto por los artículos 160, 162, 168, 171 y siguientes, 184, 420
en relación con los artículos 425, 446 y demás pertinentes del Código del Trabajo,
RUEGO A VS. tener por deducida demanda subsidiaria de despido injustificado, nulidad del despido,
declaración de unidad económica y cobro de prestaciones laborales en contra de RESTAURANTE
FAVIO DANILO ROJAS ROSSEL EIRL, representada legalmente por don FAVIO DANILO ROJAS
ROSSEL, y contra FAVIO DANILO ROJAS ROSSEL, quienes constituyen un solo empleador en los
términos del artículo 3 del Código del Trabajo, admitirla a tramitación y en definitiva la acoja en todas
sus partes declarando que:
2. Que mi despido es nulo, en razón del no pago íntegro de mis cotizaciones previsionales.
4. Que los denunciados, constituyen empleador único para todos los efectos legales, en los
términos del artículo 3 del Código del Trabajo.
a. Indemnización sustitutiva de aviso previo, del artículo 162 en relación al inciso tercero del
artículo 489 del Código del Trabajo, por la suma de $396.000 o el monto que S.S determine
conforme a derecho.
e. Pago por conceptos impagos de colación y movilización, durante todo el tiempo trabajado,
por la suma total de $198.000.
f. Pago por remuneración adeudada proporcional a los días trabajados en noviembre de 2018,
por la suma total de $253.000.
i. Intereses y reajustes sobre las sumas referidas o a las que sea condenada a pagar la
demandada, de conformidad a los artículos 63 y 173 del Código del trabajo.
SEGUNDO OTROSÍ: De conformidad con lo dispuesto en el artículo 446 del Código del Trabajo,
solicito se ordene la notificación de la presente demanda a la AFP CAPITAL, además al Instituto de
Previsión Social y a AFC Chile.
TERCER OTROSÍ: Solicito a US. tener por acompañados los siguientes documentos:
CUARTO OTROSI: Solicito a US., de conformidad con el artículo 442 del Código del Trabajo, que
las notificaciones de las resoluciones libradas en este juicio me sean dirigidas al correo electrónico:
ccaballero@dycabogados.cl
QUINTO OTROSÍ: Sírvase tener presente que designo patrocinante y conferir poder al abogado
habilitado para el ejercicio de la profesión don CHRISTIAN CABALLERO VARGAS, RUT
15.634.519-9, domiciliado en Prat número 846, piso 3, oficina A, Valparaíso, a quien confiero poder
con las facultades de ambos incisos del artículo 7º del Código de Procedimiento Civil, y en especial
la de percibir, transigir y renunciar a los términos legales, las cuales doy aquí por enteramente
reproducidas.