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LA ESCALADA DE LA CUARESMA
Esta cuaresma proponemos una escalada hacia la cumbre de la misericordia, culmen del
amor hasta el extremo, la pasión, cruz y resurrección de Jesucristo.
Los hombres y las mujeres estamos llamados a encontrarnos con Dios, el creador de todo,
y en el fondo de nuestro corazón no descansaremos hasta encontrarnos con Él. La aceptación
de su voluntad implica la renuncia a lo que somos, para dejarnos inundar de su amor, y ser en
la tierra un instrumento de su misericordia. En Jesús podemos ver esta entrega hasta el
extremo.
Cada año la cuaresma nos invita a buscar la auténtica realidad de nuestra felicidad,
nuestro anhelo más profundo es gozar de la presencia de Dios, y actuar según Él ha pensado
para cada uno de nosotros. La Cuaresma es un tiempo de paso, de esperanza, de camino,
hacia un punto culminante, Jesucristo.
Para ello, se propone una travesía interior, la “escalada cuaresmal”, que, como toda
escalada, necesita que vayamos ligeros de equipaje, bien calzados. Con las herramientas
propias de la actividad que vamos a desarrollar: ayuno, limosna y oración; y junto a toda la
Iglesia unida.
NOS HAS LLAMADO AL DESIERTO, SEÑOR DE LA LIBERTAD, Y ESTÁ EL CORAZÓN ABIERTO A LA LUZ DE TU
VERDAD. SUBIMOS CON ESPERANZA LA ESCALADA CUARESMAL. EL PUEBLO DE DIOS AGUARDA HASTA LA
CUMBRE PASCUAL (ANTONIO ALCALDE)
El vídeo con la canción lo puedes encontrar en este enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=fG87IwJBEkE
o pinchando aquí
2 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
Introducción
Comenzamos nuestro caminar con un pequeño juego de palabras: Renuncio a los “mi”
para encontrar a mi auténtico “yo”. A medida que vamos renunciando a nuestras posesiones y
egoísmos, vamos dejando que cale la acción del Espíritu Santo en nosotros. En este despojo
de nuestros “mis” (mi fuerza, mi poder, mi tener) y en la escucha y aceptación de la voluntad
de Dios es donde radica la esencia de la auténtica conversión.
El desierto es el lugar bíblico donde están todos los caminos, o ninguno. Lo utilizamos
cuando nos encontramos perdidos (“vivo en el desierto”), o cuando nuestra vida es asfixiante,
aburrida, monótona, vacía. El desierto puede ser un estado de nuestra alma de soledad, de
sequía, de no sentir nada… pero también puede ser un lugar propicio para el encuentro.
3 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
En el desierto podemos definir una nueva dirección a nuestra vida, podemos configurar
de nuevo nuestra persona en base a lo verdaderamente auténtico. Allí hacemos una tienda en
intimidad para hablar con Dios. Nos desapegamos de lo que no nos sirve y recuperamos la
autenticidad de los niños. Descubrimos en la esencia de la vida, que nos hemos dejado llevar
por la indiferencia, la comodidad, … que nos hemos hecho esclavos del consumismo.
Jesús fue guiado hacia el desierto. En su camino fue tentado por el diablo. En todas las
respuestas de Jesús aparece una misma clave: “Está escrito, está mandado”. La Palabra de
Dios ya ha sido revelada para nosotros, y en ella está escrita la voluntad del Padre. Hay que
abrir el corazón y convertirlo para escuchar su voz y no sucumbir a las tentaciones. Jesús
contrarrestó el egoísmo, la vanidad y la ambición con la solidez de la Palabra de Dios, sin
embargo, nosotros apenas conseguimos superar nuestras faltas con palabras que se lleva el
viento. Dejémonos de promesas y comencemos a actuar, es tiempo de cambiar.
Jesús es el pan de vida que viene a salvarnos, a librarnos de las ataduras del pecado.
Sigámosle.
Desarrollo: Les pedimos a los participantes que en un cuadrado de papel, o tamaño cuartilla,
dibujen cómo ven ellos el desierto.
Luego se les pide que escriban en él todas las cosas que le distraen de estar con Dios, o con
los que lo necesitan. Pueden dibujar carteles como los del dibujo de arriba. Comienzan todas
estas cosas por la palabra “mi” o “mis” por ejemplo: mi tele, mi pereza, mi egoísmo, mi ‘play’,
mi ratito en el sofá, mi control del mando, mi prepotencia, …
Cada uno puede explicar de qué manera le influyen estas cosas en evitar ser mejores
personas.
¿En qué tenemos que transformar cada uno de estos “mis” para poder acercarme más a
Dios y a mis hermanos?
El catequista reunirá todos los papeles dibujados y los arrugará para significar la intención de
comenzar un camino nuevo de conversión.
Cada uno puede decir una frase con lo que le haya llamado más la atención y por qué.
Es tiempo de cambiar
es tiempo de cambiar…
Si te pones a pensar
la libertad no tiene propiedad
quiero estar contigo amor.
Si aprendemos a escuchar
quizás podamos juntos caminar
de la mano hasta el final
yo aquí y tu allá
de la mano hasta el final
Desarrollo: Vamos a dibujar en media hoja de papel el perfil de una gran montaña. En el pico
una cruz.
Ayuno, limosna y oración nos ayudan a descubrir quiénes somos, dónde encontramos a Dios,
cómo podemos escucharle, cómo practicamos la misericordia.
Oración
Para la oración final podemos leer Is 58, 6-11
Introducción
Jesús sube a lo alto del monte para encontrarse con el Padre. Cuántas veces nos vemos
envuelto en nuestras propios afanes diarios, pensamientos, preocupaciones, ruido, luchas,
justificaciones de nuestra pereza, ect. En estos momentos, siempre nos vendría bien subir una
montaña, y contemplar la ciudad desde lo alto, escuchar de lejos el murmullo, dejar los
problemas ahí abajo, y contemplar.
Desde la montaña saboreamos el encuentro con Dios Padre Creador de todas las cosas. Ahí es
donde realmente sentimos nuestra pequeñez en comparación con el resto de la creación, y
donde descubrimos que pese a ello, Dios nos ama con grandeza.
En el pasaje de hoy, es Jesús el que busca el encuentro con el Padre. Su figura se transforma
en radiante: el efecto del Espíritu Santo sobre él. Sus amigos se quedan atónitos,
sorprendidos. Ellos, desde su ingenuidad, saben que algo grande está sucediendo, sus
corazones están encendidos. Descubren el fuego del amor en su interior, y desean que ese
7 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
sentimiento nunca decaiga. En ese momento Dios les revela la identidad de Jesús y les da un
mandato: “Escuchadle”. Solo una orden, necesaria y suficiente, porque es en Jesús donde se
encuentran todas las preguntas y todas las respuestas.
La transfiguración es una anticipación al monte Calvario, Moisés y Elías hablan con Jesús del
éxodo definitivo: el camino de liberación del pecado, la salvación de los hombres y las
mujeres por la entrega total de amor del Hijo de Dios.
Nosotros somos ahora los discípulos que acompañamos a Jesús a orar, y con toda
probabilidad, sucumbimos al sueño, la pereza o desidia. Por eso es necesario que busquemos
momentos de retiro, subamos a la montaña, a orar con Jesús al Padre, para que podamos
contemplar su rostro glorioso y sepamos reconocerle.
Para esto necesitamos actitudes claves: silencio y escucha. Silencio para acallar nuestras
preocupaciones, distracciones, evasiones, … y escucha a la Palabra de Dios, que es Jesucristo
mismo. Escucha a los pobres y oprimidos, que son Jesucristo. Escucha a los que sufren y a los
enfermos, que son Jesucristo. Escucha a los cautivos, que son Jesucristo.
La idea es la de tomar conciencia que es enormemente difícil hacer silencio total, (por eso
detenemos la prueba al menor indicio). Se puede repetir varias veces, hasta conseguirlo, o
bien, hasta notar que es casi imposible.
Hacer silencio exterior es muy complicado, pero hacer silencio interior lo es también, quizás
más. Porque tenemos que procurar no pensar, liberarnos de distracciones, solo sentir, y
dejarnos acariciar por el susurro del Espíritu Santo, esto es un tipo de oración.
Se trata del juego del teléfono, pero con alguna variante. Se le enseña una frase en secreto a
un participante. Éste lo tendrá que transmitir al que tenga a su lado al oído. La variante es que
los demás tendrán que hablar mientras, sin moverse de sus sitio, para distraer la atención de
los que se transmiten el mensaje, además de dificultar la escucha.
Cada transmisión del mensaje al compañero se podrá hacer una sola vez, sin repetir. Así va
pasando la frase por todos los participantes hasta el último, que dirá en voz alta lo que ha
interpretado. El grupo puntuará 1 punto por cada palabra correcta.
Estan pueden ser las frases a elegir (se pueden cambiar según edad):
Si son muchas las palabras acertadas está claro que nuestra capacidad de escucha es muy
elevada, muy por encima del nivel de distracciones. Por eso hay que estar muy atentos a los
que Dios quiere de cada uno de nosotros porque nos lo va revelando en la Palabra, en misa,
en quienes nos rodean.
Si son muy pocas las palabras acertadas, tenemos que poner un especial interés en desarrollar
nuestro oido y nuestra escucha activa. Hay que concentrarse en enfocar muy bien aquello que
Dios nos dice, intentando eliminar todas nuestras distracciones.
¿Con quién se fue Jesús a orar a la montaña? ¿Qué les pasaba a los discípulos cuando
rezaban? ¿A qué otra escena nos recuerda esto?
¿Quiénes aparecieron hablando con Jesús?
¿Cuáles fueron los sentimientos de los discípulos de Jesús a lo largo del pasaje?
¿Cuándo nos sentimos nosotros así?
¿Qué les dice Dios a los discípulos? ¿Qué quiere decirles?
Dios nos dice que no pongamos las tiendas, sino que salgamos ayudar a los que lo necesitan,
que vayamos a anunciar a Jesús para que todos lo escuchen
¿En qué lugares nos gusta estar? ¿Dónde nos sentimos en paz?
¿Cómo descubro a Dios en ese sitio?
¿Qué acciones podemos hacer para construir un mundo nuevo?
¿Cuándo nos callamos la verdad, en qué situaciones?
¿Miramos a los demás con ternura? ¿Qué necesitamos para mirar a los demás con
ternura?
¿Juzgamos o criticamos con facilidad a los demás? ¿Cómo podemos evitar juzgar a los
demás?
10 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
Compromiso
Vamos a dibujar una margarita de siete pétalos (que representarán cada uno de los días de la
semana). En cada pétalo escribiremos nuestro compromiso de silencio y oración para cada
día.
También dibujaremos una hoja en el tallo de la flor, donde escribiremos nuestro compromiso
o compromisos para acercarnos mejor a los demás.
Oración
Rezamos o cantamos juntos el salmo 26, “El Señor es mi luz y mi salvación”
Sal 26,1.7-8a.8b-9abc.13-14
Introducción
¿Cuántas veces nos hemos desesperado cuando algo no funciona? ¿o alguien no nos hace
caso? ¿o tenemos que tratar con alguna persona muy pesada?. ¿Cómo nos sentimos cuando
vemos nuestra propia limitación, cuando nos consideramos inútiles o incapaces para
determinadas tareas?. Esto nos causa frustración, desengaño, malestar, depresión, o alguna
reacción adversa en nuestro corazón. En otras palabras, nos sentimos mal.
Nuestro límite de paciencia, con los demás y con nosotros mismos, alcanza un determinado
umbral. Un punto de “no retorno”.
Muchas veces tenemos que experimentar estas situaciones para comprender la esencia del
misterio de la misericordia de Dios. Donde se pierde la esperanza, donde parece que no
podemos sacar nada bueno, donde se ahogan nuestras aspiraciones, donde se acaban
nuestros planes, donde se rinde nuestra constancia, donde se agota nuestra paciencia … justo
ahí, es donde Dios nos tiende su mano de padre y nos dice: “todo saldrá bien porque yo estoy
12 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
A Dios no le gusta la injusticia, ni la opresión, por eso llama a Moisés a liberar al pueblo de
Israel. Ahora nos llama a nosotros para que nos deshagamos de lo que nos oprime el corazón,
de lo que nos impide acercarnos para amar, y por medio de su hijo Jesucristo, nos libera del
pecado y junto con él y la acción del Espíritu Santo podamos decir ABBA, “papaíto”.
Is 42, 1-3
He aquí mi Siervo, a quien yo sostengo,
mi escogido, en quien mi alma se complace.
He puesto mi Espíritu sobre El;
El traerá justicia a las naciones.
No clamará ni alzará su voz,
ni hará oír su voz en la calle.
No quebrará la caña cascada,
ni apagará el pabilo mortecino;
con fidelidad traerá justicia.
Jesús nos dice reiteradamente en el evangelio: “Convertíos”. La conversión es una acción que
requiere de una apuesta decidida, y es un proceso continuo y permanente. Implica nuestra
voluntad y nuestra entrega incondicional. Pero también supone quitar de nuestra vida aquello
que no nos deja crecer, igual que la viña que no da fruto.
Nuestra conversión está encaminada a una poda de lo malo de nuestras vidas, de los lastres.
Esto requiere arrepentimiento y reconciliación. Por otra parte, necesitamos de tierra buena
para crecer con fuerza, necesitamos arraigarnos fuertes en Jesús, escuchando su Palabra. Es
una semana propicia para poner en práctica el Sacramento de la Reconciliación.
Las obras de misericordia nos ayudan a cambiar nuestra tierra mala por abono, tierra fértil
donde poder enraizar y producir frutos de amor. Jesús es el modelo.
Is 42, 6-7
OBRAS DE MISERICORDIA
Corporales
Visitar a los enfermos Muchos hermanos viven con tristeza y desconsuelo el momento de su
enfermedad. Necesitan una palabra de aliento o un rato de compañía.
Dar de comer al hambriento Muchas personas, por distintos motivos, tienen necesidad de
alimentos. No nos corresponde juzgarlos sino ayudarlos.
Dar de beber al sediento Calmar la sed de nuestros hermanos: sed física, sed de Dios…
Dar posada al peregrino Ayudar a que todos podamos tener un techo digno, y colaborar para
el que no lo tiene pueda ser acogido y ayudado.
Vestir al desnudo Esto no es dar lo que me sobra, sino compartir de lo que tengo.
Visitar a los encarcelados No convertirnos en otros jueces para ellos sino en hermanos que les
tienden su mano para ayudarles a reorientar sus vidas.
Enterrar a los muertos Esto no significa olvidarlos, sino todo lo contrario, esta obra de
misericordia nos lleva a otra en la que se nos invita a rezar por los
vivos y los muertos.
Espirituales
Enseñar al que no sabe Además de asistirlos debemos enseñarles a realizar por ellos mismos
aquellos que no saben. Enseñemos también a orar, a perdonar, a
perdonarse, a compartir, etc.
Dar buen consejo al que lo Esto no es simplemente dar una palabra de aliento, sino hablar
necesita desde lo que el
Corregir al que se equivoca Evitar la burla y ayudarlo con amor fraternal para que no le vuelva a
ocurrir.
Perdonar al que nos ofende Una de las más difíciles, tanto, que Jesús ha hecho que lo pidamos
cada vez que rezamos el Padre nuestro: “Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros…”
Consolar al triste Dios es consuelo para el triste, pero ha querido valerse de nosotros
para consolar a los demás.
Sufrir con paciencia los Pero cuando estos causan más daño que bien, con mucha caridad,
defectos de los demás debe hacerse la corrección fraterna.
Orar por los vivos y difuntos Cada oración que hacemos por alguien es una intercesión, una
manera de acercar al otro a Dios
14 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
En cada rama irán escribiendo rasgos de su personalidad o acciones cotidianas que hacen
bien y acciones cotidianas o rasgos que no son tan buenos, de tal manera que están salteados.
¿Hasta dónde afecta lo que hacemos bien o mal? ¿Cuáles son las consecuencias de
nuestros actos? Podemos repasar algunos de los rasgos positivos y negativos.
¿Por qué se podan los árboles?
Nosotros también tenemos que hacer una poda, porque las ramas de nuestro árbol que están
podridas o estropeadas debilitan nuestro árbol, que tiene que crecer fuerte y sano.
¿Duele o nos fastidia renunciar a algunas cosas que hacemos mal? ¿por qué?
¿Cómo nos sentimos cuando nos confesamos con un sacerdote? Seguro que más
ligeros. Así se siente nuestro arbol después de la poda.
Confesarse representa hacer una poda. Y también representa el abrazo del Padre Bueno
ayudándote a mejorar cada día.
15 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
Desarrollo: Cada uno de los participantes tomará tantos cuadraditos de papel como letras
tiene su nombre y un apellido. A continuación escribirá su nombre y apellidos letra por letra
en cada uno de los cuadraditos.
Se juntan todos los cuadrados de papel, se mezclan y se reparten a partes iguales entre todos.
(El catequista se queda con los excedentes).
Cada participante deberá formar una palabra positiva de actitud, pensamiento, deseo o
acción. Gana el que consiga la palabra de mayor número de letras. Puede haber empates.
Los nombres de cada uno siguen estando en la mesa, aunque desordenados, y mezclados
junto con otros nombres. Probablemente falten algunas letras.
En la dinámica que acabamos de hacer podemos ver claramente lo que queremos que Dios
haga con nosotros, que nos convierta en cosas buenas, pero para ello tenemos que aceptar
nuestra entrega, nuestra participación. Tenemos que aceptar que Dios mueva lo mejor de
cada uno para ser causa de bien junto con otros; y que elimine lo malo de nuestra vida que no
podemos emplear para hacer el bien.
Además, nos damos cuenta de que no podemos solos, necesitamos a los demás para avanzar.
Jesús nos recuerda que la vida no merece la pena vivirla si no es fruto de una auténtica
conversión. Dios espera con amor que nos demos cuenta de nuestros fallos para que nos
volvamos a Él y comencemos a dar fruto.
Tendrán que buscar por la sala, sin hablar, solo con gestos, la parte que falta de su obra de
misericordia.
Una vez encontrada las parejas, cada uno irá leyendo la obra de misericordia que le ha tocado
y su explicación correspondiente.
Las obras de misericordia nos ayudan a parecernos un poquito más a Dios, a pensar más en los
demás, a aliviar la carga de los que nos rodean, a hacer un mundo más feliz.
Entre todos se intentarán en establecer más o menos un orden de dificultad de las obras de
misericordia.
Dinámica 4. Te necesito
Necesitaremos: Canción “Te necesito”, del album Teselas de luz y barro de Ixcís.
http://www.ixcis.org/index.php/component/k2/item/64-teselas-de-luz-y-barro-2013
TE NECESITO
Te necesito como el agua que llega a los ríos.
Te necesito como el fuego que ahuyenta el frío.
Para sentirme vivo te necesito.
Te necesito (4).
Desarrollo: Escuchamos la canción y señalamos aquellas frases que nos llaman más la
atención y por qué.
Le decimos a Jesús que lo necesitamos más que nunca, para llevar a cabo la auténtica
conversión. Para transformar nuestro corazón y el de los que nos rodean.
Compromiso
Nuestro compromiso para esta semana está encaminado hacia la conversión y las obras de
misericordia. Por un lado, es buen momento para participar del sacramento de la
Reconciliación, y por otro poner en práctica alguna obra de misericordia, sin perder de vista
nuestra oración.
Oración
Podemos repetir varias veces con los ojos cerrados y en calma: “Jesús, confío en ti. Te
necesito”
Rezamos la oración del Padrenuestro, poniendo especial intención en las peticiones de
conversión: “venga a nosotros tu Reino”, “hágase tu voluntad”, “Perdónanos”, “No nos dejes
caer”, “líbranos del mal”
18 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
Con el evangelio de este domingo descubrimos una de las catequesis que mejor resume el
misterio de la misericordia de Dios. Jesús nos habla de su padre en términos que podemos
comprender.
Cualquier elemento de esta escena puede ser una representación de nosotros mismos,
nuestros anhelos y deseos, nuestras pretensiones más profundas. Sobre la historia que nos
narra Jesús encontramos los distintos matices de nuestra relación con el mundo y con Dios. El
hijo que, frente a su padre, considera que se le debe algo más que su propia existencia. El que
siente ansiedad por disfrutar de la vida. El que necesita de una libertad mal entendida. El que
antepone su superflua felicidad a una relación de amor hijo-padre. Por otra parte, está el
criador de cerdos, al margen de la historia, interviene como alternativa a la vida junto al
padre; espectador, agente pasivo, distante, alimentando otras necesidades. También tenemos
los distantes personajes con los que el hijo menor malgastaba su dinero, las tentaciones del
mundo, satisfacciones de la sociedad de consumo, búsqueda de placer. En otro lugar el
hermano mayor; orgulloso, cuestionador, cree estar en posesión de la justicia, pide cuentas de
lo que sucede. Los criados y siervos, al servicio atento y constante de su Señor, también
espectadores de la vida. Y el Padre, paciente, constante, vigilante ante el amor de su hijo.
Profundamente misericordioso. Todos tenemos mezclado estos ingredientes en nuestro ser,
algunas veces queremos más independencia, otras condenamos con severidad, otras veces
servimos sin cuesionar, muchas veces, también, nos sentimos pecadores, solos,
desamparados.
Pero, para toda nuestra miseria y debilidad tenemos el abrazo tierno del padre, el que nos
acerca de nuevo al calor del hogar, porque su misericordia y perdón va mucho más allá que
nuestras limitaciones y faltas.
Quizá tenemos que tropezar para descubrir lo poco que somos, o a lo mejor necesitamos
pasar hambre para darnos cuenta que no estamos alimentando debidamente nuestro corazón.
El primer paso es tomar conciencia de que hay cosas en nuestra vida que no hacemos bien, y
que necesitamos del abrazo del Padre Dios. Tanto si nos identificamos con un hijo u otro,
tenemos que aprender a disfrutar del Amor de Dios, el que ya tenemos pero del que aún no
tomamos conciencia. Disfrutemos del gozo de estar en la casa del Padre, en su regazo de
amor.
Esta semana, tenemos por objeto descubrir el corazón de la cuaresma: el abrazo del Padre es
la catequesis central de nuestra vida. Para esto se nos llama, para que anunciemos al mundo
que “Dios nos ama con locura”. El corazón de Dios es tan grande que cabemos todos, hasta
con nuestras cargas y dificultades, y cuanto antes nos demos cuenta de ello, antes podremos
contagiar nuestra fe.
El corazón simboliza la vida, pero también es la señal del amor, de la entrega de uno hacia el
otro. Todos los mensajes que nos envía Dios están en clave de amor, nos pide que
perdonemos, con amor, que sirvamos al que lo necesita, con amor, que demos de comer al
hambriento, de beber al sediento, de consolar, visitar, dar consejo, … todo con amor. Y todo
aquel que se siente profundamente amado por Dios, no tiene más que experimentar el gozo
de su misericordia para darse cuenta que en esto consiste la verdadera felicidad, en que Él se
vale de nosotros mismos para amar a los que lo necesitan. Seamos cauce, pues, de su amor.
20 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
El evangelio no nos narra si el hermano mayor entró o no en la fiesta, ésta posiblemente sea
nuestra misión, terminar la historia, hacer de hermano mayor. Tomar conciencia de que todos
son mis hermanos ante un mismo padre Dios, que nos quiere incondicionalmente.
El segundo participante vuelve a repetir esto con el tercero y así sucesivamente hasta que
todos completen el círculo
Desarrollo: Se colocan las fichas de personajes sobre la mesa. Cada participante irá
visualizando las fichas y escogerá una según las frases que en ella aparecen. Pueden coincidir
varios participantes.
Con un lápiz o boli deberán marcar la frase que le llame la atención o le sugiera algo.
(Si encuentran mucha dificultad se les ayuda: hijo menor o hijo pródigo, hijo mayor, padre
bueno, criador de cerdos, criados-jornaleros)
(Las hojas de características son un reflejo de las actitudes que vemos en las personas que nos
rodean y en nosotros mismos, están mezcladas buenas y malas, pero en general responden a
una figura del pasaje del hijo pródigo).
Preguntamos por qué creen que esos personajes deberían estar con esas características.
22 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
Solución:
Desarrollo:
Primera parte. Cada participante va a escribir en trozos de papel 5 cosas que estén mal,
pecados, faltas leves o graves, faltas de amor, etc..
El animador irá sacando alguno de estos papeles y leerá en voz alta y lanza la siguiente
pregunta: ¿Vosotros perdonaríais esta falta? ¿Creéis que Dios será capaz de perdonar a
alguien que ha cometido esta falta?, así varias veces con distintos papeles.
A continuación sigue formulando lo siguiente: “Dios perdona a todos, por muy mal que haya
hecho. Y los quiere a todos, pero también sufre mucho cuando las cosas no se hacen bien. El
secreto para su perdón es nuestro arrepentimiento verdadero”.
Segunda parte. En el corazón de Dios cabemos todos, con nuestras cosas, nuestras
limitaciones, nuestro pequeño mundo. El nos quiere por encima de todo. Así que vamos a
escribir en un corazón de cartulina nuestro nombre y aquello que queramos añadir de nuestra
vida para que sea también amado por Dios, familia, estudios, amigos, etc… de esta manera
simbolizamos que Él nos envuelve y que para Él todos somos sus hijos, y por lo tanto iguales.
23 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
También podemos recortar un corazón más pequeño por participante, para que escriban o
dibujen ahí cada uno su nombre y algo a destacar de su vida, para formar entre todos un gran
corazón que simbolice el amor de Dios.
Compromiso
Para esta semana, nuestro compromiso puede estar encaminado a promover en nuestra vida
actitudes del padre bueno, el perdón, la espera, el amor por encima de todo. También
podemos comprometernos a esforzarnos para disfrutar del hogar, fomentando un ambiente de
paz y alegría, obedeciendo a los padre y tratando con paciencia a los hermanos.
Oración
Podemos rezar con ayuda del salmo 33 “Gustad y ved qué bueno es el Señor”
FICHAS DE PERSONAJES
AMO LA LIBERTAD
Sé perfectamente lo que quiero en la vida
Nunca me equivoco
Tengo edad para vivir intensamente
Mis amigos me limitan muchas veces
Mi casa se queda pequeña
No necesito que nadie me diga qué y cómo tengo que hacer las cosas
ESO NO ES JUSTO
Me gusta que todos seamos tratados igual
Me fijo mucho en lo que hacen los demás
Soy responsable y trabajador
Soy intransigente con los fallos de otros
Me suelo quejar ante mis padres o superiores
Nunca estoy plenamente feliz en las cosas que hago
SIEMPRE ATENTOS
Cumplo fielmente con mis responsabilidades
No suelo quejarme mucho
Mi vida es sencilla
Soy obediente
Prefiero no pensar, que me digan lo que tengo que hacer
Soy una persona discreta.
Palabra de Dios
Es muy fácil condenar a una persona. Cada vez que criticamos a alguien lo estamos
condenando a una carga en la opinión de los demás, y puede que de manera infundada. Y
cuánto daño se hace así. Atentamos contra la dignidad de las personas, su intimidad y en
cierta manera, nos sitúa un poco por encima de ellos por visualizar sus defectos por encima
del hombro, soberbia.
Pero Jesús nos deja muy clara esta lección, ¿quiénes somos cada uno de nosotros para
criticar o condenar a alguien?. Él sabe que somos pecadores, y cada uno tiene sus propias
limitaciones, pero eso no nos debe impedir el tratar a los demás con la dignidad que se
merecen por ser hijos de Dios.
26 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
En esto está el poder de Dios, aquí se nos revela su tierna misericordia. En vez de condenar,
Jesús perdona y anima a la conversión. La mujer adúltera experimentó un “volver a nacer”,
como le dijo Jesús a Nicodemo. Desde ese instante ha cancelado su pecado y comienza una
vida nueva, feliz.
Se nos presenta una bella escena de perdón por encima de la ley. La ley está para cumplirla,
y Jesús no viene para abolirla, sino para darle plenitud, sin perjuicio de la dignidad humana.
Mientras que la ley está escrita en piedra, simbolo de inalterabilidad y rigidez , Jesús escribe
sobre arena, que se la lleva el viento. Probablemente escribe sobre ella los nombres de los
que cometieron pecado, o los pecados que cada uno llevaba en su cuenta personal. Y lanzó
el arma que vence a todas las armas: el amor. Con su mirada misericordiosa desafió a los que
acusaban y les dijo “El que esté sin pecado que tire la primera piedra”. Tanto conoce Jesús
el corazón humano que sabe que nadie es capaz de superar esta prueba por sus propios
medios. Solo el perdón de Dios es más grande que nuestros pecados.
Por otra parte, cuando nos sentimos perseguidos, acosados, o agobiados por el pecado,
¿acudimos a Jesús? Él es nuestro salvador, nuestra esperanza. El transforma nuestro pecado
en gozo y profunda felicidad. Subamos con Él a la cumbre más allá de la cruz.
Las palabras pueden ser: Paz, amor, perdón, amistad, Dios, misericordia.
“Una joven llamada Julia fue a visitar a su amigo Pedro para que la acompañara a jugar en el
parque. Pedro le dijo que estaba jugando una partida muy importante en su Xbox y no podía ir
con ella. Así que Julia se fue triste a la casa de su amiga Ana, que vivía al otro lado del río. Ana
no le quiso abrir la puerta y se hizo pasar por dormida, aunque Julia supiera que estaba en casa.
Como Julia no recibía respuesta, se fue a su casa. Pero al pasar por el estrecho puente vio un
loco con una pistola en la mano en el otro extemo del puente.
27 Cuaresma. Subamos a la cumbre de la Misericordia
Ella corre hacia un hombre que se dedica a pasar gente con una barca, se monta, pero el
barquero le pide el dinero del pasaje. La pobre no tiene nada y por más que pide y suplica, el
barquero se niega a pasarla si no paga de antemano.
Entonces vuelve a casa de su amiga Ana para pedirle dinero, pero Ana se sigue haciendo la
dormida y no le abre. Intenta de nuevo ir al barquero, pero en vano. Entonces, desesperada,
decide cruzar el puente. El loco la mata.”
La pregunta es la siguiente: de estos personajes (Julia, Pedro, Ana, loco, barquero) ¿cuál
consideras que es más culpable de la muerte de la mujer? Ordénalos del 1 al 5.
Lo colocó frente a un espejo que le permite ver todo su cuerpo.... ¡Qué susto!
Estaba todo negro y sólo se le veían los dientes y los ojos. En ese momento el
padre dijo: - Hijo, como pudiste observar, la camisa quedó un poco sucia pero no
es comparable a lo sucio que quedaste tú. El mal que deseamos a otros se nos
devuelve y multiplica en nosotros. Por más que queremos o podamos perturbar la
vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos y la suciedad siempre
queda en nosotros mismos.
REFLEXIÓN
Desarrollo:
Sobre unos folios de papel vamos a escribir los pecados y males que se nos ocurran,
podemos poner nuestras propias faltas. Estas hojas se reservan.
Se divide el grupo en dos, mientras unos sostienen en alto los papeles estirados con los
pecados, el otro grupo se sitúa al otro lado de la sala y tendrá que lanzar las bolas del amor
para alcanzar los folios del pecado. Al contrario que el cuento de la dinámica anterior.
Si se reservan bolas y hojas suficientes, se pueden cambiar los grupos y repetir. (No nos
podemos olvidar de completar nuestra buena acción recogiendo los papeles del suelo).
Compromiso
Este es nuestro compromiso final para esta cuaresma. Debe ir enfocada en dos direcciones,
por un lado, cómo vamos a vivir el último escalón de la pasión de Jesucristo, por otro lado,
qué compromiso estamos dispuesto a asumir para todo el caminar de nuestra vida.
Sería bueno también terminar con un resumen que recopile todo lo que hemos visto y
aprendido.
Oración
Rezamos juntos la oración del padrenuestro, poniendo especial énfasis en las últimas
peticiones: “perdona nuestras ofensas”, “no nos dejes caer en tentación”, “Líbranos del mal”
Salmo 51 (50)*
«Miserere»
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.
Me siento perdonado
http://www.ixcis.org/index.php/component/k2/item/64-teselas-de-luz-y-barro-2013