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RECUBRIMIENTO DE ANTIGUOS ADOQUINES CON DELGADAS CAPAS

DE HORMIGÓN

Revista Cemento Año I, Nº 3


INTRODUCCIÓN

La gran extensión de calles pavimentadas con el antiguo sistema de adoquines


de granito en muchas ciudades del país ha llevado a plantear, hace tiempo, la
posibilidad de efectuar su recubrimiento con delgadas capas de hormigón, con
el objeto de conferirles la lisura y el gálibo adecuado a los requerimientos del
tránsito y del escurrimiento de las aguas.

El interés de probar esta solución radica en obtener una superficie de


rodamiento con las características propias de los pavimentos de hormigón y
constituir así una alternativa económica para efectuar el recubrimiento de esa
gran extensión de calles a que aludimos recién.

Esta inquietud alentó la realización de las primeras experiencias en pequeña


escala, llevadas a cabo en el Departamento de Investigaciones del Instituto del
Cemento Portland Argentino.

Ante el resultado favorable de estas experiencias, se consideró que la siguiente


etapa de la investigación debía consistir en el estudio de la solución ensayada
bajo la acción reiterada de las cargas del tránsito real, en la ejecución de
cuadras experimentales, que detallamos a continuación.
CUADRA EXPERIMENTAL DE CHILAVERT, PARTIDO DE GENERAL SAN
MARTÍN, PROVINCIA DE BUENOS AIRES.

La cuadra elegida pertenece a la calle Sargento Cabral y está comprendida


entre las calles Lacroze y Boulevard Ballester de la localidad mencionada.

Se trata de una cuadra de 96 m de largo y un ancho de calzada de 6,560


metros, medido entre los bordes interiores de los cordones de granito
existentes.

Una característica que se tuvo fundamentalmente en cuenta al elegir el


emplazamiento para esta experiencia fue el tránsito que, en esta primera
etapa, se estableció debía ser del tipo liviano: automóviles y pequeños
camiones.

Previamente a la construcción del recubrimiento y adosadas a los cordones de


granito existentes, se construyeron cunetas de hormigón simple a ambos lados
de la calzada, a fin de independizar el recubrimiento de los desagües
domiciliarios y contar con un apoyo regular para su construcción.
La pendiente transversal de las cunetas se fijo a partir de los niveles de los
desagües domiciliarios de manera de lograr un espesor mínimo de
recubrimiento de 5 cm, valor que fue algo superado en la práctica.

Se ejecutaron juntas transversales separadas cada 3 m y una junta


longitudinal central. En las zonas que incluyen armadura, esta se interrumpe 5
cm antes de las juntas transversales. En la junta longitudinal la armadura no
se interrumpe.

Para la ejecución de esta experiencia se eligieron tres variantes de


recubrimiento a saber:

a) Hormigón con armadura distribuida


b) Hormigón con fibra de acero
c) Hormigón simple

En los tres casos el espesor mínimo fijado fue el indicado anteriormente.

Variante “a”: se utilizaron mallas de acero tipo Q 92 (Ø 4,2 mm cada 15 cm en


cada dirección). Ellas se colocaron apoyadas directamente sobre el adoquinado
existente, previa aplicación de la lechada adherente, colocándose encima el
hormigón del recubrimiento.

Variante “b”: se incorporó al hormigón fibra de acero, en una cuantía del 0,7%
en volumen o sea, aproximadamente 55 kg de fibra por m3 de hormigón.

Variante “c”: se usó exclusivamente hormigón simple, que se colocó


directamente sobre el adoquinado luego de extendida la lechada adherente.

La dosificación en las tres variantes fue la siguiente:

Cemento portland normal 394 kg/m3

Arena silícea (50% arena oriental y 50% 936 kg/m3


arena argentina)
Piedra partida granítica (T.M. ¾”) 886 kg/m3

Agua 185 l/m3 (*)

(*) (Incorporándose un aditivo plastificante en una proporción del


0,2% respecto de la masa del cemento portland)
El procedimiento para la ejecución del recubrimiento fue como sigue:
Finalizada la construcción de las cunetas de hormigón, la primera etapa
constructiva consistió en la limpieza de las juntas entre adoquines, a fin de
desalojar el material acumulado en esos sitios y también en la remoción de
cualquier sustancia extraña de la superficie a recubrir, tal como capas de
asfalto, manchas de aceite, etc. En la limpieza de juntas se exigió llegar hasta
una profundidad mínima de 3 cm, contada a partir de los lomos de los
adoquines.

La limpieza se llevó a cabo eficaz y rápidamente mediante el empleo de un


compresor provisto de dos picos de aire.

Efectuada la limpieza de la superficie a recubrir de la manera descripta, e


inmediatamente antes de la colocación del hormigón, se aplicó sobre dicha
superficie una lechada adherente. Esta lechada se distribuía manualmente
frotando la película distribuida con cepillos, a fin de eliminar las burbujas de
aire.

A continuación en las zonas donde estaban previstas, se colocaron las mallas


de acero sobre el adoquinado, previamente recubierto con la película
adherente, y se empezó la distribución del hormigón, que se efectuó
manualmente, realizándose su densificación mediante una regla vibradora
común de pavimentos.
Densificado el hormigón se prosiguió con las operaciones de terminación y
curado, en forma enteramente similar a las etapas que tiene lugar en la
construcción de pavimentos de hormigón.

Todas las juntas de contracción se formaron por introducción manual en el


hormigón de fajas de hardboard de 5 cm de ancho y aproximadamente 1 m de
largo. La junta longitudinal se formo por aserrado, días después de la
construcción del recubrimiento.

Finalizadas las operaciones de terminación, se distribuyó el producto líquido de


curado.

El consumo medio de hormigón en la construcción del recubrimiento fue de


0,08 m3/m2, correspondiendo parte de este volumen a las juntas entre
adoquines. El calado de testigos, efectuado tiempo después de finalizada la
construcción, puso en evidencia el grado de penetración del hormigón en estas
juntas.

La construcción del recubrimiento tuvo lugar en abril de 1986, cumpliéndose a


la fecha nueve años de servicio en excelentes condiciones de transitabilidad.

CUADRA EXPERIMENTAL DE AVELLANEDA, PROVINCIA DE BUENOS


AIRES.

En diciembre de 1988 se construyó la segunda cuadra en la localidad del


epígrafe. Se eligió para tal propósito la correspondiente a la calle Gorriti, entre
Lebensohn y Giribone, donde existe un pavimento de adoquines sometido a la
acción de un tránsito mediano y liviano, con deformaciones de cierta
importancia, por lo que uno de los fines perseguidos con la construcción del
revestimiento fue la restitución del gálibo de la calzada.

El adoquinado apoya sobre una base de hormigón pobre, con interposición de


una capa de arena. La calzada existente está limitada a los costados por
cordones de granito, anexas a los cuales se construyeron las cunetas de
hormigón, de ancho entre 40 cm y 45 cm.

El ancho de la calzada existente es de 6 m, aproximadamente, de modo que


descontado el ancho de las cunetas de hormigón resulta un ancho de
recubrimiento de 4,10 m a 4,20 m.

Las juntas transversales se dispusieron cada 3 m, interrumpiéndose la


armadura en correspondencia con ellas en los subtramos donde aquella está
prevista. Se proyectó una junta longitudinal central, donde la armadura no se
interrumpe. En esta experiencia se ejecutó recubrimiento de hormigón simple
y de hormigón con armadura distribuida.

La malla de acero empleada es también del tipo Q 92 y se coloca, como en el


caso anterior, apoyada directamente sobre los adoquines.
El espesor mínimo exigido fue el mismo en las dos soluciones.

El procedimiento constructivo fue en un todo similar al utilizado en la cuadra


de Chilavert.

La dosificación estudiada para el hormigón el hormigón empleado fue la


siguiente:

Cemento portland normal 380 kg/m3

Piedra partida granítica (T.M. ¾”) 980 kg/m3

Arena silícea oriental (MF0 2,51) 850 kg/m3

Agua 175 l/m3

Aditivo retardador de fragüe 0,2% (*)

(*) respecto de la masa del cemento

En cuanto el hormigón endureció suficientemente, se procedió al aserrado de


las juntas transversales, aserrándose con posterioridad la junta longitudinal.
Transcurrido el período de curado, fijado en 28 días, se libró al tránsito
vehicular, encontrándose al presente, después de más de seis años de servicio,
en perfectas condiciones.

CUADRA EXPERIMENTAL DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Basándose en los excelentes resultados obtenidos en las dos cuadras


anteriormente descriptas se propuso a los técnicos de la Dirección de Vialidad
de la Municipalidad de Buenos Aires, la construcción de una cuadra dentro del
ejido urbano de la ciudad, quienes aceptaron llevar a cabo la experiencia,
eligiendo para tal propósito una calle de tránsito muy intenso, constituido por
vehículos de transporte de pasajeros (cuatro líneas de colectivos), automóviles
y camiones medianos; se trata de la Calle Ramón L. Falcón entre la Avenida
Olivera y Río Grande. Según censos de tránsito realizados por la Municipalidad
de Buenos Aires, se ha constatado un tránsito de casi 5.000 vehículos diarios,
constituido aproximadamente por 17% de colectivos, 80% de automóviles y
camionetas y un 3% de camiones pesados.

A este respecto es importante señalar que, pese a tratarse de una calle


destinada a tránsito de tipo mediano se ha constatado, como acusa el censo de
tránsito, el paso de camiones pesados, especialmente de semirremolques que
transportan combustibles a la estación de servicio ubicada en el extremo de la
cuadra que da a la Avenida Olivera.

En consecuencia, el tránsito que circula por esta cuadra es importante en peso


y frecuencia y por ello la experiencia allí realizada reviste una significación muy
especial, y apunta a probar el comportamiento de esta solución en condiciones
de tránsito más rigurosas que las anteriores.

La primera operación constructiva consistió en la remoción de los antiguos


cordones de granito, debido a que se encontraban en condiciones deficientes,
reemplazándolos por cordones cuneta de hormigón de 18 cm de espesor y 1 m
de ancho.

El proceso constructivo del recubrimiento fue enteramente similar al que tuvo


lugar en las experiencias precedentes.

El espesor mínimo del recubrimiento, contado a partir del lomo de los


adoquines fue de 6 cm, prácticamente coincidente con los espesores de
carpeta asfáltica habitualmente usados para el recubrimiento de este tipo de
pavimento.
En todo el recubrimiento, salvo cuatro losas, se colocó una armadura liviana
apoyada directamente sobre los adoquines.

Se formaron por aserrado, juntas transversales cada 3 m y una junta


longitudinal coincidente con el eje de la calzada, que posteriormente fueron
selladas con mastic asfáltico.

A más de tres años de construido, el comportamiento del recubrimiento es


completamente satisfactorio.

OBRAS EJECUTADAS POR LA MUNICIPALIDAD DE VICENTE LÓPEZ

Para dar una solución definitiva al conocido deterioro ocasionado por los
vehículos de transporte colectivo en paradas para pasajeros, la Municipalidad
de Vicente López encaró la construcción de las mimas, con hormigón.

Esta iniciativa tuvo en cuenta la experiencia recogida por el Instituto del


Cemento Portland Argentino, en tramos ejecutados con distintos niveles de
tránsito.

La obra que aquí nos referimos consta de aproximadamente 6.000 m 2, está


emplazada sobre la Avenida Maipú, entre la Avenida General Paz y la calle
Paraná y consiste en las dársenas que sirven para el ascenso y descenso de
pasajeros de las distintas líneas de colectivos que funcionan por la mencionada
arteria.

La técnica recomendada para su ejecución es la siguiente: se procede a la


limpieza enérgica del granitullo existente, la aplicación de una lechada
cementicia a modo de puente de adherencia e inmediatamente al colado del
hormigón. Las técnicas de terminación y curado como así el aserrado de juntas
siguen las prácticas comunes a todo pavimento de hormigón. El espesor
mínimo de este recubrimiento es de 6 cm.

Los hormigones empleados tienen dosificaciones que en general responden a


las siguientes características: 370 kg/m3 de cemento; tamaño máximo del
agregado grueso, 19 mm; asentamiento 5 cm y relación a/c: 0,36.

La Municipalidad de Vicente López, autora del proyecto, adoptó para esta obra
un aditivo superfluidificante, una armadura liviana y la incorporación de fibras
de polipropileno, logrando resistencias de más de 32 MPa a 7 días, lo que
permitió una liberación al tránsito en la primera semana luego de ejecutadas
las dársenas.

Se construyeron, además, superficies con hormigón simple y con armadura sin


fibras, para observar su comportamiento en relación con las construidas de
acuerdo con el proyecto oficial.

OBSERVACIONES FINALES
Durante el seguimiento realizado hasta ahora en los trabajos descriptos, con el
objeto de establecer su comportamiento, se ha observado lo siguiente:

 No se ha producido fisuración entre juntas.


 No se han observado deformaciones ni daños debidos a la acción de las
cargas de tránsito.
 Tampoco se han observado deformaciones por alabeo debidas a posibles
causas térmicas o higrométricas.
 Los subtramos de hormigón simple en todas las cuadras ejecutadas han
tenido un comportamiento similar al de los subtramos con armadura
distribuida y fibra de acero
 No se han observado desniveles o resaltos en las juntas.

Estas observaciones indican que el comportamiento del recubrimiento


sometido al tránsito y a las acciones climáticas ha sido muy bueno, y confirma
la posibilidad de emplear esta solución en la tarea de dar adecuada
transitabilidad a esa enorme extensión de calles provistas de pavimento de
adoquines, a que hicimos referencia al principio de la nota.

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