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La estimación de caudales mínimos es un factor clave para el manejo integral del

recurso hídrico en cuanto temas de calidad, planificación y suministro. (Smakthin,


2001). La magnitud, frecuencia y duración de estos se definen por la dinámica del
agua subterránea y su interacción con el flujo superficial durante periodos secos
prolongados. Los caudales mínimos se consideran aspectos fundamentales y
abarca conceptos tales como la distribución y las características de infiltración del
suelo: las condiciones hidráulicas y la extensión de los acuíferos; la incidencia del
tipo de vegetación; la topografía y climatología de la zona a estudiar entre otros
(Poveda et al. 2002). Los caudales mínimos dependen del aporte del agua
subterránea a la corriente, y están asociados a las características climatológicas,
geológicas, cobertura y demás variables que afectan los procesos de infiltración y
evapotranspiración. (Vélez et. al, 2000)
La estimación de caudales mínimos se puede realizar de diversas maneras
dependiendo fundamentalmente del tipo de información disponible y las
necesidades que se tengan. Dentro de los métodos comunes se encuentran los
estadísticos, en general los análisis estadísticos permiten estimar el recurso hídrico
dentro de una cuenca y la ocurrencia de fenómenos climáticos (Seoane,2015),
(Torres y Peñaranda, 2006) (Piñeros y Ayala, 2018). En lo cuales se analizan
parámetros como las frecuencias que permiten calcular los caudales mínimos para
un periodo de retorno. Algunos estudios utilizan pruebas estadísticas (Paramétricas
o no paramétricas). Esto implica explorar los datos para conocer cambios,
tendencias y analizar los datos de manera estocástica (Kernell et al, 2000).
También se utilizan en la práctica modelos hidrológicos para la estimación de
caudales mínimos (Jaramillo et. al, 2012), (Sánchez et al, 2017) (Pantoja, 2017),
(Ocampo y Vélez, 2013). Algunos de los cuales esbozan en modelo de
precipitación- escorrentía en el que es posible simular caudales y los niveles en los
cauces formulando distintos escenarios de precipitación, humedad y otros factores
naturales, del mismo modo también es posible formular escenarios de intervención
antrópica sobre la cuenca. Otros modelos utilizan la morfología de la cuenca para
reproducir el ciclo hidrológico y con ayuda de la ecuación de continuidad
representan fenómenos como la escorrentía (Vélez, 2001). De igual forma los
modelos de tanques son ampliamente utilizados y representan una serie de
almacenamientos conectados entre sí. El flujo entre los tanques es función del agua
almacenada en cada uno de los tanques. (Washington y Erazo, 2014).
Los modelos hidrogeológicos permiten simular diferentes escenarios tales como el
transporte de contaminantes, la predicción de impactos potenciales en estudios de
planes de manejo, condiciones de bombeo, recarga y descarga. Además, también
permiten calcular flujos base de cuencas (Yang et al. 2011). También se utilizan
para analizar propiedades de flujo y la distribución potencial de flujos (Toth, 1963),
Del mismo modo se han analizado series de recesión de caudales para determinar
parámetros hidrogeológicos (Godoy, 2012). Las simulaciones de flujo pueden
reproducir flujos base y la contribución de aguas subterráneas principalmente en
periodos secos (Larocque et al. 2010), (Millares, 2008).

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