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Departamento de Filosofía.

IES POETA PACO MOLLÁ, PETRER


Filosofía 1 Textos tema 2

TEXTOS RELACIONADOS CON EL TEMA 2: METAFÍSICA

Textos
1 ARISTÓTELES: La metafísica como ciencia del ser ...................................................................................................1
2 SAN ANSELMO: Prueba de la existencia de Dios .....................................................................................................2
3 SANTO TOMÁS DE AQUINO. Vías para demostrar la existencia de Dios ..................................................................2
4 INMANUEL KANT. Crítica del argumento ontológico (a priori) ................................................................................4
5 INMANUEL KANT. Crítica de las pruebas a posteriori (argumento cosmológico).....................................................4
6 MARX. La ideología como expresión de la clase dominante ...................................................................................5
7 RUDOLF CARNAP. Crítica de las proposiciones metafísicas. ....................................................................................5
8 SARTRE. La existencia precede a la esencia ............................................................................................................6

Los textos están relacionados con diferentes partes del tema 2. Para trabajar con ellos puedes seguir los
siguientes pasos:

1. Identificar la pregunta a la que intentan responder o el problema que abordan.


2. Identificar la idea principal que sostienen.
3. Reproducir la argumentación que siguen.

No es necesario que leas todos los textos. En el caso de las vías de Santo Tomás, basta con que elijas una de
ellas para descubrir la forma de argumentar.

1 ARISTÓTELES: La metafísica como ciencia del ser

Libro cuarto

-I-

Hay una ciencia que estudia el ser en tanto que ser y los accidentes propios del ser. Esta ciencia es diferente
de todas las ciencias particulares, porque ninguna de ellas estudia en general el ser en tanto que ser. Estas
ciencias sólo tratan del ser desde cierto punto de vista, y sólo desde este punto de vista estudian sus
accidentes; en este caso están las ciencias matemáticas. Pero puesto que indagamos los principios, las causas
más elevadas, es evidente que estos principios deben de tener una naturaleza propia. Por tanto, si los que
han indagado los elementos de los seres buscaban estos principios, debían necesariamente estudiar en tanto
que seres. Por esta razón debemos nosotros también estudiar las causas primeras del ser en tanto que ser.

- II -

El ser se entiende de muchas maneras, pero estos diferentes sentidos se refieren a una sola cosa, a una misma
naturaleza, no habiendo entre ellos sólo comunidad de nombre; mas así como por sano se entiende todo
aquello que se refiere a la salud, lo que la conserva, lo que la produce, aquello de que es ella señal y aquello
que la recibe; y así como por medicinal puede entenderse todo lo que se relaciona con la medicina, y significar
ya aquellos que poseen el arte de la medicina, o bien lo que es propio de ella, o finalmente lo que es obra
suya, como acontece con la mayor parte de las cosas; en igual forma el ser tiene muchas significaciones, pero
todas se refieren a un principio único. Tal cosa se llama ser, porque es una esencia; tal otra porque es una
modificación de la esencia, porque es la dirección hacia la esencia, o bien es su destrucción, su privación, su
cualidad, porque ella la produce, le da nacimiento, está en relación con ella; o bien, finalmente, porque ella
es la negación del ser desde alguno de estos puntos de vista o de la esencia misma. En este sentido decimos
que el no ser es, que él es el no ser. Todo lo comprendido bajo la palabra general de sano, es del dominio de
una sola ciencia. Lo mismo sucede con todas las demás cosas: una sola ciencia estudia, no ya lo que
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Filosofía 1 Textos tema 2

comprende en sí mismo un objeto único, sino todo lo que se refiere a una sola naturaleza; pues en efecto,
estos son, desde un punto de vista, atributos del objeto único de la ciencia.

Es, pues, evidente que una sola ciencia estudiará igualmente los seres en tanto que seres. Ahora bien, la
ciencia tiene siempre por objeto propio lo que es primero, aquello de que todo lo demás depende, aquello que
es la razón de la existencia de las demás cosas. Si la esencia está en este caso, será preciso que el filósofo
posea los principios y las causas de las esencias. Pero no hay más que un conocimiento sensible, una sola
ciencia para un solo género; y así una sola ciencia, la gramática, trata de todas las palabras; y de igual modo
una sola ciencia general tratará de todas las especies del ser y de las subdivisiones de estas especies.

Aristóteles: Metafísica. Libro IV. Espasa-Calpe. Madrid. 1981. pp 71s

2 SAN ANSELMO: Prueba de la existencia de Dios

Así, pues, ¡oh Señor!, tú que das la inteligencia de la fe, concédeme, en cuanto este conocimiento me puede
ser útil, el comprender que tú existes, como lo creemos, y que eres lo que creemos. Creemos que encima de ti
no se puede concebir nada por el pensamiento. Se trata, por consiguiente, de saber si tal Ser existe, porque el
insensato ha dicho en su corazón: “No hay Dios”. Pero cuando me oye decir que hay un ser por encima del
cual no se puede imaginar nada mayor, este mismo insensato comprende lo que digo; el pensamiento está
en su inteligencia, aunque no crea que existe el objeto de este pensamiento. Porque una cosa es tener la idea
de un objeto cualquiera y otra creer en su existencia. Porque cuando el pintor piensa de antemano en el
cuadro que va a hacer, lo posee ciertamente en su inteligencia, pero sabe que no existe aún ya que todavía
no lo ha ejecutado. Cuando, por el contrario, lo tiene pintado, no solamente lo tiene en el espíritu, pero sabe
también que lo ha hecho. El insensato tiene que convenir en que tiene en el espíritu la idea de un ser por
encima del cual no se puede imaginar ninguna otra cosa mayor, porque cuando oye enunciar este
pensamiento, lo comprende, y todo lo que se comprende está en la inteligencia: y sin duda ninguna este objeto
por encima del cual no se puede concebir nada mayor, no existe en la inteligencia solamente, porque, si así
fuera, se podría suponer, por lo menos, que existe también en la realidad, nueva condición que haría a un ser
mayor que aquel que no tiene existencia más que en el puro y simple pensamiento. Por consiguiente, si este
objeto por encima del cual no hay nada mayor estuviese solamente en la inteligencia, sería, sin embargo, tal
que habría algo por encima de él, conclusión que no sería legítima. Existe, por consiguiente, de un modo
cierto, un ser por encima del cual no se puede imaginar nada, ni en el pensamiento ni en la realidad.

San Anselmo: Proslogio (Fernández, Clemente: Los


filósofos medievales II. BAC. Madrid 1979. pp70ss)

3 SANTO TOMÁS DE AQUINO. Vías para demostrar la existencia de Dios

La existencia de Dios se puede demostrar por cinco vías. La primera y más clara se funda en el movimiento.
Es innegable, y consta por el testimonio de los sentidos, que en el mundo hay cosas que se mueven. Pues bien,
todo lo que se mueve es movido por otro, ya que nada se mueve más que en cuanto está en potencia respecto
a aquello para lo que se mueve. En cambio, mover requiere estar en acto, ya que mover no es otra cosa que
hacer asar algo de la potencia al acto, y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto, a la manera como
lo caliente en acto, v. gr., el fuego, hace que un leño, que está caliente en potencia, pase a estar caliente en
acto. Ahora bien, no es posible que una misma cosa esté, a la vez, en acto y en potencia respecto a lo mismo,
sino respecto a cosas diversas: lo que, v. gr., es caliente en acto, no puede ser caliente en potencia, sino que
en potencia es, a la vez, frío. Es, pues, imposible que una cosa sea por lo mismo y de la misma manera motor
y móvil, como también lo es que se mueva a sí misma. Por consiguiente, todo lo que se mueve es movido por
otro. Pero si lo que mueve a otro es, a su vez, movido, es necesario que lo mueva un tercero, y a éste, otro.
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Filosofía 1 Textos tema 2

Mas no se puede seguir indefinidamente, porque así no habría un primer motor y, por consiguiente, no habría
motor alguno, pues los motores intermedios no mueven más que en virtud del movimiento que reciben del
primero, lo mismo que un bastón nada mueve si no lo impulsa la mano. Por consiguiente, es necesario llegar
a un primer motor que no sea movido por nadie, y éste es el que todos entienden por Dios.

La segunda vía se basa en la causalidad eficiente. Hallamos que en este mundo de lo sensible hay un orden
determinado entre las causas eficientes; pero no hallamos que cosa alguna sea su propia causa, pues en tal
caso habría de ser anterior a sí misma, y esto es imposible. Ahora bien, tampoco se puede prolongar
indefinidamente la serie de las causas eficientes, porque siempre que hay causas eficientes subordinadas, la
primera es causa de la intermedia, sea una o muchas, y esta, causa de la última; y puesto que, suprimida una
causa, se suprime su efecto, si no existiese una que sea la primera, tampoco existiría la intermedia ni la última.
Si, pues, se prolongase indefinidamente la serie de causas eficientes, no habría causa eficiente primera, y, por
tanto, ni efecto último ni causa eficiente intermedia, cosa falsa a todas luces. Por consiguiente, es necesario
que exista una causa eficiente primera, a la que todos llaman Dios.

La tercera vía considera el ser posible, o contingente, y el necesario, y puede formularse así. Hallamos en la
naturaleza cosas que pueden existir o no existir, pues vemos seres que se producen y seres que se destruyen,
y, por tanto, hay posibilidad de que existan y de que no existan. Ahora bien, es imposible que los seres de tal
condición hayan existido siempre, ya que lo que tiene posibilidad de no ser hubo un tiempo en que no fue. Si,
pues, todas las cosas tienen la posibilidad de no ser, hubo un tiempo en que ninguna existía. Pero, si esto es
verdad, tampoco debiera existir ahora cosa alguna, porque lo que no existe no empieza a existir más que en
virtud de lo que ya existe, y, por tanto, si nada existía, fue imposible que empezase a existir cosa alguna, y,
en consecuencia, ahora no habría nada, cosa evidentemente falsa. Por consiguiente, no todos los seres son
posibles o contingentes, sino que entre ellos, forzosamente, ha de haber alguno que sea necesario. Pero el ser
necesario o tiene la razón de su necesidad en sí mismo o no la tiene. Si su necesidad depende de otro, como
no es posible, según hemos visto al tratar de las causas eficientes, aceptar una serie indefinida de cosas
necesarias, es forzoso que exista algo que sea necesario por sí mismo y que no tenga fuera de sí la causa de
su necesidad, sino que sea causa de la necesidad de los demás, a lo cual todos llaman Dios.

La cuarta vía considera los grados de perfección que hay en los seres. Vemos en los seres que unos son más o
menos buenos, verdaderos y nobles que otros, y lo mismo sucede con las diversas cualidades. Pero el más y
el menos se atribuye a las cosas según su diversa proximidad a lo máximo, y por esto se dice lo más caliente
de lo que más se aproxima al máximo calor. Por tanto, ha de existir algo que sea verísimo, nobilísimo y optimo,
y por ello ente o ser supremo; pues, como dice el Filósofo, lo que es verdad máxima es máxima entidad. Ahora
bien, lo máximo en cualquier género es causa de todo lo que en aquel género existe, y así el fuego, que tiene
el máximo calor, es causa del calor de todo lo caliente, según dice Aristóteles. Existe, por consiguiente, algo
que es para todas las cosas causa de su ser, de su bondad y de todas sus perfecciones, y a esto llamamos Dios.

La quinta vía se toma del gobierno del mundo. Vemos, en efecto, que cosas que carecen de conocimiento,
como los cuerpos naturales, obran por un fin, como se comprueba observando que siempre, o casi siempre,
obran de la misma manera para conseguir lo que más les conviene; por donde se comprende que no van a su
fin obrando al azar, sino intencionadamente. Ahora bien, lo que carece de conocimiento no tiende a un fin si
no lo dirige alguien que entienda y conozca, a la manera como el arquero dirige la flecha. Luego existe un ser
inteligente que dirige todas las cosas naturales a su fin, y a éste llamamos Dios.

Santo Tomás de Aquino: Summa Theologica. (Fernández, Clemente:


Los filósofos medievales II. BAC. Madrid 1979. pp 484-489)
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4 INMANUEL KANT. Crítica del argumento ontológico (a priori)

Sólo podemos llegar a una existencia que tenga que estar contenida en un determinado contexto de la
experiencia de que forma parte la percepción dada, nunca nos es posible conocer la necesidad de la existencia
partiendo de los conceptos, sino partiendo siempre de su conexión, según las universalesleyes de la
experiencia, con lo percibido.

Crítica de la razón pura, Ed. Alfaguara, Madrid, 1978, pp.250

Evidentemente, «ser» no es un predicado real, es decir, el concepto de algo que pueda añadirse al concepto
de una cosa. Es simplemente la posición de una cosa o de ciertas determinaciones en sí. En su uso lógico no
es más que la cópula de un juicio. La proposición «Dios es omnipotente» contiene dos conceptos que poseen
sus objetos: «Dios» y «omnipotencia». La partícula «es» no es un predicado más, sino aquello que relaciona
sujeto y predicado. Si tomo el sujeto («Dios») con todos sus predicados (entre los que se halla también la
«omnipotencia») y digo «Dios es», o «Hay un Dios», no añado nada nuevo al concepto de Dios, sino que pongo
el sujeto en sí mismo con todos sus predicados, y lo hago relacionando el objeto con mi concepto. Ambos
deben poseer exactamente el mismo contenido. Nada puede añadirse, pues, al concepto, que sólo expresa la
posibilidad, por el hecho de concebir su objeto (mediante la expresión «él es») como absolutamente dado. De
este modo, lo real no contiene más que lo posible. Cien táleros reales no poseen en absoluto mayor contenido
que cien táleros posibles. En efecto, si los primeros contuvieran más que los últimos y tenemos, además, en
cuenta que los últimos significan el concepto, mientras que los primeros indican el objeto y su posición,
entonces mi concepto no expresaría el objeto entero ni sería, consiguientemente, el concepto adecuado del
mismo. Desde el punto de vista de mi situación financiera, en cambio, cien táleros reales son más que cien
táleros en el mero concepto de los mismos (en el de su posibilidad), ya que, en el caso de ser real, el objeto no
sólo está contenido analíticamente en mi concepto, sino que se añade sintéticamente a tal concepto (que es
una mera determinación de mi estado), sin que los mencionados cien táleros queden aumentados en absoluto
en virtud de esa existencia fuera de mi concepto.

Critica de la razón Pura, Ed. Alfaguara, Madrid, 1978, pp.504

5 INMANUEL KANT. Crítica de las pruebas a posteriori (argumento cosmológico)

Pero si se comienza una vez la prueba cosmológicamente, poniendo como base de ella la serie de los
fenómenos y el regreso de los mismos, según leyes empíricas de la causalidad, no se puede luego abandonarla
y pasar a algo que no pertenece a la serie como miembro de ella. Pues cuando se considera que algo es
condición, hay que hacerlo en el mismo sentido en que la relación entre lo condicionado y su condición fue
tomada en la serie que debió conducir, por un progreso continuo, a aquella suprema condición. Si esa relación
es sensible y pertenece al posible uso empírico del entendimiento, entonces la condición o causa suprema no
permite inferir el regreso más que según leyes de la sensibilidad y, por tanto, como perteneciente a la serie
temporal; y el ser necesario debe ser considerado como el miembro supremo de la serie cósmica.

Y sin embargo, hay quienes se han tomado la libertad de dar ese salto. En efecto, de los cambios en el mundo
se infirió la contingencia empírica, es decir la dependencia de esos cambios de causas empíricamente
determinantes, y se obtuvo una serie ascendente de condiciones empíricas; lo cual estaba muy bien. Mas
como aquí no se podía encontrar ningún comienzo primero ni ningún miembro supremo, se abandonó
súbitamente al concepto empírico de la contingencia y se tomó la categoría pura; la cual entonces ocasionó
una serie meramente inteligible, cuya integridad descansaba en la existencia de una causa absolutamente
necesaria, que, desde ahora, no estando ligada a condición sensible alguna, quedó librada también de la
condición temporal, para comenzar su causalidad misma. Pero este proceder es totalmente ilegítimo.

Critica de la razón Pura


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6 MARX. La ideología como expresión de la clase dominante

No queremos entrar a analizar las acusaciones que se hacen contra el comunismo desde el punto de vista
religioso-filosófico e ideológico en general.

No hace falta ser un lince para ver que, al cambiar las condiciones de vida, las relaciones sociales, la existencia
social del hombre, cambian también sus ideas, sus opiniones y sus conceptos, su conciencia, en una palabra.

La historia de las ideas es una prueba palmaria de cómo cambia y se transforma la producción espiritual con
la material. Las ideas imperantes en una época han sido siempre las ideas propias de la clase imperante.

Se habla de ideas que revolucionan a toda una sociedad; con ello, no se hace más que dar expresión a un
hecho, y es que en el seno de la sociedad antigua han germinado ya los elementos para la nueva, y a la par
que se esfuman o derrumban las antiguas condiciones de vida, se derrumban y esfuman las ideas antiguas.

Cuando el mundo antiguo estaba a punto de desaparecer, las religiones antiguas fueron vencidas y
suplantadas por el cristianismo. En el siglo XVIII, cuando las ideas cristianas sucumbían ante el racionalismo,
la sociedad feudal pugnaba desesperadamente, haciendo un último esfuerzo, con la burguesía, entonces
revolucionaria. Las ideas de libertad de conciencia y de libertad religiosa no hicieron más que proclamar el
triunfo de la libre concurrencia en el mundo ideológico.

Se nos dirá que las ideas religiosas, morales, filosóficas, políticas, jurídicas, etc., aunque sufran alteraciones a
lo largo de la historia, llevan siempre un fondo de perennidad, y que por debajo de esos cambios siempre ha
habido una religión, una moral, una filosofía, una política, un derecho.

Además, se seguirá arguyendo, existen verdades eternas, como la libertad, la justicia, etc., comunes a todas
las sociedades y a todas las etapas de progreso de la sociedad. Pues bien, el comunismo -continúa el
argumento- viene a destruir estas verdades eternas, la moral, la religión, y no a sustituirlas por otras nuevas;
viene a interrumpir violentamente todo el desarrollo histórico anterior.

Veamos a qué queda reducida esta acusación.

Hasta hoy, toda la historia de la sociedad ha sido una constante sucesión de antagonismos de clases, que
revisten diversas modalidades, según las épocas.

Mas, cualquiera que sea la forma que en cada caso adopte, la explotación de una parte de la sociedad por la
otra es un hecho común a todas las épocas del pasado. Nada tiene, pues, de extraño que la conciencia social
de todas las épocas se atenga, a despecho de toda la variedad y de todas las divergencias, a ciertas formas
comunes, formas de conciencia hasta que el antagonismo de clases que las informa no desaparezca
radicalmente.

7 RUDOLF CARNAP. Crítica de las proposiciones metafísicas.

Una vez hemos descubierto que muchas proposiciones metafísicas carecen de sentido, tenemos que averiguar
si, después de eliminadas estas proposiciones, no quedaría tal vez en la metafísica un cuerpo de proposiciones
perfectamente válidas. Ciertamente, los resultados hasta aquí obtenidos inducen a pensar que, en metafísica,
es muy fácil caer en el sinsentido; por tanto, sería muy conveniente evitar esas trampas con el mayor cuidado
si uno se entregara al cultivo de esta disciplina. Pero de hecho la situación es que los enunciados metafísicos
con sentido son imposibles. Y esto es consecuencia del fin mismo que la propia metafísica se propone:
descubrir y formular un tipo de conocimiento que no es accesible a la ciencia empírica. Hemos visto
anteriormente que el sentido o significado de un enunciado consiste en su método de verificación. Un
enunciado no afirma más que lo que es verificable respecto a él. Por tanto, una sentencia sólo puede ser usada
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para afirmar una proposición empírica, si es que se la puede usar para afirmar algo en absoluto. Si, en
principio, hubiera algo más allá de toda experiencia posible, ese algo no podría ser dicho, ni pensado, ni
investigado.

Rudolf Carnap , «La eliminación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje»

8 SARTRE. La existencia precede a la esencia

El existencialismo ateo que yo represento es más coherente. Declara que si Dios no existe, hay por lo menos
un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún
concepto, y que este ser es el hombre o, como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la
existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo,
y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza
por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así pues, no hay naturaleza humana,
porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como
él se quiere, y como él se concibe después de la existencia, como él se quiere después de este impulso hacia
la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo.

Jean Paul Sartre: El existencialismo es un humanismo

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