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Asignatura

Historia Dominicana

Tema
Tarea 8

Facilitador
Francisco Antonio Méndez Alcequiez

Participante
Josefina Duarte Vásquez

Matricula
2019-02494
1- ESTIMADO PARTICIPANTE, FAVOR DE CITAR LAS PRINCIPALES
CARACTERÍSTICAS DE LA DICTADURA DE TRUJILLO EN LA
UNIDAD 8, PUEDE CONSULTAR ADEMÁS DE LOS RECURSOS CON
PERSONAS DE TU COMUNIDAD QUE VIVIERON ESA ÉPOCA.
MUCHAS GRACIAS

La dictadura de Trujillo el país era un paraíso es el fruto, entre otros factores,


de la ignorancia legada por este mismo proceso y su continuación sangrienta
(los 12 años de Balaguer). La supuesta bonanza económica era hija de la
coyuntura regional (crisis y guerra mundiales hacían una buena combinación -
incluso Haití logró pagar su deuda externa al mismo tiempo que nosotros-) y los
frutos de la misma iban a parar al accionista mayoritario de TODAS las
empresas dominicanas (estatales y privadas): Rafael L. Trujillo.

La necesidad de institucionalizar no abre espacio ni justifica las atrocidades


cometidas por un psicótico delincuente desde su juventud. Trujillo no concentró
el poder para construir una república, no desarrolló el Estado. Constituyó un
monopolio particular en el cual su voluntad era la ley. Cabe señalar que, a
pesar de la insistente tesis de que el actual estado de cosas ofrece razones
para justificar el trujillismo, es verificable que Trujillo logra el poder gracias a la
acumulación dolosa de capitales. La martillada corrupción de hoy, es hija de la
de ayer.

Ahí están los hechos. Ahí están los muertos, los desaparecidos, los torturados,
las mujeres violadas. Ahí está el supuesto orden de una sociedad envilecida
hasta el desgarro. De una sociedad acostumbrada a la dádiva temerosa. De
una sociedad instrumentalizada. ¿Acaso no era Trujillo la nacionalización de
esos caudillos montoneros que, a través del delito, reclamaban su tajada?
Trujillo no es la superación de la montonera, es su instauración y su
institucionalización. Y con ello, la instalación de la cultura del despojo y el
abuso que antes fue práctica aislada y sus serviles intelectuales afianzaron en
nuestra psiquis.

Quien propone ver las luces de un una noche que duró 31 años no tiene
madre. Porque en la época no había una sola mujer o adolescente fuera del
peligro de ser ultrajada por el dictador. O peor, de ser servida a este por la
degradación de sus padres o cónyuges.

Quien propone ver las luces de esa sombra alargada que fue el trujillato es un
cínico. No hay espacio para evaluaciones ‘objetivas’ cuando la vida humana y
todo lo que ella supone penden de la voluntad de una sola persona. Más si esta
persona es un delincuente (violador, asesino y ladrón). El falso positivo del
horror trujillista lo desmiente el mismo trujillismo. Que necesitó del control,
eliminación o neutralización sistematizada de todo tipo de ejercicio libre para
permanecer 31 años en el poder.

Utilizar la corrupción de la actualidad como punta de lanza para justificar o


defender la dictadura de Trujillo es ignorancia. ¿Acaso no es la herencia
autoritaria que perpetuó la dictadura (y a la que esta dio sentido) la que
sostiene el abuso de poder, la prevaricación y el dolo del presente?
Cuando una persona propone evaluar aspectos positivos de gobiernos
dictatoriales, promueve un modelo político. Y ese modelo político convierte la
vida humana en un accesorio. Quien llama a evaluar, sin considerar el peso de
lo que representa un régimen sangriento y abusivo, promueve el todo
indignante que representa dicho período histórico. Yo les dejo estas ideas y la
propuesta de ir a mirar de cerca las verdades históricas de este y otros
períodos tenebrosos en el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana, en la
Ciudad Colonial.

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