Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Doctor en Derecho
CLASIFICACIÓN, CATEGORIZACIÓN
Y CALIFICACIÓN DEL SUELO
EN LA LEGISLACIÓN
AUTONÓMICA COMPARADA
SUMARIO
I. INTRODUCCIÓN
II. CUESTIONES GENERALES
1. Los conceptos de clasificación, categorización y calificación del
suelo
2. La clasificación del suelo en la legislación y en la jurisprudencia:
de la enumeración cerrada a la enumeración abierta
3. Nuevas y distintas clasificaciones del suelo
A. Sistemas Generales (Murcia y Andalucía)
B. Suelo de Núcleo Rural (Galicia)
C. Zonas periféricas de pequeños municipios (Aragón)
4. Los criterios de clasificación y categorización del suelo: su configu-
ración como mínimos en la LRSV y su complementación por la legisla-
ción autonómica
5. ¿Es necesaria la concurrencia de las tres clases de suelo en todo pla-
neamiento general urbanístico?
6. Desclasificación y reclasificación de suelo
III. SUELO URBANO
1. Clasificación
A. El carácter reglado del suelo urbano. Excepciones
B. Los criterios de clasificación
2. Categorización
A.Categorías comunes
B. Subcategorías dentro de las comunes
C. Otras categorías
3. Calificación
A. Zonas
B. Usos
IV. SUELO NO URBANIZABLE
1. Clasificación
A. Los criterios básicos o mínimos de clasificación en la LRSV
B. Los criterios de clasificación en la legislación autonómica
2. Categorización
A. Categorías regladas y voluntarias
B. Categorizaciones más complejas
C. Consideraciones generales
3. Calificación
V. SUELO URBANIZABLE
1. Clasificación
CLASIFICACIÓN...
82 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
I. INTRODUCCIÓN
CLASIFICACIÓN...
84 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
4. Las normas catastrales incorporan listados de usos. Véase el Real Decreto 1020/1993, de 25 junio.
5. Artículo 61.2 del Decreto Legislativo 1/2005, de 10 de junio, por el que se aprueba el Texto Refundi-
do de la Ley del Suelo.
6. Artículo 44 de la Ley 7/2002, de 17 de diciembre, de Ordenación Urbanística.
ESTUDIOS 85
Con base en la previsión del citado artículo 9.2 del TRLS92, y que elude la
LRSV, la doctrina había admitido que los sistemas generales podían ser considerados
como una cuarta clase de suelo y, por ende, ser un figura diferenciada de las otras tres
clases de suelo7. Igualmente, la jurisprudencia como veremos inmediatamente. Y esta es,
a mi juicio, la intención de las leyes de Murcia y Andalucía.
No obstante, la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra de 15 de
enero de 2003 -JUR 54669-, que analiza una determinación similar a las de Murcia y
Andalucía que se contenía en la ya derogada Ley foral urbanística de Navarra de 1994,
parece no aceptarlo así al declarar que:
"Y este sistema -ya recogido en el art. 9.2 del Texto Refundido de la ley del Suelo
de 1992- ni desconoce ni contradice el sistema de clases tasadas que ahora establece
la Ley 6/1998 y antes las sucesivas Leyes reguladoras de la materia y el propio
Texto Refundido que acabamos de citar, sino que sienta una regla especial de no cla-
sificación (no de creación de una nueva clase) en atención a una circunstancia espe-
cial cual es el destino de los terrenos excluidos de la misma.
No comparto este juicio del órgano judicial navarro en cuanto parece admitir que
pueda haber terrenos sin clasificación expresa alguna, pues es premisa básica del planea-
miento urbanístico, y así viene exigido en la mayoría de las leyes, el de clasificar todo el
territorio municipal sin excepción alguna. En mi criterio, la exclusión de clasificación de
que hablan las normas referidas se refiere a alguna de la trilogía clásica, esto es, no cla-
sificar los terrenos en los que se asientan los sistemas generales ni como urbano, ni
como urbanizable, ni como no urbanizable. Entonces, al dibujarlos en el planeamiento,
el territorio que ocupen habrá de denominarse como "sistema general" y de facto con
esta denominación se está conformando una cuarta clase de suelo.
Creo que son más acertadas las consideraciones que al respecto hace la Senten-
cia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León de 2 de junio de 2005 -JUR
230028-:
"Considerar, por ello, que simplemente nos encontramos ante un sistema general,
porque se encuentre entre los que se cita en el artículo 25 del Reglamento del Plane-
amiento Urbanístico, es una concepción formalista que no responde a los criterios
antes expuestos, y últimamente mantenidos por las sentencias del Tribunal Supremo
de este año a las que después nos referiremos, ya que si bien se ha discutido en la
doctrina, llegándose hasta a plantear la posibilidad de que el Sistema General pudie-
ra llegar a ser o fuera una cuarta categoría de suelo o incluso una categoría ajena a la
clasificación del suelo, la conclusión en la doctrina mayoritaria, siendo el más repre-
sentativo González Pérez, ha sido la de confirmar la consideración de que los siste-
mas generales son independientes a la clasificación del suelo, y ello se ratifica en el
propio Reglamento de Planeamiento en su artículo 26.2, al precisar que la definición
de los sistemas generales determinantes de la estructura general del territorio se for-
mulará sin perjuicio de la clasificación del suelo, y el proceso de su ejecución se
acomodará a la estrategia establecida para el desarrollo del Plan.
Además, y pese a lo afirmado en la contestación a la demanda, el examen del artícu-
lo 9.2 del Texto Refundido de 1992 no permite entender que nuestro derecho
urbanístico haya establecido una vinculación entre los sistemas generales y una
categoría específica del suelo, ya que en primer lugar se puede concluir que pueden
no ser objeto de clasificación específica y en segundo lugar la adscripción lo único
que facilita a los Ayuntamientos es la obtención a costa de los propietarios del sector
adscrito, pero no impide que los sistemas generales se implanten en suelo no urbani-
zable."
7. GONZÁLEZ PÉREZ, en Comentarios a la Ley del Suelo, Civitas, sexta edición, 1993, pág. 142, afir-
ma que el número 2 del artículo 9 faculta para que los sistemas generales puedan ser objeto de clasificación
especial de suelo.
CLASIFICACIÓN...
86 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
CLASIFICACIÓN...
88 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
rior añade que cada Comunidad Autónoma podrá establecer otras clases de suelo (y por
tanto, otros criterios de clasificación) para fines distintos de la configuración de las con-
diciones básicas de ejercicio de la propiedad urbana.
En definitiva, el Tribunal Constitucional sostiene que las Comunidades Autóno-
mas pueden establecer otras clases de suelo y, por tanto, otros criterios de clasificación,
pero para fines distintos de la configuración de las condiciones básicas de ejercicio de la
propiedad urbana. Así, MENÉNDEZ REXACH9 ha señalado que la redacción del artí-
culo 9 LRSV no impide la clasificación de suelo no urbanizable por otros criterios de
protección entre los que pueden figurar las exigencias de un desarrollo urbanístico soste-
nible. En fin, para el Tribunal Constitucional los criterios de clasificación de la LRSV
son mínimos y pueden ser complementados con otros por el legislador autonómico e,
incluso, por el planificador (STC 164/2001, f. J. 14 y 15).
Particularmente, la propia LRSV, en su disposición adicional cuarta, admite esta
posibilidad para Canarias y Baleares, al disponer que "en los territorios insulares la
legislación urbanística podrá establecer criterios complementarios para clasificar los
suelos no urbanizables y urbanizables,...." VILLAR ROJAS10 entiende que fue intención
del legislador estatal dejar abierta la puerta a un régimen especial de clasificación del
suelo, habida cuenta del impacto de la insularidad sobre la propiedad del suelo, posibili-
tando de forma directa, sin rodeos, establecer criterios específicos de clasificación de
suelo urbanizable, moderando, con ello, su carácter residual.
sidad de adaptarlo a las exigencias cambiantes del interés público, justifican plenamente
el "ius variandi"11 que en este ámbito se reconoce a la Administración, y por ello es claro
que la revisión o modificación de un planeamiento no puede, en principio, encontrar
límite en la ordenación establecida en otro planeamiento anterior de igual o inferior
rango jerárquico. Este "ius variandi" reconocido a la Administración por la legislación
urbanística se justifica en las exigencias del interés público actuando para ello discrecio-
nalmente -no arbitrariamente- y siempre con observancia de los principios contenidos en
el artículo 103 CE
Esta facultad innovadora de la Administración materializada en la ordenación de
un plan urbanístico, tiene los límites propios derivados del necesario acatamiento a los
estándares urbanísticos previstos en la legislación urbanística, así como de la adecuada
satisfacción de las necesidades sociales y del interés público a cuyo servicio ha de estar
subordinada la ordenación territorial, y con ausencia, en todo caso, de cualquier tipo de
arbitrariedad en la solución de los problemas urbanísticos planteados dentro de una rea-
lidad social determinada. Por lo demás, preciso es reconocer a la Administración la
facultad innovadora o modificativa de planeamientos anteriores, tanto en orden a la cla-
sificación como a la calificación del suelo integrado en el territorio a ordenar siempre
dentro del contorno limitativo antes indicado.
Los derechos subjetivos, nacidos o expectantes, de la anterior normativa -sin per-
juicio de su posible contenido indemnizatorio- no son fundamento bastante para justifi-
car la ilegalidad de las determinaciones modificativas que les afecten. Solamente, si se
prueba que el interés público en cuya virtud se ha actuado no existe o ha mediado error
en su satisfacción, se podrá invocar con éxito la nulidad de la modificación o revisión
del planeamiento12.
Pues bien, la mayoría de la legislación urbanística autonómica (siendo pioneras y
ejemplares, Canarias y Baleares) han incorporado y regulado el concepto de urbanismo
sostenible, concepto del que puede derivarse la adopción de medidas de reclasificación o
desclasificación de suelos.
La Ley 19/2003, de 14 de abril, de Canarias, por la que se aprueban las Directri-
ces de Ordenación General y las Directrices de Ordenación del Turismo, habla de "evi-
tar la perpetuación de clasificaciones", en especial "cuando hayan incumplido los
deberes urbanísticos inseparables de la adquisición de derechos." Y, en esta línea,
decisiva es la disposición adicional cuarta en cuanto dispone que se reclasificarán a
suelo rústico de protección territorial los terrenos urbanizables sin Plan Parcial en los
que se haya incumplido el deber de ordenar, y se categorizarán como urbanizables no
sectorizados aquellos que, contando con Plan Parcial, no hayan iniciado la ejecución,
incumpliendo los deberes urbanísticos de equidistribuir y ceder y no habiendo obtenido
la aprobación del correspondiente proyecto de urbanización. Por el contrario, el Texto
Refundido del Decreto Legislativo 1/2000, de 8 de mayo, de Ordenación del Territorio
y de Espacios Naturales de Canarias, en su disposición adicional sexta establece que
los Espacios Naturales Protegidos sólo podrán desclasificarse o descalificarse por Ley.
La Ley 6/1999, de 3 de abril, de Directrices de Ordenación Territorial, de Balea-
res, establece límites al desarrollo urbano, limites que suponen de forma directa, ante la
aparición de suelo urbanizable o apto para urbanizar excedente, la necesidad de realizar
un proceso de reclasificación del mismo (preámbulo y artículos 32 y ss.).
Por su parte, la jurisprudencia del Tribunal Supremo13, en línea con el concepto de
desarrollo sostenible, ha puesto de relieve que no hay, en principio, dificultad alguna
11. Véase por toda, la Sentencia del Tribunal Supremo de 30 de noviembre de 2004 -RJ/2005/1721.
12. En este sentido, Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Valencia de 3 de noviembre de 2004 -
JUR/2005/22734-.
13. Por toda, Sentencias de 17 de febrero de 1998 -RJ 1677-, de 16 de mayo de 2000 -RJ 5487- y de 4 de
noviembre de 2004 -RJ 7708-.
CLASIFICACIÓN...
90 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
1. Clasificación
a) El carácter reglado
Es bien conocido que la legislación urbanística venía estableciendo un doble
requisito para la clasificación del suelo como urbano:
- Criterio formal: que el plan lo delimite como tal (en atención al modelo urbanís-
tico que el planeamiento preveía realizar).
- Criterio material: que disponga de los servicios urbanísticos mínimos (acceso
rodado, abastecimiento de agua, evacuación de aguas y suministro de energía eléctrica),
o esté consolidado por la edificación (dos terceras partes).
No obstante, la jurisprudencia sistemáticamente obligó a las Administraciones
urbanísticas a clasificar como urbanos terrenos en función de la concurrencia en ellos de
los servicios urbanísticos o por estar consolidados por la edificación, insistiendo en que
no se trata de una decisión voluntarista sino de la constatación de una situación fáctica,
de manera que la clasificación de un terreno como suelo urbano depende del hecho físi-
co de la urbanización o consolidación de la edificación15, si bien ha precisado también
que su clasificación como urbano exige, no simplemente el que los terrenos estén dota-
dos de acceso rodado, abastecimiento de agua, evacuación de aguas residuales y sumi-
nistro de energía eléctrica con las características adecuadas para servir a la edificación
que sobre ellos existe o se haya de construir, sino también que tales dotaciones les pro-
porcionen los correspondientes servicios y que el suelo esté insertado en la malla urba-
14. Urbanismo sostenible, clasificación del suelo y criterios indemnizatorios: estado de la cuestión y
algunas propuestas, RDU, núm. 200, 2003, pág. 186 y ss.
15. Así, por ejemplo, la Sentencia del Tribunal Supremo de 30 de junio de 1987 -RJ 6605-.
ESTUDIOS 91
na, es decir, que exista una urbanización básica constituida por unas vías perimetrales y
unas redes de suministro de agua y de su evacuación y energía eléctrica de que puedan
servirse los terrenos y que éstos por su situación no estén completamente desligados del
entramado urbanístico ya existente16.
En definitiva, el suelo no puede clasificarse como urbano en función de las previ-
siones del planeamiento si no cumple los requisitos fácticos establecidos. En palabras
del Tribunal Supremo, el suelo urbano no se constituye, sino que se delimita en virtud de
la fuerza normativa de lo fáctico (Sentencia de 30 de enero de 1990 -RJ 364-). La clasi-
ficación de este suelo es, por tanto, de carácter reglado.
Pues bien, el carácter reglado (el hecho físico) ha sido reforzado por la LRSV al
suprimir o no exigir el criterio formal, esto es, la intermediación del planeamiento. En
efecto, el artículo 8 dispone que tendrán la condición de suelo urbano: a) el suelo ya
transformado por contar, como mínimo, con acceso rodado, abastecimiento de agua,
evacuación de aguas y suministro de energía eléctrica; b) estar consolidado por la edifi-
cación en la forma y características señaladas por la legislación urbanística; c) los terre-
nos que en ejecución del planeamiento hayan sido urbanizados de acuerdo con el
mismo.
Sin embargo, algunas CCAA siguen incluyendo en su legislación el requisito for-
mal de intermediación del planeamiento, esto es, que el planeamiento lo clasifique como
urbano. Así, por ejemplo, Canarias17, o Cataluña18, que incluye el requisito de que el pla-
neamiento urbanístico incluya de manera expresa esa clase de suelo. Y, a la vista de este
requisito formal, se ha llegado a afirmar que la clasificación no es enteramente reglada,
aunque tampoco enteramente discrecional. Creo que a pesar de tal requisito formal la
clasificación es enteramente reglada porque el planificador está totalmente obligado por
la realidad fáctica. Buen ejemplo es la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de
Canarias, de 15 de julio de 2004 -JUR 266629-, que manifiesta al respecto:
"La cuestión de fondo es que el suelo urbano, por decisión del planificador, solo
puede ser aquel que reúna las condiciones que establece el artículo 8 de la Ley de
1998, esto es, bien el suelo ya transformado por contar, como mínimo, con acceso
rodado, abastecimiento de agua, evacuación de aguas y suministro de energía eléc-
trica, o por estar consolidado por la edificación en la forma y con las características
que establezca la legislación urbanística (letra a) del art. 8), bien los terrenos que en
ejecución del planeamiento hayan sido urbanizados de acuerdo con el mismo (letra
b) del mismo art.).
En el primer inciso se hace referencia a los requisitos exigibles respecto al grado de
urbanización, si bien reiterada Jurisprudencia ha advertido que no es suficiente con-
tar simplemente con cada uno de los cuatro servicios indicados, sino que es necesa-
rio, además, que dichos servicios tengan características adecuadas para servir a la
edificación que sobre ellos exista o se haya de construir en la ejecución del Plan.
Por otra parte, como señala la sentencia del TS de 21 de septiembre de 1987, proba-
blemente una de las mas citadas por los Tribunales en este ámbito dada su claridad
expositiva: "La definición con rango legal del suelo urbano constituye un límite a la
potestad de planeamiento, de suerte que la Administración queda vinculada por una
realidad que ha de reflejar en sus determinaciones clasificatorias". la clasificación de
un suelo como urbano constituye un imperativo legal que no queda al arbitrio del
planificador, sino que debe ser definido en función de la realidad de los hechos, con
alusión, incluso, a la "fuerza normativa de lo fáctico"
CLASIFICACIÓN...
92 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
B. Criterios de clasificación
de Asturias y Galicia, definen lo que sea trama o malla urbana, por lo que se trata de un
concepto jurídico indeterminado. El artículo 113 del Decreto Legislativo 1/2004 de
Asturias considera malla urbana "la urbanización básica constituida por unas vías peri-
metrales y unas redes de suministro de agua y energía eléctrica y de saneamiento de que
pueda servirse el territorio, sin que esté por su situación completamente desligado del
entramado urbanístico existente". El artículo 11.2 de la Ley 9/2002 de Galicia ofrece la
siguiente conceptuación: "A los efectos de la presente Ley se consideran incluidos en la
malla urbana los terrenos de los núcleos de población que dispongan de una urbaniza-
ción básica constituida por unas vías perimetrales y unas redes de servicios de las que
puedan servirse los terrenos y que éstos, por su situación, no estén desligados del entra-
mado urbanístico ya existente".
A nivel doctrinal, siguiendo a ENERIZ OLAECHEA20, puede entenderse por
trama o malla urbana el conjunto de edificaciones, calles y servicios urbanísticos, dota-
dos de una cierta coherencia y homogeneidad.
La jurisprudencia también se ha ocupado de definir o conceptuar la trama urbana.
Así, la Sentencia del Tribunal Supremo de 22 de marzo de 2005 -RJ 3302- reiterando
doctrina anterior manifiesta que:
"En la reciente STS de 23 de diciembre de 2004 hemos reiterado el concepto que de
malla o trama urbana ya se diera en la STS de 7 de junio de 1999: "que el suelo esté
insertado en la malla urbana, es decir, que exista una urbanización básica constituida
por unas vías perimetrales y unas redes de suministro de agua y energía eléctrica y
de saneamiento de que puedan servirse los terrenos y que éstos, por su situación, no
estén completamente desligados del entramado urbanístico ya existente". (....)
En esta misma línea hemos expuesto (SSTS de 3 de febrero y 15 de noviembre de
2003) que "la mera existencia en una parcela de los servicios urbanísticos exigidos
en el artículo 78 LS no es suficiente para su clasificación como suelo urbano si
aquélla no se encuentra enclavada en la malla urbana. Se trata así de evitar el creci-
miento del suelo urbano por la sola circunstancia de su proximidad al que ya lo es,
pero con exoneración a los propietarios de las cargas que impone el proceso de
transformación de los suelos urbanizables. (...)
Y en la STS de 27 de junio de 2003 que "Si no cuenta con esos servicios un terreno
no puede ser clasificado como suelo urbano, pero aun contando con ellos tampoco
si, además, el terreno no se encuentra encuadrado dentro de la malla urbana, ele-
mento que esta Sala pondera constantemente a fin de evitar el crecimiento incontro-
lado del suelo urbano con base en el simple criterio de su proximidad a los servicios
ya establecidos por el esfuerzo urbanizador ajeno."
Vemos, pues, que el criterio de integración en la trama o malla urbana tiene fun-
damental importancia a la hora de dilucidar si un concreto terreno o parcela debe o no
ser clasificado como urbano. Así, la Sentencia del Tribunal Supremo de 14 de diciembre
de 2001 -RJ/2002/1796- hace uso de él para extraer las siguientes consecuencias:
"En la línea ya expuesta, las sentencias de 6 de marzo, 26 de mayo, 21 de julio, y 18
de diciembre de 1997 y 13 de mayo de 1998 insisten en la necesidad tanto de que
los terrenos se encuentren insertos en la malla urbana como en la de que cuenten
con los servicios apropiados. No es suficiente, se ha dicho, que ocasionalmente ten-
gan los servicios urbanísticos a pie de parcela, porque pasen por allí casualmente,
sino que deben estar dotados de ellos porque la acción urbanizadora haya llegado al
lugar de que se trate. La sentencia de 4 de febrero de 1999 declara, así, que no es
suficiente que el terreno tenga los servicios urbanísticos cuando el mismo no se
encuentra en la malla urbana y la de 1 de junio de 2000 precisa que el suelo urbano
sólo llega hasta donde lo hagan los servicios urbanísticos que se han realizado para
20. Régimen urbanístico del suelo, en el libro colectivo Derecho Urbanístico de Navarra, Gobierno de
Navarra, 2004, pág. 323.
CLASIFICACIÓN...
94 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
la atención de una zona urbanizada, y ni un metro más allá. No cabe clasificar como
urbano un terreno que linda con urbanizaciones consolidadas pero que está separado
de ellas por la voluntad del Municipio de mantener el suelo urbano en el límite de
las urbanizaciones existentes. Dicho en otros términos: el suelo urbano no puede
expandirse necesariamente como si fuera una mancha de aceite mediante el simple
juego de la colindancia de los terrenos con zonas urbanizadas, como advierte la sen-
tencia de 12 de noviembre de 1999 a propósito de un caso de suelo no urbanizable.
Y todo ello porque, como ya apuntó en similar sentido la sentencia de 3 de abril de
1996, en algún punto del terreno ha de estar el límite entre el suelo urbano y el no
urbanizable cuando el planificador, usando su potestad, ha previsto el crecimiento
urbano en otro lugar y no quiere interponer entre los dos un suelo urbanizable."
Pues bien, con base en esta construcción jurisprudencial algunas leyes autonómi-
cas hacen importantes puntualizaciones al respecto.
Cataluña establece que "el simple hecho de que el terreno confronte con carrete-
ras y vías de conexión interlocal y con vías que delimiten el suelo urbano no comporta
que el terreno tenga la condición de suelo urbano".
Asturias y La Rioja, disponen que "los servicios construidos en ejecución de un
sector o unidad de actuación, las vías perimetrales de los núcleos urbanos, las vías de
comunicación entre núcleos y las carreteras no servirán de soporte para la clasificación
como urbanos de los terrenos adyacentes".
Galicia dispone por su parte que "los servicios construidos para la conexión de
un sector de suelo urbanizable, las vías perimetrales de los núcleos urbanos, las vías de
comunicación entre núcleos, las carreteras y las vías de la concentración parcelaria no
servirán de soporte para la clasificación como urbanos de los terrenos adyacentes,
salvo cuando estén integrados en la malla urbana".
b) Disponer de urbanización idónea
Todas las leyes autonómicas exigen que los terrenos cuenten con una urbaniza-
ción integrada en la malla urbana formada por los cuatro servicios urbanísticos mínimos,
esto es, acceso rodado, abastecimiento de agua, evacuación de aguas y suministro de
energía eléctrica, de manera que los terrenos tengan ya la consideración de solar o pue-
dan alcanzar esta condición con la realización de meras obras accesorias de complemen-
tación de la urbanización, y que tales dotaciones proporcionen los correspondiente servi-
cios.
Pero, además, exigen que estos servicios tengan características adecuadas para
servir la edificación existente o la prevista. Cuestión distinta es que siendo idónea para
la edificación existente, no lo sea para la prevista por el planeamiento en la medida en
que éste disponga operaciones de remodelación, renovación o reforma interior y, en con-
secuencia, se requiera, no meras obras accesorias, sino una completa reurbanización de
los terrenos mediante actuaciones sistemáticas. Ello no impide su clasificación como
urbano. En algunas legislaciones urbanísticas ya derogadas pasaban a tener la condición
de urbanizables, pero actualmente se clasifican como urbanos.
De todos modos, esta no es una regla absoluta pues también se clasifica como
suelo urbano el consolidado por la edificación que carece de alguno de esos servicios
mínimos o que, en cualquier caso, tiene una urbanización muy deficitaria. Es decir, la
ratio para su clasificación no es la presencia de los servicios mínimos sino la edificación
en un determinado porcentaje.
c) Consolidado por la edificación
La mayoría de las leyes autonómicas exigen la clasificación como suelo urbano
de las áreas que estén edificadas al menos en dos de las terceras partes de los espacios
aptos para ella.
ESTUDIOS 95
2. Categorización
A. Categorías comunes
Las dos categorías ordinarias de suelo urbano previstas en todas las Comunidades
Autónomas son las de suelo urbano consolidado y suelo urbano no consolidado. Anali-
zados en abstracto, el suelo urbano consolidado se caracteriza por formar parte de la
trama urbana, contar con una urbanización completa o necesitada sólo de pequeñas
obras accesorias y no reclamar acciones urbanizadoras de reforma. El suelo urbano no
consolidado se caracteriza por formar parte de la trama urbana, estar dotado de los servi-
cios urbanísticos básicos o estar comprendido en espacios consolidados por la edifica-
ción, y, aún teniendo completos todos los servicios, necesitar de actuaciones urbanísticas
importantes de reforma o renovación, que se ejecutarán sistemáticamente mediante uni-
dades de ejecución con equidistribución de cargas y beneficios.
Todas las Comunidades Autónomas se atienen bastante fielmente a los referidos
criterios materiales. Categorizan como suelo urbano consolidado los terrenos que estén
urbanizados y tengan la condición de solares o a punto de alcanzar esa condición y,
además, mantengan la urbanización preexistente. Canarias especifica que han de contar
con los servicios de acceso rodado, abastecimiento de agua, evacuación de aguas resi-
duales, suministro de energía eléctrica, en condiciones de plenos servicio, más pavimen-
tación de calzada, encintado de aceras y alumbrado público. Categorizan como suelo
urbano no consolidado los terrenos que requieran modificación de la urbanización
mediante unidades de ejecución. En general, integran en esta categoría los terrenos con-
solidados por la edificación pero con urbanizaciones deficitarias; aquellos en los que sea
necesarios procesos de urbanización, reforma interior, renovación, etc., con distribución
de cargas y beneficios; y en los que el planeamiento prevea una ordenación sustancial-
mente diferente.
No obstante, veremos seguidamente cómo algunas no se acomodan plenamente a
esta abstracta o, en mi criterio, ideal diferenciación, e incorporan singularidades que las
diferencian.
Algunas Comunidades Autónomas también categorizan como suelo urbano no
consolidado los solares en los que el aprovechamiento urbanístico atribuido por el pla-
neamiento supera el preexistente, esto es, cuando el plan otorga una edificabilidad pon-
derada superior a la previa existente (Pais Vasco, por ejemplo). Se trata de cumplir el
principio de equitativo reparto de cargas y beneficios, de manera que si el planeamien-
to, la acción pública, otorga un aprovechamiento superior al preexistente, lo que genera
una plusvalía, el titular del terreno deberá asumir, simétricamente, las cesiones de suelo
dotacional necesarias, o su equivalente en dinero, para satisfacer las demandas sociales
que la mayor edificabilidad o densidad generan, reajustando así el equilibrio entre usos
lucrativos y dotacionales. Es lo que se denomina "actuaciones de dotación".
Murcia no basa la diferencia entre suelo urbano consolidado y no consolidado,
como las demás, en razón del grado de urbanización de los terrenos o de la necesidad o
no de hacer remodelaciones, reformas interiores, o procesos de renovación, sino exclusi-
CLASIFICACIÓN...
96 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
21. Artículo 63.3 del Decreto Legislativo 1/2005, de 10 de junio, por el que se aprueba el Texto Refun-
dido de la Ley del Suelo de la Región de Murcia.
22. Artículo 9 de la Ley 10/1998, de 2 de julio, de Ordenación del Territorio y Urbanismo.
23. Artículo 55.2 de la Ley 7/2002, de 17 de diciembre, de Ordenación Urbanística.
24. Artículo 14.1.4, letras b) y c) de la Ley 15/2001, de 14 de diciembre, del Suelo y Ordenación Terri-
torial.
ESTUDIOS 97
áreas de nueva urbanización adyacente al suelo urbano y sin entidad suficiente para con-
figurar un sector de planeamiento parcial.
Así pues, puede observarse que los criterios de categorización no son totalmente
homogéneos, encerrando en algunos casos importantes diferencias:
- Mientras en Murcia, La Rioja y Valencia los terrenos sometidos a procesos inte-
grales de reforma interior pueden categorizarse como suelo urbano consolidado (en
Valencia excepcionalmente) y, sin embargo, son gestionados mediante Unidades de
Actuación, en las demás Comunidades Autónomas con, a mi juicio, una mayor coheren-
cia, se categorizan necesariamente como no consolidados por cuanto serán objeto de una
profunda actuación urbanística sistemática con reurbanización y equidistribución.
- Andalucía, País Vasco, Castilla-La Mancha y Extremadura categorizan como
suelo urbano no consolidado los terrenos que el planeamiento les atribuya un aprovecha-
miento objetivo superior al que corresponde a la edificabilidad preexistente. En Anda-
lucía y Castilla-La Mancha el suelo urbano no consolidado puede no estar incluido en
Unidades de Actuación y, por tanto, gestionarse asistemáticamente. Se trataría de los
"solares" a los que el planeamiento les atribuya un aprovechamiento objetivo superior.
En Extremadura, la gestión de estos "solares" se hará mediante Unidades de Actuación
discontínuas.
- Mientras en Aragón un suelo urbano consolidado por la edificación que cuente
con los servicios básicos (parece, pues, que no importa que sean totalmente insuficientes
para prestar el servicio necesario) es suelo urbano consolidado, en las demás será suelo
urbano no consolidado precisamente por no contar con una urbanización suficiente y
adecuada.
- En Aragón y La Rioja, en lugar de la realidad física existente, lo que prima y es
determinante son las previsiones de reforma que el planeamiento hace respecto del suelo
urbano, pues cualquier terreno que no esté remitido a un proceso integral de urbaniza-
ción y/o edificación es suelo urbano consolidado, ello al parecer con independencia del
mayor o menor grado de urbanización.
- Valencia considera suelo urbano no consolidado, entre otros, las áreas que el
plan disponga de nueva urbanización adyacente al suelo urbano y sin entidad suficiente
para configurar un sector de planeamiento parcial, por lo que parece que unos terrenos
que inicialmente deberían clasificarse como urbanizables, pueden clasificarse como
urbanos no consolidados.
A la vista de este panorama legislativo, a modo de conclusión o recapitulación,
siguiendo las consideraciones hechas por la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia
de Valencia de 23 de enero de 2004 -JUR 169115-, cabe significar que en la categoriza-
ción del suelo urbano consolidado o no consolidado cuenta la realidad física existente,
pero, además, su conceptuación como tal también implica un juicio del planificador
sobre la consolidación, "juicio este que tiene su regla-guía en el modelo asumido por
cada ordenación urbanística pues lo contrario supondría limitarse al mantenimiento de
un determinado statu-quo (contrario a la evolución urbana). En tal sentido el juicio de
consolidación no es, pues, retrospectivo y reglado desde la realidad física dada; es más
bien prospectivo, si bien a partir y sobre dicha realidad." Lo que significa que la catego-
rización puede operar, en su caso, a pesar y en contra de la realidad física, esto es, cuan-
do la reurbanización es necesaria al modelo asumido, cuando a las parcelas se les atribu-
ye un aprovechamiento objetivo superior al existente, etc. Entonces, a pesar de la
realidad física se categorizazán como suelo urbano no consolidado.
CLASIFICACIÓN...
98 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
- Suelo de interés cultural, por contar con elementos del patrimonio arquitectóni-
co o etnográfico, formen o no conjuntos y estén o no declarados de interés cultural.
- Suelo de renovación o rehabilitación urbana, por quedar sujeto a operaciones
que impliquen su transformación integrada.
C. Otras categorías
3. Calificación
A. Zonas
B. Usos
25. Artículo 51.2 del Decreto Legislativo 1/2000, de 8 de mayo, que aprueba el Texto Refundido de las
Leyes de Ordenación del Territorio y de Espacios Naturales de Canarias.
26. Artículo 63 del Decreto Legislativo 1/2005, de 10 de junio, por el que se aprueba el Texto Refundi-
do de la Ley del Suelo de la Región de Murcia.
27. GONZALEZ BERENGUER, Teoría y práctica del planeamiento urbanístico, INAP, 1969, pág. 93,
define las zonas como las porciones del conjunto de suelo sujetas a un régimen y destinación homogéneos.
28. Así, el Real Decreto 1020/1993, de 25 junio. También suele hacerlo la normativa autonómica res-
pectiva. Ejemplo: Decreto Foral 216/1984, de 10 de octubre.
ESTUDIOS 99
CLASIFICACIÓN...
100 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
Terciario de garajes.
Terciario en instalaciones singulares.
Institucional
Equipamiento comunitario:
Equipamiento comunitario universitario.
Equipamiento comunitario docente.
Equipamiento comunitario deportivo.
Equipamiento comunitario múltiple.
Equipamiento comunitario cementerio.
Espacios libres:
Espacios libres: plazas, jardines y zonas verdes.
Espacios libres: parques urbanos.
Sistemas generales.
Etc.
1. Clasificación
29. Pueden ser de los siguientes tipos: inundación, erosión, hundimiento, desprendimientos, contamina-
ción, etc., o cualquier otro tipo de perturbación de la seguridad y salud públicas o del medio ambiente.
ESTUDIOS 101
Las leyes urbanísticas autonómicas, prácticamente sin excepción, acogen los dos
primeros criterios de clasificación, esto es, el de suelo no urbanizable de especial protec-
ción y el de preservación, y lo hacen con redacciones idénticas o bastante similares a las
de la LRSV. Puede decirse, pues, que respecto a estos dos criterios hay una homogenei-
dad bastante notable en la legislación autonómica comparada.
Por el contrario, donde se aprecian mayores diferencias con respecto a la estatal
es en la regulación del tercer criterio, es decir, el de inadecuación para el desarrollo
urbano.
De un lado, sorprendentemente, Madrid, Asturias y Galicia, no lo incorporan.
Dicho de otra forma, no prevén la existencia de suelo no urbanizable ordinario o común.
En consecuencia, puede afirmarse que los criterios de clasificación del suelo no urbani-
zable son enteramente objetivados, no otorgándole al planificador prácticamente ámbito
alguno de discrecionalidad o de libre elección de un modelo.
De otro, el resto de Comunidades Autónomas acogen abiertamente este tercer cri-
terio, con las expresiones: "inadecuados para el desarrollo urbano" (Canarias, País
Vasco,Valencia, Aragón); "suelos excluidos por la estrategia territorial" (La Rioja y
Baleares); "incompatible con el modelo urbanístico y territorial adoptado" (Cantabria);
"innecesario para el desarrollo urbanístico racional de acuerdo con el modelo territorial
adoptado (Extremadura), "de innecesaria incorporación inmediata en función del mode-
lo de desarrollo" (Castilla-La Mancha), "ser improcedente su transformación teniendo
en cuenta razones de sostenibilidad, racionalidad y las condiciones estructurales de los
municipios" (Andalucía), "de acuerdo con el modelo de desarrollo urbanístico sosteni-
ble" (Cataluña), "inadecuados para la urbanización conforme a los criterios de la ley y
reglamentos" (Castilla y León), "inadecuados por imperativo del principio de utilización
30. Recuérdese que para evitar la amplia interpretación que los legisladores autonómicos hicieron del
criterio de "inadecuación para el desarrollo urbano" se suprimió de un plumazo mediante el Real Decreto-
Ley 4/2000, de 23 de junio, pero cómo el Tribunal Constitucional en su Sentencia 164/2001 basó la consti-
tucionalidad del artículo 9 precisamente en este tercer criterio, lo que obligó al legislador estatal a reponer-
lo en la última reforma operada por la Ley 10/2003, de 20 de mayo.
31. Urbanismo sostenible, clasificación del suelo y criterios indemnizatorios: estado de la cuestión y
algunas propuestas, RDU, núm. 200, 2003, pág. 165.
CLASIFICACIÓN...
102 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
2. Categorización
CLASIFICACIÓN...
104 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
Todas las Comunidades Autónomas recogen las dos grandes categorías estableci-
das por la legislación básica: suelo no urbanizable de protección y suelo no urbanizable
de preservación. Algunas, además, añaden a las dos grandes categorías la de suelo no
urbanizable "común". También establecen, en algún caso, subcategorías. Veámoslo.
Murcia define las tres siguientes categorías: a) suelo no urbanizable de protección
específica; b) suelo no urbanizable protegido por el planeamiento; c) suelos inadecua-
dos.
Navarra establece dos categorías: a) suelo no urbanizable de protección; b) suelo
no urbanizable de preservación. Y como subcategorías comunes a cualquiera de las dos
anteriores: -suelo de valor paisajístico; -suelo de valor ambiental; -suelo de valor para su
explotación natural; -suelo de valor cultural; -suelo de salvaguarda del modelo de desa-
rrollo; -suelo de preservación de riesgos; -suelo destinado a infraestructuras; -suelo des-
tinado para actividades especiales.
Valencia define dos categorías: a) suelo no urbanizable protegido, b) suelo no
urbanizable común.
Castilla-La Mancha establece dos categorías: a) suelo rústico no urbanizable de
especial protección; b) suelo rústico de reserva. Dentro del suelo rústico no urbanizable
de especial protección distingue las siguientes subcategorías: -de protección ambiental; -
de protección estructural; -de protección de infraestructuras y equipamientos.
Extremadura no hace una expresa categorización del suelo no urbanizable, pero
de su artículo 11 se infieren estas tres categorías: a) de protección; b) de preservación; c)
inadecuados. Dentro de la categoría de protección sí establece expresamente las siguien-
tes subcategorías: -de protección ambiental, natural, paisajística, cultural o de entorno; -
de protección estructural; -de protección de infraestructuras y equipamientos.
Cantabria establece dos categorías: a) suelo rústico de especial protección, b)
suelo rústico de protección ordinaria.
La Rioja y Aragón prevén las dos siguientes categorías: a) suelo no urbanizable
genérico; b) suelo no urbanizable especial.
32. Artículo 55 del Decreto Legislativo 1/2000, de 8 de mayo, que aprueba el Texto Refundido de las
Leyes de Ordenación del Territorio y de Espacios Naturales de Canarias.
33. Ley 8/2003, de 25 de noviembre, de medidas urgentes de Ordenación Territorial y Urbanismo.
ESTUDIOS 105
C. Consideraciones generales
34. Artículo 122 del Decreto Legislativo 1/2004, de 22 de abril, por el que se aprueba el Texto Refundi-
do de las disposiciones legales sobre Ordenación del Territorio y Urbanismo.
35. Artículo 46.2 de la Ley 7/2002, de 17 de diciembre, de Ordenación Urbanística.
36.Artículo 16 de la Ley 5/1999, de 8 de abril, de urbanismo, modificada por la Ley 10/2002, de 10 de
julio.
37. Artículo 32 de la Ley 9/2002, de 30 de diciembre, de Ordenación Urbanística y Protección del
Medio Rural .
38. Artículo 1 de la Ley 5/1998, de 6 de marzo, de medidas urgentes en materia de régimen del suelo y
ordenación urbana.
39. Régimen urbanístico del suelo no urbanizable, en el libro colectivo Derecho Urbanístico de Nava-
rra, Gobierno de Navarra, 2004, págs. 367 y ss.
CLASIFICACIÓN...
106 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
De todos modos, haciendo abstracción de que esta suelo sea pilar del desarrollo
sostenible, el tratamiento positivo que se aprecia en la nueva legislación se fundamenta
también en la misma naturaleza de este espacio físico, cuya preservación se encuentra
estrechamente vinculada con la protección del medio ambiente. Es particularmente res-
trictivo en cuanto a la implantación de actividades cuasiurbanas y bastante exhaustivo en
la determinación de los usos propiamente rurales que podrán hacerse en este suelo.
3. Calificación
Con carácter general dispone el artículo 20.1 de la LRSV que los propietarios del
suelo no urbanizable tienen derecho a usar, disfrutar y disponer de su suelo de conformi-
dad con la naturaleza de los terrenos, debiendo destinarlo a fines agrícolas, forestales,
ganaderos, cinegéticos u otros vinculados a la utilización racional de los recursos natura-
les, y dentro de los límites que, en cada caso, establezcan las leyes o el planeamiento.
Pues bien, la legislación urbanística generalmente hace descansar la calificación
de los suelos no urbanizables sobre las tres clases de usos siguientes.
A. Permitidos o autorizados, que son los usos que por su función rural son com-
patibles con los objetivos de protección y preservación del suelo no urbanizable y garan-
tizan la no alteración de los valores del suelo de que se trate.
B. Autorizables, que son aquellos usos que por su propia naturaleza, en determi-
nadas condiciones, pueden ser compatibles con los objetivos de protección y preserva-
ción, y autorizados en esas determinadas condiciones se garantiza la no alteración de los
valores naturales del suelo.
C. Prohibidos, que son los usos que por su propia naturaleza son incompatibles
con los objetivos de protección o preservación de cada categoría de suelo no urbanizable.
En los usos permitidos y autorizables pueden diferenciarse40:
a) Usos rurales. Dentro del uso rural cabe distinguir: -la explotación agropecuaria
o forestal del suelo, que será el uso ordinario por excelencia; -la construcción de edifi-
caciones vinculadas a la explotación agropecuaria.
b) Usos cuasi-urbanísticos. En estos usos no propiamente rústicos es posible dis-
tinguir: -construcciones e instalaciones de interés social o utilidad pública que hayan de
emplazarse en el medio rural41; Infraestucturas y dotaciones públicas; -vivienda unifami-
liar aislada que no forme núcleo de población, a autorizar sólo en el suelo no urbanizable
de preservación o común; -núcleos rurales típicos (Canarias, Galicia, País Vasco, etc.).
V. SUELO URBANIZABLE
1. Clasificación
Dispone el artículo 10 de la LRSV que "El suelo que, a los efectos de esta Ley, no
tenga la condición de urbano o de no urbanizable, tendrá la consideración de suelo
urbanizable." En esta determinación legal subyace uno de los cambios más profundos
40. Véase en este sentido GUTIÉRREZ COLIMINA, El régimen de aprovechamiento urbanístico del
suelo no urbanizable, en el libro colectivo Manual de Urbanismo, INAP, 2001, págs. 253 y ss.
41. La jurisprudencia viene entendiendo que la utilidad pública o el interés social no requieren una
declaración expresa al estilo de la que se requiere en la legislación de expropiación forzosa, sino que se tra-
tad de un concepto jurídico indeterminado cuya concurrencia ha de apreciar la Administración en cada caso
(por toda, STS de 25 de junio de 1996 -RJ 5487-).
ESTUDIOS 107
pretendidos por el legislador de 1998, esto es, la inversión de la regla tradicional que
hacía del suelo no urbanizable el residual, de manera que ahora el urbanizable pasa a ser
el suelo residual, el suelo que no necesita ser delimitado o dibujado expresamente en el
planeamiento, ello, como es bien conocido, con el objetivo de conseguir incrementar
notablemente la oferta o disponibilidad de suelo urbanizable.
Empero, este novedoso criterio de clasificación del suelo urbanizable supone una
profunda ruptura de la lógica secuencia seguida desde siempre en el proceso para la for-
mulación del planeamiento, conforme a la que, en primer lugar, se identificaba el suelo
que reunía las condiciones físicas para ser clasificado como urbano; seguidamente se
constataba e identificaba el suelo que por sus características era merecedor de una pro-
tección o preservación para clasificarlo como no urbanizable; a continuación, en función
de los estudios sociales, demográficos y económicos que se incorporaban al planeamien-
to, se decidía el suelo preciso para el desarrollo y expansión de la ciudad en los dos pró-
ximos cuatrienios con su ubicación más adecuada en relación con la trama urbana exis-
tente, infraestructuras, etc.; y, finalmente, por exclusión (criterio residual), se clasificaba
el resto de suelo como no urbanizable común42. Este proceso secuencial, no cabe duda,
es hoy el adecuado en el contexto del desarrollo sostenible y de utilización racional de
los recursos naturales en que se sitúan la mayoría de las legislaciones urbanísticas
autonómicas, contexto que realmente obliga a justificar y dibujar el suelo urbanizable.
Pues bien, los legisladores autonómicos, conscientes de esta realidad, como vere-
mos seguidamente, no se acomodan totalmente al criterio residual establecido por el
legislador básico estatal, sino que tal criterio lo intentan compaginar o armonizar con
otros, como el de crecimiento razonable previsible, el de la inserción de los nuevos desa-
rrollos urbanísticos en la trama urbana existente, el de utilización racional del suelo en
cuanto recurso limitado, etc., de forma que realmente es difícil tener al suelo urbanizable
como el residual. Incluso, alguna legislación autonómica exige que el suelo urbanizable
se cuantifique según criterios racionales y de dibuje expresamente.
42. Véase en este sentido OTAZU AMATRIAIN, comentario al artículo 10, en Comentarios a la Ley
sobre Régimen del Suelo y Valoraciones, Thomson-Aranzadi, segunda edición, 2002, pág. 302.
43. Artículo 52.1 del Decreto Legislativo 1/2000, de 8 de mayo, que aprueba el Texto Refundido de las
Leyes de Ordenación del Territorio y de Espacios Naturales de Canarias.
44. El derecho de propiedad del suelo en el libro colectivo Derecho Urbanístico de Canarias, Instituto
de Estudios Canarios, 2003, pág. 85.
CLASIFICACIÓN...
108 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
2. Categorización
A. Categorías comunes
C. Otras categorías
A las dos categorías comunes, Murcia51 añade otra que la denomina de "suelo
urbanizable especial", prevista para aquellos terrenos específicos, incluidos los de la
huerta tradicional, con peculiares características de asentamientos existentes, con urba-
nización parcial y especial entorno ambiental, y que tendrán un régimen especial para su
protección ambiental52.
Andalucía53, por su parte, establece las tres siguiente categorías de suelo urbaniza-
ble:
a) Suelo urbanizable ordenado, integrado por los terrenos que formen el o los sec-
tores para los que el Plan establezca directamente la ordenación detallada que legitime la
actividad de ejecución, en función de las necesidades y previsiones de desarrollo
urbanístico municipal;
b) Suelo urbanizable sectorizado, integrado por los terrenos suficientes y más idó-
neos para absorber los crecimientos previsibles, de acuerdo con los criterios fijados por
el Plan General de Ordenación Urbanística, el cual delimitará uno o más sectores, y
fijará las condiciones y los requerimientos exigibles para su transformación mediante el
o los pertinentes Planes Parciales de Ordenación.
c) Suelo urbanizable no sectorizado, integrado por los restantes terrenos adscritos
a esta clase de suelo, debiendo tener en cuanta esta categoría las características naturales
49. Cantabria lo denomina residual. Valencia hace referencia a ellos con las expresiones "con progra-
mación" y "sin programación".
50. Artículo 53.3 del Decreto Legislativo 1/2000, de 8 de mayo, por el que se aprueba el Texto Refun-
dido de las Leyes de Ordenación del Territorio y de Espacios Naturales.
51. Artículo 63.4 del Decreto Legislativo 1/2005, de 10 de junio, por el que se aprueba el Texto Refun-
dido de la Ley del Suelo de la Región de Murcia.
52. Artículo 66.2 del Decreto Legislativo 1/2005, de 10 de junio, por el que se aprueba el Texto Refun-
dido de la Ley del Suelo de la Región de Murcia.
53. Artículo 47 de la Ley 7/2002, de 17 de diciembre, de Ordenación Urbanística.
CLASIFICACIÓN...
110 JUAN LUIS BELTRÁN AGUIRRE
y estructurales del municipio, así como la capacidad de integración de los usos del suelo
y las exigencias de su crecimiento racional, proporcionado y sostenible.
3. Calificación
ANEXO LEGISLATIVO
CLASIFICACIÓN...