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que evocan elementos tropicales nada comunes en las tierras inglesas (aunque muy posibles en el
Mediterráneo). Shakespeare, viviendo durante los años en que comienzan los viajes hacia las
Indias Occidentales por parte de los ingleses, y las nociones preconcebidas de los habitantes del
Nuevo Mundo crean el escenario perfecto para algo distinto a lo que muchos autores estaban
acostumbrados. Aparece la noción del hombre que come hombres, el caníbal, mencionado por
Colón durante su primer viaje por las islas de lo que hoy llamamos el Mar Caribe, y es de las
descripciones de estos indígenas de los que surge el Calibán de La Tempestad, una criatura que
no solo representa al hombre incivilizado sino a su conducta servil, cobarde y vengativa en base
perspectiva de dos indígenas del Caribe, el arauaco, siendo más dócil y el caribe, siendo más
fiero e indeseable para los colonizadores) (Fernández 11). Muy posiblemente el espíritu de aire,
Ariel, tenga ciertas características del arauaco en cuanto a ser una criatura servil, pero a
diferencia de Calibán este busca su libertad mediante el cumplimiento de los deseos de Próspero,
el hombre europeo que llega a tierras extrañas y se hace del poder con su conocimiento y artes.
Shakespeare nunca viaje hacia las Indias Occidentales, por lo que su entendimiento
de estos temas provienen de cronistas y figuras que habían escrito sobre las condiciones del
fuentes primarias que utiliza es el ensayo de Montaigne titulado “De los caníbales” que tanto
Fernández como el traductor de mi edición de La Tempestad, Ángel Luis Pujante hacen mención
(Shakespeare 24, 25 y 74). Fernández destaca que Shakespeare conoció al traductor de dicho
ensayo y eran amigos además de conservarse un ejemplar anotado por el mismo Shakespeare
(Fernández 13) lo que aclara su conocimiento más “erudito” en la materia. Fuera de este texto de
Montaigne existe otro elemento que sirvió como inspiración para La Tempestad, este se encuntra
en el libro de Don jordan y Michael Walsh, White Cargo: The Forgotten History of Britains
White Slaves in America. No es mucho lo que se discute en este libro sobre el tema (ya que es un
mencionar la tempestad nos describen como tres veteranos de guerra (Thomas West, Baron de la
Warr, Sir George Somers y Sir Thomas Dale) comienzan una campaña para atraer a personas a
Virginia (en este momento histórico buscan traer a personas con oficios para contrastar la
enorme cantidad de criminales y mendigos que había llevado desterrados a las colonias
británicas) con frases como “earthly Paradise”, “delicious land” y “one of the goodliest countries
under the sun”. Parte la flota y por las Azores se encuentran con un temporal que dispersó la
flota y el ‘Sea Venture’, nave en la que se encontraban los tres veteranos y que es conducidad
por Somers hasta las Bermudas (curiosamente conocidas por los marinos como “the isle of the
devils”, en una de las islas encallan [en Discovery Bay]) y allí sobreviven por cuarenta y dos
hasta que logran construir una embarcación y parte hasta llegar a Virginia. Cuando en Londres se
dio a conocer se catalogó como un milagro, lo que con mucha seguridad llegó a oídos de
el propio Shakespeare era inversionista en estos negocios. (Jordan 58, 59 y 60). Existen
elementos que indudablemente se asemejan con los eventos reales, pero la tempestad que envía
Próspero es el símbolo que más marcado se aprecia, ya que el viaje hacia las Indias Occidentales
siempre llevaba un paso por el Caribe y el Atlántico muchos barcos fueron presa de los
huracanes y tormentas tropicales. No es de extraña que este viaje infernal (y de venganza
producido por Próspero en La Tempestad) cumpla con el ideal de peligro que ronda a lo
desconocido, y durante ese momento lo que hoy llamamos América era considerado un infierno
por muchos.
Bibliografía:
Jordan, Don and Walsh, Michael. White Cargo: The Forgotten History of Britain’s White Slaves
in America. New York; New York University Press, 2007.