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EL PRÍNCIPE DE LOS PINTORES

María García Losada

Peter Paul Rubens (1577-1640) fue un artista enormemente prolífico, se estima que su
producción ronda las mil cuatrocientas pinturas, hoy dispersas por colecciones de todo el
mundo.

Nació en Siegen (Alemania), aunque tras la muerte de su padre, regresaron a Amberes


donde vivió y se formó como pintor hasta los 21 años con la influencia de maestros como
Tobias Verhaercht, Adam van Noort y Otto van Veen.1 Al igual que otros muchos artistas,
peregrinó a Italia en el 1600 para completar su formación estudiando obras de la
Antigüedad y de los grandes maestros del Renacimiento. Mientras estuvo al servicio del
duque de Mantua, viajó por distintas ciudades y países, por lo que pudo apreciar obras
como la de Rafael y Miguel Ángel, y además en Roma, aprovechó para conocer a Carracci
y Caravaggio, quienes estaban sentando las bases de la pintura barroca.2 Por el
fallecimiento de su madre, Rubens regresó a Amberes y una vez allí, se dedicó a devolver
a las iglesias de la ciudad el antiguo resplandor con numerosos cuadros de altar que siguen
presentes. El regidor y burgomaestre Rockox le proporción algunos de sus primeros
encargos como la Adoración de los Magos (1609, Madrid, Museo del Prado) y un
Descendimiento de la Cruz (1614, Amberes, catedral de Nuestra Señora) para una capilla
de la Catedral.3 Se dice que las obras de estos primeros años estaban impregnadas de una
vitalidad y energía exuberantes. Se dirigían al espectador de una manera tan imperativa
que conseguían un éxito inmediato. Su taller atrajo a jóvenes venidos de todo el mundo y
su arte se integró en un movimiento que expresaba las aspiraciones y proyectos comunes
a todos sus compatriotas flamencos.4 Es en este momento, en 1609, cuando La Adoración
decoró la Statenkammer de la ciudad, donde se celebraron las negociaciones de la Tregua
de los Doce Años.

Se trata de una obra de grandes dimensiones (355,5 x 493 cm), aunque en un primer
momento era más reducida, realizada en óleo sobre lienzo. La elección del tema hacía
referencia a las necesidades económicas de la ciudad: los presentes que portan los Reyes
representan los productos de los que vivía Amberes, un comercio que se había visto
afectado por guerras y bloqueos, pero que se esperaba recuperar con la firma del tratado.5

1
Cf. MORÁN, M., Peter Paul Rubens, Historia 16, Madrid, 1993, p.12.
2
Vid. Revista Arte, pp. 22-33.
3
Vid. MORÁN, M., ob. cit., pp. 32-36.
4
Vid. CALOSSE, JP. A., Rubens, Parkstone International, 2011, p. 24.
5
Vid. VERGARA, A., Enciclopedia La Adoración de los Magos (Rubens), Museo Nacional del Prado.
https://www.museodelprado.es/recurso/adoracion-de-los-magos-la-rubens/40343c05-26ea-4306-8a20-
ab4019ac0370
EL PRÍNCIPE DE LOS PINTORES
María García Losada

La escena se sitúa en el exterior, con una referencia al pesebre en la parte izquierda,


transformado en una arquitectura clásica. Muestra el momento en el que los tres reyes,
acompañados por un gran sequito, presentan sus regalos al niño Jesús. Este, bajo la atenta
mirada de su madre, juguetea con el incienso que le trae Gaspar. Los ostentosos ropajes
con capas bordadas y coloridas, con adornos de piedras preciosas y joyas muestran el lujo
de este cortejo.

La escena tiene lugar de noche, pero podemos hablar de una variedad de fuentes
luminosas como el fulgor que irradia el propio niño Jesús, el brillo de las antorchas o la
luz de la luna que enciende ligeramente el cielo.6 La disposición de la multitud de
personajes aporta grandeza a la obra pues permite tratar una diagonal desde la esquina
superior derecha que confluye en la figura del niño, siendo el punto central de la obra.7
Además, se aprecia el movimiento y el dinamismo en cada uno de los personajes, gracias
a la influencia de Carracci y sus murales en el palacio Farnesio. Sus esfuerzos por revivir
la objetividad del renacimiento, su armonía de visión artística y por prestar mayor
atención al modelo vivo después de los “excesos” del enfoque manierista marcaron a
Rubens.8

El fondo recuerda a los pequeños paisajes de Elsheimer, que rebosaban de emoción lírica
y que permanecieron en la memoria de Rubens durante mucho tiempo.9 Esto concurría
con él colorido y la sensualidad de la pintura veneciana y las evoluciones de la escultura
clásica, aquí el Atlas Farnesio en lugar de pesado globo celeste carga una especie de
cofre.10 Las influencias en la figura de porteadores del primer plano son claras, recuerdan
a las figuras vigorosas y fuertes de Miguel Ángel y a las de Caravaggio.11 Caravaggio
significó mucho para Rubens porque además, acabó con el carácter abstracto de la pintura
religiosa al tratar imágenes convencionales y las escenas de la doctrina eclesiástica como
acontecimientos terrenales, que tienen lugar entre los seres vivos con verdaderas
preocupaciones humanas.12 Si atendemos a la esquina superior derecha, los dos criados

6
Vid. MORÁN, M., ob. cit., p. 37.
7
VERGARA, A., Enciclopedia La Adoración de los Magos (Rubens), Museo Nacional del Prado.
https://www.museodelprado.es/recurso/adoracion-de-los-magos-la-rubens/40343c05-26ea-4306-8a20-
ab4019ac0370.
8
Vid. CHARLES, V., Peter Paul Rubens, Parkstone International, 2011, p 12.
9
charles
10
Vid. MORÁN, M., ob. cit., p. 37.
11
Ficha de la obra de la colección, Museo del Prado. https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-
de-arte/la-adoracion-de-los-magos/b6440da1-0c0c-4ead-84b7-f5a017e2fd17
12
Vid. CHARLES, V., Peter Paul Rubens, Parkstone International, 2011, p 12.
EL PRÍNCIPE DE LOS PINTORES
María García Losada

que tratan de sujetarse uno al otro se recuerdan al Incendio del Borgo de las estancias
vaticanas pintadas por Rafael.

Durante su estancia en España sobre 1628, el pintor añadió un gran trozo de tela a la parte
superior del cuadro, donde pintó los dos ángeles y el cielo nocturno, todo esto con un
trazo mucho más rápido y esbozado que le original. Desaparecen algunos pajes africanos,
cambia el color de los ropajes de la virgen, su retrato de perfil y gana presencia gracias a
la columna que añade tras ella. También amplió el cuadro por la parte derecha, añadiendo
un hermoso caballo junto a su paje, que se inspiran en una Adoración de Tiziano y en la
parte superior una figura montada sobre un caballo blanco, que mira hacia atrás, hacia el
centro de la escena.13 Este es un autorretrato del propio Rubens que se representa con una
cadena de oro, elemento que se recibía como regalo de príncipes y con una espada al
cinto, también un elemento de uso restringido, por lo que se retrata de manera
distinguida.14 Forma parte de este simbolismo el asno que da la espalda con los ojos
tapados, el cual representa la estupidez, la pereza o la testarudez, es decir, a quienes no
reconocen en el Niño una encarnación de Dios. Muchos de estos elementos se puede
considerar un mensaje contrarreformista, como, por ejemplo, la paja que pinta bajo el
pesebre y que simboliza el sacramento de la eucaristía, cuya validez negaban los
protestantes.15

La obra llegó a España con Felipe III y se encuentra actualmente en el Museo Nacional
del Prado. Es considerada una de las mayores creaciones del artista belga, también
conocido por cuadros como Los cuatro filósofos (1611, Florencia, Palazzo Pitti), Jardín
de amor (1633, Madrid, Museo del Prado) o El juicio de París (1638, Madrid, Museo del
Prado)

13
VERGARA, A., Enciclopedia La Adoración de los Magos (Rubens), Museo Nacional del Prado.
https://www.museodelprado.es/recurso/adoracion-de-los-magos-la-rubens/40343c05-26ea-4306-8a20-
ab4019ac0370.
14
En el canal verificado de YouTube del Museo Nacional del Prado, Alejandro Vergara, Jefe de
Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte, comenta la obra Adoración de los magos de
Rubens (1609). https://www.youtube.com/watch?v=aZmcx-hIcpc
15
VERGARA, A., Enciclopedia La Adoración de los Magos (Rubens), Museo Nacional del Prado.
https://www.museodelprado.es/recurso/adoracion-de-los-magos-la-rubens/40343c05-26ea-4306-8a20-
ab4019ac0370.

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